Me he tardado mucho, lo sé. Las semanas siguientes serán tortuosas así que no podré subir capítulo tan rápido porque #Universidad, y no quiero morir ni deber materias :c Actualizaré lo más rápido que pueda, este capítulo es el primer paso real en la relación de Bilbo y Thorin así que espero que les guste x3

AAAACCIÓN!

CAPITULO 7: TARRO A TARRO SE QUEMA EL BORRACHO

El verano ya estaba ahí, lo que significaba que muchos hobbits celebrarían la buena cosecha que se hubiera dado a lo largo de la primavera y llevarían todo lo necesario para comenzar una nueva cosecha a mediados de ese año. Bilbo estaba emocionado aunque no lo demostrara, habían tenido muy buenos frutos ese año aunque su emoción radicaba principalmente en que ese año había sido el mejor por la buena comida y por la llegada de cierto enano. Ya había pasado un buen tiempo desde que llegó, desde que se hicieron buenos amigos y desde que esa presión en su pecho se había instaurado.

Sinceramente ya no estaba tan mal sentir ese hormigueo en su mejilla cuando Thorin le besaba creyendo que seguía dormido, o ese ardor en su piel cuando el enano lo abrazaba como si un peluche enorme se tratara justificándose que su calor lo hacía dormir con tranquilidad ahuyentando las pesadillas.

Las hobbits aun frecuentaban a Escudo de Roble, pero sus hostigamientos se estaban limitando a solo darle uno que otro obsequio de vez en cuando y sonrisas coquetas, ya no se quedaban horas ahí intentando que el enano les dijera algo más que cortantes respuestas.

Esa noche sería la primera en mucho tiempo en que iría con sus primos, vecinos y Thorin a beber al Dragón Verde para celebrar la cosecha; por lo que quería verse lo más presentable posible aunque fuese una simple fiesta en la Comarca –que eran casi todos los días del año si incluían los cumpleaños de cada hobbit –.

Así que habían quedado en que al momento en que Thorin terminara su trabajo se irían al Dragón Verde junto con media Comarca.

Prímula había ido esa tarde antes de la celebración a tomar el té con Bilbo mientras Frodo y Sam dibujaban en un par de pergaminos que les había obsequiado el dueño de Bolsón Cerrado, además de algo de tiza y crayones de cera. No supo en que instante se había perdido tanto en sus pensamientos que comenzó a ignorar a su prima; veía de lejos la ancha espalda del enano dándole forma con el calor del martillo de hierro a una garra de jardinero, tan concentrado estaba que parecía ignorar las gotas de sudor que resbalaban de su frente y por su nuca dándole un aspecto brilloso al entrar en contacto con la luz del carbón de la fragua.

-Bilbo… ¿Estás escuchándome? –reprimió el brincar de sorpresa al verse descubierto ignorándola. Giró a verla avergonzado y arrepentido por su actuar, aunque Prím no lo juzgaba, notaba a kilómetros que era lo que captaba la atención de su ´primo –se te va a caer el té si sigues así –dijo dándole un elegante sorbo a su taza satisfecha de haber ruborizado a su primo.

-No sé de qué hablas –ella soltó una risa traviesa.

-Claro… como digas –Bilbo frunció el ceño porque lo tirara de a loco, aunque ni él mismo entendía lo que le pasaba. No era malo admirar el cuerpo de un amigo ¿verdad? Y más si ese amigo era tan atractivo como Thorin, desde que había llegado a la comarca le pareció atractivo, no lo negaba. Pero eso no era malo ¿verdad?

-¿Qué significa eso? –

-Nada, nada ¿Entrarás al concurso este año? –

-No lo sé, creo que he perdido práctica –

-¡Tonterías! Además, no quiero que Drogo se meta solo; imagina la sarta de estupideces que provocaría –Bilbo recordó hace un par de años a su primo completamente ebrio yendo de aquí para allá contando chistes malísimos, a diferencia de cuando estaba sobrio, provocando que la hobbit quisiera meterse en un agujero para no volver a salir.

-¿Te confirmó que entraría a la competencia? –

-Sí, y realmente no quiero que haga otra tontería –Bilbo se incluía en la preocupación de la morena, pero estar en un concurso de ver quien puede beber más en una noche sin caer muerto ya no era una idea de diversión para él después de que considerara que había madurado lo suficiente.

-Y estamos viejos para eso, Prím –

-Nunca se está viejo para nada, además siempre fuiste de los mejores –su ego no se infló ni un poco al recordar cuando era más joven; siendo joven se te permite todo pero ya a sus 50 años debía ser completamente respetable. Hizo una mueca de inconformidad que le dio la respuesta a la hobbit.

En ese instante entró Escudo de Roble al agujero hobbit por algo de agua dándole una caricia a ambos pequeños, revolviéndoles el cabello, que se encontraban en el suelo sumamente concentrados en sus propias obras de arte. El enano entró a la cocina apenas sonriendo a los presentes y tomando la jarra de agua sobre la mesa tomando directamente de ella, de un trago casi bebe el contenido completo pero eso al castaño no le importaba, lo que le importaba es que estaba dejando sus gérmenes en su jarra de porcelana.

-¡Thorin! ¡Te dije que no bebieras de la jarra! –el enano lo ignoró olímpicamente dándole la espalda sin dejar de beber, ambos comenzaron a forcejear –o más bien, Bilbo forcejeaba mientras Thorin pasaba de él –siendo contemplados ,como si se tratara de un show de bufones, por la hobbit morena.

Prímula los interrumpió como si su discusión se tratara de un simple juego para ellos.

-Thorin, ¿considerarías ser participante en el concurso de esta noche? –

-¿Concurso? –

-¡No, no lo va a hacer! –dijo Bilbo con una mirada amenazadora dirigida a su prima.

-¿Qué concurso? –

-No necesitas saberlo porque no vas a participar –dijo ahora cambiando la dirección de su mirada hacia el enano.

-Se trata de un concurso de quien puede beber más cerveza, en el Dragón Verde. Drogo entrará pero no quiero que esté solo pasando vergüenzas y definitivamente yo no seré parte de eso, así que ya que Bilbo no quiere entrar ¿podrías hacerlo tú? –

-Si es mucho para un hobbit, bien –

-¿Disculpa…? ¿Demasiado para un hobbit dices? –

-¿Por qué otra razón no querrías entrar? Creo que es demasiado para tu blando cuerpo –el enano pellizcó el brazo de Bilbo sintiendo lo delicado que era. Claramente era un reto.

-Permíteme diferir, pero he sido de los mejores por años consecutivos –

-Eso quisiera verlo –Thorin se cruzó de brazos con una altanera sonrisa dibujada en sus labios, Bilbo se enderezó lo más que pudo queriendo competir con la altura del moreno.

-Pues lo verás hoy en el Dragón Verde –dijo picando con su dedo índice el pecho de Thorin. Eso aumentó la sonrisa confiada del príncipe quien creía ciegamente en su victoria.

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Cabalgaba con velocidad casi mágica por el prado del Este, había tomado un caballo al momento en que recibió la carta de los jóvenes príncipes de Erebor; ni tiempo le dio de tomar algo más que no fuera su bastón y una pequeña bolsa con algunas cosas que colgaba de su hombro. Hizo un gran esfuerzo por no caer cada que el caballo saltaba grandes piedras y obstáculos en el camino.

Con permiso del rey Thranduil pudo cruzar el bosque para al fin llegar a los límites entre Dale y Mirkwood. Miró al horizonte esperando con paciencia pero no con menos preocupación de la que ya cargaba consigo; toda la tierra media era conocedora de lo que sucedía en la montaña, sin embargo entrometerse provocaría una gran guerra de la que nadie quería ser participe, no desde la última batalla en que enfrentaron a Melkior.

Tendría que pedir permiso de nuevo al rey elfo para que dejara cruzar a los enanos por su reino, aunque no veía problema ya que al entrar al bosque se encontró con Legolas, Hoja Verde, hijo de Thranduil; quien siendo consiente por simple intuición de la razón de su presencia ahí se ofreció a darle cierta información. Tal parecía que el que las arañas se inmiscuyeran en el bosque no era mera casualidad; por ello comenzó a investigar junto con los elfos de su guardia de más confianza resultando que no venían desde la cueva de Ella-Laraña, sino que venían de Gundabad.

Un suspiro cansado liberó tensión de sus hombros, aunque su mente realizaba mil y un planes para evitar lo inevitable. Hoja Verde le había anunciado que iría a Gundabad junto con el capitán de su guardia, y los verían en Rivendel para darles la información que tuvieran.

-Espero tengas suerte, Legolas –dijo al viento justo en el momento en que se escuchaba el trotar de caballos no muy lejos de él. Levantó la mirada encontrando a el grupo de enanos que esperaba.

-¡Gandalf! –exclamó Fili apresurando el paso para que llegaran donde el mago.

-Mis amigos, es bueno verlos después de tanto tiempo –

-Nos hubiera gustado que fuese en otras circunstancias –dijo con pena en la mirada el enano de más musculatura, Dwalin.

-Aun con desventura, me alegra que sus corazones sigan fuertes –los enanos sonrieron, al menos la mayoría. Un gemido fue soltado por Balin quien hubiera caído al suelo desde la montura del pony, pero Bifur y Bofur lo sostuvieron.

-Está muy débil, no sabemos desde hace cuánto que no come. Le dimos comida en el camino pero aún no se encuentra bien -dijo Nori revisando la respiración irregular del enano de barba blanca. Una mueca se dibujó en el rostro de Gandalf; ese sería un viaje difícil de afrontar con las adversidades que sabía iban de frente.

-Tendremos que descansar en el trayecto del bosque, les advierto que es peligroso y que no deben salirse del camino o habrá terribles consecuencias –

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Iban riendo entre conversaciones de camino al Dragón Verde, Thorin vistiendo aquel atuendo con el que llegó a la Comarca y Bilbo usando uno de sus muchos sacos con una camiseta amarilla, llegaron poco después de las nueve de la noche cuando ya todos los hobbits terminaban de llegar.

-¡Hey! Al fin llegan –exclamó Ham desde una mesa recibiendo a los recién llegados con una bonachona sonrisa, parece que ya había empezado a beber y a comer de la barra de aquella taberna.

-Teníamos que arreglar todo antes de salir –dijo Bilbo con una media sonrisa.

-¡Bilbo! Es bueno verlo –en ese instante llegó Camelia a recibir al hobbit y al enano, aunque este de muy mala gana asintió a la recién llegada –buenas noches, maese Thorin. Preparé gran parte de la comida así que espero la disfruten –explicó rápidamente para después volver a una de las mesas donde se encontraba su padre y madre conversando con Drogo y Prímula.

-Una hobbit adorable ¿no? –dijo Ham desconociendo la tensión que estaba provocando.

-Sí… adorable –dijo con la quijada estática acercándose a la barra para tomar uno de los tarros de cerveza de la barra.-

-¿Dije algo malo? –

-Ni yo lo sé –dijo el castaño revolviendo su cabello estresado de no poder entender que es lo que pasaba por la mente de Thorin.

-Damas y caballeros, acérquense que la competencia ya casi va a comenzar. Todos son libres de participar –anunció un hobbit de voluptuoso estómago, con rizos y caireles rubios adornando su cabeza. Muchos participantes, entre ellos Drogo, Bilbo y Thorin se acercaron a la mesa más amplia del lugar para anunciar su participación.

-¿Listo para perder? –dijo Bilbo con burla.

-¡Hmp! Eso debería decirlo yo –dijo el enano con una media sonrisa.

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En algún punto se tropezó con un escalón inexistente tras el décimo tercer tarro, miró a su alrededor encontrando a muchos hobbits casi noqueados sobre las mesas, luego miró hacia el enano que ya iba por el vigésimo y ni si quiera un tinte rosado en sus mejillas.

-¡La competición termina con el que acabe con el trigésimo trago! –anunció aquel hobbit de rubios cabellos; en algún punto las miradas se concentraron en Thorin que bebía casi de un trago cada pinta de cerveza. Bilbo tomó la décimo quinta cerveza cuando miró de reojo a Thorin nuevamente, no sabía ya cuál era el número de tarro que bebía pero su vista se comenzaba a nublar -¡La trigésima! –exclamó al ver al enano ir por dicho número.

Lo vitorearon al momento de terminar ese último trago, y aunque el moreno gustó de escuchar halagos de la multitud por su victoria su vista se enfocó en Bilbo quien se tambaleaba de un lado a otro intentando mantenerse en pie.

-¡Bilbo! –Lo sostuvo de la cintura y del hombro antes de que cayera, el castaño recargó sus manos en sus hombros para sostenerse –Bilbo… ¿estás bien? –

-¿Gané? –preguntó con los ojos rojos y llorosos, con las mejillas arreboladas por el calor provocado por la bebida. Para Thorin esa era una visión adorable.

-Sí, lo hiciste –mintió, pasó la mano de su hombro a sus rizos cobrizos quitando algo de sudor de su frente -¿quieres algo? –

-Tengo hambre… -le dio asiento en una de las mesas cercanas.

-Te traeré algo de la barra –el hobbit asintió tomando otro tarro de la mesa pero al momento de tomarlo el enano se lo arrebató –no bebas nada más hasta que vuelva –

-Bien –asintió de forma exagerada mirando a Drogo que se encontraba tumbado sobre una mesa no muy lejos con Prímula roja de vergüenza por la manera en que terminó su esposo.

Thorin se encaminó por algunos bocadillos para Bilbo pero cuando ya llevaba un plato lleno de ellos se vio rodeado de un grupo de jóvenes que le acosaban con halagadores comentarios sobre su victoria.

-Agradezco sus atenciones pero debo ir en auxilio de mi amigo –dijo pero fue retenido por una de ellas.

-Es una fiesta, creo que el señor Bolsón se puede cuidar por su mismo un segundo –dijo una de ellas, de cabello negro azabache, y mirada coqueta. Sin que pudiera preverlo esta de enganchó a su cuello en un abrazo dándole alcance a sus labios. Una serie de exclamaciones de asombro se hicieron presentes cuando la mirada del enano se clavó en la joven frente a él que no parecía tener intención de alejarse.

A lo lejos, y aun con la borrachera encima Bilbo pudo distinguir a la perfección aquel beso. Su corazón se paralizó y un ardor en el estómago se hizo presente, no supo si las lágrimas que se arremolinaban en sus ojos era por ver esa escena o por la cantidad de alcoholes que había ingerido, no soportó más estar ahí, así que sin demora se levantó hacia una de las mesas con más vasos y jarras llenas para empinárselas. No supo por qué, pero tenía la necesidad de pensar en otra cosa que no fuera Thorin con aquella hobbit.

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Cuando Thorin volvió a la mesa no encontró a Bilbo, buscó entre la multitud percatándose de que seguía bebiendo como pez en el agua; su preocupación fue casi instantánea así que se acercó a él mientras tomaba de una jarra y la empinaba contra sus labios siendo incitado por la gente a su alrededor.

-Ya bebiste suficiente –Escudo de Roble le arrebató el recipiente con algo de forcejeo.

-Hey… Thorin, ezo es mío –queriendo tomarlo de nuevo comenzó a forcejear con el enano.

-Bilbo, te dije que no bebieras –

-Me aburrí, estabas ocupado con esa hobbit como para notarlo –se tambaleó a los lados tomando otra jarra de la mesa –

-¡No, basta! –

-¡Tu no me ordenas! ¿Quién te crees? ¿Te crees de la rareza… realeza? No eres nadie para decirme que no beba –

-Soy tu amigo… y me preocupo por ti –aunque le hubiera gustado decir que eran más, no lo hizo; Bilbo a pesar de eso hizo un puchero y se negó rotundamente a seguir la orden de Thorin.

-Mejor vete con esas mujerzuelas, debes estar acostumbrado… -El bullicio a su alrededor siguió, pero para ellos se había instaurado un profundo silencio que aparentaba ser difícil de romper. Thorin se sintió herido, y comprendió la situación de déjà vu en la que se encontraban; el cambio de roles le hizo ver que posiblemente ese dolor en el pecho había sentido su anfitrión, aunque ahora que era consciente de sus sentimientos era aún más doloroso.

-Me iré a casa, puedes volver por tu cuenta. Tienes personas en las que confías aquí, y una de ellas al parecer no soy yo –al salir azotó la puerta pero fue ignorado olímpicamente por todos los presentes menos por Bilbo, el sonido de la puerta cerrar le había lastimado inexplicablemente.

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Entre rocas corrieron con habilidad digna de su especie, se acercaron a una de las paredes de putrefacto aroma combinado con azufre y acero.

-Parece que forjan armas –dijo su compañera de pelirroja cabellera.

-Casi parece un aroma a dragón –

-¿Serán los jinetes? –dijo ella al príncipe.

-No lo sé, hay posibilidad de que así sea –

-El rey no aprobará que vayamos a Rivendel –

-No tiene que enterarse que vamos allá, podemos solo decirle que viajaremos para investigar la procedencia de las arañas –

-¿Los enanos nos esperarán allá? –

-Mithrandir dijo que así sería, solo nos queda desearles un buen viaje para que nos podamos encontrar –Un cuerno se escuchó en el interior de la fortaleza, y entre las sombras del fuego y la oscuridad de las tierras se escuchó el fiero rugido de trols de Mordor; algo se avecinaba y no sería una simple batalla, sería algo mucho peor que eso –Apresurémonos, debemos notificar a la guardia de nuestra próxima ausencia -

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Llegó tambaleándose haciendo más ruido del que podría hacer un hobbit, sus sentidos estaban completamente aturdidos debido a la cantidad de hidromiel, cerveza y demás alcoholes, algunos traídos de Bree. Se sostuvo con dificultad de las paredes con un único destino en su nublada mente: la habitación de huéspedes.

Con cada nueva jarra que bebía se le llenaba el estómago de un nudo que pudo identificar como "valentía de borracho", buscó por su propia casa la maldita habitación donde se encontraba el partícipe de su tormento emocional. Se tropezó ruidosamente en la puerta llamando la atención del enano quien dormitaba con las velas encendidas a un lado de su cama.

-¿Bilbo? –Cuestionó mirándole con las mejillas tan rojas como manzanas maduras, tenía el ceño fruncido y hacía un puchero infantil con cada paso –tropiezo –que daba para llegar a la cama.

-¡Miren nada más! Aqwui… tenebos al… herrhero de la combarca –un hipido salió de sus labios. Thorin solo siguió analíticamente la figura del mediano hasta que este llegó a la orilla de la cama –Thu… erez un maldito ladrón –dijo sentándose a horcadas sobre el enano, un muy confundido enano.

-Bilbo, estás muy ebrio, te llevaré a tu habitación –dijo pero el mediano lo recostó nuevamente en la cama tras su intento de incorporarse.

-¡No ashta que me lo devuelbpas! –

-¿devolverte qué? –dijo claramente ofendido de que le llamase ladrón.

-¡Mi corrazón… devuelbpeme mi vida! Me trataz como te da la gana, me bezas y finjes que no pasa nada –dijo, Thorin le miró sorprendió pues cuando lo besó estaba casi seguro de que estaba dormido -¡Me zonries, luego no! ¡Dime de una vez!, ¿te guzto o no? ¡Sé clarrro! –

-¿Qué? –el sonrojo de Bilbo se contagió a Thorin quien no despegaba su mirada de los irises verdes del mediano estando a punto de llorar.

-¡Sha no quiero sentirme ashí! ¡Debuelbeme mi vida si no me vaz a amar… ya no quiero amarte!… me duele –dijo empapando el rostro del enano con su dolor guardado en aquellas lágrimas. En un rápido movimiento Bilbo terminó debajo del cuerpo de Thorin mientras sollozaba.

-Espero que seas consciente de lo que acabas de decir, porque ahora que conozco tus sentimientos no me iré, no me alejaré –dijo acariciando delicadamente la mejilla del castaño quien lo veía borrosamente por las lágrimas acumuladas –porque tú, pequeño saqueador, también me haz robado algo. Será mejor que lo cuides al igual que yo cuidaré el tuyo –selló aquella promesa con un beso, lento, con sabor a alcohol, lágrimas y tabaco. Se permitieron disfrutar ese momentos sólo abrazados, besándose en la cama hasta que el sueño los derrumbó.

Eru sería su único testigo, al igual que la luz de las velas casi consumidas, de los grillos al pie de la ventana y el viento viajando desde el Este que silbaba desde afuera. Serían testigos de la unión no carnal de un hijo de la tierra y las plantas con el descendiente de rocas salidas de las montañas. Serían uno hasta su deceso, eso lo sabían. Bilbo lo sentía mientras se encontraba hundido en su cuello buscando su calor. Thorin lo sabía porque su corazón no se había regocijado nunca de esa forma, ahora había conocido al fin a su merlar.

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La mañana llegó cruel y dolorosa para el hobbit, pues apenas los rayos del sol tocaron su rostro su cabeza comenzó a punzar, y el sonido de las avecillas le taladraba los oídos como si se tratara de una avalancha de rocas en sus tímpanos. Lo que lo hizo un poco más tolerable fueron los brazos del enano envolviéndolo acariciando su cabeza mientras repartía besos por todo su rostro.

-Mmmhh –se quejó el mediano pero el azabache no se detuvo -¿Thorin? –

-Buenos días –en ese instante notó que algo estaba mal, estaba despierto y el enano no paraba de besarlo en todo el rostro hasta que tocó sus labios logrando que subieran los colores al rostro del castaño.

-¡Thorin! –el movimiento abrupto al sentarse hizo que su cabeza punzara con más fuerza derrumbándolo en la cama de nuevo –Thorin… ¿Por qué me besas? –

-Es obvio, por lo que me dijiste anoche –

-¿Anoche? –y en un montón de flashes su cabeza se llenó de recuerdos de la noche pasada desde que estaba haciendo estupideces en el Dragón Verde hasta que llegó a casa tambaleándose, al igual que cada palabra que le había dicho al enano "¡Por los Valar!" –L-lo recuerdo –dijo aliviando a Escudo de Roble quien se veía realmente frustrado por la posibilidad de que el mediano no lo recordara, pero al percatarse de que lo hacía soltó un suspiro de alivio.

-¿Recuerdas mi respuesta? –

-Vagamente –

-Te dije que cuidaría bien de tu corazón, tal como espero que tú lo hagas con el mío –Thorin se acercó de nuevo a Bilbo estrechándolo en sus brazos –no puedo decir que te quiero, lo sabes, te lo expliqué hace un tiempo. Como todo enano solo podré decirte a ti, mi merlar, que te amo –Bilbo se encogió acurrucándose en el pecho del azabache con una sonrisa enorme dibujada en sus labios.

-Thorin, quiero estar siempre contigo –El enano entendió que a su manera, Bilbo le había dicho que lo amaba, por ahora eso era suficiente.

-Nada, ni los mismos Valar me separarían de ti –

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Espero que les haya gustado, es muy poco pero gracias por seguir leyendo c:

Los leo en el siguiente capítulo, bais.

CaocHatsune.