by Angy Granchester


Su situación cada vez más se hacía insostenible. Tenía que vivir del dinero destinado a su hijo que ahora le resultaba una limosna. Lo que había recibido como pago en la inmobiliaria había sido considerable fuera de lo que realmente le correspondía y del que podía vivir unos meses de forma austera, sin embargo, Susana no estaba acostumbrada a vivir limitadamente y el dinero se le terminó en casi un mes. Christopher cuando se enteró de sus problemas económicos no vaciló ni por un segundo en ofrecerle su ayuda. En un principio no lo aceptó porque consideraba ver su dignidad por los suelos al mendigarle por un poco de dinero, pero se tenía que morder la lengua en lo que conseguía un trabajo. Pensó en llamar de nuevo a su madre, pero ¿Después de tanto tiempo? Además, su madre parece haberla olvidado y ni siquiera le llamaba, así que era mejor dejar las cosas tal cual, si había hecho su vida lejos de ella, no tenía caso perturbarla en su una nueva vida y su familia. Compraba el diario y buscaba en la sección de empleos casi desde que quedó sin trabajo, pero los días pasaban y nada. Si ella quisiera resolvería su vida para siempre, con tan solo recurrir al Padre de Edward y aceptar su propuesta. Susana era ambiciosa, pero no se casaría con él, eso era condenar su vida a la infelicidad ¿Cómo arrancarse lo que sentía por Terry?, aún lo amaba y ese sentimiento no podía desaparecer de la noche a la mañana. Se sentía herida, lastimada por el desamor de un hombre, para quien ella, había dejado de existir.

Christopher habitualmente visitaba al niño y se lo llevaba algún fin de semana. Ella no podía negar ese derecho y que era preferible llegar a un acuerdo favorable sin llegar a peleas judiciales. Una mañana después que llegó por el niño, Susana salió y se presentó puntualmente a su cita acordada. Esperaba tener mejor suerte.

-Buen día señorita, tengo cita en 10 minutos. El día de ayer recibí una llamada para presentarme ante la Señora Adela Foster.

-Espere un momento por favor- dijo la recepcionista revisando la agenda, luego hizo una llamada telefónica e inmediatamente Susana entró a una oficina. Adela, la encargada de reclutamiento de personal le saludó y Susana se sentó frente ella a espaldas de la entrada, sus manos sudaban, estaba nerviosa.

-Señora Foster- dijo un poco cohibida- ¿Será posible que tenga la suerte que obtenga este puesto? ¡No se imagina cuanto necesito este trabajo! Ha visto mis documentos y la experiencia …. Soy muy responsable, le aseguro que no se arrepentirá de contratarme- Recordó cuando llegó por primera vez, era una mañana y el último día. Había sido una suerte realmente. Una semana después, Susana había sido seleccionada entre tres personas.

-Usted está contratada. Reúne todos los requisitos que se necesitan y sus papeles están en forma, pero hace falta que la persona con quien usted se relacionará la conozca...No se preocupe, es cuestión de protocolos en este tipo de cargo, verificaciones y esas cosas-Susana nerviosa asintió con una gran emoción porque pronto tendría un fabuloso trabajo- Usted comprenderá que es algo muy delicado, de extrema confianza.

-Lo entiendo.

Después de 20 minutos de espera la puerta fue abierta. Una mujer muy elegante entró. Susana se levantó y giré llena de nervios para saludar a quien sería su futuro jefe. Había quedado prácticamente en shock al ver a esa persona – ¡No puede ser! - dijo en su interior y su cara demostró su desconcierto y a la vez su frustración.

- ¡Ella es Susana Marlowe! - dijo Adela de forma segura - Te adelanto que ha pasado la entrevista satisfactoriamente y todos está en regla- Esa mujer se encaminaba segura para estrecharle la mano, mientras la mujer rubia y de ojos azules, seguía impávida casi con los ojos desorbitados por la sorpresa.

-Por favor tome asiento. Adela muchas gracias - La empleada cerró la puerta tras de sí y desapareció- ¡Parece que esta ciudad se ha vuelto tan pequeña! –Esa voz la regresó de su aletargamiento en el que se había sumergido - sé que te sorprendes al igual que lo estoy yo, pero...

- ¡No lo puedo creer! – dijo ahora audiblemente- Esto no puede estar pasándome a mi… ¿Tú, tú trabajas en este lugar? - hizo un gesto de negación.

-Es obvio- dijo Candy

- ¡Nunca lo imaginé! es lo último que habría deseado este día y cualquier otro... Por Dios, ¿Qué maldito juego es éste? …. Me dijeron que conocería a mi jefe y... ¿A caso eres tú? -preguntó exasperada y con el ceño fruncido.

-Si - respondió Candy inmediatamente-Soy la Administradora de este lugar.

- ¡Increíble! Te aseguro que de haberlo sabido jamás habría venido, así que te ahorro todo lo que tengas que decirme y el hecho de tener que echarme.

- ¿Por qué debería hacerlo? ni siquiera he dicho que te quedes, pero...- añadió ojeando los documentos- ...Adela ha hecho las evaluaciones y dicen que eres muy eficiente, las cartas de tu último trabajo hablan muy bien de ti…"La Inmobiliaria Granchester", esto es de peso, tú lo sabes- la observó fijamente y con mucha seriedad- ¿Crees que no debería aceptarte? tú dime…porque entonces no sé qué haces en este lugar.

-No entiendo, ¿A qué quieres llegar Candy? ¿Pretendes darme el puesto?

- ¿Y por qué no? esa es la razón del por qué estás aquí- Susana no se esperaba esas palabras.

- Si yo fuera tú, te juro que te echaría sin dudarlo...Has sido la culpable de todo lo que me sucede– Susana lamentaba su suerte y sin pensarlo se levantó impulsada por acto irracional, avanzó hasta la puerta rápidamente con la intención de marcharse.

- ¿Es todo? - dijo con voz fuerte que hizo que Susana se detuviera- ¿Esta es tu carta de presentación?

- ¡Debo marcharme! No tengo nada que hacer en este sitio.

- ¿Qué piensas? ¡Que esto es un juego! … ¿Vienes en busca de un empleo y a la primera te rindes porque nos sabes controlarte?

-No soportaré trabajar contigo, porque te detesto sencillamente y verte todos los días será un suplicio que no voy a poder aguantar...ver a la mujer que me robó el amor de Terry ¿Cómo puedes tú pensarlo siquiera? ¿Acaso tú no me odias también?

- Yo nunca he dicho que te odie…. Susana, lamento que tu sientas eso y, ya que has traído este tema quiero dejarte muy en claro que no soy culpable de nada y lo sabes bien, siempre lo supiste. Terry no te ama, pero no tiene caso discutirlo. Sé que necesitas el empleo y si tan solo actuaras de manera sensata, como una persona adulta, dejando a un lado tus rencores y tu odio.

Todavía confusa e incrédula dijo- De hecho, no debería sorprenderme tu comportamiento.

- Negarte el empleo me convertiría en una persona incapaz de controlar sus emociones, eso sería una especie de venganza, algo irracional, por el contrario. Susana, tú no eres una mala persona. Solo te enamoraste del hombre equivocado ¿Quieres que te evalúe por tu pasado o por lo que eres, tu capacidad como profesional? - bajó su mirada sin saber que decir- Además los asuntos personales a esta empresa no le interesan esos se quedan en casa bajo llave. No voy a decir nada más al respecto. Si te decides tienes hasta mañana para hacerlo.

Se quedó sin palabras y todavía recuperándose de lo sucedido, salió de la oficina turbada pensando en tantas cosas. El cargo era excelente y el pago muy bueno, pero con solo pensar que Candy estaba allí, le hacía desistir. Le tocaría pensar muy bien las cosas antes de dar una decisión.

Era temprano todavía y regresó a la soledad de su casa. Se preparó algo en el almuerzo y después salió con rumbo a la Residencia de Cristopher Edward Laurens. Hacia unas cuantas horas que no veía a su hijo y lo extrañaba enormemente. La mansión de Laurens era inmensa, un lugar propio para un hombre como él. Cuando empezaron su apasionado romance, Cristopher la había llevado una sola vez para que conociera el entorno donde vivía. En principio se deslumbró por todo lo que tenía, dinero, importancia, prestigio como empresario. Un hombre cuyos años, parecen que lo hacían mucho más atractivo. Así también era Terry con la diferencia de tener más juventud. El apasionamiento por Terry volvió, pensó que con Cristopher podía olvidarlo, pero fue en vano y las consecuencias en ese entonces devastadoras. Regreso a su mente todos esos días y esas noches vividas y su emoción por ese hombre le duró poco. Estuvo por media hora sentada en una banca de un parque cercano y tras eso se decidió ir hasta la enorme puerta de hierro. El encargado la reconoció y la hizo pasar, sabía quién era esa mujer y la cruel persona que significaba en la vida de su patrón. El mayordomo de igual manera la hizo pasar a la sala y le ofreció Té para la espera.

El ruido del motor lo reconocía y yendo hacia la ventana se encontró con que del auto salía una mujer vestida con bata de médico, en sus brazos tenía a Edward que se había dormido. Susana se asustó pensando en que algo malo le había pasado y se apartó de la ventana, pero contrariamente a sus pensamientos, el rostro de Cristopher no parecía preocupado, más bien reía muy a gusto en la compañía de esa mujer y en su pecho tenía un cúmulo de sentimientos encontrados e inexplicables que con el tiempo se cuestionaría.

- ¿Qué pasó? ¿Por qué? - Señaló con su mirada la presencia de la mujer que ya tenía sus brazos vacíos- ¿Qué le pasó a mi hijo Cris?

- ¿Susana? ¿Por qué no me dijiste que vendrías?

-Responde lo que te pregunté ¿Qué tiene mi hijo?

-Oh, no, Edward está en perfecto estado de salud, no debes preocuparte, pero habíamos acordado que sería yo quien lo dejaría en casa.

A Susana le mataba la curiosidad, el hecho de que hacía entonces un médico en esa casa. Si Edward estaba bien y Cris al menos a simple vista se veía muy bien, entonces sería que ... -Lo sé, pero lo extrañaba y quise venir a verlo, no conté con que no los encontraría... ¿Nos vamos…?

-Espera. mi chofer te llevará...- dijo estropeando sus palabras.

Susana se molestó ¿Por qué no podría llevarlos él? No soportó más la incertidumbre -...Está bien, entiendo que tienes que hacer- dijo de manera un poco recriminadora- ¿Dónde quedaron tus modales? ¿No me vas a presentar…?

-Oh, disculpen...Ella es Susana, Amy Smith, mi prima - inexplicablemente estaba nervioso y sus manos sudaban

- ¿Tu prima? No sabía que…- Realmente no sabía nada. Nunca le interesó saber. Susana la observó rápidamente con una mirada de pies a cabeza – Bien, entonces dile a tu chofer que se apresure y no te quito más tiempo, espero que tengas una buena tarde…. Me retiro Señorita Amy, es un gusto haber conocido a la Tía de Edward- La desilusión de Cristopher no le permitió ver que en los ojos de Susana había algo distinto que ni ella misma ahora reconocía.

-Eh, sí...igualmente. Te felicito, tu hijo es un niño hermoso y encantador.

-Gracias-… Adiós. Edward te estará esperando…hasta pronto – Cristopher se despidió del niño con un beso en su frente y observó el auto arrancar hasta llegar a la carretera y perderlos de vista, se llevaba consigo lo que le dejaba vacío su pecho. En unos días volvería a ver a su hijo y ya lo extrañaba. Todo sería tan sencillo si ellos pudieran vivir juntos, como una familia normal.

- ¿Por qué le dijiste eso?

- ¿A qué te refieres? dije tantas cosas Amy- dijo aparentando una frágil inocencia.

- ¡Lo sabes! Sabes perfectamente a que me refiero ¡Ahora resulta que soy tu prima! ¿A qué se debe semejante mentira?

-Perdóname, fue lo que se me ocurrió ... no me sentí capaz de decirle que eres una amiga.

- ¿Por qué? Eso es lo que somos...

-No quiero que piense cosas equivocadas.

- ¿Y qué importa que lo piense? entre ustedes no existe nada. Tú me lo dijiste. Me dijiste que ella no te ama.

-Amy, yo lo siento mucho, y de verdad perdóname, pero nunca te dije que no la amara….

-Cris, sabes lo que siento por ti... y saber que ella no te corresponde me hizo pensar que podía tener una oportunidad contigo. Yo quiero ayudarte a…

- ¡Ni lo digas por favor!

-Ella no te ama ¿A caso no viste lo indiferente que fue contigo? Tú no le importas porque de lo contrario estaría aquí contigo ¿Cómo puedes vivir así? ¿piensas esperar toda tu vida algo que nunca llegara?... necesitas a alguien a tu lado y yo puedo ser esa persona... La vida pasa y pasa y nos haremos viejos ...solo olvídala y date una oportunidad.

-Si fuera tan sencillo te juro que lo haría sin pensarlo tantas veces, pero no es fácil desprenderme de este sentimiento que me nubla la razón. Cuando la conocí, la amé casi de inmediato. Fue en uno de esos eventos de la cámara de empresarios. Su cabello rubio y lacio hasta su cintura y esos ojos, esos ojos cuando me vieron me hechizaron por completo- hablaba con un peso cargado en su corazón- aún sigo amándola y tú no te mereces una persona con el alma y el corazón mutilados. Cuando se ama de verdad nadie puede venir a reemplazar los sentimientos que se forman por la otra persona.

- ¡No puedes vivir de ese modo! ¡Ella no se merece tu sacrificio! - sonrió con tristeza - Sabía con lo que me encontraría, tus respuestas escuetas cuando te escribía me lo advertían. Han pasado muchos años desde la última vez que nos vimos ¿Recuerdas lo que decían nuestros padres?

Asintió cabizbajo -Claro que lo recuerdo. Estaban seguros que nos casaríamos. Nuestra cercanía nunca la entendieron, entre nosotros solo hubo una simple amistad, porque eras consciente de que yo….

-Lo sé, lo sé. …claro que era consciente de tantas cosas… ni siquiera te inmutaste cuando te dije que te amaba… a diferencia de ti, yo sí te amé Cris.

- … ¿Tú crees que las cosas hubiesen cambiado? …Tú te fuiste porque quieras ser Médico y vaya que lo lograste, Amy. Ahora eres una profesional de éxitos, sin eso estarías llena de la mayor frustración de tu vida peor que lo que aparentemente sientes ahora. Nosotros no teníamos nada y quedarte no te daba seguridad y sé muy bien que el arrepentimiento afloraría de inmediato...creo que no habría funcionado.

-Tienes razón… no tuve tiempo de averiguarlo. Eso es algo que me cuestionaré siempre, pero debía irme y lo lamento tanto, porque ahora me encuentro con un corazón herido y cerrado, ¿Sera posible que no pueda hacer nada?

-Quizás deba tomar en cuanta tus palabras y pensar por mí. En realidad, no quiero lamentarme la vida entera por un amor que no pudo ser, pero necesito tiempo…no sé cuánto tiempo.

- ¿Debo tomarlo como una posible esperanza? - no respondió -Sinceramente... con el dolor de mi corazón, espero que esa mujer te amara, aunque eso signifique que te pierda…Cris, si tú quieres, estaré a tu lado siempre. Sé que lograras ver las cosas distintas algún día. Eres un hombre noble y maravilloso un ser admirable y un buen padre...que diera yo…pero, si solo quieres mi amistad la tienes por completo, no quiero perder eso que tengo de ti y que es importante. Por favor permíteme estar cerca de ti, como tu amiga, como tú quieras incluso como la prima Amy. Te prometo que, que no escucharás de mi boca nada que te comprometa.

-No me parece que eso amaine tus sentimientos, sino todo lo contrario.

-Déjame a mí que luche con esto, pero por favor no me digas que me aparte de ti y te deje solo…deja que piense lo que quiera, ella te ha dado la espalda y es la que pierde a un buen hombre como tú…además tu hijo es un niño precioso y me he encariñado con él.

- ¿Qué? ¿Cómo es posible que hayas permitido la entrada a esa mujer? ¿En que estabas pensando Candy?

-Por favor Terry...Susana fue por el puesto de asistente ¿Que podría decir cuando ya había pasado todas las pruebas? "No, no puedo aceptarte porque fuiste la amante de mi marido y me has hecho la vida de cuadros" ...No, no Terry...no puedo mezclar las cosas. Además, sabes que la necesito. Sebastián se fue de improviso dejando muchos pendientes que no doy abasto … ¿Quién mejor que Susana?

- ¿Por qué ella? Podrías buscar a alguien más...hay tantas personas buscando trabajo. Candy, ¿Se te ha olvidado todo lo que pasó? Supongo que no vas a contratarla, ¿cierto? Además, no creo que Susana acepte que tú le des órdenes...no lo creo, menos cuando sepa que eres la dueña.

-Bueno… ella no sabe de eso...hasta ahora solo supone que soy una empleada más con alto cargo dentro de la Vincent…pero no te exasperes amor, Susana no aceptó el trabajo...

-Al menos es sensata. Sería una gran estupidez…Tú no puedes tenerla trabajando allí después de todo. Candy, ella te odia porque no supera las cosas ¿Crees que lo soportará? la conozco.

-Mañana me dará su respuesta...le dije que tenía hasta mañana para pensarlo...

- ¡Definitivamente has perdido la razón! ¿Susana otra vez en el medio? Amor, eso es como tener a tu enemigo en casa y sabes bien que ella buscará la manera de hacernos la vida imposible. …pero está bien, no voy a interferir en tus decisiones, pero luego no digas que no te lo advertí. Solo espero que no nos traiga problemas porque estas arriesgándote mucho al emplearla - Candy permaneció en silencio por un rato- Ojalá y no te equivoques y que al momento de decidir sea más sensata que tú y no se le ocurra presentarse...hasta mañana es poco tiempo, estará debatiéndose en este momento entre la razón y su ambición...veremos quien tiene mas parte en esto.

- Terry… sé lo que hago. Tú mismo has dicho que es una buena empleada. No será así…confía en mí por favor…. Amor yo estoy segura que no hará nada si se considera lo suficientemente inteligente. Además, ya te dije que ella no ha aceptado…quizás es como dices y no se va a someter a mis decisiones, es posible que ni siquiera vuelva a la empresa.

Días después, surgieron nuevas contrataciones en la Vincent Company. La Oficina de publicidad se abriría prontamente, quizás en un mes estaría echándose a andar. En su escritorio se encontraban varios documentos importantes que necesitan ser firmados cuando recibió una llamada que la dejó nerviosa. Su interlocutora no podía hablar y Candy no sabía qué hacer.

- ¡Por favor, escúchame! …Me tomará algunas horas llegar a Chicago, pero por favor te suplico que te tranquilices - dirigiéndose a su asistente dijo- Tengo que salir ahora mismo y no sé cuánto tiempo me tarde... Te quedas a cargo de la empresa cualquier cosa no dudes en llamarme.

-Por supuesto- su asistente era Susana, sí, aceptó el puesto, claro creyendo que Candy era una empleada más, con un alto rango sí, pero solo una empleada más que trabajaba en esa compañía. Susana antes de aceptar se cuestionó tantas cosas como el hecho de no acostumbrarse a ver a Candy como su jefa, pero la paga era muy buena y los beneficios que tendría no eran nada desfavorables y terminaron por convencerla. Cuando apareció el día siguiente, Candy se sorprendió por haber combatido su orgullo.

Candy salió de la empresa sintiendo un fuerte dolor en su pecho tras el llanto desgarrador que se había quedado grabado en su mente. Sin pensarlo mucho se fue al aeropuerto para esperar el vuelo próximo y mientras tanto informaba a su esposo sobre lo que estaba pasando. Horas después, cuando llegó a aquella casa, la puerta se abrió inmediatamente y en sus brazos se desplomó su amiga envuelta en llanto.

- Annie… ¿Qué es lo que pasa? ¿Dónde está Marian? - Candy observaba a todos lados tratando de encontrar algo que le ayudara a saber qué pasaba con su amiga. - por favor, cuéntame porque estas en este estado… ¿Dónde está tu hija? ¿y Scott, por qué no está contigo?

Con voz ahogada y con dificultad por las lágrimas Annie dijo - Ha pasado algo Terrible Candy…Scott, Scott…no puedo soportarlo …

-No entiendo… ¡Que le pasó a Scott?

-…Candy Scott está muerto - lloró de nuevo

- ¿Muerto? -Candy se llevó una mano a la boca para contener un pequeño grito que salió de su interior.

¿Pero cómo ha sucedido eso?

- …No sabía que estaba enfermo, jamás lo imaginé y ahora me han dicho que le dió un infarto de regreso a América.

…Ya no lo veré más, ya no estará aquí, Scott está muerto y siento que me voy a morir Candy, creo que no voy a soportarlo…

-Annie, Annie, sé que mis palabras no te servirán de nada, porque no calmarán el dolor que sientes, pero por favor escúchame, tienes que ser muy fuerte por tu hija. Piensa que Scott no querría verte así y la niña te necesita y no puedes dejarte caer. No te dejaré sola- Candy se encargó de todo y tuvo que recurrir por ayuda con su familia.

La muerte de Scott tan repentina fue un duro golpe en el corazón. El poco tiempo que estuvieron juntos, ella fue tan feliz a su lado. Ahora con su partida su vida se llenó de oscuridad y de tristezas a tal grado de sumergirse en el encierro sin querer saber nada a su alrededor. Annie se desconectó del mundo y de su hija. Habiendo amando amado tanto a Scott, que no podía aceptar su muerte. Le sería difícil aprender a vivir sin él. Fue así que Candy se hizo cargo de la niña, llevándosela a su casa junto a la mujer que cuidaba de ella, mientras con ayuda médica en Nueva York, Annie era tratada en una clínica donde se recuperaría de su tristeza y su depresión.

Tres meses trascurrieron y Susana continuaba en la Compañía. En principio fue difícil tener que acostumbrarse y sus acercamientos a la Oficina de Candy eran de la manera que debía ser, de estricto carácter laboral. Candy era muy profesional y Susana no se quedaba atrás, tanto que todos la respetaban y era considerada la segunda persona de importancia.

En cuanto a Cristopher, cumplía fielmente con las visitas para su hijo, pero Susana se tenía que aguantar los fines de semanas que le correspondían el hecho de que Amy siempre le acompañara. Inexplicablemente sentía que, algo dentro de ella se removía muy profundamente.

El matrimonio Granchester aún no vislumbraba bebe en camino, pero no porque decidieran esperar. Candy temía algo negativo, porque sencillamente no pasaba. Acordaron que planearían su bebe los primeros dos meses de casados y bueno ya llevaban seis meses y no sucedía. Sin embargo, contrariamente, Terry pensaba que ella los evitaba por sus medios y por sus constantes compromisos de trabajo y sus responsabilidades que le consumían el tiempo. Esa noche, después de hacer el amor, ella quería confesarle sus inquietudes y que con seguridad él también tenía al respecto. El recuerdo de aquellos papeles que le fueron entregados cargaban un peso fuerte. Terry la contemplaba fijamente y sin hablar una palabra entendía que algo no estaba bien. Entonces fue ella quien rompió el silencio que se había establecido entre los dos.

-Terry… necesito hablar contigo…-se ubicó al pie de la enorme cama que compartían. El hizo lo mismo y su ceño se frunció por su expresión seria.

-También quiero hablar contigo.

-Puedo suponer que es lo que quieres saber…pero yo

-Amor, por favor no me malinterpretes, no quiero presionarte a nada… ¿de acuerdo?

-Terry, tienes que saber que no estoy haciendo nada para evitarlo- apretaba sus pequeñas manos en signo de preocupación. Candy bajo su mirada porque no podía verlo fijamente. Con suavidad levanto su mentón e hizo que lo viera a los ojos

- No entiendo Candy… ¿Qué quieres decir?

-No sé qué pasa…. Hace algunos meses que he estado viendo al médico…y no hay nada en concreto con todo esto…

-Quedamos en que me harías participe de todo... ¿Qué está pasando? -Terry le iba a reprochar su falta de comunicación, pero eso ya era secundario.

-Lo siento tanto, pero no puedo más amor, hay algo que debes saber ahora mismo… yo no sé si pueda darte la familia que tanto deseas– dijo con ojos entristecidos notablemente…Perdóname, esto debí decírtelo, pero fue después que nos casamos. Tenía la incertidumbre de que algo pasaba conmigo y de nuevo solicité mis estudios aquellos después del accidente en las escaleras.

- ¿Y que hay con ellos?

-Solicité desde acá me realizaran un análisis completo, los anteriores arrojaban que después del aborto, tuve daños que según me indican son imprecisos. Un diagnóstico incierto, por ahora no es posible volver a embarazarme- él quedo en silencio, no sabía que decir- Perdóname – él se levantó empujado por las palabras de su esposa mientras sus manos pasaron por sus cabellos-Yo lo siento y de saberlo antes…no…

- ¿Quieres decir que no te habrías casado conmigo? – mostró su molestia en su voz- ¿Es eso lo que quieres decir?

-…Es ser egoísta y condenarte a una vida así… ¿entiendes? Una vida incompleta, mi amor…quizás nunca pueda darte esa familia que quieres.

- Es verdad que deseo una familia contigo, pero no puedo creer que me digas esas cosas ¿Te escuchas lo que dices?

-No es justo para ti…No lo es. ¿Qué futuro hay?

- ¡Un futuro juntos! Escúchame…quizás ves en mi ahora, a un hombre frío y que esto pasa a un plano irrelevante, pero no es así, sigo deseando con todo mi ser, ser Padre… no es asunto de lo que yo quiero… ¿Cómo puedes pensar en que nos separemos por esto? … Candy, también podemos ser felices así – Terry limpió el recorrido seco de las lágrimas en sus mejillas.

-No creo que puedas soportar a una mujer, así como yo. Tu ahora dices eso, pero con los años lo resentirás.

-Te amo y podré soportarlo.

-Terry…

- Candy yo no sé lo que pasara en el futuro, pero lo que siento ahora es que no quiero que te alejes de mi por esta razón. Eres mi esposa y quiero que estemos juntos. Contéstame con toda sinceridad ¿Si yo fuera el que este en tu lugar? ¿aceptarías mi abandono? ¿Tú me dejarías? Yo no podría soportarlo y entonces entendería que no me amaste como yo a ti. ¿aceptarías que tenga hijos con otra mujer?

Candy inmediatamente respondió a su pregunta -No, creo que no …porque, te amo…pero eso es distinto Terry

-No lo es

- ¿Dónde está el estar en las buenas y en las malas situaciones? Yo quiero estar contigo amor- Candy asintió ante la verdad de sus palabras y lo abrazo con fuerza.

- ¡Te amo!

- Vamos a agotar todas las opciones que sean necesarias y si no lo conseguimos, no quiero que vuelvas a decir que nos separemos. Tenemos la opción de adoptar.

- ¿Adoptar? ¿Marian? - Candy mencionó ese nombre con una sonrisa en sus labios y un brillo en sus ojos. Marian es el nombre de la hija de Annie.

-No Candy, Marian tiene a su madre y ella pronto vendrá a buscarla.

Mientras tanto todo ese tiempo desde que Candy se marchó para tomar las riendas de su nuevo lugar de trabajo, sintió tanto alivio. No podía acercarse a Terry como antes y eso no le agradaba en lo absoluto. Cuando supo que Terry se había casado eso hizo que sus esperanzas se perdieran. Recordó la propuesta de Susana, pero se habría involucrado con esa mujer que resultaba ser una desquiciada. Susana era impetuosa, eran sus consideraciones y muy tonta en su actuar. Tenía que reconocer sí, que Susana había sido muy intuitiva; verdad que en un principio no estaba enamorada de Terry, sentía una atracción por ese guapo y bello hombre, pero hasta allí no más. Flavia tenía muy en claro su lugar, pero la convivencia diaria y a cada instante había hecho que su corazón albergara un sentimiento que ahora debía reprimir. Él estaba casado y amaba a su mujer ¿valía la pena luchar y arriesgarse por él? Un hombre que no tenía más mirada que para su esposa. Muchas mujeres pelearían batallas completas si el trofeo una sonrisa, una noche llena de pasiones bajas, esas que despertaba en las mujeres y en los hombres la envidia. En donde fuera su altiva e inevitable presencia dejaba una estela de sentimientos y deseos. Su aspecto galante enloquecía hasta la más sensata de las féminas, con solo una mirada de sus profundas lagunas azules. Otra mujer que amara a ese hombre, era un peligro para sí misma.

Desde que había empezado en su trabajo en la Vincent Company realizaba un excelente desempeño, pero a pesar de todo el empeño inagotable que le ponía a la situación, Susana se encontraba pasando por un momento que ni ella sabía cómo explicar. Su oficina era la segunda más grande y mientras continuaba sumergida en sus pensamientos fue incapaz de darse cuenta cuando Candy tocó la puerta varias veces antes de entrar. Había llegado luego de tomarse un par de días de descanso porque se sentía mal.

- ¡Buen día Susana! - dijo de nuevo regresando de su letargo y la vió como si se tratara de alguien desconocido - ¿estás bien?

-Sí, sí, todo bien…disculpa - Buen día…Eh, enseguida te llevo los pendientes de firmas y el material para la reunión con el Señor Gregory a las 2 de la tarde …pero dijo que si tiene algún inconveniente llamaría con anticipación.

-Bien- Candy se detuvo antes de salir. Susana estaba distinta, distraída y con cara de preocupación - perdona mi insistencia ¿Segura que estas bien?

-Segura – afirmó secamente.

-Susana, si tienes algún problema, algo en lo que pueda ayudarte. Si hay algún problema con tu hijo no dudes en decírmelo... Como administradora a cargo de este lugar es mi responsabilidad velar por el bienestar de los empleados.

-Te lo agradezco, pero no es necesario…todo está bien, mi hijo está bien.

Susana empezó a ocuparse hasta las cosas de las que podían esperar, todo por mantener su mente ocupada. Estaba inquieta y muy pensativa y odiaba el hecho de saber que era lo que provocaba esa reacción. En días pasados, Cristopher llegó como de costumbre una tarde por el niño y Susana desde la ventana vió algo que nunca se imaginó ver. Cristopher y Amy se besaban dentro del auto. Eso obviamente la perturbo mucho, pero no por el hecho de que fueran primos, más bien era algo inexplicable ¿celos? Probablemente y la odio por pretender según, tomar su lugar en la vida de Edward. Toda esa situación la tenía molesta. Al siguiente día de lo ocurrido

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-Gracias por haber aceptado mi invitación. Pensé que, que no sería posible esta vez- comentó emocionado. Fue una llamada un día sábado y ella no dudo en aceptar. Quiso retractarse de inmediato y no entendía en que momento acepto esa cita.

-En realidad lo pensé mucho. Yo no tengo nada que hablar contigo, lo sabes. No hay nada que tengamos en discusión. Es más aún me pregunto qué hago aquí.

-Entonces solo me hubieses dicho que no.

-Bueno entonces me marcho…ahora digo que no – La detuvo de los hombros

-Por favor, compórtate Susana. Solo quise invitarte para charlar sobre nuestro hijo ¿Tiene algo de malo? casi no tenemos tiempo para hacerlo y por qué no en un lugar agradable donde podamos comer y platicar amablemente como dos personas normales.

- ¿Personas normales? Pues ha sido así. No entiendo tu comentario.

-Dime porque estás molesta ¿Hay algo que hice y que no me he dado cuenta? Dímelo para enmendarlo- Susana no respondió y en ese instante el auto se detuvo y ella reconoció el lugar.

¿Te parece bien este sitio?

- Parece que lo olvídate. vine contigo un par de veces, cuando empezábamos a salir, incluso que muchas veces ha sido por cuestiones de trabajo.

-Es verdad, pero no lo olvidé…. creí que tu si lo habías hecho- Cristopher le dio una mirada profunda que la hizo sentirse vulnerable. Ella trataba de entenderse sobre el por qué había aceptado su invitación si cuando lo único que quería era mantener distancia antes y después de lo que vio aquella tarde. Estaba molesta sí, porque después de escucharle tantas veces que la amaba se besaba con su "primita" ¿Cristopher estaba cambiando? – pero ¿qué importa? – se dijo para sí- a mí no me interesa su amor. Se sentía absurda e irrazonable por algo que según no le interesaba. Comieron, bebieron, conversaron sobre Edward. Era una charla tan cercana como si fueran una familia de verdad. Su nerviosismo era notable y una pregunta que quería ignorar seguía clavada en su mente.

-Gracias por tu compañía Susana. Ha sido importante, pienso por el bienestar de nuestro hijo. Te agradezco por todo.

-No tienes por qué hacerlo... lo mejor para todos es mantener las cosas equilibradamente. Es lo más sano. Edward es tu hijo y eso no lo puedo a borrar así por así.

-…Como muchas cosas que no puedes deshacer, pero que sucedieron, sé que te arrepientes como es el hecho de haber estado conmigo y todo lo que vivimos…Lo sé, pero eso no importa ya. Yo solo quiero que mi hijo tenga lo mejor y tú eres lo mejor, eres su madre- esas palabras denotaban que Cris seguía apreciándola como la madre de su hijo. De hecho, siempre fue así.

Susana desvió su mirada. En su interior había una confusión. Ella ya no estaba segura de nada en su vida.

- ¡Cris! - exclamo. No iba a poder dormir si esa noche no sabría la verdad -Creo que te he demostrado que amo a mi hijo pese a todo lo que sucedió en el pasado y de las tonterías que estuve a punto de cometer… no me arrepiento de tenerlo en mi vida.

- Quiero que tengas siempre presente que nunca me desatenderé de él, siempre estaré allí cuando me necesite pase lo que pase y tú puedes contar conmigo sí lo prefieres - el corazón de Susana se paralizó por un momento inexplicablemente.

-Claro...Cris, ¿Puedo hacerte una pregunta algo personal?

-Bueno, no te prometo que la pueda contestar...-rió y de inmediato dijo- Es broma, dime qué quieres saber.

-Tú, tienes a alguien en tu vida, es decir estas saliendo con alguien - se sorprendió al escuchar su pregunta- eres un hombre muy apuesto y es lógico y muy normal... estás en todo tu derecho…de seguro debes tener muchas mujeres tras de ti. Lo pregunto porque no quiero que llegues a tener problemas al respecto, tu me entiendes.

-¿Problemas? En mi vida no hay nadie y lo sabes.

-Por favor, ¿Piensas que te voy a creer? – dijo con una sonrisa burlona- No trates de ocultarlo Cris, se muy bien que tú y esa mujer que dices que es tu prima son algo más. ¡Tú y ella son amantes!

-¿Que dices?

-Di la verdad y deja de mentir y decir que me amas...¡odio la hipocresía!- esas palabras lo hicieron le golpearon con fuerza.

- No se de donde sacas eso...pero mejor dime tú la verdad, porque por más que sigas negandolo, tú estas celosa.

- ¡Ay por favor! … yo he sido clara contigo y deja de darte tanta importancia y decir que estoy celosa porque no es cierto. Yo los vi cuando se besaban. Tan evidente en la puerta de mi casa. Debieron haberse ido a otro lado a mostrarse sus afectos.

-Escúchame…si es verdad, si pasó, pero eso ha sido todo…Susana, no es lo que piensas.

- ¡Llévame a casa! -Se levantó inmediatamente- No quiero seguir con esta conversación sin sentido.

- ¡Tienes que escucharme! – Le tomó del brazo- ¡Me pides que te hable con la verdad y ahora te portas de este modo!

- ¡Llévame a casa! - dijo de nuevo- Cris, quiero que entiendas que lo que me molesta es que sigas diciendo que me amas cuando tienes a una mujer contigo.

-No es verdad y tienes que escucharme…

- ¡Para ya!

- Tú estás celosa, aunque quieras negarlo.

- ¿Por qué insistes en decir esa tontería? por favor vamonos ya.

-… Está bien, pero por favor siéntate que la gente empieza a vernos.

Durante el trayecto de regreso a casa, ella no dijo nada hasta que la gruesa voz de él, la trajo de regreso - Pensé que esta sería una buena noche para nosotros, en el plan de la amistad y la buena convivencia, pero veo que me equivoqué completamente. Solo quise ser agradable contigo y estar en buenas relaciones por nuestro hijo-Susana se sintió estúpida por su actitud, realmente no lograba entenderse lo que le pasaba. Cristopher llevó sus manos al rostro de Susana y con sus dedos acarició sus labios. Estaba paralizada y él no soportó la urgencia de besarle, contrariamente ella le correspondió, pero luego de unos segundos, una bofetada.

- ¿Te estas burlando de mí? ¿Por qué me haces esto? sabes que? No quiero escuchar más tonterías.

- Pero, ¿Por qué tu enojo y ese reclamo? Hasta donde sé tú y yo no somos nada más que los padres de Edward.

Susana sintió como si un balde de agua fría había sido derramado en su cabeza - Claro, es verdad... no tienes que darme explicaciones. -Susana se disponía a abrir la puerta del auto para salir, pero él lo impidió

- No te iras hasta que me escuches…Susana, no me estoy burlando de tí y te repito de nuevo que te amo...¿No te das cuenta todo lo que has hecho en mi vida y de lo que no me permites hacer?

- Eres libre de hacer lo que quieras con tu vida y ten por seguro que no me importa.

-Entonces ¿Qué es lo que quieres? ¡Quisiera entenderte! unas veces siento que me odias tanto, pero otras que te intereso.

Como si quisiera hacer lo mismo se acercó al rostro de Cristopher- ¿En verdad me amas?- preguntó.

-Con todo mi corazón…

- Entonces guárdate ese amor porque yo no lo quiero...para esto esta tu prima Amy, que de seguro se muere de amor por ti, ha de estar esperándote con los brazos abiertos dispuesta a todo por ti, tus besos y caricias que no me interesan. Yo no te amo ¿Contento?

Cristopher quedó helado por el impacto que le produjeron sus palabras, se sentía increíblemente herido. Si bien sabía que Susana se había convertido en una mujer fría y que no lo amaba, nunca la vió tan perversa.

Fin de Flash Back

La reunión con el Señor Gregory no se realizó. Era las 1 de la tarde y aprovecharía el tiempo para salir debido a una llamada que había recibido. En ese momento recibió una visita inesperada. Desde que ella volvió se puso en contacto con esa persona y reanudaron su amistad.

- ¿Eres tú?

-Hola Candy

-Ayrton, pero… ¿No puedo creer que estés tú aquí! - se saludaron con un fuerte abrazo.

-Sé que te sorprendes y esa es mi intención ¿Cómo has estado?

-En este momento, sin palabras, pero me hubieses dicho que vendrías, así habría preparado algo especial para tu recibimiento.

-Bueno, eso habría estropeado todo y no sería una sorpresa…Candy, perdona si vengo a interrumpir tus planes, pero...

- ¡No te preocupes amigo! no interrumpes nada…estoy muy feliz de verte y déjame decirte que estas más guapo mucho más desde la última vez, el tiempo no pasa por tí querido amigo …pero dime ¿Cómo es que estas aquí? Apenas te alcanza el tiempo para tu trabajo.

-Tomé unos días de vacaciones y en lo primero que pensé, fue venir a visitarte, saber de ti. Pero en un par de días tengo que regresar.

- ¿Tan pronto?

-Bueno, ya lo sabes…. el trabajo…¡Quién lo iba a decir! Tú, aquí, administrando tu propia empresa y también estás más bella y más hermosa, no hay dudas que tu matrimonio te ha asentado de maravillas.

- ¡Como siempre exageras!

- ¡Por supuesto que no!

-Ayrton ¿sabes? Antes que llegaras, me preparaba para salir porque necesito visitar a una persona, pero, ¿Gustarías acompañarme? luego nos tomamos un café, mejor aún, te invito a cenar y quizás aceptes ser mi huésped por los días que faltan para tu regreso ¿Qué dices?

-Te lo agradezco preciosa, pero no quiero causarte molestia alguna...Además ya me hospedé en el hotel de la Ciudad...pero eso sí, no voy a declinar tu invitación a cenar.

-Sabes que no es ninguna molestia y bueno...te entiendo...

-Bueno, vamos entonces donde tienes que ir.

-Sí, por favor...gracias.

Treinta minutos después

-Señora Granchester ¿Cómo está usted?

-Doctor Martín, muy bien, dígame ¿Que noticias me tiene? ¿Hay algún problema?

-Señora todo está muy bien con su amiga y en unos días usted estará llevándosela de este lugar. Está mucho mejor, mucho mejor. Ella ha respondido favorablemente al tratamiento.

-¿De verdad Doctor? ¡No se imagina la alegría que me da!

-Los cambios han sido notables. Ella ha luchado mucho y puso de su parte para tratarse. Los médicos han hecho un buen trabajo. Lo difícil ha pasado.

-Nunca estuve de acuerdo con la decisión de mi amiga, pero ella insistió tanto que ahora con lo que me dice estoy segura que se ha hecho mas fuerte...fuerte para su hija y para continuar con su vida ¿Puedo pasar a verla?

-Por supuesto que sí... ahora mismo el Señor Archie esta con ella.

-¿Mi primo Archie?

-Sí, y se ve que la quiere mucho porque ha venido a verla por lo menos una vez por semana. Un rato por la mañana, por la tarde, casi desde desde su llegada- Candy sabía que Patty y Stear la visitaban cuando podían, pero de Archie después que ellos rompieron no se imaginó que el hablara de nuevo con Annie- …Oh, bien entonces aprovecharé que mi primo está aquí... con su permiso- se acercó a Ayrton quien se había quedado apartado un poco de la conversación- vamos Ayrton quiero que conozcas a mi amiga Annie, ella es como mi hermana. Luego te contaré, ahora muero por verla.

Candy abrió la puerta de la habitación, Archie estaba cubriendo con sus manos las de Annie quien exclamo de alegría al verla - ¡Candy! Viniste- la sonrisa en el rostro de Annie era diferente.

- ¡Hola Annie! ¿Creías que me había olvidado de ti? - Candy se acercó a darle un beso en la mejilla del mismo modo que saludo a Archie- He tenido mucho trabajo, pero venir a verte es algo en que no podía fallar- Annie giró su rostro y miró fijamente al hombre que le acompañaba y Candy se sintió avergonzada.

-Lo siento Ayrton, ella es Annie y él, Archie, mi primo. Les presento a Ayrton Ferreira, el Gerente de la sucursal de Sao Paulo y la persona que me ayudó cuando me establecí en esa Ciudad.

- ¡Es un placer conocerlos! Candy me ha hablado mucho de ustedes.

-Señor Ferrería, el placer es nuestro y la gratitud hacia usted es inmenso por ayudar a Candy- dijo Archie

-No fue nada. Lo hice con mucho gusto.

- A propósito de agradecimientos Archie…yo quiero agradecerte el que hayas venido a ver a Annie.

-A pesar de todo, siempre será una amiga.

-Annie, el Doctor dice que pronto te darán de alta. Solo unos días más y te iras pronto a casa.

- ¿De verdad? Eso sí es bueno

- ¿Y cómo está mi bebe?

-Esta preciosa y pronto la tendrás contigo.

- Gracias por cuidar de mi hija

-No tienes nada que agradecerme...lo hice de todo corazón, por nuestra amistad y porque adoro a tu bebe.

Ayrton no apartaba su mirada de Annie y pese a encontrarse en ese lugar, le pareció una mujer hermosa con unos bellos ojos azules que no quería dejar de ver.

Dos días después Annie salio de la clínica con fuerzas renovadas y llena de planes para su futuro. Candy le había insistido quedarse en la Residencia al menos por un tiempo apropiado y lo hizo, pero fue por poco tiempo en lo que preparaba su casa de New York para volver. Candy debía aceptarlo, Annie quería ser la misma de antes y se tranquilizo porque estaría en la misma ciudad y podría visitarlas siempre.

Fue difícil convencerla cuando Archie y los demás le propusieron volver a trabajar en el Bufete, pero al final se decidió. Se levantó muy temprano con todo el ánimo y el espíritu positivo.

Una tarde en que todos se encontraban en el Bufete, llegó una visita inesperada. sorprendidos por verla allí, cuando Stear preguntó- ¿Tu eres Karen, la hermana de Terry? ¿cierto?

-Sí y les pido disculpas por presentarme así, sin previo anuncio, pero necesito hablar con Archie... - Las mujeres se vieron entre sí.

- ¿Con mi hermano?

-Por favor...¿Pueden decirle que necesito hablarle?

- …espera un momento por favor- En ese instante Archie se hacía presente.

- ¡Karen!- exclamó asombrado.

-Hola ¿Cómo estás? yo, yo ¿puedo hablar contigo? no te quitaré mucho tiempo...Te lo prometo.

Ellos habían coincidido un par de ocasiones en casa de Candy. La primera vez cuando los padres de Terry y sus hermanas los habían visitado, despues de su matrimonio

-…Ven a mi oficina por favor ¿Deseas tomar algo?

-No, está bien así…gracias. Como te dije no voy a quitarte mucho tiempo.

- Siéntate por favor...¡Es una sorpresa verte por aquí!

Karen extrajo un sobre de su cartera - en un par de semanas es mi cumpleaños y quiero que vengas a mi fiesta...

- ¿Tu cumpleaños?

-Sí, 22 años y bueno todos están invitados. Mis Padres harán una pequeña fiesta entre nuestros amigos íntimos...Aquí está también la invitación para tu hermano...Archie, ¿vendrás? - preguntó ansiosa.

-Eres muy amable Karen y agradezco te hayas tomado la molestia de venir hasta acá cuando podías tan solo enviar a alguno de tus sirvientes.

- ¡Quise hacerlo personalmente! Tú… ustedes son familia de Candy, mis invitados especiales y también porque quería asegurarme de que vendrás…

-Está bien... no hay nada más que decir y no puedo negarme, para mi será un placer asistir al cumpleaños de la hermana de mi amigo… Por supuesto que iré.

Una semana después,. Candy subió a su habitación para retocar su arreglo. Esperaba a su esposo para cenar como de costumbre. Frente al espejo con la mirada perdida vino a su mente aquella tarde de dias pasados y sentía una extraña confusión.

Inicio Flash back

Acordaron verse en la Inmobiliaria. Ella tenia una cita médica y el prometió acompañarle. Cuando entró a la Oficina la mujer de pie junto a él parecía otra, muy diferente.

-Mi amor...mi amor... perdona que entre de este modo.

-Pasa Candy- se acercó casi de un salto para besarla efusivamente -¿Cómo estás?

-Muy bien- sonrió y dirigiéndose a la asistente de su marido- Perdón por mi falta de cortesía, ¿Cómo esta usted Señorita Flavia?

-Bien Señora, gracias por preguntar. Bien yo me retiro.. y, eh, Terry, iré realizando la redacción del documento con los puntos acordados y cuando esté listo te envió un borrador a tu correo, lo revisas si hay algo que agregar o excluir me avisas para hacer las correcciones y lo firmes lo antes posible.

-Muy bien

-Con su permiso Señora.

Flavia salió cerrando la puerta tras de si. Candy tuvo una impresión sobre Flavia que no le agradó y quiso ignorar el hecho.

-¿Pasa algo amor?

-Oh, no, todo bien…

-¿Vamos amor? -¿Te parece si nos vamos, quizás hay algún avance en tus resultados? - dijo tomándola de la cintura y besando sus labios.

Fin de Flash Back

Trató de disipar ese pensamiento entre compromisos de trabajo, contratos, papeles. Confiaba en él, pero siendo un hombre asediado por mujeres como Susana, que hablaban de frente que eran descaradas y capaces de tenerlo a cualquier costo, o como Flavia que actuaban sigilosamente como las serpientes, ella no dejaba de sentir la espinita de los celos

Después de una hora transcurrida, él no apareció. Candy observó el reloj de la pared de su sala y el sonido le causó molestia cuando marcó las 8 de la noche. Pero realmente eso no era la causa de su irritación. Solo era una hora, sin embargo, esa hora resultaba lo suficiente para empezar a preocuparse. El caso es que, de pasar algún inconveniente podría haberle llamado- pensó-¿Y si no puede hacerlo? ¿Si le paso algo? - imaginaba tantas cosas en su regreso. Estaba muy cansada debido a todo el trabajo del día y llegando a la recamara para tratar de calmar sus pensamientos, se recostó un momento perdiéndose en su sueño.

Se quedó profundamente dormida y a la mañana siguiente lamentó el no haber podido esperarlo. De la hora de su llegada no supo. Despertó temprano y se dirigió al jardín. El aire fresco del jardín no tenía precio y el aroma de las flores le llegó de golpe a sus sentidos, eso en cierta manera la tranquilizo, pero lo sucedido aun le rondaba en la cabeza. Miro hacia la calle y vio al chico del periódico. Caminó hasta la puerta. Inmediatamente buscó la información que necesitaba en la sección de su interés. Había puesto un anuncio sobre la renta de unos inmuebles residenciales y le urgía cerciorar que todo estuviese como lo había solicitado. El trabajo de bienes raíces requería de muchos compromisos, dedicación. Era un mundo muy atractivo e interesante, pero hay que estar siempre alerta por la competencia. Candy trataba de ocupar su mente en ello, pero le resultaba casi imposible

- ¡Cálmate Candy! Solo tienes que esperar que te explique lo que pasó – pensó

A la hora del desayuno ninguno de los dos hablaba, pero fue él quien interrumpió el silencio casi sepulcral -Candy, Cariño…- ella que hasta ese momento continuaba con su mirada en su alimento se detuvo para verlo a los ojos- Ayer que entré a la recamara, te encontrabas dormida y no quise despertarte…pero quería contarte lo que pase ayer.

- ¡Te escucho! – fue lo único que salió de su boca. Una expresión que había querido decir desde la misma noche anterior.

Viendo la actitud de ella y el tono en su voz dijo – No pensé que esto me pasaría a mí, pero la pila del celular había muerto, pero bueno, quizás suena estúpido esto, pero es la verdad… el caso es que entre tantas cosas lo olvidé en la Oficina y cuando iba a llamarte me di cuenta de mi descuido- seguía en silencio esperando que continuara –Hace un tiempo atrás empecé a contactar a varios inversionistas y les presente mis propuestas, jugosas ofertas, en fin, todo aquello que conoces para formular un contrato y estoy muy satisfecho de haber logrado lo que quería- sonrió triunfalmente- conseguí agendar una reunión. Aunque estaba seguro que todo lo que les plantee es perfecto tenía un poco de dudas al respecto, pensé en que tenía que usar nuevamente todo mi poder de convencimiento para que al fin se decidieran a hacer negocios conmigo. No quise comentarte nada hasta no tener nada positivo. Es así que de inmediato se firmaron los contratos. Todo fue un éxito y para celebrarlo acepte su invitación, una cena en el mejor restaurante. Esa es la razón y quiero pedirte que me perdones amor.

- ¡Oh! Muy bien por ti. Me da mucho gusto que las cosas hayan salido bien Terry- dijo y a él sus palabras le sonaron simples, su expresión no era la que solía demostrar en momentos así.

- Pareciera que es todo lo contrario Candy, yo entiendo que esto haya causado un poco de molestia, pero tan solo fue una hora y un poco más. En cuanto pude me disculpe con ellos y deje todo. Te juro que estaba desesperado por estar en casa.

- ¿Cómo puedes suponer que no es así? Por supuesto que me siento feliz por tus logros. Si tú eres feliz también lo soy yo. Estas son cosas que no se pueden evitar, en este círculo eso es normal y tú siempre tendrás este tipo de situaciones. No estoy molesta, pero por favor la próxima vez que suceda algo parecido y la carga de tu celular vuelva a sufrir un colapso total, apreciaría de todo corazón que se lo hagas saber a tu asistente, de tal manera que ella me pueda dar noticias tuyas y eso obviamente puede evitarme preocupaciones en vano. Y bueno, se me hace tarde, luego el trafico será un suplicio. Terry nos vemos luego y si lo deseas seguimos charlando a mi regreso…adiós y por favor cuídate - dijo mientras tomaba su bolsa y sacaba las llaves del auto. Ella lo había dejado inmutable, por un instante vió en Candy a alguien que no conocía. El resto de la charla que le habría gustado tener se quedó atravesada en su garganta.

Sumergidos completamente en la cotidianeidad apenas conversaban. Que los contratos, que los empleados, los pagos, la venta y compra etc., tantas cosas que terminaban cansados.

Su padre había sido un hombre austero. Provenían de una familia sencilla, pero muy trabajadora con muchos deseos de triunfar. Owen Davis, así se llamaba el Padre de Flavia quien tiempo atrás, cuando tenía 40 años enviudó, y en sus hombros sostuvo la carga económica y moral de su hija de tan solo 15 años. Owen se dedicó completamente a su educación y todo lo que necesitaba. Jamás volvió a pensar en sí mismo porque la partida de su esposa se llevó consigo todo su amor. Una tarde, un par de años atrás, de repente, Owen no resistió un ardor fuerte en su pecho. Fue un ataque al corazón. Su enfermedad fue acabando poco a poco con su vida hasta morir. No hubo tiempo para las despedidas, Flavia no pudo darle el ultimo adiós a su Padre porque todo había sido tan rápido. Su Padre también se había ido para siempre. Flavia que para entonces tenía 28 años, paso días muy tristes, una época tan dolorosa que debía superar. Los años han pasado y con este la sanación de su adolorida alma. Las tristezas con el tiempo se dispersan envueltas en la rutina y era el momento de continuar, de seguir haciendo lo que su padre habría querido. No se iba a derrumbar y fue entonces que tomó la decisión de salir de ese abismo. Fue así que viajó a Nueva York con muchos planes en mente y para su buena suerte encontró empleo casi de inmediatamente en la Inmobiliaria Granchester con un cargo inferior al que ahora posee. Dos años llevaba en la Empresa, sus conocimientos en Finanzas le ayudaron a ascender. El camino fue difícil, pero valió la pena. Saber de la vacante del lugar que era de Susana no dudo en aplicar al puesto y tuvo éxito, pero aun con todo eso, sentía un enorme vacío y es que desde entonces se dedicó en cuerpo y alma al trabajo que dejo que el tiempo pasara y a sus 30 años todavía no conocía el amor y seguía soltera sin que ese tema le perturbara. Sin embargo, toda su quietud y toda la tranquilidad que hasta ahora había tenido se venían al piso. Algo sucedía, algo en ella, porque cada vez que estaba cerca de él, tenía un sentimiento que le hacía que su corazón le doliera al punto de ahogarse. Si, ya era algo que no podía negarse a sí misma. Ella estaba enamorada, tan enamorada que su pecho se le oprimía de reconocer que era un hombre prohibido para ella. De caer siempre a la realidad que el hombre que amaba, estaba casado y que su mujer era la luz de su vida, porque de algo estaba cansada Flavia y era de ver a su jefe vivir solo para ella y sonreír cada vez que llegaba.

Flavia se encontraba en su apartamento pensando tantas cosas y vino a su mente aquel sobre que estaba encima de unos papeles para archivo. También recordó con desilusión y rabia las palabras de Susana - "Jamás será para ti" "El ama a esa mujer". La imagen de Susana y su carcajadas resonaba en sus oídos y eso la hizo enojar y todo lo que tenía en su pequeña mesa acabó en el piso de un solo tirón.

"Podría decir que es estúpido esperar algo que jamás sucederá y que solo duele, pero no puedo dejar de sentir esto que me encoje el corazón. No estoy muy convencida de las palabras de esa arpía. Susana esta dolida porque Terry la desprecia, pero yo … sé de hombres que han sido capaces de dejarlo todo y más en su situación..." – con ese pensamiento inconcluso se fue a la cama y una sonrisa se dibujó en su rostro.

Ahora que sabia algo que le hacía pensar que las cosas podían cambiar para ella. ¿Qué podría ser?

Continuará...


Gracias por sus comentarios.

pronto continuare con la historia. Solo un poco de tiempo

gracias a las que siguen la historia.