Capítulo 8
Bella 16 años
Hoy cumplimos 3 semanas en la casa del lago, tenía que admitir que habían sido las mejores semanas de mi vida, no recordaba ningún momento en el que hubiera sido más feliz .
Edward y yo , éramos tan cercanos, nuestra relación había crecido y poco a poco iba madurando. Aún no había declaraciones, pero estaba segura que él estaba tan enamorado cómo yo, sus acciones me lo decían todo el tiempo, los besos de buenos días, de buenas noches y de medias noches ahora que compartimos habitación, sus suaves caricias cuando nos sentábamos a ver una película o a leer, sus palabras tiernas, la manera en la que sonreía cuando veíamos el atardecer o la manera en la que me miraba, cómo si nadie más en el mundo existiera.
Lo amaba tanto, antes de él había creído que un amor tan intenso era imposible. Quería demostrarle mi amor a Edward de otra forma, una forma que encendía fuego en mi interior cada vez que nuestros besos se volvían intensos y sus manos viajaban más allá de los límites de mi blusa o de mis shorts. Edward no me presionaba en absoluto, de hecho cada vez que rebasaba sus límites me alejaba caballerosamente, pero no era tan ingenua, había hablado por teléfono con Jess.
—Bella los hombres tienen necesidades— había dicho con experiencia— Quizás ahora se conforme con simples besos, pero pronto va a necesitar más, al igual que tu.
—Pero no se que hacer— confesé avergonzada
—No es una gran ciencia, déjate llevar por tus instintos, deja que el te guie, que te muestre lo que le gusta.
—Estoy nerviosa
—No tienes que hacerlo si no estás lista— me recordó
—Lo se, estoy lista, yo quiero esto— dije con convicción
Sabía lo que él quería, lo que yo quería, solo necesitaba ser valiente y luchar por ello.
Edward se removió en mis brazos, anunciando cómo cada mañana que había despertado. Después del desayuno como todos los días Edward me preguntó que quería hacer.
—¿Vamos a tomar el sol?— propuse, estaba cansada después de un día entero de caminata alrededor del lago.
—Lo que tu quieras, ¿me puedo llevar mi laptop?— pregunto apenado
— Claro, ¿por que no?
—Tengo que revisar unas cosas de la empresa— explico— si te molesta las puedo revisar en la tarde cuando regresemos— propuso
—Descuida, entiendo, no puedes simplemente desaparecer, ellos también te necesitan
—Excelente, voy por mis cosas y te veo en 5— Se levantó de la mesa, me dio un beso corto y se fue a la habitación que ahora compartimos, aproveche para ir a la biblioteca por un libro.
Minutos después íbamos camino a los camastros que estaban en el muelle, Edward se acomodó, sacó su laptop, comenzó a revisar correos y no sé qué más, se perdió completamente en su trabajo. Mientras que yo estaba muy nerviosa, para hoy había elegido el traje de baño negro, el más revelador que había comprado, una cosa era saber que a Edward le gustaba mi cuerpo por la forma en la que lo acariciaba pero otra muy diferente era que le gustara visualmente.
Con manos temblorosas, me saqué el vestido de gasa que me cubría, dejando expuesto mi cuerpo, él ni siquiera se inmuto estaba muy concentrado en su trabajo, eso me hizo sentir más insegura, ni siquiera era suficiente para que volteara a verme. Con decepción me dejé caer en el camastro, trate de leer pero no pude concentrarme, el movimiento de sus manos tecleando furiosamente o despeinando su cabello me distraía, me hacía preguntarme cómo se sentirían sobre mi.
Necesitaba calmarme, quizás una copa de vino me ayudaría, saque el vino de mi bolso y las dos copas, no le pregunté a Edward si quería, solo le serví una copa y se la di.
—Gracias— dijo viéndome por primera vez
—De nada— me tome todo el vino de mi copa de golpe
—¿Estás bien? te noto un poco nerviosa— dijo apartando la laptop de su regazo.
—Estoy bien, ¿por que lo dices?— trate de calmarme, relajando mi postura
—Porque te tomaste el vino de un trago— dijo saboreando el vino a diferencia de mi
—Solo tenía sed— me excuse
Era mi momento, tenía que actuar, hacer algo, quizás nadar, liberar energía, me levanté de mi asiento, vi la cara de sorpresa de Edward, sus ojos me recorrieron lentamente de arriba a abajo de ida y vuelta, sentí escalofríos en mi espalda ante su mirada, esperaba que esa fuera una buena señal. Me dirigí al lago y me arroje
—¿Vienes?— le pregunté cuando ya estaba en el agua.
No me contestó, pero vi como se quitaba la playera y las gafas de sol, se arrojó elegantemente al agua, apareciendo a unos metros de mí, cómo un imán lo abrace y lo bese, él respondió a mi beso, tomo mis piernas y rodeo su cintura con ellas, no pude evitar soltar una risa, me encantaba que él me necesitara tanto cómo yo a el.
Sus labios viajaron a mi cuello, al principio me dio cosquillas, pero pronto algo dentro de mí se encendió, me estaba quemando, necesitaba algo y no sabia que era. Edward se alejó de mí y nadó unos metros, estaba desconcertada, lo necesitaba, nade hasta donde estaba y nuevamente aferre su cuerpo cerca del mío.
—Me encantas— me susurro al oído, antes de besarme nuevamente.
Edward nos llevó hasta la escalerilla, me empujó alentándome a subir al muelle, así que lo hice, cuando los dos estuvimos nuevamente frente al otro, unimos nuestros labios de manera frenética. Él me llevó hasta uno de los camastros, donde sus manos recorrieron mi cuerpo dejando una sensación de alivio momentáneo para mi piel que estaba en llamas.
—¿Puedo?— preguntó Edward con una mano sobre el broche de mi brassiere, no podía hablar tenía un nudo en la garganta, me limité a asentir, él prácticamente me arrancó el brassiere.
Nuestros besos comenzaron a subir cada vez más de tono, ya no se limitaban a mis labios o mi cuello, ya eran directamente sobre mis pechos, haciendo que no pudiera contener los gemidos que luchaban por salir de mi boca.
—Me gustas… me gusta …verte… cuando …. estás… distraída …me gusta … verte …cuando hablas …de algo… con tanta… energía …que contagias… me gusta… escuchar… tu voz… cuando…me… llamas…. en... tus…sueños…me gusta… tomar …tu mano… me gusta… ver esos …hermosos ojitos … que tienes... sin …. duda… hay… tantas… cosas … que me… gustan… de ti…., y … que … en … verdad… no… puedo… seguir… ignorando…Pero… se que… estoy…a tiempo… y espero… que tu …sepas… que …te robaste… mi corazón… desde… hace… tiempo— Me dijo Edward entre besos.
Mierda, ¿eso significaba que me amaba?, ¿me amaba de verdad? o solo lo decía para obtener lo que quería de mí, cómo decían las monjas, sus palabras se podrían traducir a un "Te amo", pero y si no era así ¿y si solamente era mi necesidad de ser amada? Nadie además de mis padres me había amado en mi vida y eso fue hace mucho, tanto que a veces no estaba segura si fueron reales, a veces cuando trataba de recordar a mi padre lo único que aparecía en mi mente era una imagen distorsionada y su voz… ya no recordaba su voz o la de mamá con claridad, a James.
¿Y yo lo amaba? o simplemente había estado sola por tanto tiempo que me aferre a la primera persona que me tendió la mano, sabía que haría lo que fuera, para que el no me alejara de su vida, pero cuando lo conocí jamás imaginé que llegaríamos tan lejos, el simplemente parecía una de mis locas imaginaciones. Yo vivía una situación complicada y lo que menos esperaba era que el amor o lo que siento por él tocara a mi puerta. No era buena ni santa, pero al menos siempre trataba de ser sincera conmigo misma.
No podía decidir si lo amaba o no, ¿entonces debería parar?, eso sería lo correcto.
Me sentí muy abrumada por mis pensamientos, sus palabras, las sensaciones. No podía hacer esto, necesitaba pensar, empuje a Edward, vi su cara de confusión pero en este momento no podía ni hablar, necesitaba pensar.
Tomé mi vestido tratando de cubrirme y comencé a correr hacia la casa, escuchaba como Edward me llamaba, pero no pare, necesitaba aclarar mi mente, entré a mi habitación, cerré la puerta con seguro.
Un baño, me ayudaría a calmarme, me metí en la tina, sin importarme que el agua estuviera helada, tome un par de respiraciones y comencé a pensar: Edward y yo éramos tan diferentes, éramos de mundos diferentes, él era aventurero, yo era más tímida, miedosa, más tranquila, él tenia los pies bien puestos en la tierra, dispuesto a conquistarla, mientras que yo ni siquiera estaba segura de estar en la tierra.
Él necesitaba alguien igual de valiente que él, dispuesta a comerse al mundo entero, yo simplemente lo detendría, arruinaría las cosas, cómo lo hice con mi familia, mi familia, los extrañaba terriblemente, cada vez estaba más lejos de ellos y más cerca de olvidarlos, daría lo que fuera por un momento junto a ellos, ver la sonrisa de mi madre, los amorosos ojos de mi padre, una última pelea con James.
—Isabella— mis sollozos se vieron interrumpidos, por golpes en mi puerta— Isabella— tome una toalla y salí de la bañera, la puerta aún estaba cerrada, pero los golpes no cesaban— por favor habla conmigo, ¿estás bien?— su voz escuchaba desesperada, me dirigí a la puerta y me senté, no podía ni siquiera verlo a la cara, me sentía sumamente avergonzada por mi comportamiento —Lamento mucho si te presione, si te molesto lo que dije, háblame por favor, háblame, yo te puedo entender— me rogó desesperado
—Tal vez no me entiendas— comencé, el merecía una explicación— necesitarías estar en mis zapatos para poder comprender todos los demonios que se encuentran dentro de mí y que muchas veces me frenan a entregarme por completo— no pude contener los sollozos por más tiempo— Me asusta verte tan positivo, con esas ganas de comerte al mundo. Yo soy temerosa, y debo aceptar que muchas veces me siento temerosa ante ti; no me lo tomes a mal, simplemente me da miedo salir lastimada de todo esto. A veces no estoy segura de lo que quiero y mis pensamientos me complican la existencia; tampoco está en mis planes lastimarte— trate de explicarme lo mejor que podía, esperaba que él comprendiera.
—Nena, hablar de amor siempre es complicado— su voz era tan paciente que me dio esperanza, quizás no lo había arruinado por completo— sobre todo cuando has pasado tanto tiempo sola, has vivido una relación complicada o simplemente nunca te has enamorado. Por eso, te pido que me entiendas un poco se que no es fácil…
—Cada día te conozco más — lo interrumpió, las palabras salían de mi boca, sin control— y experimentó un sinfín de emociones contradictorias a veces me asustas— confesé— otras me sorprendes, la mayor parte del tiempo me enamoras, pero también suelo preguntarme "¿qué hago aquí?". Yo no me quería enamorar, no estaba planeado; he estado tanto tiempo sola y no sé cómo vivir en una relación, cómo ser cariñosa, cómo actuar contigo. Acepto que no quiero ser la chica que no quiere enamorarse, al contrario, quiero sentir el amor y entregarme por completo a ti , pero me da miedo. Tengo miedo de salir lastimada, de quedar nuevamente en las ruinas; de entregar mi corazón que tanto me ha costado sanar, y que me lo regresen hecho añicos otra vez. En el tiempo que llevamos juntos me has hecho sentir cosas que no creí volver a experimentar, y sé que a tu lado puedo vivir nuevas aventuras, puedo sentir nuevas emociones— deje salir todo de mi sistema, necesitaba ser honesta, me había contenido por demasiado tiempo
—Cariño, lo entiendo, más de lo que las palabras pueden expresar, a mi también me han roto el corazón— trato de consolarme— y por eso mismo te prometo que jamás voy a lastimarte, por favor déjame entrar, yo... — ¿de verdad lo entendía o solo trataba de hacerme sentir mejor?
—Ne..
—¿Señor?— la voz de Sue me interrumpió
—¿Que pasa Sue?— escuché por primera vez como Edward le gritaba a alguien y no fue muy grato. Me asustó bastante, era mi culpa, lo había hecho enojar
—Su hermana Alice está abajo necesita hablar con usted— su hermana jamás había conocido a nadie de su familia, algo raro considerando que llevábamos mucho tiempo viviendo juntos
—Dile que ahora mismo estoy ocupado en algo sumamente importante, que la llamó después o que espere— ¿Por qué despreciaba a su hermana de esa manera?¿era por mi?
—EDWARD CULLEN BAJA O SUBO POR TIIII!— se escuchó el grito de una mujer, era su hermana, por un momento quise abrir la puerta, correr escaleras abajo y presentarme, ¿pero que le diría?¿soy Isabella, la huérfana que tu hermano adoptó vaya a saber dios por que?
—MALDITASEA ALICE NO GRITES— le gritó Edward de vuelta, jamás lo había escuchado maldecir, era toda una novedad.
—PUES BAJA, MALDICIÓN— he de admitir que tenía carácter, para gritarle a Edward de esa manera y además maldecir en su presencia, él lo odiaba
—Isabella dame un minuto, no creas que tu y yo ya terminamos— me dijo con un tono de voz más calmado.
Deje que mis lagrima fluyeran libremente, si las contenía más tiempo iba a ahogarme, después de unos minutos, decidí que era suficiente, tenía que conocer a la hermana de Edward, me cambié rápidamente, y baje con la esperanza de que Edward aún no terminara de hablar con su hermana, la quería conocer.
Cuando bajaba las comencé a pensar con mas claridad, si Edward quisiera que conociera a su hermana, él mismo me la habría presentado, ¿no?, quizás él no quería que su familia supiera de mí, tenía que respetar su decisión, por más que me doliera y me rompiera el corazón. Me oculté en la biblioteca donde podía ver perfectamente la puerta del estudio. Después de más de hora y media se abrió la puerta dejando ver a una mujer hermosa de cabello negro y ojos esmeralda iguales a los de el, era obvio el parecido, caminaba como bailarina de ballet con tanta gracia, al mismo tiempo que imponía su presencia, me sentí tan torpe y tan simplona viendo su caminar.
Quizás por eso Edward no quería presentarme, no quería avergonzarse y a mi en el proceso, yo era tan simplona, torpe y sin poder o querer evitarlo, otra vez comencé a llorar, necesitaba irme a mi habitación no quería que Edward me viera tan patética, por hoy había tenido suficientes pataletas de mi parte, si quería que él me tomara enserio, tenia que comportarme cómo un adulta, madurar. Me quedé dormida apenas mi cabeza tocó la almohada.
