¡Hola a todos! Primero quiero agradecerles por tantos comentarios tan lindos, son los mejores x3 o las mejores porque creo que la mayoría de ustedes son chicas xD es realmente hermoso que les guste y le alienta a seguir escribiendo. Pero en fin, aquí les traigo el siguiente capítulo. Muchas quedaron molestas con Thorin el capítulo pasado y siento que en este lo estarán mucho más :v
Comencemos. ¡AAAAAACCIÓN!
CAPITULO 13: DE TRASGOS Y ACERTIJOS
El atardecer llegó pero no había sol, no había luz más que de los rayos que sometía la tormenta sobre ellos. Se cernía la lluvia sobre sus cabezas y las gruesas gotas les nublaban la vista, sus capuchas no eran suficiente para disipar la lluvia. Aun peor, cuando llegó la noche la tierra bajo sus pies tembló, y la montaña se tambaleó furiosa, apenas logrando sujetarse alcanzaron a ver dos grandes figuras de roca peleando en la altura.
-¡Gigantes de piedra! –exclamó Bofur, el estruendo les hizo escuchar a todos un pitar en sus oídos aturdiéndolos un segundo, pero la roca donde se encontraba la mitad de la compañía se desprendió de la montaña. Hasta ese momento notaron que su camino corría por una de las piernas del gigante que se disputaba con el de la montaña vecina.
-¡Sosténganse fuerte! –gritó Thorin pero Fili no lo escuchó, estaba muy concentrado viendo a su hermano alejarse en la roca de montaña, el gigante se movía y su hermano estaba en su pierna. Ambos se miraron sabiendo lo que posiblemente pasaría.
Un golpe derribó momentáneamente al gigante haciendo que sus piernas se doblaran y se estrellaran con fuerza contra la montaña. El desgarrador grito de Thorin los alertó a todos quienes se movilizaron intentando salvar a sus compañeros pero al verlos los notaron solo derribados, sin un rasguño pero con los ojos desorbitados por el mareo.
La compañía suspiró de gusto al verlos a salvo.
-¿Y Bilbo? ¿Dónde está maese Bilbo? –Todos comenzaron a buscar desesperados incluyendo a Escudo de Roble-¡Ahí! –exclamó Bofur. El mediano colgaba de la orilla de la montaña, resbalándose con la roca con cada intento de volver a subir. El enano azabache no lo pensó, se columpió por la cornisa atrapando entre sus brazos al mediano subiéndolo con él. Duró un segundo abrazándolo pero luego lo soltó con brusquedad.
-Ten cuidado por donde caminas –dijo rudamente apeñuscando el corazón del pobre hobbit. Todos guardaron silencio, solo siguieron su camino hasta que encontraron un lugar lo suficiente seco para descansar esa noche.
-¡Al fin, encendamos un poco de fuego! –dijo Glóin haciendo un montículo con algo de leña que había guardado.
-No, llamaremos la atención si aún nos siguen el paso. Descansen un poco y seguiremos al alba. Bofur, te toca la primera ronda de vigilancia –este solo asintió algo fastidiado pues lo único que quería era dormir.
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Los enanos notaron como esa noche Bilbo y Thorin durmieron en mantas separadas, uno en cada esquina de la angosta cueva. A pesar de que el silencio era normal a la hora de dormir era bastante incómodo para los que no lograban conciliar el sueño: Thorin que no podía dormir sin el calor de su amante, Bilbo que se sentía desprotegido sin los brazos de Thorin estrechándolo y Bofur que tenía que hacer guardia teniendo que aguantar la situación tan incómoda en que se veían envueltos.
Harto de eso, Bilbo se levantó caminando a la grieta que se extendía hasta la salida.
-Bilbo… Bilbo ¿A dónde vas? –susurró Bofur.
-No aguantaré esto hasta mañana, iré a buscar a Legolas y Tauriel –
-No, no, no, no puedes. Thorin me cortará el cuello –dijo desesperado en susurros que llamaron la atención del hijo de Thráin.
-Es obvio que Thorin no me quiere aquí. Fue un error, debí hacerle caso a Lord Elrond y quedarme en Rivendel; yo no pertenezco a estos lugares y les estorbaría mucho menos si me fuera… Lo sabes –Bofur se veía renuente a aceptar, pero era cierto, Thorin se estaba comportando como patán y el hobbit era una criatura demasiado dulce para aguantar esas raudas condiciones.
-Lo entiendo –Thorin escuchó la conversación y no pudo evitar sentir la punzada de culpa en su pecho. Dispuesto a levantarse para hablar con su merlar sintió un estremecimiento proveniente de la roca bajo ellos, se levantó violentamente. Bofur miró la espada de Bilbo y este siguió su mirada, la espada brillaba.
-¡Despierten! ¡Despierten! –llamó con voz potente, todos miraron al príncipe azabache cuando el suelo bajo ellos cedió, bajaron por una trampilla –o más bien, cayeron –hasta aterrizar en una especie de red con barrotes afilados de hierro, a su encuentro corrieron decenas de grotescos trasgos, los rodearon apuntándoles con sus lanzas. El olor ahí era pestilente pero lo toleraron lo suficiente para solo esbozar muecas a sus adversarios.
Los levantaron bruscamente siguiéndolos de cerca con sus armas, y la gran parte de ellos se les lanzaron encima para quitarles sus espadas, arcos y flechas, cuchillos, hachas y lo que tuvieran para defenderse.
Cuando los fueron llevando a rastras por el puente de madera que seguramente se rompería con demasiado peso dejaron atrás un bulto en el suelo que sostenía férreamente una espada en mano. Al levantarse poco a poco lo invadió el miedo, sus piernas no querían moverse pero su cabeza le gritaba "Thorin está ahí, van a matarlo" así que con eso en mente obligó a sus piernas a ir por el camino pero un trasgo se giró viéndolo, con una grotesca sonrisa mostrando sus podridos dientes se lanzó hacia Bilbo.
Entre el forcejeo donde el mediano solo alcanzaba a ver los incisivos de la criatura dio un mal paso cayendo en la profundidad de la montaña con el trasgo a la par de él. Y se preguntó ¿Así voy a morir?
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A punta de lanzas burdas hechas de hierro, los trasgos llevaron a los enanos ante su rey. Pasaron por largos pasillos de piedra y puentes de madera podrida, Thorin se mantenía estoico ante sus captores pero no evitaba que mirara hacia todos lados analizando posibles salidas: La guarida de los trasgos estaba hecha de toscos túneles, puentes que conectaban con cada uno de ellos y se tambaleaban debido al peso de las criaturas además de sus constantes movimientos de victoria por la captura.
Llegaron a un gran trono, había ignorado completamente la canción que entonaban los trasgos buscando intimidarlos; ahora solo veía a un ser seboso, de piel irregular y ojos saltones, mucho más grande que ellos y más grande que sus compañeros en la montaña.
-¿Quiénes son esas miserables personas? –dijo con voz rasposa -¿Acaso espías? ¡Ladrones! ¡Asesinos! –dijo enardeciendo a la multitud de trasgos impacientes por clavarles un cuchillo a los enanos.
-Enanos, Gran Trasgo –dijo uno de sus captores.
-¡¿Enanos?! ¿Qué hacían tan lejos de su montaña? Asesinos y amigos de elfos sin duda, ¿Qué tienen que decir a su favor? –Ninguno habló -¿nada? Bien… ¡desóyelos! ¡Quítenles sus armas! –entre nuevos forcejeos no pudieron hacer nada en contra para que lograran salvar sus espadas y arcos. Uno de los trasgos soltó un chillido de dolor al tocar la espada de Thorin, quien la sostuvo antes de caer con un brillo celeste cubriéndola.
-¡Es la mordedora! ¿Dónde la tomaste? ¡Ladrones y asesinos! –
-No –pronunció el heredero al trono –Soy Thorin, hijo de Thráin, hijo de Thrór. Nadie se se atreverá a mancillar mi honor –dijo caminando con la espada en mano.
-¿Thorin? Thorin Escudo de Roble –
-Ese es mi nombre –dijo con la frente en alto y la espada en mano. El trasgo sonrió.
-¡Que sorpresa! pero que groseros hemos sido su alteza –dijo con sarcasmo provocando una risa colectiva entre todos los dueños de esa montaña –más con tan generosa oferta dada por un viejo amigo tuyo, un orco palido ¿lo recuerdas?
Azog.
Thorin palideció, pero su mirada no cambió. Trataba de engañarlo, Azog había muerto.
-¡Matenlos a todos! ¡Quiero sus cabezas en picas! –los trasgos se lanzaron hacia la compañía de enanos quienes apenas lograban defenderse, entonces una luz cegadora lanzó a aquellas pestilentes criaturas lejos de los enanos. Un gélido viento se sintió y de la oscuridad se hizo luz.
Los enanos se levantaron de a poco mirando al mago de sombrero puntiagudo con su bastón alumbrando la cueva. A sus costados estaban Legolas y Tauriel, inmediatamente corrieron a la compañía.
-¿Qué esperan? ¡Corran! –dijo Gandalf y sin esperar todos los enanos se levantaron, algunos con ayuda del par de elfos. Salieron disparados buscando una salida mientras eran perseguidos por sus captores.
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Adolorido gimió preguntándose si sus huesos al fin se habían roto de tanto esfuerzo, grato fue darse cuenta que no era así, estaba sobre un conjunto de setas apeñuscadas en el suelo, todas grandes y gruesas. Amortiguaron su caída apenas para que su cuerpo se mantuviera ileso pero aun así la caída había dolido. Miró a su lado y ahí estaba ese trasgo, muerto en el frio suelo donde terminaban las setas. Tragó grueso viendo el cadáver con ojos vacíos. Con temblores adueñándose de su cuerpo caminó silenciosamente por grietas entre la montaña, el pasadizo era sumamente estrecho y dudaba que hubieran pasado los trasgos por ahí alguna vez. A punto de cruzar una grieta algo se encajó en su pie; no era una piedra o roca afilada, no se sentía así; era pequeño y circular. En la oscuridad pudo divisar apenas un aro, muy pequeño y entre los leves haces de luz identificó lo que era un anillo de oro.
Era brillante, completamente de oro y sumamente hermoso. Sonrió sumido en su deseo casi inhumano por esa pequeña reliquia; decidió guardarla en su bolsillo y seguir adelante buscando la salida; pasando la pequeña grieta siguiente en la roca llegó a un lugar amplio, se sintió relativamente libre ahora con suficiente espacio para mover sus pies por más de dos metros cuadrados.
Dentro había un lago o un pozo, quien sabe, solo que era de agua cristalina seguramente pero la oscuridad consumía casi todo espacio del lugar siéndole imposible descifrar si la negrura del lugar provocaba que el agua se viera casi del color del chapopote o que esta era así naturalmente. Haces de luz erráticos le hacían notar que el agua realmente era cristalina, y de un montículo al fondo del lago se arrastraba una figura por el agua, con largas manos sirviendo de remos entre las hondas del lago, sacó su espada aun temblando de miedo.
"Eres fuerte, eres valiente, eres un Bolsón y un Tuk" Se repetía palabras de aliento dándose valor, extrañamente su espada no brillaba, no brillaba como cuando los atacaron los orcos o los trasgos ¿Qué era esa criatura entonces? La extraña criatura de ojos saltones y cuerpo escuálido llegó a la orilla del lago a unos metros de donde él estaba.
-¡Bendícenos y salpícanos, preciosso mío! Me huelo un banquete exquisito; nos dará un sabrosso bocado ¡Gollum! –exclamó de ultimo como si diera arcadas.
-¿Quién eres? –dijo con voz aterrada que no supo menguar. Sus palabras le habían dejado en claro cual era su propósito si lo atrapaba
-¿Qué tiene él en las manosess, preciosso? –preguntó al aire.
-¡Una espada, de elfos! –
-¿Qué cosa es? ¿Pero que cossa es preciosso? –
-Soy un Bolsón –
-¿Bolsoness? ¿Y que son los bolssones? –Se dijo confundido – ¿será rico? ¿Será sabrosso? ¡Gollum! –se relamió los labios dejando ver sus escasos dientes, Bilbo alzó la espada apuntando al cuello del seseante monstruo.
-Basta de acertijos –dijo Bilbo con voz oscura pero eso no obtuvo la respuesta que esperaba. La afilada mirada del que ahora suponía se llamaba Gollum cambió por una ingenua e infantil.
-¡Sí! Acertijos, ¡amamos los acertijos! Juguemos… ¡No, nada de acertijos! –y su mirada volvió a cambiar. Bilbo lo miro analítico mientras veía a Gollum conversar consigo mismo, en el momento en que su mirada se volvió brillosa.
-Escucha, no tenemos que decirle… ¿por qué no jugamos solo los dos? –la pálida criatura sonrió y asintió continuamente –pero… tienes que prometer ayudarme a salir… -
-Hmmmm ¿Qué gana Gollum? –
-Ah… yo… -
-¡Oh! Juguemos, si nosotros ganamos nos lo comemos –dijo sonriente, pero era la mirada de un venado al pedirte comida. Bilbo se lo pensó un segundo sopesando sus palabras.
-Suena justo –dijo al fin. Gollum comenzó el juego.
Las raíces no se ven,
es más alta que un árbol.
Arriba, arriba, sube
y sin embargo no crece jamás.
-La montaña –dijo Bilbo seguro de su respuesta, Gollum asintió entusiasmado preparado para que le dijera su acertijo.
Treinta caballos blancos
en una sierra bermeja.
Primero mordisquean,
y luego machacan,
y luego descansan.
Gollum se lo pensó unos minutos haciendo muecas de esfuerzo, pensó en su tiempo ahí, en horas de soledad, caballos blancos… como los dientes -¿Los dientes? –Bilbo se mostró desilusionado al percatarse de que su estadía ahí tardaría más de lo que deseaba -¡Los dientes! Si… pero nosotros solo tenemos seis –y le mostró sus incisivos.
Esto iba a tardar demasiado.
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Con saltos gráciles y finos movimientos los elfos iban abriendo camino dejando atrás algunos que se les escapaban que eran fácilmente interceptados por el hacha de Dwalin y la espada de Thorin corriendo entre puentes.
Legolas corría y saltaba por encima de multitudes, cortando gargantas casi desprendiendo las cabezas de su cuellos, lo que le era más difícil era esquivar las flechas, pero fue Tauriel la que le cuidaba la espalda disparando de tres flechas a la vez dando en el blanco; pero no se percató de que estaba siendo cazada por otros más, Kili si, así que desde otro puente le disparó a las cabezas.
-¡Kili! –le llamó su hermano desde atrás, ante ese llamado Kili se hincó en el suelo y esperó mientras su hermano corría a sus espaldas, se dio impulso y logró que el enano rubio saltara al puente que perseguía a los elfos, con su espada lista cortó cabezas y esquivó aquellos cuerpos que su hermano ya había derribado con sus flechas.
La elfa giro para verlos, sus ojos conectaron con los del castaño y sonrió siendo correspondida por el enano que le guiñó el ojo con complicidad.
Por otro lado Dwalin, Balin, Bofur y Bifur usaron una escalera para derribar a los trasgos en su camino logrando tirarlos al vacío de la montaña.
Thorin giraba con maestría sobre si para atacar desde todos sus flancos a los trasgos que se acercaran, notó como un trasgo estaba a punto de atacar desde abajo al príncipe Hoja Verde así que le lanzó su espada directo al pecho, corrió hacia él y desenterró la espada para seguir corriendo.
Gandalf aunque podía acabar con todos ellos en un segundo se limitó a vencerlos con solo golpes y estocadas de su espada y bastón moviéndose sincronizadamente, A pesar de que la compañía estaba distribuida en todos los puentes consiguieron llegar al final de uno solo donde se encontraron con el Gran Trasgo.
-¡Luces obsoletas no vencerán al Rey Trasgo! ¿Qué harás ahora, mago? –Gandalf cortó los tendones de sus rodillas haciéndolo caer, cortó su estómago dejando ver gran parte de su grasa provocantole un chillido de dolor –sorpresivo –dijo cuando al fin Gandalf le cortó la garganta.
La caída del peso muerto sobre el puente hizo que cediera. Todos se deslizaron sobre el puente en la afilada roca. Se aferraron al suelo como pudieron dando brincos debido a las irregularidades de la montaña hasta que al fin llegaron al suelo, todos hechos un desastre, apeñuscados entre los tres niveles del puente.
-No estuvo tan mal –dijo Kili con una sonrisa mirando a sus compañeros, justo en ese momento cayó sobre ellos el cuerpo del Rey Trasgo que se había rezagado en la caída obteniendo de todos un gemido de dolor al caer sobre sus cuerpos.
-Tenías que hablar –dijo Legolas mirando mal al moreno quien le hizo una mueca de fastidio, su hermano lo miró con enojo pero el elfo lo ignoró completamente. Todos salieron de las ruinas de madera.
Justo en ese instante Thorin miró hacia todos lados buscando algo desesperadamente.
-¿Y Bilbo? –preguntó esperando que alguien le respondiera. Kili era ayudado por la pelirroja a salir cuando ambos miraron hacia arriba.
-¡Gandalf! –exclamó Tauriel mirando al mago inmediatamente tras señalar la multitud de trasgos que los seguían bajando como arañas por el turbio relieve de las rocas por todos lados.
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Todos viven sin aliento;
y fríos como los muertos,
nunca con sed, siempre bebiendo,
todos en malla, siempre en silencio.
Gollum consideraba una adivinanza completamente fácil, claro que él se la pasaba pensando en la respuesta día y noche. Para Bilbo no fue tan sencillo, pensando en su viaje, en la Comarca, algo que le diera una idea: usando cotas de malla como la que Thorin usaba, fríos como los muertos como el agua del rio cerca de ahí…
-¿Es agradable, preciosso? ¿Es jugosso? –se acercó con ojos hambrientos.
-¡Espera! Te he dado bastante tiempo en el anterior –dijo. Hace unos segundos Gollum estuvo a punto de golpearse en la cabeza buscando respuesta al acertijo del cual la respuesta era: Huevos. Bilbo miró a todos lados, miró a las rocas, al lago y entonces sucedió… un chapoteo –los peces –Gollum bufó molesto aceptando la respuesta.
Sin-piernas se apoya en una pierna;
dos-piernas se sienta cerca,
sobre tres piernas, y cuatro-piernas consiguió algo.
Quizá Gollum no hubiera adivinado en otra ocasión, pero debido a la respuesta de Bilbo ante su acertijo lo demás le resultó fácil –Un pez sobre una mesa pequeña, un hombre sentado a la mesa en un taburete y el gato consigue las piernas –Una sonrisa petulante surcó los labios de la pequeña criatura subterránea. Entonces al fin creyó que era tiempo de preguntar algo realmente difícil para el hobbit.
Devora todas las cosas: aves, bestias, plantas y flores;
roe el hierro, muerde el acero,
pulveriza la peña compacta;
mata reyes, arruina ciudades
y derriba las altas montañas.
Gollum comenzó a andar sobre la periferia del mediano, Bilbo comenzó a sudar frío al sentir la amenaza cercana del pequeño monstruo. Por un segundo lo perdió de vista hasta que al girar se lo encontró a punto de brincarle encima.
-¡Tiempo! ¡Tiempo! –y así, el hobbit se salvó por un pelo, pues esa era la respuesta. Gollum se sentía casi vencedor pero aceptó que le ganara ese acertijo.
-Bien, bien, que nos pregunte preciosso –dijo sentado en su lugar. Bilbo entró en un dilema pues no se le ocurría ningún otro, sabía que conocía muchos pero no recordaba ya otro justo en ese momento; su corazón se aceleró sabiendo lo que pasaría si no decía otro acertijo. Hasta que metió la mano en su bolsillo y una corriente eléctrica lo recorrió, una que le infundo valor y se sintió extrañamente vivo.
-¿Qué tengo en mi bolsillo? –
-¡No cuenta! ¡No es justo! –Sollozó –Tienes que darnos tres oportunidades –
-Hecho, adelante –Bilbo ahora se sentía más confiado.
-¡Manosses! –Bilbo negó levantando las manos anunciándole que le quedaba una oportunidad -¡un cuchillo! –Bilbo de nuevo negó, Gollum cada vez se vio más desesperado -¡Una cuerda o nada! –y ambas al final estaban mal. Gollum cayó derrotado ante el hobbit quien sonrió.
-¿Qué hay de tu promesa? Dijiste que me mostrarías la salida… -
-Pero ¿Qué trae en sus bolsillos? –
-Eso no es asunto tuyo –dijo apuntándolo con la espada –vamos, muéstrame la salida. Lo dijiste –
-¿Lo dijimos? ¿En serio, preciosso? –dijo con una sonrisa siniestra dibujada en sus labios delgados y grotescos, algo parecía buscar entre su escasa ropa que apenas y lo cubría -¿Dónde? ¿Dónde está? ¡El preciosso! ¡Preciosso… no…. Dónde! –y terminó en el suelo, sinceramente Bilbo no tenía ahora la paciencia para aguantar los lloriqueos de aquel escuálido ser, estaba harto, fastidiado por Gollum, por esa montaña, por Thorin, por ¡Todo! Y ahora no podía salir porque su único guía estaba soltando desvaríos mientras lloraba –El preciosso –se acercó al lago viendo su reflejo en la penumbra, y entonces su cerebro captó algo –sus bolsillos… ¿Qué trae en sus bolsillos? –giró para ver a Bilbo con una mirada siniestra y el rostro contorsionado por la ira –él lo tomó… ¡Lo tiene! ¡Al preciosso! –gritó y ahora si se lanzó al hobbit quien por apenas unos centímetros se libró.
Comenzó a correr entre las grietas siendo seguido muy de cerca por Gollum. Pasó corriendo, sin importarle que sus piernas le quemaran, o ya tuviera un par de raspones en las mejillas por casi chocar con las paredes. Escuchaba de cerca los gritos de ira de Gollum cuando se atoró en una grieta, estaba al fin atrapado por su estómago y por los botones de oro de aquel traje dado por sus padres.
No le importó en lo absoluto que sus ropas se romperán, que los botones salieran volando por quien sabe donde, solo quería escapar pero tropezó dejando de alguna forma el anillo libre en el aire. Quiso atraparlo pero el anilo como imán se deslizó por su dedo dejando todo a su alrededor diferente, se sentía simplemente diferente. Podría fundirse con la piedra, con el aire; algo cambió en cuanto se puso el anillo.
-¡Ladrón! ¡Bolssón! –gritaba Gollum a lo lejos, se levantó dispuesto a correr pero aunque estaba ahí Gollum lo pasó de largo, lo ignoró completamente ¿No lo veía? Pues al parecer no. Se acercó a Gollum que buscaba entre las paredes, en las grietas, un camino que diera con él sin notar que estaba justo a unos pasos.
Siguió en cuatro brincando por las rocas buscando a Bilbo, cuando se acercó a un pasillo se escondió inmediatamente y el corazón de Bilbo martilló en su pecho.
-¡Vamos, no tenemos tiempo! –gritó Thorin dejando pasar a toda su compañía para al final revisar que dejaran de seguirlos, corriendo no solo divisó a los enanos, sino también a Gandalf, a Legolas y Tauriel con ellos. Se sintió feliz pero estando tan cerca no podía pasar, ahí estaba Gollum obstruyéndole el paso escondiéndose tras una roca de la compañía.
El ruido cesó, la compañía se alejaba y él seguía ahí. Una rabia intensa le llenó el corazón mirando a Gollum. Sacó su espada y le apuntó al cuello, tenía que matarlo, él había intentado matarlo, eso era lo justo; pero la mirada de su agresor le dejó ver algo: era miserable, estaba solo, necesitado; no dependía de él quitarle la vida porque estando en su situación, sin Frodo, Thorin, Prim, Drogo y ahora sin la compañía se sentiría tan desolado que también se sentiría furioso. Suspiró cansado, enfundó su espada de nuevo dejándose escuchar entonces el filo alertando a Gollum. Bilbo retrocedió unos pasos para entonces dar un gran brinco golpeando el rostro de su agresor accidentalmente y corrió a todo lo que sus pies daban siguiendo el pasadizo hacia la luz del sol por donde habían ido los demás.
No se detuvo a pesar de que escuchó a lo lejos: "¡Ladrón, ladrón, ladrón! ¡Bolsón! ¡Lo odiamos, lo odiamos, lo odiamos para siempre!"
Rogaba no encontrarse nunca más con Gollum.
Corrió y corrió por un valle empinado corriendo el riesgo de chocar con los pinos que se distribuían aleatoriamente. Al fin a lo lejos divisó a todos sus amigos y a Thorin. Una sonrisa surcó sus labios anhelando al fin llegar hasta que escuchó al azabache en medio de todos. SI hubiera llegado antes hubiera atendido a las palabras de desasosiego y pánico que inundaron a Escudo de Roble al no encontrarlo reclamándole a todos por no haberlo protegido incluyéndose a sí mismo. Pero llegó en la segunda etapa del duelo: la rabia.
-¡No me importa! Seguro se largó a Rivendel con el maldito de Elrond, si ya me veía raro que se la pasara con él durante nuestra estadía –dijo Thorin apretando los puños.
-Thorin, no puedes hablar así de maese Bilbo –dijo Dwalin sorprendiendo a la mayoría de que saliera en su defensa.
-Bilbo está resintiendo el viaje, no me parece justo que… -Bofur fue interrumpido.
-¡No me esperaba menos! Es cierto, Dwalin. Bilbo es torpe, y débil; ¿te querías hacer su héroe? No creas que desconocía sus escapadas nocturnas –se rió con veneno en cada palabra, todos giraron al enano robusto –aprovechándote del viaje "Enfocate Thorin, mientras yo me acuesto con tu merlar" –empujó a Dwalin viéndose que pronto se daría una pelea.
-¡No permitiré esto! –Exclamó colérico Gandalf –no permitiré que insultes a mi viejo amigo, es tu merlar dices… ¡entonces deja tu insensatez y actúa como rey, no como un tonto! –
-¡Bilbo podría estar muerto! ¡Podría haberse fugado a Rivendel! No lo sé, ¡pero me abandonó, de cualquier forma es un cobarde, además de engañarme con estos embusteros que se hacen llamar amigos! –miró con violencia al príncipe elfo, a su mejor amigo y a Bofur. Bilbo primero se sintió triste, luego deprimido pero todo eso cambió de un segundo a otro, se quitó con violencia el anillo dispuesto a salir de la seguridad que le proporcionaba ese árbol -¡ya no volverá…! –
-¡Basta! –gritó Bilbo cortando furioso el monologo del enano -¡No sé quién te crees que soy! Creí que había quedado claro: Para mí no eres ni rey, ni príncipe, ni héroe de la tierra media, Para mí eres Thorin. THO-RIN, un enano que llegó a mi casa ensangrentado, que es orgulloso, mal educado, posesivo y sumamente irritante cuando quiere –se fue acercando al enano golpeando inquisitivamente su pecho con su dedo índice -¡No soy un cualquiera que se va con el primero que le habla bonito como parece que crees! ¡Soy un hobbit respetable! Que te quede claro que estoy enamorado de ti, que te amo con toda el alma; pero aun así ¡No voy a permitir que te enloquezcan celos por cosas que solo tú ves! –Thorin miró a Bilbo, con rasguños, la ropa antes pulcramente amoldada a su cuerpo se encontraba casi deshecha de tantos jirones. Estaba vivo. Estaba bien. Estaba ahí… completamente furioso con él.
-Bilbo… -
-¡Y otra cosa más! No soy un inútil que no puede defenderse solo, puedo dar uno o dos cortes a mis enemigos, no me trates como damisela en apuros ¡Logré salir solo de la guarida de los trasgos cuando tu gritabas a los cuatro vientos mi traición! Dwalin no se atrevería a mirarme como merlar, él me estaba enseñando a usar la espada, Legolas me ofreció su ayuda también ¡ACTUAS COMO DESQUICIADO! NO TE ATREVAS A HACER MENOS MIS SENTIMIENTOS POR TI SOLO PORQUE LOGRE HACER AMIGOS. TÚ ESTÚPIDO, POSESIVO Y ORGULLOSO ENANO –exclamó exaltado con las mejillas rojo carmesí, Escudo de Roble estaba impactado, no sabía que decir al notar todo lo que albergaba el corazón de su amante pero ¿Estaba mal pensar que justo ahora, sonrojado, furioso e incontrolable se veía más hermoso?
El momento se rompió cuando Kili en un vano intento por contener sus carcajadas resopló como un caballo mientras su hermano le golpeaba el hombro pero ciertamente igual de divertido mirando de reojo a sus compañeros, todos estaban aguantando la risa y otros se limitaban a mantener sonrisas cómicas en sus labios. Tauriel contenía la risa como pudo hacia cualquier otro lado menos a la pareja, mientras Legolas carraspeaba la garganta queriendo que se ahogara la carcajada que a poco estaba de estallar. Thorin miró al mediano quien no bajaba la mirada, se veía realmente como un guerrero y quería besarlo pero sabía que empeoraría la situación.
-No quiero verte gritándole tus celos a Dwalin, a Legolas, a Bofur o a cualquier otro por ser mi amigo solo porque crees tener derecho sobre mí. Deja de portarte como un niño berrinchudo –dijo de último cruzándose de brazos y caminando recto apenas rozando su hombro. La vista de Thorin seguía fija al frente completamente en shock hasta que vio algo, y no fue el único al parcer.
Todos se pusieron a la defensiva al ver frente a ellos un gran huargo mostrando los dientes amenazadoramente.
-Oh no… -dijo Ori cansado por todas las persecuciones.
-De la sartén –dijo Thorin con la mano en la empuñadura de su espada.
-Directo al fuego ¡Corran! –Exclamó Gandalf, y muy a su pesar el líder de la compañía tuvo que correr junto con todos los demás. La noche se haría cada vez peor.
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La enana preparaba unas cuantas hierbas para que su hijo pudiera comer, era lo que apenas pudo conseguir junto con algunas papas que cocinaría en estofado los siguientes días. El pequeño no decía nada, era orgulloso como su padre y no quería molestar a su madre, sabía que todo estaba mal ahora.
-Come esto Gimli –dijo al mayor mirando a su hijo hacer un mohín con los labios pero no rechistó, comió la ensalada.
-¿No comerás mamá? –
-No tengo hambre, ghivashel –claro que era una mentira, moría de hambre pero su hijo no resistiría tanto como ella, aún tenía fuerzas para resistir. Tocaron a la puerta de su hogar, la puerta era lo único de madera que la protegía, lo demás eran muros de piedra, agradecía eso en caso de un ataque pero ahora cuando el atacante era el mismo rey no se sentía muy segura. Deseaba tener a Glóin cerca.
Abrió la puerta dejando ver a una una enana, herida, desangrándose y con el vestido hecho harapos. La enana levantó la vista dejándose ver el rostro.
-¡Mi señora! –Dijo sosteniéndola a duras penas, Dís se cubría el ojo con insistencia de donde salía sangre a borbotones- Gimli, trae la caja para sanación –el niño se levantó de un brinco y corrió en busca de la mencionada caja –acuéstese, la curaré –Dís no pudo resistirse a que abriera su vestido ya hecho jirones -¿Qué pasó? –
-Encontré un clavo en la celda, lo usé para escapar, los guardias me rodearon… el clavo me sirvió pero ya tres había cumplido su propósito, de los tres solo pude matar a dos, uno quedó libre y seguro corrió con mi padre. Tengo que huir o estarás en peligro –
-No, mi señora; quizá cuando sane pero ahora no puede, nosotros la necesitamos –dijo, Gimli volvió con una caja de madera de la cual sacó algunas vendas de rasposa tela, retiró la mano de la enana de su rostro viendo un profundo corte en este –su ojo no sanará, no podrá ver de nuevo con él –
-Con uno me basta –dijo Dís con media sonrisa consolando a la castaña. Limpió con dolorosa lentitud la herida del ojo y la vendó a modo de parche, retiró las costuras del vestido viendo varios moretones en el cuerpo de la princesa, cortes y cuando bajó más la vista a la curandera se le llenaron los ojos de lágrimas.
-Mi señora… a usted… -
-No violentaron mi cuerpo como guerrera, sino como mujer –la castaña hipó, pero la princesa se mantuvo serena ante el llanto de la castaña quien se limitó a limpiar y curar sus heridas, incluyendo las ocasionadas entre sus piernas –esto está empeorando, no podemos seguir esperando. Mis hijos fueron en busca de Thorin, está vivo –la castaña la miró con sorpresa –pero no podemos esperar más a que lleguen, si me hicieron esto, ¿Qué les impide hacerlo a cualquier enano o enana en la montaña? –la curandera miró de reojo a su hijo y temió por él.
-¿Qué haremos? –
-Reuniremos enanos, los más que podamos y le quitaremos la corona a mi padre. Ya no habrá más injusticia, ni muertes, ni azotes o torturas. Si mi hermano no llega pronto, yo tomaré el trono –
La contraria asintió limpiando la sangre, incluso de sus manos aunque sabía que no toda era de ella, el clavo aún seguía en su mano derecha, aunque su señora no lo aceptara, el clavo estaba temblando en su mano.
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Dís ha hecho aparición de nuevo, díganme que tal les va pareciendo, agradezco lindos comentarios y críticas constructivas x3 por cierto, algo que si va a ser muy OC es la edad de Gimli porque realmente no tengo idea de su edad, pero me parece super lindo imaginarlo de niño. Así que es posible que poner de niño a Gimli cuando Legolas y Aragorn ya son adultos es un dato erróneo.
Las adivinanzas y algunos diálogos son sacados del libro del Hobbit de J.R.R. Tolkien. No son de mi autoría.
Los leo pronto, me esforzaré también en los siguientes capítulos.
Bye bye.
CaocHatsune
