Antes que nada me gustaría agradecer a todos aquellos que han comentado en estos primeros tres capítulos, espero que la historia le sigan gustando.

Los personajes de PJO NO ME PERTENECEN

Los últimos rayos del sol iluminaba la Caza, las cazadoras iban de un lugar a otro cumpliendo con las órdenes que les había dado su Señora, en la parte más lejana, un joven caminaba cabizbajo. Percy se dirigía hacia el comedor esperando que la cena estuviera lista, se paso todo el día encerrado en la armería, limpiando y sacando fila a las flechas, un trabajo que nunca se imaginó que fuera tan agotador, ahora lo único que deseaba era una buena cena para después tener una larga siesta. — Ven conmigo Percy, necesito que me sigas — dijo Atalanta tomando al chico por el brazo llevando a este a su tienda.

— ¿Qué pasa Ata? No puede esperar hasta después de la cena, me muero de hambre — añadió Percy, intentando salir de la tienda pero fue detenido por la cazadora.

— Lo siento Percy, pero no puedes abandonar la tienda — respondió Atalanta impidiendo que el chico abandonará la tienda.

— ¿Pero por qué? ¿Ya he cumplido con mi castigo? — espeto Percy molesto.

— Lo sé Percy, pero en este momento tenemos visita y sabes que no puedes salir — añadió Atalanta, Percy suspiro pesadamente, esto ya le estaba cansando, cada vez que llegaba una nueva chica que podía unirse a la Caza, tenía que mantenerse en su tienda hasta que la nueva decidiera unirse o irse.

— ¿Ahora de quién se trata? ¿Quién es la nueva recluta? — pidió Percy sentándose en la cama, solo esperaba que en esta ocasión la nueva aceptara más rápido, odiaba quedarse en su tienda, cuando se tardaban horas en decidirse.

— Son 3 semidioses y un sátiro, al parecer ellos se dirigían al campamento Mestizo. Zoe los encontró y decidió traerlos — respondió Atalanta asomándose un momento, aunque los visitantes no estaban cerca prefería ser cuidadosa y más por el sátiro. — Son dos chicas, y una de ellas es hija de Zeus. Al parecer Zoe cree que pueden ser buenas cazadoras, solo estamos esperando a que regrese tu madre para que de el visto bueno.

Percy se acerco a Atalanta esperando ver a los visitantes, aunque sólo pudo observar a una niña rubia junto con un chico rubio de aproximadamente unos 14 años, — ¿Qué hace el chico aquí? — pregunto Percy intrigado, muy pocas veces sus hermanas llevaban a un chico al campamento.

— Él los estaba acompañando, solo espero que decidan unirse — dijo Atalanta metiendo nuevamente a Percy a la tienda — Recuerda mantenerte oculto, intentaré regresar pronto.

Habían pasado una hora desde que Atalanta se fue y ninguna de sus hermanas había ido a buscarlo. Algo que desespero aún más al chico, ¿Por qué tenían que tardar tanto? — No lo sé Luke, tal vez sea buena idea — Percy se levantó, la voz de la chica no era de ninguna de sus hermanas.

— Debes de pensarlo bien Thals, tu no eres igual a esas perras — añadió una voz de un chico, Percy apretó los puños estaba furioso de que ese chico hablará mal de sus hermanas.

— ¿Qué hacen aquí chicos? Recuerden que no podemos andar por el campamento — añadió una voz.

— Tranquilo Grover, ninguna de esas está cerca.

Si tan sólo pudiera salir y hacerle pagar a ese chico, tanto fue su coraje que no se percató que sus cuchillos de caza cayeron al suelo.

— ¿Hay alguien ahí? — pregunto el chico entrando en la tienda, Percy de inmediato se escondió debajo de la cama esperando que ninguno de los dos lo hubiera visto.

— ¿Qué haces Luke? No podemos entrar — dijo la chica entrando junto con el rubio en el interior de la habitación.

— Esto es raro, incluso parece la tienda de un niño — murmuró el chico intentando buscar algo que le dijera de quien era aquella tienda.

— Vamos hay que salir — añadió la chica, no tenía muchos ánimos de ocasionar una pelea.

— Luke tiene razón, aquí hay un olor extraño. Incluso pensaría que es la tienda de la Señora Artemisa — dijo la otra voz, poniendo más nervioso a Percy. ¿Qué pasaba si lo descubrían?

— ¿Qué es lo que hacen aquí? Pensé que había sido clara de que no estaba permitido entrar a ninguna tienda — escuchó la voz de Zoe llena de rabia, — Así que sal de aquí chico a menos que quieras estar lleno de flechas.

— No todo es culpa de Luke, yo también entre — añadió la chica.

— ¿De quién es esta tienda? Es claro que aquí vive un niño — murmuró el chico levantando la playera que había dejado en el suelo.

— Acaso estúpido muchacho no entendiste las órdenes que dieron mis cazadoras — Percy sonrió feliz, habría querido ver la cara del chico al ver aparecer a su mamá. — Salgan de aquí y deja de preguntar tonterías a menos que quieras morir muchacho.

Ambos chicos salieron de pronto dejando solo a Zoe y Artemisa en la tienda, — Espera solo un poco más Percy, ellos se irán pronto — añadió Artemisa antes de salir de la tienda seguida de Zoe. Percy espero unos diez minutos más antes de que su madre entrará en su tienda.

— ¿Estoy en problemas? — pidió Percy, un poco extrañado, aún no se acostumbraba a ver a su mamá como una niña de doce años.

— Claro que no — añadió Artemisa cambiando su edad, — Ese chico no debió entrar, todos son tan testarudos.

— Yo también soy un chico — murmuró Percy divertido, logrando que la Diosa sonriera.

— No sabes lo agradecida que estoy de que no seas igual, aunque hay días que te comportas igual — dijo Artemisa sin dejar de sonreír.

— ¿Ya cenaron? — pidió Percy al notar los platos en el comedor, estaba desanimado de que comería sólo.

— ¿No irán a dormir? — pregunto al ver que ninguna de sus hermanas se había ido a su tienda.

— Claro que no, nosotras siempre cenamos en familia — añadió Artemisa con una sonrisa.

Salto de Línea

— Él necesita saber, no se lo podemos ocultar — exclamó Poseidón, Artemisa resoplo mientras caminaba por su tienda, tan solo la idea de que Percy pudiera ser el chico de la Profecía, le aterraba, no se quería ni imaginar lo que le podría pasar.

— Él no tiene que saber, quizás aún hay alguna forma de evitar que Percy sea el de la Profecía — añadió Artemisa, sin dejar de caminar.

— No lo puedes evitar hermana. Las probabilidades para que Percy sea el de la Profecía se incrementan — añadió Atenea, ganándose miradas de enfado de Poseidón y Artemisa, — Todos hemos sido testigos de lo que ocurre cuando se quiere evitar una Profecía, no creo que eso sea lo mejor.

— ¿Y entonces qué quieren que haga? — exclamó Artemisa, estaba frustrada de no tener alguna forma para ayudar a su hijo. — Y no voy a permitir que el se sacrifique para salvarnos, y al que se le ocurra esa idea estará lleno de fechas.

— Eso no es lo que queremos. — dijo Ares mientras jugaba con su cuchillo, — Atenea tiene razón, no podemos hacer nada para evitarlo, lo único que podemos hacer es prepararlo para que gane.

— ¿Cuál es tu plan? — pregunto Poseidón, aún no le agradaba que la mayoría del consejo supiera de la existencia de su hijo.

— He platicado con los demás, y todos están dispuestos para entrenar al chico, entre más conocimientos tenga, aumenta las posibilidades de que sobreviva — añadió Atenea, sin inmutarse por las miradas furiosas de Artemisa y Poseidón, — Se que no les agrada la idea, pero solo Thalia es más grande que Percy, si algo le pasa a la chica, Percy es el siguiente en la lista.

— Atenea tiene razón, incluso puedo decir que es mejor que Thalia, pero aún así no será suficiente para sobrevivir — dijo Ares, ignorando la reacción de los Dioses. — Él puede ser aún mejor y más fuerte si lo entrenamos todos.

— ¿Pero por qué tiene que saber de la Profecía? — pidió Artemisa, — Aún faltan varios años, no es momento para dejarle esa carga.

— Es momento de que lo sepa, entre más tiempo que pase mi hijo creerá que lo estamos utilizando — añadió Poseidón.

— Esta bien — murmuró Artemisa, antes de salir de su tienda.

Salto de Línea

— ¿Eso es todo Ata? — exclamó Percy, la cazadora se puso de pie de inmediato golpeando en un par de ocasiones el estómago del chico, antes de darle un fuerte golpe en el rostro.

— ¿El bebé quiere llorar? — dijo Atalanta mientras ayudaba a su hermano a ponerse de pie.

— Se supone que no habría golpes en la cara, dañas mi atractivo — exclamó Percy, sin dejarse de sonreír.

— Bueno hermano, creo que eso ya pasó hace mucho tiempo — dijo Atalanta dándole un golpe en el hombro. — Señora Artemisa, Señor Poseidón — exclamó la cazadora haciendo una pequeña reverencia a los Dioses, Percy solo se quedó observando a sus padres, nunca antes los había visto tan preocupados.

— ¿Pasa algo? — pregunto.

— Bueno será mejor que me valla aun tengo que terminar mis labores — dijo Atalanta, — Después vendré a golpear tu linda cara.

Percy sonrió alegremente, pero esta se esfumó al ver los rostros de los Dioses, — ¿Qué pasa?

— Hace muchos años, después de que acabará la Segunda Guerra Mundial, el oráculo nos dio la próxima gran Profecía — dijo Artemisa con nerviosismo.

— ¿Es algo malo? — preguntó Percy con nerviosismo, Poseidón solo se quedo en silencio mientras le entregaba un pequeño pergamino.

De los Dioses más antiguos, un mestizo llegará a los veinte años en contra todo lo predicho.

En las profundidades del pozo, el tiempo eterno y el destino, despertarán de su largo sueño.

Los antiguos enemigos se volverán a encontrar, tendrán que dejar sus diferencias para rescatar a los prisioneros.

El héroe tendrá que enfrentarse al tiempo y el destino, una sola decisión con sus días acabará.

El Olimpo preservará o asolará

Percy se quedo en silencio viendo con miedo el pergamino, eso tenía que ser una mala broma, no podía ser verdad. — ¿Eso quiere decir que voy a morir? — murmuró con temor.

— Te prometo Percy, que no voy a dejar que nada te pase — dijo Artemisa mientras besaba la frente de su hijo.

— ¿Es por eso qué no han querido abandone el campamento? — dijo Percy con furia, — Ustedes solo me han criado para que salve sus malditos tronos.

Percy los vio fijamente antes de alejarse de sus padres, en su huida no se percató de que Atalanta estaba a unos metros, chocando contra la cazadora. — ¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? — pregunto Atalanta, su hermano se veía especialmente molesto y no entendía por qué, hace unos minutos él estaba tranquilo.

Percy observo a su alrededor viendo que un par de cazadoras lo observaban con cierto interés, — Aquí no — respondió el chico antes de tomar la mano de Atalanta y llevarla hasta su tienda.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué estás tan furioso? — pregunto Atalanta, Percy solo se quedó en silencio antes de entregarle el pergamino que le había dado su padre. Atalanta tomó el pergamino, leyendo su contenido, tan pronto como terminó lo arrugó con todas sus fuerzas pensando que tal vez con eso la Profecía nunca pasaría.

— ¿Por qué Ata? ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? — dijo Percy limpiando las primeras lágrimas que salían de sus ojos, la cazadora sólo guardo silencio, ¿Por qué las Moiras tenían que ser tan crueles?

— Aún no sabemos si se trata de ti Percy, puede que este se refiera a alguien más — dijo la cazadora, rogando a todos los Dioses por que fuera cierto.

— Vamos Ata, solo hay dos hijos de los Tres Grandes, aún es muy probable de que se trate de mi — espeto Percy antes de salir de su tienda, quería alejarse del campamento y pensar las cosas.

Salto de Línea

Las primeras gotas de lluvia empezaron a caer por la ciudad, las personas corrían de un lado a otro, buscando algún lugar para resguardarse, a excepción del pequeño niño que se encontraba sentado tranquilamente como si aquella tormenta no le afectará.

Había pasado un par de horas desde que había abandonado el campamento, y después de pensarlo por varias horas empezaba a darle la razón a Atalanta, tal ves ya era momento de regresar a la Caza, no quería preocupar aún más a sus hermanas y sus padres.

— ¿Qué haces aquí solo? ¿Dónde están tus padres?

Percy se puso de pie encontrándose con un anciano, vestía un traje negro y se apoyaba de un bastón para mantenerse de pie, — Lo siento, no fue mi intensión asustarte — dijo, sonriendo tranquilamente. — Por cierto me llamó Eón.

— ¿Eón? — murmuró Percy, nunca antes había escuchado que alguien se llamara así, bueno tampoco conocía a mucha gente. El anciano sonrió tranquilamente mientras tomaba asiento.

— Lo sé es un nombre extraño, mis padres fueron muy fanáticos de la historia de Grecia y fue que por eso me pusieron ese nombre — respondió tranquilamente. — ¿Y cuál es tu nombre?

— Percy — respondió, había algo raro en aquel hombre que no le agradaba mucho o tal vez solo era su imaginación.

— Oh mira, igual que el heroico Perseo, bueno parece que mis padres no fueron los únicos obsesionados con la antigua Grecia — añadió Eón sin dejar de sonreír, — ¿Pero dime qué es lo que haces aquí? ¿Dónde están tus padres?

— Sólo salí a dar un paseo, quería pensar.

— No deberías de preocuparte tanto, aún estás joven disfruta la vida — dijo Eón sin dejar de sonreír.

— Es que ellos me han ocultado cosas, solo me quiere utilizar — agregó Percy, no sabía por qué le estaba contando esas cosas a un extraño.

— Tal vez tus padres solo lo hicieron para protegerte — añadió Eón con una sonrisa, — Además te deberías de ir pronto, se me hizo ver a unos Cíclopes cerca.

— ¿Qué dice? — pregunto Percy sin entender a qué se refería aquel anciano, pero para su sorpresa este había desaparecido, ¿en que momento se había marchado?

— Vamos, date prisa

Percy se levantó de inmediato, intentando encontrar a quien había hablado, notaba algo raro en su voz, solo tuvo que esperar unos segundos antes de ver a quien había hablado, para su fortuna ninguno de los Cíclopes pareció darse cuenta de su presencia, ya que estos se alejaron tranquilamente. Percy suspiro, no tenía ni idea de como se hubiera podido defender de aquel trío, aunque su tranquilidad duró muy poco, dado que se percató que cada Cíclope llevaba a un chico entre sus brazos, y si su memoria no le fallaba, eran los mismos que habían estado el día anterior en la Caza. Lo primero que pensó fue en mandar un mensaje Iris a sus hermanas, para así ayudar a los chicos, pero aún no sabía cuando tiempo tardarían en llegar y pudiera que los Cíclopes matarán a los chicos antes de que sus hermanas llegarán. Sólo quedaba una opción, ir el solo a matar a los Cíclopes y rescatar a los chicos. Pero tenía que ser inteligente, un ataque de frente sería un suicidio, tenía que seguirlos y esperar el momento adecuado para atacar. Los Cíclopes atravesaron central Park, hasta detenerse en un edificio abandonado.

Percy espero unos segundos antes de entrar también en el edificio, tratando de encontrar algún lugar desde donde pudiera atacar a los Cíclopes y le diera tiempo de poder ocultarse, si es que estos se daban cuenta. — Deja a los niños y empieza a encender el fuego — rugió uno de los cíclopes, el Cíclope más pequeño asintió con la cabeza mientras sujetaba a los niños a una tubería. Percy apuntó su arco al Cíclope más grande, después de todo parecía ser el líder. La primera flecha se incrustó en la nariz del monstruo mientras la segunda logró acertar en el ojo. El Cíclope soltó un quejido mientras intentaba reiterar la flecha de su ojo. Los otros dos voltearon en todas las direcciones intentando encontrar a quien había atacado a su líder, Percy disparo otras cuatro flechas más golpeando a uno de los Cíclopes mientras el otro corría asustado fuera del edificio. Percy aprovecho la distracción para acercarse a donde estaban los chicos rompiendo las ataduras.

— Ahí estás — rugió el Cíclope, Percy se dio la vuelta encontrándose frente aquel monstruo. Justo cuando este lo iba a golpear con su mazo, una lanza atravesó el estómago del Cíclope. Fue hasta que el cuerpo del monstruo se disolvió cuando se percató de la chica que lo había salvado.

— ¿Quién eres? — pregunto sin bajar su lanza.

— Tranquila, no soy una amenaza, solo vine a ayudar — respondió mientras guardaba su arco, esperando que eso ayudara a que la chica le tuviera confianza, pero ella se mantuvo con su lanza, lista para atacarlo.

— ¿Por qué nos ayudaste? — cuestionó, pero Percy se quedo embobado viendo los ojos de la chica. — ¿Tengo algo en la cara?

— No, estas perfecta — tan pronto como lo dijo Percy se sonrojo, — ¿Por qué están ustedes solos? — pregunto observando con interés el suelo, no sabía por qué había dicho eso, ¿Por qué de pronto estaba tan nervioso? ¿Qué fue lo que hizo esa chica? ¿Acaso era una hija de Afrodita, y era la razón de que fuera tan bonita?

— Un sátiro nos venía acompañando pero lo perdimos cuando nos encontramos con los Cíclopes, nosotros nos dirigíamos hacia el campamento Mestizo — explicó la chica. Percy sabia que no era muy buena idea acercarse al campamento Mestizo, pero no podía dejar que los chicos se fueran solos y más con los dos Cíclopes libres.

— ¿Quieres qué te acompañe? — pregunto, sonrojándose nuevamente. — Quiero decir, los acompañe a todos.

Percy volvió su mirada al piso, no entendía por que estaba tan nervioso, ¿qué era lo que tenía esa chica que lo ponía así? — Claro, nos vendría bien algo de ayuda — dijo ella con una sonrisa, lo que provocó que Percy se pusiera aún más rojo, ¿Qué Hades le estaba pasando? — Por cierto soy Thalia Grace.

— Pe...Percy — murmuró estrechando con nerviosismo la mano de la chica.

— ¿Cómo es que eres tan bueno con el arco? Te vi hace rato, no me lo tomes a mal, pero sigues siendo un niño — dijo Thalia guardando su lanza.

— Ya tengo doce años — respondió ofendido, — Además mis hermanas me han entrenado muy bien.

— ¿Hermanas? — pregunto Thalia.

Percy se quedo en silencio, ¿Por qué tuvo que decir eso? ¿Por qué simplemente no podía quedarse callado? — ¿Eres un semidiós? Yo soy hija de Zeus — dijo, sin dejar de observarlo.

— ¿Semidiós? — pidió, esperando que logrará convencer a la chica.

— ¿Thalia? ¿Qué ha pasado? — Percy suspiro tranquilo, tenía que pensar mejor en lo que respondía, no quería que ellos descubrieran quien era.

— ¿Estás bien Luke? — Percy frunció el ceño al ver la preocupación de Thalia por aquel chico.

— Si, tranquila Thals — dijo el rubio con una sonrisa provocando que Thalia se sonrojara, algo que enojo aún más a Percy y lo peor, es que no entendía el por que.

— ¿Quién es él?

— Oh cierto, lo había olvidado, Luke el es Percy, si no hubiera sido por su ayuda, no podríamos haber escapado — dijo Thalia con una ligera sonrisa.

— ¿Eres un semidiós? ¿Dime quién es tu padre? — pregunto el rubio de pronto, sin dejar de observarlo.

— De nada — respondió, después de haberlo escuchado en el campamento y lo de hoy, no le agradaba nada ese chico.

Para su fortuna la pequeña reunión se vio interrumpida por un lloroso sátiro. — Lo siento mucho chicos, no quería dejarlos pero esos Cíclopes me hicieron algo y me costó mucho trabajo encontrarlos — dijo sin dejar de abrazar a los chicos.

— Tranquilo Grover, estamos bien — dijo Thalia tratando de animar al sátiro, — Grover el es Percy y sin su ayuda no habríamos podido escapar de los Cíclopes.

Percy dio un par de pasos para alejarse del sátiro, temía que si estaba muy cerca pudiera detectar su aroma, ¿cómo Hades lo iba a explicar? Oh sí hola, soy Percy, hijo de Artemisa y Poseidón" ya se imaginaba las caras de los chicos cuando les dijera la verdad. — Hola Percy, hay algo un olor extraño en ti, es como si fueras una mezcla entre el mar y el bosque — dijo Grover, Percy observo a su alrededor intentado encontrar la forma más fácil de alejarse, no quería que ellos descubrieran su identidad, no iba a permitir poner en peligro a su familia. — Aunque eso es imposible, creo que mi nariz aun esta un poco dañada.

Percy suspiro tranquilamente aunque eso no pasó desapercibido para el chico rubio, el cual no dejaba de verlo.

— ¿Qué haces aquí? Es muy raro que un niño ande solo — dijo Luke, viendo con desdén al chico.

— Tal vez sea un niño, pero por lo menos a mi no me atraparon los Cíclopes — respondió Percy, — Tal vez no soy tan inútil como algún rubio que conozco.

— ¿Dónde está Annabeth? — pregunto Grover evitando la pelea entre Luke y Percy.

— Ella aún está inconsciente — respondió Thalia señalando a la chica rubia que seguía en el piso.

— ¿Alguna idea de cómo vamos a llegar al campamento? — pregunto Luke caminando a donde estaba Annabeth para asegurarse de que estuviera bien.

— No estamos tan lejos, pero creo que lo mejor es tomar un auto para llegar lo más pronto — dijo Grover buscando por el edificio algo que le pudiera ser de ayuda. — ¿Y cómo fue que escaparon?

— Percy se encargo de eliminar al líder, una vez que nos libero, le ayude a matar al otro. El último escapó — dijo Thalia, Percy se removió nervioso al ver la mirada de Grover y Luke sobre de él.

— ¿Quién eres? — pidió Luke sacando un cuchillo para amenazar a Percy.

— Vas a tener el pecho decorado de flechas, si das otro paso — dijo Percy sacando su arco listo para atacar a Luke, no iba a permitir que ese chico lo siguiera ofendiendo.

— Vamos chicos, no es momento de pelear — dijo Thalia colocándose entre los chicos.

— Creo que es mejor que me valla, ustedes pueden llegar al campamento y no van a necesitar mi ayuda — agregó Percy.

— Espera Percy, no es seguro que andes solo — añadió Thalia esperando que eso logrará convencer al chico de quedarse.

— ¿Qué es ese ruido? — pregunto Luke, era como el sonido de unas pisadas de un animal pero tenía que ser alguien verdaderamente grande para hacer aquel ruido.

— ¡Corran! —grito Grover, pero los chicos se quedaron en su lugar viendo alejarse al sátiro. Justo cuando los chicos se iban alejar del lugar, una figura humanoide apareció frente a ellos. Aquel ser media aproximadamente unos 8 metros, era bastante corpulento, su cabeza tenía la forma de un toro junto con un par de grandes cuernos, que Percy estaba más que seguro que lo matarían si este lo apuñalada, aunque lo más tenebroso eran sus ojos, los cuales estaban completamente rojos.

Luke tomó su espada del piso antes de intentar atacar al Minotauro, este simplemente dio una patada lanzando al semidiós contra la pared, dejando inconsciente al chico. — Genial, creo que siempre se la va a pasar durmiendo, que buena manera de ayudar — murmuró Percy mientras sacaba su arco, disparando un par de flechas pero ninguna de ellas logró perforar la gruesa piel del monstruo.

— ¿Alguna otra idea? — murmuró Thalia colocándose aun costado de Percy.

— Tal vez si tu novio no se la pasará dormido podríamos escapar — respondió antes de correr en dirección al Minotauro logrando esquivar el ataque que lanzó el monstruo.

— ¡Hey! ¡Por aquí! — grito Percy, intentando llamar la atención del Minotauro, el monstruo rugió furioso antes de correr a donde se encontraba el semidiós. Algo que era bastante aterrador ver una masa de más de 4 toneladas correr en tu dirección, justo cuando el Minotauro estaba apunto de atravesarlo con sus cuernos, Percy se arrojó a su izquierda provocando que uno de los cuernos quedará sujeto a la pared.

— Vengan por aquí chicos he logrado encontrar una camioneta — grito Grover ayudando a Thalia a llevar a un inconsciente Luke hasta el vehículo. Desafortunadamente el Minotauro logró extraer sus cuernos de la pared.

— Largo, intentaré distraerlo — dijo Percy antes de sacar su arco disparando un par de flechas para llamar la atención del monstruo. Percy volvió a correr en dirección al Minotauro esperando esquivar otra vez el ataque, pero en esta ocasión logró acertar un golpe en el pecho del chico arrojándolo contra la pared.

— Por Hades — murmuró, intentando ponerse de pie pero le dolía todo el pecho, incluso pensó que se había roto varias costillas. Percy observo con frustración como el Minotauro se acercaba.

— Has sido una verdadera molestia niño — exclamó el Minotauro, colocando su pezuña sobre el pecho del chico. Percy golpeó en un par de ocasiones la pezuña del monstruo, pero no logró dañarlo. Para su fortuna una flecha plateada se incrustó en el pecho del monstruo, provocando que este se alejara un par de metros de Percy.

— Cierra los ojos — Tan pronto como cerró los ojos sintió como la temperatura del lugar incrementaba antes de perder la conciencia.

Salto de Línea.

Percy abrió los ojos con dificultad, todo su cuerpo le dolía demasiado, incluso ni en los entrenamientos más pesados había estado tan adolorido. — ¿Qué pasó? — pregunto, ¿cómo había vuelto al campamento? ¿Qué habrá pasado con Thalia? ¿Cuánto tiempo pasó?

— Por fin despertaste — exclamó Atalanta abrazando con fuerza provocando un quejido del chico, — Lo siento, iré a avisar, todas están muy preocupadas.

Percy intento levantarse pero tan pronto como se movió sintió un fuerte dolor en todo el pecho, ¿Cuantas horas estuvo inconsciente? — Mamá, ¿fuiste tu quién me ayudo? — pregunto tan pronto vio que Artemisa entraba en su tienda.

— Así es, no iba a dejar que ese idiota te hiciera daño — respondió sin dejar de sonreír, — ¿Cómo te sientes?

— Me duele todo el cuerpo y creo que me rompí varias costillas — murmuró, intentando acomodarse en la cama. — ¿Qué fue lo que hiciste? ¿Cómo pudiste desatar esa energía?

— Ese es el verdadero poder de los Dioses, aunque muy pocas veces lo usamos ya que destroza todo, pero se lo merecía ese imbécil por hacerte daño — respondió pasando su mano sobre el cabello de Percy.

— Lo siento — dijo, de pronto. — Fui un tonto, se que ustedes nunca harían eso.

Artemisa sonrió antes de darle un beso en la frente, — ¿Por qué decidiste enfrentarte al Minotauro? — la sonrisa de Percy se esfumó, — ¿Pasa algo?

— Thalia, ¿pudo llegar al campamento? — pregunto, tenía la esperanza de que ella estuviera a salvo, pero al ver la reacción de su mamá supo que algo malo había pasado.

— Ella murió. Antes de llegar al campamento fueron emboscados por un par de Cíclopes, Thalia se sacrifico para que sus amigos pudieran llegar a salvo al campamento — dijo la Diosa con tristeza, Percy sintió como si un balde de agua fría le hubiera caído, había sido un idiota nunca se había preocupado por asesinar a los Cíclopes y eso había provocado su muerte.

— Mamá, ¿me puedes entrenar? — pidió, no quería volver a fallar, no se iba a permitir que alguien más muriera por su culpa.

— Lo haré — dijo, entregando un pequeño pedazo de ambrosía, — Pero ahora necesitas descansar.