Capítulo siete

Rescate a caballo

Uno de los soldados le dijo a Albert - ¿Todos son sus hijos?,

- Si todos, ella es mi esposa, me ofreció la mano y lo salude muy formal. Ambos hombres me veían asombrados, para sentir que era imposible de tener tantos niños,

Katy tenía a Nicolás, se fue con mi pequeña Ely a unas sillas, Mayra y Ángel jugaban veían caballos y Bert los siguió se acercaron a verlos los tres se separaron del grupo, los demás estaban con las laptops muy entretenidos de repente Jofiel me vio asustado, busque a los chiquitos me separe, me quite el saco lo avente y empecé a correr hacia los corrales, estaba en alto el último tablón… aun así gire mi cuerpo levantando ambos pies juntos y mis manos en ese último tablón, mis pequeños estaban a dentro con los caballos, se habían cruzado el corral y los perseguían, corrí con tal velocidad y adrenalina me hizo saltar por lo alto toda la reja más adelante y corrí tras mis hijos. Albert alzó la voz le dijo a Terry,

- Hazte cargo de tus hermanos, soltó el vaso que tenía en la mano, corrió haciendo lo mismo que yo, llamando la atención de los soldados, ni ellos con tanto ejercicio harían lo que Albert y yo, el general asombrado después de haber estado viendo los títulos de los sobres para firmar de recibido levantó el rostro viendo a Albert cruzar los corrales y preguntó

- ¿Qué pasa? Jofiel abriendo sus ojitos volviendo a la normalidad respondió

-Mis hermanos se fueron siguiendo a los caballos,

- ¡Que!, todos se encaminaron a la orilla del primer corral y nos vieron a lo lejos correr tras los niños que estaban muy adelante al ver que no los alcanzaba, subí a capela a uno de los corceles y jalando del pelo lo doble así fue que levante a Bert después vi que Albert me imitó y levantó a Ángel. Mayra se detuvo en una orilla sonreía mostrando sus dientitos, Albert fue por ella y regresamos en los corceles hacia los espectadores, ya más tranquilos Albert venía hablando con los niños, mientras que yo abrazaba a Bert, nos unimos y hablamos con los tres, Albert comenzó,

- Quedamos de no separarse de mamá y papá, que puede ocurrir un accidente, ustedes saben que no son de mentiras, son verdaderos, no es justo lo que acaban de hacer ¡miren! mamá arruino su hermoso…hermoso… traje. Mi saco no estaba puesto, la blusa al correr se había quedado sin los primeros botones estaba muy pegada a mi cuerpo y el busto se veía muy llamativo, la cintura estaba muy pronunciada y mis caderas en el corcel se veían muy llamativas, Albert se quedo sin palabras, mi peinado se había soltado y los rizos volaban cubriendo mi espalda, sonreí dije

– Mañana temprano les enseñaré a montar, no deben estar atrás de un caballo jamás, tienden a dar patadas, son en ocasiones muy rebeldes y no se dejan tocar. Los niños veían a su papá y se reían de él.

Baje del corcel, le di una palmada para que se fuera, subí el corral y baje a Bert, donde el general lo tomo y me daba la mano, Albert pasaba sus hijos, su cuñado Arthur Robertson un hombre agradable de cabello café obscuro canoso de piel bronceada y de ojos cafés los tomaba, se paso y Albert de inmediato se me acercó a abrazarme, mi cuñada Rosemary dijo,

-Se ensucio tu saco, observándome, -que largo esta tu cabello, ahora veo a quien se parecen tus hijas, ¡qué hermoso! ¿es natural? sonreí diciéndole

-Si, gracias. Albert estaba inquieto sentía las miradas de los soldados, estaba muy aprehensivo, se sentía extraño, me acerque y le dije al oído – Tranquilo amor, sabes necesito que nos lleves a los niños y a mí a tu habitación nos dejes un rato, o bien que respires profundo, ya sabemos cuál es nuestro pendiente, sonreía respiraba y detenía el aire, - Albert… soy tu esposa… solo tú y yo, cálmate… estamos asustados, se subió la adrenalina, esa es una buena explicación, me besaba la cabeza y me abrazaba con posesión.

Su hermana lo veía se reía de él, nunca lo había visto inseguro o posesivo, se me acercó le dije,

- Tuvimos un largo viaje, donde podré subir a cambiarme y que mis hijos descansen un poco, Rosemary apenada por ver a Albert tan distraído respondió nerviosa,

– La sección norte de la casa será toda tuya, veo que quieres tener cerca a tus hijos, no tienes niñera o ayudante, sonreí al notarla burlarse de su hermano,

– Me gusta educarlos personalmente, así veo sus avances y me superarán cuando crezcan, el general me escuchó, se acercó diciéndome,

- ¿Los educas personalmente hija?

-Si, es mejor para ellos, saben hacer todo lo que su padre les enseña personalmente, corren hacen mucho ejercicio y nos gusta estar juntos.

– Hija, tu esposo se irá el próximo Enero al campo militar y no sé si querrás estar encerrada ahí, no pueden entrar personal doméstico, ni niñeras, solo su familia a los hogares militares, es muy rígido los estándares, sonreí

– No lo sabía, pero tenga seguro que sus hijos y yo estaremos con él ¡soy su guardaespaldas! sonreí.

– Entonces sabes de defensa para cuidar a mi hijo, y le pregunte

-¿Cuánto tiempo tiene que ir?,

-Solo unos meses para terminar sus pendientes. Dejo tareas inconclusas al irse.

– Será un honor, pero los mayores tendrán que decirme si se quedan o se van a México con mi familia

- ¿Tu familia? ¿México?

– Sí, ellos vendrán a conocerlo general. Tampoco han visto a mis hijos.

– Que… son secreto de estado, si están hermosos y yo que pensé que no tendría herederos, hasta hay muy parecidos a mi familia, sonreí y le comente,

-Sería bueno hablar a solas con usted y mi esposo, para que le platiquemos,

- Si, necesito saber que paso con eso de mis nietos caídos y porque son tantos. Me los ocultaste.

– Ya ve general, tenemos que platicar con usted. Pero lo cierto es que lo respetan y lo aprecian, solo sepa que llevan su sangre y que se les respete por ser Andrew.

– Tenlo por seguro hija, jamás permitiré que les pase nada, lo juro.

– Gracias.

Los hombres subían a su auto militar para irse, Albert los miraba con un filo vigilante. Le di un beso a mi suegro y me retiré viendo inquieto a Albert, nos llevó a todos a nuestras habitaciones y los chicos subían las maletas y el personal de la casa les ayudaban asombrados por tantos niños, me llevó a una habitación grande y le dije,

- ¿Quiero las habitaciones unidas por dentro?

- Solo por puertas entre habitaciones, cerré las habitaciones con llave y les dije a los pequeños, solo conmigo no quiero que se repita ningún accidente, no quiero ningún desaparecido, sonreían. Les prendí la televisión y Terry me dijo

– Yo los cuido aquí, nadie soltaba sus laptops y Katy traía las de los más pequeños. Teté tomo a Nicolás y lo veía extraño, los gemelos lo revisaban también y Bert dijo

– ¡Despertó!

– Sí, ahora necesito confiar en que no le hagan nada, solo ver que es lo que sigue Jofiel estarás a cargo del cuidado y me dices lo que sea necesario iré a cambiarme, si desean cambiarse hay que estar listos para la merienda.

Me metí a bañar estaba sudando por la corrida de caballos y trataba de hacer memoria de cómo me habían visto y si mostré algo más, creo que la velocidad fue muy alta, alcanzamos los caballos corriendo. Albert entró estaba angustiado. Me fui al baño y me alcanzó, me abrazaba molesto le sonreí diciéndole

-Ven vamos a tomar un baño, se metió a la tina y yo con él, abrí el agua fría tenía esa mirada que asustaba, me acariciaba y caía el agua a nuestros cuerpos, me relajaba cerré los ojos, me senté sobre él de frente y me acomodo de inmediato empezó a agitarse, me movía y lo abrazaba, quería más movimiento, me arrodille dentro de la tina agitándome más rápido, estaba todo acelerado desesperado me agarraba muy fuerte y me decía

-Solo mía Candy, solo mía. Inseguro. Intente detenerlo, pero fue en vano. Le hablaba mentalmente y no escuchaba… – A nadie amo como a ti Albert.

Estaba desesperado, me hacía suya y se posesionaba, me abrazaba y por fin terminaba, no me tranquilice me tenía angustiada por cómo estaba, parecía haber enloquecido. Me sacó del baño, cargando y me subió a la cama, me dijo

– Con nadie vas a estar, solo conmigo.

-Albert ¿con quién he estado? me vio,

-Solo conmigo.

– Relájate, me estas asustando, no me dejas de tratar inseguro, ¿qué te pasa?

- Te veían, te deseaban, lo sentí.

– Albert me sentiste,

- No, a ellos.

– Siénteme, mírame, me voy a asustar no estoy bien.

– Perdóname, Perdóname mi amor, no quiero que nadie te vea,

- Porque, si estoy solo para ti… eso es enfermo y está mal. Cuando pase algo… búscame, siénteme, me puedes sentir piensa en mí, comunícate con mi mente, no con la de los demás, siente que te necesito solo a ti. Nos van a descubrir… y nos separarán… nos pueden hacer daño solo por tonterías, cada persona puede pensar lo que desee pero estoy contigo… te necesito, quienes salvamos a los niños, quienes corrimos, quienes nos amamos, mírame. Lo bese, lo excite y quería que me hiciera el amor, le decía con mi mente que me excitará, que me amará mucho que solo él podía hacerlo, nadie tiene su fuerza, a los demás los puedo aplastar, solo a él lo puedo amar y sonreía al escuchar mi mente.

Hazme tuya Albert porque ellos no son míos, no me interesan, nadie me importa solo tú. Estuve tratando de relajarme sabía lo que pasaría, esto ya lo habíamos leído y se lo decía, después puse en mi mente la conversación con su padre y lo que le conteste, el sonrío cuando le decía que no me separaría del él que era su guardaespaldas, me dijo

– Soy… tu… guardaespaldas.

– Quiero más de ti Albert… sonreía, me besaba, me acariciaba, le decía que lo necesitaba mucho, que no podía estar sin él y volvía a estar tranquilo. Le di un masaje, me senté en sus caderas y sonreía, Albert tenemos que irnos… no somos enfermos estamos bien, solo necesitamos que ahora que estamos despiertos, recuerdes como estábamos en el subconsciente, nos amamos, me defendiste de Leman, le rompiste un brazo y no tuve nada con él gracias a ti, recuerda no he estado con nadie, no quería rehacer mi vida, tu lees mi mente y te amo solo a ti, lo sabes, si me ven o dicen algo es problema de ellos, me tienes… ellos jamás me podrán tener, tenemos lo mejor… lo besaba y me decía,

- Lo mejor es que estamos juntos Candy.

–Soy solo para ti Albert. Nos cambiamos, ahora nos pusimos mezclilla y el escogía mi ropa,

- Me dejaba consentir por él sentí que se había calmado, lo liberé de mis caricias. Estaba agotada por todo el proceso. Después hablé con él, que si pasaba por algo similar me ayudará, porque no sabía de lo que era capaz si se acercaban a mi esposo, sonriendo me dijo

– Candy de verdad me amas tanto, como yo a ti.

– Ven… siénteme, más que lo que puedo demostrarte, te amo y no busques la manera de ponerme celosa, puedo llegar a ser peligrosa Albert, cuídame de no hacer daño a nadie como te cuido, al no mirar a nadie más, lo notaste… quien me ayudó fue tu padre, no me acerque a nadie más. Sonrió y me beso.

- Gracias, sentí que mi hermana se burlaba de mi, nunca me vio así por nadie, nos sonreíamos los dos. Salimos, los niños estaban dormidos, Jofiel y Terry permanecían despiertos.

– Descansen, les dijo Albert y ambos sonrieron. Recordaron al general. Albert lo noto se sonreía con ellos. Ya más tarde le pedí la merienda en la habitación para los niños y me la llevaron, Albert me dijo

—Espérame iré a atenderlos. Dio la orden, todos merendaban sentados en la alfombra y comían bien para ir a bañarse y después a descansar. Mañana temprano los levantaremos e iremos a pasear con los caballos para que todos se preparen, se salió la asistente y se llevó los platos.

Bajamos su madre ya había llegado y lo abrazaba. Note ternura… muy hermosa… se veía frágil, delgada y alta abrazando a Albert reclamándole no haber hablado con ella, y le acariciaba el rostro.

-Hijo te ves muy bien, parece que a donde te fuiste esta ocasión, te sentó de maravillas, ni demarcada tienes tu cara y tu cuerpo lo siento más alto y fuerte.

-Gracias mamá me ves con ojos de madre.

- Y ella es…

- Mi esposa… madre, ella es la mujer que siempre he amado.

A la distancia acomodaba unos marcos, que había solicitado con una asistente cuadros de fotografías y me trajo muchos, vi la chimenea de la sala estaba dos cuadros hermosos con dos niñas cada uno, después acomode para poner los cuadritos de mis hijos, mientras los colocaba los puse al centro y más arriba sin mover los marcos principales, ni tocarlos, acomodaba a mis niños. Ella me veía de arriba abajo, sentía sus pensamientos y no pude evitar sonreír apenada. Se acercó dijo

-Son hermosos mis nietos, por supuesto que lo son. Haber déjame ver a quien se parecen, ambas nos sonreímos, ella quería ser amable y simplemente no quería ocultarles mucho, ahí están y son Andrew pensé. Nos sentamos y el general nos llamó a su estudio.

- ¿Y bien cuando se casaron? ¿Qué edad tienen? ¿Por qué son tantos? ¿Qué paso? Albert hablo

—Hace dos años fuimos secuestrados mi Candy y yo. Nos conocimos desde niños, nos gustábamos desde niños y… tu sabes bien que he viajado mucho, a mi me habían tachado de homosexual mi antigua novia, no quería tener hijos y desfigurar su cuerpo, me fui a México, nos reencontramos mí esposa y yo, pero en uno de mis negocios descubrimos un problema y fuimos vendidos, a un loco… Leman. La cara del general cambio, se puso de pie y respondió

- ¡El lunático genético!

—Parece que sí, extrajo óvulos fecundados de Candy y nos incitaba para que despertáramos de manera subconsciente, así que nadie sabía que estábamos bajo sus órdenes, Candy en su subconsciente intentó cuidar a sus hijos, le pedían ayuda y ella organizó un plan para que nos despertarán, cuando esto sucedió ya teníamos muchos hijos, a unos los vendieron, a seis los habían asesinado, nueve estaban bien, uno venía mal y otra estaba en peligro, la intentaron chantajear con nuestros hijos para obligarla y matarme, pues ya estaba casada conmigo, ella podía manejar mi dinero, pero nos amamos, quería salvar a nuestros hijos y salir de ahí.

Leman posiblemente esté vivo no lo sabemos con certeza, mis hijos y ella son mi vida, en dos años tuvimos muchos, vendieron a unos, murieron otros, rescatamos a los que pudimos y al final salvamos a otros. Y en eso intervine

-Falsificamos documentos al escapar, todos tienen pasaportes y todos son Andrew. El general estaba serio y comento de manera tranquila,

– Estoy realmente sorprendido, pero no me es extraño, pasamos algo similar con unos soldados y casi los acusamos por traición, cuando estaban obligados por hipnosis. Lo cierto es que los niños son parecidos a ti Albert, todos y los que no, se parecen a la familia de Judit tu madre, o a mis familiares, es imposible descubrir cual no es de nosotros, son hermosos. Volví a pedir hablar comenté,

– Por eso le pedí que nos envié con su hijo, aunque sea al campo militar, no podemos estar lejos de él, por si hay alguna reacción interna a todo lo que nos hicieron, el me vigila y yo a él. Nos cuidamos y nos protegemos. Al mismo tiempo protegemos a los niños por si hay alguna programación donde ellos tengan algún problema, pero si se lo contamos a alguien más pueden verlos extraños y no es justo para ellos y para nosotros, la señora se levantó me abrazó me dijo

- Deja que ellos resuelvan eso hija, hoy mientras Rosemary me comentaba vía telefónica todo lo que vio, no lo podía creer, me apuraba llegar a ver a mi Bert. Mañana llega su hermano y ahora estaremos unidos de nuevo los Andrew. Sabes vamos a tener un festejo familiar vendrá la descarada que le dijo a mi hijo homosexual y lo exhibió en la televisión, por desgracia es familiar lejana.

- Señora Judit, amo a su hijo con todo mi ser y créame es el mejor Padre que Dios le pudo dar a mis hijos, Albert se puso de pie me beso y me abrazo.

– Mi amor me tienes loco, -Mamá a ella la conozco desde niño, la amo y siempre estuvo en mi pensamiento. Recuerdas cuando estuvimos en México de viaje, la conocimos mis hermanos y yo de niños en Ixtapa, en México, hace muchos años, la buscaba y nos encontrábamos, pero no se nos hacía el estar juntos, ahora tengo miedo que me la vayan a quitar. Todos nos reímos. El general habló

–Note algo extra en ustedes y mis nietos, velocidad, inteligencia, fuerza, ¿es normal?

- Si y no, lo que pasa es que si estamos muy fuertes por la forma en que fuimos cuidados y los niños tienen lo mejor de él y lo mejor de mí, pero es muy peligroso este estudio, porque es más ambicioso que el de un soldado maravilla o algo así, lo peor es que la gente puede mal interpretar, hace un momento nos subió la adrenalina y subió al máximo nuestra fuerza para salvar a los niños, esa fuerza que nos une a su hijo y a mí.

La verdad omití lo de las jeringas y Albert se comunicaba con mi mente, el guardaba silencio ambos temíamos que descubrieran a nuestros hijos y el general serio respondió,

– Hija… Albert tiene muchas medallas por salvar a otros soldados, es de los mejores. Tal vez sea espíritu de héroes, tal vez sea eso,

-Ese toque lo traen nuestros hijos y usted los escucho, agregó Albert y yo le complete diciendo

—Marina, fuerzas especiales, aviación… Albert y su Padre sonrieron orgullosos, agregué

- No tienen miedo, no lo conocen, Bert fue a perseguir a los caballos, usted vio la distancia donde estaban, la velocidad que tomamos para alcanzarlos, los caballos estaban a la par de nosotros, si eso lo sabe alguien más, no le daría miedo que le robaran a su pequeño nieto. La señora se alarmo comentó

– William Andrew si algo les sucede a mis nietos, me las pagarás. Albert me tomo de la mano y me dijo para que sus padres escucharan,

– Ya le dieron su advertencia a mi padre. El general tenía muchas preguntas y comenzó

-Hija que es eso de que estas en las fuerzas especiales.

– Leman para que me ligaran con Albert, me puso como comandante de fuerzas especiales, pero no recuerdo haberlo sido, estoy capacitada conozco todo tipo de armas y de solo verlas sé todo sobre ellas, vehículos entre otras cosas, pero no sé si ahora es también por mi esposo, pues me ayuda con todo y tal vez el me explicó, tengo entendido que el también es Teniente coronel o Sargento y no sé qué categoría sea el ser comandante, la verdad me tiene sin cuidado esas cuestiones.

La señora se sentó con nosotros y note preocupado al general, ella me abrazó notando la tensión que surgió y cambio el tema diciendo

- Hija quiero luzcas hermosa, la mujer esa difamadora se caso con un hombre que sale en los medios televisivos es muy arrogante, la verdad la humillación que nos hicieron, la he llevado conmigo mucho tiempo, quiero que vea a tus hijos hermosos. Albert sonrió moviendo la cabeza de un lado a otro, respondió a su madre

– No me importa ella, me importa mi familia, nos vieron saliendo de un hotel antes de venir y saben que tengo más de una docena de hijos, según los medios publicitarios, mi esposa acaba de aliviarse. Ella sabe que la amo, así que esa mujer no tiene nada que hacer aquí, no quiero que mi esposa se exhiba solo para que ella piense que si soy hombre o no, eso es lo de menos, lo mejor es que Candy está conmigo y me ama, estoy muy feliz de tenerla a mi lado por fin.