Capítulo 27

Bella 17 años

Él dia iba bastante bien, con mi nuevo trabajo, había logrado pagar mi renta a tiempo y me sobraba un poco que estaba ahorrando para poder comprarme una motocicleta y poder transportarme más rápidamente.

Conforme la tarde fue cayendo el restaurante se fue llenando, lo que significaba más y quizás mejores propinas. Estaba en la cocina, esperando mis órdenes cuando Kate llegó

—Marie, puedes cubrir mis mesa, tengo qué ir al baño, de verdad no me tardo— dijo desesperada

—Claro, no te preocupes—la entendía, cuando había tanta gente no podíamos descuidar las mesas, por nada del mundo.

Recogí mis órdenes, las lleve a sus respectivas mesas y después fui a una de las mesas de Kate, mientras ratificaba que había entregado todo en mis mesas.

—Benvenuti a giorgios, ¿están listos para ordenar?— recite de memoria mi diálogo a la pareja qué estaba sentada, la chica comenzó a ordenar.

—Si, me gustaría…—El hombre giró su rostro rápidamente, era Edward, mierda, no puede ser el, no de verdad, ¿cómo no lo vi?, ahora qué le iba a decir…

—¡Isabella!— dijo muy emocionado antes de levantarse y abrazarme, yo estaba en shock, no pude contestar su abrazo, simplemente me quedé quieta, mirando la puerta, lista para correr en cuanto tuviera la oportunidad.

—Disculpa ¿se conocen?— pregunto un poco irritada la mujer qué lo acompañaba, haciendo que Edward me soltara

—si— dijo Edward al mismo tiempo qué yo dije— no— ella miró entre nosotros, me sentí atrapada por su mirada y no solo la de ella la del lugar entero, mierda esto seguramente me costaría el trabajo, aunque no era cómo si lo fuera a necesitar, si él estaba aquí yo debía irme nuevamente

—Edward, yo creo qué tienes algunos asuntos qué resolver, ¿te parece si lo dejamos para otro día?— preguntó la mujer mientras se levantaba, claramente avergonzada por la mirada del restaurante entero.

—Claro Nathalie, gracias— dijo Edward despidiéndose de "Nathalie"

—Yo también debo irme— dije en cuanto la mujer pasó a mi lado mirándome de soslayo

—Por supuesto que no Isabella tenemos que hablar— me retuvo Edward del brazo.

—No tenemos nada de qué hablar— dije tratando de soltarme de su agarre— además debo regresar a trabajar

—Pues no planeo irme hasta qué hables conmigo— dijo testarudo

—Bien, dios— acepte exasperada, sabiendo que estábamos haciendo una gran escena— salgo a las medianoche

—Esta bien pasaré a recogerte y esta vez espero qué cuando regrese, si estás aquí— me sonroje al recordar cómo lo abandoné la última vez.

En cuanto me soltó, corrí a los baños, no sabía exactamente que hacer, estaba en pánico, ¿Cómo no lo había visto?¿me estaba siguiendo?¿quien era la mujer con la que estaba?¿donde estaba su esposa, Tanya? Trate de alejar esos pensamientos no debía importarme con quien estuviera no era mi asunto, tenia que hacer algo.

—Marie ¿estás bien?,¿que sucedió con ese tipo?¿quieres que llame a la policía?— me preguntó Kate entrando justo después de mi

—Mierda Kate, yo...— tenía que irme de ahí rápido, podía salir por la puerta de atrás, llegar a casa, tomar mis cosas y volver a desaparecer, últimamente había pensado en ir a Chicago o a New Orleans, tenía algunos ahorros que me permitirían llegar ahí.

—¿Te hizo daño? llamaré a la policía

—No, yo estoy bien debo irme— dije saliendo, directo a la oficina de mi jefe, debi irme desde el momento en el que crei haber visto a Edward, había sido una idiota por confiarme.

—Marie, ¿que sucede?— me preguntó él señor Giorgio cuando entré a su oficina sin permiso.

—Signor Giorgio, me tengo que ir— dije quitándome el uniforme

—¿Por qué?¿ te sientes mal?— pregunto un tanto irritado

—No señor, no me está entendiendo, renuncio, tengo que irme de San Francisco— dije desesperada, cada minuto contaba a partir de ahora

—Marie, ¿que sucede? Observe lo que pasó en las cámaras, ¿estás bien? ¿el tipo te hizo algo?

—Es una historia bastante larga y no hay tiempo para contarla, pero estoy bien, debo irme ya

—Bueno, no entiendo que sucede, ten paga de la semana, espero que estés bien— dijo dándome un sobre

—Graicas señor— corrí de la oficina a mi casillero por mi bolsa

—Marie ¿qué pasa?, ¿por qué te ha abrazado ese hombre?— Kate me seguía abrumando con más preguntas— lo conoces ¿verdad?

—Kate es una historia muy larga, por lo pronto, te digo qué me marcho de California, gracias por haber sido una buena amiga, adiós— le di un abrazo rápido antes de salir. Salí al callejón donde los repartidores entregaban y comencé a caminar, evitando en todo momento calles o avenidas principales

—¿A dónde crees qué ibas?— me preguntó Edward, estacionándose junto a mi

—Yo….— mierda no, ¿por que no me podía dejar ir? había estado tan bien sin el, ¿acaso no comprendía que me hacia daño?

—Ni creas qué vas a huir de mí otra vez. Sube— dijo mientras me abría la puerta de su carro, subí cansada de huir, él comenzó a conducir sin decir una palabra. Por un momento me sentí transportada un año atrás, cuando me llevaba a cenar o museos, cuando todo estaba bien, pero ahora solo sentía ansiedad y una tensión extraña en mi vientre por tenerlo tan cerca de mí en un espacio tan cerrado, una tensión qué solo había experimentado una vez en mi vida.

—¿A dónde vamos?— pregunté finalmente, ya no podía soportar más el silencio qué nos invadía.

—A hablar— dijo simplemente

—Lo sé, ¿pero en donde?— insistí observando cómo salimos del centro financiero

—A mi casa— dijo sin realmente decirme nada, tenía que admitir que extrañaba su arrogancia, pero no ahora.

—¿Por que no regresamos al restaurante? ¿o vamos a una cafetería?— dije nerviosa, no quería ir a su casa, donde probablemente estaba su esposa, Tanya.

—No es un lugar apropiado para hablar— dijo un poco molesto

—Ya estamos hablando— le conteste sin saber que más decir, estar tan cerca de él me dejaba sin palabras, además yo ya había dicho todo en mi carta

—Isabella— suspiro— mira solo quiero qué me expliques un par de cosas y si después te quieres ir, yo mismo te puedo llevar al aeropuerto— su voz sonaba sincera, pero yo no confiaba en el, aunque ahora mismo no tenia muchas opciones, quizás si solo le daba por su lado me dejaría ir.

—¿Lo prometes?— tenía que estar segura que no me mentía cómo era su costumbre

—Hablo muy enserio— no era precisamente una promesa, pero por lo menos era algo

—Dijiste qué íbamos a tu casa, ¿vives aquí?— pregunté tratando de saber algo de su vida ya que la curiosidad me estaba matando

—Si— esto seria dificil

—¿Desde cuándo?

—Desde hace 7 meses aproximadamente

—Ah— mierda él había llegado aquí casi al mismo tiempo que yo, ¿me había seguido?¿si era así por que hasta ahora venía a buscarme? ¿se habría aburrido ya de Tanya y ahora quería divertirse un poco conmigo? ¿y que había de la mujer con la que había ido al restaurante?¿sería ella su amante? tenía tantas preguntas y sabría que él me daría pocas respuestas y muchas mentiras

—¿Ah?— pregunto levantando su altanera ceja

—Si solo ah — la ira se iba filtrando en mi voz poco a poco, pero tenía que contenerla o no obtendrá respuestas— ¿Y vives solo?— pregunte tratando de sonar casual, a lo que él sonrió burlonamente— ¿que hay de Tanya? ¿Cómo ha estado?— trate nuevamente

—Qué te parece si, guardas todas tus preguntas para cuando lleguemos— frustrada solo asentí y miré por la venta del auto. Después de 20 minutos más ya no aguantaba, no podía con la tensión qué sentía, y menos con la aparente calma de Edward

—¿Falta mucho?— pregunté cómo niña pequeña

—Ya casi llegamos.

—¿Por qué vives en San Francisco?— no podía esperar por mis respuestas

—Porqué aquí hay una nueva sucursal de la empresa —contestó tan relajado qué casi me provoca un colapso nervioso.

Iba a hacer otra pregunta, pero me quedé callada cuando entramos a un edificio muy grande, mis nervios estaban a nada de explotar, ¿y si tanya estaba allá arriba?¿o la mujer del restaurante?, ¿iba a ser capaz de resistirme a sus mentiras? tenía que ser fuerte para no creer nada de lo que me dijera, él era un experto en manipularme pero yo ya no era tan estúpida para creerle ¿no? o quizás sí lo era, porque había subido a su auto y aceptado que me llevara a su casa, mierda, era muy estúpida.

—¿Vamos?—su voz me sacó de mis pensamientos, mientras sostenía la puerta y me extendia su mano, tomé su mano con mucha indecisión y en cuanto mi piel toco la de él pude sentir esa extraña corriente eléctrica— ahh extrañaba esto— suspiro

Yo también había extrañado la manera en la que mi piel reaccionaba a él, podía controlar mis pensamientos pero no las reacciones de mi cuerpo lo que en este momento era una clara desventaja. Mientra caminábamos, hacía el ascensor, note que en ningún momento soltó mi mano, ni siquiera cuando intente alejarme

—Entra— me ordenó, subí en silencio al ascensor que le tomó una eternidad llegar al último piso del estúpido rascacielos. Cuando las puertas del ascensor se abrieron me quede pegada al piso, ¿que mierda hacia aquí? debería estar en casa empacando, él me arrastró fuera y dentro de un apartamento, donde una vez cerrada la puerta me soltó— ¿quieres tomar algo?— me preguntó mientras se dirigía a la cocina tranquilamente, mientras que yo me quedé estática en la puerta viendo su apartamento, era grande, muy del estilo de Edward, minimalista, repleto de cristales y de tonos grises.

—¿Vino?— dije dudosa

—Bien ¿cual quieres?— Abrió un refrigerador y comenzó a recitar una larga lista de vinos qué yo no conocía

—Tu escogelo— lo corte a la mitad de su lista, mis nervios necesitaban alcohol par poder relajarse, no importaba de que tipo

—Bien, aquí tienes— me dio la copa de vino, sin pensarlo mucho, me la tome de un solo trago— vaya creo qué tienes sed— dijo un poco divertido automáticamente me sonroje— pero cuidado aún recuerdo cómo te pusiste cuando te di tu primera copa de vino— dijo recordando mi infierno personal, nuestras vacaciones en el lago.

—Si bueno, desde ahí he creado un poco de resistencia al alcohol— comente, mientras me servía otra copa, necesitaba más alcohol

—Si con Jacob— dijo con amargura.

—¿Dime por qué tanto odio hacia Jacob?— le pregunté desconcertada, él había sido quién provocó todo, Jacke solo me había ayudado a sobrellevarlo, él había sido mi puerto seguro, un hombro para llorar, en fin solo un buen amigo que no se merecía ser odiado.

— ¿Por qué? de verdad me lo preguntas— asentí— bueno, para empezar, siempre salías con él a fiestas donde aparentemente aprendiste a tomar alcohol y otro tipo de sustancias— dijo molesto, mientras yo recordaba mi época de rebeldía con Jacob, es verdad qué íbamos a muchas fiestas donde bebíamos para divertimos o en mi caso bebía para olvidar a Tanya y principalmente a Edward.

—¿Dónde está Tanya?—desvié la mirada buscándola, el lugar parecía vacío.

—De eso precisamente te he querido hablar desde él día qué te fuiste

—Antes de qué comiences contéstame, ¿está aquí contigo?— la ansiedad me carcomía, si ella estaba aquí me iría de inmediato, no dejaría que me volviera a arrastrar a su juego.

—No— asentí no muy segura, si ella ya no estaba con él, quizás era por que la había cambiado por la mujer del restaurante— ¿por que no nos ponemos cómodos? es una larga historia—me guio hasta la sala donde rápidamente me senté en el sillón individual tratando de poner distancia entre nosotros—Bien empecemos: Cuando yo tenía 20 años, estaba en la facultad de economía estudiando negocios, donde conocí a una chica qué me enamoro o eso creía yo qué era el amor, su nombre era Irina— dijo lleno de amargura.

—Edward no es necesario…— ya no me interesaba su vida antes de mi, solo quería que me dijera lo que tenía que decirme para poder irme, me dolía estar cerca de él, los recuerdos de la última vez que nos vimos quemaban en mi memoria, haciéndome sentir utilizada nuevamente.

—No Isabella, no me voy a volver a callar, esta vez me vas a escuchar— dijo con firmeza— es muy necesario para qué entiendas.

—Te escucho— podía escuchar sus mentiras una última vez, con la diferencia que ahora nos las creería.

—Bien, Irina, ella estudiaba economía, la conocí en una fiesta de la facultad, a partir de ahí, comenzamos a salir, lo normal ya sabes— no, no lo sabía, por que yo no había salido con nadie, más que con Jacob, pero para mi no había sido real— nos "enamoramos", y fuimos novios, cuando nos graduamos y empecé a trabajar en la empresa, nuestra relación se tornó más seria, nos mudamos juntos y entonces le propuse matrimonio, en ese momento no era lo que verdaderamente quería, era lo que se sentía correcto, ella aceptó, le comento esto a su padre Eleazar Denali con la idea de fusionar las empresas mediante nuestro matrimonio y posteriormente nuestra descendencia, yo estaba muy inseguro, respecto al trato, pero mi padre y principalmente Irina me convencieron de qué era lo mejor, para nuestros hijo, la empresa y la familia en general — hizo una pausa y se tomó el resto de vino qué tenía en su copa.

—¿Y qué pasó?— pregunte curiosa, había tantas cosas de su vida que no sabía, en su momento moría por preguntarle pero no se sentía correcto hacerlo, el no me debía ninguna explicación.

—Ella me engaño, con uno de mis mejores amigos, nos separamos poco antes de la boda, ella huyó con él a Inglaterra, no sin antes intentar enjaretarme a su bastardo, por suerte no caí en la trampa.

—¿Y en donde entra Tanya?¿dónde entró yo?— pregunté bastante intrigada, nunca pensé qué Edward tuviera una historia tan complicada.


Gracias a todes por su apoyo en especial a Diannita Robles, ALBANIDIA (la verdad es que si), Ary Cullen 85, Valeria Sinai Cullen, Jupy (lo sé Edward necesita hablar y Bella escuchar), Wenday 14, por sus comentarios que saben que adoro.

Nos leemos pronto felices fiestas :)