40
"Isn't it rich, are we a pair?
Me, here, at last on the ground,
You in mid-air.
Where are the clowns?
Isn't it bliss, don't you approve?
One who keeps tearing around
One who can't move
Where are the clowns?
There ought to be clowns?"
Judy Collins – "Send it the clowns"
...
Los ojos azules de Harleen se abrieron, cuando sus parpados apenas estuvieron cerrados por toda la noche. Levantándose muy lento de la cama, los pies de Harleen tocaron la madera del suelo, estirándose como solía hacerlo años atrás. No descansó bien esa noche, ¿La razón?: Ese día era el día de la gala. Lo peor de todo fue al momento de despertar, una canción daba vueltas en su cabeza, reproduciéndose automáticamente, una canción que él solía tatarear cuando era feliz. De las pocas veces que él estaba feliz. Ahora era ella quién la tarareaba.
Dando los pequeños pasos después de dejar la cama, Harleen paseó por la pequeña sala hasta llegar al baño. Después de hacer las necesidades matutinas, Harleen se lavó sus manos y se miró al espejo, asegurándose de que su cabello hubiese soportado esa decoloración. Sí, justo un día antes, Harleen cometió otro pequeño robo. Un buen tinte de cabello en tono de rubio. Un rubio mucho más claro del que usó antes. Lo hizo siguiendo el consejo de su nueva amiga, la cual ni siquiera le preguntó su nombre, pero en su corazón ella era su amiga. No regresar a ser Harleen Frances Quinzel, intentar volver a ser Harley Quinn, pero en una mejor versión.
"Será una buena noche, sí. Va a ser una buena noche. Va a ser una buena noche..."
Jugó con su melena un poco, su cabellera, nuevamente dorada, creció todo ese tiempo, y con el largo que llegó, era suficiente para hacer algún peinado en especial. Sus dos manos cepillaron los mechones, dividiendo esa brillante melena en dos, hasta hacer el peinado prohibido para Harleen. Se miró al espejo con dos colas tristes, era extraño verse como Harley después de más de un año. Sonriendo al reflejo, animándose a sí misma.
Tres golpes a la puerta principal, Harleen no esperaba que llegaran por ella tan temprano, o al menos que se hubiera quedado dormida otra vez y haya perdido el sentido del tiempo de vuelta. Pero no era nadie. Harleen se preocupó, ¿Y si estaba a punto de tener una recaída? Un par de pastillas de Lorazepam calmaron sus ansias, junto con ejercicios de respiración.
"Tengo que tranquilizarme. Hoy no puedo hacer estas niñerías..."
Horas después, cuando Harleen se encontraba aseada, escuchó otra vez la puerta. Con temor de que no hubiera nadie del otro lado la abrió, y esta vez era Susanne. Y la cara de Susanne al ver el nuevo look en Harleen lo decía todo. Ver a Harleen rubia otra vez, y lo peor, con un rubio mucho mejor que el de ella. Harleen sintió la envidia sobre ella, y su patético intento de halagar su cambio de look, junto con una pizca de veneno.
—Luces tan bella como siempre, Harleen, pero, ¿Crees que todos se sentirían cómodos contigo si te ven rubia otra vez?
Harleen se encogió de hombros, por supuesto que no lo había pensado. Pero debía de intentarlo, ¿No era así?
—Sólo quería que me identificaran, sería raro si lo hicieran con el color anterior que tenía
—Ugh. Bueno, andando, se nos está haciendo tarde
Harleen tomó sus cosas, su vestido y se fue junto con Susanne al salón de belleza. En el camino, Harleen miraba a la calle, era tan extraño estar fuera del cuartucho que era su departamento.
—Por cierto, llegó este paquete a Arkham, dice que es para ti...
—¿Para mí? — Harleen miró a Susanne extrañada, y observó ese paquete envuelto en papel café con un moño.
—Dice que es de una amiga. No te preocupes, seguridad la revisó primero y que es inofensivo...
Harleen, levantando una ceja, tomó el paquete entre sus manos y no paraba de mirar con sospecha a su ex colega. Como niña en navidad, abrió el regalo, y notó que era una caja de regalo más una pequeña nota, la cual provocó que el corazón de la Arlequín revoloteara, pero al leerla, no se trataba de él, se trataba de alguien más.
"Ten los pies en el presente, pero siempre mira al futuro, que es brillante y reluciente, como las joyas" – S.K.
Con una sonrisa más grande, abrió la caja y estuvo a punto de dar un grito ahogado. Quedó muda al ver que era el set de joyería que tanto deseaba tener, con el que se encaprichó, la gargantilla, los aretes, el brazalete, sus pequeños diamantes. Al fin tenía la seguridad de que no iba a lucir horrible en esa gala. Su sonrisa se delató ante Susanne.
—¿Qué es eso?
—O-Oh... E-Es un regalo, es el regalo de una amiga de la infancia— Harleen cerró la caja antes de que siquiera Susanne echara un vistazo. No podía arriesgarse a que le quitaran un regalo tan preciado para ella como ese. Pero tenía la suerte que Susanne no se interesara en absoluto.
—Tenemos que llegar rápido a la estética. Necesitamos hacer muchas cosas
—Ya lo creo— Dijo Harleen con un tono de voz mucho más animado que antes, ¿Acaso el regalo de su nueva amiga sería un buen augurio?.
—Si, tenemos que arreglar el desastre que hiciste con tu cabello en la estética. Ellos sabrán que hacer...
Por más insignificante que fuese ese comentario, provocó una ligera inseguridad en Harleen. ¿Tan mal se vería su cabello? ¿O acaso sólo era envidia de Susanne? Harleen tomó ambas opciones como verdaderas.
Una vez estando en el Salón de Belleza, las dos mujeres estaban siendo embellecidas por las manos expertas de los maquillistas profesionales y los estilistas, Harleen sólo se dejaba hacer, escuchando los chismes de Susanne y su marido rico, junto más cosas que ocurrieron en Arkham que no eran de su interés. En cierto momento, Harleen alcanzó a escuchar si podían teñir el cabello de Harleen a un castaño, pero el estilista le dijo que no habría tiempo para ello. Harleen se sintió victoriosa al escuchar que la petición de Susanne había sido rechazada, hasta que su inseguridad la volvió a atacar.
—Es que quizá Joan se enoje contigo si andas de rubia otra vez...
Y era cierto. Quizá Joan se molestaría con Harleen por su decisión de volverse a teñir el cabello. No paró de pensar en eso cuando estaban maquillándola, al momento en que pintaban sus labios, esa maldita canción estaba en su cabeza. En el salón la ayudaron a ponerse el vestido blanco y negro. La canción retumbaba en toda su cabeza, casi reemplazando su cerebro dentro de su propio cráneo.
Harleen conocía perfectamente esa sensación.
Nerviosa, su cabello arreglado con un recogido elegante como peinado, su maquillaje intacto, dejando ver sus labios teñidos de rojo oscuro, y las joyas que su nueva amiga le regaló. Las personas a su alrededor le hacían halagos de lo bella que se veía. Pero ella no se sentía así.
—En un momento vuelvo, iré al baño— Y de manera mecánica, se dirigió al baño más cercano.
Quería darse un respiro, tratar de aguantar las lágrimas. Pero no podía, no podía. No quería quebrarse antes de tiempo. Abrió todos los grifos, que todos escucharan el agua correr en vez de a ella. Puso sus manos sobre el lavabo, y respiraba fuertemente. Se miró al espejo.
No, no debía de ir a esa maldita gala, no tenía que ir, esa invitación era un error, no tenía cavidad en un lugar como ese
¿Cómo podía volver sonreír a pesar de todo?
Dejando caer dos lágrimas y secándoselas al instante, no queriendo arruinar el hermoso trabajo que los maquillistas hicieron para ella. Pero no pudo más y terminó desmoronándose, volviendo a llorar fuerte en el baño, pero nadie la escuchaba.
"¿Cómo puedo volver a sonreír?"
...
Harleen no quería recordar cómo fue salir del baño. Ni siquiera quería recordar las palabras de Susanne regañándola. Sólo recordaba cómo fue llegar a con Joan, con todo el atuendo frente a ella (Con su maquillaje retocado).
—Oh por Dios... Harleen...— Joan intentó mostrarse alegre de ver de vuelta a Harleen, más por el gran día que le deparaba a ella. Pero el primer tono de voz más los ojos, los cuales nunca mienten, mostraron el inminente rechazo al aspecto de Harleen.
—¿C-¿Cuál es el problema, Joan?— Harleen preguntó un poco desesperada, ¿Acaso todo el mundo odiaba su nueva imagen?
—Ninguno Harleen— Joan sonrió falsamente, sonrisa que identificó Harleen, ella era buena identificando las sonrisas falsas y verdaderas —Es que... No te esperábamos con tu cabello rubio de vuelta... Te luce bonito...
—Pero ¿Qué tiene de malo?— Harleen insistió, acorralando sin querer a Joan.
—N-No he dicho que no tiene nada de malo, cariño, es sólo que yo te esperaba ver de vuelta con tu cabello castaño, cuando te ayudé a—
—Odiaba ese color, realmente lo odiaba, mi cabello se veía barato, y c-creo que me luce mejor el rubio— Harleen volvió a justificar sus gustos, ¿Acaso hasta eso tenía que hacerlo?.
—Agh Harleen, aparte de adelantada, malagradecida, después de lo que hemos hecho por ti, sobre todo lo que Joan ha hecho por ti— Susanne abrió la boca, provocado que las inseguridades de Harleen volvieran a salir a flote.
—Pero... Bueno, es que realmente quería volverlo a intentar con el rubio por—
empezó a tomar el camino a la camioneta que las estaba esperando. Joan y Harleen quedaron atrás, Harleen sólo miró al suelo, observando sus zapatillas.
—Tranquila, luces muy bien, muy linda... Vamos...— El tono de voz dulce de Joan apaciguó un poco los sentimientos que querían desbordarse de los lagrimales de Harleen, ella solo asintió.
"Si fuera Arthur, quizá estuviera muriéndome de la risa"
Harleen se detuvo un poco al pensar en eso, ¿Por qué carajos el volvía a su cabeza en los momentos menos oportunos? Tenía que recordarse que él ya se había olvidado de ella.
...
Un rato después de lidiar con el tráfico, la camioneta se paraba fuera de un edificio. Las tres mujeres bajaron de ahí, mientras que Joan y Susanne bajaban con naturalidad, Harleen abría la puerta del auto y bajaba de este, sin parar de mirar al lujoso y enorme edificio, mirando hacia arriba.
"Es una gran altura"
Su cabeza sólo giraba a la altura del edificio, hasta donde se podría encontrar la punta, parecía ser un rascacielos. Repentinamente giró su cabeza a donde se encontraba alguien vestido formal, pero no lucía como un invitado, parecía ser un mesero, el mesero instantáneamente fingió que no la estaba viendo.
"Oh, creo que ya fui reconocida"
—¿Harleen? ¿Cariño?
Harleen regresó en sí, Joan la tomó del brazo al ver el nerviosismo en ella.
—¿Sí?
—Lo harás bien, créeme...
—Eso espero...
—Vamos...
Entraron al lujoso lugar donde la magia iba a ocurrir.
Después de llegar al piso adecuado, las puertas del elevador se abrieron y las tres mujeres salieron. Susanne, luciendo su cabellera rubia junto con un vestido rosa palo, Joan, con su cabello oscuro corto, elegante y su vestimenta azul cielo, y Harleen, con su extravagante atuendo bicolor. Las tres mujeres entraron al enorme y ostentoso salón donde se llevaría a cabo la gala. La atención no fue puesta sobre ellas de inmediato, cosa que provocó un alivio en Harleen. Pero apenas era el inicio.
La música era exquisita, los invitados dentro de sus asuntos, sin tomar atención de su alrededor, una enorme mesa con diferentes tipos de platillos y bebidas. Harleen se sintió fuera de lugar, pero intentaba pasar desapercibida, al final, parecía que Susanne había exagerado con su molestia por haberse teñido el cabello.
De repente, caras conocidas para Joan y Susanne empezaron a aparecer, saludándolas.
—¡Nos alegra que ustedes estén aquí! ¡Qué bueno que se animó Jeremiah a hacer esta colecta!— Uno de los invitados hablaba con las tres mujeres.
—Oh si, recordemos que es una forma de protesta ante el gobierno por no escuchar nuestras necesidades como Hospital Psiquiátrico. Y me alegra que mucha gente influyente este de acuerdo con nosotros...
—Me alegro de vuelta, Joan, Susanne, me alegro por ustedes... Por cierto, ¿Quién es esta pequeña damisela de aquí? No la había visto antes, pero su cara me resulta familiar...
La ansiedad en Harleen fue tan instantánea, que tomó con fuerza el brazo de Joan, casi encajándole sus uñas.
—Ella, ella es una de nuestras invitadas de honor...— Joan intentó explicar amablemente a su colega sobre quién era Harleen —...Es su primera vez en mucho tiempo aquí por...
—¡Es Harleen Quinzel!— Susanne se adelantó a hablar, Joan le dirigió una mirada nada amigable, y Harleen quiso matarla. La cara del invitado cambió a una de nerviosismo.
—O-Oh, m-mucho gusto e-en conocerla, se-señorita Quinzel...— El invitado estiró su mano a Harleen, y ella miró esa mano temblar de miedo. Harleen tomó la mano, y sintió como esta intentó alejarse de ella por una fracción de segundo.
—El gusto es mío...— Sonrió Quinzel, de forma falsa, obviamente.
—Oh, n-nos alegra que estes aq-quí... J-Joan, c-creo que vi a N-Nathaniel, N-Nate por allá, ¿Lo recuerdas?
—Si, si lo recuerdo, aunque creo que él estaba en Chicag—
—I-Iré a saludarlo, ¡Nos estamos viendo!— El invitado apenas tuvo la oportunidad, huyó de la forma más civilizada posible. Susanne y Joan lo vieron huir, mientras que Harleen aun mantenía la mirada en el suelo, avergonzada.
—No te preocupes Harleen, ya vi al tal Nate del que hablaba— Joan mintió a Harleen para hacerla sentir mejor.
—Yo sé que no es cierto Joan, pero gracias— Harleen susurró a Joan en un tono melancólico. Joan no supo que hacer. Parte de la velada para Harleen fue algo similar, cuando los demás se enteraban que la ex Arlequín se encontraba entre ellos, todo se volvía más incómodo para todos. Harleen observaba las caras de los invitados, le daba un poco de pena tener que admitir que conocía a muchos de ellos porque los habría amenazado de muerte alguna vez cuando era Harley Quinn.
De repente, el ambiente cambió a uno más agradable cuando notaron la presencia de uno de los invitados más esperados de la velada, Harleen miró a la entrada y notó que Bruce Wayne llegó al gran salón. Sus mejillas se volvieron rojas, porque la última vez que vio a Bruce fue cuando intentaba asaltar su hogar. Pero fueron buenos recuerdos, una sonrisa llena de vergüenza, pero de alegría a la vez lo evidenciaba.
De repente, llegó de vuelta esa teoría, de todo aquel embrollo familiar del cual ella no era parte. Otra vez aquel payaso interponiéndose en su mente. Harleen se puso de mal humor.
"Ni siquiera me das oportunidad de mirar a otros hombres sin que te entrometas... Mierda, que es Bruce Wayne, no te cambiaré por él, y menos si realmente es tu hermano"
Se sonrojó y rió para sí misma. A veces era ocurrente con sus pensamientos, luego notó que otros invitados la estaban viendo, y al darse cuenta, se miraron entre ellos, seguido de unas risas.
—Mierda...— Harleen volvió a sentirse avergonzada —Yo no pertenezco aquí...
Harleen, notando que Joan y Susanne ya estaban ocupadas con los otros invitados, ella empezó a andar por el lugar, llegando a donde estaban los alimentos, tomando una pequeña copa de champagne. Estaba por beber cuando la música paró y las luces se hicieron tenues. Una luz enorme se dirigió al escenario que se encontraba al fondo del salón, con alguien en el micrófono.
Un maestro de ceremonias daba la bienvenida a todos los invitados, explicando cómo sería el programa de la noche. Todos prestaban atención al maestro de ceremonias, emocionados por lo que se volvería esa noche de gala.
—...Ahora por favor, un aplauso al Director del Hospital Psiquiátrico de Arkham, el Dr. Jeremiah Adams...— Todos empezaron a aplaudir a la vez que Harleen solo mostraba una cara seria, tener que volver a ver a ese bastardo. El Dr. Jeremiah empezó con un cursi discurso, agradeciendo a todos los invitados que estaban presentes en la gala. Harleen intentaba ignorarlo, prestando atención a las diminutas burbujas de su champagne.
No lejos de ella, dos personas en especial la buscaban. Una mujer alta, morena, de cabellera larga, oscura y rizada, con un imponente y sensual vestido negro, acompañada de un hombre mayor de negocios. Cercano a ellos, un tipo de se encontraba de barman en una barra, atendiendo los pedidos de tragos que los invitados deseaban.
La mujer de negro dijo unas palabras a su acompañante, y caminó directo a la barra.
—Ugh, Dios, será mejor empezar a darle tragos hasta que se desmaye y me robe su dinero— Selina dejó su cartera en la barra a la vez que sentaba. Walter intentó reírse con su chiste.
—Nada que un Negroni bien cargado no arregle— Walter se dispuso a preparar la bebida —¿Una piña colada para la dama?
—Un Manhattan— Selina dejó escapar.
—Wow, a estas alturas va a ser otra la que se va a desmayar...— Dijo Walter, a la vez que preparaba la bebida para Selina.
—Y bien, ¿Tu amiga no se ve por aquí, cierto? — Selina preguntó en voz baja, recordando el pequeño plan que tenía con Walter, este, intentando no dejar de sonreír y aun preparando las bebidas, contestó.
—No, pero parece que ya llegó, eso escuché de algunos invitados... Tal vez esperaré un poco hasta que el momento sea el indicado...
—Yo tampoco la he visto...— Selina miraba a su bebida —...Quizá en cualquier momento aparezca...
En el escenario, Jeremiah seguía dando su discurso, a la vez que Harleen veía los pequeños bocadillos, tentada a tomar uno y llevárselo a su boca.
—... Por favor, démosle la bienvenida a nuestra Invitada de Honor a esta gran gala, ha sido una mujer fuerte, valiente, que en el momento más oscuro de su vida logro tomarlo y transformarlo en algo hermoso, nuestra sobreviviente y ex paciente favorita, ¡Un aplauso a Harleen Quinzel!
Harleen quedó petrificada al escuchar su nombre en las bocinas, junto con los tardíos aplausos. Entre la multitud incomoda, Selina y Walter se miraron entre sí, no esperaban encontrar el objetivo tan rápido.
La pobre de Harleen tuvo que dejar en una mesa su copa de champagne, desconociendo si eso era correcto en los protocolos de la gala. Como si tuviera clavos en las plantas de sus pies, Harleen avanzaba al escenario, buscando a Joan o a Susanne con la mirada desde lejos, y las encontró, a Joan con una cara de preocupación, en cambio, a Susanne parecía que le daba gusto lo que estaba ocurriéndole. La luz del escenario fue sobre ella, y la gente seguía aplaudiendo.
Quedó cerca del desagradable Jeremiah, tanto que la humilló en su estancia en Arkham, tanto como paciente como psiquiatra, y ahora ahí estaba, listo para volverla a humillar. Harleen no se animaba a ver al público, pero la maldita presión de este provocó que los volteara a ver. Por un momento, se sintió tranquila al recibir la aceptación y sonrió un poco, mostrando sus dientes. Al ver qué la cara de algunos cambió a una de miedo, dándose cuenta que su propia sonrisa estaba maldita, prefirió limitarse a hacerlas.
Se paró justo a un lado del director de Arkham, esperando que el discurso fuese rápido. En cambio, Jeremiah la miró con una sonrisa tan falsa como perversa.
—Srita. Quinzel, ¿Tiene algunas palabras que decir al público?
Sin esperarlo, Jeremiah le cedió el micrófono. La ansiedad de Harleen se disparó al infinito, no sabía que ella tenía que decir un discurso, al tener la atención del público se sintió pequeña, ¿Qué podía decirle a los demás? ¿Qué podía sacar como discurso?
Harleen miró de reojo a Jeremiah, y se dio cuenta que esa era una trampa, un último truco de convertirla en el hazmerreír de todos. Reconociendo los movimientos, Harleen sostuvo con fuerza el micrófono, e intentó entonar algunas palabras:
—Gracias por asistir está noche. Espero que se sientan cómodos y tranquilos... Gracias— Dando el micrófono a Jeremiah de vuelta el cual esperaba que Harleen dijera un discurso completo, Harleen estiró su mano y se despidió de todos, bajando rápidamente del escenario. Jeremiah, a ver que su plan fue arruinado, continuó con los suyo, y deseó que la gala fuera tranquila y emocionante para todos.
Un par de momentos después, Harleen intentaba escabullirse entre las personas, queriendo acercarse a los bocadillos, que tenía mucha hambre.
—Creíamos que ibas a decir más palabras— Susanne apareció frente a sus narices, seguido de ella, Joan.
—No estoy preparada para hablar en público aún— Harleen fingió un tono tímido e introvertido. Lo único que deseaba era huir de ahí.
—Oh, lo entendemos— Joan tomó de un hombro a Harleen —¿Qué te parece si quieres convivir con los demás?
—Oh... N-No creo que... q-que sea lo mejor...
—Vamos, todo va a estar bien Harleen, te prometo que así será...
—Bueno...— Pretendiendo ser tímida, acompañó a Joan. Por un par de minutos así fue la gala, Harleen siendo acompañada por Joan y Susanne. Y a la vez, Selina y Walter planeando una forma de acercarse a Harleen sin asustarla o armar un bullicio.
Pero las circunstancias estaban cerca de convertirse en más que un bullicio.
—¡Hola! ¡Hola buenas noches!— Una mujer vestida de gala de igual forma apareció entre Joan y Harleen —Mi nombre es Judith Wilson, reportera del Gazette de Ciudad Gotham, es un placer conocerlas— Judith saludó a ambas mujeres.
—E-Es un placer. No tenía ni idea que la prensa iba a estar presente— Harleen dijo con un poco de nerviosismo.
—Fue una invitación de última hora, el director del hospital invitó a varios periodistas, pero yo tengo la exclusividad de esta entrevista que vamos a tener
—Ah... Yo... No tenía ni idea de una exclusividad, De hecho, tampoco tenía ni idea de que iba a ser una entrevista— Harleen miró con más nerviosismo a Joan, la cual le dijo que estaba bien, que fuera a tomar la entrevista. Una vez con el permiso de su terapeuta, ambas mujeres caminaron a una de las mesas del lugar, para tener un poco más de tranquilidad para la entrevista.
—¿Ha dicho que es del Gazette de Gotham?
—Del mismo
—Oh... ¿U-Usted conoce a una reportera llamada Vicki Vale?— Harleen preguntó con curiosidad, recordando a esa reportera.
—Oh si, fue ascendida, pero tuvo que irse a otra ciudad, causa del ascenso. Gracias a las notas que publicó relacionadas a usted— La reportera carcajeó con cierta picardía. Por un momento, Harleen se sintió bien, se sintió bien que dentro de todo lo malo que había provocado, a alguien le haya ido bien.
Bueno, creo que lo mejor será iniciar con la entrevista— Harleen asintió, preguntándose qué era lo que podrían preguntarle. Pero con la primera pregunta, todo su entusiasmo se vino abajo —¿Cómo fue tu época de vivencia con el Joker?
Harleen se quedó callada al escuchar la primera pregunta, la seriedad se apodero de su cuerpo y cara. La reportera, la cual no tenía ni idea, volvió a preguntar —¿Harley? Ya hice la primera pregunta
—C-Creí que la entrevista iba a ser de... Iba a tener otro enfoque...
—Eso es lo que estamos haciendo, pero pienso que el mejor tema para poder iniciar con esta entrevista es hablar un poco del criminal más grande esta ciudad, y yo creo que tienes mucho que decir al respecto, ¿No es así?
—Si, tal vez, no lo sé, probablemente...— Harleen no sabía cómo sentirse ante esa clase de entrevista.
—Muy bien Harley, es lo que quisiéramos saber todos, ¿Cómo ha sido esa historia con el Joker?
Harleen se mantuvo en silencio nuevamente, ¿Qué carajos pretendía la reportera con esa pregunta? Dedujo que sería una entrevista bastante morbosa y amarillista. Harleen decidió evadir las preguntas con respuestas complicadas.
—Como una tragicomedia a finales del siglo XV
—Eh...— dejando en duda a la reportera, esta decidió continuar con las preguntas, en vez de indagar el significado de la respuesta —Okey... Bueno, la siguiente pregunta es: ¿Qué tipo de crímenes cometían el Joker y tú?
—¿Qué acaso tú no eres reportera? Eso ya deberías de saberlo
—Bueno, Es que yo creía que habían hecho más crímenes pero que los habían ocultado los demás, tú sabes, tal vez tengan algún tesoro escondido... O algo más sospechoso escondido...
Harleen no iba a responder a las preguntas patéticas con la verdad.
—La verdad es que no hay mucho que ocultar realmente, yo creo que eso ya es problema del Clan de los Payasos, y yo no estoy en ese clan desde hace más de un año, y para ser honesta, quiero hablar de otras cosas
—Claro, claro que hablaremos de otras cosas, pero primero tenemos que hablar de esto, parece ser que el Joker siempre ha sido malo contigo, incluso desde antes que te convirtieras en Harley Quinn, con el primer intento de secuestro qué hizo en el mismo Arkham
Harleen estuvo a punto de formular una respuesta complicada hasta que su ceño se frunció al escuchar bien esa pregunta. Sacudió su cabeza sólo para asegurarse de que había escuchado bien. ¿Ahora de qué carajos estaba hablando esta mujer?
—¿Primer intento de secuestro?
—Si, bueno, yo quisiera decir de esa forma porque realmente es algo bastante fuerte para ti, fue una mala experiencia incluso creo que fue traumática
—¿Qué cosa es traumática para mí? — Harleen preguntó, exigiendo saber de qué carajos hablaba la reportera, y en realidad queriendo saber a qué se referían con el "primer intento de secuestro". La reportera, ahora si sintiéndose consternada, habló:
—Lamento si con esto abro una vieja herida en ti, pero nos han contado la historia de cuando el Dr. Kopski les salvó la vida a manos del Joker...
¿Ahora de que mierda estaba hablado? ¿Por qué menciono a ese doctor? ¿Por qué carajos...? ¿Qué carajos realmente estaba pasando aquí?
—¿Disculpa? — Preguntó Harleen en un tono firme, con cierta confusión, queriendo saber que carajos quería pretender esa reportera de cuarta. Con un tono de voz dolido, la reportera empezó a explicar aquel "evento traumático" en la vida de Harleen el que ni siquiera la propia Harleen tenía conocimiento.
—Sí, el Dr. Kopski nos contó a todos los reporteros cuando aún hacías tu internado de psiquiatría en Arkham, nos relató que tú estabas en tu consultorio cuando el Joker escapó de su celda, llegó a tu consultorio y se encerró contigo. El Dr. Koskpi no estaba muy lejos, y cuando escucho tus gritos corrió hasta llegar a donde estabas, nos dijo que él te tenía amordazada, amarrada de las manos, te malhirió e hizo una sonrisa con tu propia sangre, y el Joker estaba riéndose, burlándose de ti, también mencionó algo sobre unas pantaletas en tus tobillos, pero son detalles de los que ya no quiero hablar por respeto a ti...
La respiración de Harleen poco a poco se volvía errática, pero calmada, sin embargo, a pesar de mantener cierta compostura, una ira incontrolable y letal se estaba formando dentro de sí misma.
—No, no, no, continúe por favor, dígame qué fue todo lo que le dijo el Dr. Kopski, no se cierre ni se apene, quiero saber cuál fue la historia que a usted le contaron
—Oh... Bueno, él me contó que El Joker estaba por abusar de ti sexualmente y el Dr. Kopski salvó tu vida y tu dignidad de mujer. Pienso que él es un héroe. Es increíble, es apuesto y muy atento...
Mientras la reportera seguía halagando a Guy, la mirada de Harleen dio un largo y lento recorrido por toda la sala, buscando a una sola persona, a un solo hombre.
Y lo encontró.
Ahí estaba el maldito hijo de perra sin ningún tipo de remordimiento, bebiendo y riendo con otros hombres que seguramente eran igual de nefastos que él, disfrutando de su existencia. El jodido hijo de puta actuaba como si nada, el cabrón que estuvo a punto de arruinar su vida.
—Disculpe...— Harleen se puso de pie, dejando a la fastidiosa reportera con las palabras en el aire. Decidida, atravesó todo lo que estuviera frente a ella, incluyendo a las personas que se entrometían, caminó derechamente a la dirección de Guy.
Y él lo notó. La risa en su patética cara cambió al notar a Harleen acercarse a él.
—Harleen...— Se levantó de su asiento y se adelantó, yendo directo a con ella —Estás aquí, finalmente, ¡Bienvenida!— Tomándola suavemente de los hombros, la intentó saludar de beso, pero Harleen esquivó su cara.
—Si Guy, estoy aquí— Fríamente contesto, y al mismo tiempo, le quitaba sus manos de encima.
—¿Cómo te trata la vida? ¿Has hecho cosas interesantes?
—Guy, ¿Podemos hablar un momento?
—¡Claro que sí! ¡Ha pasado demasiado tiempo! Tenemos que ponernos al corriente
Alejándose un poco más de las personas, Harleen tomó a Guy del brazo hasta estar apartados.
—¿Porque les has dicho a todos que "me salvaste" de un intento de secuestro del Joker?
Guy, al ver que Harleen ya sabía de lo que había estado alardeando por todos esos meses, miró muy nervioso a los lados, y volteó a Harleen, buscando una explicación coherente.
—Oh... Mira Harleen, hay cosas que cuando pasan el tiempo, te arrepientes de hacerlas, y quieres hacer algo para remediarlo. E-Eso fue lo que hice. Manché más el nombre del Joker para hacerte ver cómo la víctima de la historia, y así todos te tengan más empatía
"¿Oh?" Harleen no podía creerlo. No podía ser más cínico aquel hijo de puta.
—¿Hiciste eso por mí? Oh Guy, que considerado eres, incluso cuando en la versión real de la historia fue al revés, cuando irónicamente el que me salvó mi vida y "mi dignidad de mujer" fue el Joker. Y tú fuiste el enfermo que—
—Oye, era otro yo aquel, yo ahora pienso en lo que hice, y sé que estuvo mal... Pero ahora las cosas han cambiado, y ahora me alegro que estes bien y seas una superviviente del Joker...
Harleen sonrió, pero como no lo había hecho en tanto tiempo, con esa sonrisa que caracterizaba a la Arlequín, el espíritu de la diversión poco a poco volvía a florecer dentro de ella.
—No cambies el tema, Guy, tú y yo sabemos que el violador aquí eres tú, o al menos, fuiste un intento de...
Guy, dándose cuenta del embrollo en el que Harleen lo estaba metiendo, miraba a todos lados, esperando que nadie escuchara su conversación.
—...Sera mejor que cierres esa boca. No lo hables en voz alta, los demás no pueden saberlo, además ¿Que ganas con decir que fue otro hombre el que te intentó dañar? ¿Sabes el tipo de reputación que tendrías? ¿Que eres una mujer de poco valor?
—Por favor Kopski, yo ya no tengo nada que perder. En cambio, tú, tienes todas las de perder— Harleen instintivamente mostro sus dientes, para asustarlo un poco más —Al final del día, sigues siendo el niño puberto que renta películas porno hardcore y cree que así es la fantasía de toda mujer...
La descripción hizo enfurecer a Kopski, volteando a todos lados nuevamente, esta vez llamó la atención de algunas personas.
Susurrando entre dientes, Guy volvió a dirigirse a Harleen.
—Vuelves a llamarme así y te juro que voy a continuar con lo que deje pendiente en tu consultorio...
Esa amenaza en cualquier otro momento de la vida de Harleen pudo haberla asustado, pudo haberla hecho creer que en cualquier momento Guy la atacaría y cumpliría con su amenaza.
Pero para ese momento, Guy ya no estaba hablando con Harleen, estaba hablando con la Arlequín.
—¿Sabes? Podría contraatacar tu patética amenaza con una peor, pero mejor re refrescaré la memoria: Te recuerdo que mi novio es el Joker, si, sigue siéndolo porque que yo recuerde, no he cortado con él, y si me da la gana, puedo decirle a mi novio lo que me acabas de advertir...
El intento de ser un hombre que estaba dispuesto a lo que sea, incluso a amenazar con abuso, cambio drásticamente al de un patético cobarde, dándose cuenta que acababa de amenazar a la mujer del líder criminal más poderoso de toda la ciudad.
—Que pases una buena velada, Guy...— Harleen sonrió de forma más perturbadora. Guy, lleno de miedo y rabia, no sabía qué hacer. Sin escuchar otra palabra nefasta de él, se dio la vuelta y caminó a otra parte de la fiesta.
Sin embargo, el cambio de emociones de Harleen, más la amenaza que acababa de recibir no le hicieron bien en la salud mental de ella. Sin tomar en cuenta que la entrevista con la funesta entrevistadora provocó que sus memorias se revolvieran, sacando a flote los peores recuerdos.
—¡Oh Harleen! ¡Harleen! ¡Mira!— La voz de otro ser desagradable, Jeremiah. Parecía que la buscaba desde hacía rato. Reprimió con todas sus fuerzas las emociones negativas para poder seguir fingiendo su "excelente" salud mental —Harleen, le tenemos una sorpresa agradable.
—¿Sorpresa agradable? Espero que no sea una broma...— Harleen musitó, lo cual le provocó una carcajada a Jeremiah.
—¡Tonterías Harleen! ¡Esta es una verdadera sorpresa!— Tomándola del hombro, Jeremiah la dirigió a una parte del salón, para ser exactos, a donde se encontraban las mesas. Jeremiah detuvo a Harleen antes de continuar, y con su dedo, apuntó a una mujer que se encontraba sentada en una de las mesas —¿Puedes reconocer a la mujer mayor sentada ahí, Harleen?
Harleen entrecerró sus ojos, ¿Qué si podía reconocerla? Tal vez sí, aunque le dificultaba, porque esa mujer lucía tan agradable y alegre, y tal vez por eso no la reconoció, porque esa no era la mujer con la que solía vivir, la mujer que le amargó más de diez años de existencia.
—¿E-Esa es mi madre?
—¡Si! ¡Esa es su madre!
Harleen sintió caer en un vacío oscuro infinito, dejó de tener en ese momento 27 años, volvió a ser una niña de 15 años asustada por su madre, quién no paró de culparla por esa docena de años por miles de cosas fuera de su control. Eso ya era una broma de mal gusto. Toda la maldita gala era una maldita broma pesada de la que no quería ser parte del remate.
—¿Qué le parece un emotivo reencuentro? ¿Hm? Seguramente la Sra. Quinzel la está extrañando mucho...— Jeremiah tomó con fuerza el brazo de la petrificada Harleen y la llevó a donde se encontraba esa mujer. Harleen sintió terror, quería huir, quería salir corriendo. No quería volver a ver a su madre, no cuando ella misma decidió sacarla de su vida.
—Buenas noches— La caminata de repente fue interrumpida por alguien que, si bien, hubiera sido cualquiera, Jeremiah lo mandaba a volar, pero ese alguien provocó una sorpresa en ambos, más en el primero.
—O-Oh por... ¡Bruce Wayne!— Jeremiah casi dijo gritando, el famoso heredero de la fortuna Wayne frente a ambos —Que gusto que este aquí ¡Nos alegra tenerlo aquí!— Jeremiah olvidó completamente el mal chiste que haría con Harleen para atender a Wayne. Bruce fue quién notó a la distancia que intentarían hacer algo malo a Harleen, y actuó cuanto antes con lo mejor que tuviera a la mano: Su fama.
—Dr. Jeremiah, buenas noches. Srita. Quinzel...— Bruce miró a Harleen, lo cual provocó en ella un teñido en sus mejillas inmediato. Por supuesto que ambos recordaban su ultimo encuentro, el cual fue muy... Peculiar.
—Sr. Wayne...— Harleen respondió de la misma forma, con una sonrisa espontanea. Finalmente, algo que no fuese fingido.
—¡¿Qué le esta pareciendo la gala?! ¡¿Todo esta bien?! ¡¿Considera que está a la altura?!
—Me parece que es una buena fiesta con una buena causa, y que considerable de su parte que decidieran invitar a la Srita. Quinzel— Bruce dijo discreto—Por cierto, me gustaría hablar con ella...
—¿Conmigo?
—¿Con ella?
Ambos preguntaron confundidos y atónitos a la propuesta de Bruce, el sólo volvió a repetir lo dicho anteriormente. —Por supuesto, me gustaría hablar con ella sobre un par de cosas. Si me disculpa, Dr. Adams...
—O-Oh yo... C-Claro q-q-que...— Y antes que diera su respuesta, Bruce y Harleen dejaron hablando solo a Jeremiah. La Arlequín tomada del brazo del famoso empresario. Caminaron por el recinto, y a la vez, parecía que ambos querían alejarse de la multitud.
—Gracias por salvarme de él...
—Noté las intenciones de Jeremiah... Espero haber sido oportuno
—Fue todo lo contrario, y eso fue lo que me protegió...— Harleen y Bruce hablaban sin dejar de mirar al frente, notaban algunas miradas de los presentes sobre ellos, y a la vez, algunos cuchicheos.
—No creía que fuera a reconocerme— Harleen susurró y dejó escapar una pequeña risa nerviosa —Creo que tanto usted cómo yo somos bastantes reconocidos en la ciudad
—Una maldición, ¿No lo cree?
Harleen rodó sus ojos y dirigió su mirada a Bruce —Si claro, maldición la de usted porque es reconocido por ser millonario y yo por ser una criminal
—Ex criminal, no queremos que vuelva a ello— Bruce aclaró, provocando gracia en Harleen.
—Oh no, no, no, claro que no, yo tampoco lo quiero— Empezó reír ligeramente, forzándose a no reírse demasiado por no asustarlo. O más bien, por no asustar a otras personas. Los músicos entonaban melodías, algunos ya daban algunos pequeños pasos de baile en la pista, las miradas de complicidad entre Bruce y Harleen no se hicieron esperar, y en cuestión de segundos, ambos ya se encontraban en la pista de baile, danzando lentamente.
—¿Puedo preguntar algo?— Harleen aprovechó el momento, Bruce sólo asintió —¿Usted sigue molesto conmigo después del desastre que provoqué en su casa?
Bruce sonrió y una carcajada discreta —No se preocupe, yo ya la perdoné por ello desde hace mucho tiempo... Noto que tenía razón, que los diamantes siempre fueron sus favoritos...— Bruce dijo y señaló con su mirada a la gargantilla en el cuello de Harleen, cosa que dejó algo perpleja en ella, ¿Enserio Bruce Wayne recordó ese pequeño detalle en ella? Sus mejillas volvieron a sonrojarse más.
—F-Fue el regalo de una amiga...— Sonrió más apenada, ¿Cómo podía Bruce ponerla nerviosa incluso después de haber robado su casa? —Ella también sabe de mi gusto por los diamantes...— Sonrió aún más, no podía creer que tomara ese bochornoso recuerdo como uno gracioso. La música continuaba, los dos seguían bailando, siendo los protagonistas del baile.
—¿Srita. Quinzel?— Preguntó Bruce, pero fue interrumpido.
—¡Puedes llamarme Harleen! No hay problema. Incluso usted puede llamarme Harley, le doy el derecho de hacerlo— Harleen sonrió aún más.
—Está bien... Harleen, ¿Qué es lo que usted planea hacer después de esto?
Harleen quedó en silencio por un par de momentos, en realidad, no lo había pensando hasta en el momento que Bruce le preguntó eso, ¿De verdad ya no tenía algún plan de vida después de su reinserción a la sociedad?
—¿Después de esto? Oh, no lo sé, tal vez seguir intentando con mi vida...— Una respuesta vaga, algo para hacerlo desinteresarse del tema, pero Bruce insistió.
—¿Planea buscar algún trabajo? ¿O ya se encuentra en uno?
—¿Qué? ¿Trabajo? ¿Yo? Oh Sr. Wayne, yo quisiera hacer muchas cosas, incluso trabajar, pero pasa que mi terapeuta no me lo permite
La cara de Bruce cambió, de ser una relajada, sonriente y hasta carismática, se tornó en una seria, confundida y con rasgos de preocupación —¿No? ¿Cómo esta eso que no se lo permite conseguir un trabajo?
Harleen inhaló y exhaló, no habló de esto antes, ¿Debía de hablar de esto con alguien? ¿Estaba prohibido? No recordó a Joan diciendo algo al respecto, así que, ¿Por qué no hablar de eso con Bruce Wayne?
—Oh...Bueno, verás, es que tengo mi certificado de salud mental, donde dice que puedo reincorporarme a la sociedad, bla, bla, bla, bla, bla... Pero, para hacer ciertas cosas tengo que pedir permisos especiales
—¿Qué clase de permisos especiales son esos?— Preguntó Bruce exceptivo, Harleen volvió a tomarse la molestia de explicar cuales eran esos permisos.
—Oh, permisos como ir a la tienda, ir a dar un paseo, ir a recoger una pequeña pensión que Arkham me da por ser victima de la violencia, pero esa misma pensión le hacen un recorte para que ellos puedan comprar el tipo de comida que necesite, ¡Oh! ¡Eso sí! Mis medicamentos ellos lo costean, pero tampoco puedo ir a la farmacia por mis propias medicinas...
Harleen explicó con total naturalidad a Bruce, el cual sólo quedó consternado a las restricciones que Harleen tenía que seguir. Eso no hacían con los reinsertados a la sociedad, eso no hacían los ex pacientes de Arkham.
—Harleen, esto que usted me está diciendo puede llegar a ser ilegal
—¿Ilegal? ¿Por qué ilegal?— Preguntó Harleen con "inocencia" —Digo, me dijeron en Arkham que debía de existir un control conmigo porque soy la primera ex paciente criminal que se curaba completamente
—Sí, pero cosas tan sencillas como ir a comprar el pan de cada día no necesitan permiso, ni siquiera ellos tienen derecho a elegir cosas como tus propios alimentos... Harleen, ¿Que clase de acuerdo fue ese al que llegaron? ¿Es de ambas partes? ¿Estuviste de acuerdo?
Harleen tembló al escuchar la duda de Bruce. Agachó su mirada. Por supuesto que Harleen sabía que todo eso que hacían con ella era ilegal, cualquier ex paciente psiquiátrico no podía tener tantas restricciones y prohibiciones, y no podían elegir por ella cosas como el desayuno o la cena.
Bruce sintió la mano de Harleen temblar, intentó sostenerla, pero ella contestó a su pregunta:
—Oh bueno, es que... Es que para ser sincera, n-ni siquiera me dijeron de ese reglamento...— Bruce, a punto de decir que apoyaría a Harleen, e incluso estuvo por proponerle que él mismo se encargaría de su medicación y tratamientos de ser necesario, pero volvió a ser interrumpido por Harleen —... N-No sé porque estoy aquí... Yo... No tengo cavidad aquí, aquí la gente le doy miedo, no me ven como alguien rehabilitada, me ven... Me siguen viendo como una criminal, y no como cualquier criminal, me siguen viendo como la novia del Joker... ¿Y sabes qué? Eso rompe mi corazón, me hace sentir que, para ellos, yo no tengo esperanza... Ni siquiera mi terapeuta cree que tengo solución, sólo lo alarga y lo alarga, pero yo ya no tengo remedio... — Una carcajada triste, y los ojos de Harleen empezaron a ver a la nada —... ¿Sabe algo?... — Harleen soltó la mano de Bruce, dejando de bailar —N-Necesito... Necesito un momento...
—¿Gusta que la acompañe?
—No. No, gracias, yo no... Yo necesito un momento a solas...— Rechazándolo inmediatamente, Harleen caminó lo más rápido posible fuera del gran salón, encontrando la primera salida. Bruce, quedando sólo, poco a poco caminó fuera de la pista, sólo con ver a Harleen salir de ahí. Consternado, miró a donde se encontraban la mesa de Jeremiah Adams. Este levantó su copa a él, no sospechando que la ex Arlequín acababa de contar la sarta de prohibiciones de parte de él y del equipo en el que Harleen estaba bajo de. Bruce le dirigió una mirada nada amigable, cosa que Jeremiah entendió, y agachó la copa un tanto avergonzado.
Bruce volvió a ver a donde se había ido Harleen, pero ella desapareció. Por una excelente razón, deseó poder apoyar a Harleen, porque el sabía mejor que nadie lo que era volverlo a intentar.
Volviendo al rol de ser un hombre de negocios sociable, Bruce se mezcló entre los invitados, y al hacerlo, su hombro se topó con el de una mujer vestida de negro. Esa misma mujer elevó su vista a Bruce. Sus miradas se cruzaron, y hubo algo extraño dentro de ambos al verse a los ojos, un extraño sentimiento chocante, pero a la vez excitante y fascinante. Los ojos de ambos supieron que se conocían de algún lugar. Los dos, sin dejar de verse, siguieron con su camino, hasta finalmente separarse.
Selina siguió caminando y volteó atrás una ultima vez. Claro que lo conocía, era Bruce Wayne, pero ¿Por qué esa extraña emoción de que sus ojos oscuros reconocieron los ojos claros de Bruce? ¿Así era el sentimiento de encontrar a alguien en alguna vida pasada?
Selina volvió a sentarse en la barra, a punto de decirle a Walter que creyó ver a Harleen salir del sitio, pero antes de siquiera formular alguna palabra, Walter lo dijo primero:
—Parece que le gustas a Bruce Wayne...— Dijo con una pequeña carcajada. Selina no supo que decir, ni siquiera le dio tiempo de hacer alguna respuesta inteligente. Atinó a voltear atrás y darse cuenta que Bruce no la dejaba de ver, sólo hasta ese momento, volteó su vista a otro lugar bruscamente, fingiendo que no, que no la estaba viendo a ella.
—Sólo es Bruce Wayne...— Selina dijo, con un enorme manojo de nervios en su estómago. Ningún hombre la hizo sentir de nerviosa como él, pero pretendió muy bien que él famoso empresario no despertó algo en ella.
...
Harleen entró al baño, empujando la puerta, intentó no llorar fuerte, aunque el lugar estuviese vacío. Llegó a donde estaban los grifos, a la vez que hiperventilaba, puso una mano en su boca, sus lágrimas empezaron a salir.
Ella ya lo sabía, sabía que esa gala era un error, sabía que ir a ese lugar iba a ser un desastre, y efectivamente, sólo crearon eso para hacerla quedar en ridículo, en ser el hazmerreír, ser el remate de la fiesta, ella no era la estrella de la noche, era el bufón del cual todos se iban a burlar.
Harleen no quería llorar muy escandalosamente, intento controlar sus sentimientos y emociones, a pesar que era demasiado complicado y doloroso. Limpió las lagrimas de sus ojos antes de que devastaran su maquillaje (Por segunda vez) y acomodó su cabellera, a pesar de que su peinado se encontraba en su lugar. Volvió a verse en el espejo, pequeñas gotas salían de sus lagrimales.
Respiró profundo, temblando, tranquilizándose, tratar de no desmoronarse, sólo empezó a sonreír, animándose otra vez, sonriendo más fuerte, queriendo trasladar la felicidad de su sonrisa dentro de su corazón, escuchando una voz en su cabeza, esa voz dándole un consejo muy bueno, un consejo que podía ocultar todas las emociones posibles, incluidas las ganas de morir.
"Sonríe y pon una cara feliz"
En verdad, Harleen podía jurar que era como si el estuviera ahí, aconsejándola, calmándola, secando sus lágrimas con cuidado de no arruinar su maquillaje. Por un momento creyó verlo en el reflejo del espejo, haciendo todo eso, susurrando esas palabras con su suave voz. Pero no, no estaba ahí.
Un último suspiro, Harleen, empujándose a si misma para sobrellevar eso, salió del baño, esperando que la noche mejorara, pero estaba lejos de serlo. Muy lejos de serlo.
Su sentido del tiempo volvió a arruinarse, y lo que creyó que fueron 5 minutos en realidad fue casi una hora. Harleen caminó despacio por los pasillos hasta llegar a la puerta del salón, avergonzada de regresar después de estar 55 minutos en el baño, ¿Qué explicaciones podía dar a Joan y a Susanne?
Pero cuando estuvo a punto de entrar, se percató que alguien en el escenario daba un discurso. Se quedó un par de segundos de pie, sólo para darse cuenta que quienes estaban en el escenario eran Susanne, Joan, Guy, su propia madre, y Jeremiah. ¿Por qué carajos su mamá estaba ahí?
Y pronto lo notó: Todos ellos estaban dando sus propias versiones de como fue la experiencia de haber convivido con Harleen "antes de la locura". Y ella no podía creer todo lo que estaban diciendo al público. Ella escuchaba todos los testimonios distorsionados (Claramente), sólo con un propósito: Quedar bien ante la sociedad.
}Harleen escuchó como Susanne daba su testimonio, fingiendo que fueron amigas en Arkham. Con Guy sintió ganas de vomitar, ya que él estaba diciendo que siempre estuvo enamorado de ella en secreto, y que si Joker no hubiera "interrumpido sus caminos" seguramente ya le hubiera propuesto matrimonio. Jeremiah exclamando que siempre reconoció a Harleen como la mejor psiquiatra de Arkham y que fue una total pena que el Joker la secuestrara y la corrompiera, pero que estaría ahí, siendo un gran amigo para ella. Joan no dijo más que la verdad, pero fue reservada.
Pero lo que fue la gota que derramó el vaso y provocó que toda la furia la cual Harleen calmó hasta ese momento fue cuando su madre le tocó estar frente al micrófono, dando su propio testimonio.
Y ella deseó morir:
—...Mi Harleen... Ella... Ella era una niña tan dócil y bella, tan talentosa en la gimnasia... Yo sé que ella ha pasado por muchas dificultades, desde su abuso cuando sólo tenía 15 años, cuando su papá murió, y pensé que las cosas iban a mejorar cuando entró a Arkham a trabajar, hasta que ese maldito payaso psicópata la secuestró. Mi Harleen ha sufrido mucho, pero yo sé que ella, debajo de todo ese dolor, sigue estando mi dulce niñita, la niña que siempre quise, la niña que amo, porque ella sigue siendo mi pequeña bebé, a pesar de todo lo malo que hizo, yo a ella la amo...
Arriba del escenario, casi todas las personas que arruinaron su vida diciendo todas esas las mentiras al aire, y todos creyendo esas mentiras.
Pero Harleen podía encargarse de cada uno de ellos.
Cuando la madre de Harleen dejó de dar su testimonio, todos aplaudieron, elogiando la valentía de la Sra. Quinzel, y ella sólo sonreía con orgullo y aún "sensible". Pero esa sonrisa desapareció al ver a Harleen subiendo las escaleras del escenario, aplaudiendo sonora y lentamente.
—Mamá, realmente te has superado...— Harleen habló muy alto, a la vez que aplaudía mucho más lento, andando directamente a donde su progenitora estaba. La tensión se vio tan presente en su rostro apenas vio a su hija volver a dirigirle la palabra después de dos años —Quiero decir, ¿De dónde sacaste esa basura emocional de ser la madre que da todo por sus hijos?
Todos los presentes empezaron a murmurar, ¿Eso era real? ¿Harleen estaba siendo malagradecida con su propia madre?
—¿Y esos apodos cariñosos, mamá? ¿"Dulce niñita"? ¿"Mi pequeña bebé"? Nunca los he escuchado antes... ¿Les has dicho a todos que también me decías por otros apodos como "estúpida zorra" "pequeña perra" o "maldita puta que arruinó mi vida"?
La gente se sorprendió al escuchar eso, los murmureos cada vez se hacían más fuertes, y la vergüenza cayó sobre los hombros de la mujer mayor. Harleen carcajeó antes de continuar:
—Oh wow, no tenía ni idea del enorme grupo de personas que me amaban incondicionalmente, Guy, Susanne, Jeremiah, mi madre, todos aquí, contando cuanto me querían, cuanto se preocuparon por mí, como ellos eran tan importantes en mi vida...— Harleen apuntó a las personas con sus brazos —Ellos aquí, siendo mi soporte, mis relaciones más significativas, mis amigos más íntimos ¿Por qué no le dan un aplauso a mi red de apoyo incondicional?
Todos los presentes volvieron a aplaudir, confundidos. En el fondo, Selina y Walter se miraban extrañados al ver ese espectáculo, y Bruce no era la excepción.
—Susy, Susy, Susy, mi mejor amiga de Arkham— Tomó del brazo a Susanne, a pesar que ella imploraba que no, pero Harleen la llevó al centro —Todos creen que ella es mi mejor amiga, ¿Sabían que esta perra hacía acoso laboral a mí? Decía que no podíamos tener una amistad porque éramos sólo compañeras de trabajo, pero me jodía mucho apenas tenía la oportunidad. No paraba de decir que era una mojigata, que por más que me hiciera arreglitos siempre sería fea, e incluso dijo que merecía ser atacada por el Joker...— Harleen sonreía tan fuerte, provocando que Susanne casi llorara de la humillación a la que era sometida —¡Oh! ¡Casi lo olvidaba!... Susy fue cómplice de un intento de violación que tuve por parte de ¡Él! — Harleen se dio la vuelta y apuntó directo a Guy —Estoy segura que todos escucharon la historia acerca de que Joker intentó abusar de mí y el Dr. Kopski fue tan valiente que lo detuvo con sus propias manos, bueno, pues es verdad, todo eso es verdad, con la diferencia que fue al revés: ¡Fue Joker quién me salvó y el Dr. Kopski fue el villano de esa historia!
Guy sin pensarlo, fue directo a con Harleen, a punto de defender su honor, pero ella ni siquiera le permitió continuar:
—¡¿Sabían que el Dr. Kopski no sólo intentó violarme?! Pudo culminar lo que planeaba conmigo con pacientes psiquiátricas internadas en Arkham, ¿O no sabían que este hombre abusaba de esas pacientes, aprovechándose de sus condiciones mentales? Fue un gran escandalo en Arkham porque una paciente con demencia salió embarazada y dudo que Zeus o el Espíritu Santo se hayan encargado de ella, ¡Parece que los enfermos mentales en Arkham no sólo son los pacientes!
Las personas quedaron sin habla al escuchar eso. Guy, sintiéndose aprisionado, intentó salir de ahí, Harleen pero lo tomó de la mano antes de su escapatoria, e incluso se alcanzó a escuchar un "atrápenlo antes de que escape", mostrándolo frente al público como el verdadero tipo de hombre que era. Harleen, continuó con su espectáculo —Oh, y su tío, el Dr. Jeremiah, fue el encargado de tapar todo ese escándalo, hasta incluso creo que se deshicieron del bebé, y de la paciente también...— En realidad eso se lo acababa de inventar, pero estaba dispuesta a terminar de matar la reputación de todos —Oh, y el Dr. Jeremiah... Ese hombre. Me gustaría contarles todas las cosas que hizo cuando era Interna y cuando era paciente de Arkham, pero no alcanzará las horas rentadas del salón para terminar, si supieran que este tipo es como el dictador radical con bigotillo gracioso...
—¡Suficiente!— Jeremiah tomó del brazo a Harleen con fuerza, dispuesta a sacarla de ahí a como diera lugar, de ser posible, la arrastraría por el suelo frente a todos para sacarla del salón —¡Ya basta! ¡No puedes hacer eso! ¡¿Tienes idea de lo que estás haciendo?!
—¡No he terminado!— Sacando el brazo bruscamente, Harleen se dirigió al público, sin temor a nada. Sin miedo a nada. Sintió la mirada de todos sobre ella, pero ya no temía por eso, ya no. Harleen acomodó su cabellera, y continuó con su gran discurso —Pero... Creo que todos aquí presentes no quieren saber nada de ellos, ¿Verdad? Quiero decir, dije lo que tenía que decir de estas personas, pero sé que quieren saber de la verdadera estrella de aquí, ¿No? Hablan de mí, ¿No es así? ¡Aquí esta su invitada estelar!— Harleen estiró sus manos al público presente, recibiendo una ovación incomoda —¡Pero! ¿Saben qué? Ni siquiera ustedes quieren saber de mí, ¿No es así?— Danzando por el escenario, Harleen volvió a hablar en voz muy alta, e incluso, su voz volvía a afinarse, como cuando era la Arlequín —Nadie quiere saber nada acerca de Harleen Quinzel, ni siquiera quieren saber de Harley Quinn, ¿Verdad? Yo lo sé, yo sé que no quieren saber nada de mi... Ustedes quieren saber del Joker, ¿Verdad? Yo se que quieren saber de él... Bueno, les diré todo lo que quieran saber de él, venga, pregunten, soy todo oídos...
Pero antes de que siquiera continuara, Joan llegó con ella, intentando calmarla, o más bien, intentando detener el numerito de Harleen —Suficiente Harleen, esto es suficiente, tienes que—
—¡No! ¡Les voy a dar lo que ellos quieren! ¡Ellos no están aquí por mí! ¡Ellos están aquí por el Joker!— Harleen gritó a la cara a Joan, lo suficiente para que todos escucharan —¡Todos quieren saber que fue lo que sucedió! ¡Todos quieren saber como fue! ¡Y eso es lo que les voy a dar! ¡Eso es lo que les voy a decir!
Harleen miró a su público, las diferentes caras de confusión, de extrañeza, e incluso, de miedo. Entre ese público, observó a Bruce, quién no paraba de verla con inquietud. Harleen le dedicó a su público su sonrisa maldita, giró su rostro, viendo una ultima vez a las personas que acababa de humillar y exhibir, Harleen giró su rostro al público.
Oh no, que ya no era Harleen, era cierto, debía seguir ese consejo. Ella ya no podía ser Harleen Quinzel.
Dando pasos al frente del escenario, el público entendía que quién estaba ahora arriba de la escena no era Harleen Quinzel. Era Harley Quinn.
Y sólo Bruce, Selina y Walter se percataron de su presencia.
—Oh por Dios, Harley...— Selina susurró consternada —¿Qué carajos vas a hacer?
Nadie lo sabía, aunque era demasiado obvio: Harley Quinn estaba a punto de matar a Harleen Frances Quinzel, y lo haría frente a un público.
Los presentes no tenían ni idea, pero la renacida Arlequín se los iba a demostrar.
...
"I'll never smile again until I smile at you
I'll never laugh again, What good would it do?
For tears would fill my eyes
My heart would realize
That our romance is through
I'll never love again, I'm so in love with you
I'll never thrill again to somebody new
Within my heart
I know I will never start
To smile again
Until I smile at you
Within my heart
I know I will never start
To smile again
Until I smile at you
Until I smile at you"
...
—Frank Sinatra – "I'll never smile again"
Fin de la cuarta parte.
