¡He vuelto! Espero que les esté gustando el fic, los amodoro por leer x3 así que he aquí la continuación. No demoro más.
¡ACCIÓN!
CAPITULO 4: NOSTALGIA Y PESAR
Podía ver la ira en la mirada de su padre, casi como si le doliera pero lo extraño es que esa mirada no significó nada para él, no se arrepentía de lo que había hecho. A pesar de eso, la piel bajo la barba le ardía con cada jalón de su padre llevándolo al punto más alto en la torre de vigilancia principal donde había visto a Smaug aproximarse y luego caer como peso muerto de rodillas al suelo. Se levantó casi al momento con toda la dignidad que le fue posible.
-¡Pueblo de Erebor, mirad! Que su rey ha sido traicionado –dijo mirando con despreció a su hijo mayor –por un vástago –sus súbditos contuvieron la respiración estupefactos; algunos casi sintiéndose culpables pues bien sabían que lo que había hecho el príncipe había sido por y para con ellos. Los pasos apresurados de una enana hicieron eco.
-¡Padre, espera! –
-¿Tu confabulaste con él? ¿Por cuánto tiempo llenaron sus labios de mentiras? –
-Padre, estás fuera de ti. Tienes que escuchar –dijo lo más calmada que pudo pero no pudo más cuando su padre de un tirón había puesto de rodillas a su primogénito sosteniendo su barba haciéndola a un lado para colocar una daga en su cuello -¡Mi señor! ¡Escúcheme! –gritó con desesperación al ver a su hermano en esa situación. No soportaría perder a Thorin, no después de Frerin.
-Tú no eres mi hijo. No eres un príncipe –pronunció en susurros; Thorin pudo ver como la locura llenaba las orbes de su padre sintiendo como poco a poco el posible remordimiento de cualquier cosa que hiciera desaparecía –y no serás un rey, habiendo deshonrado a tu padre de esta forma –un pequeño hilo de sangre resbalaba por su cuello. Sin hacer la herida más profunda el rey bajo la montaña jaló su barba hacia atrás cortando de un solo tajo la coleta de vello facial. No supo si fue suyo el suspiro o el de sus súbditos; solo entendió lo que significó aquel sonido metálico de sus dos cuentas caer al piso de piedra con un eco que helaba los huesos.
Estaba deshonrado, humillado y violentado por su propio padre. En ese instante de dolor y cólera perdió la esperanza de volver a ver a su padre igual.
-¡Me traicionaste! ¡Aléjate de aquí! –…
Despertó con sudor en la frente y la respiración agitada; seguro había dormido pocas horas de nuevo. Era como si su subconsciente le gritara que se desahogara como no lo hizo en esos seis meses de viaje y en esos meses que se había asentado en esa pequeña comunidad hobbit. Pero no, no podía y no debía; no podía decirle a la única persona que le ayudó como correría su vida si aquellos mercenarios lo encontraban y no debía por otra sencilla razón: le gustaba estar ahí, estar en la comarca, con Bilbo; no quería arruinar eso diciéndole que lo habían desterrado de su propio reino. Que había traicionado a su rey y que era un prófugo.
Pasó con brusquedad la palma de su mano por su rostro intentando eliminar cualquier rastro de pena o sudor de él, soltando un suspiro cargado de desasosiego al recordar las palabras de su padre una vez más ¿aun podía llamarlo así? Porque era seguro que él ya no lo consideraba de esa forma.
Se rindió y decidió no pensar más en ello al menos por ese día. Se levantó desganado extendiendo las cobijas y haciendo su mejor esfuerzo por tender la cama pues ya había escuchado algunos sermones por parte del mediano porque dejaba la habitación hecha un desastre. Admitiría por sobre su orgullo que no lo hacía muy bien pero era un pequeño esfuerzo, y también admitía que le gustaba la sonrisa de Bilbo al entrar a su habitación para ver que había hecho un intento para después mostrarle como se hacía.
Caminó con dificultad casi a peso muerto por los pasillos ya acostumbrado al aroma que salía de la cocina cada cierta hora, como en este caso el desayuno.
Al llegar pudo ver a Bilbo sacando el desayuno de la estufa, junto con un pan del horno que dejó en el centro de la mesa. El castaño lo miró dedicándole una sonrisa que le conseguía la sensación de paz en el enano. Ambos se sentaron dispuestos a comer sin necesidad de palabras pero las ojeras de Thorin preocupaban mucho al menor quien se veía intrigado al respecto.
-¿No has dormido bien? –dio otro bocado y limpio las comisuras con una servilleta.
-No es nada, estoy bien –Identificó la mirada de reproche de Bilbo, y se burló sin disimular una risilla –son solo malos sueños, nada más –
-Mi madre decía que si cuentas tus pesadillas eso hace que nunca pasen –"si tan solo eso fuera posible, si tan solo fueran miedos y no recuerdos"
-Eso solo funciona cuando son temores de un infante –
-¿Qué significa? –
-Significa que ya es tarde y debo irme a la fragua –dijo terminando de comer dispuesto a irse, pero la mano de Bilbo lo detuvo.
-Al menos recoge tu plato–dijo con fastidio aceptando resignado el hecho de que no le diría nada.
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Esa noche después de que ambos habitantes habían tomado un baño –por separado, obviamente –se situaron en el salón principal concentrados en el fuego; cada uno sumido en sus pensamientos sin que se tornara incomodo el momento. Bilbo no pudo evitar desviar su mirada a su barba y cabello completamente mojado, así que sin preguntar tomó una toalla y la acercó a la cabeza del enano.
-¿Qué haces? –dijo sorprendido el enano.
-Tu cabello está mojado, te puedes resfriar –debió hacer algo al respecto, detenerlo es lo que debió hacer pero… no lo hizo. Nadie tocaba la barba ni el cabello de un enano a menos que fuera alguien muy cercano, un hermano, un mejor amigo o… una pareja.
Ignoró sus pensamientos limitándose a sentir las manos del hobbit entre su enmarañado cabello frotando la toalla contra él. Las manos de Bilbo parecían increíblemente hábiles en todo lo que hacía, así que no consideró inadecuado preguntarle lo siguiente.
-¿Me harías las trenzas para mis cuentas? –preguntó adormilado por el masaje que le daba el castaño. Con un sentimiento de familiaridad asintió dejando a un lado la toalla cuando confirmó que el cabello estaba lo suficientemente seco.
Entrelazó sus dedos en su cabello haciendo perfectas trenzas como le había mostrado su madre diciéndole "a una mujer la conquistas con detalles, nunca está de más que un hobbit pueda hacerle un lindo peinado a su pareja". Claro que Thorin no era una mujer, ni mucho menos una hobbit; pero el pensar que tal vez así podría obtener su afecto le provocó un rubor en las mejillas.
-Tus cuentas son bonitas –dijo con simpleza recibiendo una sonrisa del enano.
-Son regalos. Los enanos solemos darnos cuentas cuando ocurre un evento importante en nuestras vidas –eso le fue realmente interesante al mediano, quien más que nada se sentía feliz porque poco a poco Thorin se iba abriendo más con él.
-¿Y de qué es cada una? –El moreno giraba las cuentas una y otra vez entre sus dedos con nostalgia dispuesto a explicarle al ojiverde.
-Este es de mi mayoría de edad, mi padre me lo dio después de una gran fiesta y yo le di una cuenta a mi madre también; esta me la dieron por reconocimiento del rey Thror, esta me la dieron en las montañas blancas tras la batalla en Moria –señaló cada una pasándoselas a Bilbo para que las pusiera al final de cada trenza hecha –y tenía otras dos, pero las perdí cuando partí de Erebor –la tensión en los hombros del enano hizo que el mediano desistiera de decir algo. Pensar en las cuentas que tenía en conmemoración a ser descendiente de su rey y a príncipe de Erebor le dolía.
-Creo que es una linda idea de regalo; podría hacerte una –pensó con media sonrisa.
-¿Con qué propósito? –
-Por ser el herrero maestro de la Comarca –poniendo la última cuenta en su lugar admiró su trabajo enredando sus dedos entre su cabello como si fuera un gato. Estuvieron así unos minutos más hasta que Thorin al fin recapacitó, se levantó de golpe queriendo huir de sus confusos sentimientos.
-Agradezco la ayuda. Me iré a dormir; que tengas buenas noches, Bilbo –
-Igual… -apenas pronunció
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Se arrepentía enormemente de ser el mensajero de turno, pero ¿Cómo se le ocurría ofrecerse a ir a Bree por las mercancías que necesitaba el Thrain de la Comarca? Soltó un suspiro redactando por cuarta vez la carta que dirigiría el Thrain a los comerciantes de Bree para pasar sus productos a la Comarca. Prím se había mostrado eufórica ante la idea de salir de Hobbiton cosa que no alegraba en lo absoluto a Drogo quien hizo muecas sin poder hacer algo cuando su esposa decidió que podían acompañar a Bilbo.
La entintada pluma al fin marcó el punto final a la redacción semi-oficial que usaría el mediano para servir como vocero provisional. Metió el pergamino en un sobre que guardó en su pequeña mochila que se llevaría en unos días para al fin terminar con su tarea e ir a dormir. A paso calmo se aproximó por el pasillo a su habitación escuchando leves gimoteos que lo sobresaltaron ¿Algún animalito herido en su puerta, quizás? Fue su primer pensamiento cuando sus oídos captaron su procedencia en el interior de la habitación en la que reposaba Thorin.
Se comenzó a debatir entre abrir la puerta o no a pesar de los lastimeros sonidos que se escuchaban. Su cabeza le dijo que no entrara, que fuese lo que fuese que encontrara al entrar no sería grato para él. Así se retiró arrepintiéndose casi al momento en que se internó en las cobijas de su cómoda habitación.
-Thorin… perdón –susurró al aire estrujando su pecho queriendo que esa sensación de culpa se alejara.
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Les había proporcionado una carreta para el regreso siendo jalada por un par de ponys algo viejos por lo que su camino sería algo lento. Thorin se había mostrado renuente a dejarlo ir solo a Bree por lo que se vistió con las mismas ropas en las que llegó, con la espada en el cinto y las cuentas bien acomodadas en su cabello.
Bilbo lo miraba cada cierto tiempo sin poder evitar que un pensamiento se cruzase por su cabeza "Es atractivo" siendo reprendido por sí mismo cada que sucedía. Se supone que son amigos, un amigo no piensa eso de otro; aunque para ser sincero nunca había tenido amigos tan cercanos a él ¿Eso era normal?
Prím y Drogo conversaban amenamente en la parte trasera incluyendo de tanto en tanto a Thorin y Bilbo quienes estaban siendo los jinetes de la carreta guiando a los ponys. Varias horas pasaron anunciándose el crepúsculo y el frío se hacía presente.
-Por los Valar, ¿en serio crees que haya sido buena idea dejarlos con los Brandigamo? –preguntó Prímula abrazándose a sí misma sintiendo las repercusiones de olvidar su abrigo. Drogo lo notó y la rodeó con el suyo.
-Cariño; estoy seguro que lo cuidarán bien; Frodo y Merry se la pasaran bien un par de días –
-Tendremos que invitar a los Brandigamo a comer entonces, tenemos que pagarles que cuiden a Frodo –En algún punto Bilbo dejó de prestarles atención enfrascándose en sus propios pensamientos conflictivos en los que recordaba aquellos gemidos de dolor provenientes seguramente de Thorin. Por milésima vez en ese trayecto miró al enano de reojo como si buscara respuestas en su rostro.
"Nuestra relación aun es algo delicada, dudo que se hubiera tomado a bien que me inmiscuyera en sus asuntos" ahogó un suspiro en su garganta evitando mostrarse preocupado.
-¿Todo bien, Bilbo? –Preguntó Thorin alertando al mediano de que no estaba haciendo un buen trabajo ocultando su sentir –Pareces agobiado –
-Estoy bien, quizá no dormí lo suficiente –dijo con media sonrisa sin convencer al enano.
-¿Sabes que me gusta de ti? –Esa pregunta descolocó al mediano, siendo una pregunta retórica supuso que no debía responder –no sabes mentir –Bilbo se sintió descubierto no teniendo otra opción que bajar la mirada avergonzado.
-Dejémoslo así, no me siento con ganas de hablar al respecto –Thorin se mostró impactado por sus palabras, pues lo primero que hacía Bilbo usualmente era poner otra excusa, replicar o algo más pero en esta ocasión se le veía realmente alterado. Así que decidió no hablar.
El silencio incómodo se rompía solo con las palabras cursis de los hobbits sentados en la parte de atrás de la carreta junto con el crujir de las ruedas de esta. La luna se alzó brillante e imponente sobre ellos acompañada de pequeñas estrellas centellantes que tapizaban aquel cielo nocturno que bien podría simular terciopelo gracias a las nubes que se interponían de vez en cuando.
Llegaron a la entrada de Bree tocando con fuerza recibiendo un escueto saludo del portero.
-Buenas noches. ¿Qué los trae a Bree? –
-Venimos de Hobbiton, tenemos algunos asuntos con respecto al comercio exterior con ustedes –el hombre se mostró pensativo unos minutos para luego asentir y abrirles la puerta.
-Bienvenidos, si buscan una posada tengo que decirles que tenemos de las mejores más al sur –
-Gracias señor –dijo Prim con una gran sonrisa como si no notara el escrutinio del hombre hacia ellos, además de aquella cicatriz que le atravesaba el ojo dándole un aspecto intimidante.
La carreta se movilizó pero tuvieron que dejarla en unos pequeños establos por una suma de dinero a cambio –que a Bilbo le pareció un completo robo –, siguiendo a Thorin quien los guio a la posada más común de Bree: "El pony pisador".
Al entrar se encontraron con un hombre de gran sonrisa y sonrojadas mejillas que se alzaban debido a su complexión regordeta; eso era al otro lado de la barra y quizá siendo la única cara amable que se distinguía entre la multitud.
-Buenas noches –dijo Drogo como si hiciera eso comúnmente –Quisiéramos un par de habitaciones para pasar la noche –
-¡Oh, vaya! Bienvenidos. Pero si son un sequito de lo más peculiar –
-Sí, lo somos –concordó Prímula queriendo escucharse amable.
-Tres hobbits y un enano… ¿enano? Maese enano, tengo que decirle que su rostro se me hace familiar –
-Estuve aquí hace unos meses, casi cinco para ser exactos –Bilbo lo volteó a ver con curiosidad.
-¡Oh…! ¡Pero si es verdad! Espero que no haya tenido inconveniente tras su partida; lamento si la seguridad no es tan buena –
-Puedo cuidarme, no se preocupe –dijo con hastío a pesar de querer sonar amable. El hombre claramente acostumbrado a la actitud de algunos clientes le obsequió una sonrisa.
-Entonces ¿Nos daría las habitaciones? –pidió nuevamente Drogo.
-¡Claro! Tenemos una habitación perfecta para hobbits. En este momento hay algo de demanda así que tengo una habitación hobbit y otra para hombres y enanos. Solo hay dos camas en cada habitación –antes de que Bilbo pudiera protestar Prim ya había afirmado que no había problema.
Se fueron a sentar a una de las pocas mesas libres escuchando a hombres, hobbits y enanos ebrios hasta la medula reír, caerse e incluso vomitar. Trataron de ignorar todo eso recibiendo después de un rato la comida que habían ordenado comiendo entre conversaciones banales hasta que los esposos decidieron que ya era demasiado tarde así que se fueron a la habitación hobbit dejando al par contrario con la otra habitación.
Conversaron con fluidez, contaron bromas y se rieron. Bilbo creyó estar ebrio cuando su corazón vibró al sentir la mano del enano limpiar la comisura de sus labios quitando las migas de pan que se habían pegado a su piel.
-Entonces ya habías estado aquí –dijo Bilbo dando un sorbo a su cerveza.
-Sí, de hecho esperaba a un amigo en busca de consejo. Sin embargo este no llegó; pero no tiene importancia, siempre anda errante por toda la tierra media buscando problemas –el hobbit soltó una risita entre dientes.
-Eso me recuerda alguien que conozco –dijo recordando a Gandalf y los tantos problemas que solía traer cada que cruzaba la Comarca aun cuando solo buscara traer diversión. Miraron a la multitud juzgando y riéndose internamente de los ebrios que se encontraban en una esquina peleando, o la mujer que se había subido a una mesa a bailar mientras cantaba, e incluso algunos hobbits que habían caído de golpe al suelo noqueados por aquella noche etílica.
-Parece que será una noche movida ¿no crees? –
-Eso noto, aunque tengo que decir que no estoy acostumbrado. Siento muchas miradas –Thorin rió con burla.
-Créame señor Bolsón, nadie tiene la necesidad de prestar atención a un simple enano y un pequeño hobbit –
-Habla por ti mismo, en cada esquina hay al menos una persona que nos mira –Thorin borró su sonrisa mirando con discreción a cada rincón del lugar confirmando lo que el hobbit decía; con desconfianza se llevó la mano a la espada como advertencia inmediata.
-¿Sucede algo? –la clara mirada del mediano lo relajó un poco pero no impidió que bajara la guardia.
-No es nada, simplemente creo que ya hay demasiado que ver aquí ¿Te parece si nos vamos a dormir? –Bilbo asintió dejando algunas monedas como pago sin notar como Thorin mandaba fieras miradas de advertencia a aquellos hombres que bien sabía planeaban algo. Había puesto a Bilbo en peligro con su sola presencia ahí.
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La luz de la pequeña vela apoyada en el buró que dividía ambas camas crepitaba de forma muda escuchándose a lo lejos el trotar de algunos caballos, pocas personas andar por la calle y la respiración pausada de Bilbo a su izquierda. Sentado mirando a la ventana mientras fumaba en su pipa buscaba indicios de que alguien quisiera entrar a la habitación, de que se escucharan pasos en el pasillo o algún filo rozar su funda para esgrimirlo. Un estremecimiento le recorrió al escuchar pasos por el pasillo, giró la vista a la puerta notando por el filo inferior de esta la luz de las linternas detrás de una sombra.
Una sombra que se acercaba con paso casi sigiloso, de botas pesadas; escuchó claramente cómo se desenfundaba una espada o una daga, no lo sabía bien. La perilla giraba lentamente y llevó su mano al mango de su espada; la puerta se abría quejándose por el esfuerzo con un rechinido y el barrido del suelo bajo esta.
Era una sombra, una sombra alta e imponente que poco a poco se empequeñecía, llegando a ser casi de su altura. El filo de una espada que conocía, los pasos raudos que había escuchado antes, y una mirada de hielo que había querido olvidar. Se acercó poco a poco a él estrujando en su mano el mango de la espada; Thorin estaba tan impactado que no podía moverse, sintió nuevamente ese temblor en sus piernas al ver con claridad ese rostro bañado por la pálida luz de luna.
Padre.
Un movimiento brusco lo sacó de ese lugar, girando a ver a Bilbo quien lo miraba preocupado. Desvió su mirada a toda la habitación viendo la puerta intacta con el seguro puesto, su cama a un lado y él en una silla postrado junto a la ventana "solo fue una pesadilla". Los latidos de su corazón menguaban de a poco volviendo su mirada al mediano.
-Thorin, ¿estás bien? Deberías estar en la cama –
-No podía dormir –mintió a sabiendas que Bilbo lo sabía.
-Gemías de dolor, el sudor escurre de tu frente y aun cuando no soy un elfo puedo escuchar el latido de tu corazón –dijo. Guio al azabache hacia la cama dejándolo sentado en esta –estas raro desde que terminamos de cenar –
-Solo es paranoia –
-Yo lo llamaría estrés postraumático –dijo Bilbo –me he percatado de ello; está bien si no lo dices pero por favor, al menos deja la espada un momento –hasta ese instante no había notado que tenía la espada pegada a la mano. Al darse cuenta la soltó dejándola recargada en la pared.
-Son cosas del pasado que no puedo olvidar –cubrió su rostro con sus manos recargando sus codos en sus rodillas. Bilbo se sentó junto a él pasando su mano por su espalda intentando darle consuelo.
-Cuando te encontramos herido ¿venías de Bree? –Thorin suspiró resignado a contarle a Bilbo al menos una parte de lo que había pasado. Asintió a penas como un indicio de que hablaría.
-Unos hombres intentaron cortarme la cabeza, el… rey de Erebor me mandó a matar por traición –Bilbo abrió los ojos sorprendido –al parecer se corrió el rumor de que querían mi cabeza y una banda de cinco hombres me acorralaron. Todos cayeron pero… terminé muy mal herido; no me dio oportunidad de irme con la frente en alto, quería dejarme marcado de por vida ya que yo solo era un traidor para él –
-Dijiste que estuviste a su servicio, ¿pero sabes? No me importa que hayas hecho. Eres el enano más honorable que conozco ¡Es más! Eres la persona más honorable que he conocido –Thorin miró a Bilbo con una dulce sonrisa que calentó su corazón –y si las pesadillas son el problema yo velaré tu sueño siempre que necesites –se levantó de golpe haciendo a un lado el buró que dividía ambas camas y con su escasa fuerza las juntó haciendo ahora una cama matrimonial.
Arropó a Thorin de la misma forma que lo haría con Frodo y lo abrazó peinando con sus dedos la larga melena negra que tenía. El enano no protesto a cambio estrechándolo en sus brazos escondiendo su rostro en la curvatura del cuello del hobbit. Tenía un aroma a menta y galletas de frutos rojos; sonrió del lado ante su ocurrencia envuelto en la calidez del menor que a pesar de ser más débil físicamente lo hacía sentir protegido, lo hacía fuerte y por sobre todo, le hacía sentir que no estaba solo.
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Mientras tanto en un lugar lejano de la tierra media los gritos insistentes de frustración se escuchaban en el calabozo de Erebor donde una enana peleaba con uñas y dientes que sus propios guerreros la soltaran.
-¡Suéltenme, cobardes! –La lanzaron sin cuidado a una de las celdas cerrando con llave.
-Son órdenes del rey, nadie sale ni entra durante su estancia aquí –
-Tu familia pudo comer gracias a mi hermano. Traidores como tú no merecen su lugar en la guardia del reino de Dúrin –dijo con rabia, pero los soldados la miraron con desdén retirándose de ahí.
Aun podía escuchar los fuertes golpes que les dieron a sus hijos intentando salvarla. Una lágrima silenciosa resbaló por su mejilla sintiéndose impotente ¿Qué haría ahora? Erebor poco a poco se pudría y no podía hacer nada para evitarlo. Un cuervo se posó en la rejilla de la ventana dándole compañía.
-Hola –saludó la princesa recibiendo al cuervo en su brazo –supongo que eres de los pocos aun leales a tu gente –le respondió con un agudo graznido gustoso de recibir las caricias de la enana –me harás un favor. Tráeme buenas noticias, busca a Thorin y dime si está bien; es el único que podría hacer algo al respecto, si no… Tendré que ser yo la que destrone a mi padre. Anda, procura no llamar la atención –el ave salió por la ventana surcando la nubes, brava y de alas ligeras como el viento se alejó en busca de señales que fueran del príncipe Thorin.
La princesa lo vio irse, recargándose en la mohosa pared se fue deslizando abrazando sus piernas. Una risa burlona salió de sus labios pensando.
Que forma tan más patética de morir.
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¿Preparados para cuando llegue el verdadero drama? :3 ok no tanto, realmente aún falta para eso pero al menos tanto drama como puede haber en una comunidad hobbit.
Nos leemos la siguiente semana.
Bais.
CaocHatsune.
