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¿Qué si fue un escándalo? Por supuesto que sí, ¿El rumor fue esparcido? Corrió rápidamente incluso fuera del hospital. Al momento en que ocurrió eso, los altos mandos del Hospital Psiquiátrico de Arkham tuvieron que aclarar ante la prensa que eran simplemente eso, rumores de los cuales la gente no debía de creer.
¿El problema? Todos los rumores eran ciertos: Pronto, Harleen Quinzel, mejor conocida en Ciudad Gotham como Harley Quinn recibiría su certificado de mejoría de salud mental, el cual en este certificado se especificaba que, si bien, no se encontraba del todo curada, su salud mental se encontraba más estable que desde el primer día del ingreso a la institución psiquiátrica y podía tener una reinserción en la sociedad.
Pero, ¿Realmente alguien como Harley Quinn podría volver a un lugar donde ella provocó demasiado daño?
Para Arkham: Si.
Sin querer, la mentira que orquestó el Hospital acerca del secuestro que declaró Arkham para evitar que le negaran los recursos le ayudó demasiado a la ex delincuente, poniéndola como una víctima más del Príncipe Payaso del Crimen. Pero no esperaban que realmente presentara síntomas.
Aquel tiempo fue demasiado para la ex psiquiatra, apenas se cumplía el aniversario del ingreso de Harleen al asilo de Arkham, y fue el año más largo y lento de la vida de Harleen, encerrada en una pequeña habitación de 4 paredes blancas, un año lleno de abusos por parte de casi todos los que convivieron con ella en su recuperación, incluyendo al director de esa institución. Y sin contar todas las pesadillas y pláticas con ella misma cuando se encontraba a solas.
Sin embargo, no era secreto que su vida antes de Arkham fuera mucho mejor. Si Arkham le había hecho daño, su vida como Harley Quinn fue el mismísimo infierno.
Tomó como una broma el hecho que podía volver a una vida normal, porque era consiente que no volvería a su vida normal, y siendo más dura con ella misma, no había tenido una vida normal desde los 15 años.
No sabía que era lo que iba a ocurrir con ella cuando diera los primeros pasos fuera de Arkham.
Lo único que sabía y de la única cosa que no perdía esperanza, era que eso fuera una pesadilla, una pesadilla de la que quería despertar pronto.
Sin embargo, Harleen desconocía que la realidad podía llegar a ser más dura que el mundo de los sueños, y eso abarcaba hasta las pesadillas.
...
El agua caía sobre sus cabellos y hombros, la última ducha en ese lugar, finalmente. Y por fin, una ducha decente. Tarareaba un par de canciones, con su característica voz chillona.
—¿Emocionada?— Alcanzó a escuchar una voz al fondo que hacía eco por toda la habitación, y esta provenía de los vestidores. La voz le pertenecía a Joan, quién esperaba a Harleen de que terminara su ducha. Harleen trataba de escucharla, pero no quería que entrara jabón en sus ojos. Segundos después, Harleen se dio cuenta que no existía correlación entre escuchar a Joan y que sus ojos fueran irritados por la glicerina del jabón.
— ¡Bastante! Quiero decir, extrañaré aquí, a todos porque... ¡Broma! ¡Sólo a ti te voy a extrañar! ¡A los demás que se vayan al carajo! ¡Sólo quiero dejar este horrible lugar!— Harleen gritaba desde las regaderas a Joan —¡Ya quiero dejar Arkham! ¡Así planearé como quemar el lugar con todos dentro!
—¿Q-Que dices—?— Joan volteó asustada hacía la dirección de las duchas, temiendo por la cabeza de Harleen.
—¡Broma!— Harleen empezó a gritar y reírse desde la ducha —¡Es solo una broma! ¡No voy a quemar este lugar, aunque quisiera!— Harley cerraba los grifos de la ducha y enredaba su cuerpo con una toalla áspera y gastada —¡Se que vas a decirme: "Harley no digas bromas pesadas en público, si las dices la gente se asustará y volverás a Arkham"! ¡Pero no! ¡Te prometo que no lo voy a hacer! ¡Te prometo que voy a cerrar el pico! ¡Si pudiera, voy a coser mi boca! ¡Pegarle pegamento industrial o ponerle silicón caliente! ¡Broma otra vez! ¡Jaja! ¡Perdón, pero no puedo parar de hacer bromas, es como si—
Harleen había salido de las duchas y dirigido a los vestidos cuando volvió a encontrarse con Joan. Sin embargo, Joan tenía un par de cosas dentro de una bolsa plástica, y justo detrás de ella, una pequeña maleta roja.
—¡Uh! ¿Qué tienes ahí Joan? ¿Acaso es un regalo para mí?— Harleen miró emocionada hacía los objetos que Joan había conseguido, ¿Sería un presente de despedida?
—Algo así— Joan de repente sacó de la bolsa una pequeña caja de tinte. La sonrisa de Harleen desapareció.
—¿Q-Que es eso Joan?— Preguntó Harleen con un poco de sosiego.
—Un tinte para el cabello Harleen
—¡Ya lo sé! Bueno, más bien, ¿Para qué es eso Joan?— Intentaba evadir lo obvio. Sabía que, de alguna forma, eso iba a ocurrir.
—Harleen, recuerda que, a pesar de que volverás a ser reincorporada, no puedes salir de forma de que la gente te reconozca, pueden asustarse con el aspecto, o peor, puede que enemigos del pasado te asechen, y no queremos que eso ocurra, ¿Cierto Harleen?
Harleen bajó la mirada, sabía perfectamente que las palabras de Joan apestaban de razón, decía la verdad, pero una pequeña parte de Harleen se rehusaba a ese cambio de look.
—Oh... No estoy tan segura de eso, además, ya me han secuestrado enemigos antes y pude librarme de eso. No te preocupes, yo—
—Harleen, sé que no quieres que me preocupe por ti, pero no puedo evitarlo, recuerda que tampoco tienes tus armas, y puede que esta vez los enemigos estén mejores preparados que tu... No quiero ni imaginarlo, así que es mejor evitarse estos altercados, ¿Vale?
—Oh... Vale...— Harleen miró de nuevo la caja —¿Q-Quiere decir que...?
—Sí...
—¿A-Ahora mismo?
—Ahora Harleen, no habrá tiempo después...
Harleen, indecisa, tomó uno de los mechones húmedos de su cabello. Después su mirada fue directa hacía uno de los espejos. Una buena parte de su cabeza ya se encontraba de su color natural de cabello, y el resto del cabello rubio que le perteneció a la Arlequín se encontraba completamente dañado, ni siquiera era el rubio que solía usar, era un rubio completamente apagado, casi gris, y los mechones de cabello que eran rojo y negro ahora eran prácticamente inexistentes.
Era como si el fantasma de Harley Quinn estaba desapareciendo de su vida, el espíritu de la Arlequín estaba listo para dejar a Harleen Quinzel en paz.
Y eso le provocaba una tremenda tristeza a la ex criminal.
—Sí... mi cabello es horrible Joan... Creo que deberíamos teñirlo... Aunque debiste de decirme eso antes de ducharme
—Sí, lo lamento Harleen
—Está bien... ¿Y-Y la maleta?...
—Ropa nueva. Ropa que no te delatará ni llamará la atención
—¿De verdad?
—Sí, me encargue de que no existiera pizca de negro y rojo en las prendas. Además, pude conseguirte un par de anteojos nuevos...
Harleen volvió a sentir ese dolor en su estómago —Oh... Gracias Joan...— Harleen, tratando de no pensarlo más, tomo una toalla de la banca de los vestidores y se dedicó a secarse su cabello, se sentó en esa misma banca y puso la misma toalla ahora sobre sus hombros —Venga, vamos a teñir este horrible cabello...
Sentir un extraño dolor mezclado con melancolía en su pecho al observar el líquido oscuro en el cabello de Harleen la hacía sentirse extraña, y una parte de su cabeza le decía que ese sentimiento era bastante claro.
Harleen Quinzel no estaba lista para dejar de ser Harley Quinn.
...
Apenas había llegado el día probable de la liberación de la Arlequín una oleada de reporteros afuera del asilo de Arkham, preparados para observar a la nueva "Harleen". Todos querían saber de Harley Quinn, todos querían conocerla "reformada", todos querían saber si ese año de rehabilitación fue suficiente para que alguien como ella pudiera caminar entre las personas como si fuera una más de ellas.
Incluso una televisora estaba haciendo una transmisión en vivo fuera del hospital, el reportero hablaba a la cámara, diciendo que hasta él se encontraba un poco dudoso sobre la salud mental de Harley, de hecho, insinuaba de que las autoridades consideraran acerca de aquella decisión y por qué ella no podía cumplir una condena en la cárcel como el resto de delincuentes.
Y no era el único con ese pensamiento, había muchas más personas afuera de Arkham, pidiendo lo mismo que aquel reportero: Que Harley tuviera su merecido y que pagara por sus crímenes; Y otros pidiendo lo contrario, que Harley no era una más que una víctima y estaban ahí para apoyarla.
—"¡¿Porque nadie puede ver que ella es una víctima del Síndrome de Estocolmo, y del peor secuestrador de toda Gotham, posiblemente de todo Estados Unidos?! ¡Yo digo que deberían dejarla en paz, ella ya cumplió una condena, y si se encuentra mejor, que la dejen libre!"— Una de las manifestantes a favor de Harley explicaba a un reportero.
—"Ellos hicieron mucho daño, el payaso y la arlequín, y queremos que ambos estén en la cárcel. Y no es justo de que ella pueda volver a la libertad como si no hubiera hecho nada. Claro que fue una víctima de ese psicópata, pero no es una santa, ¡Y ella merece penitencia! ¡No importa que tan afectada sea!"
—... Dios, ¿Puedes escuchar lo que dicen ellos?...— Dos mujeres miraban a un pequeño televisor, lo miraban desde un pequeño sillón de un apartamento pequeño pero agradable —...Ellos creen que cometimos un error...
En realidad, las dos mujeres eran Joan y Harleen, de hecho, Harleen había salido días antes que la fecha probable de liberación justo para evitar ese altercado. Las dos miraban con detenimiento la transmisión, o al menos eso intentaba hacerlo Harleen.
Se sentía extraña, haciendo cosas que la gente normal hace, algo tan sencillo como sentarse y mirar el televisor hacía sentir a Harleen sumamente anormal, Harleen miró a Joan, ¿Porque ella creía que la decisión que habían tomado era la mejor?
La televisión de repente fue apagada —Demasiadas noticias por hoy— Joan se levantó de su asiento —Debo volver a casa Harleen— Harleen sólo hizo una pequeña mueca con su boca, se levantó junto con Joan y la acompañó a su puerta —Entonces, ¿Te acostumbraras a tu nuevo nombre y rostro?
—Sí, lo intentaré, el nombre es un poco común, pero supongo que eso no llamará la atención, además, hubo un tiempo que estuve cambiándome el nombre... En cuanto al rostro... Si, también estaré bien con ello...
Joan la miró y le sonrió ligeramente —Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites. Recuerda siempre ir a tus visitas semanales a nuestro departamento, no queremos que vuelvas a esa horrible celda, ¿Verdad?
—Tienes razón, no queremos eso...— Harleen sólo encogió los hombros. Joan, sonriendo una vez más, se despidió de Harleen y se fue. Ella cerró la puerta y dejó escapar un suspiro.
Sin pensarlo mucho, caminó directamente hacía el baño, sólo para observar su "nuevo" rostro.
"Ni siquiera esta cosa es nueva, simplemente soy yo con un horrible corte de cabello y un horripilante color de tinte barato, más estos lentes anticuados"
Observaba su cabello, que volvió a ser corto y estaba teñido de un castaño rojizo bastante artificial, al menos podía ocultarse en su color de cabello natural, y observaba sus gafas nuevas, completamente serias.
Harleen salió del baño y se dirigió a la sala, volvió a encender la televisión, pero las noticias habían acabado. Se dispuso a pasar gran parte de la noche viendo películas de décadas anteriores, películas cursis y de mala calidad, como su nuevo tinte.
Suspiró de coraje. Harleen odiaba eso, odiaba su nueva identidad y su nueva vida. Cuando las altas horas de la noche aún seguía despierta, decidió levantarse y caminar por su departamento. Era pequeño, pero era ciertamente acogedor, o al menos Joan intentó hacerlo ver así.
En la cocina, tomó un pequeño vaso de leche mientras veía en una carpeta sus nuevos documentos, nueva identificación, pasaporte, acta de nacimiento. Tomó la pequeña identificación, leyendo el nombre de "Emily Jones", su nuevo nombre.
—Basura— Dejó caer la identificación y terminó su vaso de leche —¡¿Que carajos debo de hacer ahora?! No puedo hacer nada aquí, todo es tan aburrido, luzco horrible, ni siquiera lucía así antes de mis mejores tiempos, ¡¿Que carajo debo de hacer?!
"¡Harleen Cállate!" Volvió a escuchar la voz de la razón dentro de su cabeza, ella volteó sus ojos apenas la escuchó "¡¿Porque eres tan malagradecida?! No tiene sentido de que te quejes justo cuando te han dado una segunda oportunidad"
—No me quejo, es que tienes que admitir que luzco horrible con esto
"Te doy la razón en eso, pero recuerda que de alguna forma te buscaste eso, y de cierta manera te protege"
—Ugh, no sabía que Joan podía hacer telepatía— Harleen empezó a caminar rápido hacía su habitación, irritada.
"Hablando de Joan, tienes que comportarte mejor, ¡Por ella ya no estas en Arkham! ¡Y ella te hizo el favor de conseguirte un techo donde vivir y una cama donde dormir Harleen! ¡Deja de ser así y trata de ver lo bueno!"
—¡¿Qué es lo bueno!?
"Que posiblemente ya no vuelvas a sufrir más"
Harleen escuchó esas palabras de su propia cabeza, y de alguna manera la hicieron sentir culpable, pues esas palabras estaban llenas de razón.
Respiró profundamente, intentando calmarse, y tratando de ver el lado optimista de las cosas.
—¿Sabes qué? Si, es verdad... Tengo que ver las cosas buenas de mi vida... Ahora mismo soy otra... Literalmente soy otra— Una pequeña risa espontanea salió de su boca —¡Sí! ¡Voy a estar bien!— Rápidamente fue hacía la ventana y miró la ciudad desde ahí, su corazón latía con emoción y fervor, sintiéndose feliz consigo misma al fin después de tanto tiempo.
—Al menos tengo casa nueva, nombre nuevo, cabello nuevo... Bueno, ese lo puedo arreglar después, pero al fin, ¡Tengo una vida nueva...! Voy a estar bien... Si, voy a estarlo... ¡Porque Esto será emocionante! ¡Podré comprar ropa nueva! ¡Podré hacer gimnasia otra vez! ¡Ah! ¡Hasta poder hacer postres de nuevo! ¡Que emoción! ¡Podré hacer muchas cosas otra vez! ¡Pudincito! ¡Podremos...!
Su corazón dejó de latir en ese momento, y su alma dejó su cuerpo, por al menos milésimas de segundos. Harleen miró alrededor al decir ese nombre, o más bien, ese apodo.
—¡No! ¡Esto es nuevo! ¡Esto es diferente! ¡No puede ser arruinado...! ¡Él no lo puede arruinar! ¡Ni siquiera está aquí! Él ni siquiera... Ni siquiera sé dónde está...
Harleen caminó a las sábanas de su cama y se adentró en estas, abrazó las almohadas y se dejó caer en ellas. Sin querer, al abrazar la almohada, intentaba simular que en realidad estaba abrazando a alguien. Un pequeño sollozo se escuchó entre las almohadas.
—No, ¡No! ¡No!— Inmediatamente se levantó de la cama y se secó las lágrimas con rabia —¡No puedes hacer esto! ¡No ahora que tienes tu libertad y que engañaste a todos fingiendo estar sana! ¡No puedes hacerlo Harleen!...— Rápidamente fue al espejo del tocador que se encontraba a un lado de la cama, respirando profundamente —O los engañaste perfectamente a todos, o ellos simplemente son los peores terapeutas de Gotham, pero ahora que eres libre de ese horrendo Hospital no puedes caer ahora Harleen, la última vez que caíste, caíste y muy bajo...— Se observaba fijamente en el espejo y se hablaba con una fuerte severidad —...Contrólate Harleen, porque tienes prohibido volver a caer... Y menos por él... No puedes volverlo a hacer...
...
Un golpe en seco, dos golpes más, un golpe en seco, dos golpes más. Golpes contra un saco de boxeo los cuales poco a poco aumentaban la velocidad. 4 de la madrugada. Un par de golpes más. A esa hora el Murciélago dejaba su rol y descansaba. Solo 2 horas descansaba. Pero ese día en particular, no podía dormir.
Bruce Wayne no podía dormir, y sus pensamientos vueltos un tornado, más la ansiedad de su pecho acumulada empeoraban la situación en especial.
Un día antes tuvo una pequeña visita al único Hospital Psiquiátrico de la ciudad. Aquel fue un mal día para visitar Arkham, con todos los reporteros, manifestantes y personas curiosas fuera del psiquiátrico podían darse la vuelta y reconocerlo, y definitivamente le robaría la atención a la Arlequina y todos se irían sobre él. En ese momento, agradeció completamente la existencia de las puertas traseras.
Mientras caminaba por los pasillos, aún con la gabardina puesta, un par de lentes y un peinado que no le agradaba, no queriendo revelar su identidad ante los pacientes y los trabajadores de Arkham, lo hacía con cierta cautela, aunque lucía algo misterioso e incluso lúgubre. Totalmente como su alter ego. Como si ese fuera una especie de "traje" un poco más adecuada para ocasiones como esa, cuando la única arma con la que podía contar era su mente y su astucia.
Bruce, meses después de investigación decidió empezar a realizarlo fuera de lo que sería su mejor fuente de información: Su propia casa. Porque por más información que intentó buscar en cada rincón de su casa, nada pudo encontrar que pudiera explicarle la relación de la que hace un poco más de un año cierta famosa criminal le dijo.
Era cierto, era un caso que podía resolverse de forma sencilla, pero Bruce Wayne también era Batman, y Batman tenía cientos de casos más urgentes e importantes que resolver antes de saber sobre el pasado del As de los bribones, otro de los tantos apodos que le otorgaban a ese payaso el cual le daba dolores de cabeza constante.
Pero la verdadera razón por la que había preferido dejar de lado por algunos meses ese caso en específico era simplemente sencillo: Cuando indagaba en el pasado, su salud mental estaba en juego. No podía indagar más allá de donde el quisiera, porque cuando lo hacía, un pequeño Bruce le pedía que no continuara, que tenía mucho miedo. Y a veces, tenía que hacerle caso a ese niño interior. Más con ello de que cada vez que trataba de explicar, Alfred aparecía, y aunque le estimaba mucho, sentía que el mismísimo Alfred hacía cualquier cosa para evitar que Bruce continuará, y no entendía del todo porque Alfred hacía eso, parecía que el intentaba de que esa investigación quedará en el olvido.
Y eso era demasiado extraño en Alfred, ya que siempre en cualquier otro caso criminal, Alfred era su mano derecha y quién le ayudaba a conseguir información que en veces Bruce no podía encontrar.
Pero quiso dejar de pensar en eso una vez dentro del psiquiátrico, y decidió concentrarse.
Con un par de nombres falsos, un poco de su poder adquisitivo, Bruce adquirió el historial de su eterno enemigo. Ya lo había visto un par de veces de forma anterior siendo Batman, pero en esa ocasión, buscaba las notas de su anterior psiquiatra, la Dra. Quinzel, pues se sabía que el solía inventarse cientos de historias falsas sobre su pasado, solo para burlarse de sus terapeutas.
Pero recordó alguna vez que se le dijo que quizá sólo con Quinzel fue honesto y contó ciertas partes de su vida que fueron reales. Y era eso justo lo que buscaba, las notas de Quinzel.
Leía detenidamente esas notas, no quería perderse de algún detalle. Pero lo que buscaba lo había encontrado en las notas del 14 de Febrero de 1992
"... Arthur Fleck habló mucho en esta sesión, todo lo que no se pudo avanzar en las sesiones anteriores pudo hacerlo en esta..."
Apenas leyó esas palabras, prestó muchísima atención.
"...Arthur mencionó acerca de la que fue su madre, o al menos su figura materna. Penny Fleck. Arthur me contó que el solía tenerle cariño a Penny, pero que había sido una mujer que ella mismo selló su destino y fue la culpable de la Epilepsia Gelástica...
—Hm...— Sus ojos al leer ese nombre continuaron la lectura, Bruce quería llegar a las respuestas lo más rápido posible.
... Arthur menciona que Penny en sus últimos años empezaba a delirar, que ella había trabajado anteriormente con los Wayne, sin embargo, desconocía cuál era su rol. En los últimos años de Penny, el menciona que solía mandarle muchas cartas a Thoma Wayne, pero que este no le respondió absolutamente ninguna...
Una punzada en el pecho del joven Wayne sacudió al leer esas palabras. Cuando Bruce intentó leer más se percató que esas hojas estaban incompletas. En ese momento preguntó porque se encontraban inconclusas. Al investigar, le respondieron de que muchas de esas hojas sirvieron como evidencia cuando Harleen se convirtió en Harley Quinn.
Ya no sabía si eso era real o no. Era demasiado, cada vez que podía encontrar la solución o al menos algo que fuera un gran avance a esa investigación personal, siempre había algo que lo detenía. Que no lo dejaba continuar. Decidió que fuera una coincidencia más y continuo con lo suyo.
Intento seguir husmeando entre las notas de la ex psiquiatra, aunque a esas alturas no tenía esperanzas.
Pero al leer una pequeña nota que Harleen había dejado hizo que llamara la suficiente atención para él.
"... Menciona que el decidió ir a corroborar las palabras de Penny buscando en Arkham su propio expediente médico. Lo encontró, y Arthur menciona que leer el propio expediente de su madre fue el peor momento de su vida..."
Era suficiente, y agradeció a la Arlequín de haber dejado esa nota, cuando aún se encontraba cuerda.
Convenciendo al Jefe del departamento de Archivo con un poco más de poder adquisitivo y explicándole la situación del caso que seguía con muy pocos detalles, le dejaron entrar al sótano que funcionaba como bodega.
—Le advertimos que lo que busca es algo que se encuentra perdido. Ni siquiera sabemos si aún se encuentra aquí
—Absolutamente no tengo ningún inconveniente. Tengo todo el tiempo del mundo. No se preocupen, no haré un gran desastre— Con un tono de voz formal y en una forma simpática, Bruce se dedicó a lo que dijo.
Una vez dentro de la oscura y profunda bodega, Bruce investigó caja por caja, portafolio por portafolio, carpeta por carpeta.
Sus labios no paraban de susurrar "Fleck" esperando encontrar el "Penny" después de ese apellido. No quería darles la razón a los trabajadores de que ese expediente estaba perdido. Por supuesto que algo así de importante no podía perderse, pues en ese expediente estaba el génesis de lo que sería el peor criminal que toda Ciudad Gotham pudo tener.
Buscaba y rebuscaba, y por más que las circunstancias del momento le decían que quizá lo que buscaba no se encontraba ahí, no se daba por vencido. Nunca quería darse por vencido.
Pasó aproximadamente más de doce horas buscando y rebuscando. Fue cuando una de los trabajadores que bajó al sótano a verificar que todo estuviera en orden cuando se encontró con Bruce.
—Disculpe que lo interrumpa señor— Se acercó la trabajadora al joven Wayne, quién sólo le dirigió una mirada cansada a la mujer —Pero nuestro turno está por terminar, y no hay turno nocturno para el Departamento de Archivo
—¿De verdad? una completa lástima... ¿Usted cree que pueda su jefe darme el lujo de ser el primer empleado del turno nocturno del Departamento de Archivo?
Las mejillas de la trabajadora se sonrojaron un poco seguido de una pequeña risilla, Bruce siempre solía tener ese efecto en las personas.
—No creo que me lo permita mi jefe, pero en dado caso, déjeme preguntarle— Cuando la trabajadora se fue, Bruce exhaló de cansancio. Ni siquiera iba a tener tiempo de relajarse un poco, sólo tenía tiempo para llegar a su hogar, ponerse la piel del murciélago y volver a las calles.
Bostezando, Bruce miró a un par de cajas que aún no inspeccionaba. No estaba tan seguro de que le permitieran seguir husmeando de noche, y aunque fuera así, no iba a tener el tiempo necesario. Era tanto que decidió elegir una al azar.
Y sólo por esa vez, el destino estuvo a su favor en cuanto a la búsqueda de respuestas.
Bruce mientras intentaba permanecer sereno frente a su cansancio, buscaba en las pestañas de los archivos de esa caja. Bostezó nuevamente, y simplemente dejó de busca su objetivo, de forma inconsciente.
—Feld, Fenn, Fernández, Fisher, Fishman, Fleck, Flemming, Foster, Frost, Fry... Espera— Sus ojos despertaron al igual que su mente, e inmediatamente su dedo regresó a cinco apellidos atrás. Tomó la carpeta y la sostuvo entre sus manos —Fleck... Penny Fleck...— Sin nada más que decir, se dirigió a la salida.
—Disculpe, ¿Señor?— Volvió a escuchar la voz de la joven la cual estaba bajando las escaleras —Me temo que mi jefe ha dicho que no se puede permitir lo que usted pide
—Oh, no es ningún problema, señorita... Banks— Alcanzó a leer Bruce en el gafete de la joven —Tuve un pequeño golpe de suerte, y logré encontrar lo que necesitaba
—¿De verdad? Qué bueno, justo minutos antes de que cerremos... ¿Dónde lo encontró?
—En el fondo del pasillo— Apuntó Bruce —Justo allá se encontraba, en una horrenda caja roída por los ratones
—¿De verdad? Debe ser un caso muy viejo el que este investigando, detective Barnett— Decía inocentemente la trabajadora —Esos casos en específico se archivan en esa zona cuando tienen más de 40 años de antigüedad
—¿40 ha dicho?
—Sí, y que suerte. normalmente cuando tienen esa cantidad de años, se toman a consideración para desecharlos...
—Bien... Quizá... Quizá tenga que quedarme con esto
La cara de preocupación en la trabajadora no se hizo esperar.
—Oh detective Barnett, me encantaría colaborar con esa investigación, pero temo que sólo el paciente de este expediente puede sacarlo de este lugar
—¿Y si el paciente ha fallecido?
—Tendría que ser un familiar
—... Un familiar, ya veo... Bueno, pues el único familiar que queda se encuentra indispuesto para firmar esos papeles ¿Qué te parece si...?
Momentos después, Bruce Wayne firmaba un documento en complicidad con la trabajadora.
—Muchas gracias señorita Banks, no tiene ni idea de lo que ha hecho para que este caso pueda avanzar
—No se preocupe, d-dudo realmente de que pueda reclamar por este archivo
—Esperemos eso entonces— Dejó la pluma en el escritorio , bajó un poco sus lentes y le guiñó a la joven —Nos veremos pronto entonces...— Sin nada más que decir y poniendo las mejillas de la trabajadora sonrojadas, Bruce dejó el Departamento de Archivo.
La joven se sentía un poco avergonzada por haberse ruborizado de esa manera frente al "Detective Bernett", pero es que le pareció atractivo. Sin nada más que pensar, miró hacía la hoja que había firmado, aunque sea para observar cómo era su caligrafía.
Pero sus nervios se pusieron de punta al ver el nombre escrito. "Arthur Fleck".
—¿Q-Q-Qué?— La chica quedó asustada, claro que todos en Arkham sabían a quién le pertenecía ese nombre, por supuesto que absolutamente todos. Miró de nuevo de forma consternada hacía la dirección a donde había ido el detective —...D-Dios... Por favor, lo que esté haciendo ese detective, cuídelo...
...
Descansaba en el suelo, bebía un poco de agua, había entrenado no por mucho tiempo, pero observaba sus nudillos magullados. A pesar de la noche como Batman había sido exitosa, no fue lo que esperaba. Fue incluso más agresivo contra los criminales esa velada en especifica.
Mira la botella plástica de agua, y la apretó contra su mano, volviéndola inservible.
¿Cómo carajos no iba a estar furioso después de lo que leyó aquella noche?
...
Bruce regresaba a su hogar después de la visita a Arkham. Antes de bajar del auto, observó nuevamente la carpeta, leyendo el nombre de Penny Fleck grabada en la pestaña. Él solía compartirle estos detalles a Alfred, cuando lograba dar con una nueva pista de un caso, más cuando se volvía un caso imposible para él.
Sin embargo, desde que casi había decidido investigar sobre el pasado de Fleck, no le mencionó ni una sola palabra a Alfred, y más cuando notó como este, en pequeñas maneras, intentaba saber que era lo que Bruce buscaba con tanta desesperación.
Bruce guardó la carpeta entre su gabardina, justo por esa misma razón, para evitar la curiosidad de Alfred. Salió y actuó natural ante él, preguntando que había de cenar y sobre qué tal se encontraba la delincuencia esa noche en específico.
Actuó completamente natural, hasta llegar al momento de entrar al estudio.
Sentado en su escritorio, con esa carpeta en sus manos, sus manos entrelazadas entre sí, sus nudillos en su mentón. No sabía exactamente a lo que se iba a enfrentar, pero algo cercano a él le decía que tenía que prepararse para cualquier cosa que pudiese haber dentro de esa carpeta de cuero.
Sin pensarlo más, la abrió, y sus ojos se dirigieron a las primeras hojas.
"DEPARTAMENTO DE SALUD DE CIUDAD GOTHAM - DIVISION PSIQUIATRICA"
Bruce frunció el ceño al leer esas palabras, era cuando todavía Arkham era un pequeño hospital psiquiátrico.
HISTORIA PSIQUIATRICA Y EVALUACIÓN DE PENNY FLECK
Este es el tercer ingreso de Penny Fleck y de muchos ingresos psiquiátricos para esta mujer blanca y soltera de 25 años, no admitida voluntariamente desde Gotham City. La paciente fue admitida el 11-2-52.
La queja principal de la paciente al ser admitida. "No he hecho nada malo" .
Historial Pasado: La paciente ha tenido múltiples ingresos psiquiátricos por abuso de drogas, psicosis delirante y personalidad narcisista.
Bruce resolvió una duda que realmente era muy obvia en ese momento: Que al menos uno de los progenitores de Joker fuera o ayudara en su declive a la locura. Siguió leyendo la historia clínica de la mujer, todo era sobre los ingresos a ese Hospital lúgubre. "Extremo comportamiento Bizarro" pudo leer en una de las notas. Nada fuera de lo "normal" mientras seguía hojeando, aunque se preguntaba cómo fue que a alguien así le permitieron trabajar con su familia.
Fue cuando al dar la vuelta a la siguiente hoja, encontró algo digno de su atención.
"Solicitud de adopción"
Sus ojos se entrecerraron y leyó esa solicitud de adopción con detenimiento. ¿Padres? Desconocidos, ya que fue abandonado. No fue difícil de deducir que ese niño adoptado fue Joker. Sin embargo, su mente se hizo una duda más.
"¿Porque hay una solicitud de adopción en un historial clínico de un paciente psiquiátrico?"
Sabía que podría servir de evidencia, pero si fuese así, tendría que haber una copia, y no encontraba la relevancia de ese papel en específico en esa carpeta. No fue hasta que dio la vuelta y se encontró con los recortes de periódicos.
Su estomago se revolvió.
Sus ojos observaban las viejas fotografías de una joven Penny Fleck golpeada, y un pequeño Arthur Fleck maltratado, más los títulos sensacionalistas en cada uno de los recortes.
"MADRE DE UN NIÑO ADOPTADO PERMITIÓ EL ABUSO A SU PROPIO HIJO"
"El hijo fue encontrado atado a un radiador en su apartamento, en un terrible estado de desnutrición, con diferentes marcas de maltrato físico por todo su cuerpo, señales de abuso sexual, y un severo traumatismo en su cabeza"
Bruce, a pesar de estar acostumbrado a tratar este tipo de crímenes, no pudo evitar pensar cómo fue que una vida llena de violencia desde muy temprana edad logró convertir ese pequeño y confundido niño indefenso al peor criminal que tuvo Ciudad Gotham en décadas.
Pero eso no era ninguna sorpresa para Bruce, caso así ocurrían y seguían ocurriendo. Y lo peor de todo es que a pesar de haber leído esa terrible información, seguía en el mismo punto.
Pero sus ojos notaron que había un par de hojas más, no podía perder nada con hacer eso. Dio la vuelta a la hoja y se dio cuenta que había mucha más información al respecto acerca de Penny Fleck.
"La paciente ha seguido teniendo casos de delirios psicóticos. Esta semana gritaba contra la pared incoherencias, tuvieron que sedarla.
Desde ese nuevo ingreso, la paciente no ha pasado de contar entre desilusiones que ella no había hecho nada malo, que todo eso estaba planeado por Thomas Wayne para ocultar un viejo romance que asegura la paciente que tuvieron en el pasado, y no paraba de asegurar que su hijo adoptivo es en realidad hijo de Thomas Wayne..."
A partir de ese segundo, Bruce dejó de leer el caso.
Se levanto en un acto de sorpresa. Estando un poco en shock por lo que acababa de leer. Permaneció así por menos de 10 minutos, tratando de asimilar lo que había leído en esa carpeta.
No tuvo palabras para pensar, sencillamente salió del estudio y sin dar aviso a Alfred, se dirigió a la cueva debajo de su mansión, se puso la piel del Murciélago, se metió en su auto y salió de ahí lo más pronto posible.
Aquella noche casi fue teñida de escarlata color sangre, la noche fue tan violenta para los delincuentes, que apenas escuchaban en qué modo se encontraba el Murciélago, preferían dejar de lado esa noche sus labores, o quizá el resto de la semana, pues a cada hombre que encontraba y provocaba un crimen, Batman lo tomaba y lo pisoteaba en golpes hasta dejarlo inconsciente. No tuvo una pizca de piedad por ningún bribón esa noche. En medio e de su agitada furia, pensó que pasaría si se encontraba con algún payaso de los que aterraban la ciudad. Y sin pensarlo, se contestó a si mismo que lo mataría. No faltaba poco para que algunos hospitales de Gotham empezaran a llegar los pocos criminales que pedirían ayuda médica, prefiriendo pasar un par de semanas en la cárcel que perder la vida aquella noche.
En un callejón, golpeaba a un tipo que intentó robar una pequeña tienda de joyas. Su nariz no paraba de sangrar y aun así recibía puñetazos. Hasta que el dolor tomó la sanidad de aquel hombre y provocó un desmayo, Batman lo dejó caer al sucio suelo. Estaba listo para dejarlo ahí y seguir por su siguiente víctima.
—¡Auch! Eso debió doler— Escuchó una voz femenina desde el callejón. Batman, al escucharla, se dio la vuelta, tratando de buscar el origen —Aquí arriba fortachón...— Su vista fue hacía arriba, y en una de las escaleras anti incendios, ahí se encontraba ella. Otra vez.
—¿Sabes?— La mujer volvió a hablar seguido de una enorme sonrisa —Tengo que confesarte algo: En realidad iba a robarme esa joyería, conseguir un poco más de brillo para mí, y una que otra cosa venderla tal vez, pero veo que estas un poco enojado, y prefiero no correr el riesgo— No se encontraba de un buen humor para siquiera conversar con ella, aunque ni siquiera iba a hacerlo a pesar de que lo tuviera.
—¿Que sucede? ¿Te comió la lengua el gato?— Volvió a hablar esa misteriosa mujer —Estas muy callado que de costumbre...
A pesar de que realmente no tenía ni una pizca de ganas de hablar con ella, su voz pudo formular unas palabras cortas pero letales.
—Tienes mucha razón... No corras el riesgo esta noche...
—Oh... Ya veo, hoy estas de mal humor... Bueno, debí suponerlo desde que casi matabas a ese tipo, en fin... Nos vemos otra noche, ¡Donde no estes de malas!
Sonriendo, y haciendo un pequeño sonido similar al de un ronroneo, la mujer salió de la oscuridad y decidió seguir con su camino arriba de los techos, al igual que un gato. Batman no dijo ni una sola palabra, solo dejó que ella se fuera de ahí, y aunque no lo demostró, sintió un pequeño arrepentimiento de no haber sido amable con ella.
...
Ese arrepentimiento seguía después de haber apretado la botella de agua. Bruce, sentado en su pequeño gimnasio personal, sólo en el momento de volver a pensar en esa mujer, sólo se había encontrado con ella dos veces, sólo dos veces, y esas dos veces se sentía ligeramente enclenque y frágil por dentro. Se preguntaba que era aquello que lo hacía sentir así.
Fue tanto que casi olvidaba el porque se había comportado tan brutal la noche anterior. De hecho, volvió a sentirse avergonzado de hablarle de manera tan grosera y cortante a esa mujer, a pesar de que ella misma le confesó que quería robar esa noche.
—¿Bruce? Bruce, ¿No descansaste?— Volteó la cabeza al escuchar la voz de Alfred, quién lo veía con sorpresa y sosiego.
—Tuve... Bueno, el Murciélago tuvo un par de dificultades esta noche
—¿Dificultades? ¿Qué clase de dificultades?
Bruce dejó escapar una pequeña risa.
—Dificultades, vas a escuchar mucho del Murciélago este día...
—¿Es acerca de...? Tú sabes quién
En parte, fue su pasado su culpa, o más bien, fue la madre de él quién provocó esas dificultades, pero no iba a decírselo a Alfred.
—Sólo diré que tuve mucho insomnio Alfred, es todo— Se levantó del suelo y fue hacía Alfred, dándole un par de palmadas y dirigiéndose fuera del gimnasio.
Antes de ir a darse una ducha, dio nuevamente una pequeña vuelta a su despacho. Volvió a ver la carpeta de Penny Fleck. Respiró profundamente y abrió de nuevo hasta donde había dejado de leer. Releyó nuevamente esos párrafos donde ella aseguraba que su hijo adoptivo era hijo de su padre.
—... Sólo estaba delirando— Bruce se dijo a sí mismo, convenciéndose de lo que todos se convencieron en su momento: Que Penny Fleck era una mujer loca, tan loca, que hizo daño hasta su propio hijo.
Por supuesto que guardó bajo llave esa carpeta, podía servirle a futuro, además, podría indagar en esa información con más calma.
En cambio, su mente estaba pidiéndole que investigara un nuevo caso, el caso de esa mujer de los tejados, que siempre aparecía en la oscuridad, aquella mujer felina.
Y sonriéndose para si mismo, se dijo que lo iba a hacer. Iba a investigarla y descubrir quién era.
Claro, sólo para darle una lección de justicia.
...
"One way, or another, I'm gonna find ya
I'm gonna get ya, get ya, get ya, get ya
One way, or another, I'm gonna win ya
I'm gonna get ya, get ya, get ya, get ya
One way, or another, I'm gonna see ya
I'm gonna meet ya, meet ya, meet ya, meet ya
One day, maybe next week
I'm gonna meet ya, I'm gonna meet ya, I'll meet ya
I will drive past your house
And if the lights are all down
I'll see who's around..."
— Blondie -"One way or another"
