Capítulo 17

Bella 17 años

Mi cabeza estaba a punto de estallar, la luz era molesta, y sobre todo el ruido, ¿de donde mierda provenía?, abrí los ojos lastimándome un momento con la brillantez de todo, seguía en el garaje de Jacke de quién provenía ese fastidiosos sonido, estaba tan dormido que roncaba malditamente fuerte.

Me levanté del sofá, necesitaba refrescarme un momento, tome mi bolso y camine a la casa, necesitaba un baño urgentemente, pero tendría que conformarme con lavarme la cara. Al entrar a la casa trate de no hacer ruido, no quería despertar a Sue o a Leah.

De regreso al garaje con un mejor aspecto, tomé mi teléfono y lo encendí, mierda eran las 2 de la tarde, habíamos dormido todo el día, el estridente sonido de las notificaciones entrando a mi teléfono de golpe, despertaron a Jacob lo suficiente cómo para dejará de roncar.

Tenía 20 llamadas perdidas de Edward, 10 de Tanya y 25 mensajes, mierda, debían estar preocupados, por la manera en la que me había ido, quizás debería regresar a casa decirles que estaba bien, eso era lo correcto, pero no podía ni quería verlos, no podía seguir soportando esta situación, especialmente ahora que se iban a casar, tenía que continuar, aun faltaba mucho para mi cumpleaños 18, necesitaba encontrar una ruta de escape, rápida.

Pensé en un buen plan, pero nada venía a mi mente, necesitaba aire fresco para pensar y una aspirina, volver a la ciudad, quizás comer algo, con eso en mente, reuní todas mis cosas en mi pequeño bolso.

—Quédate—me pidió "mi novio" cuando estaba lista para irme

—Solo voy a cambiarme de ropa y regreso— mentí, estaba lo suficientemente dormido para no notar mis mentiras

—Llévate mi moto— dijo dándome las llaves, las tome, esto era más fácil que pedir un taxi o buscar alguien que me llevara.

Al llegar a la ciudad y ver a toda la gente disfrutando de su tarde de domingo, me hizo reflexionar sobre mi aspecto, nadie en su sano juicio me tomaría en serio mientras estuviera descalza con el cabello enmarañado y vistiendo ropas flojas, todos pensarían que me había escapado de un manicomio.

Necesitaba ir a la casa por un poco de ropa, recordé que Edward y Tanya tenían un viaje para hoy, lo más probable es que no hubiera nadie en casa, con eso en mente, maneje hasta la jaula de cristal y mármol que habitaba, al pasar por las casas los vecinos me veían cómo si estuviera loca.

Estacione la motocicleta justo frente a la puerta, a nadie más que a Phil le molestaría.

Edward 30 años

El estridente sonido de una motocicleta me despertó, mi ángel por fin se había dignado a aparecer aunque fuera con Jacob. Me levanté dispuesto a recibirla, con una buena reprimenda, no podía desaparecer así cómo así, no importaba lo que había hecho, su seguridad y bienestar estaban primero, yo sin ella me moría.

En cuanto la vi, las palabras se quedaron atoradas en mi garganta, no tenía buen aspecto, de hecho parecía más un vagabundo que un ángel, estaba despeinada, tenía el maquillaje corrido, iba descalza, llevaba puesto un pants, una camiseta y una chaqueta muy grandes para ella, cuando di un pasó hacia ella me llegó ¿el olor a tequila y a marihuana?¿Bella había fumado marihuana?¿donde mierda se había metido mi ángel? ¿alguien le había hecho daño?¿estaba bien?

Bella me vio, confundida y asustada unos minutos, nadie dijo nada, nadie se movió, finalmente ella decidió ignorarme, camino a mi lado en dirección a su habitación. no le permitiría ignorarme, no, esta vez ella me debía un par de explicaciones.

—Isabella ¿Dónde carajos estabas? ¿por qué no llegaste a dormir?— camine detrás de ella, pero a ella parecía no importarle —necesitamos hablar, así que por favor contesta—estaba cansado para pelear, solo quería saber que ella estaba bien—¿dónde estuviste anoche?, ¿con quién pasaste la noche?¿porque no me contestabas el celular?¿estás bien?

Isabella entró al baño de su cuarto, dándome un portazo en la cara y poniéndole seguro a la puerta, escuche el agua de la ducha correr, lo agradecía el olor a alcohol y drogas no le sentaba bien.

Me senté en su cama a esperarla, estaba desesperado, necesitaba explicarle por que había hecho lo que hice anoche, no quería herirla, solo estaba protegiéndola.

Después de lo que parecieron horas, Bella finalmente salió del baño ignorándome completamente, tomó un bolso y comenzó a llenarlo con ropa y su neceser de aseo, mierda, ¿ella se iba?, no se podía ir, no me podía dejar, no ella.

—¿A dónde vas?— pregunte midiendo el terreno

—¿Acaso te importa?— finalmente me contestó una de mis preguntas.

—Si no me importara no te estaría preguntando— deliberadamente ignore su tono sarcástico, si ambos estábamos iracundos, esto no nos llevaría a ningún lado.

—Me voy con Jacob— dijo firmemente

—¡No!— Esta vez no me pude contener, me levanté de la cama y le arrebate el bolso, ¿quién mierda se creía para irse así?, a pesar de todo yo aun era su responsable legal, me importaba su seguridad, no podía permitirle irse así, era una niña que necesitaba que la cuidaran.

—¡Hey!, devuélveme eso— me exigió

—No, no te iras— dije firmemente

—No te estoy pidiendo permiso

—Yo tampoco estoy dispuesto a discutirlo, no te iras y punto final

—¿A ti que mierda te importa de todos modos? ya tienes a Tanya, déjame ser libre— jamás la había escuchado hablar de esa manera, dolía— ¿además qué chingados haces tú aquí?, ¿no se supone que irías con Tanya?

—Tanya no es de tu incumbencia, no te irás, no lo permitiré— ¿de verdad ella no podía ver que me preocupaba por ella?

—Claro, al igual que no es de tu incumbencia si decido irme— dijo tomando nuevamente su bolso

—Por si no lo recuerdas, yo soy tu tutor hasta que cumplas por lo menos 18 años— me estaba rebajando a su nivel, estábamos peleando cómo dos adolescentes— eres mi responsabilidad hasta entonces y decido que no te vas.

—Me importa una mierda, por mi puedes ser el puto presidente del país, estoy hastiada de ti, ya no quiero estar contigo o a tu alrededor entiéndelo— cada palabra era una daga a mi corazón, había fastidiado a mi ángel y ahora decidía abandonarme

—¿Por qué no?

—Porque no quiero estar cerca de un poco hombre como tú, un patán, un maldito desgraciado que solo quiere usarme, divertirse un rato conmigo, yo no soy tu puto juguete Edward, ¿me entiendes? yo no soy una más de tu colección— nadie jamás me había insultado de esa manera, ¿cómo esta chiquilla se atrevía a hacerlo?

—¿Pero quieres estar con un maldito que te emborracha y droga, para hacerte solo dios sabe que cosas?, si eso quieres yo también puedo dártelas, no es necesario que vayas tan lejos y ten la seguridad de que yo no me aprovechare de ti, cómo él lo hace— mi rabia estaba alcanzando niveles insospechados

—No hables de él así, tu no sabes nada de él, él es mejor que tu maldito bastardo—Isabella sacó todo su enojo y empezó a golpearme el pecho, tome fuertemente sus manos para detenerla— él es más hombre de lo que tu jamás serás

—Piensa muy bien tus palabras antes de hablarme, si tu crees que soy igual a ese tonto niño de cartón con él sales estás equivocada, yo soy un hombre ¿me oíste?, a mi me respetas, no te permito que me hables en ese tono altivo o me vas a conocer Isabella— dije lentamente muy cerca su rostro de forma amenazante.

—¿En qué puto tono quieres que te hable?, ¿en él tono que utilizaste para engatusar a Tanya o en el que usaste conmigo?— ese había sido un golpe bajo— dices que eres más hombre que Jacob, pero te equivocas para mi los hombres demuestran con hechos no con promesas y tu Edward ni siquiera mereces ser considerado cómo uno— ¿me estaba retando?— tu palabra no vale nada— dijo con asco

—¿Quieres una muestra de mi hombría?, reto aceptado— antes de saber que estaba haciendo mis labios ya estaban sobre los de ella, esto era tan excitante, sus labios trataban de resistirse a mi, por momentos cedía bajo mi control, sometiéndose ante mí, los había extrañado tanto —¿Dime ángel el te besa como yo? ¿El te deja vibrando, rogando por más?¿El deja esa mirada hambrienta que ahora tienes?— Pregunté jadeando

—No le llegas ni a los talones— dijo con una fingida expresión de asco que ni ella se creía— sus labios son tan dulces cómo la miel, tan suaves cómo el algodón…

Sus palabras lejos de alejarme, me incentivaron, volví a besarla con más fuerza, ella trataba de alejar su rostro y me golpeaba en él pecho tratando de impedir mi roce.

Tome sus manos con una mano y con la otra sujete su cara para asegurarme que no la volteara y arremetí de nuevo contra su boca. Sus piernas comenzaron a temblar, por lo que la recosté en la cama para tener más control sobre ella.

Bella 17 años

Trataba de no responder sus besos pero me estaba costando toda la fuerza de voluntad que realmente no tenía, la lengua de Edward estaba dentro de mi boca encendiendo sensaciones desconocidas, ya no sabía si era una intrusa o le había dado permiso, a pesar de los gritos, la rudeza, el enojo que nos envolvía, algo dentro de mí lo estaba disfrutando, demasiado.

Las sensaciones no le hacían justicia, a mis recuerdos, lo había extrañado tanto, sabía que estaba mal, pero ¿cuando tendría la oportunidad de probar sus labios nuevamente? si esta era la última vez, el adiós, quizás debía disfrutarla, con ese pensamiento deje de luchar y me rendí, aceptando que me atrapara en la cama.

Edward 30 años

Mis manos sujetaban las de ella con fuerza por encima de su cabeza, la tenía apretada con fuerza con mi piernas, tenía tanta rabia contenida que no me importaba si le estaba haciendo daño, estaba harto de verla paseándose con Jacob, de verla besarse con él y mucho más por compararme con él y haberme insultado.

¿Quién se creía está chiquilla para tratarme de esa manera?, aceptaba mi culpa, comprometerme con Tanya sin advertirle había sido un golpe bajo, pero ella tras paso mi límite, queriéndose fugar con Jacob, a mi no me iba a tratar como si fuera un idiota, no a mi no, solo se me ocurría una forma de enseñarle qué era un hombre, más hombre que Jacob, le daría una pequeña demostración de cómo Jacob nunca la podría tocar, hacerla suplicar por más y luego me iría, para que reflexionara en sus acciones.

Se estaba arrepintiendo de sus malditas palabras, negándose al contacto con mi cuerpo, restringiendo mis besos, la obligaba a dejar vagar mi lengua por su boca como hacía mucho tiempo, a diferencia de antes ahora ella luchaba por evitarlo, movía sus piernas como loca tratando de aflojar mi agarre pero era tan pequeña y débil que no tuvo ninguna oportunidad.

Estaba disfrutando como sus ojos me pedían disculpa pero debajo del perdón estaba otra cosa, otro sentimiento que había visto solo una vez en el lago, era deseo, justo en ese momento mi cuerpo vibró ante los recuerdos del lago, mierda, tenía que detener a mi cuerpo, tenía que parar aquel raro juego qué estaba iniciando, antes de que sucediera algo, pero no podía él recuerdo de sus delicados senos, sus rozados pezones, no podía parar, mierda estaba tan excitado que dolía. Cómo siempre me sentía imantado a ella, quería dejarla pero no podía.


Gracias a todes por su apoyo, en especial a Viridianaconticruz, Aliceforever85 (Exacto, Edward no actúa así por que si, pobre), Adriana Molina (en los siguientes capitulos lo descubriremos), Wenday14, Jupy (lo se, pero este hombre es muy necio) y a Tocayaloquis, por sus comentarios.

Nos leemos pronto :(