IMPORTANTE: LOS PERSONAJES DE NARUTO NO ME PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE MASASHI KISHIMOTO, ESCRIBO POR SIMPLE PLACER Y SIN FINES LUCRATIVOS.
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En el capítulo anterior:
El matrimonio entre Hinata e Itachi se había llevado a cabo, Itachi recordó aquella conversación que sostuvo con su padre y se enteró las razones que le obligaban a casarse tan repentinamente con la heredera del clan Hyuga, ese clan con el que según Fugaku llevaban años disputándose el título de " El más poderoso". Debido a ello, dos corazones que contenían sentimientos opuestos se estaban uniendo para entregarse el uno al otro.
Por ahí decían que polos opuestos se atraían, pero…. ¿Qué tan cierto era?
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Capítulo 2 " The great pretender/ El gran impostor" (CORREGIDO).
Itachi y Hinata estaban esperando a que el juez les diera permiso para proceder con el beso; ese beso que para todos los recién casados significaba el principio de un matrimonio feliz y en parte era cierto, la mayoría de las parejas se casaban felices, amándose, deseando un beso, un abrazo, amanecer al lado de aquella persona todos los días. Existía también en todas ellas el deseo carnal, aunque a primera vista pareciera simplemente una necesidad fisiológica, el punto importante era el buscar hacer suya el alma del otro; cuidarla, amarla, nutrirla, hacer crecer ese amor y sobre todo inmortalizarla esencia, la genuinidad de la persona de la cual el corazón se había enamorado.
El juez estaba histérico esa pareja lo había sacado de sus casillas, jamás había tenido que esperar tanto tiempo para que los novios se dieran el "si", tenía otras obligaciones después de ahí y esa ceremonia ya había durado más de lo esperado. Suspiró y echó un vistazo a su alrededor, se dio cuenta como todos los asistentes lo observaban extrañados de reojo divisó a dos jóvenes quienes traían en sus manos unas pequeñas cajitas blancas envueltas en seda adornadas con un pequeño moño color beige, e inmediatamente supo que había omitido la parte de las argollas. Ofreció una pequeña disculpa a los presentes e hizo que Sasuke y Hanabi pasaran al altar para así poder llevar a cabo la parte que había omitido. Hinata respiró aliviada, pues se había retrasado un poco el momento del beso. Sasuke y Hanabi se acercaron a ellos y Hanabi le entregó a Itachi la cajita que contenía la argolla para su hermana de igual forma Sasuke le entregó a Hinata la cajita que contenía la argolla para su hermano.
Inmediatamente Itachi abrió la caja, sacó la argolla tomó la mano izquierda de Hinata, sintió la suavidad y delicadeza de su piel y deslizó suavemente la argolla por el delicado dedo anular de ella, Hinata hizo exactamente lo mismo, tomó la mano izquierda de Itachi y deslizó la argolla sobre el dedo anular de él, de inmediato sintió la aspereza y callosidad de sus manos ató cabos y dedujo que probablemente sería un ninja bastante solicitado y que por ende pasaría muchos días fuera de la aldea. Ante la idea de mantenerlo lo más lejos posible de ella, respiró con alivio por segunda vez.
Segundos después el juez dio por terminada la ceremonia; ¡YA ERA OFICIAL!, estaban casados y no había nada que hacer, solo faltaba la cereza en el pastel. Se colocaron frente a frente, se miraron directamente a los ojos; era el momento de cerrar con broche de oro la ceremonia, era el momento ¡del primer beso!
–Los declaro marido y mujer.- anunció el juez. —Itachi puedes besar a la novia. —y ante ello Hinata se pasmó.— ¿tan rápido se había acabado el momento de paz?, miraba a su alrededor, veía que todos aplaudían felices, su padre, su hermana, Neji, los padre de Itachi, prácticamente todos los presentes, excepto Sasuke y era normal, él siempre era así. De pronto sintió las manos de Itachi en su rostro; ¡él estaba a punto de besarla y ella no quería, pero ¿qué podía hacer?! todos estaban aplaudiendo y esperando por ese beso desde el momento en el que ella había llegado.
—U...Uchiha san. —murmuró entrecortando la voz. — yo…yo no…no me siento lista todavía. —confesó y bajó la mirada. Itachi se enterneció, tomó con sutileza las manos de la Hyuga y las sostuvo con delicadeza entre las suyas, ella era prácticamente una niña, ni siquiera era mayor de edad y sabía de antemano que estaba sufriendo, se había dado cuenta de todo, la había visto llorar. —Descuida, jamás haría algo que le incomodara o que no quisiera. —respondió de la forma más calmada y dulce que pudo. Hinata abrió los ojos ante la sorpresa, nunca esperó aquella respuesta, además no se explicaba ¿cómo era posible que en medio de todosiempre se hubiera mantenido tan calmado?, ella había colapsado y él estaba como si nada, aquello era sumamente admirable. —Tranquila. —continuó. — tratemos de llevarnos bien para que dentro de todo nuestro trato sea de lo más cordial y pacífico posible. —quedó desarmada.
"Ese hombre, se estaba sonrojando ante ese hombre, Uchiha Itachi la estaba tocando tan delicadamente que le gustaba y eso era extraño, pero sobre todo inadmisible".
—Pero…entonces ¿Qué hacemos?, todos ellos están aquí, todos nos están viendo… están esperando el…be…so. —murmuró afligida.
—No se preocupe, sé lo que debo hacer, confié en mí. —contestó y acto seguido volvió a tomar su rostro para acercarlo lentamente hacia él, Hinata se puso tan nerviosa pero no le quedaba de otra más que confiar en él.
El momento del beso había llegado y muchas chicas lloraban por la emoción y felicidad de su amiga (aunque realmente no conocían todo el lodo que se escondía detrás de toda esa tan elegante ceremonia), otras por que sentían que perdían al Uchiha mayor (aunque realmente ninguna de ellas lo conocía) y otras "serpientes envidiosas" simplemente esperaban que él sencillamente dijera… "no".
Hinata lo miró anonadada ¿Que estaba haciendo?, ¿Por qué no hacía nada? ¿Por qué todos aplaudían?, ¿Qué estaba pasando?, ¿Por qué tenía los ojos cerrados? una pregunta tras otra invadía su mente y mayor fue su confusión cuando oyó al juez concluir la ceremonia.
¿Qué demonios había pasado?
Al concluir la ceremonia, los presentes se retiraron a sus casas, pues tanto Fugaku como Hiashi habían acordado no hacer algún tipo de celebración, ninguno de los dos estaba dispuesto a guardar las apariencias y querían evitar preguntas incómodas tales como: ¿por qué ninguno de los dos se había dirigido la palabra en toda la ceremonia?, o tal vez ¿Por qué ésta boda tan repentina?, aquello realmente les parecía bastante incómodo e innecesario
Hinata por otro lado estaba más nerviosa que nunca, pues sabía lo que le esperaba cuando llegara a lo que ahora sería su nuevo hogar, pensar en ello realmente le aterraba y toda la mañana había estado luchando contra sus propios sentimientos, tratando de sacar de su cabeza ese "pensamiento", que tampoco la había dejado dormir, ¿Era enserio que lo tenía que hacer con él?, ¿Entregarle su virginidad a un desconocido que odiaba, que le parecía repugnante, solo para que ambos clanes estuvieran en paz?, no podía creer que el tercer Hokage hubiera permitido algo así, aunque le gustaba la idea de que ambos clanes estuvieran en paz, que firmaran un acuerdo, que fueran unidos, no quería que fuera a costa de ella, de sus sentimientos. Sonaba un poco egoísta, pero para ella era aún más egoísta tener que casarla para que dejaran de pelear por el poder, como si no hubiera otra solución, como si su padre no pudiera estar conforme con todo lo que tenía: prestigio, ser uno de los clanes más poderosos de Konoha, el respeto de todos en la aldea, del Hogake, ser de los mejores ninjas rastreadores por encima de los Uchiha, ¿Por qué su padre estaba tan empeñado en ser el número uno en todo? , tener un segundo o tercer lugar de vez en cuando no era para nada malo o motivo de vergüenza. Sus sentimientos estaban revueltos, sentía un profundo resentimiento hacia su padre y odiaba a los Uchiha, en especial a Itachi, pues a él le habían dado la oportunidad de desistir y él se había negado, él había aceptado por egolatría y eso jamás se lo iba a perdonar.
Itachi miró de reojo a Hinata, quien pensativa y triste se quedó observando el suelo. Simplemente la imagen era devastadora para él, se entristeció a un más al ver que Hiashi, su propio padre se había ido sin siquiera ir a darle un poco de consuelo, entendía que su unión era un simple arreglo y que el Hyuga no los iba felicitar al menos no a él hubiese sido demasiado hipócrita, pero ella era su hija, irse sin decirle nada, era igual que dejarla abandonada. Fue entonces que recordó haber visto a una solitaria niña en la academia, cuando él iba por Sasuke esa niña se iba sola, cuando los demás niños eran acompañados de sus padres, esa niña andaba sola, cuando regresaba de una misión anbu ella siempre estaba sola y ambas reflejaban la misma expresión de soledad en sus caras, además de esa actitud tan derrotista; si, esa niña definitivamente era Hinata, la niña que siempre…andaba sola.
Ante ese repentino recuerdo no cabía la menor duda, a su padre no le importaba ella y la actitud que éste había mostrado durante la comida en su casa era la confirmación.
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FLASH BACK.
El recuerdo de Itachi: Comida en la casa Hyuga.
Mis padres y Sasuke se encontraban conversando fuera de la casa Hyuga, la casa era grande, color blanco con un vasto jardín y muchos árboles adornándole, al final se podía ver un pequeño invernadero lleno de flores que se notaba, eran bien cuidadas por el dueño:
—Sasuke, por favor te pido seas un poco más cordial, es la familia de la futura esposa de Itachi y los problemas en este momento no nos benefician en nada. —mi madre casi le suplicaba y mi hermano replicó, aunque al final terminó aceptando, a regañadientes, pero aceptó.
Yo simplemente me limité a verlos discutir en total silencio un buen rato; hasta que de pronto vi salir a una niña de cabello negro muy largo, ella tenía aproximadamente unos 11 años, noté de inmediato que se disponía a entrenar y sus objetivos eran 15 blancos que seguramente ella misma se había impuesto como entrenamiento. No lo hacía nada mal, pero había muchas fallas en cuanto a su técnica de lanzamiento, por lo que decidí acercarme.
Ella había lanzado unos cuantos kunais de los cuales la mitad iban desviados, rápidamente saque los míos y golpee los de ella para re-direccionarlos; aquella acción hizo que todos dieran justo en el blanco e inmediatamente volteo a verme.
—Se deben lanzar dándole una buena posición a tu muñeca, así.- le indiqué mostrándole la posición que debía tener la muñeca y cuanto debía encoger los dedos. — pero hazlo con fuerza.— continué. —no apliques tanta pero tampoco las lances tan despacio, debe existir un equilibrio en todo, a su vez debes recordar que la dirección y fuerza con la que sopla el viento influye mucho al momento de lanzar y es ahí cuando debes de calcular la fuerza que vas a emplear para que el kunai llegue y de en el objetivo que buscas. —la miré, lancé otros 15 kunais y vio con asombro como todos y cada uno daban en el blanco. Recogí todos los kaunis que había lanzado, agarré su muñeca, la acomodé, los puse todos en su mano y después la moví para que pudiera darse un poco de impulso, respetando lo que le había dicho sobre la fuerza con la que se lanzaba, le daba el impulso necesario a la muñeca de la niña y cuando supe que era el momento le ordené soltarlos, la niña soltó los kunais y de nuevo vio como cada uno de ellos daban en el blanco.
—Vez, es fácil. —le dije. —claro, si tomas en cuenta lo que acabo de decirte.
—Muchas gracias. —contestó. —¿Cómo te llamas?
—Mi nombre es Itachi Uchiha. —respondí. — ¿y el suyo?
—Hanabi Hyuga, un placer y muchas gracias Itachi san, yo tenía mucho tiempo practicando y jamás había logrado darle a más de diez en un solo movimiento. —me sonrió.
—Hanabi sama.—escuché de pronto. —su padre quiere verla ahora mismo, ella asintió con la cabeza y seguido termine de presentarle mis respetos. —El gusto es mío Hanabi chan, la niña me hizo una pequeña reverencia y acudió al llamado de su padre.
Sabía que sin duda era hija del líder, pero lo que más llamo la atención era que le llamaran Hanabi sama, era extraño pues en algunos clanes era bien sabido que a los futuros líderes se les anteponía el "sama" prácticamente desde que nacían, ¿Acaso era ella mi prometida? ¿Una niña?, ¿Cómo era posible?, yo tenía 20 y ella solo 11 años, ¿que no se suponía que tenía la misma edad que Sasuke?, ¿nos habían mentido?. —Las dudas comenzaban a aquejarme, no obstante debía corroborar bien la información.
Después de un rato, entramos a la casa principal de los Hyuga, nos reunimos en la sala a excepción de Hanabi, quien aún no bajaba, la sala era enorme a comparación de la de mi casa, estaba perfectamente adornada, cada detalle en tonos blancos y beige, había cuadros con los retratos de los antiguos líderes y algunas estatuillas muy antiguas que seguramente valdrían mucho, definitivamente era una casa elegante, tradicional y conservadora.
Poco después Hiashi ordenó a uno de sus sirvientes que fueran por "ellas a su habitación ya que se habían tardado demasiado, ¿ellas? me pregunte a mi mismo y cinco minutos después apareció Hanabi, mi familia y yo nos levantamos de nuestros asientos por respeto hacia la otra familia, luego escuche la voz de Hiashi presentando a sus hijas:
—Ella es mi hija mejor Hanabi Hyuga. —pronunció enorgullecido y me di topes mentales . —Es un placer —dijo la niña que traía consigo una charola con siete tazas de té, colocó una para cada uno e hizo una pequeña reverencia a nuestra familia, pude apreciar cómo me sonreía pues apenas hacía unos minutos le había enseñado a lanzar kunais y le devolví el gesto. He de admitir que me sentí algo tonto por aquel pensamiento que había pasado por mi cabeza ¿esa niña mi esposa?, ¿cómo se me había ocurrido semejante tontería?, que un padre ofreciera a su hija a un hombre mayor era normal, pero no a una niña. A decir verdad estaba algo cansado, tal vez eso me había hecho pensar aquello. Bebí un poco de té. —Y ella es Hinata la mayor —no pude evitar notar aquel tono seco e indiferente con el que la había presentado. Lo miré desconcertado, tratando de entender aquella actitud, luego voltee a verla; Hinata tenía el pelo azulado, facciones delicadas, su piel era blanca, tenía unos preciosos ojos blancos, vestía un kimono color rosa, adornado con flores de cerezo, el cual la hacía resaltar aún más su hermosa figura, llevaba el pelo recogido en una cola, maquillada con un labial rojo intenso y un poco rubor color rosa que hacían juego con las sombras de sus ojos, estaba cabizbaja, pero no tardo en levantar el rostro, para mostrarnos reverencias.
—Buenas tardes Señor Fugaku, Señora Mikoto, Sasuke kun.— pronunció como si se tratase de un robot, noté enseguida su incomodidad; algo no estaba bien con ella.
—Buenos días, Hinata sama.- respondimos
—Hinata.—comentó Hiashi. —Quiero presentarte al hijo mayor de Fugaku, el futuro líder del clan Uchiha, Itachi —Es un gusto conocerlo Itachi san —me saludó casi obligada.
—El gusto es mío Hinata san— respondí y noté como comenzaba a sonrojarse. Tomé su mano cómo se solía hacer para saludar a una dama, la sentí brincar ante mi toque e hice un gesto extrañado, la observé confundido y se sonrojó aún más. Me impresionó la belleza que poseía la chica; una cara linda y curvas bien formadas pero no lo iba a demostrar, además aquello no era garantía que todo funcionaria, había otras cosas mucho más importantes para mí antes que una cara bonita o un cuerpo de diosa. Entonces solté su mano al notar su incomodidad, tomé asiento y comenzamos a escuchar como mi padre y el señor Hyuga hablaban sobre los asuntos políticos de la aldea, las posiciones que asumirían cada clan y responsabilidades que tenían; esto con el fin de que ambos supiéramos lo que en un futuro nos esperaría, por otro lado Sasuke estaba un poco aburrido ante la situación, pues sinceramente no le interesaban ese tipo de cosas, de hecho se había querido ir desde el momento en que habíamos llegado, lo había notado, yo lo conocía más que él y me daba cuenta que siempre que estaba ante una situación que no era de su agrado metía sus manos a las bolsas de su pantalón —Ya casi Sasuke— pensé y después suspire.
Habían pasado más de cuarenta y cinco minutos y ellos continuaban hablando sobre las mismas cosas, entendía porque lo hacían, ambos estaban tratando de hacer tiempo, antes de hablar sobre el compromiso entre la señorita Hyuga y yo, hubiera preferido que hubiéramos ido al grano, de cualquier manera todos sabíamos el motivo real de esa reunión, y no era precisamente una visita cordial para tomar el té y hablar sobre asuntos políticos y diferencias, lo único bueno en ese momento era el té por lo que me dispuse a beber el último sorbo cuando observe algo que realmente me llamo mucho la atención; al alzar la taza de té para llevarla a mi boca tiré una servilleta, rápidamente me incliné para recogerla, la tomé, subí la mirada y la vi esconderse, me agache un poco más y la vi… ¿qué era eso que caía de su rostro?, acaso... eso... ¿no era una lágrima?, espere un poco a que el líquido terminara su recorrido por su rostro y cuando llego a su barbilla, efectivamente pude comprobar que era una lágrima, de pronto como si se hubiese sentido observada subió un poco la vista; al hacer eso las lágrimas contenidas dentro de sus parpados cayeron y seguí su recorrido hasta que terminaron de abandonar su rostro cayendo al suelo, ella ante eso rápidamente se limpió la cara y trato de disimular. Por otro lado yo sabía que era la situación en la que ella se encontraba, la que la hacía reaccionar de esa manera, es decir jamás me había visto, pero nos íbamos a casar y desde ese momento en toda la reunión ella evito verme. Me daba pena ver como sufría, la tristeza que de ella emanaba era enorme, por un momento la pude comparar con la que yo había sentido cuando había dejado mi casa para convertirme en un traidor y espía de mi propia familia, pero decidí que era mejor ignorarla para su propia comodidad. Lo que menos quería era incomodarla. Y eso hice.
La reunión se había extendido más de lo previsto y Hiashi Hyuga solo comentaba maravillas de su hija menor; que era una niña muy inteligente, poderosa, digna de ser toda una Hyuga, que tenía todo para ser una líder nata, que desde el momento que ella había nacido supo que iba a ser especial y que no se había equivocado, que de verdad era especial y vaya que lo era. Me hablaba con tanta naturalidad y seguridad para ser la primera vez que nos conocíamos, aquello me agradó, tenía el don de la palabra y habilidades ninja; yo la había visto entrenar y era buena, tenía garra, ganas de triunfar, de superarse. Era admirable que una niña tan pequeña tuviese tantas ambiciones, seguramente era la numero uno de su clase y lo tenía bien merecido. Caí en cuenta que esa niña era mi viva imagen cuando era niño; siempre a la disposición de su padre, la elogiada de la familia, la modelo a seguir.— sonreí, pues hacía mucho tiempo que no recordaba que yo también había sido un niño y comencé a recordar viejas historias, sentí los ojos de Hinata posarse sobre mí, pero no le di importancia, estaba atrapado dentro de mis recuerdos.
—Dos días.—escuché cuando volví a la realidad. —en dos días se celebrara el compromiso.
Me parece bien.—respondió mi padre, empezaremos los preparativos mañana, será una ceremonia simple pero elegante, solo con algunos cuantos invitados, por cortesía claro, pero nada más. —De ser posible sin celebración alguna.- contestó mi padre.
—De acuerdo, a mí también me parece innecesaria una fiesta después de la ceremonia, no estamos en posición de hacer algo así, además esto es demasiado repentino, la gente podría empezar a hablar.—contestó
Cuando escuche los argumentos de ambos, estuve totalmente de acuerdo, sin embargo quería saber la opinión de ella ¿Qué pensaba?
–Vamos es una boda, en una boda es necesaria una fiesta, además la gente va a empezar a hablar de todas maneras.— interrumpió mi madre.—¿Por qué no dejan que los chicos decidan eso?.—cuestionó dedicándole una sonrisa a Hinata.
—Mikoto realmente lo veo innecesario–refutó mi padre. —está decidido no habrá nada después de la ceremonia, será en dos días, a las cinco de la tarde, invitaremos solo a las personas más importantes de Konoha y no se hable más del asunto.—contesto tajante. —Escuché a Hiashi aceptar la propuesta de mi padre, mientras observaba como mi madre hacia un puchero, ella era única que estaba emocionada por la boda , no entendía el porqué, pero a veces me daba la impresión de que me veía en un futuro con ella, su cara tenía esa pícara sonrisa que a veces me daba un poco de miedo, ¿en qué estaría pensando? realmente no tenía idea y más porque sabía que esa boda no era más que un acuerdo, ella llegaba a ser una persona muy extraña, pero era parte de ser Mikoto Uchiha y Sasuke, bueno el solo estaba ahí deseando la hora en que todo acabara para largarse.
Poco después el sueño de Sasuke se volvió realidad y llegó el momento en que nos debíamos retirar, mi familia y yo nos despedidos, no sin antes invitarlos a cenar a nuestra casa, después las hermanas Hyuga nos hicieron de nuevo una reverencia. —Nos vemos mañana Hinata san para ver tu vestido de novia.—se despidió mi madre y ella no pudo hacer otra cosa que bajar la mirada y casi sin voz contestar.—Sí, Mikoto sama.—"resignación," esa era la palabra que reflejaba su rostro.
Ese día oír hablar a Hiashi de Hanabi con tanto orgullo, confirmaba que tenía cierta preferencia hacia su hija menor, de hecho en toda la noche no había hecho ningún comentario sobre Hinata, ni bueno ni malo, entonces entendí que para Hiashi, Hinata siempre había sido invisible y hasta parecía tenerle cierto rechazo, no entendía el …¿por qué? , mientras que a Hanabi la ponía en un altar a Hinata simplemente la ignoraba o la trataba como sirviente. No era como que me gustara inmiscuirme en los asuntos de los demás, pero estaba seguro que ella había estado lidiando toda su vida con ese estigma y tal vez yo era el único que había descubierto aquello, el único que había descifrado a Hinata, que se daba cuenta que ella era tan triste y solitaria como aquella lagrima que había derramado en un mundo tan grande.
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FIN DEL FLASH BACK.
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Todo mundo se había ido e Itachi y Hinata se dirigían hacia el clan Uchiha a cada paso sentía como su corazón se aceleraba, sabía que con cada paso que daba se acercaba más a su nueva cárcel. A lo largo del camino pasaron por el "Uchiha senbei" y "El departamento de policía", quienes en un gesto de amabilidad los felicitaban, Itachi les respondía con un cordial saludo mientras Hinata solo pasaba de largo pensando en lo terrible que sería su nueva vida, pensando en que llegando tenia desnudarse y entregarse a él por obligación y no por amor, solo porque ahora era su marido y tenía que ponerse a merced de él.
Pararon justo en la puerta de su casa, Hinata estaba muy asustada y no sabía cómo sería su vida de ahora en adelante, estaba totalmente perdida y después de haberse mantenido siempre en la orilla al fin había caído al abismo, uno lleno de desesperación, de dolor, de odio del cual difícilmente podría salir, no le quedaba nada más que resignarse y avanzar, así que tomó valor y se adentró a aquel lugar el cual no tenía casi muebles, a excepción de una cama que sería compartida por ellos, una pequeña mesa, un refrigerador y un comedor, respiro hondo y trago saliva viendo como Itachi entraba a la recamara; era el momento, de seguro Itachi la iba a estar esperando en la recamara para consumar su matrimonio, no podía evitar que las lágrimas salieran de sus ojos, se contuvo para no desmallarse, recargo su cabeza sobre la pared, mientras se preguntaba ¿cómo demonios iba a dejar que él la tocara si no era de su agrado?,¿a dónde se había ido toda esa fuerza y coraje?, si ella había jurado vengarse ¿por qué estaba temblando?, lo odiaba y... ¿cómo no odiarlo después de semejante demostración narcisista?.
Hinata apretó puños y dientes al recordar lo ocurrido durante aquella cena.
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FLASH BACK.
Recuerdo de Hinata: Cena con los Uchiha.
Ese día había acordado ir con la señora Mikoto a comprar mi vestido de novia. Mi estado de ánimo no era muy bueno y aun así debía mantenerme firme frente a ella. Supongo que como mujer le causaba gran emoción la boda, yo la entendía, por mucho tiempo yo también soné despierta respecto a ese tema, pero ella conocía toda la historia y razón de esta unión por lo que me parecía extraño ver cuán ilusionada estaba. Esa tarde simplemente me limite a aceptar todo lo que la señora Mikoto quería y cualquier cosa que ella decidía. Al final ella fue quien terminó eligiendo el vestido y para ser honesta me alegraba que fuera así, yo no tenía interés alguno en colaborar con mi propia desgracia. Tras elegir el vestido la diseñadora quedó en hacer unos cuantos ajustes y presionada por el tiempo se comprometió a entregarlo a primera hora justo el día de la boda. Mikoto preocupada terminó aceptado, después salimos de la tienda y se despidió de mí.
Esa noche teníamos una cena con los Uchiha. Caminamos por todo el clan hasta llegar a la casa de mi prometido; al llegar tocamos la puerta y nos abrió Mikoto, quien nos pasó directamente al comedor, su trato nos sorprendió muchísimo, pues nos sonreía y trataba como si estuviéramos en una cena entre amigos. Al poco tiempo nos ofreció bocadillos y un poco de té.
—He hecho algunos roles de canela por si gustan.—pronunció sin dejar de sonreír. Apenas podía creer que alguien tan tierna y amable como ella tuviera un hijo como Sasuke; de hecho un limón resultaba mucho más dulce que él.
De inmediato bajo Fugaku y mi familia y yo lo saludamos haciéndole una pequeña reverencia. —Buenas noches.—nos respondió y se sentó en la mesa, tomó un rollo de canela y comenzó a comerlo en silencio. Lo observé disfrutarlo. Siendo sincera se miraban deliciosos, realmente tenía ganas de tomar uno, pero la vergüenza podía más que yo así que no lo hice. No habían pasado ni diez minutos cuando Mikoto anunciaba que la cena estaba lista, solo esperábamos por Sasuke kun e Itachi san para poder empezar a comer. Mikoto había dicho que habían salido a hacer un encargo para ella y que por ello no se encontraban en casa, pero que estaban próximos a llegar, mientras mi padre y Fugaku continuaban hablando sobre política y todas esas cosas, de verdad que no entendí como ese tema generaba tantas discusiones, pero me alegraba que no se hablara del compromiso, hasta ahora todo marchaba muy bien.
Hanabi se levantó de la mesa, estiró el brazo y tomó un rol de canela, solo la observé y estuve tentada a pedirle que me compartiera del suyo pero había tantos en la mesa y no tenía excusa alguna para no tomar uno que si hacia eso definitivamente me iba a ver muy tonta. Trague saliva y me aguanté.
No paso mucho cuando al puerta de la casa se abrió eran Itachi y Sasuke que recién llegaban, ambos nos hicieron una reverencia, saludaron a su padre y besaron las mejillas de su madre. —Sentimos el retraso.— dijeron los dos al mismo tiempo, tomaron asiento y agarraron uno de esos roles de canela
—Gracias mamá, están deliciosos ¿no es así Sasuke?.—comentó Itachi y Sasuke no hizo nada más que darle una gran mordida mientras tomaba otro, me pareció una escena una tanto extraña pero divertida, jamás me hubiera imaginado ese lado de Sasuke, luego sonreí.
Mikoto salió de la cocina y comenzó a servirnos la cena, con delicadeza comenzó a colocar los platos sobre la mesa.
—¡Buenas noches familia!.—escuchamos de pronto, ella dió un brinco y vimos a un chico posado sobre el marco de la ventana.
—¡Shisui!— exclamó asustada.—¡te he dicho muchas veces que uses la puerta para entrar!.
—Hahahaha.- rió cerrando los ojos y rascándose la cabeza.— lo siento... lo siento, no era mi intención asustarte tía Mikoto, pero estaba en mi cuarto cuando de pronto cierto olor despertó todos mis sentidos y pensé, mi tía favorita ha hecho esos roles de canela que tanto me gustan y que a ella solo le quedan deliciosos y haciendo caso a mi hambriento estómago, vine inmediatamente y bueno acá me tienes. —soltó sin más, luego terminó de entrar a la casa, se acercó a la mesa y como si nosotros no estuviésemos ahí estiró la mano, tomo un rol de canela y Mikoto como si fuese un niño chiquito le pegó en la mano haciendo que lo soltara en el acto.
—¡Shisui! esos son para los invitados.—expresó molesta. El chico volteó a vernos y sonrió.
—Oh, discúlpenme, estoy muy apenado, buenas noches a todos.—dijo y nosotros simplemente le devolvimos el saludo.
—Bueno, bueno.—habló Fugaku. —estamos ocupados en este momento, ¿a qué has venido?, ¿algún problema en la comandancia?.—cuestionó cruzado de brazos.
—No, nada de eso tío, solo necesitaba hablar con Itachi un momento, pero puedo esperar, nos vemos más tarde Itachi. —contestó y este asintió.
—Adiós tía.— exclamó, luego robo tres piezas de pan y salió como rayo por la ventana.
—¡Shisui!—gritó Mikoto.
—Ya mujer, déjalo.—contestó Fugaku.— sabes que no tiene remedio, mejor comencemos con la cena, se está haciendo tarde.—luego suspiró
Yo estaba muy sorprendida, en la casa de los Uchiha se respiraba un ambiente mucho más familiar, algo que jamás había sentido en la mía. Supuse que en parte se debía a la presencia de la señora Mikoto a simple vista parecía una esposa y una madre ejemplar y por un momento sentí celos de ellos. Ojala yo hubiese tenido la oportunidad de convivir así con mi madre. En ese momento vi a la señora Mikoto como un gran apoyo para mí y eso me tranquilizaba, no obstante aun había algo que me seguía inquietando y es que cada vez que miraba el plato de pan, había menos, toda la noche me la había pasado viendo como todo mundo tomaba uno y comía uno tras otro. De verdad se me antojaban demasiado, tenía cierta debilidad por los dulces y toda la noche mis ojos se habían posado en uno en especial; este rol tenía el balance perfecto entre canela y azúcar, era simplemente hermoso, ¿Cómo es que nadie lo había tomado si tenía luz propia? no entendía, lucia delicioso, era perfecto. Me quedé un rato más apreciándolo hasta que la voz de mi hermana me hizo reaccionar.
—Itachi san, de nuevo quería agradecerle por ayudarme con los kunais, hoy tuve un examen con Iruka sensei y fui la mejor de la clase, yo le quería preguntar si usted podría ayudarme algún otro día, de verdad quiero aprender ¿podría?
Me quede sorprendida al escuchar a Hanabi, ¿en qué momento se habían hecho amigos?, ella lo decía con tanta familiaridad, su seguridad y confianza eran abrumadoras, además estaba ansiosa y ella nunca había actuado de esa manera, ni mucho menos pedía ayuda de alguien mucho menos de un Uchiha.
—Cuando gustes, será un placer .—le respondió y Sasuke se molestó.
— ¿Por qué nunca me llevaste a mí?.—le preguntó indignado.
—No tenía mucho tiempo y lo sabes, pero no te preocupes, pronto te enteraras de algo.— contestó.
Mis ojos se abrieron de par en par cuando caí en cuenta de lo que estaba sucediendo, me sentí mal ante la situación, mi propia hermana le estaba pidiendo ayuda a él, en vez de a mí. Al principio me entristecí un poco, pero después que lo pensé un poco me di cuenta que no tenía derecho a quejarme, seguramente ella sería la que me enseñaría a mí". Fue entonces que entendí el porqué de aquella sonrisa; ayer durante la comida mi hermana y el Uchiha se habían dedicado varias sonrisas y había pensado lo peor, ahora que los escuchaba hablar me daba cuenta cuan tonta había sido, ¿cómo pude haber imaginar algo entre ellos dos?, ¿en qué cabeza cabía pensar que entre ellos dos existía atracción?, cerré los ojos y baje la cabeza ante mi estupidez, quería entender cómo es que mi cabeza estaba funcionando, cuando de pronto lo escuché hablar y por un momento dejé de sentirme tan incómoda ante su presencia.
—Vi que tiene un especial interés por este rol, si lo quería solo debió tomarlo desde hace mucho Hyuga san.— levanté mi vista y ahí estaba él, Itachi Uchiha me estaba entregando aquel rol que tanto había deseado desde que habíamos llegado. —la entiendo.—continuó.— tiene una consistencia única y la distribución entre la canela y el azúcar es perfecta, es por eso que le llamo la atención, ¿verdad?—.¿cómo lo supo?, ¿cómo es que estaba recitando mis pensamientos?, era algún tipo de ¿psíquico?, ¿el sharingan podía hacer eso?, ¿o es que yo había sido muy evidente?. Lo mire apenada, todos nos estaban viendo y aun no concebía que él me hubiera descubierto, tan fácil, ¿pero cuándo?, si él había estado hablando con Hanabi durante todo ese tiempo, era increíble que alguien como Itachi, se hubiera fijado en esas pequeñeces que a simple vista parecían bobas e infantiles, tomé el rollo de canela de entre sus manos y después le agradecí. Me dispuse a darle la primera mordida, justo en ese momento él se volteó con su madre y me quede con la boca abierta, por primera vez lo vi como realmente era y aunque ayer lo había conocido hoy me daba cuenta que Itachi era un hombre ¡extremadamente apuesto!, sus ojos eran de un negro profundo y adornados con sus largas pestañas los hacían ver perfectos, su rostro tenía unas pronunciadas ojeras las cuales lograban atraer mi atención, sus labios eran carnosos y muy atrayentes, la calidez de su personalidad y el tono sereno de su voz me estaban cautivando, él había sido muy dulce conmigo y se había dado cuenta de lo que quería sin siquiera conocerme. Mi corazón estaba siendo víctima de alguna falla cardíaca porque latía muy fuerte cada vez más y mi cabeza me estaba traicionando, solo pensaba en el momento en que tuviera que besarlo, aunque él no me amara, no me importaba, yo quería besarlo, quería sentir sus labios, probarlos, ya ni siquiera pensaba en Naruto todo mi sistema estaba colapsado, estaba muy emocionada por la boda ¿qué me estaba pasando?. Lo peor de todo era que ya no me afligía tanto el compromiso, me importaba mucho más el hecho que él me había visto llorar ayer y tenía que hacer todo lo posible por remediar aquella situación. Me propuse actuar un poco más normal para cambiar la impresión que Itachi pudiese tener de mí.
La comida de Mikoto había sido fabulosa: onigiris de atún, un poco de soba y algunos dangos, toda la comida había estado deliciosa y todo había transcurrido con tranquilidad, lo único incomodo había sido cuando la señora Mikoto me había hablado sobre mi vestido; que mañana tendríamos que ir por él, que tenía miedo que no estuviera listo, que los preparativos eran demasiados para el poco tiempo y todas esas cosas comenzaban a estresarme. Comenzaba a aceptar mi destino, pero no podía negar que me molestaba el hecho que todo hubiese sido tan apresurado, mis sentimientos estaban confundidos, yo había llegado a esa casa fingiendo que todo estaba bien, que me sentía bien con ellos, que estaba de acuerdo, que nada me afectaba, pero por alguna razón ya no veía la necesidad de hacerlo más, me sentía cómoda con mi boda e incluso por un momento me puse a pensar en ¿cómo hubiera sido tener un noviazgo con Itachi?
"Maldición, ¿por qué no le había dicho a Mikoto que me gustaba más otro vestido?".
La hora de irnos llegó y les agradecimos por su hospitalidad y la comida; me despedí de Itachi con un abrazo y nos fuimos. Justo cuando íbamos saliendo del clan Uchiha me di cuenta de que había olvidado mi sombrilla y decidí devolverme por ella, caminé hasta llegar a la casa de Itachi y cuando estuve a punto de tocar la puerta escuche su voz; él le decía a su padre que yo antes de ser una solución, sería un problema, que el nombre de Hinata Hyuga era sinónimo de problemas y que lo que menos hubiese querido era emparentar con un Hyuga. Aquellas palabras me había caído como balde de agua fría, no supe que hacer, solo me alejé lo más rápido y lejos que pude, me sentí profundamente decepcionada, de verdad pensé que era diferente, yo había creído en la calidez de su voz y la gentileza de sus acciones, ahora me daba cuenta que era la persona más mentirosa que existía: fingía ser amable, educado, respetuoso, y aunque nuestro matrimonio fuese un acuerdo no tenía derecho a denigrarme de esa manera, yo jamás hubiera pensado algo así de él; era un impostor, el gran impostor.
Cuando volví en sí, me acerque de nuevo; si ya había conocido parte de su verdadera naturaleza y me tenía que casar con él, entonces debía estar segura a que juego estábamos jugando.
—Si ese eso es lo que piensas, yo lo aceptaré, pero quiero saber si estas totalmente seguro de hacer esto, estamos a tiempo de rectificar, Sasuke puede tomar tu lugar y…
—Totalmente.—le respondió.—esto ya ha llegado demasiado lejos, sería imprudente de mi parte ir con el líder de los Hyuga e informarle que no me quiero casar, que los planes se cancelan, hacer aquello sería sumamente absurdo e innecesario, aceptaré el reto.— oírlo hablar de esa manera causo cierto resentimiento en mí, me había molestado demasiado, mi padre tenía razón en todo, los Uchihas se creían superiores en todo y lo estaba comprobando con mis propias oídos, ¿acaso planeaba humillarme dejándome plantada?, además yo era un ser humano para ser considerado un reto. Tenía muchas ganas de entrar y decirle que no me importaba, que era muchísimo mejor que él no se casara conmigo, que me estaría haciendo un gran favor, a fin de cuentas, si lo último que deseaba era emparejarse con un Hyuga, ¿qué caso tenía?— no se preocupe padre —quería llorar, ¿para qué quería casarse conmigo si ya lo había dicho todo?, era un hecho, me quería humillar, me quería tener a su merced , quería poner a su clan por encima del mío y esto no era más que una demostración de lo ruin y ególatras que podían llegar a ser los Uchiha, después de todo la sangre del traicionero de Madara corría por sus venas, nada bueno podía esperarse de ellos.
Ya no quise escuchar más, no necesitaba más, salí corriendo lo más rápido que pude, durante el trayecto sentía como mis lágrimas brotaban a borbotones; estaba devastada y lo peor es que lloraba por un tipo que no valía la pena.
Fue entonces cuando me juré a mí misma jamás volver a llorar por él y que iba a demostrarle que conmigo no iba a jugar, que yo no iba a ser su "reto", que yo no me iba a poner a merced de él ni de ningún Uchiha, que si quería guerra, la iba a tener y me propuse hacerle la vida imposible. Tal cual el me la estaba haciendo.
FIN DEL FLASH BACK.
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Todo por el maldito poder –decía cerrando sus puños. Ya habían entrado a su casa, era el momento de entrar a la habitación a cumplir con su parte, tomó valor y abrió la puerta, ella esperaba encontrarse a Itachi desnudo sobre la cama esperando por ella, esperando por su recompensa, pero no fue así; su cara cambió cuando vio a esté arreglándose para irse a trabajar, Itachi volteó hacia la puerta y la vió
—Que tengas buena tarde.— le deseo y seguido de esto tomó una espada, algunos kunais y se marchó sin decir nada más, ella no entendió el comportamiento de Itachi, pero se alegró, así que decidió empezar a acomodar sus cosas.
El Uchiha se preguntó si esto realmente iba a funcionar, ciertamente se había dado cuenta que Hinata no estaba feliz con su matrimonio. Apenas ayer en la noche ella se había mostrado diferente, hasta se había despedido con un abrazo y ahora todo era completamente diferente, hasta había notado cierto rechazo hacia su persona y aquello lo confundía. No tenía ganas de lidiar con ese tipo de cosas, por lo prefería irse a trabajar. Huir no era la solución y eso lo sabía, pero también estaba consiente que era un cambio tan repentino y esperaba que el tiempo aclarara la mente de ambos. Si bien, aquello definitivamente no era una buena señal para comenzar siquiera una amistad, no podía asegurar que después Hinata estuviese dispuesta a cooperar; por lo que debía esforzarse más si quería guardar las apariencias. De ahora en adelante se convertiría en el gran impostor; pretendiendo que todo estaba yendo bien.
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En la casa Uchiha.
Fugaku aún estaba impresionado sobre la decisión de Itachi, él se había negado a anular el compromiso, a pesar de haber sido quien desde un principio había dejado claro que no era su deseo. De hecho a pesar de ser su padre jamás le había entendido; no dudaba de la capacidad de su hijo quien siempre había sido una de esas personas a las que les gustaba hacer todo al pie de la letra y sin ningún margen de error, era demasiado meticuloso desde que era un niño y aunque por un lado los había traicionado cuando planeaban el golpe de estado, él siempre se sentiría orgulloso de él. Ahora que lo pensaba admirada a Itachi, su fuerza de voluntad, el cómo había soportado todo ese peso durante mucho tiempo y que después de todo eso tuviera que estar espiando a su propia sangre (durante siete años) lo hacían sentir como el peor padre, le había arrebatado la niñez a su hijo mayor siempre presionándolo para que trajera buenas notas a casa, ( aunque eso no era reto para él) siempre presumiéndolo ante todos, dándole aires de grandeza, que todos vieran que el futuro líder había despertado su sharingan a los siete años, pero eso no había sido lo peor, lo que más le pesaba a Fugaku había sido que Itachi había tenido que cambiar la vida normal de un adolescente para convertirse en un espía y pagar por su soberbia, peor era que después de tanto tiempo eso no había cambiado. Ahora nuevamente interfería en la vida de su hijo imponiéndole una esposa para conservar su poder y posición dentro de la aldea.
De lejos Itachi era el hijo que todos hubieran querido tener; era fuerte, talentoso, inteligente, era un hombre de principios y moral bien establecidos y un sentido de la justicia e igualdad que ni el mismo tenía a pesar de ser el jefe de la policía, un poco raro a veces pero nada de cuidado; con un único defecto: era demasiado gentil.
Fugaku sabía cuánto tiempo había pasado fuera de casa, siempre yendo de aquí para allá y enfrentándose a inminentes peligros, por ello estaría eternamente agradecido con Shisui, porque a pesar de ser unos cuantos años mayor que él había tomado la responsabilidad de su hijo y lo había encaminado por un camino de paz, cosa que él no hubiera hecho. Shisui Uchiha la única persona capaz de entender al 100% los sentimientos, deseos y sueños de Itachi. Dió un gran suspiro mientras observaba una foto familiar; en ella Itachi estaba cumpliendo seis años, precisamente un año antes de obligarlo a trabajar desde la sombras.
—Buena suerte hijo.
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Continuará...
