Fic

El Secreto de las Castas

Capítulo 15

Y tú que te creías

Ver a Ely, era increíble para Judit, pero escuchar como la presumía su abuela Katy, tenía que aceptar que era nieta suya también y aunque salió más del lado de su madre, eso no tenía que ser comparativa para ella al ver a Andrea tan parecida a su hija Rosemary.

- Querida, debe parecerse mucho a la familia de Sean, tanto como Andy se parece a la nuestra. Ely querida, si ocupas ropas, tenemos un guardarropa extenso en la familia y créeme, me encargare de ustedes dos personalmente. La abuela Judit, le emocionaban las compras, a tal grado que era bastante especial y atrevida en sus gustos, pero la elegancia siempre la tenía en la punta, no era la mujer más coqueta, pero nadie podía menospreciarla, era todo un estuche de monerías para ponerse atractiva y eso, lo sabían todos en su familia.

La abuela Katy estaba emocionada, porque su nieta para la madre de Albert se parecía a la familia de ella, eso significaba a Sean. Recordaba a Allison y no era de mucho busto, al contrario, era muy delgada. Pero Ely también podía salir al padre defraudador que por mal le había tocado sufrir a su hija. Lo que respondía Ely, sacaba a ambas de sus pensamientos,

- Abuela, mi primer nombre es Candy, como mi madre. Así que me gusta más. Sé que con mi ella aquí, es confuso, pero sabe que, aunque no me parezco a ella yo…

- ¡Candice! Suena más bonito que Ely. Afirmaba Judit ante su nieta mayor, al ver que resultaba ser bastante atractiva, eso sería pensar en futuros bisnietos. Andrea se acercaba a ella y le agregaba,

- Vamos con las abuelas para que compremos ropa para que te sientas más cómoda y que sea de tu agrado.

- Si es de tu agrado, será del mío, Andy.

Las abuelas emocionadas aceptaban la idea, ambas como si les hubieran dicho que iba a haber descuento en las tiendas, se emocionaron.

Katy de inmediato se fue con Tom, para pedirle su tarjeta para poder apoyar a sus nietas, así comprarle ropa a Ely que ahora decía que le llamaran Candice. Tom estaba sacando su cartera emocionado, Sean lo detenía.

- A no, mi sobrino ya se hizo cargo de todos mucho tiempo, me toca a mí, hijo, vamos a llevarlas de compras, me encargo de pagar todo.

- ¡Tío! No es necesario, si cuento con…

- No lo dudo, pero es mi nieta, soy yo el que no ha disfrutado de un desfalco de esos. Los dos saltaban las carcajadas, a lo que Candy los escuchaba y al ver que su padre las llevaría, se tranquilizaba por saber que estarían bien.

Judit, le aseguraba a su marido que llegarían tarde, pero que recibiera a su familia si llegaban antes. Que le prohibía terminantemente dejar que salieran los muchachos y los niños, ella se haría cargo de las compras.

Rosemary, estaba emocionada, su madre le decía a Arthur que tomara al sobrinito ese que tenía ocupada a su princesa y se hiciera cargo de sus hijas, por el momento Rosemary tenía que pasar tiempo con su madre.

Tom se quedaba por orden de su Tío, que los muchachos lo necesitaban ahí. William padre moviendo la cabeza tomando el hombro de Tom agregaba,

- Acostúmbrate y conócelo, siempre se sale con la suya, es mi mejor amigo. Pero tratándose de mujeres, siempre salía huyendo, solo que ahora parece que huira con ellas, eso sí que es nuevo.

Arthur, Tom y el abuelo William veían como dos vehículos se iban con unas mujeres muy activas dentro y el único hombre era Sean. Candy desde los ventanales observaba a sus hijas irse con su madre y ahora su padre, estaba segura de que Katy traería a todos cosas, la conocía muy bien, Con Andrea ahí, no habría equivocaciones.

Lejos de ahí, Terrance tomaba una copa, recordaba a su mujer y a sus hijos, una vida tan desastrosa como se lo había permitido a sus padres, casarse con una mujer que no amaba, solo por las circunstancias, y la que más amaba, la había perdido, ahora la familia de su mujer lo odiaba y con todas sus razones, pero la conocía bien y Candy lo perdonaría, sus hijos eran lo más importante y les daría los mejores estudios, casas, autos, todo lo que desearan, se los ganaría a como diera lugar. Su hija Tabitha, aunque era mayor, tenía que aceptar a sus hermanos, si deseaba continuar exprimiendo sus tarjetas. Su madre ya dependía económicamente de él, ahora que su padre había fallecido, no les quedaba de otra que unirse y rescatar a los Grandchester que tenía, no iba a permitir que alejaran a sus hijos de él.

Cerraba sus ojos y recordaba a Terry y a Candy, su bebita, tan bella y su hijito, idéntico a su hermosa madre, haría hasta lo imposible por recuperarlos, su hombrecito ya tenía catorce y ella era más pequeña. Nunca los había olvidado, eran su constante, aun teniendo una hija mayor que ellos, pronto la conocerían y sabrían que eran hermanos.

- Señor su hija estará en una fiesta de su amigo Alexander.

- Alexander, cumple años, junto con el hermanito ese, medio raro. Dicen que uno de los gemelos siempre sale muy positivo y el otro muy negativo. Alexander tiene unos primos así, Neal y Nail Legan, esos son polos opuestos. Sera divertido verlos. Dile a mi hija que reserve una habitación para mí, iré a acompañarla, Alexander es el mejor amigo que me queda, ninguno más que valga la pena como el, el único que me comprende. Sabe por todo lo que he pasado y ya quisiera que mi familia fuera como la suya.

- Señor se quedará en casa de su amigo.

- Siempre lo he hecho, pásame el teléfono ara hablar con él.

- Si señor.

Tabitha Grandchester era la hija mas famosa del actor Terrance, la joven mas orgullosa de su padre, era su fan en todos los aspectos. Una hija orgullosa, que anteponía siempre a su padre a todos los demás miembros de la familia, al morir su abuelo, ella fue la que sufrió mucho, para ella su abuelo era su fuente eterna de cariño, mientras su madre y su abuela eran tan frívolas como nadie podría ser. Su amor era por las joyas, la vanidad, el espectáculo, la forma de vida, que todo el mundo supiera lo dichosas que eran, lo poderosas que podían ser. La abuela Eleonor era capaz de acabar con cualquiera que tratara de hacerle daño a su hijo, era tan poderosa en los medios televisivos, que gozaba de contactos muy importantes.

- Tabitha, tu padre no ha llamado.

- No abuelita. Mentía su nieta con la seguridad de que no fuera a intervenir con la fiesta a la que sería acompañada por él. Se hacía la que no sabía nada y se continuaba pintando las uñas como si nada pasara. Mientras que tras el biombo tenía listas las maletas, su bolso y todo para irse sola con su padre, y que su exesposa y madre no supiera de ese evento ni lo recordaran, borrando de sus agendas el suceso, así mismo su abuelita querida, a quien la había comprometido en Europa a un evento de moda y su madre estaría en parís, porque su nuevo novio, casualmente tenía un negocio muy importante allá. Mismo que ella había logrado con el asistente de su padre, para mantenerla lo más lejos de ellos, ahora que ya se habían divorciado. Realizaba una llamada con su eterno amor,

- Si papi, creo que la mansión Andrew está llena ya, me dicen que no es igual que en otros años. Podríamos ir a un hotel y reservaríamos una suite para ti y una para mí. Luego volamos ese día para el evento ¿Qué te parece?

- Claro que sí, hija, hable con Alexander dice que me tiene una sorpresa, que su hermano lo tiene vuelto loco y que desea que conozcas a unas personas de su familia.

- Lo que quieras Papi. A mí su esposa no me agrada mucho, me recuerda a mi madre. Pero contigo ahí, seré la mujer más feliz.

- Hija, lo que te conté, sobre tus hermanos.

- Papi, ya sabes que a mí no me molestan tus hijos de México, pero mejor es que no los lleves, pueden no estar acostumbrados a nuestro mundo. Sin embargo, me gustaría mucho conocerlos, con ellos me sentiré contigo.

- Gracias Tabitha. Sabía que podía contar contigo.

- La madre de ellos, ¿también ira?

- No lo sé, todo depende de que este bien. Y que desee volver conmigo.

- Por supuesto que lo hará Papito. Si no es que está loca.

En el Rancho Andrew, sus nietos mayores lo hacían sonreír, anhelante comentaba con Arthur, cuando había deseado ver algo así, que ni sus locos sueños, le hayan concedido eso.

- Mi querido suegro, esos muchachos no los había visto, si parece que tu hijo cada que estuvo fuera tuvo hijos por doquier, donde los tenía a todos.

- Mi hijo y mi nuera tuvieron problemas por sus ocupaciones, ella es militar y cada trabajo, pudieron obligarla a que mis nietos perdieran la vida.

- Debería cuidar eso, me sentía protegido a su lado, ahora tendré que pensarlo más. Pero para que no nos contara nada a su familia, eso si que es un crimen, que tal y le hubiera pasado algo, y en algún lugar me encuentro a ese muchacho. Con el parecido de su padre, fácil le hubiera dado un problema enorme a usted y a mi suegra, que tenían un hijo perdido en algún lugar. Sobre todo, el parecido a mis cuñados., hasta Alexander pudiera haber sido interrogado por él.

Los dos observaban a distancia a Joseph, quien montaba los caballos junto a su hermanos, riendo y jugando con ellos, Terry reía con ellos y buscaba igualarse con ellos, el que no se separaba de él orgulloso, era su Tío Tom, que trataba de acostumbrarse a verlo ahora como un hombre y nada parecido a su Tomillo, pero los que si se parecían a aquel pequeño estaban ahí, ese Alex y Willy, no lo hacían menos, por el contrario jugaban como si de toda la vida lo conocieran, los mas serios eran Tony y Joseph, al que no vio que también estaba antes como el Tomillo y que decían había crecido de un día para otro.

- No jales la rienda tanto, hijo, te aseguro que te dará más, solo con mostrarle el camino.

- Si, tío. Es extraño, siento como si fuera tan fácil.

- Lo es, no montaras caballos a diario, pero lo que bien se aprende, jamás se olvida.

Terry lo miraba con admiración y eso a Tom, lo hacía sentir bien, su padre a pesar de ser tan parecido a él, era todo lo contrario, pues aparte de que existía un odio de muchos años, ahora que habían peleado por no decirle donde se encontraban sus hijos, lo que más lo había encendido era esa fase de " ya vine y me casare con tu hermana" como si no l hubiera hecho ya y resultaba ser solo una simulación de matrimonio, dañando la estabilidad de una familia y no tomar en cuenta sus sentimientos y sus valores.

Mientras eso pasaba y meditaba Tom con una profunda tristeza, sus otros sobrinos, a los que casi no contemplaba como a Terry, lo observaban inquietos, Anthony y Joseph que eran tan reactivos, sentían tanto, miraban tanto atreves de su forma de ver el semblante, al ver que Tom se limpiaba una lagrima traicionera, su rostro mostraba golpes ahora que se había quitado la barba, y ese amor, que le tenía a su madre, al no ser un verdadero hermano, pero si un primo hermano tan unido a ella.

- Anthony, todos tienen una vida difícil, no solo nosotros. Él lo perdió todo, perdió a sus padres, a su abuela y le dieron otros que ni siquiera eran los suyos, al menos nosotros sabemos quiénes somos, a él le cambiaron el nombre. Este le respondía con una mirada triste,

- Si, como a ti, Joseph. Para ayudar a asimilar a quienes no son como nosotros, tu cambio tan drástico. Y a pesar de todo, creo que lo quiero. Siento su amor por mi madre, y esos golpes, son por ella.

- Bueno, al menos es uno de los nuestros, dice que va a tener un tercer hijo. Mencionaba serio, Joseph. Anthony agregaba,

- Si, está muy emocionado. Quiere traerlos a vivir junto a él. Que sepan su verdadera identidad.

- Quisiera ayudarlo, dice que es muy caro vivir acá y que su familia solo habla español.

William sonriente jugaba con Alex, buscando saltar las barras con los caballos, cuando Terry les daba alcance, era como si uno de ellos jugara a su lado, se sentía parte de, como si pudieran sentirse, eso era nuevo para Terry, quien ignoraba que Ángel ya no estaba, que estaba haciendo sus cambios, sus formas dentro de su cuerpo y todo su ser, sin decir nada, de manera tan misteriosa como ignoraba, pero William que si lo sabía, lo apreciaba tanto, que sentía que recuperar a uno de ellos, era tener la posibilidad de continuar bien y unidos. Como siempre le dijo su madre, que ella volvería por ellos, mientras su padre, que le decía que era suyo, y que era un Andrew, que nada lo hacía sentir más feliz que tenerlos.

- Alex, mira, ya viene Papá.

- Y también tío Alexander. Parece que se nos quieren unir.

Entraban por los corrales, los caballos con sus jinetes, dos hermanos gemelos, ahora tan diferentes. Albert se había despertado, asegurando que los niños deseaban bajar y que su madre los iba a llevar a montar, pero a él lo habían mandado por delante al ver que sus hijos mayores ya estaban cabalgando, al tomar un caballo, Alexander su hermano, quiso acompañarlo y eso era nuevo, porque cada día Diane, los había distanciado, pero que estuviera feliz, era algo que apreciaba, estaba tan emocionado por sus sobrinos ahí, que temía no tener la confianza que ellos siempre se habían dado.

- Mira Alex, esos son mis hijos, los que llegaron con su abuela, es Ángelo Terrance y Joseph Jofiel.

- ¿Otros dos?

- Lo que sucede es que los hijos de Tom, se habían venido con mis hijos y estaban con mi mujer, así que les dije que todos eran míos, pero no te preocupes, cuando te acerques a Joseph, sabrás que es nuestro.

Al agitar los caballos y ver a su padre acercarse a ellos con su Tío, este les contaba que Alexander deseaba conocer a los que no había visto, y que con sus sobrinos los hijos de Tom, que se habían regresado con su madre al Rancho de su abuelita, estaba confundiéndose un poco.

- Ven Joseph Jofiel y Ángelo Terrance. Terry miro a William y este junto a Alex apretaron la boca. Tratando de no reír, por la cara de incredulidad que traía su hermano. Anthony que escuchaba como lo nombraba, notaba que no deseaba olvidar a Ángel, su hermanito, que ya estaba vivo en Terry. Su Tío al verlo abría los ojos asustado y comentaba ante todos.

- ¡Albert! Este es mi sobrino. Si se parece tanto a mi amigo Terrance Grandchester, míralo, es idéntico, ellos deben conocerlo, es un actor muy famoso. Tom que estaba atrás de estos respondía,

- Pues qué clase de amigo tendrás, mi sobrino es el orgullo de su padre y el mío, que lo he visto crecer. Además, mi muchacho no le gusta que lo comparen con ningún actor, él es muy serio. Alexander vio a Joseph y abría la boca.

- ¡Por Dios Albert! ¿Qué edad tienen? Mira si casi pasa por un hermano tuyo, yo… me siento viejo aquí.

- Vamos Alexander, mis hijos estuvieron con su madre, sabes los peligros que he corrido en la milicia, jamás me perdonaría que mis hijos corrieran riesgos por mi culpa, y mi mujer piensa igual. Ella es hija de Sean y todos los que ves aquí, son nietos de él.

- Pero siempre se quejó ese viejo loco de su soledad, casi se quita la vida y también ibas a morir por su culpa.

- Pues, porque no sabía que mi mujer era su hija. Ella estaba en un programa de protección de testigos.

- ¿Protección de testigos? ¡Albert! Con mayor razón no debiste tener tantos hijos, si tu estabas loco, ellos debieron estar conmigo. Los hubiera cuidado mejor que tú. Joseph de inmediato respondió ayudando a su padre,

- Tío, no estabas casado cuando nacimos mis hermanos y yo. Tengo veinte y Ángelo diecinueve, William y Alex tienen dieciocho. Andrea y Anthony diecisiete.

- ¡Lo sabía! Eres un… abusaste de tu mujer sin estar casado. Aturdido procesaba la información y agregaba, ¿Son cuates William y Alexander?

- Jamás abuse de mi esposa y mis hijos son… cuates.

- Papá no te lo perdonara. Albert levantaba las cejas y afirmaba, pensativo miraba hacia su padre William

- Pero si ya lo hizo. Alexander giraba a ver a su padre y este sonriendo los saludaba con a mano, su hermano molesto agregaba,

- Me has escondido todos estos años a mis sobrinos y dices que confías en mí.

- Alexander, eres bueno en la administración, me va bien con tu manejo de cuentas, al menos cuando ocupé mi dinero, no tuve ningún impedimento…

- ¡Y casi nos llevas a la quiebra!

- Pero ya lo devolví, además mi padre sabe que lo necesitaba, tu solo tienes a tu esposa y dos hijas, yo…

- ¡Tu! ¡Esta demente! Ellos pudieron no saber de mí y si te hubieras muerto en aquel ataque militar tratando de rescatar a ese loco. No sabes lo que sufrí por ti. Casi me muero al saberte rehén de esos miserables. Ahora verlos a ellos, saber que pudieron quedarse sin su padre, que ni siquiera yo los había visto, cuando me dijeron Papá casi me desmayo y ver a Andrea, era como negarme a lo que nadie puede negarse, es tan… Andrew Y mira. Tienes a un hombre que parece tu hermano, más que yo.

- Cálmate Alexander. Puedes decir que eras mi cómplice. Me entere de sus nacimientos y a la vez de los riesgos de que me los quitaran, como tú que has protegido a tus hijas casi con tu vida.

- ¿Cómplice?

-Si, puedes hacer lo que hacíamos de niños, que me cubrías y te cubría. Sabías de ellos, pero era tan secreto mío como tuyo.

- ¿En serio?

-Crees que, a mi esposa, le gusto saber que andaban comprometiéndome con Doraly. Y que hice yo, nada. Los dejé hacer lo que quisieran, al final, mi esposa se puso celosa y…

- ¿Y? la embarazaste de nuevo y trajiste más hijos. Pobre de mi cuñada, como te aguantó,

En tono irónico alegaban frente a los jóvenes, quienes miraban de un lado a otro como el tío lo amonestaba por lo que había hecho

- Albert, ¿cuántos hijos son? ¿Sus cumpleaños? ¿Sus enfermedades? ¿Sus estudios? Eres el padre más infame que les pudo dar la vida, apuesto a que no lo sabes. Terry intervino,

- Le juro tío que, a mi padre, jamás lo cambiaría por nadie en el mundo, así fuera a su famoso amigo. Mi padre es el mejor hombre, y si tenernos a su lado es memorizar todo, tenga por seguro que todos lo sabemos, nuestra edad, nuestras fechas y Papá, nunca nos negó su amor y su apoyo. Me duele más no ser como Joseph y parecerme a él. Quiero a mi papá. Y a ti, es cierto que no te conozco. Pero mis hermanos y yo somos lo que somos, gracias a él y a mi madre. Alexander bajo la cabeza, derrotado. Agrego,

- Lo siento muchachos, estoy molesto con mi hermano, porque el me lo debe. Él siempre me ha salvado, y ustedes no lo saben, pero cuando lo mande a México y desapareció junto con una de las empleadas, no saben cuantos días me la pase sin dormir, culpándome por todo lo que le estaba pasando, y si en ese secuestro, me lo hubieran matado, como iba a dar con ustedes, como los iba a traer con los suyos. Rosemary tiene dos hijas, ninguna como Andrea. Y yo que daría por haberme volado la barda y tener hijos tan grandes desde cuando tenía veinte años. - En serio, Albert ¿Te sabes sus cumpleaños?

Sus hijos lo miraban con una sonrisa, Anthony agregaba,

- Tío Andrea y yo cumplimos años el mismo día que Papá.

- Al menos, ese cumpleaños no lo olvidaré.


Esta historia fue un reto personal, desde hace tiempo, mas reto fue avanzar y echarme atrás con los avances, pero la vida cambia y saber que escribo para que me leas, me hace sentir que puedo avanzar mas y mas, sin detenerme, le pido a Dios que nos continué dando oportunidades a todas para salir de todo lo que venga y darle una buena cara al problema.

Un sincero Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa