Capítulo 22: April, May y June


April estaba preocupada, muy preocupada. Ella y sus hermanas habían leído el blog donde se afirmaba que Donald era un espía, la reacción de Daisy había empeorado la situación. Las cuatro partieron a Duckburg de inmediato y se encontraban en las afueras de la mansión McDuck.

—¿Creen que tío Donald esté en problemas... o que él sea el problema?

—Los tiene... o los tendrá, eso es seguro —comentó Daisy notablemente molesta.

April seguía sin creer que Donald fuera un espía. Quería a Donald, tanto que seguía considerandolo su tío pese a que él y Daisy habían terminado. Habría estado feliz de volver a verlo, en unas circunstancias más agradables. La puerta se abrió y ellas fueron recibidos por la señora Beakley y ella no se veía nada feliz. April, May y June estaban asustadas, Daisy ni siquiera dudó.

—¿Está Donald Duck? ¡Dígale que Daisy lo busca!

—¡Chicas! —Dewey salió detrás de la señora Beakley, notablemente feliz por volver a ver a su tía y amigas. Había pasado dos años desde la última vez que se habían visto —. ¿Qué las trae por aquí?

—Queremos respuestas.

Dewey sintió un escalofrío al escuchar a Daisy. Sabía lo temperamental que podía llegar a ser y la había visto usar ese mismo tono de voz con su tío antes, varias veces, incluso después de que ambos terminaran y quedaran como amigos.

—¿Daisy? —Della se había acercado en cuanto la escuchó hablar —. ¿Qué haces por aquí?

—¿Estás viva?

April estaba muy sorprendida, pero no fue ella quien hizo esa pregunta. Conocía a los trillizos desde que tenía uso de la memoria y era la primera vez que veía a Della. Para ella era extraño que su tía reaccionara de ese modo y, por más que lo pensaba, no entendía el motivo.

—Regresé de la luna —respondió Della avergonzada.

—Por lo que veo Donald no es el único que me debe respuestas ¿acaso lo irresponsable viene de familia? ¿O es cosa de mellizos?

—¿Qué quieres decir con eso?

—Que merecía una llamada ¿cuántos saben de tu regreso? ¿hiciste algo para cambiar tu estado legal y volver a ser una ciudadana?
Della negó. Era evidente que estaba molesta, pero también avergonzada.

—Tenía cosas más importantes que hacer, como recuperar el tiempo perdido con mis hijos.

—Podías hacer las dos cosas ¿sabes? Típico de Della que no es capaz de asumir las responsabilidades de sus actos.

—No tienes idea de todo lo que tuve que pasar para volver a casa, luche contra monstruos lunares para volver a ver a mis hijos y me he esforzado para ser la madre que merecen.

Daisy interrumpió a Della colocando su mano sobre el rostro de la que había sido una de sus mejores amigas.

—Y no me interesa. Dile a Donald que quiero hablar con él.

April creyó que Daisy había hecho enojar a los miembros de la familia por su forma tan directa de hablar y, aunque no estaba del todo equivocada, también lo era que todos callaron por un motivo diferente.

—No importa, yo iré a buscarlo.

—Donald no está —le dijo Scrooge —, y agradecería que no le hablaras de ese modo a Della —agregó, era evidente que estaba molesto.

Daisy lo ignoró. Pasó de lado e ingresó a la mansión. April, May y June decidieron que preferían hablar con Huey, Dewey y Louie. Ellos eran sus amigos y conocían lo suficiente a Daisy como para saber que cuando tenía algo en mente, nada podía hacerla cambiar de opinión.

—¡Hola, soy Webby! ¡¿Son parte del clan McDuck?! —les preguntó Webby notablemente emocionada.

April, May y June negaron. Un tanto sorprendidas por lo efusivo del comportamiento de la patita con el moño y preguntándose si habían dicho o hecho algo que la hiciera pensar en ello.

—No, ni un poco.

—Somos sobrinas de Daisy.

—Y ella era la novia de Donald por lo que es como un tío para nosotras.

"En realidad es algo más", pensó May. Ellas, al igual que Huey, Dewey y Louie, no crecieron con sus padres. Habían conocido a Donald desde que eran muy pequeñas y el pato se había convertido en lo más cercano a una figura paterna.

April, May y June se sorprendieron cuando Webby les tomó una fotografía y, por unos instantes se quedaron cegadas por el flash de la cámara. Ninguna entendió porqué actuaba de ese modo.

—¡Esto va para mi pizarrón de la familia McDuck! ¿Cómo se llama?

—Somos April, May y June —respondió June mientras restregaba sus ojos en un intento por recuperarse del efecto del flash de la cámara.

Webby salió corriendo de inmediato y se nota que tenía prisa. Las trillizas nunca habían visto a alguien moverse tan rápido o subir las escaleras de ese modo.

—Típico de Webby, pero no se preocupen, ella es increíble.

—Estamos seguros de que se llevaran bien.
Webby regresó antes de que alguien pudiera notar su ausencia, pero los niños no permanecieron demasiado tiempo en la sala. El ambiente era tenso y ellos querían estar a solas para poder hablar de todo lo que estaba pasando.

—¿Es cierto que tío Donald es un espía? —preguntó May.

Los trillizos y Webby asintieron.

—No sabemos si todo lo que dice el blog de Y. Lee sea cierto, pero sí que ahora es un ninja y se llama Cold Shadow —respondió Dewey.

—Ellas son de confianza —le susurró Louie a Webby. May lo notó, pero prefirió pretender que no lo había hecho, en ese momento había otras cosas que le preocupaban más.

—Tía Daisy estará furiosa cuando se entere... bueno, más de lo que ya está.

Pasaron varios minutos antes de que Daisy se convenciera de que Donald no estaba en la mansión y durante ese tiempo los niños estuvieron conversando de lo ocurrido. No solo hablaron de F.O.W.L y de la amenaza que representaba, también hablaron de las primeras aventuras que tuvieron con Scrooge y del regreso de Della. Solo pasaron dos años, pero eran muchas las cosas que habían cambiado en ese tiempo... para todos.

—¿Y bien? —le preguntó Della, seguía molesta por la forma en que Daisy le había hablado.

—Años saliendo y nunca llegué a conocerlo realmente —se quejó Daisy —. ¡Ese pato mentiroso! —lo último lo dijo gritando —. Nos quedaremos aquí, Donald Duck me debe respuestas y no me iré sin obtenerlas.

Scrooge y Della no dijeron nada pese a que se notaba que no estaban del todo felices con la idea. May creía conocer el motivo y es que, conocían a su tía y sabía que ella siempre lograba lo que se proponía y era esa determinación lo que la había convertido en la asistente personal de Madame Glamour.

—¡¿Daisy?!

Panchito y José se encontraban en la puerta, ambos notablemente sorprendidos. La felicidad que sentían se convirtió en temor al notar lo molesta que estaba.

—¿Ustedes lo sabían?

Ambos negaron.

—Nos enteramos cuando vimos el blog de Y. Lee.