Buenos días a todo el mundo. He estado esperando a publicar este capítulo (bastante largo, en comparación con los anteriores) hasta que ha llegado oficalmente Ceresmon Medium. Gravi, gracias por comentar, e intentaré publicar más rápido. Eso sí, espero más comentarios tuyos.

Capítulo 17: La novena silla

Mercurymon esperó a que todos se sentaran para comenzar la reunión. Según le había avisado con anterioridad Neptunemon, debería poner nueve sillas alrededor de la mesa esta vez. Se preguntó si el digimon marino habría informado a su esposa, y esta, habría querido asistir al evento.

Les esperó impacientemente, hasta que al final todos los asistentes previstos se acomodaron en sus asientos. La novena silla que había colocado, seguía vacía.

-Buenos días.- comenzó saludando enérgicamente, tal y como lo haría todo líder que se precie.

-Buenos días.- respondieron los olímpicos cordialmente.

Todos sabían, o tenían una ligera idea sobre los temas que se iban a tratar: primero, un breve resumen sobre el secuestro de Ophanimon; y posteriormente se hablaría de su siguiente objetivo.

Marsmon agitaba la copa de vino que sostenía. No parecía ser el único que se había percatado de la silla inocupada, la cual le separaba de Neptunemon. Si planteaba las preguntas adecuadas sobre ella, podría ridiculizar a Mercurymon durante un buen rato.

-Antes de que comiences con tu genial discurso, Mercurymon.- entonó Marsmon, con firmeza. Su voz grave rompió el silencio sepulcral en el que se encontraba sumida la estancia. -¿Quién nos va a acompañar hoy? Lo pregunto, puesto que hay una silla vacía, y estamos todos.-

-Es una sorpresa.- contestó Mercurymon. Estaba acostumbrado a las preguntas trampa de Marsmon.

-¿Ha sido idea tuya?- le presionó Marsmon. Intuía que iba por el buen camino.

-No. Neptunemon podrá informarte mejor.- se rindió Mercurymon. Más valía una retirada a tiempo, que una derrota estrepitosa.

-No creo que tarde en venir.- salió Neptunemon a su rescate.-

-Continuando con el punto que nos corresponde, he de decir que podemos estar satisfechcos con el resultado de nuestra primera operación. Además, debo felicitar a Minervamon, sin la cual no habríamos podido obtener esta victoria.- comenzó a decir Mercurymon.

Marsmon fulminó a la olímpica con la mirada. Odiaba estar en un segundo plano.

-Sin embargo, he detectado un... desajuste en nuestras capacidades.- prosiguió Mercurymon. Los olímpicos le miraron, confundidos.- Me refiero ha que hemos olvidado el arte de combatir. Y debemos recordarla a base de entrenamiento.-

-"Yo no."- quisó decir Minervamon, pero reprimió el impulso. Ella entrenaba dura y diariamente. Estaba incluso en mejor forma física que en el pasado.

Venusmon se quedó consternada. Ella, no era precisamente la mejor combatiente de los olímpicos. Y tampoco es que la gustase entrenar. Ella prefería emplear otro tipo de facultades, y realizar otra clase de funciones. Eso sí, si era neceario, lo haría. Además, hoy tenía pensado demostrar lo que valía, costara lo que costase.

-Y para concluir con este tema, y cercionarme personalmente de la seguridad de Hell's Field; tras terminar la reunión, acoimpañaré a Apollomon a Bright Zone, para así comprobar el estado en el que se encuentra Ophanimon.- concluyó Mercurymon.

Apollomon ahogó un grito. Si Mercurymon lo acompañaba, descubriría a Ophanimon danzando a sus anchas por su castillo. Podría ser su fin.

Lanzó una mirada furtiva a Venusmon, quien miraba al vacio. A su lado, Vulcanusmon le sonrio.

-"Pobrecillo."- pensó Apollomon. Pero esos pensamientos se alejaron rapidamente. Tenía que encontrar una solución a su problema.

Venusmon se percató entonces de todo. Comenzó a mover sus labios. Presentaban un color rosa pálido en aquella ocasión. Apollomon trató de captar las palabras que decía.

-"Yo entretendré a Mercurymon. Tú regresa rápidamente y encierra a Ophanimon."- llegó a entender.

Apollomon asintió levemente. Eso sería lo que harían.

-Por otro lado, deberemos legir nuestro siguiente objetivo.- continuó Mercurymon.- ¿Seraphimon o Cherubimon?-

Los murmullos afloraron. De nuevo, un tema delicado y una decisión difícil.

-Seraphimon es más fuerte. Pero Cherubimon es más sabio.- reflexionó Minervamon en voz alta.- Así pues, hay que elegir entre maña o fuerza.-

-Viendolo de ese modo... La opción más inteligente en estos momentos es Cherubimon. No estamos en condiciones para enfrentarnos a Seraphimon.- sentenció Mercurymon. Nadie puso ningún pero.- Dianamon, tú que le conoces bién. ¿Se te ocurre algún modo de vencerle?-

Dianamon meditó sobre lo que iba a decir. Ya había bastante tensión entre ella y Cherubimon. Sin embargo, en aquel momento, no podría oponerse.

-Ahora mismo no.- hizó una breve pausa.- Pero lo pensaré.-

-Bien.- dijo Mercurymon, orgulloso. Pensaba que se estaba ganando la confianza de Dianamon. Nada más lejos de la realidad.

-Y por último.- dijo Mercurymon, cambiando de tema.- Vulcanusmon: ¿cómo va el trabajo en la forja?-

Todos centraromn la atención en el olímpico. Solía ser siempre una figura recatada, reservada, y que pasaba inadvetida. Tanta atención lo abrumaba.

Miró a Venusmon, para que le diera animos. Y entonces comenzó a hablar:

-He realizado unas cuantas copias de las armasque todos poseemos. Así que no os preocupeis si las perdeis en combate, o si se rompen.-

Minervamon frunció el ceño. No tenía pensado cambiar a su Olympia por nada del mundo.

-Además.- prosiguió Vulcanusmon.- Estoy trabajando en nuevos diseños.-

Aquella afirmación causó un gran revuelo entre los olímpicos. Nunca pensaron que Vulcanusmon accedería a la petición que le realizó Mercurymon. Se equivocaban.

Dianamon miró a Venusmon. Pensaba que había tenido algo que ver. Está, consciente de lo que pensaba su compañera; negó con la cabeza.

-"Yo no he tenido nada que ver esta vez, Dianamon.- susurró, de manera casi imperceptible.

Dianamon se fio de su palabra. Estaba segura de que en aquella ocasión, Venusmon no mentía.

-Eso sí.- continuo Vulcanusmon, cruzando todossus brazos entre si.- Debereís esperar para ver los resultados.-

-Lo comprendo.- contestó Mercurymon.- Una obra de semejante embergadura, lleva su tiempo. Creo que no hay nada más que decir.-

-Parece que nuestro invitado sorpresa no ha venido.- dijo Marsmon, maliciosamente.

-Invitada.- le corrigió Neptunemon.- Y llegará ahora: estoy convencido de ello.-

-¿Es Ancientmermaimon?- preguntó Venusmon. Tenía una buena relación con la esposa del olimpico.

-No.- negó rotundamente.

-"¿Entonces quién podrá ser?"- se preguntó Venusmon.

Dianamon poseía la respuesta. Conociendo tal y como conocía a Neptunemon, habría ido a rescatar a Ancientmermaimon, y se habría topado con Ceresmon. La habría liberado, y, en aquel instante, se encontraba de camino hacía allí. Iba a tener que dar muchas explicaciones en el caso de que apareciera.

-Debo marcharme.- dijo, intentando huir, antes de que Ceresmon llegará.- Tengo ocupaciones pendientes.-

-¿Qué clase de ocupaciones?- preguntó su hermano, sentado a su lado.

-Una nueva cazadora. Muy especial. Nopuedo dar más detalles.- respondió Dianamon.

Venusmon se mordió el labio inferior. Ella hacía mucho tiempo que no tenía digimons bajo su tutela. Y que Dianamon fera a entrenar a una nueva cazadora la mortificaba.

-Eso puede esperar.- sentenció Apollomon.

Dianamon se quedó quieta en su asiento. No merecía la pena siquiera levantarse: Apollomon se lo impediría, como hacía siempre.

Esperaron unos minutos en silencio hasta que empezaron a oir pasos. Provenían del balcón, el cual estaba abierto y comunicado con la sala en la que se encontraban.

Ante ellos se encontraba una figura femenina, que mediría alrededor del metro setenta; un poco más si acaso. Llevaba casi todo el rostro tapado, por un casco con motivos florales; cuya parte superior parecía pétalos de color naranja. La parte superior de su torso, iba prácticamente al descubierto, sin contar las hombreras compuestas por flores azules y moradas, y el sostén que cubría sus pechos, el cual hacía juego con el pántalon verde y negro que llevaba puesto. Por último, sus manos y sus pies, lucían garras de dorado; y bastante grandes: desporporcionadas para el tamaño de la criatura. Sin embargo, era capáz de levantarlas con facilidad.

-Buenos días a todo el mundo.- saludó Ceresmon mientras tomaba asiento.- ¿Cómo va todo por aquí?-

Mercurymon no salía de su asombro. No se esperaba que estuviera ella aquí. El resto, salvo Neptunemon, también parecían sorprendidos. Dianamon trato de fingir su asombro, y, entre la confusión del momento; ninguno reparó en la extraña y falsa expresión de su rostro.

-Ceresmon, ¿dónde has estado todo este tiempo?- se decidió a preguntar Mercurymon.

-Retenida.- contestó ella.

-Quizás será mejor que lo explique yo, si no te importa.- la interrumpió Neptunemon.

Ceresmon le dejó continuar.

-Hace poco me infiltré en la cárcel del Castillo de Cherubimon, y rescaté a Ceresmon; la cual debe de llevar presa allí desde la última batalla.-

-En efecto.- afirmó ella, complacida por encontrarse de nuevo con sus compañeros.

Neptunemon obvió el motivo que le había llevado allí. Quería que el secuestro de su esposa fuera un secreto; sobre todo para Ceresmon.

-¿Había algún olímpico más allí?- preguntó Marsmon. Preguntaba precisamente por Él. Los demás le daban igual.

-En lo que duró mi breve visita, no me topé con nadie más.- respondió Neptunemon.

-No había ningun olímpico más.- contestó Ceresmon, distraida. Miraba de reojo a Dianamon. Días antes de su rescate, ella había ido al Castillo de Cherubimon. Era conocida su amistad, pero, en la situación en la que se encontraban no lo consideraba adecuado. Estaba al corriente de todo: había estado sobrevolando el castillo, escuchando todo lo que decían sus compañeros. Sin embargo, no conocía el motivo que había llevado a Neptunemon a infiltrarse en el castillo del ángel. Debía de ser muy importante; con el revuelo que había armado. Tenía muchas ganas de hablar con él en privado.

Dianamon la miraba directamente. Sabía que Ceresmon la había descubierto. Lo peor de todo es que no sabía que iba a hacer. Dianamon solía conocer muy bien a todos los olímpicos, pero nunca llegó a comprender muy bien a Ceresmon. Además, con el cautiverio que había sufrido, seguro que habría cambiado. O quizás seguiría teniendo esas mentalidad... tan suya: una mentalidad que Dianamon no sabría como describir. En el pasado, Ceresmon pasaba de lo racional a lo ilógico, de lo sensato a lo temerario en cuestión de segundos. Era muy abierta, pero presentaba unas cuantas ideas inamovibles en su código moral. Era todo un personaje.

-¿Conoces bien el castillo de Cherubimon, Ceresmon?- preguntó Mercurymon.

-Las mazmorras sí. Trate de escaparme varias veces, hasta que me encerraron en aquella estúpida jaula, que bloqueaba mi forma humanoide.- respondió la diosa.

-Entonces, eres capaz de guiarnos por allí.-

Ceresmon no supo si era una pregunta o una afirmación. Decidió asentir con la cabeza.

-Entonces, si todos estamos de acuerdo, dentro de tres días, iremos al castillo de Cherubimon hy le haremos una visita.- dijo Mercurymon orgulloso.

-¿Y dónde le esconderemos? ¿O vamos a matarlo?- preguntó Minervamon, la cual había estado callada durante toda la reunión: estaba preocupada por el estado de Vikemon.

-En Hell's Field.- contestó Mercurymon.

Apollomon puso cara de horror. Entonces, tuvo una idea.

-Si encerramos juntos a Ophanimon y a Cherubimon, es probable que encuentren la forma de escapar.-

-En ese caso... no queda más remedio. Conquistaremos Prision Land.-

Todos miraron a Mercurymon, desconcertados. Prision Land era una zona muy compleja, y que nunca habían visitado. Se había usado como cárcel hacía mucho tiempo, y aparentemente estaba abandonada. Pero todos decían que era una zona muy peligrosa.

-Me parece que no queda más remedio.- dijo Marsmon. Odiaba darle la razón a Mercurymon, pero en aquella ocasión estaba en lo cierto.

-Para tener algo más de tiempo para prepararlo todo, la conquista de Prision land será dentro de tres días, mientras que el asalto al castillo, dentro de seis.- dijo mercurymon, con una sonrisa.

Los olímpicos asintieron.

-¿Voluntarios?- preguntó el olímpico.

Los de siempre levantaron rápidamente la mano. Además, Ceresmon se presentó voluntaria.

-Sólo hay que ir allí, y encontrar el Código Corona de la zona, asíq ue no creo que debamos ir muchos: hay que reservar fuerzas para el asalto. Ceresmon, será mejor que descanses: serás una parte clave para atrapar a Cherubimon, por lo que no es conveniente que vayas a Prision Land.- la informó Mercurymon.

Ceresmon frunció el ceño, e hizo notar su enfado dando un fuerte golpe sobre la mesa. Acababa de llegar, ya la estaban dejando de lado. Luego, se lo pensó mejor, y se calmó. Tendría tiempo para hablar con Neptunemon. Además, iba a ser la guía por el Castillo de Cherubimon. Sin ella, no podrían hacer nada. A menos que Neptunemon fuera el que les guiara, cosa que dudaba. Siempre había sido una persona poco violenta; a menos que se le provocase.

-Y, por otro lado, Apollomon, debes quedarte vigilando a Ophanimon. Así que, iremos Marsmon, Minervamon y yo.-

Todos estuvieron conformes.

-Entonces, se levanta la sesión.- dijo, dando un golpe con su cuchillo, a modo de mazo.

Los olímpicos se fueron levantando de sus asientos. Apollomon salío corriendo de la sala, sin que Mercurymon se diera cuenta: debía conducir a Ophanimon de nuevo a Hell's Field. Esperaba que Venusmon consiguiera entretenerle el tiempo suficiente.

Por su parte, Dianamon se acercó a Ceresmon. Esta la estaba esperando en el balcón, observandola complacida con la cabeza ladeada.

-Gracias.- dijo Dianamon.

-Me debes una. Ya hablaremos más adelante.- se limitó a decir Ceresmon, mientras se dirigía a la salida para hablar con Neptunemon.

Ceresmon le dio un golpecito en la espalda para que el olímpico se girara. Era algo más alto que ella.

-¿Podemos hablar?- preguntó.

-Hoy no. Tengo ocupaciones pendientes en Island Zone.- respondió Neptunemon.- ¿Te viene bien mañana?-

-Sí. Me podrás localizar en el Valle de Deramon. Nos vemos.- Agachó la cabeza, y salió del castillo. Se transformó en su otra forma, y alzó el vuelo.

-"En menudo lío me estoy metiendo."- pensó Neptunemon, mientras también abandaba el lugar.- Si Ancientmermaimon se enterase..."-

En la estancia ya solo quedaban Mercurymon y Venusmon. La diosa le había dado una torpe escusa a su marido, el cual hacía rato que ya se había marchado: tenía mucho que hacer en la forja. Ahora que estaba trabajando en las nuevas armas, además de sus tareas habituales, estaba más ocupado que de costumbre. Esto le daba a Venusmon mucho tiempo libre.

Caminó hacia Mercurymon, quién estaba recogiendo para marcharse con Apollomon.

-¿Y Apollomon?- preguntó el olímpico, confuso.

-Me ha dicho que te esperará en Bright Zone. No te preocupes.- respondió Venusmon, luciendo su mejor sonrisa.

-Qué quieres, Venusmon. – preguntó. Puede que sus juegos fuincionaran con Apollomon y con Marsmon, pero él no sentía nada. Sí le parecía hermosa, y muy seductora, pero nada más.

-Me gustaría comentarte algo.-

-Dime.-

-Tengo un plan para que Seraphimon deje de darnos problemas. ¿Te gustaría oirlo?-

Mercurymon no se podía creer lo que estaba oyendo. Por mucho que pensará, no se le ourría ningún método para derrotar al ángel.

-Soy todo oídos...-

Nota:

Con este suspense termina el capítulo 17. Me ha venido muy bien que sacaran la forma humanoide de Ceresmon (Ceresmon Medium) Muchas gracias por todos los comentarios. Os voy a plantear dos preguntas, que me gustaria plantearos unas preguntas, a las que me gustaría que respondierais a traves de vuestras reviews (que no os cuesta nada):

-¿Por qué creeís que Neptunemon no ha querido nombrar el secuestro de Ancientmermaimon?

-¿Qué creeis que les aguarda en Prision Land?-

-Esto ya no es una pregunta, pero que se le va a hacer. Me gustaría comentarios de esos largos, sobre la trama, los personajes (como les veis, su personalidad, sus romances...)

-Además, se busca Beta Reader.

Creo que eso s todo por hoy. En el próximo capítulo, descubriremos ese plan que tiene Venusmon, y si Apollomon consigue esconder a Ophanimon a tiempo; entre otras cosas.