Hola! Ok, antes que nada quiero darles unas aclaraciones: Aquí aparecerá Aragorn, pero no tendrá la actitud (no completamente) ni de los libros ni las películas ¿por qué? Porque aquí prácticamente es un adolescente, asi que actuará como tal :v al menos como to imagino que sería nuestro querido príncipe de Gondor siendo apenas un chico. Además, según recuerdo, me parece que Aragorn conoce a Arwen a los 22 años, creo –alguien confírmeme por favor –aquí han pasado aproximadamente dos años de que la conoció, aunque en esta versión no quedo "flechado" como en la original. Sorry :p

Vale, eso es todo. Corre fanfic!

AAAACCIÓN!

CAPITULO 12: IMLADRIS

Aquel elfo de larga cabellera negra los miró con un gesto analítico para después regalarles una sonrisa dando una leve reverencia como cordial saludo a los visitantes del reino enano.

-Thorin Escudo de Roble, es un gusto tenerlo aquí con tan poca demora –

-Tratamos de ser puntuales pero tu sequito de incompetentes nos retuvieron –Ingwë se tensó al recibir la mirada seria de su señor pero no flaqueó.

-Mis más sinceras disculpas, les hemos preparado un festín para su llegada –La compañía se mostró entusiasmada aun cuando Thorin se mostraba desconfiado, pero eso terminó cuando una cálida mano se entrelazó con la suya dándole ánimos.

-Aceptamos su amable invitación mi señor… -

-Elrond. Tengo que decir que su rostro se me hace familiar amable hobbit, ¿Cuál es su nombre? Si me permite conocerlo –Bilbo se enganchó a la mano del enano como muestra de confianza cosa que el medio elfo notó.

-Bilbo Bolsón, a su servicio –

-¡Bolsón! ¿Será usted pariente de Belladona o Bungo Bolsón? –Bilbo se veía sorprendido por tal afirmación.

-E-Eran mis padres –Thorin lo sintió temblar. En sus ojos se veía una luz esperanzada de respuestas.

-Eran… Mis más sinceras condolencias, no lo sabía. Belladona Tuk fue una de las hobbits más fuertes e inteligentes que he conocido –Bilbo podía llorar de la emoción –pero ¿por qué no hablamos de eso en el festín? Si me lo permites –

-¡Claro! –no esperó a decir el hobbit cuando ya se iba adelantando soltando la mano del enano. Elrond y Bilbo iban a la cabeza dejando a los enanos seguirlos. La filosa mirada del enano ojiazul se clavó en la espalda del lord elfo de Rivendel con su estómago revolviéndose haciendo que ardiera como las llamas de dragón.

-Congeniaron demasiado bien –dijo Balin a su lado.

-No me agrada –

-¡Pero si tenemos a un enano celoso! Creo que debemos brindar por eso –dijo Balin–El elfo te podría quitar a maese Bilbo, ¿no harás algo al respecto? –dijo Balin con una media sonrisa maliciosa.

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Lord Elrond les ofreció varias habitaciones para que su estancia fuera más cómoda; dejando una habitación para la pareja de la compañía un poco más alejada del resto por si deseaban privacidad. Thorin hubiera querido disfrutar su estancia al llegar con su hobbit pero grande fue su sorpresa y su frustración cuando sus planes se vinieron abajo al ver como Bilbo seguía al elfo quien le ofrecía ver la biblioteca y por cómo era el mediano, no opuso mucha resistencia en realidad.

Fueron llamados un rato después a la cena por los sirvientes, Thorin no se hizo de rogar, pues desde hace horas que Bilbo había sido "secuestrado" –según el príncipe enano –por el medio elfo, sin embargo en el camino se encontraron una emotiva escena; Bilbo soltaba lágrimas de alegría estrechando al mago quien acariciaba su cabello como a un niño; era normal, Bilbo no estaba acostumbrado a peleas y reencuentros con el mago, sin embargo no era la primera vez para ellos.

-Tranquilo Mese Bilbo, Gandalf está acostumbrado a irse por su cuenta –dijo Balin mirando con cariño al mago, Lord Elrond no podía estar más de acuerdo con eso.

-Bueno, ahora que ya nos encontramos todos ¿por qué no vamos al comedor? Hay un par de invitados que seguro también esperaban –dijo guiándolos al comedor encontrando una gran variedad de platos que desilusionaron a la compañía.

"¿Y la carne?" pensaron casi todos, el futuro rey y su amante fueron los que entraron primero tomando asiento en la misma esa que el Lord de Rivendel y Mithrandir.

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-Agradecemos mucho por la ropa, ya han sido demasiadas molestias –dijo Legolas portando ahora una elegante túnica azul celeste que pertenece a Elrohir, mientras Tauriel fue vestida con un bello vestido esmeralda con largas mangas que llegaban hasta el suelo, ciertamente se sentía algo incómoda pues no era común que una guerrera usara ese tipo de ropa. Aun así la agradeció.

-No es ninguna, creo que mientras estén en Rivendel no es necesario que carguen con sus armas. No hay peligro aquí –dijo Lindir caminando a la cabeza para guiarlos al comedor.

El bullicio se escuchaba por los pasillos, no fue necesario que los invitados del Bosque Negro preguntaran por los enanos y su llegada, puesto que al llegar al final del pasillo se podía ver una multitud de al menos 13 enanos en el que sobresalía uno especialmente que no reía sin reparo como los demás, sentado al lado de un avergonzado hobbit que esperaba que los estómagos de los enanos se llenaran para salir de ahí.

-Mi señor Elrond, he aquí al príncipe del Bosque Verde Legolas, y su acompañante Tauriel –los enanos guardaron silencio solo unos segundos en los que ambos elfos se sentaban junto a Mithrandir, al lado del mago se encontraba Elrond y al lado de este Thorin junto con Bilbo.

-Me alegra que ya estén cambiados, creo que no se han presentado: Thorin hijo de Thráin, Legolas hijo de Thranduil; y él es Bilbo Bolsón –presentó el mago, solo bastó un asentimiento de cabeza por parte de ambos príncipes para aceptarlo como saludo.

-Ella es Tauriel, capitana de la guardia del reino –dijo Legolas presentándola igualmente.

-Es un placer –la pelirroja asintió también mirando tanto al príncipe como al mediano con un semblante neutro, mientras debajo de la mesa retorcía sus dedos entre sus uñas con nerviosismo.

-Bueno, agradezco su valor para ir a Gundabad y volver para traernos información, es grato que justo en tiempos de necesidad se presenten verdaderos amigos –dijo Thorin con voz solemne, aun así, su rostro no perdía ese semblante tosco que caracterizaba a los enanos.

-No tiene que agradecer, como todos solo deseo la paz en la tierra media –el enano se mostró complacido por esa respuesta y siguió comiendo ante el bullicio que se desarrollaba en la otra mesa.

Elrond se mostró preocupado cuando vio llegar solo a Arwen, Elrohir y Elliadan; los tres se sentaron en los lugares restantes de la mesa.

-¿Y Estel? –preguntó por lo bajo a su hija, Arwen Undómiel, estrella de la mañana.

-Dijo que no tenía apetito –

-Estar con los montaraces ha rebajado sus modales –dijo con el ceño levemente fruncido bebiendo de su copa.

Arwen no le diría que se quedó practicando con la espada, no echaría de cabeza a su hermano, pues sabía que la culpa había sido de sus hermanos mellizos al retar al montaraz; si bien ya saben que es terco como cualquiera de la raza de los hombres, solo habría que compararlo con Túrin Turambar.

La conversación se alargó, y era gratificante ver como elfos y enanos podían hablar civilizadamente sin deseos de gritarse, al menos en la mesa donde residía Bilbo; notó que la elfa casi no hablaba y veía a Legolas y Thorin insistentemente como si esperara que alguno dejara del lado los comentarios sarcásticos disfrazados de diplomacia para lanzarse al cuello del otro.

-Tauriel, ¿cierto? –la pelirroja asintió al mediano cuando este tomó sus manos entre las suyas –relájate, disfruta de la comida; yo me encargo de que nadie haga algo imprudente –dijo mirando específicamente a Thorin que bebía de su copa con sutileza sin dejar de ver a Legolas quien imitaba su acción –tengo mis medios –

-Confío en eso Maese Bolsón –dijo soltando una carcajada que llamó la atención de un enano en particular, el más joven de los príncipes por primera vez se percató de la presencia de la más bella de las criaturas que hubiera visto. Como si una conexión apareciera ella desvió su mirada al enano al que le dedicó una sonrisa a modo de saludo; pero el moreno no pudo hacer más que ruborizarse completamente y yéndose de espaldas en el banco, soltó una exclamación de sorpresa al momento de que su espalda chocó con el suelo y todos los enanos comenzaron a reír.

Notó la reprimenda que le mandaba Thorin junto con la mirada confundida de su hermano, las carcajadas del resto… pero solo pudo concentrarse en la mirada de la elfa pelirroja que cambió de preocupación a calma en el momento en que le sonrió. Para él fue la expresión más dulce y tierna que hubiera visto en su vida.

-¿Se te perdió algo, Kili? –preguntó Dwalin soltando otra carcajada.

-Creo que lo encontré –dijo casi en un susurro, claramente perceptible para todos los elfos presentes, Tauriel sintió un rubor en su rostro por la clara muestra de interés del enano hacia ella, y a Legolas una sensación de preocupación lo invadió cuando su vista se enfocó en la pelirroja y el enano que seguía tirado en el suelo, ¿acaso le estaba coqueteando?

Lord Elrond carraspeo la garganta para llamar la atención de aquellos en su mesa desviándolos de la escena que protagonizaba el menor de los príncipes de Erebor.

-Bueno, después de la comida quisiera pedirles que me acompañaran, tenemos cosas importantes que discutir y no creo que este lugar sea propicio –

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Al terminar la comida, la dama y jóvenes príncipes de Rivendel se fueron de ahí dando privacidad. Mientras los demás invitados se quedaban en una sala común que había sido prestada exclusivamente para ellos, Lord Elrond guio solamente a Thorin, Bilbo y Gandalf a una habitación aislada del resto de los invitados, quizá el estudio del medio elfo, pensó el mediano.

-El príncipe Legolas consiguió esto en Bree hace algún tiempo, y me lo ha traído suponiendo que lo podía traducir –dijo el medio elfo acercándose a un espacioso escritorio para sostener un pedazo de cuero negro para mostrárselo a los presentes.

-¿Y es así? –cuestionó Thorin.

-Así es, pero creo que es mejor que sea Mithrandir el que lo lea –el mago alargo su brazo para tomar el trozo de cuero con garabatos blancos, negros y rojos.

-Es una oferta de pago –dijo pasando sus arrugados dedos por la pieza.

-¿Por qué? –preguntó el enano.

-Por tu cabeza –el príncipe no se mostró sorprendido, pero Bilbo creyó que se desmayaría por lo pálido que estaba.

-¿Creen que fue… mi padre? –

-Eso suponemos, pero no hay certeza de ello –contestó el señor de Rivendel con su seriedad característica.

-Pero… no es lenguaje de enanos ¿verdad? –dijo Bilbo.

-Sí, eso es cierto; pero como van las cosas puede que Thráin se haya aliado con criaturas no muy gratas, me temo –dijo el mago, Thorin se tensó de cuerpo completo con la ira fluyendo por sus venas.

-Solo pido, Escudo de Roble, que no te dejes domar por tus emociones, nada nos asegura que no actuaras de la misma forma que tu padre –dijo Lord Elrond haciendo que el ceño del enano se frunciera aún más desencajando su rostro.

-Yo no soy como él –dijo con sequedad retirándose sin si quiera escuchar el resto del discurso del medio elfo. Bilbo se quedó viendo al enano irse con andar enardecido por la cólera.

-Los enanos son criaturas con sentimientos explosivos, solo basta con mirar a Thráin o a Thror –

-¿Qué sucedió con ellos? ¿Por qué hicieron esto? –pregunto el pequeño castaño.

-Thror perdió a su esposa, y la depresión lo invadió hasta que encontraron la piedra del Arca en la montaña. Thráin perdió a su padre y a su mujer; si un enano pierde a su merlar sufre tanto como un elfo pero sin la capacidad de morir de pena. Buscan con qué sustituirla, ahora Thorin se siente traicionado y herido, si no se controla… me temo que será igual que su padre y su abuelo –concluyó el elfo moreno. Bilbo sintió su corazón achicarse, sentía pena por ambos reyes, él había perdido a sus padres, y estaba seguro que si perdía a Thorin enloquecería igual. Pero no quería ver a su amado perderse en la locura.

-No lo permitiré, él no es así. Lo sé –dijo Bilbo con certeza –No traicionaría a la compañía así –le defendió.

-Cuento con ello, mi querido Bilbo –dijo Gandalf. Se fue siguiendo a Thorin esperando encontrarlo antes de que se fuera a dormir con un mal sabor de boca.

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Tauriel ahora se encontraba enfundada en su cómoda ropa de capitana, andaba lento al caminar disfrutando del paisaje mientras a ratos mordía una manzana que había tomado del almuerzo.

Era consciente de que cierto elfo la seguía pero lo ignoró pensando que tal vez si andaba sin rumbo fijo se fastidiaría y se iría; no tenía interés en una relación ahora, se había resignado hace poco a que su relación con Legolas no pasaría a más que una simple amistad debido a la condición de príncipe de este; Thranduil no permitiría que su único hijo se enlazara con una simple elfa.

Escuchó con atención un chapoteo no muy lejos que llamó su atención. Al acercarse se encontró a aquel enano moreno que la había mirado en el banquete, lanzaba rocas a la pequeña laguna que se mostraba entre los pilares; encontrándose así maravillada por la manera en que al lanzar la roca que tenía en sus manos esta rebotaba un par de veces antes de ceder al agua.

Kili estaba molesto. Maldecía internamente a su hermano por haberlo abandonado entre tantos elfos para quedarse a dormir en su habitación "Que poco espíritu de aventura" pensó para sí el enano antes de tomar otra roca y lanzarla a la laguna haciéndola nuevamente rebotar.

-¿Cómo lo haces? –giró sobre sus talones para notar a la elfa pelirroja provocándole taquicardia al pobre moreno.

-¿Hacer…? –

-Que la roca rebote –dijo la pelirroja como si fuera lo más obvio del mundo.

-¡Ah! Mira, la tomas del lado y la lanzas con suficiente fuerza para que camine por el agua –explicó para tomar otra piedra y lanzarla -¿ves? –ella se veía intrigada y fascinada a partes iguales. En sus siglos de vida jamás había visto algo como eso.

-¿Cualquier piedra? –dijo comenzando a buscar alguna por el suelo.

-No, una plana si es posible –dijo él buscando igualmente hasta que encontró una que era perfecta, una lisa piedra de rio no tan pesada y en forma de elipse –Esta –dijo el moreno, la elfa se hincó en el suelo a su lado recibiendo la piedra –solo dobla tu brazo hacia atrás de forma lateral y lánzala –dijo poniéndose detrás de ella para mostrarle, y aunque ella se veía imperturbable concentrada solo en su objetivo, el enano estaba que no cabía en su nerviosismo de entablar esa pequeña charla con ella. "No digas nada estúpido" se repetía.

La pelirroja la lanzó y vio como la roca rebotaba un par de veces antes de hundirse; cual niña sonrió ampliamente por su logro a pesar de que había visto que las rocas lanzadas por el enano llegaban a más distancia en la laguna.

-¡Bien hecho! –le felicitó el moreno consiguiendo que esa sonrisa fuera ahora dedicada a él pintando sus mejillas de rojo. Agradecía que la noche se estuviera haciendo presente y así ella no vería su vergüenza.

-Eso fue increíble ¡Hagámoslo de nuevo! –dijo ella sorprendiendo al enano, realmente actuaba muy diferente a como creía.

-Vaya, no creí que pudieras actuar como una niña elfa –dijo alguien tras ellos, recargado en el pilar se encontraba Elrohir mirando con coquetería a la pelirroja provocando un gruñido inconsciente por parte de Kili.

-Después de siglos siendo capitana creo que puedo darme algunos lujos, mi señor Elrohir –

-No hables con tanta propiedad, Tauriel. Ustedes son invitados y por ende amigos de todos en Rivendel –miró a ambos con una blanca sonrisa –pero les recomendaría que no siguieran haciendo eso, algunos son muy apegados a Ulmo y no creo que les agrade que perturben el agua; pero claro, será nuestro secreto –Tauriel sonrió enternecida provocando otro gruñido de Kili –tienen que descansar, los espera un largo viaje. Los veo en la mañana –dijo, la pelirroja asintió dándole la espalda para regresar su vista al agua; Kili no entendió por qué pero Elrohir le había guiñado un ojo como si fuera su cómplice.

Jamás sabría que Elrohir, a pesar de considerar atractiva a la pelirroja sabía muy bien sobre los merlar de los enanos; su padre les había dicho que siempre que vieran algo así no debían interferir, y eso haría. Además, no era la única elfa que existía "hay muchos peces en el agua".

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Legolas se tomó la libertad de curiosear por el lugar; su padre tenía cierta fricción con Lord Elrond cosa que no entendía, pero decidió que no sería problema el ir. Había mentido diciendo que quería conocer la tierra media considerando su mayoría de edad cuando en realidad quería dos cosas: 1) Ayudar a los enanos, quienes aunque su padre no lo aceptara habían ayudado a su madre cuando peleó en Gundabad contra dragones junto con ellos. Tristemente había muerto tiempo después por una flecha envenenada; y 2) Pasar algo de tiempo con Tauriel, quería hacer notar sus sentimientos y darle a entender que junto a él podría tener todo. Ella no era una princesa, pero para él podía pasar como la misma Lúthien.

Un suspiro enamorado salió de sus labios antes de escuchar el blandir de una espada. Confundido porque no había ningún guardia que denotara preocupación por ello. Se acercó a una pequeña plaza rodeada de árboles con un riachuelo que la rodeaba. Algunos pilares se contraponían con los arboles dejándose ver en medio a un joven muchacho, de cabellera negra y barba corta de mismo color; los ojos azules de océano desafiaban a la nada como una tempestad.

Es un hombre.

Fue el pensamiento del príncipe Hoja Verde viendo sus facciones toscas que no pertenecían a un elfo, y era demasiado alto para un enano. Blandía la espada con destreza para seguido sacar un cuchillo y lanzarlo al pilar en el que se encontraba recargado el rubio "No esperé ese movimiento" pensó Legolas sacando uno de sus cuchillos preparado para atacar.

-Lo siento, me sorprendiste –dijo con sorpresa el moreno, no debía tener más de 25 años.

-¿Qué hace alguien de tu raza en Rivendel? –

-¿Mi raza? ¿Acaso no sabes que Elrond es un medio elfo? –dijo con sarcasmo cargado de fastidio.

-Hablar con tanta familiaridad de él es una falta de respeto, solo sus hijos lo llaman así –Legolas bajó el cuchillo al ver que el moreno envainaba su espada.

-Pues tal vez yo soy uno de ellos, él me dice Elessar o Estel –dijo acercándose al rubio desafiante –aunque en tierras lejanas me dicen Trancos; ahora muévete niño, me estorbas –los mofletes de Legolas se colorearon de indignación.

-¿Tu quién te crees? Tengo más edad que tu ¿de verdad quieres que me crea que eres hijo de Lord Elrond? –

-Tú debes ser uno de esos guardias arrogantes y novatos de seguro, te quitaran esa estúpida actitud en tu primera cacería de orcos –se burló.

-¿Acaso tu sabes de cazar orcos? –

-Por supuesto que sí, sé más que tu –

-Pruébalo –un paso de distancia los separaba, ambos con esa juventud pedante que tenían se prepararon para pelear, una batalla amistosa se decían aunque sus movimientos no lo parecieran. El moreno consideró esa una práctica para poder vencer a Elrohir quien se había estado burlando de él desde que llegó; le probaría que el ser un simple hombre no le quitaba la habilidad de lucha.

La lucha de Legolas parecía casi una danza, una danza mortal. Chocaban espadas escuchando el filo gritar encendido por la emoción; un paso in falso hizo que el elfo tropezara pero eso no le quitó la habilidad de defenderse, enredó sus piernas con las del contrario haciéndolo caer de espaldas al suelo posicionándose sobre él con el cuchillo en su yugular.

-¿Y tú sabes cazar orcos? –se mofó, pero ese momento de burla le duró poco pues Elessar cambió de lugares con él sosteniendo sus manos por encima de su cabeza, sacó el cuchillo que aun permanecía en la espalda del contrario para colocarlo en su cuello.

-Sí, lo sé –se miraron por varios segundos hasta que Legolas se removió incomodo por la presión en sus muñecas. Elessar se levantó regresándole su cuchillo –ahora sabrás como cuidar bien de Rivendel –

-Yo no me quedaré en Rivendel, vengo del Bosque Verde –

-¿El Bosque Verde? –

-Mi nombre es Legolas, soy hijo del rey Thranduil; vengo con la misión de llevar a los enanos a Erebor –el moreno lo miró un largo rato sonriendo del lado.

-Entonces te deseo suerte –recogió su espada del suelo que se le había caído en el combate cuando Legolas lo derribó –por cierto, mi nombre es Aragorn –Legolas parpadeó un par de veces consternado.

-Aragorn… ¿El heredero de Isildur? –

-Prefiero ser reconocido por el nombre de mi padre y no de… él –dijo retirándose de la pequeña plaza. Legolas se quedó solo mirando un punto fijo en el camino que había tomado el hijo de Arathorn.

-Un dúnedain. Tiene sangre de Númenor en sus venas –Legolas se quedó meditando un rato más escuchando el riachuelo pasar.

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Quizás debía ir a hablar con Thorin, no parecía que se encontrara muy bien cuando dejó el despacho de Lord Elrond. Debía estar ahí para él, además de que también lo necesitaba a su lado.

-Maese Bilbo –le llamó una voz, al toparse de frente con el señor de Rivendel instantáneamente sonrió.

-Buenas noches Lord Elrond, suponía que todos ya se habían ido a dormir –

-Tenía algunas cosas que atender antes de ir a descansar, ¿disfruta su estancia? –

-¡Oh sí! Ha sido increíble, nunca imaginé que me encontraría en una situación así –el medio elfo sonrió con ternura.

-Lo mismo dijo su padre cuando pisó estas tierras, aunque su madre por el contrario no dejó de curiosear por todo el lugar durante su estadía –Bilbo hubiera querido ver eso, ver a sus padres en Rivendel.

-Me parece increíble que hubieran estado aquí –

-Su madre era una aventurera, no fue raro que Gandalf la invitara a venir –el mediano sintió su corazón palpitar con amor al recordar a su difunta madre –acompáñeme, quiero mostrarle algo en la biblioteca –

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Sus pesadas botas se escuchaban por el pasillo en su raudo caminar, no había visto a Bilbo desde que salieron del despacho del elfo y eso le ponía los nervios de punta. Preguntó a toda la compañía, incluido a Gandalf, pero todos negaron. Siguió caminando por los pasillos hasta que escuchó la voz de su amado mediano.

-¿Quedarme? –dijo el hobbit.

-El viaje que ellos emprenden es arriesgado, habrá muchos peligros que quizá no sabrán manejar y hasta podrían perder a alguien de la compañía; Bilbo, este no es lugar para un hobbit –el hobbit se sintió pesado, ¿por qué le decía eso? Él era fuerte, aguantaría lo que fuera, lo sabía.

-Yo… yo no… -

-Escúchame, sé que eres valiente, me lo has demostrado pero ¿Realmente confías en que Thorin no será igual que su padre? Temo por ti, te aprecio como el amigo que eres. Quédate en Rivendel y regresarás a la comarca –Tras la pared Thorin escuchó cada palabra, pero no creyó ser capaz de escuchar el resto sin desplomarse al suelo, así que se retiró lo más sutil que le fue posible a su habitación.

-Agradezco su preocupación, pero puedo con esto. Thorin me necesita, y si pasa lo que usted dice conseguiré afrontarlo –Elrond suspiró ante la terquedad del mediano.

-Bien, si eso es lo que quieres; entonces prepararé algunas cosas que te servirán. Un par de libros y mapas te ayudarán e tu viaje –el mediano sonrió ampliamente agradeciendo.

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Después de caminar un rato al salir del despacho del elfo divisó a Dwalin quien se veía frustrado dando vueltas en el pasillo, no había solucionado sus problemas con Thorin quitándole el sueño.

-¡Dwalin! Mire, sé que no hemos congeniado bien pero sepa que yo solo quiero ayudar en lo que pueda. Si la razón de que peleara con Thorin soy yo permítame solucionar lo que sea que le aqueje de mi –

Dwalin solo se dio media vuelta para encarar al castaño quien tenía una mirada decidida hacia él, ¿qué se creía ese mediano? Llegaba y prácticamente con tronar los dedos tenía rendido a Thorin a sus pies. Si ese mediano cambiara a un bando maligno quien sabe lo que sucedería.

-Escuche bien señor Bolsón, usted parece una buena persona pero está interfiriendo en las responsabilidades de Thorin –dijo Dwalin con más rudeza de la usual, el pequeño hobbit se quedó de piedra sin poder moverse o gesticular –nuestra gente muere de inanición a diario, mientras usted juguetea con nuestro futuro rey. No me lo tome a mal, lo hago por el bien de Thorin y de Erebor; usted es pequeño, débil y torpe en caminos turbios como los que cruzamos y cruzaremos. Me dio suficiente evidencia dejándose capturar por los trolls. Solo le estorba a la compañía –sin más el enano robusto se retiró por el pasillo con un amargo sabor de boca a pesar de haber desahogado todo lo que le aquejaba.

No quiso girar, sabía lo que encontraría. Bilbo se quedó parado mirando al suelo con el corazón agitado como si luchara por no romperse por sus palabras. Entonces comenzó a considerar el ofrecimiento de Lord Elrond. Quizá Dwalin tenía razón y él no tenía que estar ahí, no debería de estar ahí.

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Aragorn, después del curioso encuentro con Legolas no pudo borrar la estúpida sonrisa en su rostro al recordar al bello elfo rubio, su corazón palpitaba con regocijo y sus ojos brillaban con emoción tentado a volverlo a ver. De camino a sus aposentos que habían sido los mismos desde que era un infante se encontró con una extraña figura, muy pequeña incluso para ser un enano. Se acercó con pasos delicados buscando hacer el menor ruido posible, no quería asustar al castaño.

Bilbo se encontraba mirando el flujo del agua correr entre las rocas y pasando por los pilares de Rivendel. Soltó un suspiro desanimado concentrado en el agua.

-Buenas noches –giró un poco su vista no tan sorprendido con su inesperado acompañante.

-Buenas noches –respondió por lo bajo Bilbo.

-¿Puedo preguntar qué es lo que lo fatiga tanto para que suelte un suspiro así? –el mediano solo se encogió de hombros como si le restara importancia al asunto –si no mal recuerdo, usted viene con esa compañía de enanos ¿no es verdad? –

-Sí, pero… no sé si los seguiré a partir de ahora –eso tomó desprevenido al heredero de Isildur.

-¿Qué lo ha llevado a tomar esa decisión? –otro suspiro cargado de pena salió de la boca del mediano.

-Soy muy débil, creo que solo les estorbo y… si por mi culpa matan a alguien no podría vivir tranquilo. Creo que lo mejor sería que no fuera con ellos –

-Hm… ¿Eso cree? No estuve presente en la cena, pero por lo que escuché de mis hermanos, usted es la pareja de Escudo de Roble. Si bien es cierto que como su pareja preferiría mantenerla lejos y a salvo, también es que… no toleraría la distancia. Creo que si usted desistiera volvería loco al príncipe Thorin –Bilbo levantó la vista del agua por primera vez para ver al muchacho perteneciente a los Dúnedain.

-Pero si no sé pelear, no podría ayudar a la compañía –se dijo encogiéndose en su sitio abrazando sus piernas sintiendo el césped en sus pies desnudos.

-Eso no es difícil de solucionar –desenvainó su espada llamando la atención del mediano –levántese mase hobbit, yo le enseñaré algunos movimientos que si bien le protegerán en batalla, también permitirá que logre dar certeros ataques a sus enemigos –

-¿Y-yo? ¿Pelear? –apenas se levantó el emocionado moreno lo incitó a desenvainar su espada.

-Tu ventaja con tus enemigos es que eres considerablemente más pequeño, más ágil y sigiloso. Bloquearás con la espada por arriba y atacarás a piernas, pies y torso ¿listo? –no muy seguro el hobbit asintió.

Bloqueo. Bloqueo. Ataque. Estuvo a punto de hacerle un corte si no fuera porque Aragorn dio un salto hacia atrás esquivándolo.

-¡Muy bien! –dijo Aragorn, continuaron unas horas más hasta que la luna estaba aún más alta y el frío comenzaba a hacerse presente.

Después del último bloqueo de Bilbo, el Dúnedain le dijo que debían parar pues ya estaba entrada la noche.

-Gracias por todo mi señor… -

-Aragorn, hijo de Arathorn –dijo con media sonrisa.

-Bilbo Bolsón, de Bolsón Cerrado –dijo con una amplia sonrisa mostrando todos los dientes.

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Se sentía asfixiado entre esas cuatro paredes revolviéndose en las sabanas ¿Y si Bilbo decidía quedarse en Rivendel? ¿Sería capaz de dejarlo? Solo de pensarlo le dolía el pecho y deseaba volver a la comarca, que no le importara nada en lo absoluto más que el mediano. La puerta se abrió dando paso a Bilbo quien le obsequió una sonrisa.

-Lamento despertarte –

-No lo hiciste –el enano abrió los brazos incitando al mediano a entrar en la cama, quien no tardó en acceder, se quitó el chaleco y la camisa dejándolo solo con los pantalones y una playera blanca similar a la que estaba usando el moreno en ese momento. Se sintió cómodo entre sus brazos, correspondiendo al gesto afectivo de Thorin.

Sin aviso Thorin se posicionó sobre el cuerpo de Bilbo devorando sus labios con desesperación como si en cualquier momento fuera a desaparecer.

-Thorin… -dijo en un suspiro -¿Qué sucede? –dijo confundido aunque no con menos gusto por la espontaneidad de los besos y caricias que le dedicaba.

-Te amo –dijo con sinceridad provocando que el pobre corazón de Bilbo casi se le saliera del pecho –Muchísimo, taerin… -volvió a besarlo, y no hubo más preguntas, solo caricias, besos y "te amo" dados en susurros.

Bilbo introdujo sus manos entre la ropa de Thorin acariciando sus pectorales cosquilleando el vello en sus manos, una mordida en su hombro le sacó un gemido que encantó al príncipe provocándolo aún más. La ropa comenzó a estorbar y en segundos ya se encontraba regada alrededor de la cama en posiciones irregulares.

La habitación se llenó de gemidos y el vapor salido de sus cuerpos aclimató la estancia. Thorin regó besos por todo su rostro al mismo tiempo en que frotaba su miembro con el de Bilbo en una danza constante que hacía suspirar al mediano quien rasguñaba los hombros, brazos y espalda de su amante desesperado por más contacto conformándose momentáneamente con las mordidas que eran regadas de su cuello hasta la clavicula que seguramente dejarían marcas luego.

-Ah… Thorin… Más –pegó sus frentes entre suspiros forzando su respiración. Levantó al mediano en sus brazos pegándolo contra el espaldar de la cama penetrándolo sin delicadeza; logrando así que los anteriores suspiros se transformaron en sonoros gemidos que llenaron la habitación. La sinfonía tenía de acompañante los gruñidos de Thorin quien se esforzaba por llegar aún más profundo en el mediano.

-Bilbo… -Thorin dejó de sobre esforzarse cuando Bilbo comenzó a mover sus caderas y su cuerpo completo de arriba hacia abajo con más velocidad hasta que ambos consiguieron llegar al climax. Se abrazaron, inhalaron el aroma del otro recargados en el cuerpo del contrario sintiendo sus cuerpos relajarse.

El sueño los venció después de haber continuado por unas cuantas horas desplomándose en las sabanas que ahora contenía la esencia de ambos.

-Por favor, quédate a mi lado –susurró al oído del hobbit a pesar de que este ya se encontraba inconciente, pero no lo detuvo –te necesito conmigo –dijo besando su sien y acomodándose para estrecharlo en sus brazos, pasó sus brazos a su torso entrelazando sus manos con amor. Durmieron abrazados, con el torso de Thorin pegado a la espalda del mediano y con las manos entrelazadas.

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Después de haber pasado unos cuantos días tuvieron que recobrar el camino a la montaña, todos montados en ponys dados en obsequio por el señor de Rivendel. El par de elfos originarios del Bosque Negro se montaron en sus caballos –igualmente obsequiados –alistando sus cosas en las bolsas que estos cargaban como en los trajes que los enfundaban.

-Los llevaré hasta los lindes de Rivendel, luego separaremos nuestros caminos –dijo Aragorn a la compañía; se acercó al príncipe elfo y le dedicó una suave sonrisa –ha sido un gusto conocerlo, príncipe Legolas; espero que nuestros caminos vuelvan a juntarse. Y quizás… repetir lo de hace unas noches –los gemelos Elrohir y Elliadan abrieron los ojos como platos al escuchar al Dúnedain, cuando Legolas lo notó se ruborizó furiosamente entendiendo el doble sentido.

-Deja de dar malas impresiones, no pasó nada –dijo con el ceño fruncido, ese humano era un mocoso para él, ¿Cuántos tendría? Fuesen los que fueran él tenía más de dos siglos.

-Pues yo recuerdo tu cuerpo jadeando debajo de mi –Tauriel sintió su corazón achicarse, esa fue la clave para que se diera por vencida con él; su amor desde hace décadas. Soltó una sonrisa leve al príncipe, seguro sería feliz con él. Por otro lado, Legolas estaba que no cabía con la insolencia del moreno, giró a ver a los gemelos quienes sonreían del lado con burla.

-¡Estábamos entrenando! ¡Solo peleábamos! –exclamó mirando a todos lados.

-Claro mi señor –dijo Tauriel con burla a pesar de que su corazón estaba roto. Legolas solo bufó mirando molesto al mayor.

Thorin miraba hacia todos lados buscando entre el mar de caballos y cabezas enmarañadas de su compañía.

-¿Y Bilbo? –preguntó preocupado, pero todos se encogieron de hombros. Estrujó las riendas del caballo con frustración, la conversación que había oído no lo dejaba más tranquilo. Dwalin sintió una punzada de culpa al ver a Thorin así, pero entre la multitud llegó corriendo.

-¡Lo siento, llego tarde! –dijo Bilbo con unos cuantos pergaminos sobresaliendo de su mochila siendo seguido por Lord Elrond. El rostro del enano se iluminó al ver a su merlar, y este le correspondió con una sonrisa –gracias por todo Lord Elrond –

-Ha sido un placer tenerlos aquí señor Bolsón, deseo buenaventura a todos en su viaje –le dijo a la compañía quienes se mostraron agradecidos con el medio elfo –y verlos a todos de nuevo por aquí, serán siempre bienvenidos –

-Se loa gradecemos –dijo Thorin con una sonrisa agradecida.

Aragorn dio una última mirada a sus hermanos despidiéndose así, y estos le correspondieron al igual que su "padre" anhelando el momento en que se vuelvan a encontrar.

Salieron todos montados en sus respectivos caballos y ponys. Bilbo miró a Thorin sin dejar de pensar en las palabras de Lord Elrond.

"… Ahora Thorin se siente traicionado y herido, si no se controla… será igual que su padre y que su abuelo…"

No. Él no lo permitiría, Bilbo evitaría que Thorin fuera como ellos, porque no lo era. Tomó la mano de Escudo de Roble queriendo transmitirle todo el amor que le profesaba, dándole a entender que estaría ahí para él cuando fuera necesario. El enano sonrió correspondiendo al gesto anexándole un beso sobre el anillo que le había regalado.

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Al anochecer acamparon en una cueva lo suficiente seca y acogedora para que todos estuvieran ahí; después de la cena muchos fueron a dormir, aunque no todos. Los elfos habían dicho que harían guardia antes de dormir, y que despertarían a Nori y Bifur cuando hubiesen pasado varias horas.

Dwalin no vio señales de los elfos, supuso que preferirían quedarse en los árboles que arropaban la cueva por afuera. Se levantó con deseos de acercarse al pequeño riachuelo que encontraron y beber algo de agua. Al acercarse lo suficiente escuchó el aire ser cortado por una espada; y se sorprendió al ver al mediano ahí.

-Bloqueo. Bloqueo. Ataque –repetía en susurros las palabras que Aragorn le había dicho; no escuchó los pasos de Dwalin a su espalda, pero si el hacha que cortaba el aire justo a su cabeza, bloqueó el ataque con la espada reteniendo el arma del enano -¿Q-Que hace? –

-Lo estaba probando ¿Qué hace aquí a esta hora? –

-Creo que es obvio –soltó un suspiro al bajar el arma –Dwalin, tú lo dijiste. Soy muy débil, pequeño y torpe ¿no? Pues no necesito que nadie me proteja, voy a defenderme si algo pasa y así ustedes no tendrán que preocuparse. Me he cuidado solo casi toda mi vida y usar una espada será parte de eso ahora –Dijo el mediano logrando que el enano se enorgulleciera "Es casi tan testarudo como Thorin, ya veo que fue lo que vio en él" pensó.

-Bien, pero si no sostienes bien la espada te podrías romper la muñeca, sepáralas más una de otra cuando sostengas el mango –Bilbo miró su agarre e hizo caso a las instrucciones del guerrero –bien, para que no te hagas daño yo te enseñaré; no quiero que Thorin tenga un colapso si en batalla te lastimas por una tontería como no sostener bien la espada –

-¿Vas a enseñarme? –ninguno notó en que momento comenzaron a hablarse de , pero no les importó. Ambos tenían algo en común: darían su vida por Thorin, lo querían y harían lo que fuera por él.

-Te enseñaré a pelear como un enano de la guardia –dijo –ahora levanta la espada, lo primero será la posición de los pies y como te moverás en el campo… -

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¿Qué dicen? Les gustó, espero que sí. Nos leemos en el siguiente capítulo.

De verdad, muchas gracias por seguir este fanfic x3 los adoro. Feliz casi día del amor y la amistad, porque ustedes tienen todo mi amor.

Bye bye.

CaocHatsune.