Sintiendo muchísimo la demora, aquí el capítulo 9:
Capítulo 9: Ojo por Ojo
La mañana de Seraphimon no había transcurrido satisfactoriamente.
Nada más levantarse, Sorcerymon había ido a buscarle a sus dependencias. Primero, le esperaban unos cuantos juicios pendientes. No es que fueran de vital importancia, pero a Sorcerymon, que era un digimon muy responsable y eficiente, no le gustaba retrasar las cosas. Había adelantado la fecha, de dentro de dos días a esa misma mañana.
Sin embargo, Sorcerymon estaba algo raro aquellos días. Desde que había adelantado la fecha, se comportaba de manera extraña. Seraphimon notaba que le ocultaba algo. Se lo había preguntado en múltiples ocasiones, pero nunca le había dado una respuesta clara. Así que Seraphimon pensó que quizás serían asuntos personales que no eran de su incumbencia, por lo que dejó de insistir.
Zanjado el tema de los juicios, se fue a su despecho, a avanzar algo de papeleo, ordenar documentos, y esas cosas que solía hacer habitualmente. Después, se tomaría una breve pausa, y se iría a ver a su querida Ophanimon.
Sin embargo, algo alteró su rutina particular. Sorcerymon, entró en la estancia, todo agobiado, y dijo:
-Seraphimon, el rey Kingchessmon desea verle.-
-Dile que estoy ocupado.- respondió Seraphimon con frialdad. La relación con el anciano rey del Reino de Chess era algo tensa en aquellos momentos.
-No le puedo decir eso. La reunión estaba acordada desde hacía ya varios días.- contestó Sorcerymon.
-¿Con que era eso lo que me ocultabas, Sorcerymon? Sabías que no podías rechazar la reunión, pero tampoco podrías decírmelo, ¿verdad?- dijo Seraphimon mientras se incorporaba. Con sus manos, agarró fuertemente el escritorio. Sabía que no tenía escapatoria.
-Es cierto.- respondió Sorcerymon con cierta indiferencia, recuperando la calma.- ¿Le hago pasar?-
-Espera unos instantes, a que me calme. Esta noticia me ha... "sorprendido". Sí, sorprendido. Creo que es el término más adecuado.-
-Espero que también utilice eufemismos durante la reunión. Al solicitarla, Kingchessmon parecía, malhumorado.-
-¿Es que ha estado algún día de buen humor?-
-Sabes perfectamente que sí.-
-Retírate, Sorcerymon. Dile que entre, pero adviértele que no dispongo de mucho tiempo.-
-Eso haré.- contestó Sorcerymon mientras abandonaba la estancia.
Minutos más tarde, Kingchessmon entraba en su despacho. Era un digimon de baja estatura, y algo rechoncho. Su cuerpo de juguete, estaba cubierto por una armadura de metal blanco, y sobre él se postraban una gran cantidad de medallas, por méritos personales. A Kingchessmon le encantaba contar cómo había ganado dichas medallas, pero eso era otra historia. Su cabeza, redonda, lucía una gran corona, símbolo de su reinado. Sus ojos estaban recubiertos por un revestimiento dorado, que formaba parte de su armadura. Por debajo de él, un gran bigote asomaba. Llevaba una gran capa azul, y un bastón de metal. A Seraphimon, a pesar de conocer la edad de Kingchessmon, siempre que le veía, presentaba un aspecto, algo infantil, que contrastaba con su personalidad seria. En secreto, le gustaba mortificar a Kingchessmon, hablando de su capa de superhéroe, su bastón de juguete, y su bigote de niño mayor.
Sus miradas se cruzaron por primera vez desde hacía mucho tiempo. Antes, Seraphimon había sido objeto de adoración de Kingchessmon; ahora, en cambio, su enemistad no podía ser mayor.
-Buenos días.- fue lo primero que le dijo Kingchessmon al entrar.
-Buenos días.- le respondió Seraphimon de mala gana. - ¿A qué se debe esta visita?-
-Deberías saber por qué estoy aquí.- contestó el rey.
-"A partir de aquí comenzará su reprimenda"- pensó Seraphimon.
El ángel supuso que le iba a contar el mismo rollo de siempre... "Que si su hija seguía aun desaparecida, que estaba muy preocupado, que había sido todo culpa suya y que no se lo perdonaría nunca." Eso mismo, con alguna variante. Entonces, el contestaría, "Yo también lo siento mucho, pero sabes que no ha sido por mi culpa. Yo también estoy preocupado por ella, pero seguro que está bien. Sabe defenderse sola perfectísimamente." Y tras un gran silencio incomodo, el rey de Chess se marcharía por dónde había venido.
No era la primera vez que tenían esa charla. Y cada se le hacía más duro soportarla.
Esta vez, incluso se había hecho ilusiones de que por una vez, no hablaran de ella. Pero no iba a ser así.
-Ya lleva un mes desaparecida.- comenzó a decir Kingchessmon. Cuando hablaba de su hija, su voz tornaba débil, y su cara, ponía una expresión de profunda tristeza.
-Lo sé.- se limitó a decir Seraphimon.
-Aún no tenemos indicios de hacía a dónde ha ido, ni conocemos su posición actual. Mando todos los días patrullas, con miles de mis hombres en su busca, pero nunca hemos obtenido resultados.-
-No es buena idea. No te digo que dejes de mandar hombres, pero si reducir el número de soldados y la frecuencia de las búsquedas. Estas dejando desprotegido tu reino.-
-¿Crees que no lo sé?- gritó Kingchessmon. – Nunca había hecho una locura así, pero... sólo quiero que vuelva.-
-Te comprendo...- dijo Seraphimon, intentando calmarme.
-Antes de irme, te haré una advertencia.- dijo Kingchessmon seriamente.- Volverá a ti, lo sabes. Vendrá a verte. No será hoy, ni mañana, pero vendrá. Y cómo la digas o la hagas algo que la aleje... Lo pagarás...-
Con esta última amenaza, Kingchessmon abandonó el Castillo de Seraphimon.
Seraphimon se quedó reflexionando sobre la advertencia de Kingchessmon.
-"¿Si no ha venido a verme antes, por qué lo iba a hacer más adelante?"- se preguntaba el ángel. – "No tiene sentido"-
Sin embargo, en el fondo se corazón, sabía que en algún momento se volverían a ver las caras, él y su antigua amada.
Sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos. Sorcerymon llamó a la puerta y entró en el despacho de Seraphimon.
-Seraphimon, tiene visita. Nefertimon, ama de llaves de Ophanimon, ha venido a verle.-
-"Será que Ophanimon no puede ir a verme hoy."- pensó Seraphimon.
-Dice que es urgente.-
-Hazla pasar.-
Nefertimon pasó como pudo al despacho de Seraphimon. El vuelo desde el castillo de Ophanimon la había agotado.
Hizo una leve reverencia, como símbolo de respeto, y a continuación, se tumbó. Seraphimon no lo comprendía del todo, pero esperó a que Nefertimon se excusase.
-Han... han... han secuestrado a la señora Ophanimon.- dijo, exhausta. Y se derrumbó.
Seraphimon llamó a Sorcerymon, y juntos la espabilaron. Tras curarla las heridas, Nefermitimon volvió a hablar.
-Tras la reunión, Ophanimon mandó reforzar la defensa. No mucho, para que los olímpicos no se alarmaran, pero sí lo imprescindible. A la maña siguiente, al alba, aparecieron. Las defensas hicieron su trabajo, pero sólo lograron entretenerles. Entonces fue mi turno. Me enfrenté a Minervamon, pero caí malherida. Ophanimon comenzó su combate. Derrotó a algunos, pero no pudo con Minervamon...-
-¿A dónde se la llevaron?- preguntó alarmado Seraphimon.
-No lo sé. Encuéntrala, sálvala.- dijo cuando volvió a caer rendida.
Sorcerymon y Seraphimon se quedaron observándola unos instantes.
-Se recuperará.- aseguró Sorcerymon.
-Sorcerymon, cuida de ella. Voy a salir.-
-¿Va a informar a Cherubimon del secuestro de Ophanimon?- preguntó el mago helado.
-Sí, justamente eso.- respondió el ángel.
Seraphimon salió de su despacho y cerró de un portazo.
-"Secuestrar a Ophanimon. Cómo osan. Se van a enterar esos olímpicos."- pensaba Seraphimon mientras se alejaba volando.
Sabía justamente lo que hacer. A pesar de ser un ángel de la justicia, su carácter regio, incluso frío en algunos momentos, le hacía tomar muy en cuenta la venganza como solución a ciertos problemas. Y era justo lo que iba a hacer.
Llegó al límite del océano. Se adentró más, sobrevolando el oscuro pero tranquilo mar.
Bordeó Island Zone, ya estaba cerca.
El agua cambió de tono, tornando cristalina, trasparente. Pudo apreciar allí su destino.
Concentró toda su energía en la palma de sus manos, y lanzó un potentísimo ataque, que impactó contra el inmenso océano. Las aguas se separaron y le permitieron descender.
Cuando aterrizó en el suelo marino, una figura femenina le estaba esperando. Era Ancientmermaimon.
-Sólo alguien con tanto poder como tú puede levantar los mares momentáneamente, Seraphimon.- dijo la sirena. Parecía sorprendida.
-El tiempo justo.-
-¿El tiempo justo para qué? ¿A qué has venido?-
-Tengo un asunto de gran importancia que tratar contigo.-
-Podías haber ordenado a un mensajero que me trajera a tu palacio.-
-Era urgente, y quería tratarlo contigo en persona.-
-Entiendo...- se limitó a decir Ancientmermaimon. Sabía perfectamente que estaba mintiendo. – Acompañamé hacia mi morada, por favor.-
-No me parece una buena idea...- dijo Seraphimon lentamente, mientras adoptaba posición de combate.
Lanzó a la sirena siete orbes dorados, que esquivó con dificultad.
El ángel se lanzó contra ella, y esta le lanzó su tridente para evitar la embestida. Seraphimon agarró el arma y la partió en dos. Lo dejó al suelo.
El ángel se aproximó. Intentó agarrarla. Está se resistió. Notó frio tacto de los guantes de Seraphimon... Sabía que estaba perdida. No podía ganarle sin su tridente cuerpo a cuerpo. Si convocaba a las aguas, sólo podría entretener a Seraphimon, quien las volvería a separar, y, frustrado, iría con más rabia y más fuerza a por ella.
Sólo podía limitarse a ganar tiempo para que alguien del Valle de las Sirenas pidiera refuerzos.
Le dio un coletazo, que dejó desorientado a Seraphimon. Aprovechó para intentar escapar...
Se dirigió hacia las masas de agua que permanecían aún levantadas, hasta que Seraphimon cumpliera su cometido. No miró atrás, a pesar de que sabía que su enemigo estaba allí, y no se iba a quedar de brazos cruzados...
Ya casi estaba. Unos pasos más, y podría escapar, temporalmente, o por lo menos pedir ayuda para refrenar a aquel extraño ser que gobernaba con mano de hierro el Mundo Digital.
La verdad es que Ancientmermaimon apenas conocía a Seraphimon. Habían coincidido en algunas reuniones que se realizaban een su castillo, para tratar asuntos de gran relevancia para el Mundo Digital en general, pero no habían intercambiado nada más que un par de cordiales palabras.
Sin embargo, entendía completamente lo que ocurría: el plan de secuestrar a Ophanimon había sido un éxito, y Seraphimon buscaba alguna forma de rescatar a su amada. Secuestrarla y pedirle a Neptunemon un intercambió era buena idea, pensaba la sirena, aunque a ella la perjudicara.
Sufrió un doloroso impacto en su espalda y se desplomó. El Siete Cielos de Seraphimon la había derribado en un golpe certero.
Seraphimon se acercó a la sirena, inconsciente, y la cargo sobre sus hombros. Alzó el vuelo mientras las aguas se desplomaban y volvían a su cauce original con un ruido ensordecedor.
Continuó su travesía hasta el Castillo de Cherubimon. Hacía mucho que no visitaba aquel lugar. La Rosa de las Estrellas era un lugar fascinante. Tenía un aura especial, con su cielo eternamente estrellado, que contrastaba con el suelo rosáceo y púrpura. Y en medio de aquella inmensa nada, se alzaba la enorme construcción en la que habitaba su compañero.
Llegó hasta la puerta principal y llamó. Un Goatmon le abrió. Era uno de los sirvientes de Cherubimon. Le condujeron hasta su amo. Se encontraba en las cárceles subterráneas, en las cuales se encerraba a los digimons que Seraphimon condenaba.
Cherubimon, al contemplar el cuerpo inerte, aparentemente sin vida de Ancientmermaimon, no pudo dejar escapar un grito de dolor.
-¿Pero qué has hecho?- le preguntó - ¿Por qué la has matado?-
-Tranquilo.- le dijo, depositando a la sirena en el frío suelo de piedra.- Sólo está inconsciente.-
Cherubimon se sintió más calmado.
-Han secuestrado a Ophanimon.- prosiguió Seraphimon.- Entonces, me he decidido por actuar. Me he trasladado al Valle de las Sirenas, dónde he tenido una agradable aunque infructuosa conversación con Ancientmermaimon, y al final, he tenido que traérmela a la fuerza.-
-Entiendo...- se limitó a decir Cherubimon. Nunca le habían gustado los métodos que Seraphimon solía emplear. Aunque entendía su ira, su enorme frustración por recuperar a su amada. En su situación, él no hubiera sabido que hacer. Quizás, hubiese optado por métodos más pacíficos, aunque quizás menos efectivos que aquel chantaje que iba a realizar.
-Necesitaría, que la encerraras.- dijo Seraphimon. – Preferiblemente, en un sitio, apartado, discreto. Y con máxima seguridad.-
-Podré encontrarla un lugar adecuado. ¿Cuánto tiempo se quedará?-
-Hasta que recuperemos a Ophanimon. Es lo justo.-
-¿Crees que volverán a atacar?- preguntó Cherubimon, aunque sabía la respuesta.
-No lo dudes. Por favor, vuelve a reforzar la seguridad de tu castillo. Es posible que intenten rescatarla.-
-Así lo haré.- respondió Cherubimon.- Siento decirte esto, pero, deberías irte. Estoy tratando ciertos asuntos de gran importancia, y necesitaría estar tranquilo.-
-No te preocupes, ahora mismo me voy. Mañana iré a verte a sta misma hora, para diseñar la estrategia que debemos adoptar.-
-De acuerdo.-
Los Goatmons acompañaron a Seraphimon hasta la salida. Después de que se hubiera marchado, regresaron, y se llevaron a Ancientmermaimon a la celda que Cherubimon les indicó.
Cuando Cherubimon estuvo seguro de que se habían hizo, hizo una seña. Dianamon salió de su escondrijo...
Nota:
Bueno, el final abierto de este capítulo deja las cosas muy interesantes. Además, se introducen dos personajes nuevos y se profundiza en Seraphimon. El próximo capítulo se centrará en Minervamon y otro misterioso personaje...
