Titanic
Aomine soltó un pesado suspiro, dejándose caer y apoyando la frente en el montón de hojas escritas y subrayadas que había esparcido sobre la encimera. Ryûna intentó no reírse, pero no pudo evitarlo.
Entre ella y Satsuki habían conseguido convencer al chico de que intentara esforzarse más en sus estudios, y lo estaba haciendo, pero le costaba ser constante. Ryûna era una buena estudiante, pero más que inteligente, era aplicada, y trataba de esforzarse al máximo en todas las asignaturas, sobre todo en aquellas que no se le daban bien. En cambio, Satsuki era increíble, jamás había sacado una mala nota, que ellos supieran. Y cuando Aomine había aceptado dejarse ayudar, la chica de pelo rosa se había emocionado. No había tardado en reunir todos los apuntes que había hecho desde que habían empezado el curso, e incluso del año anterior, y prácticamente le había hecho un plan de estudio para que fuera recuperando todo lo que se había perdido en clase.
- Se ha vuelto loca, ¿de verdad espera que estudie todo esto?
- No seas tan exagerado, sólo se preocupa por ti -Dijo la chica, comenzando a recoger sus propios apuntes con calma, apartándose de la encimera de la cocina para guardar todo. Llevaban ya buena parte de la tarde estudiando, y ella también estaba un poco cansada-. Con sus apuntes no tendrás problema para ponerte al día, a mí me han sacado de un apuro más de una vez. Y yo te ayudaré, podemos estudiar juntos cuando salgas de los entrenamientos. Sólo tienes que esforzarte un poco.
Aomine volvió a suspirar, echándose un poco hacia atrás para observar cómo su novia se movía por el salón, reorganizando todo con rápidez.
- Está bien... ¿Y qué tal si quedamos también mañana por la tarde? Podríamos salir por ahí después.
- Lo de estudiar está bien, pero mañana viene Satsuki a dormir. Noche de chicas, ya sabes.
- Oh, claro -Aomine asintió, comprendiéndolo enseguida. Las dos amigas sólo usaban lo de "noche de chicas" para no decir directamente "nuestras menstruaciones están sincronizadas así que todos los meses quedamos una noche para no sufrir solas". Se daban cuenta de la obviedad que era ponerle un nombre a una noche para las dos aun cuando se pasaban la vida juntas, pero seguían diciéndolo, seguramente porque sabían que el chico de pelo azul lo entendía y las dejaba tranquilas-. ¿Qué vais a ver esta vez?
Por lo que él sabía, después de haber prestado atención a algunas conversaciones, solían quedar por la tarde, preparaban algo ligero para cenar, compraban un montón de chucherías, helado, palomitas, y otras cosas, y veían un par de películas mientras hablaban de sus cosas.
- Estamos entre dos películas de terror, y después veremos Titanic.
- ¿No la habéis visto hace poco?
- El mes pasado -Respondió ella con una pequeña risa, ruborizándose un poco al darse cuenta de cómo la estaba mirando su novio. Se sentó en el sofá, abrazando uno de los cojines mientras recogía sus piernas.
- ¿Así que quedáis todos los meses para ver Titanic? -Volvió a preguntar Aomine, con una mezcla de curiosidad y diversión, y levantándose del taburete para ir a sentarse con ella.
Mayuri-sama estaba cómodamente tumbado en uno de los reposabrazos, cerca de la chica, y levantó un poco la cabeza para mirar a Aomine con recelo durante unos instantes antes de volver a dormirse. Habían pasado unos pocos meses desde que había empezado a salir con Ryùna, pero aún no se había ganado a aquel gato de ojos amarillos, aunque parecía que se había resignado a verle por allí a menudo. De todas formas, siempre mantenía la distancia.
- No, lo que solemos hacer es elegir dos películas, una que nunca hayamos visto, y otra que sí hayamos visto y nos encante. Si la primera no nos gusta al menos tenemos una que nos dejará con buen sabor de boca, y Titanic siempre cumple con esa función. No la vemos tan a menudo, pero a veces nos apetece repetir.
- Entiendo -Rio el chico de pelo azul, encontrando todo aquello adorable, aunque también un poco raro. En fin, así eran ellas. La relación que tenían Ryûna y Satsuki era algo que nunca dejaría de fascinarle-. Aun así, ¿por qué esa obsesión con Titanic? ¿De verdad es para tanto?
- ¿Es que nunca la has visto?
- Pues no -Reconoció él, encogiéndose de hombros, y dándose cuenta un segundo después de lo que acababa de hacer-. Ah, vaya.
- Voy a hacer palomitas -Dijo la chica de pelo blanco, levantándose rápidamente del sofá.
- Ryû, la vas a ver mañana.
- ¿Y qué más da? Es una de mis películas favoritas, podría verla cada día. Y de todas formas voy a estar más pendiente de tus reacciones que de la peli.
- Eres de lo que no hay.
- Pues anda que tú -Dijo Ryûna, frunciendo un poco el ceño. Colocó un paquete de palomitas en el microondas, para volver a acercarse al sofá, apoyándose en el respaldo con ambos brazos justo detrás de su novio-. Es una de las mejores películas de la historia, me parece increíble que nunca la hayas visto, pero si te encanta James Cameron.
- No, teniente Ripley, ti te encanta James Cameron -Aomine volvió a reir, echando la cabeza hacia atrás para mirarla mientras le pellizcaba una mejilla con la mano-. No sé por qué no la he visto antes, nunca me ha interesado mucho. Pero bueno, veámosla. ¿Cuánto duraba?
- Tres horas.
- Vale, no te enfades si me quedo dormido.
- No te vas a quedar dormido, ya lo verás.
Poco después, la chica de ojos grises dejó las palomitas y algo de bebida sobre la mesita de café, apagó la luz, y no dudó en sentarse entre las piernas de Aomine tras haber puesto la película en el dvd, acomodándose en su pecho. La película empezó, con esa banda sonora tan reconocible. Él se recostó un poco, para asegurarse de que ambos fueran a estar cómodos, y apoyó la mejilla en su cabeza. Le encantaba que Ryûna se atreviera a hacer esas cosas. Al empezar a salir, era demasiado obvio que le daba muchísima vergüenza acercarse cada vez que quería abrazarle, besarle, darle cualquier muestra de cariño. Normalmente, era él quien daba el paso, aunque muchas veces también dudaba. Pasar de ser amigos a ser algo más había sido un poco extraño, e incluso habían tenido algún que otro momento incómodo, en el que no habían sabido muy bien cómo actuar. Él era muy consciente de que habían empezado a salir sin estar ella del todo preparada, aún no había superado todo lo que había pasado aquellos últimos años. Todo aquello también era nuevo para él. Había decidido no presionarla, ir a su ritmo, y dejar que ella misma fuera tomando la iniciativa. Ambos se estaban tomando las cosas con calma, y todo estaba yendo bastante bien. Con el paso de los meses, Ryûna se iba relajando cuando estaban a solas, se acercaba sin pensárselo dos veces, e incluso llegaba a pedirle que la besara. No lo reconocería en voz alta, pero Aomine se derretía cada vez que la chica daba el primer paso. Hacía que todas sus inseguridades desaparecieran.
"Soy el rey del mundo", gritaba Jack desde la proa del Titanic. El chico de pelo azul rio en voz baja, y Ryûna sonrió al sentirlo. Tal vez sintiéndose desplazado, Mayuri-sama se había movido de su sitio para instalarse en su regazo, y ella lo abrazó con cariño, suspirando suavemente cuando Jack veía a Rose por primera vez, quedándose embobado. Era uno de sus momentos favoritos.
La peli avanzaba. Ninguno de los dos había llegado a probar las palomitas. Aomine no decía ni una palabra. Ella ni siquiera pensó que pudiera haberse quedado dormido, sentía cómo aguantaba la respiración cada vez que había un momento de tensión, y cuando algún diálogo le estaba haciendo gracia. Se movió un poco para poder mirarle, aún sin despegarse de él, y le encantó ver lo concentrado que estaba. Fue todavía mejor ver cómo sonreía, cuando un bien vestido Jack se encontraba con Rose en las escaleras, saludándola besando su mano. No tardó en darse cuenta de que Ryûna le observaba, en seguida poniéndose un poco nervioso.
- Deja de mirarme. ¿Tan interesante es verme ver una peli?
- Sí -Sonrió ella, mordiéndose el labio-. Me encanta ver que te está gustando.
- ¿Quén dice que me está gustando?
- Vamos, es obvio.
De no gustarle, no sería capaz de callarse. El chico puso los ojos en blanco, e intentó ignorarla para poder volver a concentrarse en la película. La chica rio de nuevo, volviendo a prestar atención también. La cena, la filosofía de vida de Jack, el "haz que cuente", la fiesta en tercera clase, la agresividad de Cal.
- Con un idiota como ese no me extraña que ella no pueda resistirse a Jack -Dijo Aomine, negando con la cabeza.
- Venga ya, nadie puede resistirse a Jack. Es imposible no enamorarse de él.
"Si tú saltas yo salto, ¿recuerdas?", la chica de pelo blanco susurraba sus frases favoritas. Había perdido la cuenta de todas las veces que había visto Titanic, y era cierto eso de que no se cansaba de ella. Ni siquiera habían llegado al hundimiento, pero ya comenzaba a emocionarse, siempre le pasaba. No ayudaba que estuviera especialmente sensible esos días. Para cuando llegó el gran momento del iceberg, y el cretino de Cal casi había conseguido separar a los protagonistas en dos ocasiones, ya no podía aguantar las lágrimas. Adoraba ver cómo Rose saltaba de vuelta al trasatlántico, tras darse cuenta de que Jack estaba condenado mientras ella se salvaba, y ambos se reencontraban entre besos.
- Dios, menos mal que Satsuki no está aquí, no sé si podría ver esto con vosotras dos -Susurró el chico, no pudiendo evitar reír al darse cuenta de las reacciones de su novia. Al decir eso consiguió que ella también se riera.
- No podrías soportarlo -Respondió ella, secándose las lágrimas. Él la abrazó con fuerza, acercándola más a su cuerpo. Mayuri-sama ya se había aburrido de estar ahí y se había ido, así que Ryûna se acomodó un poco mejor para responder a su abrazo.
- No es para nada como imaginaba que sería. Vaya.
- Sí... Te advierto que voy a llorar muchísimo.
- Está bien -Respondió él, sin dejar de sonreír mientras la apretaba entre sus brazos-. Estoy aquí.
Aomine no lloró, pero tuvo que admitir que estuvo en tensión durante el resto de la película. Le gustó especialmente la escena en la que el cuarteto de cuerda se despedía, para volver a juntarse y tocar. Un último momento de calma, por así decirlo, para después dar paso a la tragedia. Espectacular. Apenas se acordaba de respirar, al ver cómo el barco se levantaba, y se partía por la mitad antes de hundirse. No se podía creer que hubiera esperado tanto para verla. Pero no se arrepentía. Había merecido la pena esperar, para poder verla por primera vez con Ryûna. La chica de pelo blanco le había dicho que estaría atenta a sus reacciones, pero ahora era él quien estaba disfrutando con su forma de vivir una película que habría visto decenas de veces.
Por su parte, Ryûna trataba de contener su emoción, aunque no era fácil. Qué vergüenza. Creía que podría aguantarse, aunque sabía de sobra que siempre le pasaba lo mismo. Tal vez no sería una buena idea verla también la noche siguiente, le propondría a Satsuki elegir otra película. Ay... Rose acababa de despertarse encima de la tabla, y Jack, en el agua helada, ya no le respondía.
- No sé si voy a poder irme y dejarte sola, después de esto -Susurró el chico, moviéndose un poco para poder mirarla, y colocándole un mechón de su pelo blanco detrás de la oreja.
- Pues no te vayas -Susurró ella en respuesta, escondiéndose en el hueco de su hombro para que no pudiera ver que se ruborizaba. Aomine rio, volviendo a prestar atención a los últimos momentos de la película.
- Vaya, mira quién tenía el dichoso diamante. Espera, ¿qué está haciendo? No...
La chica dejó escapar una pequeña risa, preparándose para la última escena, sabiendo lo que le esperaba de nuevo. Sonrió al ver cómo Rose se reencontraba con Jack en las escaleras, entre aplausos, después de tantos años. Pudo ver que Aomine también sonreía, y supo que no dudaría en volver a ver aquella película con ella una y otra vez, si se lo proponía. Decidió no volver a reprocharle el no haberla visto antes.
Tampoco le diría que le prefería a él mil veces antes que a Jack Dawson, por muy irresistible que fuera.
FIN
Sí, sigo viva y escribiendo fanfics de Kuroko no basket. Y sí, he visto Titanic por enésima vez mientras escribía esto, no me avergüenzo.
Para cierta persona: que sepas que he pensado todo el rato en ti leyendo esto y riéndote sola. Para la próxima, toca algo con esa escena de friends que tú y yo sabemos ;)
Muchas gracias por leer.
