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¡Muchas gracias por sus reviews y por las felicitaciones!

Seguimos esta aventura con algo de apuración por la falta de internet.

(Quién me manda confiarme del internet de la biblioteca.)

Aquí está el segundo capítulo.

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Disclaimer:

LAS TORTUGAS NINJA no me pertenecen, es mi corazón el que le pertenece a Leonardo.

Tampoco gano dinero por escribir este fic; yo escribo por puro gusto y para hacer pasar un rato agradable a todo aquel que pase a leer. Lo único que espero ganar son tus apreciados reviews.

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GUERREROS DE LA NOCHE

Una noche sin Luna.

Una noche terriblemente oscura.

Una noche angustiosamente callada…

- ¡Leo! -

… pero un atormentado grito acaba con la quietud de esa inusual noche sumergida en las tinieblas.

- ¡Por favor, despierta! -

O al menos la noche se ve muy ennegrecida en este lugar donde alguien implora con desesperación, porque al nivel de la calle, la luz de los autos y la iluminación urbana espantan a la oscuridad y la obligan a refugiarse en estas alturas.

- Espera Rafa. –

Rafael ni siquiera se percata de que Donatelo se acerca; está atemorizado porque Leonardo no recobra el sentido.

Para que Donatelo pueda, con ayuda de su inseparable bolsa, hacerle un chequeo a su hermano inconsciente, tiene que ser más firme con Rafael para que lo suelte.

- Rafa. – toca uno de los hombros mientras le habla con un tono de voz más elevado.

Funciona.

Rafael aparta la mirada de su hermano caído y se encuentra con unos profundos ojos cafés preocupados pero que también reflejan apremio. Comprende la silenciosa suplica de esos ojos, y con cuidado, recuesta a su hermano en el piso, sosteniendo únicamente su cabeza.

Donatelo se apresura a examinar a Leonardo.

– El somnífero que ha invadido su sistema es muy potente. Leo no despertará en varias horas, pero está bien. -

Oyendo la buena noticia, Rafael se tranquiliza y Miguel Ángel suspira de alivio.

- ¿Qué era esa "cosa"? – Rafael pregunta.

- Era Bishop. – Miguel Ángel le responde.

- Ese maldito no… ¡esa cosa que se llevó en vez de Leo! –

- No lo sé, - admite Donatelo poniéndose de pie – pero nos ayudó, incluso le gritó a Bishop que no nos hiciera daño. Ahora nos corresponde ayudarle. Bishop ha conseguido otro espécimen para su mesa de operaciones. -

- Tenías que decirlo. - Rafael mira con preocupación a su hermano inconsciente - Ya tuve bastante por esta noche. –

- Pero debemos rescatarlo, – dice Miguel Ángel – sea lo que sea, porque nosotros ayudamos a cualquiera que necesite ayuda y le echamos la mano cualquiera que sea su problema... ¡Oigan! Ese sería un estupendo eslogan: "Maleante, Ninja, Extraterrestre o Científico Malvado, no importa quien esté dándote problemas, nosotros ayudamos a cualquier desamparado." -

- Déjate de tarugadas. - Rafael gruñe al ponerse de pie cargando a su hermano en brazos - Hay que ir por la artillería pesada si queremos salvar a esa enorme cosa antes de que Bishop la convierta en brocheta. –

Las tres tortugas corren hacia el borde de la azotea para saltar al otro edificio y poder bajar a la calle donde está estacionado El Acorazado, pero a unos pasos, oyen nuevamente el inconfundible sonido de las aspas de un helicóptero. Se detienen.

- ¡Bishop regresó! – Miguel Ángel exclama asustado - ¡Ya se comió el plato fuerte y ha regresado por el postre! -

Miran hacia la oscuridad del cielo, hacia donde proviene el sonido, pero no ven nada.

El sonido se va acercando más y más, entonces, no muy alto por encima de sus cabezas, desde el costado de un edificio surge, no un helicóptero, sino "algo" que vuela como un pájaro.

Antes, ninguno pudo decir qué era la primer creatura que apareció debido a la intensa luz con la que habían sido acorralados, ahora el manto de la oscuridad no les permite distinguir del todo a esa segunda creatura, pero a pesar de esto, se dan cuenta de que no se trata de ningún ave que hayan visto en sus vidas.

- Me parece - dice Donatelo agudizando su vista lo mejor posible – que la estructura morfológica de este segundo "individuo" es similar a la de aquel que nos ayudó, aunque su tamaño es menor. –

- ¿Pues cuántas cosas hay de esas? – Rafael hace la pregunta.

Enseguida, además de escuchar que el sonido se intensifica, ven un haz de luz que surge del mismo costado del edificio de donde apareció el ser volador.

La creatura vuela huyendo del helicóptero.

Donatelo saca los binoculares de visión nocturna de su bolsa y los utiliza para apreciar mejor al ser con alas.

- ¡Por todos los Caparazones! ¡Es…! -

- ¡HEY BISHOP! – grita Miguel Ángel de repente en dirección al helicóptero y agitando los brazos - ¡SI QUIERES POSTRE, ACÁ ESTAMOS! -

El helicóptero cambia de rumbo; comienza a descender hacia donde se encuentran las tortugas.

- ¡¿Pero qué haces Cabeza Hueca?! – Rafael protesta por la tontería de acabar de hacer su hermano.

- Bishop debe de traer todavía a "eso" que nos ayudó de caer en sus garras. Mi plan es que yo distraigo a Bishop mientras ustedes dos suben al helicóptero y rescatan a la creatura. -

- ¿Y a Leo a quién se lo encargo? -

- Aaahh… Esa parte no se me ocurrió, después de todo, Leo es el de las ideas, pero por el momento, no está disponible. -

- Yo tengo una idea. - dice Donatelo con preocupación al retirarse los binoculares de los ojos.

- No será mejor que la mía. -

- ¡Corran! –

El helicóptero se les va encima.

Tiene que dispersarse, sólo que Donatelo y Miguel Ángel logran alejarse mucho más rápido que Rafael.

El helicóptero se lanza a perseguir a la tortuga de la bandana roja.

Donatelo y Miguel Ángel se dan cuenta y regresan pronto a ayudar a sus hermanos.

- ¡Plan B! – dice Miguel Ángel - ¡Leo y Rafa que distraigan a Bishop, y yo y tú rescatamos a la creatura! –

Donatelo hubiera preferido corregir la oración que acaba de decir su hermano, pero se enfoca en el problema: saca de su bolsa un gancho, y aprovechando que el helicóptero vuela casi arañando el techo del edificio, lo acciona y se incrusta en el fuselaje de la máquina.

- ¡Sujétate! -

Eso hace Miguel Ángel.

Ambos se agarran de la cuerda del gancho, sus pies se despegan del techo y comienzan a trepar rápidamente para ir directo al interior del helicóptero.

Mientras tanto, a Rafael se le ha acabado el edificio.

- ¡Quelonios! ¡No puedo saltar con Leo! –

Tiene que correr por la orilla de la construcción, sintiéndose enloquecer por no poder hallar la manera de brincar a algún edificio contiguo.

El helicóptero ya está a escasos metros de Rafael, pero no le lanza redes ni le dispara somníferos, más bien, sus ocupantes parecieran estar pensando en atraparlos o no, como un pescador que ha atrapado el pez más gordo del estanque y no quiere desperdiciar anzuelos con peces tan pequeños.

Rafael voltea y ve a sus dos hermanos que están trepando por una cuerda y que casi llegan a una de las patas del helicóptero; intuyendo el plan que está en marcha, decide darles más tiempo. Continúa corriendo por la orilla del la azotea, sin inmutarse en lo absoluto por la gran altura a la que se encuentra, mostrando gran temeridad, más de la que es capaz el mejor de los trapecistas humanos. En segundos está por llegar a la siguiente esquina; de ese lado, es más angosta la calle y lo por lo tanto el edificio contiguo está más cercano. Sin disminuir la velocidad a la que corre, se enfoca para dar un gran salto, pero algo sucede.

Se oye un fuerte sonido metálico a las espaldas de Rafael, lo que lo obliga a detenerse y voltea; ve que "algo" ha caído sobre la cola del helicóptero.

Por el impacto, el helicóptero se sacude, gira y Miguel Ángel y Donatelo son despedidos…

- ¡Ah! -

… y la cuerda por la que trepaban ellos dos es impulsada como látigo y golpea a Rafael.

- ¡Aaahh! – Rafael pierde el equilibrio y por agarrarse de la orilla del edificio, Leonardo se le resbala de su otro brazo - ¡LEO! -

Por unos segundos, que avanzan con desquiciada lentitud, una aterrada mirada dorada observa con impotencia cómo va cayendo Leonardo al abismo iluminado y atestado de humanos y automóviles; Rafael siente que también está cayendo a ese abismo a pesar de sostenerse fuertemente de la orilla del techo. Leonardo va a estrellarse contra el frio pavimento, y él va a estrellarse contra la implacable realidad por la inminente muerte de su hermano…

Sin embargo, en un parpadeo, un ser con alas pasa volando rápidamente en picada a escasos metros de él (quizás el mismo que estaba siendo perseguido por el helicóptero momentos antes, y quizás el mismo que cayó sobre éste hace escasos instantes); se lanza en la misma dirección que va cayendo Leonardo, y lo atrapa.

Rafael, suspendido en las alturas y observando la hazaña de la creatura, recuerda que debe respirar, y una inspiración llena sus pulmones con el vital aire.

La creatura no echa a volar, pareciera que cae junto con su "pasajero", haciendo pensar a Rafael que el milagro que presenció fue una farsa, pero la creatura consigue apoyar sus pies sobre un larga asta de metal que sobresale de la pared, ésta se flexiona, y la creatura se catapulta de regreso al cielo, llevándose a la inconsciente tortuga consigo.

Rafael trepa ágilmente de regreso al techo y echa a correr siguiendo a ese ser que se ha llevado a su hermano muy alto en el cielo estrellado, maldiciendo en sus adentros ser una torpe tortuga terrestre. Al llegar a la orilla, debe dar un espectacular salto al edificio contiguo, aterriza sin mayor problema y continúa corriendo y saltando cuanto obstáculo hay en su desesperado camino.

- ¿Estás bien, Rafa? – Donatelo también se une a la persecución; Miguel Ángel los sigue muy de cerca (ambos tienen moretones a causa de la caída).

Rafael no responde. Sin parpadear, no deja de mirar hacia el cielo para no perder de vista al ser con alas; lo que ve después, es que el helicóptero ha regresado para continuar persiguiendo al ser volador. Ahora se maldice el no haberse ocupado primero del helicóptero y de sus ocupantes aprovechando que el aparato había sido desestabilizado momentáneamente.

Saltan a otro edificio.

- ¡Bishop va tras su premio doble! – dice Rafael forzando su mente para idear un plan que ayude a su hermano y a la creatura a librarse del desquiciado humano; pero el plan jamás llega - ¡CUIDADO! – grita, deseando con toda el alma que esa "cosa" lo haya oído.

Y sí lo oye, o es por su propia cuenta que se percata que corre peligro, porque el ser intenta alejarse del helicóptero, pero sin éxito.

La máquina es mucho más rápida y sus armas son accionadas.

Las tortugas distinguen pequeños destellos que salen del helicóptero, lo que significa que los tripulantes de la máquina voladora no buscan capturar un prisionero más.

La creatura es herida, suelta a la tortuga, y ambos caen irremediablemente.

- ¡NO! -

Gritan las tres tortugas que ven caer a su hermano desde el cielo; sin embargo, en una sorprendente maniobra, el helicóptero desciende veloz y horizontalmente, con tal precisión, que consigue ir descendiendo paralelamente a la velocidad que va cayendo la tortuga, procurando, milagrosamente, que las mortales aspas no lleguen a lastimar a la creatura con caparazón; la portezuela se abre y alguien aparece; ese alguien lanza un cable que se enreda en el cuerpo de la tortuga y la trapa, e inmediatamente el cable es tensado y tironeado, y la tortuga es llevada hacia el interior.

El helicóptero se detiene, quedando suspendido por un segundo, para luego adentrarse rápidamente en el cielo nocturno.

- ¡Wow! – Miguel Ángel frena su carrera al quedar maravillado por la extraordinaria maniobra que ha realizado el piloto con el helicóptero - Yo quisiera volar así. -

- ¡Esto todavía no se acaba! – grita Donatelo sin dejar de correr; corre hacia la dirección en donde va a caer, según sus relampagueantes cálculos, la creatura con alas.

El ser alado está por estrellarse en el techo de un edifico que se encuentra más allá; Donatelo salta a ese edificio sacando de su bolsa un pequeño paquete del que tira un cordón y lo lanza tan lejos como puede.

El paquete se va inflando rápidamente conforme "vuela", y aterriza convertido en un colchón de unos cinco metros de alto y otros cinco de ancho.

- ¡Va a 'estamparse' más para allá! – grita Rafael; va unos pasos atrás de Donatelo pero corre más rápido, pasa a su hermano, llega hasta donde ha caído el colchón y lo empuja.

Miguel Ángel y Donatelo pronto ayudan; entre los tres empujan el enorme colchón y… un golpe seco lo cimbra y lo sacude; la fuerte ondulación del colchón empuja a las tortugas impulsándolas hacia atrás; caen de sentón.

- ¡Ah! -

El colchón amortiguó la caída de la creatura con alas, ahora se va desinflando automáticamente ya que ha cometido su propósito.

Las tortugas se levantan y comienzan a aplastar el colchón con sus pies para que se desinfle pronto.

- ¡Rápidorápidorápido! – ordena Rafael con desesperación, como si con esto el dispositivo fuera a obedecerlo.

En pocos segundos, el colchón queda casi tan plano como la desordenada cama de Miguel Ángel.

- Es justo lo que vi con los binoculares, y aún no puedo creerlo. – dice Donatelo.

- ¿Son reales? – pregunta Rafael.

- Al parecer sí. -

- Y yo creía que sólo eran un feo adorno de la Catedral de Notre Dame. -

- ¿Pero qué es? - pregunta intrigado Miguel Ángel al no entender de lo que hablan sus hermanos.

- Una gárgola. –

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No comenté nada al principio porque quería que fuera una sorpresa.

Este fic es un crossover.

¡Mi primer crossover!

8D

Estoy muy emocionada pero también muy nerviosa porque éste es mi primer fic de auténtica acción y mi primer crossover.

En el siguiente capítulo se sabrá con qué otra serie están haciendo mancuerda las tortugas, aunque a lo mejor ya adivinaste.

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Comentarios, observaciones, sugerencias, dudas, peticiones, aclaraciones, aplausos, zapes, jitomatazos, abucheos, reclamos, ultimátums, jalones de oreja, etc., etc.;

toda opinión es bienvenida.

n.n