¡Hola! Mis pequeños entes. He vuelto con la continuación. Agradezco muchos los comentarios de ánimo y espero que esta segunda parte les guste.
AAAAACCIÓN.
CAPITULO 2: SER AMIGOS –SI QUISIERAS –
Thorin tenía un carácter fuerte, muy similar al de Bilbo, lo único diferente era que Bilbo era pasivo agresivo y Thorin era simplemente agresivo. Por ello no lograba entender qué es lo que los demás hobbits habían sentido en su presencia como para que lo aceptaran o al menos le toleraran.
No había pasado ni un mes cuando Thorin ya había puesto a unos metros de su agujero-hobbit una pequeña herrería donde solían pasarse muchos hobbits buscando su ayuda con cosas tan simples como una rueca rota, cubiertos doblados, o herrería para los animales de carga; sin embargo Thorin no rechistaba y aceptaba las monedas que le daban los medianos quienes consideraban sumamente importantes sus situaciones ¡Si vieran en lo que realmente trabajaban enanos en las montañas! Un simple cubierto doblado era una nimiedad en comparación con el talento que poseía.
Esa particular mañana Frodo había ido a visitar a su tío –y por qué no, a Thorin –acompañado de su fiel amigo Samzagas Gamyi –hijo del jardinero –y con sus primos Merry y Pippin. Los tres últimos habían escuchado cosas al respecto de un enano en la Comarca y realmente querían conocerlo.
Era demasiado temprano, así que Frodo pensó que seguirían dormidos. No se molestó en tocar, simplemente abrió la puerta dejando paso a los demás infantes a pasar.
Por otro lado, en la habitación de huéspedes, Bilbo se esmeraba en poner correctamente las vendas, con demasiada lentitud para gusto del enano; y es que inconscientemente el hobbit buscaba memorizar cada cicatriz, marca y bello de su torso.
-¿Está mejorando? –preguntó el azabache.
-Mhm… pero aun corres riesgo de que se abran, así que te pondré otra capa de ungüento y las vendas –apenas un gutural sonido de su parte afirmó lo que le dijo el mediano.
-¡Tío Bilbo! –exclamó un alegre pequeño entrando a la habitación sobresaltando a los mayores quienes giraron a ver a los niños.
-¡Frodo! Es de mala educación entrar sin tocar –le reprendió, pero ninguno de los niños le prestaba atención, sus ojitos brillaban curiosos enfocados en la altiva figura del enano.
-¡Wow! –fue la única exclamación de los niños.
-Tenías razón Frodo –dijo un pequeño de rizos castaños cobrizos, de nombre Pippin.
-Sí, es como los héroes de los cuentos –afirmó su primo Merry.
-Niños… es de mala educación no presentarse –una mirada con un aura oscura rodeó a Bilbo, cosa que solo los niños parecieron notar pues al momento sintieron sudar frio.
-Merry –dijo uno.
-Pippin –
-Y Sam –
-A su servicio –dijeron los niños conteniendo el aire.
-Thorin al suyo, pequeños medianos –los niños sonrieron y se acercaron con cautela al mayor.
-¡Vaya, Señor Thorin! Tiene muchas cicatrices –dijo Pippin siendo el más osado.
-Ya lo creo –sonrió cálidamente, cosa que a Bilbo le maravilló –cada una tiene una historia –
-¿Nos la contaría, señor? –preguntó Sam sin perder esa humildad que lo caracterizaba.
-Ahora no, Thorin decidió que trabajaría en cuanto le pusiera las vendas –dijo Bilbo con cariño a los pequeños, estos se notaron decepcionados.
-¿Les parece si se quedan a la cena y les cuento algunas historias? –los cuatro pequeños ampliaron sus sonrisas y asintieron.
Bilbo identifico una sensación en su interior, un calor expandiéndose en su pecho; y a pesar de ser confortable no deseaba sentirse así.
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Para mantenerlos ocupados, Bilbo les repartió tareas a los menores quienes las hacían sin rechistar pues según las palabras de Bilbo "Mientras más rápido acabemos, más rápido vendrá Thorin a cenar" así que los cuatro pequeños hicieron lo que les pedía Bilbo. Ayudaron a organizar las alacenas, a preparar la comida, e incluso habían ayudado a Thorin –aunque este realmente solo les daba órdenes simples para que las hicieran –llevando cubiertos a las casas, las ruedas, ruecas de costura, etc. Que ya habían sido reparadas por el enano.
El de rizos castaños no supo en que momento su vista se perdió por la ventana de la cocina enfocada directo en la pequeña herrería en la que trabajaba el enano, miraba sus fuertes brazos y su cabello largo amarrado en una coleta alta; lo que no le hizo nada de gracia era ver a tanta joven hobbit mirando al enano con ensueño ¿Qué pasaba? Se supone que en los estándares de belleza hobbit los hombres debían ser los más amables, con más grasa acumulada que musculo, y claramente: lampiños. Ahora veía como estas suspiraban, le llevaban agua, comida…
"Que estupidez, deben ser celos de que las hobbits le tengan tanto en cuenta" pero extrañamente no sentía enojo hacia Thorin, sino hacia todas ellas, eso lo hacía sentir incómodo.
-¡Tío! –hasta ese momento se dio cuenta que Frodo le hablaba. Giró la mirada en su dirección para ver a Frodo y Pippin llenos de harina –ya hicimos la masa y le pusimos arándanos.
-Bien, entonces hagan bolitas para que lo metamos al horno –dijo y ambos pequeños aceptaron la propuesta haciendo en sus pequeñas manos bolitas con aquella masa cremosa. Regresó su vista para ver a las féminas reír por algo que seguro dijo Thorin cuando Sam y Merry habían llevado agua hasta él.
"Piensas puras tonterías"
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Después de varios sermones de Bilbo, los niños y el enano fueron a lavarse las manos; tras su regreso ayudaron a poner la mesa se dispusieron a cenar las galletas –que orgullosamente Frodo y Pippin habían preparado –junto con carne y ensalada, con licuado para los menores, té para Bilbo y cerveza para Thorin.
-¿Ahora podría contarnos las historias de sus cicatrices, maese Thorin? –preguntó Sam claramente interesado. El mayor rió sin burla, le parecía adorable que aquel sequito de medianos estuviera tan interesado en su vida.
-Bien… la mayoría son de batallas de varias décadas atrás, contra orcos, trasgos y trolls –los niños se inclinaron más hacia adelante para prestar atención –esta, me ha hizo un orco cerca de las montañas azules hace 20 años; los trasgos y orcos nos habían rodeados a mi y a mis compañeros de batalla, parecía que querían llegar a Erebor, el reino más majestuoso e imponente de los 7 reinos enanos… -la historia continuaba, así hasta que el sol se ocultó tras las colinas y los padres de los niños llegaron justo cuando los pequeños luchaban por no quedarse dormidos pues disfrutaban mucho escuchar aquellas historias.
-Entonces ¿Cómo son los reyes? ¿son como dicen las historias? ¿Valerosos y justos? –a Thorin se le hizo un nudo en la garganta, sin embargo respondió lo mejor que pudo a la pregunta del menor llamado Merry.
-La mayoría lo son, pero hay algunos que simplemente son cegados por la grandeza –dijo con un aire melancólico que Bilbo pudo distinguir, pudo ver algo en sus ojos, algo que trataba de ocultarse pero ahora que lo había notado no iba a dejar que esa aura de tristeza ensombreciera esos ojos celeste.
Tiempo después de que Thorin les contó sobre historias más allá de la Comarca, en pueblos de hombres, de elfos y enanos fueron cargados por sus madres para llevárselos a casa agradeciendo la hospitalidad de Bilbo.
-Fue muy amable de su parte maese Thorin, el congeniar así con los niños –dijo Prímula acunando a Frodo en sus brazos quien ahora respiraba pausadamente.
-Ni lo mencione mi señora, siempre es un placer. Los niños escasean en reinos enanos, son sagrados para nosotros –una sincera sonrisa apareció en los labios de la pelinegra.
-Hay algo de lo que si debo agradecer, es que cuide de mi primo Bilbo. Él se volvió algo alejado tras la muerte de sus padres, solo logra hablar con nosotros y con Frodo pero usted ha ganado más que el respeto de mi primo, lo sé –Thorin la escuchó sin interrumpir –Gracias por eso, no me gusta que se quede solo casi siempre encerrado en su despacho viendo mapas y leyendo libros. Usted hizo algo en él, lo hizo confiar; puede que suene grosero y hasta impertinente pero ¿puedo pedirle un favor? –
-Lo que sea –
-Cuide de él, siempre ha necesitado una mano, un amigo, un familiar, y si tenemos suerte quizá algo más –Thorin no captó lo que le había querido decir la hobbit, pero eso a ella no le importó pues solo deseaba el bien para Bilbo –Descanse maese Thorin, nos vemos Bilbo –dijo siendo ella y su esposo los últimos en salir del agujero-hobbit esa noche.
La puerta se cerró dejando a ambos en un cómodo silencio.
-Fueron historias increíbles las que contaste –no se dio cuenta en que momento había comenzado a tutearlo sin ser rechazado por el enano.
-Todas ciertas –
-Erebor… ¿es de dónde vienes? –El enano se encaminó al comedor tomando una de las galletas sobrantes asintiendo –hablabas con tanto amor de ese lugar, de la montaña, paisajes, de todo… Pero ¿por qué te fuiste entonces? –Thorin se le quedo mirando como si la pregunta le hubiera lastimado, pero más que herido se veía molesto.
-Me disculpará, pero eso no es de su incumbencia –dijo con molestia implícita, pero Bilbo no se rendiría, no esta vez.
-Thorin, hablar de tus problemas no hace que se acaben pero puedes cargar esa responsabilidad en otra persona; eso es lo que hace una persona cuando… -"te quiere" el cosquilleo en su lengua lo detuvo ¿qué estuvo a punto de decir?
-Son cosas que un mediano no entendería –
-¡Deja de tratarme como estúpido! –Explotó al fin –El que sea un hobbit no significa que no me importen otras personas, otras razas u otras situaciones, deja de creer que me conoces –
-Tú eres el que debería dejar de hacerlo, me diste asilo en tu hogar, comida y medicinas; pero ¿qué sabes de mí? ¡Nada! ¡No me conoces, no tienes derecho a exigirme nada! –
-¡Tengo todo el derecho! –se escuchó un golpe seco a la pared de madera que incluso Bilbo creyó que la rompería, ahora Thorin recargaba su pesada mano en la pared impidiéndole escapatoria a cualquier sitio, sus ojos lo miraban con fiereza, con un turbio azul de una tormenta en el mar que tantas veces había provocado estragos a los héroes de sus libros.
-¿Qué te lo da? ¿Qué te da un derecho sobre mí, Bilbo? –no sabía que tenía, tal vez miedo, tristeza, ira, todas juntas. Solo sabía que por alguna razón si lo creía, creía que tenía un derecho de saber lo que le pasaba a Thorin -¿Por qué tendrías derecho a saber de mí? –
-Porque soy tu amigo –dijo Bilbo con una voz pastosa, casi aguantando las ganas de gritarle tantas cosas que ni él mismo entendía. Thorin se relajó bajando el brazo, pero su semblante seguía intacto.
No dijo nada, solo se fue a la habitación de huéspedes, dejando solo al hobbit quien al momento de estar solo dejó salir todos sus confusos y acumulados sentimientos a modo de lágrimas que surcaban por su rostro. No las contuvo, necesitaba sacarlo.
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El cantar de los pajarillos fuera de su ventana fue lo que lo despertó, no podía tener sueño pesado después de toda una vida rodeada de peligros, de orcos asechándolo, su pueblo sumido en la miseria y hambruna. Se levantó llevando su mano a desenredar sus mechones negros recordando la noche anterior. No escuchó a Bilbo irse a dormir, ni sus pasos en los pasillos aunque esto fuese normal –debido a la capacidad de pasar desapercibidos que tenían los hobbits -; de alguna forma esto lo mantenía preocupado.
En el poco tiempo que llevaba ahí nunca había tenido una pelea con Bilbo, no así; ni si quiera él comprendía por qué explotó de esa manera. Pero no se disculparía, no era su culpa ¿Quién mandaba al hobbit a interrogarlo? Era un príncipe, nadie le había faltado así al respeto… aunque…
Porque soy tu amigo
Eso le había dicho. Durante su vida había tenido muchos sirvientes, mucha familia pero pocos amigos y en apenas unas semanas ¿Cómo lo consideraría amigo? Su relación con Dwalin –amigo desde antes de su mayoría de edad –se había vuelto solida después de tres décadas, no en unas semanas.
-¿Entonces por qué me siento tan mal? –el aire fue su único oyente, mudo y con paciencia solo escuchándolo. A pesar del poco tiempo, y aunque no lo admitiera en voz alta, sí veía a Bilbo de una forma cercana, pero sabía que no como amigo, lo sentía más familiar, casi como su mejor amiga –y hermana –Dís, lo veía siempre preocupado por él, siguiéndolo con la mirada consciente de que el mediano creía que no lo notaba.
Se decidió a salir de la habitación. El agujero hobbit estaba silencioso, demasiado, no se escuchaban los sonidos matutinos de siempre: Bilbo tarareando mientras preparaba el desayuno, los pájaros afuera danzando en el viento junto con las hojas.
Bilbo no se encontraba ahí, ni en su habitación, ni en el jardín. Su mente se nubló pensando lo peor corriendo por toda la casa hasta que lo encontró, estaba en su pequeño despacho con tres libros abiertos donde reposaba su cabeza, con una pluma de ave entintada en su diestra que al parecer no llegó a su destino.
Se permitió dar una vista rápida a su alrededor notando la gran cantidad de libros, en su mayoría solo de hombres y elfos –provocándole un gesto de disgusto tan cómodo al mediano que decidió no despertarlo, aunque eso fue imposible ya que al intentar acomodarlo en sus brazos y llevarlo a su habitación el castaño comenzó a removerse abriendo los ojos. Su visión captó primeramente a Thorin muy cerca de su rostro subiéndole todos los colores al rostro.
-¿Qu-Qué pasa? –
-Te quedaste dormido –el hobbit miró a su alrededor confirmando lo dicho por el enano -¿por qué no fuiste a tu habitación? –
-No tenía sueño, quería investigar algunas cosas –dijo cerrando rápidamente los libros y apilándolos, al menos dos hasta que Thorin tomó uno de ellos, identificando en lenguaje de los elfos sindarines. Pero ese libro no hablaba de ellos, hablaba de enanos.
-No sabía que hablabas elfico –
-Mi madre me lo enseño, me contagió su interés por ellos y me enseñó a leerlo –Thorin solo asintió con la cabeza, todo en ese libro eran meras especulaciones siendo los señores de las montañas tan celosos de su historia y costumbres.
-No encontrarás nada aquí sobre los enanos –
-Tenía que intentarlo –dijo sintiendo aquella frase más como un regaño –después de todo, no creo que quieras contarme. Y debo respetar tu decisión –el enano notó la frialdad en sus palabras, tan afiladas que llegaron a hacerle sentir remordimiento –Debes tener hambre, vamos –dijo obsequiándole una pequeña sonrisa con la que al menos ese día tendría que conformarse.
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Eso es todo por este capítulo. Acepto críticas constructivas y sus beios comentarios diciéndome lo que quieran; continuación la siguiente semana así que nos vemos en 7 sensuales días.
Los amodoro por leer, juntos podemos revivir el fandom de JRR con Thilbo :v Si tienen algún fic Thilbo, Barduil, Kiliel, o de cualquier personaje de Tolkien seré feliz y los amaré por siempre.
PD- También uno de Turin x Beleg; es triste que no haya fics en español de ellos :c
Yo los leo pronto, bye bye!
CaocHatsune
