by Angy Granchester
Salió disparada de la Oficina y tropezó con la persona que menos desearía. Susana no terminaba de soportar a la mujer que también consideraba su enemiga - ¿No puedes fijarte por donde caminas? - vociferó furiosa y Flavia sintió como si le hubiese dado una bofetada. La ira subió a su cabeza.
- Supongo que no te ha ido nada bien con Terry y por eso estas de un humor de los mil demonios. Casi terminas tumbándome en el piso- dijo con sarcasmo.
- ¿Ahora puedes estar contenta! - Los ojos de Susana parecían un par de llamas azules.
- ¡No entiendo a qué te refieres! ¿Por qué he de estarlo? -respondió la asistente hojeando unos documentos de forma poco preocupada.
-Terry me ha echado como su fuera un perro, después de todo lo que yo hice por este lugar, levantado esta Empresa a su lado, poniendo todo mi empeño. Jamás pensé que fuera tan insensible… todos mis esfuerzos se fueron a la basura y tú ahora puedes sentirte feliz por esto. Se muy bien que nunca fui de tu agrado y no es que eso me importara, pues tampoco lo has sido para mí. No te voy a perdonar nunca que me hayas robado todo. Luche tanto por conseguirlo, y tú... aun no entiendo como Terry pudo hacerme esto.
- ¿Y yo qué tengo que ver en esto? no soy culpable de lo que me acusas. Así que descuida que no estoy pensando en pedirte perdón por nada. Todo lo que he conseguido me lo he logrado por mí misma, aunque te cueste admitirlo…y sí, tienes mucha razón, ya que nos hemos quitado las caretas, es muy cierto que nunca me has caído nada bien…Todavía recuerdo cuando llegaste a este lugar, con tu actitud arrogante, esa prepotencia… te creías la dueña y Señora, ¿y ahora? Te veré salir por esa puerta- dijo la mujer con una media sonrisa dibujada en su rostro señalando la puerta principal- Sinceramente te digo esto, aunque me caigas como una piedra en el hígado… no me alegra tu desdicha.
- ¡Pero que contradictoria eres!… Conoces bien la relación que me unió a Terry. Sabes que fuimos más que jefe y asistente, que fuimos pareja… ¿Si lo sabes?
-Por supuesto que lo sé, pero no entiendo que tienen que ver tus recapitulaciones amorosas conmigo.
-Piensas que tendrás el camino libre para conquistarlo.
- ¿Yo? Pero ¡Que disparates estas diciendo!
- A mi tu no me engañas. Yo sé que te gusta Terry, pero debo decirte que jamás será para ti– Susana le extendió una mirada despectiva y se fue acercando poco a poco a Flavia de manera intimidante, acto seguido esta última levanto su mano para que se detuviera. Odiaba que Susana quisiera ponerla bajo sus pies. Ella no se lo iba a permitir-... El ahora esta idiotizado por una estúpida mujer, pero pronto se dará cuenta de su error.
- ¡Mejor vete de una vez! Ya no perteneces a este lugar y no quisiera tener que llamar a seguridad para que te muestren el camino. Definitivamente tus celos te carcomen el cerebro que ya ni sabes lo que dices. No voy a negar que Terry es un hombre muy apuesto. Tendría que estar ciega para no darme cuenta, pero te equivocas conmigo, que te quede claro que a mi Terry no me interesa de la manera que crees, que a decir verdad no me importa lo que tú pienses o creas. Estoy aquí por mi trabajo. -dijo devolviéndole a Susana aquella mirada de desprecio.
-Escucha, ambas pensamos que seriamos mejor mujer para Terry que esa tal Candy, sí, su nombre es Candy y ya tendrás la oportunidad de saber quién es…. tan poca cosa. Pero, podríamos hacer algo. Si lo ves de este modo…ella es nuestra enemiga en común y entonces deberíamos unirnos para derrotarla. Luego de conseguirlo seriamos solo tú y yo como oponentes. La quitamos del camino y esperaríamos a que el elija ¿Qué dices?
- ¿Piensas que me prestaré a tus estúpidas locuras? -Será mejor que recojas tus cosas... Adiós.
Quedó ardiendo envuelta en su ira. Había visto la determinación en la mirada de Terry. Odiaba a Candy, a Flavia a todos incluso a Terry por haberla sacado hasta de su vida como si no valiera nada. Ella no se resignaba haberlo perdido como lo tuvo. Luego de un de horas, Terry condujo su auto y llego al departamento. Candy lo esperaba emocionada y feliz porque por la mañana había ido al centro para comprar algunos víveres que faltaban en la cocina y preparar algo especial para celebrar su reconciliación. Le hablo a su familia sobre los nuevos acontecimientos. Rosemary había quedado tranquila al saber que ella estaba bien y que los asuntos se arreglaron de la mejor manera, pues hasta planes de matrimonio salió a relucir. Su madre no podía estar más feliz en ese instante, al escuchar la emoción de Candy al otro lado de la linea.
El olor de la comida se sentía en el exterior. Se detuvo pensativo y luego contemplo a su alrededor con las llaves en su mano. Aspiró el olor a hogar profundamente cerrando sus ojos. La escena era un deleite ante sus ojos. Le agradaba lo que se había convertido su espacio. Ver a Candy tomando el control de sus cosas, de su espacio y de su vida, era algo que no lo cambiaría por nada ni por nadie…. Eso era amor, el amor que nunca había sentido por nadie, y es que ver a la mujer que verdaderamente amaba compartiendo esos momentos, le despertaba emociones especiales que le removían todo. Cuando el amor nace desde del fondo del corazón es difícil olvidarlo así con la nada.
- ¡He llegado amor! ¿Qué tal ha estado tu día, pecosa? – Pregunto en un tono de voz alegre que el corazón de Candy se agito al escucharle. Ella se encontraba arreglando la mesa.
- ¡Terry! - se acercó a él y le dio un beso en los labios que correspondió ensimismado- ¡Justo a tiempo, la comida esta lista! - Candy tomó el portafolio de sus manos y lo dejó en el pequeño escritorio junto al comedor - él sonrió sintiendo una sensación profunda y agradable- ¡Ve y lávate las manos por favor! - Mientras se ocupaba en su aseo, Candy se fue a servir los platillos. La mirada de Terry recorría todo lo que ella había hecho para él.
-Gracias Candy, pero…, amor no debiste molestarte con todos estos quehaceres. ¡Te habría llevado a un sitio de tu agrado!
- ¿No te ha gustado? - dijo un poco triste- Terry, yo quise hacerlo, porque, bueno pensé que no era necesario gastar cuando acá tienes todo lo necesario. Solo me tomo un poco de tiempo ir por unas cuantas cosas. Además, quería darte una sorpresa.
La cara de desilusión de Candy le hizo caer en su error - ¡Lo siento! De verdad que soy un grandísimo tonto, por favor perdóname…comprendo y me hace sentir el hombre más dichoso, porque tendré una esposa atenta…-Le sonrió y ella le correspondió tímidamente.
Saboreaba elegantemente cada bocado. Candy no era una gran cocinera, pero aprendió a elaborar algunos platillos deliciosos cuando estuvo en Sao Paulo. Su convivencia en aquel departamento pequeño le hizo tomarse a pecho las clases de cocina que Ayrton le proporcionó en ciertas ocasiones - ¡Esto está muy delicioso Candy! Realmente – La comida consistía en una ensalada Walfdor, salmón y patatas al vapor. Su amigo de Sao Paulo le había enseñado un exquisito pernil y preparo algo también. Esa comida le trajo a Terry algunos recuerdos de cuando estuvo en aquel departamento.
- ¿Pasa algo Terry? ¿Por qué…? –Candy estaba confundida mientras se tocaba el rostro y limpiaba la comisura de sus labios - ¿Por qué me miras así? -Cuando cayó en cuenta su rostro enrojeció y aunque ya no eran unos adolescentes que recién hayan perdido la virginidad, la imagen inocente en el rostro de Candy le resultaba completamente incitante y seductora que le produjo un sonrojo- ¡Adoro cuando tus mejillas se ponen rosadas!
-Yo…- dijo tocando su cara que además estaba caliente del estupor- ¡Terry! ¿Lo recuerdas?
- Como si fue ayer que nos entregamos a nuestro amor. Ahora todo será distinto Candy, nos vamos a casar y estaremos juntos para siempre.
- Juntos para siempre…Terry, no te voy a negar que a veces siento mucho miedo de que solo sea un sueño y que de pronto me despertare para darme cuenta que solo ha sido eso, un doloroso sueño. Han pasado tantas cosas que apenas puedo entender que estoy aquí ahora, contigo, que nos vamos a casar… soñé tantas veces con esto, tantos años…ser tu esposa y estar juntos siempre, siempre. Quiero nuevamente pedirte que me perdones por todo lo que he hecho, por mentirte sobre mí regreso.
- ¡Olvídalo! Yo ya lo hice…Se cómo te sientes, si he de serte sincero, estoy igual que tú, pero si continuamos juntos vamos a poder salir adelante como siempre hemos soñado y si nuestro amor es lo suficientemente fuerte como para soportar todo lo que tengamos que afrontar, entonces vale la pena vivirlo. Además ¿Cómo piensas que sabiéndote cerca voy a poder vivir sin ti? Y ahora con todo esto- dijo - ¡Me has conquistado otra vez! - Terry acercó sus labios para besarla- agradezco tus atenciones. No obstante- Terry hizo una pausa tanteando el terreno por lo que iba a decir – Candy, …aunque quiero todo de ti, todo lo que un hombre pretende de la mujer que ama y que desea como esposa, ansío tener para siempre tu corazón, tu compañía y yo, ser todo para ti, sabes que no necesitas trabajar, pero te conozco y sé que querrás seguir con tu profesión y no pretendo que dejes de hacerlo, porque quiero que seas feliz y si tú lo eres, entonces yo también lo seré - Candy le escuchaba atentamente. La voz apacible de Terry la estremecía ¿Cómo pudo vivir todo ese tiempo sin verlo ni escucharle? – se preguntó fugazmente- Quiero darte tu espacio, pero también quiero…quiero tener a nuestros hijos, unos pequeños diablillos corriendo por nuestra casa.
- ¡Hijos! -pensó- Claro amor, de hecho, iba a decírtelo. Quiero seguir trabajando…pero, tengo que empezar a buscar empleo. En las Empresas del Tío Albert no. Tiene que ser en otro lugar… ¿Me entiendes Terry?
-Claro que lo entiendo
- Antes de venir a Nueva York, cuando pensé que no había solución entre nosotros, me pidió insistentemente que no volviera a irme a Sao Paulo…que hiciera un viaje de distracción, pero que luego trabajara en Chicago.
Terry entrecerró sus ojos con algo de molestia y le recriminó- ¿Por qué siempre tienes que encontrar la manera de escapar antes de enfrentar los problemas Candy? ¿Quieres decir que, si yo me hubiese negado a hablar contigo, te habrías ido otra vez?
–Yo…no, bueno en realidad Terry, no sabía qué hacer, si hablarte una vez más, aunque me arriesgara de nuevo a tu rechazo, si luego era todo definitivo ¿Que me quedaba hacer si tú ya no me querías a tu lado? No soportaría que todo hubiese acabado por mis tonterías. Sé que todo es un error, pero era una opción para poder olvidarte ¿Acaso no habrías hecho lo mismo? - La abrazo como si quisiera introducirla en su pecho y cambio de tema.
- ¿Puedes venir a trabajar a la Inmobiliaria! – sugirió luego de verla directamente a los ojos.
- ¿La inmobiliaria?
-Desde ya si lo deseas- Candy frunció el ceño- Una vez que nos casemos puedes hacer lo que quieras en la nueva sucursal que estoy seguro tendré prontamente.
- ¿Una nueva sucursal?
-Sí, pero escúchame, esto sería grandioso. Días atrás vengo realizando negociaciones con los Hodgson. Es un nuevo proyecto que me parece muy atractivo, lo estuve estudiando mucho y pienso que ya es momento de expandir el negocio. Por mi ofrecimiento es un hecho finiquitado. No se negaron y me han dado su palabra en hacer el trato conmigo, pero no sé cuánto conlleve el proceso con los abogados, los tramites, supongo que un par de meses porque ellos no están en la ciudad y quieren hacer la transacción personalmente conmigo y sin intermediarios. Entonces, serias la administradora del nuevo consorcio Granchester ¿Qué dices? Por favor acepta mientras arreglo todo. Quédate algún tiempo mientras se resuelve todo.
- ¡Que bien que van tus negocios Terry! Me alegro mucho y estoy segura que tus padres han de estar muy orgullosos de ti y de todo lo que has logrado. Sobre todo, tu padre al que has emulado perfectamente.
-Lo está y no sabes lo feliz que se puso cuando le comunique sobre esto. Dice que no esperaba que en tan poco tiempo tomara esta decisión…Candy, pasando a otro tema, hay algo que debes saber.
- ¿Qué es?
-Susana, la despedí. He soportado mucho por consideraciones a ti y a su hijo, pero no más, no más de permitirle su intromisión. Ella debe salir de una vez de nuestras vidas y entender que ya no puede haber nada entre ella y yo, ni siquiera una amistad, porque es evidente que no ha superado esta situación y yo estoy cansado, así que, es necesario mantenerla muy lejos. No quiero más problemas, ni malos entendidos. Susana no entiende que yo no la amo.
- ¿Qué pasara con su hijo? Sabes que su situación como madre soltera es difícil… ¿Cómo va a poder sobrevivir?
-Eso no es asunto nuestro Candy y no estoy siendo un hombre insensible…no, claro que no, pero por su propia mala actitud no tiene cabida en este lugar. Además, estoy seguro que encontrará un buen lugar. La inmobiliaria no sería el único sitio donde pueda desarrollar sus habilidades y tener un futuro brillante, Susana es joven y muy competente en lo que hace. No en vano desempeño bien su trabajo, en cuanto a ello no tengo queja alguna. Ella es muy eficiente.
- Supongo que tienes razón…- Terry arropó sus pequeñas manos dentro de las suyas y volvió a preguntar
- ¿No me respondido sobre aceptar trabajar a mi lado?
- … Esto me ha tomado por sorpresa y te prometo que tendrás una respuesta. Solo déjame meditarlo esta noche.
Desde mucho tiempo atrás cuando se iban a casar la primera vez, Terry había comprado una casa, pero con la desaparición de Candy mandó a cerrarla. Muchas veces le ofrecieron la compra, pero siempre se negaba. En el fondo esa casa seguía esperando a su dueña y ahora era remodelada para recibirla. Terry se presentó ante sus Padres porque necesitaba hablarles y ponerlos al tanto de sus planes futuros en los que incluían a Candy. Los Granchester apreciaban mucho a Candy, pero cuando la supieron casada solo deseaban que su hijo se mantuviera alejado de ella, por el bien de todos y sobre todo por su hijo, pero Terry nunca se dió por vencido a perder ese amor y eso los mantenía en una constante zozobra. Cuando se dieron cuenta de la desaparición de Candy también sufrieron junto a su hijo porque Terry se sumergía de cabeza en su trabajo y en su departamento con quienes compartían la ausencia de su amada. Tantas veces tuvieron que resignarse a que su hijo se perdería en la nada esperándola y ahora que era posible y ver la felicidad que su rostro irradiaba, no tenían duda que Candy era su felicidad. El Padre de Terry dijo su última palabra y era que la boda debía realizarse en la mansión Granchester. Terry ya lo había pensado y fue bueno que su Padre lo haya decidido por su lado. Después de todos los dolores de cabeza que les hizo pasar, era lo óptimo, complacer a su familia.
Días después, Albert le ofrecía sus sinceras disculpas a Terry por haber callado y no hubo reproches ni reclamos. Terry no podía hacerlo, no podía albergar nada negativo cuando en su vida se empezaba a vislumbrar al fin la felicidad, además respetaba mucho a Albert y comprendía la situación en la que Candy la había puesto. Un abrazo fuerte sellaría la amistad entre ellos y al que ahora sería su Tío político. Sus amigos, los Cornwell también hicieron lo mismo. En ese día hablaron sobre muchas cosas con respecto a la boda y sobre la llegada de un reportero para que el matrimonio fuera constatado públicamente y se reconociera ante todos que Candice era la esposa de Terence Granchester y de esa manera evitar malos entendidos en cuanto a la relación de ellos. Aunque no era del agrado de nadie, debían hacerlo para que los chismes sobre la vida privada de Candy no estuviesen en entre dicho luego de lo pasado con el hijo de su prima Sarah.
Una semana después en que las cosas habían quedado claras y que todo estaba listo para la ceremonia, ésta se efectuó con toda la familia, Annie y su esposo estuvieron allí y ella muy feliz por ver a Candy al fin casada con Terry, Annie los amaba y siempre añoró el día que ellos estuvieran juntos. Archie estuvo conversando por un rato con Richard sobre cuestiones legales y tuvo la oportunidad de conocer a las hermanas de Terry, Allison y Karen la mayor. No le faltaban pretendientes, pero ninguno había llamado su atención como ahora sí lo hacia el elegante hombre que tenía a su vista. Archie era un hombre muy guapo y Karen se puso nerviosa cuando hace unos minutos había tocado su mano al saludarla.
-Parece que te ha llamado la atención, el primo de Candy.
- ¡Por favor Mamá! es solo un hombre como cualquiera de los que hay aquí...su hermano también lo es, el chico rubio hermano de Candy, incluso el Tío de ellos.
-Si, es verdad, el Señor Ardlay es muy atractivo, pero no estoy hablando de ninguno de ellos, sino de Archie, tus ojos han estado en su dirección todo el tiempo – Karen rodó sus ojos - Me he enterado que está soltero y con una profesión excelente. Es uno de los abogados muy importantes de New York y dueño de un Bufet muy reconocido en la ciudad...
-¿Desde cuando haces esto madre? supongo que todo eso se lo preguntaste a Candy.
-Bueno, yo los conozco porque son amigos de tu hermano, pero no estaba al tanto de muchas cosas y al verte entusiasmada con él...hija yo solo quiero que encuentres a un buen hombre.
- ¿Entusiasmada? no sé de dónde sacas eso. Mamá soy muy joven aún y no me interesa en absoluto nada que tenga que ver con chicos. Además, él ni siquiera está interesado en mí y aunque así fuera, mi prioridad son mis estudios...así que olvídalo y no trates de buscarme pareja.
-Estoy de acuerdo contigo hija, pero también debes pensar en tu futuro y...
-Ya no quiero hablar más de esto por favor. Mi futuro radica en mi profesión y no me preocupa tener un novio ahora…lo que sea vendrá a mí con el tiempo y si no viene nunca tampoco es problema.
Minutos después fue sorprendida.
- ¿Me concedes este baile? - los ojos de aquel hombre eran los más bellos que había visto en su vida, y para ella, su voz era especial. No pudo admitirlo delante de su madre, pero le gustaba demasiado.
-Eh, en realidad, no, es decir… lo que pasa es que no tengo suficiente práctica en estas cosas y me temo pueda portarme torpemente.
-No te preocupes, yo tampoco soy bueno en esto, así que ambos estaremos en la misma condición. Ven, vamos, yo te guiaré.
-No, no …-fue casi arrastrada por Archie para bailar. Karen se sentía en un sueño y no quería enamorarse de ese hombre quien seguramente solo era amable con ella por ser el amigo de su hermano.
-Lo has comprobado...no soy un bailarín...
- Archie, te agradezco que, que te hayas tomado la molestia y tu amabilidad...- dijo nerviosa porque su corazón estaba acelerado- Ahora necesito volver con mis padres. Con tu permiso...
Candy y Terry después de la boda, se quedaron esa noche en la mansión.
La prensa de Chicago sacaría la nota dejando en claro el suceso de su matrimonio y eso sería todo.
Habían regresado al departamento a preparar todo para su viaje de luna de miel, regalo de Albert. Salieron de compras en el poco tiempo que tenían un día y medio. El clima se ponía cada vez más frio y Terry escogía unos trajes casuales en los estantes y algunos vestidos para ella
-Amor pruébate esto, los necesitarás
- ¡No es necesario! Con lo que tengo acá es suficiente Terry. Recuerda que mi madre me trajo todo lo necesario mientras voy por mi guarda ropa completo.
-Lo sé, pero quiero hacer esto ¿vas a despreciarme? es la primera vez que compro algo para ti, la primera vez que como mi esposa.
- ¡Oh, lo siento! está bien amor, voy a probármelos -Terry asintió y ahora era ella pensaba que era el momento de comprarle algo bonito, una bufanda o unos guantes para el frio, o ¿un abrigo? Eso sería lo ideal.
-Sé que tienes muchas, pero ahora soy yo quien te da esto a ti- Candy le acomodó la pieza alrededor de su cuello- ¿Te gusta? –preguntó cuándo estuvo frente al espejo.
-Por supuesto que me gusta, es verdad que tengo muchas, pero ésta es especial para mí porque ha sido escogida por ti.
Terry se introdujo al vestidor para medirse unos trajes y la dependienta cuando vió a su cliente frente al espejo salió ofreciendo su ayuda con una sonrisa.
- Señor, permítame darle mi opinión con todo respeto y no es por el interés de vender nuestros trajes que por cierto son de buena calidad, pero usted se ve muy bien y tiene una apariencia muy remarcada y elegante, el traje le queda genial... Parece usted modelo de revista -dijo halagando a su cliente.
Terry giró al escuchar su comentario- Muchas gracias Señora, pero no creo que sea para tanto… ¿Amor, ¿qué piensas tú?
- ¡Maravillosamente guapo! – dijo en un suspiro, apreciando su imagen viril.
-Claro, eres mi Esposa...debí saber que dirías eso.
-Es la verdad. Te ves hermoso y encantador... Mi amor hasta esa chica se atrevió a decirte esas cosas, yo, ya estaba poniéndome celosa- la dependienta ya se había retirado entendiendo que al hombre no le importaba su opinión. Candy se puso de puntillas y rápidamente le dió un beso fugaz en los labios- pero lo lamento por ella, tú eres solo mío.
-Sí, ¿solo tuyo? necesito que me convenzas con más determinación, pero no en este lugar- le dijo en susurro
Terminaba de pagar a la dependienta por sus compras, cuando la figura de una mujer aparecía ante ellos.
- ¡Vaya! Vaya, ¡mira a quienes tenemos por aquí! – entraba con toda la prepotencia, como si el lugar le perteneciera
- ¡Eliza! - exclamó Candy. Hacía mucho tiempo que no la veía y aunque parecía distinta su forma de ser no había cambiado en nada. Seguía siendo la misma odiosa y repugnante.
– Pensé que había sido una alucinación –Candy la observó confundida- ahora me doy cuenta que eres tú verdaderamente y parece que te ha ido muy bien mientras mi hermano está en la cárcel, tú te la pasas de paseo con tu amante…no eres más que una maldita zorra.
-No te voy a permitir que te expreses así de ella...- vociferó Terry
- ¿Acaso no es verdad? y que bien que lo sepan las personas que están aquí que ustedes son amantes y que mientras se divierten y se revuelcan como perros en celos, mi hermano se hunde en aquella oscuridad dentro de una celda y todo por culpa de esta sucia mujer que no hizo más que destruirlo. Sí, solo tú has sido la culpable de todas las desgracias de nuestra familia, de mi hermano que creyó ciegamente en tu amor... Te odio Candy y te maldigo por siempre porque es tu culpa todo, todo...Maldita mujerzuela- Eliza levantó su mano sin importarle el lugar, nada, dispuesta a estampar una cachetada que cayó sobre Terry al interponerse entre ellas. Al ver que no tuvo éxito volvía a intentarlo y entonces sostuvo de su brazo con fuerza.
- ¡Basta ya y compórtese! Deje de dar este espectáculo bochornoso que hace quedar mal el apellido de su Familia. "Señorita Lagan", parece que toda esta gente le conocen muy bien…
- ¡Suéltame imbécil! No deberías defender tanto a esta maldita perra.
Terry retenía el coraje que le provocaba y se acercó a Eliza en susurro – Agradece al cielo que eres mujer, porque de lo contrario en este momento estaría mi puño probando tu tonta cara, estarías recibiendo tu merecido…y te voy a informar de algo- dijo ahora de tal manera que los demás escucharan -Esta dama es mi esposa y te exijo que la respetes...así que mide tus palabras de ahora en adelante porque puedo actuar de una manera que no quisieras. Yo no voy tolerar esas expresiones hacia ella y si insistes, tendré que tomar otras medidas ¿Te quedó claro?
- ¿Casarte? ¿con esta?- dijo en sorna
Terry volvió a acercarse -El mundo es tan pequeño y da tantas vueltas que en donde menos se piensa uno se encuentra con personas y situaciones muy pero muy comprometedoras ¿Recuerdas el Hotel Brady? -Eliza estaba realmente paralizada.
-… ¿No sé…no sé de qué hablas? - balbuceó
-No había tenido el placer de conocer muy de cerca a la hermana del delincuente de Neal Lagan, aquella vez estaba seguro que no fueron alucinaciones- Terry tenía una media sonrisa sarcástica- ¡Vámonos Candy! ¡Oh, casi lo olvidaba!, el imbécil de tu hermano solo tiene lo que se merece y aunque eso no paga sus fechorías, ojalá se pudra dentro de esa prisión.
Terry y Candy se marcharon dejando a Eliza casi descontrolada por su ira. La dependiente que había visto y oído todo se acercó mostrando indiferencia –Señorita ¿puedo ayudarle en algo? Tenemos la nueva linea de trajes….
-No, no necesito nada y gracias- le interrumpió- no volveré a este lugar donde dejan entrar a gentuza como esas. Son de lo peor- la trabajadora no dijo más nada, después de la compra hecha por la pareja en cuestión poco le importaba lo que Eliza pensara e hiciera. La venta había sido jugosa y seguro le esperaba una muy buena comisión.
Regresaron a su departamento para terminar de arreglar las últimas prendas que llevarían para su pequeño viaje. Solo tenían la tarde libre y al día siguiente partirían. Al anochecer y en su habitación, recordaron el mal encuentro con Eliza.
-Gracias por defenderme Terry -él extendió una mano y le acarició el rostro-No cabe duda que Eliza me odia tanto y me culpa por lo sucedido a su hermano, pero yo no soy esa persona que dice…yo no fui una mala mujer, no destroce a nadie, yo jamás le mentí. ¿Tú me crees verdad?
-Candy…lo sé, yo fui testigo de todo, pero por favor deja de pensar en eso porque ahora eres mi esposa y debe importarte solo lo que yo piense.
- ¡Terry!
-Estoy muy molesto, siento que la sangre hierve y recorre con fuerza por mi cabeza… no voy a permitir que te hagan daño y que sigan lanzando improperios en tu contra. Creo que tendré que hablar con tu Tío o con su familia si es preciso para ponerle fin a esta situación. Es necesario que le pongan un freno a esa mujer.
-Ahora te pido yo que dejes eso a un lado y nos centremos en nosotros Terry…ven, siéntate por favor- Acercó su rostro al de ella, Candy podía ver perfectamente cada vello de sus cejas y el iris verdoso de sus ojos. Estaba hipnotizada, Terry jamás dejaría de provocarle todas esas sensaciones que con solo verlo y escucharle se colapsaban en su interior. El anidó en sus manos el rostro blanco y besó sus mejillas una por una hasta terminar y deleitarse en su boca. Ella se estremecía bajo el toque de sus manos que recorrían su cintura y su espalda. La voz de Terry en un susurro, era suave, profunda, pero a la vez gentil y seductora. Esa voz era como el viento del mar, como la brisa en el atardecer, sus manos como el suave rocío en la aurora
- ¡Me gusta tu olor! – le escuchó murmurar entre jadeos que pegaban en su cuello.
-Terry... - dijo ella entre palabras ahogadas- él se deleitaba en besar y lamer lentamente esa piel. Los escalofríos que sentía eran poderosos y de nuevo ese fuego en su vientre que no podía detener.
- ¡Te deseo! – sus azules ojos como el mar profundo que la ahogaban con cada espacio. Se amaron con cada fibra de sus cuerpos, de sus almas y de sus corazones. Terry la amó y la amaba locamente, despacio y fuerte, con pasión y con amor, con sus entrañas, con cada gota de su sangre que recorría sus venas, con el sudor que le provocaba entre jadeos temblorosos de deseos, se comieron vivos hasta que explotaron como un volcán. Se habían entregado por completo a su amor otra vez. Era algo maravilloso, algo que solo lo había aprendido juntos. Hicieron el amor hasta que no pudieron más. Hasta sentirse cansados de amar.
A la mañana siguiente Terry despertó y la contempló con ternura por varios minutos. Muchas veces entre sus sueños cuando Candy estaba ausente, su imagen llegaba a su memoria y recordaba todos los momentos hermosos que vivieron. La vida y Dios habían sido muy buenos con él permitiéndole de nuevo tenerla a su lado, reposando en su lecho, haberla sentido vibrar de nuevo entre sus brazos. Candy era suya ahora, solamente suya. Se levantó y se dirigió a la cocina la sorprendió con un delicioso desayuno en la cama. La consintió y nuevamente terminaron amándose hasta la ducha.
Se establecieron en el lugar que habían reservado, fue idea de ella un Ático con vista al mar. Terry alquiló un auto y visitaron posteriormente lugares hermosos de la bella Ciudad. Candy era feliz. Esos momentos se grababan en su memoria y se harían en un futuro momentos inolvidables. Había suficientes suministros para preparar una buena comida. Había un ventanal que daba a la playa y entraba la brisa marina mientras comían y luego bajaron para ir a la playa, caminaron sobre la arena descalzos y tomados de la mano, disfrutando de todo a su alrededor, ese lugar era un verdadero paraíso. La abrazaba por la espalda y sus manos la aprisionaban por la cintura con tanta fuerza como si ella se le escaparía. Él tenía un rostro y una sonrisa brillante, tan resplandeciente como los rayos del sol. Ahora podía decir que realmente era feliz, porque la mujer que amó en su juventud estaba a su lado compartiendo y viviendo los momentos más felices de su vida. Luego sentados en la arena los cabellos de Candy se alborotaban con el viento y la brisa, se refugió en su pecho caliente.
- ¿En qué piensas cariño? - preguntó al verlo tan callado con la mirada perdida en las aguas verde azules que se difuminaban con el viento.
-En que no puedo creer que estemos viviendo esto…estar así abrazados... Veo hacia atrás y recuerdo aquellos días, cuando sentí que había perdido todo.
-Olvídalo amor
-No, al contrario...recordando todo es por lo que debemos darle el valor a lo que ahora somos y tenemos. Candy, si no recuerdo todo el pasado nunca veré lo valiosa que es la vida y lo importante que es luchar para obtener lo que uno anhela con todas sus fuerzas. Recién tendremos un camino por recorrer y tendremos que ver siempre hacia atrás para sentir que todo ha valido la pena y no cometer los mismos errores o al menos tratar de no cometerlos.
-Es verdad, la vida al fin y al cabo es también acumular todas las experiencias que pasamos. Cosas buenas y malas, cosas oscuras y resplandecientes. Es la naturaleza de nuestra existencia y cuando se llegue al final tener la certeza que se vivió cada momento con plenitud.
Iban por la segunda semana y aunque quisieran quedarse más tiempo, la verdad es que tenían compromisos que cumplir. Ya llegaría el momento para realizar nuevamente un viaje, quizás Sao Paulo pensó Terry y quizás aquel departamento estaría dispuesto para ellos. Regresaron con fuerzas renovadas. Al día siguiente en que debían presentarse a la inmobiliaria, Terry llamó a Flavia para que convocara una reunión con todos los empleados en la sala de conferencias.
-Los he reunido para informarles de los nuevos acontecimientos...- Dijo poniéndose de pie, mientras las miradas de todos no se apartaban de él y de la mujer a su lado. Algunos la habían visto llegar en su compañía y entrar directamente a su Oficina. No tenían idea de quien era esa mujer. En realidad, nunca la habían visto porque ella nunca había visitado la inmobiliaria, excepto la vez que regresó a Nueva York y fue a buscarlo inmediatamente y ahora que estaba allí sintiéndose nerviosa ante esas miradas, su vestimenta era elegantemente y formal. Una blusa blanca y una falda y saco del mismo color gris. El cabello recogido en una coleta le daba la apariencia más jovial – Ella lo había sorprendido con la decisión de trabajar en la inmobiliaria mientras tanto se resolvía su nuevo empleo - ...La Oficina de Finanzas tendrá ahora un nuevo miembro - comentó mientras daba una mirada a la mujer a su lado. Ella estaba nerviosa porque todos la miraban incluso Flavia la observaba de manera inquisitiva. No tenía idea de los últimos sucesos de su jefe.
Antes que pudiera proseguir Flavia lo interrumpió - Terry, perdóname que te interrumpa porque son tus decisiones como el dueño de esta empresa, pero como tu asistente que soy me permito decirte que la oficina de Finanzas está completa, tenemos un contador y yo me he hecho cargo de ciertos aspectos financieros, de esa manera hemos podido estar sin ningún problema, por lo tanto, no creo necesario que contrates más personal para Finanzas... podría ser, no sé, para no dejar a la señorita en el aire ponerla en el área donde antes estaba Susana, puede reemplazarla.
Terry la vió con desagrado y dijo – Necesito a alguien más que ayude a Charles, él es contador -El hombre en cuestión asintió - El negocio y las inversiones están creciendo, cartera de clientes que van en aumento. Así que la señora Candice Granchester de ahora en adelante estará allí contigo Charles.
- ¿Candice Granchester? - Se preguntaban todos en un murmullo ...se preguntaban si sería algún pariente por el apellido.
-Ella es mi Esposa -Terminó de decir haciendo hincapié en ello- y trabajara a partir de este momento con nosotros ¿De acuerdo? - asintieron mientras otros todavía no salían de su sorpresa, no tenían ni idea de que su jefe se hubiese casado ¿Cuándo? Claudeth entonces conoció a la rival de Susana. Indiscutiblemente tenía toda la razón de sentirse celosa, era muy bonita y su jefe se miraba tan enamorado de esa mujer.
-Señores Granchester - Habló Alina - Me disculpa por la interrupción, pero no es para decirle que es lo que debe hacer con su empresa- dijo la mujer aludiendo a las palabras de Flavia, a Alina no le caía del todo bien Flavia, sobre todo cuando se creía con potestad en los recursos de la inmobiliaria, pero claro esa era la autoridad que su jefe le había dado y tenía que soportarla, pero en ese momento disfrutaba tanto de que él impusiera su voluntad. Alina lo juzgaba por ser un hombre justo, noble y generoso con sus empleados y aunque no se haya tratado de su esposa, sabía que sería así con cualquiera, lo había demostrado con Susana sin merecerlo - es para darles mis felicitaciones sinceras y los mejores deseos... Señora, se lo dije, sabía que solo usted lo lograría- Candy le brindó una sonrisa tímida. Todos se giraron para ver a Alina, incluso Terry estaba confundido.
- Fue cuando vine a buscarte, la tarde que regresé a América, la Señora Alina fue muy amable conmigo y me dijo que podía encontrarte en tu departamento en ese momento—dijo de manera que solo él pudo escucharla. Terry asintió con un gesto de agradecimiento hacía la mujer mayor
- Bien, entonces es todo Señores, así que espero su apoyo… pueden retirarse a sus Labores.
Como era de esperarse la noticia de que Candy trabajaba en la inmobiliaria llego a oídos de Susana.
Solo un año llevaba en las oscuras celdas, golpeado y confinado en ese momento en un oscuro y frio cuarto plagado de insectos que le carcomían la piel por tres días. Se había ganado buenos enemigos dentro del reclusorio por su temperamento agresivo y a veces por nada. Toda esa situación estaba llevándolo a un túnel sin salida. No obstante, los recuerdos lo mantenían vivo y solo pensaba en salir algún día de ese sitio.
-Ey tú, levántate y apresúrate- La custodia lo conducía por los pasillos hasta el lugar donde recibían sus visitas. Se acercó lentamente y tomó el auricular indeciso al ver a la persona a través del vidrio.
- ¿Se puede saber qué haces tú aquí? yo no quiero hablar con nadie.
-Por favor. No me digas eso...
- ¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres?
-Verte, no podía más...Neal, quiero ayudarte...déjame ayudarte...- suplicó.
-No Stacey por favor vete y vuelve a casa con tu marido, no debes estar en este lugar- dijo echando una mirada a las paredes deprimentes.
-Solo escúchame…y antes que me digas cualquier cosa, quiero que sepas que aún te amo…
- ¿Amarme? ¿De qué estás hablando Stacey? Lo de nosotros solo fue una relación pasional, salvaje, fue todo menos amor... no me vengas con esas tonterías.
-Lo sé, pero yo…de verdad, estaba enamorada de ti Neal y sí, tienes razón fue pasión, pero no conté en que me enamoraría de ti.
Neal se echó a reír sarcásticamente- Bonito amor el tuyo que vienes después de tanto tiempo, más de un año ¿Qué quieres? ¿Has venido para que reanudemos la relación? No es mala idea ¿sabes? Aquí me siento muy solo y si lo que me propones es venir a las visitas conyugales, Stacey, estoy dispuesto- ella bajó el rostro.
-Entiendo que no tomes en serio mis palabras y no te culpo…siempre me presente ante ti como una mujer sin escrúpulos y fría…aparentando que ese era el estilo de vida que quería vivir. Neal, cuando te conocí todo eso cambio, pero no podía mostrarme que me habías doblegado…No quería que supieras que…me habías herido profundamente y fue por eso que acepte terminar, porque no podía esperar nada de ti. Estabas aferrado a una obsesión insana, a una mujer que no te amaba ¿Que podía hacer yo? habría querido luchar por ti, pero estabas cegado y no tenía ninguna esperanza contigo. Te dejé porque al ver que era un juego para ti no quise perder mi estatus al lado de mi marido, pero no pude aguantarlo más, me hartaron sus celos y me divorcié.
- ¿Te divorciaste? ¡No puedo creer todo lo que me dices! ¿Tú? eres una mujer ambiciosa...dispuesta a no perder un centavo con tal de estar atada a un hombre que no amabas, eso me decías siempre.
- Pero lo hice y ahora que estoy libre he venido para ayudarte.
- ¿Y que se supone puedes hacer? Mi Familia no ha podido hacer nada, son muchos años que estaré aquí sepultado en este maldito lugar.
- Tengo contactos, amistades importantes todavía que me deben muchos favores…tengo dinero suficiente, con lo del divorcio obtuve la mitad de todos sus bienes, puedo conseguir a los mejores abogados y apelar tu caso ¿qué dices?
-Quiero salir de este infierno, pero me temo que no podrás hacer nada… esto no es cuestión de dinero, aún tengo mi fortuna que transferí a la administración de mi Padre y no se ha podido hacer nada...quisiera tener la seguridad que puedo salir de aquí, pero he perdido las esperanzas...Si lo consigues…si lo consigues entonces...
- Si lo consigo te quedas a mi lado... quiero que estés conmigo...
-Yo...
-Neal, debes olvidarla, ella nunca fue tuya y menos ahora lo podrá ser, porque recientemente salió la noticia de su boda con uno de los empresarios más importante de New York. Con Terry Granchester.
- ¿Apareció? -el corazón de Neal parecía haber muerto- y se casó con él...
La Oficina contigua fue acondicionada para ella. Tres días habían pasado y Candy se iba adaptando rápidamente a su trabajo, salían a comer juntos. Pasaron los días, las semanas y un mes de la misma forma. Stacey consiguió un abogado, pero tristemente no había logrado nada. Ni la solicitud de una fianza porque el caso era complicado. Stayce era insistente y no lo dejaba solo, cada semana y mientras podía lo seguía visitando, reanudando su antigua relación, ella tenía la esperanza que se enamorara, aunque sea un poco. Sentía que poco a poco se iba ganando su cariño, era un logro, pero ella quería su amor. Así transcurrieron 3 meses más.
-Candy, necesito que vengas conmigo por favor - tomaba las llaves de su auto y su saco- quiero mostrarte algo.
-Aún no termino de revisar estos documentos ¿Es tan urgente que no puede esperar? Recuerda que mañana tienes una reunión importante y esto tiene que estar listo.
-No vamos a tardar y en todo caso Flavia puede terminar de revisarlos...pero esto es urgente y es parte del trabajo, así que es una orden señora- Candy tomó su pequeño abrigo. En el camino se toparon con Flavia que se encaminaba a su Oficina para una firma.
- ¡Terry! ¿Vas a salir?
-Sí, tengo que hacer algo muy importante, pero espero no tardar mucho tiempo...Ah si llega a suceder eso por favor te haces cargo de las carpetas de Finanzas para mañana la reunión.
-Terry, es mi trabajo...no, Flavia por favor deje que eso lo reviso posteriormente. - dijo Candy de inmediato.
-Bien, entonces la firma espera…es para unos pedidos, pero no te preocupes yo me hago cargo de la revisión de las carpetas—dijo e ignoró totalmente a Candy. ¿Se le olvidaba quién era?, no por supuesto que no lo olvidaba.
-Muy bien, cualquier cosa me contacto contigo Flavia- ella dió la vuelta y se retiró a la oficina.
Candy estaba ansiosa y su curiosidad la estaba matando- ¿Dónde me llevas? ¿Por qué tanto misterio Terry?
-No te preocupes, ya lo entenderás cuando lleguemos- respondió.
Terry, ya había adquirido la propiedad para las Oficinas de la nueva sucursal Inmobiliaria, también había sido un lugar que se encargaba de la publicidad de varias empresas, pero que se vió en serias complicaciones financieras que esa área dejó de funcionar y ahora solo estaba el negocio de bienes raíces. El dueño anterior vendió el 100% de las acciones así que a gusto del nuevo dueño estaba en toda su potestad de cambiar el personal o quedarse con el que ya existe. Candy ahora estaba nerviosa y Terry misterioso. Llegaron al edificio, un lugar imponente y elegante, rápidamente entraron y fueron recibidos por un hombre vestido formalmente, alto y corpulento que les dió la bienvenida.
-Buenas Tardes Señores Granchester. Pasen por aquí por favor- dijo el hombre conduciéndolos a su destino.
-Buenas Tardes Paul, ¿Cómo va todo?
-Bien Señor, muy bien…ya todo está dispuesto y sus oficinas funcionando. El personal está completo. Solo estábamos esperando sus instrucciones.
-Excelente, no podía esperar menos de Ti… Candy - la tomó de la mano y siguieron por un pasillo donde las paredes estaban adornadas con hermosos cuadros elegantes. Se detuvo frente a una puerta que al entrar disponía una sala. Había algunas personas y antes de entrar le dijo:
-Me pediste un lugar propio, espacio, entonces aquí lo tienes. Escoge un nombre, esta empresa es tuya y puedes hacer lo que quieras con ella, por lo pronto eres la Gerente de este lugar, ¡Felicitaciones mi amor! eres dueña de este consorcio - A Candy le temblaron las piernas.
- ¡Terry! Yo…pero
Parecía que la noticia no le había caído bien. Terry se preguntaba o más bien trataba de entenderla. Pensó para sí- Si fuera Susana en su lugar seguramente hasta se lanzaría a mis brazos y ¿ella? mientras tanto...
- ¡No me mal interpretes amor! Pero esto es demasiado.
-No, claro que no ...Candy, eres mi Esposa y te amo y para mi nada es poco o es mucho, solo es algo que quiero darte para que te sientas bien.
-Debiste hablar conmigo de esto antes, consultarme si yo estaba de acuerdo… ¿No te parece…?- dijo molesta
-Candy, lo hablamos...es verdad que no a estos términos, pero no entiendo ¿Acaso no es prácticamente lo mismo? ¿Dónde está el problema?
-¡Lo soy! yo soy el problema...No, no puedo aceptarlo...
- Definitivamente no te entiendo …¿Te preocupa el dinero? ¡No lo hagas! ¡Solo tómala!...
-No creo sentirme capaz
-Se que eres capaz, pero eso tiene solución, puedes contratar a una asistente también, solo dímelo yo puedo encargarme de eso o puedes sugerirlo entre tus empleados. No estarás sola en esto amor, pero por favor acepta. Sé que podrás. ...estoy seguro que sí, solo debes confiar en ti amor. Las cosas en principio son muy difíciles, pero te repito, no estarás sola. Demuéstrate que puedes.
pensó por un rato - Está bien, está bien...me has convencido y, solo espero que las cosas vayan bien... no sé en que pare todo esto- respiró profundamente- tienes razón, me estoy comportando como una tonta, llena de miedos por algo que no he intentado siquiera. Quiero darme esa oportunidad y te prometo que no te defraudaré, pero te pediré algo que espero estés de acuerdo...Acepto con una sola condición.
-¿De que se trata?- preguntó dudoso
-No me presentes como la dueña de esta Empresa, al menos no quiero que lo sepan por un tiempo. Quiero ver como se desenvuelven las cosas por lo pronto. Seguramente han de saber de nuestro matrimonio por los periódicos. Diles que soy solo la administradora y que tomaré la dirección .. espero entiendas mi punto.
-No sé por que te complicas la vida Candy, pero esta bien...será como tu digas...pero los únicos que saben que yo compré esta lugar son los antiguos dueños que tú no conoces y ni ellos y en vista de tu petición entonces diré que pertenece a un socio amigo mío.
Finalmente se hicieron las presentaciones. El personal le dió la bienvenida a su nueva Gerente Financiera.
Continuará...
Gracias por sus comentarios.
