30
"Why?
Who, me?
Why?
Feet, don't fail me now
Take me to the finish line
Oh, my heart, it breaks every step that I take
But I'm hoping at the gates, they'll tell me that you're mine
Walking through the city streets
Is it by mistake or design?
I feel so alone on a Friday night
Can you make it feel like home if I tell you you're mine?
It's like I told you, honey
Don't make me sad, don't make me cry
Sometimes love is not enough and the road gets tough, I don't know why
Keep making me laugh
Let's go get high
The road is long, we carry on, try to have fun in the meantime
Come and take a walk on the wild side
Let me kiss you hard in the pouring rain
You like your girls insane
So, choose your last words, this is the last time
'Cause you and I, we were born to die
..."
— Lana del Rey – "Born to die"
...
La luz de la mañana entraba a la habitación, al igual que el amor. O aquello que fuera lo más parecido al amor.
Podía sentir su respiración, podía sentir como sus piernas estaban entrelazadas con las suyas, podía sentir su pecho haciéndose grande y pequeño, como su corazón palpitaba a cada latido.
Como si hubiera muerto y vuelto a la vida.
Estaba despierta, pero no quería abrir sus ojos. Se encontraba entre sus brazos, aprisionándola, como si fuera a escapar de él, de ese lugar, de su existencia.
Otra vez.
Tal vez el seguía dormido, tal vez no. Y a ella no le importaba.
Sólo quería estar en sus brazos. Sus brazos eran el lugar más peligroso del mundo, y a la vez, el único lugar donde ella se sentía a salvo.
Sin importarle si había vivido en carne propia ese peligro.
Ya había abierto sus ojos azules, y al recordar todo lo que había ocurrido en las últimas horas, dejó escapar una pequeña risita, y sus mejillas se colorearon de rosa. ¿De qué forma podía sentirse? ¿Tonta? ¿Enamorada? ¿Triste? Tal vez las tres, tal vez ninguna.
Lo amaba, lo amaba tanto que hasta llegaba a dolerle, sus heridas palpitaron en ese momento, al igual que su estómago.
Inmediatamente bloqueó esos malos recuerdos, no tenía porque atesorarlos, no existía razón para que siguieran rondando en su mente.
Sólo se abrazó a él, lo miró dormir. Parecía muy agotado.
Se miraba tan tranquilo, hacía mucho que no lo miraba dormir tan tranquilo, tan relajado. Había demasiados problemas los últimos meses que siempre lo veía dormir con ansiedad, o simplemente no dormía, caminaba en círculos por toda la casa, dejaba cientos de rastros de colillas de cigarrillo en cada rincón.
Tenía que descansar, se lo merecía.
Acariciaba los vellos de su pecho, y su sonrisa se desvaneció.
Recordó el incidente del frigorífico, se preocupó al hacerlo. ¿Por qué él estaría ahí? ¿Habría pasado algo grave? ¿Habría tenido un mal recuerdo y eso lo hizo sentirse peor? ¿Qué era lo que lo había hecho volver a ese hábito?
Muchas preguntas, pero las respondería tal vez para otro día.
Por ahora, sólo quería estar entre sus brazos.
Y tal vez, para siempre.
...
"Cariño... Cariño despierta"
Alguien se enredaba en las sabanas, no queriendo despertar realmente. Pero esa voz dulce que conocía perfectamente no lo ayudaba a despertar de hecho.
"Pequeño Bruce, despierta por favor"
Bruce, de repente, despertó de golpe. Miró a su alrededor, se encontraba en su habitación, con sus juguetes en el suelo, y sentada al borde de la cama, con esa aura angelical y maternal que la caracterizaba, su madre, Martha.
De repente, Bruce volvía a tener 12 años.
—¿Mamá?
—Oh Bruce, cariño, lamento haberte despertado, creí que ya habías dormido— Martha no podía dejar de acariciar el cabello de Bruce, internamente pensó que ya le hacía falta un corte de cabello, pero eran cosas banales, no iba a mortificar a su hijo con eso.
—No, sólo descansaba los ojos
Martha dio una enorme carcajada. Bruce sonrió también, riéndose con ella.
—Oh cielo, tu siempre me haces sonreír
—¿Te sientes mejor de tu migraña, madre?
—Oh si, dormí toda la tarde, ni siquiera escuché los pajaritos a punto de dormir
—¿Los pajaritos que van a dormir cuando el sol se pone?
Martha sonrió con ternura a su hijo de nuevo. Cuanto lo amaba, y cuanto amaba ser madre.
—Esos pajaritos... Bruce, quiero preguntarte algo que sé que tu sabes
—¿Qué cosa mamá?
—Bueno, tú sabes que me dolía mucho la cabeza y me quedé muy dormida después de tomar mis pastillas. Cuando desperté, tu papá ya había vuelto, y lo vi muy asustado y alterado. Le pregunté a Alfred que fue lo que pasó y me dijo que papá volvió muy estresado del trabajo, era todo, pero...
—¿Pero?
—Tu sabes mejor que nadie que sé cuándo las personas mienten, ¿Verdad Brucie?
—Oh mamá, lo sabes mejor que nadie— Bruce se encogió de hombros, recordando un poco avergonzado algunas travesuras que había hecho en el pasado y que había intentado ocultarlas con mentiras piadosas, pero Martha siempre había sido más inteligente y lo atrapaba.
—Bueno hijo, ¿Tu sabes porque tu papá estaba asustado y alterado?
Hablando de intentar ocultar la verdad a su madre...
Por supuesto que Bruce sabía perfectamente porque su papá se encontraba así, todo era culpa de ese extraño payaso que los visitó en su casa. Y recordó las palabras de su padre con Alfred presente después de que le prometió muchas cosas para que olvidara ese mal momento.
"Bruce, no le digas nada de esto a mamá, no quiero que se preocupe, sabes que mamá a veces se preocupa de más y eso le provoca sus dolores de cabeza, ¿No quieres hacerle eso a mamá, verdad Bruce?"
Bruce preocupado, asintió con la cabeza, sabía que su madre era un poquito histérica, lo fue desde aquel accidente que tuvo en el jardín.
Pero también tenía mucho miedo que su mamá lo volviera a regañar por mentirle, y siendo sincero con él mismo, odiaba mentir.
—Bueno mamá, pasó algo...
—¿Qué ocurrió hijo?
—Es que... Papá dijo que no te dijera nada porque podía darte otro dolor de cabeza, y no quiero que tengas más dolores de cabeza
—No importa los dolores de cabeza, por algo existen las pastillas ¿No lo crees?
Bruce razonó rápido en su mente, su madre tenía razón, por algo existían los medicamentos, si le daba dolor de cabeza, podía tomar medicina y curarse.
—S-sí, tienes razón mami...
—Dime Bruce, ¿Qué fue lo que pasó?
Bruce, recordando ese momento muy perturbador, tomó aire primero, como una forma de afrontar el miedo a ese recuerdo, volverse valiente para regresar a ese recuerdo y contarlo.
—Estaba jugando en el jardín, en la casa de madera. Alfred se fue por un rato y yo me quedé jugando a ser el zorro— Martha sonrió con ternura a la pequeña obsesión de su hijo —Y me di cuenta que atrás de la barda había un hombre
—¿Un hombre?
—Era un payaso, usaba una nariz de payaso, y empezó a actuar como payaso. Se veía divertido mamá... Perdón mamá
—¿Por qué Bruce?
—Ustedes me han dicho que no debería de ir a la reja cuando estuviera solo, pero esa persona no se veía peligrosa, era un payaso... Tenía una varita mágica, pero era una varita que nunca había visto antes, sabía que era de juguete, pero esa varita lanzaba flores de plástico. Era muy extraña
—Puedo imaginarlo pequeño
—Después llegó Alfred y... No sé qué cosas se dijeron, no alcancé a escucharlos bien, pero él parecía que necesitaba ayuda, ayuda de papá, parecía que su papá lo abandonó. Pero Alfred se burló de él, ¿Por qué Alfred se burlaría de eso?
—... No lo sé cariño
—Me asusté porque en ese momento ese hombre atacó a Alfred, y me siento muy mal
—¿Por qué?
—Si no me hubiera acercado a la reja, no hubieran atacado a Alfred
Bruce agachó su mirada avergonzado, si no hubiera sido por él, Alfred no estaría herido. Pero Martha era experta en calmar esa culpa dentro de él.
—Mi vida, no es tu culpa lo que pasó— Martha envolvió a Bruce en un cálido abrazo —Esto que pasó son cosas de adultos, cosas que no tienes que ver con ellas, ¿Okey?
—Okey mamá
—Y ese hombre, el payaso, ¿Te dijo su nombre?
—Sí, se llama Arthur, y dijo algo sobre su mamá también, creo que... ¿Penélope? No recuerdo
Martha sólo parpadeó y mantuvo sus ojos cerrados por más de cinco segundos
—Sólo quería saber eso cariño, muchas gracias— Bruce no comprendió porque dijo "Muchas gracias" —Tienes que descansar, mañana tendrás nuevas lecciones y tu pequeña cabecita debe de estar lista para esas lecciones, ¿Okay?
—Sí mami, gracias— Martha estuvo a punto de levantarse cuando un sosiego que Bruce tenía volvió a él —¡Mami!
—¿Sí Bruce?
—C-Cuando le dije a papá de esto, le pregunté si podíamos ayudar a Arthur. Me dijo que no podíamos hacerlo, pero que tal vez lo hacía cuando fuera alcalde, mamá, cuando papá sea alcalde, ¿Le puedes decir que no se olvide de ayudar a Arthur?
Martha le sonrió, y a diferencia de su padre, Martha le dio esperanzas a su hijo.
—No te preocupes Bruce, yo misma le diré a tu padre. Y si no quiere ayudarlo, lo haremos nosotros. A dormir, ya es tarde
Bruce, quién estaba muy preocupado por Arthur en ese momento, sólo sonrió y acostó bruscamente su cabeza contra la almohada, finalmente durmió tranquilo. Martha lo miró con la ternura y el amor que una madre podría ver a su hijo.
Bruce durmió casi al instante, sin sospechar ni cuestionar las preguntas de su madre. Lo que Bruce no alcanzó a ver, ya fuera porque para él no era importante o porque su mente dormitaba todavía para darse cuenta, era que en las manos de su madre había una carta, carta que Thomas no logró desechar a tiempo y que ya había leído.
Martha miró la firma al final de la hoja: "Penny Fleck", ¿Desde cuándo Thomas le ocultaba cosas así?
Ella bajó al primer piso, revisó de nuevo las cartas y se dio cuenta que había otra carta, carta que Alfred no alcanzó a separar del resto y tirarla en alguna chimenea del hogar Wayne. Volvió Martha a tomar esa carta y mirando a todos lados, la abrió.
Era una carta similar a la anterior, pero esta tenía más información para Martha.
Información que le partió el corazón. Incluso más que la primera, donde Penny expresaba su amor a Thomas. Amor que no había muerto a pesar de los años.
Amor del que nunca sospechó Martha que existía.
...
Los gritos en la pequeña cárcel de la comisaria eran de lo peor. No sabía cuántas horas había pasado ahí. Lo peor es que algunos de esos gritos iban dirigidos a él, y si no venía ningún guardia por él, era hombre muerto.
—¡Eres un traidor! ¡Un hijo de perra! ¡Voy a sacarte la mierda cuando pueda!
Si, el Mensajero estaba acostado en su celda, escuchando todo. El bando de Grant lo había dado por muerto después de la muerte de este, sin embargo, no esperaban que aún estuviera vivo y peor, que se uniera al Clan de los Payasos.
Una clara traición a Brando Grant, a pesar de que este ya estuviese muerto.
El cerraba sus ojos, esperaba que no hicieran algún motín, aunque si fuese así, no tendrían mucha oportunidad.
O tal vez sí, al final de cuentas se encontraba en la cárcel de la comisaria, no era como si esa cárcel tuviera mucha seguridad. Dejó escapar un suspiro pesado mientras escuchaba más insultos a su persona, e incluso a su ascendencia.
Unas cuantas pisadas escuchó, miró hacía el pasillo. Eran policías.
—Es tu turno de declarar muchacho. Y más te valga que digas la verdad
No dijo nada al respecto, sólo se levantó y espero a que abrieran la celda y lo esposaran.
—¡Voy a joderte muchacho! ¡Voy a hacerlo! — Un grito se dejó escuchar mientras caminaban por los pasillos.
—Vaya, no les caes bien a muchos de aquí
El Mensajero se aguantó las ganas de responder a los policías, no quería entrar más en conflictos de los que cargaba. Suficiente tenía con las 300 amenazas contra su vida en la pequeña cárcel de la comandancia.
Si, se encontraba tan aburrido que se puso a contarlas.
—Lo único que se es que podrían ser mas originales con sus intimidaciones...
Lo llevaron justo a la sala de interrogación.
En el transcurso a la sala, El Mensajero no paraba de pensar.
Su hora de declarar, su turno de decir todo su historial delictivo. Aunque realmente a la policía no le interesaba él, le interesaba todo acerca del Joker, sobre todo su paradero.
Y tal vez también de la Arlequín.
—En un momento llegarán y preguntaran, más te valga que cooperes— Le advirtieron los policías una vez sentado en el escritorio. El chico no hizo nada más que darles una señal con su mano, a pesar que estuviera esposada.
Lo dejaron sólo un par de minutos.
Minutos que empezó a reflexionar.
Sabía que no le quedaba mucho, era obvio, el ahora mismo estaba detenido, y por haber pertenecido a dos hampas criminales, era bastante evidente que sería tirado a la cárcel. Temía que su estancia fuese en la peor penitenciaria de la ciudad, en Blackgate. Si era ahí, las amenazas anteriores a su persona serían una cosa de niños.
Y a todo eso, ¿Cuántos años de cárcel sería?
Debió de haber sido más listo en ese último ataque contra los enemigos de su jefe, contra los que fueron sus compañeros alguna vez.
¿Se estaba arrepintiendo?
Tal vez, pero siendo honesto consigo mismo, se sentía más cómodo con los payasos. Además, de no ser por ellos, no hubiera conocido a Harley.
Harley, era cierto, ya había pasado más de un mes que no sabía nada de ella. ¿Se encontraría bien?
El sosiego empezó a atacarlo, tal vez ella estaría en un lugar mucho mejor, ¿O peor? La última vez que la vio fue en aquel ataque contra Joker, salvado la vida a una niña. Después de eso, Harley desapareció de la faz de la Tierra.
¿Ella estaría bien?
Abrieron la puerta sorpresivamente, interrumpiendo al Mensajero.
—Bien y bien... Veamos...
El Mensajero observó al hombre que llevaba un par de archivos, una libreta y pluma en sus manos. Se dio cuenta por el semblante del hombre que no iba a ser un interrogatorio normal. Al menos, no iba a ser pacifico.
—Vaya, mal día ¿Eh? Me he enterado de la bienvenida que te dieron...
Oh sí, la bienvenida: La primera noche que El Mensajero pasó un par de presos de las arreglaron para abrir su celda. Ambos intentaron matarlo mientras se encontraba dormido. No sabían que el instinto del Mensajero era muy agudo, y fácilmente pudo derribar a los dos. Los presos llevaban consigo un destornillador, iban a darle una muerte muy agonizante.
—He tenido peores bienvenidas— El Mensajero se recargó contra la silla. Curioso, ante los criminales era fiel, incluso hasta llegaba a parecer un pequeño perrito faldero, pero ante la ley, sólo era eso, la ley, nada importante para él.
—Alguien como tú, seguramente, siendo parte del clan de los payasos... Bien— El detective abrió la carpeta de su expediente —Iniciemos, soy el Agente Burke, el Investigador a cargo del caso de Arthur Fleck, o como tú lo habrás conocido como "Joker" — El Mensajero no sabía que pensar ahora de Fleck al escuchar su nombre —Así que... Tu nombre... Walter Fields... ¿Fields?
El Mensajero hizo su cara hacía un lado, tristemente por su apellido, fue reconocido.
—¿Fields? ¿Eres un Fields? ¿Estamos hablando del mismo Fields?
—No lo sé— Respondió reacio, pero tristemente fue atrapado e identificado.
—Vaya, que... ¿Enserio eres tú? — Burke arrimó su cara, intentando reconocerlo —No puedo creerlo, lo eres... Qué desagradable sorpresa— Sin embargo, Burke no podía dejar de reírse como idiota al leer el historial del muchacho —¿Cómo es el hijo de un hombre como tu padre termina en algo tan bajo como el mundo criminal?
—Agente Burke, que yo recuerde, en los interrogatorios se pregunta cosas relacionadas al caso que se investiga, no a la vida personal del interrogado al menos que el caso lo requiera
—Vaya, incluso heredaste eso de tu padre, su actitud, eres todo un chico de dos mundos
—¡Cierra la puta boca! — El Mensajero, ahora reconocido como Walter, puso su puño contra la mesa ferozmente. Burke sólo se burló de él —¡Esto no se trata de mi por si no se ha dado cuenta!
—No, por supuesto que no... Sólo me gusta de vez en cuando humillar a los de tu clase— Burke observó los ojos de Walter rodar. Que cansado era escuchar a este tipo. Burke se burló una vez más mientras que Walter le dirigía una mirada atemorizante, o al menos eso intentaba hacer —Así que, eras El Mensajero, ¿Ocultabas tu identidad secreta bajo ese apodo estúpido?
—El apodo no fue de mi invención
—Se nota. En fin, ¿Puedo llamarte Walt como en los viejos tiempos?
—No
—Bueno Walter, como te decía, estoy a cargo del caso de Joker y del secuestro de la Dra. Harleen Quinzel, a la que seguramente conoces como Har—
—¿Qué? ¿Secuestro?
Su cara se tornó a confusión al escuchar eso.
—Parece que desconocías de ese minúsculo dato, ¿No lo sabías Fields?
Burke se encargó de explicarle al encarcelado lo que se había perdido.
El Mensajero, o en este nuevo caso, Walter, quedó mudo.
No, definitivamente no sabía la versión "oficial" de los hechos. No sabía que en realidad Joker había tomado a Harley a la fuerza y se la llevó lejos contra su voluntad. O a menos esa era la versión que el Hospital de Arkham dio a la prensa y a la policía.
—Violencia, lujos hurtados, peligro inminente, un posible caso de Síndrome de Estocolmo, un amor loco... Vaya elementos tiene esta historia, ¿No lo cree, Fields?
—... — Sabía perfectamente del sarcasmo que Burke quería decir, pero no estaba de acuerdo con él, ni siquiera estaba a la par con su interrogatorio.
De repente, Walter hizo demasiadas conjeturas en su cabeza.
¿Tal vez por eso Harley quería escapar? ¿La pequeña chica que estaba ahí solo era un pretexto para que Quinn pudiera llegar a la libertad?
Hacía más de un mes que no sabía de ella, eso significaba que ella estaba a salvo, estaba en otro lugar lejos de Gotham.
—Bien, dándote está información, quiero que me respondas las siguientes preguntas, si cooperas, tal vez puedan reducir la condena, ya sea cuál te ponga él juez, tal vez no tengas que ir a Blackgate, y tal vez, solo tal vez, podrías ser un testigo de utilidad, alguien a quién le perdonarían todos sus crímenes y le darían una nueva identidad... ¿Qué me dices Walter? Creo que es algo que ella te lo agradecería
Walter siguió pensando seriamente en las palabras, trataba de recordar la actitud de Harley cuando convivía con ella. Tal vez por eso ella lo rechazaba demasiado, no porque no le interesara, era eso, estaba bajo amenaza del Joker.
¡Se sintió tan estúpido por no haberse dado cuenta antes! Pero a la vez se sentía muy bien por haberla ayudado a escapar de ese infierno. Ahora que Harley estaba lejos de Joker, no temería en ayudar a que lo capturaran.
Si, tal vez Joker lo había ayudado mucho, y le había perdonado la vida cuando asesinó a Grant, pero esta vez se trataba de Harley, de su Harley. Aunque no fuera su chica, quería protegerla. Llegó a la conclusión que, si Harley se enteraba que Joker estaba encerrado, ella podría volver a Gotham.
Y sólo tal vez, podría intentar algo con ella, demostrarle de lo que era capaz de hacer por ella.
—Se un par de cosas Burke, algo que puede ayudar...
—¡Oh! Quizá recordar a tu padre te haya hecho cambiar de opinión
—Mi padre no tiene nada que ver con esta mierda, pero por si quieres saberlo, conozco a la chica, es una chica adorable, y creo que sólo por ella soy capaz de cooperar con ustedes
Burke levantó una ceja, no esperaba la repentina cooperación del detenido, de cualquier forma, no le importaba saber qué fue lo que lo impulsó a hacerlo. Sólo le interesaba cazar al par de payasos.
—Había escuchado acerca de un posible asalto... Esta por ocurrir pronto...
—¿Qué tan pronto?
...
No lo iba a negar, le aterraba la idea de regresar a "Carnival", no era para menos, pues esperaba el rechazo de todos, ya que a casi todos los había metido en problemas, a pesar que fue por una causa muy importante. Además, quienes debían de temer era el resto del Clan si se atrevían a meterse con ella.
A pesar del miedo, decidió ir, para su sorpresa, no recibió ningún comentario al respecto, más que un par de "Bienvenida de vuelta", con un poco de alegría. No le importaba si era fingida o autentica, sólo sabía que debían de tratarla bien, pues había vuelto tomada del brazo de su querido Sr. J.
A pesar que podía percibir un poco de rechazo. Se encogía un poco al sentirlo, pero cuando sentía la mirada y la sonrisa de su Sr. J sobre ella, le daba a entender que todo estaba bien. No podía sentirse más segura y amada a su lado.
De vuelta en la oficina donde conocía perfectamente, Harley comía un par de caramelos que aún habían quedado del antiguo regalo que Joker le obsequió semanas atrás.
—¿Hoy habrá diversión, Sr. J?— Preguntó Harley al ver a Joker tan concentrado sobre su escritorio. Diversión era la palabra que solía describir los planes que tenían para darle pesadillas a Gotham.
—Un nuevo asalto, tal vez ataque...— Se decía mientras hacía un par de anotaciones, puliendo los últimos detalles de su último macabro plan —Parece ser que el Banco Estatal recientemente recibió una cantidad un poco regordeta para sus bóvedas, y creo que es nuestro momento de reponernos finalmente. Odio estar quebrado, y tu sabes Harley cuando adoro asustar a las personas, uno de mis pasatiempos favoritos
Harley empezó a reír de emoción y júbilo al escuchar eso.
—Uyy, no tienes idea cuanto extrañaba hacer estas cosas, poner el arma en las cabezas y disparar al aire— Harley se levantaba del asiento y se agachaba al mismo tiempo que tomaba su martillo y lo hacía girar en el aire.
—Lo sé, también extrañaba eso. Tendré meterles balas a cráneos de ser necesario, pero como me encanta que me rueguen que no lo hagan
—¡Oye! ¡Tienes que dejarme algo a mí! Siempre llevándote toda la diversión, no seas egoísta—Harley dejó el martillo en el suelo, mientras iba de vuelta al sofá y se sentaba en una pose incómoda, pero coqueta, de vez en cuando llamando la atención de Joker, este sólo le sonreía contento. Su cerebro no quería admitirlo, pero su corazón sí quería admitir la alegría que sentía porque ella se encontraba de vuelta—Espero patear suficientes traseros el día de hoy... Claro, si me dejas esta vez ser parte de tu plan...
—Escucha...— Joker se levantó del escritorio, caminó hacía Harley y se sentó junto a ella, Harley por mientras, se encontraba al revés, colgando su cabeza del sofá, junto con sus coletas, Joker no podía quitarle la mirada de encima —...Lo siento si te habías sentido rechazada antes, las cosas cambiarán a partir de hoy, y cambiarán mucho. Serás parte esencial de este plan, y quiero que estés ahí
—¡¿De verdad?!— Harley se dio la vuelta feliz, sentándose bien y abrazó a Joker —¡Finalmente me dejas ser parte de algo! ¡Muchas gracias pud—
De repente, Harley se mordió la lengua, dándose cuenta que dijo algo "prohibido".
—¿Qué pasa?
—Ehh... Nada, nada realmente...— Harley se dio la vuelta, su estómago empezó a temblar y sus manos a sudar, y la risa eufórica fue reemplazada por unos labios sellados. Joker se dio cuenta del cambio de actitud de Harley, inmediatamente quería saber que era lo que le sucedía.
—¿Qué ocurre Harley? ¿He dicho algo malo?
—N-no, es sólo que... R-Recordé que no te gusta que te dijera así, lo siento— Harley se encogió de hombros y dijo la última parte en un hilo de voz muy agudo, intentando acallar la vergüenza que sentía. Y el hecho que su mente le resonara aquella horrenda noche. Sacudió su cara, pidiéndole a su cabeza que, por favor, no quería acordarse de ese horrible momento.
Sintió la mano de Joker pasar por su espalda, y como esta poco a poco descansaba en su cintura, acercándola hacia él.
—Claro que puedes decirme así muñeca, puedes hacerlo
—¿De verdad? ¿N-No te molesta?
—Por supuesto que no, tu eres mi muñeca, puedes decirme como quieras
Harley, sintiéndose sólo un poco alivianada, se abrazó a Joker como si fuera su peluche favorito, él la recibió, acercándola a él y abrazándola.
—Pudín— Dijo Harley alegremente, volviendo a sentir las mismas mariposas renacidas en su estómago. Joker sólo apretaba más su cadera, sintiendo sus dedos entrar por encima de su piel.
—Te vestirás hermosa hoy, con ese maquillaje de payaso que tanto me encanta, lucirás preciosa, quiero que todos vean la hermosa princesa a mi lado
—¡Sí! ¡Sí! — Harley empezó a dar pequeños brincos en el asiento, irradiando más felicidad que la que podía sostener —¡Oh Sr. J! ¡Tú siempre tan increíble e inteligente! ¡Nadie nunca podría derribarte!
—¿Dices que nadie?
—¡Nadie porque eres el rey de Gotham! ¡Eres invencible! ¡Eres i—
Un golpe seco y pequeño contra el suelo se dejó escuchar por la sala, llamando la atención de Joker. Harley giró su cabeza al origen y su corazón por un momento paró.
—¿Qué fue es—
—¡Se cayó mi labial!— Harley casi se tiraba contra el suelo para recoger lo que se había caído de su bolsillo, pero Joker alcanzó a darse cuenta que aquello no era un labial.
—¿Qué?
Harley hábilmente guardó eso en su bolsillo y rápidamente volvió a sentarse.
—¡Ya lo guardaré! ¡Listo! ¿En que estábamos? — Harley emocionada y fingiendo desinterés en lo ocurrido, puso sus palmas por debajo de su mandíbula, poniendo toda su atención a Joker. Sin embargo, la cara de felicidad de este cambió por completo.
—Harley, muéstrame lo que cayó
—N-No es nada importante pudín, tenemos que seguir planeando esto, es más im—
—Harley, no me cambies el maldito tema, ¿Qué carajos es lo que tienes ahí?
—¡N-Nada! — Harley, sintiendo nuevamente su cuerpo temblar, casi salió corriendo de la habitación para ocultar, pero Joker fue más audaz, tomándola del brazo y atrayéndola bruscamente. Hicieron un pequeño forcejeo hasta que finalmente Joker le arrebató a Harley lo que escondía en su mano.
—¿Pero que mierd...? Harley, ¿Todavía consumes esta mierda?
Un pequeño frasco lleno de píldoras, era lo que Harley ocultaba.
Ella, siendo atrapada con las manos en la masa, sonrió nerviosamente hacía él.
—Y-yo n-no—
—¿Desde cuándo estás tomando esta mierda Harley?
—A-Art, tranquilo, eso es algo que ya ocurrió, ya no lo—
—¡¿Desde cuándo?!
Joker casi gritó a ella, provocando que nuevamente el temor a volver hacerlo enojar envolviera su cuerpo. Harley, armándose de valor internamente, y darle la explicación que él exigía.
—Arthur, tranquilo, yo... Bueno, ha sido cuando estaba lejos, cuando—
—¿Cuándo escapaste de mí?
Mordiéndose el labio, Harley intentó acomodar sus ideas, tratando de no volver a arruinarlo —S-sólo las usaba c-cuando me sentía muy mal y muy triste, a veces era demasiado la tristeza que se desbordaba y me ahogaba, quería respirar, así que tomaba un par de las pastillas para no sentirme asfixiada... ¡Pero eso es algo del pasado! ¡No lo necesito más!
—¿Y porque las traías contigo?
—... No lo sé
—Oh, parece ser que yo lo sé, parece ser que prefieres consumir esta mierda que a mí
—¡No!
—¡Por supuesto que sí! ¡Te he dicho miles de veces que dejaras esto y parece ser que te encanta verme la cara de idiota!
—¡No! ¡Nunca lo haría! ¡Lo siento mucho Arthur! ¡No quería de verdad decepcionarte así! Es sólo que era algo que ya tenía controlado, pero volví a caer y estoy intentando salir de eso... Lo siento mucho pudín, no quería decepcionarte de esta manera... ¿Puedo pedirte perdón?
Harley elevó sus ojos hacia él, esperando el perdón y su aprobación, aún cuando la molestia se hacía notar en sus ojos verdes.
¿Él lo entenderá, cierto?
La palma de Joker golpeó la mejilla de Harley, cacheteándola de vuelta.
La cara de Harley giró de tanta fuerza que fue el golpe, hasta sus coletas se sacudieron junto a ella.
Arthur la miró con mucho enojo, y claro, decepcionado de ella, decepcionado que no siguiera sus órdenes. Incluso hizo un puño con esa misma mano.
—Me lo prometiste...— Un pequeño y doloroso hilo de voz se escuchó desde lo más profundo de ella, pero no provenía de su corazón. Arthur se dio cuenta de su error.
—Harle—
—¡Me prometiste que no ibas a volver a hacer eso y lo hiciste!
—¡No, Harley! ¡Perdón! ¡No quise—
—¡Lo hiciste!
Harley empezó a llorar afligidamente de nuevo, ¿Por qué siempre tenía que ocurrir algo así? ¿Por qué cuando empezaba a sentirse segura a su lado, confiando en él nuevamente, pasaba algo así dentro de él y volvía a salir herida?
Dañada, y ahora en los brazos de Arthur, consolándola y pidiéndole perdón de forma interminable, no podía dejar de pensar. Parecía que estaba maldita, toda su vida estaba maldita, y por supuesto, el amor de su vida no iba a ser la excepción.
Él también estaba herido, y lo único que aprendió era herir a los demás.
Incluso en sus peores momentos, ella intentaba justificarlo, intentaba encontrar alguna razón, algo. Pero esta vez, sólo quería llorar.
—¿Por qué haces eso Arthur? — Se separó de él, aún saliendo las lágrimas de sus ojos —¿Por qué me tratas tan diferente? ¡¿Por qué primero quieres cuidar de mi y después me tratas como a una basura?!
—Harley, yo no quis—
—¡¿Y si no quieres hacerlo porque lo haces?!
Se llevó sus manos a la cara, volviendo a llorar. Se arrepintió de reclamarle por algunos segundos ya que podría desencadenar en otro golpe, pero sólo volvió a sentir sus brazos, empujándola contra su pecho, y una de sus manos acariciar su cabello.
¿Por qué él la quería a su lado? ¿Por qué la ilusionaba con promesas y después la aventaba a la realidad, cómo si la empujara contra el vacío? ¿La quería o no la quería?
Pero también ella se hacía una pregunta: ¿Por qué lo perdonaba cada vez que pasaba algo así?
Se preguntaba mirándose al espejo del baño, después de que Arthur le pidiera perdón miles de veces, besando los nudillos de sus pequeños puños, y ella decidió hacerlo. Minutos después ella le dijo a él que quería prepararse para el asalto, y él la dejó ir al baño, y antes de empujar la puerta, Harley se dio la vuelta en silencio sólo para observarlo; Sentado, sus codos sobre sus rodillas, agarrando su cabello verde con sus puños y mirando al suelo. Podía jurar que estaba arrepentido de su acción, pero a ese punto, ya no lo sabía con certeza.
Y ahora encerrada en ese pequeño cuarto blanco, miraba la palma marcada en su mejilla. Enrojecida, dolía muchísimo cuando pasaba un dedo por ahí, ¿Cómo lo haría con su maquillaje? Lo intento con mucho cuidado, pero cada vez era más difícil, y no sólo por el dolor, sino por toda la tormenta dentro de su mente, todas las voces hablando al mismo tiempo, sobre lo que debía de hacer, el siguiente paso. Algunas les decían que estuvo bien lo que su Sr. J hizo, otras no paraban de decirle que era una tonta por perdonarlo, y una que otra le sugería que le regresara el daño sólo como escarmiento y venganza.
"Si él se enfada conmigo significa que se preocupa por mí, ¿No es así?"
Las voces hablaron al mismo tiempo, unas diciéndole que estaba en lo correcto, otras diciéndole que no debía de pensar de esa maldita forma y las últimas aun sugiriéndole la venganza. Todas empezaron a enfermar a Harley que ya no podía más.
—¡Basta!— Se dijo Harley a sí misma, dejando caer la brocha y la pintura negra al lavabo, manchando un poco la porcelana blanca. Llevó sus manos a sus orejas, tapándolas, queriendo dejar de escuchar las voces. Dejó escapar un suspiro pesado cuando finalmente estas decidieron cerrar la boca. Volvió a mirarse al espejo.
"Tal vez todas ustedes tengan razón, tal vez el se preocupa por mi y así me lo demuestra, tal vez no sea la forma correcta de demostrarlo, tal vez debería darme una pequeña venganza, ¡Tal vez todas ustedes tienen y a la vez no la razón! ¡Pero...! Pero... Sólo quiero aferrarme esta vez a lo único que tengo... El es lo único que tengo... Por qué, sin él, estoy segura que no tendré nada..."
Alguna vez había escuchado que no se necesitaba estar loco para estar enamorado. Aunque tratándose del Joker, la locura ayudaba mucho.
—Al diablo... Estoy acostumbrada al dolor, ya le empecé a tomar gusto— Harley volvió a tomar la brocha, continuando con su maquillaje, dibujándose un pequeño corazón negro por debajo de su ojo, muy parecido al suyo —Siempre esperar hasta que duela... Creo que simplemente estoy podrida...
Acomodó su cabello y sus coletas una vez más, no sabía que traje utilizar en esa ocasión, debería de usar algo que la dejara hacer muchos movimientos por la ocasión. Quizá usaría su primer traje, era muy útil. Lo decidiría en cuestión de minutos. Salió del baño y no se esperaba encontrar a Joker ahí.
El sólo llevó sus manos a su rostro, observándola fijamente. Parecía que quería decirle algo, pero no tenía el valor de hacerlo. Harley, sin embargo, fue la que decidió dar el primer movimiento, dejándole un beso en sus labios, beso que no quiso separar Joker, atrayéndola más hacía él.
Ella misma lo dijo, estaba podrida, atrapada, no había escapatoria. Pero siendo sinceros, se encontraba en su zona de confort. Se dijo a si misma en silencio que ella estaba hecha eso para todo lo que su Sr. J le ofrecía, incluida la injuria. Tan enamorada de él, aunque fuese complicado.
Amarlo era muy difícil.
—Harley, después de esto...— Joker se separó suavemente de ella. Harley escuchó atentamente.
—¿Sí? — Preguntó con mucha curiosidad en sus ojos. Esos zafiros que lo volvían loco.
—Después de este atraco, nosotros vamos a huir y escondernos...
Sus cejas se encorvaron, ¿Qué era lo que se refería?
—¿Huh? ¿Qué dices?
—Vamos a desaparecer del mundo
—¿Desaparecer?
Arthur acarició suavemente la mejilla de Harley, con cuidado de no arruinar su maquillaje, en esa misma mejilla. Ella volvió a sentir esas mariposas en su estómago, sintiendo nuevamente emoción, pero esta vez, dolía.
—Sí, sólo será un par de semanas, volveremos después con mejores juegos para jugar, sabes lo mucho que me encanta hacerle daño a esta ciudad
—Lo sé pudín— Harley empezó a jugar con el saco rojo de Joker con sus dedos, desviando un poco su mirada oscura sobre ella, ¿Por qué se sentía tan pequeña y confusa en ese momento? —Yo sé perfectamente, si tan solo se pudiera, pondrías la diversión en los funerales
Joker se rio con el comentario de Harley.
—Tu siempre tan graciosa, pequeña Harley
—Así que ¿Serán como unas pequeñas vacaciones?
—Sí, ¡Exacto! ¡Unas vacaciones! ¡Descansaremos, y nosotros...!
—¿Sí?
—Nosotros estaremos apartados del mundo, incluso de mis hombres. A ellos ya les di ordenes de lo que hacer en mi ausencia, esta todo planeado
—¿De verdad? ¿Y qué haremos nosotros?
—Nosotros...
"Quiero... Quiero estar contigo, quiero remediar todo el daño que te he causado, quiero hacerte el amor por muchísimas horas, quiero besar cada centímetro de tu piel, besar esos dulces labios, que me mires con esos enormes ojos celestes inocentes, acariciar tu cuello, sentir tu aroma en mí, sentir tu piel contra la mía, bailar contigo todas esas canciones que quise bailar alguna vez cuando conociera a la única persona que pudiera entenderme, así cuando lo escribí en aquel viejo y deprimente diario. Quiero cuidar de ti, quiero protegerte de todas las malditas adversidades del mundo..."
—...Nos divertiremos
—¿En serio? ¿Y cómo nos vamos a divertir?
"...Pero también me sacas de quicio, del poco en el que estoy, y quiero castigarte por eso, quiero seducirte, que caigas en mi trampa mil veces, quiero dañarte, corromperte, ahogarte, enfermarte y curarte para volverte a enfermar y volverte a curar y volver a hacerlo mil veces más, deteriorar esa pequeña pizca de cordura dentro de ti, amarrarla y dejarla olvidada en un rincón, que sólo dependas de mí, de nadie más, quiero enseñarte cosas malas, más malas de las que he hecho y que te he enseñado, quiero que seas mía para siempre, incluso después de mi muerte..."
—Si te lo digo arruinaría la sorpresa
—¿De verdad?
—Sí...
"...Amo esto, amo el hecho de saber que morirías por mí, que tú no eres nada sin mí, como me necesitas, tan débil como una rosa, como tus piernas flaquean con el sonido de mi voz, como tus ojos me dicen que pierdes la razón estando a tu lado, como tu vida no tiene sentido si no estoy ahí merodeándote, como finges estar asustada cuando te castigo cuando en el fondo de tu oscuro corazón sabes que lo mucho que te encanta tenerte así, como serías capaz de rogarme si algún día decidiera irme, así con lo que tuviera puesto... Y me odio porque me di cuenta que esta broma se me esta regresando..."
—Oh, vaya... No puedo esperar
"...Yo tampoco..."
Sí. Ella era, ella era la persona por la que había esperado demasiado tiempo, casi toda su vida.
¿Por qué hasta ahora?
—Suena emocionante, de verdad... Nos divertiremos mucho...
—¡Lo es! Pero primero, la diversión que tanto nos encanta— Harley asintió, tomando su martillo y sonriendo —¿Sabes pudín? Quiero hoy callar muchas bocas, demostrar a los demás que puedo... Incluido a ti
—¿Qué? ¿Qué es lo que quieres demostrarte, muñeca mía?
Harley, mordiendo sus labios, dejó el martillo en el suelo una vez más y lo miró desde ese punto de la habitación.
— Por eso, crees que soy una muñeca, tu pequeña muñeca de mejillas rosa y resplandeciente, que puedes jugar conmigo como quieras— Volvía a acercarse a él, lentamente, jugueteando un poco, temía continuar, pero quería hacerlo, quería también callarse su boca — Quiero demostrarte cuan oscura puedo llegar a ser. Puedo llegar a ser tan oscura como tú
Joker sonrió a ella, la tomo de la mano y ella entrelazó sus dedos con los de él.
—Muñeca, confío en ti, sé qué haremos algo grande hoy...
Harley dio unos pequeños pasitos de emoción y en uno de esos brincos dio un pequeño beso en su mejilla. Corrió por su martillo y un par de armas. Mientras le decía cosas triviales a Joker, sobre que había aprendido su uso con las armas o su navaja, sólo el la escuchaba atentamente, cruzado de brazos, recargado en la pared.
"...Tan loca y tan dulce a la vez... ¿Por qué llegaste demasiado tarde a mi vida?"
Harley volteó hacía atrás mientras tomaba un par de balas, segundos que Joker aprovechó para limpiar una pequeña lágrima que escapó de su ojo derecho.
...
Un enorme edificio, llegaban personas de todas las edades, queriendo hacer los tramites lo más pronto posible. Era un día bastante relajado, como la seguridad del Banco, el cual, a pesar de haber ya sufrido 2 atracos del mismo clan, era como si hubieran borrado su memoria como a un cassette, aunque eso era un poco típico de Gotham.
Pero el costo de ese clásico error era enorme.
Y aunque esperaban encontrarse a payasos, no había nada sospechoso aquel día en especial.
Algunas personas entraban, haciendo fila. Todos esperaban que fuera un día tranquilo. Eso sí, alguno que otro trabajador miraba por la ventana.
—Es bueno saber que Sophie pudo mudarse de aquí— Decían dos cajeras del banco, mientras miraban por la ventana —No todos tiene una oportunidad como esa...
—Tienes razón, ¿Te soy sincera, creo que hoy va a ocurrir algo?
—¿Algo? ¿Algo como lo que ocurrió hace meses? ¡No digas eso! ¡Dicen que cuando expresas eso en voz alta en un lugar donde haya sido asaltado en Gotham lo vuelven a hacer!
—¿De donde sacaste eso? ¡Que ridículo!
Las dos cajeras seguían hablando, entre la plática, una de ellas comentó que iba a darle un infarto si aparecieran los dichosos payasos nuevamente.
Lo que ellas desconocían, era que ese asalto que esperaban estaba por ocurrir, los payasos ya se encontraban dentro del banco, sólo que todos estaban vestidos de civiles. Casi todos los payasos estaban ahí, todos, excepto los reyes del crimen sin corona.
...
—...¿Dices que ese asalto lo planean hoy? — Burke preguntó una vez más, habiendo anotado todos los detalles del asalto en su cuaderno.
—Sí...— Walter volvió a confirmarlo —... Habrá un momento en el que todos sacaran la mascara de payaso y empezaran a asaltar, se llevaran todo, los de cajeros, lo de los clientes y todo lo que tenga la bóveda del banco
—Vaya, que ambiciosos, si hacen todo eso no tendrán que trabajar por años, ¿Puedo preguntarte algo? — Burke lo señaló con dos dedos —¡Mas bien, dos cosas! Una: ¿Por qué hacen todos estos asaltos de día?
—... Porque quieren darle pesadillas a Gotham de noche
—Ah, no puedo decir nada contra la lógica de tu... Tu jefe... La otra, ¿Por qué decidiste hablar de esto? Normalmente cuando capturamos a payasos, se niegan a decirnos cosas, y debo de admitir que he aplicado la fuerza bruta contra ellos para que se dignan en hablarnos
—¿Los ha torturado?
—Eh... Sí, un poco, pero la palabra torturar casi no me gusta usarla... Bien, ¿Por qué lo haces Walter? Además de la chica, que dices que quieres que la liberen, ¿Por qué harías esto?
El quedó en silencio, cerrando sus ojos, ¿Qué era lo que le podía responder a Burke sin llevarse unas burlas de su parte?
—Creo que ya no tengo nada que perder...
...
Algunos payasos disfrazados de gente común se miraban entre sí, observaban todo el banco, algunas cajeras hablando entre sí, como algunos guardias estaban distraídos. Algunos payasos incluso llevaban documentos falsos del banco, sólo como accesorios del disfraz.
Estaban esperando el momento indicado. El momento precioso. Uno de ellos miraba por la ventana. Desde un auto, ahí se encontraban la cabecilla del grupo, junto con la más fiel de sus seguidores. Escondidos en un punto donde nadie los podría ver.
Ni siquiera podrían ver como el Príncipe Payaso el Crimen estaba tomado de la mano de su Arlequín. Apretándola fuertemente.
Este hizo una señal con su mano y su ceja. Era el momento.
Los payasos sacaron de entre sus ropas las dichosas máscaras, y al hacerlo, el banco se envolvió en gritos.
—Andando, mi Harley— Joker y Harley sacaron sus propias máscaras, y salieron del auto, no sin antes ponérselas.
Ese iba a ser un crimen perfecto. Pero no sabían que, contraría a como solía ocurrir, la policía esta vez tenía un pie delante que ellos.
...
El teléfono de la comandancia sonó, llamada que ellos estaban esperando.
Burke contestó rápidamente, escuchando todos los detalles, las direcciones, absolutamente todo. Los demás estaban a la expectativa. Al colgar, se dirigió con Gordon frente a todos.
—Un testigo llamó al número de emergencias, vio desde fuera que había un alboroto en el banco. Son nuestros mejores amigos, los payasos
Gordon, sin decir una sola palabras más, asintió
—Andando, necesitamos a todas las unidades posibles, no sabemos cuanto son, que se queden 4 vigilando al detenido Fields. No queremos que este también se nos escape
Todo dentro del D.P.G.C. se volvió frenético, ¿Y como no? Finalmente iban a darle fin a esa racha de delirantes pesadillas en Ciudad Gotham.
Walter sólo escuchaba dentro de la cabina. No sabía si había hecho lo correcto, ¿La policía le diría a sus ex compañeros que el fue el soplón? No lo había pensado así.
Dentro de los autos, todos ya se dirigían al banco. No podían perder esa oportunidad.
...
—¡Quédense todos en el suelo! ¡Manos a la cabeza! ¡No jueguen a ser el héroe, sobre todo jugar a ser Batman! ¡Que sin pensarlo les daré un tiro!
La voz irritante de Harley sonaba por todo el edificio, ninguna se iba a atrever a elevar sus cabeza. Joker sólo reía, mientras tenía su arma en mano. Algunos payasos quitaban el dinero a los clientes, otros de los cajeros, un par estaban en la bóveda, llenando bolsas de dinero.
Habían tardado un poco, pues no esperaban la enorme cantidad de dinero que tenían en sus manos. Sin contar los relojes de lujo y las excéntricas joyas que algunos trabajadores y clientes llevaban consigo.
Tristemente, hubo algunas personas que, como dijo la Arlequín, quisieron hacerse los héroes. Desgraciadamente terminaron con tiros en la cabeza. El clan podía ser de payasos, pero no se andaban con bromas. O tal vez sí, sólo con bromas muy mortales.
Salían varios del banco, completamente tranquilos, y se daban a la fuga. El plan se encontraba saliendo a la perfección
Joker y Harley estaban por salir del banco también, con las manos llenas de dinero. Se encontraban tan emocionados, porque después de eso, sólo significarían muchas cosas buenas para ambos. Cosas que no podían esperar.
—¡Lo logramos Sr. J! ¡Lo conseguimos!— Gritaba Harley muy feliz, sabía que todo finalmente estaba saliendo bien. No podían ocurrir cosas malas a partir de ese momento, nada malo podía pasarle si estaba al lado del Sr. J.
—Exacto muñeca, otra victoria más...
Harley quería abrazarlo tan fuerte, pero aguantó las ganas de hacerlo. Había demasiada energía y emociones en su cuerpo. Además, no podía por lo pesadas que se encontraban las bolsas.
Joker estaba por empujar la enorme puerta de cristal del banco, pero se detuvo y su sonrisa desapareció.
—Harley, espera un poco— Joker dejó caer una bolsa de dinero y tomó la muñeca de Harley, deteniéndola, Harley giró hacía él, confundida.
—¿Qué ocurre Sr. J?
—¡Esperen todos! — Joker dio la orden a sus hombres, los que aún quedaban dentro del auto. Joker había notado que algo inusual ocurría fuera del banco.
Otro de sus hombres estaba por subir a uno de los autos, pero antes de hacerlo, se detuvo, mirando al otro extremo de la calle.
—¡¿Qué estás esperando tonto?! ¡Sube al auto idiota! — Uno de ellos gritó molesto. Este, sin embargo, sacó el arma que llevaba consigo y apuntó al otro lado de la calle. Empezó a disparar, los disparos fueron respondidos.
Y los ruidos de las balas no se hicieron esperar.
—¡La maldita policía esta aquí!— Joker gritó tan enojado.
—¡¿QUÉ?!
Una de las balas logró traspasar el vidrio de la puerta, y a pesar que no había herido a alguien, delató la ubicación de los dos objetivos más buscados por el Departamento de Policía de Ciudad Gotham.
—¡Carajo! ¡Por acá!— Mientras la balacera ocurría fuera del banco, Joker, Harley y el resto empezaron a buscar otra salida dentro del edificio. Los demás trabajadores y clientes ahora con mayor razón no se animaban a levantar la cabeza. No querían morir de un tiro como los que desgraciadamente algunos se encontraban ahora.
Los payaso que se encontraban fuera disparaban a través de la avenida, y el que había empezado a disparar fue derribado. El resto decidió huir, sólo para encontrarse con calles adelante que los policías ya habían bloqueado su salida. Fue cuestión de minutos entre otra refriega para que los payasos dentro del auto también murieran a tiros por la policía.
—¡Ninguno dentro del auto eran nuestros objetivos!— Uno de los policías que habían atacado al auto llamaba por radio. Respondieron al policía rápidamente.
—¡Recuerden lo que dijeron! ¡Al Joker y a la Arlequín los queremos con vida! ¡Repito! ¡Al Joker y a la Arlequín los queremos con vida! ¡Sobre todo a la segunda!
Dentro del edificio, al darse cuenta que ni siquiera las salidas de emergencia eran seguras para escapar, todos subían las escaleras, algunos se quedaron abajo, por ordenes de Joker, de atacar a todos los policías que entraran. Y así era en cada piso que subían, quedándose en estos poco a poco, hasta que finalmente, eran sólo Joker y Harley.
—¡Apuesto que son pocos! ¡Nuestros chicos los acaban dentro de poco!
—¡Más les valga o seré yo mismo quien les meta un tiro!
Harley no quería reír, o más bien si quería hacerlo, pero después de estar a kilómetros de ahí, cuando estuviesen relajados y contando todo el dinero robado. Sin embargo, eso no iba a ocurrir.
Joker se asomó lentamente por la ventana, Harley lo miraba con desconcierto, asustada. La expresión de Joker no lucía alentador, y esto hizo que Harley sintiera más miedo.
Se acercó lentamente y temerosa a la ventana, sólo para encontrarse que todo el maldito edificio estaba rodeado.
Cayó una primera lágrima de desesperación, pero no quería llorar y llorar como la primera vez que casi los atrapaban, quería pensar en algo que no fuera tonto y lo menos peligroso posible para huir del banco.
—Oh mierda... Todo está lleno de policías Art...
—Lo sé
Harley miraba a cada esquina, buscando algún lugar que no estuviera lleno de personas uniformadas de azul. Incluso observaba como algunos payasos que ya se habían adelantado estaban siendo arrestados por algunos policías. Todo su plan se vino abajo, de vuelta.
Harley no quería eso, de hecho, poco le importaba si perdían dinero u hombres. Sólo quería salir de ahí junto con su pudín, y hacer lo que Joker tenía planeado. No importaba el dinero ya, ni siquiera los payasos arrestados. Sólo quería que ambos huyeran de ahí.
—Carajo... Mierda, tengo, tenemos que pensar cómo salir de esta Artie. ¡Maldita policía entrometida! ¡Siempre arruinando todo! ¡Si salimos de aquí, te juro que pondré una bomba en su maldito departamento policiaco!
—Cómo veas Harley...
Harley giró confundida hacía Joker, su voz se escuchaba distante.
—¿Art? ¿Me estas escuchando?
—Sí Harley...
Era la primera vez que veía a Arthur de esa forma, se acercó a él.
—¿A-Arthur?
—Harley... Temo que no vamos a salirnos con la nuestra esta vez
El corazón de Harley se rompió al escuchar eso.
—P-Pero... ¡Pero aún hay posibilidad de salir de aquí! ¡Aún podemos escapar! ¡Tenemos que hacerlo! ¡Aún tenemos muchas cosas que hacer juntos! ¡Aún...!
Mientras Harley intentaba convencer a Joker, algunos policías ya entraban al edificio. El tiroteo se podía escuchar desde donde ellos estaban.
Harley se dio cuenta que esta vez, no iba a haber escapatoria. Y aún así se negaba a la idea de que ya estaban atrapados, ya iban a ser arrestados, y que iban a separarla de Joker. Y a saber por cuánto tiempo.
—¡Aún tenemos que hacer muchas cosas juntos Pudín! ¡Por favor! ¡Sólo hay que escapar de aquí!
Volvieron a salir sus lágrimas de su rostro, Joker finalmente la volteó a ver, justo cuando su voz empezó a quebrarse.
—Lo siento...
Harley, dándole la espalda, volvió a ver hacía la ventana, si tan sólo fueran inmortales, podría darle un tiro al vidrio, y lanzarse de ahí junto con su amado, correr como locos hasta que dejaran de perseguirlos. Odiaba fantasear cosas así en momentos tensos, donde la fantasía no tenía ningún tipo de cavidad.
Enojo, desesperación, tristeza. Tantas emociones encontradas, ¿Qué carajos podía hacer?
—¿Qué podemos hacer Arthur? ¡Pudincito, por favor, respóndeme! ¡¿Qué podemos hacer?!
De repente, sintió sus brazos rodearla por detrás, su cuerpo juntándose al suyo, y su cara pegarse a su hombro. Harley lentamente elevó sus manos hacía las de él, empezando a llorar en silencio como él, podía sentirlo, sobre todo cuando unas gotas tibias caían sobre sus hombros.
—Carajo, Harley... Esto no estaba en mis planes...
—No Artie, vamos a salir de esta, ¡Ya te dije que vamos a—
—Harley... Quiero...
Harley decidió cerrar su boca, por que en ese momento no podía escuchar a Joker. Lo que estaba escuchando era la voz de Arthur. Decidió cerrar su boca, para dejarlo hablar. Arthur no sabía cómo iniciar, porque no lo había planeado así.
—Quería decirte esto Harley c-cuando estuviéramos lejos de Gotham, cuando íbamos a escapar de aquí... Quería decirte que... Carajo...
—¿Arthur...?
Arthur empezó a abrazarla con más fuerza, Harley no comprendía nada, ni siquiera cuando las luces rojas y azules se veían con mayor claridad.
—Quería decirte esto cuando... Cuando hiciéramos nuestro pequeño escape, pero todos esos... Idiotas policías lo arruinaron todo...
—¿D-De qué hablas Arthur?
—Harleen... Aún recuerdo la primera vez que te vi... Caminando en ese pasillo de hospital, tan confundida y perdida, lo pude notar cuando me miraste, con esos ojos tan preciosos, y esa linda cara de muñeca... ¿Sabes qué fue lo primero que creí? Creí que no eras real
—¿Q-Qué?
—No podías serlo... Porque alguien tan bonita y tan hermosa como tú no podría simplemente sonreírme como esa manera en que lo hiciste... Quería saber más de ti, quería saber si eras real, que no fueras parte de mi mente, como...— Arthur intentó no recordar aquel otro doloroso momento en su vida, sólo quería enfocarse en Harley, en su muñeca —... Ugh, otras cosas... Cuando me di cuenta que no lo eras, no pude haberme sentido más feliz que nunca... Y a la vez, muy mal...
—¿Por qué dices eso?
—Porque sabía que ibas a convertirte mi perdición... Desde que llegaste a mi vida, noté tantos cambios en esta...— Con cada palabra más, abrazaba más fuerte a Harley, ella tomó su mano y entrelazó sus dedos—... Quiero estar contigo, quiero cuidar de ti, sólo quiero bailar contigo, con nadie más, quiero bailar hasta que sea el fin del mundo... Harleen... Es la primera vez en muchísimo tiempo que tengo esos sentimientos... Me di cuenta que estoy enamorado de ti... Me di cuenta que te amo...
Volvió a temblar sobre Harley, y ella, que sólo miraba su reflejo en la ventana, sonrió como tonta, y más lágrimas cayeron de sus ojos.
—¿M-Me amas? — Harley preguntó con tanta emoción, volviéndose gigantesca esa sonrisa de oreja a oreja en su cara. No podía creerlo, no podía creer que Arthur Fleck, su Joker, su Sr. J sintiera exactamente lo mismo que ella.
—Sí Harley... Te amo... Y odio amarte...
La sonrisa se congeló.
—¿Q-Q-Q-Que? ¡¿Pero por qué?!— Harley preguntó preocupada, ¿Acaso ella era la culpable que Arthur odiara esos sentimientos puros? Temió que fuera así. Sin embargo, Arthur le dio la vuelta, y creyó estar listo para seguir confesándose.
Pero ver los ojos de Harley lo debilitaban, más de lo que él esperaba.
—Porque sabía que ibas a arruinarme todos mis planes Harley... Absolutamente cada uno de ellos... Eres la persona más pura que he conocido... No quería que te fueras, quería que siempre estuvieras conmigo, siempre...
"No como Penny... O incluso como Sophie... Ellas no valen la pena, nunca lo valieron... Tú sí Harley... Tú sí..."
—Arthur... No me hagas llorar más por favor... No me hagas llorar más...— Se abrazó a él sorpresivamente. Arthur no pudo más y empezó a llorar.
—Oh Harley... Si tan sólo hubieras estado 11 años antes... Si tan sólo hubieras estado ahí...
Esperaba que su risa maldita surgiera en cualquier momento, arruinando momentos como este. No brotó. Ni siquiera se asomó.
A la vez que Arthur y Harley estaban siendo sinceros entre ellos dos, las cosas no mejoraban pisos debajo de ellos.
Abajo en el pasillo, los policías se llevaban detenidos a los payasos, algunos heridos de bala. Los rehenes que asesinaron los sacaban en camillas, con sábanas blancas sobre su cuerpo. Ver esos inocentes muertes lo único que provocaba era el sentimiento de atrapar al par criminal de una vez por todas.
—¡¿Dónde están?! ¡¿Dónde carajos están?!— Uno de los policías gritaba a uno de los payasos, apuntándole con la pistola. Este, temeroso, tuvo que decir en qué piso se encontraban.
Los policías corrieron por las escaleras, listos para atraparlos.
Harley y Joker tenían sus manos entrelazadas, mirándose a los ojos.
—Arthur, en cualquier momento van a llegar por nosotros
—Lo sé... Quizá esto no funcione...
—Tal vez sí— Harley quería ser la más optimista, Joker sólo acarició su mejilla —De verdad espero que funcione. Se lo que voy a decir en caso que me atrapen, pero te lo prometo pudín, no van a hacerlo...
No querían separarse, no querían que los separaran, no justo en un momento así.
—Harleen...— Joker susurró en voz baja, esperando que ella no lo escuchara, pero lo hizo.
—Arthur... Arthur...
—Mi muñeca Arlequín... Mía... Mi Harleen...
La abrazó una última vez más, rodeando su cuello, juntando su pecho con el de ella. Tomó su nuca y la besó fuertemente. Harley correspondió ese beso. Cerraron sus ojos, todo a su alrededor se detuvo, o el tiempo empezó a avanzar más lentamente. Podían escuchar los pasos de los policías avanzar rápido y a la vez lento, todo empezó a silenciarse. Era como si solo fueran ellos dos en el mundo, sólo ellos y nadie más. Ni siquiera como Joker y Arlequín, sólo como Arthur y Harleen.
La puerta fue abierta de golpe, los policías apuntaron a la pareja, pero lejos de encontrarse una escena romántica de despedida, encontraron al Joker aprisionando a Harley con su mano izquierda, y su mano derecha apuntándola con su pistola a la altura de su cabeza.
—¡No! ¡No! ¡No! ¡Ni se atrevan a disparar! ¡O yo le disparo a ella!
—¡Suéltala Joker! ¡Suelta ahora mismo!
—¡Escuchen todos! ¡Si no se alejan voy a matarla! ¡Voy a matarla! ¡¿Escucharon?! ¡Voy a matarla! ¡Aléjense todos!
—¡Suéltala!
—¡La soltaré si me dejan ir a cambio!
—¡No hay negociaciones esta vez Joker! ¡Suelta a la Dra. Quinzel ahora mismo!
Harley intentaba actuar como si de verdad estuviera en peligro, pero era imposible sentirse en peligro en los brazos de la persona que amaba, aún cuando él fuera realmente peligroso.
—Oh, ¿Realmente la quieren? ¿La quieren a ella?
—¡Vamos! ¡Suéltala ya! ¡Ahora mismo!
—... Ok, si ustedes la quieren...
Sin que lo esperaba, Joker aventó a Harley hacía los policías, cayendo de rodillas sobre ellos, estos iban a ayudarle a levantarse hasta que Joker dijo unas palabras en voz alta.
—¡Tienen sólo 30 segundos para salir de aquí! ¡Si no lo hacen van a irse junto con mi Arlequín al infierno!
—¿De qué hablas?
—¡Le puse una bomba en su interior! ¡Jajajajaj! — Joker río con muchas ganas y alegría. Los policías no esperaban eso y rápidamente se alejaron de Harley. Gritando por sus radios, que evacuaran el edificio lo más pronto posible.
Joker aprovechó eso y salió de la habitación, no sin antes darle una mirada a Harley en el suelo.
—Te veré en nuestro pequeño nidito de amor, no lo olvides— Harley le guiñó el ojo y le mandó un pequeño besito.
—No lo olvides tú...
—¡Arthur! — Gritó Harley antes de que Joker se diera la vuelta —Te amo...
—...Yo también te amo Harleen...—Sonriéndole, Joker no iba a desperdiciar un segundo más, y tratando de usar otra ruta donde no quería encontrarse con policías, huyó.
Harley no quería llorar, pero no pudo evitarlo. Con lágrimas, se levantó del suelo e iba a hacer lo mismo que Joker, buscar otra ruta.
Pero no esperó que los 30 segundos ocurrieran demasiado rápido. Harley corrió por unos pasillos y se encontró con los mismos policías.
"Carajo"
Las manos de Harley fueron detrás de su espalda, tomando su martillo. Los policías apuntaron, pero ella empezó a atacar primero. Lanzando golpes muy precisos, evitando las balas que atravesaran su cuerpo, magullando a cada policía que se le atravesara. Tenía que salir de ahí.
Joker logró encontrar otras escaleras, corrió por esas hacía abajo, dando vueltas, bajando cada escalón con tanto fervor, aún tenía su pistola en mano. Al llegar al final de las escaleras, observó una salida de emergencia que podía usar. Abrió la puerta y efectivamente, era una salida útil, ya que daba a un callejón.
Salió del edificio y rápidamente corrió. No había policías cerca, pero si los había, iban a aparecer pronto.
Harley estaba pasándola mal, golpeado a cada maldito policía que aparecía de la nada. Cuando terminó bateando la cabeza de uno y dejándolo inconsciente, Harley también empezó a buscar una salida. Encontrándose con un elevador, se metió a este. Mientras bajaba la caja metálica, e incluso en un momento de tensión como ese, Harley se puso su martillo sobre el hombro y se miró al espejo. Acomodó un poco sus coletas y observó su maquillaje. Las lágrimas lo arruinaron, pero solo un poquito, el corazón debajo de su ojo seguía intacto.
El elevador hizo "¡Ding!" antes de lo esperado, dándose la vuelta, dos policías entraban al elevador, no se esperaban encontrar a la Arlequín dentro de este. Entraron e intentaron atacarla, pero Harley fue más rápida, volviendo a golpear con su martillo, y tristemente tuvo que usar la pistola de uno de los policías al arrebatársela, disparándoles en las piernas. Todo mientras el elevador bajaba los pisos restantes.
—¡Lo siento mucho! ¡Pero eso es lo que pasa cuando se entrometen entre Sr. J y yo! ¡Lo van a lamentar el día cuando esté alejada de él!
El elevador finalmente se detuvo y abrió sus puertas. Harley rápidamente salió de ahí, y con la sorpresa de no encontrar más malditos policías, corrió a una ventana. Oh, que ya se encontraba en la planta baja, era el momento. Destrozando la ventana en mil pedazos, Harley salió por esta y corrió por la calle también, con pistola en mano, lista para lo que pudiese encontrar.
Corrió por las calles, tenía algo que cumplir, tenía que llegar a ese lugar que era su hogar. Si lo hacía, podrían finalmente escapar de Gotham, al menos por un tiempo, sólo él y ella.
A lo lejos, se dio cuenta que Joker había sido por la policía, y estaba huyendo de ellos. Sin pensarlo, corrió más rápido, sólo para encontrarse con el y ayudarlo. Huir los dos juntos.
Pero al momento que dobló una esquina para llegar a la avenida, sus planes fueron truncados.
—¡Te tengo!
—¡Ahhhh!— Harley cayó al suelo inesperadamente. Miró hacía atrás, el comandante Gordon la había atrapado. Otro policía le apuntaba a la cabeza. —¡No! ¡No! ¡Suéltenme! ¡Malditos! ¡Suéltenme!
—¡No tiene que preocuparse más, está ahora a salvo!
—¡No! ¡No estoy a salvo! ¡No lo estoy! — Harley empezó a gritar histéricamente. A lo lejos, junto con otros policías, Burke empezó a disparar hacía Joker, fallando cada tiro. Y Harley se dio cuenta de eso.
—¡NO! ¡No le disparen! ¡NO! ¡No le disparen!
Los gritos de Harley se escuchaban a pesar del enorme ruido de la ciudad. Fueron escuchados por Joker. Sin dejar de correr, giró su cabeza hacía atrás, y encontró a Harley en manos de la justicia. Su pecho se sintió pesado al ver esa escena. Harley empezó a negar con la cabeza, una forma de decirle que siguiera corriendo, que al menos uno de los dos debía de seguir siendo libre.
—¡Corre! ¡Por favor Arthur! ¡Corre! — Gritó Harley, y Joker la escuchó, pero escuchar su verdadero nombre lo distrajo, lo debilitó, y sin darse cuenta, hizo que empezara a correr más lento.
Lo suficiente para que Burke le diera el tiro perfecto.
—...Te tengo payaso...
Fue lo único que se escuchó en toda la avenida. Aquel disparo directo al Joker.
Harley quedó petrificada por unos segundos, segundos donde vio la cara de dolor de Arthur, su cuerpo cayendo al asfalto, quedando tendido en el suelo.
Segundos después, Harley gritó, pero ella ni siquiera podía escuchar sus propios gritos, no sabía si gritó alguna maldición, el nombre de Arthur, o simplemente nada.
Giró y golpeó la cara de Gordon, se levantó del suelo, y empezó a correr
—¡NO DISPAREN! ¡NO DISPAREN!
—¡Va a escapar!— Gritó uno de los policías.
—No, no va a escapar.
Y como el comisionado lo dijo, no tenía planes de escapar. Harley corrió directo hacía Joker, tirándose de rodillas a su lado, al sucio asfalto.
—¿Arthur? ¿Pudín?— Lo giró hacía ella. El seguía vivo, agarrándose la herida de bala en el costado de su torso. Harley no podía creerlo, estaba perdiendo mucha sangre, y ella también puso sus manos sobre su herida.
—¿Harley? — Con una débil voz, Arthur intentó hablar con ella.
—¡Arthur! ¡Escúchame Arthur! ¡Te voy a sacar de aquí Arthur! — Harley empezó a abrazarlo, mientras sus saladas lágrimas se combinaban con su sangre.
—No... Corre... Harley, corre...
—¡Te voy a sacar de aquí, voy a llevarte lejos! ¡Vamos a irnos de Gotham! ¡Vamos a irnos de aquí! ¡Vamos a...!
Los policías llegaron y los separaron, jalando a Harley lejos de Joker.
—¡No! ¡NO! ¡NO!— Volviendo a gritar histérica, Harley aún de rodillas estiró sus brazos hacía Joker, mientras a él, sin tener ninguna consideración a pesar de su herida, se lo llevaron arrastrando —¡NO!
A lo lejos, Burke disfrutaba la escena. Uno de los oficiales se acercó a él.
—Oficial Burke, la prensa está llegando, ¿Qué demonios vamos a decirle a la prensa?
Burke, en un fanfarroneo por haber sido esta vez él quién atrapó a Joker, sólo le dijo unas palabras al policía:
—Dile a la prensa que Ciudad Gotham podrá dormir tranquila esta noche. El Joker y la Arlequín acaban de ser atrapados.
...
En la Comandancia, los policías que habían quedado festejaban. Después de largos y horrendos meses, finalmente el payaso iba a estar encerrado de vuelta Arkham nuevamente.
—¡Los atraparon! ¡Los atraparon!
Gritaban de alegría.
Cerca de ellos, en una de las celdas, Walter escuchaba todo el festejo. Nunca imaginó todo lo que iba a provocar con decir unas palabras. Esta vez y gracias a él, la policía estuvo un paso adelante que el crimen, era más que una gran razón para festejar.
Lo que no se esperaba era escuchar que Joker había sido atrapado. Esperaba no tener que encontrárselo, si no, era hombre muerto.
—¡Ahora si vamos a tener turnos nocturnos tranquilos! ¡Finalmente esta mierda se ha acabado!
—¡Oh! ¡Que ahí vienen!— Los policías asomaron su cabeza por la ventana, viendo que traían a todos los detenidos de aquel asalto fallido.
Walter no dejaba de sentirse extraño, ¿Realmente había hecho lo correcto? Se dio cuenta que tal vez sólo lo había hecho porque a Burke se le había ocurrido mencionar a su padre, y para Walter, el tema de su padre era un tema bastante delicado. Tal vez sólo quería honrar su memoria, tal vez sólo quería demostrarle que aún podía ser una buena persona, como alguna vez su padre espero que lo fuera.
Sin embargo, escuchó gritos, gritos de una mujer, y reconoció esa voz. Se levantó de su asiento y corrió a la puerta. Sus ojos se hicieron pequeños al darse cuenta que la persona que llevaban ahí era a Harley.
Se puso contra las barras, ¡Sí! ¡Definitivamente era ella! ¡¿Pero porque carajos ella no estaba lejos?! ¡¿Por qué estaba ahí?! Walter se preocupó por ella al ver su cara, sus manos y parte de su cuerpo manchados de sangre.
Mientras la llevaban, Harley elevó su cara llena de lágrimas. Sus cejas se curvearon al ver la cara conocida.
—¿M-Mensajero? — Harley se dio cuenta de su presencia. Intentó acercarse hacía a él, a pesar de estar esposada y bajo custodia.
—Harley, ¿Qué haces aquí? — Preguntó Walter completamente sorprendido, tomando las barras de la celda entre sus manos. No la esperaba ver realmente.
—¡¿Qué haces tú aquí?!
—¡No! ¿Qué haces tú aquí? ¿No estabas lejos de Gotham?
—... ¡Tuve que volver aquí!
—¿Qué? ¡¿Por qué volviste a Gotham?!
—¡Oh! — Una tercera persona se incorporó a la conversación —¡Harley! ¡No tenía ni idea de que se conocían! Aunque estoy segura que no lo conoces por su verdadero nombre— Burke se interpuso entre los dos —Harley, te presento a Walter Fields, tu lo conoces como "Mensajero", pero ese, era su verdadero nombre. Y de no ser por este muchachón, nosotros no hubiéramos dado con ustedes
—¿Qué? ¿De qué...?— Harley curveó sus cejas más confundida, y lentamente giró su cara hacía Walter —Mensajero... Dime que eso es una mentira... Dime que no es cierto...
—Harley
—... Lo hiciste... Realmente lo hiciste...
—¡Creía que estabas lejos de aquí!
—¡Los traicionaste! ¡Traicionaste a tus amigos y al Sr. J! ¡Y a mi también!
—¡Harley! ¡Lo hice porque creía que no estabas en Gotham!
— ¡Nos vendiste! ¡Nos vendiste a todos nosotros! ¡A todos!
—Harley, por favor escúchame, creí que estabas lejos de aquí, creí que habías huido, ¡De verdad te creía fuera de Gotham!
—No... No puedo creer que hayas hecho esto...— Harley no iba a poder con otra decepción más. De la persona que menos esperaba una traición, a uno que empezaba a considerarlo como su amigo.
—Harley, nunca me dijiste la verdad, sobre el secuestro, apenas escuché esa versión hoy. Harley, él te tenía aprisionada, y yo quería ayudarte a liberarte—
—¡NO QUIERO SER LIBERADA! — Gritó Harley a su cara. Walter no podía creerlo.
—Llevensela a una cabina. Vamos a interrogarla
Los policías que la custodiaban se la llevaron. Harley, sin saber qué más podía hacer, le dio la espalda a Walter.
—¡Harley lo lamento tanto!
Y Harley sólo volteó para sacarle la lengua, dándose la vuelta, elevó sus manos y esposada, levantó el dedo de en medio.
Dentro de la fría cabina, Harley pasó horas, no quería responder a ninguna de las preguntas.
Sin embargo, los policías empezaron a sospechar algo en ella. Algo no estaba bien con la doctora Quiznel, y solo alguien más podía ayudarla.
—Renée, te necesitamos — Gordon salió de la cabina y se dirigió con Renée Montoya, la única mujer que podía confiar en un momento así.
—¿Qué ocurre?— Renée preguntó confundida, naturalmente. Más cuando la cara de Gordón decía muchas cosas.
—Lo verás por ti misma, te explicaré lo que tienes que hacer.
Momentos después, Renée entró a la cabina, encontrándose con Harley, des esposada, pero desarmada, junto con otros dos policías.
—Mi nombre es Renée Montoya... El Comandante Gordon me dio la tarea de examinarte. Esto lo hacemos cuando una persona tiene algún tipo de golpe en su cuerpo. Dra. Quinzel, por favor, quítese el traje, voy a examinarla
Reacia, Harley negó con la cabeza.
—Por favor Dra. Quinzel, esto es parte del protocolo. Necesito que se quite su traje.
Harley, sintiéndose tímida, no quería hacerlo. Negó con su cabeza. Así que Renée se acercó a ella. —Entonces voy a tener que hacerlo yo— Pero contrario a lo que esperaba, no hubo resistencia alguna de parte de Harley. Dejó que Renée se encargara de su traje de Arlequín. Renée, con guantes quirúrgicos en sus manos, bajaba el cierre y abrió el traje, y sus ojos observaron una enorme mancha oscura en el omoplato.
No, que no era una mancha, era un moretón, y no era reciente. Era algo que ya tenía tiempo.
—Dra. Quinzel, voy a tener que quitarle el traje
—No...
—Dra. Quinzel, es necesario que—
—¡No tengo nada que ocultar!
—¿Nada que ocultar?
Renée volvió a bajar el traje, esta vez con rapidez, dejando a Harley en ropa interior. Ella se cubrió, abrazándose a sí misma, Renée se alejó y observó el cuerpo de Harley. Las manos de Harley no fueron suficiente para cubrir todos los golpes que tenía en su cuerpo.
Renée volteó hacía la ventana espejo.
—Necesito toallas desmaquillantes, o agua, jabón y un trapo
Lo segundo fue lo más rápido que llegó. Renée tomó el trapo, el agua embotellada y el jabón. Lo primero que Renée hizo fue mojar el jabón e inmediatamente empezó a tallarlo sobre el maquillaje de payaso de Harley.
—¡Agh! ¡No! ¡No! ¡No! — Harley intentaba detenerla con sus brazos.
—Necesito que este quieta, Dra. Quinzel, ¡Por favor!
—¡No tan rudo por favor! — Las lágrimas salieron de los ojos de Harley, empezando a llorar desesperadamente.
—Dra. Quinzel por favor, necesitamos—
—¡No! ¡Me arde! ¡Me arde mucho el jabón! ¡Me arde mi cara!
Renée empezó a sospechar lo que temía desde la primera vez que observó las fotografías de Harleen Quinzel vestida de Arlequín.
Con el trapo, Renée empezó a quitar el maquillaje restante, confirmando porque Harley lloraba con el jabón.
Tenía una herida en su labio, había contusiones en su cara, y una palma grabada en su mejilla, era el golpe más reciente.
—Harleen Quinzel, usted tiene golpes en su cara.
Sabiendo que no podía ocultar esa parte de ella, dejó Harley de abrazarse a sí misma, dejando ver todas las marcas de violencia en su cuerpo.
Sí, no era la primera vez que veían algo así en su trabajo, pero ellos no esperaban ver toda esa magnitud de agresiones en su cuerpo.
—Dra. Quinzel, esas marcas—
—Fui yo, ¿Ok? Yo misma me las hice— Casi respondió, a la defensiva.
—¿Usted misma? ¿De qué forma se las hizo?
Harley, recordando esa horrible noche donde las cosas se salieron de control, intentó justificar cada uno de sus golpes.
—Estaba drogada, me drogaba mucho, me ponía violenta y me golpeaba a mí misma
—¿Y las marcas de sus muñecas? Esto, aunque esta por desaparecer, son dedos grabados, y no parecen ser los suyos
—... Fue Joker, pero era porque yo lo estaba golpeando, yo lo golpeaba cuando me tomaba esas pastillas, era violenta cuando estaba drogada, y el intentaba ayudarme, el intentaba salvarme de ese infierno—
—¿Qué hay de esto? — Renée, con mucho cuidado y respeto, apuntó a una mordida en el abdomen de Harley —Esto no parece ser que usted misma se lo hizo
Harley quedó en silencio.
—Hay un enorme moretón en su espalda, ¿Esta segura que también usted misma se lo hizo?
Harley no respondió.
—Tienes una marca en tu cuello Harley, es evidente que él lo hizo. ¿Y los golpes en su rostro también los hizo él? Esa golpe en forma de palma es reciente, y me atrevo a decir que fue hecho el mismo día de hoy, ¿No es así Dra. Quinzel?
Harley desvió su mirada. Odiaba que esos golpes dejaran marcas que iban a durar meses en su piel.
—Dra. Quinzel... ¿El Joker le ha hecho daño? ¿Todos estos golpes se los provocó él?
Un silencio sepulcral en la cabina. No quería responder a esa pregunta. Los demás esperaban la respuesta de Harley.
Cuando Renée estuvo por preguntar de nuevo, Harley contestó.
—No son golpes... Son... Son besos...
—¿Besos? — Renée preguntó consternada a la respuesta de Harley.
—Él... Él estaba estresado, teníamos muchos enemigos. El no suele perder la compostura, pero tiene usted que entender que era demasiada presión, y yo, yo a veces lo sacaba de quicio, y le colmaba su paciencia... ¡Pero él se disculpaba inmediatamente! Siempre me pedía perdón...Yo sólo tenía que cerrar la puta boca
—Dra. Quinzel...
—Sí, él me golpeaba, pero se sentía como un beso. Él nunca tuvo amor en su vida, siempre tuvo amor del que lastima, el cree que el amor lastima porque todos los que él amaba lo traicionaron, ¡No podía traicionarlo también! ¡Yo era todo lo que él tenía! ¡Todo lo que le quedaba! Nos... Hicimos un juramento, un juramento de sangre... Jure que siempre iba a estar a su lado... Juré que siempre iba a ser suya...
—Harleen...
—¡Por favor! Traten de comprendernos... Estamos en una relación complicada, a veces peleamos, pero siempre nos contentamos... ¡Hoy estábamos felices! No me malinterpretes por favor, yo sé que a veces mi pequeño pudín suele ser rudo y duro conmigo, pero me ama. De verdad me ama...
—Harleen...
—Tengo que admitir que amarlo es muy difícil... Yo sé que es el Joker, que todo el mundo le tiene miedo, que es alguien peligroso ...Pero él está roto... Y sólo quería repararlo... El sólo conocía el amor que lástima, y si yo quería amarlo, tenía que aceptar su forma de amar...
Agachó la cabeza, intentando retener las lágrimas que iban a salir.
Sintió el suave toque de la mano de Renée, mirándola a los ojos.
—Harleen, el amor que lástima no existe. Si él te golpea es porque eso no es amor
—Pero, pero él—
—Harleen, sufriste mucho al lado de Joker... Tienes que abrir los ojos y darte cuenta de eso...
—Pero... Pero...
"Él me dijo hoy que me ama"
...
Días después, Harley estaba siendo escoltada. Traía otro tipo de ropa, un uniforme blanco de paciente psiquiátrico.
Las patrullas anduvieron por toda la ciudad, mientras Harley sólo miraba a través de la ventana, miraba la ciudad de Gotham, conocía la ruta en la que ellos la llevaban. Llegaron al lugar y la bajaron de la patrulla.
Harley elevó su mirada. El Hospital de Arkham estaba frente a ella.
Sin hacer contacto visual con nadie, Harley entró al edificio. Por supuesto, la reconocieron muchas personas, personas con las que incluso trató alguna vez. Nunca se habían imaginado que aquella doctora tímida que conocieron ahora era la reina del crimen. Una reina sin corona, y sin rey.
—¡Harleen!— Una voz irritante reconoció, Harley elevó su mirada. Susanne, no podía creer que ella siguiera en Arkham. Su mirada se mantuvo enfrente hasta encontrarse con el maldito hombre que provocó que todo eso ocurriera. El Dr. Jeremiah Adams se encontraba frente a ella.
—Wow Dra. Quinzel. Nos es grato su regreso
Harley no soportó el sarcasmo. Escupió a la cara de este. Con desagrado y limpiándose la cara con su pañuelo fino, el Dr. Jeremiah se dirigió a los policías.
—Ahora la escoltarán los enfermeros, si quieren custodiarla, háganlo, sólo hasta la celda 8989
Los policías hicieron caso, la soltaron y segundos después, los enfermeros la llevaron. Caminaron hasta la celda antes mencionada. Abrieron la puerta, desesposaron a Harley y rápidamente salieron, dejándola sola en esa habitación blanca.
Harley miró a su alrededor, sólo había una cama, un escritorio y un enorme reloj arriba de su cama. Leyó la hora: 11:11.
Harley se sentó en la cama, fue el momento cuando toda la realidad cayó de vuelta en ella. Llevó sus pies sobre la cama, abrazó sus piernas y ocultó su rostro entre sus rodillas.
Había arruinado su vida. Lo había hecho.
Lo único que le quedaba era llorar.
Y reír un poco.
La celda de repente fue abierta, Harley se sobresaltó y observó que entraban otros guardias, pero junto con una de las pocas personas que podía confiar en ese asqueroso lugar.
—Joan...
—Harleen... Por el amor de Dios Harleen...— Joan, de las pocas en Arkham que trataban a Harleen como a una humana en su estadía, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. —No puedo creerlo Harleen, no puedo creen en lo que te has convertido...
Harley sólo se encogió de hombros. Y aunque no lo esperaba, recibió un reprimenda de parte de su ex jefa de la estadía.
—Harleen, la gente cree que fuiste secuestrada por... Por él, pero nosotros sabemos perfectamente que tu lo ayudaste a escapar. Espero que hayas aprendido la lección Harleen, y de verdad, de corazón, espero que la hayas aprendido
Volvió a encogerse de hombros y dejó de mirarla.
—Harleen, ¿Qué se siente depender tanto de un hombre por el que estás dispuesta a hacer todo por él sin obtener nada a cambio?
Harley casi no escuchó la pregunta, sólo miró al suelo, y lo mucho que esa habitación le recordaba a la habitación 8181, donde por primera vez amó a Arthur. Sonrió al recuerdo y contestó la pregunta de Joan:
—Se sintió como un beso...
...
"He hit me
And it felt like a kiss
He hit me
But it didn't hurt me
He couldn't stand to hear me say
That I'd been with someone new,
And when I told him I had been untrue
He hit me
And it felt like a kiss
He hit me
And I knew he loved me
If he didn't care for me
I could have never made him mad
But he hit me,
And I was glad
Yes, he hit me
And it felt like a kiss
He hit me
And I knew I loved him
And then he took me in his arms
With all the tenderness there is,
And when he kissed me,
He made me his"
The Crystals – "He hit me (And it felt like a kiss)"
Fin de la tercera parte.
