Capítulo 19: Decisiones


—Panchito —lo llamó José —. ¿Estás bien?

—No. Donald está afuera y nos necesita.

José se sentó a su lado y le brindó un lugar a Panchito sobre su regazo. Él también estaba preocupado por Donald y también se negaba a creer que su amigo pudiera ser el enemigo.

—Bajemos a desayunar —sugirió mientras que acariciaba las plumas de su cabeza —, luego podremos seguir buscando a nuestro Donaldo.

Panchito obedeció. No tenía hambre, pero sabía que José no lo dejaría ir a ninguna parte con el estómago vacío.

—¡Suban todos a bordo! —gritó Scrooge.

Huey, Dewey, Louie, Webby, Violet y Lena obedecieron de inmediato. Todos ellos se veían ansiosos por una nueva aventura.

—¿Alguna pista de Donald?

Della negó.

—Tío Scrooge dijo que no tenía sentido buscar a Donald y estoy de acuerdo con él.

—Se podría decir que sabemos dónde está —agregó Gladstone.

Fethry permaneció callado.

Panchito no estaba de acuerdo con detener la búsqueda de Donald, al contrario, creía que era el momento de refozarla. El mexicano estaba convencido de que todo lo que necesitaban hacer era hablar con Donald y lo harían entrar en razón, pero los demás opinaban diferente y encontraba eso molesto.

—No podemos rendirnos. Él nos necesita.

—Donald ya escogió su camino y yo también lo hice —le dijo Della —, la familia es lo más importante y haré lo que sea necesario para proteger a mis hijos.

—Para hablar tanto de la familia, se rinden muy fácilmente.

Los tres primos se mostraron notablemente incómodos e incluso avergonzados, pero eso no hizo que el enojo que Panchito sentía disminuyera y mucho menos que se sintiera culpableñ. Recordaba que los niños habían hablado con mucha insistencia acerca de porque la familia era la aventura más grande el día en que quisieron retomar la banda y como Scrooge usó eso como argumento para negarse a financiar dicho proyecto. En ese entonces Panchito se había sentido culpable por intentar acaparar a Donald, ahora sentía todas esas palabras como frases vacías.

—Nosotros seguiremos buscando a Donald.

Panchito y José sabían que Donald y Arianna eran parte de FOWL y que se hacían llamar Cold Shadow y Red Primerose respectivamente, pero eso era todo lo que sabían y no era poco para lo que les servía. Necesitaban encontrar el escondite de FOWL y rescatarlos, incluso si para ello debían ir en contra de la voluntad de ambos.

—¿Crees que podamos confiar en Arianna?

—Definitivamente, nadie con un rostro tan bello podría ser malvado.

Panchito se sintió molesto ante esa respuesta. Consideraba que un asunto serio, debía tratarse con seriedad.

—Además Donald confía en ella y dudo que se enamorara de alguien que lastimara a su familia.

Panchito se sintió culpable por haber dudado de José. Recordó el tiempo que pasaron juntos, fue corto, pero Arianna parecía ser una buena persona y su amistad con Donald le pareció sincera.

—¿Recuerdas la fogata?

Panchito asintió.

—Fue divertido, hasta que todo salió de control.

—René me dijo que ella fue de mucha ayuda con el grupo.

—Además sabe el segundo nombre de Donald.

—Deberíamos hablar con Abel, sospecho que sabe más de lo que dice.

Josephine fue quien contestó la llamada. Panchito y José prefiero hablar con ella personalmente. No querían contarle sobre el paradero de Arianna, pero tampoco querían preocuparla. Arianna era su hija y era evidente lo mucho que le preocupaba.

—Estaré allí está noche.

La llegada de Scrooge y los niños rompió con el silencio en la mansión. Los cinco vestían una armadura y Scrooge llevaba la legendaria espada de Swantantine. Todos ellos se veían tan felices y orgullosos.

—¡Eso hay que celebrarlo! Cuentenme todo, con lujo de detalles.

—¡Fue asombroso! ¡Dewey y yo peleamos contra Gandra Dee! ¡Ella nos lanzó una cosa que nos cegó temporalmente, pero gracias al trabajo en equipo pudimos derrotarla y conseguir la pieza faltante!

—Violet me impresionó con su tolerancia al picante, Rockerduck no tuvo oportunidad contra nosotros.

—Casi siento pena por SteelBeak, es obvio que no se esperaba tener que lidiar con el infame temperamento McDuck.

Panchito escuchó atentamente esa conversación, sin llegar a interrumpir en ningún momento pese a lo mucho que deseaba saber de Donald. Sabía que estaría incomodando de mencionar ese nombre y parte de él quería quedarse con la idea de que el que no lo mencionaran era una buena señal.

Huey mostró el diario de Isabella Finch, recuerdo de la última aventura que habían tenido con Donald e hizo unas cuantas anotaciones.

—Nuestro próximo objetivo es la gaita bendita del clan McDuck y los secretos que están bajo la custodia de F.O.W.L.

—Entonces no debemos preocuparnos, el castillo solo es accesible una vez cada cinco años y no ha pasado más de un año desde nuestra última visita.