Bra agradeció que la noche se le echara encima, así pudo refugiarse en la soledad de su habitación. Entró y cerró la puerta, con llave. Necesitaba una ducha en la que ni pensó, sólo dejó el agua correr y sentirla bajar por su cuerpo, simplemente se colocó una camiseta larga blanca sobre el culotte negro de encaje de ropa interior. En Vejita parecía que siempre era verano.

Abrió el enorme balcón de su habitación (en un piso de la Tierra eso era una terraza) y desde ahí observó cómo la ciudad parecía más en calma que nunca, desde que había llegado. Los rebeldes estaban más allá de donde alcanzaba la vista, así que dejó el balcón abierto para que entrase la brisa. Por ahora estaba segura, tendría que entrenar de verdad. Ese planeta le daba vida; ahí volvía a sentirse poco a poco ella misma.

Una vez en el baño para secarse el pelo, no dejaba de pensar que había estado a punto de morir hacía unas pocas horas. Y otra vez, era él quien la había salvado… pero Bra no debía hacerse ilusiones. Poco más de una semana en Vejita no bastaban para borrar lo que había hecho hacía dos años. Y esa huida seguro que trajo mucho dolor.

Aunque no parecía demostrarlo. Bueno, para Bra, Azog parecía estar contrariado. No quería que Bra se acercase a él, pero cuando se acercaba no la alejaba. Sus gestos intentaban mostrar pasividad total pero Bra vio cómo la miraba. La miraba como antes, y eso Azog no sabía esconderlo. La miraba demasiado fijamente, demasiado descarado y demasiado intensamente. Y eso seguía acelerando el pulso de Bra. Y, en el vuelo en su espalda, se dio cuenta que cuando la tenía tan cerca, a él también se le aceleraba el pulso y se le cortaba la respiración, momentáneamente.

Y ahora volvía a encontrarse en el mismo camino sin salida. Que Bra notase que Azog seguía poniéndose nervioso con ella, no quería decir que la siguiese queriendo o que no la odiase. Al fin y al cabo la vida son decisiones. Y Bra tomó una sin tenerlo en cuenta, y ahora era muy lícito que no quisiera volver a verla nunca más. Es más, que el odio se hubiese transformado en indiferencia era lo que más preocupaba a Bra. Contra la indiferencia no podía hacer nada. El odio al fin y al cabo sí era un sentimiento.

Después de comprobar que el pelo estaba totalmente seco y despejar su mente de esas ideas (porque ahora no podía sufrir un ataque de ansiedad, no podía permitirselo), se lo recogió en un moño redondo encima de la cabeza, quedando suelto solo su flequillo. Al ver la cama al otro lado de la puerta, le pareció mas cómoda y mullida que nunca. Por esta noche se permitiría el lujo de construir una barrera entre su sueño y sus pensamientos recurrentes.

Pero Bra no llegó a la cama. Al salir del baño, al otro lado del balcón, apoyado en la barandilla con las manos en los bolsillos y las piernas cruzadas por los tobillos, estaba ÉL.

Azog estaba en el balcón, intentando adoptar una pose relajada. Pero cuando Bra salió del baño, tampoco estaba preparado para verla solo con una camiseta.

En esa habitación hubo un silencio de aproximadamente 10 segundos, 10 segundos en que dos sayians no tenían ni el valor de respirar por si ese momento se desvanecía. Era la primera vez que estaban solos, completamente solos y sin prisas, desde hacía dos años. Bueno, sin prisas era relativo, porqué sus corazones estaban en taquicardia mantenida.

Bra se quedó paralizada en medio de la habitación. Qué le pasaba a su cuerpo y a su cabeza que no reaccionaban? Acaso ella misma no había intentado provocar esa situación hacía menos de un día? Pero no era capaz de iniciar ninguna acción. Ni siquiera estaba pensando con claridad. Su cabeza quedó en shock al verlo ahí, tan guapo y tan jodidamente relajado. O eso parecía.

- yo… - empezó Bra - … - nada, que no podía seguir, ya no sabía ni hablar - estás bien? - fue una pregunta corta y que podía parecer trivial, pero realmente Bra quería saber si estaba bien.

- Si - empezó a hablar Azog, calmadamente. Parecía que las palabras empezaban a salir - tú?Y tu abuelo?

- Tambien - dijo Bra, hablando bajito, aún sorprendida. Pero Bra solo quería llorar o correr a abrazarlo o gritar por no saber que puñetas estaba sintiendo en ese momento.

- Tienes que aprender a controlar tu ki - le dijo Azog

Bra recibió una bofetada. Estaba ahí para que controlase su ki? Había ido volando hasta ella, arriesgándose a que lo descubriesen, solo para decirle eso?

- es que no se - dijo Bra, desilusionada. Por qué aún se le había cruzado una mínima esperanza? Era imposible que estuviesen como antes, imposible. Estaba ahí para evitar que Bra volviese a estallar de rabia y dañase a alguien, o provocase una batalla innecesaria. Y Bra clavó su mirada en el suelo; podía hablar con él pero no podía mirarlo sin que su cabeza albergara falsas esperanzas. - lo he intentado con Shark pero no me va bien - y eso era verdad.

- Tienes más nivel que Shark - le dijo Azog, aún con las manos en los bolsillos - no puede enseñarte porque él no sabe hacerlo. Tienes que aprender a controlar tu ki hasta esconderlo.

- Así has llegado hasta aqui? - le preguntó Bra.

- Si - le contestó Azog. No sabía que estaba haciendo ahí. Es que la estaba cagando pero porqué no se iba? Por qué seguía ahí de pie hablando con ella si sabía que no le hacía bien tenerla tan cerca? Parecía que en dos años no había avanzado nada respecto a ella y a veces, eso lo jodía demasiado. Dos años para entender que ella no era para él y cuando volvía, él volvía a ella, no podía evitarlo. Pensaba todo esto mientras la miraba, aprovechando que ella miraba el suelo. Y cuando la miraba era cuando veía más claro que ella no era para él, pero él si era para ella. Pasase el tiempo que pasase.

Otra vez el silencio entre los dos. Bra levantó la mirada del suelo para ver porque Azog no decía nada. Y justo cuando las miradas se cruzaron, Azog desvió la suya. Y la desesperanza de Bra se desvaneció un poco. Él también estaba nervioso. Y tampoco tenía ni puta idea de que hacia ahí. Bra lo sabía, el ki podía ser una excusa. Él no "quería" ir ahí pero fue en el fondo si quería ir aunque no se lo admitiera ni a él mismo. Podía estar cabreadisimo con ella, pero Bra notaba como ese enfado se disipaba un poco cuando estaban cerca, y como eso cabreaba a Azog.

- enséñame - le dijo Bra - Tu si tienes más poder que yo. Sólo dime como se hace, y yo ya iré practicando. - ahora sí era Bra en estado puro. No sabía ni porque había dicho eso; había sido como un resorte que actuó cuando vio que él le rehuía la mirada. Que no le aguantase la mirada era señal que ahí no había indiferencia. Y Bra, no quería perder ninguna oportunidad más con él. Aunque solo fuese tenerlo un poco más con ella. Aunque ese entrenamiento solo durase 5 minutos más. Quería esos 5 minutos o 5 segundos.

- … - Azog no decía nada, estaba valorando la situación mentalmente. Estaba obligado a enseñarla? Sería bueno para su estabilidad emocional? No, las respuestas eran no. Entonces, por qué ya tenía pensado como enseñarla? Era esa otra ocasión en la que actuaba como un adicto? Pero él podía dejarlo cuando quisiera, no?… Suspiró resignado porque en ese preciso instante dudó de que en algún momento hubiese estado cerca, siquiera, de dejar ese enganche. Ni cuando la odió en lo más profundo de su corazón por subirse a esa nave sin él.

Azog seguía fuera, apoyado en el balcón, con su pose de indiferencia, intentando no mirar a Bra, quien seguía en medio de la habitación solo con una camiseta. Y Azog se irguió, había tomado una decisión. Sabía que la estaba cagando pero no quería parar, es que no quería. Quería cometer ese error. Y en momentos así, un sayian no escuchaba la lógica. Eran una raza más primitiva que racional.

- esta bien - le dijo Azog - yo te enseño pero tu tienes que entrenarlo. Si no lo controlas te puedes hacer daño- y le tendió la mano. Azog ya daba la batalla por perdida, podía pelear interiormente todo lo que le quedaba de vida, pero por mucho que fuese un error, quería seguir adelante con ese error.

Bra volvió a poner la mano sobre la de Azog, y por segunda vez en lo que iba de día, volvió a flotar hasta estar en la espalda de Azog. Y como en la primera vez, sus brazos rodearon el cuello de Azog y abrió sus piernas, quedando las rodillas a los lados de la cintura del sayian. Azog notó los pechos (sin sujetador) de Bra aplastarse en su espalda, y sus brazos volvieron a deslizarse por debajo de las rodillas de Bra, pero esta vez no giró la mano.

Bra se puso nerviosa al notar las manos de Azog en su piel. Y Azog gruñó, casi imperceptiblemente, al rozar el culo de Bra. Oficialmente, solo llevaba esa camiseta y ropa interior, aunque Azog creía que llevar eso o nada era lo mismo. La temperatura y el pulso de Bra se aceleraron descaradamente.

Ese vuelo fue demasiado largo para los dos. Bra seguía enganchada a la espalda y notaba el cuerpo de Azog musculoso, y sus brazos agarrándola posesivamente y protectoramente del culo. Y Azog notaba el calor de Bra y sus curvas. Y tenía las manos demasiado cerca de.… Ni una palabra salió de sus bocas. Tampoco, ninguno de los dos podía hablar fluidamente. Los dos tenían un nudo en la garganta que sólo se forma cuando la excitación supera a los nervios.

- ya estamos - le dijo Azog, soltandola para que bajara de su espalda. Estaban más lejos de la ciudad de lo que Bra recordaba haber llegado. Juraría que estaban en la otra punta del planeta. - aquí no hay nadie, ni nadie sabe donde está.

Bra miraba a su alrededor. Árboles increíblemente altos y tupidos, dejaban ver estrellas por pequeños huecos en sus copas. Y ahí en medio había una casa.

- ahí vive alguien - le dijo Bra, bajando la voz.

- Si, yo - le dijo Azog como si no fuera importante. - encontré el lugar un día que iba volando y me hice una casa para estar alejado. Nadie sabe que existe. Así que es perfecto - continuó - además desde tan lejos no rastrearan tu ki

- Así que vives aquí - le preguntó Bra. - no estás en el cuartel general con los demás?

- A veces - le dijo Azog pero ahora no quería hablar sobre ello - cierra los ojos

Bra notó el cambio de tema. Y obedeció. A Bra le encantaba oír a Azog contarle sus cosas pero cerró los ojos en medio de ese bosque solitario, dando por zanjado el tema de la vivienda de Azog. Y notó como éste caminaba a su alrededor, rodeándola.

A Azog le recordaba mucho al primer entrenamiento en la nave, cuando vagó por el cuerpo de la semisayian mientras esta tenía los ojos cerrados.

- relájate - le dijo Azog, bajito. Eso no relajaba a Bra, precisamente - tienes que estar relajada para esconder el ki vital- y entonces, sin que ella ni nadie se diese cuenta, Azog se permitió observarla. Miró esas piernas, esbeltas y largas; sus ojos fueron de abajo a arriba. Con esa puta camiseta se intuía todo y no se veía nada. Intentó serenarse. Pero seguía dando vueltas alrededor de Bra, cuando se paró en frente de Bra. No recordaba el azul del pelo tan intenso ni que los labios fuesen tan carnosos. Se estaba mordiendo el labio inferior?/

Bra seguía con los ojos cerrados pero notaba la brisa que movía Azog al caminar, cada vez se acercaba más y ella así no podía relajar el ki. Y entonces notó como él se detuvo. Pero se detuvo tan cerca que podía sentir su calor corporal. Y su aroma. La estaba poniendo tan nerviosa a propósito? Y su subconsciente actuó, y como hacía siempre que estaba nerviosa, se mordió el labio inferior.

- no hagas eso - le dijo Azog. Parecía enfadado - relájate - le casi susurró.

Bra tragó saliva, respiró hondo y volvió a intentar calmarse, sin abrir los ojos. Seguía ahí en medio de pie, con los ojos cerrados y notando como Azog estaba cada vez más cerca. Por qué ahora no volvía a emprender el paseo? Por qué seguía delante de ella, tan cerca? Esto la ponía nerviosa de sobre manera. Así no hay quien se concentre en el ki. Y volvió a morderse el labio, inconscientemente.

- no hagas eso - le susurró Azog, muy bajito y con una voz tan grave que Bra abrió los ojos de la sorpresa.

Y entonces sus miradas se cruzaron. Bra debía tener los ojos cerrados, por qué los había abierto? Azog seguía pensando que hacía todo aquello para torturarlo. Era imposible que fuese tan jodidamente adorable y sexy a la vez, sin querer.

Esa situación era demasiado para los nervios de Bra. Y cuando vio a Azog tan cerca, tragó saliva grueso y volvió a morderse el labio inferior. Y esa vez, fue en la que el instinto de Azog ganó al cerebro.

Miró a Bra, solo un instante, enfadado, realmente enfadado. Y entonces, Bra notó como un brazo de Azog le rodeaba la cintura y la acercaba hacia él. Mientras la otra mano le agarró la cabeza. Bra vio como la boca de Azog se dirigía a la suya. Lo que venía después, el cuerpo de Bra lo estaba pidiendo a gritos.

Los labios se juntaron en un beso salvaje y posesivo. Azog seguía agarrando a Bra por la cabeza mientras la besaba, posesivamente, marcando el ritmo. Ya no quería pensar en si era un error, solo quería hacer lo que estaba haciendo.

Ese primer contacto dio paso a roces con las lenguas y mordidas. Ahí había demasiados sentimientos reprimidos como para que fuese delicado. Eso era pasión y amor, con dos cuerpos que intentaban demostrarlo. Y cuando los besos y mordidas iban aumentando de intensidad, Bra aprisionó el labio inferior de Azog entre los suyos y lo soltó suavemente. Los dos sayians volvieron a mirarse a los ojos; con esas miradas se lo decían todo. Y fue Bra quien empezó esta vez el beso. Mientras su boca buscaba la de Azog, sus brazos rodearon el cuello del sayian. Y el sayian no aguantó más. Deslizó las manos por debajo de la camiseta larga de Bra, agarrándola del culo y subiéndola hacia él, haciendo que Bra enrollase sus piernas en su cadera.

Bra notó como el pene de Azog estaba duro. Y eso se intensificó cuando la semisayian restregó su sexo contra el del sayian. Azog avanzó con Bra en sus brazos, besandola, hasta llegar al tronco de un árbol. Pero el golpe fue fuerte al no prestar atención a las distancias.

- perdona - le gruñó Azog a Bra en la oreja - estás bien?

- Si si - solo era capaz de contestarle Bra. Estaba contra un árbol, aprisionada por el cuerpo de Azog… Ahora no debía preocuparse por su espalda! Bra, aún enrollada en la cadera de Azog, bajó sus manos para desabrochar el pantalón de Azog, sin dejar de devorarse con las bocas.

Azog notó como Bra metía sus manos en sus calzoncillos. Y notó el suspiro de Bra, cuando le cogió el pene y comprobó lo duro que lo tenía. No era consciente de que algún día hubiese estado nunca tan excitado. Bra empezó con un movimiento de sube y baja con su mano. Azog no podía aguantar eso mucho tiempo más. Notar como Bra lo estaba masturbando, besando y moviendo las caderas, pidiendo más, le era superior.

Azog separó su boca de la de Bra y le empezó a lamer el cuello y a besarlo con pequeños mordiscos; mientras, con una de sus manos consiguió apartar el culotte. Mientras seguía mordiéndole el cuello, Bra seguía suspirando. Y Azog empezó a jugar con su clítoris, solo con un dedo, suavemente, a diferencia de todo lo que había hecho hasta ahora.

De la boca de Bra se escapaban suspiros de placer cada vez más sonoros. Y uno mayor se escapó cuando Azog le metió dos dedos.

- Azog - suspiro Bra en un momento de placer, buscando la mirada del sayian. Este solo seguía metiendo y sacando los dedos, manteniendo a Bra contra ese árbol.

- … - Azog se volvió loco al oír su nombre en los labios de Bra.

Pero Bra quería más. Necesitaba sentirlo más, eso ya no la calmaba.

- metemela - le susurró, entre suspiros de placer. Para el sayian, esa orden tuvo prioridad. Azog ni la bajó del árbol. Simplemente le apartó el culotte a un lado, cogió su pene con la mano libre y la penetró. Bra se volvió a agarrar a su cuello, casi clavándole las uñas cuando notó como Azog había entrado. Entonces empezó un movimiento de sube y baja. Azog aguantaba todo el peso e intentaba que Bra no rozase con el árbol, y Bra realizaba los movimientos ayudada por los brazos de Azog. Ese árbol nunca había visto tanta pasión.

Los movimientos de sube y baja avanzaron hacia movimientos circulares también. Y la intensidad iba subiendo. Ahora no se besaban, solo se miraban a los ojos intensamente, mientras suspiros se escapaban de las bocas de los dos. A veces los callaban con besos fugaces y salvajes, pero la mirada fija de uno en el otro no desaparecía. Los dos querían ver al otro mientras el momento llegaba.

- Bra… -ahora era Azog quien no podía hablar. Bra nunca había oido su nombre dicho así. Pero no era tanto un suspiro, era más una pregunta.

- No pasa nada - le susurraba Bra entrecortada, mientras seguía subiendo y bajando. Notaba como Azog ya estaba casi listo. A ella aún le hubiese gustado un poco más. Pero Azog ya no aguantaría mucho más.

Bra simplemente estaba disfrutando el momento, no le importaba de sobremanera correrse. Solo gozaba debajo de ese árbol.

Y entonces notó como Azog aumentaba la intensidad y Bra recibió un mordisco justo en el punto de la primera mordida, mientras el sayian se corría.

- jjmmm- fue el único gruñido que se escapó de la boca del sayian. Y entonces, siguió sujetando a Bra y escondió su cabeza encima del hombro de esta.

Bra simplemente se quedó ahí, con los brazos rodeando a Azog, notando los de éste, aguantarla. Y oliendo su olor a sudor y menta. Cerró los ojos para guardar mejor cada sensación. Si por ella fuera, viviría con la espalda en ese árbol, arrinconada por el cuerpo de Azog.

Pero eso era imposible. Fue Azog el primero en salir de ese cuento. Bajó a Bra, dejándola en el suelo, y colocándose bien los pantalones. Bra se bajó la camiseta y se atusó un poco el pelo.