Las tres chicas permanecieron en silencio, ninguna se movía pensando que en cualquier momento aquella desconocida regresará, solo después de unos minutos Reyna se arrodilló intentando despertar a su amigo, Hylla por su parte se colocó enfrente de ellos llevando su mano a su espada por si alguien los atacaba.

— ¿Él está bien? — preguntó Piper al ver que Percy se mantenía inconsciente, la chica no dejaba de voltear en todas direcciones esperando algún ataque o el regreso de aquella mujer desconocida.

— Necesitamos irnos, aquí estamos vulnerables — dijo Hylla observando a las chicas para fortuna no había señal alguna de peligro cercano pero quería estar en algún lugar más seguro.

— Ustedes esperen aquí — dijo Piper regresando por el camino que habían tomado al llegar. Ambas hermanas se quedaron en silencio, observando al hijo de Poseidón quien había empezado a moverse y murmurar.

— ¿Quién será esa mujer? — preguntó Reyna, estaba frustrada de no poder despertar al chico.

— No sé, pero hay que estar atentas, puede que ataque en cualquier momento — respondió Hylla, en ese momento Piper les hizo una señal para que se acercarán, la chica había detenido un taxi.

— ¿Hacia dónde nos dirigimos? — preguntó Hylla mientras entre ella y su hermana subían a un inconsciente Percy.

— Nos dirigimos hacia el centro ahí vive un amigo mío y él nos va ayudar a ocultarnos — respondió Piper, — Es aquí — le dijo esta al taxista para que se detuviera enfrente de una pequeña casa, Reyna y Hylla bajaron a Percy mientras la chica le pagaba al taxista.

— ¿Este es un lugar seguro? — preguntó Reyna pues no quería ser atacada por monstruos con Percy inconsciente y no sabían en qué momento este iba a despertar, la chica solo asintió con la cabeza antes de tocar la puerta de la entrada.

— Hola Reina de la Belleza — dijo un chico de aspecto latino cuando abrió la puerta, — ¿Qué fue lo que pasó Piper? ¿Quiénes son ellas? — cuestionó al ver a Percy desmayado, su amiga parecía que siempre se metía en problemas.

— Dejanos entrar Leo y te explicaremos todo cuando estemos adentro, él tiene que descansar — le dijo Piper a su amigo antes de que este ayudará a Hylla y Reyna de llevar a Percy hasta el sofá donde este descansaría hasta que despierte.

— Ahora si me quieres explicar que paso Piper — le ordenó Leo con preocupación. — ¿Y por qué ese chico está desmayado? ¿Estás bien? ¿No estás herida?

— ¿Recuerdas que te conté una vez de un chico que me rescato? — dijo Piper mientras tomaba un vaso de agua.

— Es él — murmuró Leo observando a Percy, no entendía como aquel niño era quien había rescatado a su amiga, no se veía tan impresionante como lo había contado ella. — ¿Él está bien?

— Fuimos atacadas por una desconocida — respondió Piper.

— ¿Era la misma mujer de la otra vez? — preguntó Leo con nerviosismo al recordar aquel ataque que habían sufrido hace unos días. Para sorpresa de todos Percy se puso de pie de pronto sacando su arco observando en todas las direcciones.

— ¿Estás bien? — preguntó Hylla colocando su mano sobre el hombro del chico logrando que este se calmará.

— ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estamos? — pidió Percy aún algo nervioso.

— Esa mujer te hizo algo, te traje a la casa de mi amigo — explicó Piper con una sonrisa, el joven asintió pesadamente, se sentía bastante mareado, pero sobre todo estaba nervioso, ¿aquello que había visto en verdad paso? Sabía del odio que su madre tenía ante los hombres, también lo había visto con las cazadoras. Su madre le había contado la historia de algunas de las cazadoras, en ese momento entendía el por que ellas tenían esa actitud, pero lo que aún no se podía sacar de la mente, era a la ex cazadora, Aura, deseaba con todas sus fuerzas que aquello fuera mentira.

— ¿Qué pasa? — preguntó Percy, al percatarse que todos lo veían fijamente.

— ¿Estás bien? — cuestionó Reyna.

— Si, pero me debo de dar prisa, necesito llegar cuanto antes a San Francisco — dijo Percy intentando ponerse de pie pero Piper se lo impidió.

— Hablaré con Leo para que nos ayude, intenta descansar unos minutos — dijo la chica antes de alejarse.

— ¿Qué fue lo que te hizo esa mujer Percy? ¿Te encuentras bien? — cuestionó Hylla al ver el estado en el que estaba el chico, él parecía que había corrido por un par de kilómetros sin descanso.

— Y no se te ocurra mentir — dijo Reyna observando fijamente al chico. Percy se mantuvo en silencio observando la habitación, no sabía ni cómo explicar aquello que había visto, para su fortuna Piper lo salvó de la conversación incómoda.

— ¿Alguno de ustedes sabe manejar? — preguntó Piper observando a los tres chicos, pero ellos negaron.

— Creo que será mejor que los acompañe — dijo Piper.

— Entonces también iré — dijo Leo, — Hay que preparar todo, tu intenta descansar.

Percy solo asintió mientras se recostaba en el sillón, su mente no dejaba de dar vueltas, — ¿Estás lastimado? — preguntó Piper, mientras le daba un vaso con agua, el chico no pudo evitar esbozar una sonrisa.

— Físicamente estoy bien — explicó Percy, tomando el vaso con agua, recordando la conversación que había tenido con la chica el día que se conocieron, tal vez su padre pudo encontrar algo sobre la ex cazadora. — En las investigaciones que hizo tu padre, alguna vez vieron el nombre de Aura.

Piper asintió lentamente, — Creo que no deberías preocuparte por eso en estos momentos — dijo la joven, después de que Percy la rescatará se había interesado más en las investigaciones que había hecho su padre sobre la mitología griega, quería conocer más sobre aquel mundo.

— Ella era cazadora, ¿no es así? — preguntó Percy.

— Si, aunque es solo un mito, no tiene por que ser cierto aquello — replicó Piper, Percy cerró los ojos, estaba frustrado, no hubo necesidad de que la chica le contará lo que sabía, entendió que aquello que le mostró Ananké fue cierto, su madre le hizo lo peor a la cazadora.

— ¿Dónde queda el baño? — preguntó Percy, logrando ponerse de pie, agradecía que todos quisieran ayudarle pero en esos momentos quería estar a solas, necesitaba pensar. El chico se dejó caer en el suelo tan pronto cerró la puerta. — ¿Por qué lo hiciste mamá? — murmuró el chico, sin saber qué hacer, durante su entrenamiento supo la historia de Medusa y descubrió lo que su padre había hecho a la gorgona, pero durante todo ese tiempo había creído que su mamá era diferente. Entendía el odio que a veces tenían su madre contra los hombres, pero nunca se imaginó que su mamá fuera hacerle eso a una de las cazadoras, desde que él tiene recuerdo un par de chicas abandonaron la caza, pero. ¿Cuántas chicas habrían tenido el mismo destino? Quería creer que todo aquello fuera mentira, necesitaba hablar con su mamá, que ella le explicará.

— ¿Estás bien? — preguntó Reyna, tocando la puerta del baño.

— Si, en un momento salgo — dijo Percy, se lavó el rostro limpiándose las lágrimas que tenía en el rostro.

Salto de Línea.

Apenas habían pasado un par de horas desde que habían salido de la casa de Leo en dirección a San Francisco, aún les faltaba demasiado camino por recorrer para llegar a su destino, en el auto todos se encontraban en silencio, ninguno se atrevía a hablar..

— ¿Por qué has estado tan serio? — preguntó Reyna observando al hijo de Poseidón, el chico había permanecido en silencio desde aquel encuentro con la desconocida, solo hablaba cuando era necesario, algo demasiado extraño en aquel joven. Percy se mantuvo en silencio observando el paisaje, no quería hablar de lo que le había mostrado la Primordial.

— Es solo que están pasando tantas cosas que es muy difícil de asimilar, lo de mi mamá, los campamentos. Inclusive no sé que ha pasado con mis hermanas — respondió Percy con frustración aunque sí estaba preocpuado por la situación en el campamento Mestizo, aquello no era lo que lo mantenía así, solo esperaba que la chica no insistiera más sobre aquel tema .

— Deberías de intentar dormir, aun nos queda mucho camino por recorrer y es mejor que descanses algo — dijo Reyna al ver que su amigo aun continuaba despierto, pero este solo se quedó en silencio viendo hacia enfrente en esos momentos lo último que quería hacer era dormir, sabía que una vez que lo hiciera las pesadillas lo atormentarían por todo lo que vio y eso era lo último que quería hacer.

Percy se quedó en silencio, observó a su alrededor no entendía por que se sentía tan nervioso, durante todo el camino se habían encontrado con varios autos en la carretera pero llevaban algunos minutos sin ver alguno.

— Detén el auto — pidió Percy bajando del auto tan pronto este se detuvo, de inmediato sacó su arco observando a su alrededor. Dio un par de pasos adelante del auto antes de disparar un par de flechas en dirección al árbol más cercano. En el interior los chicos se quedaron en silencio sin entender la actitud de Percy.

— ¡Sal de ahí! — grito el chico sin dejar de apuntar su arco.

— Parece que los rumores eran ciertos sobre ti chico, eres todo un cazador digno de la gran Artemisa, ella debería de estar muy orgullosa de ti, lastima que seas un hombre y eso solo hace que tu madre te vea con asco — dijo un hombre, saliendo de las sombras, Percy pudo ver que este vestía un traje similar a las cazadoras solo que este era negro.

Orión — murmuró Percy con furia sin dejar de ver al hombre que estaba frente a él, pero este negó con la cabeza con una sonrisa mientras se acercaba a este para que lo pudiera ver mejor una vez más cerca Percy lo reconoció de inmediato, él se trataba del mismo joven que su mamá había asesinado usando sus propios perros.

— Lamento decirte que no soy tu querido hermano, mi nombre es Acteón y soy mucho mejor cazador de lo que alguna vez fue Orión, pero creo que tu ya me conoces muy bien, ¿no es así? te han de ver enseñado lo que me hizo la estúpida de Artemisa — dijo el hombre con una sonrisa mientras caminaba hacia donde estaba Percy. El hijo de Poseidón dudó por un momento, su furia que había sentido se desvaneció, no pensó que se enfrentaría ante aquel joven, ya que a su mente venían aquellos recuerdos del joven siendo asesinado por su perros.

— No dirás nada — dijo Acteón con una sonrisa, Percy lanzó un par de flechas aunque esas fueron esquivadas con mucha facilidad. — Pensé que eras mejor cazador.

Percy apretó los puños con furia, sin pensarlo se arrojó sobre el joven, pero este logró esquivarlo antes de darle una patada en el pecho. — Ella no merece ser salvada, era un joven tranquilo, quería hacer tantas cosas pero Artemisa terminó con todas mis ilusiones — exclamó el joven, golpeando en un par de ocasiones a Percy. —Ella y el resto de los Dioses deben pagar por todo lo que han hecho.

Percy logró ponerse de pie, aunque se mantuvo alejado de aquel joven. — Cuidado — gritó Reyna, Percy se dio la vuelta sacando su escudo, logrando protegerse de un par de flechas que habían sido arrojadas en su dirección. Percy se maldijo mentalmente, no estaba prestando atención a lo que pasaba a su alrededor y si no fuera por Reyna, habría salido lastimado.

— Hola Percy.

El chico sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, la mujer se mantenía oculta entre las sombras pero había logrado reconocer aquella voz, ella dio un par de pasos lo suficiente para que el chico la viera, vestía su traje de cazadora pero este se encontraba repleto de manchas de sangre seca, fuera de eso la joven lucía igual a la visión que le había mostrado Ananké, Percy se mantuvo callado viendo a la ex cazadora aún sin saber cómo reaccionar, — Has visto lo que me hizo, y aún así no has desistido de tu idea de salvarla — dijo Aura, mientras en su rostro se formaba una sonrisa, Percy solo dio un par de pasos tratando de alejarse de la chica, si ver a Acteón lo había afectado, el encontrarse con la ex teniente de la caza, lo dejaba más nervioso.

— Apuesto a que tu mami te ha dicho que eres importante, que ella te quiere y que siempre te va a proteger, ¿no es así? — comentó Aura esbozando una sonrisa macabra, — Era su mejor amiga, su mejor cazadora y aun así me hizo aquello, ponte a pensar que es lo que haría ella contra ti.

— Todo eso fue mentira — dijo Percy, en el fondo quería creer que todo aquello no fuera verdad, lo que solo provocó que Aura sonreirá más.

— ¿Acaso creíste en su cuento de buena madre? A ella no le importa nadie, no sabe lo que es amar — dijo Aura, Percy disparó un par de flechas pero ellas fueron esquivadas por la ex cazadora. — Sabes mejor que nadie que ella odia a los hombres, no me imagino el asco que debe sentir cuando tu estas en la caza.

Percy se había quedado en silencio, de inmediato intentó atacar a la joven no quería oírla hablar, — Te daré una oportunidad de que te salves, no tienes que morir por ella, no desperdicies tu vida por alguien que solo te ve como basura — dijo Aura sin dejar de sonreír.

Reyna y Hylla intentaron bajarse del auto, pero Acteón arrojó una lluvia de flechas impidiendo que las chicas lograrán hacerlo, Percy intentó golpear al hombre lo que Aura aprovechó para golpearlo en repetidas ocasiones.

Percy se puso de pie de inmediato tratando de atacar a la mujer con sus cuchillos de caza pero esta los esquivó con suma facilidad antes de golpear a este en el estómago. — También era una cazadora, es mejor que intentes otros movimientos chico, porque esos me los sé de memoria — dijo Aura con una sonrisa maliciosa antes de golpear en varias ocasiones a Percy.

Percy intentó nuevamente golpear a la chica, pero ella esquivaba todos sus ataques, — Es una pena que mueras por ella — dijo Aura apuñalando a Percy en el estómago, el chico dio un par de pasos perdiendo el equilibrio.

Percy intentó golpear a la chica, pero está nuevamente esquivo el ataque para después hacerle un corte en el muslo, — Pero aún no, de verdad piensalo, no tiene que terminar así — dijo la chica colocando su cuchillo sobre la garganta de Percy. — Simplemente deja a Artemisa, ella tendrá su castigo, tu vive tu vida normal, no la necesitas.

— No voy a dejar que ustedes le hagan daño a mi mamá — dijo Percy, pero Aura solo sonrió más, todo aquello parecía que le divertía.

— Mirálo Níobe, el niño aún cree que la grandiosa Artemisa se preocupa por él — dijo Aura golpeando en varias ocasiones el rostro del chico.

— Vas a morir lentamente — dijo la voz de una mujer a su espalda antes de apuñalarlo, Percy observó cómo sus compañeros quisieron ir en su ayuda pero ninguno lograba hacerle daño al desconocido.

— Deberías preocuparte por ti, no vas a poder llegar hasta donde está, solo vas a provocar la muerte de tus amigos y la tuya — espetó Níobe retirando su daga, el chico cayó al suelo.

— Me encargaré de ellas, por lo mientras ten una cordial conversación con el hijo de Artemisa — dijo Aura antes de salir disparada a donde estaban sus compañeros, Percy intentó ponerse de pie pero Níobe le dio una patada.

— Tu querida madre por fin va a saber lo que se siente perder un hijo — dijo Níobe golpeando al chico en el rostro. — Es una pena que tengas que pagar por sus errores.

Percy intentó ponerse de pie pero las heridas que tenía no lo dejan moverse rápido, — Tu lo viste, sabes que ella no merece ser rescatada, desiste de esa estúpida idea de querer salvarla — espetó Níobe, Percy logró arrojar una ráfaga de agua alejando a la mujer. Tenía que pensar en algo, todo aquello se estaba complicando más de lo que imaginaba. Pero no pudo lograr recuperarse ya que una flecha se le incrustó en la espalda, haciendo que el chico cayera de rodillas, — ¿Acaso no te enseñaron a siempre estar alerta? — dijo Acteón, quien sonreía tranquilamente.

— Sabes Percy, después de llevar tu cuerpo ante Artemisa y ver cómo llora al ver a su único hijo muerto, creo que por fin ella y yo vamos a tener un tiempo para nosotros, le voy a quitar su querida virginidad como venganza a lo que me hizo — dijo Acteón con una sonrisa lasciva, Percy lo vio con furia antes de abalanzarse sobre este logrando golpear en el rostro. — ¿Vamos Percy en verdad te molesta que le demuestre a tu mamá lo que es ser un hombre?

Pero Percy se mantuvo en silencio arrojando varias ráfagas de agua, — Aunque debo decirte que ella se veía muy bien con su traje de cazadora, incluso la vi antes de que viniera aquí contigo, creo que ella y yo nos vamos a divertir mucho.

Percy se quedó inmóvil viendo con furia a Acteón, el cual no dejaba de sonreír maliciosamente, — No sabes como voy a disfrutar hacerlo con tu mamá, te prometo que seré delicado la primera vez para que no le duela tanto — dijo este con una sonrisa antes de que un fuerte temblor azotara todo el lugar, no permitiendo que nadie se pudiera poner de pie.

— ¿Qué demonios? — murmuró Reyna con incredulidad al ver cómo el cuerpo de Percy se veía rodeado por un aura verde mar, plateada. Acteón trató de atacar pero este respondió lanzando una ráfaga de agua hacia este. Aura de inmediato se acercó a ellos convocando varias cadenas para detener al furioso semidiós.

— Eres un idiota Acteón — dijo con molestia Aura mientras trataba de mantener a Percy controlado pero este se removia furiosamente, Acteón aprovecho la oportunidad para disparar varias flechas pero estas fueron destruidas antes de que se pudieran acercar al semidiós.

— Ustedes se van a arrepentir de lo que le hicieron a mi mamá, no voy a permitir que le hagan nada — dijo Percy con furia antes de crear un enorme huracán lo que provocó que Aura soltara a Percy, Acteón trató de apuñalarlo a este pero su cuchillo se destruyó sin poder atravesar la armadura de hielo de Percy. Este respondió lanzando un puñetazo al cazador haciendo que se tambaleara antes de atacar con furia con sus cuchillos de caza haciéndole varios cortes en el pecho de este para después lanzarle una patada tirando a este al piso, intento a atacar a este pero Aura se recuperó sujetando a Percy por la espalda .

— ¿Qué es todo esto? — murmuró Níobe con fastidio, ella había soltado a Percy cuando sintió como sus brazos se congelaban antes de que esta pudiera reaccionar, él respondió arrojando una ráfaga de hielo a las piernas de esta dejándola inmóvil. Acteón trató de aprovechar que el hijo de Poseidón estaba distraído para atacar pero cuando intentó golpearlo este se arrodilló para después golpear en el estómago con ambos puños.

— ¿Ya no eres tan fuerte no es así? — dijo Percy con sarcasmo mientras golpeaba el piso provocando que dos lanzas de hielo atravesarán el estómago para después levantarlo y quedará a la misma altura de Percy. —Te prometo que después de esto ya no vas a poder hacerle nada a mi mamá.

— Estúpido niño — grito con furia Acteón cuando Percy lo apuñaló para castrarlo, una ligera bola de energía golpeó al chico por la espalda.

— Eres un imbécil Acteón, eso te mereces por haberlo hecho enojar — dijo Níobe con fastidio mientras arrojaba más bolas de energía pero ninguna de estas le hizo demasiado daño al semidiós. Percy ni siquiera respondió y se arrojó de inmediato en contra de ella para golpear en repetidas ocasiones a Níobe sin que esta pudiera hacer algo para evitarlo, aunque en su arrebato no se percató de dos flechas que se incrustaron en su espalda.

Aura de inmediato se acercó volviendo a apuñalar al chico en la espalda, Percy soltó un quejido lo que solo provocó una carcajada de la ex-cazadora, los chicos intentaron ir en auxilio de su amigo pero de pronto, un destello obligó a que todos cerrarán los ojos. Cuando abrió los ojos, Percy reconoció a la Primordial, ella le sonreía tranquilamente. — Aún no es momento de que el niño muera — dijo Ananké, Aura resopló molesta antes de sacar su cuchillo, lo suficientemente fuerte para provocar que Percy lanzará un grito de dolor. La Primordial caminó tranquilamente hasta colocarse frente al hijo de Poseidón.

— ¿Has pensado mejor las cosas? — preguntó la Primordial, colocando su mano sobre la barbilla del joven. — Has visto hasta donde llega la crueldad de Artemisa. ¿Por qué debes morir por alguien que solo te ve como una herramienta?

Percy, solo observó con furia a la Primordial, su herida en la espalda le dolía bastante pero aún así intentó encarar a Ananké, — No dejare que ustedes ganen — murmuró molesto, aunque sólo provocó la sonrisa de la Primordial.

— Este es el último aviso, desiste de tu idea de rescatar a tu madre, o morirás en el intento — dijo Ananké desapareciendo del sitio junto con los demás atacantes.

El semidiós trató de ponerse de pie pero de inmediato cayó al suelo ya que no tenía suficientes energías, — !Por los Dioses Percy¡ — exclamó Reyna con sorpresa al ver las heridas que tenía el semidiós.