Bra reaccionó tarde. El enfado la había ofuscado y ni se había percatado del ataque por la espalda que tenían planeado. Y ahora iba a morir. Cerró los ojos instintivamente cuando vio la bola tan cerca y esperó el impacto. Pero la muerte no fue lo desagradable que ella creía que sería. No. Incluso le gustó. Si esa era la sensación al morirse, alguien debía haber al otro lado que velaba para que el trance al mas allá no fuese doloroso.
A Bra la muerte le resultó muy agradable. Se sintió protegida por un cuerpo musculoso y caliente, que olía como Azog. Y entonces decidió que si el ángel que le esperaba en el cielo era como Azog, definitivamente sí era el cielo. Bra notó como el ángel se agachaba un poco para estar más cerca de ella. Y ella relajó la cara y también disfrutó el momento, al fin y al cabo estaba muerta y tenía todo el tiempo del mundo por delante.
Pero el grito de su hermano la sacó del trance. Qué? Acaso también estaba muerto? Porque lloraba?
Bra tenía las manos apoyadas en el pecho que la envolvía y al levantar la cabeza vio esos ojos verdes. Y se le paró el corazón. Y los ojos verdes se dilataron un poco al recibir la mirada de los azules.
- pero…- Bra estaba sin palabras. Tantas cosas luchaban en su cabeza para salir a la vez que ninguna podía- pero tu no estabas! - solo logró decir.
- Seguís sin pensar en los kis - le dijo Azog, al mismo tiempo que se apartó de Bra. No podía sostenerla más entre sus brazos por su salud mental.
- Tu ki no estaba - le dijo Bra, y lo miró inquisitivamente. Casi enfadada? Un poco porque ella tenía un gran plan para estar con él, pero no era este precisamente.
Azog notó el enfado. Encima se enfadaba con él?
- creías que no estaría para protegerte? - le dijo sin levantar la voz. No debían oírlos en el claro.
-…- el corazón de Bra volvió a pararse un poquito con esa frase.
- Mira la que has montado en un momento tú sola - le siguió riñendo Azog.
Bra no dijo nada. No podía contestarle. Encima tenía razón. Ahora todos creían que estaba muerta. Por no controlarse. Por qué era tan impulsiva a veces?
- no se controlar el ki cuando me enfado - le dijo a Azog, casi susurrando, y mordiéndose el labio inferior, avergonzada, mirando al suelo.
- No hagas eso- le gruñó Azog. Bra levantó la cabeza y miró inquisitiva a Azog. A qué se refería? Encima que le explicaba lo que le pasaba? Aunque es verdad que no tenía ninguna obligación de escucharla.
El silencio se instauró entre esos dos. Bra, con todas las cosas que quería decirle, no sabía ni por dónde empezar. La intimidó demasiado tenerlo tan cerca, y la propia vergüenza la inundó. Y Azog no podía mirarla si se mordía el labio y le explicaba que tenía problemas. Su instinto lo llevaba a protegerla demasiado. Y él debía permanecer alejado de ella. Aunque desde que la vio eso se complicó bastante.
- tengo que llevarte con tu padre o la va a liar demasiado - dijo Azog rompiendo el silencio.
Es verdad! Bra cayó en la cuenta de que ellos dos permanecían alejados de la realidad pero ahora mismo todos se dirigían a Palacio para dar la noticia.
Azog tendió la mano a Bra. Bra lo miró a esos ojos verdes y su mano se movió sola encima de la mano tendida. Azog sabía que debía mantenerse alejado pero ahora mismo podía acercarse a ella porque era necesario para la misión de salvar Vejita, no?
Cuando la mano de Azog se cerró cubriendo la de Bra, simplemente la guió hacia su espalda. Bra solo se dejaba llevar. Era uno de esos momentos que quería saborear porque los echaba demasiado de menos. Y cuando Bra hubo rodeado a Azog, sin saber cómo, éste hizo que levitara. Bra entendió que debía subirse a su espalda, como dos niños jugando a caballito.
Bra pasó los dos brazos por encima de los hombros de Azog, a modo de colgante. Y Azog pasó sus brazos por debajo de las rodillas de Bra. Los pechos de Bra se aplastaron en la espalda de Azog. Y las manos de éste, rozaron el culo de Bra. Ninguno de los dos decía nada, pero eso era demasiado para los dos.
Pero emprendieron el vuelo con una tensión sexual demasiado palpable. Azog sí que movió las manos para que fueran los antebrazos los que aguantasen el peso de Bra, pero Bra no se apartó ni una pizca de la espalda de Azog. Era un vuelo bajo, por entre los árboles, para no ser detectados.
- sabes volar sin ki- le susurró Bra al oido, al percatarse de este detalle. - por eso no te percibía.
- ajam - le dijo Azog cómo respuesta. Era necesario que fuese tan pegada y que le susurrase en el oido? Encima lo estaba jodiendo aposta, estaba seguro. Ella sabía el poder que tenía sobre él. Pero no caería. Con ella nunca mostraba orgullo pero ya era hora de que se diera cuenta que él también tenía.
El resto del vuelo transcurrió en silencio. La tensión se percibía entre los dos, y ninguno de los dos estaba cómodo con esa situación, pero Bra no pudo dejar pasar la oportunidad de disfrutar ese vuelo, dejando su cuerpo pegaba al de Azog, sentir su calor, y tener su cara pegaba a su hombro, oliendo ese aroma a menta. Miró la cara de Azog, de perfil, todo el tiempo que pudo antes de que se volviese raro, y cerró los ojos para disfrutar el vuelo. Ni siquiera le importaba cuánta gente creyese que había muerto. Solo quería guardar ese momento, con todos los detalles, para repasarlo cuando estuviese sola.
Y Azog también se permitió bajar un poco la guardia para disfrutar un poco esa situación. No pasaba nada por disfrutar un poco de esa droga/ Bra, no? No es que tuviese adicción. Podía volver a alejarse de ella cuando quisiese. Así se autoengañaban los adictos, no?
Azog paró el vuelo en seco. Bra vislumbró el Palacio al final del bosque. Se bajó despacio, sin ganas, de la espalda de Azog. Pero ninguno de los dos habló. Sus miradas se dirigieron al escenario formado donde acababa el bosque frondoso.
Fuera de Palacio se encontraban casi todos los sayians que habitaban en Vejita, podrían jurar, formando un círculo. Y en medio de éste círculo estaba Vegeta junto con Trunks, quien intentaba pararlo. Detrás de Vegeta, se encontraban los sayians fieles a la Corona, y entre ellos Bra vio a su madre, llorando desconsoladamente, junto a su abuela. Su madre NUNCA lloraba. El estómago se le estaba revolviendo.
- no papá!- sólo gritaba Trunks, mientras se ponía delante de Vegeta, quien ya estaba transformado, fuera de sí. Su energía era increíble pero muy descontrolada. - para! Te harás daño!- gritaba Trunks, desesperado.
Los sayians fieles a la Corona estaban conmocionados. Acaso era verdad que habían matado a la princesa? Y entre los sayians rebeldes también se veían caras de… tristeza?
Bra y Azog no eran capaces de reaccionar. En esa explanada había rabia y tristeza puras. Qué sentimientos más intensos!
A Bra los ojos se le llenaban de lágrimas al ver a su padre así. Estaba destrozado. Ya no se acordaba de lo enfadada que estaba con él. Le era igual. Sólo quería hacerle saber, a él y a su madre, que estaba bien.
Miró a Azog, suplicante, esperando que éste le diese una solución.
- sal ahí -le dijo Azog, sin mirarla. Si la miraba a los ojos, se perdía - o se hará daño. Pero sal discreta, ahí hay demasiada gente inocente.
Y era verdad. Ahí estaba todo el pueblo sayian, casi casi. Los más precavidos serían los únicos que se habían quedado en casa.
Azog tenía razón. Bra ya vislumbraba el camino por donde podía ir y tranquilizar a su padre.
- no, no! -solo gritaba Vegeta -ella no, ella no! - solo era capaz de repetir mientras lloraba de rabia. Su niña no podía estar muerta. Lo que ese engendro había gritado delante de palacio no era verdad. Esa explosión de ki que habían oido no había matado a su niña. Era imposible. Ella no. Él no podía estar sintiendo tanto dolor.
Trunks se había transformado también para intentar parar a su padre. Ahora los dos estaban sumergidos en una "pelea" para evitar uno y lograr otro, que Vegeta llegara a Frakz. Mientras este se reía.
Esto era demasiado para el poco temple de Bra. Y cuando Frakz lanzó una bola de energía contra su hermano y su padre, su instinto volvió a actuar solo.
La rabia la superó y emprendió el vuelo, hecha una furia,. Azog intentó agarrarla del brazo en cuanto la vio pero sus reflejos fueron demasiado lentos. Y una patada cruzó la cara de Frakz. El combate entre padre e hijo cesó. Los sayians enemigos retrocedieron perceptiblemente de su posición. Y los sayians fieles a la Corona, interiormente, cuando se creyeron lo que veían, lo celebraron.
En el centro de ese círculo, se encontraba Bra, completamente cabreada y perfectamente transformada en super sayian. Simplemente toda su energía la mantenía suspendida en el aire, respirando profundamente, y clavando su mirada de rabia en todos y cada uno de los sayians rebeldes, con una posición de combate muy bien adoptada. Ahora mismo ninguno se veía capaz de atacarla.
Vegeta se quedó helado al percibir ese ki salir de entre los árboles. Y su transformación desapareció. Y cuando su hija cruzó la cara de Frakz, su mirada se dirigió a los árboles. Y justo por donde había salido su niña, vio como Azog se echaba la palma de la mano a los ojos, resignado.
"Yo no le he dicho discreta?", pensaba Azog en ese momento. Y Vegeta solo pensaba en "Gracias, gracias por salvarla".
Y sus miradas se cruzaron. Azog intentó retroceder pero ya había sido pillado por Vegeta. Vegeta, agachó la cabeza, en señal de agradecimiento. Azog correspondió al gesto y se perdió entre los árboles.
- cariño - gritó Bulma.
- Estoy bien- le dijo Bra, sin mirarla- papá, estás bien? - y por primera vez, en mucho tiempo, miró a su padre a los ojos y no le mostró odio, porqué ya no lo sentía, sino preocupación.
- Si- le dijo Vegeta, emocionado. Pero sin llorar, ahora ya sí. Y se posicionó a su lado.
- Qué? - Frakz se había recompuesto del golpe- a que esperáis? - les gritó a sus soldados. Y les hizo señales de ataque. Ninguno se movió.
Y poco a poco, la mitad de rebeldes que se encontraban en ese círculo, se arrodillaron ante Bra y Vegeta.
- no! Qué haceis- seguía gritándoles Frakz. - atacad!
"la princesa ha llegado" pensaba Azog mientras intentaba mezclarse con los sayians rebeldes para que nadie notara su abandono. Y una ráfaga de orgullo y amor cruzó su estómago.
Y a pesar de la orden de Frakz, esos sayians seguían agachados ante la Corona. Bra miró a su padre. Debía coger las riendas. Ella podía ser la imagen pero él era el Rey.
- quitaos los cinturones- les indicó Vegeta - y servid con honor.
En el silencio formado en el claro, se pudo oír como los cinturones rojos abandonaban las cinturas y caían al suelo.
Y Frakz no pudo ante tal acto de abandono de su bando. Formó una bola de ki en mano y se dispuso a lanzarla contra el soldado traidor que tuviese más cerca. Pero Bra se adelantó, y fue un ki suyo el que tiró a Frakz al suelo.
- ni se te ocurra- le dijo Bra, y se dirigió hacia él, dispuesta a matarlo. Nunca había matado a nadie pero no había tenido nunca tantas ganas
- Azog! Azog!- gritó Frakz.
-… - Bra seguía avanzando hacia él, sin hablar.
- Mátala - gritó Frakz a Azog, quien parecía que había estado allí todo ese tiempo. Esa orden había sido demasiada directa.
El círculo se quedó en completo silencio. Bra paró su avance. Azog no se movió. Bra lo miró a los ojos y al ver ese verde su estado de super sayian desapareció. Volvía a ser la chica semi sayian de pelo azul, y pequeñita. Y cuando Azog la veía así, no era capaz de controlarse del todo. Porqué le gustaba tanto? Tragó saliva, grueso, porque no sabía qué hacer. Ya volvía a sentirse nervioso, igual que cuando vio a Bra regresar de la Tierra. No sabía cómo actuar porque su instinto le decía una cosa pero su cerebro le gritaba otra.
- hay demasiados inocentes - dijo Vegeta rompiendo el silencio. Vio como esa situación no tenía arreglo, esos dos se miraban cómo hacía dos años. También vio como los sayians que no habían arrojado sus cinturones, era a Azog a quien miraban esperando ordenes y no a Frakz.
Esas palabras rompieron el contacto visual entre Bra y Azog. Bra solo pudo agachar la mirada, un poco avergonzada. Ahora mismo habría hecho cualquier cosa que Azog le hubiese pedido. Cualquiera. Sus defensas desaparecieron en cuanto lo miró.
- os quiero fuera de los dominios de la Corona- ordenó Vegeta a los insurrectos, barriendo con sus ojos el semicírculo de sayians del bando contrario- vuestras familias pueden quedarse, no serán atacadas. - siguió Vegeta - no somos unos cobardes como vosotros- mostrando todo el odio posible, y superioridad moral, en esas palabras. - AHORA! - gritó, sobresaltando a algunos.
- Replegaos - gritó Frakz a sus tropas. Pero ningún soldado de movía.
Vegeta fijó la mirada en Azog. Acaso no era consciente del poder que tenía sobre las tropas?
Azog movió la cabeza, indicando que debían emprender el vuelo. Y entonces sí los soldados emprendieron el vuelo. Parecía que tenían donde ir. Sería al cuartel general.
- esto no ha acabado -gritó Frakz, convencido de que sus tropas seguían siendo suyas y que era su orden la que obedecían. Y emprendió el vuelo
Azog fue el último en irse de ese claro. Antes de emprender el vuelo, decidió dejar ganar a su instinto por un momento. Una mirada fugaz a Bra antes de salir volando, solo para tener en su memoria la imagen real. La miró de arriba a abajo, pero no lo despacio que le hubiese gustado. Pero por ahora le bastaba. Ya no debía avanzar más con ella, a que no? Y él era muy capaz de lograrlo. Igual que un adicto a la coca, que todas las rayas eran las últimas.
Cuando Azog abandonó el claro, el silencio seguía incrustado en el claro. Solo lo rompió Bulma y Trunks corriendo para ir a abrazar a Bra. Esto los recibió con los brazos abiertos y contenta de verdad.
- como están los abuelos?- preguntó Bra, inmediatamente.
- Bien le dijo Bulma llorando y besando por toda cara - el abuelo en el tanque, recuperándose. La abuela como siempre.
- Debemos irnos - dijo Vegeta rompiendo ese momento.
En la explanada todos los sayians presentes estaban con la rodilla clavada en el suelo. Esa imagen impactó de sobremanera a Bra. Casi toda la población de Vejita mostrándoles sus respetos y honor. Podía ser que poco a poco fuesen ganando esa guerra? Ahora no quería pensar en ello, solo quería guardar ese momento en su memoria. Y miró a su padre a los ojos, y vio como éste ya la miraba.
Vegeta observaba a su hija, como le cambió la cara al ver todos esos sayians inclinados. Y le resultó imposible que alguien pudiese quererla más que él. Pero cada vez le costaba más negar que ese insecto de ojos verdes tampoco es que la quisiese poco…
Cuando Bra vio a su padre, se le olvidó todo el enfado y sólo se abrazó a él. Vegeta, inmediatamente correspondió al abrazo, y padre e hija avanzaron entre los sayians arrodillados, con el brazo de Vegeta rodeando los hombros de Bra. Y Bra apoyada en su padre.
Justo delante de Palacio estaba Shark, quien parecía que estaba meándose por el movimiento de alegría con saltitos que reflejaban sus pies.
- qué haces? - le preguntó Bra riéndose
- …- Shark no era capaz de comportarse como debía comportarse un soldado de la Corona, pero no dejaba de mirar a Vegeta, ya que él era el rey
- Adelante - le dijo un resignado Vegeta
Y entonces Bra voló por los aires. Shark la tiró tan arriba que hasta Vegeta se detuvo preocupado. Pero la volvió a coger, y los dos saltaban abrazados
- estás bien! - solo canturreaba Shark - estás bien!
- Quiero que te encargues de recibir a los sayians nuevos - le ordenó Vegeta sin mirar ese espectáculo - quien quiera unirse a nuestras filas será bien recibido. Y manda protección permanente a las aldeas de fuera de la ciudad.
Parecía que Vegeta lo tenía todo controlado.
- si, mi rey - dijo Shark soltando a Bra al instante. Dedicó una reverencia al rey y emprendió el vuelo.
En Palacio, Bra fue recibida entre más abrazos y lágrimas. Y su abuelo salió del tanque conforme la noche se acercaba. En esa familia ya no había rabia, todo estaba perdonado, pero no olvidado. Vegeta era consciente de esa segunda oportunidad. Y de quien había hecho posible que ocurriese. El color verde aparecía en su mente.
