Capítulo 12
Bella 17 años
—Isabella te veo en mi estudio necesitamos hablar— dijo con tono autoritario, no me quedaba otra opción tenía que ir. Se dio la vuelta y con paso firme se fue a su estudio, mire a Jacke asustada.
—Recuerda que aquí estoy— dijo Jacob besando mi frente, solo asentí y entré al estudio con Edward.
Nos quedamos estáticos y en silencio unos minutos, sentía su mirada recorrerme de arriba a bajo, ya no se sentía como una caricia, si no todo lo contrario, era un juicio, no podía ni quería despegar mis ojos del piso, si lo hacía me quedaría atrapada en una laguna esmeralda en donde me ahogaría. El dio un paso hacia mí, me levantó la barbilla, obligándome a verlo era tan perfecto cómo lo recordaba, su expresión ya no era tensa, ni estaba enojado, de hecho me atrevería a decir que me miraba con ternura, deseche rápidamente esos pensamientos, por culpa de ellos había terminado en este lio.
—Estás más delgada— comentó distraídamente mientras acariciaba mi mejilla— no has dormido bien— acarició levemente mis ojeras— yo tampoco he dormido bien, no sin ti— cerré mis ojos esto era demasiado— mi cama es muy grande sin ti— no podía creerle, no me podía permitir creerle.
—¿Qué es lo que te sucede, Edward?— dije desconcertada al mismo tiempo que me alejaba de él, él me dejó ir. Su rostro cambió nuevamente, ahora era frío, distante, cómo si no estuviera realmente ahí.
—¿A mi?, ¿que te sucede a ti ?¿porque me retas?,¿por que te pones en peligro?— su tono era impersonal, lo había escuchado hablarle a la gente así, pero generalmente lo hacía cuando eran negocios.
—Yo no te estoy retando, ni poniéndome en peligro— me sentía tan pequeña frente a el, mi cuerpo estaba conteniendo los espasmos del llanto, pero no lo aria por mucho tiempo, necesitaba salir de ahí ahora, di otro paso atrás, acercándome más a la puerta.
—Andar en una motocicleta es ponerte en peligro— me explico cómo si fuera estúpida— y el pasearte por la casa con Jacob ¿no es retarme?— su expresión fría se desencajó por un segundo, pero rápidamente se recompuso.
—¿De verdad me vas a reclamar por Jacob?— pregunte indignada, ¿Cómo se atrevía?— ¿Recuerdas quién fue el que el que prometió cuidarme y tenerme paciencia, pero me abandonó para irse con una supermodelo?¿él que no me habló en 2 semanas? ¿el que olvidó mi cumpleaños?— todo salió de mi sin pensarlo— no tienes ningún derecho de reclamarme nada Edward
—Isabella yo no te abandone…
—A entonces ¿Cómo le llamas al irte sin decir nada?— lo interrumpí, había estado esperando 3 semanas para poder sacar la rabia y la tristeza de mi sistema— dejando solo una estúpida nota. Se que la cague, se que fue mi error, mi timidez e inexperiencia quién lo arruino, pero tu habías prometido tenerme paciencia ¿recuerdas?, confiaba en ti, de verdad lo hacía. Pero ante la primera dificultad te marchaste, me dejaste sin importarte nada, sin importarte mis sentimientos, cuanto te necesitaba. Pensé que la inmadura había sido yo, pero ahora que lo veo en retrospectiva el inmaduro eres tu, solamente me usaste, te divertiste un rato conmigo y cuando no obtuviste lo que querías te marchaste, fuiste a conseguir el siguiente juguete, uno mejor, uno que si te da todo lo que quieres— Su cara nuevamente se había desencajado, sus ojos encerraban tanto dolor que por un momento me arrepentí de mis palabras
—¿Eso es lo que piensas de mí?— su voz sonaba tan herida que por un momento quise abrazarlo, consolarlo—Si, es así, no hay más de que hablar— caminó hasta la puerta y la abrió para mi
—Es lo que tu me haces pensar de ti—suspire cansada
—Vete con él— me dijo herido cuando pase a su lado
—Y tú con ella— corrí del despacho de Edward, hasta mi habitación. Estaba agotada tanto física como emocionalmente, quizás había sido muy mala idea volver, prefería la soledad de la casa del lago, contrario a lo que había pensado el Edward de verdad era peor que su fantasma—No digas nada solo abrázame—Le dije a Jake que me miraba interrogante y así pase otra noche más llorando por Edward.
Edward 30 años
—Vete con él— las palabras quemaron mi garganta una a una conforme fueron saliendo
—Y tu con ella— no pude evitar la sonrisa amarga de mis labios, mi ángel tenía uñas.
Corrió de mi despacho en dirección a su habitación, donde él la estaba esperando, mierda, mierda, ella debería correr hacia mí, no a él. Sus palabras resonaron en mi mente acompañadas de sus ojos tristes, ella simplemente no tenía ni idea de lo que significaba para mí, de hecho pensaba todo lo contrario a lo que sentía, pero era mejor así, me facilitaba las cosas.
Me senté en mi escritorio, necesitaba una distracción, sacarla de mis pensamientos, pero simplemente no podía, yo mismo me torturaba, mi fondo de pantalla era una foto de nosotros en el lago, cuando éramos felices, cuando pensaba que esto podía funcionar, pero eso había cambiado tan rápidamente que ni siquiera había tenido la oportunidad de luchar por nosotros, era un cobarde, debería haberla escogido a ella sobre todas las cosas.
Casi sin ser consciente de ello, comencé con un whisky para calmarme, últimamente era lo único que me tenía bajo control, no quería volver a ser un borracho cómo cuando era adolescente, pero en este momento era justo lo que necesitaba. Amaba a Isabella, al igual que amaba a mi familia, esta era la mejor manera, así ambos estarán protegidos, trate de convencerme, podría cuidar de ella, hasta que pudiera valerse por sí misma y aun después de eso la cuidaría, siempre lo haría, ni ella ni mi familia tenían que sufrir por mi culpa.
Conforme el whisky entraba a mi sistema mis pensamientos fueron cambiando, mi convicción cada vez era más débil, quizás si le dijera la verdad ella entendería y no me odiaría, quizás me aceptara en su vida de nuevo, ella era tan bondadosa, jamás me juzgaría. Con ese pensamiento, salí del despacho directamente a su habitación, tenía que hablar con ella, esto no podía esperar.
Al abrir la puerta de su habitación la vida me dio un golpe de realidad tan fuerte que me tambalee sobre mis pies, lo que tenía frente a mi era algo que solo había imaginado en mis peores pesadillas, Isabella, mi ángel, estaba dormida sobre el pecho de Jacob, tan pacifica, tan beata, recordé la sensación de su suave mejilla sobre mi pecho, que ahora ardía, que dolía por su ausencia.
Los observe detenidamente unos minutos, grabando a fuego su imagen en mi memoria, dolía, pero debía aceptar que Jacob era el indicado para ella, el sanaría sus heridas, él no le quitaría su juventud, ellos la ellos la compartirán, el jamás la dañaría, yo mismo se encargaría de ello. Tenía que marcharme, tenía que dejarla en paz por primera vez, tenía que dejarla continuar sin mi.
— No me importa que la gente nos critique, porque soy mayor que tú o lo que digan Alice y mi familia. De que te quiero, te quiero de verdad y eso es lo más importante, y si tengo que dejarte ir para protegerte lo haré aunque eso me destrocé— Cerré la puerta lo más silenciosamente que pude.
En mi habitación trate de dormir, pero no podía la cama era demasiado grande, fría y sobre todo dolía demasiado saber que la única persona que podía llenar ese vacío estaba con alguien más, necesitaba calmar el dolor, de la manera que fuera, tomé el teléfono, si iba a dejar a Isabella continuar, yo también debía hacerlo, era hora de enfrentar mi futuro. Marque el número que sabía que me condenaría, pero liberaría a mi familia y a Isabella.
—Tanya— dije a modo de saludo— ¿puedes venir?...
He aquí un capitulo extra, espero que les guste, estas semanas he estado escribiendo bastante, ¿Les gustaría que fueran 2 actualizaciones por semana en lugar de 1? déjenmelo saber en los comentarios.
Gracias a todes por su apoyo, en especial a Andrea Molina y a Wenday 14, por sus comentarios, como escritora es mi única paga y lo aprecio mucho.
Nos leemos pronto :)
