36
Eran raras las ocasiones en las que salía, pero cuando lo hacía, siempre tenía que ser con un permiso especial.
Era extraño, ella ya era alguien con su propio certificado de salud mental, alguien que ya podía tener su propia reinserción a la sociedad, ya se suponía que podía hacer cosas como conseguir su propio trabajo, conversar con otras personas, incluso ir a la tienda y comprar la comida necesaria para vivir en la semana.
Pero al parecer, Harleen era un caso especial, alguien que, a pesar de que ya no era apta para Arkham, todavía "no alcanzaba" aquellos privilegios de una persona normal, y por ello, ella necesitaba de esos malditos permisos.
No cuestionó a Joan cuando le explicó eso, porque sabía que si lo hacía, no iba a recibir una respuesta coherente de su parte. Y aquel día era un día "especial", pero no planeaba usar su permiso de esa manera.
—¡Harleen! ¡Nos alegra tanto que te hayas animado a ir a la gala!
Esa voz irritante, deseaba no escucharla, pero ahí estaba Susanne a un lado de Harleen, ambas caminando por uno de los centros comerciales más lujosos de toda Ciudad Gotham, una más entusiasmada que la otra.
Harleen se encontraba distraída, sumida en sus pensamientos, y la voz aguda y falsa de Susanne la hacía regresar a su presente. Sabiendo que no podía seguir usando sus pensamientos para huir de su realidad, su cara se encontraba llena de seriedad, pero también tranquilidad, o al menos así intentaba fingir estarlo.
—Bueno, me ataron básicamente
—Oh Harleen, ¡¿Siempre has sido así de sarcástica?!— Susanne rio de forma tan exagerada, que Harleen podía identificar una risa falsa y una risa genuina. Una extraña habilidad que había conseguido en aquellos días lejanos cuando ella era Arlequín.
—No...— Suspiró, en un susurro tan bajo, que Susanne no la escuchó.
Ambas se encontraban en aquel lugar, por una razón sencilla: Era para buscar aquel vestido de lujo para Harleen, por órdenes de Joan. Pronto, las dos estarían dentro de una boutique especializada en vestidos de gala y ropa fina de diversas marcas de las que Harleen, ni siquiera pudiendo llegar a ser una doctora exitosa, podría costearse algún día.
Dentro de la tienda, Susanne había elegido muchos vestidos, y a pesar que Harleen le pidió que no, también eligió algunos vestidos para ella. Harleen estaba usando un vestido que Susanne escogió para ella, sin importar su opinión. Era un vestido blanco, algo que no tenía muchos pliegues, lo cual lucía como algo para dormir, pero muy lujoso (Y probablemente costoso).
—Dios Harleen, mírate con ese vestido
Susanne decía muy emocionada de ver a Harleen en ese vestido, pero ella se notaba incomoda en este, en sí toda esa salida en especial era incomoda para ella.
El vendedor que las atendía decidió ayudar a ambas mujeres acerca de la elección de los vestidos, ayudándolas con las marcas y el estilo de estos—Le queda precioso este vestido, este vestido es de—
—Dior, ya lo sabía— Susanne interrumpió al vendedor, y ambos rieron —También pienso que es tan hermoso, ¿No lo crees, Harleen?
No hubo comentarios al respecto sobre Harleen, lo cierto era que Harleen no quería comentar, pues en el fondo sabía que ni la iban a dejar elegir su propio vestido para esa ridícula gala.
Susanne llegó atrás de Harleen lentamente y la tomó de sus hombros —¿Qué opinas de este vestido Harleen? ¿No te gusta?
—Es... No lo voy a negar, es bonito, pero...— Harleen iba a intentarlo, a dar su opinión, esperando a que fuera rechazada.
—¿Pero?
—No creo que esto sea para una gala. Más bien, parezco una novia a punto de casarse, o—
—¿Una princesa?
—¿P-Princesa?— Harleen se desconectó del mundo por unos segundos al escuchar eso.
Una palabra tan sencilla, hasta incluso infantil para algunas personas, pero para Harleen era todo lo contrario. Recordaba el significado de Princesa del que sólo ella y otra persona más en ese mundo conocían.
"El Príncipe Payaso del Crimen debe tener a una Princesa a su lado para que lo ayude a gobernar su reino... Creo que eres la indicada para este cargo importante"
—¿Harleen?
Otra vez parpadeó.
Su estómago estaba hundiéndose y su corazón iba a toda hora. Pero intentó serenarse, y usar una mascara figurada para aparentar que todo estaba bien, aunque no lo fuera.
—Si, una princesa, pero no, este no, prefiero usar otro vestido...
No pasó mucha cuando Harleen estaba en una bata de seda buscando por la Boutique mientras que Susanne elegía tercer vestido para ella misma,
—¡Tantos vestidos Harleen, y no puedes escoger alguno!
—Es que son muchas opciones...
—¿Oh sí? ¿Y cuáles son tus opciones?
—Bueno, yo... Realmente mis opciones son cero
La voz de Harleen se sentía desinteresada y desconectada, como si ella no quisiera estar ahí, cosa que era verdad. Susanne ni siquiera escuchaba eso, sólo se animaba a jalar otro vestido caro para ella misma.
—Perdón que las interrumpa...— El vendedor se acercó al par de mujeres, notando el estrés en la chica con la bata de seda —¿Están abiertas a la opinión?
—¡Por supuesto!— Susanne habló entusiasmada, casi contestando por ambas —Si es para ella mejor— Apuntaba con los vestidos en sus brazos a Harleen. Ella estuvo a punto de negarse a la ayuda pero el vendedor se adelantó.
—¡Perfecto! He encontrado un vestido que tal vez pueda funcionar en ti
Harleen y Susanne siguieron al vendedor, preguntándose cual era ese vestido del que decía.
—Tienes una hermosa figura, no tienes que ocultarla, tienes que lucirla. Tienes que mostrar esas caderas y esa cintura, y para ser honestos, el vestido de Dior sólo estaba las líneas de tu cuerpo
Las mejillas de Harleen se sonrojaron al escuchar eso, no pudo evitar sentirse halagada. Un año después y aún conservaba su atlética figura.
—Bueno, ahora sí estoy entusiasmada por saber cuál es el vestido del que usted habla— Admitió con ligera emoción, cosa que entusiasmó más a Susanne. El vendedor empezó a buscar en un enrome aparador, hasta que encontró el vestido, lo sacó entre todos y lo mostró a Harleen.
Tal como lo había dicho el vendedor, el vestido era encantador, un estilo singular, pero precioso, confeccionado por un corsé con doble tirantes, los primeros eran altos y los otros de hombros caídos, y de ese corsé colgaba una enorme y larga falda pomposa llena de holanes. Sin contar los destellos, que se encontraban a lo largo de toda la tela, discretos pero no pasaban desapercibidos.
El vestido era hermoso, era perfecto para ella. Pero de sólo ver el color, Harleen se dio cuenta que sería un gran problema.
"Oh no..."
Rojo, el color del vestido era rojo.
Susanne y el vendedor quedaron esperando algunas palabras de parte de Harleen, esperando una respuesta positiva, pero ella aun se encontraba sin habla, ¿Qué se supone que debía de decir?
—Oh... Es... Lindo...
Habló con dificultad, cosa que Susanne ignoró.
—¡Dios Harleen! ¡Es espectacular! ¡Es hermoso! ¡Deberíamos de llevárnoslo!
—L-Lo es, p-pero...
—¿Pero?
Harleen miró a Susanne y después al vendedor, carraspeó un poco sin querer.
—... ¿Lo tiene en algún otro color?— Harleen preguntó con un poco de preocupación, intentando maquillar esa preocupación con interés.
—Lo tenemos en negro y blanco, pero este que le estoy mostrando es único, ¡Y no es por presión! ¡Pero está en oferta!
A pesar de las palabras del vendedor, Harleen si sentía eso como una total presión. No podía, por mas bello que fuera ese vestido, y aunque costara sólo un dólar, no podía aceptar ese vestido.
Era un completo recuerdo de "su vida pasada".
—Harleen, ¿Por qué no lo quieres? ¡Es perfecto para ti!
—Susanne, tú sabes que yo no puedo usar ese vestido, no puedo, no debo y no quiero. Muéstreme el Blanco y Negro por favor.
Después de probarse el vestido que Harleen quería, y de comprarlo junto con los accesorios y zapatillas, salieron de la tienda de vestidos.
—¡Oh Harleen! ¡Que bárbara! ¡De verdad que bárbara! ¡Me sorprendes, me sorprendes completamente!— Susanne decía en tono exagerado, cosa que irritaba a Harleen pero se estaba medio acostumbrando a ese tono de voz de Susanne.
—¿Qué he hecho para sorprenderte?
—¡Negar un vestido tan hermoso como ese!
—Sólo es un vestido...— Harleen se encogió de hombros, mientras que Susanne seguía exagerando con sus expresiones—...Si te gustó mucho, puedes comprarlo para ti...
—Ay no, a mí no me queda, al menos pude comprarme tres vestidos más, mi esposo tiene unas futuras fiestas... Pero... ¡Dios mío! Enserio que tienes buen gusto Harley, ¡Pero de verdad! ¡Es increíble que te hayas negado a un vestido tan bello! ¡¿Por qué te negas—
—¿Q-Que dijiste?— Harleen interrumpió a Susanne tan súbditamente que ella no esperaba que Harleen hablara en medio de la conversación, al menos no con ese tono de voz que tenía pequeños toques de hostilidad.
—O-Oh, yo sólo dije que es increíble que te hayas negado a—
—Eso no, idiota, ¿Cómo me llamaste?
Susanne permaneció pensativa por tres segundos, haciendo recuento de sus palabras, hasta darse cuenta de su error. Quedó callada al escuchar la agresividad en las palabras de Harleen. Pero los ojos azules de Harleen, los cuales estaban a nada de volverse rojo furia, le obligaron a hacer una disculpa precipitada.
—L-Lo lamento mucho, Harleen, y-yo de verdad, no q-quise—
—Nunca quieren hacerlo, nunca, pero lo hacen... Todos lo hacen— Harleen le dirigió una mirada provocadora a Susanne, algo amenazante, algo que no solía hacer después de tanto tiempo —¿Por qué todo el mundo me tiene que relacionar con mi pasado? ¿Acaso no puedo tener mi propia historia? ¿Acaso mi segunda oportunidad en realidad fue pura mierda?
—H-Harleen, escucha— Susanne intentó tomar la mano de Harleen, pero ella ni siquiera se dejó ser tocada —M-Mira, recuerda que a veces te solía decir así antes de todo... De todo lo que pasó, créeme que no es por otra cosa por la cual te llamé así
—Y aún así lo odiaba, lo odiaba... Maldita sea, ¿Por qué carajos no pueden simplemente...?— Harleen calló de repente, observando a su alrededor. De repente, a pesar de que no fuese así, sentía la mirada de todos alrededor de ella, sentía que algunas personas al pasar a su lado la miraban fijamente por muchos segundos y después de eso, se iban de paso, continuando con su camino.
Harleen, dándose cuenta que quizá estaba llamando la atención de más, empezó a calmarse, a pesar de que su paranoia le dijera que no.
—Sólo... Quiero... Ir a casa...— Apenas logró decir, lo cual Susanne dijo que sí. Un par de minutos después, Harleen y Susanne se encontraban fuera del centro comercial, Susanne, en un intento de bajar el enojo de Harleen, alardeando la nueva vida perfecta que su marido rico le daba, sin embargo, Harleen ignoraba cada una de las palabras de Susanne.
Su paranoia empezaba a decirle que quizá la gente no la miraba por estar a punto de hacer un escandalo en el centro comercial, quizá la miraban porque le parecía a alguien famosamente reconocida en esa ciudad. Por unos momentos, empezó a dudar si su vida era mejor dentro de Arkham que fuera, pero recordar los diferentes maltratos dentro de ese lugar le recordaron que siempre era mejor afuera, siempre era mejor afuera.
La boca de Susanne no cerraba, y Harleen se hartaba poco a poco. Las miradas sobre ellas empeoraban, pero no sabía si realmente los ojos de los demás posaban exactamente en ella, o era un efecto secundario de los medicamentos.
"Necesito irme de aquí... Necesito que Susanne cierre la maldita boca y me lleve lejos de aquí..."
Harleen volteó a Susanne, pero se dio cuenta que ella se había encontrado con una conocida suya, alguien parecido al circulo social de ella, bonita por fuera, falsa por dentro, como el diamante de aquellos anillos falsos. Y además, apenas se había encontrado con esa conocida, Harleen dejó de existir para Susanne.
Pero aprovecharía eso para huir por su cuenta.
Harleen, al notar que la plática sobre el siguiente desayuno empezaba a tornarse más profunda de lo normal, se aseguró de que realmente Susanne no se diera cuenta, y rápidamente desapareció de la vista de ambas.
Empezando a caminar, Harleen tenía la cartera de Susanne en su mano. Si, Susanne estaba tan concentrada en alardear su vida que ni siquiera se dio cuenta que Harleen le había robado su cartera. Su primer pequeño crimen después de salir de Arkham, algo con lo que podía defenderse después con un "Ella me dio su cartera para cuidársela, pero la perdí de vista y mejor decidí regresar a casa".
Trazaba mentalmente su ruta en su cabeza, o al menos lo intentaba, que en ese momento era todo un tormento. Intentaba relacionar que ruta del subterráneo la podía llevar a casa, o al menos a ese departamentico que se supondría que debía de considerar como casa.
Y a la vez, trataba de no ser reconocida por la gente.
Pero sus planes se vinieron abajo tan pronto como se alejó de Susanne, y a la vez, descubrió porque necesitaba de "permisos" para salir de casa.
Entre su intento de escape mezclada con la paranoia y ansiedad en aumento, su mirada se cruzó con un puesto de periódicos, lo miró de reojo, tal vez nada interesante, tal vez una hazaña de Wayne, una tragedia nacional que ocurrió en otro Estado del país, la muerte de algún artista famoso, o simplemente esperaba no ver algo relacionado con ella.
Pero los titulares le dijeron la realidad de la que le intentaban ocultar, y Harleen se detuvo al leer esos titulares:
"NUEVA OLEADA DE CRÍMENES EN CIUDAD GOTHAM: SE ENCONTRARON CUERPOS CON SONRISAS DE SANGRE EN SUS ROSTROS.
EL JOKER VUELVE A RECORDAR A NUESTRA CIUDAD QUE HA REGRESADO A LAS CALLES"
"¿Qué?"
Harleen instintivamente tomó un periódico y empezó a leerlo. Intentaba leer toda la información posible, cada letra impresa en el papel.
—Va a tener que pagar por ello— El dueño del puesto habló. Harleen no despegaba su vista del periódico hasta que el dueño volvió a hablar con voz más severa. Harleen le dirigió una mirada matadora, no le importaba ser descubierta o que él vendedor sospechara que tenía a la ex reina del crimen frente suyo. Sacó un billete de la cartera de Susane, ni siquiera se fijó que denominación era, pero entre más alto, mejor. Harleen se alejó del puesto, aun leyendo todo el párrafo.
"...Se cree que eran miembros de bandas rivales, los cuales tuvieron una muerte bastante violenta, según informes del servicio forense del Departamento de Policía de Ciudad Gotham. Especialistas confirman que quizá estemos ante una peor ola de crímenes que la anterior. Se han confirmado al menos 40 crímenes de parte de la banda del crimen del Joker desde su escape de Arkham hace 6 meses atrás..."
—¿S-Seis meses?...
Pequeñas lagrimas empezaron a salir de los ojos de Harleen, sus manos, las cuales arrugaban el periódico de sujetarlo por sus puños, empezaban a temblar, su respiración se volvía errática, y cada palabra que leía resonaba dentro de su cabeza.
"Muerte bastante violenta", "40 crímenes desde su escape de Arkham hace 6 meses", "oleada de crímenes", "El joker vuelve a recordar a nuestra ciudad que ha regresado a las calles"
Lo único que pudo hacer fue ocultarse en un callejón lejano, y dentro de ese callejón, intentar gritar. Su pecho podía sentirlo aprisionado, su corazón latía como si estuviera a punto de explotar dentro de sus costillas y su mente se estaba nublado hasta llegar a la ceguera. Cayó de rodillas al suelo, quería gritar, pero no podía. Todo empezó a dar vueltas, y poco a poco, podía escuchar voces alrededor suyo.
Levantó su mirada y pudo ver a toda la banda criminal de la que incluso llegó a considerar su familia, a todas esas mascaras de payaso burlarse de ella, las risas eran como cuchillos clavándose en todo su cuerpo. Harleen quiso volver a gritar, pero no podía. Puso sus manos en sus oídos y cerró sus ojos, intentando ignorar esa alucinación. Pero parecía que las risas elevaban su volumen, empeorando la situación. Volvió a abrir sus ojos y vio a más payasos burlarse de ella, entre ellos, dos payasos desfigurados. Los reconoció, eran aquellos que había matado y dado de comer a sus hienas cuando confesaron haber tocado a Gigi. Y esos dos reían incluso más alto que el resto.
Su garganta no reaccionaba, si salían sonidos de su boca, eran de la misma crisis que tenía en esos momentos, sus lágrimas amargas salían de su ojos rojos, su cara era completamente carmesí, su cuerpo no paraba de temblar.
Escuchó una voz fuera de sus alucinaciones, escuchó a un hombre preguntando si se encontraba bien, y al notar que no era así, empezó a gritar por ayuda. Harleen a hiperventilaba, sentía su corazón dar un millón de latidos por minuto y dejó de sentir muchas partes de su cuerpo.
La ansiedad apoderándose de su cuerpo y mente hicieron creer a Harleen a morir en ese instante.
No sabía cuánto tiempo había pasado, ni siquiera supo en qué momento estaba dentro de una ambulancia directo al hospital. "Otro año a Arkham", fue lo único que pudo pensar Harleen antes de volver a abrir sus ojos y verse en una camilla, y a su lado Susanne, Joan y el doctor de urgencias.
—Oh por Dios, al fin ha despertado, ¿Te encuentras bien?—Joan se puso a su lado, acariciando su cabeza húmeda de sudor, aunque le extrañó ver a Joan de forma tan maternal con ella.
—¿Eh?
—Emily Jones— El Dr. Hablaba a ella, y Harleen había olvidado que ese era una identidad falsa otorgada por el Estado para evitar que saliera a flote la verdadera, sólo la usaba en casos de emergencia como esa —Tuviste un ataque de pánico, te desmayaste y te encontraron en un callejón. Pero no preocupes, ahora te encuentras estable. Podemos darte el alta cuando tengas tu platica con la Dra. Leland, para asegurarnos de que te encuentres mentalmente estable para eso también
¿Oh? ¿Un ataque de ansiedad? Hacía mucho que no tenía uno de esos. Y pensar que la misma persona los provocaba, aunque este ultimo fuese de forma indirecta.
—Gracias doctor... — Fue lo único que Harleen suspiró. Una enfermera llegó con el doctor, avisándole de un paciente en crisis que había llegado a la sala.
—Enseguida vuelvo— El doctor se alejó de las mujeres junto con la enfermera. Al final, sólo eran Harleen, Joan y Susanne.
El silencio fue incomodo, pero Harleen prefería mantenerlo así, no quería hablar absolutamente para nada.
—Harleen, cariño...— Joan empezó a hablar en ese tono de voz —Harleen, por favor, necesito hablar contigo... Necesito que me digas que fue lo que ocurrió...
Harleen selló sus labios, no iba a hablar para nada, no quería arriesgarse a hacerlo, y de hecho, todavía seguía molestar con Joan por haber husmeado su diario.
—Susanne me dijo que te perdió de vista en el centro comercial, fue un milagro haber dado contigo en el hospital, pero es necesario que nos digas que fue lo que pasó, que fue lo que provocó eso en ti...
Harleen intentó no contestar de vuelta, porque si hablaba de esa tema de nuevo, era seguro el reclusión en Arkham.
—Por favor Harleen, necesitamos que nos digas que fue lo que ocurrió, necesitamos que—
—¿No leyeron el periódico? — Harleen habló, finalmente. La pregunta confundió tanto a Joan como a Susanne, pero en ambas se cortó la respiración.
—¿D-De que hablas? ¿Qué viste en el periódico, Harleen?
—¿De verdad siguen actuando como si fuera estúpida?— Harleen habló de nuevo, con molestia en su voz, y con clara razón, sentía la traición en su cara —¡¿Creen que soy una estúpida niña de 5 años a la cual le puedes engañar con cosas como que existen los malditos cuentos de hadas?!
—Harleen, calma, sólo queremos saber que— Susanne intentó hablar, pero Joan con su mano hizo la seña que se callara. Harleen miraba con decepción, enojo y cierta tristeza a Joan.
—¿Se puede saber porque carajos nunca me dijeron que Joker había escapado de Arkham?
Joan, con cierta vergüenza en sus hombros, intentaba formular una respuesta coherente.
—Harleen, te ocultamos esto porque...
—¿Por qué Joan? ¿Por qué mierda lo hicieron? En el periódico decía que el se escapó hace seis meses, ¡Seis putos meses! ¡Hace seis malditos putos meses yo estaba aún en Arkham!
—¿Y crees que nos arriesgaríamos a que todo el avance en tu salud mental fuera derribado por una noticia así? Harleen, escapó y no pudimos detenerlo, y claramente nunca te íbamos a decir algo así, porque tu salud mental mejoraba día con día, el tratamiento reaccionaba bien, si te hubieras enterado de esa noticia, hubiera hecho trizas tu esfuerzo y el de nosotro—
—A la mierda eso...— Harleen se cruzó de brazos, ya no quería escuchar a Joan —Eso es mierda... Ahora comprendo porque necesitaba tanto permiso para salir aunque tuviera mi maldito certificado de salud mental...— Volvió Harleen a reclamar a Joan —...Todo con tal de no saber la verdad...
—Harleen, por favor, de verdad lo hicimos por protegerte... Lo hicimos por que estuvieras a salvo...
—¡Eso es mierda!— Harleen estuvo por gritar, pero no lo hizo por que temía llamar la atención de los demás.
Ya no quería escuchar a ninguna de las dos, a Susanne por lo pesada, falsa horrenda que era, la odiaba por completo.
Y a Joan tampoco, porque Joan se había vuelto una mentirosa con ella, Joan le había engañado en muchas cosas, pero eso había sido la cereza del pastel, eso había sido lo suficiente para dejar de confiar en ella. A saber porque Joan aún seguía preocupándose por ella, pero seguramente era por intereses propios, no por un cariño genuino.
Harleen no podía sentirse más miserable que antes.
—Dios. Yo... yo sólo quiero irme...
—Harleen, pero—
—Por favor, ya quiero irme a mi casa, dime los papeles que tengo que firmar para irme a mi casa, que me siento de la mierda... Maldita sea... ¡Mierda!...
Y a pesar de que Joan y Susanne aún intentaban explicarle a Harleen el porque nunca le habían dicho nada, ella se rehusaba a escucharlas. La engañaron de la peor forma posible. De la peor, y ni siquiera quería escuchar el perdón de ellas.
Podían irse a la mierda.
...
El día más pesado de Harleen llegaba a su fin, había pasado el resto de la tarde en una cita médica más con Joan, pero ignoraba cada una de sus palabras. Cerró la puerta detrás de ella cuando Joan se fue por el elevador.
Miró Harleen la nueva receta en sus manos, la nueva medicación, eran dosis muy fuertes. Realmente quedó dañada. Abrió uno de los pequeños botes ámbar y se tomó un par de pastillas con agua del grifo.
Su mente aun daba vueltas, aún podía escuchar una que otra pequeña risa, pero decidió ignorarlas. Harleen se sentó en el sillón, volvió a abrazar la almohada, puso su cara contra esta y dejó que las lagrimas y los sollozos salieran fuera de sus ojos y boca.
Sorprendentemente, aquella noche, sus pesadillas y peores recuerdos la dejaron en paz, pero la nostalgia, el sentimiento de abandono y traición la acompañaron aquella larga noche.
En la madrugada se despertó, su cabello era un completo desastre, sus fosas nasales se sentían irritadas y llenas de escurrimiento. Se levantó del sillón con su cuerpo sin energía. Sus pies descalzos caminaban lentamente a la pequeña mesa cerca de la sala, con dificultad, tomó el bolígrafo en sus manos y abrió su diario.
Un suspiro pesado antes de continuar, empezó a escribir.
"Querido Arthur...
¿Por qué...? ¿Por qué no me dijiste que escapaste de Arkham? ¿Por qué no me dijiste que estabas fuera? ¿Por qué no me buscaste cuando escapaste de Arkham? Pudimos haber huido juntos, pudín, pudimos haberlo hecho como la primera vez...
¿Por qué no me buscaste cuando yo salí de Arkham? Desde que salí, he esperado que toques la puerta de este horrible departamento y me lleves lejos de aquí... Pudín, ¿Ya no soy importante para ti? ¿Ya no soy tu Arlequín, pudín?
La ultima vez que nos vimos me dijiste que me amabas, pudín, ¿Ya no me amas, pudín? ¿Ya no me quieres? ¿Ya no soy importante para ti, Señor J? Se que cometí errores antes, pero te prometo que no los volveré a hacer, te prometo que no, pero...
¿Por qué no me volviste a buscar, Arthur? ¿Por qué me sacaste así de tu vida?
Un par de lagrimas cayeron sobre las notas de Harleen, el bolígrafo se resbaló entre sus dedos y las palmas de sus manos fueron a su cara, empezando a sollozar una vez más.
—Pudín, ¿Por qué ya no me quieres? ¡Pudín!— Jadeaba a través de sus manos, llorando con más fuerza. Eso explicaba porque nadie le decía nada de Arthur, porque nadie sabía explicarle en donde se encontraba o como se encontraba.
Abrazó sus rodillas y puso su cara contra estas. Estuvo así al menos hasta las 12 del mediodía, pero nuevamente, Harleen perdió la noción del tiempo. Para ella sólo había transcurrido una hora.
Harleen se paró e intentó desayunar algo, pero apenas daba un bocado a un viejo pedazo de pan, las náuseas hacían efecto en su estómago, y no por el estado del pan, sino por la terrible noche que había pasado.
Aun se preguntaba porque no la buscaba, y a pesar de haber hecho cientos de teorías, todas llegaban a la conclusión de que quizá su Arthur ya no la amaba, ya no la necesitaba. O quizá sí, pero recordó que los últimos meses en la banda no había sido la más útil del equipo, sin contar de que quizá todos la odiaban, y tal vez Joker no quería hacer enojar a los suyos.
La verdad que fuera, Harleen sólo sintió que Joker apareció frente a ella, pero en vez de abrazarla y decirle que la extrañaba, simplemente la hizo a un lado y siguió con su camino, dejándola atrás.
Harleen volvió a acostarse en el sofá, lista para llorar una vez más. Miro en la mesa de té la invitación a la gala, ¿Joker sabría de eso? Esperaba que fuera así, y que apareciera para llevársela lejos.
Quizá Joker no la identificaba por su nuevo aspecto, pero lucía en una peor versión barata de Harleen Frances Quinzel antes de ser Harley Quinn.
Consideró de nuevo ir a esa gala, ahora por voluntad propia, sólo con la esperanza de que Joker arruinara aquella noche, y así volverlo a ver.
Y preguntarle porque no fue por ella. O al menos preguntarle porque la olvidó en su vida.
Harleen se puso nerviosa ante sus planes, pero confiaba que Joker iría a alterar esa fiesta, y si no fuera así, ella misma la arruinaría, como eran sus planes iniciales después de que Joan husmeara en su diario.
Realmente era la única esperanza real de la que se aferraba como si fuera su propia vida en esos momentos.
...
"Do you want me or do you not?
I heard one thing, now I'm hearing another
Dropped a pin to my parking spot
The bar was hot, it's 2 am, it feels like summer
Happiness is a butterfly
Try to catch it like every night
It escapes from my hands into moonlight
Every day is a lullaby
I hum it on the phone like every night
And sing it for my babies on the tour life
If he's a serial killer, then what's the worst
That could happen to a girl who's already hurt?
I'm already hurt
If he's as bad as they say, then I guess I'm cursed
Looking into his eyes, I think he's already hurt
He's already hurt
I said, "Don't be a jerk, don't call me a taxi"
Sitting in your sweatshirt, crying in the backseat
Ooh
I just wanna dance with you
Hollywood and Vine, Black Rabbit in the alley
I just wanna hold you tight down the avenue
I just wanna dance with you
I just wanna dance with you
Baby, I just wanna dance (dance)
With you (dance)
Baby, I just wanna dance (dance)
With you..."
—Lana del Rey – "Happiness is a buttetfly"
