Aquí estoy, como prometí con el siguiente capítulo. Espero que les guste y nos vemos pronto. Ya no puedo asegurarles cuando será el siguiente capítulo pero les aseguro que pronto :3
AAAACCIÓN.
CAPITULO 10: MAGO Y COMPAÑÍA
Había sido otra de tantas noches donde sus corazones y cuerpos se fundieron, donde el calor en todo el agujero hobbit había sido abrasador y no pensaran en nada más que los ojos que se encontraban frente a ellos. Eso debía ser amor, al menos lo pensaba / suponía Bilbo pues jamás lo había experimentado, contrario a Thorin que estaba seguro de que era su otra mitad unida por el mismo Mahal o quizás el mismísimo Eru.
Los rayos del sol fueron los que interrumpieron abruptamente aquel íntimo momento en la habitación donde el enano aferraba sus fuertes y callosas manos de herrero a la cintura del hobbit de curvaturas masculinas debido a la facilidad de los hobbits para aumentar de peso. El mediano no había borrado su sonrisa en toda la noche y eso lo notó Escudo de Roble siendo el primero en despertar observando la belleza misma frente a él –al menos desde su punto de vista –sonrió inconscientemente al mirar como su respiración era pausada, sin preocupaciones, como la de cualquier persona debería de ser: Feliz. No supo cuánto tiempo estuvo acariciando sus rizos a la luz de la mañana hasta que el pequeño se despertó mirando a Thorin quien le sonreía.
-Buen día –le dijo el hobbit estrechándose más a él disfrutando la capa de bello en el pecho que se enredaba entre sus dedos.
-Buenos días, Taerin –dijo besando su frente sacándole una risueña sonrisa a Bilbo.
-¿Algún día me dirás que significan todas esas palabras y frases? –
-Tal vez –
-¡Thorin! –le regañó el mediano haciendo reír de forma grave al enano.
-Es broma, después de todo no es como si fueras a decirle a alguien ¿o si? Si te lo digo no puedes decirle absolutamente a nadie que conoces mi lengua, es un secreto que hemos guardado los enanos por mucho tiempo así que si te lo muestro entonces debería desposarte ahora –Los colores subieron al momento al rostro de Bilbo quien sin saber donde esconderse se refugió en el hombro de Thorin.
-En la comarca no es normal que un hombre despose a otro –
-Pero yo soy un enano y tu un hobbit, supongo que esas reglas no aplican para mí. Te necesito en mi vida para siempre –dijo logrando levantar el rostro del hobbit para mirarlo –no tengo tu primer obsequio de cortejo, sin embargo te lo daré. Lo antes posible –
-No tienes que hacerlo –
-Quiero hacerlo conforme a las costumbres de mi pueblo; mi corazón, cuerpo, alma… mi vida será tuya, y la tuya mía. Solo si estás de acuerdo, aunque un año y medio no sea tanto tiempo estoy seguro de lo que siento por usted Maese Bilbo –acariciando su mejilla notó como lágrimas comenzaron a brotar provocando surcos rojos por las mejillas abochornadas del mediano.
-Quiero ser tuyo. Quiero que seas mío. SI quiero –dijo lanzándose a abrazar a Thorin quien sintió una revolución en su pecho, se sentía en paz al fin después de tanta pena, nada podía arruinarlo.
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El sol se encontraba en su punto medio del día, se suponía por el ardor que provocaba en la piel a pesar de estar en otoño. Y como siempre la comarca se movía con sonrisas a los vecinos, unas más hipócritas que otras, era día de mercado así que Bilbo se dirigió a comprar mientras dejaba a Thorin al cuidado de la casa; varios pequeños hobbits –los que todos ya conocemos –se encontraban dando apoyo al enano azabache. El aire que se respiraba era apacible, ni si quiera Thorin recuerda como, cuando o por qué dejó de portar siempre la espada. Pero eso estaría por cambiar esa tarde.
-¡Buen día, Maese Thorin! –dijo Ham Gamyi, el vecino y jardinero de Bilbo.
-Buen día Maese Gamyi, ¿necesita alguna reparación? –
-En realidad sí, pero no es por eso que vine principalmente. Espero que mi crío no le esté causando problemas –dijo ganando una amplia sonrisa del enano. Claramente este gesto le quitaba décadas de encima.
-En lo absoluto, los pequeños son muy trabajadores y Sam principalmente posee un apasionado interés por las historias del Este. No tengo nada por lo que quejarme –
-¡Me alegro, realmente es refrescante escucharlo! No olviden usted y el maestro Bilbo que pueden pasarse por nuestro hogar a tomar el té, o bien podríamos irnos a una taberna, Bree no es un mal lugar aunque no se le iguala la cerveza de la comarca –dijo con orgullo.
-Ojalá pudiera conocer la cerveza de mis tierras, estoy seguro que sería de su agrado –
-Nunca rechazaría una buena pinta de cerveza –en ese momento llegaron los pequeños Merry y Pippin cargando un par de costales de carbón que se usarían en la fragua del enano. El mayor les agradeció siguiendo charlando con Gamyi pero un sonido lejano llamó su atención, conocía bastante bien esa sinfonía.
-¿Qué es eso? –preguntó Pippin.
-Alguien que ha de haber descarriado otra cabra, no será nada –dio Gamyi con una sonrisa, pero se borró cuando notó la mirada severa de Thorin mirando hacia el lugar de donde provenía el sonido.
-No es una cabra, estoy seguro –dijo internándose con rapidez en el agujero hobbit desconcertando a los menores y al maestro jardinero. Salió segundos después con el cinto puesto donde reposaba su espada, y el cabello amarrado en una coleta alta –Le recomiendo que se retire a su hogar maese Gamyi –
- ¿por qué? ¿Qué sucede? –
-Son si no armaduras, cotas de malla chocando con espadas –dijo.
-¿En la comarca? ¡Imposible! –
-¡Sam, Merry, Pippin! Acompañen al señor Gamyi a casa –dijo con la voz más calmada que pudo.
-¿Qué sucede? –Sam se veía claramente temeroso.
-No se preocupen, yo me encargo –dijo empujando a los pequeños con el hobbit de mirada bonachona –llévelos con sus madres, ¿de acuerdo? –El hobbit no perdió tiempo y se alejó aceptando los consejos del azabache. No pasó mucho antes de que pudiera ver a lo lejos a imagen distorsionada de un alto vagabundo de sombrero en punta, no tuvo que desenfundar la espada, sabía bien quien era.
Se sorprendió más al ver quienes lo acompañaban. Llegaron antes de lo que pudiera imaginar frente al jardín de Bolsón Cerrado siendo estos quienes lo vieran.
-¡Thorin! –gritaron los enanos sin importarles las miradas extrañadas de los vecinos. Corrieron al encuentro con el enano un rubio y un moreno estrechándolo más de lo necesario.
-¡Fili, Kili! ¡Por Dúrin, es realmente grato verlos aquí! –dijo abrazando a sus sobrinos con más fuerza, parecía que a los menores se les saldrían lágrimas de felicidad de al fin verlo.
-Debiste enviar una carta, idiota desconsiderado –dijo uno de ellos, más imponente y fuerte, claro que no tan imponente como el moreno.
-También es bueno verte, Dwalin –dijo recibiéndolo en un abrazo. Observó a todos quienes lo miraban con asombro y esperanza, muy difícil de diferenciar cual predominaba –Gandalf, no creí que te pasearas por los prados de los medianos –
-¿Y tú Escudo de Roble? Deberías saber que tengo particular debilidad por las criaturas pequeñas y amables hasta cierto punto; lo que me intriga es tu presencia en la que será nuestra posada esta noche –El enano arqueó una ceja confundido.
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-¡Y después dijo que cuando estaba en las montañas azules un grupo de Orcos los atacaron! –
-¿A si? –dijo Bilbo a su sobrino quien le ayudaba con la despensa esa tarde.
-¡Sí! Y que todos los enanos eran tan fuertes que podían vencer a un dragón –dijo sonriente el pequeño a pesar de que Bilbo ya había escuchado esa historia, de labios de Thorin.
Cuando llegaron a Bolsón Cerrado le sorprendió no ver a Thorin en la fragua, pero le restó importancia dirigiéndose a la entrada con Frodo siguiéndole de cerca. Al abrir la puerta escuchó una serie de susurros adentrándose en el comedor, y el ambiente dentro era gélido y sombrío.
-Tío Thorin, realmente te necesitamos –
-Erebor necesita a su heredero, yo no soy esa persona –
-Ignorar tus responsabilidades no harán que desaparezcan –escuchaba la voz de varios, y sigilosamente se adentró, pero fue Frodo el que captó la atención.
-El abuelo encerró a mamá en las mazmorras –dijo otro con voz quebrada. Vio algo brillante en los ojos de Thorin quien reposaba en la pared de brazos cruzados.
-¿Cuánta comida tenemos entonces? El viaje es largo –
-¡Thorin! –gritó el pequeño como si no lo hubiera visto en años, corrió a abrazarle la cintura que era hasta donde alcanzaba. Bilbo dejó las canastas en el suelo mirando el comedor. Estaba lleno de enanos, y de… Gandalf.
-¡Bilbo!, regresaste antes –dijo Thorin notándose nervioso, pero aún más nervioso estaba el hobbit al sentir todas las miradas en su persona.
-No sabía que dabas asilo, aunque no me es desagradable saberlo. Bilbo Bolsón –dijo la voz del mago. El hobbit se notó confundido un par de segundos hasta que en su cabeza ató cabos recordando esa vieja bufanda, el puntiagudo sombrero y esa larga barba.
-¡Gandalf! Después de mucho es bueno tenerte aquí, aunque siendo el perturbador oficial de la paz no sé cómo se lo tomen los demás –dijo con una sutil sonrisa nerviosa.
-Disculpa la molestia, pero ya que estamos en esas ¿podrías dar asilo a estos enanos? Te los presentaré –dijo señalando a cada uno –él es Balin, Dwalin, Bifur, Bofur, Bombur, Ori, Dori, Nori, Oin, Glóin. –Todos recitaron un "a su servicio" –Fili, Kili, príncipes de Erebor –estos últimos hicieron lo propio pero regalándole un par de sonrisas juveniles.
-Estoy a su servicio, pero Gandalf, ¿Qué sucede? –
-Supuse que ya que estabas dando asilo al heredero del Rey de Erebor pues… -
-¡Gandalf! –gritó Thorin encolerizado.
-¡¿Qué?! –exclamó Bilbo y se hizo silencio en la sala. Frodo miró a Thorin desde abajo con sus ojitos brillantes.
-¿Serás un rey? –dijo con inocencia el más pequeño. Las manos le temblaron y sintió que caería al suelo "Thorin… rey…"
-¿Nos dejan un momento a solas? –no tuvo que repetirlo a pesar de que todos estaban en shock, no se esperaban esa reacción de Thorin. Frodo fue con Gandalf quien le dijo que le mostraría algunas figuras que podía hacer con el humo del viejo Tobby en su pipa.
Se escuchó incluso la puerta chirriar. El silencio era sepulcral sin que alguno de los dos se atreviera a romperlo; la respiración de Bilbo era errática hasta teniendo que sentarse en el baúl que reposaba junto a la puerta.
-Bilbo –
-Eres… Tú… ¿Quién eres? –Thorin suspiró pesadamente y le miró.
-Mi nombre es Thorin, hijo de Thráin, hijo de Thror; Rey bajo la montaña, rey de Erebor –
-Entonces, ¿Escudo de Roble? –
-Gané ese apodo en batalla, por las minas de Moria cuando me enfrenté a Azog el Trasgo –se hizo silencio dándole tiempo al hobbit de analizar sus palabras.
-¿Por qué no me lo dijiste? –
-Porque me habrías visto diferente, no me habrías visto como lo que soy, como me miras ahora. Como me mirabas esta mañana –Bilbo no levantó la mirada.
-¿Y ellos? ¿Por qué están…? –
-Te dije una vez lo que sucedía con el rey de Erebor, mi padre. Él se embriagó de poder tras la muerte de mi abuelo en Moria, al igual que éste antes que él; no comía ni dormía y se le veía paseándose a altas horas de la noche por los salones de oro. Rompió relaciones con Dale y el Bosque verde, nuestra gente moría de hambre –aguardó unos segundos y Bilbo lo esperó pacientemente –No podía ver que nuestra gente cada día se perdiera más y más en la agonía; así que tomé dos sacos de monedas y gemas en la noche llevándolos a Dale. El señor del Valle se mostró benevolente y mandó varias carretas llenas de comida a cambio del oro que le di. No creí que mi padre lo notara pero así fue, se llenó de cólera y a punta de espada me exilió de Erebor.
- Ahora ellos han venido porque ha perdido completamente la cordura; a encerrado a mi hermana en las mazmorras, y tengo que ir, debo ayudar a mi gente, debo cumplir con mi obligación y reclamar mi derecho al trono –Hubo más silencio que Thorin esperaba que Bilbo rompiera. No le importaba como, que le gritara, que llorara, que le dijera que lo odia pero que dijera algo.
-Así que… El rey, y vas a recobrar el trono –dijo con aire quedo –te irás –concluyó levantándose de su asiento –necesitarán mucha comida para el viaje, creo que puedo hacerles algunas bolsas con carne, verduras y semillas; no será difícil –dijo obsequiándole una sonrisa.
-Bilbo, yo… -
-Volveré al mercado, si quiero alcanzar algo debo ir ahora –dijo tomando su abrigo del perchero saliendo de la casa sin mirar al enano. Al salir notó todas las miradas posadas nuevamente en él pero en esta ocasión no le importó –Pueden ponerse cómodos, cuando regrese haré la cena –dijo a paso rápido saliendo de ahí; no muy lejos Frodo notó que Bilbo se iba e ignoró completamente los intentos del mago por llamar su atención.
-¡Tío! ¡Tío Bilbo! –Lo alcanzó llegando a una curva en la colina rumbo al mercado -¿te faltó algo para tu despensa? –Miró apenas a su tío quien logró dar un par de pasos antes de desplomarse de rodillas en el sendero agradeciendo que no hubiera vecinos fuera -¡¿Qué sucede tío?! ¿Te duele la barriga? –dijo pero vio como las lágrimas llenaban su rostro e hizo lo que su mamá hacía con él cuando lloraba, le acarició el cabello y en dos segundos Bilbo se soltó a llorar más abrazando la pequeña figura de Frodo.
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Nadie se atrevió a decir algo cuando el rostro de Thorin se había puesto tan rígido como en ese momento. Siguieron órdenes como siempre harían.
Fili, Kili, Bifur y Bofur se encargaban de preparar todo para el viaje en lo que respecta a mantas, pues el invierno se acercaría cuando ya estuvieran cerca de Erebor.
Ori, Nori, Dori, Oin y Glóin fueron a los límites del río donde conseguirían ponis que pudieran comprar para el viaje.
Dwalin, Balin y Bombur ayudaban a Thorin con la reparación de las armas en la fragua donde bien podía este último descargar su frustración.
Dwalin no se quedó callado. Tras dar un último toque al hacha de Glóin miró a su amigo, pues bien le consideraba de tal forma.
-El Hobbit se veía extraño cuando salió ¿no le habías dicho? –su respuesta fue un nuevo golpe a la espada –nunca te vi ese brillo en los ojos como cuando miraste al mediano, ¿Qué hay entre ustedes? Pues no se ve acorde a los gustos que te conocí en tu juventud, de enanas de anchas caderas, cabello largo y barba bien estilizada –Thorin se detuvo, tenía la intención de volver a golpear pero no pudo, sintió su pecho encogerse.
-Él es mi Merlar –pronunció en palabras enanas sorprendiendo al enano robusto tras de él –nunca me había sentido así. Y me asusté cuando llegue a sentirlo porque, fue tan poco tiempo en el que logré sentirme así que no podía con el dolor en el pecho de tenerlo tan cerca y no poder hacer más con él –
-Entiendo –dijo Dwalin poniendo una mano en su hombro a modo de apoyo. El cielo se había tornado de destellos violetas y cubierto por anaranjado en el instante en que un pequeño hobbit entraba por la valla de Bolsón Cerrado.
-¿Thorin? ¿Tan rápido se van tus amigos? Creí que se quedarían igual que tu –dijo Frodo viendo como llenaban a los ponis de maletas y bolsas.
-Tenemos que partir mañana, lamento que no estemos más tiempo –se puso en cunclillas para estar a la altura del menor quien abrió mucho los ojos.
-¿Irte? ¡No, no puedes! ¿Es por la tía Lobelia? Ella siempre es así, no puedes irte solo por eso, no te vayas Thorin –dijo el menor aguantando las lágrimas.
-Lo siento, pero debo hacerlo –entonces un click hizo en la cabeza del menor, retrocedió unos pasos mirando con inusual seriedad al enano.
-Tú fuiste… ¡Tu hiciste llorar a Tío Bilbo! ¡Es porque lo dejas, por eso está triste! Yo no quiero que Tío este triste, ¡eres feo y malo, lastimaste a mi tío! ¡Él te necesita aquí! No quiero que esté solo ¡Te odio, desearía que nunca hubieras venido! –dijo el pequeño saliendo corriendo de ahí dejando muy sorprendida a la compañía, y con una grieta muy grande en el corazón de Escudo de Roble.
-Los Bolsón tienen un temperamento fuerte, cierto es eso. Más los que tienen sangre Tuk en las venas –dijo Gandalf en un vano intento por romper el silencio, Thorin no se movió de su lugar, estaba dolido e impresionado por la agresividad que nunca había visto en el mediano casi recordándole a las rabietas que tuvo con Bilbo cuando apenas había llegado.
-¡Continúen trabajando, muévanse! Debemos irnos al alba –dijo recogiendo las armas. Nadie rechistó.
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Cuando Bilbo regresó después de un largo paseo por las colinas seguido de comprar más víveres llegó a su hogar notando la cantidad de ponis en su jardín llenos de equipaje que le hizo reír internamente pues imaginaba la cara que podría Ham, el jardinero, cuando llegara la mañana siguiente a arreglar su jardín.
Cruzando el umbral vislumbró la chimenea que era la única luz que se esparcía en la casa, o al menos en la sala de estar. Ahí estaba Thorin demasiado sumido en sus pensamientos como para notar su presencia, o eso es lo que hubiera deseado.
-Volviste –dijo el enano.
-Es mi casa, no hay otro lugar al que debiera ir –dijo con burla característica de él intentando que su garganta no le lastimara –les traje algunas bolsas con semillas y algo del viejo Tobby para su viaje, seguro traerán sus pipas consigo –dijo acomodando todo en la mesa, se dispondría a hacer la cena para sus invitados.
Dos grandes manos le hicieron temblar cuando se posaron sobre las suyas evitando su tarea, pero las retiró al momento cambiando rápidamente el tema.
-¿Qué crees que quieran cenar? Supongo que lo mismo que tú, después de todo eres el rey. Dime que pueden cenar los de tu compañía aunque yo creo que Gandalf aceptaría un buen vino y algo de carne –no pudo continuar cuando intentó cortar las verduras, los brazos del enano lo rodearon por completo por la espalda, y este escondió su rostro en el cuello del mediano aspirando su aroma –No… por favor, no… -
-¿Por qué? ¿Por qué me huyes, y lloras en la lejanía donde no puedo percibir tu dolor? –
-Porque no quiero pensar en ti de la misma forma en la que he pensado desde que te conocí, desde que nos besamos por primera vez, que me abrazaste, que me tomaste como tuyo… no quiero –dijo sintiéndose aún más pequeño de lo que bien sabía que era.
-¿Por qué te duele tanto que sea heredero al trono? Que me pueda convertir en rey –para Bilbo ese fue el colmo de los colmos, se giró bruscamente y golpeó el pecho del enano, repetidas veces sabiendo que no podría lastimarlo realmente.
-¡¿Crees que soy idiota?! He leído suficientes libros para saber que un rey tiene responsabilidades, que debe ser leal para con su pueblo, dirigirlos, ser como un padre para ellos y desposar –se le quebró la voz –desposar a alguien de su linaje, de su estirpe, a una enana. Si me hubieras dicho desde un principio no me hubiera ilusionado, no hubiera permitido que me ilusionaras, que me tocaras, que me… -los labios del enano sobre los suyos acallaron quitándole toda la fuerza que había sido capaz de demostrar –eres cruel, eres muy cruel –
-Nunca tuve esa intención Maese Bolsón, nunca te desee mal, y lamento si te he lastimado. A pesar de tus palabras debes saber que yo ya tengo un heredero; Fili, hijo mayor de mi hermana. Mi sobrino. No necesito ningún matrimonio para perpetuar el linaje de Dúrin, mi hermana me ha quitado ese peso de encima; así que nunca he vocalizado mentiras que sean sobre mis sentimientos hacia ti. Realmente deseo pasar mi vida contigo –Bilbo abrió mucho los ojos –no he tenido tiempo suficiente, por ahora esto bastará –dijo dándole un pequeño anillo de hierro con una gema que identificó era de su anillo, se mostraba soberbia sobre los relieves de la joya –Quiero que tu corazón siempre vaya conmigo –
-Si me hubieras dicho todo eso no estaríamos en esta situación tan estúpida y bochornosa, eres un tonto –dijo Bilbo poniéndose el anillo casi al momento –ahora apreciaría que me soltaras, tengo que preparar la cena para 13 enanos, un mago y dos hobbits –
-Ellos tardarán en volver, han ido por algunas cosas así que tenemos tiempo –dijo estrechando más al hobbit, no supieron en que momento Bilbo ya estaba sentado en la mesa devorando la boca del enano quien pasaba sus manos libremente por su cuerpo mientras el mediano enredaba sus dedos en su cabello y su corta barba.
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Fili y Kili eran aficionados a las excursiones, más a lugares peculiares como era Hobbiton, ver tantos medianos juntos les parecía algo increíble, extraño y muy divertido; al menos hasta que vieron a uno de los pequeños medianos gritarle así a su tío cosa que los intrigó, pues de los hobbits era bien sabido que no tenían tintes bélicos.
Caminando lejos por los senderos alejados donde los arboles cubrían más terreno escucharon un chillido, seguido de muchos más, pensando que eran ardillas siguieron hasta que los hipidos se interponían entre chillidos. No muy lejos en un pirul de ramas amplias, y gruesas raíces había un agujero en el suelo donde se encontraba un ovillo.
-¡Hey!, Hola –dijo con suavidad el moreno de los hermanos, cuando el pequeño levantó la mirada frunció el ceño y lanzo un manotazo al aire.
-¡Váyanse! No los quiero, ustedes se quieren llevar a Thorin lejos de mi tío Bilbo –dijo continuando llorando, ambos se sintieron inexplicablemente culpables, así que intentaron razonar con él.
-¿Sabes? Thorin es nuestro tío, y cuando se fue lo extrañamos mucho –dijo Fili –No podíamos dejarlo, acaso ¿si tu tío Bilbo se fuera lejos no lo extrañarías? –El menor se lo pensó unos segundos y asintió –pues es lo mismo que sentimos cuando se fue, además él tiene deberes, cosas que debe resolver por nuestro pueblo –
-Pero no entiendo, él es el rey ¿los reyes no hacen lo que quieren? –
-No realmente, hacen lo que creen mejor para su gente. Thorin será un gran rey, pero solo si está allá. Nuestro pueblo es como el suyo solo que más grandes –decía Kili.
-Y con más pelo –ambos soltaron pequeñas risitas.
-Sí, tienes razón –dijo Fili. El menor hizo un puchero aun con lágrimas desbordando de sus ojos.
-No quería decirle eso a Thorin, ahora seguro está enojado conmigo y me odia –dijo haciéndose más pequeño en el agujero, pero el mayor de los hermanos lo sacó de ahí cargándolo.
-Yo no lo creo, solo pídele una disculpa. Además, no creo que alguien pueda estar enojado contigo mucho tiempo –dijo Kili, apretando uno de los cachetes del mediano quien por un momento olvidó su llanto, ignorando el dolor en su mejilla solo asintió orgulloso al respecto.
-¿Ustedes han viajado mucho? Thorin siempre me cuenta de sus viajes –
-¡Pues claro, somos del clan de Dúrin! De hecho tenemos muchas historias que podemos contarte –
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Amaban a ese niño, era vivaz, parlanchín y muy curioso. El tiempo les pareció efímero de los límites a la colina de Bolsón-Cerrado, esperando que al entrar a la casa ya pudieran al menos comer algo pues con el humor de perros de Thorin no se sabía, pero al entrar se encontraron algo que realmente no esperaban.
Su tío ya estaba comiendo, sí. Pero estaba comiendo hobbit y eso era demasiado para ellos. Toparse con una escena donde su tío le robaba apasionados besos al mediano mientras este se dejaba hacer no era algo que desearan ver, más por el hecho de recordar haber encontrado a sus padres en una situación similar cuando eran niños. Una risa traviesa por parte del menor atravesó las habitaciones captando la atención de los actores del espectáculo.
-Por Mahal –dijo Fili –y Yavanna –dijo Kili.
-¡Fili, Kili! Regresaron antes –dijo Thorin con un gruñido, torpemente Bilbo intentaba acomodar lo mejor posible su ropa y calmar un poco su sonrojo.
-Bueno… nosotros, es que… -ambos comenzaron a tartamudear.
-Yo quería pedir perdón; no quería decir esas cosas –los salvó Frodo –estaba enojado porque tío Bilbo estaba triste, yo no quería que lo estuviera, yo quería que estuvieran siempre juntos ¿me perdonas? –dijo al enano quien sonrió acariciando la cabeza del pequeño mediano.
-Fui un idiota, tenías razón en enojarte. Todo está bien –Frodo mostró una amplia sonrisa y abrazó a su héroe.
-¿Entonces mi tío y tú se quedarán juntos?
-Siempre –dijo entrelazando sus dedos con Bilbo.
-¿Y van a tener bebés? Nunca había visto una pareja así, pero yo quiero que los tengan y así yo pueda jugar con ellos –dijo inocentemente provocando un sonrojo en ambos, mientras los hermanos trataban de controlar su ataque de risa. ¡Dioses! Los niños siempre serían un caso para ellos.
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-¡Mamá me dice que cuando dos personas se quieren mucho mucho Yavanna los premia dándoles un bebé! –dijo Frodo mientras pareciera que Bilbo llegaría al mismo color que un rubí; Thorin no sabía la manera explicar cómo se sentía, estaba nervioso y sin habla ante las palabras del menor frente a toda la compañía quienes aguantaban la risa, algunos más que otros.
-¡Eso es cierto pequeño mediano! –dijo Bofur como afán de molestar a los protagonistas de la conversación.
-Y por ello, aseguramos que Thorin no dará tregua a tu tío hasta que algo pase. Si bien lo conozco –dijo Dwalin mirando de soslayo a Thorin riendo con cinismo en su cara.
-Creo que es justo que le demos una explicación a Frodo, después de todo ya nos hemos burlado suficiente de nuestros anfitriones –una nueva carcajada estalló haciendo que Bilbo se encogiera en su silla mientras a su lado Thorin bebía compulsivamente de su taza –pequeño hobbit, tus argumentos son válidos y muy inteligentes debo decir –dijo Gandalf enalteciendo el orgullo del pequeño pelinegro –pero tu tío y Thorin no podrían tener bebés –
-¿por qué? Mi mami no me mentiría –
-No, en eso estas en lo correcto. Pero tú tienes mamá y papá, Thorin y Bilbo son hombres ambos –
-¿y qué? –todos esperaban una respuesta concreta del mago que lograra saciar la curiosidad de Frodo.
-que dos hombres no pueden procrear un hijo –
-¿y por qué? –
-Porque… am… -comenzó a ahogarse con el humo de su pipa con nerviosismo.
-Porque el cuerpo es diferente pequeño Frodo –le ayudó Balin –los hombres y las mujeres tenemos cuerpos para que se acoplen, pero los hombres no completamente, sin embargo con tal de que el corazón posea una conexión es suficiente –eso pareció dejar satisfecho a Frodo quien asintió y se puso a tomar un trago de su leche tibia que Bilbo le había servido en el momento que llegó con Fili y Kili.
-Creo que es momento de que hablemos por lo que veníamos –dijo Gandalf –Espías hay en Erebor, tanto míos como de un enemigo que yo creía muerto hace tiempo; nuestra única preocupación no es solo Thráin, sino algo más grande, algo que se está fortaleciendo en Dol Guldur, algo que ha estado vivo desde mucho antes de que sus montañas se fortalecieran, antes de que Aüle los creara de las montañas o que Eru hiciera llegar a los elfos amantes de las estrellas –
-No estarás pensando lo que creo, Gandalf. El enemigo fue destruido en la última alianza –dijo Thorin aferrando su mano a la de Bilbo como si buscara de alguna forma protección en el mediano. Esto fue evidentemente notado por el ojiverde quien se mantuvo al margen de la conversación solo escuchando.
-Eso creí también, pero hay alguien, alguien mucho peor que Smaug que desea tomar la montaña por muchas razones –
-Han destruido Moria, si quisieran algo de valor lo encontrarían ahí –dijo Dori -¿por qué querrían Erebor? –
-Han notado la debilidad que se impregna en el pueblo, la hambruna ciega a gente buena y el oro compra la lealtad de sus hombres. Thráin ha perdido todo lo que una vez sus ancestros hasta Dúrin han logrado. Eso el enemigo lo ha visto y tomará esta debilidad en su favor –
-Se más claro –dijo Thorin con severidad.
-Conozco a la gente de Mirkwood, aunque sé que este apelativo sea molesto para ellos. Recibí noticias de que se están preparando para una guerra y así conseguir la montaña –
-¿y quién es este informante? –dijo Fili con desconfianza.
-Un buen elfo que no ha perdido esperanza, eso lo sé. Legolas hijo de Thranduil, ha ido a Gundabad y en nuestro recorrido hacia acá lo he visto, él me lo ha confirmado –
-¿Esperas que confiemos en la palabra de un elfo? –dijo Dwalin despectivamente.
-¿acaso tienen otra opción?, yo recuerdo una gran alianza donde la gente de Dúrin apoyó a hombres y elfos cuando marcharon a la puerta negra; incluso durante la primera era cuando los enanos vencieron dragones con solo sus espadas –
-Sí, eso es cierto. Pero también estoy seguro de que los hombres fueron corrompidos en ambas ocasiones, y los elfos solo se mantuvieron al margen –dijo Thorin mirando seriamente a Gandalf.
-Entonces dime: al respecto ¿Qué hicieron los enanos? –Nadie pudo responder, se miraron unos a otros y luego a su líder quien miraba con seriedad a Gandalf –él arriesgó su vida para lograr advertirles, advertirnos de un peligro superior a todos los que han enfrentado –
-Si eso es cierto, ¿para qué el enemigo querría el dominio de la montaña? Ha tomado dominio de hombres, se esparce por los bosques pero ahora ¿irá tras los enanos? –
-Él no lo quiere por el oro, o por someter a tu gente; quiere su posición estratégica pues de esta forma tomaría fácilmente el bosque, Dale caería sin problemas, Rohan el pueblo de los hombres de caballos también estaría a su merced, ¡incluso Gondor, bendecido con buenaventura de los Valar, desde como yo lo veo! Todos caerían –los presentes comenzaron a murmurar, se les veía preocupados y Bilbo, a él le recorrió un estremecimiento por la columna que fue tranquilizado cuando Frodo lo distrajo.
-Tengo sueño, tío –dijo frotándose los ojos, Bilbo lo llevó a una de las habitaciones prometiendo que su madre iría al día siguiente o esa noche por él. Lo arropó dejándolo soñar, dejándolo lejos de todas esas penas que atormentarían al mundo.
Cuando regresó al comedor el ambiente estaba tenso, casi se podría cortar con una espada.
-Si se los pedimos, los Dúnedain nos ayudarían. El concilio blanco lo ha considerado, al menos algunos. Nuestro líder dice que son solo falacias; pero sé que nunca he errado en este tipo de situaciones –dijo Gandalf soltando un suspiro derrotado.
-Entonces así son las cosas –dijo Thorin, Bilbo se recargó en el marco de la puerta con aire pensativo –no les voy a ordenar que vengan, pues aunque pueda parecer una locura confío en la palabra de Gandalf el gris; será su decisión, iré a tomar el trono, y evitaremos que el mal pase a las piedras de la montaña pero no puedo obligarlos. Si después de tomar Erebor deciden ayudarme contra el enemigo, si deciden seguirme sabré que aún queda algo de lealtad real dentro de la montaña –no tuvo que repetirlo pues al momento Fili y Kili se levantaron, junto con Balin y Dwalin, de ahí siguió Bofur, Bombur, Bifur y poco a poco fueron Ori, Nori, Dori, Glóin y Oin.
-¡Du bekar! –gritaron todos levantando las tazas junto con un grito de guerra.
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Habían ido todos a dormir, pero Bilbo no lograba conciliar el sueño. Pensar que Thorin iría a pelear le asustaba, que no lo volviera a ver le ponía aun peor. Elevó su mirada para ver al enano con un rostro tranquilo mientras respiraba de forma acompasada, entonces aferró sus dedos a aquella camisa que usaba para dormir sintiendo como temblaba, no podía detenerse. Seguido unos brazos lo estrecharon fuertemente embriagándolo de aquel masculino aroma y calor abrasador.
-¿Qué te preocupa? –
-Deberías preguntarme qué no me preocupa –dijo Bilbo sacándole una corta risa al enano –no es gracioso, pensar que algo te pase me destroza el alma –
-No me ha pasado nada en los últimos 150 años, así que no deberías preocuparte –
-No puedo evitarlo, tú haces que me den ataques de pánico seguido por tu testarudez –dijo pegándose más al otro cuerpo –no dejaré que te pase nada –Thorin miró la decisión en sus ojos. Algo malo saldría te todo eso.
-No. No lo harás –
-No lo he dicho aún –
-Pero sé lo que piensas, no irás conmigo a Erebor –Bilbo frunció la nariz molesto.
-No estoy pidiéndote permiso –
-Es una orden –
-Serás un rey, pero no un rey para mí. Tú decidiste que siguieras siendo Thorin, no tienes derecho a impedirme algo así –
-No voy a permitirlo, aun si tengo que encadenarte a tu casa –
-Sabes que saldré, no importa cómo pero lo haré –
-y crees que tienes derecho a decirme a mí que soy testarudo –dijo con una mezcla de seriedad y sarcasmo. Lo tomó con más fuerza de la necesaria de la cintura, sin embargo la expresión seria de Bilbo no cambió –no quiero que te lastimen, no podría –dijo recargando su frente en la contraria –si algo te pasara moriría –
-¡No digas eso! No lo digas, no vas a morir y yo tampoco; pero aun si lo hiciera tienes la responsabilidad de cuidar a tu pueblo. No puedes dejarlo –
-Dejaría todo el oro, mithril y joyas por estar contigo –Bilbo se sonrojó como era costumbre cada que recibía comentarios así del enano -¿quieres terminar lo que dejamos pendiente en el comedor? –
-Las paredes no son tan gruesas, nos oirán –dijo pero a pesar de ello las manos del enano pasaron por debajo de aquella tela que cubría al ojiverde, sacándole un suspiro.
-Entonces tendrás que mantener baja la voz –dijo con coquetería haciendo que Bilbo le diera la espalda recorriendo con sus dedos su torso hasta llegar a su pelvis donde masajeaba aquellos rizos bajo su pantalón sacando suspiros del mediano.
-Thorin… tus sobrinos están en la otra habitación ¡agh! –sintió como el enano apretó su miembro entre sus dedos pasando su pulgar por la cabeza de su pene haciendo círculos en está provocando que el mediano comenzara a hiperventilar.
-Ellos no dirán nada –dijo besando atrás de su oreja estremeciendo al menor, Bilbo terminó rindiéndose alcanzando con su mano la nuca del enano juntándolo más a él a pesar del esfuerzo que le provocaba el doblar su brazo hacia atrás.
Comenzó a juguetear tentando al moreno moviendo sus caderas en una danza constante frotando sus glúteos con el pene del contrario quien en algún momento dejó de suspirar para comenzar a gruñir de excitación. Definitivamente tendrían que hacer esa noche lo más larga posible.
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Por más que lo intentaron no pudieron irse al alba; Bilbo había hecho malabares con tal de traer a Bolsón Cerrado a Prímula y Drogo. En cuanto llegaron se mostraron incrédulos ante la multitud de enanos, pero lo que hizo que casi se fueran de espaldas al suelo fue que les había cedido su hogar en lo que el volvía.
-¿Te vas? –
-No es para siempre, Drogo. Volveré, solo tenemos que arreglar algunas cosas –dijo con media sonrisa, cambió su vista a la de Frodo quien se veía renuente a dejar salir sus lágrimas. El mayor se hincó frente a él y lo estrechó tan fuerte como le fue posible –Volveré ¿sí? –
-No tardes –dijo siéndole imposible comenzar a llorar. Fili y Kili se proyectaron en esa escena, y aun cuando solo se dedicaron una mirada sabían que pensaban lo mismo.
"Ambos niños enanos se afianzaron fuertemente a la armadura del enano rubio quien tampoco los quería soltar; a unos pasos atrás de ellos se encontraba Dís quien se cubría la boca con la mano sintiéndose entre enternecida y dolida.
-No tardaré ¿sí? Volveré lo más rápido que me sea posible, y en cuanto vuelva los llevaré a la punta de la montaña, haremos una guerra de nieve –dijo limpiando las lágrimas de ambos infantes quienes sorbían su nariz con insistencia –Saben que mamá los cuidará bien –
-¿Prometes volver pronto? –dijo Fili restregándose con sus manitas los ojos.
-Lo prometo –los estrechó nuevamente entre sus brazos."
En ese instante ambos hermanos hicieron un trato. Bilbo volvería y lo cuidarían lo que fuera necesario con tal de que volviera a ver sonreír al pequeño hobbit; lo protegerían con su vida si se requería.
Frodo miró atrás de Bilbo a Thorin corriendo a abrazarlo también.
-Vuelve pronto también, quiero que mi tío y tu estén siempre juntos –
-Lo haré, Frodo. Nos vemos –dijo y lo abrazó. Desde la puerta del agujero hobbit se despidieron los primos y sobrino de Bilbo deseándole a la compañía un próspero y bienaventurado viaje.
Thorin y Bilbo iban a la par montando cada uno a su pony escuchando la bulla de la compañía, se enfrascaron en una conversación amena sobre lo que sería el viaje. Thorin le adelantó el que iban a hacer una parada en Rivendel a lo que Gandalf le secundó diciendo que ahí los esperaba su informante junto con un acompañante para resguardar su espalda.
-La princesita del bosque no puede cuidarse sola ¿ah? –dijo Dwalin. Una sincera risa salió de Thorin siendo reprendido por Bilbo.
Bilbo se dio cuenta de que el viaje no sería fácil si ese era el caso, si los acompañarían elfos dada su rivalidad con los enanos. Seguía metiéndose en líos pero… valdría la pena si podía estar al lado de Thorin.
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¡Todos a Erebor! Bueno, ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado. Nos leemos pronto en el siguiente capítulo.
Ciao 3
CaocHatsune.
