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Gracias por la paciencia.

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Disclaimer:

LAS TORTUGAS NINJA

no me pertenecen,

es mi corazón el que le pertenece a Leo.

GÁRGOLAS, HÉROES GÓTICOS

tampoco me pertenecen;

mucho menos obtengo algún beneficio lucrativo aprovechándome de la fama de estas dos magnificas series animadas.

Yo escribo por puro gusto y para hacer pasar un rato agradable a todo aquel que pase a leer. Lo único que espero ganar son tus apreciados reviews.

GUERREROS DE LA NOCHE

Lexington y Goliath caen inconcientes hacia la bullente calle.

Broadway y Brooklyn se arrojan por los aires como lanzas para atrapar a sus amigos, suplicándole a Avalon que les permita llegar a ellos antes de…

Pero un pequeño helicóptero muy veloz, y gracias a la pericia del piloto, logra llegar al lado de las gárgolas que van cayendo, y por la compuerta abierta, Rafael y Miguel Ángel les lanzan unas cuerdas que atrapan a las gárgolas, tiran de las cuerdas con todas sus fuerzas y consiguen subir a Lexington y Goliat dentro del helicóptero.

Broadway y Brooklyn vuelven a elevarse junto con el pequeño helicóptero, cada uno volando en un costado, pero luego se trepan a cada costado de la liviana máquina, ayudándose de sus filosas garras.

Donatelo apenas si logra mantener el control sobre el helicóptero por el peso extra que acaba de ganar.

- ¡¿Están bien?! – Brooklyn pregunta, desesperado, por la compuerta abierta.

Rafael y Miguel Ángel están intentando reanimar a Lexington y Goliath.

- Parece que están bien. – dice Rafael – Sólo recibieron un trancazo de electricidad. –

Poco a poco, Lexington y Goliath van recobrando la conciencia.

- ¡Sujétense! – Donatelo les advierte.

Los helicópteros que perseguían a cada gárgola ahora persiguen a la pequeña máquina.

Donatelo obliga a su "Caballito del Diablo" a virar a la derecha para evitar los disparos, pero inmediatamente deber se eleva abruptamente porque uno de los helicópteros ha aparecido justo enfrente.

- ¡WWWOOOOOOWWW! –

Gárgolas y tortugas tiene que sostenerse de donde puedan (Lexington y Goliath tan tenido un despertar muy agitado).

Donatelo dirige su apara en línea horizontal, pero en el siguiente segundo tiene que descender en picada al esquivar los disparos simultáneos de tres de los helicópteros.

El fugitivo y sus perseguidores van cercándose peligrosamente a los edificios de condominios.

Los perseguidores no van a pensarlo mucho en seguirles disparando donde vive toda esa gente, entonces, el pequeño helicóptero se eleva a mayor altura.

- ¡Ya me quiero bajar! – Miguel Ángel implora a pesar de estar sujeto firmemente a su asiento gracias al cinturón de seguridad.

- ¡Pero si está chido el paseo! – dice Rafael para desquiciar más a su hermano.

- ¡Quiero a mi mami! -

Rafael va a propinarle un zape a su frenético hermano para que se calme, solo que ya no lo hace porque el helicóptero tiene que cambiar de dirección, de nuevo; o se agarra o por zarandear a su hermano, el golpe se lo lleva él.

Donatelo no halla manera de perder a los helicópteros: esquiva a uno y enseguida aparece otro. Lo único que se le ocurre es dirigir su helicóptero hacia la zona de bodegas abandonadas, donde no hay personas que puedan resultar heridas.

- ¡Mi Quelonioptero es rápido, - les informa con cierto apremio a sus "pasajeros" - pero no posee la suficiente potencia, y gracias al peso extra, no hay modo alguno de dejar atrás a todos esos armatostes que nos viene persiguiendo, o si tan sólo fuera uno…! -

- Buena idea, Donatelo. – dice Goliath; se aproxima al piloto como puede con tanto ajetreo.

Los perseguidores se comunican entre sí por radio: planean separarse para perseguir al pequeño helicóptero en diferentes direcciones y acorralarlo contra algún alto edificio.

Bishop les recalca la prioridad de atraparlos vivos, que no se les ocurra herirlos, no mucho, y que no importa los daños a terceros…

Justo en ese momento, algo sorprendente sucede: el pequeño helicóptero comienza a volar hacia atrás.

¡¿Cómo es posible?!La gran pregunta llena por completo la mente de esos humanos (porque no existe helicóptero en el mundo que pueda volar en reversa), y en esos valiosos segundos, el pequeño helicóptero se eleva y se ubica a una prudente distancia por sobre lo otros vehículos voladores, y aprovechando que están volando en formación conjunta, las gárgolas saltan sobre éstos.

Las tortugas también atacan: Rafael y Miguel Ángel saltan sobre el helicóptero en el que viaja Bishop.

Antes de que los humanos reaccionen y les den un buen choque eléctrico quienes los atacan (como les sucedió a Lexington y a Goliath en un ataque anterior) las gárgolas, con sus poderosas garras, destrozan la cola del helicóptero.

Al instante, el aparato pierde su estabilidad.

- ¡Qué demonios…! – blasfema uno de los pilotos; los otros dicen una barbaridad similar.

Las gárgolas saltan y emprenden el vuelo.

Rafael y Miguel Ángel no usan garras pero sus armas pueden provocar el mismo daño.

Rafael da su golpe a la máquina, pero no ha sido suficiente (entre mantener el equilibrio, agarrarse de donde pueda y asestar el golpe, no es tarea fácil); apremia a Miguel Ángel.

- ¡Ya! –

Miguel Ángel ha preferido agarrarse firmemente.

- ¡Pero ahora no traemos paracaídas! -

- ¡Goliath dijo…! ¡AAAAAHHH! -

- ¡AAAAHH! -

Las dos tortugas demoraron mucho; han recibido el choque eléctrico y son arrojados hacia el vacío.

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La limusina blanca está por arribar a calle que conduce al edifico que pertenece a corporativo de Industrias Xanatos.

- ¿No te parece extraño, Karai? – Saki Oroku le pregunta a su hija.

- Sí, es muy extraño. Las tortugas no han hecho ningún otro ataque, pero de ellos podemos esperar cualquier inesperado movimiento. -

- Tienes razón. – toma el teléfono de la limusina - Informa. -

- Varios helicópteros se acercaron a ellos y los atacaron. Las tortugas se vieron obligadas a dispersarse. Otros "individuos" les hacían compañía, pero también se separaron. A todos los perdimos de vista. -

- Permanezcan alerta. -

- Sí, Maestro. -

Cuelga.

- Alguien los ha atacado. –

Karai piensa en el único individuo que podría tomar por sorpresa a las tortugas.

- Bishop. -

- Es un maldito inoportuno, pero no importa. Si logra deshacerse de las tortugas nos convendría bastante, ¿no lo crees? - Karai asiente - Sin embargo dudo que ese inútil lo consiga. ¡Esos malditos fenómenos son tan escurridizos como una serpiente! Es más probable que las tortugas ya estén en camino de intervenir en mi negocio. -

- Posiblemente. –

Karai desea, secretamente, que así sea, sólo para asegurarse que Bishop no les ha hecho daño.

. . .

Afortunadamente para Rafael y Miguel Ángel, las gárgolas están atentos y los atraparon (en eso habían quedado: Miguel Ángel y Rafael se encargarían del helicóptero de Bishop, y aunque no tuvieran paracaídas, se lanzarían al vacío y las gárgolas los atraparían).

Brooklyn lleva a Rafael sujetándolo por los antebrazos, y Broadway lleva a Miguel Ángel, aunque Rafael y Miguel Ángel fallaron con su parte del plan.

El helicóptero de Bishop se bambolea un poco, el daño no fue severo.

Son los otros helicópteros los que van cayendo y girando sin control; sus ocupantes se ven forzados a lanzarse con paracaídas mientras las máquinas chocan en el suelo o sobre alguna bodega abandonada, e instantáneamente explotan.

El fuego y los escombros acaban con el silencio reinante de este cementerio de construcciones olvidadas.

Bishop acomoda sus lentes. Observa las altas llamaradas que ahora devoran sus costosos aparatos.

No está nada contento.

Abre su iracunda boca para ordenar algo, pero el helicóptero cambia de dirección repentinamente: ha tenido que virar para esquivar un proyectil que ha lanzado nada más ni nada menos que el pequeño helicóptero.

Bishop frunce el seño, una vez pasada la sacudida. Su helicóptero queda frente al helicóptero más pequeño y responde al ataque con los lásers que trae incluidos.

Las gárgolas ya pueden volar libremente porque el único helicóptero que queda es el de Bishop.

El Quelonioptero también se desplaza con mayor libertad ya que no lleva más pasajeros, y Donatelo lo obliga debe retroceder, vira y se aleja de Bishop. Su máquina carga con dos misiles, y es todo el armamento que tiene; ya ha usado uno de los misiles. Tiene que emprender la retirada.

Bishop lo persigue.

- ¡Hay que ayudarlo! – exclama Lexington.

Las gárgolas agitan sus alas y van tras Bishop. Pronto logran darle alcance.

Goliath está por arrojarse sobre la nave enemiga, pero la gárgola más "tecno" lo detiene hablándole por el intercomunicador.

- No Goliath. Observa que el fuselaje brilla de una manera peculiar. El campo de electricidad está activado, ya no pueden abordarlo. -

- ¿Y ahora qué hacemos? – Miguel Ángel hace la pregunta con mucha angustia.

Donatelo, sin poder esperar algo de ayuda, se eleva y rodea un edificio, y conforme va rodeándolo sigue elevándose.

El único perseguidor que queda sigue al Quelonioptero pero no tan de cerca como quisiera porque éste es muy veloz.

El pequeño helicóptero sigue elevándose hasta alcanzar una mayor altura a la del edificio, entonces se arroja en picada.

Bishop ordena a su copiloto arrojarse en picada.

- ¿Qué quelonios hace Doni? – se pregunta Rafael porque pareciera que ambos helicópteros buscan estrellarse contra el suelo.

Cuando el helicóptero de Donatelo está por estrellarse, con gran esfuerzo, él tira del manubrio y consigue elevar el helicóptero apenas unos cuantos centímetros antes del desastre.

El piloto de Bishop hace la misma maniobra.

Ambos aparatos vuelan muy cerca del polvoriento suelo.

El helicóptero de Bishop, al tener la posición idónea, éste ordena disparar.

Es casi un silencioso rugido el que se desprende de la máquina, como el ronroneo de un gato, pero en segundos, el ronroneo se convierte en el poderoso rugido de una bestia, y el misil es disparado…

Donatelo esquiva el cohete, que estalla contra un inservible poste de luz que se enciende como un fósforo.

- ¡Imbécil! – Bishop le grita a su piloto en vez de admitir que la tortuga vuela extraordinariamente.

El pequeño helicóptero va a meterse a una bodega de dimensiones muy estrechas.

- ¡Elévate! –

Bishop ordena, pero el piloto no reacciona y entran a la estrecha bodega

- ¡Regresa! – vuelve a ordenar Bishop, pero el aparato, al ser de considerable tamaño, no puede virar; debe seguir hacia el frente.

- Perfecto. - se dice Donatelo.

Bishop se precipita a oprimir el botón de "Fuego" teniendo tan cerca al pequeño "Caballito"…

Donatelo lo esquiva fácilmente…

El cohete estalla en una pared abriendo un gran hoyo en esa destartalada bodega…

El helicóptero de Bishop está por salir por esa "puerta" que acaba de abrir…

- ¡Eso sí que no! – exclama Donatelo.

El pequeño helicóptero gira violenta y velozmente, y la tortuga lanza su último misil al tiempo que va de reversa, enfilándose hacia la salida, pero…

El misil no da en el blanco. El piloto humano también sabe maniobrar espectacularmente.

Donatelo frunce el ceño, pero antes de que pueda decir una palabra, se da cuenta de que…

Por esquivar el proyectil, el helicóptero de Bishop choca contra una de las oxidadas columnas que sostienen ese destartalo techo, el techo colapsa aplastando el helicóptero, y estalla.

El pequeño helicóptero sale a tiempo de venírsele encima la gastada construcción y de que alguna de esas lenguas de fuego, que se propagan rápida y vorazmente, le den una "lamida".

Pronto, Donatelo aterriza y baja de su invención.

Las gárgolas y las otras tortugas también tocan tierra, y van a su encuentro.

- ¡Donatelo! -

- ¡Doni! -

- ¡Ese es mi bro! -

- ¡Me alegra que estén bien! – Donatelo responde con alegría a los apremiantes llamados a pesar de sentirse agotado.

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La tortuga genio no tiene tiempo de siquiera secarse el sudor de su frente con el dorso de su brazo; Miguel Ángel y Rafael se le van encima con un fuerte abrazo, al cual corresponde gustoso.

El viento comienza a soplar, como queriendo ayudar a avivar las llamas y que éstas se sacien con la maldad que se consume dentro de sus entrañas.

Los dos clanes observan cómo el fuego crece.

Aquí y allá el fuego comienza a propagarse.

Donatelo saca su celular.

- Hay que llamar a los bomberos. -

- Burlaste de maravilla a ese sofisticado helicóptero. – Lexington lo felicita.

- Tomando en cuenta que no tengo muchas "horas de vuelo"… ¿Hola? – tiene que atender la llamada de emergencia - Sí, quiero informar sobre un incendio en… -

Mientras Donatelo habla, Brooklyn trae de vuelta un tema pendiente.

- Donatelo es hábil construyendo cosas, y es muy listo. Yo creo que él debería ser el Segundo al mando del clan de las Tortugas. -

- Yo también lo creo. – dice Broadway.

- Pues eso nada más nosotros lo podemos decidir. – Rafael les aclara.

- ¿Quién vota por Doni como el Segundo al mando del clan de las tortugas? – Miguel Ángel llama al voto sin previo aviso.

- ¡Yo! – votan Brooklyn, Lexington, Broadway, y el propio Miguel Ángel.

Rafael tan sólo se queda mirándolos con la boca abierta.

- Listo. – dice Donatelo – En unos minutos vendrán… -

- ¡Doni! –Miguel Ángel le estrecha la mano - ¡Felicidades! ¡Eres el Segundo al mando del clan de las Tortugas, osea, de nuestro clan! -

- ¿Que yo… qué? –

- ¡Así no se vale! – Rafael logra reaccionar y protesta.

- Hemos votado democráticamente. – le hace ver Miguel Ángel.

- Yo te voy a enseñar lo que es la verdadera Democracia. – Rafael choca un puño contra su palma listo para lanzarse sobre Miguel Ángel.

- Disculpen... – Goliath interviene – Pueden discutir esto después. Tenemos que ir en busca de Leonardo. -

- ¡Si este zoquete no estuviera con sus tarugadas…! –

Rafael trata de hacer entender a Goliath que si no fueran por los disparares de su hermanito, ya estuvieran en camino de ir por Leonardo, sea donde sea que se encuentre, pero calla al percibir algo, y voltea.

Goliath también al oír algo.

Las mentes de ambos les grita una palabra: ¡Peligro!, pero ninguno de los dos puede hacer nada.

En un parpadeo, una red electrificada les cae encima a todos.

- ¡AAAAHHHH! –

Una descarga eléctrica los derrumba. Caen al suelo como muertos, pero alguien los quiere con vida.

- Uno o dos rasguños que sufran no importa, pero los quiero con vida. – dice alguien.

Ese alguien se aproxima para observar cómo se retuercen de dolor sus prisioneros, mientras saca de su saco su celular y llama a su "caballería".

Rafael, en su aturdimiento, logra ver una figura negra, pero borrosa, gracias a la luz que propaga el incendio.

- Maln… nacido. –

Bishop se acuclilla al lado de la tortuga del antifaz rojo.

- Puedes blasfemar todo lo que se antoje, fenómeno, no me molesta. En esta ocasión, podré excavar en lo más profundo de tus tripas, en lo más profundo de tu ADN, en lo más profundo de tu alma si es necesario, sólo para saciar mi curiosidad, y esta vez no tendrás la ayuda de los otros fenómenos para que lo eviten, porque los he capturado a todos. – se incorpora, y se aleja un poco a la espera de todo su equipo.

Rafael no puede decir ni una grosería más, pero puede pensarlas para maldecirse a sí mismo.

- "Idiota. ¿Cómo pudiste confiarte en que ese maldito había pasado a mejor vida?" -

Las gárgolas, en un desesperado intento, tratan de ponerse de pie, pero ninguno lo logra.

- ¿Y ahora… quién podrá… ayudarnos? – Miguel Ángel dice con mucho temor y conteniendo sus lágrimas lo mejor que puede, porque ya imagina lo peor.

Cuando Bishop está planeando su siguiente movimiento, oye las ruidosas astas de un helicóptero.

El helicóptero no tarda en estar justo por sobre su cabeza. Mira hacia arriba cuando oye una voz por el altoparlante del helicóptero.

- ¡Esta es la policía de Nueva York! -

Bishop permanece tranquilo en su sitio.

El helicóptero aterriza, levantando polvo y alborotando el ordenado cabello de Bishop.

Del helicóptero desciende una mujer apuntándole con un arma.

- ¡Manos arriba! – Elisa Maza le ordena al hombre vestido de negro.

- Señorita. – le dice Bishop de un modo muy cortés – No debería estar aquí. Es un lugar sombrío y peligroso. -

La luz del fuego se proyecta en el hermoso rostro de la mujer policía haciéndole ver tan feroz como una de esas creaturas con alas que yacen a los pies de Bishop.

- ¡Le he ordenado manos arriba! –

Bishop no se inmuta ante tal creatura.

Goliath hace el esfuerzo por levantarse, pero todo su cuerpo está entumido.

- Señorita, – Bishop se aproxima a ella con cautela – por favor, no deseo que resulte herida. -

Elisa se prepara a dispararle al hombro de ese hombre, pero… en un instante, Bishop la toma de la muñeca, se la retuerce, Elisa grita de dolor y tira el arma, y cuando ella intenta dar un golpe con su otra mano, recibe un duro golpe en la nuca.

La mujer se desploma inconciente.

- E… Elisa. – Goliath gruñe tan alto como puede, con el corazón retumbándole con fuerza, temiendo por su amiga, pero sus músculos no le obedecen.

Bishop acomoda su cabello, su saco y sus lentes, y se gira al oír los motores de varios vehículos que van aproximándose. Es su equipo de trabajo que ha llegado.

Mira a su alrededor, no quiere más sorpresas.

Lamentablemente para él, ese es un lujo que sólo el Destino puede darse tantas veces como se le antoje.

A lo lejos, Bishop ve una luz que se acerca demasiado rápido.

La luz llega enseguida donde está él antes que su equipo: se trata de un helicóptero, otro más.

El helicóptero aterriza y de éste desciende un hombre rubio con gafas.

- Lamento interrumpirle, – del helicóptero también descienden siete individuos, altos y ataviados con una especie de armadura con alas – pero sólo he venido por… los amigos de mi Señor. -

Los individuos con armadura de inmediato se aproximan a las gárgolas y a las tortugas, les quitan la red de encima, los ayudan a ponerse de pie (uno de ellos carga a Elisa), y los llevan hacia el helicóptero en el que llegaron.

Como si Bishop fuera a quedarse nada más mirando…

Bishop ataca a quien conduce a Goliath, pero otro de estos individuos fácilmente atrapa su brazo y lo retuerce.

La cara de Bishop se contorsiona por el dolor, pero no grita.

- Vaya, - dice Owen – es un hombre fuerte, cualquier otro estaría suplicando por su vida. Sin embargo, no tiene por qué angustiarse, no está en peligro, claro, si permite llevarme a estos amigos. -

No espera respuesta alguna de ese desconocido.

Mientras el hombre de negro es "atendido", Owen apremia a sus "ayudantes" a subir a las gárgolas y a las tortugas al helicóptero, sólo que Donatelo no acepta la ayuda, prefiere ir en su Quelonioptero, y va hacia éste a pesar del dolor que agobia todo su cuerpo.

Bishop es liberado justo cuando ambos helicópteros están ascendiendo, y en cuanto está libre, instantáneamente le propina una potente patada a la cabeza de su opresor, incluso la cabeza de éste se retuerce completamente hacia atrás, y el individuo permanece de pie.

- Te he roto el cuello, pero… - dice un tanto asombrado – Tú no eres un hombre común; no creo que seas un hombre, de hecho. -

El "hombre" acomoda su cabeza en su lugar, y de un salto, llega al helicóptero que ya está varios metros por encima del suelo.

Bishop se queda mirando alejarse el helicóptero con todo y sus presas.

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Goliath examina a Elisa.

- No esperes que te demos las gracias. – Rafael le gruñe a Owen.

- No es necesario. -

Rafael busca su intercomunicador pero ya no lo trae (debió caérsele), así que saca su celular, esperando que funcione (después de tremenda descarga eléctrica, quizás dejó de funcionar), y funciona. En su mente agradece tener un hermano tan genial como lo es Donatelo.

- Doni, ¿tienes la señal de Leo? –

El Quelonioptero vuela cerca de ellos.

- Sí.

- Acércate lo más que puedas, vamos a pasarnos contigo. –

- OK. –

Termina con la llamada.

- Aquí nos bajamos. -

- Como gusten. – dice Owen – Pero si me permiten decir algo… -

- Nada. –

Rafael abre la compuerta.

Goliath ya tiene a Elisa en brazos.

Un frío aire se cuela por la compuerta y juguetea con las bandanas de las tortugas, con el cabello de los humanos y el de las gárgolas.

- Debo informarles – insiste Owen - que Leonardo se encuentra justo ahora en el castillo Wyvern. –

Los demás de inmediato lo miran con desconcierto (así sí obtuvo la atención de todos).

- El Señor Xanatos me pidió que les sugiriera a todos ustedes no intervenir en su pequeña reunión con Oroku y Leonardo. –

- ¡¿Qué?! -

Owen no dice nada más, se deleita observando las caras de espanto de todos los presentes.

) ) ° ( (

N/A:

.Los helicópteros has sido diseñados tomando como modelo a las libélulas; las libélulas son capaces de volar en todas direcciones, incluso hacia atrás, pero un helicóptero no puede, pero nuestro Doni es un genio xD él descubrió la manera en cómo hacer que su Quelonioptero vuele hacia atrás.

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Comentarios, observaciones sugerencias, dudas, peticiones, aclaraciones, aplausos, zapes, jitomatazos, abucheos, reclamos, ultimátums, jalones de oreja, etc., etc.;

toda opinión es bienvenida.

n.n