TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN A JK. ROWLING
Hola a todos, aquí reportándome para un nuevo capítulo. Como aclaración, si los capítulos se enfoca en otras parejas, mil disculpas, pero dado el escenario es inevitable ahondar en la vida de otros personajes, en lo personal, escribir sobre Ronald ha sido una buena experiencia, desde otro punto de vida, uno donde él ha logrado madurar por duras circunstancias y descubrir facetas de él poco conocidas.
No hago más demoras, nos vemos la próxima semana
BUENA LECTURA.
Frente a ti: Recuérdame
1° TEMPORADA
Capítulo Cuatro
"Es ella"
-Señor Weasley – Decía la voz del aquel entonces ministro de magia, y que tiempo después resulto ser un traidor, iba acompañado por Henry – La situación en la zona sur es delicada y la información obtenida es precaria, el riesgo de sufrir ataques es alto y no tenemos la menor idea de los planes del grupo de mortifagos.
-Lo sé, señor – Asintió un pelirrojo fijando la mirada en algún punto lejano – Hemos realizado intentos por acercarnos al perímetro pero son inútiles.
-Lo sabemos – Aclaró Henry – Por ello y tras pensarlo detenidamente, hemos tomado una decisión, radical.
-¿Cuál sería? – Preguntó desviando la mirada hacia los superiores frente a él.
-Una infiltración…
-Infiltración…
Y era el candidato ideal. La última pieza para lograr montar la cuartada perfecta y lograr deshacerse del pelirrojo, y funcionó, lo hizo porque tiempo después se vio obligado a ocultarse y refugiarse como un vil traidor. Obligado a abandonar a las personas que amaba y rogar porque en algún futuro cercano pudiese verles de nuevo, sin mentiras ni dobles vidas.
Porque en aquel entonces, y seguía haciéndolo, intentaba proteger a su hija del enemigo – oculto entre las sombras – y lo hizo a través del joven Potter y de la castaña para conseguirlo. No importaba su propia vida pero si estaba dispuesto a defender a su hija, hasta las últimas consecuencias, entre ellas: regresar a ese infierno y quemarse nuevamente.
Ese lugar, la zona sur seguía representando el refugio que construyeron los mortifagos luego de la caída de Lord Voldemort, ocultos intentaron deshacerse del moreno – y aunque lo lograron – pues la muerte de Ginny le obligó a abandonar el ministerio, debían anular al pelirrojo. Hoy, representaba el lugar donde la castaña podía hallarse cautiva, y aunque no poseían pruebas concretas, no encontraba otro lugar más que ese.
-Hemos confirmado… - Escuchó tras de él. Melissa revisaba varios pergaminos – Hay movimiento y son muchos.
-Gracias – Murmuro tras un pequeño escritorio - ¿Cuándo estará listo?
-En tres días – Informó entregándole los documentos - ¿Cómo estás? – Preguntó sabiendo que la excursión suponía remover demasiados recuerdos.
-Un poco ansioso – Admitió observando a la mujer – No será sencillo penetrar ese lugar, las condiciones son pésimas y podríamos caer en una trampa.
-Lo sé – Dijo la morena – He tomado resguardos, tranquilo. Están trabajando los mejores aurores.
-No todos… - Suspiró Ron incorporándose de la silla y caminar inquieto por la oficina
-Sigue reprochándotelo –
-Todo el tiempo – Dijo esbozando una ligera sonrisa – Hace cinco días y sólo he escuchado reclamos.
-Si estamos en lo correcto, llegarán al mismo lugar – Menciono Melissa alzando las cejas – Sólo seguimos una corazonada pero ellos están investigando.
-No quiero reproches, Mel – Susurró dándole la espalda a la mujer.
-Como quieras… - Dijo sin ningún tono de reproche sino diversión – Estaré en la oficina.
-De acuerdo.
Cinco días y su hija seguía mirándole con cara de pocos amigos, y no le culpaba, porque la decisión del ministro le ponía entre la espada y la pared. No le incomodaba trabajar con Melissa y mucho menos cuando a la zona sur se trataba pero si le ponía en difícil situación con Rose, y más cuando el asunto de hace dos años seguía martillando sobre ellos.
-Aceptaste trabajar con ella – Reprochó Rose apenas ingreso a la oficina – Es por la zona sur.
-Cálmate Rose – Dijo él sorprendido por la intromisión de su hija. No esperaba que amas mujeres se encontrarán tan pronto - ¿De quién hablas? – Preguntó haciéndose el desentendido.
-¡Melissa Mills! – Exclamó acercándose peligrosamente hacia el escritorio – Nos encontramos en Hogsmeade, perseguía a un mortifago que quiso matarnos.
-¿Qué dices? – Inquirió incorporándose de la silla. Sorprendido por el ataque hacia su hija, sin duda Rafael ya comenzaba a actuar en contra ellos - ¿estás bien?
-Sí – Masculló frunciendo el ceño. Ronald alzó las cejas – Nos ayudó – Aclaró moviendo la cabeza - ¿Por qué has aceptado?
-Rose… - Dijo ligeramente divertido por la situación – Fueron órdenes del ministro.
-El sugiere…
-Y yo acepté
-Papá… - Iba a protestar pero él hizo un gesto de silencio.
-Sé que la situación de hace dos años, nos afectó – Suspiro bajando la mirada avergonzado – Sin embargo y si quiero intervenir en la zona sur, pues debo rodearme de personas de confianza – Y antes de cualquier reclamo, añadió – Eres mi hija, y confió plenamente en ti pero esto es…
-Personal…
-No, difícil. – Rebatió endureciendo la mirada – No quiero que ingreses en este infierno, todavía no.
-¿Qué quedará de ti? – Se dijo en apenas un susurro pero audible para el pelirrojo.
Ojala lo supiese. Su hija se cuestionaba ese hecho porque conocía los efectos que la zona sur hacia en él, y la comprendía absolutamente, a partir de la infiltración lentamente comenzó a perder u ocultarse ese afable pelirrojo que reía y sonreía por todo para ser reemplazado por lo que era ahora; serio, huraño, estricto y a veces inflexible. Sin duda, la preocupación de Rose era fundada porque regresar a ese lugar suponía reencontrarse con un pasado oscuro y doloroso, y por supuesto, enfrentar al verdadero asesino de Ginny Weasley.
El principal motivo por el cual James Potter no podía pisar ese lugar.
Su personalidad, formada a fuego, se endureció apenas supo la verdad; el hermano de Henry había ejecutado la orden pero no logró acabar con el bebé de Ginny, pues Henry lo impidió y le ordeno mantenerle con vida. Apenas confirmó la participación de Rafael, desplegó buena parte de los aurores para su captura pero ya habían pasado tres años y sin duda el hombre supo esconderse de ellos.
¿Cómo decirle a James y al resto de la familia? Decirle la verdad suponía explicar porque pretendió archivar su nombre en carpetas y guardarlas en un viejo estante del ministerio, y lo hizo por un tiempo, sin embargo el indagar sobre los antecedentes le hizo asumir el error; jamás debió pensar que Rafael era inocente. De eso, ya pasaron dos años y ahora aparecía con el peor ataque sufrido en Hogwarts, y no por la cantidad de víctimas sino porque consiguió dejar fuera del juego al niño que vivió y secuestrar a la bruja más brillante de las últimas décadas en frente de los aurores.
Conocía esto y no aguantaría por demasiado tiempo; pronto los jóvenes aurores descubrirían la verdad y pedirían explicaciones.
Y luego le odiarían.
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No puede ser difícil, cierto. Se decía Rose paseándose por la oficina sin prestarle demasiada atención a las carpetas acumuladas por la investigación, y no es que haya perdido interés porque lo tenía, simplemente no hallaba la manera de decirle a su novio que sería padre, lo llevaba pensando de hace días y no encontraba la manera ni el lugar ni la forma de decirle tan importante noticia para él. Varias veces había callado porque no quería añadir un elemento más de preocupación para ellos y para él, después de todo la búsqueda de su madre continuaba y llevaban trabajando día y noche.
Y luego estaba su padre; en varias ocasiones se arrepentía y regresaba por el pasillo porque no quería decirle al pelirrojo, y no porque estuviese asustado, todo lo contrario, estaba molesta por lo ocurrido hace algunos días y su orgullo le impedía pisar esa oficina de nuevo. No sabía porque pero de seguro terminarían hablando de Melissa y tal vez de sus sentimientos, y no quería escuchar algún tipo de confesión de su padre.
-¿estás enamorado? – Preguntó ese día. Un silencio incómodo se levantó entre ellos y había decidido romperlo con la pregunta que inevitablemente flotaba en el aire – Lo estás.
-Claro que no – Respondió el pelirrojo sin ninguna expresión en el rostro, y por alguna razón, aquello le frustraba. Odiaba verle así, tan solo – Es mi amiga y la estimo como tal.
-No lo parecía hace dos años – Masculló entrecerrando los ojos. Su padre se sonrojo violentamente y ella sonrió – Entiendo que pueda sentirte atraído pero personalmente quisiera que rehicieras tu vida.
-Rose… - Suspiró moviendo la cabella tal y como sucedía cuando tocaba el tema – Ya hemos hablado y siempre te he dicho que estoy bien, tranquila.
-No estás bien – Negó de inmediato – Mírate papá – Señalándole – No eres el mismo…
-Crees que teniendo una novia, cambiaré.
-No, pero al menos prefiero verte ilusionado.
Y por un instante lo había visto. Un chispazo de emoción e ilusión reflejada en los ojos de su padre, y por supuesto le sorprendió, aquel día en el hospital cuando su padre platicaba con la rubia medimaga, hablaban entre susurros pero algo en la expresión de él cambio y les hizo recordar a ese hombre lleno de vida, emoción y alegría de hace tantos años. Un instante para luego regresar a la usual postura rígida pero que les daba esperanza para recuperar al pelirrojo de esa oscuridad de años y traerlo de nuevo juntos ellos, y aunque todos estaba preocupados por Harry y Hermione, existía la esperanza que su padre nuevamente rehiciera su vida.
Y aunque era precipitado decirlo, la esperanza se llamaba Luna Lovegood.
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¿Cuánto tiempo estuvo ese lugar cerrado? Si no estuviese en el cuartel general pensaría que alguien había guardado algún cadáver porque olía a rayos, la película de polvo sobre muebles, carpetas y cajas le indicaban que nadie había visitado ese lugar en meses, y poco le sorprendía porque ese cuarto pertenecía a los archivos y casos cerrados por el cuartel, prácticamente llevaban una hora junto a Joshua y todavía no encontraban la dichosa carpeta. No le incomodaba trabajar con el chico pero prefería estar junto a su novia, y más cuando los últimos días se estaba comportando extraño, no con él, sino parecía más preocupada y pensativa de lo usual, siempre cansada y casi no comía por las mañanas.
-Maldición… - Dijo Joshua luego de un sonido sordo contra el suelo. Una tableta del estante había cedido, cayendo consigo varias cajas y carpetas - ¿Cómo mantienen este lugar?
-Claramente no con magia – Susurró James haciendo a un lado el polvo que levanto la caída de las cajas – Revisaré éstas – Dijo señalando la caja y las carpetas esparcidas por el suelo.
Se arrodillo junto a la caja para revisarla con sumo cuidado, ya suficiente polvo se había levantado para seguir respirando ese aire imposible y ya había perdido la esperanza de encontrar archivos referentes a lo ocurrido hace cinco años, después de todo, existía una probabilidad de que dichos archivos hubiesen desaparecido de manera intencional. No conocía a cabalidad lo ocurrido en aquel tiempo pero suponía que Henry había realizado un buen trabajo ocultando todo tipo de información y más si ésta afectaba a su hermano.
Visualiza las fechas para comprobar que coinciden y sonríe por haber encontrado la dichosa carpeta pero se borra apenas lee el nombre puesto al pie del escrito: Ronald Weasley. Frunce el ceño y hojea los pergaminos, devorándose cada palabra y observación hecha por el pelirrojo, y de pronto, un ardor comienza a posicionarse en el centro del pecho tal flecha le atravesará y dejase sin respiración.
-James… - Habló Joshua a lo lejos. Sus oídos palpitaban al igual que su corazón – James… - Volvieron a repetir pero él apenas si escuchaba.
El castaño iba a hablar por tercera vez cuando el auror se incorporó bruscamente del suelo y salió de la habitación sin mirar hacia atrás, arrugando el pergamino encontrado y visiblemente molesto. Dejó los documentos que revisaba y salió raudo del lugar para seguirle, no le gustaba el semblante del moreno y mucho menos el impulso de salir de allí.
-¡James! – Exclamó apenas salió de la habitación pero el muchacho ya doblaba la esquina, obligándole a correr.
"Se vincula a Rafael Lyon con el grupo mortifago y la zona sur." Sí, siempre lo supieron y por ello era perseguido por las unidades del cuartel general de aurores pero jamás imaginaron que el mago había salido del país y con conocimiento del mismo cuartel, Ron lo sabía. "Posible huida hacia España. Sin confirmación."
Apretó los pergaminos entre sus manos mientras seguía avanzando por los pasillos y recordaba lo leído con anterioridad, si bien aquel pergamino correspondía a lo ocurrido hace cinco años, pudo comprobar otro, anexo al primero y visiblemente en mejor estado. De hace dos años, y sintió los ojos humedecerse al recordarlo, se limpió con rabia y continuo el camino hacia el pelirrojo.
"Actualización del sujeto; ejecutor de la muerte de Ginny Weasley."
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-Sigues molesta – Inquirió el pelirrojo observando a su hija. Ella hizo una mueca – Rose…
-Un poco – Admitió la mujer acomodándose sobre la silla. Después de mucho pensarlo y medir las consecuencias, prefería decírselo a su padre antes de James – No vengo a hablar de ello.
-En serio – Dijo sorprendido y entonces comprobó que el semblante de la chica era serio – Dime, qué ocurre.
-Es delicado… - Susurró bajando la mirada haciendo que su padre se preocupará – Me costó venir y de seguro más decírtelo.
-Comienzas a asustarme –
-Bueno… - Musito pensando que la asustada era ella – Prométeme que guardarás silencio, por favor.
-Depende – Acusó llevándose la mirada de su hija. – Si te afecta mucho y está relacionado con James entonces…
-Papá – Suspiró meditando sus palabras – Por favor.
-Supongo que no tengo opción – Mascullo – Adelante, dime.
-Iba a decírtelo hace mucho pero la situación es y seguirá difícil y no puedo postergarlo por demasiado tiempo – Comenzó con cierta ansiedad – Sólo espero que no repercuta en la operación, ya que estoy a cargo.
-Rose…
-Papá, yo voy…
Cualquier palabra murió entre los labios de la chica debido a la abrupta aparición del moreno y sus pasos decididos hacia ellos, específicamente hacia el pelirrojo quien se incorporó del escritorio con el ceño fruncido; no esperaba la intromisión del chico y mucho menos de tal manera, parecía fuera de sí y conmocionado por lo que sea que presencio o experimento pero sea lo que sea no iba a permitir tal entrada.
-¿Por qué ingresas así? – Preguntó Ronald
-Mejor explícame esto – Dijo el aludido en apenas un siseo mientras dejaba los documentos sobre el escritorio. Ronald observó los pergaminos de reojo sin apartar la mirada de su sobrino - ¿Qué pretendías? Ocultarnos la verdad por siempre.
-¿De qué hablas? – Inquirió Rose observando a su novio y padre desafiarse con la mirada
-Díselo… - Retó James apretando los puños con fiereza. El aludido simplemente se quedó en silencio - ¡Díselo Ron! – Exclamó.
-James…
-Te desentendiste de Rafael hace cinco años – Habló interrumpiendo a su novia – Y reforzaste la captura cuando supiste la verdad hace dos años, si es verdad ¿Cierto? – Con burla entrecerró los ojos – Dilo Ron – Insistió desviando la mirada hacia el suelo
El silencio se apodero del lugar y sólo interrumpido por las respiraciones de los involucrados, el pelirrojo mantenía la mirada sobre el muchacho presintiendo que pronto podría explotar. De pronto, y por el rabillo del ojo, observo la intención de su hija por coger los pergaminos pero él lo impidió colocando una mano sobre estos.
Movimiento que James intento bloquear sujetándole la muñeca con fuerza.
-Suéltame – Susurró Ronald dando un paso hacia adelante – No seas impulsivo.
-Díselo… - Volvió a repetir apretando la muñeca del auror
-Ya basta – Soltó haciendo un brusco movimiento para soltarse de James. Cogió la carpeta entre sus manos y añadió – Sal de aquí, esto no te incumbe.
Y entonces James explotó.
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Unos gritos le obligaron apurar el paso.
Parpadeo varias veces antes asimilar la escena frente a él; El jefe de aurores estaba tendido en el suelo intentando recuperarse del golpe, lo sabía porque estaba sangrando y la respiración agitada de James le indicaba quien había sido el responsable.
-¡No digas que no me incumbe! – Acusó el hombre sin perder la postura rígida - ¡No, cuando el verdadero asesino de mi madre…sigue libre!
-¿Qué dices? – Interrogo Rose pasando la mirada desde su novia hacia su padre, éste último incorporándose del suelo – Se supone que Henry…
-No es él, fue su hermano – Masculló sin apartar la mirada del pelirrojo. Rose cogió la carpeta ante la mirada de su padre pero hizo caso omiso.
A lo lejos Joshua observaba la situación tan sorprendido como el resto; conoció al sujeto durante algún tiempo, memorizo cada antecedente de él y jamás figuraba su participación en la muerte de Ginny Potter. El hombre siempre permaneció oculto y tras la sombra de otros líderes, sin duda el hombre tras las sombras y principal líder, y que sólo hasta hoy conocían por completo, porque jamás tuvieron la información necesaria.
Aquellos pergaminos, los sostenidos y leídos afanosamente por la castaña eran la clave para comprender al mortifago y preparar un ataque necesario hacia el único lugar que siempre debieron atacar y destruir por completo hace cinco años: la zona sur. Aquel lugar lleno de dolor y sufrimiento que de seguro volvería a blindar al pelirrojo del exterior, y Joshua lo lamentaba, lamentaba verle fruncir el ceño y levantar ese semblante serio e implacable frente a las personas que amaba, porque en el fondo todos lo sabían, conocían cuánto estaba sufrimiento y culpándose. No necesariamente por la muerte de su hermana sino porque jamás pudo capturar a su asesino, el atacante de Harry y el secuestrador de Hermione, y ahora, lamentaba observar la enemistad con su hija y sobrino.
-Vamos… - Susurró Rose sin mirar a su padre. Su novio le miró intrigado – Hay trabajo por hacer.
-Rose…
-No tenemos tiempo ¿Cuánto, tres o cuatro días? – Inquirió de reojo a su padre, el aludido no respondió pero se vio incómodo – Vamos…
-Sí, vamos – Cogió la mano de su compañera y sin fijarse en el auror, salieron de la oficina haciéndole una señal a Joshua para que les siguiera.
El aludido asintió pero se quedó parado bajo el umbral de la puerta.
-Ve con ellos – Soltó el pelirrojo con la mirada fija sobre el escritorio – Cuida de ella.
-Así lo haré – Asintió el muchacho para luego cerrar la puerta y dejar a un destrozado Ronald Weasley.
A medio camino se topó Remus Lupin con quien sólo había platicado en el hospital hace algunos días, parecía preocupado y era obvio que ya sabía de la discusión entre James y Ron. Saludo con un asentimiento de cabeza y siguió caminando para darle alcance a sus compañeros, algo le decía que los planes de iniciales de búsqueda habían cambiado y su camino chocaría inevitablemente con el de Ronald, su unidad y la zona sur.
Un camino hacia Rafael Lyon.
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-No tiene sentido, hay que huir – Siseaba Rafael sujetando a su hermano por los hombros, éste último empeñado por ir a Hogwarts – Si vas, te atraparán.
-Entonces moriré… - Soltó el ex capitán y jefe de aurores – Acabaré con Harry Potter o moriré en el intento.
-Debemos replegarnos, buscar otra oportunidad… - Volvió a decir
-No voy a esconderme, ya no.
-Henry maldición, hay que pensar – Suspiró convencido que la acción de su hermano le llevaría a la muerte – No puedes pretender acabar con Potter y Weasley, y mucho menos con Malfoy. Ya sabe la verdad. No pretendas ser un héroe porque la única oportunidad que tuvimos se arruino por un bebé.
-Entonces pagaré mi error, hermano.
El sol pegaba sobre su cabeza y la de sus compañeros por igual, el calor era implacable pero apenas reparaban en ello, después de todo, ya estaban acostumbrados a ese lugar que por muchos años fue su hogar y refugio, y que luego de un breve período de tiempo, volvieron a ocupar. Su difundo hermano pasaba poco tiempo allí, la responsabilidad de mantenerse libre de toda sospecha les hacía comunicarse por cartas cifradas o simplemente encontrarse en lugares muggles pero aun así terminaron por descubrirle.
Su error de sentir lástima por una niña le hizo sobreexponerse y al mismo tiempo cavar su propia tumba, y aunque el pelirrojo había sido benévolo, de igual manera terminó recibiendo el beso del dementor. Quizás, y según él, lo mejor hubiese sido morir a manos de Draco Malfoy.
-Si muero… - Susurró Henry deshaciéndose del anillo de su familia – Nos volverás a reunir y matarás a nuestros enemigos.
-Henry… - Sorprendido por recibir el anillo de su familia
-Todos deben morir – Sentenció.
Su hermano cometió el error de la compasión y murió por ello, su debilidad era su fortaleza porque sencillamente él jamás sentía compasión por nadie. Ni siquiera al despedirse de Henry lo sintió, simplemente estrechó manos con él y es despidieron para nunca más volverse a ver.
-Señor… - Dijeron junto a él – Ya estamos todos.
-Reforzaron la seguridad de la mujer – Musito sin mirar al hombre
-Por supuesto.
-Perfecto – Sonrió apretando los puños tras la espalda; el anillo de hermano y su familia apretaba su dedo – En poco tiempo… - Alzó la voz frente a las cuadrillas de hombres – Atacarán este lugar tal y como lo hicieron hace cinco años. Muchos cayeron luchando hasta el final, manchando la tierra que pisáis con sangre y otros desplazándose hacia otros lugares buscando refugio. No ingresarán a este lugar, porque nosotros atacaremos primero tal y como lo hicimos hace algunos meses, y ésta vez, les aseguro que lo lamentarán profundamente. – Echó un vistazo observando a sus hombres sonreír - ¡No tengan piedad ni compasión! ¡Seguid hacia adelante!
Un grito de emoción de las escuadrillas le puso la piel de gallinas y mientras los distintos grupos se dirigían hacia los puntos de aparición, él se dedicó a brindar las últimas indicaciones a sus hombres de confianza.
-Señor ¿Con quién irá? – Inquirió Dennis
-El segundo grupo – Susurró colocándose la mascará encima – Una visita al hospital no me vendría mal.
Sí, mataría a todos pero para hacerlo primero debía desestabilizar al eje central de aquel grupo tal y como hicieron hace siete años; la muerte de Ginny sólo pretendía hacer jaque en Harry y con ello verles derrumbarse lentamente, y aunque por algún tiempo funciono, no lograron actuar con rapidez para el segundo golpe. Hoy el eje central no era Harry – quien está fuera del juego – sino el líder del cuartel general de aurores. No, jamás le atacaría directamente porque hacerlo sería caer un error táctico sin retorno sino atacaría sus emociones – tal Harry Potter – para desmoronarlo, y no tampoco atacaría a Rose, porque ésta estaba fuertemente protegida por James Potter.
Atacaría el corazón de Ronald Weasley.
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-Necesitas ayuda – Inquirió el muchacho tras de ella. Negó sin perder de vista los hechizos que pronunciaba entre murmullos.
Cinco días. Con cada día parecía inevitable que pronto despertará del largo sueño, y aunque todos lo esperaban, no podían imaginar lo que vendría después y las respuestas que deberían contestarle, ya el despertar de Harry Potter no emocionaba a todos. Él que cada día luchaba contra la muerte prefería mil veces la inconsciencia del auror a tener que enfrentarle y decirle la verdad.
-Despertará pronto – Susurró la mujer guardando la varita. Su cansancio reflejaba la lucha constante por mantener al moreno con vida y aunque pronto despertaría tampoco su voz refleja alegría – No puedo mantenerle sedado porque todas sus heridas han sanado correctamente, y aunque podría darle poción para dormir, no sería…
-Correcto, lo sé – Dijo Mike sonriéndole – No me des explicaciones. He pensado mil excusas para hechizarle y hacerle dormir por otra temporada pero no podemos, lo natural es que despierte y pueda mirar el mundo.
-¿Cuál mundo Mike? – Preguntó con rabia contenida – Debes saberlo mejor que yo. Hermione es su mundo y no está aquí. Lo peor de todo, es que no sabemos cuánto recuerda de su vida.
-No me preocupan sus recuerdos… - Admitió el castaño recibiendo una mirada sorprendida de la rubia. Aclaró – Si ella regresa entonces regresarán los recuerdos.
-Eso espero… -
El castaño iba a mencionarle otro argumento pero el ruido de gente correr por el pasillo les alertó a ambos, haciéndole una señal a su compañera se acercaron sigilosamente hacia la puerta para luego asomarse hacia el exterior; vieron a medimagos correr hacia la entrada principal y otros llevando consigo a pacientes heridos. Se miraron entre sí preocupados por el evidente ataque del hospital pero no se movieron y no emitieron ruido alguno, si eran mortifagos entonces vendrían por Harry y no iban a permitirlo; la rubia desenfundo la varita y aplicó sobre la cama de su amigo un hechizo protector y otro ilusorio, si despertaba entonces lo haría estando a salvo.
-Luna…
-¿Qué hacen aquí? – Preguntó un mago ingresando a la habitación – Salgan de aquí. Vienen por el señor Potter.
-¿Cómo lo sabes? – Preguntó Mike alzando las cejas
-Son mortifagos – Aclaró el hombre de casi cuarenta años – Ocuparon la entrada principal mientras otros revisan las habitaciones, pronto estarán aquí.
-No podemos movernos de aquí. – Sentenció la mujer apretando su varita – Matarán a Harry. Y no podemos moverle.
-No pueden permanecer aquí, les asesinaran…
-Y los aurores – Acusó el muchacho rogando porque sus amigos viniesen
-Están por llegar
-Luna…
-No me iré – Negó la mujer con terquedad – No pienso abandonar a un paciente, no señor.
-Hazme caso – Insistía el hombre escuchando los ruidos y maldiciones más cerca – Nos matarán.
-Yo les detendré – Aseguró Mike apretando la varita – Despierta a Harry.
-¿Qué dices? – Dijo observando a su compañero como quien pierde una cabeza – No puedo despertarlo y aunque lo hiciera, no tiene fuerzas para aparecerse.
-Puedes hacer un trasladador – Musito dirigiéndose hacia la puerta pero la castaña le sujeto por la muñeca – Despierta a Harry, el sueño es poco profundo.
-No, por ningún motivo – Negó la mujer tirando de la muñeca del chico – Yo me encargaré de la puerta, despiértalo tú.
-Luna por favor.
-Te lo ordeno – Soltó frunciendo el ceño
El muchacho simplemente asintió y camino hacia la cama del moreno seguido del otro medimago, conjuro un vaso como trasladador y miro de reojo a la rubia sujetar el picaporte con fuerza. Apenas la mujer abrió la puerta, él conjuro el hechizo que sacaría a Harry Potter de la inconciencia y le llevaría de nuevo a ese plano de la vida, posiblemente confundido por encontrarse en una cama, con los gritos y maldiciones de una batalla campal, y sin la compañía de sus seres queridos entre ellos su esposa Hermione.
O posiblemente, sin recordar nada.
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-¡Iré con mi padre! – Gritaba el auror mientras el ir y venir del resto le ponía aún más nervioso - ¡No me importa tus órdenes! – Sin mediar palabra le cruzó el rostro de un puñetazo.
-No eres el único que posee algo importante en ese lugar – Soltó él observando la mirada confundida de su sobrino, sólo un par de segundo y el muchacho pareció entender, a medias, porque asintió todavía inquieto.
Se aparecieron en distintos lugares del hospital intentando sorprender al enemigo pero finalmente la sorpresa se la llevaron ellos; la entrada estaba llena de cadáveres y algunos heridos, los pocos mortifagos que capturaron habían fallecido y el resto simplemente había abandonado el lugar dejando como único rastro una marca tenebrosa – si bien sin ninguna conexión – seguía siendo el símbolo de los mortifagos. Con la respiración agitada por haber luchado contra ellos, avanzó a paso rápido por el pasillo principal y otros con el fin de llegar a la habitación de su mejor amigo, de cerca le seguía Melissa pero guardaba silencio, tal vez tan o más conmocionada con el ataque.
Dobló en la última esquina para luego quedarse parado a varios metros de la habitación del ojiverde, la respiración se le cortó y sintió las piernas volverse gelatina mientras retomaba el paso con temor.
-Es imposible… - Susurró la mujer tras de él. Y entonces un nudo se apodero de su estómago al comprender las palabras de Melissa. – Ronald…
-¿mamá? – Dijeron desde el otro extremo del pasillo. Joshua observó el semblante pálido del pelirrojo y temió lo peor, se echó a correr hacia la mujer para luego arrodillarse junto a ella - ¿mamá? – Siseo sujetándole el rostro; un hilo de sangre salía por sus labios y también una mancha se extendía el costado izquierdo.
-Ronald… - Susurró Melissa sujetándole por el hombro. El aludido le devolvió la mirada, parecía perdido – Veré si Harry se encuentra bien. – Aclaró recibiendo un gesto automático del hombre.
A pesar de la preocupación por su amigo simplemente la imagen de la mujer tirada en el suelo llenaba todo su campo visual; los sollozos de Joshua y la mirada destrozada de Mike terminaron por derrumbarle. A medida que la idea iba cogiendo forma, el cuerpo del hombre temblaba y las lágrimas comenzaban a agolparse sobre sus ojos, intentaba controlarse pero tal pareciera la idea se hacía fuerte y se empeñaba en quedarse.
Su mejor amiga estaba muerta.
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Decidió enviar a su novia al hospital para constatar que todo estuviese bien y que aprovechará de chequearse, ya que apenas dieron cuenta de las consecuencias del ataque a ese pequeño orfanato, la mujer se había mareado ligeramente y no quería exponerle a más a tanta crueldad. Aunque él mismo tuvo que respirar hondo y evitar las arcadas que provocaba tal repulsiva imagen, posiblemente todos los aurores intentaban mirar hacia otro lado y tragar saliva para deshacerse del nudo de la garganta.
Malditos animales. Se dijo desviando la mirada de un niño de apenas cinco años; torturado y asesinado por los mortifagos, un niño que sólo contemplaba la magia por los muggles disfrazados sin saber que el mismo era mucho mejor, sin conocer su verdadero origen. Un mago nacido de padres muggles pero abandonado cuando sus primeras manifestaciones de magia aparecieron, un niño que debía crecer con normalidad y luego estudiar en Hogwarts como lo hicieron otros, y entonces descubriría un mundo nuevo y fascinante.
Una vida truncada por unos asesinos.
-Cincuenta niños – Susurró Teddy junto a él – Sobrevivieron tres, lograron esconderse.
-Comprendo – Dijo apretando los puños – Levanta los cuerpos y examínenlos, por favor. Ve a los registros y comprueba que todos sean hijos de muggles.
-De acuerdo – Asintió el auror para luego retirarse.
Hijos de padres muggles, sangres sucias. ¿Qué más podía esperar? Si después de todo, la hija de su madre y Draco había sobrevivido gracias a Henry – por irónico que sea – sino fuese por él, Rafael la habría matado y con ello toda posibilidad de llegar al fondo del asunto. Volvió a recordar el episodio anterior y no se arrepentía por haberle recriminado a su tío, después de todo, sino fuese por él y sus misterios, Rafael hubiese sido capturado y no tendrían que lamentar tal masacre de unos niños que no tenían la culpa.
No podía perdonar a Ronald por ello, nunca.
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Se apareció en la entrada del hospital y entonces deseo haberlo hecho en otro lugar porque la cantidad de víctimas y heridos le hicieron regresar la sensación de mareo. Aunque ver a niños de tal manera sin duda era cien veces peor y agradecía el gesto de su novio de enviarle allí, no estaba ciento por ciento segura de querer permanecer en ese lugar por más tiempo.
Pidió indicaciones a otros aurores y avanzó raudamente por los pasillos para encontrar a su padre, quien según versiones, se había dirigido hacia la habitación de Harry Potter. No era ningún misterio que los mortifagos iban a por el moreno y de seguro para terminar el trabajo de hace casi dos meses.
Unos sollozos le pusieron la piel de gallina.
Se asomó por la esquina del pasillo y entonces lo vio: Su padre caía de rodillas al suelo sujetándose la cabeza, echo un ovillo y sollozando tal y como lo hacía Joshua pero cobijando el cuerpo de su madre. Avanzó a grandes zancadas para luego arrodillarse junto a su padre y abrazarle por la espalda, el pelirrojo parecía no darse cuenta puesto que no cambio de postura ni hizo ningún gesto de querer soltarse de ella.
De reojo observó a su amigo salir del trance y apresurarse hacia la rubia a quien Joshua se negaba a soltar, sin embargo y por el intercambio de palabras, lo hizo mientras se enjuagaba las lágrimas. Cerró los ojos y espero eternos segundos antes de escuchar el veredicto del hombre; si efectivamente la mujer estaba muerta entonces el hombre junto a ella, perdería toda razón de ser, porque aunque no lo demostrará y ya no recordaba los años anteriores, sólo le bastó uno más para comprobar el aprecio que sentían el uno por el otro.
No, el pelirrojo jamás hubiese engañado a su madre estando casados pero podía percibir cuanto el hombre cambiaba estando con la rubia, tal y como lo hacían Hermione y Harry, quizás. Y ahora que posiblemente pudiese haber avanzado un poco más, sucedía aquello.
-¿estás seguro? – Escuchó la mujer y ésta apretó los ojos. Su padre se tensó, escuchaba – Mike… - Su voz rota le hacía pensar lo peor.
-Sigue viva…
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Sigue viva. Su corazón volvió a latir con fuerza y sus ojos nublados por las lágrimas visualizaron a duras penas la figura de la mujer en brazos de Mike; se incorporó bruscamente del suelo chocando en el proceso con el cuerpo de su hija – a quien recién vio – y que simplemente se limitó a ayudar a incorporarse del suelo para luego caminar hacia el muchacho que había ingresado a la habitación ocupada por Harry. Con sorpresa se percató que el ojiverde no estaba y todos los presentes también lo hicieron por lo que interrogaron al castaño, absorto en la labor de estabilizar a la rubia.
-Se encuentra a salvo – Dijo de carrerilla sin perder el hilo de lo que hacía – Use un trasladador.
-¿Por qué lo hiciste? – Interrogo Joshua sin perder de vista a su madre – Es peligroso.
-No, si está despierto – Siseo entre dientes sorprendiendo a todos – Tuve que hacerlo porque pensaba que le buscaban. – Admitió él conjurando varios hechizos y evitando nuevas interrogaciones.
Los cuatros aurores se miraron confundidos.
-¿A quién buscaban? – Interrogo Joshua frunciendo el ceño
-Salgan un momento – Ordeno el medimago – Dejo de sangrar pero debo limpiar la herida y cicatrizarla, por favor.
-Vamos… - Dijo Rose sujetando el brazo de su padre. El aludido parecía metido en sus pensamientos.
-De acuerdo…
¿A quién buscaban? Se hizo la pregunta el pelirrojo saliendo hacia el pasillo donde anteriormente había pensado que la rubia estaba muerta, prácticamente se desvaneció en aquel lugar, sintiéndose desfallecer porque su amiga había perdido la vida por culpa de unos asesinos, por culpa de Rafael. Apenas el nombre del sujeto apareció en su mente, la respiración se volvió pesada y lenta mientras recordaba lo sucedido hace siete años: la muerte de su hermana, ejecutada para dejar en jaque al niño que vivió y acentuarse de manera cómoda en ministerio.
Bajo la mirada y observó la mancha de sangre de la rubia; su amiga por quien daría la vida misma y sacrificaría todo con tal que estuviese bien.
-Si no es Harry… - Escuchó él las palabras al aire – Entonces quién…
-Pueden pasar – Escucharon a Mike desde la puerta. Ingresaron procurando hacer el menor ruido posible. – Perdió mucha sangre pero se recuperará. – Informó sonriendo con cansancio.
-Mike… - Susurro Rose
-Oculte junto a otro medimago a Harry, tercer piso – Aclaró sin quitarle la mirada de encima a Luna – Se ofreció para protegerle y me ordeno de trasladarle a un lugar seguro. Antes de trasladarme con Harry, escuche a un mortifago decir que por fin le habían encontrado.
-Hablas de… - Balbuceo Joshua alzando las cejas.
-Sí, buscaban a Luna – Afirmó girándose hacia los aurores.
De reojo, Rose y Joshua observaron al pelirrojo quien miraba absorto descansar a su amiga.
Ahora el personaje en jaque era él.
Continuará…
