Capitulo 14
Vida en vida
A Tom le asignaban una habitación, pero este no podía dormir, saber tanta información y ver a todos esos chicos, apenas había conocido a dos pequeños y ya no estaban, que cosas estaban pasando en la familia, cosas imposibles de explicar, el tenía una familia y la perdió, siempre se sintió protector de Candy y ver a Albert con ella le daba tranquilidad, pero al ver que tres de esos hijos ya no estaban, el dolor que tenía que pasar Candy.
El debía traer a su mujer, hacer las cosas correctas Tomás Gómez no existía, tenía que ver y registrar correctamente a sus hijos, podría vivir en el rancho de su abuelo, habría tenido alguna casa con sus padres, ¿y Jim? ¿Cómo iba a tomar todo esto?
Albert abrazó a Candy y la ayudo a dormir, tardo tanto en poder dormir, hasta que recordó que si ponía su mano en sus parpados, descansaría, y no lo dudo en ningún momento, fueron muchas cosas en minutos. El se levantó y revisaba a sus hijos cada que podía, ya no deseaba dormir, ¿y si perdía a otro? ¿Y si por descuido le pasaba algo a Terry o a Jofiel? Candy no lo resistiría,
En la habitación donde Ely y Andrea dormían, esta última cuidaba de ella, la observaba a cada instante y sabía que ahora la melliza Mayra estaba ahí, que Ely era una Andrew ahora, que por su culpa casi muere. No dormía y vigilaba que no fuera a tener problemas, besaba la frente como lo hacía su madre, como si con eso se disculpara, se recostaba y se volvía a levantar, en eso entró su padre y la vio revisando a Ely.
- Andy, tienes que dormir mi amor.
- Si Papá, pero quería saber que Ely estuviera bien.
- Lo está. Déjame cobijarte.
- Si. Pasó su mano por el rostro acariciándolo, ella quedo dormida instantáneamente. Albert hizo una sonrisa y le dio un beso en su frente
- ¡Mi princesa! Cerró la puerta y vio a sus pequeñas, sin cobija y mal acomodadas, de inmediato, las acurrucó y al verlas… las lágrimas salieron recordando a la otra que faltaba. - No las quiero perder, ayúdenme a cuidarlas… ¡por favor! Un suspiro de Ana lo hizo sonreír y salió.
Vio a Bert en la habitación de los gemelos y se cayó hasta quedar sentado en el piso recargado por la pared, veía al pequeño Ángel corriendo tras los caballos, como lo veía emocionado, sentía su admiración… como no saber cuidar a sus hijos, si apenas tenía hijos, y los comenzaba a perder.
Paso un poco de tiempo, sin darse cuenta sentado en la habitación de los niños se quedo dormido en el piso. Por la mañana Candy se despertó asustada al no ver a Albert, corrió pensando lo peor de Terry y Jofiel, entró a sus habitaciones y dio un grito de sorpresa. Esto despertó a Albert del piso alfombrado en la habitación de los niños y corrió hasta donde sabía estaba Candy.
Con mucho temor Candy levantaba lentamente la cobija que cubría un gran bulto en forma de huevo, estaba Jofiel y era enorme.
- ¿Mi amor? Preguntaba con miedo para no asustarse ante lo evidente del tamaño de su hijo. Albert abrió la puerta, la vio cuando esta le temblaban las manos.
- Aquí estoy Candy.
- Esta muy grande. Dijo con voz temblorosa Candy.
- Tranquila amor, él va a estar bien. Candy levantó con sumo cuidado para ver el rostro de Jofiel, y se quedo atónita al ver el rostro de… ¡Albert! Jofiel abrió sus ojos en un azul brillante y claro, vio sus manos y vio a su madre.
- ¡Mamá! Al escuchar su ronca voz, se asombro y abrazó la sabana al verse desnudo. Candy ni el nombre de su hijo pudo mencionar ante la sorpresa,
- Jo… Albert lo vio y agregó
- Mi hijo se llama Joseph Jofiel… es muy parecido a su padre.
- ¡Papá! ¿Qué sucedió?
- Se activó la jeringa de crecimiento que te faltaba Joseph
- ¿Joseph?
- Si… diremos que llegaste junto con los abuelos Sean y Katy. Así buscaremos como ocultar los cambios evidentes.
- ¿Cambios?
Candy tenía suelta los labios, estaba asombrada como su hijo parecía un clon de Albert, su cabello blanco largo hasta sus hombros y sus hermosos ojos azules le decían que era su pequeño Jofiel, pero al estirar las piernas, vio que la cama le quedaba pequeña, tal como a su padre. Trato de levantarse y solo logró sentarse, para cubrir su cintura. Candy asombrada giro y vio que Terry estaba igual solo que con la sabana cubría su rostro y un brazo lo tenía bajo esta sabana y sobre su cabeza, solo que no estaba en forma fetal, sino que estaba estirado en la pequeña cama individual.
- ¿Albert? Este giro y vio a Terry al igual había crecido, hizo una sonrisa, abrazó a Candy agregó
- Habitaciones individuales, privacidad para mis hijos, este jovencito se está haciendo hombre y… su madre lo va a poner más nervioso…
Terry estaba con sus partes intimas pegadas a la sabana, y al dormir no se daba cuenta de nada, así que Candy se avergonzó un poco se cubrió con Albert y agregó
- Amor debemos traer ropa y asignar habitaciones a nuestros hijos.
- Si. Jo..seph cuida a Terry, iré por sus ropas. Este se cubrió la cintura y se levantó. Albert lo vio, abrió los ojos, giro a Candy para que lo viera, estaba demasiado alto, tal como su padre.
- Mamita, creo que… te pareces a la abuela Katy… estás muy bajita. Candy soltó una risa nerviosa y lo abrazo, aun que tuviera la sabana en la cintura, era su hijo. Y era hermoso como su padre. La voz de ahora Joseph era tan gruesa que ni sus hermanos no lo iban a creer al escucharlo hablar.
Albert y Candy salieron. Albert soltaba el aire, sus muchachos estaban con vida, y sospechaba que ya eran in procesables, por lo tanto, ya no tenía que temer, ahora solo tocaba cuidar a los menores y el de mayor riesgo era Bert. Este con tranquilidad llegó a la habitación donde se encontraban sus hijos y comentó
- Will, Alex, Anthony… lleven estas ropas a sus hermanos Terry y Joseph
- ¡Joseph! ¡Joseph! ¡Joseph! Los tres respondieron al unísono, al escuchar el nuevo nombre, Albert se concentraba para sorprenderlos sin pensar en nada, pero si Candy se había quedado asombrada con su hijo, era necesario sorprender a sus hermanos. Los tres se apuraron a ver a… Joseph. Tomaron ropas con velocidad y salieron disparados de la habitación donde se encontraban para ir hacia donde estaban sus hermanitos…
Al entrar vieron que todavía dormía Terry cubierto por la cobija, pero parte de su cabello lucía largo y castaño. Anthony giro alrededor de la cama para ver el rostro de Terry, abrió los ojos y comentó
- Will, ya tienes competencia, se ve bastante mayor. Will se acercó a Anthony, Terry abrió los ojos, con una media sonrisa contestó
- ¿Qué sucede? Este al escucharse se sorprendió y vio sus manos con un poco de bello color castaño en sus antebrazos, se vio desnudo y dio un brinco de sorpresa tapándose con la cobija - ¿Qué me paso? En eso salió Joseph del baño con una toalla en la cintura y los cuatro al verlo soltaron los labios, Terry al ver a Willy Tony sorprendidos giro hacia atrás viendo a Joseph dijo
- ¿Quién eres?
- Soy Jofiel, Terry. Pero Papá me dijo que me llamaré Joseph Jofiel. La voz de este dejo más atónitos a los cuatro espectadores pues Alex estaba sin moverse cercano a la puerta viendo con los ojos desorbitados a sus hermanos que por poco podría decirse que Joseph y Terry eran mayores y al verlo tan alto como su padre y tan igual su rostro, hizo que Alex se soltará a reír. Después imitando a Joseph por lo grueso de su voz, este enronqueció su tono y agregó
- Si señor. Haciéndolos reír a los cinco. Tony le lanzó ropa a Joseph y le dio ropa para Terry, este se cubrió con la cobija apenado hasta el baño y alzó la voz diciendo
- ¡Ocupo un rastrillo! Haciendo reír a los que estaban en la habitación.
Tom inquieto se fue a la habitación donde dejó a Terry, al tocar Tony le abrió y lo saludo
-Hola tío, pase.
- ¿Cómo está Terry? Joseph respondió
- Rasurándose, tío. Tom lo vio asombrado y no dijo nada, salió Terry del baño ya vestido y alzó la voz
- ¡Tío! Dejando aun más asombrado a Tom quién respondió
- ¿Terry? ¿Qué mal esta esto?
- Si verdad. Me parezco a alguien que no debía. Respondió con tristeza Terry. Tom al ver que hizo sentir mal a su sobrino, agregó
- Vamos hijo, tu eres más guapo. Y tienes un gran corazón. Trato de componer las cosas y lo abrazó. Después mencionó ¿Y vas a seguir creciendo? Joseph respondió
- No. Ya no, el ciclo concluye cuando pasamos de la adolescencia.
- Que bueno. Pero te juro que tu tío Jim, no te va a reconocer tan fácilmente. Terry lo abrazó con cariño. Si alguien lo había cuidado y protegido, ese era su Tío Tom, verlo con golpes en el rostro era parte de lo que haría Tom si le ofendían a su hermana o a sus sobrinos, este preguntó
- ¿Quién fue el de los golpes?
- ¿Te lo diré? Si ya lo sabes…
- Lo supongo. Pero eso no va a volver a pasar. Tom lo vio a los ojos y respondió
- Si te ve… se le va a caer el pelo. Lo giro al peinador y estos se vieron en él. Terry estaba más parecido a su Padre, su juventud, la edad que ahora representaba, no podía decir que era de los catorce años que tenía antes, ahora parecía de dieciocho o más. Will se acercó y agregó jugando
- Vamos Terry, soy más alto que tu.
- Pero no más apuesto. Respondió Terry bromeando
Ambos sonrieron y se abrazaron fraternalmente. Will estaba ligeramente más alto que Terry, pero Joseph los rebasaba a todos, escucharlo y verlo tan parecido a Albert, los sorprendió, incluyendo al tío Tom. Este sonreía al ver que Terry se llevaba muy bien con ellos, tomaba las cosas con naturalidad, mientras que este pensaba que era algo de lo que les habían hecho en ese laboratorio. Ignorando que Ángel estaba en él.
Candy se fue a la habitación con Ely, quien sentía que estaba llorando, escondida en la cama, Ely respondía
- No Andy, no puedo salir así, tu ropa me queda ajustada del pecho.
- Te ves hermosa Ely. Es natural tener busto, mira todas las mujeres desean operarse para tener más.
- Me siento enorme. Ni mi mamá ni mi abuela tienen tanto busto.
- Estas exagerando Ely. Eres muy delgada, por eso parece más grande. Candy entró y la vio, Ely se levantó poniéndose de pie cruzando los brazos para taparse el busto.
- ¿Ely?
- ¡Mamá! Se abrazó a Candy y casi estaba de su estatura, solo que Candy tenía una cirugía en las piernas que la hacían ver más alta, se separó de ella y la vio
- Vaya, te ves muy hermosa, tu abuela y yo siempre quisimos un poco más de busto, este es perfecto.
-Eso no es cierto. Mira tuve que ponerme un top, porque no me quedan los de Andy.
- Te ves preciosa Ely.
- Mami no parezco yo. Me siento extraña.
- No es extraño, te ves hermosa y bella. Tiene más busto tu tía Diane y es operación, mientras que el tuyo es original y te ves hermosa. Katy tocaba la puerta y al ver a Ely la abrazó y grito
-Mi niña estás bien, me tenías muy preocupada, que bueno que estas bien, solo fue un poco de crecimiento de ese virus que tienen ustedes.
- ¡Abuela!
- Te ves hermosa, mira Candy, ella también es más alta.
- Si mami, Ely es muy bella, solo que no está acostumbrada a lucir ropa muy femenina. Su cabello se veía más sedoso y castaño brillante.
- Pues te queda preciosa. Mira. La giro al espejo y le comenzó a lucir lo hermosa que se veía. Ely sonrió, haciéndose a la idea, mientras Andy preocupada se abrazaba a Candy. Esta sintió la angustia que tenía Andy y la abrazó mimosamente. Besándole el rostro a Andrea como si fuera una de sus pequeñas. Andrea suspiraba al sentir los mimos de Candy.
La Abuela Andrew despertaba preocupada, darse cuenta de todo lo que le comentó su esposo, la hizo pensar en un sueño de nubes, tanto deseo siempre una familia para Albert y ahora que la tenía no había llegado completa y se estaban desapareciendo otros, acaso eran como fantasía para que se evaporaran, como era posible que la joven idéntica a su madre, ya mayorcita simplemente se hizo polvo por un virus… y eso de que los pequeños se contagiaron al estar cerca, si no ha sido por la llegada oportuna del Padre de Candy… que resultó ser el amigo militar de su esposo. Que le estaban ocultando, porque todo eran virus o vitaminas de crecimiento…
El Abuelo William ya tenía mucho de pie, había dado indicaciones en el rancho y regreso a la recamara para ver como seguía su esposa, pues no quería molestar a la familia de Albert, o importunar.
- Judit, amor. ¿Estás mejor?
- William Andrew, me prometiste cuidar de ellos… que nada malo iba a pasar.
- No están ni en sus manos ni en las nuestras querida… ellos ya venían así, apenas y salvaron a los últimos que llegaron, antes piensa que esta Albert con ellos, lo iban a matar a él. Crees que si estuviera en mis manos la vida de uno de ellos, permitiría que me los arrebataran. Con cara de tristeza y el rostro apagado se resigno la abuela.
- ¿Y esto significa que estamos de luto?
- No. Es increíble, pero según me comenta Sean, estarán vivos, mientras uno de ellos queda con vida.
- ¿Cómo? ¿Todos van a morir?
- No. Pero no sufren tristeza, es como si sintieran que los que faltan están aun aquí, entre ellos.
- ¿Están tristes o no?
- No. No pueden. Sean quiso morir desesperado, porque dentro de él sentía una tristeza que no podía reflejar, es como si estuvieran creados para vivir, la muerte no es muerte en ellos… es vida, se muere para vivir.
- No lo entiendo.
- Imagina que jamás pudiera morir… que me hiciera tan viejo que deseará la muerte y por más que la deseará… seguir con vida.
- ¡Ahí no!
- Sean se sentía así, tu viste que le presentamos a otras mujeres y el las presentía, saludaba y se desaparecía, pero no aceptaba a otra en su vida, prefería morir solo, y se dejo morir… pero Albert se empeñó en rescatarlo y… ¡la vida es un cacahuate! Mi amigo ahora es el suegro de mi hijo.
- Lo bueno es que… a pesar del miedo que todos le tienen a Sean, nosotros lo apreciamos como si fuera tu familia mi amor.
-Lo sé. Y él lo sabe también. Ahora imagínate que vamos a decir de la familia de mi hijo. Judit, la abuela Andrew se quedo asustada, Diane no sería problema pero Alexander… notaría que faltan…comenzó a reírse nerviosa y el abuelo agregó
- Muy simple mujer… son la familia de Sean…tienen protección para testigos todos. Sean está en los comandos especializados, sabrá ocultar evidencia de todo y hasta encontrar para proteger a nuestros nietos… sin él… ahora serían seis los que faltarán.
- ¿Seis?
- Mejor vamos a ver como están.
- Si. Esto es angustiante… ¿me vas a presentar a la esposa de Sean?
- Por supuesto… tienen que verse y tratarse como amigas, sobre todo si vas a decir que es la suegra de Albert.
- ¿Cómo es?
- No la conozco mucho… pero según Sean, era una mujer rebelde… fuerte… capaz de volver locos a todos con una sonrisa.
- Estaba enamorado ¿Y ahora?
- igual ó más… Ambos tomados de la mano se daban valor para saber de sus nietos, al final si ellos no estaban tristes ellos tenían que ser más fuertes y pensar que estaban corriendo por ahí… que nada malo sucedió que esto era parte de la familia y que todos tenían que estar bien.
Al llegar al pasillo vio a Albert con ojeras y serio, la suave sonrisa de la abuela Judit se borró, si algo estaba mal ya lo veía en su hijo, el no había dormido bien. Candy salió y sin ver a Judit, abrazó a Albert y este sonrió suavemente al sentir a Candy.
-Amor, te amo tanto. Debes ir a descansar un poco más, mis padres nos pueden ayudar, solo duerme un poco ¿quieres?
- Lo que me pidas Candy, pero deja a Bert conmigo.
- ¡hecho! Le diré que te cuide y verás que se pondrá muy contento. Albert levantó el rostro y vio a su madre, hizo una sonrisa y comentó
- No dormí bien madre, estaba preocupado por nada, mis hijos están bien. La abuela hizo una suave sonrisa y vio salir a Sean de la mano de una dama. Albert de inmediato agregó - Ya conoces a Sean mi suegro y a su esposa Katy no la conocías…
- Un gusto conocerla.
- El gusto es mío, Andrea se parece mucho a usted.
- Solo un poco. ¿Cómo están los chicos?
- De maravilla, pase venga a verlos.
- Por favor trátame con confianza, Katy, soy Judit. Ambas damas entraron por la puerta de la habitación dejando a todos de pie en la puerta al ver como ellas de inmediato los hicieron a un lado. Tom caminaba por el pasillo y se acercó a ellos diciendo
- Si vas a dormir, hazlo ya, mientras saldremos a caminar un rato los niños quieren ir a ver los caballos. Candy hizo una sonrisa, tomo la mano de Albert y lo guió a la recamara, el pequeño Bert se acercó y comentó
- Aquí estoy, ya no me queda mi ropa, Daniel me dio la de Ángel.
- Si mi amor, ven cuida a tu papá, se quedo vigilando tu sueño y no durmió bien. El niño dio un salto a la cama, con una sonrisa agregó
- Vamos a dormir un rato más papá.
- Si Bert. Se acercó a la cama, relajado se recostó con la ropa puesta y sin más el pequeño se metió en sus brazos. Un suspiro, Candy salió cerrando la puerta.
