Jeyne y la reina

Disclaimer: Todo pertenece a George R. r. Martin.

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Cuando la reina entra en la habitación, Jeyne tiene que contener una exclamación de asombro. Sansa está más hermosa que nunca. Su amiga le sonríe y Jeyne le devuelve la sonrisa. Quiere acercarse a ella, tocar su precioso vestido, acariciar sus tirabuzones y pasar los dedos por su nueva corona, pero no se atreve. Le da miedo manchar la tela o romper la corona o despeinar el cabello de su nueva reina. No quiere ver la ira en los ojos de Sansa como la vio tantas veces en los de lord Ransay.

Su rostro se ensombrece al pensar en él. Hace un año que ha muerto, pero aún lo teme. Sansa lo nota. Se acerca a ella y le coge la mano con delicadeza.

–Ya nadie puede hacerte daño, Jeyne –dice dulcemente.

Se lo ha dicho muchas veces. Jeyne espera que algún día sea capaz de creérselo.