35

Abrió sus ojos, no sabiendo exactamente dónde estaba. Simplemente miró a su alrededor, parecía no haber nada, hasta que se dio cuenta que estaba en un lugar parecido a un campo, era de día. Se encontraba bajo un árbol, y a lo lejos, una carretera, con su auto.

No importaba, no importaba realmente donde se encontraba, porque al final del día, ella era libre.

Respiraba el aire fresco lentamente, sus pulmones recargándose de oxígeno, sintiéndose plena, llena y feliz. Se recargaba en el suelo, sintiendo la naturaleza a su alrededor, casi convirtiéndose en una con ella. Oh si, eso era un verdadero entorno, no como la maldita selva de concreto cuyo aire era carbono.

Pero otra vez llegó el sentimiento de terror, más cuando miró a un policía a su lado.

—Hola, ¿Estoy molestando? — El policía preguntó a la chica que se relajaba a un lado del árbol. Ella miró instintivamente hacía las píldoras a un lado de ella, preguntándose si debía de esconderlas o decir que eran parte de un tratamiento.

—Oh, no, no señor oficial, yo sólo— Sólo fue un segundo en que la chica rubia miró hacía las pastillas y su mirada se dirigió nuevamente al policía, sólo para encontrarlo en la misma posición, con la misma sonrisa y el mismo porte, pero con una gran y horrible diferencia: En su cara yacía un enorme agujero en su cara, producto de una bala, y sangre brotando de esa herida por el resto de su rostro.

El grito de horror no se hizo esperar, se arrastró lejos del horrendo espectáculo.

—¿Señorita, se encuentra bien?

—¡No! ¡No! ¡No!— Nuevamente, sus "maldiciones", sus errores del pasado, ahí estaban frente a ella —¡No por favor ahora no!— Gritaba en voz alta, mientras intentaba ponerse de pie, pero una fuerza sobrehumana la obligaba a mantenerse en el suelo —¡No! ¡No! ¡No!

—¿Señorita? — El policía caminaba hacia ella con naturalidad, ignorando completamente la herida en su rostro —¿Ha estado consumiendo estupefacientes?

—¡Lo siento! ¡Lo siento! — Gritaba la chica, poniendo sus manos sobre sus ojos —¡No quería matarlo! ¡No quería! ¡Sólo quería asustarlos! ¡No quise! ¡No quise!

El policía, al darse cuenta de quién era, sacó su arma y apuntó a la mujer—¿Usted no era la joven que estaba secuestrada por el Joker?

Un grito ahogado la golpeó, regresándola a la realidad. O quizá debió de ser la caída al suelo.

No importaba, ya no sabía si era peor la realidad o el mundo de sus sueños. Harleen no tenía ni idea de que era mejor. Sus uñas, las cuales se habían arrastrado por su piel cuando dormitaba, ahora se encontraban arañando levemente las baldosas de madera.

Intentó levantarse del suelo, salió de su habitación y fue directo al teléfono, con sus manos temblorosas, tecleó un número telefónico y lo puso al altavoz, mientras sus pies se arrastraban hacía el baño. Abrió el espejo y observó todos los frascos color ámbar que eran parte de su receta médica.

Harleen tomó el de la esquina, el que menos debía de usar, el que sólo era para ocasiones "especiales", y tristemente, esa era una ocasión especial. El Lorazepam era su mejor amigo cuando estaba a punto de caer en un ataque de ansiedad. Harleen de vez en cuando lo comparaba con sus pastillas mágicas cuando la ansiedad la atacaba o peleaba con su amor, pero honestamente, extrañaba mucho las alucinaciones.

El teléfono sonaba aún, mientras que Harleen abría el grifo de agua y ponía una pastilla en su boca, seguido, hacía un pequeño cuenco con su mano, la llenaba de agua y se disponía a beberla.

No hubo contestación al teléfono, sólo la respuesta automática de la grabadora de voz del otro lado de la llamada.

"Hola. Esta es Joan Leland, lamento no responder su llamada, si desea dejar un mensaje, es aceptado después del tono. Gracias, hasta luego..."

Antes de que el "blip" llegara, Harleen corrió a su teléfono para colgar, pero demasiado tarde.

La llamada estaba corriendo.

—E-Eh... Hola Joan... S-Soy yo, Harleen... ¿S-Sabes qué? Lo siento... Lamento mucho haberte molestado a estas horas de la noche... Yo, bueno, me pasó algo sin importancia. Una pesadilla... Pero, es algo que quizá pude manejar, es que me dio mucho miedo, pero... Mi reacción fue exagerada, fue algo como llamar a la mamá en la noche llorando porque tuve un mal sueño... Lo siento Joan... Espero que podamos vernos pronto, ¡Claro! Cuando puedas, y quieras, y... debas... jeje... Buenas noches, adiós

Harleen colgó, sus dedos aun temblaban. Suspiró profunda y dolorosamente. Sería otra noche sin dormir.

Simplemente se dirigió a la sala de estar y encendió el televisor. No había mucho durante la noche con televisión abierta más que comerciales de productos que quizá funcionaban o quizá fueran una estafa. Lo que fuera, era muchísimo mejor que intentar volver a dormir al menos esa noche.

La posición en el sofá de Harleen indicaba que no, no lo intentaría. Harleen tenía sus piernas en el pecho, su mentón en sus rodillas y sus brazos abrazaban sus muslos mientras miraba al televisor.

Miró a la mesa por un momento después de ver 10 anuncios comerciales, mientras la señorita de la televisión recomendaba las nuevas pastillas dietéticas para bajar d kilos en una semana, Harleen observaba una pequeña libreta que Joan le regaló, algo que los pacientes en Arkham de citas subsecuentes solían usar para desahogar sus pensamientos.

Por un par de segundos se planteó la idea de escribir acerca de ese mal sueño, que vio la cara de aquel policía que mató por accidente en un atraco al banco y que sólo pedía perdón, pero era difícil hacerlo, más al ver que aún había rastros de lo que había provocado en su cara.

Pero al final, no lo hizo, no, prefirió escuchar sobre aquel aparato de ejercicio que ayudaba a estirar tu cuerpo. No lo hizo, por una simple y sencilla razón:

El también hacía eso.

El también descargaba sus sentimientos y pensamientos en una libreta, cuando no había otra manera de hacerlo.

Y ella no quería recordarlo, quería empezar a olvidarlo.

Pero con la sencilla comparación, provocó una guerra en su cabeza. Su cara se ocultó entre sus rodillas, y empezó a llorar amargamente otra vez.

No podía salir del departamento a menos que fuese acompañada, y era obvia la razón: Temían que ella saliera y empezara a buscarlo por todos lados. No había noticias sobre él en la televisión y en los periódicos que Joan le llevaba. Parecía como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra.

¿Qué si estaba desaparecido? Obvio habría noticias sobre eso, ¿Aún en Arkham? Ella misma lo hubiese sabido cuando aún estaba encerrada. La que más temía era que si estaba muerto, pero a pesar de que esa era la que le provocaba más terror, Harleen se autoconvencía de que no era así, ¿Por qué?

Porque Gotham estaría de fiesta.

Y cada vez que miraba hacia afuera, veía a las personas, y todas aun lucían como si fueran a un funeral todos los días.

Era su única esperanza.

Después de llorar por unos minutos, su mirada fue al televisor, para darse cuenta que en realidad esos minutos fueron horas, y el cielo negro se tornaba azul oscuro. Estaba por amanecer.

Su cuerpo resintió el cansancio, y ella se acostó en el sofá. Su mente volvió a traicionarla, llevándola a un recuerdo de cuando ella era aún la Doctora Harleen Quinzel con el paciente más difícil de manejar. Recordó que él le dijo que nunca había tenido una cama propia, que de niño dormía con su madre, pero que, apenas entró a la adolescencia, empezó a dormir en el sofá.

Harleen abrazó un cojín, y cerró sus ojos. Se dio el lujo de imaginar que ese cojín era él, y que ambos estaban dormidos en el sofá.

volvieron a correr en su rostro, y la eterna pregunta que siempre atormentaba su cabeza.

"¿Cuándo voy a dejar de llorar?"

...

La licuadora sonaba a todo volumen, mientras un par de manzanas estaban siendo trituradas dentro de esta. La música en la televisión estaba a todo volumen mientras que Harleen cantaba a la par de esta.

¡No te puedo escuchar con eso!

—¿Cómo que no puedes escucharme? ¡Yo te escucho bien! — Harleen gritaba al teléfono que estaba descolgado en la barra, del otro lado se escuchaba Joan —¡¿Escuchas la música?! ¡Suena genial!

¡Por favor Harleen! ¡Bájale el volumen a ese ruido!

—¡Cómo tu digas!— Haciendo caso, detuvo la licuadora y apagó el televisor. Rápidamente su mano fue al teléfono y lo puso en su oreja —¡Listo Joan! ¡Estoy lista para escucharte!

Sólo quería saber si estarías en casa...

—Claro que lo estoy, recuerda que no puedo salir de casa sin autorización, ugh, es como Arkham pero con un baño y cama decente, y comida rica— Y al termina de decir eso, empezaba a beber directo del vaso de la licuadora —¿Por qué? ¿Algo va a pasar?— Preguntaba con la boca llena de leche y manzanas a medio triturar.

No Harleen, más bien, haré una visita rápida, ¿No estas ocupada para poder visitarte?

—¿Mmm? ¿Una nueva visita en menos de un mes? ¡En lo absoluto!— Volvía a beber de la jarra, sorbiendo su intento de licuado—¿Por qué? ¿Va a pasar algo importante?

Nada va a pasar Harleen, tranquila... Hablaremos de un par de cosas, ¿Vale?

—¡Okay! ¡Te espero! ¡Haré un par de cosas para el desayuno!

Oh, no por favor, no te molest—

—¡Perfecto! ¡Te veo pronto!— Harleen colgó y se maldijo un poco porque tendría que gastar más en comida, pero como se trataba de Joan, de la que fue ángel de la guardia en Arkham, no le pesaba en absoluto. Decidió recibirla con pancakes, así que se puso a preparar la receta lo más pronto posible.

Joan, del otro lado de la línea, colgó el teléfono de forma resignada.

—Esto es una locura...— Dijo mientras llevaba un par de sus dedos a sus labios, en una forma de exteriorizar su preocupación.

—Nada más ni nada menos, la necesitaremos...— La voz desagradable de Jeremiah escucharon los oídos de Joan, el cual la estaba dejando harta —...Es sumamente importante para nuestros planes

—¿Tan siquiera tiene aprobación de la policía? ¿La autorización para esto?

—No la necesitamos...

Suspiró Joan de decepción y desesperación. Lo que Jeremiah tenía en mente era una completa demencia, era para volverse loco, algo que aterraría a los demás. Pero dentro de la lógica de su cabeza, era un excelente plan.

—Así que vaya de una vez a la casa de Harleen y explique... El evento del cual ella fue invitada...

Sin otra cosa que decir, el Dr. Adams salió de la oficina de la Dra. Leland, la cual se llevó una mano a su frente, y su codo reposó en el escritorio. No tenía ni idea de como plantearle esto a Harleen siquiera.

Cerca de ella había un periódico, la primera plana era sobre un motín en Blackgate, provocando la fuga de al menos 30 prisioneros, y en otra plana era sobre aquello que tenía completamente a Arkham en parálisis, pero trataban de fingir que no pasaba nada. Al menos eso era lo que Joan intentaba frente a Harleen.

Todo fuera por su salud mental.

...

Los pancakes se encontraban resguardados para que no perdieran el calor, había vuelto a hacer licuado de manzana, especialmente para Joan. Y mientras la esperaba pacientemente, había encendido el televisor, pero algo que había visto en el televisor le había confundido, fue algo que prefirió no prestar atención, o al menos, ignorarlo hasta preguntarle a Joan que qué había sido eso.

Así que, evadiéndolo desde la madrugada, Harleen se dispuso a escribir en el diario. Su caligrafía seguía siendo la misma, tan femenina, y le gustaba escribir con bolígrafo rojo, porque parecía que escribía cartas de amor trágicas.

"...Se que no todos tenemos la oportunidad de empezar desde cero, pero ¿Que ocurre cuando no quieres aprovechar esa oportunidad? ¿No pasa nada malo, verdad?"

La puerta hizo toc toc, y provocó que sus sentidos se alteraran.

—¿Quién es?— Gritó Harleen en voz alta. Muy eufórico por cierto.

—¡Es Joan, Harleen!

—¡Ah!— Se levantó de la mesa con mucha emoción, y sin verificar por la mirilla, fue a abrir la puerta. Estaba Joan del otro lado.

—¡Joan! — Harleen abrazó a Joan muy emocionada y entusiasmada —¡Me alegra tanto que estes aquí! ¡Saber que vendrías alegró mi mañana!

—Harleen, que... Que más afectiva bienvenida, yo—

—¡Ven! Hice de desayunar pancakes de avena y licuado de manzana— Jalando a Joan, hizo que ella se sentara en la mesa —No es por nada, pero me ha quedado delicioso— Harleen corría por la bandeja de los pancakes, y la dejaba frente a Joan —Seguí una receta que vi en televisión

—Harleen...

Harleen dejaba la mermelada de fresa y miel sobre la mesa —La recreé hoy, espero que sepan dulces, no tenía mucho azúcar y tuve que usar un poco de miel, aunque espero que la avena no haya hecho los pancakes muy pesados, yo pienso que—

—Harleen, yo... Agradezco que hayas cocinado por mí, pero... Son las 4 de la tarde...

Harleen, levantando una ceja confundida, miró hacía el reloj y observó la hora. Tuvo un pequeño lapsus de vergüenza, pero intento actuar como sí no fuera así.

—¡El tiempo pasa volando cuando haces lo que amas!— Terminaba la frase mientras servía dos vasos de licuado en la mesa —No es como que si yo fuera una fanática de la cocina, pero este ha sido el único pasatiempo que puedo tener dentro de casa...

—Oh Harleen— A Joan le preocupaba mucho como Harleen sobrellevaba el confinamiento, sabía que ese no era parte del trato al dejar Akrham, pero al menos era muchísimo mejor que la prisión hecha hospital psiquiátrico en la de Harleen vivía —N-No te preocupes, puedo comerlo como postre...

—¡Esa es la actitud!— Gritaba Harleen exageradamente para seguir ocultando su vergüenza. Ambas mujeres empezaron a comer los pancakes de avena. Mientras Harleen comía con singular alegría, orgullosa de la obra de arte gastronómica que había creado, Joan aún pensaba seriamente como plantearle lo que Jeremiah ordenó.

Era incoherente, pero según el Director del Hospital de Akrham, "era la mejor de las ideas en beneficio de Arkham en los últimos años".

Tomando con un poco más de fuerza el tenedor que estaba sosteniendo, del cual un pedazo de pan caliente y esponjoso estaba clavado, Joan mordió sus labios antes de continuar.

—Vaya Harleen— Joan dio una mirada alrededor del pequeño departamento —Sabía que este lugar era un chiquero, pero Harleen, has hecho que este sitio resplandezca

—Sí, bueno, si uno tiene todo el tiempo del mundo, no creo que quiera pasar en mi propia jaula de oro siendo una pocilga— Harleen bebió de su licuado hasta al tope.

—S-Sí...— Joan no supo que más decir respecto a lo último, Harleen no era tonta, sabía que aun estaba siendo aislada dentro de ese departamento por seguridad de los demás, pero prefirió cambiar de tema antes de que ese escalara.

—¿Has planeado algo más en mente Harleen? Quizá a dedicarte a algo o...

—Ay Joan— Harleen no pudo evitar dar una carcajada al escuchar esa propuesta —Ha sido un buen chiste. Tú sabes que no tengo mucho que hacer, sabes que no puedo volver a ser doctora. El programa que Arkham inventó para mi me está ayudando un poco, pero creo que empezaré a buscar un trabajo de verdad... Claro, con su autorización...

Harleen rodó sus ojos y jugueteaba con su comida, realmente odiaba no tener su libre albedrío del todo libre.

—Quizá lo hagan Harleen, ten Fe

—Ya perdí la Fe desde hace tiempo...— Harleen dijo metiendo una buena rebanada de pancake en su boca. Joan no sabía cómo seguir aquella conversación. Simplemente decidió escupirlo, porque no podía más

—Harleen, vine aquí porque te tengo que contarte algo importante— Sus nervios los canalizaba en sus dedos mientras tomaba con ambas manos su vaso. Harleen observó ese detalle y seguía comiendo como si no le tomara importancia.

—¿Oh sí? ¿Qué es?— Harleen preguntó con poca curiosidad, ya que siempre que Joan tenía algo importante que decirle eran cosas que realmente no tenían importancia o malas noticias, prefería no tener expectativas al respecto.

Joan, tomando un poco de aire, continuó:

—Veras Harleen, sabes que la situación con el Gobierno y el área de la Salud no ha sido nunca la mejor—

—Lo sé, desde que entré al Internado lo miré con mis propios ojos— Harleen sonrió, recordando esas malas memorias de su primer día como Psiquiatra. Joan prosiguió:

—Sí... La relación nunca ha sido la mejor. Así que estamos tratando de hacer algo en el hospital para poder reunir un poco de dinero. El Asilo Arkham está volviéndose horrible y tendrán que arreglar muchas cosas

—Entre ellas la seguridad— Harleen soltó una carcajada después de su comentario sarcástico, pero paró miró a Joan seria y decidió retractarse —¿Cuál es su idea? ¿Van a hacer sorteos de Navidad? ¿Venderán galletas hechas por los pacientes de Akrham?

Joan, regresando una sonrisa a su rostro, empezó a hablar su plan:

—Haremos un evento benéfico para recaudar fondos.

—¡Oh! ¡Eso suena bastante bien! ¿Una obra de teatro? ¿Los pacientes serán los actores?

—C-Claro que no Harleen, haremos una noche de gala

Harleen en ese momento paró de comer y frunció el ceño, parpadeó, intentando asimilar lo que había escuchado.

—¿Noche de gala?

—Por supuesto, será una gran fiesta, muchas personas influyentes y magnates ya han confirmado su asistencia. Estoy segura que será un éxito— Joan decía con mucho orgullo, Harleen sólo rodaba lentamente sus ojos confundida.

—E-Eh, linda forma de decir que tendrán una fiesta muy lujosa... ¡Bueno! ¡Les deseo lo mejor! ¡Les daré mi bendici—

En ese instante, Joan se levantó rápido de la mesa y fue hacía su bolso, abriéndolo, sacó una pequeña invitación de color azul marino con toques dorados, y con una mezcla de nerviosismo y emoción falsa, estiró su mano con la invitación a Harleen.

—Estas invitada a esta gala, Harleen

Harleen miró a la invitación, después a Joan, de vuelta a la invitación, e hizo esta acción por al menos cinco veces. Soltó una pequeña carcajada incrédula.

—Joan... ¡Vas a quitarme mi trabajo como Arlequín! ¡Esto... Hasta puedo considerar esta broma de mal gusto! ¡Pero esas son las mejores!

—Harleen, no es una broma, no estoy jugando, es verdad. Hemos tenido un comité y entre todos decidimos que sería buena idea que nos acompañaras... ¿Qué dices Harleen?

La ex criminal tomó la invitación en sus manos y la abrió, observó atentamente dentro de esta los detalles, la fecha, lugar y hora. ¿Era enserio? ¿Acaso esas personas habían perdido la cordura? ¿O se les olvidaba a quién estaban tratando?

Soltando una carcajada a medias, Harleen cerró la invitación y la dejó en la mesa, pasándola a Joan.

—Joan, que linda forma de considerarme para esto, y adoraría mucho ir a una fiesta, pero...No, tengo que rechazar esta invitación

—¿Qué dices Harleen? ¿Por qué no?

—J-Joan... ¿Has pensado que es lo que pensaría todas esas personas importantes, ricachonas e influyentes al enterarse de que Harleen Quinzel, conocida como Harley Quinn, la famosa ex psiquiatra, ex criminal y ex paciente de Akrham va a estar metiendo sus narices en sus copas de vino?

Joan tragó saliva. Todas y cada una de las palabras de Harleen tenían razón, si ella iba a ese evento, ni siquiera quería pensar hasta donde llegarían las consecuencias. Pero las ordenes las tenía que seguir.

—Harleen... No lo veas así—Joan volvió a hablar en un tono de voz comprensible, intentando convencer a Harleen de ir— Estas personas de alguna manera tienen la idea de que irás a ese evento, y tendrás que hacerlo, pues el comité quiere ponerte como una de sus invitadas de honor

—¿Que? ¿Invitada de honor?— Harleen movió la cabeza en confusión —¿Por qué yo seria una invitada de honor? — Preguntó con burla y apuntándose a si misma.

—¡Sí! Muchas personas quieren conocer tu historia de superación, como es que un paciente psiquiátrico pueda superarse a sí mismo, saber sobrellevar su enfermedad con valentía y furor, eso es algo que a las personas les inspira

Harleen volvió a quedarse sin habla, moviendo sus manos en señal de negativa, quiso poner los pies de Joan en la tierra, un poco irónico, cuando ella era quién lo hacía.

—Joan... Tú sabes que yo no soy un paciente psiquiátrico "normal", Dios Joan... Yo fui Harley Quinn, ¡Yo fui la novia del peor criminal de toda Ciudad Gotham! ¿Te das la idea de lo que eso puede causar? ¿Tan siquiera los millonarios que ya confirmaron su asistencia están realmente informados que estaré ahí? ¡Dios Joan! ¡Pueden ser los mismos millonarios a los que amenacé de muerte alguna vez!

Harleen se levantó de la mesa indignada, completamente con la razón, caminó hacía la ventana, intentando ignorar todo lo que había escuchado. Eso era estúpido, era ilógico, y eso lo podía esperar de cualquier persona, ¿Pero de Joan? Claro que no.

Algo andaba mal.

—Harleen, espera un poco y relájate, esto será mucho más fácil e increíble de lo que piensas que será. A todos se les dijo sobre tu posible presencia y aun así quisieron asistir. Venga Harleen... —Joan puso una de sus manos sobre el hombro de Harleen— Se que es difícil aún para ti hacer esto, pero puedes intentarlo, puedes ir y hacerlo. Yo estaré a tu lado para que te sientas más segura. ¿Vale?

Con la presión de su ex colega sobre ella, insegura de lo que iba a decir, Harleen no le quedó de otra que aceptar.

—Esta bien, esta bien— De mala gana y a regañadientes, aceptó —Si, si voy a ir, ¡Pero advierto que yo no tengo ningún vestido lujoso que pueda usar para ese lugar! ¡Así que voy a pedir permiso para ir a comprar aunque sea uno de segunda! ¡Y si no me dan ese permiso saldré a robarme uno!

—C-Claro que sí Harleen, ¡Digo! ¡Claro que se te otorgará un permiso!— Dijo Joan un poco sorprendida por la "amenaza" de Harleen —¡No te preocupes por ello! Quiero que no te preocupes por el dinero, nos encargaremos de que luzcas espectacular esa noche. Susanne te acompañará a comprar vestidos en Boutiques refinadas, te llevará con un estilista para que te veas glamurosa...

—¿Qué? ¿Susanne? ¡¿Susanne?! ¡No! — Harleen se cruzó de brazos, a pocos segundos de volverse furiosa—¡¿Por qué esa perra querrá acompañarme?! ¡Quizá lo haga para burlarse de mí!

—No, te juro que Susanne ha cambiado en este tiempo, te juro que ella se siente mal por haberte hecho esas cosas antes, y quiere aprovechar para pedir una disculpa contigo...

—Hm... Claro que sí, más ahora que se cómo "dormir" a la gente con girar su cuello...— Harleen murmuró en voz baja para sí misma.

—¿Cómo Harleen?

—¡Que esta bien! ¡Esta bien! ¡Iré con Susanne! ¡Pero...! ¿Por qué dices que no deba de preocuparme con el dinero? ¿Qué no se supone que el hospital está en quiebra?

Joan quedó muda al escuchar eso. Era obvio, Harleen estaba sospechando de que no había algo bien con esa invitación.

—Jaja, no Harleen, las cosas no son así, ¿Porque crees eso? C-Cuando me refería a que no te preocuparas por el dinero, era a que Susanne se encargaría de ello. Ella se ha casado con un hombre de dinero, y ella tiene una tarjeta de crédito negra o dorada, no sé cuantos miles de dólares sean. Pero escúchame: Por el Dinero no te preocupes, ¿Vale?

—¿Se ha casado? ¿Quién quisiera casarse con esa horrible perra? ¡Debe de ser un hombre anciano a punto de morir para que...!— Harleen volvía a burlarse de la situación hasta volver a notar la cara seria de Joan. Rodando los ojos, tuvo que volver a aceptar la situación, a pesar de seguir estando reacia a la situación —Está bien, está bien, creo que si acepto...

—¡Oh! ¡Muchas gracias Harleen! No puedo esperar a que pasen las tres semanas.

—Ni yo... Creo...

Unos momentos más tarde, junto con otra plática (Incomoda para Harleen, ya que el tema de la fiesta ahora abarcaba su cabeza) entre las dos, ella mencionó que necesitaba ir al baño.

En el momento que Harleen cerró la puerta del baño, Joan dejó escapar un suspiro fuerte.

Definitivamente si las cosas no saldrían como Jeremiah pensaba, iba a ser un absoluto desastre. Y le pesaba más tener que ser parte del circo del que Jeremiah estaba creando.

Mientras pensaba como hacer eso menos horrendo para Harleen, observó su libreta, la cual se le había dejando desde el primer día que empezó a vivir ahí. Giró su cabeza hacía atrás y se aseguró que Harleen estuviese realmente muy ocupada.

Sus rápidamente sin mover el cuaderno de lugar abrieron la libreta. Quizá y Harleen si estaba preparada para eso, si estaba preparada para salir, quizá...

"Oh no" El pensamiento de Joan fue al ver las primeras líneas de la libreta. Harleen no estaba ocupando la libreta como una forma de expresar sus emociones y pensamientos.

La estaba usando para redactar cartas de las cuales nunca iban a ser enviadas: El principio de la hoja iniciaba con un: "Querido Sr. J..." más lo que había hecho Harleen ese día.

Querido Sr. J:

¡Dios! ¡Estoy tan aburrida el día de hoy! ¡Intente ver televisión pero es tan aburrido, no hay mucha variedad! A veces siento que los canales se repiten mucho a propósito, pero eso debe ser parte de mi cabeza, ¿Verdad?

Hoy vi 2 veces la misma película, ¡Pero eso es extraño! ¡Dijeron que no iban a repetirla! Aparte, creo que vi las mismas noticias que ayer, ¿Es muy extraño? ¿No lo crees pudin? ¿Debería de golpear el televisor hasta conseguir canales decentes? Un día lo haré, ¡Espero no pasarme de la raya!

Joan movió otra hoja, de otra fecha.

Querido Artie:

Hoy aprendí a hacer galletas de hombre de jengibre, se que todavía no es Navidad, pero recordé que esa era una de tus recetas especiales cuando cocinabas para Penny, ¿Verdad?

¡Ups! Perdón por mencionarla, ¿No estas enojado conmigo, verdad pudincito?

Te extraño mucho por cierto, dame una señal de que aún estas aquí, ¡Unos malditos enfermeros en Arkham me decían que habías muerto! ¿Verdad que eso no es cierto, pudincito? :(

Te voy a seguir esperando, pudín, hoy vi una película de Charles Chaplin, y estaba esa canción que tanto te gusta, la terminé cantando a todo volumen cuando terminó. Oh pastelito, recordé nuestros días cuando bailábamos juntos...

Joan movió otra hoja más. Sus cejas se curveaban de consternación, todo era lo mismo, todas eran cartas al Joker.

Logró llegar a la fecha de ese día, y se puso a leerla también.

Querido Arthur:

¿Te soy sincera? Me estoy sintiendo muy sola y deprimente aquí... Se que debo de hacer caso a lo que dice Joan, de ver con alegría esta nueva oportunidad, pero me estoy deprimiendo mucho. Estoy teniendo muchas pesadillas, pudín, sueño mucho con las personas a las que mandamos el infierno alguna vez. Hoy soñé con el policía que había matado por accidente en uno de nuestros atracos, ¿Si recuerdas cuál? Aquel el cual te burlaste de mí por sentirme mal por haberlo matado, cuando decías que yo eRA MUY DÉBIL PARA ESE TRABAJO, CUANDO NO ERA DÉBIL ¡NO LO ERA! ¡NUNCA LO FUI! ¡Y SIEMPRE ME DECÍAS QUE YO ERA DÉBIL PARA ESO! ¡SIEMPRE LO DECÍAS!...

Unos garabateos llenos de ira se podían ver por debajo de lo escrito, y después de eso, la caligrafía de Harleen continuaba.

...Pero en fin, volví a soñar con ese policía. Me sentí mal e intenté llamar a Joan, pero me arrepentí, Me tome la pastilla mágica de Joan y quise dormir, pero no pude. Quise escribirte una carta pero no quise hacerlo, mejor me dormí en el sofá como solías hacerlo antes de que te convirtieras el Sr. J y fingí que ahí estabas...

Oh pastelito, esto de ser ciudadana normal no es lo mío... Mi alma, mi corazón y mi cuerpo te extrañan como no tienes idea... Y tu no me das ni una sola señal...

¿Me prometes que cuando escapes de Arkham vas a venir por mí? ¿Verdad que lo harás, pastelito? Todo el mundo me dice que me trataste mal... Y qui-quizá tengan razón, pero no era tu intención, ¿Verdad papi? Me dijiste que me amas, ¿Todavía me sigues amando, pudín? :(

Oh pudincito...Se que no todos tenemos la oportunidad de empezar desde cero, pero ¿Que ocurre cuando no quieres aprovechar esa oportunidad? ¿No pasa nada malo, verdad? ¿Verdad que puedo volver contigo y nada malo va a pasar? Te sigo esperando :("

...

¡Ah! ¡Por cierto! ¡Hoy vendrá Joan y aprendí a hacer pancakes de avena! ¡Espero hacerte unos algún día! Me pregunto que es lo que Joan querrá decirme hoy...

Con sus dedos temblando, Joan cerró la libreta apenas escuchó el ruido del baño. Se sentó en el sofá y fingió no haber leído el diario de Harleen.

Harleen volvió a la sala, sin tener idea que sus mas íntimos pensamientos habían sido descubiertos.

—¡Bien! ¿Cuándo la mosquita muerta de Susanne vendrá por mi para ir de compras?

Joan casi no respondía a la pregunta de Harleen ya que aun se encontraba impactada por las letras que acababa de leer.

—A-Ah, y-yo le avisaré y yo te llamaré por teléfono Harleen, no te preocupes por eso...

Harleen sonrió de mala gana. Joan intentó corresponderle a esa sonrisa.

Joan tuvo que decirle a Harleen que tenía que irse, que todavía tenia pendientes que hacer sobre la gala. Harleen dijo que estaba bien y que intentaría animarse por la fiesta.

En cuanto Joan salió del departamento y sintió la puerta detrás de ella cerrarse, Joan se consternó.

—Esto es un maldito error... Esta invitación es un maldito error— Se dijo a si misma y siguió caminando por el pasillo hasta llegar al elevador. Cuando entró al elevador y las puertas se cerraban, Harleen abrió la puerta para asegurarse de que se había ido.

La había espiado antes de que se fuera. Harleen cerró la puerta y se metió dentro de su departamento. Observó entonces la libreta en su mesa, la cual estaba movida de lugar. Caminó hacía ella y abrió las últimas páginas.

Harleen miró hacía la ventana y vio a Joan adentrarse en su auto.

—Joan, no sabía que eras una fisgona— Cerró con su palma su diario —Si vas a ser una fisgona, ¡Entonces yo también lo seré!

De mala gana, dejó la libreta en la mesa, tomó el plato y el vaso que fueron de Joan y con furia, los aventó fuera de la ventana. Asomó su cabeza, pero el auto de Joan ya se había ido, sólo quedaban el plato y vaso rotos en el espacio donde debería de haber estado.

Harleen volvió a escribir en su diario.

"Pudín... Hoy me vino a visitar Joan, y me dijo cosas raras

Pero puedo decirte que es una mentirosa, ¡Es una puta mentirosa! ¡Ya no la quiero! ¡QUE SE VAYA AL CARAJO!"

Volvió a rayar su libreta como una forma de canalizar su furia. Respiró profundamente, dejó escapar el aire y carcajeó.

¡Sólo iré a su maldita gala para arruinarla! ¡Eso haré! Yo... Oh pudin... Ojala pudieras estar conmigo para que veas lo que tengo en mente..."

...

"All my life I've wanted to be somebody, and here I am.

I know what I've got, and there ain't nobody gonna take it away from me.

So let me tell ya what I am!"

I'm a red-hot fox. I can take the knocks

I'm a hammer from hell. Honey, can't you tell?

I'm the wild one. Yes, I'm the wild one

I'm a touched-up freak on a winning streak

I'm gonna own this town. You can't hold me down

I'm the wild one. Yes, I'm the wild one"

— Suzi Quatro – "The wild one"