.

Disclaimer:

LAS TORTUGAS NINJA

no me pertenecen, más bien mi corazón le pertenece a Leo.

GÁRGOLAS, HÉROES GÓTICOS

tampoco me pertenecen;

mucho menos obtengo algún beneficio lucrativo aprovechándome de la fama de estas dos magnificas series animadas.

Yo escribo por puro gusto y para hacer pasar un rato agradable a todo aquel que pase a leer. Lo único que espero ganar son tus apreciados reviews.

) ) ° ( (

GUERREROS DE LA NOCHE

La batalla se desata en donde labora personal administrativo, por lo que hay escritorios, archiveros, gabinetes, y sillas; sobre los escritorios, están las computadoras y todo tipo de material para oficinas y, ubicados estratégicamente, impresoras y fotocopiadoras. También hay macetas que contienen plantas ornamentales.

Las personas que trabajan ahí, en la mañana del siguiente día, se van a sorprender muchísimo al descubrir que sus lugares de trabajo no están tan ordenados como los dejaron.

Muchas cosas has sido esparcidas por doquier, incluso bastantes han sido destruidas, pero la batalla no puede detenerse.

Miguel Ángel se ve rodeado por seis ninjas.

Don't worry be happy

No te preocupes, se feliz.

Here's a little song I wrote

Esta es una pequeña canción que escribí,

You might want to sing it note for note

tal vez quieras cantarla nota por nota.

Don't worry, be happy

No te preocupes, se feliz.

- Mikey – se dice a sí mismo – hazle caso a la canción. No tienes nada de qué preocuparte, aunque sean seis contra uno. -

Esquiva un bo que va directo a su cabeza agachándose, y enseguida ve en el suelo el cable en espiral de un teléfono fijo, lo toma rápidamente, se yergue, y el cable jala el teléfono, Miguel Ángel lo hace girar sobre su cabeza, y éste golpea las cabezas de sus contrincantes noqueándolos en segundos.

- Dicen que el teléfono acortó distancias, pero a ustedes prefiero saludarlos de lejecitos. –

Don't w…

La canción es sesada.

- ¡No! – Miguel Ángel protesta – Empezaba a gustarme. –

- Nah. – pasa Rafael a un lado de Miguel Ángel debatiéndose contra cuatro ninjas del Pie – Yo prefiero una rola de Linkin Park. – se aleja con sus contrincantes.

- En ese caso… - Miguel Ángel está por decir qué canción le gustaría escuchar - ¡Wow! –pero otros ninjas lo atacan.

Donatelo, por su parte, más que atacar a los ninjas del pie, está defendiendo cada aparato electrónico para que no sufra daño alguno. Cuando un ninja está por caerle encima estando cerca de un escritorio, lo golpea con el extremo de su bara bo lanzándolo lejos, y el ninja cae limpiamente al suelo sin llegar a destrozar nada en su aparatosa caída, pero en el siguiente instante, Donatelo salta y esquiva a tres ninjas, que de haber respondido a la afrenta, los hubieran arrojado y ellos caído y destrozado una fotocopiadora.

Rafael, teniendo sus apreciadas sais en sus puños cerrados, golpea a un ninja quien choca contra un archivero que termina derribado en un gran estruendo; rápidamente ese mismo brazo lo lleva hacia atrás para que su codo golpee al ninja que está detrás suyo, y este ninja se estrella contra una planta ornamental destrozando la maceta y regándose toda la tierra.

- ¡Rafa! – Donatelo lo reprende - ¡Por favor! ¿Puedes tener más cuid…? – pero no termina la frase porque tiene que agacharse o una katana le rebana el cuello.

Rafael ya sabe a qué se refiere su hermano el adorador de todo lo electrónico, y lo que hace es saltar y dar una patada doble arrojando a dos ninjas, uno a la derecha, que choca con otro ninja y ambos caen sobre un escritorio que queda hecho pedacitos con todo y computadora, y otro sale disparado a la izquierda chocando y derrumbando y destruyendo una fotocopiadora.

Donatelo sólo deja escapar un suspiro de derrota. ¿Acaso jamás podrán tener una pelea sin dejar en ruina total el lugar?

Mientras tanto, todos los amigos de las tortugas disfrazados como monstruos de Halloween ya han noqueado a sus contrincantes; ahora suben apresuradamente las escaleras, dando poderosos saltos cual chitas; van en ayuda de quien debe de estar peleando completamente solo.

En un parpadeo llegan.

En ese piso no hay ninguna luz artificial que les ayude a ver, aunque un poco de la luz de la Luna se cuela a través de las ventanas, así que no es una total oscuridad; aun así, ellos pueden ver sin dificultad en ese piso falto de luz, porque a diferencia de los ninjas que se entrenan para formar parte de la oscuridad, ellos son hijos de la oscuridad.

Todo está en orden. Las están en sus lugares debidos, y no hay nadie.

- ¡Leonardo! – lo llama el individuo más alto y corpulento.

- Debería estar aquí. - dice el chico del cabello blanco.

Se separan para examinar el piso, las paredes y los objetos que hay ahí, pero ninguno presenta daños.

El perro disfrazado olfatea el aire y después el piso.

- Tal vez nos equivocamos de sala de juntas. – dice una amable pero preocupada voz.

- No nos hemos equivocado de nivel. – dice ese alguien bajito y de voz sagaz.

- Me parece – dice el individuo corpulento, pero calla.

Todos escuchan pasos.

Varios individuos van subiendo de prisa.

Entonces, surgen tres sombras.

- ¡Engarrótenseme ahí! – es Rafael; también arriban Miguel Ángel y Donatelo – Son ustedes. – sus amigos se reúnen y las tortugas se acercan a ellos - ¿Ya se acabó la pachanga? –

- No estoy seguro. – dice el individuo corpulento, rascándose disimuladamente su espalda; la ropa que lleva puesta le irrita la piel – Terminamos con nuestra parte y hemos subido de inmediato a ayudar a Leonardo, pero él no se encuentra en este nivel. –

Rafael se separa del grupo para buscar por su cuenta.

- Quizás – dice Donatelo – esté en el siguiente nivel. Es ahí donde se encuentra la computadora central. –

- Pues vamos. – dice Miguel Ángel.

Las tres tortugas echan a andar hacia las escaleras, cuando de repente, se escucha una voz.

- Hermanos. -

Todos se sobresaltan al oír una voz tan serena, pero que delata indiferencia. Voltean en el momento en que la tortuga, que lleva la bandana color negro, emerge de entre las sombras.

- Con que ahí estás. – dice Rafael un tanto enfadado; se aproxima a él rápidamente - ¿Dónde está Karai? -

Leonardo no le responde al más impaciente de sus hermanos. Continúa caminando hasta llegar a la ventana.

– Es hora de regresar a casa. – estando de espaldas hacia los demás, habla con una aterradora frialdad.

- ¿Puedes repetirlo, por favor? – Donatelo le dice casi en una súplica pues ese tono de voz de Leonardo le inquieta.

Pero la tortuga de la bandana negra se niega a responder cualquier pregunta. Abre la ventana y aferra el cilindro que lleva sujeto a su cinturón.

- Espera Leo. – el individuo corpulento lo detiene por el brazo evitando que despliegue el ala Delta – Has dado tu palabra de honor a Xanatos en defender el castillo. No puedo creer que rompas tu promesa tan fácilmente. -

- Hombres como Xanatos no merecen ni una pizca de confianza. – dice Leonardo sin siquiera voltear.

- ¡Vaya! – dice Rafael – Hasta que 'te cayó el veinte'. -

- Regresemos a casa. – se suelta del agarre de su aliado y voltea a ver a sus hermanos.

Los tres sonríen, contentos de alejarse de esa pelea, pero la sonrisa se les borra de sus caras al instante.

Gracias a la luz de la Luna que ahora entra de lleno por la ventana abierta, pueden ver la expresión de su líder. Sus hermanos no avanzan hacia él.

- Papá está esperándonos. – Leonardo los apremia.

Pero Miguel Ángel, Rafael y Donatelo no se mueven. No es que les intimide ese color negro que ahora porta Leonardo, es esa cara que no expresa ninguna emoción… Bueno, sí expresa algo, pero es una emoción que no es de seriedad, más bien, es un vacío, un abismo negro en el que no existe ni siquiera la abrigadora luz de la esperanza.

- Leo – habla Miguel Ángel un tanto inquieto – quiero irme, pero tu actitud no me está ayudando a entender si esto está bien. -

- Vámonos ya. – Leonardo habla apretando la mandíbula.

- Eres un idiota, Leo.- habla Rafael conteniendo su desconcierto y su enfado - Primero nos obligas a arriesgar el caparazón, y no nada más nosotros, sino también a ellos les pides arriesgar la vida, y ahora sales con que ya podemos irnos. -

- Sí, podemos irnos. -

- Xanatos me cae mal, pero no puedo creer que mandes 'por un tubo' el dichoso código ese del Bushido. ¡Quelonios! Diste tu palabra, y cuando das tu palabra, la cumples a toda costa. ¿Cómo puedes irte así como así? -

- A menos que – dice Donatelo – Xanatos te haya absuelto de tu promesa, ¿no es así, Leo? -

La cara de la tortuga de la bandana negra cambia de repente, muestra mucha furia, furia que se desborda como el agua de un dique que ha reventado al no poder contenerla más.

- ¡Déjense de estupideces! - desenfunda sus katanas y adopta una posición ofensiva - ¡Lo único que me importa en el mundo es que mi familia esté a salvo, y regresaremos a casa, AHORA!

Las tres tortugas se quedan boquiabiertos ante la explosiva reacción de su líder.

- O mueven sus caparazones, - el líder se les acerca amenazadoramente – o yo mismo los arrojo por la ventana. –

Las tres tortugas retroceden, atemorizados.

- Leo… tranquilo, - dice Donatelo con cierto temblor en la voz - sólo necesitamos saber por qué estás actuando así. –

- Yo sé que nos quieres mucho, Leo, - le dice Miguel Ángel, vacilante – y recuerda que nosotros también te queremos mucho. –

Leonardo continúa avanzando hacia sus hermanos como si en verdad estuviese dispuesto a matarlos.

- Leo, - dice Rafael tratando de mantenerse en calma – ya bájale, o no respondo. -

Entonces… ¡Leonardo levanta las katanas y se abalanza contra sus hermanos!

Ni Miguel Ángel, ni Donatelo, ni Rafael hacen nada para protegerse del fiero ataque de su líder. ¡Es su hermano! ¡No van a pelear contra su hermano! Sencillamente, cierran los ojos…

Y pasan angustiantes y prolongados segundos, y no pasa nada, ni siquiera llegan a sentir el más tenue roce de las katanas, pero enseguida oyen un doliente susurro…

- Goliath. -

…y exclamaciones de angustia.

- ¡Goliath! -

Las tortugas abren sus ojos y descubren que Goliath ha detenido el ataque de Leonardo, atrapando, con su mano izquierda, las filosas hojas de las espadas.

Leonardo mira la máscara, con enorme sorpresa.

Goliath, a través de la máscara de Halloween que trae puesta, observa a la tortuga. No halla en esos cristalinos ojos ni un rastro de rabia, ahora lo que ve en ellos es confusión.

Los brazos de Leonardo comienzan a tener un leve temblor.

La voz de Goliath se escucha con aplomo.

- No hace mucho que nos conocemos, Leonardo, pero reconozco en ti a un valiente guerrero, con temores, como cualquiera que haya tenido que combatir a muerte; sin embargo, no cualquiera logra continuar a pesar de sus miedos, y tú lo has conseguido. Soy capaz de reconocerte sin importar el color de máscara que utilices para cubrir tu cara. Sólo que, ahora no consigo reconocerte. Este no eres tú. –

- ¡Entonces, - la rabia vuelve - sabes perfectamente el precio que estoy dispuesto a pagar por la seguridad de mi familia! ¡Si mis hermanos no quieren regresar a casa por las buenas, será por las malas!

Todos los demás se tensan por lo que puede suceder. Si Leonardo tira con violencia de sus katanas, la mano de Goliath…

Leonardo tensa sus brazos para reclamar sus katanas, pero en ese momento, siente algo líquido y cálido deslizarse por sus manos. Se mira...

- … - y queda petrificado.

Sus manos están cubiertas de sangre.

Por un instante fugaz de lucidez, sabe que no es su sangre. No ha sido herido, por lo que no es su sangre. Con la vista, sigue el recorrido del pequeño arroyuelo color rojo. Éste va deslizándose a lo largo de las hojas de sus katanas. Continuando con el trayecto, el origen del arroyuelo es la mano de Goliath.

- Yo no… - Leonardo vacila de nueva cuenta.

Al tener fuertemente aferradas las hojas de las espadas, Goliath ha sufrido un profundo corte.

Leonardo se da cuenta, por fin, que está manchando sus manos con la propia sangre de su amigo, y se aterra…

- ¡No! – suelta las katanas, retrocede un par de pasos y cae al suelo de rodillas cerrando sus ojos.

- ¡Leo! – sus hermanos acuden a su lado.

Miguel Ángel se arrodilla junto a su hermano mayor, Donatelo busca en su bolso, y Rafael permanece de pie.

- Eres un guerrero, Leonardo. - Goliath baja su mano herida - Has dado tu palabra. No importa que se trate de alguien como Xanatos, un guerrero siempre cumple su palabra. -

- Pero no quiero que mi familia muera en esta estúpida pelea y ustedes tampoco. – el miedo habla por él, la vergüenza le impide levantar la cabeza.

- Por esa razón estamos aquí, para apoyarte. Xanatos sacó provecho de la delicada situación en la que nos encontrábamos. Tú no tienes que sentirte como el único responsable. Entre todos detendremos a Shredder. -

- Shredder… - Leonardo abre sus ojos pero continúa con la cabeza gacha.

- Todo está bien, Leo. – Miguel Ángel pone una mano sobre su hombro procurando no ver la sangre en las manos de su líder – Todos podemos tener un mal día. –

- ¿Qué sucedió, Leo? – Donatelo le pregunta mientras le limpia las manos - ¿Viste a Karai? -

- Me enfrentaba con ella, cuando… no me di cuenta que Shredder… Él me ordenó que… ¡ay! – se lleva una mano a la cabeza – me ordenó que los obligara a todos ustedes a salir del Castillo. –

- Te emboscaron. – Donatelo termina la limpieza y ahora comienza a revisar la cabeza de Leonardo.

- Estando Karai y Shredder juntos – dice Rafael – nunca traen nada bueno. –

- Shredder – dice Goliath - debe estar ya en la sala de la computadora central, pero ninguno de nosotros se moverá hasta que tu determinación, y no la ira, Leonardo, sea la que guíe tu corazón. -

- ¡Lo intento! – Leonardo vuelve a estallar en furia, haciendo que sus hermanos retrocedan - ¡Pero…! – sostiene su cabeza entre sus manos.

- Tranquilo, Leo. – le anima Miguel al tratar de acercarse - Estamos juntos. Todo estará bien. -

- No está bien.

Entonces, se pone de pie bruscamente y echa a correr.

Justo en el momento en que Leonardo corre hacia las escaleras, es cuando se percatan los demás que varios ninjas del Pie también van al siguiente nivel (se trata de quienes ya se han recuperado del enfrentamiento anterior).

- Caparazones. – dice Rafael no muy contento porque la noche será más larga de lo que esperaba.

: : :

Shredder y Karai están a unos metros de su objetivo.

- Terminemos con esto. – Shredder ordena.

En ese momento, se abre una compuerta de la que sale Xanatos enfundado en su armadura y acompañado de cinco androides. Se interponen formando una barricada entre los intrusos y la valiosa información.

- Pero aún debes enfrentarte al amo y señor del castillo, Shredder. –

- Xanatos, bonita armadura. ¿Qué representa? -

- Un ser mitológico. Soy aficionado a las leyendas celticas. Respecto a tu armadura, deduzco que alude a los samuráis del antiguo Japón. -

- Exactamente. Pero basta de charla, tengo otros asuntos que atender. Terminaré contigo tan pronto como lo hice con tu Shisa. -

Shredder no ve el rostro del excéntrico millonario debido a que está cubierto por el casco, pero sabe perfectamente que a Xanatos no le ha gustado nada el comentario.

De hecho, Xanatos permanece imperturbable.

Si Shredder está frente a él, quiere decir que su Shisa ha fallado.

No debería importarle la muerte de su guardián.

Sin embargo, una voz, que no había escuchado en mucho tiempo, le dice que sí, sí debería importarle, porque Leonardo fue honesto. Fue honesto al revelarle quién es Shredder; fue honesto al cumplir su palabra; fue honesto cuando le contó un poco sobre él.

Fue tan incómodamente honesto, obligándole incluso cuestionar sus propios principios.

- ¡Maldito! – exclama Xanatos con furia - ¡Te arrepentirás! – el anhelo de vengar la muerte de su guardián lo invade por completo.

- Vaya, no eres un hombre desalmado como había imaginado. Un hombre con un corazón blando, como tú, o un chico con un corazón noble, como Leonardo, están destinados a morir sin llegar a ver el desenlace de la batalla. –

- ¿Quieres apostar? -

Y sin decirse más palabras, ambos hombres se lanzan uno contra el otro.

: : :

- Escuchen – habla Goliath, decidido, sólo que…

- Doni, – habla Rafael con apremio (sostiene con una mano unas katanas relucientes) – quédate con Goliath y cúralo. El resto vamos detrás de esa tortuga que se le ha 'zafado un tornillo'. -

Los individuos disfrazados miran al más grande de ellos, quien asiente estando de acuerdo con la tortuga de la bandana roja.

En un parpadeo, todos ellos ya están en el siguiente nivel.

Brooklyn, al empujar la puerta, descubren que en ese nivel no hay ventanas, tampoco escritorios o fotocopiadoras, pero está encendida la iluminación artificial. Las computadoras están detrás de un muro de cristal.

- ¡Allá va! – exclama Rafael.

Leonardo va corriendo directamente hacia los ninjas del Pie.

Y Rafael y los demás van tras Leonardo.

Del otro lado de esa muralla negra y roja, se encuentra Shredder combatiendo contra Xanatos y Karai enfrentándose a los androides.

Brooklyn, en ausencia de su líder, no duda en guiar a los demás, pero de nueva cuenta, alguien más da indicaciones.

- ¡Equipo Halloween, - Rafael toma la iniciativa nuevamente - despachen a esos molestos ninjas! ¡Equipo Tortuga, contra el Hoja de Lata y su hija! –

- ¡Sí! – responden al unísono.

- ¡Y haber cómo le hacemos, pero debemos cuidar a Leo! ¡No sabemos qué le pasa y menos si puede defenderse! -

- A mí me parece – dice Broadway – que se defiende bastante bien. –

Miran que Leonardo sostiene un cilindro con su mano derecha. Muchos ninjas van en su encuentro. Con unos cuantos rápidos movimientos, consigue derribarlos a todos.

- Claro. – Rafael habla para sí – Mr. Cualquiercosaesunarma, está de regreso. -

Karai salta buscando incrustar el filo agudo de sus espadas justo en el pecho metálico en un androide, pero gracias a los microcircuitos que éste posee, y que le sirven para tener reflejos más rápidos que un humano, el androide la atrapa por los brazos, y como si se tratara de una muñeca, eleva a la mujer para verla directamente a los ojos; tras una fugaz mirada desafiante, el androide decide aplastar los brazos de Karai para partirlos como mondadientes; pero Karai, en un agilísimo movimiento, eleva con su pie derecho, y con una fuerte patada corta de un tajo la cabeza del androide; la cabeza del androide vuela por los aires; la daga se retrae debajo del pie de Karai, ella aterriza e inmediatamente se enfrenta al siguiente enemigo.

Xanatos lanza su puño derecho directo a la cara de Shredder, pero Shredder con suma facilidad se hace un lado y Xanatos recibe un fuerte golpe en la espalda y cae al suelo, pero enseguida consigue darse vuelta y…

- ¡Ah! –

… es aplastado por el pie de Shredder.

Shredder levanta su mano izquierda, la mano que tiene esa enorme garra que sencillamente puede atravesar la coraza que protege a Xanatos como un cuchillo corta una barra de mantequilla.

- Fue un placer hacer negocios contigo. –

Shredder se dispone a asestar el golpe, pero…

¡ZAZ!

Shredder recibe un golpe en la cabeza, aunque no es potente; no le infringe daño alguno, pero consigue distraerlo. Voltea.

- ¡Tú! –

Es Leonardo (le arrojó cilindro).

- ¡Leo! – dice Xanatos con entusiasmo - ¿Estás bien? –

- No… - Leonardo se queda inmóvil, respirando con dificultad.

- ¡Leo, toma! – Rafael le arroja las katanas.

Leonardo las cacha y las enfunda.

- ¡Leonardo! – grita Shredder; Xanatos aprovecha la oportunidad; de su puño derecho lanza un rayo potente - ¡Ah! – Shredder sale despedido y se estrella contra una pared.

Xanatos pretende ir por él, pero repentinamente, saltan sobre el siete ninjas del Pie que han conseguido traspasar la defensa de los individuos que están disfrazados.

- ¡Lo siento! - grita Brooklyn - ¡Se me fueron esos! – se disculpa por haber permitido que se escabulleran esos ninjas - ¡Ah, eres tú, Xanatos! ¡Olvídate de la disculpa! -

De hecho, más ninjas del clan del Pie llegan de los niveles inferiores.

Karai termina de destruir al último androide y avanza hacia la pared de cristal, detrás de la cual se haya el sistema central de Industrias Xanatos.

Leonardo parece que logra controlar su respiración. Mira a su alrededor.

Las gárgolas pelean contra los ninjas.

Las tortugas pelean contra los ninjas.

Xanatos pelea contra los ninjas.

Más ninjas han acudido en ayuda de su amo.

Pero todos ellos son sólo una distracción, una distracción momentánea porque sus hermanos y aliados, incluso Xanatos, están derribando a los ninjas rápidamente.

Eso es lo que Shredder planeaba.

Sin más obstáculos, Shredder se incorpora y va a paso apresurado para reunirse con Karai.

Leonardo corre hacia él.

Shredder se percata de ello.

- ¡Leonardo, detente! –

La cabeza de Leonardo es atormentada por un dolor más fuerte al oír la voz de Shredder; se obliga a detenerse.

- Ven. –

Leonardo comienza a caminar lentamente hacia Shredder.

Las tortugas y las gárgolas, a pesar de estar ocupados, se dan cuenta de lo que pasa, pero nadie puede hacer nada.

- No. – sin embargo, Leonardo consigue detenerse; aprieta sus puños conteniendo lo mejor que puede el martirio en su cabeza.

- ¿Cómo se resiste a mi voluntad? – Shredder se sorprende porque no funciona su control mental sobre Leonardo.

Leonardo también se queda inmóvil.

Quien no se queda inmóvil es Karai.

El cristal que protege a la computadora central es de vidrio templado, mas en cambio, Karai está abriendo un gran boquete en el vidrio usando un agente corrosivo en forma de spray.

Rafael, por unos segundos, voltea para evaluar el desarrollo de los combates. Todos están terminando con los últimos ninjas que quedan.

- ¡Lexington, Brooklyn y Mikey, – dice Rafael al noquear al último de sus contrincantes – vayan por la princesa! ¡Los otros, sobre Shredder! -

- ¡Ja! – Xanatos se lanza otra vez contra Shredder.

Shredder planta sus pies firmemente en el suelo para atrapar los potentes puños de Xanatos, y cuando Xanatos está a un metro de colisionar contra él…

- ¡AAAAHHH! –

… un potente grito de batalla acompaña a una colosal sombra que salta por encima de Xanatos y cae sobre Shredder, derribándolo.

- ¡Ah! –

Las garras de la enorme sombra rasgan la armadura de Shredder, tal cual una fiera hambrienta abre las entrañas de su presa.

Karai pasa a través del vidrio e inmediatamente se acerca a la computadora e inserta una unidad Usb, pero una garra atrapa su brazo y la lanza fuera de la cuarto de las computadoras; ella consigue dar un giro y cae perfectamente de pie, levanta la vista y sus contrincantes ya van hacia ella; de reojo se da cuenta de que Donatelo está a unos pasos de la computadora.

Shredder usa toda su fuerza para apartar la inmensa creatura (sí, ha llegado a la conclusión de que se trata de una creatura; un humano no sería capaz de algo tan bestial); se pone de pie en un salto; salvo que una sai se incrusta en su costado izquierdo.

Bronx está junto a Leonardo.

Leonardo ya no le es posible mantenerse de pie. El dolor de cabeza se ha vuelto insoportable. Se arrodilla en el suelo y comienza a palpar debajo de su bandana.

- ¡Leo, no! – le advierte Donatelo adivinando perfectamente sus intenciones – ¡Si retiras sin precaución lo que sea que tengas insertado en tu cabeza, podrías sufrir daño neuronal irreversible! -

Leonardo desiste, encogiéndose más sobre el suelo.

Donatelo preferiría ayudar a su hermano, pero tiene que retirar el dispositivo Usb; lo toma y…

- ¡Ay! – recibe una descarga fuerte eléctrica que entumece todo su brazo derecho – Quelonios. – enseguida busca usando una sola mano, con urgencia, dentro de su bolsa.

Tanto Karai como Shredder están teniendo dificultades para contener el asedio que viene de todas direcciones.

- ¡Ah! –

Se escucha una exclamación, una katana vuela lejos de su ama; Karai es sometida por Lexington y Miguel Ángel.

- ¡AHH! – Shredder intenta acudir al lado de la ninja, pero recibe un golpe de Xanatos directo en la cara que casi lo tumba.

En ese breve tambaleo, consigue ver algo que le regocija.

- Je. –

A Goliath y a Xanatos no les agrada esa áspera risa, y toman el riesgo de girar la cabeza.

Un ninja, que lleva una katana aferrada con ambas manos, avanza rápidamente hacia Leonardo.

- ¡Leo! – exclama Goliath.

Por el intenso dolor de cabeza, Leonardo ni siquiera escucha el llamado de advertencia.

Pero los demás sí; voltean.

Estando lejos de Leonardo, Goliath echa a correr en sus cuatro extremidades; el ninja está a menos de dos metros.

Bronx corre para detener al ninja, pero éste fácilmente lo evita dando un salto; pasa por sobre Bronx, aterriza y da otro salto aún más elevado girando sobre su propio eje manteniendo su cuerpo rígidamente recto, pasa por sobre Leonardo (con la cabeza apuntando hacia el suelo y sus pies describiendo un arco de ciento ochenta grados), extiende un brazo, y un breve destello roza la cabeza de Leonardo. El ninja aterriza a un lado de él, irguiéndose triunfal.

El tiempo se detiene. La pelea se detiene. Los corazones dejan de latir. Pero de todos los que se encuentran ahí, un individuo es el único que no tiene corazón.

Shredder comienza a levantar su puño derecho al tiempo que su pecho de infla para que una horrenda carcajada estalle sacudiendo los latidos detenidos, sacándolos de su incredulidad, para que afronten que Leonardo está…

Leonardo levanta su cabeza, yergue su espalda tanto como puede, y se queda mirando al enemigo fijamente.

- ¿Qué? – es todo el sonido que sale de la garganta de Shredder; no se mueve, atónito ante la falla garrafal de uno de sus ninjas.

Lo que ayuda a que el tiempo se descongele, es un portentoso rugido.

- ¡AAAGGGGRRFFFF! –

Todos se sobresaltan.

Goliath cae justo al lado de Leonardo (pero el lado opuesto al que se encuentra el ninja); se yergue en toda su altura e imponencia.

Pero tal pareciera que Leonardo y el ninja han quedado atrapados en una burbuja de tiempo congelado.

Goliath dirige su enorme garra derecha hacia el ninja antes de que éste de nuevo intente…

¡BBBOOOOOOOOOOOAAAAARRMMMMMMMM!

¡Polvo y escombros se esparcen por doquier! ¡Todo el edificio se sacude violentamente!

La explosión abrió un gigantesco agujero en una pared, abarcando varios niveles.

- ¡Cof! ¡Cof! – las tortugas tosen incesantemente ya que inhalaron algo de polvo.

El viento se cuela a través del agujero, despejando el polvo.

- ¡Escapan! – Brooklyn da la voz de alarma.

Las gárgolas, al traer máscaras, no tienen dificultades para respirar y ya van (usando sus cuatro extremidades) detrás de Karai y Shredder que corren con bastante prisa hacia el hoyo (Goliath también va tras ellos ya que el ninja que atacó a Leonardo ha desaparecido).

Xanatos también corre detrás de los fugitivos, pero su armadura sólo posee la apariencia física de una feroz creatura; dista todavía de poseer las grandiosas habilidades de ésta.

Los fugitivos les llevan varios metros de ventaja (debido a que ellos ya esperaban esa conmoción), entonces las gárgolas saltan para atraparlos…

- ¡Arrgrrf! -

Shredder y Karai saltan a través de la enorme apertura; saltan hacia el vacío.

Las gárgolas tropiezan unos contra otros al no haberlos atrapado.

- No pueden… – Xanatos frena su carrera a unos metros del hoyo.

Es cuando se percata de un sonido, y al instante ve un helicóptero en el que van dentro Shredder y Karai; se eleva y se aleja del edificio.

Shredder levanta su mano para mostrarle a Xanatos la pequeña Usb con la que consiguió descargar toda la información que necesitaba.

Miguel Ángel, Rafael y Donatelo llegan a tiempo para ver y enterarse que su enemigo se salió con la suya.

El helicóptero va alejándose hasta perderse en la negrura de la noche.

- ¡Quelonios! – exclama Rafael.

- Toda esa información… - dice Donatelo sin poder creerlo.

- Toda esa información – dice Miguel Ángel – cupo en esa miniatura. –

- Significa… - dice Lexington.

Xanatos no se queda a escuchar la conversación de las tortugas y las gárgolas, se aleja.

- Significa – dice Brooklyn - que podemos quitarnos estas cosas. – se quita la incómoda ropa y la máscara.

- ¡Qué alivio! – dice Broadway al quitarse el disfraz.

Los otros hacen lo mismo.

Xanatos se arrodilla junto a Leonardo, se quita su casco y lo pone a un lado.

- ¿Estás bien? –

Pero Leonardo no responde. Él sigue mirando el lugar en donde estaba el ninja que falló en cortarle la cabeza.

Xanatos se preocupa por un posible daño cerebral. Prueba seguir hablándole, esperando cualquier reacción, incluso la decepción de sí mismo por haber fallado.

- Tuviste mucha suerte que ese ninja haya sido un completo imb… -

- Sí. – Leonardo de repente voltea hacia Xanatos – Tuve mucha suerte. –

Xanatos se sorprende de la reacción del chico.

Los ojos de Leonardo expresan una indescifrable emoción que le está siendo casi imposible de contener.

De alguna manera, Xanatos intuye a qué puede deberse.

- ¿Acaso…?

Leonardo asiente.

- ¡Oye tú! - Rafael se acerca a Xanatos; los demás lo siguen – La fiesta se acabó. Nos vamos. -

- De acuerdo. – Xanatos se vuelve y responde de mala gana, aunque permanece arrodillado.

Goliath se acerca más para asegurarse que todos pueden irse, incluso Leonardo, entonces…

¡Leonardo se pone en pie en un parpadeo, brinca ágilmente, cae sobre la espalda de Xanatos, pulsa un botón que está en medio de las alas de la armadura, las alas se compactan contra el cohete propulsor, Leonardo desprende éste y, como si la espalda de Xanatos fuese un trampolín, salta!

Los demás sólo se quedan mirando.

Leonardo aterriza en el suelo, corre hacia el colosal hoyo, y brinca a través de éste.

- ¡Leo! – sus hermanos corren y se asoman por la apertura.

Consiguen ver que Leonardo se coloca el propulsor sobre su espalda, y en automático, éste se engancha a su caparazón, se enciende, las alas se despliegan, y Leonardo vuela hacia la oscura noche.

La noche envuelve entre sus brazos a su hijo.

) ) ° ( (

Dioses, fue complicado reescribir este capítulo.

Ya lo había escrito hace cuatro años, pero al momento de releerlo, cambié la mitad de todo el texto.

Ha sido tremendo retomar esta historia, pero creo que mi musa y yo 'ai la llevamos'.

=)

Comentarios, observaciones, sugerencias, dudas, peticiones, aclaraciones, aplausos, zapes, jitomatazos, abucheos, reclamos, ultimátums, jalones de oreja, etc., etc.;

toda opinión es bienvenida.

n.n