by: Angy Granchester
Dos días pasaron lentamente y en el cuarto de cuidados especiales Hannah permanecía a su lado. Hubo un momento en que a su mente vinieron todas aquellas palabras llenas de desesperación. Estaba confundida y no entendía como un hombre que decía amar tanto a su Esposa se habia ido dejandola postrada en una cama de hospital. Eso debería ser suficiente para posponer todo y estar allí junto a ella. Eso era lo normal, lo consciente, lo adecuado en un matrimonio. Esperar su recuperación y brindarle el apoyo necesario. Hannah nunca tuvo una familia propia, sin embargo pensaba que perder un hijo debía ser algo muy doloroso para cualquier mujer que añora ser madre, pero la muchacha estaba sola en una cama solo en su compañía . Ella encontró la manera de no pensar en esas rarezas actuales y justificaba su actuar por los constantes compromisos que, a su pensar seguramente eran muy delicados y por tal razón no podía dejar de atender-¿Qué lugar entonces ocupa ella?- se preguntó otra vez en su interior mientras observaba a su patrona- ¡Definitivamente nunca lograré entenderlo!- finalizó.
Todavía inconsciente el sonido disperso en todos los rincones del lugar le agotaba los sentidos. Estaba aturdida y sus párpados estaban pesados. Quería despertar pero no podía. Todo su cuerpo era como el plomo. Las voces continuaban en ecos lejanos, cerca, murmullos que le susurraban al oído:"No te des por vencida, lucha por tu vida. Aún tienes mucho por qué vivir". Sentía hundirse en un abismo que poco a poco la estaba ahogando. Sus manos buscaban donde arraigarse y se aferró y afanosamente a esas palabras. Esa voz, buscó esa voz, pero fue imposible encontrar de donde provenía. Era su inconsciente y entonces despertó mareada y sientiendo una punzada en su cabeza. Su mirada se apreciaba perdida, vacía, ausente; viendo a su alrededor, recorriendo la habitación que desconocía completamente.
-¿Dónde...dónde estoy?- musitó adolorida mientras se removía en la cama. La mujer que se había quedado adormilada se suspendió inmediatamente al escuchar su voz.
-¡Señora, por fin ha despertado! Bendito sea y gracias a Dios. ¡No sabe cuánto recé para que esto sucediera! ¡Dios ha escuchado mis suplicas! – Le observaba como si le hablara una demente. Sus ojos verdes todavía recorrian la habitación- ¡Por favor no se mueva...Llamaré en seguida a la enfermera, al, al doctor y al Señor! - dijo presurosa- ¡Debe enterarse que ha reaccionado!
- ¿Quién es usted? - Un nuevo dolor le atosigó y con sus manos apretó sus sienes, sentía estallarle sus sentidos. Todo le daba vueltas y sentía desvanecerse otra vez- ¡Oh no, me duele, me duele mucho mi cabeza!
-¡Vengo enseguida!- Hannah salió de la habitación de inmediato.
Luego de varias horas
Tuvo que hacer el viaje de urgencia y no le quedó más remedio que posponer un par de reuniones importantes. La visita de unos inversionistas que requerían de su total atención. No encontraba la manera de salir de ese aprieto que él mismo se había buscado. Dejaba cosas muy importantes, pero la preocupación no lo abandonaba y fue preso desde el mismísimo instante que Candy ingresó en aquel hospital. ¿De qué manera se presentaría ante ella y que le dirá cuando le reclame por la perdida de su hijo? Candy lo odiará para siempre por haber sido el causante de su pérdida. Así jamás la tendría y su corazón lastimado no lo perdonará nunca.
-Doctor Kent, Soy Neal Lagan y he hecho viaje en cuanto me informaron que mi Esposa ha reaccionado, pero no entiendo por qué el Médico que la atiende no me permitió verla y ha dicho que usted necesita hablar conmigo. ¿Será que usted pueda decirme como está? me parece muy descortés de su parte que me tenga de un lado a otro sin saber sobre la salud de mi Esposa.
-Señor, sientese por favor y le pedimos disculpas por su incomodidad, pero existe una razón a tal descortesía como usted dice...Como Neurologo de este hospital me corresponde a mí hacer de su conocimiento lo que en verdad esta pasando con su Señora Esposa.
-¿Neurólogo? -dijo mientras su semblante palidecía
-Es un asunto muy, pero muy delicado y la salud de su Esposa lo es.
-No entiendo...¿Qué le ha pasado? ¿Sigue inconsciente y no me quieren decir que fue una falsa alarma? ¿Es eso?
-Bueno, no...su Esposa sí ha reaccionado. La caída pese a haber sido fuerte no daño huesos ni músculos.
¿Le parece poco?- se preguntó para sí y se argumentó que Candy habría preferido estar en una silla de rueda si con eso tendría a su hijo vivo. Claro no dañó nada fisico, pero el corazón de ella era seguro que estaría roto.
-Lo que quiero decir es que ella ...Ella necesitara de usted y de muchos cuidados especiales también debe armarse de mucha paciencia. Lo que ahora viene no es facil.
-Lo sé, perder un hijo es doloroso y es algo que tendremos que superar, no se preocupe Doctor, no necesita decirme lo que me corresponde hacer como Esposo. Yo con todo mis cuidados y mi amor le ayudaré a sanar porque esa mujer es mi vida.
- -Entonces eso es perfecto...Su Esposa... no recuerda lo que pasó- dijo al fin despues de tantos preámbulos
-¿Cómo dice?- no sabía que noticia era peor ahora
-No recuerda el accidente. No sabe siquiera que estuvo embarazada y no reconoció a la Señora Hannah y creo que...obviamente no lo reconocerá a usted. Desconozco hasta dónde se limitan sus recuerdos y por eso mandé a realizarle varios estudios. en unos dias se le dará salida, el Doctor Barry dice que su problema anémico está estabilizado y eso es una excelente noticia.
No salía de su sorpresa - ¿Cuánto tiempo permanecerá así? ¿puedo verla?
-Por supuesto, pero por favor no se impaciente si ella no lo reconoce, sea muy cuidadoso. La mente humana, el cerebro es tan complejo que ni los mejores médicos han podido dar un diagnostico preciso a estos casos. Esto puede durar meses, o quizás muchos años. Por eso es que necesitamos de usted, de su paciencia y su dedicación, que alguien esta siempre al tanto de todo lo que pase. Yo preciso de su ayuda- el moreno sentía que su cabeza se desprendía de su cuerpo y flotaba en el aire –para ser posible eso, le voy a dar una serie de recomendaciones de lo que debe hacer.
-Si...por supuesto...haré todo lo que usted me indique...en verdad que todavía no digiero todo lo que está pasando y, estoy desorientado.
-Ella querrá saber todo, pero hay que ir con mucho cuidado, poco a poco...empezará a hacerle muchas preguntas y paso a paso sin prisa ella podrá recordarlo todo ¿me entiende?- asintió apesadumbrado-Usted debe ser su fuerza y su guía...no se deje caer. Ella solo contará con usted en todo este proceso. Necesitará tanto de usted. Señor, debe hacer un gran esfuerzo por pasar más tiempo con ella- Neal le vió incrédulo- Perdone mi intromisión pero tratándose de su esposa y su salud, supongo que es de su interés todo lo que le tenga que recomendar. Entiendo que su trabajo es importante, pero no debe ser más que la salud de su Esposa-El Doctor Kent preguntó varias veces por él y Hannah solo dijo la verdad.
Al día siguiente absorta en la nada salió. Su semblante estaba mucho mejor que cuando llegó. Neal ahora tenía que borrar toda evidencia. Habia inscrito la ficha con otro nombre aunque conservaba el apellido. El dato fue comunicado a Hannah. Dyana Lagan, según su segundo. Pensaba y pensaba en que hacer de ahora en adelante. En cierta manera, si Candy no recordaba quizás eso le favorecería hasta donde fuese posible. Con cero reclamos por la muerte de su hijo y además que podría ganarse su cariño y su amor. Tenía que ser muy cuidadoso, mucho más. Ahora con carta blanca la oportunidad se le presentaba en bandeja de plata y la aprovecharía en todo lo que le fuese conveniente. Lograría volverla a enamorar y cuando recobrase sus recuerdos, estaría tan enamorada de él que le perdonaría todo. Si, esos eran sus pensamientos, sus planes.
Inicio Flash Back
Sintió la sombra del hombre que se posicionaba junto a su cama. Ella giró su mirada para verlo por varios minutos sin hablar, como si se tratara de un ser de otro mundo – Hola ¿Cómo estás?- preguntó más cerca todavía con un sentimiento indescriptible. Ella confundida al ver que ese hombre la miraba preguntó -¿Disculpe, lo conozco?
-Por ahora no me conoces, pero soy alguien que te quiere mucho...Candy.
-¿Candy?
-Sí, tu nombre es Candy y eres mi Esposa – La Rubia se mostraba inquietante
-Lo siento, pero yo...no recuerdo tener un Esposo.
-¡Tranquila! Lo sé y solo he venido a decirte que soy el hombre a quien amas aunque ahora no me recuerdes, pero que estaré contigo siempre, porque te amo. Te prometo que a mi lado estarás bien. El Doctor ha dicho que pronto te irás a casa.
- La Señora que estaba a mí lado ¿Dónde está?
- En nuestra casa...Ella trabaja para nosotros. Si deseas puedo decirle que venga, pero necesito que confíes en mi por favor...yo te ayudaré.
- ¿Qué me pasó?
-¡Fue un accidente! pero ya estás bien... todo está bien.
-¡Nada lo está!, para mi nada está cuando dices ser mi Esposo, pero eres un total desconocido. Quisiera recordarte y saber quién soy...Discúlpeme ...déjeme sola.
-Claro, pero necesito que confíes en mí, por favor... te dejo para que descanses.
Fin Flash back
Al entrar a aquella casa observó todo a su alrededor, nada le era conocido, pero al ver las fotografías esas donde se retrataba a la pareja recién casados, extrañamente sintió una sensación de vacío y de tristeza que no lo podía explicar. El empujaba la silla de ruedas en la que habia llegado y sintió el impulso de levantarse, correr e irse de ese lugar. Estaba inquieta sin saber por qué y de pronto sintió una pequeña punzada de dolor en su vientre.
-¡Necesito descansar! Por favor.
-Por supuesto amor...- y en baja voz dijo solo para Hannah - por favor este pendiente de todo lo que necesite. Yo estaré en mi despacho haciendo una llamada, en tres días debo partir de nuevo. Tengo muchísimo trabajo.
-¿Tan pronto? Pensé que se quedaría con la Señora más tiempo...-el moreno frunció el ceño- perdón, no quise ser atrevida...no se preocupe la cuidare muy bien.
-Así lo dijo hace un tiempo y ya vió lo que pasó. Usted no estuvo al pendiente de ella.
-Yo...-dijo bajando su cabeza muy avergonzada. Ya se habia tardado de echarle en cara su ineficiencia- Discúlpeme.
-Olvídelo...ya no sé lo que digo...pero por favor, llévela a su habitación y no la deje sola, ni un solo momento. Tenga presente que no recuerda nada. Luego me reuniré con ella.
-Sí Señor.
Admiraba la enorme y bonita habitación y entonces comenzó a hacer preguntas.
-¡Bonita habitación! – Candy asintió, ya de pie se dirigía a la ventana- El Señor mandó a decorarla especialmente para usted. Para que estuviera cómoda y nunca quisiera irse-Hannah sintió haber sido muy imprudente, pero ya estaba dicho.
-¿irme? ¿Quiere decir que no es la primera vez dormiré aquí? ¿Por qué?
-Bueno...ohm
-¿Puedo preguntarle algo?- ella asintió-¿Desde cuándo me conoce usted?
-Oh, bueno es muy poco tiempo Señora, creo que han sido unos tres meses.
-Oh, entonces no sabría decirme nada sobre mi vida antes de eso.
-No, pero no desespere...ya vera que su Esposo le ayudara y usted podrá ser la misma de antes.
-Yo...
-Sera mejor que descanse y recupere fuerzas...en un momento le traeré algo de comer para que luego pueda tomar sus medicamentos.
-Gracias.
A la mañana siguiente. Los rayos de sol se colaban por las cortinas semi abiertas. Eran las 7 de la mañana cuando despertó sintiéndose perdida. Hannah entro corriendo las cortinas para que el sol entrara de lleno.
-Siento hacer esto, pero el Señor quiere que le acompañe a desayunar.
-No, está bien...ya estaba despierta y en realidad tengo mucha hambre
-Eso es bueno...ayer apenas probó bocado. Le preparado cosas muy ricas que le levantaran en un dos por tres. Necesita alimentarse bien Ya está listo su baño ¿Quiere que le ayude?
-No, no es necesario- En media hora se encontraba lista y Hannah le ayudó en su rápido y sencillo peinado. Lucía un cabello corto y sus rizos sueltos, era simplemente hermosa.
-Señora Hannah, ¿Dónde están las cosas del Señor? Aquí no he visto nada de él.
-Eh, bueno están en la habitación contigua.
-¿Por qué? No entiendo...
-Siento mucho no poder contestarle...pero creo debería hablar con su marido.
-¿A caso hay algo malo entre nosotros?
-No, no claro que no, pero...
-No se preocupe...No voy a ponerla en un dilema con mis preguntas...comprendo, por favor dígale al Señor que bajo en cinco minutos.
Sentada frente al espejo, miraba su aspecto y trataba de recordar quien era ese reflejo. Solo veía a una mujer simple, con algunas pecas, sencilla y poco agraciada. Su vista abarco la fotografía que reposaba sobre la mesita de noche, junto a una lámpara. Esa foto habia sido colocada intencionalmente, pero eso ella no lo sabía -¡Entonces si es verdad!- dijo tomando el cuadro en sus manos- Si, somos marido y mujer, pero yo no lo recuerdo, no lo siento. ¿Será que lo amo? ¿Nos amamos? ¿Qué era de nuestra vida antes de lo que pasó? ¿Qué me pasó? Quisiera saberlo porque nada de lo que hay aquí me hace sentir bien.
-¿Estas cómoda?- una voz se escuchó a poca distancia.
-Sí...gracias...-respondió secamente.
-Sé que debes hacerte muchas preguntas, pero poco a poco irás recobrando todo- dijo arrodillado al pie de la silla tomándola de sus manos- con mi amor y con paciencia ya lo verás...ayer no quise molestarte y dejé que durmieras aquí, en esta habitación...
-Gracias por tus consideraciones.
- ¿Vamos a desayunar? Estoy muriendo de hambre.
-Sí, yo también - le sonrió y esa sonrisa lo transportó al pasado. Era la sonrisa que veía en ella y que le gustaba cuando estudiaban en la universidad, cuando su atención parecia que era solamente para él.
Comió como nunca y luego el postre- ¡Esto está muy rico!
-Sí, se lo mucho que te gustan los dulces y le pedí a Hannah que hiciera tu torta favorita- Estaba feliz de verla repuesta y paradójicamente solo con su pérdida de memoria podría disfrutarla a su lado.
- Ahora sí, me puedes decir que fue lo que me pasó...-preguntó cambiando repentinamente el tema- sé que no debo apresurar las cosas, pero necesito saber por qué no recuerdo nada de nuestras vidas.
-¿Eh? Por ahora no, Candy no quiero recordar ese amargo momento...
-¿Es algo muy malo?
-No, no quise decir eso...solo, por favor deja de pensar en eso que no es bueno para tu salud...
-Pero...
-No voy a arruinar el momento trayendo a colación toda la angustia que viví y lo mal que me sentí...amor, ¿para qué contártelo? puede hacerte daño, por favor-habló tomándola de las manos mientras sus ojos recorrían el verde esmeralda.
-Está bien...quizás tengas razón y sea muy pronto...gracias por protegerme...además, algún día lo sabré...
-Te juro que no sé qué pasaría ahora si las cosas hubiesen resultado distintas...creo que habría enloquecido...Candy, en unos días debo partir. Debo volver a la Ciudad de Nueva York por cuestiones de trabajo.
-¿Nueva York? Supongo me has llevado a conocer esa Ciudad.
-Bueno si, hemos visitado algunos lugares, pero la Ciudad te resultó incomoda, es muy ruidosa y entonces quisiste venir a vivir a este sitio.
-¿Sí? ...Yo lo lamento...no...
-No, no por favor no lo lamentes amor. Tú eres lo más importante para mí y me preocupa tu bienestar por lo que ha sido un enorme placer que mi Esposa se sienta cómoda aquí, ese es mi mayor retribución, además has comprendido mis ausencias, pero debes saber que siempre pienso en ti y estas en cada minuto de mi vida presente. Los viajes de negocios acaparan mi tiempo, pero te prometo que pronto arreglaré esta situación y no me iré más nunca de tu lado - le volvió a sonreír y él acarició una de sus mejillas suavemente- ¡Me gustaría hacer un viaje contigo, no se podría ser a Europa!
-¿Europa?
-¿Te gustaría?
-Supongo que sí. Quizás ese viaje sea bueno para mí...
-Por supuesto...estoy seguro que sí, y yo te prometo que te ayudaré...que haré todo lo que esté en mis manos para que vuelvas a mi.
En Nueva York, la tarde anterior
-¿Me puedes explicar de una vez por qué debemos ir a esa Ciudad?- Terry entraba al auto y Albert arrancó en ese mismo momento. Lo habia llamado inmediatamente tuvo noticias por parte de su investigador y habiendo dado la información a las autoridades.
-Iré directo al asunto...hace unos días me enfrente a tu sobrino y le dejé muy en claro que no me iba a quedar de brazos cruzados...llegaría a este asunto hasta el fondo.
-¿Sigues con tus sospechas? Te recuerdo que...
-¡Él tiene a Candy!- le interrumpió bruscamente- Ahora estoy seguro y hay pruebas que lo demuestran...-Albert detuvo el auto.
-¿Pruebas? explícate por favor.
-Tu sobrino en estos momentos está en la Ciudad de Connecticut.
- Pero ¿Qué tiene que ver eso? probablemente sea algún negocio igual como los tiene en Chicago...espera, ¿Quieres decir que Neal tiene a Candy en Connecticut?- Terry asintió- ... ¡Eso no puede ser!
- ¡Quisiera equivocarme! pero me temo que no ¿Sabes por qué? A parte que es al único que le conviene esta situación debo decirte que contraté a alguien para seguirle cada paso. Tu sobrino no es tonto y supo que alguien estaba pisándole los talones sin embargo nadie es perfecto ¿Qué crees?... en unos de sus viajes relámpagos fue perseguido piensa que salió librado, pero la persona que contraté fue más listo incluso que la propia autoridad. Los datos de la placa del auto en que se desplazaba, fue rastreado luego por la propia policía hasta encontrarlo...el hombre soltó todo, confesó su viaje a Connecticut y no solo eso, dijo que no era la primera vez incluso ha sido quien secuestro a Candy por órdenes de tu sobrino... Ahora mismo la policía de aquella Ciudad está al tanto de todo. ... Lo lamento.
-¡No puede ser! ¿Y porque no nos habían comunicado?
-Supongo que primero querían constatar la información para proceder...además de tener una orden.
-Entonces... ¡Es un hecho!- dijo el Rubio apesadumbrado. Pese a todo era el hijo de su prima.
-Sí y por eso es este viaje...lo siento pero debes estar presente...
-Yo... ¡Realmente Neal ha sido un estúpido! Tampoco puedo lamentarlo cuando ha sido artífice de su propia desgracia. Lo dicho. Se ha metido en un gran problema y no podré hacer nada por él. Esta vez se ha hundido en lo más profundo- arranco de nuevo el auto en medio de una bruma de pensamientos. Terry se ofreció a conducir en vista de que Albert se sentía muy consternado por lo sabido ahora.
Un día despues
En su habitación Candy estaba absorta viendo por la ventana la calle que daba en la parte trasera de la casa, la visión parece haberla vivido antes, un dejavú en su mente. Se cuajaba la imagen de una mujer en el jardín y luego caminando por ese lugar. Se apartó de la ventana sintiendo una fría y dura sensación que rebotó en su corazón, esa imagen le golpeo dejándole un dejo de tristeza sin saber de dónde provenía su razón. De pronto fue interrumpida por el elegante hombre que vestía impecablemente.
-¿Estas lista?- Le habia extendido una invitación para pasear por los alrededores. Le abrazó y posó sus labios cerca de la comisura de sus labios.
-Yo...lo siento, pero me siento indispuesta- dijo apartándose de su lado-... ¿Es posible que me puedas disculpar, la verdad que no tengo ánimos?- pese a todas las atenciones que le brindaba, ella no podía verlo más que como un desconocido mientras él buscaba una cercanía.
-¡Escúchame!...sé que soy un extraño para tí y lo entiendo y es por esa razón que quiero pasar más tiempo contigo, que me conozcas.
-¡Lo sé! Es solo que no...
-No puedes encerrarte dentro de estas cuatro paredes... por favor dame la oportunidad de me conozcas...Candy, soy tu Esposo y no debes sentirte cohibida ni temerosa conmigo.
-Es que... solo quiero tiempo. No sé cuándo pueda recobrar todo y... de verdad que lamento no poder recordarte y corresponderte de otra manera...yo no te recuerdo como mi Esposo y...si es como dices ¿por qué duermo sola en esta habitación?- la observó sorprendido – No hay nada de tus cosas aquí... ¿estamos peleados? ¿Qué pasa realmente entre tú y yo?
-Nosotros estamos muy bien..., pero ahora duermes aquí porque no deseo molestarte e incomodarte con mi presencia...no así en tu condición...pero no hay problema mi amor si deseas que...
-No- su mirada era ansiosa- ¿Por qué? ¿Por qué no me dices la verdad?
-Por favor mi amor...está bien, te diré la verdad... Has estado muy enojada porque me la he paso trabajando y te he descuidado mucho. Eso es todo...Candy, te prometo que las cosas van a cambiar – la verde mirada se anclo en los ojos del moreno y unos destellos brillantes de colores dispersos como un prisma aparecieron, imágenes difuminadas atacaron su mente y se sintió mareada - ¿Te sientes bien?
-No, de hecho desde ayer no he estado bien... Me duele mucho la cabeza...quiero descansar.
-pero que sientes- preguntó con cierta reticencia.
-Sueños, confusión son imágenes borrosas que no terminan de aclararse, todo esto me aturde demasiado y quiero saber todo, quiénes son esas personas que aparecen...es como si estuviese viendo a través de un vidrio empañado, una mujer, si vi a una mujer de cabellos rubios, y es muy cariñosa conmigo y también él.
-¿El?
-Sí, también aparece un hombre que me abraza. ¿Será que sea mi Madre? ¿Tú la conociste?
-No y fue una lástima que no pude conocerla, pero es probable que sea ella...Un dia me dijiste que eran muy parecidas...así que es seguro que estés soñando con tu madre...Tú estabas sola cuando te conocí... y desde que nos casamos hemos sido el uno para el otro.
-Pero es que... ¡Cómo es posible que nunca te haya contado nada de mi vida! de mi familia, de mis padres...no lo entiendo.
-¡Tranquilízate! No es bueno que te agites de esta manera...recuerda que el médico dijo que no debes extralimitarte en tus emociones...todo a su tiempo, pero ahora por favor no te fuerces las cosas. Tu salud primero amor, debo cuidarte porque es mi responsabilidad ante todo- Candy tomo asiento y él acerco una silla al lado suyo- ¡Ten calma que todo se resolverá! no puedo ser de gran ayuda...es una pena...yo, yo tampoco tengo familia y quizás de alguna manera nos sentimos identificados y nuestras soledades nos unieron.
-¡Una fotografía!- dijo levantándose de repente- puede que entre mis cosas tenga alguna foto de algún familiar...
-No, no, lamentablemente no hay ninguna ¡Lo siento!
-Parece que, bueno, no sé qué haya pasado con mi familia y conmigo como para no tener un recuerdo de ellos ¿será que no me porte de una buena manera y...? ¿Qué clase de persona soy?
-¡No! claro que no, no creo que hayas sido mala con ellos, el no guardar los recuerdos de tu familia no te hace ser una mala persona...así que por favor olvida todo eso y descansa. Necesito que estés calmada, que estés bien. Las cosas serán poco a poco. Hemos sido muy felices en estos años que si algo malo te pasara por esforzarte demasiado me moriría de dolor con solo la idea de que termine lastimándote me hace temblar de miedo... ¡No quiero perderte!- Pretendió dar por finalizada la conversación levantándose y dirigiéndose a la puerta.
-El Doctor dijo que cada vez que tuviera esos episodios, tú podías ayudarme, pero no contó con que tú no conoces nada de mi pasado...Entonces ¿Cómo puede ser posible?
-¡Lo siento amor! pero no debes desesperarte por algo que llegara en cualquier momento y para que veas que si estoy interesado en que recuperes tu memoria, nos iremos a Europa y allí podrá ser tratada ¿Qué dices? - ambas manos puso sobre sus hombros y la miraba fijamente.
-¿Hay algo que me guste hacer? es decir ¿Me dedico a algo en especial?
-Desde que nos casamos te has ocupado de nuestra casa y de mí. No hay nada más que te guste hacer mi amor. Hemos planeado tener hijos y muero porque eso suceda...
-Creo que en estás circunstancias es en lo menos que...
-Entiendo que tú no me reconozcas, pero tú me amas y somos marido y mujer. Sin embargo no...no quiero aprovecharme de tu situación y crear un conflicto entre nosotros. El dia que eso pase, que espero sea muy pronto... será por tu absoluto consentimiento- Aunque una vez el médico le indicó que debian saber si no hubo algún daño en ella, buscaría la forma de enamorarla con detalles hasta lograr embarazarla y esperaba entonces estar en otro lugar.
-Gracias por comprenderlo. Ahora tú y yo...eso no es posible...
-Lo sé, no te preocupes. No deseo incomodarte...Yo se esperar y tendremos el tiempo adecuado, lejos de aquí...- Ella de nuevo sintió un leve punzada en su corazón sin saber por qué e hizo que desviara su mirada sumiéndose en la nada, sí, Neal tenía que soportar la indiferencia de ella y lo frio que eran sus ojos. De repente oscureció como si fuera a caer un vendaval, fuertes truenos se escucharon y él cerró las ventanas por la oleada de frio que se colaba. La lluvia fue rápida y ligera- ...creo que después de todo, fue bueno no haber salido. Esto nos habría tomado de sorpresa y te hubieses enfermado. Le diré a Hannah que te prepare algo caliente y que haga funcionar la chimenea.
-¡No, no es necesario! No creo que sea de un enorme trabajo encender una chimenea, además, me has dicho que siempre he sido una mujer de hogar seguramente no he perdido la costumbre de hacer estas cosas – dijo al ubicar con su mirada un poco de leña recogida- En verdad que lo podía hacer, lo hizo de niña, muchas veces en la pequeña casita en Escocia y luego en la residencia de sus padres adoptivos y también cuando estaba casada. Era una costumbre que Candy no había perdido nunca y lo sabía, Neal lo sabía, solo que no quería que nada absolutamente nada le trajera recuerdos.
-Muy bien, entonces estaré en mi despacho. Supongo que nos veremos a la hora de la comida- ella asintió- cualquier cosa no dudes en llamarme- Eran casi las 10 de la mañana. Candy volvió a ver por aquella ventana y sentía que algo no estaba bien. Cosas que no terminaba de entender, imágenes que venían y desaparecían de su mente. De nueva cuenta un dolor de cabeza como un aguijón punzante que le quitaba la respiración, un impresionante destello azul profundo y brillante proveniente de unos ojos la hizo detenerse, absorta en esa imagen que su mente acababa de recrear, musitó un nombre- ¡Terry!- pero así como llego se fue, lo olvidó como si un huracán borrara todo rastro de la imagen que acababa reconstruir. Desapareció ese nombre. La inquietud la sobrecargó de emociones desconocidas ¿Qué había pasado? ¿Por qué se sentía así? Algo que había recordado la hizo alterarse al punto de hacer que su corazón se estremeciera desesperadamente.
Los minutos pasaban y la pequeña llovizna había cesado. El clima estaba bastante fresco lo cual permitía que se pudiera salir y dar un pequeño paseo. Como una autómata se colocó un pequeño abrigo y se dirigió hacia el jardín, sin saber que eso había sido una costumbre casi desde que llegó a esa casa. La deliciosa fragancia de aquel lugar, le inundó su sentido. Era un hermoso sitio, pero no sentía que perteneciera a este -¡Algún día lo recordaré y entonces sabré todo este enredo de mi cabeza, tengo la esperanza que será muy pronto! estos recuerdos, estas imágenes...algún dia las veré claramente. Este lugar es hermosamente bello, quizás él tiene razón y solo me quiero adelantar a los acontecimientos- dijo para sí mientras sus mejillas se teñían de rosa por el frio de la mañana. Candy cerró con fuerza sus ojos y colocó sus manos en forma de cruz en su pecho, el aroma de la tierra húmeda era algo ya vivido.
Absorto desde su ventana admiraba a la mujer que caminaba por el jardín, embelesada entre los capullos rosas, los arbustos frondosos hasta sentarse en la fuente que estaba en medio del lugar y desde donde ella podía observar más allá del muro y las verjas de protección. La gente que caminaban de un lado a otro. Sus verdes ojos recorrían todo como si fuera la primera vez. Parecía un hada ausente entre los puntos multicolores y las hojas cuyas gotas de agua brillaban con el sol. Era evidente el rechazo de ella. Si en sus manos estuviera el poder de cambiar las cosas, lo haría sin contemplaciones, borraría de su mente para siempre todo lo malo vivido y haría nuevos episodios en los que solo él estuviera presente, pero era inminente que algún día ella recobraría todo y lo terminaría odiando más que antes, pero mientras ese momento se alargara, se empeñaría en conquistar de nuevo su amor y si era posible una vez enamorada le perdonaría todo. ¡Como deseaba ser el centro de su vida y que Terry desapareciera para siempre! Sin embargo tan imposible era como decirle a la lluvia "detente" o al sol "quédate", ella algún día volvería y aprovecharía hasta el último momento porque ella lo viera de otro modo, lucharía para que ella lo amara de la manera que la sigue amando. Aun contemplándola decidió salir para encontrarse con ella en el jardín, sentada en la fuente se sentó a su lado tratando de tener una cercanía. Candy sintió su abrazo e inexplicablemente apoyo su cabeza sobre su hombro mientras su mirada seguía en la nada. El pecho de Neal se llenaba de una sensación cálida que segundos después desapareció de golpe. Unos hombres uniformados.
-¿Qué pasa Candy?- preguntó al sentir su alejamiento. Ella continuaba con su mirada fijamente en los hombres que se acercaban. Neal entonces supo lo que habia mantenido acaparada su atención.
-¡Entra de inmediato a la casa!- le ordenó con tono serio.
-Pero...
-¡Haz lo que digo!, y por ningún motivo salgas me oyes – Candy se levantó de inmediato e hizo lo que le ordenaba. Los hombres se acercaban más rápidamente siendo seguido por el portero y detenidos por el dueño de la Casa.
-¿Por qué entran en mi casa de esa manera...?
-Señor, no pude detenerlos...
-¡Retírese!- le ordenó al portero con una mirada fría recriminándole su ineficiencia.
-Tenemos una orden de captura en su contra– Los oficiales le entregaron inmediatamente el documento cuya firma y sello provenía de la comandancia del estado
-¿Pero están ustedes dementes? ¿De qué se me acusa?
-¡Sera mejor que nos acompañe! Puede permanecer en silencio y le recomendamos que busque un abogado.
-¡Esto es un abuso...! Y por supuesto que voy a llamar a mi abogado
-Podrá hacerlo, pero por ahora debe acompañarnos...Queda usted detenido por el secuestro de la Señorita Candice Brown Ardlay.
-¿Secuestro? ¡Tonterías!...y no me toquen- dijo al momento que uno de los hombres rozó su muñeca para ponerles las esposas-... ¿Qué les pasa? No soy ningún delincuente... Yo no he secuestrado a nadie y están cometiendo una equivocación.
-No creemos que se trate de una equivocación. Un reporte ha llegado a la Ciudad y usted debe acompañarnos, por las buenas o de una forma que no le agradará.
Candy había llegado hasta su habitación, se asomó por una de las ventanas con la ligera inquietud que su actitud le dejó al ver a esos hombres uniformados, pero eso no era nada en comparación con lo que en ese momento sus ojos veían. ente no comprendía nada de lo que estaba pasando. Esos hombre tomaban a la fuerza las manos de su Esposo y en ese instante un dolor muy fuerte de cabeza hizo que se sentara en su cama. Sintió ahogarse, se encaminó de manera errante hasta la parte trasera de la casa. De pronto un auto se estacionó y dos hombres descendían de su interior y se acercaron presurosamente. El portero no entendía que pasaba y solo se limitaba a ver la escena. Eran Terry y Albert quienes llegaron justo a tiempo para ver a Neal ser apresado. Terry al ver al causante de tanto sufrimiento en Candy y sin mediar palabra, lo tomó del cuello tan fuertemente que Albert tuvo que intervenir, pues Neal se encontraba esposado-¿Dónde está Candy imbécil?-preguntaba ansioso.
-¡Suéltame...idiota!... oficial dígale a este tipo que me suelte...
-Por favor Señor Granchester...no se busque problemas...deje esto que ya está en nuestras manos.
-¡Déjalo Terry!...No vale la pena...-Comentó el hombre Rubio con tristeza y apesadumbrado- El, ya pagará por su crimen. Neal en ese instante vió fijamente a su Tío, esa una mirada cargada de odio y de reproches. Ardía en rabia al ver la amistad entre ellos.
-¡Claro! ¡Te salvas!- Lo soltó lentamente. Terry sonrió y una mueca retorcida evidenciaba también su enojo- No puedo ponerme a tu nivel y convertirme en un cobarde. Dale gracias a estos hombres que estas así, porque te juro que en este mismo momento te haría pagar caro lo que has hecho, aunque eso signifique acabar con mi vida. Te lo advertí...ahora la justicia te hará pagar por tu crimen...- sentenció y de inmediato corrió al interior de la casa para buscar a Candy.
- ¡Qué terrible dolor será esto para tu Familia! ¿Por qué, por qué nunca comprendiste que Candy no te amaba? ¿Por qué tuviste que llegar a esto? No quiero ni imaginar cómo se pondrá Sarah, es tu madre y no se merece esto. Se morirá de la vergüenza... Sabes bien lo que ahora te espera enfrentar y no podré hacer nada por ti. Pese a todo, a saber lo que eras y como eras... nunca espere esto de ti... me duele porque eres mi sobrino, pero dañaste a alguien muy querido para mí.
-Ja ja ja- rio sarcásticamente- No me hagas reír por favor...me has odiado siempre, he sido lo peor y detestable para ti, pero en realidad lo que no soportas es el éxito que he obtenido, el que haya sido más listo que tú y que me haya casado con Candy fue lo que denotó más tu desprecio... Quiero dejarte en claro que no necesito la compasión de nadie y menos la tuya, queridísimo Tío. De esta saldré y entonces todos me las pagarán...así que deja tu hipocresía que me hartan tus estúpidas palabras ¡No sabes cuánto te odio!
-Lamento que pienses eso de mí, porque eso no es así...
- Siempre te has entrometido en todo, si no fuera por ti, ella continuaría a mi lado, pero tuviste que hacer el papelito de "papá"...- comentó de manera irrisoria.
Albert mostró una leve sonrisa cargada de preocupación y de dolor - En la vida uno tiene lo que se merece y lamento tanto que tú hayas escogido este camino...-Es muy estupido lo que acabas de decir y sí es verdad, me he tomado tan en serio mi papel de protector de Candy y como si fuera su propio Padre, sabes bien del amor y cariño que le tengo y es obvio que ser hija de mi hermana me da ese derecho de protegerla de patanes como tú. Deberías sentirte aliviado que Vincent no está porque estoy seguro que en estos momentos estarías tumbado en el piso arrastrándote como un gusano suplicando por tu vida. El no tendría ningun tipo de contemplaciones. Así que me permito estar al pendiente de Candy y velar por ella, apartarla de la vida miserable- se acercó furioso-No iba a permirtirlo solo por el hecho de haber sido tu esposa. Las cosas no son así
-¿Vida miserable? No sabes lo que dices...Candy no tuvo ninguna vida miserable conmigo...Le di todo lo que cualquier mujer hubiese querido. Lo tenía todo.
-Eso era material.
-También la amé como a nadie, ella era todo para mí. Hice tantas tonterías por ella y me pagó de este modo, revolcándose con ese maldito, pero te recuerdo que sigue siendo mi Esposa, siempre lo será y ese estupido divorcio no significa nada. Estamos atados para toda la vida aunque ahora actúe como una maldita zorra.
-¡Callate!- se contuvo de darle una bofetada que bien se la merecía- Tú no tienes derecho a hablar así de ella.
Hablo porque lo es, porque el ser su esposo me da derecho de recriminar sus acciones-Dirigiéndo su mirada a los oficiales de policía dijo furioso- Y ustedes se han prestado a una gran farsa planeada por este hombre que dice llamarse mi Tío y ese tipo que se encuentra dentro de mi Casa y que no es más que un maldito manipulador que me ha robado a mi esposa y la mantiene engañada con su amor eterno y sus estupideces de enamorado fallido. Este par me odian y por eso me acusan...El secuestro de mi propia esposa ¡Que imbéciles que son! ¿Saben que puedo demandarlos? así que es mejor que me suelten, si no desean que esto llegue a más y luego se arrepientan- argumentó enfurecido.
-Enfrenta las consecuencias de tus actos por una vez en tu vida, acepta que has cometido un terrible crimen. Muy en contra de todo si he de ir en contra tuya lo haré porque no has querido tomar las cosas de manera civilizada- Neal tragó saliva, sabia que estaba perdido y la decisión en las palabras de Albert era solo un presagio de lo que le vendría ahora
-¡Maldito seas! Mi abogado me sacará pronto porque no he hecho nada en contra de la ley. Mil veces maldita sea Candy que arruinó mi vida y maldito todos ustedes -Se acabó el tiempo, Señor Ardlay...debemos irnos.
-Sí por supuesto...Llevenselo y gracias de nuevo Señores- dijo un Rubio con ojos entristecidos.
Mientras tanto
Terry que había entrado a la casa, admiraba las paredes que estaban exageradamente adornadas con fotografias. El lugar daba la apariencia de un museo en exposición. Buscó en las habitaciones cercanas mientras no dejaba de nombrarla. El ruido que hacia al cerrar y abrir puertas llamó la atención de Hannah.
-¿Dónde está ella, donde esta Candy? Dígame cuál es su habitación- se acercó a la mujer e hizo que retrocediera.
- ¿Quien es usted y por que hace semejante escándalo?...iré en busca del Señor de esta Casa...
-No debería molestarse. Perderá su tiempo, mejor indiqueme donde encontrar a Candy- Hannah no comprendió sus palabras -El distinguido Señor de esta Casa en estos momentos va a prisión.
-¿Prisión? llamaré a la policia si no se retira Señor. No ha respondido quién es usted.
-Candice White, es la mujer que el imbecil de su patrón tuvo secuestrada en esta casa. Es mi prometida y he venido por ella...Ahora por lo que más quiera dígame donde está- tomaba a la mujer de los hombros sacudiéndola
-¡Suelteme! es usted un impertinente y un grosero
-¿En las habitaciones de arriba?- dijo viendo a la planta alta y sin esperar respuesta corrió escaleras arriba.
-¡Espere! ¡Espere! usted no puede...- Subió sin escucharla. Había solo dos habitaciones en la parte superior. Entró y no habia nadie, luego al abrir la siguiente su corazón dió un vuelco. Se detuvo a observarla porque era evidente la presencia femenina y como si una fuerza extraña se lo pidiera se acercó a la ventana. Ante sus ojos se visionaba una mujer que corría por entre los arbustos que limitaban la propiedad. Esa mujer era ella, era Candy y se le veía asustada viendo hacia atrás corriendo a paso veloz en dirección desconocida- ¡Candy! ¡Candy!- gritó desde la ventana, era bastante lejos, ella no le escuchaba.-¡Candy!- gritó otra vez. Pensó en el tonta idea de tirarse por la ventana, algo estupido porque acabaria rompiéndose los huesos. Su desesperación no le dejaba pensar con cordura. Así que lo mejor era bajar rápidamente. Hannah había ido tras él- ¿Cómo puedo llegar hasta allí?- preguntó señalando el lugar donde la había visto-Ella se ha ido.
-¡No puede ser! ella no puede andar así...usted debe saber que...
-Por favor...No puedo perder el tiempo, muéstreme como llegar- le interrumpió. Segundos después se encontraba en el sitio buscandola de un lado a otro. Todo indicaba que Candy, había desaparecido otra vez.
Un mes después
Era presentado ante el Juez en Nueva York de tal manera que debía rendir cuentas por su crimen. Habia pasado un mes y de Candy no se sabía nada. Esa tarde que Terry corrió a buscarla parecía que la tierra se la hubiese tragado. Corrió y corrió por los arbustos llegando a la calle y luego a varias calles más. Se fue sin dejar rastro, solo un corazón destrozado y triste.
Hannah, despues de varios días no pudo continuar en esa casa, no habia nadie a quien cuidar y por lo tanto nadie pagaría por su trabajo. Sin embargo la policía requería de su presencia para esclarecer el asunto por lo que Terry y Albert estaban al pendiente de la mujer y la llevaron a Nueva York para comparecer y rendir su declaración contando lo único que sabía desde que Candy llegó a esa. En principio no quería enfrentarse a ese hombre, pero en su interior sentía que le debía al menos algo a esa muchacha que nunca quiso escuchar. Recordó todas aquellas veces que la joven le hablaba con desesperación, las veces que vio en su rostro un rastro seco que sus lágrimas dejaban. También se sintió culpable y entendió tantas cosas. Hannah no quería decirles nada, pero su corazón no podía más y en una de las conversaciones les confesó que Candy estuvo embarazada y que en un accidente habia perdido al hijo y su memoria sin dar detalles pues no los conocía. Eso evidentemente derrumbó a Terry y pensó hasta qué punto estuvo expuesta en las malditas manos de ese tipo, pero también vino a su mente las veces de su amor hacia él. Estaba destrozado, confundido imaginando que Lagan pudo lograr su cometido y embarazarla.
Mirando fijamente a quien habia dejado de ser su patrón y luego al abogado Hannah dijo – Solo diré lo que vi, el señor se mostraba atento muy atento al a señora, nunca vi una mala expresión, ni maltrato a ella, jamás, pero muchas veces me dijo que estaba allí en contra de su voluntad...Yo nunca me imaginé que todo eso fuera cierto.
El tiempo pasaba allí dentro y no se auguraba nada bueno para Neal por más que su abogado tratara de esquivarlo ante la justicia con argumentos flojos e insistiendo que aún estaban casados. Hannah volvió a hablar sobre todo aquello que solo Terry y Albert sabían y escucharlo fue como la primera vez. Ross sintió tanta tristeza y su corazón se encogió. Anthony apretaba sus manos y una mirada como el fuego cayó sobre Neal. Sarah se presentó al juicio, pero se fue antes que terminara todo, no soportaría escuchar más. Neal la vio alejarse y sus ojos se humedecieron- La observaba siempre triste- continuó Hannah- y algunas veces le recriminé su actitud negativa hacia su Esposo, un hombre que la amaba mucho y que se desvivía en atenciones...bueno eso pensé- Ahora su mirada fue de desilusión.
Los Padres de Terry estaban allí, habían decidido acompañarlo y apoyarlo. No podían creer por todo lo que habia pasado Candy y ver el sufrimiento de su hijo era algo que no podían soportar. Sentado en el medio sintió las cálidas manos de sus progenitores.
-¡Maldito asesino!- vociferó entre dientes de tal manera que se escuchó en toda la sala- ¡Mataste a su hijo!
-Señor Granchester, por favor contrólese...-dijo el juez- de lo contrario tendrá que salir de este lugar.
Neal reía en su interior - ¡Era tuyo imbécil! me alegro que no exista- dijo para si- ha sido lo mejor que ha pasado y esa es mi venganza...maldito.
-Señor Juez- dijo el abogado defensor- todo cuanto se ha dicho no tiene fundamentos. Solo han sido palabras, ¿Dónde está la victima? ¿Dónde está para pueda decir si todo de lo que se acusa a mi cliente es verdad? Una mujer habla de lo bien que trataba a su esposa, de las atenciones con ella, de un accidente en el que estuvo allí al pendiente de ella, pero ¿un secuestro?, un secuestrador no hace todo eso... ¿Quién confirma que lo es? La policía no encontró a la Señora en ese lugar, así que no hay pruebas del supuesto delito de secuestro. Mi cliente debe salir inmediatamente de este lugar.
-¡Protesto su Señoría!- Exclamó su colega- ¿Acaso no escuchó que la víctima está desaparecida?...Señor Juez, señores, aquí primeramente tienen la prueba de que ellos están divorciados, hace unos meses. Ellos ya no vivian juntos y de eso hay pruebas y testigos suficiente. Lo que el Señor abogado alega es a su unión por la iglesia que como usted sabe se rige por otros protocolos y procesos para deshacerlo siendo eso otro asunto. Aquí el hecho contundente es que existe un documento de divorcio registrado y legalizado debidamente a como lo establece la ley... ¿Acaso la ley no cuenta para usted, señor abogado? Me extraña que no le de valor a lo que se supone ha estudiado- golpe certero- Sepa usted que este divorcio es legar...Señores con eso se demuestra que la retención es ilegal y eso es denominado un secuestro.
-¡Protesto!
-Denegado...continúe
-En cuanto a la amnesia y la concluyente desaparición de la Señora tenemos la confesión de la mujer que estuvo con ella por meses y las pruebas que se necesita en cuanto al estado de la salud mental de la desaparecida ¿usted piensa que hablaría de algo de lo que no tengo argumentos?-el abogado extendió la epicrisis - Eso explica todo. Este hombre es culpable de todo lo que le ha sucedido a la Señora Candice, de todo lo que ahora pueda pasarle en sus actuales condiciones.
De pronto no pudo más y se levantó ante la mirada de todos. Lo tomó del cuello- ¡Eres un asesino!- exclamó furioso y dos oficiales lo apartaron.
-¡Silencio! ¡Silencio!- dijo el juez haciendo sonar varias veces el mazo- Joven, le dije que se controlara o tendría que salir. No puedo permitirle sus exabruptos.
-Por favor hijo...- dijo Richard Granchester- No compliques las cosas...este tipo va a pagar por lo que hizo. La justicia se encargará.
Terry observó a los presentes y de un solo aventón tiro al hombre que sostenia - Lo siento Señor Juez, por favor le pido me disculpe...
-Entonces siéntese y no interrumpa más...Le reitero de nuevo que sepa controlarse o me veré en la obligación de retenerlo- Terry regresó a su lugar.
Despues de sesionar los miembros del jurado lo encontraron culpable y le fue otorgada una pena de 15 años de prisión. El abogado no pudo sacarlo del atolladero, pero iba a apelar. Neal debía afrontar las consecuencias y hasta entonces comprendió cuanto quería a su familia y el dolor que les causaba cuando vió a su madre, la única persona que estuvo allí y se había ido sin volver a verlo. La había decepcionado. 15 años era muy poco para todos aquellos que amaban a Candy, para él era todo lo contrario. En la celda donde fue llevado lloró con la frente apoyada en las rejas, consciente de pagar el llanto y el dolor atrasado por todo lo que le había causado a la mujer que decía amar tanto y de la que ahora no sabía nada. Se rompió los puños contra el muro lleno de furia mientras clamaba su nombre.
En su habitación y en silencio Jazmín se deshacía en sus nervios por saber cómo había estado la situación. Lamentaba tanto todo lo que pasaba con Sarah, pero también pensaba en Candy, era todo lo que le importaba
-Dime ¿Qué pasó?- pregunto un poco nerviosa al ver su semblante. Él se tumbó en el sillón junto a ella- Ha terminado...Pasara muchos años en prisión. Perdóname por no permitirte que fueras, pero pienso en ti y en nuestro bebe. Aún no asimilo todo esto. Sarah esta devastada...mañana trataré de hablar con ella y... te prometo que la encontraremos. Te aseguro que aparecerá.
-No deseo ser pesimista, pero... ¡Tengo mucho miedo! no nos recuerda ¿Qué pasará?
-Ella volverá...claro que volverá y todo será como antes...
-Le pido a Dios que se encuentre bien. Si no vuelve, al menos quiero pensar que donde esté sea bien tratada... Quiero pensarlo para no morirme en esta tristeza de no saber nada de ella. La vida ha sido muy injusta con ella. No merece tanto dolor, tanto sufrimiento...daría mi vida porque nunca hubiese pasado por todo esto- un par de lágrimas rodaron por sus mejillas y él, limpió delicadamente.
-¡No puedes darte por vencida mi amor!...Candy no te lo permitiría nunca, lo sabes. Jazmín, debes ser fuerte por ella y por nuestro hijo...Ella está bien, lo siento porque quien llega a conocerla la ama inmediatamente...Mira a Ross y Vincent la amaron tanto y no se diga de nosotros, de los muchachos.
-¡Lo sé! pero no dejo de sentirme triste y también por su hijito. Te imaginas, Iba a ser abuela- sonrió levemente- ¿Te das cuenta? su hijo, perder un hijo es lo peor que le puede pasar a una mujer.
- Estoy seguro que desde el cielo ese angelito cuidará de ella. Candy es una muchacha buena.
-Cuando recuerde eso, su dolor, no estaré junto a ella para consolarla...no podré decirle...
- Ella será fuerte y sabrá soportarlo... la conoces...es como tú, fuerte y valiente y Candy volverá, pronto volverá. La búsqueda no se ha cerrado. Pasaremos por todos los medios de comunicación la noticia. Así se me acabe la vida en ello.
Mientras tanto en la Residencia, Anthony continuaría acompañando a su madre y luego de una semana regresaría a su trabajo en el hospital. Hablaría con sus superiores y solicitar traslado a Chicago.
De esa manera pasaron 2 meses
El tiempo pasaba y pasaba y con ello la vida continuaba su curso. Annie se había separado de la sociedad en el Bufet de los Cornwell y se fue a vivir a Chicago pues la relación con Scott habia avanzado hasta el punto de fijar fecha de boda. En principio quería esperar hasta que Candy apareciera, pero no era justo para Scott, un hombre que la amaba y que quería formar una familia a su lado. Archie por su parte continuaba sumergido en su trabajo y debía resignarse a haber perdido a Annie para siempre, quizás ese es el rumbo en la vida que debían tomar y talvez eventualmente encontraría su felicidad.
Susanna por su lado comenzaba a tener problemas económicos. El dinero de sus ahorros y la liquidación de la inmobiliaria se estaban terminando y aun no conseguía trabajo. Necesitaba inmediatamente conseguir uno si no tendría que dejar el departamento.
-¡Mamá! He estado llamándote, pero no me respondes...necesito que me ayudes.
-¿Qué pasa Susanna? ¡Supongo que tu urgencia se llama dinero! no es por nada que te tomarías el trabajo de llamarme. Nunca lo haces...aunque he de preguntarte por tu trabajo.
-Yo...-su silencio le indico que tenía razón- Mama...por favor, ayúdame en lo que consigo un nuevo trabajo.
-¿Qué paso Susy, en que problema te has metido? ¿Qué paso con el muchacho, ese que era tu novio y jefe?
-Nos peleamos ...y me despidió hace unos meses atrás...
-¿Por qué? ¿Qué hiciste Susanna para que llegara a ese extremo?
-No hice nada...como todos los hombres...me dejó por otra mujer
-¿Queee? Pero si me hablabas que estaban tan enamorados y que te ibas a casar...pero no entiendo aún por qué te echó...te conozco Susy.
-Le reclamé, esa mujer lo embrujo y se le metió por los ojos, en su cama, me lo quitó madre, esa mujerzuela se metió en el medio de nuestra relación y me robo a Terry... me quitó al único hombre que he amado en mi vida.
-¿Y tú vas a dejar las cosas así? ¿Vas a permitirlo?
-Por eso estoy en esta situación sin dinero y sin nada y pronto no tendré donde vivir. No quiero vender el departamento... Terry no quiere saber nada de mí no quiere reintegrarme de nuevo al trabajo...él me odia.
-Recupera el lugar que tenías antes en la vida de ese muchacho. No seas débil y lucha por ese hombre... En la guerra y en el amor todo es válido. Enamóralo, envuélvelo y llévalo de nuevo a tu cama. Embarázate y veras como cambiara tu vida. Fuiste una tonta cuando lo tenías en tus manos ahora tendrías un hijo de ese hombre y un futuro asegurado.
-No, ya no es posible- dijo apenas audible.
-¿Porqué?
-He hecho algo que...
1 año después
- ¿Te sientes mejor Allys?
-Mucho mejor Pierre... ... te pido me disculpes por mi mal comportamiento. En realidad que no estaba, no me sentía nada bien.
-Eso es obvio y no te voy a negar que me molestó mucho que no te dejaras ver por un médico. Me asusté mucho y no sabía qué hacer, antes mi madre me dijo que todo el dia estuviste encerrada... quiero saber que pasa contigo. Sé por tu mirada y tu actuar que has recordado todo.
-¡Lo siento! ahora estoy segura que he vuelto a ser la misma, pero no era necesario ¡De verdad!
Fue la tarde anterior un domingo cálido, sonriente caminaba por los jardines de la casa donde se encontraba, cuando tomaba una taza de Té y los rayos del sol empezaban a esconderse. Los recuerdos fueron regresando y haciéndose más visibles hasta que todo fue claro. Era obvio que a su mente viniera la pérdida de su hijo y cuando eso pasó, se desplomó sin fuerzas inundada en su llanto. Pierre no sabía qué hacer ante ese llanto desgarrador, solo la abrazó fuertemente porque parecía que su llanto terminaría con ella. No dijo más sino hasta el dia siguiente en que ella le confesó todo. Todo eso que volvió a ella, todos esos momentos, recuerdos, detalles que había olvidado.
Inicio flash back
Si, tras su salida de la casa de Connecticut, Candy vagaba por las calles, perdida, hambrienta y casi enloquecida hasta que una mujer la llevó a un Hotel que administraba en la zona fronteriza de Estados Unidos y México, su nombre, Maya quien le ofreció comida y techo, a cambio de trabajo en su Hotel. Candy aceptó por supuesto, no había mucho que pensar, sintiéndose libre de no sabía de qué. Maya, una mujer delgada, cabellos oscuros rizados y de ojos marrones. Su rostro marchito delataba sus años y eran cubiertos por una buena capa de maquillaje. Pasó quince dias y ella trabajaba haciendo oficios en la cocina, arreglar las habitaciones y mantener ropa de cama limpia. La inescrupulosa Maya se aprovechó de ella y no le pagaba ni un centavo por su trabajo. Sin embargo a Candy solo le importaba tener donde comer y poder dormir.
-Es hora de ponerla a trabajar para lo que la traje desde un inicio- se dijo- probablemente le dé paga para algunas cosas que necesitará...me dará mucho, pero mucho dinero y ella debe estar muy presentable para los hombres.
Una tarde para sorpresa de la Rubia la llevó a su habitación y le habló la verdad.
-...Yo, de verdad que no puedo reprocharte, me has ayudado mucho, pero no puedo hacerlo...será mejor que entonces me vaya.
-¡Espera! creo que no has entendido Candy...aquí puedes tener todo lo que quieras...dinero, mucho dinero por atender a todos esos hombres. Además no tienes donde ir, así que no hay mucho en que pensar- Los sentimientos abominables de Maya eran evidentes ¿Qué pretendía? nada más que Candy vendiera su cuerpo, que se prostituyera. El lugar un camuflado perfecto que por las noches de forma clandestina se ofrecían a las mujeres. En esas horas Candy descansaba por lo que no se daba cuenta de lo que pasaba en realidad-¡No te puedes ir! te estoy ofreciendo lo mejor y tú lo rechazas...eres una tonta.
-No Señora Maya...no puedo hacerlo...
-Si pretendes continuar en este lugar debes hacerlo...de lo contrario no tendras comida ni lugar donde dormir.
-Esta bien...si esa es su condición, entonces asi será...Siento mucho que no aprecie mi trabajo, cuando sabe que lo hice sin recibir paga- Maya pensó en eso.
El lugar era frecuentado por muchos hombres que no se satisfacían con sus esposas y que buscaban como tener encuentros mezquinos en el lugar, otros porque ya era una rutina visitar el lugar conocer chicas jóvenes y bellas y quizás pasar tomando los placeres femeninos, desfogar sus instintos asquerosos como no lo hacían en sus casas. Maya estaba segura que la presencia de Candy levantaría su clientela y no es que estuviese mal, sino que carne joven y fresca atraería más dinero. Segura estaba que más de un joven o viejo darían muy buenos dólares por poseerla. La belleza de Candy era única porque salía desde su interior, de esos hermosos ojos verdes y eso era notado por las demás chicas que empezaban a verla como su rival en el trabajo. Obviamente los hombres la iban a preferir a ella.
Eso no podía ser lo único a lo que podia aspirar, no lo único para una mujer. No las juzgaba, pero si podía impedir que su vida llegara a esos términos lo haría, sea como fuese necesario. Le preparó el acostumbrado café a la mujer antes de su siesta. El dia anterior Maya le habia ofrecido mucho dinero para comprarle el deseo, la buena gana y disposición a su nuevo trabajo. Maya se quedó dormida y Candy aprovechó para tomar el dinero que en principio había rechazado, pero que le correspondía por su trabajo. Salió rapidamente y tomó el primer taxi que encontró, le pidió que la llevara a Nueva York, recordaba el nombre de esa Ciudad, pero ignoraba si tuviera conocidos allí y aunque asi fuese ¿A quienes buscaría? No tenía a nadie, ni familia ni amigos, eso fue lo que le dijo. Candy no recordaba por qué se había ido de esa casa. El dinero no era mucho y solo alcanzó para dejarla en Dallas. Estaba muy lejos de Nueva York.
Fue entonces que Pierre la encontró. Candy era seguida por un hombre que seguramente esperaba llegar a un lugar solitario y atacarla con todas las malas intenciones. Pierre la vió caminar con miedo y desesperada. Con todo y lo que había pasado todavía tenía confianza en la gente.
Fin flash back
-Sí, todo ha vuelto. Gracias por preocuparte por mí... Pierre, gracias por toda tu ayuda. De nuevo te reitero mi agradecimiento- dijo mostrando una hermosa sonrisa- gracias a ti, he vuelto.
-Te he tomado mucho cariño. Sabes mi historia, por todo lo que atravesaba mi vida entonces.
-Lo sé, lo sé... tus seres queridos... has sido un hombre fuerte al soportar tus tragedias.
-...y ha sido gracias a ti, gracias a ti comprendí que la vida continua.
-No sé en que pude haberte alentado Pierre. Creo que no era el ejemplo más exacto para emular.
-En ti volví a ver a mi hija, mi amada Katherine...
Los ojos de Pierre se inundaron en lágrimas en ese momento- Lo siento, pero ya vez como me pongo cada vez que la recuerdo- Pierre perdió a su hija en un accidente de carro cuando un día como cualquiera la joven que había perdido la razón tras la muerte de su bebe al nacer, salió de la casa sin rumbo fijo y encontró la muerte en ese mismo instante. Aquello termino por derrumbar a Pierre que solo un año atrás su Esposa también había muerto de una terrible enfermedad. Su familia era su vida, aun siendo un hombre importante de negocios y que viajaba constantemente, se daba su tiempo para estar con ellos y compartir. Cuando la vió desvalida y confundida, pensó en su hija y todos los sentimientos se le aglutinaron. Muchas veces pensó en morir, pensando que la vida no valía la pena, por todas sus pérdidas, pero su madre, Ángela fue su soporte y Candy la luz de sus días. Cuando la encontró, ella pedía llevarla consigo. Pese a todo, ella aún confiaba. La idea de ir a Nueva York se anuló. No estaba segura que tuviera conocido y es así como se fue a Francia. El adinerado hombre tenía que regresar al día siguiente por compromisos de trabajo. Pierre Le roí había viajado a Dallas por asuntos de negocios, un Magnate Francés dedicado a la exportación de vinos, de unos 47 años, de tez blanca y ojos negros como el azabache. Bastante alto y sus cabellos vestían algunas canas. Estaba hospedado en un hotel de la Ciudad cuando salió para despejar su mente de los recuerdos y de la soledad que lo mantenían sumergido en su inmensa tristeza. Candy llevaba un pequeño bolso que en medio de su desesperación y sus imágenes en el momento del arresto de Neal tomó al salir. Ella no sabía el contenido, fue hasta que estuvo en el Hotel que descubrió que había un pasaporte con el nombre de Allys Dawson y cuya fotografía era ella misma. Candy pensaba entonces que era su nombre y no entendía por qué le llamaban por otro nombre.
-Nos es difícil olvidar...Yo me puse muy mal, porque recordé a mi bebé...lo perdí antes que pudiera nacer y la memoria al mismo tiempo. No sé si habría sido mejor permanecer en la oscuridad... ahora...debo también ser fuerte y superarlo.
- Ya verás que sí. He podido hacerlo...Tú también podrás, estoy seguro- Le sonrió dulcemente
- Ustedes han sido personas maravillosas. Tu madre ha sido una dama muy cariñosa ...No sé qué habría sido de mi, cuando me salvaste de aquel tipo. Yo no sabía nada de mi vida y gracias a ti... he vuelto, he vuelto a recordar. Desde donde estén tus seres queridos deben sentirse muy, pero muy orgullosos de la persona que eres mi querido Pierre.
-Allys y ahora ¿qué piensas hacer?
-¡Tengo Familia Pierre! y debo volver a América...pero ante todo quiero decirte que mi nombre no es Allys.
-¿No?
-No Pierre...mi nombre es Candice White Brown Ardlay
-Nunca me habría imaginado que ese pasaporte fuese falso...imaginate...terminé haciendo lo que ahora supongo tenia planeado tu secuestrador.
-Si
-¿Estas segura ? es decir regresar... alla está ese tipo.
-Esa es una de las razones por lo que necesito volver. Necesito saber que sucedió con él y deseo tanto ver a mi familia. Todos ellos deben pensar que me sucedió lo peor y que nunca volveré...mi madre... Allá tengo mi vida, mis amigos y él.
-¿El? ¿A quién te refieres?
-Al hombre que amo. El amor de mi vida...Necesito verlo y decirle lo que pasó con nuestro hijo...aunque no estoy segura y quizás debiera callar...probablemente lo sepa...no lo sé.
-Entiendo...no será una buena noticia...Yo, sabía que algún dia esto sucedería, pero me rehusaba a aceptarlo- dijo con su voz ahogada- Sabía que este momento tarde o temprano llegaría, pero me encariñe tanto contigo que pretendía que te quedaras conmigo, sin embargo debo entender que debes irte y seguir con tu vida...reencontrarte con él y tratar de tener un poco de felicidad. Quiero decirte que todo el tiempo que te tuve aqui ha sido maravilloso- Sus ojos brillaban por retener sus lágrimas- Ese amor que por circunstancias del destino dejaste en América, ahora que lo recuerdo... los primeros días cuando no podías dormir y mi madre cuidaba de ti, en medio de tu sopor te escuchaba mencionar un nombre "Terry", luego no volvías a nombrarlo ¿Es él?- Candy asintió.
Pierre estuvo por unos segundos pensativo- Qué bonito ser amado así de esa manera con tanta devoción y conese amor tan puro y limpio a pesar del tiempo y la distancia, pero... ¿No has pensado en que talvez las cosas pudieran haber cambiado...que ya no piensa igual? Han sido muchos meses y el pudiera haberte...
-¿Olvidado? ¿Eso quieres decir?
-Bueno, Sí
-... No, bueno quiero... necesito pensar que no- Candy sintió un dolor en su pecho al reconocer todo el tiempo ausente, pero confiaba en Terrya sin embargo a su mente vino la hermosa Susanna.
Cuatro meses después de la sentencia de Neal
-Señor Granchester...Lamento interrumpirle, pero afuera está Susanna y dice que le urge hablar con usted...que no se irá hasta que la escuche...que es algo de vida o muerte.
-¿De vida o muerte? – Dijo con fastidio-Susanna debió ser actriz, habría sido muy buena.
-¿Qué le digo?
- Esta bien, por favor hágala pasar...veré cuál es ese asunto de vida o muerte- se levantó impaciente, estaba tan cansado que lo último que querría ver era a Susanna.
-Terry...perdona que te moleste, pero estoy desesperada...y solo tú puedes ayudarme, por favor.
-¿Yo? ¿Qué pasa? - dijo Terry rodando sus ojos mientras ella permaneció inmóvil en el centro de la oficina- ¡Habla de una vez! no tengo tanto tiempo Susanna.
-Terry...me da mucha pena contigo, pero...seré directa...No tengo dinero...y tú eres la única persona que me puede ayudar- El entrecerró sus ojos- Oh por favor no me mal intérpretes, no te estoy pidiendo dinero...¡Que pena!... yo...sé que tu no me puedes perdonar por lo que hice pero por favor dame una última oportunidad de trabajo y te prometo que...
-¿Qué te hace pensar que lo voy a hacer? - la interrumpió bruscamente mientras caminaba de nuevo a su escritorio- Susanna, fui muy claro contigo...debiste pensar en todo, en las consecuencias de tus actos. Lo siento pero no puedo integrarte.
-Pero Terry, deberías considerar todo lo que dejé en este lugar, mis esfuerzos, entregué mucho para que se levantara...he sido una buena trabajadora, fui eficiente y de eso no puedes quejarte nunca. Por favor deja de castigarme por un problema personal...Yo puedo llevar la empresa aun cuando no estés, así podrías viajar sin problemas mientras me ocupo de todo...te prometo que no me meteré más en tu vida.
-Asi es...mezclaste las cosas personales con el trabajo...tú lo hiciste...No Susanna...lo siento.
-Apuesto que esa mujer que ahora es tu asistente, no hace ni la mitad de lo que soy capaz
-Te equivocas...Flavia es muy eficiente. En todo este tiempo ha sido una muy buena colaboradora y no puedo quejarme de ella ni de su trabajo.
-Con que ahora es Flavia - su voz sonaba molesta.
-Ese es su nombre...
-Por supuesto que sé su nombre, pero no me interesa saber lo buena que es.
-¿Entonces? No entiendo por qué tu actitud y esa cara...
-Sabes bien que es lo que pienso. ...Esa tipa es muy coqueta y muy guapa...y...seguramente tú y ella terminarán...
- ¡Basta! - le interrumpió, el ceño fruncido de Terry evidenciaba su profunda molestia-Siempre mal interpretas mis acciones. Es un error muy grande que tú no sepas distinguir los limites. Los míos contigo siempre fueron muy claros.
- ¿Sigues esperando que vuelva Candy? Deberías olvidarla de una vez... tú eres un hombre y no por mucho tiempo soportarás tu soledad.
-¡Que equivocada estas! ... Definitivamente contigo pierdo mi caballerosidad y gentileza.. terminas siempre sacándome la piedra...Por lo visto nunca cambiarás. Vienes aquí suplicando una oportunidad de trabajo, pero no dejas de ser inmensamente molesta y fastidiosa. Entiende que no tengo que darte explicaciones de mi vida y si me permites tengo cosas importantes que hacer- djo señalando la salida.
Susanna le pidió perdón casi de rodillas y todo cambio cuando ella le dijo:
-Terry...¡Estoy embarazada!- y desde entonces volvió a la inmobiliaria, pero no como su asistente, no. Terry no jugaba con los puestos de la inmobiliaria, ni con las personas menos cuando demostraban su eficiencia. Era un hombre muy decidido y muy serio en esos asuntos. Susanna se mordió la lengua, era eso o nada.
Así pasaron los dias y los meses hasta que llegó el momento de dar a luz. Fue un niño hermoso y al parecer la maternidad la estaba cambiando y esa mujer era agradable.
-Hola Terry ¿Como estás?-saludó sonriente al encontrarse con Terry en el pasillo. Habia decidido llevar al niño a la inmobiliaria para que Claudeth lo conociera.
-Susanna...
-Disculpa Terry, pero quería presentárselo a Claudeth. Espero no te moleste...
-No, claro que no- dijo mientras daba una mirada al niño envuelto en una pequeña sábana de color azul cielo.
-¿No te parece un niño hermoso? Miralo, es una personita maravillosa-Los recuerdos vinieron. Candy y el bebé que ella esperaba, ese niño que habia muerto. Sus ojos se humedecieron, pero las lágrimas fueron retenidas.
-Sí, es muy hermoso- extendió su mano para tocar sus deditos- ¿Has hablado con su padre? pienso que deberia hacerse cargo de su hijo y no dejarte toda la responsabilidad.
-No...ya te he dicho que no quiere saber nada ni de mí ni de su hijo...si no quiso antes menos ahora...No le voy a pedir nada.
-Considero que debes entablar una demanda de paternidad...no importa que no quiera saber de tí y que ya no te ame, piensa en tu hijo...necesitas ayuda y él tiene la obligación de ayudarte.
-Eso fue un error Terry...me sentía muy sola después que tú...Bueno pensaré en tus palabras... debo irme...no quiero que me tome la tarde ...hasta luego.
Candy esperaba no tener problemas a su regreso con respecto al pasaporte. Total de esa forma salió sin problema alguno. Así que muy temprano esa mañana emprendió su viaje para Nueva York. Se despidió de Angela y Pierre se ofreció acompañarla. En el Aeropuerto se despidieron y ella le reiteró su agradecimiento y una promesa de que cuando llegara se comunicaría. Durante el recorrido en el avión pensó en tantas cosas: ¿cómo debía presentarse? ¿Donde ir primeramente? ¿Que pensaran al verla?. Horas después cuando ya estaba en la gran Ciudad hizo su llamada a Francia y decidió que iría a la inmobiliaria a verlo. Todo estaba igual, como si el tiempo no había pasado, nada había cambiado y así esperaba que tampoco el corazón y los sentimientos de Terry–Necesito tanto verte mi amor...Terry, Terry- sonrió con solo la idea de tenerle frente a ella.
-Buen dia Señora, ¿Puede decirle al Señor Terence Granchester que...No, mejor ¿puedo pasar?
-Me temo que no será posible...pero,... espere yo la conozco ... ¿Acaso es usted ...si, usted era la novia del jefe, no es así? Pero tengo entendido que estaba desaparecida.
-Bueno...Si, pero yo...
- Señorita...él se fue hace media hora, parece que no se sentía bien. Le diré algo que debe saber...Desde que usted desapareció ese hombre es un alma en pena. Tengo tantos años de trabajar aquí. Lo conozco de muy jovencito, se la pasa de cabeza en la oficina y en varias ocasiones lo he visto muy triste con sus ojos enrojecidos.
-¡Pobre amor mío! – dijo la rubia y la mujer mayor suspiró-¿Usted sabe si puedo encontrarlo en su mismo departamento?
-Sí,... ¿Ira a verlo?- preguntó ensimismada la mujer-¡Ay pero que pregunta tan tonta la mía!... disculpe mi intromisión, pero vaya, vaya...haga que ese hombre vuelva a sonreír.
-¡Por favor, por favor Dios...que Terry este aquí...!- susurraba en el trayecto mientras cubría sus manos heladas por el frio. Cuando llegó al lugar que ya conocía, dió unos golpecitos timidos a la puerta, su corazón palpitaba con fuerza porque vería al amor de su vida. la puerta fue abierta inmediatamente
-¿Tú?- el rostro desencajado de susanna al ver a Candy allí a unos pasos
-¡Susanna!... pero ¿Qué...Qué haces aquí?
-Esa pregunta debo hacerla yo... ¿Qué haces tú aquí? - hablaba casi en susurro -Oh si claro, ya te aburriste de hacer el papel de la desaparecida y ahora vienes a perturbarnos. Candy si tuvieras un poco de consideración y de dignidad y si en verdad amas a Terry como dices...vete...ya mucho daño nos has hecho.
Candy dirigió una mirada interrogante al niño que cargaba - .¿Tú y él?
-Es nuestro hijo... de Terry y mío... ¿Entiendes por que tú no tienes nada que hacer aquí? Terry ha logrado ser feliz...Nosotros al fin somos muy felices ... le he dado la familia que siempre ha querido...así que por favor lárgate ¿pensaste que te iba a esperar toda la vida hasta que quisieras volver? por favor...él es un hombre y necesitaba mucho amor y atención.
-Claro y tú muy caritativa te apiadaste de su necesidad...te aprovéchaste.. - Candy aún se encontraba en el umbral de la puerta, susanna no la dejaría pasar por nada del mundo.
-Déjalo en paz de una vez- le recriminó entre dientes-... ¡Déjalo ahora que ha logrado ser feliz! no nos merecemos que vuelvas a interferir en nuestras vidas. Tuviste tu oportunidad y la perdiste.
Candy no podía creerlo y aunque quiso escucharlo de la propia boca de Terry simplemente no tenía las fuerzas, pues sabia del amor de Susanna hacia él y obvio la relación que sostuvieron en el pasado pudo volver- Será mejor que me vaya, siento mucho haber molestado y tienes razón...No tengo nada que hacer en este lugar...adiós.
-¿Quién es Susanna?- se escuchó su voz desde el interior y antes que pudiera notarla dió la vuelta y se marchó enseguida , tomó un taxi inmediatamente
-Nadie de importancia Terry es solo... un mendigo que pedía un poco de dinero.
Pasaría la noche en un hotel para luego viajar a Chicago la mañana siguiente. En la soledad de la habitación no hacía más que pensar en las palabras de Susanna.
-Pierre tenía razón...el tiempo es cruel y Terry...No puedo aceptar que haya cambiado...He sido una tonta pensando en que Terry me esperaría. Después de todo...No puedo entenderte a Terry. Todo fue un espejismo...pensé estúpidamente ...pero no puedo reclamar nada...tu tenías derecho, pero y ¿yo? mientras lo único que hice siempre es pensar en ti, nombrarte sin saber quién eras porque mi corazón siempre supo de tí, siempre supo tu nombre...Todo lo fuiste para mi, mis ansias de vivir, mis anhelos, ahora no tengo nada...fue un error buscarte, quizás no, ahora sé que eres feliz, pero me cuesta tanto aceptar que... que tú y ella esten juntos...Que hayas vuelto a tocarla -¿Dónde está el hombre que creí que me amaba? ese que me acaban de decir que me ha extrañado...Para tí fue tan fácil olvidarme, un hijo Terry, tienes un hijo con Susanna y yo no he hecho más que el ridiculo presentándome asi de repente sin saber que habias hecho tu vida. Te escuché tan sereno, tan contento allí, con tu familia...No, no tengo derecho de quitarte lo más bello de tu vida...Susanna tiene razón...Debo dejarte en paz y dejar que vivan sus vidas... dejarte en mi pasado- sus lágrimas cayeron y una mueca que no llegó a ser sonrisa salió de sus labios ...Tienes un niño muy hermoso y estoy segura que serás un buen Padre, como lo habrías sido con nuestro hijito. Nuestro hijito Terry, nuestro hijo... nunca estará... mereces ser feliz...Tu hijo los necesita a los dos juntos y yo no tengo nada...Adiós Terry.
En menos de tres horas ya estaba en Chicago, en las puertas de la mansión de sus Tíos. Se detuvo un momento para deleitar su vista con la hermosura de ese lugar, sonrió olvidando todo lo que le encogía su corazón. La casa donde se dirigía la tarde que desapareció.
-¡Candy! ¡Candy!- exclamaron llenos de emoción-Candy mi niña
Candy se lanzó a los brazos de ambos que la abrazaron al mismo tiempo- ¡No saben cuánto los extrañé! Tía Jazmín, Tío.
Jazmín no podía hablar por las lágrimas que tenía atorada -Yo también te he extrañado tanto mi niña...¡No podía creer cuando tu Tío me dijo que lo habías llamado hija!... ¿Cómo estás? ¿Estás bien? ¿No te hicieron daño?
-Les aseguro que estoy bien, de verdad...por suerte estuve con personas muy amables que me trataron muy bien.
-Gracias a Dios que ha sido así mi pequeña Candy.
-Tío ¿Hablaste con Mamá?
-Sí, pero no le conté todo, es decir no de tí.
-Pero...
- Ellos están esperando en mi despacho impaciente y con mil preguntas en sus caras.
-¿Ellos?
-También esta Anthony
-¿Anthony? pretendía llamarlo luego que hablara con Mamá.
-¡No es necesario! Él está ahora trabajando en Chicago para estar cerca de tu madre.
-Oh, bien...eso es maravilloso...y que bueno que mi hermano estará presente... ¿Ella está bien de salud?
-Muy bien Candy...no te preocupes por eso...
-Entonces es momento... ¡Quiero verlos!- Candy se encaminaba al despacho y Jazmín no quitaba la mirada de encima de la Rubia. Tenía tantos deseos de decirle que era ella su Madre, pero no, no era el momento. Debía seguir callando. Albert percibió su inquietud y tomo de las manos apretándole, dándole fortaleza y comprensión.
-Por favor mujer...Candy está bien, mejor vamos y acompañémosle a su reencuentro con los demás... ¿no la ves sonriente como siempre? eso es lo que importa ahora.
-¡Tienes razón!
Fue un encuentro emotivo. Ross y Anthony nunca perdieron la esperanza de volver a verla, pero tenerla de frente allí con ellos, eso era algo indescriptible para sus corazones. Anthony no podía esconder sus lágrimas y lloró en el regazo de Candy. Su madre no paraba de besar su rostro. Conoció al pequeño hijo de su Tío y los felicitó . Cenaron y charlaron de las cosas pasadas las cuales contarlas ahora era una carga menos pesada.
Se organizó una pequeña reunión con la Familia y los primos que al saber de la noticia no dudaron en hacer sus preparativos para viajar a Chicago y darle la bienvenida a la realizarian una pequeña misa de agradecimiento. Todos estaban muy contentos después de más de un año de ausencia.
Continuará
