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HOSPITAL PSIQUIÁTRICO ASILO DE ARKHAM
HISTORIA CLINICA PSIQUIATRICA
Ficha de Identificación:
NOMBRE DEL PACIENTE: Harleen Frances Quinzel.
EDAD: 26 Años.
SEXO: Femenino.
LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO: 26 de Enero de 1966.
ESTADO CIVIL: Soltera.
ANTECEDENTES HEREDOFAMILIARES: Ninguno.
PERFIL PSIQUIÁTRICO:
-Síndrome de Estocolmo.
-Trastorno de Personalidad Histriónico
-Tendencias al Trastorno Sexual Masoquista
-Tendencias de síndrome de la mujer maltratada
-Tendencia a Coulrofilia
-Tendencias al Efecto Wether
-Adicción a sustancias estupefacientes
RAZÓN DE INGRESO A ARKHAM:
La paciente tuvo su ingreso al Hospital Psiquiátrico de Arkham por haber cometido diversos crímenes bajo el alias de "Harley Quinn", junto con el notable criminal "Joker".
NOTA: La paciente pudo haber cometido todos estos crímenes bajo amenaza del "Joker", sin embargo, esta pue...
Joan tuvo que cerrar de golpe la carpeta que le pertenecía a la paciente de la celda 8989. Llevándose las manos a la cara, frotando su cara contra sus palmas.
¿Qué podía hacer más por ella? Harleen había vivido un completo infierno, un averno, el equivalente a una vida llena de dolor, y ni siquiera era consciente de ello. Joan abrió momentáneamente la carpeta una vez más, observó en la esquina del expediente las fotografías de Harleen. Una cuando fue recién detenida, con su maquillaje de payasita hecho un desastre, culpa de las lágrimas que salieron de sus ojos ese día, y otro cuando recién ingresó a Arkham, los golpes en su rostro eran aún más visibles.
La taza de café ya se encontraba fría. El reloj marcaba altas horas de la noche. Joan se levantó de su asiento, tomó su bolso y chaqueta y salió de su oficina. No sin antes bajar por el elevador hacía los pisos subterráneos. Llegó a la celda 8989, se acercó a la ventanilla y ahí la miró:
Dormida en un rincón, siempre dormía así, nunca usaba la cama, y ni siquiera se acostaba en el suelo, simplemente dormía sentada en un rincón de la blanca habitación. En las raíces de su cabello podía notarse finalmente su color natural, y el cabello que había sido teñido de rubio se volvía cada vez más quebradizo y maltratado, los colores de las puntas rubias que antes se dividían en dos coletas estaba por desaparecer, quedando en un débil negro y en un rojo demasiado claro, a punto de esfumarse.
Ella siempre lucía incomoda cuando dormida, nunca dormía bien, parecía siempre estar alerta, como si estuviera al borde del peligro, como si aún durmiera en un terrible lugar lleno de payasos fieles a ella y a su más grande líder. Pero no, ella ahora sólo era una paciente más del Hospital Psiquiátrico de Arkham.
Había pequeños rasguños en su rostro, pero esas heridas ella misma se las había hecho. Por eso en ese preciso instante ella encontraba esposada. Su uniforme que originalmente era del mismo color de la habitación ya era amarillento, ella no permitía que fuese cambiado por uno nuevo, o al menos, uno ya lavado y planchado. Habían sido tantas veces eso, duraba días e incluso semanas sin aseo personal. Los enfermeros de Arkham eran los que se encargaban del aseo e higiene personal de la mayoría de los pacientes en Arkham, incluso si solo era ir a acompañarlos a las duchas del hospital. En cambio, con Harleen no era el caso, ella se negaba rotundamente a que alguien más la mirara vulnerable, sin ninguna prenda sobre su cuerpo. Sólo cuando Joan se lo rogaba, ella accedía, pero siempre y cuando con compañía femenina (Y por supuesto, con Joan presente) y de preferencia, que esa compañía fuera personal de nuevo ingreso.
Porque ella se negaba profundamente a verle la cara a sus ex compañeros de trabajo. Se negaba a ser la burla, a dar más material para chistes obscenos y grotescos en el enorme hospital. A veces tenía que aguantar cuando algunos bajaban en horario de trabajo a perturbar su paz, por más que ella se tapaba los oídos y gritaba en voz alta, aún podía escucharlos, aún podían hacerla desquiciar, hasta que finalmente perdía la poca cordura e intentaba atacar a sus acosadores, o simplemente, explotaba contra ella misma, y nuevamente se convertía en el hazmerreír de Arkham.
Cada vez que la miraba así, le partía el corazón. A pesar de todo el mal que había provocado a la ciudad, Joan consideraba que Harleen no merecía eso, Joan sabía perfectamente que, a pesar de todo, Harleen era la víctima, víctima de un sistema podrido y corrupto, y que, desafortunadamente y gracias a esto, tuvo que cruzarse en su camino con uno de los peores criminales que ese mismo sistema tuvo que parir.
A veces Joan pensaba "Después de pasar tanto tiempo a su lado, ¿Cómo es que sigues viva?" y pensaba esa misma pregunta hasta dormir. Joan miró su reloj de mano. Demasiado tarde, tenía que volver a casa. Miró por última vez a Harleen, y sintiendo pena por ella, la dejó descansar.
...
Al día siguiente, Joan volvía a su trabajo. Intentando estar tranquila, llegaba a su oficina. Abrió la puerta y entró.
—¡Oh por Dios!
Joan se llevó una mano a su corazón, pero se calmó al instante. Jeremiah Adams, el Director de Arkham, se encontraba en su oficina.
—Oh, muy buenos días Joan, lamento haberte asustado de esa manera
—Buenos días Jeremiah... ¿Qué es lo que usted hace aquí?
—Joan, ¿De verdad te asustaste? Sólo soy yo — El Director se burló del pequeño susto de Joan, aunque a ella no le sorprendía eso, ella sabía que el era de una moral altamente cuestionable.
—Lo sé...
—Joan, necesito hablar contigo, es acerca de nuestra paciente favorita, más mía que tuya
Joan hizo un bufido al escuchar eso. Ni siquiera Harleen se salvaba de las burlas del Director del Hospital, incluso a él tenía que soportar.
—¿Qué ocurre con Harleen?
—¿Qué ocurre? Que demonios no ocurre con esa payasa. Tuve reportes hoy, los reportes decían que ella gritó toda la noche, no paraba de gritar cosas sin sentido, incluso creyeron que estaba siendo atacada o que iba a morir, pero cuando llegaron con ella, sólo estaba gritando, ladrando como canina, exclamando cosas sin sentido
Joan al escuchar eso volteó su rostro, de tan sólo pensar en el inframundo de Harleen, no podía evitar sentir empatía por la joven ex psiquiatra.
—Pobre Harleen...
—¿Pobre? ¿De verdad aun siente lastima por esa lunática?
Y cada vez que atacaban a Harleen, Joan sentía la necesidad de defenderla, porque sabía, que, si escarbaba bien en todo ese maldito embrollo, se podía saber que Harleen no tuvo la culpa.
—Dr. Jeremiah, usted sabe perfectamente que todo esto se pudo haber evitado...
—¡¿Evitado?! ¡Ella liberó al Joker y provocó que hubiera una enorme racha de crímenes por toda la ciudad! ¡Ella se convirtió en su verdugo! ¡Quién sabe cuántos barbaridades ella cometió porque el Joker se lo pidió! ¡Quién sabe cuantas vidas inocentes fueron tomadas!
—¡Ella no pudo haber cometido todos esos crímenes si usted hubiera asignado el caso a otro doctor más preparado, no a ella! ¡Sólo a usted se le ocurre darle un caso difícil y oscuro a una principiante como era ella!
El Dr. Jeremiah no podía soportar escuchar una palabra más de Joan, ya que, además de que lo molestaba, sabía perfectamente que cada letra que salía de la boca de Joan estaba pesada de razón. Pero simplemente se hacía de la vista gorda.
—No hagas que sienta lástima por esa muchachilla, pues sus manos ya están manchadas de sangre
—¡Ella era sólo una niña!
—¡Y ahora es una asesina!
Joan quedó muda al escuchar eso.
Tristemente, a pesar de las palabras llenas de razón, algunas del Dr. Jeremiah también la tenían.
—Joan... Necesitamos sedar a esa mujer si sigue haciendo su gritadera por las noches
—¿Sedarla?
—Si, tú sabes, dormirla como perrito en veterinaria, no podemos permitir que esa mujer siga perturbando la paz en Arkham
Joan parpadeó al escuchar eso. No había cavidad en esa frase.
—¿Paz? ¿Paz en Arkham? Jeremiah, ¿Cuándo ha existido la paz en un sitio como este?
—... Nunca Joan, pero ahora sabiendo que el payaso esta fuera de juego por mucho tiempo, finalmente esta existiendo. No dejaremos que uno de sus representantes perturbe la poca paz que ahora existe en Arkham, menos la que fue su amante...
Joan quedó sin palabras. No sabía con que responder. Ella simplemente salió de su propia oficina y cerró. Tenía que calmarse.
Daba vueltas en los pasillos de su piso, mientras se relajaba a sí misma, esperando que el director la dejara en paz, pero sabía que no importaban las horas, ella al volver a su oficina iba a estar sentado en su silla aquel doctor obeso con una dudosa reputación impecable.
Joan caminaba por los pasillos, de vez en cuando saludaba a colegas y veía a algunos pacientes. Sin embargo, al regresar de vuelta a su oficina, ahí se encontraba el director.
—¿Y bien, ya hizo sus 20 minutos diarios de ejercicio físico?
—No me gustan mucho las bromas pesadas, Jeremiah
—Y a mí no me gusta que me hagan esperar, cariño... Entonces, mi querida Joan, ¿Agregaremos la sedación al tratamiento de Harleen Quinzel...
Joan estaba a punto de rechazar la propuesta de Jeremiah hasta que terminó su pregunta.
—...O agregamos la lobotomía o la terapia electroconvulsiva?
Joan volvió a quedar entre la espada y la pared. Siempre que decidían hacerle un cambio enorme al tratamiento de Harleen, les daban terribles opciones de tratamientos, y Joan debía de elegir la opción menos peor para Harleen.
—... Hoy antes de mi horario de salida la sedaré
Jeremiah festejó aplaudiendo y dando un enorme grito —¡Eso, mi hermosa, Joan! ¡Sabía que podía confiar en ti!
—Jeremiah, una cosa más
—¿Si, mi cielo?
Joan respiró profundamente antes de continuar.
—No vuelvas a llamarme "cariño" ni "querida" ni "mi cielo"
—Oh...— Jeremiah quedó consternado al escuchar esa petición —Como tú lo digas...
...
No sabía cómo iba a hacer eso. Es que, ¿Cómo era posible que tuvieran que hacerle eso a Harleen? ¿Cómo es que ella iba a hacerle eso a ella?
Eso pensaba Joan cuando tenía enfrente de ella a Harleen, en una consulta más. Inmóvil, no hacía ninguna clase de ruido, respiraba lento, y apenas parpadeaba. Era como estar frente a un maniquí.
—Harleen, cariño, ¿Cómo te has sentido hoy?
Ella, apenas vio su mirada a Joan. Sus galaxias azules, que antes solían ser enormes y uno de sus mayores atractivos de su rostro, ahora eran pequeñas y lucían tan depresivas y tristes. Harleen sólo se encogió de hombros.
—Harleen, ya sabes que tienes que decirlo con palabras— Joan se dirigía a ella con un tono de voz comprensivo. Harleen agradecía en silencio que ella fuera de las pocas personas en Arkham (si es que no era la única) que aún la trataran con humanidad.
—B-Bien, creo que bien...
—Oh, ya veo, ¿Y que es bien?
—N-N...— Pocos recuerdos había conservado cuando era terapeuta, cuando solía hacer esa pregunta incomoda a sus pacientes. Harleen desviaba su mirada —N-No lo sé...
—Harleen, ¿Recuerdas lo que hemos hablando acerc—
—¡Y-ya lo sé! ¡Lo sé! Pero... Hoy... Hoy no quiero hablar de ello...— Harleen miró al suelo. Joan siguió haciéndole preguntas, pero su mente estaba lejos, fuera de esa celda blanca.
"¿Podre seguir así? Me siento sucia, y creo que huelo a muerto en putrefacción, ¿Habrá nuevas enfermeras que me acompañaran durante la ducha? Las anteriores enfermeras debieron ya de ser contaminadas, el personal ya debió de decirles quién era yo antes de ser Arlequín. Seguro ellas ya se están burlando de mi allá arriba. Que pesado es esto. ¿Podré aguantar otros días así? Ojalá acabe pronto la consulta, me da vergüenza que Joan pueda percibir mi olor"
—...Harleen— Harleen parpadeó cuando escuchó la voz de Joan. Reaccionó —Harleen, he sido notificada de que durante las noches gritas mucho. ¿A que se deben esos gritos, Harleen?
"Oh no, ya lo saben, creí que estas paredes podían contener los sonidos. No lo hacen. No puedo decirle a Joan que son pesadillas, le dije que ya no tenía pesadillas, pero eso no era cierto. Le he mentido para que pueda avanzar más en mi tratamiento. No puedo mentirle más. Se que no voy a tener el alta de Arkham, y si la tuviera, iría directo a la cárcel. No puedo hacerlo... No quiero ir a un lugar como Blackgate..."
—B-bueno, no he tenido pesadillas, sólo he tenido recuerdos en mi cabeza en forma de sueños
—¿Y que es lo que sueñas?
—... Cosas que viví...— Harleen levantó sus pies sobre la silla y abrazó sus piernas.
"Cosas que viví, y que aún estoy viviendo... Carajo, ¿Esto acabará pronto?"
—Harleen, nuestra hora de consulta ha terminado
—¿Qué? Pero si apenas habíamos empezado, ¿Por qué acabó tan pronto?
Joan miró consternada a Harleen por un momento —Harleen, ya pasaron los 60 minutos de consulta. Has vuelto a tener ausencias dentro de nuestra consulta
"Oh, carajo"
Harleen, agachando la mirada de vergüenza, esperó que Joan le deseara las buenas noches y se fuera del lugar. Sin embargo, observó como Joan sacaba de su portafolio un par de agujas, jeringas y medicamentos inyectables. Harleen intentó ver la etiqueta en los viales de la medicina, pero el nombre estaba censurado.
—¿Para qué es eso?
—Es un medicamento nuevo para los trastornos de sueño Harleen— Joan mintió —Debido a que no puedes dormir bien, decidimos agregar este nuevo medicamento a tu tratamiento, esperaremos como reaccionas a este y—
—¿Van a sedarme?
Joan, al observar el rostro pálido y la mirada obvia de Harleen sobre ella, no pudo continuar con la mentira.
—Harleen, escuch—
—Yo se que soy una molestia aquí en Arkham, Joan, y se que probablemente el idiota de Jeremiah lo haya pedido...— Harleen se levantó de su asiento y se sentó en el rincón de la habitación que había reemplazado como su cama —Sólo hazlo Joan. Se que tienes que seguir ordenes...
Joan, quién no podía aguantar las ganas de llorar, preparó la jeringa con la solución. Cuando se acercó a Harleen, ella la miró a los ojos fijamente por un enorme tiempo. Joan se quedó nerviosa a ese gesto, hasta que supo que era lo que le quería.
—No tengo noticias acerca de donde podría estar él. Todo eso ha sido clasificado... Los periódicos no han dicho nada tampoco
—Oh... Bueno... Buenas noches, Dra. Joan...
—Buenas noches, Harleen— Joan inyectó el medicamento sedante en Harleen y ella, en cuestión de minutos, cayó en un "sueño profundo". Joan, rápidamente tomó sus cosas y caminó fuera de la celda, envuelta en lágrimas silenciosas.
...
A pesar que fue sedada, Harleen no podía parar de gritar. Pero sus gritos no llegaban al exterior, tal y como había sido pedido por los altos cargos del hospital. Ahora sus gritos eran dentro de su cabeza.
—Carajo, carajo, carajo
Otra vez caminaba ella dentro de la oscuridad de su mente. Desesperada por huir, porque pasaran las malditas 8 horas de sueño y despertar. Sabiendo que iba a ser así siempre a partir de esa noche. Maldito sea el que ordenó la sedación como parte del tratamiento.
—No, no, maldita sea... Mierda ¡No!
Caminaba con su traje de Arlequín, las manos escondidas en su cabello, agarrándolo con fuerza.
—No sé nada de él. Carajo. No sé nada de él. No sé nada de él. No sé nada de él.
Cayó al suelo, quería arrancarse esos cabellos de su cabeza, y empezar a hacerse daño a si misma como cuando tenía sus manos libres. Ni siquiera podía herirse dentro de su cabeza.
—Más de 6 meses y no sé nada de él. 6 putos largos meses. Mierda, Mierda, Mierda, Mierda, Mierda, ¡Mierda!...
Las lágrimas salían de sus ojos como un torrente.
—Tengo que salir de aquí, tengo que ir a buscarlo, saber si está bien, si está mal, si necesita ayuda, si sigue vivo, si esta... ¡No! ¡NO!¡¿Qué carajos voy a hacer?!
Se retorcía en el suelo, sintiéndose terriblemente mal.
—Seguramente me sedaron a propósito para que estuviera enclavada en mi mente. Saben que me odio, ¡Y saben que me volveré más loca y nunca me dejarán salir de aquí!
Lloraba con las pocas fuerzas que le quedaban.
—¿Qué carajos haré? ¿Qué carajos voy a hacer?
"¿De qué carajos estás hablando?"
Harley levantó su mirada hacia arriba.
"¿Por qué quieres buscarlo? Si tú lo odias"
Escalofríos en el cuerpo de Harley se dejaron sentir. Odiaba cuando esa pequeña voz de la razón dentro de su cabeza empezaba a hablar.
—S-sólo quiero saber si está bien
"¡No debería de importarte! ¿No recuerdas lo que dijo Joan? ¡Él te hizo daño!"
—Oh carajo, ahí vas con lo mismo— Harley cubría sus orejas con sus manos, ignorándose a si misma.
"¿Joan tiene razón o no?"
—¡Con un cara...! B-Bueno, l-lo admito, el me trató mal, pero también me hacía feliz, muy feliz
"¿Enserio? ¿Las veces que te hizo feliz sobrepasan las veces que te trató mal?"
—...No, ¡Pero tú sabes que...!
"Joan dijo que, aunque él no haya recibido amor en su vida, no tenía derecho de faltarte al respeto de las miles de veces y formas en que lo hizo"
—¡Ugh! ¡Lo sé! ¡Lo sé! Pero ¿Por qué no pueden entender esa parte? ¿Por qué no pueden entender que el no tuvo amor en su vida? ¡El sólo vivió una vida de mierda! ¡¿Tan siquiera quieren entender porque él era así?!
"Dijo también que dejaras de justificarlo"
—¡No lo estoy justificando! ¡Se que me dolió mucho! ¡Pero te juro que no lo estoy justificando!
"Déjalo ir entonces, no tienes que saber cómo le está yendo, por su culpa estas aquí encerrada"
—¡No!
"¡Sabes que tengo razón!"
—¡NO! — Gritó más fuerte Harley a esa pequeña voz —¡Lo amo, aún lo amo!
"Oh... ¡Harley tonta!"
—¡Si! ¡Soy una tonta!
La voz finalmente calló, pero eso no fue suficiente para Harley. Sentada en el suelo, siguió llorando. Sentía que estaba dentro de su propio corazón, porque podía sentir todo quebrarse en miles de pedazos a su alrededor.
Escondía su cara dentro de sus rodillas, abrazando sus piernas.
—Arthur, ¡Arthur! — Sollozaba su nombre, aquel nombre maldito, aquel nombre del payaso del que aún estaba enamorada.
Elevó su cabeza hacia arriba, porque su instinto le dijo que alguien estaba frente a ella. Al hacerlo, se encontró con él. Al menos por unos segundos, y desapareció.
—¡NO!— Dio un grito desgarrador antes de sucumbir a la oscuridad una vez más.
...
Repetidos golpes se dejaban escuchar en la cabeza de Harleen. No podía soportar una hora más dentro de su propia mente.
Abrió sus ojos para darse cuenta que esos golpes eran en la puerta. Era una manejadora de alimentos encargada de llevarle su desayuno. Harleen sacudió su cabeza, despertándose completamente. La persona encargada abrió una pequeña rejilla justo debajo de la puerta y pasó la charola con los alimentos. Harleen, levantándose de su rincón, se acercó rápidamente a la ventanilla para observar a la trabajadora irse, pero ella ya se había ido demasiado pronto.
Harleen le había llamado la atención de que esa trabajadora no la tratara mal. "Seguramente es alguien nueva. Espero que no la contaminen pronto"
Harleen miró la charola amarilla en el suelo. No tenía ni una pizca de hambre. Volteó a la ventanilla de vuelta. Nadie.
"Al menos tendré tiempo de comer antes de que vuelvan a molestarme" Harleen se sentó en el suelo y rápidamente empezó a comer. Tenía que apresurarse, la hora del desayuno era la hora más tranquila de su día, la mayoría de los trabajadores entraban más tarde. Tomó la charola amarilla y se sentó en medio de la habitación, en el ya sucio suelo. Con el tenedor plástico, se dedicó a comer rápido aquellos tristes huevos con Bacon. En realidad, el resto de las comidas y los días para ella eran tristes dentro de esa habitación blanca.
—Debo de saber cómo convencer a Joan de bañarme a solas— Solía hablarse a ella misma cuando comía, como si tuviera una conversación con alguien más, pero no, sólo era a ella misma. Miraba la charola, a punto de terminar su desayuno —Espero que hayan contratado nuevas enfermeras, me niego a que las mismas arpías que se burlaron de mi me vean el cul—
Tres golpes fuertes se dejaron escuchar, alertaron a Harleen. La puerta de abrió súbitamente. 4 enfermeros y un doctor entraron, pero claro, ese doctor era Jeremiah Adams.
—Buenos Días Harleen, ¿Cómo ha—
Harleen ni siquiera lo dudó, fue a abalanzarse contra el Director de Arkham, lista para dejarle un enorme golpe morado en su rostro. Los enfermeros la tomaron de los brazos.
—¡Vaya Harleen! ¡Sólo iba a preguntar como ha descansado! ¡Y sólo verificábamos que la sedación haya funcionado!
—¡Váyase a la mierda!— Harleen, enfurecida, pateó la charola hacía el, esperando golpearlo con esta, y logró su cometido, la charola alcanzó a golpearlo.
—La paciente está presentando agresividad, ¡medíquenla ahora!
Los enfermeros hicieron más fuerza en retenerla mientras Harleen se descontrolaba más. Uno de ellos sostuvo con agresividad su boca, forzándola a abrirla, mientras otro dejaba derramar una especie de medicamento liquido sobre su boca. Harleen hizo lo posible por no tragar la medicina.
—Usted debe conocer este medicamento en particular, en cuestión de minutos, ust—
Harleen escupió a la cara de uno de los enfermeros la mayor parte del nuevo sedante que quisieron administrarle. El asco nació en la cara de los 5 hombres de la sala.
—¡¿Por qué?! — Entre gritos y aullidos Harleen reclamó al corrupto Director —¡¿Por qué me está haciendo mierda aquí?! ¡¿Qué carajos le hice a usted?!
Jeremiah, lejos de mostrarse molesto, le encanta lo que estaba viendo.
—Usted sabe mejor que nadie porque hago todo esto
—¿Qué? — Harleen encorvó sus cejas, preocupada y confundida, ¿Qué era lo que él quería decir? Intentaba pensar, cuando la poca droga que logró deslizarse por su garganta empezaba a hacer efecto.
—Estas pagando por todos tus pecados, Harleen, si no puedes pagarlos en la cárcel, me encargaré personalmente que los pagaras aquí...
—U-Usted no es mi verdugo...— Harleen exclamó con la voz débil.
—Pero tu si fuiste verdugo de muchas personas, Harleen, tus manos están manchadas de sangre, de pecadores e inocentes, pero al fin de cuentas, sangre...
—...Eso es mierda... Usted no sabe por lo que viví...
Jeremiah en ese instante, empezó a burlarse en voz más alta. La mente de Harleen volvía a simular un carrusel.
—Oh Harleen, Harleen— Volvía a reír al ver a Harleen más débil —Y pensar que apenas pagaste el pecado de haber mentido sobre mi sobrino
—¿D-De q ue—
—Oh, tendremos que poner Alzheimer en tu expediente. Cuando mentiste, diciendo que él te había atacado, intentando violentar, en vez de... Bueno, tú sabes de quién hablo...
El corazón de Harleen se hundía profundamente en su pecho apenas hacían una pequeña referencia a él.
—Bien, parece ser que el medicamento no funcionó, Caballeros, ¿Me harían el favor de usar lo que conseguimos especialmente para nuestra Arlequín?
Harleen, a pesar de toda la droga dándole vueltas en su cabeza, pudo sentir una enorme y agresiva corriente eléctrica en su hombro, haciendo que cayera al suelo y se retorciera en este de dolor.
—Tienes que pagar por tus pecados, Dra. Quinzel— Burlándose del ya removido título de Harleen, Jeremiah sólo observaba.
—Por favor, ya basta...— Harleen empezó a rogar con lágrimas en sus ojos —Ya no más por favor, ya n— Sus propias palabras fueron interrumpidas por su propio grito de dolor, un choque eléctrico más. Fue así hasta que volvió a quedar inconsciente. La acostaron en la cama y se dedicaron a llevarse la charola amarilla vacía, reemplazándola con una nueva, intacta de comida.
A la hora, Joan llegó a Arkham, después de terminar sus propios pendientes, estaba dispuesta a ir con Harleen.
—Déjeme acompañarla Joan— Jeremiah, fingiendo que no había hecho nada con la pobre de Harleen a primera hora de la mañana. De mala gana, Joan tuvo que aceptar.
—Espero que haya sido benevolente con la dosis de sedante— Jeremiah preguntó con cierto sarcasmo en su voz.
—¡Por supuesto que sí! A esta hora, Harleen debería de estar despierta, debió de ya haber desayunado algo
Pero al llegar a la celda de Harleen, Joan se consternó de que aún estuviera dormida.
—¡Mira! ¡Ni siquiera ha desayunado!— Señaló Jeremiah la charola amarilla —¿Esta segura Joan que ha usado la dosis adecuada para Harleen?
—Pero si ayer verifiqué la dosis, dos veces, una antes de administrárselo a ella, ¡Debería de estar despierta! Debo intentar despertarla
—Oh vamos, tantos privilegios ella no merece. Mire, aún está respirando, en cualquier momento debe despertar. Tenemos trabajo que hacer
A regañadientes, Joan hizo caso de Jeremiah, siendo este el primero de salir de la celda, esperando que Joan no empezara a sospechar. Pero por supuesto que Joan lo hizo. Con tan solo observar manchas de agua en el suelo y en algunas partes de la habitación pequeños restos de comida, su mente conectó lo necesario para darse cuenta que algo ocurrió con Harleen esa mañana. Y un detalle que Jeremiah desconocía perfectamente de Harleen: Ella nunca dormía en la cama, y ella estaba acostada en la cama.
Pero por más que ella quisiera e intentara, no podía hacer mucho por Harleen, menos en un lugar como Arkham. La miró dormir una vez más antes de salir de la celda. Esperaba que al menos mientras durmiera encontrara paz y descanso.
Aunque en el fondo, sabía que no era así.
...
"Oh stars on high, why can't I make you see,
That I don't want your light to shine on me.
He said goodbye.
Just let me cry.
Don't let me hear the robins sing above.
What good's their song if I've no one to love?
He said goodbye.
Just let me cry.
Hide ev'ry lovely flower from my sight.
Don't let that dreamy moon come out tonight.
And please don't let me see two lovers kiss.
Don't let me be reminded what I miss.
He said goodbye.
Just let me cry.
Oh stars on high, please won't you shine on me.
And help me to erase this memory.
He said goodbye.
Don't let me cry."
— Lesley Gore - "Just let me cry"
