Pov Anthony
2 meses después
La noche estaba relativamente despejada, por ende, se podían divisar las estrellas sin mayor esfuerzo, aún no lograba conciliar el sueño y ya eran casi las 2 de la mañana. Desde hace dos meses que había dejado Forks y no había hablado con mamá, ni había contestado los mensajes que Emma me había enviado de forma insistente el primer mes. Tomé mi teléfono y leí el último mensaje que me envió.
"Está bien. Si no quieres contestar no lo hagas"
Estaba enojada eso era un hecho, la conocía bastante bien para sacar esa conclusión y su mensaje era más que claro ella y yo ya no estábamos juntos. Pero no podía hablarle, que me escuchara o verla a la cara. No después de lo que hice. Me descontrole del modo en el que ella pudo haber salido dañada de formas irreparables, de hecho, me sorprendió ver sus mensajes cuando se dio cuenta que yo ya no estaba y saber que no me temía. En cierto grado era reconfortante, pero debía ser razonable, en este último tiempo ha sido dañada por este extraño mundo desde la posesión de su mente a daños físicos y psicológicos, ella era fuerte, pero no tenía ni debía pasar por esto. Ahora si lograba empatizar con Edward y ya no lo podía culpar por lo mismo que hago yo ahora.
Escuche los pasos de Edward ligeros como una pluma en el suelo, venia hacia acá.
-Pasa- Entró a la habitación sin hacer ruido, vivir con él era fácil, no hacía preguntas ya sabía las respuestas.
-Llamó tu madre nuevamente.
-Lo sé. - Ya ni siquiera tenía que hablar.
- ¿Vas a hablar nuevamente algún día? ¿Al menos con ella?
-Solo cuando tenga algo muy interesante que decir y no, no puedo hablar con ella aún. - Solo se resignó y desvió el tema.
- ¿Así que es fácil vivir conmigo?
-Lo es, ni siquiera tengo que hablar.
-Pero sabes que no te hace bien ¿Verdad?
-Quizás, no lo sé, pero creo que no eres psicólogo.
- De hecho, sí, tengo un título de eso.
-Presumido.
-Debes hablar, en algún momento, aunque sea solo.
- No tengo nada interesante que decir.
-Lo que no entiendo aun es que si estás triste por Emma o porque mataste a un hombre.
-No me arrepiento de matar a George, me arrepiento de la forma en la que fue. Debió haber sido más...
-Humana.
-Algo así. Cuando has matado, ¿Qué sentías?
-Yo he matado a muchas más personas que tu Anthony, pero respondiendo a tu pregunta, no era tristeza, era decepción de mí mismo, veía el monstruo en sus ojos y vi mi humanidad desaparecer de a poco con ellos.
- ¿Siempre fue por lo mismo el motivo de sus muertes?
-Sí, eran asesinos, violadores, maltratadores. Después de tantos años y después de tanto haber visto y vivido, quizás hubieran tenido su momento de redención y eso es lo que me carcome. Pero no lo supieron nunca. Los mate- Se sentó en el borde de la cama.
-Hiciste bien. - Me miro extrañado. - No se hubieran arrepentido, yo lo vi.
-Eso no es posible.
-Lo vi en George, todo lo que hizo y lo que le dijo a Emma, ella no fue la única y pago solo por Emma y solo un par de años y no se arrepintió ni un poco, ni cuando lo maté, él jamás se arrepintió. Si la mente de los psicópatas es así siempre, ellos jamás se arrepintieron, así que hiciste bien, salvaste vidas, de forma drástica, pero lo hiciste, piensa en todas las mujeres que salvaste, familias enteras quizás. - Se quedó callado mirándome como si estuviera loco ante la lógica de mi argumento.
-No estás loco, es un punto de vista diferente solo... Desde que te conozco has crecido, mucho.
-No te pongas como mamá.
-Ella te extraña.
-No sé si a mi o a ti.
-No me hagas reír, siempre te va a extrañar más a ti, eres su hijo, yo soy solo...
-Mi padre. Que no te vea como veo a Derek no significa que no sepa quién o que eres, se cuál es tu lugar, pero no por eso moveré a Derek. Y la verdad, agradezco mucho que estés acá hoy, teniendo en cuanto lo que eso significa para ti.
- ¿Qué significa según tú?
-Dejar a mamá sola.
-Le hice una promesa a tu madre y para ser sincero con o sin promesa te hubiera acompañado de todos modos.
-Gracias- Solo una sonrisa torcida fue su respuesta.
-Deberías dormir ya es muy tarde.
-No tengo sueño.
-Si no lo intentas no lo lograras. - Se fue de la habitación dejándome solo con la oscuridad.
Tenía razón si no lo intentaba no podría dormir. Deje que mi mente quedara en blanco para poder conciliar el sueño y este poco a poco empezó a apoderarse de mí, era lo mejor, no quería saber de nada más por hoy.
Los días eran monótonos luego de la segunda semana en que la nos fuimos Edward me había obligado a estudiar en casa y mi habilidad con el piano había más que mejorado, estaba leyendo uno de los libros de historia cuando entro a la sala. Hablaba con mamá, al parecer había problemas en Forks.
-Lo sé Bella. - Agudice mi oído para escuchar- Él me miró, obvio sabía mis intenciones, pero al parecer era algo que debía escuchar ya que le subió el sonido.
-Debes enviarme los papeles, están investigando hasta el último rincón y han interrogado a Emma dos veces.
- ¿Qué les ha dicho ella?
- Lo de siempre, solo que fue al baile se quedó con Anthony y él tomó el vuelo esa mañana contigo y que desde entonces no habla con él y que no tiene idea de dónde está George, que la última vez que lo vio fue antes de salir al baile.
- ¿Qué dice su tía?
-Nada, solo dice que esa noche el salió y que no volvió. Puso la denuncia por persona desaparecida en el acto.
- ¿Te han vuelto a interrogar a ti?
-Sí, dos veces también, Jasper está en todo momento con nosotras en los interrogatorios, solo eso nos mantiene tranquilas, Pero Brown sigue insistiendo en la declaración de Anthony.
- ¿Qué les dijiste?
-Que Era imposible que él viajara, que estaba en Suecia en una escuela en la que había empezado hace poco, la verdad ya no sé cómo convencerlos, por eso necesito el papeleo. Y los movimientos Bancarios de la compra de los billetes de avión que se vea que era un viaje programado.
-Dentro de unas horas te los envió, y si es necesario puedo hablar con ellos por teléfono.
- ¿Puedes?
-No me verán Bella, solo me oirán, debo poner un poco más ronca la voz eso es todo.
-Está bien. ¿Está contigo ahora? - Le negué con la cabeza no quería hablar con ella.
-No, salió a tomar aire.
-No te creo, pero está bien. Dile que lo amo.
-Yo le digo. - Edward fijó la vista en mí, en su mirada podía ver su "debes hablar con ella"
-Bien... hablamos.
-Hablamos.
-Te descubrí Edward Cullen.
- ¿Qué?
-Solo diré que te descubrí y dile a Anthony que no se puede esconder toda la vida de mí. - Luego de eso corto la llamada.
-Se dio cuenta que estabas acá.
-Es tu culpa
-Me gusta escuchar la voz que sale de tus cuerdas vocales, aunque sea para culparme- Solo le sonreí en respuesta.
- ¿Te parece de verdad salir y tomar aire?
-Te estas escapando de tus clases.
-Un día por favor.
-Está bien.
El cielo estaba suficientemente encapotado para que Edward pudiera salir, nunca imagine que en algún momento estaría tan lejos de mi casa y solo.
-Se supone que estás conmigo.
-Sabes a lo que me refiero a solo.
-A tu madre no le gustaría este lugar, muy frío.
-Sí... a Emma sí, ella ama el frío y la nieve. Es muy canadiense.
-La has recordado mucho estos últimos días, sueñas con ella a diario.
-No te metas en mis sueños.
-No lo puedo evitar es como si gritaras de noche, pero es tu cabeza. ¿Me vas a contar?
-No lo sé, es solo un mal presentimiento.
-Debe ser solo eso un mal presentimiento.
-Eso espero.
Caminamos a ritmo humano por la ciudad, quería despejar mi mente y el ruido me distraía bastante de todo el bullicio que era mi cabeza, llegamos hasta un parque y caminamos alrededor de veinte minutos dentro de él, hasta que decidí que era suficiente y me dejé caer en una de las bancas verdes.
Edward estaba siendo más que paciente conmigo y se sentó junto a mí, en realidad no sabía lo quería en este momento, si estar solo o tener su compañía, pero cuando estaba solo me volvía loco pensando y torturándome.
-La chica de pelo rosa que pasamos hace unos metros se devolvió para seguirte.
-Se que intentas distraerme.
-Es la verdad. - Mire con disimulo y efectivamente la chica de pelo rosa de hace unos minutos estaba mirando en nuestra dirección, pero la verdad no tenía ánimos de hablar con ninguna chica en este momento.
-Hablemos de otra cosa, no me interesa seducir jovencitas.
-Suena como si lo hubieras hecho más de una vez.
-Cuando crecí e iba de cacería solo, aprendí que podía hacer cosas más interesantes de noche, nunca tuve amigos en Forks porque me creían raro.
-Lo eres.
-Quizás un poco...
-Sigue hablando Anthony.
-Claro. Bueno me di cuenta de que podía hacer cosas más interesantes después de cazar, cosas que Emma no querría hacer por su aberración a las multitudes. A veces iba Seattle y me escabullía en discos y bares.
-Supongo que tu madre obviamente no lo sabe.
-Me mataría, pero sabes aprendí muchas cosas en ese proceso.
- ¿Cómo qué?
-Que no me puedo alcoholizar, y las drogas tienen un efecto más que fugaz en mí.
-Es por tu temperatura, ahora lo del alcohol no estoy seguro.
-Yo tampoco, solo lo intente por curiosidad.
- ¿Es cuando estuvieron esas chicas de las que me dijiste?
-Claro, soy menor de edad aun Edward y eso fue hace un par de años. Así que gracias por mi rostro.
-Eso que me dices es horrible.
-Lo sé, pero lo pasaba bien.
- ¿Alguien más lo sabe?
-Emma, ella es mi mejor amiga. Aunque supe cuando parar.
- ¿Cuándo fue?
-Después que mis padres se separaron. Fue la última vez que salí de "fiesta" hice lo de siempre dije que iba de caza, pero me desvié directo a Seattle. Entré y esperé que alguna chica llegara, bailamos bebí sabiendo que no me haría nada, pero había que disimular.
- ¿Tuviste sexo con ella?
-No. No siempre hacía eso, solo quería distraerme y los bares llenos de chicas son un buen modo. La cosa es que esa noche solo salí a distraerme estaba molesto con papá, y mi madre estaba en una batalla legal por recuperar su apellido. Antes que amaneciera volví a casa y me cambié de ropa ya había perdido mi licencia así que Emma pasó a buscarme. Cuando llegó la vi tan perfecta, tan ella, con sus ojos azules, su cabello casi negro y sus labios rosas, entonces supe que no volvería a buscar en otras personas lo que necesitaba. Solo la quería ella y su risa, su crítica, sus conversaciones sobre pinturas. Estaba enamorado de ella y no me había dado cuenta hasta esa mañana.
-Ella siempre te ha amado.
-Nunca me ha permitido entrar en su mente. No de esa forma al menos, me comunico con ella, le muestro mis pensamientos, pero nunca me ha dejado entrar en los suyos.
-No es lugar agradable cuando está triste.
-Al menos tú sabes lo que piensa.
-Te ama, y sé que le dolió mucho cuando despertó y ya no estabas, y sé que está enfadada contigo y que en este momento te odia, pero que en el fondo te extraña.
-Eso suena casi a mi madre. Por cierto, no estoy molesto, por ti y ella.
- ¿No?
-No. Ella ha pasado por mucho y yo quiero que sea feliz sé que de cierto modo nunca dejó de amarte, así que solo te digo que si le haces daño de nuevo te arranco la cabeza.
-Ya me habías dicho eso.
-Lo sé, pero para que no se te olvide.
-Me parece justo- Una enorme sonrisa se dibujó en la cara de Edward haciéndome reír a mí.
-Hazme un favor.
-Claro.
- ¿Qué piensa la gente?
-Depende de la persona.
-No sé... la chica de cabello rosa.
-Piensa que eres guapo y lleva varios minutos observando, pero se debate si somos familia o pareja- Eso me hizo reír
- ¿No nota el parecido?
-La gente solo ve lo que quiere ver Anthony.
- ¿El tipo del ordenador a las 2?
-En su hija de cinco años con su brazo quebrado.
-La chica de gris bajo el árbol.
-Termino con su novio y piensa que la vida es un asco, su cabeza es un lio en realidad.
-Y el tipo del café.
-En que tiene que pasar los exámenes finales. Hablando de exámenes finales creo que deberíamos volver para que estudies.
-Bueno, de todos modos, esa chica rara me está poniendo los pelos de punta. -Rio en respuesta.
-Vámonos entonces antes que descubra lo que somos. - Caminamos de vuelta y de verdad tenía un mejor ánimo. Edward me hizo volver a la rutina de estudio, y era hora de química.
Otra semana pasó y otra más, en unos días ya serian tres meses desde que dejamos Forks, extrañaba a mamá y a Emma incluso a Jake que había estado furioso conmigo la última vez que lo vi y fue con razón.
No me atrevía a hablar con ninguno, solo el hecho que ellos supieran lo que hice me avergonzaba.
Me levanté de la cama y me miré al espejo, hacía ya semanas que mis ojos tenían su característico color café, pero no podía sacarme de la cabeza como se veían de rojo. Mi cabello estaba más largo debía cortarlo. Estaba acostumbrado a que mamá lo cortara desde que era niño. Debía llamarla la extrañaba y sabía que ella me extrañaba a mí. Me acerqué al teléfono deberían ser como las doce en Forks. Me acerqué al teléfono y marque su número, sonó solo dos veces y ella contesto.
-Edward. - Era lógico que pensara que era él su voz se escuchaba cansada.
-Hola mamá
-Anthony. ¿Cómo estás?
-Bien yo... me estaba acordando de ti y.… quería saber cómo estabas.
-Estoy bien, te extraño, la casa se siente inmensa sin ti.
-Yo también te extraño, Suecia es muy... helado.
-Suena horrible- dijo esto de forma bromista - ¿Como vas con tus clases?
-Bien, yo creo que estaba muy atrasado ya que Edward de verdad me ha puesto al día en ciencias y en matemáticas.
-Eso es bueno, tener tu mente en forma.
-Creo que sí- No quería hacerlo, pero de todos modos lo hice- ¿Has visto a Emma?
-Muy poco, solo lo necesario creo que también está enfadada conmigo.
-No, no lo está, solo... sabes cómo es ella.
-Lo sé.
Hablamos de cosas triviales, de cómo estaba el clima en Forks y de cómo le iba con la venta de los libros, intentaba evitar cualquier tema que fuese incómodo ya sea Emma o George, solo quería saber que ella estaba bien. Y que ella supiera que yo lo estaba, al menos físicamente.
-Me gustaría que estuvieras acá Anthony, cenar juntos y ver esas películas malas que te gustan.
-No son malas, son... para un gusto diferente.
-Está bien.
-Mamá. Lo siento.
-No tienes de nada que disculparte conmigo. Lo que hiciste no estuvo bien y sé que para llegar a eso debiste ver algo que te descontrolara.
- ¿Cómo lo sabes? ¿Por qué confías tanto en mí?
-Porque eres mi hijo yo te crié, se quién eres.
-Papá si estaría decepcionado.
-Molesto, muy molesto. Pero te amaba más que a cualquier cosa en esta tierra y sabría lo que yo sé de ti.
-Gracias mamá.
-Sabes que siempre voy a estar acá, así que debes llamarme más seguido- Reí ante su cambio de humor.
-Está bien, perdón por eso. Ahora te tengo que dejar Edward debe estar por llegar y tengo que estar metido en un libro de química.
-Te amo y cuídate.
-Tú también cuídate.
Corté la llamada y me quedé sentado en el sofá. A los minutos entro Edward por la puerta principal cargando una bolsa. Pasó de forma veloz a la cocina y luego volvió a la sala junto a mi
- ¿Te sucede algo?
-No, nada.
- ¿Seguro?
-Hable con mamá- La sonrisa fue imborrable de su cara.
-Debe haber estado más que feliz.
-Creo que sí, habló mucho pero su voz se escuchaba extraña, como si estuviera cansada.
-A estado un poco enferma.
- ¿Por qué no me habías dicho?
-Ella no quería que te dijera, pero tu tranquilo está con Carlisle él es un buen doctor.
-Confío en eso- me percate que la conversación nos había llevado hasta la cocina- ¿Dónde habías ido?
- De compras, fuiste hace dos días
-Bueno comes mucho, me llama la atención la cantidad de huevos que eres capaz de comer.
-Son buenos deberías probarlos.
-Paso, pero gracias por la oferta. - Ayudé a guardar unas cosas en el refrigerador y volví a ver mi reflejo en la puerta de este.
- ¿Me ayudarías con algo?
-Claro.
- ¿Podrías cortarme el cabello? - La verdad me retraía un poco pedirle a Edward algo así pero no iba dejar que nadie más lo tocara. - Me miró y pude ver diversión en sus ojos, pero solo respondió
-Sí.
-Bien, traigo las tijeras.
-Quédate en el baño. Voy de inmediato.
Fui al baño acerqué una silla dejándola frente al espejo, me quedé sentado mirándome, aun llevaba pijama puesta, luego de unos segundos entró Edward y se arremangó su camisa hasta la mitad de sus antebrazos y tomó las tijeras
-No me vayas a cortar una oreja - Me miró por el espejo con cara extrañada- Mamá una vez me cortó la oreja.
-Creo que tengo mejor ojo que tu madre.
-Bien, yo solo digo.
-Tú solo quédate quieto o quedaras calvo.
-Edward...
-Es broma, solo quédate quieto. - Comenzó a cortar mi cabello y era demasiado el que veía caer. Lo tenía muy largo o estaba cortando de más
-La primera.
- No se vale responder preguntas mentales.
-Ten un poco de fe.
- ¿Cuántas veces has cortado cabello?
-Nunca. Bueno con esta es la primera.
-Gracias ahora estoy mucho más tranquilo Eddie.
-No me digas así, lo odio. Solo lo ocupan Alice y Emmett para irritarme teniendo en cuenta que tengo tu cabello en mis manos, yo que tu haría caso.
- ¿Es una amenaza Edward Cullen?
-Así es Anthony, es una amenaza. - Nuestras miradas se cruzaron a través del espejo y evitamos reírnos haciendo parecer una pelea seria.
Luego de unos minutos soltó mi cabeza tenía el espejo en frente y había evitado mirarme todo el tiempo.
-Estás listo- Había recortado más en los lados y en la parte superior estaba era un poco más generoso, el largo era perfecto y no se veía ni un cabello más largo que otro no al menos en las partes que no debía- Creo que te gusto.
- ¿Cómo supiste como cortarme el cabello?
-Ví unas fotos tuyas de cuando eras más niño y la verdad tu pelo es igual al mío, y sé que puede ser un fastidio arreglarlo a veces.
- ¿Tu viste fotos mías?
-Sí, antes de subirlas al ático.
-Gracias
- ¿Por qué?
-Por no cortarme una oreja.
-Está bien Vincent hora de empezar el día. Limpias estoy y te veo abajo.
-Está bien.
Me levanté de la silla y como dijo Edward comencé el día. Rápidamente limpie el piso, me bañe, vestí y ordene mi cama.
Cuando baje Edward estaba haciendo mi desayuno estaba en la cocina, no siempre lo hacía él, pero hoy me había atrasado en otras cosas. Al terminar me dirigí al estudio donde libros de diferentes materias me esperaban. Comencé rápidamente, entre antes iniciaba más rápido terminaba, luego me quedaba la tarde libre para hacer lo que yo quiera.
Álgebra más que avanzado, Biología, alemán y hasta Astronomía. La verdad no estaba muy segura para que estudiaba esto, pero Edward decía que me haría falta saber dónde estaba parado con solo mirar el cielo, así que lo estudiaba. Luego de eso me sentaba al piano y tocaba por casi una hora, después de más de un mes de práctica era más que fácil pero el piano definitivamente no era mi favorito, extrañaba mi saxofón, sentir el metal en mis manos y presionar cada llave, y su color por dios era dorado, era un instrumento perfecto que te podía hacer sentir tanto feliz como triste.
Termine a eso de las 4 con todas las tareas que me había dado Edward, no eran tan fáciles como las del instituto así que me había tomado mi tiempo. Ahora ya no tenía nada que hacer, y la verdad me aburría bastante estando encerrado acá. Se suponía que no podía salir solo, pero de verdad me aburría.
Me dirigí al estudio nuevamente donde leía un libro, pero lo dejó al momento en que entré a la habitación me miró fijo.
-No.
- ¿Por qué no?
-Porque vendrán visitas.
- ¿Visitas?
-Sí, visitas.
- ¿Quién?
-Familia
- ¿Tenemos más familia?
-Bueno algo así. Vendrán Tanya y Kate.
- ¿Y se supone que sepa quiénes son?
-Son primas, te caerán bien.
-Ellas saben de mí.
-Sí ellas saben de ti. Tu tranquilo con eso. Estaban en Rusia y se enteraron de que estaba acá así que decidieron pasar a saludar.
-Bien iré a ver una película con mucha sangre y a molestar como el adolescente de 17 años que soy ya que me haces estar en familia.
-Bien.
-Bien.
Me encerré en mi habitación e hice lo que dije que haría, me encerré en mi habitación a ver películas sangrientas, iba en la mitad de la segunda cuando escuche la puerta. Rayos no quería bajar, me haré el dormido, verdad un vampiro entrometido ya lo sabía.
Apague la televisión y me dedique a espiar, escuche las voces en el primer piso
-Edward tantos años sin verte.
-Tanya ¿cómo estás?
-Bien.
-Hola Edward, Tanya tiene razón es mucho tiempo sin vernos.
-Intentaré mantener más contacto Kate.
-Es un gusto verte, aunque no entiendo porque no fuiste directo a Rusia a quedarte en este pequeño país.
-Prefiero Suecia es más... acogedor.
-Sin tanta nieve verdad.
-Algo así.
- Yo quiero alimentar mi curiosidad ¿Dónde está él?
-Arriba haciendo como que no escucha nada- Hubo un momento de silencio.
-Su corazón es como el aleteo de un colibrí ¿es normal?
-Sí Kate, siempre es así.
- ¿Y qué tanto se parece a ti? - Esa era la otra chica había de suponer que ella era Tanya
-No lo sé, dímelo tú.
-Que baje, es grosero hacer esperar a dos damas.
-Yo solo veo una. Kate permiso. - Escuche una risa chillona y los pasos de Edward pasar del primer piso al segundo.
-Edward Cullen eres un grosero.
Golpeo mi puerta y entró sin esperar a que le dijera que pasara, después de todo él ya sabía que está sentado en la cama mirando hacia la puerta.
-no quiero bajar- solo lo dije en mi mente para que ellas no escucharan.
-Debes hacerlo, es grosero esconderse.
-No me estoy escondiendo, me estoy refugiando.
-Vamos te caerán bien, sobre todo Kate.
-Bien, iré- Me pare de forma pesada.
Baje la escalera por detrás de Edward y al pie estaban dos mujeres altas y rubias muy rusas. Una de ella tenía el pelo rizado y los bucles caían por su rostro hasta sus hombros, la segunda era más alta y tenía el pelo casi blanco de rubio.
-Chicas él es Anthony.
-Hola.
-Por dios es...
-Igual a ti- No me gustaba que se me quedaran viendo así, Iba a hablar, pero Edward intervino.
-Es descortés mirar a las personas así chicas.
-No somos personas, somos vampiros Edward.
-Muy graciosa Tanya. Anthony ella es Tanya y Kate, son como primas.
-Un gusto.
-El gusto es nuestro, perdona a mi hermana ella olvida a veces como comportarse con humanos.
-Me doy cuenta - Kate me sonrió ampliamente y le respondí en respuesta.
Me quedé junto a Edward y con las Denali un rato, la verdad es que ver caras nuevas u otras caras que no fuera la de Edward o la mía en el espejo hacía que toda esta situación fuera más normal y para ser sincero Edward tenía razón, Kate si me caía bien ella era muy afable y hasta cierto punto divertida. Tanya en cambio me incomodaba un poco me miraba más de lo razonable y nunca me ha gustado que me miren como lo hacía ella. Como un bicho raro.
- ¿Tienes algún don? - Kate me hizo salir de mis pensamientos
- ¿Yo?
-Sí tú... ya sabemos que Edward lee la mente, pero ¿Y tú?
-No creo que sea correcto...-Estaba dudoso en realidad.
-Vamos y te muestro el mío- Mire a Edward para saber de qué trataba
-Solo diré que es bajo tu responsabilidad y que duele
- ¿Qué es?
-No, no diré hasta que tú me muestres el tuyo.
- ¿Cómo confío en ti?
-Edward está de testigo ¿confías en él?
-A veces- Solo reí y se unió a mí.
-Bien ¿entonces? - volví a mirar a Edward.
-Cumplirá su palabra, pero te va a doler Anthony.
-Bueno, me arriesgaré. No te asustes. - Me acerqué a ella y puse mi mano en su rostro le mostré la tortura que Edward me hacía pasar a diario con los libros, el piano y la astronomía ¡socorro! era básicamente un grito de auxilio. Sonrió ante mi ocurrencia.
-Eso es muy como Edward
-Sí. ahora te toca.
-Bien cómo te dijeron esto te va a doler.
Acercó uno de sus dedos a la palma de mi mano y sentí como una corriente eléctrica recorría cada centímetro de mi cuerpo, era enfermizamente doloroso, incluso más que el veneno de vampiro, caí con una rodilla al suelo, pero no emití sonido.
-Kate basta.
-Espera.
-Dije basta- la voz de Edward era firme así que Kate me soltó y pude respirar sin dolor, Edward me tomó del brazo y me devolvió a mi asiento.
-Tenías razón.
-Te lo dije.
-Fuiste fuerte, la mayoría grita la primera vez.
- ¿Eso crees? Sí dolió sabes.
-Lo sé, aunque claro yo solo veo el dolor en los ojos de mis víctimas. No es que lo sienta ni nada. Tu don por cierto es muy interesante, pero creo que no es todo.
-Puedo leer tu mente, pero no es cortés meterse en la cabeza de las personas sin pedir permiso.
-Lo sabía, de tal palo tal astilla.
Estuve solo un rato más acompañando a las Denali y a Edward ya que después de un par de horas me fui a acostar, quedaron sorprendidas al saber que dormía como si fuera muy extraño, bueno quizás sí lo era para ellos.
Estaba cansado eran alrededor de las dos así que me cambié ropa más que veloz y me acosté. Nuevamente mire el último mensaje que me había enviado Emma y en cosa de minutos todo se volvió negro.
Estaba un poco desorientado, mire el despertador eran las seis de la mañana, rayos no había dormido nada. Iba a volver a dormir cuando escuche las voces de Tanya y Edward discutiendo, no se suponía que debía espiar, pero...
-Ya te dije no es que sea humana es que es ella.
-Lo sé... la verdad hace años cuando llegaste a Alaska no sabía que era algo tan serio, pensé que era un problema de faldas, pero de faldas de vampiras.
-Tanya la verdad eso no te incumbe más haya.
- ¿Estas enamorado de la humana?
-Se llama Bella, no humana.
-Bien de Bella.
-Sí, pero ya te dije, no te incumbe
-La verdad Edward después de esto mi autoestima se va al suelo.
-No me siento para nada apenado te lo juro, aparte tienes muy en claro que nunca te di un aire de esperanza.
-Eso es verdad.
- ¿Kate de qué lado estas?
-Del de la verdad Tanya. Deja tranquilo al pobre Edward vinimos a visitarlo no a torturarlo. Y si él está enamorado de una humana, de una vampira o de un hada es problema solo de él, supéralo, hermana.
-Gracias Kate.
-Ahora escuchando todo este pleito entre ustedes dos, me doy cuenta de que Bella no está por ningún lado, así que... o la escondes o paso algo.
-Bella está en Forks con los demás.
- ¿Qué sucedió Edward? - Hubo silencio un momento.
-Anthony mató a un hombre y los lobos lo persiguen por eso. Por el momento Forks no es un buen lugar para él.
-Nunca en toda mi existencia pensé que tu vida dependiera de alguien más.
-Ni siquiera en tu mente puedo entender a qué te refieres Tanya
-Lo que quiero decir es que una cosa es tener una pareja un compañero, pero lo que haces por ese niño sobrepasa todos los límites que yo conozco en este tipo de vida, es como…- no escuche nada, lo más probable es que solo lo hubiera pensado.
-No sé si es igual es... más fuerte, es como que tu mundo depende de esa persona y siento que si algo le pasara a él o a ella... es horrible la sensación no se la deseo a nadie.
- ¿Si tuvieras que elegir a él o a ella'?
-No me hagas eso Tanya.
-Debes estar preparado si algo pasa y con la situación como nos contaste.
-No seas indolente Tanya
-No soy indolente Kate, Edward tiene que saber que va de frente a la perdida, ella es humana y él es un semi humano, solo no quiero que el golpe sea tan fuerte cuando caigas Edward. No es vanidad ni envidia por tu Bella, es que sepas a los que te enfrentas porque lo veo y si no te lo dijera no seriamos familia, ni seria tu amiga.
-Lo sé, soy consciente de eso. Pero tengo promesas que cumplir.
-Lo veo. Espero que esto no llegue a los Vulturis.
-Espero.
Luego de eso deje de escuchar tenía muchas dudas es mi cabeza, como ¿a quién escogería? ¿cuáles eran esas promesas? ¿quiénes eran lo vulturis? ¿O de quien hablaban antes? Preguntas que no podían ser contestadas o sabría que está espiando. Decidí volver a dormir, era necesario, relajar mis dudas con la almohada.
Dos días después las Denali se fueron y yo intente cerrar mi mente lo más posible, camuflar lo que había oído y desviar la atención hacia otro lado. No sabía si había funcionado, pero Edward no había hecho ningún comentario ni había cambiado en nada su postura hacia mí. Quizás si era realmente bueno en esto de ocultar mis pensamientos.
La mañana siguiente en que volvíamos a estar solos, desperté y Edward estaba en mi habitación inmaculado sentado en una silla mirando por la ventana.
-Buenos días.
-Hola- estaba confundido jamás era tan invasivo - ¿qué sucede?
-Hoy es mayo.
-Si, eso creo.
-Estamos a días de tu cumpleaños dieciocho.
-Así es... ¿Me vas a decir que pasa?
-Es solo que estos dos últimos días... No es cortés escuchar conversaciones ajenas- Mierda si lo sabía.
-Obvio que lo sabía. No lo supe en el momento claro, pero empezaste a dejar rastros en tu cabeza y ya cuando te dormiste tenías tu cabeza llena de preguntas.
- ¿Por qué no me habías dicho nada?
-Porque era una conversación que debíamos tener sin oídos adicionales.
-Fue una conversación que escuche sin querer.
-Lo sé.
-Necesito saber.
-Pregúntame- Era difícil empezar por alguna duda en específico, así que comencé por la que parecía a mi punto de vista la más fácil de responder.
- ¿Quiénes son los vulturis?
-Pensé que al entrar en mi mente ibas a saber eso.
-No, es mucha información, nunca había procesado tanta información, me centre en lo que realmente me interesaba. El motivo de tu partida.
-Bien, los vulturis son un clan de vampiros situado en Volterra, ellos hacen que la ley se cumpla y aplican castigos a quienes rompen las reglas.
- ¿Cuáles son las reglas?
-No exponernos, mantener el secreto, básicamente por ende todo lo que hagamos que pueda exponernos les concierne.
- ¿Y por qué no se pueden enterar de mí?
-Hace muchos, muchos años existió un tipo de delito en particular que atentaba contra nuestro anonimato. Niños inmortales, vampiros en su mayoría mujeres transformaron a niños. A veces ni siquiera superaban el año de vida.
-Eso es...
-Horrible. Eran niños por ende eran inestables. Así que los vulturis intervinieron.
-Para mantener el secreto.
-Correcto, sus creadores eran capaces de dar la vida por ellos.
- ¿Ese era el vínculo del que hablaba Tanya?
-Sí, su creadora había convertido a un niño y fue castigada por eso y como te dije, ellos daban la vida por esos niños.
- ¿Y dónde cuadro yo en todo esto?claramente no soy un niño inmortal.
-No, no lo eres, pero los vulturis llevan años encerrados en sus torres y son temerosos a lo desconocido. Ahora, tu madre es humana eso quiere decir que el secreto no está guardado.
-Entiendo. - La verdad ahora toda la conversación que habían tenido cobraba total sentido para mí. Solo me quedaba una duda ¿Cuáles eran las promesas de las que había hablado? Nos miramos fijo un momento, no hacía falta hablar él sabía. Pero desvió la mirada. No estaba dispuesto a hablar - Dime - Insistí me volvió a mirar y en sus ojos dorados podía ver la duda.
-Le prometí a tu madre que te cuidaría después que ella ya no esté.
- ¿Por qué te pidió eso? -sonrió como si la respuesta fuera obvia.
-Porque te ama Anthony y tú eres todo para ella, te ama más que a su propia vida.
-Entonces ¿tú aceptaste?
-Obvio.
-Eso no es obvio para mí.
- ¿El hecho que este aquí no te dice nada?
-Bueno sí, pero... No lo sé... - la verdad no sabía que decir- No hagas cosas por compromiso a mamá no tienes que cuidarme.
-No es compromiso, lo necesito. Necesito saber que estarás bien, que serás responsable con tus acciones que podrás vivir tu solo y bien. Necesito saberlo. -podía ver desesperación en sus ojos, pero al momento en que llegó este pensamiento en mi mente el suavizo su mirada e inspiró profundo.
-Estaré bien Edward.
-Eso tengo que verlo antes.
-Lo prometo.
-Te creeré. Por ahora.
-Ahora tengo otra duda que me asalta. Tanya te pregunto a quién salvarías.
-No hagas eso.
-Solo responde.
-Me haces elegir entre tu madre y tú.
-Responde -Sus ojos se tornaban de un dorado oscuro, eso quería decir que se estaba enfadando, pero mis deseos de saber su elección eran mayores. Me miró por unos segundos y le sostuve la mirada, no me daría por vencido, podía ser muy testarudo si me lo proponía.
-Lo sé, eres como tu madre. Terco.
- ¿Me vas a responder?
-Sí. Si en el caso hipotético en que tú y tú madre se vieran en riesgo, no sabría qué hacer, no sé cómo voy a reaccionar y la verdad evito pensar en eso.
-No responde a mi pregunta, pero no presionare más. - Se relajó un poco y sonrió.
-Levántate, es un brillante y largo día y tienes muchos libros esperando.
- ¿Enserio?
-Sí
Los días restantes pasaron en la misma rutina, cada día estaba más cerca mi cumpleaños y menos quería que pasara el tiempo. Hablaba con mamá a diario yo intentaba distraerla del desastre que era Forks aun y Edward intentaba distraerme a mí.
Era como un círculo vicioso un círculo que no terminaba jamás.
Suecia era lindo, pero extrañaba mi hogar, ese pedazo de tierra lleno de musgo escondido en una esquina de Estados Unidos, extrañaba a Jake a pesar de que estuviera furioso conmigo, extrañaba a mamá y su calidez... extrañaba a Emma.
Evitaba pensar en ella, no debí haberme ido de esa forma, no debí haber matado a George. No así al menos, no debí no haberle contestado los mensajes, no debía haber hecho muchas cosas. Entonces recordé lo que me haba dicho Edward una vez, todas las decisiones tienen consecuencias, sin importar cual sea la decisión. Causa y efecto.
Edward interrumpió mis pensamientos cuando entró en la sala, tenía cara de pocos amigos y en su rostro se veía preocupación. Se movió rápidamente por toda la habitación buscando en unas carpetas.
- ¿Pasa algo?
-No. - siguió moviéndose y prendió el ordenador, se sentó y empezó a teclear como un loco
-No, parece que no pasara nada- me miró por sobre la pantalla, pero no dijo nada.
Me estaba desesperando, dejé lo que estaba haciendo y me acerque a él para mirar que hacía en la computadora. Dudó un momento, pero me dejó observar, tenía muchas ventanas abiertas y una base de dato descargaba un sin fin de nombres, todos eran de mujeres.
- ¿Qué haces?
-Busco a alguien
- ¿A quién?
-A Emma.
- ¿Qué? - Volvió su vista hacia mí.
-Emma desapareció del pueblo.
- ¿Cuándo?
-Diez días.
- ¿Y por qué no sabíamos? o ¿Por qué yo no sabía?
-En Forks decidieron que estábamos muy lejos para preocuparnos. Yo tampoco sabía Anthony.
- ¿Y quién decidió esa estupidez?
-Tu madre y Carlisle.
- ¿Cuándo te enteraste tú?
-Anoche.
- ¿Y cuándo pensabas decirme?
-Hoy. Anthony, necesito que te relajes.
- ¿Cómo se perdió?
-No lo saben Alice solo ve destellos de ella, pero nada claro.
- ¿Qué significa eso?
-Qué no está tomando decisiones.
-Volvamos
-Anthony no puedes volver, no aún al menos.
- ¿Qué día es hoy?
-9 de mayo.
-Edward agradezco infinito cuanto has hecho por mí, todo este tiempo fuera me hubiera vuelto loco si no estuvieras, pero en cuatro días cumplo dieciocho y haré esto con o sin ti.
-Anthony...
-Por favor, sin ti, será más tardado. -No sabía que pensaba no tenía ni la menor idea de las cosas que pasaban por su mente. Dio un largo respiro.
-Tú madre me va a matar. Empaca, volvemos a Estados Unidos.
-No. Si Emma está desaparecida está en Canadá.
-No hay registros de ella saliendo del país. Emmett ya lo busco y yo acabo de confirmarlo. - Mire el registro que tenía Edward de las salidas de mujeres de su edad, pero algo no cuadraba, estaban buscando mal
-Están mal enfocados.
- ¿Qué?
-Buscas a mujeres de 17 años, Emma no puede salir del país con sus registros reales, si ella salió, fue con nombre falso. Y apuesto todo lo que quieras que ella no está en Estados Unidos
- ¿Cómo estas tan seguro?
-Porque se a quién buscamos. Y otra cosa, ella salió por tierra, no fue en avión.
- ¿Por qué lo dices?
-Le aterra volar.
Así sin más en menos de dos horas estábamos en el aeropuerto de Estocolmo con pasajes directo a Canadá. Específicamente a Ottawa, el problema principal era que donde Emma se crió era al otro lado del país a la altura de Montana a las afueras de Red Deer. La espera me iba a matar y la verdad odiaba sentirme así de ansioso.
-Tranquilízate.
-No puedo, y si esta con Alex o con Victoria.
-Alice hubiera visto eso, de hecho, no sé cómo no lo vio.
-Lleva diez días desaparecida, no es posible que no haya tomado alguna decisión.
-Sí se puede, ha tomado decisiones obviamente pero no aquellas que puedan cambiar de forma radical su futuro. Tú solo cálmate y espera a que lleguemos a Ottawa luego de eso nos espera otro vuelo hasta Edmonton.
-Odio volar.
-Yo también.
Los minutos se convertían en horas y sentía que de verdad nunca llegaríamos a ningún lado, lo único que veía por la ventanilla del avión era mar y más mar. Me rindo de verdad me rindo, me estaba volviendo loco y los más probable que Edward que estaba junto a mí también se volvía loco en mi cabeza
-Para ser sincero sí, pero no sabes cuanto te entiendo- le sonreí sin muchas ganas y la verdad decidí que era tiempo de apagar mi cabeza un rato. Intente dormir, pero se me hizo difícil, Emma no podía salir de mi cabeza. ¿En qué diablos estabas pensando Emm? nada mejor que huir cuando hay dos vampiros psicópatas asechándote, a veces puedes ser un genio.
Edward me despertó minutos antes de aterrizar y me aliviaba ya que fue solo como un pestañeo. Desembarcamos y tomamos nuestros respectivos bolsos para luego embarcarnos en otro avión hasta Edmonton.
Red Deer era una ciudad ubicada entre Edmonton y Calgary en ambas ciudades había aeropuerto, pero Edward quería alejarse lo más posible de la frontera solo por si acaso, aunque claro los quileutes no andarían por Montana.
El viaje fue infinitamente más rápido, aunque claro, no dejaban de ser al menos cuatro horas.
Al bajarnos del avión me hice cargo de los bolsos y Edward desapareció dejando instrucciones más que claras de dónde esperarlo. No fueron más de diez minutos cuando a la entrada del aeropuerto apareció un flamante BMW azul oscuro de vidrios polarizados. Era obvio que fuera polarizado había sol, no mucho pero el suficiente para que se notara en Edward. Mi vista era suficientemente buena para ver quien era el conductor bajó el vidrio del copiloto y le vi con gafas puestas.
- ¿Era lo más sutil?
-No había mucho en que elegir - Era un poco sospechoso todo esto.
- ¿Lo rentaste?
-No tenemos mucho tiempo, así que agradecería que te apresuraras- Mierda, no lo había rentado.
Rápidamente entre en el asiento del copiloto y pisó el acelerador, el viaje fue reducido a no más de 40 minutos por carretera. No sabía exactamente donde Emma se había criado, pero tenía muy en claro que era cerca de un parque y cerca de un cementerio
- ¿Así que buscamos un cementerio?
-Sí.
- ¿Qué hacían los padres de Emma?
-Su madre era pintora y su padre trabajaba en una empresa maderera
- ¿Cómo murieron?
-Pensé que Emma te habría contado.
-No, no hable tanto como tu piensas con ella, solo la distraía un poco cuando su mente tomaba rumbos un tanto perturbadores. Y ella me hacía preguntas ocasionales.
-Murieron en un accidente de auto, los chocó otro auto de frente.
-Ella se acuerda mucho de ellos, sobre todo de su padre.
-Sí, los adoraba. - Guardamos silencio un momento decidí olvidar el tema de los padres de Emma, no era un tema que me agradara demasiado. Desde mi celular busque los cementerios en Red Deer, no demore más de 30 segundos solo había tres cementerios, esto facilitaba las cosas y mucho.
-Solo hay tres, primero vamos al que nos quede más cerca. Debes cruzar el río por la 49.
-Ya lo vi en tu cabeza Anthony.
-Ok presumido.
Condujo a una velocidad prudente, ya llamábamos la atención más de lo necesario con el auto y pronto deberíamos dejarlo. Rápidamente estuvimos a las afueras del cementerio y para nuestra fortuna el sol había sido cubierto por una enorme nube que no tenía intención de desaparecer hasta caída la noche.
Di solo un paso dentro de este inmenso lugar lleno de tumbas y no pude sacarme de la cabeza la cara de mi padre, él también estaba en un lugar como este y no desde hace mucho tiempo, solo eran unos meses desde que él se había ido. ¿Mamá irá a visitarlo? yo iba a diario o casi.
-Anthony, debes concentrarte y tu madre si va a ver a Derek solo que no lo dice.
-Si, solo... no me gustan estos lugares creo que he tenido muchos funerales por recordar.
-Todo va a estar bien.
-Sí- un aroma llego a mi nariz junto con una pequeña brisa, era tenue pero claramente reconocible - ¿Hueles eso?
-Sí, licántropo. Pero es de hace unos días no están acá ahora.
-Bien, entonces creo que estamos en el cementerio correcto. Mi olfato no es tan agudo para lograr seguir el efluvio.
-Yo lo hago.
Mientras Edward seguía el efluvio del licántropo todo encajó de forma perfecta, el motivo principal del porque Alice no pudo predecir la huida de Emma fue por un licántropo, uno de ellos la ayudó a salir del pueblo y al parecer del país ¿Pero ¿quién? mi nariz no era tan buena con rastros que llevaban días, pero había convivido años con el aroma de Jake y ese no era su aroma.
-No, no lo es. Creo que encontré a los padres de Emma- Caminé detrás Edward entre las tumbas y lápidas. Definitivamente no era un lugar en el que quería estar ahora. - hasta acá llega el aroma, pero si Emma estuvo acá, no hay rastro, el aroma de los humanos es más fácil de borrar.
-Claro se mezcla, pero ella sí estuvo acá.
- ¿Cómo sabes?
-Porque esas flores las dejó ella, siempre las dibuja. - Podía ver un ramo de azucenas blancas que habían dejado, pero claro estas ya estaban casi marchitas- ¿Cuánto tienen esas flores?
-Un poco más de una semana.
-Ella no está acá habría flores frescas de ser así. Sí llego hasta Red Deer, pero se marchó, sabía que la buscarían acá.
-Chica lista. - Sonreí sabiendo que tenía verdad en lo que decía.
-Sí, es lista, pero eso complica las cosas.
-No tanto, si un licántropo estuvo en la zona, debes haber dejado rastro en los alrededores, debemos seguirlo.
-A penas caiga el sol, ahora vámonos de acá por favor.
Esperamos pacientes a que el sol dejara de iluminar la ciudad y solo hasta que dejamos de ver y oír gente fue cuando empezamos a movernos. Edward siguió el rastro del licántropo y él tenía razón si salía de la ciudad, pero solo por los alrededores. No había rastro del que el licántropo haya salido en forma de lobo de la ciudad, al parecer salió en forma humana. Era inteligente y precavido.
- ¿Qué hacemos ahora?
-Estoy pensando, pero... Tus tenías razón, para salir del país Emma tuvo que pasar por aduana por ende utilizó papeles falsos. Llegó a Red Deer en autobús y para que Alice no pudiera verla su acompañante fue un licántropo. Uno que no se separó de ella en ningún momento.
-Entonces vamos a buscar los registros a la estación de buses, algún nombre tiene que coincidir en la aduana de Washington.
-Sí, si Alice no lo vio su plan no fue para nada pulido fueron planeando sobre la marcha por ende lo único que asumieron es que si no se separaban no serían rastreables.
- ¿Cómo conseguimos esa información de Washington rápido?
-Haré una llamada- Marco y respondió una alegre Alice.
- ¡Hermano!
-Hola Alice, necesito un favor.
-Claro dime que necesitas
-Necesito el registro completo de nombres que pasaron por la aduana de Washington a Canadá desde el día en que Emma desapareció hasta siete días después
- ¡Wow! que especifico.
-Sabes como soy
- ¿Qué traman tu y Anthony?
-Sabes es muy satisfactorio saber que no puedes ver lo que voy a hacer.
-Sí Edward que gentil, veamos como estarías tu sin poder meterte en la cabeza de otros.
-Ya me paso una vez ¿recuerdas?
-Lo sé. Mira te conseguiré lo que necesitas, pero respóndeme algo ¿Ya no estas en Suecia verdad?
-No.
-Ed... Deben tener cuidado, tengo demasiados puntos ciegos y se me escapan demasiadas cosas.
-Tranquila Alice, tengo el radar encendido.
-Bien, confió en ti. Te enviare la información lo antes posible ahora empezare a moverme
-Gracias Alice.
-Sabes que estoy acá y dale saludos a mi sobrino preferido.
-Ok Alice. -corto el llamado y se giró hacia mi- Dijo que...
-La escuche- le corte antes que terminara.
-Presumido. Vamos a buscar el registro a la estación.
Así sin más dejamos el auto y corrimos por el borde la ciudad hasta la estación, la tarea era fácil, sacar los registros y revisar los buses. Yo me encargaba del primero, ya que dependiendo de en cual bus tuviera aroma a licántropo era el que debíamos investigar más a fondo.
Era fácil ingresar al registro de pasajeros, no era la cosa más complicada de la vida. Era un sistema muy simple sin mayor protección. Llevaba solo 5 minutos y ya había descargado toda la información necesaria a la computadora. Edward seguía fuera y para ser un simple rastreo ya había demorado demasiado. El teléfono me sacó de mis turbios pensamientos. Era Alice, ni siquiera sabía que tenía su número registrado. Conteste y escuche su voz cantarina al otro lado
- ¡Vaya, por fin contestas!
-hola
-Hola sobrino.
-Mmm ¿En qué te ayudo?
-Veo a Edward muy ocupado por ende decidí no molestarlo, así que te envío lo que me pidieron, debería estar ya en tus mensajes- Rápidamente volví la vista a la pantalla y descargue la lista de personas que habían salido del país.
-Gracias Alice.
-Revísala y me dices
-Solo haré una lista comparativa de caracteres son pocos en realidad así que no debería demorar... nada- apreté enter y espere con Alice en línea, solo 30 segundos y ya había coincidencia. Solo dos nombres no pude evitar sonreír.
- ¿Y?
-Emily Stevens y Ellie Brown solo esos dos nombres coinciden. Dos mujeres que hicieron el mismo recorrido y de la misma forma, en las mismas fechas
-Es una de ellas.
- ¿Alice que ha hecho Leah Clearwater estos últimos diez días?
-No lo sé, estamos recluidos en casa, solo vamos hasta casa de Bella, no podemos ir al pueblo y solo salimos cuando debemos cazar. Tampoco es como que pueda pasarme por su casa y preguntar.
- ¿Jacob a visto a mamá?
-Solo un par de veces, están un tanto distanciados desde que te marchaste.
-Ya veo- Edward entró como un rayo y miró la pantalla del ordenador.
-Emily... la encontraste
-Si, la encontramos.
-Bien ahora hay que averiguar donde rayos esta.
-Alice podrías rastrearla en Estados unidos nosotros la mostraremos en Canadá. Pídele ayuda a Emmett
-Soy bastante capaz de manejar una computadora, muchas gracias, Edward.
-Lo sé, solo digo que Emmett tiene mucha más experiencia en esto. Se linda duende.
-Bien, le pediré ayuda. Les aviso cualquier cosa y harán los mismo por mi... supongo.
-Te avisamos cualquier cosa Alice.
-Ves Edward deberías aprender de Tony, él si me incluye. -Edward rodó los ojos como si fuera un sermón escuchado en más de una ocasión. Luego de eso Alice corto.
- ¿Puedes averiguar los registros de estos nombres?
-Claro, estoy seguro de que es Emily Stevens.
-Yo también, y creo que el licántropo que la ayudó en todo esto es Leah.
- ¿Por qué crees que la ayudo?
-A Leah jamás le hemos agradado ni mamá ni yo. Y mucho menos aprueba la cercanía de Jake con nosotros. Así que asumo que Emma sólo quería salir de ahí y le pidió ayuda a la única que no pondría peros para alejarla de los vampiros. -Guardamos silencio un momento Quizás ella no quiere que la busquemos.
- ¿Eso piensas? -
-Como si tuvieras que adivinar qué es lo que pienso.
-No, pero en el fondo es decisión tuya y la verdad cuando atropellas los pensamientos en tu cabeza no es fácil leerte.
-Quiero ver que este bien. Si la encontramos y está bien, la dejó tranquila.
-Creo que es una decisión.
-Creo que lo es.
-Bien entonces vayámonos rápido. Emily Stevens nos espera.
Nos quedamos en un hotel cerca del centro de la ciudad, y desde ahí investigamos ambos nombres. El de Emily Stevens no tenía demasiada información de hecho casi nada. El de Ellie Brown era más extenso, pero sin mayores datos que nacimiento, residencia y seguro social.
Habíamos pasado todo un día juntando información, era casi medianoche, Edward había pedido servicio al cuarto solo un par de veces en el día para que yo ingiriera comida humana, según él era necesario, pero a veces no veía la diferencia.
Estaba concentrado en la pantalla del ordenador, llevaba solo casi una hora en la habitación de Hotel, quizás fue a cazar y no me había dicho. No pasó mucho rato cuando Edward entró a la habitación, solo escuche la puerta y luego se paró detrás de mi veloz como un rayo.
-Ya habías tardado pensé que habrías ido a cazar.
-No, fui a hacer un pequeño trámite y aproveché de pasar a un lugar donde hubiera más información de Emily.
- ¿Que encontraste? - Aun no quitaba la vista de la pantalla.
-No mucho, claro hay varia Emily Stevens, pero todas son mayores alguna incluso está muertas. Ahora el nombre en específico que ocupa Emma es de una chica que murió hace unos seis años. Tenía veinte. El detalle es que salió del país a los días después que entró a él.
- ¿Crees que ocupe esa identificación?
-Sí, pero le durará poco, usar los datos de una persona muerta no es muy fiable. La policía se da cuenta de forma rápida. Ahora encontré otra información sobre Emma Martin.
-Tienes mi atención.
-El registro de su nombre aparece en Nueva Orleans, pero es una chica de 21 años.
- ¿Tú que crees?
-Creo que no sería malo ir e investigar de que trata. Ya que su nombre apareció de la nada y de Emily Stevens ya no tenemos un rastro, desaparece luego de salir de Canadá.
-Entonces vamos a Nueva Orleans.
-Años que no voy.
- Yo desde hace tres.
- ¿Qué otra cosa hacías fuera? Demoraste- Sonrió con malicia y desapareció de la habitación luego volvió con un regalo entre las manos.
-Feliz cumpleaños-Mire la fecha ya era 13 de mayo.
-Yo... no me di cuenta de que ya era 13
-Yo sí.
-No debiste de verdad- No sabía que decir ni cómo reaccionar.
-Solo ábrelo- Le sonreí de muy buena gana y un poco avergonzado, sentí un poco de calor en mis mejillas. Lo más seguro es que mi cuello estuviera tomando color.
-Algo, pero no mucho. Ábrelo, Anthony.
Era una caja rectangular pesaba un poco, pero era un peso reconocible. Saqué la cinta Planteada que envolvía el regalo y lo empecé a desenvolver, y al momento de ver la caja negra supe que era.
- ¿Es broma?
-No lo sé, aun no lo terminamos de abrir.
Sonreí más que ampliamente y terminé de quitar el papel para dar lugar a una caja negra, yo tenía una de estas en casa, sabía lo que era. Al abrirla pude vislumbrar un hermoso saxofón color dorado, tenía unas llaves perfectas y la boquilla era precisa en tamaño, para luego dar paso a una caña de madera.
-Es perfecto, gracias.
-Te he escuchado estos dos últimos meses quejarte por no tener tu saxofón, pensé que tener uno más a la mano no sería malo.
-Es de verdad perfecto... muchas gracias, Edward - No lo pude evitar le di un abrazo fue la primera reacción que tuve, sentí como sus brazos se paralizaron para luego cerrarse en mí.
-Pues... de nada. - Nos soltamos rápidamente y tome el saxo.
- ¿Quieres escuchar?
-Espero que seas mejor que con el piano.
-Muy gracioso, te dije que el piano no era mi fuerte.
-Me di cuenta, aunque Bella me dijo que sí lo era.
- Ella no tiene el oído tan fino como tú y yo.
-Eso es cierto. Bien, toca.
Me acomode en la silla y puse la boquilla entre mis labios ¿Qué tocaría? Coltrane. Llené mis pulmones y comencé la suave melodía, me la sabía de memoria, no hacía falta partitura la había tocado infinitas veces.
La había aprendido para canalizar mi ira, para canalizar mi sed. Para convertir todo aquello que me hacía sentir extraño en algo extraordinario. Estaba absorto en el sonido del saxofón y pendiente de cada nota al tocar.
No sé cuánto rato toque, pero al terminar sentí un pequeño aplauso que venía desde la puerta de la habitación. Levante la cabeza y pude divisar a mi hermosa y pequeña madre aplaudiendo desde la esquina.
-Mamá. - Me levanté rápidamente dejando en la silla el saxo y corrí hacia ella. Estuve lo suficientemente rápido de frente como para que no me viera moverme.
-Hola- Me abrazo muy fuerte y de verdad me di cuenta cuánto la había extrañado. Sus manos cálidas acariciar mi cabello, su sonrisa blanca y el aroma que tengo de ella grabado como fuego, es el aroma con el que toda mi vida había vivido. -Feliz cumpleaños
- ¿Cómo es que estas acá?
-Vine en avión.
-Me lo imagino, pero ¿cómo?
-No me iba a perder tu cumpleaños Anthony, siempre lo hemos pasado juntos, y yo sé que tú eres alguien de tradiciones.
-No he pensado mucho en eso.
-Te extrañe tanto hijo. - Volvió abrazarme y me dio un beso en la mejilla. Me gire a Edward
- ¿Tú sabias esto?
-Supe hoy, Alice me vio cuando me separé de ti en la estación. Y supo donde estábamos, así que le dijo a Bella y ella esta acá ahora.
- ¿Vino Alice también?
-No me iba a dejar viajar sola. Te he extrañado mucho- Me volvió a abrazar.
Nos sentamos en la uno de los sofás que tenía la habitación, conversamos mucho rato no podría saber cuánto, le conté los tortuoso que había sido Edward con el tema del estudio, que por fin había logrado tocar el piano medianamente bien, le conté de las Denali y del viaje que habíamos hecho hasta acá, omití el hecho de que habíamos robado un auto.
-No debieron venir y los sabes.
-No podía quedarme y lo sabes, Ahora que recuerdo ¿Por qué prohibiste que supiera algo?
-Los lobos están como locos desde que pasó lo de George aparte la policía investiga su desaparición es peligroso para ti estar en el país
-Lo sé, pero es Emma mamá, sabes cómo es de impulsiva, y no quiero saber que estupideces ha hecho.
-Es otro motivo por el que estoy acá, Alice ya vio lo de Nueva Orleans y no te dejare ir solo.
-Bien, ¿cuándo partimos?
-En la mañana
seguimos conversando un buen rato hasta que el sueño la abatió, yo no podría dormir hoy solo había que esperar a que mamá despertara.
Me acerqué al balcón y miré la inmensidad de la ciudad de Red Deer. Espero que no estés haciendo nada estúpido Emma.
Sentí un pequeño brazo a la altura de mi cintura. Era Alice.
-Tranquilo sobrino, la encontraremos. - Le sonreí ella sí me caía bien.
-Gracias tía Alice.
