Ha pasado ya una semana, y lo prometido es deuda so… ¡Contunuación! Espero que les esté gustando x3 y que sigan este fic hasta que mi perturbada mente logre terminarlo. Y gracias a las personitas que comentaron, me hacen muy feliz. En fin.
AAAAACCIÓN…
CAPITULO 3: AÑO NUEVO HOBBIT
Le era casi imposible no hacer al menos un mínimo ruido en el gran salón lleno de oro y riquezas de la montaña. Se había asegurado antes de no encontrar a su padre merodeando para así abrir los dos sacos que portaba llenándolos de oro y piedras preciosas; la capucha que traía lo confundiría con cualquier vulgar ladrón, sin embargo se alcanzaban a ver las dos cuentas de mithril que enroscaban su barba con el símbolo de Dúrin en ellas.
Apurado cerró los dos sacos para así colgarlos de sus hombros y salir corriendo a todo lo que sus piernas daban. Se escabulló por la muralla del reino con una soga amarrada a uno de los pilares donde se encontraba la figura tallada de su padre. Le había dicho a Balin sin darle muchas explicaciones que dejara una carreta al pie de la montaña para así lograr su travesía con éxito.
Lanzó los dos costales directo a la carreta para seguido lanzarse él; y sin remordimiento apresuró al cabrito de montaña para que así llegara lo más rápido posible al Valle.
A pesar de la oscuridad de esa noche –como si de un mal augurio se tratara –la ciudad de Valle se mostraba luminosa y brillante presintiendo que sería día de fiesta. Sabía que no era desconocido para ninguno de ellos la situación que se estaba desarrollando en la montaña; por ello esperaba que el señor de Dale tuviera consideración. Llegó a hurtadillas con todo y carreta a la parte trasera del castillo buscando así que nadie lo notara, tocó la puerta un par de veces siendo recibido por una doncella del castillo.
-¿Qué se le ofrece maese enano? –dijo con una sonrisa envejecida pero dulce.
-Necesito hablar con su señor –
-En este momento se encuentra cenando con sus hijos y esposa –le dijo, sin embargo cuando el enano se quitó la capucha mostrando el escudo de su pueblo en sus cuentas la doncella se sintió cohibida –príncipe Thorin –
-Es urgente, permítame hablar con su señor –casi suplicó el enano logrando así que lo dejaran ingresar. Tomó ambos sacos dejando al cabrito afuera. De esta manera fue que inició su desdicha y su próximo futuro.
-¿Thorin? –llamó Bilbo notando como el enano se encontraba en algún otro plano de su mente, seguro no había escuchado su pregunta.
-¿Hm? –pronunció un susurro solo haciéndole entender que lo escuchaba.
-¿Estas bien? –dijo olvidando su pregunta anterior por ese instante.
-Hm… -afirmo de forma tosca haciendo que el mediano soltara un suspiro resignado, solo viendo como el enano soltaba el humo de su boca sintiendo de cerca el aroma a tabaco del viejo Toby. Veían desde el jardín como todos estaban corriendo de un lado a otro con decoraciones florales, comida y conjuntos que servirían para celebrar el inicio del año; era un año nuevo lleno de aventuras cotidianas para los hobbits y como cada año debía ser una fiesta a lo grande.
Parecía increíble que Thorin llevara ya un par de meses en su casa, y en un escaso mes ya habían peleado, reído y disfrutado el silencio del contrario, a pesar de aquella discusión que tuvieron sobre el pueblo del enano, Bilbo se había resignado a investigar por su cuenta, debido a que el orgulloso enano no quería ni si quiera hablar al respecto.
Mantuvieron silencio unos minutos apenas solo disfrutando del tabaco, de la vista y del frio clima a pesar de que se alzara un sol radiante.
-La comarca está muy agitada –rompió el silencio el moreno.
-Nos preparamos para año nuevo, así que todos están ayudando a arreglar todo en el centro. Siempre son fiestas grandes pero no he ido en un tiempo –dijo Bilbo encogiéndose de hombros restándole importancia.
-Si es una fiesta grande debe ser importante ¿por qué no has ido? –
-No me siento cómodo estando ahí, además de que hace mucho que no bailo –sonrió del lado mirando hacia adelante.
-¿Y es necesario hacerlo? –
-Es la forma en que puedes conocer a tus vecinos, después de un baile siempre suele preceder una plática; incluso en uno de esos bailes mi prima Prímula se enamoró de Drogo; se casaron un año después de eso –Thorin lo miró sorprendido.
-¿Un año apenas? ¿Cómo es posible que haya sido en tan poco tiempo? –
-Supongo que está bien; cuando una persona se enamora creo que lo que quiere es pasar el mayor tiempo posible junto a esa persona especial –se levantó del asiento al pie de la ventana dirigiéndose al interior de la casa directo a su despacho, necesitaba buscar un poco más –sería interesante que eso pasara –
-¿Qué? –
-Enamorarse –dijo mirando al enano siendo ahora el centro de toda su atención –sin embargo, no sabría darme cuenta. Nunca me ha pasado así que será difícil notarlo –sonrió del lado internándose en la casa dejando pensativo al enano.
¿Alguna vez él se había enamorado? No que recordara. No negaría que había tenido aventuras con enanas e incluso enanos, pero nunca había sentido algo para darse cuenta si tenía un Merlar o no. Siempre los sentimientos más allá de lo fraternal le habían sido indiferentes ¿él se daría cuenta de que alguien era su único? Recordaba que su hermana Dís cuando encontró a su esposo había estado brincoteando por todos lados, ayudaba a todo el que podía, tenía una sonrisa enorme en la cara y lo estuvo llamando a él y a Frerin "hermanito"; habían creído que la locura la había tomado prisionera hasta que Frerin notó que iba seguido a las fraguas; ambos la siguieron encontrándose con su fiera hermana mirando como un cordero moribundo a un enano de melena rubia que la miraba de igual manera.
El brillo que vio en sus ojos nunca lo olvidaría, es el mismo con el que miró a sus sobrinos al tenerlos en sus brazos por primera vez ¿eso era amor? ¿Así se comportaría él cuando encontrara a su único? Esperaba que no.
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Prímula había decidido que en esta ocasión convencería a su primo de ir al festival, no permitiría que continuase como un ermitaño y menos cuando tenía a un invitado en casa, eso no sería para nada cortés. A pesar de que aún era temprano ya se había vestido acorde a la festividad con un vestido largo de colores violáceos y azules junto con una sutil tiara de ramas cobrizas.
Mientras andaba rumbo a Bolsón-Cerrado danzaba de forma sutil como si practicara para esa noche. Al aproximarse al agujero hobbit de su primo pudo visualizar a lo lejos en la parte trasera al visitante de ojos zafiro, podría tener una conversación amena con el enano antes de convencer a su primo. Se aproximó con una dulce sonrisa innata que la caracterizaba escuchando el viento ser cortado por la espada que era blandida con rapidez, de forma constante pero sin repetir ningún movimiento. Tenía la mirada centrada en puntos imaginarios simulando enemigos, cortando incluso pequeñas hojas que escapaban de los arboles ya secos que daban presencia del invierno. La destreza con la espada parecía ser uno de sus atributos, al menos eso pensó la hobbit.
Aplaudió viendo el espectáculo llamando la atención de Thorin.
-Gran espectáculo maese Thorin, debería mostrar sus habilidades en el festival de primavera; suelen hacer varias demostraciones y concursos. Y la noche es mágica, podría lograr que Bilbo se pavonease por una vez –dijo acercándose al enano quien respiraba agitado después del esfuerzo realizado.
-Con todo respeto mi señora…-
-Solo Prím, o Prímula; pero prefiero más Prím –
-Prím, disculpe pero mis movimientos de batalla no son espectáculo de bufón. No me mal entienda, sus costumbres son curiosas e interesantes pero no me podría prestar a ello después de toda una vida de entrenamiento para terminar así –dijo clavando la espada en el suelo.
-Lo entiendo; pero creo que lograría callarles la boca a los Sacovilla-Bolsón, sería bueno darles un escarmiento después de lo que le han hecho a mi primo, en especial Lobelia –frunció el ceño, logrando a pesar de todo hacer un puchero de niña en lugar de transmitir la ira que le causaba.
-Por el apellido me parece que son familiares de ustedes –
-Lo son. Pero desde la muerte de los padres de Bilbo han hecho lo imposible con tal de quitarle Bolsón-Cerrado; aunque usted no lo crea, Bolsón-Cerrado es el agujero hobbit más grande de todo Hobbiton, mi primo podría ser prácticamente de la realeza por el dinero que tiene –expuso sobresaltando al enano; Bilbo no parecía alguien de la realeza, era torpe, demasiado dulce, y humilde para serlo; era amable, perfeccionista y sobreprotector… Si lo viera de esa forma no estaría acorde a alguien de la realeza, pues no sabía pelear y seguro tampoco defenderse –así que Bilbo se encierra en su casa, no quiere tener que discutir con ellos –
-Ya veo –se mostró pensativo unos segundos siendo interrumpido en sus pensamientos por la hobbit.
-Por cierto, ¿Qué opina? ¿Me veo bien? Estoy más que preparada para esta noche. Obviamente ustedes vendrán ¿no? –
-Yo… no creo ser competente para ser un buen invitado en esta festividad –
-¡Tonterías! Tiene que acompañar a mi primo, además estoy segura de que tiene un conjunto perfecto para esta noche, así que vamos –dijo empujándolo con todas sus fuerzas –que no eran muchas –al interior del hogar de Bilbo para que se acicalara –prepárese mientras yo preparo a mi primo –dijo sonriente con una decisión imperturbable. Le recordaba mucho a su hermana.
Thorin sonrió rindiéndose ante la decisión de la hobbit así encaminándose al baño para arreglarse un poco a petición de la hobbit.
Mientras Prímula se encaminó al único lugar donde era casi seguro que estuviera: su estudio. Al entrar lo vio muy centrado en tres mapas que había extendido en la mesa logrando que se armara uno solo. Alcanzó a ver el río Brandivino, las grandes letras que decían Gondor y Rohan, pero decidió que era suficiente poniendo una mano justo en medio de los mapas consiguiendo que Bilbo la mirase.
-Dime ¿por qué aun no te has arreglado? –le preguntó con seriedad.
-Prím, sabes que no voy a ir. Ya he pasado suficiente en esas fiestas para que vuelva a lo mismo –
-Pero en esta ocasión hay una diferencia –dijo con una ceja alzada y una sonrisa rebosante de picardía –en esta ocasión, Thorin Escudo de Roble será tu acompañante –Bilbo abrió los ojos casi saliendo de sus cuencas debido a la sorpresa.
-¿Estás loca? Thorin jamás accedería. Además, no hemos estado en muy buenos términos desde hace un tiempo –la pelinegra lo tomó de los hombros mirándolo fijamente.
-¿Qué te hizo? O ¿Qué le hiciste? –
-No fue si él hizo algo, o yo hice algo; simplemente no concordamos en algo y el ambiente ha estado algo tenso desde entonces –
-¿quieres hablar de ello? –preguntó cruzándose de brazos. Bilbo se recargó en la mesa a sus espaldas con las manos apoyadas den esta.
-Dudo que me considere su amigo. No confía en mí. No me engaña, yo sé que algo le pasa pero no quiere decirme –
-Tú y yo sabemos que él se ve que es un tipo… reservado, pueden ser costumbres de su pueblo, o simplemente de él. Yo no te forcé cuando estabas pasando por un mal momento ¿cómo sabes que él no está pasando por un mal momento también? Solo dale tiempo –posó una mano en su hombro transmitiéndole el calor que le daría una hermana o una madre –verás que se arreglan –Bilbo le correspondió a la sonrisa que le regalaba estrechando su mano correspondiendo a esa sensación de calidez.
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Apenas había puesto un pie en aquel prado donde se celebraría el fin de año y año nuevo, cuando todas las miradas se fijaron en él; algunas con desconfianza, otras confundidas, otras muchas que no pudo identificar –pero si hubiera podido se habría dado cuenta de la cantidad de chicas hobbit que lo miraban con deseo –para al final notar las sonrisas amplias de los niños que ya bien conocía.
-¡Thorin! –gritó Frodo alejándose de la mano de su padre para alcanzar al enano. Al escuchar ese grito Merry, Pippin y Sam se aproximaron también recibiendo calurosamente al enano.
-Que gusto verlos de nuevo, pequeños –dijo revolviéndole el cabello a Merry y Pippin.
-¿Dónde está mi tío? –dijo Frodo buscando atrás de la robusta figura del mayor sin ubicar a su tío.
-Tu madre lo está preparando, se está esmerando mucho por lo que vi –dijo con una media sonrisa recordando los gritos de Prímula diciendo que se adelantara mientras escuchaba las quejas del Hobbit junto con los regaños de la mujer.
-¡Sí! ¡Celebraremos el año todos juntos! –exclamó el pequeño Frodo yendo a juguetear con sus tres compañeros de aventuras. El enano se acercó a Drogo quien le sonrió de forma amable.
-Buenas tardes maese Thorin, le presento a Ham Gamyi, es un buen amigo de los Bolsón y el mejor jardinero que encontrará en Hobbiton –seguido señaló al hobbit de mejillas regordetas con una nariz abultada y cabello rizado.
-No diga eso, no es para tanto –dijo avergonzado ante el alago –buenas tardes maese Thorin, es un gusto conocerlo. Mi hijo no ha dejado de hablar de usted desde hace semanas –
-Es un gusto compartir tiempo con los pequeños medianos –dijo. Conversó un rato más con ambos hobbits recibiendo de buena gana un par de pintas de cerveza; no estaba nada mal, incluso podría decir que sería buena competencia para la cerveza de los enanos.
La música comenzó a sonar, así que el señor Gamyi sacó a bailar a su mujer mientras ahora Drogo y Thorin comían, bebían y charlaban como si fueran amigos más que simples conocidos.
-¿Se divierten? –escucharon la voz de cierta hobbit a sus espaldas haciendo que giraran sobre sus talones encontrando así a la pelinegra con una sonrisa orgullosa tomando del brazo a su primo quien se veía por demás nervioso con un perfecto traje de gala hobbit, de chaleco rojo, saco verde seco y unos pantalones sencillos con un par de ramitas de sauce tras sus orejas.
Thorin se encontró a si mismo analizando cada aspecto de la figura de su anfitrión percatándose que en algún punto de su nebulosa mente apareció un simple calificativo "Adorable". Dio un trago de cerveza queriendo alejar ese pensamiento fugaz que había cruzado por su cabeza.
-¿Acaso no lo hice bien? –dijo Prímula regocijándose de su logro.
-¡Te ves genial, Bilbo! –pronunció Drogo –no me sorprendería que muchas jóvenes quisieran tener un baile contigo –dijo logrando que inconscientemente una punzada se clavara en el estómago del foráneo. Se sintió enfermo por un segundo llevándose la mano al estómago -¿se encuentra bien, Thorin? –
-Sí, solo… quizá algo de la comida no me cayó bien –dijo ajeno a lo que en realidad sentía.
-Algo podría curarlo, Thorin –dijo Prímula – ¡el baile! –expresó tomando la mano del enano para llevarlo al centro de todos los que bailaban. Drogo pareció no importarle, a pesar de ello el que si se sintió particularmente molesto fue Bilbo; se sintió como aquella vez en que miraba a Thorin en la fragua con muchas jóvenes que lo miraban casi comiéndoselo con los ojos. Se mostró avergonzado al pensar de esa forma de su prima, que lo había apoyado, pero en ese instante solo podía pensar en que no quería que Prím le sonriera, que lo tomara de las manos para guiarlo en el baile, o que riera con él.
Pensando en ello no se percató de lo incómodo que se encontraba el enano procurando no pisar los pies de su pareja. La canción concluyo logrando que Thorin huyera directo donde Drogo y Bilbo; pero Prímula aún tenía ganas de bailar.
-¡Bilbo, Drogo! –llamó Prim. Su esposo suspiró resignado empujando con él a Bilbo; se pusieron a bailar con pasos ligeros y alegres brincando de un lado a otro y moviendo las manos como brisa entre las hojas.
La tarde daba paso a la noche poco a poco; y en ese tiempo Thorin había sido la principal atracción de los infantes mientras los padres se divertían bailando. Les contó unas cuantas historias recibiendo las expresiones entusiasmadas de los menores.
-… Entonces, tomé la espada que me cedieron mis ancestros blandiéndola a su mano que se desprendió de su brazo; soltó un grito gutural de dolor corriendo como cobarde a las puertas de Moria. Así todos mis compañeros me siguieron derrotando a trasgos y orcos que se interpusieran. Dwalin, mi mejor amigo se atrevió a pasar dentro de las puertas de Moria buscando a Azog pero salió pálido… con la espada colgando en su mano; mi primo se internó de igual forma para después salir y decirnos lo que se encontraba adentro… -
-¿Qué era? –exclamó una niña.
-Era… -su mente divagó cuando escuchó una carcajada, como una canción en harpa, como escuchar la brisa entrando por la montaña, una risa que le provocó una revolución en el pecho. Desvió la mirada para ver a Bilbo, el autor de esa risa que más que eso se había escuchado como el cantico más hermoso… Seguía bailando riendo con soltura por algún comentario de su prima o de su esposo –Era… -
-¿Qué era? –llamó más fuerte Pippin. Thorin volvió en si haciendo a un lado sus confusos pensamientos.
-Se los diré después, ahora vayan a bailar. Que la noche se acaba –los niños se quejaron pero se resignaron a hacer lo que el enano les decía.
Thorin comenzó a pensar que los tragos que habían servido no eran tan suaves como pensaba. Debía ser eso seguro, porque ¿Qué otra explicación debía de haber cuando no podía dejar de ver a Bilbo bailar con fluidez casi como la brisa entre la lavanda? "Es una tontería" pensó.
La noche era joven, pues las estrellas aun no estaban en su punto más alto; Bilbo se detuvo a observarlas alejado de todos aun sintiendo su raudo palpitar por las agotadoras horas de baile, soltó una carcajada para sus adentros pensando en la cara de Drogo casi suplicando clemencia con la mirada a su esposa quien tenía la misma vitalidad que su pequeño. Tomó un trago de su cerveza aun mirando las estrellas deseando que fueran aquellos fuegos artificiales que solían darse cuando era niño ¿Cómo se llamaba aquel vagabundo que los lanzaba? Recordaba que era muy amigo de su madre pero tenía un nombre extraño… Ganraf… Gandalt… ¡Gandalf! "¡Claro, ese era! Era muy amable y siempre jugaba con nosotros, me había regalado una espada de madera ¿Dónde la habré dejado?" pensaba ajeno al enano que se paraba junto a él buscando encontrar aquello que le tenía tan fascinado en el cielo.
-¿Te diviertes, Bilbo? –sobresaltó al mediano quien rápidamente pasó su vista al moreno quien le dedicaba una imperceptible sonrisa.
-Dentro de lo que cabe, después de tanto tiempo sin venir tengo que decir que… en realidad extrañaba mucho esto –dijo regresando su vista al cielo.
La música, las risas y los gritos de euforia a lo lejos evitaban que ese momento fuese incómodo. Aunque no lo demostrara, Bilbo había estado pensando toda la noche de qué forma hablar sobre ese asunto con Thorin, se sentía culpable aunque su orgullo le pidiera a gritos que se mostrara irascible por la terquedad del enano; simplemente no podía, Prím tenía razón, quizás en su cultura no era muy común expresar sus pensamientos, y se veía que el enano era férreo a guardarse sus problemas. Inhaló profundamente para soltar la primera palabra.
-Thorin –llamó débilmente al contrario quien se mostró atento –yo… de verdad perdón, es lógico que no confíes en mí. Quiero decir, nos conocemos de apenas unos meses, sería ilógico que me confesaras toda tu vida en ese tiempo de conocernos. Para ti sé que solo somos dos personas viviendo juntos, solo compañeros de casa pero… yo realmente te aprecio –dijo mirándolo fijamente, su semblante se entristeció conmoviendo al moreno –te considero un amigo, sé que es injusto el obligarte a considerarme un amigo pero yo realmente te considero, y si algún día te fueras siempre serías bienvenido en mi hogar, al igual que a mi lado. Yo no te juzgaré. Si te quedas quiero que seamos más que simples compañeros, quiero que puedas confiar en mi –la tensión en su espalda desapareció al soltar todo lo que había tenido guardado; ahora solo esperaba la respuesta de él.
-Bilbo, no es qu… -se vio interrumpido por la voz chillona de una hobbit, que se dirigía soberbia hacia su ¿amigo?
-¡Pero si es el loco del pueblo! es una sorpresa verte por aquí, Bilbo –
-Lobelia… -pronunció a modo de saludo, pero por desgracia o fortuna le había salido más como un gruñido.
-Me sorprende que hayas salido de tu fangoso agujero –
-¡Oh…! ¿Aquel fangoso agujero que haz tratado de quitarme desde la muerte de mis padres? –la música se detuvo y todos los curiosos invitados prestaron atención a la riña –Si, ese agujero… -dijo con burla sonrojando a Lobelia de enojo.
-¡Hmp! Y supongo que ahora la usas de posada barata pues mira que invitados traes a la Comarca –dijo mirando a Thorin con desprecio, el enano se contuvo de decir algo solo porque era una mujer, si no lo fuera habría soltado una serie groserías en Khúzdul hasta cansarse.
-No me sorprendería que llenaras Bolsón-Cerrado de ebrios y zánganos si lo tuvieras en tu poder, Thorin al menos es un enano digno y ha ayudado mucho en la Comarca como para que lo menosprecies. Tus amiguitas bien que han ido a restregársele en la cara –dijo mirando a un par de mujeres al fondo del lugar con las mejillas rojas de vergüenza e indignación. Bilbo no pudo sentirse más orgulloso –Así que te pido más respeto para mi invitado –puso sus manos en sus caderas con firmeza parándose frente a la hobbit quien hizo una mueca asqueada. Sin embargo esta se esfumó cambiándola por una sutil sonrisa que a Thorin le pareció verla antes en generales trasgos y orcos.
-Ya veo, así que esa es su situación… ¿Cuántas veces te has dejado tomar por este enano? Era obvio ahora que lo noto, nunca te interesaste en estas bellas damas, suponía que no tirabas a ese lado del jardín. No me sorprendería ver tu casa convertida en un burdel donde tú fueras la atracción principal. Repugnante –dijo mirando a Bilbo quien se mostraba impávido a pesar de contener la bilis en la boca.
-Tú no tienes der… -
-Podrías darles a todas estas señoritas un adelanto, diles donde y como te ha tocado este forastero –dijo. Todo el mundo guardaba silencio viendo como la mano de la hobbit se aproximaba a la mejilla de Bilbo como una caricia –no sé cómo estos hobbits no se dan cuenta, pero yo puedo ver lo asqueroso que eres, y más permitiendo así la entrada a un enano a Bolsón-Cerrado–Bilbo sintió su cuerpo vibrar de ira, y los ojos llenarse de lágrimas de impotencia "es una mujer, es una mujer…" pensaba Bilbo evitando lanzarle un golpe y solo seguir defendiéndose con palabras.
El ojiverde no pudo decir nada pues pudo ver como un cuerpo se interponía entre Lobelia y él. Thorin sostenía con fuerza la muñeca de la mujer quien se mostró adolorida, miró al enano frente a ella percatándose de un fuego en sus ojos que creía difícil apagar. Su cuerpo entero tembló.
-No me importa lo que diga de mí, palabras se me resbalan y más viniendo de alguien tan poca cosa. Pero le pediré respeto para todas las damas que ha importunado diciéndoles palabras que ni yo puedo repetir. Pero más que nada le pediré que no le falte al respeto a Bilbo. Él me salvó la vida, así que téngale más respeto. Ha hecho más por mí en unos meses de lo que usted haría por un cordero herido en un año –dijo lanzando con brusquedad de la muñeca a Lobelia; a duras penas pudo mantenerse de pie para mirar a Thorin quien aún tenía su fiera mirada fija en ella –nunca me he topado con orco o trasgo con tan poco sentido del amor propio como lo tiene usted, pues su necesidad de agredir a alguien más para sentirse superior la rebaja a algo más inferior que un goblin –
Bilbo quedó sin habla, al igual que todos los presentes; Prímula contenía una carcajada al ver el rostro de Lobelia, mientras Drogo se veía realmente preocupado por lo que haría Thorin.
-La fiesta se acabó para nosotros; que tengan buena noche –dijo toscamente tomando a Bilbo de la muñeca y jalándolo para que caminara junto con él, aunque era difícil llevarle el paso.
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Ambos iban corriendo por los caminos desiertos siendo apenas visibles gracias a la luz de la luna. Sin parar a descansar o recobrar el aliento hasta que llegaron al agujero hobbit azotando la puerta y cerrándola con llave se detuvieron a tomar un respiro, mirándose mientras descansaban sus espaldas en las paredes una frente a la otra.
Se escuchaba únicamente el sonido de sus agitadas respiraciones y el bombear acelerado de sus corazones. Bilbo fue el primero en sonreír seguido de Thorin para que de un segundo a otro ya se encontraran riendo a carcajadas perdiendo el poco oxigeno que habían recuperado.
Las risas hicieron eco en toda la casa al igual que los pequeños golpes desesperados que el hobbit daba a la pared a diferencia del enano que se sostenía el estómago con dolor por reír sin tregua.
-¡Su cara, no lo voy a superar jamás! –exclamó Bilbo riendo aún más.
Las risas se fueron extinguiendo con el paso de los segundos hasta que volvieron a ser respiraciones agitadas, pero las sonrisas en sus rostros no se desvanecieron.
-Gracias, Thorin –dijo Bilbo abrazando sorpresivamente al enano, éste lo miró hacia abajo correspondiendo de forma torpe. Finalmente se dejó llevar y estrechó al castaño entre sus brazos con fuerza, quería protegerlo, quería hacerlo sentir seguro y hacerle ver que no estaba solo. Quería hacer lo mismo que Bilbo había hecho en ese corto tiempo con él.
-Bilbo… no te he agradecido por todo lo que has hecho por mí. Mis heridas casi están curadas, y no podría sentirme más cómodo que estando contigo; pero hay cosas que simplemente tengo que guardar para mí, al menos un tiempo –
-Está bien, lo respeto –esbozó una sonrisa disfrutando del calor del enano en su cuerpo –pero que sepas que no me rendiré, esperaré hasta que tu decidas que puedes decirme –se separó del pelinegro para mirarlo –y es una promesa –
Thorin sonrió de medio lado asintiendo con la cabeza. Ambos se sintieron descansados con un calor adormecedor en el cuerpo y los corazones acelerados atribuyéndolo a la carrera que habían tenido.
Ilusos…
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¿Les ha gustado? Espero sus comentarios con ansias. Gracias por tus favs y follow. Nos leemos la siguiente semana amores.
Bye bye.
CaocHatsune.
