TODOS LOS PERSONAJES PERTENECEN A JK. ROWLING
BUENA LECTURA.
Frente a ti: Recuérdame
2° TEMPORADA
Capítulo Veinte
"El atacante"
Perdió el conocimiento…
Se dejó cobijar por los brazos de su padre mientras intentaba apaciguar el intenso dolor que sentía en el centro de su pecho, estrujando su corazón y quitándole la respiración de manera tortuosa. Sopesar la mínima posibilidad de perderla para siempre le abrumaba y le hacía temblar de pies a cabeza, impidiéndole pensar con claridad y conservar la calma porque sin ella sencillamente no podría continuar en ese camino.
Mordía la rabia al recordar su sonrisa hace unos minutos cuando nerviosamente le confesaba estar embarazada, como si fuese una niña pequeña, sonrojándose a más no poder intentando explicar lo inexplicable y recibiendo esa sonrisa llena de alegría que calentó su corazón. Esa ínfima felicidad había quedado sepultada después de presenciar un nuevo episodio de su madre, sufriendo por el sinfín de recuerdos que regresaban a una velocidad asombrosa, su rostro se torció en una mueca de dolor y su respiración se volvía cada vez más pesada.
A lo lejos escuchaba la discusión de Harry y su novio sobre buscar a Rafael, desesperado por buscar una solución a esa maldición y liberar a su madre de las garras de ese sujeto. No obstante, comprendía que hacerlo podía significar caer en una trampa de ese mago y por ningún motivo cederían a los sucios trucos del hombre que asesinó a Ginny, sin duda, todos tenían motivos suficientes para perseguirle hasta el último confín del mundo pero tampoco podía sacrificar a más seres queridos.
Deshizo ligeramente el abrazo con su padre para observar a Harry plantarse junto a Luna y Mike, parecían exhaustos por el trabajo pero también desanimados por haber conseguido tan poco. Conocía lo suficiente a Luna y a su amigo para asegurar que hicieron todo lo posible para mantenerla consciente y sin duda haber perdido esa posibilidad les dolía como a nadie.
-No despierta… - Vociferó Luna sin mirar a nadie en particular – Volvió al estado de hace unas semanas…
-Fue bastante rápido – Habló Mike limpiándose el sudor de la frente – Fue imposible aplicar los hechizos para controlar el estado de inconsciencia, volveremos a intentar con pociones y otros hechizos pero es complicado.
-¿Cuándo despertará? – Inquirió James frunciendo el ceño – Semanas…
-No es seguro.
Su novio se acerca hasta ella para abrazarla con fuerza y susurrar palabras de aliento, pidiéndole paciencia y tranquilidad por el bien suyo y del bebé. Asiente intentando recuperar el control de sus emociones, no puede desfallecer y mucho menos llevar la situación hasta el límites, después de todo, existe una criatura que depende de ella.
Se aferra a los brazos del auror sintiendo las piernas débiles y murmura ayuda lo suficientemente audible para que éste le sujetase para llevarla hacia una silla, suspira para normalizar su respiración y controlar la fatiga que siente.
-Voy por una poción – Escucha la voz de Mike
-Respira cariño – Dice James sujetándole de las manos – Quédate conmigo, por favor – Suplico con preocupación
-Perdí fuerza, tranquilo – Se excusa Rose esbozando una sonrisa – Estoy bien.
-Sería mejor regresar a casa, dormir te ayudará – Comenta besando la frente de su novia – Volveremos en una hora.
-No, necesito quedarme – Niega la mujer recibiendo la poción de su amigo – No quiero dejarla sola.
-Al menos recuéstate por unos minutos – Recomendó el sanador – Puedo preparar una habitación continua y así descansas un poco. No estás sola, recuérdalo.
-Cariño – Suplica el jefe de aurores con preocupación – Hazlo por ambos – Añade colocando una mano sobre el vientre de la mujer
Cierra los ojos por unos segundos y asiente.
-Nos tomará una o dos horas tener un panorama detallado – Suspira Luna ligeramente alejada de todos, el pelirrojo asiente con un gesto ausente – No quiero aplicar hechizos sin conocer exactamente lo que sucede, solo pido paciencia y que Harry controle sus impulsos, por favor.
-Descuida, hablaré con él – Asintió el hombre sin despegar la mirada de su hija siendo cargada sutilmente por su novio, suspira - ¿Cómo está Rose? – Indaga posando la mirada sobre Luna.
-Calma, es normal – Susurra sujetando cariñosamente el brazo del hombre – Son situaciones de estrés pero con pociones y descanso estará fuerte.
-Puede continuar en servicio
-Su magia varía conforme el bebé crece, un poco descontrolada – Dice con nostalgia – Con los primeros meses se estabilizará y sin mayores problemas puede continuar trabajando pero con ciertos resguardos.
-Comprendo…
-Descuida… - Dice llamando su atención – James podrá convencerla.
-Eso espero.
-Puedes acompañarme con Joshua – Pide la rubia sacando por completo al pelirrojo de sus pensamientos – Necesito hablar contigo.
A pesar de la resistencia inicial, asintió.
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-Hazle saber que lo amas – Recordaba las palabras de Melissa la noche anterior, el extraño y repentino comportamiento comenzaba a intrigarle pero la mujer parecía tenía la respuesta – Cuando estuvieron solos, enveneno su mente.
No cabía duda alguna.
Cuando regresó junto a Harry y Natalie pudo sentir el tenso ambiente generado por ambos, dispuestos a enfrentarse y sacar lo peor de ellos, sólo para arreglar cuentas del pasado pero también para colocar ciertas cosas en su lugar. No obstante, el retorcido discurso del sanador había envuelto al auror hacia conjeturas equivocadas, sembrando una incertidumbre y conclusiones que jamás existirían, porque en sus propios planes jamás estaría la posibilidad de regresar con el hombre que la agredió de tantas formas posibles.
¿Cómo podría regresar con el sanador? Si el pelirrojo frente suya había salvado su vida de tantas maneras y se había enamorado de él sin siquiera saberlo, si después de aquel primer beso sólo deseaba volver a verlo y besarlo como la primera vez. Nunca podría regresar con quien prometía maltratos y engaños, cuando su mejor amigo regresaba con esa sonrisa y brillo en los ojos que cautivaría a cualquier mujer.
Cerró la puerta tras suyo mientras observaba a su amigo caminar hacia la cama de Joshua y suspirar imperceptiblemente, presintiendo otra razón para el comportamiento del pelirrojo; Joshua. Podía recordar los ataques de celos Owens propiciados cuando el pequeño niño pasaba tiempo con el pelirrojo, y siempre desde que tuvo memoria, él y Ronald discutían por el niño siendo el primero quien se encargaba de recordar al segundo quien era el padre.
Se acercó hacia el pelirrojo para colocarse junto a él y sujetar su mano.
-Recuerdas el pequeño conejo de peluche… - Susurró impidiendo que soltase su mano, guardó silencio – No aceptó el dinero que le ofrecí y uso el suyo… - Sonrió sin quitar la mirada de su hijo – Ni siquiera alcanzaba para comprar el peluche pero el dueño se hizo el desentendido, tenía cuatro años.
Sintió a su amigo relajar el apretón de manos.
-Estaba tan emocionado por regalártelo… - Continuo sin poder evitar reír sutilmente. De reojo, observó a Ronald sonreír – Que lo dejó caer en el umbral de la cocina cuando intentaba ocultarlo detrás suyo, se sentía orgulloso.
-Luna… - Susurró el hombre con voz ronca.
-Con su propio dinero había comprado un regalo para su tío favorito – Continuo girándose para mirarle a los ojos y suspirar – En el día del padre.
Su mirada se quebró y se obligó a restregarse las lágrimas pero ella lo hizo por él, suavemente y sin prisas para acariciar sus mejillas y barbilla, borrando cada gota de inseguridad o miedo por considerarse inferior ante una basura como su ex pareja. Sostuvo su mirada para transmitirle cuán importante era para ella y sobre todo para el chico dormido en la cama, no sólo como un tío o el mejor amigo de la mamá, sino como el padre que siempre debió ser y que a pesar de no compartir la misma sangre, el cariño y amor que sentían pesaban más.
-Nunca dudes… - Habló sujetándole el rostro con apremio – Ni por un segundo, lo que siente por ti – Aseguró mirando de reojo a Joshua – Y el lugar que ocupas en su corazón, por favor.
-Sé que soy importante, su amigo y…
-Su padre… - Cortó Luna – El que siempre debió tener.
El pelirrojo desvió la mirada hacia el chico, conmovido por las palabras de Luna y de seguro idénticas a las de Joshua.
-Eres mejor que él – Susurró contra sus labios. Ambos temblaron por la cercanía – Nunca volvería con él, lo sabes – Subió ligeramente la mirada hacia sus ojos – Eres el hombre que amo.
Casi por instinto el pelirrojo envolvió su cintura con los brazos, acercándose peligrosamente, pidiendo permiso para besarla y así lo hizo cuando acortó la distancia e inicio el beso. El bálsamo necesario para las heridas y alejar cualquier tipo de pensamiento que atentará contra su felicidad, deseando retener ese tiempo y guardarlo para siempre.
Las palabras de Eric Owens se esfumaron del corazón del pelirrojo, permitiéndole saborear los labios de la rubia, y así cerrar para siempre las dudas sobre el amor de la mujer que tenía en brazos y del chico que yacía dormido cerca de ellos. Aquella mujer de la cual se enamoró hace tantos años y del entonces pequeño niño que conquistó su corazón con cada risa, gesto y pequeños regalos como ese peluche que conservaba, celosamente guardado en el cajón de su escritorio.
-Esto lo escribió mamá… - Recordó el pelirrojo leyendo la pequeña tarjeta pegada al peluche, sonrió - ¿te gusta? – Interrogo con timidez.
-Claro que sí, Josh – Soltó sonriendo – Yo también los quiero mucho.
Enredo los dedos entre los cabellos rubios de la mujer sin poder evitar sonreír entre los besos, emocionado por sostener a la mujer que amaba y poder alejarse de todo ese pasado que le mantuvo prisionero por tantos años, sumido en la tristeza y la nostalgia sobre un futuro que hoy podía formar junto a Luna.
-Vaya vaya – Escucharon en apenas un susurro, se giraron hacia la cama donde Joshua les miraba – Saben, hay otras habitaciones disponibles.
El rostro de los adultos se encendió.
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-Sois delicados… - Decía Joshua sin borrar su sonrisa, observando el sonrojo de su madre mientras le revisaba – No soportan una inocente broma…
Apenas abrió los ojos les observo besarse como si el mundo fuese a terminar y nada importará a su alrededor, el cariño y amor contenido por años salía a la luz para quedarse entre ambos y sin duda lo agradecía, porque la brillante mirada de su madre y tío le llenaba de alegría y tranquilidad.
-Auch! Mamá… - Soltó sintiendo el brazo arder; la aguja había sido retirada con pequeños rastros de sangre, frunció el ceño – Perdí sangre…
-Mucha – Contesto haciendo una mueca – Recibiste sangre de casi todos…
-¿Quiénes todos? – Inquirió inquietándose bajo las sábanas – Acaso él…
-No, él no – Negó sonriendo con tranquilidad – Lo hicieron James, Harry, Ron y Natalie. – El auror se giró hacia el pelirrojo quien sonrió
-Gracias – Dijo con sinceridad
-De nada – Negó Ronald – Nos preocupamos por ti, tuvimos que quitar los hechizos de seguridad y de rastreo para estabilizar tu magia.
-¿Qué dices? – Preguntó alzando las cejas - ¿Cómo consiguieron el hechizo?
A su pregunta recibió un gesto de suficiencia del auror.
-Crees que Natalie habría guardado su secreto, estando tú en riesgo – Acusó riéndose del chico, el aludido bajo la mirada con timidez – Le pidió a Luna quitar el hechizo de rastreo. – Añadió señalando con la cabeza a la mujer quien terminaba de escribir.
-No era un secreto…
-Bonito detalle… - Suspiró la rubia observándole determinadamente – Pero debiste ocultar tú magia.
-No debieron retirar los hechizos – Dijo él cambiando el tema – Es peligroso…
-Le dije que te enojarías pero insistió en hacerlo, eres importante para ella – Comentó sonriéndole – Cuando te recuperes podrás hacerlo de nuevo.
-¿Quién dijo que lo haría? – Inquirió cruzándose de brazos en un gesto ofendido – Ni siquiera entiendo porque utilizaron mi varita.
-Cuando caíste producto del ataque… - Contó el pelirrojo – Todos en casa percibimos como los hechizos bajaban, incluso Natalie sintió el hechizo de rastreo disminuir su efecto y luego nos enteramos de lo sucedido por medio de James.
-Lo único que permitió salvarte, precisamente fueron los hechizos – Suspiro la mujer sujetando la mano de su hijo con cariño – Sin ellos, no sé qué hubiese pasado. – Expresó con preocupación y miedo en su voz.
Joshua cedió ante la mirada de su madre y sonrió ligeramente.
-Bueno… - Musito él – De algo sirvieron los hechizos y pude aferrarme a algo.
-O alguien… - Susurró Ronald mirando hacia el techo.
-¿y ustedes? – Inquirió entrecerrando los ojos. Ron y Luna intercambiaron una mirada, suspiró – No soy un niño, puedo entenderlo.
-Eh… - Balbuceo el pelirrojo – Somos… - Duda, se amaban pero no tenían definida su situación
-Nosotros… - Hablaba ahora Luna.
Joshua iba a interrumpir cuando de pronto la puerta se abrió.
-Luna los exámenes están listos – Señaló Harry ingresando junto a Natalie. Padre e hija detuvieron el paso apenas observaron al chico despierto, siendo la chica la primera en reaccionar y caminar rápidamente hacia Joshua, dudar por breves segundos, y abrazarle con fuerza sacándole un ligero quejido. – No pensé que funcionaría pronto – Soltó el moreno acercándose hacia sus amigos. – Casi un día.
-También nos sorprendió – Contó Ronald sin dejar de sonreír.
-Uno o dos días y podrá salir – Suspiro la rubia acercándose hacia el ojiverde – Voy con Hermione.
-Gracias – Dijo el hombre preocupado por su esposa. No obstante, observar a Joshua despierto y visiblemente mejor les daba tranquilidad y esperanzas – No todo es malo.
-Claro que no – Repuso el pelirrojo desviando la mirada hacia el chico, parecía absortó en los brazos de la pelirroja – Rose…
-Con James – Dijo tranquilamente mirando de reojo a su amigo – Hablaste con ella.
-Algo así.
Entrecerrando los ojos, el moreno le devolvió la mirada.
-¿Qué significa eso? – Preguntó intrigado alzando ligeramente la voz. Ambos jóvenes les miraron – Hablaron o no…
-Potter… - Masculló Ronald sintiéndose observado.
-Se besaron… - Acusó el auror sobre la cama. Harry alzó las cejas con picardía – Cuando desperté estaban besándose.
-Se hicieron novios – Soltó el moreno con sorpresa. Su amigo dudó por breves segundos – Dime que… no me digas que… - Balbuceo frunciendo el ceño, el aludido le devolvió la mirada confundido – No le dijiste nada, cierto.
-Nos interrumpió él – Se excusó Ron señalando hacia el chico quien se hizo el ofendido – No pude reaccionar, sólo la besé cuando me dijo que me amaba.
-¡Enserio! – Exclamaron todos – Sigues siendo un desconsiderado… - Soltó el ojiverde golpeando de su amigo – Anda y búscala.
-Está con Hermione…
-Camina… - Suspiró el moreno empujando a su amigo hacia la puerta – Dile lo que sientes, punto.
-Lo haces ver fácil – Repuso observando por sobre su hombro – Me lo dice quien demoró casi veinte años.
-No andas muy lejos, Ron.
Y entre empujones los hombres salieron de la habitación.
-Llegamos a pensar lo peor – Dijo Natalie rompiendo con el silencio – Resultaste gravemente herido.
-Estoy mejor – Susurra acariciando inconscientemente la mano de la chica – Gracias por haber donado sangre.
-Después de lo hiciste en la academia es lo mínimo – Dijo pensativa – El hechizo de rastreo finalmente te ayudó en la recuperación.
-Sí. Siento haber colocado ese hechizo sobre ti, si tu permiso – Acotó bajando la mirada con timidez – No debí hacerlo pero estaba preocupado por ti.
-Ya no importa – Susurró pensativa – Si hubiese estado en tu lugar, también lo habría hecho sin pensarlo dos veces… - Confesó conectando la mirada con el auror – No puedo sopesar la idea de perderte, Joshua.
-Natalie…
Se había mantenido sentada a orillas de la cama del auror sin soltar su mano y ligeramente inclinada hacia él, y acortando dicha distancia, estuvo a un palmo de su rostro mirándose a los ojos, expectantes al siguiente movimiento. Se prometió decirle la verdad apenas despertara pero hacerlo realidad era más difícil de lo que pensaba, temía quebrar la delgada línea de la amistad y destruir un lazo fraterno con quien había compartido tanto en tan poco tiempo, porque de manera inexplicable el hombre frente suya se había convertido en su confidente y mejor amigo.
Mejor amigo con quien se había besado. Mascullaba su mente con ironía y burla, delineando lo ocurrido con su padre y tía hace algunos años, disfrazando ese lazo de fraternidad con la complicidad e intensidad de una amor un poco más profundo y firme a una simple amistad. Y con el temor propio de perder lo que más amaba, terminó por sellar sus labios con el auror, quien correspondió el beso con la misma intensidad, afianzando el agarre de sus manos y con la otra sujetando su mejilla con cariño.
-Te amo… - Soltó de pronto la pelirroja interrumpiendo el beso. Joshua dio un bocanada de aire y le miro a los ojos – Lo he pensado y sé que es apresurado decirlo pero…
-Yo igual te amo – Afirmó el chico callando la divagación de la chica – Solo lo sé y es suficiente.
Y ésta vez fue Joshua quien se acercó para besar a la pelirroja y dar por zanjado aquel absurdo dialogo entre ambos, cuando en realidad las palabras sobraban y debían dejarse llevar lo que en realidad sentían. Paradojamente, las personas que amaban habían percibido su evidente atracción mucho antes de que ellos mismos lo hicieran, esperando el momento indicado para intervenir y preguntar sobre sus sentimientos.
En su mayoría, acertaron.
Sería extraño decir que eran pareja porque la chica tenía una relación con el sanador del hospital y el auror sería una especie de amante oculto. No obstante, intuían de que el camino no sería fácil para estar juntos y conseguir la estabilizada de la cual cualquier pareja se jactaría pero estaban dispuestos a esperar el tiempo necesario para estar juntos.
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-Entonces… - Susurraba sin despegar la mirada de Luna – ¿Qué sucede?
-Efectivamente está inconsciente – Dice la mujer pensativa – No hay muchas opción, salvo esperar.
-Podríamos intentar con algunos hechizos pero sería inútil – Se explicó Owens cerca de los amigos. A pesar de la situación, el pelirrojo torció el gesto y Harry amagó una sonrisa.
Entre broma y broma los mejores amigos habían llegado la habitación de la castaña para hablar con la rubia, no obstante el humor del pelirrojo termino cuando vio a la ex pareja de su amiga junto a ella.
-Estará bajo observación – Suspiró Luna dejando de lado algunos pergaminos – No puedo asegurar el tiempo permanecerá así, podría ser igual al anterior o incluso menos.
-Si desean pueden quedarse… - Aclaró Eric – Recuerda la reunión que tenemos con los especialistas y tocaremos este tema.
-Sí – Susurró la mujer observando al sanador hacer un gesto de despedida. De reojo, Ronald fruncía el ceño y suspiro – Volveré en una hora… - Añadió acercándose hacia el auror.
Sin previo aviso, besó al pelirrojo.
-Eh! ¿Cuál es el incendio? – Inquirió él apoyándose sobre el escritorio, su mejor amigo había llegado después de azotar la puerta de la oficina que compartían – Ron…
-Volvió con él, puedes creerlo – Escupió sacándose la túnica para aventarla contra la silla, parecía frustrado y muy molesto por la decisión enésima de Luna por continuar su relación con el padre de su hijo – Volvió con ese imbécil después de que él le rogó y juró no volver a engañarla, maldito.
-Es decisión de ella… - Vociferó alzando las cejas – Y es el padre de su hijo.
El pelinegro había recibido una herida mirada de su amigo.
Y también pudo percatarse de los celos que sentía cada vez que la mujer volvía a los brazos de su pareja, sin importar la discusión o malos tratos, siempre terminaba con él. Siempre recordaba la frustración del auror, perdiendo los nervios por ver a su amiga con el sanador a los pocos días, felices y como si nada hubiese pasado, molesto porque la mujer seguía con otro.
Sin dejar de sonreír observó a la pareja besarse y luego desviar la mirada hacia la castaña; ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con ella pero podía sospechar que la castaña tenía presentimientos con su entonces esposo, siempre preocupado y atento a lo que pudiese necesitar la rubia y su hijo. Nada había sido como el juego de ajedrez y las piezas tardaron demasiados años para acomodarse y funcionar como siempre debieron ser.
-Sois novios… - Vociferó después de quedarse solos. El pelirrojo le devolvió la mirada – Felicidades hermano.
-Gracias – Susurró bajando la mirada hacia Hermione – Ojala estuviese despierta para saberlo.
Él lanzó un suspiro.
-Si la situación fuese al revés… - Meditó jugando con unos instrumentos de trabajo de la castaña – Haría un escándalo pensando que le engañas conmigo o alguien más.
-No exageres… - Bufó arrebatándole un frasco de vidrio. Hace pocos minutos, Ronald había ido a la estación del tren para retener o despedirse de la rubia – Son amigos y se quieren mucho, igual que nosotros. – Sentenció mirándole a los ojos.
-Claro.
Movió la cabeza sin poder evitar sonreír y luego mirar hacia su amigo.
-Posiblemente… - Dudó entrecerrando los ojos – Siempre lo supo.
-Volverá con nosotros…
-Antes debemos encontrar la manera de ingresar… - Suspiró el moreno
-Sabes que James prefiere esperar – Acotó Ron preocupado – Y más cuando Rose está en estado, no expondrá a su novia e hijo.
-Lo sé – Murmuro pensativo conociendo cuán importante era Rose para su hijo – Quizás quiera contener la situación.
-En cualquier caso, será difícil.
Se quedaron en silencio por algunos minutos hasta que James se asomó por la puerta.
-Siguen aquí – Suspiró el auror. Ambos aurores se miraron – Vamos al ministerio, hay novedades.
No necesitaron segundas órdenes y siguieron al jefe de aurores hacía un lugar seguro, tomaron un trasladador y se aparecieron en el ministerio. En el amplio salón se toparon con el gentío que caminaba de un lado al otro, agitados y con expresiones preocupadas, y cuando les vieron, agravaron el semblante para después continuar con su trabajo, escucharon cuchicheos alrededor suyo mientras avanzaban hacia los ascensores.
-¿Qué ocurre? – Inquirió Harry observando el tenso ambiente – James…
-Mills me dijo que hay movimiento – Susurró ingresando a los ascensores – No sólo en la zona sur, todos los puntos anteriormente atacados, se mueven.
-¿De qué hablas? – Inquirió Ron sintiéndose asfixiado por el encierro. James suspiró – James…
-Van a comenzar con el ataque.
Una extraña sensación de vacío atravesó a ambos hombres.
-¿Qué sucederá con todos en el hospital? – Preguntó balanceándose en el ascensor. Su sobrino hizo una mueca
-Reforzamos la seguridad – Aclaró el aludido – Recuerda que mi novia e hijo están allí.
-Siendo así, no podemos alejarnos – Dijo Harry preocupado – Todas las personas que amamos están allí.
-Papá, debemos armar un plan – Se defendió – Confía en mí.
A pesar de las dudas, asintieron.
En el cuartel de aurores se respiraba la ansiedad y preocupación por la información recientemente recibida, la mayoría corría de un lado hacia el otro para verificar datos o información extra. Fueron pocos quienes se dieron cuenta del regreso del pelirrojo y se atrevieron a saludarle con rapidez para luego continuar con su labor, el tiempo se hacía escaso y debían moverse rápido.
-Hay excesiva concentración en estos puntos – Decía Remus apenas ingresaron a la oficina de James – Es probable que sepan la situación.
-¿Cuál situación? – Preguntó James observando a Melissa y Teddy intercambiar una mirada – Remus…
-El hospital… - Dijo Melissa – Se movieron desde Hogwarts y Hosgmeade hacia ese punto, nosotros estamos rodeados con equipos desde la zona sur y otros puntos.
-Concentraron el ataque dependiendo de nosotros – Aclaró el hombre lobo con preocupación por la jugada de Rafael – Esperaba el momento oportuno para atacar y lo está haciendo.
-¿Cómo obtuvo esa información? – Inquirió el ojiverde – Según entiendo hemos pedido discreción y nadie sabe de Ron.
-Rastreamos el patronus que salió desde el hospital hacia Rafael – Suspiró Teddy – Le pedimos a Mel usar el hechizo por seguridad y para rastrear el lugar en caso de que la información fuese filtrada desde allí.
-Al parecer funciono – Menciono la mujer acomodándose el brazo vendado – Fue enviado ayer por la noche y durante toda la madrugada y mañana de hoy comenzaron a moverse.
-¿Quién fue? – Preguntó James con los hombros tensos
-Eric Owens – Soltó la aludida posando la mirada sobre el pelirrojo, Harry abrió los ojos con sorpresa – Usó el puesto del ministerio para filtrar información desde el cuartel y también desde el hospital, con Hermione convaleciente y los últimos ataques era obvio.
-Debemos regresar… - Vociferó el pelirrojo desviando la mirada hacia su amigo – No podemos dejarlo a solas con Luna o Hermione…
-No, espera… - Atajó Remus – El lugar es seguro, les tomará tiempo ingresar y podemos sacarlos de allí.
-Con Owens en ese lugar, nadie estará seguro – Bufó Ronald – Ese imbécil está obsesionado con Luna y puede hacerle daño.
-Estoy de acuerdo con él – Apoyó Harry – Nos encargaremos del hospital.
-No irán solos – Dijo James con el semblante contrariado – Llevaran un par de aurores para contención, refuercen la seguridad y si pueden saquen la mayor cantidad de personas.
-De acuerdo – Asintieron los amigos
Se acercó hasta su hijo para abrazarlo con fuerza, prometiéndole en silencio velar por la seguridad de su novia embarazada y de todos quienes amaban. Desvió la mirada hacia su amigo y pudo observar la misma determinación en sus ojos, después de todo, se trataba de su única hija y nieto y harían lo imposible por salvarlos.
Atacar a Joshua significó dejar por tierra la seguridad de la casa y su hija, impidiendo de que ésta sea un refugio en caso de emergencia. No importaba si ahora estaba bajo el cuidado de Harry u otra persona, ya habían vulnerado la defensa y podrían hacerlo cuantas veces fuera necesario. Así lo consideraron apenas salieron disparados de la oficina hacia las chimeneas, rogando por que estás siguiesen operativas y lograsen trasladarse sin mayores problemas hacia el hospital.
Y llegar hasta las personas que amaban.
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Su trabajo le hacía olvidar los malos ratos y relajarse.
Le hacía tragar el amargo sabor de la traición y el engaño de la mujer que amaba desde la adolescencia, el amor que sentía se esfumaba y daba paso hacia el dolor e incomprensión de dicho engaño, siempre pensó que tenía el amor de su novia y cualquier posible problema tenía solución después de una conversación entre adultos. Con el tiempo aprendió a sentir el compromiso de pareja y cultivarlo día a día pero también comprendía que los errores cometidos echaban por tierra cualquier tipo de cariño, sin importar cuanto se amaban, tropezar podía derrumbar todo aquello que construyeron juntos.
Aquel muchacho había retomado lo que él olvido por simple comodidad; cariño, comprensión y seguridad. Alimentaba la pasión y el cariño que él había reemplazado por celos e inseguridad, intoxicando una relación hasta el punto de echarle en cara todo aquello en lo que él falló y seguía fallando.
Hace tiempo la sonrisa y risas de la pelirroja eran de otra persona; y viéndoles sonreír con las manos entrelazadas daban cuenta de eso. Optó por cerrar la puerta y alejarse de esa escena para seguir trabajando, sin fuerzas para discutir o pedir explicaciones sobre situaciones obvias.
Apuntó la varita sobre la castaña para intentar por enésima vez, extraer el rastreo de magia que le llevaría hacia el autor del hechizo, todo parecía apuntar hacia Rafael pero debían confirmarlo por medio de la magia; observaba a la mujer tener pequeños espasmos y removerse entre las sábanas. No sabía a ciencia cierta si eran efectos del hechizo que aplicaba o porque estuviese despertando pero continuo examinando la magia, no quería interrumpir la reunión de Luna y mucho menos inquietar a Harry o a Rose.
Con el pasar de los segundos, la magia pululaba por la habitación y comenzaba a rodear su brazo.
El joven sanador tuvo un mal presentimiento de esa acción.
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-Esconde a los menores – Escuchaba a su esposo entre los gritos de terror, el castillo estaba siendo atacado por desconocidos y refugiar a los alumnos era prioritario para los profesores – Trataré de distraerlos.
-Ten cuidado – Dijo besando sus labios con urgencia – Te amo.
-Y yo a ti – Respondió dándole un segundo beso y luego salir corriendo hacia el pasillo.
Congregó una buena cantidad de estudiantes para luego dirigirse hacia los pasillos que conducían hacia el pueblo, buscando la seguridad de los niños y esperar a que los aurores llegarán para controlar la situación, desconocían el enemigo pero todo parecía obra de los mortifagos quienes hace cinco años habían desaparecido o escapado de Londres, hasta ahora.
Apenas el último estudiante ingresó al pasillo secreto, levantó un muro para evitar que alguien les siguiese y para cuando se disponía a regresar para ayudar a los demás profesores, un hechizo pasó rozando su mejilla. Cogió posición intentando repeler el ataque y lo hizo por algunos minutos hasta que finalmente fue desarmada.
Entre las sombras un nuevo hechizo rozó su cabeza y con sorpresa observó mechones de pelo salir disparados hacia la figura envuelta por la oscuridad y túnica negra. Quiso incorporarse del suelo pero la magia de ese sujeto le obligó a permanecer sentada y con la varita a varios metros detrás de ella.
-Llevadlo con nuestro jefe – Escuchó produciéndole un escalofrío. Aquel tono de voz se le hizo inmensamente familiar – Lo necesitará cuando se encuentre con Potter – Añadió provocándole pánico
-¡¿Qué harán con Harry?! – Expuso intentando zafarse del hechizo pero era inútil, su fuerza física no podía con la mágica - ¡Suéltame!
-Señora Potter – Dijeron acercándose lo suficiente para descubrir su rostro y esa sonrisa que tantas veces deseo borrar de un puñetazo – Su nuevo matrimonio le sentó fabulosamente bien, el trato de Harry le favoreció.
-Maldito cerdo… - Susurra sin bajar la mirada - ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Cómo puedes atacar a niños inocentes?!
-No me importan los niños – Negó sonriendo – Vengo a cobrar… - Añadió señalando con el dedo índice su cicatriz sobre el rostro, la misma propinada por el pelirrojo hace muchos años, y con justa razón – Y como la rata que siempre ha sido, vendrá por la presa…
Le apuntó con la varita sin borrar esa petulante sonrisa, la cautivante expresión que enamoró a Luna pero que también la condeno a la miseria y el maltrato, después de que todo explotó, su ex esposo había hecho lo imposible por alejar a ese sujeto de sus vidas y en especial de la de Luna y Joshua pero al parecer las cuentas del pasado regresaban y en compañía de quien sabe quién.
-Un solo rasguño y esa cicatriz será acompañada por un golpe – Escupió sin atemorizarse por la amenaza de Eric Owens. – Te lo prometo.
-Primero deberás recordarlo… - Soltó sorprendiéndola – Momentus recordo
Un dolor sobre la nuca le hizo caer al suelo y visualizar su entorno borroso, escuchaba los ecos de la batalla y las palabras de Owens que seguía dando órdenes.
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Mike observaba la magia pasar a través de él y sin pensarlo dos veces se giró.
-Owens… - Soltó sorprendido cuando observó la magia acumularse en el bolsillo derecho de su túnica y donde sobre salía el mango de su varita – ¿Qué demo….
Al segundo después, el cuerpo del sanador caía inconsciente producto del hechizo de Eric Owens.
Continuará…
