TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN A JK. ROWLING
Hola a todos, el capítulo de hoy aparecerá un personaje antiguo, rápidamente hago una explicación de quién y su relación con los protagonistas. Que podemos decir, los reencuentros no siempre son agradables para todos.
Sin más, espero de este capítulo
Saludos!
BUENA LECTURA.
Frente a ti: Recuérdame
1° TEMPORADA
Capítulo Tres
"Amargo reencuentro II"
-¿Cuándo lo harás? – Preguntaba el castaño entre susurros. Su amiga le devolvió la mirada con nerviosismo – Debes hacerlo. – Volvió a repetir como cada semana.
-No me presiones – Soltó la muchacha procurando no alzar la voz – No das cuenta de la situación. – Le reprocha como era habitual cuando tocaban el tema
-No me importa – Dijo cruzándose de brazos – Tu seguridad es importante, y por lo visto, estáis al frente – Masculló frunciendo el ceño
-Es necesario…
-No estás sola – Acusó evitando hacer cualquier gesto incriminatorio – Recuerda que los…
-Sí, lo sé – Interrumpió la mujer bajando la mirada – Soy consciente de la situación
-Rose… - Suspiró Mike relajando la postura para regalarle una sonrisa – Se conocen de toda la vida y sin importar la difícil situación de sus padres; él será el hombre más feliz del planeta.
-No lo dudo pero…
-Nada de peros, dile la verdad – Dijo el chico sin borrar su sonrisa – Procura descansar y venir la próxima semana.
-De acuerdo, gracias Mike.
El castaño le extendió la mano sin dejar de sonreír y luego de guiñarle un ojo comprendió que debía hacer lo mismo, recibiendo el pequeño frasco de todas las semanas. No le gustaba ingerir pociones pero lo necesitaba para mantenerse fuerte y aplacar los incómodos síntomas que cualquier embarazada de poco más de un mes y medio tendría.
-No has pensado en decirle – Susurró caminando de regreso hacia sus amigos. Su amiga le devolvió la mirada intrigada y él señalo disimuladamente al pelirrojo – De seguro entenderá.
-Ya suficientes emociones tiene – Sonrió la mujer pensativa. Si bien seguía considerando la posibilidad, seguía preocupándole la reacción de este – No puedo imaginar…
-Oh vamos… - Interrumpió ladeando la cabeza con una sonrisa – Estará feliz. Además, le sentará bien
-Sí lo sé – Suspiró pensativa. No era un misterio, y era evidente, la nueva faceta del pelirrojo y de esa coraza que había levantado con los años. – Ya veremos.
-Hazlo pronto – Ánimo Mike
El castaño ya emprendía marcha cuando vieron aparecer a Luna para luego enfrascarse en una conversación con su compañero; la mujer había regresado después de varios años y por petición del jefe de aurores, después de lo sucedido en España y Hogwarts, el regreso de la medimaga parecía inevitable y el pelirrojo lo agradecía enormemente. Si bien la culpabilidad seguía recorriendo cada célula del auror y recién hoy había recuperado a Joshua, los hechos seguían martillando su consciencia y emociones.
Después de la partida de madre e hijo, Ronald siguió manteniendo contacto y de vez en cuando les visitaba, sin embargo dicha rutina fue perdiéndose a raíz de la muerte de Ginny, la crisis matrimonial de él y todos los hechos que desencadenaron ocultarse. Sólo hasta hace unos años, supo del puesto de Joshua en Italia.
-No quise tratarte así – Soltó junto al muchacho – Mucho menos tratar de golpearte, perdón. – Se disculpa abatido por perder el control y con ello causar un daño irreparable en su relación
-Yo tampoco debí hablarte así – Musito el aludido esbozando una sonrisa – Simplemente estaba molesto, sigo sin comprender porque actúas así.
-Casi mueres por mi culpa – Susurró desviando la mirada hacia la rubia que continuaba platicando con Mike – Apenas supe del ataque viaje a España y luego a Italia, pensé que el traslado fue producto de Luna pero ahora entiendo que siempre estuviste en ese lugar. No soportaba verte allí, grave.
-Me ofrecí para la operación – Explica Joshua – Ya colaboraba con ellos y llevábamos líneas de investigación en común. No tienes la culpa, jamás te culparía – Asegura
-Eres importante para mí – Acusó desviando la mirada de Luna para posarle en el chico – Si Rafael les causo tal daño sólo para distraernos, y sin conocer nuestra amistad, entonces no puedo imaginar lo que planeará cuando lo sepa.
-Y entonces fingimos llevarnos mal – El pelirrojo desvió la mirada y suspiró fuertemente – Fíjate bien… - Dijo observando la sala – Ninguno es indiferente al otro, y todos poseemos lazos afectivos.
-Joshua…
-No vivas en el pasado – Musito el joven – Vuelve a hacer el mismo… - Rogó buscando la mirada de su tío pero parecía perdido en la sala – El viejo tío Ron y su incansable sonrisa sin preocupaciones.
-Es imposible…
-¿Por qué es imposible? – Interrogó sintiendo la coraza de su tío cerrándose nuevamente – La vida nos golpeó a todos y no por ello hemos cambiado nuestra esencia. De todos aquí, eres el único que ha cambiado.
-Harry y Hermione también – Se excusó el pelirrojo
-Sí, lo sé – Suspiró recordando la muerte de Ginny – Sin embargo, rehicieron su vida. Igualmente puedes hacerlo… - Y ésta vez obtuvo la mirada del auror – Rehace tu vida. Me gustaría verte feliz.
-No…
-Mi madre también puede rehacer su vida… - Ahora él desvió la mirada del pelirrojo para posarla en ella. Ronald siguió la mirada – Ambos podrían… - Dijo en apenas un susurro mirando de reojo a su tío
-Merece a alguien mejor – Dijo por inercia observando la sonrisa de la rubia, de seguro por algún comentario gracioso de Mike. Suspira – No soy el hombre indicado.
-¿A no? – Interrogo cruzando miradas – Y entonces quién, si puedes señalarlo entonces le pediré una cita con mi madre – Se burló entrecerrando los ojos – Sólo contigo será feliz.
-Estás equivocado – Negó Ronald.
-Sólo digo que podéis intentarlo – Sonrió el muchacho para luego apretarle el hombro al auror – Y tenéis mi aprobación, eres el indicado.
El pelirrojo iba a rebatir al chico pero apenas se percató de una tercera persona, calló.
-¿De qué hablaban? – Inquirió Luna después de recibir un beso en la mejilla de su hijo. – Discutían…
-Nada, boberías – Susurró sin mirarle, sintiendo un ligero rubor agolparse en sus mejillas, rogando porque la rubia no hubiese escuchado las últimas palabras del chico. Le regañaría cuando estuviesen solos.
-Ronald… - Escuchó el aludido. Observo de reojo a la mujer sonreír discretamente – Cuando decías eso… - Habló con nostalgia – Significaba que habías perdido una conversación.
-Lo recuerdo… - Dijo en un susurro. A lo lejos, el chico les observaba con atención – Y lo peor… es que podría llevar razón.
Y entonces el joven observo la sonrisa del pelirrojo imaginando que sería el usual gesto triste y melancólico de siempre, más y para sorpresa suya, resultó ser distinta. Aquella gestada desde el corazón y reflejada por sus ojos llenos de vida y emoción contenida, trayendo consigo a ese Ronald de antaño y que nunca debió ocultarse.
No muy lejos, James, Rose y Natalie pensaban lo mismo.
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Después de tres días el estado de Harry Potter continuaba siendo de cuidado y no presentaba grandes mejorías, salvo que el estado de inconsciencia era menos profundo y podría despertar en los próximos días o semanas, nadie lo sabía. El hechizo descubierto por los medimagos sencillamente les tenía desconcertados y no llegaron a muchas conclusiones cuando se reunieron, suponían de que el estado de convulsiones significaba el final de la acción del hechizo y por ende el inicio de una nueva etapa en la condición del ojiverde. Etapa desconocida y con demasiadas preguntas sin resolver.
Según Natalie Potter, el nuevo estado de su padre significaba enfrentar un difícil pasado; reviviendo etapas que suponían cerradas – y lo sería, claro – pero realidad para el afectado y de compleja posición para ellos, después de todo, sería difícil explicarle todos los hechos olvidados por él, dígase: la razón de separación de Ginny, el divorcio de sus amigos, la relación y posterior boda con la castaña, la relación de James y Rose, y por supuesto, decirle la verdad sobre el paradero de Hermione.
Un paradero que ni siquiera ellos conocían.
-Buenos días – Dijeron a pocos metros de la pelirroja. Un muchacho le devolvía la mirada – No quise asustarte.
-Descuida – Negó sonriendo. Con tantas preocupaciones apenas dio cuenta de la presencia del chico en medio de la sala – Me alegro verte. Vienes por ellos – Inquirió refiriéndose a James y Rose, Joshua asintió. – Bajarán pronto, recién desayunaron.
-De acuerdo – Asintió el aludido echándole un vistazo al lugar. No visitaba el lugar con regularidad pero asumía que había cambiado después de la boda de Harry y Hermione – No tengo muchos recuerdos… - Dijo posando la mirada sobre el retrato de la boda.
-Es normal – Comentó Natalie cerrando el libro que estudiaba – Cuando murió mamá cambiamos y guardamos muchas cosas. Después, y con la boda, pues seguimos cambiando y ahora se podría decir que regreso a como era antes.
-Y el tío Ron…
-Un barrio muggle – Contó sorprendiendo al muchacho – Compró una casa bastante acogedora y como comprobarás, no pasa mucho tiempo ahí.
-Trabajando… - Masculló recibiendo el vaso de zumo que le ofrecía la pelirroja – Ha tenido novias – Se atrevió a preguntar
-Bueno…
-Siento el atraso – Interrumpieron la respuesta de la chica. Ambos jóvenes dirigieron la mirada hacia Rose.
El auror reviso el último recuerdo que poseía de su amiga y sólo podía evocar la despedida cuando eran niños, ya bastante había pasado de eso, y ahora eran adultos. Su pequeña amiga de la infancia se había transformado en una hermosa mujer y él no podía dejar de mirarle como un bobo, si bien conocía la situación con James y la bullada relación que sostenían, no podía sacársela de la cabeza. Sin duda trabajar juntos significaría acrecentar sus emociones y alimentar una ilusión que posiblemente jamás se concretaría.
Cuando llegó al ministerio jamás imaginó que trabajaría tan estrechamente con la castaña y su novio, después de todo – y según conocía él – la línea de investigación sobre el paradero de Hermione Potter estaba en manos de otra unidad por motivos de seguridad, los familiares directos no podían involucrarse en el caso. Al parecer la mujer había conseguido doblarle la mano a su padre y éste no había tenido más remedio que aceptar.
Y claro, éste no iba a dejar la seguridad de su hija al azar.
-Sigues siendo el mismo – Acusó él con una sonrisa burlona. Nuevamente, y alejados del resto, platicaban en el hospital y para su grata sorpresa la mirada del pelirrojo seguía brillando – Bienvenido.
-Joshua… - Suspiró moviendo la cabeza. Quiso soltar otro comentario pero prefería no tentar a la suerte – Quiero pedirte un favor, personal.
-¿En serio? – Inquirió sorprendido y aguardo - ¿De qué se trata?
-De Rose – Afirmó borrándole cualquier sonrisa – Trabajaran juntos y estarán expuestos a cualquier peligro, por ello quiero pedirte que la cuides.
-¿Por qué me lo pides? James… - Vaciló sintiendo un cosquilleo recorrerle el cuerpo
-La protegerá, lo sé – Asintió pensativo – No dudo de él pero sé también lo involucrado que se encuentra – Joshua siguió la mirada hacia el pasillo que llevaba a la habitación del moreno, y comprendió – Si la situación se agudiza entonces ambos quedarán expuestos y Rafael aprovechará cualquier instancia para atacarles.
-Comprendo
-Cuidarás de ella. – Inquirió mirándole.
¿Cómo negarse? Si la quería.
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¿Cuántos años sin pisar ese lugar? A pesar de la posición que ocupaba siempre prefirió la distancia y desvincularse de todo lo referido a la zona sur – el ex lugar de mortifagos liderados por Henry y donde él paso buena parte del tiempo infiltrado – postergando el regreso porque la eventual aparición de Rafael significaba rememorar el pasado y regresar de nuevo. No importaba si el proceso fuese peligroso e implicará sumergirse de nuevo en la oscuridad, si de por si lo estaba, pero jamás pensaría en arrastrar a las personas que amaba a ese lugar lleno de emociones negativas y dolorosas.
Sí, la decisión de asignar la búsqueda de Hermione a su hija resultó compleja y difícil pero prefería mantenerle vigilada, segura y lejos de ese lugar a arriesgarla de manera innecesaria. En su lugar, él correría el riesgo de sumergirse en el pasado y de encontrar al responsable de todo ese mal.
-El equipo se encuentra listo – Decía el pelirrojo señalando un mapa con la zona. El mapa usado hace poco más de siete años – Con la última operación quedaron habilitados tres conexiones.
-¿Cuándo irás? – Interrogó el ministro de magia; Martín Hans de cuarenta años – Se nos agota el tiempo.
-Una semana – Informó sin despegar la mirada del mapa y no porque estuviese memorizando el lugar – Nos tomará unos tres días quizás más, inspeccionar el lugar.
-Comprendo – Dijo recostándose sobre el respaldo de la silla. – Has definido el equipo.
-Sí – Susurró de modo cansino, lo repetía por décima vez – Todos listos.
-Escucha…
-Mi decisión está tomada – Se adelantó a cualquier palabra del ministro – No irán James y Rose.
-Son los mejores para la operación y lo sabes.
-Sí lo sé – Asintió frunciendo el ceño – Os tengo una gran confianza y sé que lograron un buen resultado con la búsqueda pero no quiero involucrarles en la zona, ya sabes los motivos.
-Los conozco, Ron – El ministro se incorporó del asiento y se paseó por el lugar – Sé las capacidades que poseen pero me tranquilizaría si te acompañase un auror experimentado.
-No es necesario…
-Considéralo una condición – Se explicó observando la reacción del auror. Se debatía entre aceptar o seguir negándose - Aumentarás el equipo y tendrás a alguien de confianza.
-Sólo yo podría afirmarlo – Acusó el pelirrojo cruzándose de brazos. El ministro se encogió de hombros – De acuerdo, tú ganas – Concedió incorporándose de la silla que ocupaba - ¿Quién es el auror?
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Salió del ascensor con cierta cojera mientras sostenía una gruesa carpeta con varios pergaminos, el trabajo solía acumularse y más cuando debían analizar cientos de datos, planificaciones y declaraciones de testigos a raíz de la desaparición de Hermione. Si bien avanzó significativamente en varios documentos, el breve período de ausencia significo volver a acumular información y regresar como al principio, y aunque no le molestaba, si lo frustraba haber perdido casi dos días de trabajo.
La luna llena provocaba estragos en el cuerpo de Remus Lupin y si bien contaba con la poción matalobos siempre tenía inconvenientes, su pierna era cuenta de ello. Y mientras caminaba por los pasillos hacia su oficina, maldecía el estúpido y viejo estante que destrozo durante la transformación pero que le dañó en el proceso. No comprendía porque pero sentía un constante pinchazo sobre el muslo izquierdo, sólo esperaba que con el correr de las horas fuese menos doloroso.
Apenas llegó al pasillo principal el hombre lobo pudo encontrarse con el jefe de aurores; pensativo y bastante inquieto.
-Te sientes bien – Habló el pelirrojo señalando la pierna de Remus
-Nada grave – Negó restándole importancia al asunto - ¿Qué ocurrió? No te ves bien.
-Acabo de hablar con el ministro – Aclaró indicándole a su amigo seguirle. No quería hablar del asunto en medio del pasillo – Le explicaba los últimos detalles de la exploración – Bajo la voz apresurando el paso – Ya conoces a Martín…
-Volvió a insistir
-Así es – Suspiró ingresando a la oficina seguido por su amigo – Quiere incluir a James y Rose. Me negué, y aunque acepto, puso una condición.
-Una condición – Frunció Remus el ceño - ¿Qué condición?
-Incluir a un auror experimentado – Dijo rodando los ojos mientras se paseaba por el lugar – No quise dilatar la conversación y acepté. Llegué a pensar que surgiría tu nombre, Teddy incluso Tonks.
-Pero…
-Sugirió a Melissa – Masculló consciente de la mirada del hombre lobo – Sabes perfectamente que el ministro no puede inmiscuirse en asuntos del cuartel pero las sugerencias…
-Se considera una orden – Rectifico Remus
-No puedo hacerlo – Se paró Ronald en medio de la oficina – Me hechizará apenas sepa la noticia y además no quiero…
-¿No quieres…? – Inquirió animando al pelirrojo a terminar la frase. Éste negó y volvió a pasearse – Ronald ha pasado casi dos años y de seguro ya no tiene importancia.
-No para Rose.
-Siempre ha querido que rehagas tu vida – Le recordó intrigado por la actitud del pelirrojo, parecía lleno de dudas y no mostraba la seguridad de siempre – No puede molestarse por…
-Remus… - Río el jefe de aurores sorprendiendo al licantropodo, y no porque estuviese riendo, sino porque le recordaba a cuando era un simple adolescente disfrutando de una travesura. – Sé perfectamente el deseo de Rose pero lo que sucedió hace dos años….
-Bueno… - Se dijo el hombre pensativo – Fue poco sutil.
-¿Sólo un poco? – Ironizó Ronald recordando.
Cuando el carácter de Rose Weasley afloró.
Cuando el ministerio logró estabilizarse después de la sentencia de Henry y la elección de un nuevo ministro de magia, el papel de los aurores jugó un rol importante para la seguridad de la comunidad mágica, y él paso a ocupar el cargo de jefe de aurores, el puesto suponía asumir grandes responsabilidades y una de ellas era asegurar que el mismo cuartel fuese de confianza, por ello se rodeó de aurores confiables y con los cuales ya hubiese trabajado.
Una de ellas, Melissa Mills.
Una mujer hábil y fuerte que colaboró con Harry en el pasado, que causo los celos Ginny y luego los de Hermione. No importaba los líos personales, sólo necesitaba personas de confianza y durante todo el trabajo demostró que no estaba equivocado, y aún después de estabilizar el cuartel, continuaron trabajando juntos en distintas operaciones con gran éxito.
Aquel año ya trabaja con Rose y James y nunca tuvieron ningún altercado ni personal ni laboral.
Salvo aquel día.
Porque nadie podía negarlo – quizás Harry pero estaba perdido en el amor de Hermione, y no contaba – la joven mujer era guapa y siempre atraía las miradas de los hombres, y ellos ya habían compartido lo suficiente para estar sumergidos en ese juego de miradas, roces y silencios tortuosos durante tanto tiempo. No es que estuviese enamorado y mucho menos pero le atraía inmensamente, y si bien había caído con anterioridad ante los encantos de la mujer, aquel día simplemente deseaba rememorar lo vivido hace algunas noches.
Y hubiese ocurrido nuevamente pero les interrumpieron.
-¿Qué vas a decidir? – Inquirió Remus sacándole de sus pensamientos
-Casi no tengo opción – Susurró revolviéndose el cabello – De cualquier forma tengo que llamarla.
-De seguro el ministro ya lo hizo.
-Es probable…
No iba a repetir el bochornoso episodio de nuevo pero el pelirrojo podía visualizar los reclamos de su hija y ésta vez la madre de la castaña no estaba para apaciguar los ánimos. Y aunque sonará cruel, lo prefería porque todavía recordaba la amenaza de Hermione de hacerle escupir babosas.
-¡Si vas a revolcarse con esa… hazlo en privado y no sobre tu escritorio, Ronald Weasley! – Recordó él - ¡Si Rose no lo hace, yo misma te haré escupir babosas si vuelve ocurrir!
Aunque la amenazaba de la castaña estaba condicionada por lo que había ocurrido con el ojiverde… Mujeres.
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Siempre cumplía lo que prometía. Lo hizo siendo un estudiante y cuando la seguridad de la mujer que amaba estaba en riesgo, no le importo ser herido y tampoco le importaría morir con tal de protegerla – si el ataque en Hogwarts le enseño algo – Su padre probablemente prefirió enfrentar a Rafael y los mortifagos antes de permitirles acceso a su esposa, de seguro – y vaya que si lo estaba – la castaña habría brindado una digna resistencia antes de ser capturada.
Con el tiempo aprendió a hacer sacrificios por las personas que amaba y ésta vez no sería distinto, si las cosas se complicaban. No importaba el orgullo, los temores ni los celos, si llegase a involucrarse en la operación de alguna manera peligrosa y tuviese que dejar a Rose fuera del radio de conflicto entonces le pediría a ese muchacho que la cuidase.
No conocía exactamente los sentimientos de Joshua, y por el momento lo prefería así, sin embargo podía percibir el aprecio que sentía por la chica, después de todo, los aurores se conocían desde niños y siempre se llevaron bien.
Se removió inquieto en el abrigo y siguió vigilando los alrededores mientras Rose y Joshua interrogaban a los dueños de los locales en Hogsmeade: si bien lo hicieron hace algunos meses, ésta vez lo harían de manera más exhaustiva y bajo cierto parámetros. Suerte suya, el lugar se encontraba concurrido y la visibilidad que tenía era poca, por tanto se debía trasladar constantemente de lugar y procurar no perder de vista a la pareja de aurores.
-Veinte minutos por entrevista – Se dijo observando su reloj, ya pasaban de los quince.
Se acercaba el mediodía y el flujo de personas por el pueblo aumentaba, volvió a cambiarse de lugar para quedar a pocos metros de la librería que visitaban Rose y Joshua. De reojo observó a un grupo de magos reír y caminar hacia las tres escobas, por alguna razón se sentía inquieto y sólo quería terminar las entrevistas por aquel día, no creía estar paranoico pero la cantidad de gente circulando le ponía nervioso.
De pronto la pareja de aurores hizo abandono de la librería para luego caminar hacia el siguiente lugar: Las tres escobas. A pocos metros, James les seguía vigilante de cualquier movimiento sospechoso, después de todo, el secuestro de Hermione y el estado del ojiverde suponía que ellos estaban en la mira del enemigo.
Observaba a los amigos platicar entre ellos, asintiendo o negando de vez en cuando, de seguro comentando la anterior entrevista y contrastándola con las primeras, buscando incoherencias o conexiones significativas. Sin embargo, todo parecía indicar que seguían en punto muertos –y extraño sería lo contrario – ya que apenas si comenzaban.
A pesar de caminar concentrando en su novia pudo observar a un extraño sujeto caminar en diagonal hacia ellos; túnica, pantalones y botas negras, y con la mirada fija en el objetivo por delante. Con el corazón latiéndole a mil por hora se percató de la varita empuñada, preparada para atacar.
-¡Al suelo! – Exclamó James empujando a los aurores para sacarlos del radio del atacante. El hechizo le pegó de lleno mandándole a volar
-¡James! – Gritaron los aurores intentando incorporarse pero el atacante se encontraba cerca
-¡Avada…! –
-¡Expelliarmus! – Dijeron desde algún lugar. En ese entonces la mayoría de los magos había escapado en búsqueda de refugio - ¡Desmaius! – Conjuró dejando fuera de combate al mago.
-¿Cómo estás? – Preguntó Joshua ayudando al auror a incorporarse. El aludido asintió haciendo una mueca de dolor pero absolutamente concentrado en otra cosa o persona – James…
-No puede ser – Susurró con la mirada puesta en el recién llegado, y al parecer no era el único, puesto que Rose se había desentendido de él
-¿Qué haces aquí? – Preguntó Rose bruscamente sin despegar la mirada de la persona frente a ella. No tenía capucha y podía observar el largo cabello rubio brillando al sol. – Te hice una pregunta.
El hijo de Harry Potter tragó saliva mientras observaba el porte elegante y provocador de la mujer que treinta y dos años; cabello rubio liso, ojos cafés y sonrisa seductora. Y que después de un bochornoso episodio decidió salir del ministerio y prestar servicios a otros lugares pero que hoy volvían a ver, después de dos años.
-Un gusto verte Joshua – Soltó la mujer dirigiendo la mirada hacia el muchacho. Rose y James alzaron las cejas, sorprendidos.
-Igualmente Melissa – Susurró el muchacho llevándose consigo una mirada extraña de la castaña, trago saliva. Algo andaba mal, muy mal – ¿Qué haces aquí?
-Se conocen – Habló Rose interrumpiendo la posible respuesta de la mujer. Joshua asintió tranquilamente - ¿Qué haces aquí? – Volvió a preguntar.
-Vine a trabajar – Afirmó Melissa bajando la mirada hacia el mago – Al parecer la seguridad del cuartel sigue vulnerable. Seguí a este sujeto por días y jamás pensé que su objetivo sería ustedes.
-¿Quién te llamó? – Inquirió la castaña sin perder la compostura tensa
-¿Quién crees? –
-Contéstame… - Susurró apretando los puños perdiendo ligeramente la paciencia
-Cariño… - Dijo James abrazándole por los hombros. Su novia quiso zafarse pero sólo logro golpearle el brazo herido – Maldición…
-Disculpa – Acusó con preocupación percatándose de las heridas de su novio – No quise…
-Descuida – Sonrió el auror para luego posar la mirada en Melissa. Rose también lo hizo - ¿Por qué has regresado, Melissa?
-Sólo puedo decir que me llamó Martín – Contesto la mujer para enojo de Rose – Lo demás, con gusto lo haré en el ministerio – Observando el lugar
-James, Joshua – Dijo Rose sin mirar a ninguno de los chicos – Sigan con el asunto. Iré al ministerio con Melissa – Informó dirigiéndose hacia James y luego hacia la mujer – Vamos.
-Disculpa Rose – Interrumpió la rubia mujer con tranquilidad – Después de dejar en custodia a este sujeto, pienso presentarme ante el ministro de magia y no tengo tiempo.
-Y luego donde el jefe…
-Naturalmente.
-Iré contigo – Susurró James preocupado por el tono de la conversación
-No – Se negó la mujer sin mirar a su novio - Debes curar ese brazo, ya después continuaremos.
-Rose… - Iba a insistir pero la mujer negó
-Y bien…
-Como quieras – Suspiro Melissa encogiéndose de hombros. Saco de la túnica un viejo espejo y lo conjuro como trasladador – Vengan todos.
-James… - Acusó Joshua intrigados por la escena. No entendía la actitud de la castaña y mucho menos los recaudos del moreno.
-Te lo explico luego… - Había dicho el auror
Y con la tensión palpable entre el grupo de aurores, desaparecieron de Hogsmeade.
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Conocía a Melissa hace dos años realizando variadas operaciones en Italia y durante la primera parte del plan en España; la mujer además de la belleza innata poseía grandes habilidades como auror – y como no – si todos le conocían como un auror móvil y a disposición de varios ministerios en el mundo, y su experiencia sin duda era reconocida por todos. Si el hijo de Luna podía recordar, la mujer apenas si trabaja seis meses a un año en mismo sitio.
Salvo Londres.
Y entonces la actitud de la castaña le sorprendió durante esa tarde cuando le encontraron en el pueblo de Hogsmeade luego de ser salvados, aquel mortifago tenía órdenes de capturar a Rose y lo hubiese conseguido de no ser por la mujer pero aquello poco le importaba a su amiga.
-Me dirás qué ocurre – Miró a James quien terminaba de beber una poción – Esa escena…
-Rose y Melissa… - Musito moviendo la cabeza – Digamos que pelearon por un hombre.
-¿Qué dices? – Vociferó abriendo los ojos. No entendiendo las palabras del auror, después de todo, la pareja de Rose y James siempre estuvieron juntos – Acaso tú…
-Claro que no – Negó sonriendo ligeramente – Se trata del tío Ronald.
-Estás bromeando –
-Las tareas urgentes del ministerio fueron la seguridad y reestablecer el orden – Acusó el moreno – Ronald recién asumía la responsabilidad del cuartel y necesitaba personas de confianza. Además de Remus, Teddy incluso mi padre, Melissa colaboró activamente.
-Se hicieron novios… - Inquirió Joshua intrigado
-No, sólo hacían un buen equipo – Medito recordando las portadas de los diarios; siempre el pelirrojo aparecía acompañado por la mujer - Trabajaron por tres años y durante ese tercer año, y cuando nosotros llevábamos trabajando dos, pues ocurrió un incidente bastante incómodo para todos y sobre todo para Rose.
-¿De qué se trata?
-Se encontró al tío y Melissa pues… - Susurró revolviéndose el cabello – En una situación muy comprometedora. El asunto se dio en el ministerio y se manejó con cautela para no estropear la imagen de Ron.
-Y Melissa…
-Se marchó por cuenta propia, si optaba por quedarse no influía en las relaciones laborales ya que siempre trabajó con Ron – Se explicó – Pero afecto la relación padre e hija. Casi seis meses transcurrieron para recién sentarse a platicar el asunto y resolver no volver a mencionar el mismo.
-Comprendo – Susurró el muchacho sorprendido por la historia – Al parecer la situación sigue tan tensa como hace dos años.
-Sí.
-No quiere que rehaga su vida… - Vociferó el auror y como respuesta el moreno negó – Entonces…
-Siempre lo ha querido – Sonrió James observando a la enfermera del ministerio acercarse hacia ellos – Ya puedo irme.
-Claro señor Potter – Asintió la mujer entregándole un pergamino – Su nota de salida y recordarle que si el dolor persiste, venga enseguida.
-Por supuesto, gracias –
-Buenas tardes – Se despidió la enfermera
Ambos aurores salieron de la enfermería.
-Después de tantos años – Suspiró el joven Potter con nostalgia – Sólo deseamos que sea feliz, y lo hemos intentado varias veces, pero es difícil: conseguir a la mujer indicada para el tío Ron… - Río moviendo la cabeza. – No esperamos a la mujer perfecta pero si a alguien que pudiese comprenderle…
-Y Melissa no cumple el requisito…
-Posiblemente pero… - Dijo deteniéndose en la recepción del cuartel – Necesita a alguien que pueda hacerle sonreír como antes. ¿comprendes?
-Por supuesto – Afirmó bajando la mirada
El castaño iba a comentar algo más pero la presencia de una agitada Rose le distrajo.
-¿Qué ocurrió? – Inquirió el novio preocupado por el semblante de la chica. Parecía echar fuego por los ojos, y eso que todavía no discutía con su padre.
-Voy con Ronald – Dijo entre dientes pasando de los hombres hacia la oficina del jefe de aurores.
El moreno se limitó a suspirar y Joshua simplemente esbozo una sonrisa.
Algunas cosas no cambiaban.
Continuará…
Ya veremos cómo saldrá Ronald de esa situación con su hija y cómo la misma decide o no decirle a su padre sobre su embarazo.
Con respecto a la condición de Harry sólo puedo decirles que pronto despertará y las consecuencias de traerá para todos.
Nos vemos la próxima semana.
