Hola antes de empezar con el capitulo me gustaría aclarar nuevamente que esta historia es de un universo alterno, por lo cual varios personajes son diferentes al canon. Una disculpa se que ha pasado mucho tiempo desde la última actualización, espero no tardar tanto en los próximos capítulos, ya tengo un poco más de tiempo libre y planeo usarlo para terminar con la historia, espero que disfrutarán del capitulo. Los personajes de PJO No me pertenecen.
- ¿Señora, esta segura que no le va a pasar nada? - Artemisa suspiro pesadamente, no le gustaba que su hijo estuviera solo, pero sabía que era lo mejor, que él pensará las cosas antes de regresar.
- Si Atalanta, él va a estar bien - respondió la Diosa tratando de sonreír.
- ¿Por qué Percy salió así? ¿Qué pasó? - pregunto Zoe, nunca antes había visto a su hermano tan molesto, poco a poco las cazadoras se fueron acercando intentando saber que era lo que había molestado a Percy.
- Cuando acabo la última guerra, nosotros escuchamos la próxima Gran Profecía - dijo, era justo que las cazadoras supieran del destino que podía tener su hijo, tal vez entre todas ellas podrían ayudarlo.
- La Profecía es sobre Percy, ¿verdad? - pidió Sophie, pero al ver la mirada derrotada de su Señora supo que había acertado.
De los Dioses más antiguos, un mestizo llegará a los veinte años en contra todo lo predicho.
En las profundidades del pozo, el tiempo eterno y el destino, despertarán de su largo sueño.
Los antiguos enemigos se volverán a encontrar, tendrán que dejar sus diferencias para rescatar a los prisioneros.
El héroe tendrá que enfrentarse al tiempo y el destino, una sola decisión con sus días acabará.
El Olimpo preservará o asolará
- Aun hay posibilidad de que no sea Percy - murmuró Phoebe, - Aún queda Thalia, ella es más grande.
- Puede ser, pero solo queda Thalia. Si algo le ocurre a ella. El siguiente es Percy - dijo Artemisa, no le agradaba nada la idea, pero tenía que admitir que aún existía esa posibilidad.
- No voy a permitir que nada le pase a Percy - añadió Atalanta, seguida de todas las cazadoras. Por un momento Artemisa olvido la amargura, estaba feliz de que sus cazadoras quisieran tanto a su hijo.
- Atalanta tiene razón, todas nosotras lo podemos entrenar. Mi hermano no va a morir por esa estúpida Profecía - añadió Zoe.
- Gracias chicas, por el momento hay que esperar que Percy regrese - dijo Artemisa antes de caminar de regreso a su tienda, aunque se llevó una sorpresa al ver a Atenea esperándola.
- ¿Ha pasado algo? - pregunto, temiendo qué su padre hubiera descubierto a su hijo.
- No, mi padre aún no sabe nada - dijo Atenea, provocando una fugaz sonrisa en su media hermana. - Pero creo que Percy pueda estar en el peligro.
- ¿Por qué? ¿Alguien intento atacarlo? - preguntó de pronto, no había muchas personas que sabían de la existencia de su hijo, así que no sabía por qué estaba en peligro.
- No directamente - respondió, - Mi padre ha enviado a un par de monstruos para asesinar a Thalia.
- ¿Y eso que tiene que ver con mi hijo? - pidió Artemisa, sabía bien que aunque el aroma de Percy podría ser fuerte, nunca sería igual de atrayente como el de un hijo de Zeus.
- Percy está con Thalia, él acaba de salvarla de ser asesinada por unos Cíclopes - añadió Atenea, Artemisa sonrió orgullosa de las acciones de su hijo, aunque su sonrisa se esfumó al ver el gesto duro de su media hermana. - Mi padre está más que furioso, ha enviado al Minotauro, solo tu eres la única que puede ir a ayudarlo.
La Diosa de inmediato desapareció, tan pronto como Artemisa vio a su hijo siendo atacado por el Minotauro, disparo dos flechas plateadas golpeando al monstruo por la espalda. El Minotauro evocó un grito de agonía mientras arrojaba al joven al piso.
- Cierra los ojos Percy - grito la Diosa, antes de canalizar todo su poder.
Sólo basto de unos segundos para que el Minotauro desapareciera, - ¿Percy, estás bien? - pidió Artemisa, pero el chico se mantuvo con los ojos cerrados. El nerviosismo de la Diosa aumento al no ver alguna reacción de su hijo, ¿Acaso había visto su verdadera forma?
Tan pronto como regresó a la Caza fue recibida por varias cazadoras preocupadas, - Chloe lleva a Percy a la enfermería - pidió Artemisa.
- ¿Qué pasó? - pregunto Zoe.
- Percy se encontró con Thalia, al parecer mi padre ha enviado a varios monstruos para asesinarla - respondió con furia, - ¿Cómo está?
La hija de Apolo se quedó en silencio revisando minuciosamente las heridas que presentaba el chico, - Percy está bien - dijo, Zoe soltó un suspiro, estaba tranquila de ver a su hermano a salvo.
- ¿Entonces por que sigue inconsciente? Tal vez pudo ver mi forma real - pregunto Artemisa, había estado tan furiosa que no se percató si su hijo había cerrado los ojos.
- No lo creo, solo está agotado. Tiene varias costillas rotas y unas cuantas fracturas, pero estará bien - añadió Chloe, Artemisa asintió pesadamente antes de salir de la tienda.
- Zoe cuida a Percy, avisame si algo pasa - dijo Artemisa desapareciendo de la Caza.
Salto de Línea
Las calles del Olimpo estaban completamente vacías, la mayoría de sus habitantes se encontraban en los palacios, intentando resguardarse de la lluvia que azotaba el Olimpo. El palacio de Zeus lucía imponente justo en la parte más alta del Olimpo, donde se producían varios de los truenos que iluminaban la ciudad.
El Rey de los Dioses caminaba impaciente por la habitación, ¿Por qué se tardaban tanto? Se supone que su hija ya tendría que haber muerto, ¿qué los había retrasado? - ¿Por qué lo hiciste? - Zeus se detuvo antes de ver a la pequeña niña que había interrumpido en su palacio.
- Es lo justo hija, recuerda el juramento que hice, no creo que sea justo que ella siga con vida - respondió, antes de continuar su recorrido por el palacio.
- ¿Y entonces, cuándo vas a asesinar a Jason? - exclamó Artemisa, - O acaso, ¿sólo fue por qué Thalia era mujer?
En esta ocasión Zeus golpeó su rayo maestro desatando varios truenos por toda la ciudad, - Ella no tenía el poder para ser el salvador, solo sería un estorbo para Jason - espetó Zeus, lo que solo provocó que el enojo de la niña aumentará.
- Ella pudo ser una mejor guerrera de lo puede ser Jason - dijo furiosa, ¿Por qué su padre se tenía que comportar como un vil cretino? - Aún estás a tiempo de salvarla, Thalia puede quedarse conmigo en la Caza y así no será la de la Profecía.
- No - respondió, - La niña fue un error y lo mejor para todos es que sea eliminada.
- Es mejor que no intentes salvarla, o tus cazadoras serán las que sufran las consecuencias - añadió al ver la mirada decidida de la niña.
- Eres un cretino - murmuró Artemisa, decir que estaba furiosa era quedarse corto, no podía entender como su padre era un hombre así, Artemisa desapareció del Olimpo sin despedirse, aún podía salvar a Thalia. Pero cuando llegó al campamento Mestizo supo que había sido tarde, Thalia estaba siendo sujetada por uno de los Cíclopes pero lo más preocupante era la enorme herida que tenía la chica en el estómago. Artemisa de inmediato disparo flechas, llenando el cuerpo de los monstruos de flechas. Tan pronto como los Cíclopes desaparecieron Artemisa tomó a la chica evitando que esta cayera al suelo. - ¿Por qué? - murmuró la chica, intentando mantenerse aún despierta.
- Tranquila, no te preocupes, pronto dejará de doler - dijo, sin poder evitar llorar, se sentía tan frustrada. La chica no tenía la culpa, más sin embargo no pudo salvarla, Thalia la vio fijamente antes de cerrar los ojos.
- Lo siento - la Diosa levantó la mirada encontrando a Hécate. - Vi todo lo que paso, la niña merece ser recordada por lo que hizo.
- ¿Qué harás? - pregunto Artemisa dejando el cuerpo de su media hermana en el suelo, pero Hécate la ignoro antes de proclamar unas palabras que Artemisa nunca había escuchado antes.
Justo cuando Artemisa iba a preguntar, del cuerpo de Thalia empezaron a salir raíces, fueron unos segundos después cuando un hermoso árbol se levantaba justo donde el cuerpo de Thalia había estado, - Desde aquí iniciará la frontera del campamento, todo nuevo semidiós verá la valentía de la chica, su sacrificio no será olvidado - dijo Hécate, Artemisa solo guardo silencio no estaba feliz de que Thalia muriera pero estaba satisfecha de ver que por lo menos en el campamento Mestizo nunca olvidarán sus acciones. Un nuevo rayo ilumino el cielo, llamando la atención de Artemisa.
- Gracias - fue lo único que dijo antes de partir para el Olimpo, la sala del trono estaba semi vacía, solo estaban su padre y Hera quien no dejaba de sonreír. Artemisa apretó sus puños intentando calmarse no quería perder el control y atacar a esos dos.
- Me alegro de que no hicieras nada para salvarla - dijo Zeus sin dejar de sonreír, Artemisa respiro profundamente tratando de tranquilizarse, mientras cada uno de los Olímpicos llegaba para asistir a la reunión.
- ¿Alguna razón para esta reunión tan repentina? - pidió Ares sin poder ocultar su molestia.
- ¿Por qué tan molesto hijo? ¿Acaso se interrumpió tu cita? - pregunto Hera observando tanto a Ares y Afrodita.
- No es momento de iniciar una pelea, ¿acaso no podemos pasar una reunión sin pelearnos - pidió Deméter con fastidio.
- Ahora que estamos todos, ¿nos quieres decir para que fue esta reunión? - pidió Poseidón viendo con curiosidad a su sonriente hermano.
- Sólo quería informar al consejo de la muerte de Thalia - dijo Zeus y para sorpresa de todos, el Rey de los Dioses sonreía alegremente, - Pueden volver a lo que estaban haciendo, reunión terminada.
Los primeros en desaparecer fueron Hera y Deméter, dejando al resto que aún permanecían en sus lugares, - Maldita sea - murmuró Poseidón, sujetando con más fuerza su tridente. Artemisa observo al resto de los Olímpicos, los cuales lucían más preocupados de lo que imagino.
- Creo que alguien ya debería de empezar su entrenamiento - pidió Atenea viendo fijamente a su media hermana, Artemisa se quedó en silencio desapareciendo del Olimpo. No tenía ánimos de platicar, y menos sobre la Profecía y su hijo, ahora ya solo quedaban cuatro hijos de los Tres Grandes y eso solo aumentaba la posibilidad de que fuera su hijo, el que podía asumir el papel. Tan pronto como reapareció en la Caza fue recibida por Zoe, quien la esperaba a fuera de su tienda.
- ¿Cómo está Percy? - pidió Artemisa, esperando que su hijo estuviera despierto.
- Sigue dormido. Atalanta se mantiene con él esperando que despierte - informó Zoe, - ¿Pasó algo señora? ¿Thalia está bien?
Artemisa se pasó la mano por el cabello, estaba tan desesperada, - Thalia, ella ha muerto - dijo, sin poder ocultar su tristeza, Zoe se quedó en silencio sin saber que decir. Le apenaba la muerte de la chica, pero lo que más le aterraba era la consecuencia que podría traer a su hermano, - Estaré en mi tienda.
Apolo apareció tan pronto como Artemisa había entrado en su tienda e incluso lucía hasta más preocupado que ella, - Atenea tiene razón, Percy necesita empezar con su entrenamiento, ya he hablado con los demás y están dispuestos ha empezar de inmediato. Incluso Poseidón esta de acuerdo - dijo, ganándose una mirada furiosa de su hermana. - Con la muerte de Thalia cambian las cosas, ahora solo quedan Jason y Percy y alguno de ellos será quien asuma la Profecía, no podemos perder más tiempo.
- Aún puede ser Jason, aún queda la posibilidad de que no sea mi hijo - exclamó Artemisa sin poder ocultar su frustración, - Incluso aún quedan los hijos de Hades, no podemos asegurar del todo, que se trata de Percy.
- Puede que tengas razón, pero Percy es un año mayor que Jason, y dos años más grande que los hijos de Hades - añadió Apolo, - Se que no te agrada la idea, pero es mejor iniciar con el entrenamiento antes de que sea tarde. Si queremos que Percy sobreviva, tenemos que hacerlo pronto.
Artemisa se quedó en silencio, antes de asentir pesadamente, - Está bien.
Salto de Línea
- ¿Cuándo empezará mi entrenamiento? - pidió Percy, había pasado ya quince días desde la muerte de Thalia y estaba más que impaciente.
- Ellos vendrán pronto - respondió Artemisa.
- ¿Ellos? ¿No me entrenarás tu mamá? - pidió Percy, estaba más que interesado en saber quién podría entrenarlo.
- Si, pero antes de eso, serás entrenado por varios Dioses - respondió Artemisa, aunque Percy tenía más dudas se quedó callado al ver al hombre que había aparecido de pronto. Aunque nunca antes lo había visto Percy de inmediato supo de quien se trataba.
- ¿Hermes? - murmuró Percy, este era casi idéntico a como lo describía Apolo en sus múltiplos relatos que le había contado.
- Chico listo - respondió Hermes guiñándole el ojo aún sin dejar de sonreír, aunque se vio interrumpido por el sonido de su celular. - Disculpen un momento, ¿Qué ha pasado Afrodita?... Si ya esta listo tu encargo, deberías de buscar en tu palacio... Oh vamos Afrodita por que tienes que gritar tan fuerte, si entiendo que estés emocionada.
Aunque la conversación que tenía Hermes parecía interesante, Percy se concentró en las dos serpientes que formaban el caduceo del Dios, incluso por un momento llegó a pensar que estas se habían movido. - Hey niño, ¿tienes una rata? - Percy observo a su alrededor intentando encontrar a quien había hablado, pero solo estaban Hermes, su mamá y él. Y al parecer a ninguno de los Dioses les importo aquella voz, ¿acaso se lo habría imaginado? - No niño, no estas imaginando cosas.
Percy dio un par de pasos al ver que ambas serpientes se movían y al parecer también podían hablar, - Déjalo en paz George, solo estás asustando al niño - rugió la otra serpiente, - Por cierto soy Martha y este idiota es George.
- Bueno ahora que ya sabes nuestros nombres, tendrás algunas ratas para mi - añadió George viendo impaciente a Percy.
- Lo siento no traigo nada - murmuró Percy sintiéndose un poco tonto al estar hablando con un par de serpientes.
- Puedes hablar con los peces, eso para mi es mucho más tonto que hablar con las serpientes - añadió nuevamente George.
- Lo siento - murmuró Percy intentando no pensar en algo más, no quería molestar más a las serpientes.
- Lo siento, pero Afrodita es una verdadera molestia - dijo Hermes guardando su celular. - Bueno Percy es momento de que nos vayamos, hay que iniciar tu entrenamiento cuando antes.
- Cuídate mucho Percy y Hermes no se te ocurra enseñarle nada de tus idioteces a mi hijo - dijo Artemisa viendo fijamente al Dios de los Mensajeros. Hermes solo sonrió antes de tomar por el hombro a Percy teletransportando a ambos a un enorme almacén
- ¡Por Hades! ¿No pudiste haber avisado antes? - pregunto Percy intentando controlar las ganas de vomitar.
- Lo siento Percy a veces olvido que los semidioses no están acostumbrados - murmuró Hermes, - Bueno Percy hay que iniciar.
Percy saco su arco, pero Hermes solo negó con la cabeza. - No Percy, conmigo aprenderás a usar tu velocidad, tendrás que ser más rápido para poder esquivar al enemigo - dijo Hermes antes de golpear su caduceo al piso provocando varias bolas de energía que arrojaron al chico al piso.
- Vamos Percy, las cazadoras son bastante ágiles. Tu eres el hijo de Artemisa, tu puedes ser igual de ágil solo tienes que concentrarte - dijo Hermes, Percy intento ponerse de pie, pero nuevamente fue arrojado al suelo por un par de bolas de energía.
- No me dejaras ponerme de pie - murmuró Percy molesto, pero Hermes solo guardo silencio sin dejar de arrojar ataques contra el semidiós.
Percy en esta ocasión se puso de pie antes de arrojarse a la izquierda evitando que lo golpeara una bola de energía, intento sacar su arco para defenderse pero Hermes se lo impidió.
- Durante mi entrenamiento vas a aprender a defenderte - dijo Hermes entregándole un escudo a Percy, - Ahora espero que estés listo.
Percy logró esquivar la primera bola de energía, aunque para las siguientes tuvo que utilizar su escudo para evitar que alguna le pudiera hacer daño. - Vamos Percy, sigue así - dijo Hermes sin dejar de lanzar bolas de energía.
- Podemos descansar - murmuró Percy intentando recuperar el aliento.
-Está bien - murmuró desanimado, - Aunque mientras descanses, te enseñaré lo más importante de este entrenamiento.
- ¿Qué será eso? - pidió Percy, ¿acaso le enseñaría una nueva habilidad?
- Te enseñaré a mentir y hacer bromas - dijo Hermes con una enorme sonrisa, pero Percy se mantuvo viendo fijamente al Dios, - Vamos Percy, eso también te puede ayudar en una pelea.
- ¿Y eso cómo me puede ayude? - añadió Percy.
- Está bien, vamos Percy dame un buen golpe - dijo Hermes, dando un par de pasos para acercarse al chico. Percy dudo por unos momentos antes de darle un puñetazo al Dios.
- ¡Por Hades! Creo que me has roto la mandíbula - dijo Hermes manteniéndose con las manos cubriendo su rostro.
- Lo siento Hermes, no quise hacerte daño - añadió Percy, pero se quedó callado al ver que el Dios de pronto lo derribó colocando su caduceo sobre su cuello.
- Te lo dije, una buena mentira siempre ayuda - añadió Hermes sin dejar de sonreír, Percy esbozo una sonrisa, definitivamente le iba a gustar entrenar con Hermes.
Salto de Línea
- Bueno Percy, lamento decirte que nuestro entrenamiento se acabó - dijo Hermes, Percy asintió intrigado de saber quien sería el siguiente Dios que lo iba a entrenar.
- ¿Ahora quién me va a entrenar? - pidió curioso.
- Es mejor que nos vallamos, ellos te esperan - dijo golpeando su caduceo al piso. Percy cerro los ojos pero al igual que la última vez, sintió un tirón antes de ser arrojado al piso.
- Vamos Hermes, ¿no me podrías haber avisado? - dijo Percy mientras intentaba ponerse de pie. Un hombre en traje negro se acerco para ayudarlo a levantarse, pero al ver el rostro del hombro cayó nuevamente al suelo.
- ¿Quién eres? - pidió Percy sacando sus cuchillos dispuesto para atacar al esqueleto, preguntándose si era otra de las habituales bromas del Dios.
- Espera Perce - dijo Hermes colocándose entre el semidiós y el esqueleto. - Tranquilo, es Caronte, no tienes por qué preocuparte, ahora baja tu arma.
Percy guardo sus cuchillos observando con atención el lugar. Era un pequeño vestíbulo pero lo que más le llamaba la atención era la decena de personas o más bien lo que alguna vez fueron personas que esperaban en la habitación, - Lo siento Percy pero me tengo que marchar - dijo Hermes de pronto, - fue un gusto volver a verte Caronte.
El esqueleto solo asintió caminando tranquilamente hasta el mostrador para después tomar la revista que tenía en la mesa, Percy se quedo en su lugar sin entender que era lo que hacía ahí, ¿Tal vez todo era una broma de Hermes? - ¿Por qué ellos están aquí? - pregunto Percy, sin dejar de observar a los fantasmas incluso algunos parecía que llevaban siglos ahí.
- No tienen para su pasaje - respondió Caronte sin dejar de leer su revista, Percy asintió prefiriendo no preguntar algo más, aunque estaba demasiado curioso. Después de 20 minutos en los cuales el semidiós se empezaba a desesperar, no era nada agradable estar rodeado de varios fantasmas.
- Caronte, ¿Por qué no me has avisado antes? - Percy se sobresaltó al ver aparecer una mujer, ¿acaso lo querían matar de un susto? - Lo siento Percy, no te quería asustar.
El semidiós solo asintió, no le gustaba nada ese lugar y temía que las cosas se iban a poner aun peor. - Ven Percy - dijo la mujer mientras caminaba hacia el interior de la habitación, pero Percy se mantuvo en su lugar, no quería adentrarse y mucho menos a sabiendo a donde se dirigía. - Se que esto es algo extraño, pero mi marido es algo impaciente, es mejor no hacerlo esperar.
El nerviosismo del chico solo aumento, nunca había pensado que visitaría aquel lugar y mucho menos que lo haría por su voluntad, - Lo siento - murmuró Percy, siguiendo a la mujer al interior del lugar. A pesar de que tenía muchas preguntas decidió mantenerse en silencio, no quería molestar a la mujer, además aquel lugar estaba volviéndose más obscuro, hasta llegar a un momento en el que no pudiera ver más allá de su nariz, algo que le dificultó saber cuando había avanzado.
- Cuidado - exclamó la mujer tomando la camisa de Percy evitando que cayera. ¿De dónde Hades había salido aquel lugar? Pensó sorprendido, al ver aquella pequeña barca, rodeada de un enorme río. Pero lo que más le llamaba la atención era aquel río, no sentía una conexión, incluso no se percató de la presencia del cuerpo de agua.
- ¿A dónde vamos? - murmuró subiendo a la barca junto con la mujer y Caronte.
- A donde más será, vamos al Inframundo niño - respondió Caronte con una sonrisa maliciosa poniendo aún más nervioso al chico.
- Deja de asustarlo Caronte, o veré que mi marido no te aumente tu sueldo- dijo la mujer, provocando un quejido del esqueleto. - ¡Oh! ¡Que modales los míos! Soy Perséfone.
- Per... Percy - murmuró el chico, ¿Por qué razón iba al Inframundo? ¿Acaso Hades lo iba a asesinar? ¿Por qué Hermes lo había dejado?
- Tranquilo Percy, no te va a pasar nada, no tienes que preocuparte - dijo la Diosa intentando calmar los nervios del semidiós. Percy se mantuvo en silencio sin poder apartar la mirada del río que cruzaban, estaba tan lleno de basura, podía observar ropa, libros, joyería, fotografías.
- ¿Por qué está tan sucio? ¿De quiénes son todas estas cosas? - pidió Percy esperando entender el aspecto del río.
- Eso es gracias a los humanos, ellos tiran todas están cosas cuando cruzan - espeto Caronte. Percy con curiosidad se estiró intentando sujetar alguno de los objetos, pero Perséfone se lo evito.
- No hagas eso Percy, este es el río Estigia. Tu madre me mataría si te llega a pasar algo - dijo Perséfone, ahora entendía el por que nunca había sentido una conexión con aquel río.
El nerviosismo del chico aumento más, aquel lugar en verdad era bastante tenebroso y que decir del enorme perro que custodiaba la entrada al Inframundo, el cual estaba a unos cien metros de ellos, y solo bastaría unos minutos para llegar hasta donde estaba, para su fortuna, de pronto todo se esfumó, ya no estaba más en la barca y aquel perro no se encontraba cerca. - ¿Qué pasó? - murmuró, sin entender cómo había llegado hasta ese lugar.
- Creo que era mejor evitar que vieras todo el Inframundo - respondió Perséfone antes de tocar la enorme puerta de madera, Percy levanto la mirada observando a las tres figuras aladas que se encontraban en la parte superior del castillo, - Ellas no te harán daño, vamos te espera mi marido.
Percy se mantuvo en silencio sin dejar de observar a su alrededor, todo el palacio era completamente espeluznante y estaba más que seguro que le provocarían un montón de pesadillas, - ¿Qué es este lugar? - pregunto el chico al ver el enorme jardín, no podía entender que es lo que hacía un jardín tan hermoso en un lugar tan aterrador.
- Es mi jardín, Hades me dejo decorar este lugar, es hermoso, ¿no es así? - dijo la Diosa con una sonrisa, Percy asintió mientras observaba las plantas, aunque lo que más le fascinaba eran las esculturas que había por todo el jardín eran demasiado bien hechas, - Son hechas por Medusa, son geniales, ¿verdad?
- ¿Medusa? - murmuró Percy cerrando los ojos temiendo que en cualquier momento apareciera la Gorgona.
- Tranquilo ella no está aquí, aunque si alguna vez estas en Nueva York debes de tener cuidado, tiene su almacén en la ciudad - añadió Perséfone.
- Pensé que llevarías al niño a su habitación - Percy se sobresalto, pensó que en cualquier momento su corazón iba a salir de su pecho, le costó unos segundos recuperarse de la sorpresa para poder observar al hombre, su piel era pálida, como si nunca hubiera visto la luz del sol.
- Se.. Señor Hades - murmuró haciendo una reverencia al Dios.
- Vamos te llevaré a tu habitación - rugió el Dios abandonando el jardín seguido de cerca del chico, - Sólo saldrás cuando sea tu entrenamiento, no tienes permitido andar por el castillo, ni salir de este. ¿Entendiste?
- Si señor - respondió, Hades lo observo una última vez antes de abrir la puerta, Percy entró de inmediato deseoso de poder alejarse del Dios.
Una vez que Hades se fue, Percy reviso el lugar en el cual solo había una cama junto con una puerta donde estaba el baño, Percy abrió el grifo deseando de que hubiera agua. - Atalanta, campamento de las cazadoras - dijo, arrojando un dracma, tardo unos segundos antes de ver a su hermana.
- ¿Percy? ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? - pregunto Atalanta con preocupación.
- Tranquila todo esta bien - respondió aunque no se escuchaba muy convencido.
- ¿Entonces qué pasa Percy? - pidió, sabía que tenía que ser algo grave para que su hermano se comunicara con ella.
- ¿Sabías que me enviarían al Inframundo? - pregunto Percy, - Este lugar me da mucho miedo.
La cazadora suspiro pesadamente, - ¿acaso el bebé tiene miedo? - pregunto, aunque no se veía muy divertida.
- ¿Cómo están las cosas en la Caza?
- Han estado tranquilas, estamos en Nueva York. La Señora Artemisa quiere que llevarnos al campamento Mestizo - respondió Atalanta con desagrado, - La única que está contento con eso es Phoebe, al parecer ella está impaciente por maltratar un par de chicos.
Percy no pido evitar sonreír en verdad le hubiera gustado ver eso, - Percy, promete que no vas a dejar tu entrenamiento - dijo Atalanta.
- Te lo prometo Ata - respondió con una ligera sonrisa.
