by: Angy Granchester


Chicago,

Frente al enorme espejo miraba su reflejo. Una hermosa Rubia de ojos verdes expresivos y brillantes como las esmeraldas. Lucía su hermoso vestido de novia, tan blanco como la nieve, como su misma piel. Era el vestido perfecto con el que muchas veces soñó y ahora, ese momento anhelado. Su cabello recogido fue adornado con diminutas flores en forma de diadema, parecía una princesa de esas que aparecen en los cuentos de hadas.

La entrada de la iglesia y en el interior de la misma en cada esquina que enfilaba el lugar de los presentes estaba hermosa y finamente decorada. Los invitados llegaban poco a poco hasta el gran lugar para ser testigos del matrimonio de la hija de los Ardlay, Candice White Brower Ardlay quien dos años atrás había terminado sus estudios junto a su hermano Anthony en la mejor universidad de Chicago. Pretendía trabajar en las Empresas de su Tío William y ejercer su profesión. Ross Mary, su madre había quedado viuda un año atrás y un poco más, sus hijos eran todo para ella. A raíz de la muerte de Vincent, las cosas se tornaron muy difíciles y fue un duro golpe que los llenó de dolor. El tiempo pasa y la vida sigue su curso. Su padre siempre anheló que su preciosa hija se casara con un hombre que ella amara y cuando supo de su recién noviazgo para entonces se llenó de orgullo y felicidad, pese a todo lo que estaba viviendo en su momento.

- ¿Mamá, como me veo?- preguntó acariciando el bordado en su pecho y posando sus manos en su cintura.

-¡Preciosa hija!... Tu novio quedará deslumbrado al verte…eres la novia más hermosa de la ciudad y no lo digo porque seas mi hija…en lo absoluto- la mujer le sonrió llena de satisfacción al ver la felicidad reflejada en la brillante mirada de la joven.

-Por supuesto que me ves así…. ¡Eres mi madre y siempre me veras de esa manera! ….ya esperaba esa respuesta.

-… ¡Mírate!...el espejo no miente…..esos ojos son tan hermosos. Te has convertido en una bella mujer y tu novio no pudo escoger a una novia más hermosa que tú. No señor….llevarte de su brazo será un orgullo para él- De pronto a la puerta se escucharon unos leves golpes que interrumpieron los elogios de Ross.

-¿Estás lista Candy? – dijo el hombre que entraba en la habitación. El hermano de su madre y quien era el brazo protector desde que su hermana quedó al desamparo. El esposo de Ross Mary había muerto de un infarto, producto al hecho de malas inversiones como asesor financiero de William, llevándolo a grandes pérdidas millonarias, lo que le causó una gran depresión por fallarle a su cuñado, haciendo que el consorcio Ardlay tambaleara y se viera en aprietos.

-Tío Albert….sí, ya estoy lista….y ¿Tía Jazmín, ya llegó de su viaje de Londres?

-Sí pequeña, tu Tía no podía perderse tu boda…sabes lo mucho que te adora. Para nosotros, tú eres como una hija-William Albert era un hombre de casi 37 años y ella un poco mayor. Se habían conocido en Londres en un viaje de negocios que realizó años atrás, cuando visitaba la Empresa de su difunto Suegro, el Padre de Jazmín fue dueño de Empresas de metal y ella era su total heredera. Viajaba cada trimestre para saber cómo iban los negocios que tras su matrimonio con Albert dejo a cargo de un administrador.

-¿Todo bien?- preguntó Candy al ver que su Tío se había quedado pensativo.

-Sí, todo bien- contesto sin mucha seguridad. La verdad es que su Esposa desde su regreso su semblante era triste, él le cuestiono y lo aludió a algunos problemas surgidos en las Empresas.

Neal Leagan aprovechó la oportunidad para comprar una cantidad de acciones que los hacían socios, no mayoritarios, pero socios al fin, en toma de decisiones que concernían a las Empresas. A Albert le llevó medio año restablecerse por completo y recuperar lo que habían perdido, aunque no asi las acciones que cayeron en manos de Neal, el hijo se prima. Tenían otros consorcios en otros países que ayudó a solventar gastos, pagar hipotecas, empleados y mucho más. Lamentaba mucho el camino que arrastró a su cuñado y amigo, porque pudieron haber luchado mano a mano en sacar adelante los negocios y de esa manera resarcir el daño ocasionado. El pasado, es pasado y ya nada podía regresar y cambiar las cosas. Cualquiera pudiera decir con toda seguridad que el noviazgo de su hija le caía perfecto, pensar mejor las cosas y aprovechar la situación, ¿Qué tiene de malo que presionara un matrimonio que pudiera salvar el patrimonio familiar, si al parecer su hija se veía tan enamorada que no dudaba que eso terminara siendo de esa manera? Eso era una buena opción ante la situación. El dinero perdido podía reponerse, pero Vincent amaba a los suyos y nunca, nunca obligaría a su hija a un matrimonio por una transacción de negocios y la carga emocional fue tan grande que cayó en la depresión y a su vez lo llevó hasta la muerte.

-¿...Nos vamos?

Candy se detuvo al ver a la Tía jazmín entrar- ¡Candy, mi pequeña niña…es increíble mi amor verte a punto de casarte…me parece que fue ayer cuando tan solo eras una niña….

-Tía Jazmín… ¡Que alegría verte de nuevo!...gracias por venir….y quiero aprovechar que todos estén aquí para decirles que nunca dejaré de agradecerles por todo lo que han hecho por mi….ahora es momento de retribuirles.

-¿Retribuirnos? ¿Qué dices hija? ….nunca esperamos que nos devuelvas nada. Eres nuestra hija y te amamos- dijo la madre….imagínate traer al mundo a los hijos para que nos paguen después…eso no es amor.

-¡Lo sé!...pero de todos modos….gracia Madre, Tíos…los quiero mucho.

-Bueno, vámonos que la gente y sobretodo tu novio ha de estar desesperado porque llegue la novia.

Salieron todos de la habitación. En ese instante Anthony llegaba de Nueva York y Candy se adelantó para abrazarlo.

-Anthony….pensé que no vendrías a tiempo.

-¿Pensaste que me perdería la boda de mi hermana querida?...jamás princesa….pero que preciosa estás y tus ojos brillan tanto que me alegro saber que te casas enamorada…. ¿o me equivoco?

-¡Oh, no! Por supuesto que no…estoy tan feliz Anthony- en ese instante fueron interrumpidos por sus amigas. Deseaban verle antes partir a la iglesia.

-¡Candy! ¡Candy….!

-Annie, Patty… ¿Dónde están mis primos?

–No….No quisieron venir, prefieren verte hasta que llegues a la iglesia- las muchachas y Candy se conocieron en la Universidad y desde entonces se convirtieron en grandes amigas y con el tiempo novias de sus adorados primos Archie y Alistear Cornwell, hijos de una prima de su Tío William. Stear con el tiempo se casó con Patty, pero Archie aún no se decidía.

-Por favor no se tarden…- la iglesia estaba muy cerca de la mansión, pero no es bien visto que lleguemos tarde.

-¡Si Mamá!, vamos chicas, la hora ha llegado…estoy nerviosa….muy nerviosa….gracias de nuevo por acompañarme en este momento especial. Quiero ser feliz, seré muy feliz…al fin voy a casarme, me parece un sueño….

-¡Candy…amiga! Disculpa que te haga esta pregunta, pero...- habló la chica de cabellos negros y ojos azules

-Por favor Annie….ahora no.

-No Patty, ahora sí

-A ver, a ver…. ¿qué pasa? ¿Qué es eso que me tienes que preguntar Annie?

-Candy... ¿Estas segura de este paso importante que vas a dar en tu vida?

-¿Segura? ¿A qué viene esa pregunta ahora?-dijo serena acomodando un rizo de su sien derecha- Por favor chicas….¡Claro que estoy segura!…. nosotros estamos enamorados y es normal que queramos casarnos…además…es bueno para mi Familia, para los negocios y…...

-¿Bueno para los negocios de tu Familia? ¿Qué estás diciendo Candy?- preguntó Patty reticente-¿casarte por los negocios de tu familia…? ¿Acaso están en problemas económicos?... Eso no va a funcionar...un matrimonio basado en intereses monetarios, no va a funcionar.

-Patty tiene razón Candy...¿Cómo es eso de bueno para los negocios?

-¡Basta ya!...por favor, es el día de mi boda y ustedes en vez de desearme felicitaciones, me cuestionan mis sentimientos...Amo a mi novio y la prueba es que estoy a punto de casarme...¿De qué otra manera les puedo demostrar que se equivocan?

-¡Tienes razón!...somos unas tontas, pero es que hace algún tiempo nos confesaste que….

-Patty, hace algún tiempo era una tonta que no pensaba y me ilusionaba en cosas vanas e inútiles, sin sentido…... Eso fue algo efímero, algo que pasó y que no tiene caso recordar…ahora mi presente es otro y es el que cuenta…y por favor…no empañen mi felicidad.

-¡Discúlpanos Candy! lamento haberte incomodado con mis estúpidas preguntas, pero sabes que es porque te queremos mucho amiga- dijo Annie un poco avergonzada por sacar a relucir algo que como dijo Candy, no tenía sentido ya.

Media hora después dentro de la iglesia se llevaba a cabo la ceremonia matrimonial. El cotilleo entre los invitados no se hizo esperar. Todos admiraban a la muchacha que parecía una princesa y se preguntaban como una chica como ella pudiera haberse fijado en un hombre como el que la esperaba en el altar y no es que se referirían a lo físico, pues era un hombre apuesto y elegante, pero tenía un pésimo trato con las personas. Quienes los conocían no lo bajaban de tosco, egocéntrico, prepotente y poco gentil sobre todo con las mujeres de las que él mismo halagaba y presumía de que ninguna se le habia resistido nunca. Quizás con Candy habia cambiado y es válido.

-¡Los declaro marido y mujer!...Señor Daniels Leagan puede besar a la novia- dijo el Padre al finalizar la ceremonia. El novio levanto el velo que cubría el rostro de su Esposa. Los ojos de ella estaban húmedos.

-¡Al fin eres mi Esposa!, casi más de dos años esperando este momento- ella asintió con mil emociones y sentimientos encontrados dentro de su ser- una sonrisa apareció en los labios.

-¡Si mi amor…al fin!

-¡Te amo Señora Leagan!- besó a su esposa y luego las felicitaciones no se hicieron esperar. Su hermano Anthony le dió un fuerte abrazo y le deseo la mayor felicidad del mundo aunque fuera con ese tipo que desde un inicio no le cayó nada bien. Quizás eran los celos de hermano -¡Felicidades hermana querida!...estoy feliz de ver esa gran sonrisa.

-Anthony…gracias…. ¡Te prometo que siempre lo seré!... ¡No te preocupes hermano!

Susurró muy cerca de su oído - Sabes que estaré siempre si las cosas no resultan bien….

-¡No deberías decirme eso! …eres un ave de mal agüero.

-Bueno, bueno….no diré nada más…. no me hagas caso…soy un tonto que se resiste a perderte….Recuerda que siempre te amaré….lo sabes…

-¡Anthony!...lo sé y gracias por tu cariño.

La recepción se llevó a cabo en la residencia de los Ardlay. Los Leagan se creían los dueños y señores del lugar y mandaban a diestra y siniestra a los sirvientes quienes no paraban de atender a los invitados.

-Sarah... ¿No crees que te tomas atribuciones que no te corresponden?, esta es la casa de mi hermana…que no se te olvide.

-¡No seas grosero Albert!... continuamos siendo familia… tu sobrina que es también mi familia y ahora la esposa de mi hijo, ¿Qué tiene de malo que ayude y ponga un poco de orden?

-No, no tiene nada de malo, pero se de tus intenciones

-¿Mis intenciones?

-Siempre has añorado vivir en esta casa por la razón que es perfecta. Fue la casa que mi Padre antes de morir le dejó a mi hermana y recuerdo lo enojada que estuviste por mucho tiempo vociferando en nuestra contra porque a tí te dejaron la mansión en que vives que dejame decirte no tiene nada que envidiarle a ninguna propiedad. Es hermosa….

-Yo no necesito de éste lugar…- dijo con molestia frunciendo el ceño- tú mismo lo has dicho…tengo mi casa, que es mía y no necesito otra….- El padre de Sarah y el de Albert fueron socios y al morir, William Ardley Padre quedó a cargo de los bienes entregandole a su sobrina lo que le correspondia por ley, pero no estuvo conforme- Además no somos solo nosotros los que nos beneficiamos con este matrimonio las cosas para ustedes mejorarán ¿no crees?

- ¿Mejorar?...si lo dices por los problemas pasados, ¡te equivocas querida prima!...no tengo que tomar el matrimonio de Candy como un salvavidas porque no lo necesito.

-No me creas tonta querido….El matrimonio de tu sobrina y mi hijo es un buen negocio para ustedes. Candy llega a ser la dueña de la mitad de las acciones que son de mi hijo y eso te convierte aún más en el socio mayoritario si ella traspasa las acciones a tu nombre que, no lo dudo que lo hará….tú seguirás siendo el presidente y dueño mayoritario del consorcio.

-¡Ay, mi querida Sarah!...sin esas acciones seré siempre el dueño de &Mi Empresa&...Tú hijo solo las compró sin siquiera saber nada del negocio. ¿Has escuchado aquello que dice que...en el amor y los negocios todo se vale?, pues ¿qué te parece?...algún día las recuperaré- la mujer no respondió sabía a qué se refería-Mi sobrina no se ha casado por una transacción de negocios, eso tenlo muy presente, no lo ha hecho por salvarnos de ninguna ruina, porque no existe.

-¡Lo sé! ¡Lo sé!, pero no me dirás que esto no te conviene muchísimo… ¡Imagínate! Con el 80% de las acciones.

-¿Entonces por qué lo permitiste? Yo no necesito nada de lo que Candy obtenga de su matrimonio. Tengo el 60 de las acciones y eso es suficiente. ¡No se descuiden! porque pudiera darles la sorpresa de comprar el restante y tu hijo sale de la jugada- Sarah lo miró fijamente llena de rabia. Sabía que su primo era capaz de hacerlo, pero eso no significaba nada, total tenían otros negocios en Boston y Filadelfia que les dejaban muy bueno dividendos- Creo que mi comentario no ha sido tomado de buen agrado querida Sarah. Quiero que tengas muy en claro que no soy un aprovechado ni nada parecido. Si Candy obtiene el 20 de las acciones por estar casada con tu hijo, eso le pertenece a ella….Mis empresas están recuperándose perfectamente- comentó exasperado y molesto mientras tomaba una copa de vino- ¡No ha sido por dinero si es lo que estás pensando….! Y te juro que de saber antes que ese es el motivo, sería el primero en no permitir siquiera ese noviazgo….y mucho menos que se casaran. Candy no tiene que sacrificarse de este modo, porque no es necesario. Además ella nunca ha sabido la magnitud a ciencia cierta de todos los problemas que tuvimos, pero tu hijo sí y espero que no se haya atrevido a tomar eso para embaucarla con mentiras….

-Calumnias a mi hijo…él no…no haría nada de eso, ¿Quién piensas que es…?

Le interrumpió – No deberías molestarte si lo que digo no es verdad….Solo espero que su matrimonio no tenga nada que ver en esto.

-No, no es así…tú mismo lo has dicho….no ha sido por dinero primo…pero muchas veces así se hacen algunos negocios… no nos preocupemos, ahora sabemos que ha sido por amor….Sí, ellos se aman.

-….Sarah, no necesitas fingir conmigo….se perfectamente que mi Sobrina no te cae nada bien y no entiendo el por qué….deberías sentirte feliz porque tu hijo encontró una mujer de verdad, que aunque me cueste creerlo se aman…lo sabes y por eso la detestas aún más, porque tu querido hijito no estará más bajo tus faldas- la mujer estaba roja de ira ¿Cómo se atrevía a decir que su vástago es un…. Mamita y vanagloriarse de que su Sobrina es la mejor del mundo? -….pese a todo… tengo que aceptarlo… no pude hacer nada.

-Ya que nos quitamos las caretas primo, he de decirte que, sí, es cierto, Candy no termina de gustarme en lo absoluto, es como, muy poco interesante, una chica, simple- realmente quiso decir insignificante- sin embargo has visto que he respetado sus decisiones….No me gusta Candy como esposa de mi hijo….perdóname primo que sea tan franca, pero no es del tipo de mujer al que mi hijo está acostumbrado… aunque tengan dinero y sea hermosa y elegante, le faltan muchas cosas… es, como decirte….es tan poca cosa…..- lo dijo

Le interrumpió bruscamente- ¡Por supuesto que no es el tipo de mujeres que tu hijo suele frecuentar…ni es una más del montón! Candy es una joven con muchos defectos sí, pero tiene valores que le hemos inculcado en esta Familia y vale mucho más que cualquiera. Te recuerdo que estás hablando de mi sobrina y no te voy a permitir que te expreses así de ella….así que aguanta este matrimonio por el bien de los muchachos y tuyo también. Ellos han sido contundentes en sus decisiones, no podemos pasar por alto el hecho de que son mayores de edad y deben de vivir sus vidas - las palabras de Albert fueron una mordaza. En efecto Neal tras su regreso de Italia, cinco años atrás conoció a Candy en la universidad y la cercanía entre ellos no le agradaba a Neal cuando un par de años atrás empezaba a sentir atracción por la Rubia. Él podía reconocer perfectamente que a Terry le gustaba Candy y lo confirmó de primera fuente. Así que, meses después y poco a poco se fue acercando a ella, ganando terreno y lograr desplazar al que por años estuvo a su lado. En meses, fueron pocos meses en que los apartó y Terry terminó yéndose a Londres a terminar sus estudios y quizás, olvidar si es que podía que Candy tenía un amor. El solo quería que ella fuera feliz aunque no fuese a su lado.

Tiempo atrás estuvieron viviendo en Londres donde Albert tenía negocios importantes que atender. Vincent estaba a cargo de la empresa en ese entonces y por lo tanto Ross y su hijo Anthony que tenía 3 años se fueron a vivir a esa ciudad. Sarah supo de su viaje y por mucho tiempo no supo nada de ellos. La envidia le carcomía el alma al ver que a sus parientes les iban bien en sus negocios, tenían la casa soñada, los mejores autos y no es que ella no tuviera nada de eso, sino que su ambición la llevaba a querer tener más y más, ser reconocida, importante en la sociedad Neoyorquina. Tiempo después reaparecieron, Albert se habia casado y los Brower Ardlay con un nuevo miembro en su familia, una niña de casi seis años muy hermosa, ojos verdes, Cabello rizado y Rubia y de una piel blanca como la nieve y nunca imaginó que su hijo, su adorado hijo se fijara en ella ya adultos.

Después de ser abrumada con felicitaciones, buenos deseos en su matrimonio. Candy se acercó a uno de los sirvientes que llevaba una charola con servicio de champagne y tomó una segunda copa. Sintió un poco de calor y salió un momento al balcón a tomar aire. Lo necesitaba. La bebida hacia un sinnúmero de burbujitas en el cristal que luego se deshicieron en su garganta al bajar. El lugar estaba un poco oscuro y viendo al horizonte pensó en su nueva vida. En la vida que a partir de esa noche cambiaria totalmente.

Se mareó un poco al girar para regresar al salón, pero sus pasos fueron detenidos cuando una mano se posó sobre su hombro. El rostro de quien habia interrumpido ese momento se apreciaba más claramente.

-¿Terry?... ¿Eres tú?- el semblante le cambió y la sonrisa que antes tenía se desdibujó en su rostro.

-¡Parece que no te da gusto verme pecosa!...Felicitaciones Candy!….Felicitaciones por tu matrimonio.

-Terry…pero, qué dices, por supuesto que me da gusto volver a verte… ¿Cuándo volviste…?- Ella quería preguntarle tantas cosas, pero solo se limitó a un abrazo fraternal.

-Recién he regresado y bueno, lamento mucho no haber podido llegar a la Iglesia, pero a tu recepción no, esa no me la perdería por nada del mundo…. ¡Estas preciosa!

Flash back

Llegó en el primer vuelo que Salió desde el Aeropuerto en Londres con rumbo a New York. Había llegado a América quince días antes de la boda. Terence Granchester hijo del magnate empresario de Londres Richard Granchester y Eleonor Baker una actriz de norte América y quien llevaba años que había abandonado la actuación para dedicarse de lleno a su familia, su marido y sus tres hijos, Terence, Alison y Karen que eran muy jóvenes todavía, 15 y 19 años respectivamente. Terry había regresado a Estados unidos luego de una ausencia de más de un año. El muchacho de ojos azules y cabellos castaños era muy parecido a su padre y tras su regreso dejo muchos corazones rotos incluyendo a su reciente &novia& Amanda, una chica hermosa de cabellos castaños, ojos verdes, pero no del mismo color que tenían los ojos de su amiga, no, esos eran únicos, tanto que admiraba por horas sentado en una silla de biblioteca o cuando salían a pasear cuando fueron amigos de secundaria y luego en la universidad de Nueva York donde estudiaron finanzas juntos mientras ella se quedaba en la casa de la ciudad. Hasta que recibió la noticia que Terence se iba a Inglaterra con su Familia. Fue un duro golpe para Candy, entonces ya era novia de Neal Leagan

Fin Flash back

-Gracias, pero tú, te ves muy guapo y muy elegante… ¿y tus padres?

-En Londres. Ellos están muy bien y gracias por preguntar- de pronto un silencio incomodo por varios segundos eternos- y entonces Candy….te casaste…se le hizo a Leagan ¿eh? Una año tras de ti hasta que lo logró- dijo sorbiendo otro trago de su copa.

-Sí, Neal es un hombre maravilloso.

-¿Lo quieres mucho? – peguntó ansioso

-¡Lo amo!- exclamó con seguridad, mientras sus ojos se habían clavado en los azules del hombre que tenía enfrente-Gracias…de verdad te agradezco que hayas venido- le extendió un abrazo nuevamente que el castaño correspondió apresándola a su pecho y evocando los recuerdos del pasado. El corazón de Candy empezó a latir con fuerza y se removió entre sus brazos, no queriendo que su amigo sintiera el fuerte latido en su pecho- Yo, yo estaba por volver al salón, mi esposo debe andar buscándome.

-Por lo que veo no ha cambiado en nada. Neal sigue siendo el mismo de siempre… ahora eres su esposa, no debe temer nada…es un tonto.

-¡No le digas así!...Bueno…él…

-¡Olvídalo Candy!...vamos y espero que, como tu amigo que creo que soy todavía, bailes conmigo aunque sea solo una pieza- tomó la copa que ella tenía en su manos y con la suya las abandonó en la baranda del balcón- la tomó de una mano para llevarla al salón de baile.

-¿Eh?...no, Terry….

-¡Vamos Candy!...no seas mal educada con tu invitado- dijo una voz tras ellos ¿De dónde salió tan de repente? Era Neal con una mirada fría y dura- No es bueno dar una mala impresión a nuestro invitado mi amor- se acercó a ella y le beso en los labios- baila con Terry…estaré atendiendo a unas personas &importantes&…luego te veo.

-¡Lo ves Candy!...tu esposo te da permiso para que bailes conmigo- lo dijo de forma sarcástica que Neal pudo notar claramente-…solo será una pieza y te devolveré completa.

-Tú nunca cambiaras Terry….nunca. – la Rubia le dedicó una sonrisa de esas que le encantaban y que Neal detestaba.

En el pasado supo que Terry sentía más que una amistad por ella. Terry y Candy se habían conocido desde la secundaria y luego en la universidad se hicieron muy amigos, salían al cine, se reunían con sus primos para compartir, iban a fiestas y él siempre estaba a su lado. Terry se habia enamorado de Candy, pero nunca le abrió su corazón y menos cuando la supo enamorada de otro hombre.

Los vió desaparecer entre la gente y luego los ubicó con su mirada mientras tomaba una cuarta copa de vino

-¡Fuiste un cobarde Granchester!- dijo para sí sonriendo-¡ Un perfecto cobarde!….ahora yo he ganado- dijo con voz triunfante levantando su copa- ¡Tuviste la oportunidad!, pero te dedicaste a jugar al exhibicionista. Mientras yo, la carta contraria y vencí. Te fuiste y me dejaste el camino libre.

El tiempo transcurrió y Terry tuvo que retirarse. Eran las 10 de la noche cuando conducía apesadumbrado su auto. No quería llegar a su casa y que en medio del silencio y el vacío el dolor saliera a flote. El dolor que le causó ver a Candy casada y feliz. Pudo actuar bien y con toda serenidad ante ella incluso ante Leagan que ahora se jactaba de tenerla.- ¡Maldito Leagan!...solo espero que no la lastimes porque te juro que si lo haces te mataría con mis propias manos- sus puños dieron contra el volante y se detuvo para calmar su ira, su desilusión. Su frustración era inmensa que el dolor en su pecho creció de un momento a otro.

Mientras tanto en la habitación nupcial, ella se esmeraba en su arreglo para esperar a su marido. Su amiga Annie le habia regalado un hermoso conjunto sensual de color verde menta para esa noche especial, su cabello estaba suelto y Candy se veía tan hermosa y tan delicada como una flor. Miró las diminutas prendas – ¡Ay Annie!, ¿Cómo puedes pensar que pueda caber dentro de esto?- de pronto por su mente pasó la imagen de Terry, volver a verlo después de un año removió en ella viejas heridas. Sacudió su cabeza espantando lo que no tenía caso recordar. Ahora su vida era distinta y no podía pensar en tonterías pasadas. Es lo que escogió y decidió para vivir. Lo que sintió por Terry ya era cosa del pasado y no tenía cabida un solo pensamiento.

Sentada frente a su espejo tomo el cepillo para su cabello, su olor era embriagador y la visión de la mujer era tan sensual. Ella estaba sumida en sus pensamientos que no fue capaz de percibir que su marido la observaba desde el umbral de la puerta. El dio unos pasos dentro de la habitación y apenas podía sostenerse por su propio pie.

-¡Amor!, pero, ¿Por qué seguiste tomando?...hoy es nuestra noche de bodas….- ni siquiera se dedicó a apreciar lo bella que era su esposa, a ser sutil y delicado. Neal se olvidó que ese debería ser un momento muy importante en la vida de ambos, sobre todo en la vida de ella que le entregaría lo más preciado. Toda la noche se la pasó tomando y tomando como si estuviese en una cantina, hasta que terminó embriagado y estúpido. Con poca sutileza se abalanzó sobre ella llenándola de caricias y besos ásperos. Le arrancó de una vez el conjunto y la besó con pasión.

Al día siguiente. La mañana se apreciaba tranquila. Terence regresaría a Nueva York en unos días donde empezaría a trabajar en la empresa de su Padre como administrador. Sus amigos, los hermanos Cornwell lo visitaron en su apartamento. Lo habían visto en la iglesia y luego en la recepción cuando le prometieron reunirse para partir juntos a Nueva York, la Ciudad donde ambos tenían un bufete de abogados, el mejor.

-Amigo… ¿no crees que fue demasiado para ti ?...solo te has hecho más daño- preguntó Stear moviendo sus lentes para acomodarlos.

-¡No sé de qué hablan!… ¿hacerme daño? Yo estoy bien.

-¡No te hagas el tonto!...sabes perfectamente a que se refiere Stear….te vimos en la Iglesia, al final de los lugares, casi escondido tras el grueso pilar que daba a las afueras y luego al terminar saliste como alma que lleva el diablo. Como si lo que estabas viendo te quemaba vivo.

-¡Ya veo!, al parecer ustedes estaban más pendiente de mí que de los importantes sucesos del momento.

-¡Deja tu estúpido sarcasmo!, esto es muy serio ¿para que fuiste Terry?…es claro que eso no lo ibas a soportar. No debiste amigo….

-¡Basta ya!... ¿Se les olvida que ella es mi amiga y que no podía fallarle en este momento? Me hablaba de su boda y de lo que le encantaría que estuviera aquí ¿Qué querían que hiciera?

-¡No asistir!...simple Terry, es evidente que todo esto te ha derrumbado… ¿Acaso te gusta sufrir? Pudiste negarte con cualquier pretexto .Aun no entiendo por qué nunca le hablaste sobre lo que sentías por ella- dijo el hombre de lentes.

-¿Para qué?...para que me dijera lo que ya sé…..ustedes no saben las veces que estuve a punto de hacerlo….ella me esquivaba sutilmente marcando así lo único que nos unía….una simple amistad…

-Claro y por eso cometías cada estupidez saliendo con cuanta chica se te ponía enfrente. ¿Nunca te has preguntado eso?

-¿Qué cosa?

-Que Candy nunca te dió la oportunidad por tu proceder con las mujeres. Que al verte con una novia, otra y otra, ella iba ser solo una más….sabes que ella no es ese tipo de mujeres y tú eras un perfecto Don Juan.

-¿Un don Juan?...por favor- dijo molesto- si esas chicas eran las que se acercaban a mi…ninguna de me importó, ni siquiera recuerdo sus nombres y no pasábamos de salidas tontas y estúpidas.

-Candy no pensaría igual….recuerdo en cierta ocasión que la vi muy molesta porque la chica del salón de estadísticas creo que su nombre era….Antonella, andaba tras de ti y tú le dabas cancha abierta. Candy se apartó de ti y luego te fuiste por más de un año… ¿Qué crees que podía sentir o pensar sobre lo que dejaste en Londres?

-Es posible…pero, lo hice porque ella estaba con Leagan. La miraba contenta y feliz y luego en la iglesia… le mentí sobre mi llegada. ¿Crees que tenía el derecho a derrumbar su vida con mis tonterías? ¿Decirle, oye Candy no te cases porque te amo, De que serviría que le haya confesado mi amor? Ella me dijo en mi cara que lo ama. No puedo luchar contra eso… Candy en realidad se enamoró de Leagan….se casó con ese fulano que se cree el Rey de Inglaterra.

-¡Ay amigo, no me gustaría estar en tus zapatos!….sufrir por amor, eso no se lo deseo a nadie-comentó Archie recordando que él también paso por lo mismo y con la misma mujer por la que su amigo ahora sufría, pero al conocer a la hermosa Annie centro su atención en ella llegando al punto de enamorarse intensamente. Annie era poseedora de unos bellos ojos azules que lo habia encantado.

-¡Se equivocan!….yo no sufro ni sufriré por amor- se incorporó del sofá donde se encontraba tirado como una piedra-…No señor…eso es una tontería…no se puede desperdiciar la vida lamentándose por algo que no pudo ser. De ahora en adelante viviré la vida y todo esto quedara en el pasado…así que, antes de partir a Nueva York que les parece si vamos por allí y nos emborrachamos.

-Me parece una buena idea…pero no emborracharnos, recuerda que mañana nos vamos a Nueva York y debemos tomar el primer avión- comentó Archie

-¡Archie no seas aguafiestas!

-¡Tienes razón!...me esperan muchas cosas por hacer….tomar la riendas de los negocios y encaminar mi vida…pero por ahora necesito distraerme un poco, mañana que estemos en la Empresa y ustedes en su bufet apenas tendremos momentos de diversión…vamos Archie, tú también disfruta mientras estas solterito amigo.

-Eh, bueno, si…vamos.

-No se diga más…nos vemos a eso de las 7….Terry debes conocer chicas amigo…- comentó un emocionado Stear.

-Me gustaría saber qué opina Patty al respecto.

-No he dicho que sea yo….además, mi querida esposa es muy distinta a tu novia….- Stear se refería a los celos de Annie, pero era una buena muchacha y Archie estaba muy enamorado de ella.

Las copas llegaban una dos, tres. Los muchachos conversaban sobre el trabajo, un poco de sus mujeres y un poco de la antigua novia que Terry dejo en Inglaterra.

-¿Qué paso con Amanda?...creo que no debió tomar de buena manera el que hayas terminado el noviazgo.

-Cuando decidí venir a America por asuntos de trabajo, ya habia terminado con Amanda. Obviamente no lo tomó bien, pero no quería seguir ilusionándola en algo que no iba a llegar nunca. Hablaba de matrimonio y ya eso son palabras mayores….Amanda y yo no tenemos nada en común.

-¡Eso es lo que se usa hoy en día!...para no decir que no te interesa

-¡Stear…por favor!

-Déjalo Archie….tu hermano tiene razón…Amanda solo fue una hermosa compañía, pero nada más….nunca he estado enamorado de ella. Mis Padres aseguraban un matrimonio entre nosotros, estaban felices…creían que podía olvidar a Candy, pero lejos de eso….ella no es el tipo de mujeres que quieran tener un esposo para atenderlo o todas esas cosas que una esposa debe hacer. Ella solo quería asegurar su futuro nada más.

-¿Y cuál es el tipo de mujer que te gusta?...Candy no es precisamente una mujer que se quede en casa. Es una profesional y ama el trabajo. Estoy seguro que quiere pronto ejercer su profesión.

-Candy…., tiene muchas cosas….no podría decir con exactitud lo que me guste de ella, porque me gusta todo…Es especial, desde que la conocí me gustó mucho. Su forma de ser me cautivo, es alegre, natural y espontánea y a la vez es fuerte, decidida y me encanta. Pero fui un cobarde, la dejé, no luché, no tenía caso-…chicos ya no quiero hablar de esto…por favor. Vinimos a disfrutar de la noche, no hablar de lo mismo.

-¿Terence Granchester?- se escuchó la voz sensual de una mujer tras ellos- ¿Eres tú?

Terry estaba extrañado por la chica que tenía enfrente

-¡No puede ser!... ¿ya no me recuerdas?...Soy Susanna, nos conocimos en la universidad, fuimos compañeros en algunas clases.

-Disculpa, pero de verdad, no….no te recuerdo….Yo…

-Bueno, no importa me presento ante tí…Soy Susanna Marlowe.

-Es un gusto…. Susanna… - la música en la disco estaba en pleno

-Está muy bueno el ambiente, ¿verdad? Tenía mucho tiempo de venir a estos lugares, desde que estoy Nueva York.

-¿Nueva York?- pregunto Archie

-Sí, trabajo en Nueva York…estoy en Chicago visitando a Mis Padres.

-¿Estás sola?- pregunto Stear

-Sí y estaba a punto de marcharme. Salí un rato de mi encierro y quise venir un momento…me estaba volviendo loca.

-Vamos Terry, ¿Por qué no bailas con Susanna? la música esta fenomenal…ve y diviértete.

-¿Yo?...no, no se bailar….discúlpame, pero me temo que terminare lastimándote.

-¡Mentiroso!- exclamo Stear recibiendo un fuerte codazo de su hermano que lo hizo tambalear.

-Vamos Terence, yo tampoco se bailar…así que no te preocupes que ambos estamos en igual condición.

-¡Está bien!- se incorporó de mala gana, pero sus amigos tenían razón- vine aquí para pasarla bien, así vamos a bailar- No toda la vida se la iba a pasar de esa manera. Era joven, guapo y rico.

Pasaron tres días. El matrimonio Leagan Ardlay se mudó a Nueva York, esos planes estaban hablados antes de la boda, pero la llegada de Terry no la esperaba, así que por el momento se haría como lo tenía previsto, una enorme Residencia en la Ciudad donde Neal tenía una cantidad de acciones en la bolsa. Candy en principio estaba triste porque eso significaba no ver con frecuencia a su familia, pero Anthony le prometió visitarla lo más posible su trabajo lo permitiera. Era médico del Hospital San Jacobo, en Nueva York. Además sus padres también aprovecharían las visitas a su hijo para verla.

La casa era un sueño. Una hermosa propiedad de construcción moderna, pilares grises, elegantes, corredores espaciosos y un jardín en la entrada del gran portón. Una cantidad de sirvientes. Su auto lo dejó en Chicago, pero su esposo habia puesto uno a su disposición. Era casi un verdadero castillo. Se encontraban en la Terraza como todos los días desayunando.

-¡Espero que todo esté a tu gusto amor! Ayer me sentí tan cansado que no me dió tiempo de mostrártela, pero le puedes decir a uno de los sirvientes para que así vayas familiarizándote y dispongas en ella todo lo que tú quieras.

-Es hermosísima…jamás pensé que podíamos tener un lugar como éste…todo es perfecto mi amor.

-¿Jamás lo habrás pensado tú querida?, pero mi familia tiene mucho dinero…tanto para comprarse muchas más propiedades como ésta -Candy bajó su mirada ante el comentario de su esposo, eso la hizo sentir mal. La conversación que escuchó tiempo atrás entre su Tío y su madre la preocupó. Candy dió por hecho que la situación de las Empresas no iba tan bien que se habían recortado algunas cosas para poder solventar los pagos de sus empleados, pero no supo que habían mejorado y que hasta podían comprarle las acciones a Neal y convertirse en los únicos dueños.

-Mi amor…..no te preocupes por tu familia. Ahora que te has casado conmigo, las acciones que te pertenecen si tú lo deseas pueden pasar a manos de tu Tío para que las administre. Claro, siempre y cuando estemos juntos.

-¿De verdad?- se abalanzó a sus brazos besándole. Candy no objetó en nada al respecto. No tenía la idea de separarse de su marido.

-¡Cuanta efusividad!… Empezaré a creer que te casaste conmigo solo por las acciones, amor- en efecto que Neal se había aprovechado secundando la idea errada de su ahora esposa para hacer que ella deseara casarse con él. Hasta le habia presentado un informe de las pérdidas de entonces. ¿Dónde y cómo lo consiguió?...con dinero todo es posible.

-No, yo…no es cierto. Es solo que eso es muy bueno para mi Tío- Candy por supuesto que quería formar algo sólido con el que ahora es su esposo. Si bien es cierto que el amor se debía fortalecer aún más, pues era un poco más de un año que estuvieron de novios y no estaba perdidamente enamorada, cuando Neal le presentó el informe, le propuso matrimonio y ella enseguida acepto. Solo fue cuestión de acelerar la relación.

-¡Estoy bromeando!...pero, me gustaría que me recibieras de esa manera siempre-Candy debes cumplir con todo lo que se requiere en este matrimonio. Tienes un compromiso conmigo y eso es ser mi esposa completamente.

-Sabes que te quiero mucho Neal…y por eso me casé contigo…. ¡No sé por qué me dices eso…!

-¡Yo te amo!...desde que te vi Candy y luché por estar a tu lado, cuando al fin aceptaste ser mi novia, no sabes lo feliz que fui, luego…cambiaste, eras simple, poco cariñosa…aguante todo eso, pero ahora estamos casados y la ley me otorga tener todos los derechos sobre ti…así que si quieres que esto funcione…pon de tu parte mi amor.

-¡Tú no has contribuido tampoco! – dijo bajando su mirada. Sus mejillas se habían ruborizados. Se refería a la noche de bodas, que no fue precisamente lo que ella esperaba. La noche especial con la que soñó, solo fue eso un sueño. Neal se había comportado como una animal.

-¡Lo lamento!...te prometo que las cosas cambiaran…bien es momento de irme…tengo que estar temprano en la empresa….nos vemos en la noche.

Se retiró dejando a la muchacha desconcertada. Neal por momentos era frio y otras veces era muy cariñoso y considerado. Después de verlo desaparecer en su auto subió a su recámara se dio un baño y solicitó que le prepararan el auto sin chofer. Quería salir de ese encierro.

-Señora….disculpe, pero si el Señor pregunta ¿Dónde estará usted?

-No tardaré Luisa, solo iré un momento a visitar a mi hermano al hospital y luego quizás vaya al Centro. Estaré en casa antes de la comida….no es necesario que le dé todo el recorrido completo a mi Esposo.

-¡Lo siento!, pero debo hacerlo, el Señor no me perdonaría el que no le informe sobre sus salidas y los lugares donde estará…ya sabe que se preocupa tanto y es bueno mantenerlo informado por cualquier eventualidad…son sus órdenes- Candy frunció el ceño, no le gustaba esa actitud de Neal.

- Para eso existen los teléfonos. Si quiere saber dónde estoy, él solo tiene que llamarme….

-El Señor siempre llama a la casa y pregunta…yo, debo decirle...

-¡Por supuesto!, para cerciorarse que esté en su jaula- pensó y luego dijo- Tiene razón!...….disculpe mi grosería... hablaré sobre esto….y usted…haga lo que el señor le ha mandado. No quiero que tenga problemas por algo que se puede solucionar- Candy entendía a su marido, la ciudad es grande y los peligros a la orden del día- Subió a su auto y emprendió su marcha. Luisa era una mujer madura, habia visto matrimonios de la misma manera y esperaba que éste no tuviera el rumbo como muchos. Cuando a una mujer se le tiene muy controlada termina hartándose de todo y todos.

Mientras conducía pensó en que no tenía la certeza que su hermano estuviera en el Hospital. Pudiera ser que estuviera en la casa de Nueva York. Allí se quedaba el muchacho en compañía de una vieja mujer que le atendía. Anthony pasaba horas en su estudio analizando libros de medicina, estudiando procedimientos quirúrgicos, una que otra operación difícil, en fin. Candy estacionó un momento su auto para realizar una llamada. Su hermano estaría en un par de horas, así que al estar el centro más cerca en su trayecto iría primero allí y así el tiempo pasaría rápidamente. Sabía que si se presentaba en la casa tardaría más tiempo del previsto y no quería que su hermano empezara con sus comentarios negativos sobre su Esposo. Bajó del auto una vez en el estacionamiento. Eran casi las nueve la mañana y aunque no era dada a andar en sitios comprando cosas innecesarias como solían hacer sus amigas, se acercó a los escaparates que mostraban hermosos vestidos y zapatos de diversos estilos. Posó su atención en las bufandas y vió una que sería un bonito regalo para su esposo. De pronto a su mente llegó de nuevo la imagen de Terry, porque también acostumbraba a usarlas. Giró para seguir su recorrido por las tiendas cuando su mirada tropezó con unos azules ojos que la observaban inquisitivamente.

Ella sonrió tratando de ser natural, la mirada de Terry siempre le resultó un enigma que no pudo descifrar- ¡Hola Te…Terry!… ¿cuánto tiempo llevas allí viéndome?

-El suficiente….te vi desde que estacionaste el auto. Me sorprendí mucho verte por aquí….sola….pensé que por llevar pocos días de casada estarías de viaje en tu luna de miel.

-No…..él está en su trabajo…no hemos tenido tiempo de viajar por esa razón hasta que deje arreglado todos sus pendientes en la bolsa…Niel no quiere descuidar los negocios y bueno, no hay prisa…viaje de bodas ya tendremos y ¿tú? ¿Qué cuentas?

-No hemos tenido el tiempo de platicar como en los viejos tiempos….si no andas prisa aceptarías tomarte un café conmigo.

-Yo….la verdad no tengo mucho tiempo Terry….voy a visitar después a mi hermano al hospital y tú sabes el tráfico se pone pesado y….no quiero después llegar tarde a casa…

-¿Qué pasa Candy? Solo es un café y un momento de charla…. ¿Es acaso que tu marido te lo prohíbe…?

-Mi marido no me prohíbe nada Terry… soy lo suficientemente independiente - dijo molesta- ...aceptaré tu invitación.

Todas las meditaciones que el castaño habia hecho en su departamento sobre mantenerse lejos de Candy, se fueron al traste. Solo verla en ese momento se esfumaron. Sabía que cada momento que pasara junto a ella, más seria el poder arrancársela del corazón. Se sentaron en un pequeño restaurante.

-Y bien…Terry…

-Candy, estoy en Nueva York por razones de trabajo. Me sumergiré de lleno en los negocios de mi Padre, uno de ellos Bienes Raíces. Echaré a andar mis conocimientos administrando la Empresa.

-¡Me alegro mucho por ti Terry!..-dijo sonriente, pero luego cambió su semblante- es una maravilla que puedas ejercer…tus padres estarán orgullosos de ti. Siempre fuiste un muchacho responsable y decidido en lo que te propones.

-¿Y tú? ¿No te enorgullece tener un amigo como yo, con todo eso que dices?

-Por supuesto que sí

-Tú deberías hacer lo mismo. Tantos estudios para no hacerlo…eso es un desperdicio total pecosa.

-Sí, pronto lo haré.

-¡Oh, me parece perfecto Candy, pero dime ¿Estás viviendo en Nueva York? O simplemente es un viaje de placer.

-Vinimos hace unos días. Nuestros planes desde mucho antes de la boda ha sido vivir en esta ciudad por el trabajo de mi esposo. Nos establecimos en el Centro metropolitano.

&mi esposo& &mi esposo&. Esa frase taladraba su mente. Como quería arrancarle esa palabra de su boca cada vez que lo decía porque deseaba con toda su alma ser el nombrado de esa manera-Terry, puedo preguntarte algo

-Por supuesto, dime.

-¿Por qué te fuiste a Londres sin siquiera despedirte de mí? Es algo que siempre me lo he preguntado y no me digas que fue por un viaje imprevisto porque no lo creeré. Nunca me atreví a preguntártelo. Me considerabas tu amiga y no lo hiciste…desde hace más que apenas supe de tí, solo que tenías una nueva novia que se llama Amanda, eso me dijeron tus padres la única vez que pude hablar con ellos. Luego se me ocurrió escribirte sin tener la seguridad que vieras mi correo….me iba a casar.

-¿Se te olvida que los últimos meses me alejaste de ti? Y en cuanto a Amanda, no es mi novia. No era nada concreto….estoy solo

-¡Nada en concreto, como todas! …...-dijo exasperada- Terence Granchester no puede estar solo nunca….recuerdo que empezabas una relación una semana y a la siguiente terminabas por otra…y así sucesivamente….pero que digo, si era un día y al siguiente ya andabas con otra- dijo molesta.

-No, no es así…

-¿Ah, no? Y ¿Cómo es entonces? ¿Vas a negar que seas un mujeriego, Terry? ¿Que siempre estabas rodeado de chicas y que tú les coqueteabas?- ambos se vieron fijamente. Terry recordó las palabras de Stear ¿Será verdad y Candy sentía celos de toda mujer que se le acercaba?- Pudiera ser- se respondió - celos de amiga claro- Bajó su mirada - ¡Perdóname!...no, no tengo por qué meterme en tu vida, ni decirte éstas cosas…es solo que…me da rabia que nunca tomas a una mujer en serio-lamentaba la impresión que le dió.

Terry al ver su turbación dijo- ¿Y eso en qué te afectaba? siempre has sido mi amiga y no debías molestarte, muy al contrario a lo que tú ahora esposo pensaba de mí -Ella lo vió fijamente. Candy Nunca comprendería a Terry, de pronto era accesible y otras veces huraño y frio- Me alejé de tí, porque no quería causarte problemas en tu relación. Aunque Neal no me agrade para nada no iba a interferir en tu vida. Era obvio que él sentía celos de mí...Además tenía que irme por los estudios de especialización- Era verdad esas fueron las razones, también lo hizo para no sentirse lastimado porque se habia enamorado de su amiga y empezó a construir un mundo en donde pudiera sentirse bien aunque fuera el más equivocado. Aceptar los coqueteos y acercamiento de otras jovencitas para olvidarla, para sacarla de su mente y su corazón. Había pasado más de un año y pensó que eso habia quedado en el pasado. Un año y un poco más para olvidar, algunos pensaran que es suficiente para que puedas cambiar un sentimiento por otro, pero cuando el amor es verdadero pueden pasar muchos, muchos años y sigue allí como el primer día. Cuando Terry leyó aquel correo sobre su matrimonio, volvió de nuevo el dolor que le causaba saber que la mujer que amaba, amaba a otro, fue entonces que adelantó su viaje, su propósito era impedir la boda aunque se echara el mundo encima, pero cuando llegó a la iglesia y la vió tan hermosa y su rostro resplandecía de felicidad y el beso, ese beso que deseo que fuera para él, todo se derrumbó desde lo más profundo de sus entrañas. - ¡Soy un tonto!- se dijo tantas veces- Como si ese era el primer beso que le haya dado. Como si esa eran las primeras caricias que él recibía- Soy y seré siempre un tonto imbécil que no pudo luchar por conquistarla-Quizás haber visto todo aquello le daría fuerzas para seguir adelante y olvidar si eso era posible. Candy nunca fue suya y no lo será jamás. Saberla de otro le removía todo en su interior y sentía odiarse así mismo.

-Terry, debo irme- dijo viendo el reloj del edificio de enfrente- se está haciendo tarde y tengo que ir al hospital a visitar a mi hermano y estar antes de la comida en casa.

Quiso decir que deseaba acompañarla, que no deseaba dejarla ir, pero el estar más tiempo a su lado sería abrir más las heridas, lastimar más las llagas que le habia dejado y no curarse nunca, nunca- Claro y disculpa por haberte retenido un poco más del tiempo.

- Sabes que soy una mujer casada y tengo que atender mi casa y esperar a mi esposo. Las cosas para mi han cambiado, ya nada es como antes...Fue un gusto volver a verte y saber que estás bien. Salúdame a tus padres y a tus hermanas….y gracias por el café.

-Les encantará saber que te acuerdas de ellos... y, bueno adiós Candy… También tengo que hacer muchas cosas….¡Cuídate Pecosa!- con un saludo de mano se despidieron. Salieron del lugar y ambos tomaron sus distintos caminos. Terry caminaba sin volver atrás y ella, ella se detuvo y giró para verlo partir.

A la mañana siguiente

Su coche se detuvo en el estacionamiento de Bienes Raíces. No habia hecho acto de presencia cuando llego a Nueva York. El asunto del matrimonio de Candy no lo dejaba pensar. Sin embargo el momento de aparecerse habia llegado y con toda propiedad y aplomo entró al Edificio que en letras grandes decía Bienes Raíces Granchester & Asociados. La fachada imponente le recordaba a su Padre, el Magnate Richard Granchester. Al llegar a la enorme puerta de vidrio vió a ambos lados. Los pasillos vacíos indicaban que los empleados se encontraban en sus puestos de trabajo. La recepcionista que sabía sobre su llegada, en cuanto entró lo divisó y llegando a su encuentro le dió la bienvenida

-¡Señor Granchester!

-Buen día

-Le esperábamos. Por favor pase a la que será su oficina. Allí estará a su disposición una asistente. Permítame comunicarme con ella.

-Bien, mientras tanto yo buscare la Oficina, no se preocupe….

-Magda…Magda Miller Señor para servirle.

La Oficina de Terry estaba adornada de la forma que a él le gustaba. Los colores que le agradaban. Muy elegante y de aspecto moderno combinada con el aspecto industrial de época que la convertían en un lugar de muy buen gusto. Seguramente su Padre habia dado serias instrucciones al respecto. Tomo su lugar en la silla de su escritorio y con la mirada en el techo respiro hondamente mientras los recuerdos del día anterior volvían a su mente. De pronto la puerta se abrió.

-¡Buenos días Señor Granchester!

-¿Tú?...-recordó que la mujer que tenía enfrente habia dicho que trabajaba en Nueva York, pero no el lugar- se levantó de inmediato de su lugar

-Sí, Terry yo trabajo aquí, en la Empresa de tu Padre hace algunos meses.

-¿Por qué no me lo dijiste cuando hablamos en Chicago?

-Me informaron que vendrías a tomar la presidencia y quise que fuera una sorpresa.

-¿Sorpresa?.. He de decirte que no me agradan las sorpresas.

-¡Ay por favor…no seas huraño!….las sorpresas son muy divertidas. ¿Acaso no te da gusto volver a verme?- la bella mujer lo escudriñaba descaradamente de pies a cabeza.

-No, no es eso…bien, trabajas aquí y entonces deduzco que eres mi ¿asistente?

-Bingo…así es….me presento de nuevo….Susanna Marlowe- extendió su mano para estrechar un saludo a su jefe- y estaré a tu disposición para lo que necesites.

-Entonces, de nuevo mucho gusto Susanna y ojala podamos ser un buen equipo. Terry dió la vuelta y Susanna se lo comía con los ojos. Ese hombre aún con el traje más serio y más sombrío era sumamente atractivo y perfecto. Admiraba cada aspecto de ese cuerpo bien trabajado era obvio que su jefe practicaba algún tipo de ejercicios que lo mantenía en buena forma y se imaginó muchas cosas indecentes con ese hombre, una de ellas era como seria disfrutar de una noche con ese ejemplar en su cama. Sin pensarlo dos veces lo arrastraría hasta su lecho- para empezar- continuó sacándola de sus pensamientos- Necesito un resumen completo de las finanzas, como van los pagos y la cantidad de inmuebles que tenemos en el mercado. Al igual que el total del capital que hay en la empresa…cuentas, egresos, ingresos en fin.

-En estas carpetas al igual que se encuentran digitalmente y con claves de accesos restringidos están los nombres de los inversionistas y el capital inicial con el que cada uno de ellos han expandido el mercado. En los archivos están los detalles por seguridad- tomó las carpetas y dió una mirada rápida

-¿Con cuántos consultores contamos?

-Más de cien mediadores y todos con sus respectivas licencias para ejercer.

-Perfecto. Eso es excelente para evitar luego demandas y todas esas cosas….

-Yo como tu asistente me dedicaré a darle el seguimiento a todo lo que concierne a la coordinación de tareas básicas de mantenimiento. Mantenerte informado de las contrataciones, de propiedades, terrenos para que los veas directamente. Los mediadores hacen sus transacciones varias.

Terry era el dueño y perfectamente podía delegar a un administrador en el asunto, pero quería ser él quien atendiera la empresa directamente. Además su padre lo sugirió porque todo eso le pertenecía a él, su hijo mayor y era mejor que estuviera al tanto de todo los movimientos.

-convoca a una reunión con los socios. Necesito una radiografía completa por parte de ellos. Por favor para mañana a las 10 de la mañana. Realiza la invitación en documento me la traes para firma y luego la envías a todos para que estén enterados.

-Sí, … ¿algo más?

-Es todo.

-Me retiro entonces – Susanna todo el tiempo mostró su coquetería con sutileza tratando de atraer la atención del hombre, olvidando su profesionalismo. Terry observó sus bien torneadas pantorrillas. Susanna era hermosa y su bella mirada tras el maquillaje realzaba el color azul de sus ojos. Reprochó su actitud descarada, pero al dar la vuelta y salir de la oficina sonrió.

-Ross Mary, ¿Te has comunicado con Candy? Hace días que no sabemos nada de ella.

-No seas exagerado hermano. Tan solo han pasado unos días desde que se fue a Nueva York. Es normal. Ella debe estar adaptándose a su nueva vida, a las cosas de su casa y su marido.

-No cuesta nada tomar un teléfono y llamar.

-Sí, lo hizo hace un par de días para decir que todo está muy bien…que no nos preocupemos por ella.

-Siempre nos preocuparemos por ella….sabes bien que Candy es mi adoración, es como si fuera nuestra hija.

-¡Lo sé!, ¡Lo sé!...sé del cariño que le tienes a mi niña y te agradezco tanto hermano que después de todo lo que sucedió en mi familia, estés aquí apoyándome, brindándome tu mano como un verdadero hermano.

-Ustedes son todo para mi….Jazmín y ustedes son todo lo que tengo.

-Ross, sabes que yo también amo a tu hija y quiero lo mejor para ella.

-Gracias Jazmín….bueno quitemos esta cara que pronto vendrá mi hijo….Anthony no ha de tardar.

-¿Viene Anthony?

-Sí, le dieron un permiso de 7 días y que mejor que pasarla con la familia- en medio de la ausencia de Candy, el tener a Anthony era como dejar caer agua sobre tierra seca.

Horas atrás

-Señora, un señor la busca…dice que es su hermano.

-¿Anthony está aquí?...por favor señora Luisa dígale que enseguida bajo- arregló su peinado y su maquillaje lo acentuó un poco. Su sonrisa se hizo amplia. Salió de la habitación con el corazón lleno de alegría.

-¡Candy!- extendió sus brazos para recibir a su hermano

-¡Anthony!...….que sorpresa.

-¿Creíste que no vendría?...te lo prometí y lo cumplí pequeña.

-Gracias, gracias por venir- dijo con voz entre cortada que no pudo controlar.

-¿Estas bien?

-Sí.

-No sé, pero algo me dice que no es verdad…

-Ideas tuyas hermano….todo está bien, te lo aseguro…

-Eso espero porque no tienes ni un mes de casada y tu voz no suena tan feliz como cuando te casaste.

-Como siempre viendo cosas que no existen….mejor dime ¿Cómo vas en el hospital?

-Excelente, pero ahora mismo voy a Chicago.

-¿Te vas a Chicago….?

-Me han dado 15 días de licencia, pero solo acepté 7, quiero volver lo antes posible, el resto lo pasaré aquí, así que tendré tiempo de visitarte y que puedas hacer lo mismo. De hecho vengo a despedirme, las maletas están en el taxi que me espera. Tomaré el avión de las 5 de la tarde y para la noche estoy con la familia.

-Por favor diles que los quiero….hace unos días llamé a Mamá, pero díselo de nuevo que la quiero y a mis Tíos- el muchacho asintió- por favor Anthony.

-¡Cuñado!- se escuchó una gruesa voz tras ellos- ¡Que milagro que nos visitas!, ¿Todo bien?

-¡Hola Neal! ...sí, solo he venido a ver a mi hermana…saber cómo se encuentra y despedirme, voy a Chicago.

-Muy bien, me alegro por tí... como ves mi Esposa se encuentra excelente- se acercó a ella y le sujeto de la cintura al mismo tiempo que depositaba un beso en su frente, ¿No es así Candy?

-Sí- ella sonrió- puedes estar tranquilo. Diles a todos que pronto iré a verlos- volvió su mirada a Neal y éste asintió.

-Así será cariño….pronto iremos a ver a tu familia.

Anthony salió de la mansión con muchos sentimientos encontrados. Sentía alegría por ir a Chicago, pero también un vacío que le quemaba el corazón al dejar a su hermana. Algo no estaba bien. Trataba de que las palabras de Candy y de Neal mismo resultaran sinceras y creíbles, pensó que quizás se le hacía difícil la adaptación a su nueva vida. Su hermana ahora tenía que enfrentar su vida y su destino.

-¿Es verdad lo que dijiste a Anthony? ¿Sobre algún día ir a Chicago?

-¿Para qué?

-Neal, para ver a mi familia, lo acabas de decir a….

-¡No lo sé!...quizás sí…eso depende de cómo esté mi trabajo- comentó sin verla a la cara mientras ojeaba el periódico- tengo miles de cosas por hacer y lo menos que quiero es viajar.

-¡Puedo ir sola!...no es necesario que vengas conmigo…no digo que sea pronto…puede acompañarme uno de los empleados de la casa...

-¡Claro que no!…- dijo enfadado- ¿No entiendes que tu vida ahora es conmigo?…deja ya de estar bajo la sombra de tu familia. Te casaste conmigo y es conmigo que tienes que estar.

-Pero….

-¡Nada Candy!...No quiero seguir esta discusión.

-No te entiendo Neal…has cambiado tanto…no eres…¿Por qué te comportas así conmigo? Me prohíbes muchas cosas y si salgo tengo que informarte de todo...Ahora no quieres que vea a mi Familia...¿Qué te pasa?

-¿Qué me pasa?...pasa que eres mi Esposa

-Sí…pero no tu esclava...Quieres que esté todo el día encerrada, si no controlada...esa no vida.

-¡No digas tonterías!...una esclava no viviría como tú vives….por favor….-Candy sintió sus ojos nublarse y amenazaban con dejar salir sus lágrimas….-¡Ay no, por favor…no llores Candy!, no soporto verte llorar….-se acercó a ella y la abrazó- ¡No entiendes que solo deseo cuidarte!... ¿cómo me dices que te deje ir sola? aunque me digas que te acompañe uno de los empleados, no es lo mismo si yo estoy contigo...por favor compréndeme- su tono de su voz fue distinto.

-¿Qué puede pasarme? amor...no es la primera vez….deja de tratarme como si todavía fuese una niña.

-Candy, Candy…me moriría si algo malo te pasara… ¿Quieres eso para mí?

-No, por supuesto que no, pero…

-Pero nada Candy…y perdóname si he sido grosero amor…te prometo que cuando tenga tiempo visitaremos a tu familia- los ojos de Candy sonrieron y la besó con ternura.- ¿vienes a la recámara?

Los días transcurrieron y se convirtieron en semanas. Pese a que las cosas entre Neal y Candy se habían aplacado, cada día que pasaba se alejaba uno del otro. Con todo el corazón deseaba que las cosas funcionaran, que fuera distinto todo y formar la familia que siempre ha querido. Candy siempre iba en busca del amor, pero Neal solo quería dominarla, apartarla de todos y de todo. A su manera y equivocadamente la amaba sí, con todo el corazón.

Una mañana Candy se levantó muy temprano de lo habitual, no habia podido dormir a gusto por el dolor de cabeza que le atacó en la madrugada. Bajó a la cocina y le pidió a Luisa un analgésico que le ayudara a aliviar el dolor y en media hora estaba como nueva. El día era esplendido y era un suicidio dejarlo pasar. Se dió un baño y salió un rato a respirar un poco el oxígeno que de su jardín emanaba. Luego de un rato de contemplar el tierno azul del cielo entró y se dirigió donde Luisa.

-¿Saldrá Señora?- de nuevo esa pregunta. ¿Qué podía hacer? Eran instrucciones de su marido.

-Sí- Candy tenía ropa de ejercicio y tenía pensado hacer precisamente eso….ejercitar su cuerpo, salir del estrés en que se encontraba y aplacar un poco sus pensamientos confusos. Luisa no se movía, esperando que su patrona le dijera el lugar donde estaría- Vendré antes que despierte mi esposo, eso es como a las 9 de la mañana. Hoy es sábado y el Señor se levanta tarde…así que antes del desayuno estaré en casa….No se preocupe que no tendrá que decirle nada.

Se fue caminando hasta el lugar donde muchas personas solían hacer sus ejercicios matinales. Vestida con deportivos, Candy se miraba siempre hermosa. Eran casi las 6 de la mañana y se ubicó en una banqueta. Luego de un par de minutos empezó a caminar con ritmo rápido alrededor del sitio siguiendo a los demás. Lo hizo en un trayecto a la redonda, de pronto sintió un calambre en su pierna derecha que la hizo parar y encogerse de dolor. Candy era de costumbre activa, de niña solía correr por los prados en la zona rural de Londres.

-¿Te sientes bien?- esa voz la conocía, pero el dolor en su pierna era tan fuerte que no podía levantarse.

-Te, Terry…aushhh, es solo un calambre. La falta de costumbre…creo que fue un error hacer esto sin prepararme antes.

-Permíteme por favor…solo será un momento-Candy no tenía idea de que haría, solo sintió las manos de Terry que estiraba su pierna y aprisionaba en la parte donde se habia contraído- Ahora ponte de pie y camina. En unos segundos pasará-¿Cómo te sientes ahora?

-¡Tienes razón Terry!...ya no siento dolor….no sé qué hiciste, pero te agradezco.

-Cada vez que suceda haz lo mismo, pero visita a un médico Candy para que te diga lo que lo ocasiona y puedas prevenir futuras situaciones- ella asintió- ¿Crees que seas capaz de continuar?

-Sí, el dolor ha pasado.

-¡Qué bien!...entonces puedo irme tranquilo….adiós Candy- sin esperar su respuesta Terry se retiró en trotes dejándola desconcertada. Fue tan dulce y de pronto la deja así.

-¿Qué esperabas Candy?- se preguntó a sí misma- Es evidente que…. ¡diablos!...otra vez pensando en tonterías….Terry, Terry hace lo correcto- dijo dándose un leve toque en la cabeza.

-¿Dónde estabas Candy?- preguntó con el ceño fruncido su flamante marido que bajaba las escaleras.

La fuerte voz la hizo dar un respingo del susto, pero equilibro sus emociones - Es obvio- tocó su vestimenta - estaba haciendo ejercicios Neal

-¿Por qué no me lo dijiste?

-No pensé que lo haría...fue algo que decidí de imprevisto, ¿por qué?...¿Necesitas un informe completo al respecto?- Neal la vió con reproche y ella lamentó mucho su contestación, pero le exasperaba la actitud de su marido- discúlpame…no debí responderte de ese modo….¡Lo siento!

-Vuelvo a repetirte que no me gusta que andes sola…debiste decirle a uno de los muchachos que te acompañara- Candy rodó los ojos, pero no quería de nuevo discutir- de lo contrario no volverás a salir a ninguna parte...¿Me entendiste?

-Para la próxima vez lo haré….no te preocupes cariño... ¿y tú?... ¿cómo dormiste?

-Bien….- fue su simple respuesta

- ¿Vamos a desayunar?... muero de hambre.

De pronto en la mesa Neal no quitaba el dedo del renglón. ¿Qué quería? ¿Llevarla al límite? y volvió a arremeter con sus preguntas. La espinita la tenía clavada y no descansaría hasta sacársela.

-¿Has vuelto a ver a tu amigo, a Granchester?- preguntó certero. Candy casi se atraganta con un pedazo de fruta que pudo librar. No iba a mentirle, no ha hecho nada malo y no tenía que ocultarle nada. Neal la vio fijamente esperando su respuesta.

-Sí, me lo encontré por casualidad muy cerca de aquí.

-¿Ah, sí?... ¿y que cuenta? ¿Se casó al fin ese casanova?- Candy lo miraba con extrañez, de cuando acá a Neal le interesa la vida de Terry.

-No platicamos- era verdad. Terry en ese encuentro solo se limitó ayudarle a sentirse mejor y se retiró. obviamente que Neal pensaba en otras ocasiones posibles.

-¿No? , pero si son tan amigos como dicen ¿Dónde quedó la complicidad entre ustedes? ...los secretos y esas cosas que se cuentan los grandes amigos.

-No me gusta meterme en la vida íntima de nadie porque de esa manera no se meterán en la mia….ya sabes causa y efecto le llamo yo. No sé de la vida personal de Terry.

El acercamiento de Terry no le gustaba nada a Neal. El sonido de su teléfono lo despertó. Habia recibido un mensaje junto con una foto en su celular en donde aparecía Terry tocando a su Esposa. Se llenó de rabia, de mucho coraje y en ese instante quiso tenerlos de frente y volcar toda su ira, pero trataría de llevar las cosas con tranquilidad. Candy era suya y no iba a permitir que el maldito de Granchester se metiera de nuevo entre ellos. No, era capaz de matarlo con sus propias manos y matarla a ella también. No pudo volver a conciliar el sueño y se levantó irritado y de mal humor. Bajó hasta donde se encontraba Luisa y le preguntó por su Esposa

En la Empresa de Bienes y Raíces

-¡Hola!

-¡Hola Susanna!... ¿todo bien?

-Sí…pero a ti es a quien no veo nada bien…. ¿pasa algo?

-No, solo que me siento cansado….el trabajo es agotador, estar revisando contratos, las ganancias...pero no puedo quejarme…todo está marchando sobre ruedas. ¿Ya tienes los nuevos contratos? quiero echarles un vistazo.

-Sí, pero mañana los revisamos, ahora no quiero que pienses más en el trabajo y vamos a desestresarnos un poco

-¿Desestresarnos un poco? ¿Qué quieres decir?

-Simple Terry...salir a algún lado ¿Qué dices?- lo pensó un poco y Susanna tenía razón, no solo era trabajar y trabajar también necesitaba un poco de distracción.

-Te tomo la palabra. En realidad quiero olvidarme un poco de todo esto.

-¿Entonces?

-Vamos por allí, nos tomamos algo y luego vamos a bailar a algún lugar...Arregla todo…te espero en el auto.

El bullicio, la multitud, todo ello aturdía sus sentidos. Quizás no fue la mejor opción, solo quería pasar un momento tranquilo. Se tomó un par de copas y la inquieta mujer lo incitaba a bailar con ella, provocándole con su cuerpo que el de Terry despertara. Ella sintió la masculinidad cerca, muy cerca, fuerte y poderosa mientras él tenía sus ojos cerrados.

-¿Quieres que nos vayamos de aquí?- preguntó de forma seductora, mientras dejaba que él continuara pegada a su cuerpo.

-….Me siento cansado…discúlpame, siento haber arruinado la noche. Te pasaré dejando por tu departamento y luego...

-¡No, no te preocupes!...vamos a tu casa primero y después pediré un taxi.

-¿Estás segura?

Subieron al automóvil. Un Mercedes de color negro. En menos de 15 minutos ya se encontraba en su Residencia. La noche aún era joven, pero Terry realmente quería descansar.

-¿No me invitas a pasar?- preguntó al ver que Terry no salía del auto.

-Oh, Sí claro, perdona…arruiné la noche y ahora soy un despistado…. ¡Lo siento!...Entremos mientras tu taxi aparece.

Ella se dirigió al mini bar que Terry tenia. Un lugar surtido con los vinos y whiskies más finos del mundo. Sirvió dos copas y le ofreció una a su jefe

-¡Toma!. Te hará bien antes de dormir. Estás muy tenso y esto te relajará

-Gracias.

Se tomó de uno solo sorbo la copa de vino. Una segunda copa más y ella aprovecho el momento. Empezó a acariciar el rostro del hombre, sus ojos, sus labios.

-Terry, me gustas mucho...desde que te vi.

-Yo…

-¡No digas nada!...yo sé que no te soy indiferente. ¿Por qué no me dejas que te amé?...no te pido nada…solo quiero estar contigo.

-No, no Susanna. No está bien.

-Sé que eres mi jefe, pero nadie debe enterarse….vamos, sé que me deseas.

-No puedo negar que eres una mujer muy atractiva, pero...

-Terry no tenemos que dar explicación a nadie. Eres libre y yo también ¿Qué tiene de malo?- su boca tan cerca del rostro de Terry acariciaba con sus labios el lóbulo de su oreja demandando fuertes descargas de pasión en el cuerpo de Terry. La vió directamente a sus ojos y la besó apasionadamente. El taxi nunca llegó porque Susanna no lo pidió jamás, ni siquiera lo intentó. Terminaron al rato en su habitación, entre las sabanas de su cama. Los días pasaban y la relación de Terry y Susanna era más frecuente. Después de salir de la Empresa se iban a su Residencia y dormían juntos, pero cada noche Terry se sentía más y más vacío. Los besos de Susanna y momentos de placer que le brinda lo llenaban por momentos, pero luego caían en la nada y volvía a sentirse igual o peor. Ella apostó todo pensando que podía lograr que se enamorara perdidamente de su cuerpo y de ella. Mintió cuando dijo que no pedía nada porque su objetivo al final era enloquecerlo de pasión. Contrariamente a todo no lo habia logrado. Siempre que terminaban de hacer el amor, Terry se perdía en la nada. Ella, que deseaba abrazarlo y llenarlo de besos después de esos momentos no ocurría nada. Lo veía alejarse como sumergido en un trance. Hasta una noche de tantas que no pudo más. Todo eso la estaba matando.

-Terry….Terry... ¿Me escuchas?

-¿Pasa algo?- preguntó girando su rostro para verla.

-Terry…yo, sé que no tengo ningún derecho de reprocharte nada, pero hay algo que necesito saber...sé que te dije que no espero nada de esta relación, que solo quería estar a tu lado….pero ¿Por qué no puedes amarme como lo hago yo? ¿Por qué te pierdes y me ignoras después que hacemos el amor?

-¡No digas tonterías!... ¿A qué viene todo eso Susy?

-¡No son tonterías!... Siento, siento que hay una barrera que impide que te entregues a mí por completo…cuando hacemos el amor…me miras fijamente a los ojos de una forma que…no sé cómo explicarlo, como queriendo buscar en ellos algo o a alguien a quien extrañas. Tus ojos brillan y se entristecen…siento que no es a mí a quien le haces el amor….no es conmigo que quisieras estar...te pierdes, te ausentas…. Estás aquí, tu cuerpo está conmigo, pero tu corazón no sé dónde está….y quisiera saber que te sucede.

-¿No sé por qué tantas preguntas? ¿Ahora te has vuelto psicóloga? ¿Ahora te dedicas a estudiar mi comportamiento? ¿Qué pretendes? - dijo con sorna y molestia.

-¡Saber la verdad! tan solo la verdad….la que sea ¿Es acaso que hay otra mujer? ¿Es a otra que buscas en mí?...dime, si existe, ¿Quién es ella?

-¿Ganarías algo con eso? ¿Te haría sentir bien?

-No….-bajó su mirada

-Entonces déjalo así….Susanna, te advertí que no te enamoraras de mí. Fui muy claro contigo cuando empezamos con esto y tú lo aceptaste. Es más tú lo propusiste. No entiendo ahora, por qué me aturdes con preguntas y reclamos. No existe nadie y no quiero lastimarte, pero si es así es mejor que terminemos ahora mismo.

-No, no…no Terry…te prometo que no volveré a molestarte con mis preguntas…pero, por favor no me dejes….yo, olvidaré esto y hare de cuenta que no te pregunte nada…Tú no me hagas caso.

Terry la tomó entre sus brazos y la acunó en su pecho desnudo. Susanna tenía razón…cada vez que hacían el amor, era el rostro de otra mujer que buscaba en ella, era el nombre de Candy que su corazón gritaba y que amenazaba con salir de su pecho ahogándose en los besos de la mujer con la que compartía sus noches, en su cama. Su mente la evocaba y era a ella a quien le entregaba su cuerpo. Había sido sincero, pero no sería cruel. Demasiado cruel decirle lo que en su momento sentía. Ya era suficiente con no amarla.

continuara...


Gracias por leerme y por sus comentarios.