by: Angy Granchester
Se incorporó al escuchar el sonido del vehículo. Eran las 2 de la tarde. Se habia quedado dormida. Buscó a su alrededor y estaba sola. Bajó las escaleras y se encontró de inmediato con Luisa.
-¿Dónde esta el Señor, Luisa?
-Dijo unicamente que no va a demorar y que lo espere en su recámara.
Ella dió una exhalación de aire contenido al pensar en la situación- ¿Ha habido alguna llamada para mí?
-¿Eh?…no Señora…- Esquivó la mirada
-Entiendo que mi marido le ha dicho que no me pase las llamadas y usted cumple con lo que le manda, pero por favor no mienta. Sé perfectamente que mi familia lo ha hecho.
-Disculpe..usted lo ha dicho...Solo sigo instrucciones de su Esposo…él ha dispuesto que nadie la moleste.
-!El se ha vuelto loco!- vociferó molesta- ¿Cómo puede decidir eso?…es mi familia, es la gente con la que siempre he convivido.
-¡Lo siento Señora!...
-¡No!...usted no siente nada…usted solo cumple ordenes…nada más...por favor retírese.
Luisa se encontraba entre la espada y la pared, pero tenía que obedecer a su patrón. Una mujer algo mayor y su trabajo era el su único sustento. Era una lástima siendo un matrimonio tan joven tuvieran esa situación, ella podía ver que la muchacha lo quería, pero él era drástico en ciertas circunstancias. Candy subió de nuevo a la habitación, pero no precisamente para esperarle. Se vistió con un traje gris, arriba a media manga una blusa atada a su cintura una faja del mismo color y una falda recta hasta sus rodillas que marcaba sus caderas a juego con unas zapatillas a media altura. Salió de casa y llegó hasta una farmacia, debía comprar algunas cosas que necesitaba. Aprovechando un descuido de los sirvientes hizo una llamada a la Casa de Annie.
-¡Me ha sorprendido mucho Candy!... te escuché muy alterada, desde que lo hiciste me he deshecho las uñas una y otra vez esperando tu visita.
-¡No exageres Annie!
-Es así, te ves… muy ansiosa...¿Ha pasado algo?
-No, todo esta bien, es solo que quise venir a verte...ya ves que en casa no hago nada.
-¿Nunca has hablado con tu marido sobre la posibilidad de querer trabajar?
-Dice que no necesito hacerlo. Que con él tengo todo lo que una mujer puede tener- Candy pensó en que lo único que quiso tener fue una matrimonio normal, un hombre que la amara por sobre todo.
-Te conozco Candy...te conozco tan bien que podria jurar que hay algo que quieres contarme...¿Cierto?...Vamos amiga, dime que es lo que te aqueja, ¿Qué me tienes que decir de tu perfecto matrimonio ?- dijo con evidente sarcasmo- Seguramente es algo serio como para hacer que vinieras a mi Casa.
-Annie...tú...¿Has tenido relaciones intimas con Archie?- preguntó sintiéndose ser indiscreta en los asuntos de su amiga.
Annie clavó su mirada - Me sorprende tu pregunta Candy... y sí, por supuesto
-Supongo que fue algo muy inolvidable para tí...es decir te hizo sentir bien
-¡Ay Candy!...veo que estás teniendo problemas con esa situación...No deberías estar cuestionándote si todo marchara bien...¿Lo has hablado con él?...Lo sabía, algo estaba pasandote.
-Considero que eso no debería ser tan importante como otras cosas...pero...
-Pero no ha sucedido lo que quisieras, ¿no es así?, entiendo tu punto amiga- la Rubia hizo un gesto de negación- ¿Te has preguntado si realmente el problema sea suyo? digo aquí ya hablando en confianza. Los hombres no son buenos amantes, bueno la mayoría. Los hombres son tan básicos por naturaleza y nosotras esperamos las escenas más bellas y románticas antes de que el momento llegue, así estamos hechas, hechas para el románticismo. Ellos son más fuego, pasión y deseo, que amor, entrega y todas esas cosas que a nosotras nos hacen volar cuando estamos en los brazos del hombre que amamos. Sin embargo cuando hay amor debe haber un equilibrio para que ambos se sientan bien, no es solo lo que él desea ni lo que tú quieras.
-¡Entiendo!
Annie quedó en silencio esperando que ella prosiguiera, pero era evidente que a Candy le costaba sacar sus palabras.
-...Si amas a tu marido, busquen ayuda. Muchas veces no le damos la importancia que este aspecto necesita y nos centramos en otros problemas, pero esto es tan importante como cualquiera de ellos. No es bueno callarse...¿Lo amas?
-En realidad Annie, no sé que es lo que quiero hacer...estoy tan confundida que no sé que hacer con mi vida...por un lado quiero continuar y pienso que es lo que debo hacer, pero por otro lado no sé que esperar, que pasará mañana...Quiero sentir ese amor que se me encarne en la piel, pero no sé que pasa.
-No entiendo por qué complicas todo...te vuelvo a repetir, si lo amas lucha por tu marido, hablen sus diferencias, la forma en que quieres que te trate...es tan sencillo, tienes poco tiempo de matrimonio y esas cosas se dan casi espontáneamente...y mira que te podría dar un aspecto negativo, porque tu maridito no me cae bien, eso lo sabes, pero ante todo mi deseo es que seas feliz.
-¡No lo sé!...no lo sé...
-Candy, te veo renuente a arreglar las cosas...¿No será que tú, que tú no amas a Neal y ahora te has dado cuenta? Que es ahora cuando lo que hace te resulta mal, digo porque cualquier mujer enamorada trataría de hacer que su marido se acople a ella...¿No será que todavía piensas en Terry?
-¿Terry?, por supuesto que no...Terry, por Dios Annie, él no tiene nada que ver en esto.
-No sé, pero recuerdo todo lo que nos dijiste a Patty y a mi de lo que sentias por Terry, tres meses antes de que te casaras..."Que lo amarias por siempre porque eras una mujer de amar a un solo hombre" y ¿Que te dijimos antes de tu boda?, que tu matrimonio no iba a funcionar si todavía lo tenías grabado en tu corazón.
-Eso ya paso Annie, te lo he dicho muchas veces...Es pasado y nada es igual y eso es bueno.
-No es pasado en tu corazón, yo lo sé, si no ahora mismo estuvieras diciéndome que harás todo lo posible por arreglar tu matrimonio, no estarías aquí preguntandome sobre mi vida intima y solo tú encontrarías la respuesta a tus problemas.
-Terry es un mujeriego, un hombre que no toma en serio a las mujeres... no puedo creer todo lo que dice. ¿Cómo puedes creer que podria seguir amando a un hombre así?
-¡No lo sé, son misterios del corazón!... Nosotros siempre supimos que Terry estaba enamorado de tí, lo vimos muchas veces triste al verte con él, ahora me doy cuenta que nunca conociste verdaderamente a Terry y solo fuiste una persona más que lo juzgaba sin razón.
-¡No era sin razón!
-¡Claro que si!, por el hecho de que tuviera muchas chicas tras él no significaba que fuera todo de lo que lo tachaban...Me resulta increíble que tú que eras la que más cerca de él estuvo no lo hayas sabido...Candy, salíamos todos juntos siempre, compartimos tantas cosas, tuviste la oportunidad de conocer y saber si todos esos embustes eran ciertos…. dime en todo ese tiempo que compartiamos ¿Terence tuvo una chica? ¿Cuándo fue que las cosas cambiaron?
-No…no, pero…
-¡Claro que no...! él empezó a tener a todas esas mujeres que puedo asegurarte que muchas de ellas solo se le acercaban insinuantes para tener una noche con el chico más guapo de la Universidad, es porque tú lo apartaste. Lo alejaste al hacerte novia de Neal….no voy a decir que Terry sea un santo a punto de ser canonizado porque no es así y tampoco voy a justificarlo por el hecho de que sea hombre, pero ¿Qué querías que hiciera si la mujer que amaba estaba con otro? él debía seguir con su vida y tratar de olvidarte aun siendo en los brazos de cualquier mujer. Es un hombre libre y tú ya te exhibias como la novia de Neal.
-Veo que Terry tiene arduos defensores.
- ¿será porque lo conocemos bien?-Es nuestro amigo y siempre lo será...El te amaba tanto Candy y tú tambien.
-Por favor Annie, saber eso ya no sirve de nada…soy una mujer casada y se supone que debo estar con mi marido.
-Se supone, pero estás aquí, hablandome de lo mal que está y que te sientes en tu matrimonio...si no es así entonces cállame la boca, ve a tu casa y arregla tus problemas...Trata de componer las cosas y no cambies nada, pero esa es una decisión tuya que nadie tiene derecho a interferir...Tú elegiste hace mucho tiempo ahora sigue tu camino y deja todo atrás, déjalo atrás...alejate de Terry y no permitas un acercamiento...no le hagas más daño.
-No pretendo eso...fui yo quien le ha pedido eso mismo...No quiero lastimarlo y no eres la única que me ha pedido eso. Karen su hermana me culpa como si yo sabia de esto. Me dijo que Terry seguía siendo un tonto por permitirme estar con él, porque lo hice sufrir y muchas cosas más. Karen adora tanto a su hermano que me ha pedido lo mismo que tú, que me aleje si es que en verdad le tengo cariño.
-Concuerdo con ella….Terry es nuestro amigo de años y lo queremos mucho. No dejes que alimente ilusiones que nunca van a pasar. No lo confundas. Ahora mismo tiene una relación y me alegro mucho por él...ojalá y esa mujer logre que Terry pueda olvidarte.
-Te juro que a veces quisiera huir de todo y de todos...…Yo quise que esto funcionara, quiero que funcione….Me siento muy mal, por mí, por Terry, incluso por Neal- Los ojos tristes de Candy no pasaron desapercibidos por su amiga- ..él se fue una vez y me dejó... no le importó. Mientras yo padecía por su ausencia, seguía con su vida como si nada….tenía una mujer en Londres y ya ves ahora esta con esa mujer, Susanna... yo solo quise continuar con mi vida. No tenía esperanzas de nada, así que me case con Neal queriendo hacer una familia con él, pero todo cambió, Neal cambió….Me siento fatal y he sido una mala esposa, porque…veo a Terry con esa mujer y….y no sabes todo lo que me he tenido que guardar. He querido gritarle en su cara que…me muero de celos, que lo odio por haberme dicho demasiado tarde que me amaba….Annie, eso no puedo hacerlo, no tengo ese derecho ya...me siento confundida... Terry puede hacer lo que quiera con su vida…él nunca debió decirme nada, no tiene que interferir en mi presente, yo habría amado a Neal pese a todo, él no se merece esto.
-Por tu confusión no te lo lleves por en medio y no dejes que controlen tu presente y derrumben tu futuro….….Candy, sé que tu marido te ha prohibido muchas cosas, pero en tus manos está permitirlo o pararlo... amar no es cegarse..es posible que aprendas a vivir con tu Esposo y quizás tener la familia con la que has soñado, pero sabes que tienes que estar segura de que eso es lo que quieres. No sigas tomando las cosas a la ligera. Con el tiempo estoy segura que explotarías, porque aunque Terry no te hubiese dicho nada, tu nunca lo ibas a olvidar y vivirías consumida en tus recuerdos añorando algo que no fue. Al ver a Terry amando a otra mujer como lo has visto eventualmente podria encontrar la felicidad en una que lo ame sinceramente y le dé hijos y tenga sus nietos y que se yo tataranietos… pero te odiarás a ti misma, al propio Neal y tus días serian amargos… no lo vas a soportar… mi consejo sería entonces que, para que no sufras aferrate al amor de tu marido, que te enamores intensamente para que se vayan tus confusiones.
-Ahora mismo no sé como vivir….Supongo que es mi obligación tratar de enmendar las cosas por el bien de nosotros. Tratar de que todo se encamine al equilibrio que me has dicho y salvar mi matrimonio. En verdad que necesitamos esa ayuda porque no voy a soportarlo.…Las cosas no han estado bien y...creí que podía cambiarlo.
-¿Te ha lastimado?
-Sí-Candy introdujo su mano dentro de su bolsa y sacó un frasco –Son gotas para dormir.
-¿Tú le das esto a Neal para que duerma y no te toque?-¡Santo Dios!- ahora fue el turno de Annie incorporarse- ¿Qué haces Candy? ¿No tienes miedo que te descubra? Que vaya donde un médico y…y descubra lo que estás haciendo?
-Después de dos horas desaparece de su sangre y luego lo expulsa por la orina, pero el efecto sigue por varias horas más. No deja rastros.
-No puedo creer hasta el punto que has llegado...entonces, esto si es grave.
-Annie, te juro que quiero que todo sea diferente...yo me casé con él para amarlo toda la vida, pero no puedo permitir que vuelva a lastimarme...él no desea ayuda de nada, dice que no ventilará nuestros problemas intimos con nadie y no sé que hacer...no es así como quiero vivir y no me deja otra alternativa.
-Candy…Neal no es un hombre que se ande con juegos…si se entera de lo que haces puede ser peor...por favor cuídate amiga, cuídate. Un embarazo en las condiciones en que están, no es la solución. Eso podía empeorar más la situación y sufrirás el doble. -…. ¿Y entonces que piensas hacer? ¿Continuar así? ¿Por qué no hablas con él?...Tú no puedes permitir que un hombre aunque sea tu marido te obligue a hacer lo que no quieres...el amor no se impone ni se obliga porque entonces eso no es amor...Candy no permitas que anule tus deseos de mujer, tu forma de amar. Un hombre que hace eso es una basura, un inseguro y un ser muy cruel por muy esposo que sea, no es un dios. si las cosas siguen igual entonces, déjalo. Habla con tu familia y déjalo
-No , eso no...
-Entonces resuelvelo amiga..armate de paciencia y de valor si quieres continuar con él.
Después de conversar por algunas horas Candy se sentía un poco mejor, menos ansiosa, menos angustiada, habia confiado sus problemas personales con su mejor amiga. Siempre habia sido su confidente en las buenas y en las malas. Patty también era su amiga, pero con Annie habia mas afinidad y mucho más confianza por conocerse primero. Annie era como su hermana, su Madre fue muy amiga de la madre de Annie quien murió de una enfermedad del corazón, desde entonces la muchacha quedó al desamparo tan solo con 10 años, pero todo eso le ayudó a luchar en la vida. Se graduó de abogada y tenía su propia casa en Nueva York y ahora un novio con el pronto se casaría. Candy llegó a casa dispuesta a enfrentar a su marido por haber salido sin su permiso. Sabía que lo que había hecho lo molestaría, pero no le importó. Sin embargo contrariamente a lo que suponía, no estaba, no habia llegado con tal prontitud como lo habia indicado. Ella dió una bocanada de alivio, pero sabía que las cosas no terminaban allí. Hablaría con él, trataría de arreglar los asuntos, pero solo sí él daba indicios de quererlos, no podían seguir de esa manera. La tarde transcurrió con normalidad hasta que apareció tomado buscando más alcohol. Llego el día lunes y con ella las responsabilidades en el trabajo. Terry tenía grandes logros en su trabajo, las propiedades que habia adquirido se vendían a un buen precio dejándole remuneradas ganancias. Grandes edificios comerciales eran vendidos para emprender nuevos negocios y una que otras mansiones adquiridas en Manhatan.
-Gracias por todo Susy… ¿Dónde están los nuevos contratos? Necesito revisar las mansiones, ver todo lo que han hecho las personas de mantenimiento.
-¡Aquí están!- entrego una carpeta amarilla con los documentos recientes- ya he encargado en lo que concierne a ello y todo esta en orden- el rostro de la mujer era serio y Terry percibió su tono seco
-¿Pasa algo?...desde que entraste has estado...
-¿cómo?
-No lo sé, algo digamos esquiva...indiferente
-No, no es nada…
-Eso no me convence…si es por lo mismo que no pude llamarte el fin de semana… ¡Lo siento!, pero mis Padres están en la mansión y no creo que sea conveniente que tú y yo…están mis hermanas también y no quiero darles una impresión equivocada...Soy todo lo que quieran decir de mí, pero respeto mucho a mis hermanas.
-¡Entiendo!...no puedes presentarme como algo más que no sea tu amante…eso no sería bien visto ante tu familia.
-¡Por favor!...No vuelvas con lo mismo.
-Podemos vernos en mi departamento- dijo en tono persuasivo y suplicante-No puede ser en tu Casa, pero tengo mi departamento, alli nadie nos molestará ni nos verá de mala manera.
-No…. Tengo una mejor idea…. compraré un departamento ¿Qué te parece?- Susanna casi brinca de un pie. La alegría se reflejó en su rostro- Es una mejor idea.
-¿Estás hablando en serio?
-Por supuesto, no voy a bromear con eso. Ni mi casa ni tu departamento. Un lugar neutral donde estemos cómodos.
-¡Eres maravilloso Terry!...la idea me gusta ... - se abalanzó para llenarlo de besos y acariciar los cabellos de su nuca.
-Hablaré con mi familia para decirle sobre mis planes…sé que me preguntarán la razón, pero lo entenderán, necesito mi espacio y mi intimidad ahora que mi familia pretende quedarse en Nueva York...Esto lo había pensado hace mucho tiempo, pero estaba la Casa de mis Padres y tenía que estar alli.
-¡Quédate esta noche en mi departamento¡- demando con ansiedad-…luego vemos eso de la compra …me has tenido muy abandonada Terry.
El pensó en su sugerencia-¡De acuerdo. Solo que debo ir a casa para llevar lo necesario y de paso informar que no llegaré ésta noche. No vendré al trabajo con esta misma ropa.
-¡Esta bien cariño!
Pasaron unos días y Candy mientras tanto seguía con su estrategia, por momentos se sentía mal haciendo lo que desde un tiempo empezó, pero cuando recordaba lo pasado se le nublaba la razón. Debería terminar con todo de una vez, hablar con él y no permitirle sus abusos. Lo haría, sí, pero de la forma que comprendiera -¡Todo pudo haber sido distinto Neal!- pensó- su Esposo al parecer seguía renuente con ver a un médico o junto con ella buscar la ayuda para resolver sus problemas y es que pensaba que no era tan importante su vida intima, lo que le calaba era su trato, sus prohibiciones con su familia, con sus amigos. Candy no era mujer de soportar abusos, pero analizaba la situación antes de hacer un acto decisivo. Ella podía amar con intensidad al que le demuestra lo mismo. ¿De qué manera una mujer puede sentir un orgasmo al estar con su marido si éste no tiene el tacto ni la delicadeza de hacer que en su mujer se produzca?, hacer el amor es cosa mental más que físico y no habia nada de esos dos aspectos en esa relación. Candy recordaba que estuvo a punto de sentirlo, pero solo fue un destello, algo inconcluso. No se dió.
Le daba las dosis exactas para que durmiera las horas normales. Todo eso lo mantenía de mal humor. El fin de semana estaba a la expectativa y a veces pasaba en vela, eso debía terminar. De nuevo su mal humor crecía tanto que estaba afectando su trabajo, despotricaba contra todos y todo. No habían vuelto a tener intimidad, si es que se puede decir de esa manera. Todo seguía igual. Otros días después, Terry consiguió un departamento muy elegante, muy espacioso y bonito, pero no quería por el momento decirle nada a Susanna. Estaba próximo su cumpleaños en quince días exactamente le daría la noticia, mientras tanto y esporádicamente retozaban en el departamento de ella.
-¡Estuviste maravillo mi amor!...eres un buen amante, no me puedo quejar…
-¿Sí?... ¿te gustó?
-¿Qué si me gustó?- ¡Me ha encantado Terry!... me has llevado a las nubes….te amo- Al decir lo último él giró su cabeza. Ella entendió su reclamo.
-¡Lo sé!...no me digas nada, se nuestros acuerdos, pero no puedo evitarlo Terry…déjame que te diga que te amo, aunque no sientas lo mismo…..no espero nunca que me lo digas…no mientras no lo sientas…disculpa…pero, yo si te amo.
-Susy…has sido tan especial conmigo, tan cariñosa, atenta que es posible que algún día pueda sentir lo mismo...pero por ahora todo sigue igual.
-¡Como quisiera que eso fuese posible!….no forzaré nada, no te pediré nada… yo sé que ese día llegará… lo esperaré y te prometo que te haré muy feliz… olvidaras eso por el cual te cierras al amor y no permites siquiera que te diga que te amo… no sé qué paso en tu vida, pero te juro que haré que lo olvides si me das la oportunidad de seguir contigo- Susanna realmente quería ganarse el amor de ese hombre, era su mujer, quería ser su esposa y pondría todo su empeño en lograrlo a costa de lo que sea. Si su fulana amiga era eso por lo cual le impedía amarla verdaderamente no era problema mayor ni difícil. Era una mujer casada.
-¿Va a salir señora?...Recuerde que el Señor...
-Sé lo que ha dicho el Señor...y Sí, tengo que comprar algunas cosas en la farmacia que necesito.
-¿Se siente mal? si lo desea puedo decirle a uno de los muchachos que lo haga.
-No, deseo hacerlo yo misma, son cosas muy personales que no creo que ninguno de ellos quiera pasar la vergüenza de pedirlas…. ¿me entiende?- dijo la Rubia sonriendo por haberse salido con la suya. Luisa no era una mala persona, pero a veces la hostigaba con sus preguntas.
-Oh, está bien…disculpe….tiene razón.
Se fue caminando. Quería salir de ese encierro, pese a las palabras de Neal, ella salía, bajo presión, pero lo hacía. Antes de llegar a la farmacia se detuvo a ver el hermoso cielo. Recordó a su madre y a sus Tíos ¿Qué estarán haciendo?...mi Tío Albert sumido en sus negocios como siempre, mi Tía jazmín, mi madre, madre….cuanto deseo volver a verte.- dijo en susurros- te prometo que pronto iré, cueste lo que cueste. Reuniré el dinero que necesito y viajaré a Chicago…te lo juro Mamá….¡Anthony!- se acercó al auto que se estacionaba junto aella
-¿Candy?... ¿Qué haces aquí?...¿caminando por las calles?
-¡Anthony!...estaba pensando en ti en este momento….hermano…- lo abrazó con fuerza
-Vamos Candy…. ¿A qué se deben esas lagrimas?... ¿no te alegra verme?
-Por supuesto…claro que me alegra mucho.
-No respondiste a mi pregunta… ¿Qué haces aquí?
-Voy a la farmacia…necesitaba comprar…algo, pero creo que puede esperar. No quiero perder el momento y dejar de verte….no siempre tienes el tiempo por tu trabajo….
-¿Estas enferma?
-Oh, no, son cosas normales de mujeres...
-¡Oh, Entiendo!
-pero, y ¿tú qué haces por estos lados?
-Visitando a un paciente….hace unos días operé a un hombre del corazón y ahora la familia me ha contratado durante un tiempo necesario para darle el seguimiento….está bien y con cuidados estará mucho mejor.
-Eso se llama tener confianza…tú eres muy profesional.
-Sí…y bueno Candy tienes razón, apenas me ajusta el tiempo…a las 2 de la tarde tengo programada una nueva operación.
-Bueno entonces no te quito más el tiempo. Veré que día puedo ir a verte…te lo prometo… ¿puede ser mañana?
-Claro…puedes llegar cuando guste… ¿Quieres que te lleve a la farmacia?
-No, prefiero caminar un poco, pasó días sin hacer nada que caminar me hará bien.
-Está bien entonces….adiós y cuídate por favor…cualquier cosa no dudes en llamarme.
-De acuerdo Anthony…Adiós.
Siguió caminando y sin darse cuenta habia llegado al centro. Casi era la hora de la comida, pero tenía que comprar sus cosas, ademas que quería regresar a casa, se sentía como un pajarito recién salido de su jaula. Se adentró en el lugar y ubico una cerca del ascensor. Cuando se acercaba, alguien tropezó con ella.
-¡Perdón Señorita estaba distraída…no me di cuenta!
-¡No te preocupes Candy!, yo también venia distraída pensando en todas las cosas que me he comprado. Deseo llegar a casa volando y ver todo, todo- Candy sonrió y le recordó su adolescencia-Allison era la hermana menor de Terry y salía con bolsas de compras de una tienda contigua a la farmacia.
-¡Hola Candy!...querida…. ¿cómo estás?- Eleonor aparecía detras de ella Karen.
-Bien Señora Granchester…-Eleonor volvió su vista a Karen indicando con la mirada que saludara.
-Hola Candy, ¿Cómo has estado?- al menos su saludo cambió un poco.
-Bien, muchas gracias Karen. Yo... me dirigía a la farmacia, pero…que torpeza la mia...Diculpame otra vez Allison.
-No te habia visto desde que estuviste en casa hija. Mi hijo me dijo que se presentó un inconveniente.
-Eh, si- dijo mientras Karen no le quitaba la mirada de encima- tuve un percance y le pido disculpas por haberme ido de ese modo… ¡Lo siento!
-¡Olvídalo muchacha!...es normal, tu vida ya no es igual que cuando solias ir a Casa a pasar largos momentos. Eras como un pajarito revoloteando, solo llamabas a tu madre.
-Mamá, ¿Por qué…?-Terry calló y quedó paralizado al ver a la mujer con quien conversaba su madre- ¿por qué han tardado demasiado?…les dije…que tengo una cita importante. Karen volvió su mirada a él, pues nunca dijo eso, se habia dado el día libre y por eso las habia acompañado. Su madre entendió la razón, pero tampoco dijo nada.
-¡Perdón hijo!, pero es que estas niñas se volvieron loca con todo lo que vimos…..y¿ tú, no saludaras a Candy?.
-Oh, sí perdón Candy…. ¿Cómo estás?
-Hola Terry…- saludo mostrando una leve sonrisa- yo me retiro a lo que venía y me dió gusto de verlos.
Terry vió a su madre – ¡No deberías hijo, recuerda que ella es una mujer casada!- susurró muy cerca de su oído- además tú tienes a tu novia…deja ya a Candy…olvídala- hizo caso omiso a las palabras de su madre y consiguiendo un taxi las devolvió a la mansión. Karen estaba furiosa.
Se fue en su dirección que no distaba mucho y le dió alcance. Ella habia comprado lo que necesitaba y dió la vuelta para salir del lugar.
-¡Terry!- musitó al tropezar de frente con el joven- ¡Me has asustado!- siguió su camino mientras iba a su lado- ¿Qué haces aquí? Llegaras tarde a tu cita- comentó viéndolo de pies a cabeza
-Aún tengo tiempo.
-¿Tiempo?...pero si hasta tu madre y hermanas ... supongo las enviaste en un taxi.
-Habrian llegado hasta el anocher si no digo eso...cuando se van de compras son una eternidad.
-¡Entiendo!...estrategias...claro- caminaron hacia el exterior del centro y supo que ella no andaba en coche.
-Candy….por favor…permíteme que te lleve.
-No Terry…te dije que te alejaras de mí…. ¿No comprendes?...Después de lo que me dijiste…Tú y yo no podemos ser ni siquiera amigos….no sería justo para ti.
-Solamente quiero llevarte a tu casa. Te prometo que no volveré a incomodarte, quiero resarcirte por no haber cumplido aquella tarde.
-¡Tú sabes por qué! – lo miró con reproche.
-Si quieres escuchar que me porté muy mal, está bien, pero no te pediré disculpas porque no me arrepiento de lo que hice.
-¡Eres un cínico Terry!...tienes a tu mujer y te atreves a besarme y decirme todas esas sartas de cosas…De verdad que eres un perfecto cínico. ¡Anda! Ve con ella y dale todos los besos que quieras…y a mi dejame en paz.
-Solo si dejas que te lleve…vamos pecosa, sé que estas muy cansada….he visto que subes tus pies y luego el otro...ya te dije que solo te llevaré.
….- suspiró hondamente-….Esta bien, en verdad vine caminando desde la casa y me duelen mis pies-Candy señalándolos- iba a tomar un taxi cuando salí, pero quise caminar. ..Solo a mí se me ocurren estas cosas en esta ciudad.
Llegaron hasta el estacionamiento y emprendieron la marcha -¡De pronto te has quedado callada! – exclamó mientras conducía.
-Eh, solo pensaba…
-¿Puedo saber?
Calló unos segundos mientras miraba por la ventana -En cómo hemos cambiado, el tiempo, los años…no somos los mismos evidentemente.
-¿Todo está bien contigo Candy? Entiendo que no podemos ser amigos como antes cuando me contabas todo, pero si algún día me necesitas, sabes que puedes contar conmigo.
-Todo está bien… ¡No debes preocuparte por mí!- El corazón de Candy latía fuertemente. Tenerlo cerca no era buena idea. De Terry no tenía miedo, no, era un hombre de palabra, sin embargo su temor era por ella misma, por sus reacciones, por lo que le provocaba estar a su lado, pero era eso, Terry siempre fue muy amable con ella.
En la hermosa Residencia Ardlay, había un cuarto parecido al despacho de su marido, donde Jazmín pasaba largos momentos leyendo los informes de sus Empresas, los correos que el administrador enviaba. Ella estaba sumamente inquieta. Habia leído el contenido del sobre después de la cena de aquel día. En el documento se plasmaba las investigaciones realizadas recientemente y que requerían de su presencia en Londres. Los datos que tenían sobre lo que buscaba no podían ser dados en simple papel, ni por medio de una llamada. Era urgente un viaje entonces.
-¡Te prometo que no tardaré querido!
-¿Estás segura que quieres ir sola Jazmín?...cancelo mis reuniones y voy contigo.
-¡No, no amor!...te aseguro que todo está bien, es solo que, al parecer han surgido problemas en las minas.
-¡No lo entiendo!... ¿tu administrador?
-Debo ir…en esta situación no pueden tomar decisiones si no estoy presente…por favor cariño, te prometo que todo estará bien….cuando llegue te llamaré, ¿sí?
-Está bien, está bien…confió en que lo hagas y puedas solucionar esos problemas.
Salió de la mansión con rumbo al Aeropuerto. Jazmín tenía el corazón en un hilo y queria estar en cuestion de segundos en Londres.
-¿Podemos hablar?- preguntó después de la cena y mientras preparaba su acostumbrado trago.
-Hoy no tomaré…necesito saber qué es lo que me provoca que duerma tan temprano. Creo que ahora sí tendré que ver a un médico…no estoy cumpliendo contigo, aunque a decir verdad tú tampoco te has esforzado- ella desvió la mirada al escucharle- la última vez, logramos tener un poco de…. -no terminó la frase al verla caminar de un lado a otro- dime, ¿de qué quieres hablar?-Candy retorcía sus manos después de dejar la copa vacía. No sabía cómo empezar a hablar de ese asunto
–Es sobre, sobre esa noche precisamente- La mirada seria de su marido carecía de confianza. Sentado en el sofá ella le rodeo como si se tratara de una fiera.
-¿Qué tienes que decir sobre esa noche? ¿No te parece que fue magnifica?...aunque como lo he dicho, no pones de tu parte...estuviste todo el tiempo renuente… ¿Qué te sucede Candy?- Sentía tan rabia de escucharlo hablar tan normal del asunto que tenía ganas de abalanzarse y golpearlo hasta que sus manos sangraran. Con todo el aplomo dijo:
-¡No quiero que se vuelva a repetir!, no quiero algo así...yo te quiero, pero eso no me hace sentir bien.
-¿Qué dices?-¿Por qué?- se levantó del sillón y se acercó a ella. La Rubia retrocedió - Es una tonteria lo que dices...soy tu marido y cualquier mujer desearía eso, que su hombre esté con ella.
-Pero no así...Eres tosco, cruel y no te importa lo que yo sienta. Yo no quiero algo así...Neal, no es solo eso, para mí podria pasarlo por alto, hay formas de arreglarlo, pero no me respetas y me tomas como si fuese un objeto.
-¡Eres mi mujer! Y puedo tomarte cuando quiera…eso es parte de lo que una Esposa debe hacer...al menos tienes que servirme para algo...
-…. ¡Te equivocas!... No soy una cosa que te deba servir para algo...soy una mujer Neal y lo que quiero es que me dejes ser quien soy...no puedes obligarme,
-¿Obligarte? ¿Es así como te sientes?...entonces necesitas ayuda porque es parte de nuestro matrimonio.
-... ¿Cómo se puede interpretar entonces lo que sucedió esa noche? Vamos dimelo, porque así me sentí.
-¡No te entiendo!.. Estamos recién casados Candy, ¿y me sales con esto?...es verdad que no soy el más cariñoso y tierno hombre, reconozco que me excedí, pero yo te amo, podemos arreglar esto. Perdóname amor….No quise hacerte daño, pero no pude evitarlo…te deseo tanto que se me nubla la razón…Candy….- se acercó a ella con la intención de abrazarla por la cintura, pero ella lo rechazó- yo te amo…te amo tanto.
-Quiero que las cosas cambien, pero por ahora no, no puedo confiar en ti…y quiero un tiempo…si, demos un tiempo….si de verdad quieres cambiar las cosas respeta esta decisión, demuéstrame que estoy equivocada. Con respecto a buscar ayuda, yo no la necesito…ve tú.
-¿Por qué me hablas de esa manera?...tienes que estar conmigo y apoyarme…soy tu marido Candy.
Ella corrió escaleras arriba y se encerró en la otra habitación- ¡Candy!, ¡Candy! No puedes hacer esto….ven acá- fue tras ella, pero ya habia cerrado con llave. No quería compartir el lecho con él, no quería volver a sentirse con un pedazo de silla o un mueble, por último algo que solo saciara los instintos sexuales y machistas de un hombre como Neal... es así como se sentía. El asunto no le agradaba en lo absoluto. Neal sabia perfectamente que Candy se casó sin amarlo, ¿cómo pretender esperar a que surgiera el amor, si de la noche a la mañana decidieron su boda?. Muy cierto, ella no se casó enamorada, pero pretendía con el tiempo que naciera ese amor, esa pasión como en muchos matrimonios pasa que luego el amor se intensifica y se vuelve lo esencial para mantenerlo. Sabía que ella hacía lo posible por complacerlo, pero había sido rudo y egoista. Recordó la noche de bodas, ella insinuante dispuesta a tener su noche más hermosa, en la que le entregaría lo más preciado al hombre que eligió como Esposo y el simplemente lo arruinó todo, llegando ebrio y siendo nada gentil, dejando así un mal sabor de lo que debería ser una ocasión. Ella se había desilusionado. El lo comprendía, pero cuando la tenía cerca lo que le provocaba era ser así, no podía ser de otra manera, acostumbrado a tratar a todas las mujeres de esa forma. Quizás todo habría sido distinto si el malnacido de Granchester como solía nombrarlo, jamás hubiera a aparecido. Aquel momento en que lo vió acercarse a ella el dia de la boda, se dedicó a observarlos y desde entonces ella cambió. Miraba su empeño en ella en sobrellevar el matrimonio y cuando recordaba a Granchester se llenaba de odio. Sí, odiaba a Terence y desde los días de estudios en la Universidad se propuso ganarsela. Tenía mucho a su favor, no era como Terry según sus conclusiones: Era amable, gentil y cariñoso y a ella le encantaba ser tratada de esa manera, poco a poco se fue ganando el cariño de ella. Es muy probable que tuviera razón, pero olvidaba que con lo único que Terry contaba, sin saberlo el mismo castaño por supuesto, era con el doloroso amor que ella aún sentía. Fue así que se armó de artimañas y mentiras para lograr que se decepcionara y lo alejara. Las chicas se acercaban a Terence, siendo el más apuesto de la Universidad aparte de ser el más listo en las materias. Los demás caían en la envidia al ver que acaparaba la atención de las féminas y ser elogiado por sus mentores, así que, se encargaba de regar entre todos las supuestas relaciones que Terry tenía con todas ellas. Esas cosas entre hombres suelen ser tema de conversación, pero conociendo el temperamento del castaño, nadie se atrevía a cuestionarle sobre su vida privada incluso sus amigos Archie y Stear no lo hacían, pero nunca dieron crédito a esas habladurías, lo conocían perfectamente. Esto llegaba a oídos de Candy quien nunca creyó una sola palabra que limpiara la reputación del muchacho, más verlo tan social con las chicas no había nada que decir, ni preguntar. El averiguaría que estaba sucediendo más allá de sus resoluciones. Sabía que Terry tenía una mujer y su esposa no sería capaz de nada que enlodara su apellido por una noche de placer con un tipo como ese. Ella quería que él cambiara y si lo hacía quizás volveria a ganarla. Su renuencia a estar con él, su rechazo tajante y sus indiferencias le taladraba su cabeza y le hacía pensar que no había olvidado el pasado. Estaba consciente de sus torpezas, pero ella habia prometido estar con él en las buenas, en las malas y hasta que la muerte los separe así que debía cumplir con eso.
Mientras tanto encerrada en la habitación volvió su rostro a la ventana. Se preguntaba tantas cosas y a su mente vino la imagen de Terry. Recordó su conversación con Annie y tenía razón, Terry no se merece sufrir, pero no era su culpa -¿Qué estarás haciendo ahora?- se preguntó y las lágrimas salieron de sus ojos que rodaban por sus mejillas. A pocos kilómetros, Terry se encontraba degustando una cena preparada por Susanna en su casa, aun no le habia dado la noticia de la compra del departamento, todavía no era su cumpleaños. Sentados a la mesa ella lo observaba en silencio. Terry estaba allí, pero de nuevo su corazón se habia ido. Pese a las atenciones en los que la mujer se desvivía no lograba sacarlo de sus pensamientos. Ella se armaba de toda la paciencia del mundo recordando siempre los puntos a seguir en esa relación y que era la única manera de poder estar a su lado. Terry sintió la mirada de Susanna sobre él, no era justo que ella se haya esmerado tanto procurando hacerlo sentir bien y el continuara en el limbo.
-¿Cómo está tu madre?- preguntó sin mucho ánimos.
-Bien, muy bien. Te envía saludo querido y me ha dicho que en unos meses vendrá para conocerte.
-¿Conocerme?- hizo una cara de asombro. Susanna le habia contado que su madre Sophia Marlowe vivía en Grecia, pero no pensó que le hablara de su persona, ni de su relación con ella – será un placer entonces- dijo y volvió a su encierro
-Amor, ¿Deseas tomar una copa más?- pregunto de nuevo tratando de sacarlo del abismo. Terry era fácil encerrarse en sí mismo. Siempre ponía una barrera cuando no deseaba ser molestado.
-No, no, gracias- fue la única respuesta. Jamás comprendería a ese hombre. Sus arranques de indiferencias, su mirada perdida, sus palabras simples mientras tenían una conversación formal todo eso la estaba hartando y odiaba saber que las cosas no tenían indicios de cambio, pero ella estaba allí soportándolo todo, tan solo por tener esas noches intensas que le regalaba, donde su mirada era distinta aunque no fuese ella, sino su "amiga" a quien deseara, donde antes no le importaba que se perdiera mientras la hacía suya, pero ahora eso también la estaba cansando. Una noche mientras hacían el amor escuchó en un susurro ese nombre, fue un pequeño susurro. Terry la habia nombrado sin darse cuenta en medio de su deseo y desesperación. Muchas veces habia pensado en quedar embarazada e inventar un descuido, pensaba que así, quizás la relación se formalizaría tornándose a un matrimonio, pero Terry habia sido muy claro a ese respecto. No quería hijos de esa forma- le dijo una vez-Obviamente esas palabras la habían lastimado cuando realmente quiso decir que no quería tener hijos sin amor. Terence era un hombre muy responsable y no dudaba que se haría cargo de ese hijo, pero nada garantizaba que hiciera lo que deseaba, casarse con ella.
Dentro de sus meditaciones se sentía segura; esa mujer estaba casada y eso era suficiente para que Terry no pudiera siquiera pretenderla. Jamás podría tenerla como su Esposa.
Londres
-¡Pase adelante Señora Ardlay!- un hombre alto de cabellos castaños, de ojos negros y bigote grueso le daba la entrada a las oficinas de investigaciones.
-Gracias…vine en cuanto se me hizo posible….Señor Crower ¿Qué noticias me tiene?
-¡Espero que sean las mejores Señora!
Jazmín se suspendió de su asiento. ¿Será posible que al fin?- ¿De verdad? ¿Está seguro?- la mujer se disculpó de inmediato al cuestionar la eficiencia del investigador- Perdón, no quise….lo que pasa es que tanto tiempo ha pasado que me cuesta creerlo. Han sido 23 años que no la he visto que me parece increíble ahora saber sobre su paradero.
-¡No se preocupe…le entiendo!…pero necesito corroborar cierta información y para eso debo viajar hasta América.
-¿America?... ¿Ella está en America?- el hombre asintió- Todo lo que necesite no se preocupe en gastos. ¿Cuándo viajara?
-¡Lo más pronto posible! Necesito asegurar que los datos proporcionados sean los correctos y hasta entonces usted tendrá el nombre de esa familia y el paradero. Toda la información completa.
-Con solo la idea de saber que pronto la encontraré…no sabe cuanta felicidad me da Señor Crower. Empezare las gestiones para que usted tenga todo lo que concierne a su viaje, pasaje, estadía, en fin todo lo que necesite.
-¡De acuerdo Señora!...entonces en un par de días estaré listo para viajar.
-¿Cuánto cree que tardara en saberlo todo cuando este en América?
-¡No lo sé!...necesito averiguar si existe algún documento de adopción en la casa hogar donde por primera vez sacada. Puede ser quizás días, semanas, no lo sé.
El investigador sabía algo más, pero por lo pronto no iba a revelar esa información hasta no tener la seguridad como bien lo había dicho de todo. No iba a dar pasos en falsos. Debía ser eficiente y profesional.
-¡Señora!
-¿Qué pasa Luisa?
-Tiene visitas….
-¿Visitas? -¿Dónde está el Señor?
-En su Trabajo…
-Oh, sí es verdad… ¡Que cabeza la mia!- Luisa se habia dado cuenta que ellos no dormían juntos. Habían pasado unos dias- Por favor dígales que bajaré enseguida.
Después de varios minutos en su arreglo tratando de ocultar sus ojeras, salió impecablemente hermosa. No tenía idea de quienes eran, pensó en su familia y en la posibilidad de viajar a Chicago a costa de todo. Cuando bajaba las escaleras no vió a nadie en la sala y a su encuentro salio Luisa.
-¡Ellos están en el Salón Señora, enseguida los atiendo!
-Luisa, ¿Cómo es posible que no les haya preguntado sus nombres? ¿Quienes son esas personas que me buscan?
-No Señora, bueno si lo hice, pero, ¡por favor vaya, vaya que la esperan!
Al llegar al lugar, abrió la puerta y no pudo detener sus lágrimas, tantas veces que soñó con volverlos a ver y ahora ellos estaban allí, frente a ella. Los tres Rubios, su Madre, su Tío y su hermano.
-¿No nos vas a dar un abrazo hija?- dijo su madre con sus ojos húmedos. Volver a ver su niña le llenaba el corazón de felicidad.
-¡Mamá! ¡Tío Albert!- ¡Que gusto de verlos!- se abalanzó a ellos, una parte de su corazón era devuelto-..Anthony.
-Anteriormente habíamos llamado para venir a verte, pero no fue posible la comunicación-Candy recordó el por qué- si la montaña no va a Mahoma, pues aquí estamos.
-Sabemos que estas con tu marido y que nada te puede pasar, pero no te vamos a negar que hemos estado preocupado ¿Por qué no llamaste después?- la muchacha no supo que responder y ¿Qué iba a decir?, ¿que tenía las llamadas restringidas en su propia casa?, ¿Que de su celular no podía siquiera hacerlo?, solo lo portaba para ser controlada por su marido. El poco dinero que le daba lo ocupaba para comprar sus cosas personales, hasta en eso tenía límites.
-¡Cierto hija!...apenas tenías unos días que te fuiste y tu Tío ya preguntaba insistentemente por ti.
-Lamento tanto venir hasta ahora, pero ya sabes como es mi ajetreada vida de negocios.
-¡Lo sé Tío! No te preocupes- volvió a abrazarlo- ¿y tía Jazmín?
-En Londres, cuestiones con las Empresas mineras. Cosas que se pueden resolver, pronto volverá.
-¡Que lástima!...me habría encantado verla, pero otro día será… ¿piensan quedarse? Por favor, digan que sí.
-Oh no, qué más quisiera hija, pero debemos volver a Chicago hoy mismo.
-¿Tan pronto? – Los ojos de Candy se entristecieron- por favor quédense solo esta noche- pensó que eso significaría mantener las cosas como antes, pero también sabía que Neal no se atrevería.
-No queremos incomodarlos
-Por supuesto que no Madre…no nos incomodan, por favor quédense, solo era esta noche.
-Está bien…te tomamos la palabra, ¿estás de acuerdo Albert?- Al Rubio hombre no le agradaba la idea, pero por Candy era capaz de dormir en el mismo infierno.
-¡Está bien princesa….nos quedamos!
-Luisa, arregle dos cuartos por favor para mi Tío y mi madre…Anthony, ¿Te quedarás hasta tarde?
-¡Lo siento! ...tengo que regresar al hospital
-Si Señora…enseguida.
Y así fue, transcurrieron las cosas calmadamente. Neal se mantenía a la expectativa. Esa noche compartieron la habitación. Sintió las manos atadas igual que la conciencia lo estuvo cuando le suministro su dosis y estar segura. La noche transcurrió con total normalidad y al dia siguiente Candy se levantó temprano como de costumbre, mientras él dormía plácidamente. Deseaba prepararles algo rico antes de su partida. Antes de las 9 de la mañana todos a la mesa degustaban la preparación que ella había escogido. Los sirvientes estaban sorprendidos, no sabían que la fina y distinguida Señora Leagan supiese cocinar. Acostumbrados a ver jovencitas refinadas que ni siquiera tocan una olla ni por equivocación.
-Hija, Yerno…gracias por la hospitalidad…de verdad que ha sido un momento agradable que hemos pasado junto a ustedes.
-No ha sido nada Tía, ha sido igualmente agradable para nosotros. Solo quiero que mi Esposa sea feliz y el tenerlos a ustedes ha sido la mayor felicidad para ella…Miren lo sonriente que está- Candy mostró su sonrisa brillante y lo abrazó.
-Candy, hija, me voy tranquilo y contento de saber que estas bien…pero por favor no dejes de comunicarte con nosotros- comentó mientras cernía su mirada en su Sobrino, este nunca le inspiro confianza y no iba a cambiar su percepción solo porque su sobrina lo habia elegido como Esposo. Albert no olvidaba a aquel muchacho castaño de ojos azules del cual su sobrina siempre hablaba de una forma que sola una mujer enamorada podía hablar. Era obvio para él desde entonces que a Candy le gustaba y no lo volvió a ver desde la boda. Le sorprendió en gran manera cuando les comunicó su boda con el nefasto hijo de su prima, lo que indicaba que su hermosa sobrina lo habia olvidado. Neal por su parte se preguntaba si su Tío se habia enterado de algo, temía que Candy le comentara sobre el progreso de los negocios familiares, pero ella poco se inmiscuía, así que por lo pronto no se ofuscaría. Su madre y Tío partieron enseguida dejándola vacía y sola otra vez. Candy debía enfrentar sus propios miedos, sus propios retos y su vida… así lo haría. Si se equivocaba o no, seria ella la que enfrentaría los errores de su proceder- si no entonces nos tendrás de nuevo en tu Casa.
-¡Espero que no continúes con esa estupidez de dormir en habitaciones separadas!...ya ha sido suficiente…
-¡Lo lamento!, pero ya quedamos en un acuerdo…Asi que respétalos aunque sea por una vez- dispuesta a retirarse dio la vuelta.
-¿ACUERDOS?..… ¡VUELVE A LA RECAMARA CANDY!...No volveré a repetirlo.
-¡No me grites! No estoy sorda….pero parece que tú sí Neal, escúchame bien, porque soy yo la que no quiero estar repitiendo lo mismo- dijo señalándolo con un dedo como si quisiera fundirlo en su humanidad- no soy un mueble, ni una cosa a la que puedes manejar a tu antojo. Si me casé contigo es porque pensé que podíamos darnos la oportunidad de ser felices y formar una familia, pero me doy cuenta que tu solo quieres tener una prisionera, una esclava, pero no una esposa… no me gusta la forma que me tratas, no eres el mismo hombre que conocí. Neal de verdad eso es lo que quería.
-¿Dices todo eso por la otra noche?, por favor Candy, eso no es pretexto suficiente…Mejor di que no deseas estar conmigo...-Ella no respondió- ¿Te duro tan poco todo aquello que decías sentir por mí, el amor que decías tenerme? Eso se puede arreglar...vamos, vuelve a la habitación. Te demostraré que puedo cambiar.
-Es muy pronto para cambiar ¿No crees?...No puedo creerte...
-Estoy harto de tus desplantes. A penas tenemos unos cuantos meses de matrimonio y no puedo creer que estemos en esta situación. ¿Acaso no has podido olvidar al maldito de Granchester?
-¿Qué estás diciendo?...
-¡No finjas más Candy! desde que apareció cambiaste, desde el mismo día de nuestra boda, ya no eras la misma. Es verdad que nunca fuiste la novia más cariñosa, pero al menos tu atención estaba centrada en nuestra relación y tu actitud por esas cosas en nuestra intimidad no es para tanto.
- yo, no…eso no es cierto….-¡Nada tiene que ver Terry en esta situación!...no lo inmiscuyas en nuestros asuntos
-¡No me creas tonto!... eso siempre lo he sabido querida Esposa…-Neal trataba de mantener la cordura, aunque lo que deseaba era sacudirla- yo solo quise asegurarme.
-¿Asegurarte? ¿De qué?
-De que fueras mía y lo hice… eres mía Candy, me perteneces y lo serás por siempre. Juraste estar conmigo siempre…lo juraste ante Dios y todos los presentes. Así que debes cumplir con ello….él no puede hacer ya nada…además tiene una mujer que espero sea lo suficientemente hombre como para dejar de tenerla como su amante.
-¿Todo fue por...? Eso no puede ser verdad...
-Ese malnacido, tu querido amiguito...ese estaba enamorado de tí," supuestamente", pero ya ves como le encantaba revolcarse con media humanidad femenina...Te salvé de sus garras porque si no terminarías siendo lo que ahora tiene, una amante...lo bueno es que diste cuenta y me elegiste a mí...eres mia, solo mia.
-y sigues tratándome como tu propiedad….- La tomo de los brazos con fuerza, mientras le lanzaba una mirada llena de furia, apretaba con sus dedos sus brazos. La estaba lastimando-¡Por favor suéltame!...¿Ves como tengo razón?...y por favor, deja de mencionar a Terry, que nada tiene que ver con mis decisiones.
Cuando se hubo calmado un poco- Entonces demuestrame que lo que digo no es verdad. Dime que quieres estar conmigo Candy, por favor...te prometo que las cosas serán diferentes...-se acercó a ella lentamente- podemos hacer el intento nuevamente…. Eres mi mujer y debemos resolver esto.
-Ya lo has dicho otras veces y no fue así…. y te vuelvo a repetir que no puedo confiar en ti...por favor dejemos pasar un tiempo...demuestrame tú que puedes ser diferente.
Fue su única respuesta para volver al encierro. –NUNCA ME DEJARÁS, AUNQUE TENGA QUE ENCERRARTE DE POR VIDA, ME ESCUCHAS…SI TU ME DEJAS, TE JURO QUE TE MATO- vociferaba mientras ella se alejaba a toda prisa.
Los días transcurrieron, una semana exactamente. Jazmín estaba inquieta, ansiosa. No encontraba la manera de acomodar las cosas en su mente. La información adquirida por el investigador Erick Crower la había dejado alterada.
-¿Pasa algo? Desde tu regreso de Londres te he notado muy inquieta…no había querido preguntar nada, pero ¿Cómo se están manejando las Empresas? ¿Todo está bien?
-Si…no es nada… son cosas rutinarias, pero todo está en perfectas condiciones. Algunas mínimas perdidas por la falta de mantenimiento en las minas, nada más. Eso ya lo resolví y espero que se mejore la situación.
-¡Qué bien entonces!...ojala y no pase a más….la próxima semana creo que hare un viaje a Londres para ver la sucursal de esa Ciudad. Habría sido bueno que coincidieran nuestros viajes. Georges, mi asistente va muy bien con todo, pero quiero ir a echar un vistazo.
-A propósito de viajes, lamento mucho no haber estado. Me habría encantado ver a Candy. Saber cómo esta.
-¡No debes preocuparte!...ella está bien y te envía muchos saludos….Jazmín, gracias por querer a mi Sobrina
Pasaron tres semanas casi un mes y la situación entre el matrimonio Leagan era insostenible. Por las mañanas en el desayuno nada habia cambiado, pero al llegar la noche, Neal se enfurecía por la renuencia de ella de no compartir la habitación. Trataba pésimo a sus empleados. La mantendría más controlada y es posible cambiar un poco la estrategia, pensó sería fácil de dominarla. Sus amigos estaban preocupados porque no la habían vuelto a ver y Annie sobretodo por lo que sabía, pero no podía decirles nada. En ese tiempo Candy no salio a ningún lugar, en el día era libre relativamente, porque en las noches echaba llave a su cuarto para evitar que él entrara. Su marido estaba cansado de su actitud y no le permitió llamadas e incluso le quitó el celular y tenía prohibido conducir. Si ella lo rechazaba, no tendría nada. Luego de un tiempo le permitió salir aludiendo querer una reconciliación y eso era su demostración sincera de su cambio. Candy salió errática de ese encierro, pensó en sus amigos, pero sabía que no iba a poder ocultarles nada y no quería inmiscuirlos en sus problemas, ya era suficiente con los suyos. Solo quería tener un poco de sosiego, retomar un poco de fuerzas por si su marido volvía a tener sus arranques y sus cambios. Esa vez no fue en su auto, quería que el tiempo no pasara, estaba cansada de todo. Pretender cambiar a un hombre era algo imposible, los hombres no cambiar de la noche a la mañana ni porque una mujer se los diga. Tendría que existir un sentimiento fuerte para hacer todo por amor. Candy no se refería a su cambio en la intimidad solamente, ella quería que le permitiera ser ella misma, ver a su familia, a sus amigos cuando ella quisiera, trabajar en la Empresa de su Tio, ser una mujer productiva y manejar su dinero, comprarse lo que ella quisiera a su capricho y antojo. Además de que la comprendiera en todos los sentidos, amoroso y cariñoso con ella...¿Acaso todo ello estaba pegado en el cielo?...¿Era tan imposible para él poder darle ese gusto?
Era casi la hora de la comida cuando ella todavía iba por las calles de Nueva York con la mirada perdida, al cruzar la calle apenas se percató del auto que se acercaba. El hombre que conducía toco la bocina varias veces haciendo que la Rubia volviera en sí.
El sujeto salió de su coche algo molesto por su imprudencia e inmediatamente la abordo.
-¡Por poco y te atropello!... ¿Por qué no te fijas al cruzar?
-¡Perdona!, no me di cuenta…estaba….
-¡Perdida!...debes tener más cuidado Candy…y ¿Por qué no estás conduciendo en tu auto?, bueno aunque creo que tu imprudencia habria sido la misma y entonces todo esto sería peor.
-No, no quise. Quería tan solo caminar un poco, me distraje pensando en muchas cosas...perdona de nuevo.
-¿Te pasa algo?. Noto tu voz muy triste.
-No es nada...despreocupate...
-Yo, me dirigía a la Residencia de mis Padres, pero si gustas puedo llevarte donde quieras….A tu casa, al hospital o donde los muchachos.
-No…no Terry, te dije que te mantuvieras lejos de mi... Además ya te dije que no pasa nada...no insistas.
-Soy un necio y disculpa mi insistencia, podrás decir todo lo que quieras, pero no te veo nada prometo que no te molestaré con mis tonterias...¿Que te parece si te invito a comer? supongo que no lo has hecho...¿Qué dices?...
-Que no, yo...
-Ya sé que me pediste que me aleje, pero todo está claro por mi parte y no volveré a tocar ese asunto. Solo quiero ayudar a una vieja amiga aunque ella rechace mi amistad- Lo pensó un poco y él tenía razón, nada haría ahora en adelante que ella no permitiese y eso era un hecho. No habia nada de malo aceptar su invitación.
-¡Esta bien Terry!...la verdad que si, tengo hambre.
Llegaron a un hermoso lugar, un restaurante muy bonito familiar y acogedor. Bajo la sombra de un árbol se sentaron en una mesa. Terry se dirigía a casa de sus Padres para comer y tratar un asunto que podía esperar, en el trayecto se encargó de enviar un mensaje disculpándose y prometiéndo hacerlo en cuanto se desocupara lo más pronto posible. Pidieron de comer y ella, que en principio estaba hambrienta lo hizo de manera regular.
-Te conozco Candy, que siento que algo no marcha bien...¿Estás enferma?...pregunto porque la vez pasada hiciste compras en la Farmacia...-ella le echó una mirada iracunda- disculpa, no debería entrometerme, eso le corresponde a tu Esposo...Lo siento.
-¡No insistas en escudriñarme que no encontrarás nada!...Estoy bien...Te aseguro que sí. ¿Qué puedo hacer para que me creas?- Terry meditó.
-Se dé algo para poder creerte- ella se detuvo para verle-¿Recuerdas cuando íbamos a aquella Casa en central Park?
-¿Todavía existe ese lugar? Creí que lo habían vendido. Cuando hicieron el viaje a Londres lo pensamos, los chicos y yo y te confieso que nos entristeció mucho.
-No, ese lugar me trae bonitos recuerdos de nuestras vacaciones. Esos días que ya nunca más volverán. Hemos dejado de ser aquellos jóvenes que la pasábamos muy bien y nos divertíamos mucho…. esos recuerdos aún siguen vivos en mí.
-¡Me gustaría volver allí!, es decir, con todos, como antes.
-Ahora todos tenemos nuestras vidas...¿Quieres ir? No estamos lejos, lo más que podríamos tardar en llegar seria media hora- el rostro de Candy cambió totalmente de un segundo a otro. Su sonrisa se volvió radiante y su mirada brillante y sonriente y luego
-No, no puedo, disculpame
-Solo será un momento... la miras y regresamos enseguida. Tu rostro cambió tan solo con la idea...vamos solo quiero que te sientas bien.
-¿Qué sabe? ¿Dónde está y con quién está?
-Señor en estos momentos ella está en un Restaurante en la compañía de un sujeto muy bien parecido...su aspecto es...bueno es alto, cabello muy varonil de color castaño y de vestir elegante.
-..Por ahora deje de seguirlos. No hay que levantar sospechas.
-Como usted diga.
Al colgar golpeó con fuerza su escritorio. -Apenas la he dejado salir y ya fue a buscar a ese tipo- vociferó- ¡Maldito Granchester!.. No me vas a vencer- de pronto la puerta de su oficina se abrió para dar paso a una hermosa mujer.
-¡Hola querido!...por lo que veo no he venido en un buen momento ¿Por qué estás alterado? ¿Problemas con tu Esposa?
-¿Dime que quieres?...No tengo mucho tiempo y no deseo perderlo.
-¿Por qué no me has vuelto a llamar?, ¡He tenido que venir para saber que ha pasado!
-¡Pensé que habia sido claro!...Que te llamaría cuando me dieran ganas y como verás no ha sido …así que por favor retírate que tengo muchas cosas que hacer
-¡Definitivamente!...¡eres un grosero!...No me decias esas cosas cuando unos dias atras te revolcabas en mi cama- la mujer se llamaba Stacey Collins. Tenía una fama cuestionable. Se decía que habia tenido muchos hombres importantes y que gracias a ellos habia escalado en una buena posición económica. Ahora mismo se encontraba casada con uno de los grandes socios de la empresa de bolsas en la que Neal tenía grandes inversiones. Jonh Collins, éste supo de esas habladurías, pero no le daba créditos, pues aludía que había mucha gente que envidiaba la belleza y elegancia de su mujer.
-¿Te puedes callar?...nadie puede enterarse de eso...¿Que quieres? ¿Que empiecen los chismes y tu marido me vuele la cabeza?
-Debería hacerlo para que pagues por tu trato ahora mismo. Sí, fuiste muy claro querido…pero no voy a estar cuando tú quieras…no ha habido nadie que me trate de esta manera….y no serás la excepción, así que, o haces lo que yo quiera o te olvidas de mí, es así de sencillo- los llameantes ojos azules de la mujer eran incitantes. Realmente era muy hermosa y de un cuerpo exquisito que él habia probado en varias oportunidades. Neal podía tener y comprar a la mujer que quisiera, él mismo decía que ninguna habia podido resistírsele y eso era muy cierto. Muchas pasaron por su cama por dinero y otras como Stacey por puro placer, el dinero le sobraba. Después de pensarlo varios segundos se apartó de su escritorio y se levantó.
-Por favor, discúlpame…he tenido mucho trabajo y te prometo que esta noche nos veremos en el mismo lugar….pero por favor no te aparezcas así en la oficina...no quiero habladurías en los pasillos.
-¡Esta bien!...nos vemos en la noche en el mismo lugar…. ¡no falles!
Habían llegado hacia unos minutos. La casa estaba igual. Allí no había sirvientes, pero de vez en cuando Terry enviaba para darle mantenimiento . Esa casa era su Refugio desde que era muy joven. A veces iba hasta allí para estar solo y recordaba sus risas cuando corria por el jardin y sus alrededores.
-¡No ha cambiado nada!- Esa frase también lo aludia a sus sentimientos del pasado y que seguían intactos en el presente
-No, no ha cambiado nada... pero por dentro mandé a hacer algunas remodelaciones… ¿quieres verlas?- ella asintió y él la tomo de la mano... ¡ven!...Mira, ¿te acuerdas que aquí tenía un pequeño estudio?- dijo señalando el lugar que ahora habia una chimenea.
-¿y dónde está ahora el estudio?- preguntó asombrada
-¿Ves esa puerta?...-la llevó hasta ésta y la abrió. Candy admiraba todo- ¿No te parece un hermoso lugar?
-¡Lo es Terry!... es muy fino y elegante- de pronto su mirada se centró en aquel gran mueble.
-¡Aun lo conservo!- Candy paso sus manos por su superficie- Es el mismo...No he vuelto a practicar, pero haría un esfuerzo.
El piano en el que solía tocar algunas piezas que habia aprendido. En aquellos días, lo hizo para sus amigos, pero en su corazón fue especialmente para ella-¡ven siéntate a mi lado!...como en los viejos tiempos- acercó un taburete y ella se acomodó a su lado. Terry apartó la tapa del piano y sus dedos empezaron a tocar las teclas como si nunca hubo dejado de hacerlo. La hermosa melodía los transportó. Ella cerró sus ojos, era una música tan suave y se sentía tan bien allí. -¡Cómo quisiera poder retroceder el tiempo cambiar todo, todo!-pensó y unas lágrimas salieron de sus ojos mientras ella evocaba esos recuerdos. Terry abrió sus ojos al percibirla en silencio. Al finalizar la melodía, ella bajó su rostro, pero sus lágrimas no pasaron desapercibidas.
-¡Disculpame !...No ha sido mi intención, pero muchas veces también me pasa igual...¡Extraño esos días!...solo quise que estuvieras bien y he conseguido lo contrario.
-Fue una época especial...nada nos preocupaba más que solo los estudios, salir bien y graduarnos con prontitud. En ese entonces mi Padre vivía y...- Ella volvió a bajar su rostro, pero él lo acuno en sus manos. Candy estaba llorando y él limpio sus lágrimas-¡Cómo quisiera que estuviera vivo!.
-Tu Padre donde quiera que esté desea que seas feliz...sé feliz Candy, aferrate a conseguirla- Sus rostros estaban tan cerca el uno del otro, la suavidad de sus manos, su mirada, sus palabras, todo eso la envolvió como en un trance. No se apartó al contrario cerró de nuevo sus ojos mientras sus manos tocaban los hombros masculinos. Estuvo por largos segundos así y entonces sin pensarlo lo atrajo a su boca. Ella lo besaba y era como el roce de la brisa. Movía sus labios lentamente al ritmo de los suyos. Era un beso distinto. Sentir que tenía el permiso, se aventuró a explorarlos -¿Estaría soñando?- temía el momento de despertar- Ella lo aceptaba y tan solo eso la había perdido. El hecho continuó e iba subiendo de intensidad. Recordó su condición y poco a poco tomando la cordura se apartó de esos labios.
-¡Discúlpame Terry!...no debí hacer esto… ¡Lo siento!... tengo que irme- tomó su bolsa, estaba apenada y nerviosa- por favor llévame a casa.
-¡Espera Candy!- la tomó de las manos. Ella temblaba, él también por todas las sensaciones del momento.
-No Terry…yo no quiero hacerte más daño y mira lo que he hecho...es una estupidez lo que he cometido... No es justo para ti.
-Candy...el daño esta hecho y no olvido tus palabras... Sabes bien que te amo y tan solo de saberte con él, me ha destrozado el corazón… ¿Qué más dolor puedo sentir? ¿Que más daño me puedes hacer?...pero no te culpo, no, no es tu culpa... Has sido clara conmigo, no espero nada de ti...siempre será mi culpa, por mi cobardía, porque no pude luchar por tí y me acobardé. Lo merezco- le vió fijamente a sus ojos.
-No quiero confundirte...yo, solo fue un maldito impulso...¡Lo siento!
-….Sé que solo has reaccionado por el momento...No tienes por qué disculparte.
-Terry…yo no tengo derecho a hacerte esto... soy una mujer casada y no está bien...por favor olvida lo que ha ocurrido...olvidame.
-¡No es tan fácil!...¿Crees que no quisiera hacerlo? ¿Crees que no quisiera olvidar que estás con él, que te acuestas con tu marido, mientras me consumo todas las noches soñándote? ¿Que es quien te acaricia, te besa y te hace el amor?
-¡Basta Terry!
-No espero nada de tí, pero no me digas que te olvide...Es mi corazón, es mi vida, son mis sentimientos...No, no tienes derecho a decirme que es lo que tengo o no que olvidar-¡Quisiera tener tu entereza! Tus agallas para no sentir esto. Este maldito sentimiento que me arde en el pecho…. Lo sé Candy, yo me enamoré solo….y tienes razón, sería un egoísta pretendiendo a hacer algo que no sientes….Te prometo que trataré de olvidarte, no sé cómo, pero lo haré.
-Terry...
-¡Te llevaré a Casa!
