by: Angy Granchester


Se retiró dejando al hombre enardecido y ensangrentado. Como un pedazo de basura mascada, sí, eso era Neal, una basura que se merecía eso y mucho más. Seguramente al siguiente día no tendría buena cara para presentarse a la casa de inversiones, si es que lograba ponerse en pie. Más de alguna mirada tendría que soportar que cuestionara su aspecto. Neal, adolorido condujo su auto hasta su Residencia, sin imaginarse que su madre estaba allí, entró quejándose y al verla no pudo contener un gesto recriminatorio, pues le esperaba escucharla hasta el hartazgo como si fuera un niño chiquito.

-¡Santo Dios! ¿Qué te paso hijo?- Sarah, su madre salía del despacho, meses atrás se había establecido permanentemente. Al ver a su hijo de esa manera, muy lastimado, se llenó de preocupación.

-...No ha sido nada y por favor, no deseo que me molesten- a duras penas con mucha dificultad se apoyaba de los pasamanos de las escaleras para poder subir a su recamara.

-¡Hijo por favor, como me puedes decir eso...Te ves muy mal...¡Tienes que ver a un médico!

-Dije que no es nada ¿No me entiendes?- respondió molesto dando a penas unos cuantos pasos - No iré a ningún lado... Si en algo quieres ayudar, mejor ve y dile a una de las sirvientas que lleve a mi recamara cosas con que curarme... ¡Maldición!- vociferó haciendo un gesto de dolor que lo obligó a encogerse

-¡Vamos, te ayudaré a subir a tu recámara!... yo me encargaré de eso – Minutos después en que Sarah curaba las heridas reanudó la conversación – sé que no quieres hablar, pero insisto... ¿Quién te hizo esto? Porque ahora estoy segura que accidente no fue...Tu auto está intacto.

-¡Por lo visto no me dejaras en paz!...-hizo un gesto ante la fastidiosa mujer- ¡Fue el maldito ese, el hijo de los Granchester! Ese imbécil se atrevió a buscarme en mi trabajo y golpearme... ¡Mil veces maldito!

-Pero,... ¡Deberías poner una denuncia y que lo encierren! Esto no se puede quedar así...pero, ¿Por qué ese hombre reaccionó de esta manera...Neal, que fue lo que hiciste?- pregunto Sarah y sus ojos estaban muy serios- ¡Te conozco!

-Candy y él están juntos. Son amantes...pero que no crean que me quedaré de brazos cruzados mientras se burlan de mi...Ese tipo ya la tiene jurada y me las pagará. Le haré arrepentirse por su osadía y por quitarme lo que es mío...Ella es mía y de nadie, de nadie...ese imbécil no sabe con quién se ha metido. Le daré un golpe certero que lo lamentara.

-Por favor no vuelvas a provocar a ese hombre, es un animal casi te mata... ¡solo mírate cómo te ha dejado! Te lo dije que esa mujer no era para ti...Candice no es una buena mujer...siempre supe que esa muchacha acarrearía problemas, pero tú hijo, no permitas que arruine tu vida. No vale la pena una mujer asi...a todos les sonríe y les coquetea, no ha perdido el tiempo en lo absoluto...ahora ese hombre ha caído en sus garras... nunca quisiste escucharme. Esa mujer será tu desgracia...olvídate de ella, es mala...Apenas han pasado pocos meses del divorcio y ya se pasea con su amante...

-Por favor basta ya...déjame solo...

-El hijo de los Granchester, sé que proviene de una familia muy rica y con muchos negocios y propiedades en Londres... Richard, es un hombre muy elegante y distinguido- azuzo.

-¿Tú lo conoces?

-No mucho, pero según estuvieron viviendo en Inglaterra. No sabía que habian regresado a Estados Unidos...ahora que recuerdo ese muchacho frecuentaba a Candice..claro, era de la universidad, ¿cierto?...si, claro que lo recuerdo...Mira que Candy siempre apuesta a lo grande. Los Granchester nada más y nada menos.

-Candy nunca me amó.

-Eso es un hecho indiscutible. Te despojó de tus acciones y te abandonó...Eso explica que, que seguramente, ellos ya se entendían...y apostaría desde antes de la boda...Hijo, fuiste un tonto al hacerla tu esposa. Debiste tomar lo que querías de ella y botarla como ella lo hizo contigo.

-Me consta que no es así...y yo jamás me hubiese portado de esa manera. Soy todo lo malo que se pueda decir de mi, pero eso no madre...yo de verdad la amaba, aún la amo.

-¿No te das cuenta que solo jugo con tus sentimientos? ...solo quería quitarte las acciones y esperó el mínimo problema para deshacerse de ti... Ese eran los planes de tu querida Candice. Ahora lo veo todo muy, pero muy claro. Bien que te libraste de esa mujerzuela...habrías sido el hazme reír de todos. Olvídate de ella que no se merece ni un solo pensamiento tuyo...Pobre ahora de ese estúpido muchacho...lo compadezco porque con una mujer así, su vida está condenada. Las mujeres como ellas provocan que ustedes actúen como idiotas...solo mírate, sigues metiéndote en problemas por una mujercita que no vale la pena cuando puedes tener la mujer que quieras.

-¡Por favor! No quiero seguir escuchándote- Eliza habia llegado y al no encontrarlos por ningun lado, preguntó a la sirvienta por ellos. Entró a la habitación cuya puerta estaba semiabierta y se sorprendió grandemente al ver el rostro lastimado de su hermano. Neal sintiendo que la mirada de su hermana estaba llena de incognitas les pidió que se retiraran.

Candy se encontraba muy nerviosa en la habitación. La repentina ida de Terry la había dejado muy preocupada. Unos golpes se escuchó a su puerta sacándola de sus cavilaciones.

-Candy, ¿Puedo pasar? ¿Estás despierta amiga?

- Annie...Sí, pasa...

-Candy, amiga...perdona que te interrumpa, pero la luz encendida, no creí que estuvieras en casa.

-Oh, no yo...

-¿Y Terry? ¡Se fue tan pronto, pensé que saldrían!- Annie notó que su amiga estaba distante y nerviosa-¿Pasa algo Candy?

-No, Annie, no pasa nada...

-¡Vamos Candy... amiga! ¿No me tienes confianza?

-No digas eso Annie, lo que pasa es que...-su voz sonó ahogada-Estoy que no puedo conmigo amiga...Terry, Terry como siempre actuando por sus estúpidos impulsos...Annie, tengo miedo que cometa algo de lo que se pueda arrepentir y todo ha sido por mi culpa... ¡Dios santo!... No debí decirle nada...

-¿Por qué dices eso? ¿Dónde está Terry, Candy?

- Annie...- la chica de cabellos oscuros se acercó hasta ella y la tomo de las manos, se percibían húmedas- hay algo que no te he comentado y que tuve la brillante idea de confesárselo a Terry.

-¡Me asustas Candy! ¿Qué ha pasado? Por favor, dime de una vez ¿Se trata de tu ex?

Candy asintió con su rostro cabizbajo - En el Corporativo, allá en Sao Paulo, Neal se atrevió a aparecer. Como si nada había pasado entre nosotros. Muy campantemente reclamando cosas a las que no tiene ya derecho obviamente.

-Candy, tienes que ponerle un límite a ese tipo, no es posible que sigas permitiendo más atropellos de su parte.

-No solo ha sido eso amiga...Se presentó a mi departamento y tuvimos una seria discusión después de pedirme que volviera con él...he llegado a pensar que Neal está muy mal de la cabeza...

-¿En tu departamento? ¡No me digas que se atrevió Candy! ¿Volvió a tocarte ese malnacido?, si fue así, aunque no justifique la violencia, entiendo a Terry y sería muy bueno que le de sus buenos golpes.

-No, no, claro que no, pero precisamente es lo que no deseo que suceda...

-Deja que Terry le dé su merecido, por Dios amiga...ya es momento que pague algo por todo lo que te ha hecho.

-¡Tu no entiendes Annie!...Neal es un estúpido que solo ha medido su fuerza conmigo, y Terry... Terry seguramente lo golpeará hasta el cansancio...Lo hubieses visto cuando salió de aquí, sus ojos eran como llamas, cargados de ira y eso, eso me da mucho miedo.

-No es para menos, pero ¿Te das cuenta que tienes que hacer algo, pero ya? Candy, si no lo haces, de seguro lo intentará otra vez y, no puedes asegurar que no haga nada. ¡Debes ponerle un alto antes que sea demasiado tarde!...Neal no entiende por las buenas maneras, entonces actúa pronto antes que haga de las suyas.

-¡Lo sé Annie! ¡Tienes razón! lo he pensado mucho y hablaré con Terry... voy, voy denunciar a Neal.

-Muy bien...es así como se habla Candy...no debes temer...Estoy segura que eso lo mantendrá alejado de tí...antes de hacer algo, lo pensará antes de actuar.

-Solo que será cuando me responda, porque le he llamado varias veces y nada.

- Insístele. Sigue intentándolo y por favor tranquilízate...iré un momento a la cocina a prepararnos un poco de Té.

-¡Gracias!- el número seguía en pantalla había hecho más de 10 llamada. Pensó por un momento en hacer una llamada a sus Padres, pero desistió. Haría un nuevo intento. Se escuchaba el repique y luego

-Candy...

-¡Terry...!

(silencio)

-Terry... ¿Me escuchas?

-¡Candy!...- al otro lado del teléfono se escuchó su respiración cansada- Sí mi amor, claro que te escucho.

-¡Terry! ¿Por qué?... ¡Santo Dios...Me tienes preocupada...¿Se puede saber dónde estás?

-...Amor, Pecosa... discúlpame...vi todas tus llamadas pero... ahora yo, estoy aquí Candy, afuera... como un estúpido decidiendo si verte o irme de una vez- La Rubia se asomó por la ventana, aún en la tarde oscura y a la distancia en la que se encontraba el muchacho, era capaz de ver su aspecto. Todo el peso de su cuerpo, tan alto como es y desprovisto de energía, descansaba al costado de su auto.

-¡Espera Terry y no te vayas a mover de allí! ¿Me escuchas? - le reprendió ansiosamente

-No, no Candy...no quiero que me veas así...realmente no tengo buena apariencia y,

-¡Eres un tonto Terry!... No quiero discutir esto ¿me entiendes? un grandisimo tonto- Bajaba apresuradamente las escaleras. Annie salía de la cocina con el servicio de Té.

-¡Candy...!

-Perdoname Annie, pero Terry, pude comunicarme al fin...Todo está bien... eso creo...Amiga, luego te cuento, ¿si?

-Está bien Candy...- La Rubia estaba furiosa y cuando lo tuvo de frente exclamó con asombro- ¡Dios mío Terry! ¿Qué has hecho?

-¡Tranquila Pecosa! No te preocupes, él está vivo, aunque las ganas de acabar con su vida no se me han ido del todo.

-¡Basta de decir estupideces! ¿Te das cuenta de lo que haces?...

-Hago lo que tengo que hacer Candy...hago lo que alguien en mi situación haría...

-Pero no son las maneras Terry...Siempre tienes que arreglar las cosas a golpes...¡No todo tiene que ser así! ¿Por que?

-Porque tú no quieres que se resuelvan de otra manera, si tan solo hicieras lo que se debe en estos casos, ese tipo estuviera tras rejas por todo lo que te ha hecho... así de simple. Él debe entender que tú no estás sola. ¡Basta ya de tantas contemplaciones con ese estúpido imbécil que se cree tu dueño aún!... Por eso Candy, es por eso actúo así- Terry hablo de un solo golpe conteniendo la respiración

-Tú no lo conoces, no sabes de lo que puede ser capaz...Neal es un hombre peligroso y yo si le temo a sus amenazas. Él no lo hace en vano Terry... compréndeme que no quiero que te pase nada malo...no podría soportarlo ¡Esos son mis motivos! ¿Te parece poco?

-De verdad que no te entiendo Candy... ¡Ese tipo es un cobarde! ¿En realidad crees que puede hacerme daño?... si me sucediera algo o quisiera hacerte daño, la policía tendría un antecedente al respecto. ¿Piensas que puedo estar tranquilo con esto? No estoy de acuerdo que solo pienses en mi bienestar ¿Qué hay de ti? ...discúlpame Candy, pero de esa forma no necesito que me protejas ¿Piensas que él se quedará tranquilo? No Candy.

-¡Por favor amor, no quiero que discutamos! – Se acercó a él y lo abrazó- olvidémonos de todo y, yo ya había decidido que, es tiempo de ponerle un alto...mañana mismo iré a la policía a solicitar una orden de alejamiento...pero ya no hablemos más de eso...mejor ven, necesitas que te cure esas heridas...

-No Pecosa...de verdad que yo estoy bien- dijo apretando su mano una contra la otra. En verdad que le dolían las articulaciones de sus manos- Esto se me pasara si tú y yo...pasamos esta noche juntos - la atrajo hacia él- ...vente conmigo Candy -Ella abrió más sus ojos ante esa petición que le provocaba.

-No, ¿Cómo me pides eso en estos momentos? Terry, estas lastimado y no es conveniente...

-¡Vamos dime que sí! Tus besos y caricias me van a curar- dijo ansioso depositando un beso en los labios de Candy- anda y dile a Annie que te vienes conmigo.

-¡Terry!- dijo un poco cohibida- ¡También quisiera! pero no puedo ser descortés con Annie...entiéndeme.

Hizo un gesto de molestia - ¡Debiste desde un inicio quedarte conmigo en mi departamento!

Ella le observó con una mirada penetrante- ¿Ese que compartías, con ella...creo que...?- sintió una punzada de celos al recordar la relación que sostuvo con Susanna.

-Por supuesto que no...por obvias razones me deshice de ese lugar, no te lo había dicho, pero fue después que regresé del primer viaje a Brasil ... ahora vivo en otro que conseguí en la misma zona por supuesto, la siguiente calle, es mucho mejor que el que tenía antes... ¡Me gustaría que lo conocieras! ¡Quizás y te animas!

-La idea me resulta atractiva. Mañana quiero que me lleves a conocerlo Terry... pero no te desesperes pronto tendremos muchas noches para nosotros mi amor...solo ten un poco más de paciencia.

-¿Y me consentirás todas esas noches?- le preguntó abrazándola por la cintura

-¡Por supuesto que lo haré tonto! sueño con nuestra vida juntos, prepararte tus cosas, compartir cada amanecer y todos nuestros momentos, despidiéndote por las mañanas y luego esperarte por las tardes con una deliciosa cena.

-¿Y después?... hacer el amor y amarte y amarte Candy- susurró en su oído- ¡Por favor, ven y quédate conmigo!

-¡No insistas! y será mejor que me hagas caso o me enojaré contigo...vamos debo limpiarte esas heridas.

-¡Tendré que soportar más esta tortura!...eres muy mala Candy - Él la abarcó con sus brazos por la cintura y acercó más su cuerpo pequeño y frágil al suyo. La besó, era un beso efusivo, apasionado, posesivo, pero también suave y delicado.

-¿Y tú?, un niño caprichoso que parece que tuvo una revuelta en el colegio - Ella le rodeo con sus brazos su cuello, quería hundirse en su pecho y es que cada vez que Terry la besaba no sentía que lo hacía en sus labios, cuando la tocaba no tocaba su cuerpo, Candy sentía cada caricia como un cosquilleo en su alma.

Al día siguiente y como ya casi de costumbre, Susanna se mantenía a la expectativa de la llegada de Terry. Desde que fue trasladada a esa área, no hubo un solo instante por las mañanas y a la hora de la comida que ella no diera un vistazo hacia el estacionamiento y cerciorarse de que su auto estaba allí. En ese momento su auto no aparecía y ya eran casi las nueve de la mañana. Eso era muy raro, pues Terry aunque era el dueño siempre llegaba temprano dando así el ejemplo en todos sus empleados, así como su responsabilidad. Susanna se armaba de una película en su mente y pensaba tantas cosas- ¿Y si tuvo un accidente?, ¿estaría enfermo? O ¿estaría con ella?- Mientras tanto Candy y Terry se encontraban en un pequeño y sencillo lugar desayunando. La noche anterior había quedado en pasar por ella para ir a desayunar juntos. Estaban sentados y muy a gusto cuando una llamada entró al celular de Terry, el que tomó para ver de quien se trataba.

-¿Susanna?- dijo frunciendo el ceño-Candy al escuchar ese nombre dió un respingo-¿Qué querrá ahora?- Terry seguía sin tomar la llamada.

-¿No le vas a responder? ¡Quizás sea algo importante sobre la inmobiliaria!

- Si es cuestión de la inmobiliaria, no es ella quien debería llamarme...Ella no es más mi asistente...- dijo tajantemente mientras la llamada seguía insistente en pantalla.

-¡Contéstale Terry! si no lo haces no sabrás que es lo que le sucede.

Molesto y suspirando exasperado dijo-...-Esto me está cansando ¿sabes? esta situación me está hartando... —Se detuvo recordando algo pendiente- pensándolo bien, tengo un asunto que tratar con ella y ya lo arreglaré...

-¿De qué hablas amor?

- ¡La voy a despedir Candy!

-Pero...Terry- exclamó incorporándose de inmediato- ...dijiste que no harías eso...Terry...

Ignoró la molesta súplica de Candy- ¿Qué pasa Susanna? - Su tono era rudo, duro y frio.

-Hola Terry...No, no es nada de urgencia, es solo que... Bueno es solo que me preocupe un poco, porque no te vi llegar y pensé que te había pasado algo, son casi las 10 de la mañana y pensé que,...que algo te había pasado, o que quizás habías enfermado y quería saber si necesitabas algo...es todo, ¿estás bien?

Terry rodó los ojos –Te agradezco tu preocupación, pero no deberías, ni el estar al pendiente de mí – vió a Candy con ojos penetrantes.

-Terry...Sé que todavía estas molesto conmigo y no me arrepiento porque tengo mis razones que tú ahora no comprendes...Quiero hacerte ver las cosas como son...al final me darás la razón...sé que ahora todo lo hecho para ti no valen nada, porque esa mujer te tiene embrujado...Todo ha sido porque te aprecio mucho y te...te amo Terry...te amo y me preocupo mucho por ti y no quiero que sufras.

-No quiero ser aún más poco caballero contigo Susanna, suficiente ha sido todo lo pasado...pero no quiero hablar de lo mismo... así que lo siento... si me disculpas tengo que cortar.

-¡No, espera Terry!...yo, yo soy una estúpida que...que creía que podías enamorarte de mí...quizás lo habría logrado si ella...-Dime la verdad Terry... Ella está contigo, ahora, ¿verdad?

-¡Por favor!

-¡Solo dímelo! ¿Estas con Candy ahora mismo? ¿Ella está en Nueva York?

- Sí...-La respuesta de Terry la hizo dar un vuelco en su interior. Para ello eso significaba que vivían juntos-Disculpa de nuevo, pero debo cortar-Terry le dio una mirada a su teléfono como si se tratara de un objeto que le quemara los dedos. En realidad estaba serio, molesto y muy enojado.

-¿Qué pasa Terry?- preguntó al observar el rostro serio del muchacho- ¿Qué quería Susanna? ¿Puedo saber?

-Lo mismo de siempre...Lo sabes...Ella no se resigna a dar por terminado todo... te juro que esta situación se me está haciendo insostenible. Ya no sé de qué manera decirle las cosas...yo, nunca pretendí hacerle daño...empiezo a creer que lo dicho por mi Padre es una realidad...he sido un tonto estúpido, un idiota, pero te juro Candy que desde un inicio las cosas fueron claras...sé que mis acciones como hombre no fueron las adecuadas...me siento Terrible, un canalla, pero no puedo hacer nada, no algo que va en contra de lo que siento.

-No Terry...no digas eso...la culpa no solo ha sido tuya...si de culpas se trata entonces ambos la tienen...ustedes son adultos y los dos sabían lo que hacían...me siento extraña hablando de esto contigo, pero es la realidad...sin embargo no dejo de pensar en su sufrimiento, quizás de ponerme en su lugar, realmente no sé qué haría...la entiendo y es una verdad innegable que Susanna te ama y sufre por tu amor... se enamoró de ti y se siente desplazada por mí. Es obvio que sabiendo todo eso, no hace que ella deje de amarte. Ni que su dolor sea menos. Ella estuvo dispuesta y dedicada a ti siempre, exponiéndose a ser señalada sin importarle nada...Susanna te ama mucho Terry y...

-¿Sabes?, discúlpame Candy, pero me molesta esa actitud tuya de justificar siempre a los demás sobre todo a los que te hacen daño ¿Acaso ya olvidaste todo lo que hizo, que por su culpa te expuso con ese imbécil de Lagan?

-No, por supuesto que no...no lo he olvidado Terry, pero...

-Entonces, ¿desearías que esté con ella sin amarla? Si eso es lo quieres, solo dímelo...- mencionó exasperado.

-¡Terry!

- ¿Quieres que haga eso para que ella no sufra y de esa manera tú no te sientas culpable?

-No, eso no...

-¡Entonces paremos de hablar sobre esto!...Candy, mi amor- Terry tomó sus manos y las cubrió con las suyas- Debemos empezar a vivir para nosotros, dejar de pensar en los demás, la gente ni siquiera piensa en nosotros, de cómo nos sentimos y de a quienes amamos. Solo nuestros sentimientos cuentan Candy.

-¡Tienes razón!...mucha razón...yo te amo y no sabría seguir sin ti...no te puedo imaginar en brazos de ella ni con otra mujer. Prometo ser un poco egoísta y pensar en nosotros... no puedo permitir que nadie interfiera...llámese Neil o Susanna.

-Eso me agrada, es mucho mejor Pecosa- Terry le brindó una tierna y resplandeciente sonrisa de esas que le encantaba a Candy.

Mientras tanto y como era de esperarse, las palabras de Sarah y Eliza adornaban a Candy refiriéndose a ella con los calificativos más despreciables en los que puede ser catalogada una mujer. Como siempre, existen personas que hablan de otras mientras que su conducta dista mucho de la buena moralidad. Ese era el caso de la Señorita Eliza Lagan, quien hacia un par de semanas atrás empezó un romance clandestino con un hombre casado cuyas promesas eran las mismas que la mayoría prometen en esas circunstancias; dejar a la esposa para casarse con la amante. Ellis Foster, elegante hombre de casi 40 años casado con una linda mujer, Ariana Mcgregor, hermosa y refinada. Foster tenía mucho dinero, pero en realidad la de la fortuna Mcgregor era Ariana, la única heredera de Elián Mcgregor. Foster gozaba de esa inmensa fortuna desde que se casaron. En aquel entonces, Foster era un joven del último año de la carrera de Administración y obviamente no tenía un futuro asegurado luego que se graduara. Tenía 20 años cuando empezó a hacer su pasantía en la Empresa Mcgregor y fue entonces cuando conoció a Ariana, una hermosa jovencita de 18 años de la cual quedo enamorado en ese mismo instante y ella, de él. Ariana no le importaba que no tuviera nada que ofrecerle, para ella bastaba su amor y su padre no puso objeción al respecto pues para él, la felicidad de su hija era mucho más importante. Ellis sabiéndose correspondido, poco a poco fue conquistando su corazón y luego de un tiempo agilizaron los trámites para casarse. Ellis se estaba enamorado, claro que sí, pero su amor iba aunado a la posición que podía obtener, a diferencia de Ariana, el amor de Foster tenía un precio que fue adquiriendo con el tiempo hasta convertirse en el administrador de sus bienes, pero intocables para Foster, en cuanto a disponer de ventas u otra cosa que pudiera derivarse, a excepción de algunos adquiridos dentro del matrimonio que pasó a la posesión de ambos, pero que con el tiempo iba tomando terreno mayoritario. El padre de Ariana no era tonto. El viejo hombre conocía bien de la maldad de algunos hombres y puso división en los bienes de su hija, clausulas muy importantes en su testamento. Si no era el caso, no pasaba nada.

Foster no podía disponer nada de lo que Ariana tenía antes de casarse. Así que, no iba a arriesgarse y perder esos bienes por un divorcio. Tenía que ser muy cuidadoso y no permitir que su Esposa descubriera su infidelidad, eso sería fatal...así tuviera que mantener engañada a Eliza y a su esposa, Ellis no iba a dejar ir una muy buena parte de su fortuna así por así.

Ellis Foster llenaba a su joven amante de fastuosos regalos y disfrutaba de los placeres con ese hombre, entre joyas, salidas a lujosos y elegantísimos lugares a lo que ella estaba a acostumbrada a frecuentar y aún más que todo eso, Foster había puso a su nombre un departamento en la ciudad de nueva York para sus encuentros.

-Eliza, hija ¿vas a salir?

-Sí, voy al club...Diana y Luisa me esperan...luego iremos a casa de Diana, su Familia hará una pequeña Reunión para recibir a su hermano...ya sabes que se fue al extranjero a estudiar y ahora regresa para quedarse.

-Por lo visto tienes tu agenda muy apretada... ya casi no te veo ¿Qué está pasando Eliza? ¿No crees que deberías pasar más tiempo con tu familia?

-¿Familia? mamá, solo estas tú y esto que, ahora se te ha dado por irte a la mansión de mi hermano y, si es mi Padre, en sus negocios, viajando todo el tiempo...ni en Chicago ni aquí esta...así que lo que me resta hacer es salir a divertirme...no me quedaré como una ostra encerrada...por favor.

-Sí, pero...

-Mejor sigue cuidando de mi hermanito, al parecer solo él existe...deberías llevarte toda tus cosas y quedarte con él.

-Eliza, cuida de cómo me hablas...soy tu madre.

-No he dicho nada malo...solo la verdad...desde que se fue esa mujer no sales de esa casa. Te has olvidado que existo.

-Eso no es verdad...ustedes son lo más importante en mi vida ¿Cómo me dices eso? tanto tú como tu hermano...pero comprende que Neal está pasando por situaciones muy difíciles y me necesita...el divorcio y tantas cosas que a ti al parecer no te importan. No me has preguntado nada sobre el...cuando eran tan unidos.

-Claro que si me interesan...es mi hermano, pero él se buscó vivir de esa manera...así que, si me disculpas debo irme...no puedo detener mi vida por los errores y las estupideces de Neal.

-¡Eliza! ¡Eliza!...espera, no me dejes con la palabra en la boca ¡Eliza!- salió de la mansión sin volver a verla.

Un par de días después de la pelea entre Terry y Neal, Candy regresaba a Chicago a visitar a su Familia. Las preparaciones para su boda estaban dispuestas y listas. Sería algo sencillo y discreto como ya lo habían acordado. Eso no le quitaba el sueño, solo quería ser la Esposa de Terry lo más pronto posible. Estaban a pocos dias para la celebración de la boda. Se efectuaría una pequeña recepción con sus amigos más cercanos y luego volvería a Nueva York a empezar una nueva vida.

En la habitación que ocupaba, la misma cuando se fue, se encontraba arreglando unas pequeñas maletas con algunas de las pertenencias que habían quedado. La mayoría de sus cosas nunca las pudo recuperar, estas quedaron en la Residencia de su Ex esposo las que quizás ya ni existan. De pronto echó un vistazo a su sencillo, pero hermoso vestido, era un sueño listo para la ocasión civil. Candy se quedó por un rato embelesada observándolo mientras sus ojos se humedecían de felicidad. Era casi un sueño estar a las puertas de casarse con Terry, ese amor que había dado por perdido para siempre. Era increíble que ahora todo esté en el lugar que una vez pensó, ser la Señora de Granchester. Sonrió al saber que pronto abrazaría la felicidad y que aquellos oscuros días desperdiciados al lado de la persona equivocada quedarián sepultados en el pasado. Era un reto, pero los olvidaría para siempre al lado de Terry. Entre sus brazos se anularían completamente. Las emociones eran tan distintas, eran incomparables.

Desde que Candy había llegado todos en la mansión incluso los empleados sonreían contagiados por su alegría, realmente se le veía tan feliz.

Al finalizar su faena, buscó a su Madre para informarle de su visita a Jazmín. Se había prometido pasar los dias con su Tia y cuidarla aunque sea esa minimo tiempo mientras tanto. La muchacha estaba muy ilusionada con la llegada de ese bebé y pensaba a ratos cuando tuviera los propios con Terry. Caminaba con rapidez y con su voz cantarina que se hacía escuchar en toda la casa. Cuando llegó al estacionamiento, Marcus, el chofer de su madre se acercó. Indecisa en cuanto a si debía tomar un taxi, ocupar su auto o simplemente ir caminando, total no era lejos y una caminata no le haría mal, así pues se decidió por lo último agradeciéndole al hombre su gentileza. Continúo su camino sobre la arboleda que bordeaba su casa hasta salir a la calle principal. Se detuvo con extrañez sintiéndose un poco cansada - ¡Qué bien!- dijo al ver a un auto al que le hizo la parada, era un taxi- ¡La tarde esta salvada Candy!- exclamó para sí.

-Señorita...¿Dónde la llevo?

Candy se acercó a la ventana -Por favor a esta dirección, no es muy lejos, ¿sabe dónde es?

-Claro que sí, recuerde que soy taxista y recorro las calles con constancia...suba por favor- Candy se acomodó en el asiento trasero así tenía la oportunidad de estirarse a su antojo e ir tranquilamente- por el apellido sugiero que son personas muy ricas e importantes...Creo haberlo escuchado por algún lado, si, ya lo recuerdo en los periódicos. Es un famoso Empresario de Chicago ¿No es así?– indagó el hombre quien llevaba gafas oscuras y gorra

-Si

- ¿Es usted familiar? Se parecen mucho.

-¿Usted cree?- Ella dió una sonrisilla discreta a través del retrovisor y él asintió.

Después de un par de minutos Candy levantó sus ojos verdes hacia el retrovisor. A una distancia sobre la carretera habia una mujer con una especie de chal en sus manos. El hombre apresuró con velocidad hacia ella y sin hablar una sola palabra la mujer subió al auto ocultando su rostro casi complemente.

-¡Tonta y muy ingenua...así me la describieron! - comentó el hombre viendo de nuevo por el retrovisor, pero ahora a la mujer de rostro cubierto que le sonreía descaradamente. Candy sintió un vuelco en su corazón sl observar a ambos llenos de sonrisas sarcásticas -Escucha muchacha... No te llevaré a ningún lado, es decir no a la casa de tus Tíos ...lo siento, pero tenemos que cumplir con un encargo.

-¿Un encargo? Bien, entonces pare aqui, estoy bastante cerca...y puedo llegar en unos minutos.

-Lo siento, pero el encargo eres tú...

-¿Yo? ¿Que quiere decir?-su voz temblaba y tomó la manija de la puerta pero habían sido enllavadas.

-Sera mejor que te calmes-Respondió la mujer con una voz fuerte e intimidante- no te haremos daño, pero debes colaborar con nosotros...Alguien pide llevarte y nosotros solo cumplimos con un trabajo.

-¿Quién? ¿Por qué? ¿Quieren dinero?- se apartó al sentir a la mujer casi encima suyo-¿Es eso? puedo hablar con mis ...

-... ¿dinero? - la interrumpio bruscamente la mujer a su lado- Ya tenemos dinero, pero...suena tentativa la propuesta.

-¡No me dirás que...!...no, no voy a exponerme...ya es suficiente con lo que obtendremos- le encaró el tipo.

- Yo les prometo hablar con mi Familia...Ellos...

-¡Cállate! El trayecto es largo y no deseo escucharte en todo el camino...ponle algo en la boca...Detesto a la gente que habla demasiado.

-No, no, está bien...no hablaré más...

-Así está mejor...si cooperas te trataremos bien...- la mujer en ese momento sacaba de su bolsa un arma, era pequeña , pero Candy se sintió mas intimidada.

Desde hace mucho habían cambiado el rumbo y Candy estaba aterrada. Jamás penso que eso pudiera sucederle. Debió haber escuchado a Marcus de ser él quien la llevara hasta la mansión Ardlay, en estos momentos estuviera con sus Tíos. De pensar que iba a pasar una tarde amena a lo que ahora estaba viviendo, eso era una pesadilla de la cual quería despertar. Ser llevada por un par de desconocidos a quien sabe dónde. En ese par ahora se encontraba su vida y su destino. Luego de unas horas. Aún faltaba mucho camino que recorrer. Candy temblaba a consecuencias del inclemente frio que se apostaba. Habia empezado a nevar y pronto oscurecería. Estaba cansada y se quedó dormida.

Varias horas después, despertó asustada y lágrimas rodaron por sus mejillas.

-¡Por fin la bella durmiente ha despertado!- Dijo con sorna la mujer. Eran casi las 6 de la mañana del siguiente dia, el hombre habia conducido toda la noche. Candy quería saber cuantas horas llevaba fuera de casa, asi que sacó su celular discretamente.

-¡Ni lo intentes querida! ¿Qué pensabas hacer, eh?

-¡Devuélvamelo!, la pila está muerta.

-¿Crees que somos tontos?

El silencio de la zona en donde habían entrado era un tanto boscosa, pero de un hermoso panorama con construcciones elegantes. Candy tenía perdida la mirada y sentía que el mundo se le venía encima. Su visión se habia oscurecido y no supo más.

-¡No sé qué tiene esta muchacha...se ha desmayado...!

-Ya hemos llegado... - ¡Espera!...llamaré a los sirvientes para que nos ayuden. Solo faltaba esto...no tardo.

-Está volviendo en si...No es necesario...solo terminemos con esto ya y larguemonos de una vez...¿Ya te hicieron el depósito?

-Sí.

Despertó aturdida y su mente recordó empezando de nuevo a palidecer al ver que el auto se habia estacionado enfrente de una bonita casa -¿Qué me sucedió? ¿Donde estamos?- dijo saliendo de su inconciencia.

-¡Hemos llegado!...¡vamos que debemos dejarte hasta la puerta como ha sido sugerido!...-dijo el hombre señalando el camino hacia el interior. Era una mansión rodeada de verjas altas.

-Pero, ¿cómo? ¿me dejarán aquí?

-Apresúrate y haz lo que te digo...-ordenó

Candy miraba a su alrededor mientras era escoltada por el par. Sentía los dedos de la mujer como grilletes en su brazo y el corazón latir fuerte como si se le saliera del pecho.

-¡Hasta aquí...ahora entra! - Con lentitud avanzó unos cuantos pasos, y en cada uno sentía su cuerpo ser víctima del enorme miedo. No quería avanzar más y se detuvo volviendo su mirada, hacia donde la mujer y el hombre habían retrocedido. No sabía en manos de quien ahora estaba su destino. Su vida pendía de las manos de un desconocido. Siguió adentrándose en la casa y lo primero que observó en las paredes, fueron numerosos cuadros grandes de hermosos paisajes descritos con un trabajo suave y un jardín al final del patio cuya visión se observaba desde la entrada de la casa.

Realmente era un lugar inigualable muy parecido al verdor de aquellas montañas en Escocia. La casa muy acogedora y al lado de ella una pequeña lagunilla que se divisaba en la altura de un acantilado. Su mirada estaba ensimismada en ver todo lo que habia. De pronto saliendo de todo eso, como envuelta en un trance, recordó porque estaba allí y su voz salió entrecortada - ¿Hay, hay...alguien aquí? conteste por favor ¿Quién ha sido que me ha traído a este lugar?- no hubo respuesta. Siguió por un corredor y su visión de nuevo se llenó de la hermosura de ese jardín lleno de diversas flores silvestres y rosas rojas. No supo cuando alguien se acercaba hasta ella.

-¡Hola Candy!...Veo que te gusta mucho el jardín... Sabía que este lugar te encantaría- Ella giró su rostro sintiendo casi escupir su corazón, se llenó repulsión y miedo.

Día anterior en Chicago

-William, hermano disculpa que te interrumpa en estos momentos, pero necesito saber si Candy se quedará en casa con ustedes. Es que es algo tarde y ella cuando no sale en su coche no acostumbra a dejarse tomar la noche.

-¿Candy? Pero, no entiendo Ross, casualmente Ross me comentaba que Candy llamó temprano y dijo que venía, pero no, no apareció y pensábamos en llamar para saber si habia tenido algún inconveniente.

-Pero, entonces ¿Dónde pudo haber ido? ¡Dios mío!

-¡Tranquila hermana! Puede que, ¿Ya le marcaste a su teléfono? Quizás decidió en último momento ir a ver a Terry.

-¿Hasta nueva York sin decir nada? No, candy no pudo ir a Nueva York, además solo llevaba su bolsa y temprano estuvo preparando unas maletas que llevaría...No, candy no ha ido fuera de Chicago. Ella no es así, me lo habría dicho y no me mentiría de esa manera. Además en un par de días es su boda y no tiene sentido hacer un viaje largo. Tengo miedo hermano, le he llamado a su teléfono, pero aparece fuera de señal.

-¡Tienes Razón! candy no actuaria de esa manera. Voy a llamar a Terry y a los demás quizás ellos sepan algo.

-Lamento molestar a los muchachos y si solo los preocupamos con esto...

-¡Debo hacerlo!

-Por favor me avisas en cuanto sepas algo...pero sigo insistiendo que Candy no está en Nueva York.

Jazmín se encontraba en el cuarto de baño en ese instante. Albert no quería mostrarse preocupado por su Esposa y su estado y pretendía mostrar una aparente normalidad.

-¿Pasa algo amor? ¿Quién era?

-Ross...quería...quería consultar algo sobre la boda de Candy- improvisó- Es que, bueno sobre el banquete y esas cosas, es decir los invitados de nuestra parte...ya sabes Ross es muy meticulosa y no le gusta tener contratiempos...es la boda de su hija.

-¿Sobre el banquete? Es una lástima que no he podido participar en los preparativos de su boda.

–Amor, sabes que Candy lo entiende...así que por favor ve a la cama y descansa. Yo iré, un momento al despacho.

-¿A esta hora? Pero, ya es algo tarde y debes descansar...mañana tienes un viaje... ¿Ya lo olvidaste?

-No, claro que no, pero debo revisar una información que he estado esperando hace unas ahora, es sobre, sobre el proyecto en Londres. Quizás se concrete un negocio en esos rumbos. Conoces las diferencias de horas y allá se necesita con urgencia que envíe varios comunicados importantes.

-Bien, entonces no tardes querido...te espero - En dependencia al nuevo acontecimiento de lo que ocurriese en unas horas cancelaria o haría su viaje. Bajó al despacho y realizo la llamada a sus sobrinos los Cornwell, lo dicho por su hermana, ninguno sabía nada y solo había logrado preocuparlos. Subió a la habitación y Jazmín dormía tan tranquilamente. Era mejor así, no podía decirle nada sobre Candy, no por ahora, eso podía alterarla. Regresó al despacho para realizar otra llamada, esta vez a Terry.

Eran las 10 de la noche y Candy seguía sin aparecer. Ross no podía más con la incertidumbre de no saber nada de ella y los nervios la estaban destrozando. No sabía si llamar a Anthony o esperar. De repente el teléfono sonó en el silencio de la noche que la hizo levantarse asustada.

-¿Qué ha pasado? No volviste a llamarme... ¿todo bien?

-No, Candy no...no aparece hermano- su voz entrecortada- ya no puedo más Siento que me voy a volver loca si mi hija no aparece.

-...En un momento estoy contigo...por favor tranquilízate.

En pocos minutos Albert salía de la mansión dejando una nota para su Esposa e instrucciones con la servidumbre.

Chicago, Estación de Policía

-¿Esperar? Mi hija no aparece Señor oficial ¿Por qué esperar más tiempo?

-Debemos consultar en hospitales, con sus amigos o en últimas instancias en una morgue- lo último hizo que el corazón de Ross se acelerara lleno de temor.

.-Ya hemos llamado a sus amigos...ellos no saben nada.

-Señora, ese es el proceso a seguir. Ya empezamos en algo muy importante que ha sido corroborada por usted Señor Ardlay. La tarde de ayer cuando se dirigía a su casa.

-¡Así es! Según mi esposa ella le llamo informándole de su llegada, pero nunca llegó. Ella penso que habia desistido por asuntos personales, porque el día de mañana se casaría.

- Entiendo...saben de algún otro lugar donde ella pueda haber ido... ¿se han comunicado con su futuro esposo?

-Lo he hecho y supongo que no ha de demorar. Viene desde Nueva York.

-Bien, entonces debemos investiga que sucedió en ese trayecto, es decir si hay algún testigo, en fin. Considerando las circunstancias daremos inicio a su búsqueda lo más pronto posible señores, pero solo les pido que tengan paciencia que nosotros haremos nuestro trabajo...con su permiso.

-Gracias señor Oficial...Ross, no hay nada más que hacer, ya escuchaste, tan solo nos queda esperar.

-¿Quedarnos de brazos cruzados? No William, yo no puedo quedarme sin hacer nada.

-¿Y qué vas a hacer? ¿Salir por allí sin saber por dónde empezar?...Ross entiende que no tenemos nada que nos ayude. La policía tiene la información...Claro que no vamos a quedarnos con los brazos cruzados, pero no podemos hacer nada por ahora. ¿Crees que no me siento frustrado? Teniendo todos los recursos, no sé qué más hacer. ¡Solo pedirle a Dios que no le pasa nada malo y que aparezca pronto!

-¿Qué te dijo Terence?

-Vendrá a Chicago... dijo que partiría de inmediato.

-¿Te das cuenta? El destino se empeña en hacerla sufrir...Ella no se merece esto que está pasando ¡Mi hija! Mi pequeña niña hermano...dónde estará mi niña.

Connecticut

Era Domingo por la mañana y antes de partir, dejó instrucciones precisas con el personal de servicio que recién había contratado, en especialmente a la Señora Hannah, una mujer de mediana edad muy amable y gentil, pero que desconocía la realidad del asunto.

-¡Puede marcharse Señor...le aseguro que su esposa queda en buenas manos! – Neal se habia encargado de decirle a quienes trabajaban en esa casa que ella era su Esposa. La cocinera, un chofer y Hannah

-Espere pronto noticias mías. Quiero que mi mujer se sienta bien en este lugar y que no le falte nada. Ella necesita estar en un lugar aislado del ajetreo constante de Nueva York. Le diré algo que creo que debe saber... en estos momentos estamos un poco disgustados porque la hice venir a este sitio casi a la fuerza, y dirá todo lo contrario, por favor solo escúchela, eso quizás haga que se sienta mejor. Su enojo difícilmente se disipa. Mi esposa es muy complicada.

-¡Entiendo Señor! No estoy aquí para cuestionarles.

-... Por favor cuídela y atiéndale como se merece. Cualquier cosa no dude en llamarme inmediatamente, la hora que sea.

-No necesita decirlo Señor... De nuevo le reitero, su esposa está en buenas manos.

Aun no olvidaba la mirada de Candy la noche anterior. En sus ojos estaba el desprecio escrito.

Inicio Flash back

-¿Tú? –preguntó alejándose trastabillando en sus pasos - ¿Qué, que haces aquí?

-¡Ay mi queridísima Candy...Esta es mi Casa!...Habría sido nuestra, pero bueno aún estamos a tiempo de recomenzar.

-¿Tu casa? Entonces tú, ¿Tú has armado todo esto?...Neal, me has secuestrado...! ¿Sabes lo que eso significa?

-¿Secuestrarte? Claro que no, que palabra tan fea...no existe un secuestro si se trata de "mi Esposa"

-No voy a discutir eso...así que por favor necesito regresar inmediatamente...Adiós Neal, esto ha sido una estupidez de tu parte... ¿Puedo saber dónde estoy?

-Siento decirte que no podrás...estamos en otra ciudad... lejos de Chicago... bastante lejos

-¡No puede ser! ¿Has sido capaz de sacarme de Chicago? Eres un imbécil...pero no me importa...tomaré un taxi o lo que sea pero no me quedaré ni un minutos más en este lugar...-La puerta aún permanecía abierta, pero antes que Candy pudiera salir logró alcanzarla.

-¡Sueltame!- Se acercó a su rostro en un acto enervado. Sentía el olor de sus cabellos y de su piel, la suavidad. Recorría con suma avidéz su espalda-¡Dejame! por favor, no me hagas esto.

-Me vuelves loco Candy...sabes que te amo ...

-¡No, no me toques! entiende que yo no te amo- Se apartó de ella como si sus palabras lo golpearan.

-¡Lo sé!...Candy... ¿Sabes?...Esta casa la había comprado después que nos casamos porque tenía pensado traerte a vivir aquí. ¡Nunca te lo dije porque quería que fuese una sorpresa!...pero, podemos recuperar ese tiempo mi amor...Quiero que me des una oportunidad y te prometo que cambiaré.

-¡Tú estás totalmente loco! Realmente lo empiezo a creer- caminó de nuevo en dirección a la salida- Tu cerebro está atrofiado y no piensas claramente Neal...esto no tiene sentido, nosotros no volveremos nunca jamás... ¿lo puedes entender?...será mejor que me dejes ir.

-No...No te irás a ningún lado...- se interpuso- no te irás para que corras a los brazos de ese maldito de Granchester- una penetrante mirada asomo de sus duros ojos- Tú no te iras de esta casa...tu lugar es conmigo. Siempre tienes que estar conmigo...No te voy a dejar ir, no puedo dejarte ir- dijo casi suplicante.

-Neal, no hagas te odie aún más...yo, yo quiero olvidar todo y hacer mi vida...por favor dejame ser feliz.

-¿Con ese idiota?...jamás...prefiero encerrarte en esta casa...pero no te iras con ese tipo...¿No te das cuenta? Ese es un mujeriego, una y otra mujer en su vida... tú siempre lo has sabido...Candy, te casaste conmigo...eres mi Esposa aunque hayas disuelto nuestro matrimonio por el civil...-dijo acercándose a ella con la intención de abrazarla

-No te me acerques- habló con determinación- Hablas de Terry cuanto se te ocurre como si en verdad lo conocieras... tú, tú tienes a alguien...y debes hacer lo mismo...haz tu vida lejos de mi.

-¿Hablas de aquella mujer en la oficina?...Candy te juro que entre ella y yo no hay nada...solo fue un momento de...

-No te pido que me expliques nada- le interrumpió- tú y yo no somos nada- Candy se recriminó el hecho de posponer el asunto aquel de ponerle límites. Pensó que en Chicago no haría nada y que la molestia de Terry se le pasaría.- Por favor recapacita, si no regreso lo antes posible...Terry y los demás no se quedarán quietos y tú serás el primero del que sospechen... quiero darte la oportunidad de que recapacites y me dejes ir.

-Seguimos casados ¿Crees que un divorcio puede terminar con nuestro matrimonio asi de sencillo?, eso no vale nada y no te voy a dejar ¿acaso no te importa nuestro matrimonio por la Iglesia, no pesa eso en ti?

-No voy a discutir eso contigo, otra vez no...solo quiero irme de aquí y olvidaré esta estupidez que has hecho...te lo aseguro.

-¡No! ...ya dije que no te iras de aquí y será mejor que entres a tu recamara...

-¿Me vas a encerrar otra vez?- dijo con una amarga sonrisa mientras sus ojos se llenaban de lágrimas - Claro...otra vez... ¿Crees que esa es la forma? Nunca pudiste portarte de otro modo...por eso nunca pude amarte.

-Si quieres algo de comer solo dímelo...

-No, no quiero nada...y te exijo que me dejes salir...si no de todos modos lo haré y será peor para tí- su mirada penetrante estaba cargada de ira.

se fue dejándola sola. Ella giró hacia el jardin, esa vista de alguna manera la consolaban. La brisa de la tarde pegaba en su cara y un par de lágrimas rodaron por sus mejillas. Neal se empeñaba en mantenerla a su lado pasando por encima de todo. No midiendo las consecuencias de sus actos. Obcecado completamente sin entender de razones.

Fin de flash back

Presuroso y nervioso llegó a la Ciudad despues de varias horas de camino. No podía levantar sospechas si se quedaba algunos días en la Ciudad. Debía hacer las cosas con calma. Luego viajaría el fin de semana para verla y así lo haría constantemente hasta poder arreglar las cosas e irse definitivamente. Quizás desaparecer de Estados Unidos.

Apenas pudo dormir y no había comido nada en todo el día. Su apetito habia desaparecido. Candy estuvo pensando en todas las cosas que estaban sucediéndole y fue imposible que pudiera conciliar el sueño, tenía sendas ojeras que la delataban. Muchas horas fuera de casa y estaba muy preocupada por su familia

-¿Que estarán pensando? Mi madre ha de estar muy preocupada, todos...y Terry, ¿Que pensarás mi amor?, en unos dias debíamos ser marido y mujer, pero ahora eso no es posible -Terry...-musitó- ¿Qué pensaras cuando te enteres? dirás que no quise casarme contigo...que otra vez te he abandonado..., no es así, por favor amor, no pienses que fue así...yo te amo...Ni siquiera pude decirte que...no, no tengo certeza de eso- derramó sus lágrimas y con su mano tocaba el vidrio de la ventana dejando una estela pañosa por el frio en el exterior.

-¡Buenos días Señora...le he traído su desayuno!- Una mujer acudía a su habitación - Ayer estaba usted muy indispuesta, El Señor dijo que solo entrara a dejarle algo de comer y traje algo de fruta y cereal- dió un vistazo a la mesa y la charola estaba intacta- Soy Hannah y estoy a su disposición. Fui contratada exclusivamente para servirle en todo lo que usted necesite.

La Rubia giró su rostro para ver a la mujer- ¿Lo que necesite? ¿Tiene usted una idea de qué es lo que necesito?

-¡No le entiendo Señora!

-¡Lo que necesito es irme de aquí...Yo no debo estar en esta casa...! ¿Me entiende? ¿Podría decirme en qué ciudad estamos?-Hannah la vió con extrañez

-¿Cómo, Su esposo no le dijo dónde la traería?

-El no es mi...

-Bueno, bueno, es posible que se le haya olvidado. Con eso de que tenía que estar muy temprano, dijo que haría un viaje de negocios. Dijo que vendría este fin de semana. Señora estamos en Connecticut...es una ciudad hermosa y se que le encantará.

-¿Connecticut?- preguntó caminando de un lado a otro en la habitación

-Si señora...Pero por favor venga y siéntese...Entiendo que usted no se sienta cómoda por no conocer esta Ciudad. El señor me puso al tanto de eso incluso de su resistencia a venir...él solo quiere que disfrute de este lugar, así que le atenderé a la perfección para que se acostumbre y le tome gusto, él tiene razón cuando dice que aquí descansará. La veo un poco desmejorada, cansada...parece que no pudo dormir bien anoche ¿no es así?

-No...Es usted muy amable, pero no me entiende...

- Claro que la entiendo...Si bien puede que le haga falta su presencia. No quiero tomarme atribuciones que no me corresponde, pero debe comprenderlo, su Esposo la adora.

-Señora Hannah, Eso no, no es verdad. Usted está equivocada...Ese hombre, "el Señor" como usted le dice, no es mi Esposo- Confesó molesta

-¿No?, pero si se le ven muy felices en su matrimonio y muy hermosa por cierto con su vestido de novia. Es usted muy linda, sabe...es normal que se preocupe por usted y que quiera tratarla como una Reyna... y usted disculpeme, pero no debería ser así ¿No va a negar que ha sido un hermoso detalle el traerla hasta acá?

-¿Y cómo sabe usted eso?

-En la sala hay cuadros con fotografías de usted y el Señor.

-¿Fotografías?- recordó que la mañana anterior solo había visto los hermosos cuadros coloridos, pero ninguna fotografia.

-Ordenó que fuesen colocadas ayer por la noche. Trabajamos hasta tarde haciendo esos arreglos. Quiere que usted realmente se sienta en casa.

-¡Definitivamente se ha vuelto loco...!

-¿Cómo dice?

-¡Que no puedo creer lo que me dice!, escúcheme bien, le repito otra vez que ese hombre y yo no estamos casados. Es algo que se ha inventado para retenerme a la fuerza en este lugar...Esas fotos...no son verdad...

-Será mejor que me retire y piense mejor las cosas...por favor le sugiero que coma, no quiero que cuando su Esposo vuelva de sus viajes la encuentre enferma y yo tenga serios problemas...luego vendré a prepararle su baño para que se ponga linda.

-¡Eso es mentira!- dijo casi en un hilo de voz- todo es mentira.

-Vuelvo Señora...con su permiso

Candy caminó de un lado a otro en la habitación. Su desesperación se acrecentaba y necesitaba salir de alli como fuese. La situación ahora era distinta cuando aquel cuarto era su cárcel. Una puerta con llave y un mastodonte cuidando la puerta, no, esta vez era relativamente libre, podía salir y estar en los alrededores de la casa visitar el jardín y ese era todo el límite perimetral, en todo caso para Candy era casi igual, pues habían verjas altas que lo impedían. Estaba a muchas horas de horas de Chicago y estudió la posibilidad de subir las verjas y escapar, pero sabía que era muy difícil ya que no tenían apoyaderos y una caída podía ser fatal. Su angustia volvía, observaba la construcción y la posibilidad de poder salir a como diera lugar- ¿Otra vez viviré esa vida? No puedo aceptarlo, no puedo...- lágrimas salieron de sus verdes ojos– ¡Otra vez lo mismo...solo que en distinto lugar!

Chicago

-¡Albert!

-¡Terry! Hola muchacho.

-... ¿Qué se sabe de Candy? ¿Qué noticias hay? Por favor cuéntamelo todo- dijo ansioso. Habia dejado todo y partió de inmediato.

-Aún nada, no se sabe nada...ya fuimos a dar parte a la policía y dice que empezarán con su búsqueda.

- Pero, no entiendo cómo es que Candy pudo desaparecer sin dejar rastro alguno... ¿Dónde y con quien estuvo la última vez?

-Ayer, despues de la comida...Ross dijo que Candy vendría a vernos, pero no apareció.

-¡No puede ser! ¿Y qué dice la policía?

-¡Que hay que esperar! Tan solo esperar Terry...te juro que me siento como si mis manos estuvieran atadas...no sé qué más puedo hacer.

-¡Esperar!...yo no puedo esperar...

-¿Y qué vas a hacer Terry? ¿Qué se supone que vas a hacer?

-No lo sé...No lo sé, pero esa gente no ha llamado. Son muchas horas y pienso que ya deberían haberlo hecho para pedir yo que sé, dinero...a los secuestradores los mueve el dinero y es perfectamente claro que saben que Candy es tu sobrina y que pueden obtener mucho, muchísimo dinero.

-Tienes razón, pero nadie llama...y según las autoridades todavía no puede decirse que este desaparecida y menos que sea un secuestro...pero que de ser así, tarde o temprano tendremos noticias.

-¿Y si no? ¿Y si nadie llama? ¿Cuanto tiempo hay que esperar entonces?

-¿Que quieres decir?

-¡Que es obvio!- dijo exasperado- Candy no va a desaparecer así por así como si no conociera la Ciudad. Es muy extraño y podría asegurar que...-calló inmediatamente.

-¿Qué Terry?

-...no, no es nada... olvídalo...es algo que, he pensado, pero no tengo base alguna.

-¡Vamos Terry! cualquier cosa que sepas puede servir de ayuda.

-No quiero hacer especulaciones sin tener nada en concreto, pero ¿No te parece una casualidad que haya sido a dias antes de nuestra boda? ¿Quien podría tener interés en que no se lleve a cabo?

-Terry, ¿piensas que mi sobrino tiene que ver...? ... Sabes bien que eso es una acusación muy seria. No lo creo capaz de hacer semejante cosa...Además es muy pronto para pedir dinero. Normalmente según las autoridades pasan varios días para ponerse en contacto. Nos han dicho que estemos pendiente...

- Perdóname si apuntó hacia él, es que no encuentro otra explicación de lo que está pasando...pero, tienes razón...estoy siendo poco objetivo, es tu sobrino.

-Terry, sin pruebas no se puede acusar... si eso fuera posible... no te imaginas lo que le esperaría...Si Neal tiene que ver con la desaparición de Candy, no habrá nada que lo pueda salvar. Es un delito muy grave.

En ese instante Jazmín aparecía llena de incertidumbre, había leído recientemente la nota que su Esposo dejó en su recamara. Los hombres se encontraban conversando en la sala de Estar y ella habia escuchado el murmullo de sus voces.

-¡Mi amor! ¿Qué pasó con tu viaje a Londres? ¿No se supone que a estas horas deberías estar rumbo a Londres? hola Terry, ¿Cómo estás?

-Bien Señora Ardlay – Terry lanzó una mirada al Rubio y vio en sus ojos la preocupación.

-¿Qué está pasando Albert? Debiste ir hoy y arreglar todos tus asuntos, luego no te dará tiempo...recuerda que mañana es la boda de Candy.

-Jazmín...ven por favor...tengo que decirte algo muy importante y delicado- aunque estaba en todo su derecho de ocultarle esa situación por su salud, sabía que tenía que decirle a su Esposa lo que estaba pasando, no iba a actuar excluyéndola del asunto. No, él no. Terry con todo su aplomo, se dispensó con ellos y se dirigió a una sala contigua- Amor, no sé cómo empezar

-¡Me asustas! Solo di lo que pasa.

-¡Te necesito fuerte! Yo no quería decirte nada, porque pienso en ti y en nuestro bebe...no deseo que nada malo les ocurra.

-¿Es...es Candy?- el Rubio asintió y permaneció varios segundos en silencio -¿Qué pasa con ella?- dijo en un hilo de voz- vamos, por favor dime que pasa.

-En realidad eso es lo que quisiéramos saber... ¡No sabemos qué pasa! No sabemos dónde está en estos momentos.

-¡Como que no saben de ella!, no te entiendo...

-Candy ha desaparecido...desde ayer por la tarde que no se sabe nada de ella.

-¡No puede ser! está desaparecida...ayer- dijo desesperada- No puede ser que suceda otra vez, esto es muy cruel...no lo puedo aceptar- Jazmín irrumpió en llanto.

-¡Por favor tranquilízate!...sé qué no es la mejor palabra, pero quiero que sepas que ya hemos hecho todo lo necesario... ahora solo nos resta esperar y por mi parte pondré un anuncio en todos los periódicos con su fotografía, de esa manera llegará la noticia a todos los Estados del Pais.

-¡Ella tiene que aparecer! ¡Ella no puede...así, y que nadie sepa nada, no puede!... ¿cuánto tiempo va a pasar? ¿Por qué el destino se empeña en hacernos daño? Ha sido suficiente para ella...No se lo merece, no se lo merece.

-¡No digas eso por favor! Candy va a aparecer pronto ya lo verás.

Jazmin sentía desfallecer, quería ser fuerte por su bebe y por Candy a quien no ha podido decirle la verdad. Se habia prometido así misma nunca revelar ese secreto, ese que se llevaría hasta el último día que existiera. Si, Jazmín era capaz de callar para siempre con tal que ella fuese feliz, es lo único que le importaba.

-¡Llamaré a un médico! –Exclamó al ver que se desplomaba sobre el sillón- ¡No debí decirte nada, santo Dios!

Más 24 horas habían pasado desde su desaparición y la policía no encontraba nada. Stear y Archie viajaron hasta Chicago, mientras que Patty tuvo que quedarse en Nueva York por asuntos de salud, pidiéndole a su marido la mantuviese informado de todo. Annie por otro lado lo haría de forma independiente.

Otro día más y nada. Todos estaban en la expectativa de esa llamada. En contra de la voluntad de su Esposo, Jazmín había decidido ir a la mansión de Ross y quedarse con ella hasta obtener noticias positivas. Albert estaba molesto, pero ¿Qué podía hacer ante su dolor? Anthony pidió licencia y pronto se uniría con la familia. Pasaron dos días más y la situación seguía igual. Los agentes policiales seguían con las pesquisas, pero al parecer a la señorita Brown Ardlay se la habia tragado la tierra. Los Cornwell no podían permanecer mas tiempo en Chicago debían regresar a Nueva York no sin antes pedir que los mantuvieran al tanto de todo. El Bufet quedó en manos de Patty, pero los clientes no podían esperar más tiempo, los casos debían ser atendidos. Annie decidió quedarse un par de días más para resolver un asunto personal, mientras Terry decidió estar por más tiempo. Las noticias no llegaban y la ansiedad y el dolor de no saber de ella lo estaban derrumando. A solas y de vez en cuando se retiraba a derramar sus lágrimas. Una semana más y otro fin de semana. Terry habría querido permanecer más tiempo, pero las obligaciones en la inmobiliaria lo obligaron a regresar.

-Por favor, mantenme informado de todo...yo, en cuanto me sea posible regresaré...veré la posibilidad de dejar a cargo a alguien competente y estar más tiempo en Chicago.

-Por supuesto Terry, no te preocupes que cualquier cosa , por minima que sea lo sabrás...confío en Dios que esta pesadilla pronto termine.

-No quisiera irme de este modo, sin saber nada...nada ¿Te das cuenta? Nadie va a llamar pidiendo dinero Albert...Ha pasado más de una semana y eso no es normal-Terry se fue después de esas palabras dejando a un hombre pensativo y preocupado.

En su oficina pensaba y pensaba y la idea le rondaba en la cabeza. Terry podia estar seguro que Neal tenía que ver en ese asunto, pero el problema es, que no podia acusarlo de nada. Las autoridades ya la habían declarado formalmente desaparecida- ...Es obvio que el dinero no esta en juego... no quiere dinero...la quiere a ella y si es asi no quiero ni pensar en lo que podría suceder si está en sus manos...¡Dios, sé que pocas veces te nombro, pero por favor no permitas que le haga daño!... ¡No permitas que yo cometa una locura!- Terry sabía que Candy no desaparecería por su iniciativa. Estaba seguro que lo amaba, que aquellas noches en Sao Paulo no pudieron ser mentiras. Caminaba de un lado a otro en la oficina - ¿Dónde estás Candy? si tan solo pudiera saberlo – llevó sus dedos a sus labios evocando aquellos recuerdos de su segundo viaje, aquellas noches que dormían juntos y luego cuando la situación cambió en el tiempo menos pensado. El estremecimiento en su cuerpo cuando le hizo el amor. El recuerdo de ella se hacía más intenso que nunca.

Inicio Flash Back

-¡Mi amor, no sabes cuánto te extrañé!-Era la segunda vez que viajaba y se había dirigido directamente al departamento de Candy- Los besos y los abrazos no se hicieron esperar.

-Mi amor, ¿Por que no me avisaste que vendrías hoy? habría hecho todo lo posible por salir un poco antes... Te aseguro que la próxima ocasión estaremos más tiempo juntos.

-No te preocupes. Mientras tanto ¿Adivina que?

-¿Que Terry?

-...He preparado la cena... ¡Ven siéntate a la mesa que todo ya está listo!

-¿Sí?

-No creas que no sé hacerlo. Recuerda que vivo solo y estoy acostumbrado a hacer mis propias cosas...Debo decirte que no soy un inutil.

-No he dicho eso Terry...sé que eres un hombre que te has sabido valer por sí mismo. Es algo que siempre he admirado de ti, desde que éramos muy jóvenes ¿te acuerdas?...tuviste una muy remarcada independencia. Yo también en cierto modo lo he sido y ahora aquí viviendo sola...sabes bien mi infancia que desde muy niña mis Padres, los que me criaron en Escocia, me enseñaron muchas cosas en aquellos campos, en aquellas praderas hermosas en las montañas, labrando la tierra y luego a los 6 años cuando vine a América, aun viviendo con una Familia muy rica siempre he sido quien soy...tú sabes Terry, todo lo que te conté.

-Sí, lo sé y te admiro tanto...

-¿Por qué?

-Porque pese a todo, a arrastrar contigo una infancia dificil, llena de privaciones, eras una niña feliz.

-Lo fui, claro que fui feliz con esos seres que me dieron amor...el amor que mis padres me negaron...Tengo leves recuerdos de ellos sabes, eran personas muy mayores y no podian seguir cuidando de mi, pobres y enfermos...Mi madre me contó después que ese mismo año murieron, no sé como lo supo, pero no pude despedirme de ellos.

-Encontraste unos padres buenos que te han amado...

-Sí y he sido inmensamente feliz a su lado...

-Candy, ¿Nunca has tenido la curiosidad de saber quiénes fueron tus verdaderos padres?

-No- respondió de inmediato-... ¿Para que necesito saberlo?...He sido feliz en el hogar donde estoy desde entonces. Si mis Padres no me quisieron no soy quien para juzgarlo, pero no deseo saberlo...o quizás sí, pero para agradecerles por darme la vida y porque a causa de todo vine a dar con la Familia más hermosa que Dios me ha dado.

- Desde que te conocí amé eso en tí, asi como tu sonrisa y tus ojos...Eres muy fuerte Pecosa y muy valiente...adoro esa fortaleza en ti...Yo, si estuviera en tu lugar no sé qué haría. Te juro que no sé qué haría. He crecido conociendo a mis Padres y teniendolo todo.

-Bueno, olvidemos las cosas tristes y pasadas. Te aseguro que estoy bien y soy muy feliz...además te tengo a ti que complementas mi vida.

Una noche de la semana que pasaría junto a ella, después de la cena salieron al pequeño balcón a admirar las estrellas. Oscurecía rápidamente y esos pequeños botoncillos brillaban en todo su esplendor en el cielo. Abrazándola por la espalda besaba su cabeza y olía el aroma exquisito de sus cabellos. Candy había cortado su melena a la altura de sus hombros y sus rizos siempre sueltos y rebeldes jugaban con el viento dejando mechones sobre su frente-. Después de varios minutos en silencio.

-¡Terry...!-Ella giró para verle de frente.

-¿Sí?

Sus mejillas se tiñeron de rosa, eso no pasó desapercibido por Terry. Lo besó con tanta intensidad y después de varias noches de dormir juntos sin que nada pasara ambos sentían que una línea delgada estaba a punto de romperse- Terry, yo...

-¡Candy!- exclamó humedciendo sus labios

-Terry...Te necesito conmigo... Muy, muy cerca de mí.

-No había necesidad de más palabras, sabía a lo que se refería, pero quería su seguridad, sus palabras.

-¡Dimelo Candy!, dimelo por favor...-Susurró cerca de su oreja bajando en un tierno beso que resbalaba por su cuello- Dimelo pecosa ¿Que quieres?

-¡Te quiero a tí Terry!...quiero estar contigo e intentarlo de nuevo... lo deseo, lo deseo tanto!- El Castaño sonrió por sus palabras llenas de sensualidad. Esa sensualidad que Candy apenas se daba cuenta que emanaba de todo su ser y que le provocaba miles de emociones. Ella volvió a atraerlo a su cuerpo y otra vez besó esos labios masculinos y acariciaba su ancha y fuerte espalda. Los besos de él la hacian flotar sobre las nubes, las ansias de sentirse amada crecían, deseaba sentirse querida, deseada por él- ¿Me amas Terry? -preguntó como si no fuera poco todo lo que estaba provocando en su cuerpo

-¡Con toda mi alma mujer! ¿y tú, me amas?

-¡Más que a nadie Terry...!, más que a nadie en el mundo-Tomó las manos masculinas y las besó tiernamente...- ¡Terry hazme tuya esta y todas las noches que sean!- musitó y él se inclinó para tomar sus labios. La suavidad con que era besado hacia que su excitación palpitara y tomara una forma que en otro momento habria hecho que se retirara de inmediato. Ella podía sentir y observar cómo se tensaban los músculos de Terry por la caricia que le daba detrás de su nuca, en su cuello y pasaba sus dedos sobre sus labios.

-Vamos a la recámara- Después de unos minutos de besos y caricias se dejaba conducir por ella mientras se debatía entre la razón y el deseo. La suavidad en cada roce, en cada toque de sus manos sobre su cuerpo. Estaba consiente que no sería el primer hombre en su vida, que muchas veces le pidió no ser tratada como una mujer rota o traumada, pero eso no dejaba a un lado el querer acariciar su alma más que su cuerpo y prodigarle todas esas sensaciones hasta saciarla por completo gritando su nombre. Tenía una tarea, quizás no era dificil, pero debía borrar lo torpe de aquellas manos. Debía moldear el barro, rehacer con las suyas la imagen perfecta que se quedara en su corazón. Debía borrar aquella mirada, lo malo, lo cruel, lo podrido. Borrarlo de sus recuerdos y de su piel.

-¡Eres tan hermosa!-dijo después mientras admiraba el cuerpo desnudo de ella. La excitación estaba al máximo, pero debía tomarse el tiempo, el tiempo necesario para hacer de ese momento el más sublime, el más hermoso en su vida y marcarlo como el comienzo. Recostados sobre la cama sus miradas se recorrieron uno a uno sus cuerpos para luego encontrarse y unir sus bocas- Aunque sabes que esto lo he deseado tanto...quiero que estés segura Candy, si quieres que espere lo haré, porque nada me importa más que tú.

-¡Estoy segura!- dicho esto la besó de nuevo mientras continuaban desnudos en la cama. El beso subió de intensidad mientras sus lenguas se envolvían en un ritmo suave y profundo. La acariciaba, la necesitaba. Quería fundirse con ella, quería introducirla en su alma. El toque rítmico y suave del roce de sus labios les despertaba el deseo. Se puso de pie, ella lo miraba y su corazón se aceleró cuando lo presenció allí de pie completamente desnudo. Se acostó junto a ella nuevamente.

-¡No puede creer que esto esté a punto de pasar!...Te amo, te amo...- Le hablaba en susurro mientras besaba sus labios-Esto es lo más maravilloso que he sentido...en toda mi vida.

Casi en una súplica sus palabras llegaban a su corazón- ¡Ámame Terry! no tengo miedo...- Tocando sus pieles sintiendo arder con cada roce de sus manos, la suavidad de sus senos rozando su fuerte pecho. Los tomó con dulzura como si se tratara de un par de pétalos de rosas. Un preámbulo de caricias, un coctel de emociones y no podía más, no soportaba más la tortura que estaba pasando. Acariciaba su cuerpo dejando una estela ardorosa sobre ella-¡Terry!...- lo atrajo hacia su pecho y lo envolvió con sus piernas, se ató a su cintura indicándole que estaba lista para recibirlo.

-¡Quiero que me mires Candy!...quiero que veas que estoy aquí...que soy yo quien te está amando... ¡Mírame, mírame por favor!...-Ella abrió sus ojos cuyas pupilas brillaban como una esmeralda recién pulida.

-¡Terry!...repitió otra vez con la voz y la respiración entrecortado, su pecho bajaba y subía efusivamente- ¡Terry... no puedo más!- en su rostro pudo ver su sonrisa, sí, ella sonreía. El por su parte sentía que su sangre saldría de sus venas por la ebullición que sentía en su corriente sanguínea, su excitación estaba al punto y poco a poco se fue introduciendo en su piel. Mientras entraba y salía no dejaba de susurrarle, de mirarla, de decirle que la amaba, que era su vida, su mundo, su aire y que no lo dejara. Que sin ella no podría vivir, que sin ella no era nada, no era nadie.

-¡Mi amor!...prométeme... Prométeme que siempre estarás conmigo, que pase lo que pase nadie nos va a separar- susurraba en su boca

-¡Terry...Terry!- sus manos entrelazadas y él dentro de ella moviéndose una y otra vez la estaban llevando al máximo. Lo nombraba, lo miraba, lo acariciaba y su visión se había llenado por completo de ese hombre que ahora la poseía-Te prometo que siempre estaré... contigo, mi amor.

Se dejaron llevar por lo que ambos sentían, por ese amor que a gritos pedía ser liberado. La entrega profunda entre ellos, un amor completo, un amor sufrido, un amor como ningún otro. La besaba con delicadeza y con desesperación, envueltos en las sabanas, con sus salivas mezcladas, sus sudores envueltos en un néctar de placer. El éxtasis se hizo presente y mientras ella clavaba sus uñas en su espalda, su ser se contraía en convulsiones armoniosas de placer por el roce de su miembro dentro de ella. La experiencia fue distinta, fui única. Ahora ella comprendía, sentía que si eso era hacer el amor verdaderamente, era maravilloso y con Terry lo estaba aprendiendo.

Fin flash Back

-¡Cómo olvidar esa noche Candy y las que siguieron después! – Se llenó de tristeza y nostalgia- Mi amor, fueron tantas veces que...sería lógico pensar que puedes estar...

Continuará


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