La Diosa apareció en el monte Tamalpais, de inmediato sacó su arco por si de verdad había algún monstruo cerca, se mantuvo en silencio, intentando concentrarse en escuchar algún ruido, algo que le alertará de algún monstruo, pero el sitio se encontraba bastante tranquilo, lo único que lograba escuchar era el ruido que hacía Ladon, fuera de eso todo se encontraba en silencio, aunque lejos de tranquilizar a la Diosa, solo la alertó, ya que incluso no podía escuchar los gritos furiosos del Titán. Artemisa se mantuvo alerta, algo andaba mal en aquel lugar, la Diosa preparó su arco mientras entraba en aquel palacio en busca de alguna señal, aunque todo se mantenía en silencio, hasta que llegó al lugar donde debería estar Atlas cargando el peso del cielo, logró observar como un chico era quien cargaba aquel peso.
— Me alegro de que por fin llegarás Artemisa — dijo una voz a la espalda de la Diosa, la cual se dio la vuelta de inmediato disparando varias flechas pero todas estas fueron detenidas por el desconocido.
— ¿Cómo es qué estás libre Atlas? — cuestionó la Diosa sin bajar en ningún momento su arco, el Titan dio un par de pasos más para acercarse más.
— Digamos que un agradable chico se ofreció para ayudarme — respondió Atlas con tranquilidad señalando hacia donde estaba el mundo.
— ¿Percy? — murmuró con incredulidad Artemisa al reconocer el chico que estaba cargando el cielo. "¿Cómo es que había llegado hasta ese lugar?" pensó preocupada lo cual aprovechó el Titán para atacar, la cual apenas y pudo esquivarlo a tiempo.
— ¿La Diosa de la Caza está preocupada por un chico? — cuestionó Atlas con arrogancia, — ¿Creía que tu odiabas a los hombres? ¿Qué es lo que ha cambiado?
Artemisa vio con furia al Titán antes de ponerse de pie y atacar con furia a este, Atlas respondió con una patada la cual hizo que ella retrocediera.
Artemisa volvió al ataque utilizando sus cuchillos de caza logrando herir al Titán en el pecho, — Te vas arrepentir por hacerle eso a mi hijo — dijo Artemisa con furia mientras trataba nuevamente en atacar al Titan pero este detuvo fácilmente su ataque.
— Tu sabes que tu hijo no va a soportar mucho, ¿En verdad quieres pasarte el poco tiempo que le queda a tu hijo peleando contra mi? — dijo Atlas con arrogancia, Artemisa echó un vistazo hacia donde se encontraba Percy y se dio cuenta que este no iba a soportar mucho más tiempo. Así que decidió correr con todas sus fuerzas hacia allá, rompiendo las cadenas que tenían sujeto a su hijo.
— Yo lo voy a cargar — dijo Artemisa mientras sostenía el peso del cielo, Percy se desmayó agotado de cargar el peso del cielo.
— En verdad nunca creí que esto iba a funcionar, nunca me imagine que fueras tan ingenua — dijo Atlas mientras observaba triunfalmente en donde estaba Artemisa cargando el cielo, Percy de pronto se empezó a arrastrar lejos de la Diosa hasta colocarse enfrente de Atlas.
— ¿Por que te tenías que tardar tanto Atlas? — cuestionó Percy con furia mientras cambiaba su forma.
— No llores más Deimos, y es mejor que te alistes para continuar con el plan — dijo Atlas con severidad, Deimos miró con molestia mientras se transformaba en Júpiter.
— Prepara a tu ejército Atlas, muy pronto llegará el momento de atacar el Olimpo — le dijo Deimos antes desaparecer del Monte Tamalpais, Artemisa miraba con frustración hacia donde estaba Atlas maldiciendose en haber caído en la trampa del Titan, solo esperaba poder salir de este lugar y tratar de avisar lo que Atlas planeaba hacer. Pero había algo aún no lograba entender, ¿quién había sido el responsable de liberar a Atlas? Sabía que Deimos y Fobos no eran capaces de crear un plan como ese, tenía que haber alguien detrás de ellos que ha estado planeando esto desde hace mucho. Un destello plateado iluminó todo el lugar provocando que la Diosa tuviera que cerrar los ojos. Después de unos segundos abrió encontrándose con una mujer frente a ella, la cuál no dejaba de mirarla.
— Atlas quiero que vayas al Hotel Lotus y detengas a las cazadoras. Ellas no pueden llevarse a los hijos de Hades, ¿Entiendes? — ordenó la mujer sin apartar la mirada de Artemisa, el Titan miró con recelo a la desconocida sin entender como ella se atrevía a darle órdenes.
— No se quien seas, pero deberías de mostrar más respeto — espetó Atlas con rabia, la desconocida sonrió maliciosamente antes de caminar a donde estaba el Titán.
— Ustedes los inmortales siempre tan prepotentes — dijo acercándose tranquilamente al Titán, — Pero a pesar de toda su fuerza, ustedes no se comparan a nosotros.
Atlas sonrió, esa mujer vería lo que pasaba cuando lo provocan — ¿Qué es esto? — murmuró Atlas con temor, no entendía por qué no podía moverse.
— Debes de entender algo Atlas, tú sólo eres una pieza más dentro de nuestros planes, alguien reemplazable, y créeme que no voy a dudar en eliminarte — dijo, sin dejar de ver al Titán, la mujer chasqueó los dedos permitiendo que Atlas pudiera moverse. — Ahora ve a hacer lo que te ordené
Atlas solo asintió con la cabeza, aún estaba bastante sorprendido por el poder que emanaba aquella desconocida. — En verdad eres fuerte Artemisa si hubieras decidido pelear contra Atlas, no tengo duda de que tu lo hubieras vencido — dijo la desconocida asombrado, tal vez los Olímpicos no serían tan débiles como se había imaginado.
— ¿Quién eres tú?— cuestionó la Diosa viendo con furia a la mujer, algo que más le impresionó, a pesar de estar soportando el peso del cielo no dejaba de ser una guerrera.
— He tenido varios nombres, y en verdad me ofende un poco al ver que los Olímpicos no conocen a sus antepasados — dijo con una sonrisa, Artemisa trató de hablar pero otro destello la hizo cerrar los ojos. — Pero basta de charla, quiero presentarte a unas personas, ellos están ansiosos por verte.
— No sabes cuanto tiempo he esperado este momento, es hora de que sepas lo que es perder a un hijo — dijo la mujer mientras le daba una bofetada a la aturdida Diosa.
— Tranquila Níobe o serás tú la que soporte el peso del cielo — ordenó la desconocida, Níobe lanzó una última mirada de desprecio a Artemisa antes de alejarse de ella.
— Hola Señora — dijo una chica, vestía con un traje de cazadora pero todo lo tenía cubierto de sangre.
Artemisa desvió la mirada, había temido por cientos de años aquello, — Aura, yo lo
Pero no pudo terminar de hablar ya que la ex cazadora le dio una fuerte cachetada, — Guárdate tus disculpas, esperé por años mi venganza, creéme que voy a torturar a tu hijo hasta que me ruegue que lo asesine — dijo Aura, sin dejar de ver con odio a la Diosa.
— Te juro que te vas a arrepentir si le haces daño a mi hijo — le amenazó la Diosa de la Caza furiosa, Aura solo sonrió maliciosamente, aún costado de la ex cazadora se encontraba un joven, y al igual que las dos mujeres observaba a la Diosa con odio puro.
— Tu no sabes cuanto sufrí cuando tu y Apolo asesinaron a mis hijos, y te prometo que tu querido hijo va a sufrir como no tienes idea — le amenazó Níobe antes de desaparecer del lugar, dejando a la Diosa sumamente nerviosa, solo rogaba que su hijo estuviera a salvo y logrará reunirse con las cazadoras, él no tenía que pagar por los errores que cometió en el pasado.
— Tranquila Artemisa, tu hijo aún no ha regresado del Mar de los Monstruos así que si quieres ayudar a tu hijo te tienes que unir a mi — le ofertó la desconocida examinando la reacción de Artemisa.
— ¿Y tú qué vas a ganar?— preguntó Artemisa tratando de sacarle información al Primordial.
— No te subestimes Artemisa, tu y tus cazadoras son muy buenas guerreras. Además si tu te unes a mi Percy también lo haría — dijo con una sonrisa engreída.
Artemisa se quedó en silencio antes de escupir. — Te has equivocado querida, es una pena que tu hijo tenga que sufrir por tu culpa — terminó este antes de alejarse del lugar dejando muy frustrada a la Diosa, la cual no sabía cómo iba a poder escapar de ahí para ir en ayuda de Percy. Deimos apareció de pronto en el vestíbulo arrodillándose frente al Primordial.
— Señora los romanos se encuentran en Nueva York, ellos ya van en dirección al Campamento Mestizo me temo que no tardaran más que un par de días para llegar hasta allá y empezar con el asedio.
— Deimos quiero que te unas con tu hermano en el Olimpo y me avises cuando los Olímpicos estén sufriendo los estragos de la batalla de los griegos contra los romanos — ordenó, al Dios Menor, el cual de inmediato se fue del lugar para cumplir con su misión.
Un par de días habían pasado desde que Artemisa había estado cargando el cielo, pero a ella ya se le había hecho toda una eternidad y con cada hora que pasaba más frustrada sin saber cuál podría ser el destino de su hijo o sus cazadoras, — Creo que esto te va a interesar — dijo la desconocida. La cual abrió su puño para proyectar la pelea entre Percy contra la Diosa. Su corazón se tranquilizó al ver que su hijo había logrado salir con vida, solo esperaba que Percy pudiera mantenerse a salvo, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos, un destello dorado iluminó la habitación dejando ciega momentáneamente a la Diosa.
— ¿Cómo va el plan Ananké? — Artemisa se quedó paralizada, ahora entendía por qué la desconocida tenía tanto poder, pero lo que más temía era aquella voz. Después de todo este tiempo había tenido razón, la Profecía nunca estuvo relacionada con el Rey de los Titanes. Y ahora no sólo se enfrentaban a un Primordial, si no que lo hacían contra dos, ¿Cómo le harían para detenerlos?
— Perses ha logrado encontrarlo, sólo estaba esperando que regresarás de tu pequeña incursión para continuar con el plan.
— Date prisa Ananké, tenemos poco tiempo.
Cuando Artemisa recuperó su visión Ananké se había marchado, en su lugar había un hombre anciano con un peculiar báculo dorado parado justo enfrente de ella, — Ahora entiendo de donde Percy aprendió hacer esa mirada — comentó divertido.
— ¿Por qué haces todo esto? ¿Por qué quieres destruir el Olimpo? — preguntó Artemisa, quería entender qué era lo que pasaba. Sin embargo Cronos soltó una carcajada.
— Igual que tu hijo, siempre tan simplistas, son iguales a mis hermanos. Destruirlos es una cosa bastante fácil, lo podría haber hecho hace tantos años, pero ese nunca ha sido mi objetivo.
— Vamos Artemisa no pongas esa cara, tú has visto el poder que tiene Ananké, en realidad crees que ustedes tienen una posibilidad contra nosotros — exclamó Cronos.
— ¿Entonces por qué hacer esto? ¿Cuál es su verdadero plan?
— Eso no lo sabrás, después de todo no lo entenderías. Lo único que debes de saber es que tu hijo viene a salvarte y le he preparado varias pruebas para ver que tan fuerte es.
Salto de Línea
Clarisse abrió los ojos lentamente, "¿Qué había pasado?" Pensó intentando ponerse de pie, pero se encontraba bastante aturdida, su cabeza le daba vueltas. — ¿Annie? ¿Dónde estás? — grito, esperando que su amiga viniera, pero todo se mantuvo en silencio, lo único que oía era el ruido que hacían las olas al golpear el barco. "¿Acaso las habían atacado?" pensó, temiendo que su amiga se encontrará herida en alguna parte del barco, con ese pensamiento en mente logró reunir sus fuerzas para ponerse de pie ayudándose del barandal para caminar por el barco.
— Annabeth — gritó la chica, aunque eso agudizó más su dolor de cabeza, la chica levantó la mirada al cielo, el sol se estaba empezando a ocultar, lo que hizo que se preguntará cuánto tiempo había estado inconsciente. Lo último que recordaba era que Percy había ido a pelear contra Enio con la ayuda de Reyna y Hylla, pero Annabeth se había quedado con ella o eso era lo último que recordaba. ¿Acaso habían atacado a su amiga? ¿Habían sufrido un ataque? La chica con esfuerzo logró adentrarse en el barco, el movimiento de este, más el dolor de cabeza y los mareos, hacía que esa simple tarea fuera bastante complicada, en varias ocasiones había caído al piso. Primero quería ir al camarote donde se encontraba el Vellocino, se quería asegurar que aún estuviera en el barco, habían pasado por tanto para fallar de último minuto. Después de unos minutos logró llegar hasta la habitación, donde el Vellocino se encontraba colocado sobre la cama, la chica dio un par de pasos, para después recostarse encima del Vellocino. Toda aquella situación le resultaba completamente rara, lo poco que había logrado recorrer de la embarcación, no había alguna señal de combate y peor aún, no había ningún rastro de su amiga. Al abrir nuevamente los ojos se percató que la mochila de Annabeth seguía en la habitación, con esfuerzo logró levantarse y caminar hasta la mochila, vaciando todo su contenido, encontrando un par de dracma's. La chica se encaminó al baño para poder utilizar los dracma's y así ponerse en contacto con Percy, tal vez el chico sabría donde estaba su amiga.
— Percy Jackson — pero no recibió ninguna respuesta, algo que desesperó aún más a la chica, — Quirón, Campamento Mestizo.
Pero al igual que la última ocasión no recibió ninguna respuesta, haciendo que la chica se pusiera aún más nerviosa, pero antes de que pudiera hacer algo el barco se detuvo de pronto tirando a la chica al piso.
Estaré subiendo cada lunes un capítulo nuevo, espero les agrade la historia.
