¿Hola?

Merezco muchas cosas, pero solo puedo decir que la vida me pasó por encima. Cambios de casa, estudios, COVID (me dio dos veces) y relaciones fallidas. Aún así, aquí estoy para ustedes y para que disfruten de esto como yo disfruté escribiéndolo. Solo desearles cosas bonitas y buenas. Partí esta historia con 22 años y ahora con 29 me doy cuenta que la vida sigue siendo una vergota gigante jajajaja, pero entretenida.

Disfruten de lo que traje y espero no demorarme tanto la próxima vez.

¿Reviews? Me lo merezco, así que los espero jajaja

Ahhhh y por último, chilenxs VOTEN APRUEBO !


Capítulo XIX
Respirando en tu nuca

All of my love, all of my love
All of my love to you, oh

Led Zeppelin - All My Love

1.

Sasuke caminó alrededor de la sala, mirando cada uno de los tomos de libro que cubrían las altas paredes. Eran su recuerdo recurrente cuando pensaba en la casa de sus padres. Junto con el olor, también habitaba la certeza de que se encontraría a su padre en el lugar, leyendo o trabajando, ensimismado en su mundo. Inevitable le fue pensar que en ese mismo lugar había hablado con ellos el día que decidió dedicarse de lleno a las artes o la conversación que tuvo cuando Itachi fue con el chisme de su relación con Sakura.

― Pensé que vendrías con Sakura. ― el moreno se volteó para mirar a su hermano quien, acompañado de su rubia novia, esperaban entender el porqué de su estadía en el lugar completamente solo.

― Shizune le solicitó que fuera a conocer a las candidatas para el puesto de asistente personal. ― les contó Sasuke, yendo a saludar a la pareja. Ino estaba aterrada y aquello le causó unas ganas inmensas de molestarla. ― Papá ama comer chicas rubias en la cena.

La chica lo miró con odio y más todavía cuando vio a Itachi tirándose hacia atrás para reírse de ella. Cruzándose de brazos, miró a los hermanos Uchiha y les deseó una muerte lenta y dolorosa.

― Mi contrato me impide agarrarte a puñetazos, porque no puedo romper la hermosa carita del protagonista y famoso "Tigre Blanco" ― comentó la chica, haciendo las comillas en el aire. ― Pero en cuanto caduque dicho papel, corre, Sasuke, corre muy lejos, porque ganas no me faltan de azotar tus pelos feos contra el pavimento. ― girando la cabeza, miró a Itachi quién ya no controlaba su risa. ― Y tú te quedarás sin sexo. Creo que eso te dolerá más que cualquier golpe.

El rostro del Uchiha mayor mutó a uno de pavor y tranquilizó la risa, mientras Sasuke era el que tomaba su lugar y se largaba a reír luego de ver la disputa.

― Pero si es Sasuke el que te está molestado. ― se defendió el pelilargo, golpeando a su hermano en el hombro. ― Eres un desgraciado.

― Que esconde a la novia. ― molestó Ino, haciendo referencia a la falta de su amiga en el lugar, alzando una ceja para aumentar su burla. ― ¿Tienes miedo, Sasukito? ― el moreno le respondió con una mueca.

― Llegará en un rato. Su perro la traerá. ― Sasuke no quiso agregar que habían discutido por culpa de eso. Sakura le señaló que al menos él tuviera el respeto de presentarse a la hora en la cena familiar y que ella daría las excusas correspondientes, porque no quería verse como irresponsable por hacer llegar a ambos tarde. Cuando agregó que Morio la llevaría, algo ardió dentro de él y quiso gritar, pero Kisame le recordó que él también estaría y la llevarían sana y salva, además de los otros dos guardias que apenas hablaban y se mantenían a una distancia prudencial de su chica.

― Morio es un buen guardaespaldas. ― le recordó un ceñudo Itachi, mientras Ino asentía a su lado. ― Controla esos celos. Sakura ya aguanta bastante con la exposición mediática que tiene hace algunos días y tú le agregas más estrés haciéndole dramas por culpa de tus inseguridades. ― le reclamó el pelilargo, molesto con la actitud de su hermano.

Sasuke por su parte simplemente hizo un gesto con las cejas y los esquivó, yendo directo hacia el comedor. No era agradable que le hicieran ver sus falencias respecto a la confianza, pero cada día era más llevable, o al menos eso quería pensar.

― Cariño, recién me avisaron que habías llegado. ― lo interceptó Mikoto antes de entrar al lugar donde comerían. ― ¡Oh, mis niños! ― pasando por su lado, fue a saludar a Ino e Itachi, abrazándolos a ambos. ― ¿Y Sakura? ― preguntó la matriarca, mirando a su hijo menor

― Tenía que ver algo relacionado con Shizune. ― le comentó Sasuke. ― Llegará en cualquier momento. ― Mikoto asintió.

― ¿La esperamos o pido que sirvan la comida? ― le preguntó Mikoto, dudosa del proceder.

― Cenemos. ― respondió Sasuke, sacando su celular del pantalón. ― La llamaré para avisarle. ― saliendo del lugar y haciéndole un gesto a la añosa cocinera que llevaba en su hogar desde que tenía memoria, marcó los números del celular de Sakura. En el tercer pitido, escuchó su voz cantarina.

Mi amor, estoy atrapada en un gran taco. ― Sasuke sonrió frente a las explicaciones apresuradas de su novia. Él ni siquiera había preguntado. ― Kisame va manejando lo más rápido que puede, pero no quiere acelerar más. Dice que es peligroso.

― Ni se te ocurra meterle presión. Llegarás a la hora que tengas que llegar. ― le advirtió Sasuke. ― Te quiero entera, no por pedazos o quebrada.

Ok, bebé. ― respondió cansina. ― Elegí a una chica bastante simpática. Es mayor que yo, tiene veinticuatro años y es Relacionadora Pública, además de tener cursos de secretariado y hablante de 3 idiomas. Se llama Mayoko. ― le contó muy entusiasmada.

― ¿Es de tu total agrado? ― Sakura hizo un sonido por asentimiento. ― ¿Tiene total conocimiento de todo sobre ti? ¿Le hablaste de tu asma, de nosotros, de tus abuelos?

Solo sabe sobre mi enfermedad y nuestra relación. Lo de mis abuelos es algo demasiado personal y no quiero que se entere sobre ello alguien que recién estoy conociendo. ― le respondió la chica, con madurez y decisión. ― Si existe mayor confianza, hablaré del tema, pero por ahora me lo guardo.

― Está bien, preciosa. Es tu historia y tú sabes cuándo es prudente contarla. ― le apoyó Sasuke. ― Aquí ya cenaremos, pero les avisé que demorarás por algo ajeno a ti. ― Sakura soltó un bufido.

Que rabia con Shizune. Vengo avisándole de la cena desde ayer e igualmente me mete en este embrollo. ― reclamó la pelirosa. ― Kisame, ¿cuánto falta?

Sakura, tenemos un pequeño problema. ― le respondió el guardaespaldas.

Sasuke escuchó la respuesta y frunció el ceño, ¿cuál era el problema?

― ¿Qué sucede? ― preguntó el moreno, preocupándose. ― Sakura, ¿qué ocurre?

― Te llamo en cinco minutos. ― dejándolo con las palabras en la boca, Sakura cortó.

― ¿Qué mier…? ― su improperio fue interrumpido por su madre, quién más atrás había esperado pacientemente que terminara de hablar para comunicarse con él. ― Me colgó. ― le dijo incrédulo, señalando el celular con la mano.

― ¿Pelearon? ― preguntó Mikoto, acercándose a su hijo.

― No, solo escuché que Kisame decía que había un pequeño problema. ― mirando su celular, volvió a marcar, pero nadie contestó. ― Odio cuando no sé qué sucede. ― reclamó al aire. ― Le dije que la esperaba, pero era tanto su afán de no quedar mal, que me mandó directamente a casa.

― Cariño, quizás es algo menor. ― lo tranquilizó su madre, pero Sasuke no se aquietaba. Cuando se trataba de Sakura, tendía a perder parte de su habitual juicio y se volvía bastante poco fino en el actuar. Los pensamientos más trágicos asolaban su cabeza como una metralleta y solo podía imaginar el peor escenario, donde ella terminaba herida.

― Espero que sea algo menor, porque si me dejó fuera de algo grave, tendremos problemas. ― respondió oscuro, volviendo a hacer sonar el celular de su novia por cuarta vez.

― Sasuke, suelta ese teléfono ahora. ― amenazó Mikoto, tomando un brazo del moreno. ― Si Sakura necesitara de ti, te buscaría y serías el primero en enterarte de una situación complicada. Déjala que resuelva sus propios dilemas y recurra a ti solo para cuando sea necesario. Debes confiar en su criterio y en su madurez, porque si no la volverás dependiente y eso no es sano.

Sasuke miró su brazo tocado por su madre, después a su celular y luego a los ojos de mamá, sintiendo esa tranquilidad que tanto le pedía que tuviera. La sabiduría de una mujer que había pasado por diferentes cosas y ya había vivido la gran mayoría de las experiencias que le tocaban a Sakura, fue lo necesario para bajarle a su estrés y confiar en sus palabras. Sakura debía crecer y tomar decisiones en situaciones límites; él era su compañero, su pareja, pero también quién debía darle la confianza para solucionar cualquier inconveniente y así tener la certeza de que ella estaba con él por decisión, no por necesidad. Ese era el mejor ingrediente de una relación sana.

Asintiendo, guardó el móvil en su bolsillo y tomando la mano de su madre, se dirigió al comedor en silencio. En cuanto llegara Sakura, sabría cuál era el problema.

Fuera, el cielo explotó. Eran las últimas lluvias de la primavera, las que se llevaban las flores de cerezo por delante.

.

.

.

― Kisame, ¿qué ocurre? ― Sakura se acercó al panel señalado por Kisame, encontrándose con la luz de la batería encendida. ― ¿Sabes? A pesar de que me encantaría, no tengo la menor idea a qué te refieres con esa luz.

― Nos quedamos sin batería. ― le respondió el hombre, orillándose con lo poco y nada de impulso que tenía el carro en el borde de la carretera, que llena de vehículos, bordeaba un pequeño bosque. ― Te quedarás aquí arriba y por nada del mundo bajarás a ver que sucede, ¿me escuchaste? ― Haciéndole un gesto a Morio, ambos guardaespaldas bajaron para encontrarse con el carro que más atrás traía a los otros guardias que la protegían. Sakura no había logrado sacarles mayores palabras y apenas si se habían presentado, intentando mantener la relación con ella de la forma más lejana posible, algo que molestó a la pelirosa.

Su celular sonó por segunda vez, pero no quiso contestar, porque sabía que Sasuke se volvería mono reclamando por la poca eficiencia del carro último modelo que la trasladaba, querría ir a ver dónde habían quedado varados y empezaría con su escándalo del poco cuidado que estaban teniendo con ella. Además, no quería enfrentarse a la situación de avisar que llegaría aún más tarde a la cena donde conocería a su suegro, un hombre archimillonario y con una prestancia que ella jamás podría aspirar.

― Sakura. ― llamó Morio, abriendo la puerta por el lado donde se encontraba ella. ― Tenemos que hacer un puente, para traspasar energía del otro carro a este. ― Sakura asintió. ― Tendrás que bajarte y quedar a la intemperie por unos momentos. Yo me quedaré a tu lado, junto con Cayú. ― Cayú era un indio de 2 metros que no le sonreía ni siquiera a un niño haciendo gracias y su única palabra era un pequeño murmullo de saludo. Inevitable fue recordar a su novio que con su "hmphmeo" respondía a medio mundo. ― Por favor, hazme caso en todo y no cometas imprudencias.

― Ni que fuera una niña malcriada. ― refunfuñó Sakura, bajándose del carro bajo la atenta mirada de Morio y Cayú, quién más allá, esperaba bajo un árbol. Levantando la cabeza, Sakura vio como las nubes negras cubrían todo el cielo, aunque sin hacer frío. Al tocar la tierra, respiró el aire limpio y de un salto, sacó todo su cuerpo, yendo derecho hasta Cayú. ― Hola.

El hombre movió la cabeza, mirándola de reojo y poniéndose en posición de defensa, atento a cualquier movimiento. Sakura enroló los ojos; ni que fuera extremadamente famosa, pensó. Sin embargo, sus pensamientos quedaron sepultados de inmediato cuando recordó que sí lo era. Llevaba 3 días escapando de la prensa, rogando no encontrarse con reporteros en todos lados, una tarea que se había vuelto del todo difícil. Salir con sus amigas se convirtió en toda una odisea el día anterior, sobre todo cuando se vieron rodeada por 20 fotógrafos de todas las nacionalidades y una cámara de televisión dando directo a su rostro. Escapó por los pelos y solo se tranquilizó cuando llegó al departamento de Sasuke y fue contenida por los brazos de él, quien con mimos y cariños le aseguró que, con el tiempo, todo eso pasaría.

― Sakura. ― llamó Morio. ― Quédate a un lado de Cayú. Iré a ayudar en el puente. ― con una mirada lacónica, se marchó. La pelirosa hizo una mueca con la cara, sintiéndose muy incómoda. Ni siquiera había bajado su celular, así que estaba ahí, desconectada, aburrida y siendo protegida por una muralla de músculos que no hablaba.

― Cayú, ¿Cuántos años tienes? ― el hombre, sin inmutarse y sin mirarla, respondió:

― Treinta y cuatro. ― Sakura se sorprendió, porque pensó que era mucho menor.

― Te ves más… joven. ― le comentó, sonando sorprendida. ― Yo tengo diecisiete.

― Lo sé. ― respondió cortante.

Sakura alzó las cejas. Así no daban ganas de conversar, pero no tenía nada mejor que hacer y acostumbrada a su faceta preguntona, continuó el cuestionario.

― ¿Tienes hijos? ― preguntó inquisidora.

― Tres. ― era poco elocuente, pero al menos tenía el respeto de responderle. Preciso y conciso.

― ¿Cuántos años tienen? ― avanzó la pelirosa, agradándole la charla. Podía ser cortante, pero le daba la información que le gustaba saber. No podía ser protegida por gente que no confiaba en ella y de la cuál no conocía mayores detalles.

― Siete, cinco y dos. ― respondió sucinto. Sakura asintió agradada. ― Dos hombres y una niña.

― Te apuesto que la de dos es la niña. ― Por primera vez, Sakura lo vio mostrar una pequeña muestra de algo y una sonrisa asomó tímida en el gesto duro del indio. ― La niña de tus ojos.

― Sí. Es la menor. ― confirmó el hombre, sin salir de su papel serio. Sakura asintió, comenzando a caminar por el lugar, siendo seguida por la atenta mirada de Cayú. ― Por favor, no se aleje.

― Trátame de tú. No me gusta que me digan usted, porque soy mucho menor y la relación que tenemos debe ser de completa confianza. ― le pidió Sakura. Cayú se sorprendió de eso, pero aceptó.

― Por favor, no te alejes. No podré protegerte si se acerca una horda. ― la pelirosa entendió sus razones y aceptó, volviendo a acercarse, pero un sonido, un pequeño gemido, la puso en alerta, seguido por un fuerte rayo, que partió el cielo e hizo llover sobre Tokio.

Los cuatro hombres que protegían a Sakura, corrieron hasta ella para protegerla de la lluvia.

― Sakura, no podemos subirte a ningún carro, porque es riesgoso que haya gente mientras se hace puente. Por favor, acércate al árbol y protégete con esto. ― Morio le pasó un paraguas. ― Te aseguro que en minutos estará todo listo. ― Sakura asintió, sin siquiera preocuparse.

― Cayú, apégate a mí, sino te mojarás. ― le dijo la chica, expandiendo el paraguas y estirando alto la mano para protegerlo a ambos. Cayú con un bufido, le quitó la herramienta y la posó sobre ambas cabezas. ― Gracias, es que eres demasiado alto. ― se justificó Sakura, sonriéndole.

― A una chica revoltosa hay que traerle una pared para protegerla. ― Sakura no pudo negarse y asintió, abrazándose los brazos descubiertos. Al ver ese gesto, Morio corrió y le entregó su sudadera. Los tres guardaespaldas miraron el gesto con suspicacia, pero Sakura solo lo tomó como si un amigo la cuidara.

― Supongo que sí. ― respondió Sakura, abrigándose.

Estaba en el proceso de ponerse la sudadera, cuando un nuevo sonido la alertó. Afinando el oído y sacándose la capucha de la cabeza, se giró y agachó, volviendo a escuchar el mismo gemido, pequeño, suave. Caminando encogida, rodeó el árbol, seguida por Cayú.

― ¿Qué buscas? ― Sakura le hizo un gesto para que guardara silencio y se adentró todavía más entre algunos árboles, buscando con más claridad el sonido. ― Sakura. ― llamó el hombre, cuando la vio alejarse. Apenas si lograba protegerla de la lluvia.

― Escucho como un gemido. Quizás alguien necesita ayuda. ― lentamente, Sakura fue caminando y prestando atención a todo lo que le rodeaba, hasta que entre hojas mojadas y unos palos, logró vislumbrar algo. ― Es ahí. ― señaló la chica, caminando al hueco donde emergía el sonido. Con premura, se agachó frente al hoyo, encontrándose con tres pares de ojos que la miraban algo asustados. ― ¡Son cachorros! ― chilló Sakura, metiendo la mano sin ningún cuidado.

― ¡No! ― gritó Cayú, alertando a los 3 guardaespaldas que se encontraban más allá. El trío llegó corriendo con desesperación.

― ¡¿Qué pasó?! ― preguntó Kisame, tomando su celular en la mano para llamar en caso de cualquier cosa, pero grande fue su sorpresa cuando Sakura se volteó con su panza hinchada. ― ¿Qué es eso?

― Tres cachorritos. ― respondió Sakura, envolviéndolos con la sudadera de Morio y secándolos con la misma. ― No pensarían que los dejaría tirados acá. ― Los hombres menearon la cabeza, superados. El trío volvió a su tarea, mientras Sakura se quedó con Cayú, cuidando a los cachorros y haciéndoles cariño. ― Gente mala que abandona animales sin defensa. Te apuesto que estos pequeños recién fueron destetados o quizás se los quitaron a la fuerza a su pobre madre. ― apenada, Sakura se sentó en el suelo, sin importarle que estuviera mojado y secó con mayor fervor a los 3 pequeñitos. ― No se preocupen, ya nada malo les pasará. Prometo cuidarlos y darle una casa maravillosa llena de amor. Nunca más nadie les lastimará los sentimientos ni les hará sentir que no valen para estar donde están. ― Cayú guardó profundo silencio frente a las palabras de Sakura y le dolió escucharla llorar. La pobrecita estaba impactada por la maldad de la gente.

― Haremos partir el auto. ― les avisó Kisame, acercándose a ellos. Sakura con rapidez se secó las lágrimas y asintió. ― Sakura, tranquila. ― le pidió, con delicadeza. ― Esos perros no saben la suerte que tienen.

― Espero hacerlo bien. ― Caminaron de vuelta a la camioneta, pero en cosa de milésimas, algo cambió.

Sakura vio a Morio subirse en el volante y a Kisame acercarse a la puerta del copiloto, pero hubo un clic muy sonoro. Cayú abrió los ojos como plato, igual que Kisame y girándose hacia ella, se lanzaron a abrazarla, tirándola al suelo con los cachorritos. La chica sintió el fuerte suelo bajo su espalda y el peso de dos hombres cayendo sobre su menudo cuerpo. Más allá, el estruendo de algo explotando en mil pedazos, reventando vidrios y el ambiente.

Lamentablemente, el auto donde se desplazaba, tenía una bomba.

2.

Tenten estaba midiendo telas, como lo hacía cada tarde noche que tenía desocupada. El ejercicio le ayudaba a saber cuántos materiales poseía y de qué forma utilizarlos de la mejor manera, además de despejarle la cabeza luego de un tedioso día de trabajo o de estrés junto a Neji, aunque el último tiempo, el pelilargo no le había provocado dolores de cabeza. Aquello la hizo sonreír. Sin ir más lejos, hace solo unos días, cuando la relación de Sasuke y Sakura había salido a la luz, y se fueron a cenar todos juntos, Neji no había mostrado indicios de querer esconderla, es más, había sido una perfecta pareja, que le tomaba la mano y sonreía estando a su lado. Pocas horas después los portales de noticias hicieron un apartado hablando de la nueva relación del guitarrista, aunque sin entrar en detalles y él, con mucho orgullo, se lo mostró luego de estar mirando su celular al terminar de hacer el amor.

Sinceramente, Tenten, tus piernas son magníficas. Tengo mucha suerte.

La castaña sonrió al recordar eso y todo lo que vino después, con el sexo desbordante y las ganas que tenía de comérselo.

― Disculpa que te interrumpa, pero te buscan. ― Tenten, saliendo de sus cavilaciones, miró a su Tsubasa, quién traía una cara de mucha confusión. Con un gesto de rostro, la chica le consultó quien era. ― Es el Uchiha primo. Ese que te cuidó cuando estuviste enferma.

Shisui.

Haciendo una mueca, la castaña pasó por el lado del rubio, quien la detuvo por el brazo.

― ¿Qué pasa? ― preguntó Tenten.

― No es por avalar los celos del imbécil con cuál te encamas, pero tienes claro que, si se entera que ese chico está acá, arderá troya, ¿verdad? ― le recordó Tsubasa.

― Neji no es mi dueño. ― respondió la castaña, soltándose con delicadeza del agarre del rubio y caminando a la sala al encuentro del moreno.

En medio y con ese aire que solos los Uchiha poseían, Shisui la miró, sonriendo con sus ojos y en su rostro reflejando la chulería que lo caracterizaba.

― Vengo a cobrar lo que me debes. ― dijo el moreno por saludo. ― Y no aceptaré un "no" por respuesta. ― agregó de forma cliché.

― ¿Quieres salir a cenar? ― preguntó la castaña, recibiendo un asentimiento de cabeza por parte del Uchiha. ― Ok, salgamos, pero que quede claro que es sin ningún tipo de compromiso.

― Sí, sí, lo que digas… ― respondió el Uchiha, restándole importancia con un gesto de mano. ― ¿Vamos?

― Deja ir por ropa más acorde a la ocasión y una chaqueta. ― dijo Tenten, caminando derecho hacia su habitación. Ya en el lugar, estando sola y buscando que ponerse, miró su celular, encontrándose con una foto de Neji tocando en un concierto de la banda. Sin embargo, intentó sacar cualquier pensamiento del pelilargo de su cabeza en ese momento. Iba a salir con Shisui, se lo debía después de como la ayudó en un momento complejo, además de que tenía todo el derecho de salir con quien quisiera, porque Neji no era su dueño y no podía entrometerse en las decisiones que tomaba en pos a su autonomía como persona pensante. Y con ese último pensamiento de valentía, salió del cuarto, dirigiéndose decidida al moreno, quien la esperaba con una mano en el bolsillo, mientras conversaba superficialmente con Tsubasa.

─ Deberías abrigarte un poco más. ─ sugirió su amigo más querido, mientras señalaba con los ojos su corta falda y botas de tacón.

─ Estamos en primavera y voy con pantys, así que no jodas. ─ esquivándolo, la castaña se acercó al moreno y tomándolo del brazo, lo sacó del departamento.

─ Es un poco sobreprotector. ─ le comentó Shisui, cuando se encontraban en el ascensor.

─ Es mi única familia, así que asume el cuidado de todo lo que conlleva ser yo. ─ murmuró con fastidio Tenten, mirando a través del espejo del lugar como Shisui asentía sonriendo. ─ ¿Y tú? ¿Tienes un sobreprotector que te acompañe?

─ Solo me cuido a mí mismo, Tenten. ─ le respondió, volviendo la cabeza para mirarla. ─ Mi familia se limita a una madre que derrocha, un padre que no tiene tiempo para respirar y a mí que hago de la diversión del resto, mi propio dinero.

─ ¿Y tus primos? ─ le consultó, luego de bajar al piso donde saldrían a la calle, directo al carro del año que manejaba el moreno empresario.

─ Son un caso aparte. Son los hermanos que no tuve y mis compañeros de juegos, no así de toda una vida. Ellos crecieron aquí en Japón, mientras yo hice mi vida en Estados Unidos. De igual forma los veía seguido, sobre todo porque Sasuke tenía que grabar tantas cosas allá, que se hospedaban en mi casa y así compartíamos momentos. ─ Shisui le abrió la puerta del carro y Tenten, con una clase que no sabía que poseía, se sentó en el lugar, amarrándose de inmediato. ─ ¿Prendo calefacción? ─ le preguntó al verla temblar sobre el asiento.

─ No, no, claro que no. ─ la castaña no quiso aclarar que temblaba de nervios. Quizás estaba cometiendo un error, pero no quería ver coartada su libertad por culpa de los celos de un idiota que no era capaz de ver que ella daba la vida por él. Enojada por ese pensamiento, chasqueó la lengua, haciendo que Shisui la mirara confundido. ─ Hablo conmigo misma. No me tomes atención. ─ explicó como si se tratara de lo más normal del mundo.

Shisui, quien se encontraba bastante cómodo con la presencia de la chica, se limitó a volver a sonreír y poner música mientras llegaban al restaurant. El silencio que procedió a la decisión fue tan agradable, que ambos terminaron tarareando una canción de la banda que tanto conocían y con ese ánimo renovado, sin tantos cuestionamientos, se bajaron en el local elegido por el moreno para cobrar su premio.

Tenten levantó la cabeza y alzó las cejas al leer el nombre.

─ ¿Te gusta? ─ preguntó Shisui, dudando de su decisión.

─ La verdad es que nunca en mi vida hubiese podido pagar un plato de este lugar. ─ se sinceró. ─ Y creo que mi vestimenta no es la adecuada. ─ dijo la chica, mirándose hacia abajo. ─ ¿Me dejarán pasar?

─ Si no lo hacen, tendrán problemas. ─ respondió el Uchiha muy calmado, instándola con una mano en su espalda a que avanzara por las escaleras. Dicho toque provocó una especie de electricidad en la mano del moreno, quien rápidamente la sacó, pero lo más incomodo del momento fue darse cuenta que a Tenten ni siquiera le afectaba y solo seguía el camino, sin inmutarse. Haciendo un puño de su mano, intentó hacer de tripas corazón y solo disfrutar de lo poco y nada que la castaña le iba a dar.

─ Buenas noches, jóvenes. ¿Tienen alguna reservación? ─ pregunto el maître, siendo extremadamente cortes.

─ Buenas noches, a nombre de Uchiha, por favor. ─ respondió el moreno, haciendo que el hombre quedara un poco descolocado.

─ Se…ñor Uchiha, la verdad es que no tenemos reservación… ─ explicó el canoso hombre, rascándose la nuca. ─ Pensamos… que era una broma, así que no la tomamos.

─ ¿Es broma? ─ preguntó el Uchiha, con rostro descompuesto. ─ Le expliqué que mi nombre era Shisui, no Sasuke. Ese es mi primo, pero no quién vendría.

─ Lo lamento mucho, pero en este momento… no hay reservación. ─ con mucha incomodidad, el par de jóvenes se miró, tratando de determinar que harían.

─ Todo sale mal. ─ murmuró el Uchiha, entornando los ojos y resoplando.

─ Conozco un lugar que no necesita reservas y la comida es muy rica, aunque no sé si de tu nivel. ─ intervino Tenten.

─ Mientras nos podamos sentar, me doy por pagado. ─ Tenten sonrió a la respuesta del moreno y tomándolo del brazo, lo hizo bajar. ─ Ah, antes de irme, solo puedo decir que el Donatello's me acaba de decepcionar. ─ y girando, bajó al encuentro de la chica, quien con gestos le pidió las llaves del carro y manejó ella los 10 minutos de camino que faltaban.

─ Bienvenido a la "Picá del anzuelo", donde venden el mejor udón de la historia. No serán langostas del pacífico sur, pero te aseguro que sus fideos te dejarán viajando por la cordillera de los andes. ─ presentó la castaña, entrando casi corriendo al lugar, para saludar efusivamente a todo el personal, mientras hacía el pedido. Shisui sonrió de medio lado y se dejó sorprender. En su vida no existían las "picadas" o lugares populares a la hora de comer, pero no había nada que un antiácido no arreglara después, porque estaba seguro que eso lo llevaría directo a un fuego estomacal.

.

.

.

─ ¿Cómo te has sentido? ─ preguntó Shisui, interrumpiendo el último bocado de la chica.

─ Mejor. ─ aclaró la castaña. ─ Mis resfriados son muy escandalosos, pero pronto pasan y me recupero como si nada hubiese pasado.

─ Igual deberías hacer un reposo más completo. ─ sugirió el moreno.

─ No todos tenemos un colchón económico que nos respalde. ─ Sonriente, se comió lo último de su plato y sonrió saciada. ─ ¿Te gustó?

─ La verdad es que no esperaba que me gustara tanto. ─ contestó el Uchiha, realmente sorprendido. ─ Tenten, eres alguien muy agradable… ─ comenzó a decir, pero fue interrumpido abruptamente.

─ Shisui, estoy con Neji y lo quiero. ─ la castaña levantó los ojos y lo miró fijamente. ─Me agradas y quizás en otras circunstancias podría haberte visto desde otra perspectiva, aunque lo dudo, porque siempre será Neji y me encantaría decir que la relación que llevo con él es la más sana y me siento colmada en todos los sentidos, pero no es así. Sin embargo, no quiero una vida donde él no esté y a pesar de nuestras falencias evidentes, siempre que tenga que elegir, lo elegiré a él. ─ dando por cerrado su discurso y queriendo ser clara desde el principio, continuó. ─ Acepté la cita porque te portaste muy bien conmigo y era lo mínimo que podía hacer, pero ya que quedó claro este punto, dudo que nos volvamos a encontrar solos. Espero que eso no te moleste.

El silencio abarcó la instancia, pero a pesar de lo denso del momento, Shisui agradeció la sinceridad de la castaña y asintió lentamente, para terminar alzándose de hombros.

─ Supongo que llegué tarde. ─ murmuró con cautela, pero la respuesta de Tenten fue un claro y fuerte "si". ─ Gracias por esto y por salir conmigo. Tenía ganas de conocerte un poco más, pero no será agradable sabiéndote de otro.

─ No soy de otro, Shisui. Solo elegí a otro desde antes de siquiera conocerte y si a esa persona le afecta que yo salga contigo, no me queda otra que respetarlo, como él también respeta mis inseguridades. ─ le aclaró con decisión y mucha madurez la castaña. ─ Solo quiero que esto quede en evidencia. Podemos ser amigos, pero donde quede muy en evidencia que estoy en una relación con alguien y no busco rellenar otro espacio.

─ Fuerte y claro el mensaje, Tenten. Espero el imbécil del Hyuga sepa valorar al mujerón que tiene el lado. ─ exclamó Shisui.

─ Está sentenciado a hacerlo, porque si no, lo dejo. ─ sonriendo, Tenten suavizó el momento y más aun cuando el Uchiha sacó una tarjeta de su bolsillo y se la entregó.

─ Si lo quieres dejar, llámame. Estoy disponible. ─ Ambos riendo, se fueron del lugar luego de una discusión de quién pagaría.

Tenten luego del momento de tensión, agradecía el haber tenido la valentía de decir lo que pensaba y aclararle el panorama al moreno, quien con hidalguía se tomó su rechazo. Y con esa sensación de paz, tenía la certeza de que el camino del amor, al menos en su caso, ya estaba trazado.

El cielo bramó y el mundo volvió a girar.

3.

Mikoto comió el postre algo compungida. Sasuke se notaba inquieto y a su lado, Itachi lo miraba igual de complicado mientras Ino intentaba no mostrar su inquietud, pero poco podía hacer, ya que su mirada vedada la delataba. Fugaku por su parte, comía con total calma, sin mostrar emoción alguna.

― ¿La llamaste? ― preguntó Itachi por lo bajo, pero todos escucharon.

― Tres veces. ― respondió Sasuke, mirando hacia el frente, sin tocar su postre. ― Su teléfono esta apagado y el de los guardaespaldas también. ― agregó el moreno. ─ Recién llamé a los cuatro y todos están fuera de servicio.

― Quizás están en una zona sin señal. ― dijo Mikoto, buscando tranquilizar, pero Sasuke negó. Algo dentro de él le decía que la situación era diferente y más compleja. ― No te compliques. Podemos tener esta cena de presentación en cualquier momento.

― Cariño, no se trata de la cena. ― interrumpió Fugaku, haciendo una señal para que se acercara su secretario personal. ― Averíguame que sucede, hace el recorrido desde acá a la oficina de Shizune para averiguar qué pasó. No quiero que Sasuke salga a manejar con esta lluvia y con los nervios destemplados. ― agregó el patriarca del clan Uchiha. Sasuke levantó la mirada y haciendo un sonido con la boca, se levantó, ignorando la solicitud de su padre.

― También voy. ― les informó, tomando su chaqueta y poniéndose un gorro para cubrir el cabello.

― Ino, quédate acá. Iré con Sasuke. ― Itachi también se puso de pie, besándole la cabeza a Ino. La rubia sacó su celular y comenzó a enviarle mensajes a Sakura, pero ninguno llegaba.

― Hijos, tengan cuidado. ― les pidió Mikoto, entrelazando sus manos en evidente gesto de nerviosismo.

Fugaku también se levantó de la mesa y caminó hasta donde sus hijos. Ino contuvo el aliento, al igual que Mikoto.

― Manténganos informados de cualquier cosa. ― les pidió Fugaku. ― Y Sasuke, las malas noticias vuelan. Es probable que estén atrapados en el túnel que hay camino acá.

― Gracias. Esperemos que sea eso ― dijo Sasuke.

El celular de Itachi sonó con estridencia. Era Shizune. Rápidamente el mayor de los Uchiha contestó.

― Shizune. ― dijo Itachi. ― Explícate. ― el silencio que prosiguió alteró los nervios de todos los presentes. Las mujeres también se levantaron de la mesa. ― ¿Qué…? ― levantando la cabeza, Itachi miró aterrado a Sasuke, haciendo que este sintiera como si algo le estuviese matando por dentro. Sin poder contenerse, Sasuke le quitó el celular a su hermano y habló él.

― Shizune, ¿qué le pasó a Sakura? ― la mujer del otro lado guardó silencio y suspiró hondamente. ― Maldita sea, no me dejes así.

― Sasuke, el auto en el que venían, explotó. ― comenzando a temblar, Sasuke se apoyó en su padre, quien lo sostuvo con firmeza. ― Ella está bien y viva, solo algo magullada por caer a la tierra. Estamos en el Clínica central de Tokio. ― Sasuke le devolvió el teléfono a su hermano y respiró hondo. Estaba viva, luego de escuchar eso, le volvió el alma al cuerpo y pudo reaccionar. Sin esperar a nadie, tomó su billetera y llaves del carro, partiendo directo a la clínica.

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― Sakura, hueles a perro mojado. ― la chica esbozó la primera sonrisa que había podido mostrar en lo que llevaba en el hospital.

Todavía le pitaban los oídos y sus manos temblaban, pero ya estaba más calmada y eso se debía a los medicamentos que le habían ingresado a sus venas. Sentada sobre la camilla, con los pies colgando hacia un costado y mirando la intravenosa, habló:

— ¿Quién tiene a los cachorros? — preguntó la chica, volviendo a ver a Shizune y expectante por todo lo acontecido.

— Están con Kisame. Dice que los 3 están bien. — respondió la manager, acariciándole la mejilla. — Te quedará un moretón aquí. — Sakura lo hizo evidente con una mueca, ya que, al sentir el contacto de su manager, el dolor la envolvió en el lugar. — No murió, lo sabes, ¿verdad?

— Es mi culpa, Shizune. — replicó Sakura, agachando la cabeza para largarse a llorar. — Mi puta culpa. Si no fuera nieta de quienes soy, esto no estaría pasando y Morio estaría bien, descansando después de la cena. — levantando su mirada abatida y aterrada, continuó. — Hoy es él, mañana será Sasuke y no podré vivir con eso.

— Cariño, fue un error de nosotros el confiarnos. No darnos cuenta que había algo extraño en el carro. — acercándose a ella, Shizune la abrazó contra su pecho. — Sakura, prometo que esta vez lo haremos mejor y no te dejaré a la deriva. Los carros serán blindados y estarán dentro de las inmediaciones de la grabación. Agregaré un nuevo guardaespaldas para que se quede al cuidado de los autos y cualquier anomalía, podrá ser descubierta con anterioridad. — acariciándole el cabello y besándole la cabeza, continuó. — Yo te pido perdón a ti por no haber estado a la altura, pero ya no más de esta permisividad. Vamos a actuar como si tú fueses más famosa que Sasuke y estoy segura de que él me apoyará.

— Va a querer matarme luego de esto. — susurró Sakura contra el pecho de Shizune. — Y no dejará que nadie me lleve o me traiga. — Shizune lo sabía y asintió asumiendo la realidad. — ¿Podemos revisar los carros de Sasuke? Es probable que también estén intervenidos.

— Sí, llamaré a Itachi de inmediato. — separándose de Sakura, Shizune se fue a un rincón para nuevamente comunicarse con el Uchiha mayor, aunque esto no fue necesario ya que un revuelo se escuchó en el exterior de la habitación y una tromba morena ingresó muy agitado.

Pálido, con ojos rojos y muy compungido, Sasuke miró a Sakura, asegurándose de que estaba viva. Y sí, lo estaba. Casi sintió que algo renacía dentro de él y con la misma violencia con la cual había entrado, caminó donde ella y la abrazó con fuerza. Shizune aprovechó el momento para salir.

— Sakura, maldita sea, me vas a matar. — le dijo al oído, haciendo que la chica se lanzara a sollozar sin frenarse. Las lágrimas le corrían por las mejillas y aferrada al polo de Sasuke, se desahogó con fuerza, temblando entre sus brazos y derrumbándose con tristeza. Sasuke la apretó todavía más, como si no pudiese creer que era ella y que estaba viva entre sus brazos. Había sido atacada por una bomba, una puta bomba, que podría haberla matado de haber estado en la parte posterior del auto, o al menos eso le explico Itachi luego de que hablara con Kisame por celular. — Tranquila, mi amor. Estás bien.

— Sasuke, Morio está herido. — le contó sollozando. — Estaba dentro del auto cuando explotó. Está vivo, pero herido. — le contó, separándose y haciendo una mueca en el proceso.

— ¿Qué te duele? ─ preguntó presuroso, mirándola fijamente, escaneando cada parte de su rostro y luego cuerpo, fijándose que todo estuviera en su lugar y no faltara nada, ni un pedacito. Solo en su mejilla derecha, se encontraba el gran moretón que comenzaba a formarse.

— La espalda. Me cayeron encima dos hombres pesados. — el moreno asintió, juntando la frente con ella. — Me están pasando analgésicos. — le mostró su muñeca, pero Sasuke no despegó su frente con la de Sakura, solo respiró su olor y acarició con cariño su espalda.

— Si te hubiesen matado, habría quemado todo, Sakura. — la pelirosa lo sabía, pero escuchárselo fue violento y muy liberador. Sin aguantarse, comenzó a llorar otra vez, pero con las lágrimas corriendo por sus mejillas, sin romperse. — Hubiese lastimado a mucha gente. Hubiese reventado al que se me hubiese cruzado y estaría buscando culpables sin piedad. — Sakura asintió y aunque no compartía la forma, no iba a detener las palabras de Sasuke. — Mi amor, los odio tanto que ni siquiera puedo calmarme del todo en este momento. — terminando de hablar, buscó su boca y la besó con dureza, sin medirse, partiéndole la boca en dos y agradeciendo por tener ese sabor para él, por poder sentirlo y llenarse por su dulzura, su calor, su cuerpo nuevamente.

Sakura se dejó besar, tratando de seguirle infructuosamente el ritmo desesperado, anhelante y furioso. A ratos no pudo, pero cuando lo consiguió, como la marea que vuelve a bajar, Sasuke bajó su pasión, solo limitándose a besarla profundamente y acariciar su cuerpo con delicadeza.

─ Ya pasó. ─ le tranquilizó Sakura cuando terminó el beso. Sasuke asintió, pensando calculadoramente de qué forma poder frenar cualquier ataque y tratando de entender el porqué de ellos. ─ Estoy viva.

─ Necesito hablar con tus abuelos, Sakura. Necesito saber toda la historia, pero la real, no la que cuentan los libros o muestran los documentales. Necesito que tu abuelo me aclare la historia que los persigue y por qué no se acaba el circulo. ─ afirmó Sasuke. La pelirosa lo miró fijamente, tratando de asimilar a lo que él se refería. ─ Estos hijos de puta tienen que ver con el pasado yakuza de tu familia. Hace unos días fuimos interceptados por un supuesto paparazzi junto con tu madre. No sacó ninguna foto.

─ Quizás se puso nervioso. ─ elucubró la chica, comenzando a temblar. ─ Bebé, me quieren muerta. ─ susurró, recién asimilando a lo que se refería Sasuke. ─ ¿Por qué me quieren muerta?

─ Eso debemos averiguarlo, pero mientras tanto, te mantendrás en mi casa. Tomarás unos días de descanso y yo buscaré información. ─ planificó Sasuke, mientras Sakura comenzaba a negar con la cabeza.

─ No me dejarás sola para ir a buscar venganza, ¿me oíste? Estamos hablando de gente que es capaz de asesinar y ni siquiera tenemos las razones de esto. ─ Sakura acarició el rostro de Sasuke. ─ Puede ser hasta una ex novia tuya. No tenemos certezas de nada.

─ En algún momento lo pensé, pero ninguna de mis ex tendría las herramientas ni los contactos para hacer atentados cada cierto tiempo. ─ Acariciándole el cabello, enredó sus dedos entre las hebras y la jaló hacia su pecho, abrazándola con firmeza. Sakura se aferró la parte trasera de la chaqueta de Sasuke, que todavía estaba mojada. ─ Prometo que te protegeré. No permitiré que te lastimen. Si vuelven a acercarse, los mato. ─ Y Sakura no dudó. Sabía que las palabras de Sasuke eran literales y aquello le hizo temblar de pavor. ─ Eres mi vida entera. ─ le susurró en la cabeza, besándosela. ─ Mi todo, Sakura.

─ Lo sé, mi amor. ─ respondió ella, aletargada por los medicamentos, por la impresión vivida y por el cariño que le estaba entregando su novio. Cerró los ojos y se dejó llevar por largos minutos, agradeciendo la protección. ─ Sasuke, quiero ver a Morio. ─ el moreno, quién también había mantenido los ojos cerrados, detuvo las caricias y la respiración. ─ Por favor, no quiero tus celos metido en esto. ─ le exigió Sakura, separándose de él para mirarlo con decisión.

─ Ok, pero antes de ir a verlo, quiero que esa cosa termine de pasar a tus venas y te cambies ropa. ─ Señaló Sasuke, refiriéndose a la vía que tenía puesta la chica. Sakura solo asintió a la petición. ─ Sin ofender, ¿por qué hueles a perro?

─ Rescaté a 3 cachorros. ─ le contó la pelirosa, esbozando una pequeña sonrisa y con sus ojos jades fijos en él. Sasuke quedó de una pieza, pero pronto salió de su estupefacción y comenzó a reír. ─ ¿Por qué te ríes?

─ Porque estás loca. Completamente loca. ─ sentenció, riendo a destajo, botando en esa risa todo el estrés acumulado. Lamentablemente no pudo continuar riendo cuando a la habitación entró un séquito de personas, partiendo por sus padres, Itachi, Shizune, Ino, Kisame y una presurosa Mebuki, quién al ver a su hija, se lanzó a abrazarla. Sasuke se hizo a un lado y con un gesto, llamó a su hermano, escuchando de fondo como madre e hija se tranquilizaban mutuamente.

─ Hablé con Shizune. Revisaremos todos tus carros, la motocicleta y el departamento. Te tendrás que quedar esta noche en casa de nuestros padres. ─ Sasuke hizo un chasquido de lengua y negó. ─ ¿Qué pasa?

─ Necesito hablar con los abuelos de Sakura. Necesito saber toda la historia, la real historia, para saber desde que frente debo protegerla. De nada me sirve estar pidiendo que la llenen de guardias, si igualmente tienen libertad de acercarse a ella. ─ explicó Sasuke. ─ Tomaremos medidas más extremas.

─ Ya las hablamos con Shizune y a grandes rasgos, cambiaremos los carros, blindaremos las casas y habrá un guardia que protegerá todo lo que es infraestructura. No permitiremos que nada se escape de las manos. Todo pasará por detectores humanos y la protegeremos de la forma correcta. ─ Sasuke asintió.

─ Todo corre por mi cuenta. Acláralo bien con Shizune, dile que no hable con Mebuki para sacar dinero del sueldo de Sakura para la seguridad, porque yo me haré cargo de eso. Y yo mismo lo fiscalizaré. ─ Itachi no hizo ningún gesto. ─ No viajaré.

─ No, Sasuke. Puedo aceptar todo lo que quieras hacer, pero no puedes eludir compromisos. ─ le advirtió. ─ Es mucho dinero el que hay de por medio y cancelarlos cuando tenemos que estar en dos semanas más allá, pondrá nervioso a patrocinadores. ─ Le recordó el pelilargo. ─ Sasuke, yo también estoy molesto y muy asustado. Es Sakura, la chica que he visto durante meses pegada al lado tuyo y que también ya es parte de mi vida, pero no puedo ser termocéfalo y dejar todo tirado para protegerla. Habrá que tomar decisiones y fuertes decisiones. Sakura se tendrá que ir a vivir con su madre, porque la mansión es el lugar más protegido. Tendrá carros de seguridad llevándola y trayéndola y sus clases se limitarán a ser online.

─ Itachi, no me puedo ir en este momento. ─ murmuró Sasuke, apretando los dientes. ─ Si le pasa algo y yo no estoy acá… no puedo imaginarlo. ─ agregó, pasándose una mano por el cabello y bajando la cabeza. El estrés, la rabia y sobre todo el miedo, se lo estaban comiendo. No podía vivir en esa incertidumbre, sin saber que sucedería en cuanto volteara su espalda. No tenía ninguna confiabilidad en su alrededor y no encontraba formas de protegerla. Estaba frustrado y desesperado. ─ Sakura, ella… tú me entiendes. Sabes lo que significa. No logro dimensionar hasta qué punto esto me ha dejado mal. ─ le confesó, levantando su mano. ─ Todavía tiemblo. ─ mostró. ─ El camino hasta acá fue el más terrorífico que he hecho jamás y no solo por saberla lastimada, sino por la rabia que siento de saber que alguien la quiere matar. No es una amenaza, no es una advertencia, es como si alguien intentara sacarla del camino. No lo entiendo.

─ Sasuke, mírala. ─ le dijo Itachi. Ambos dirigieron sus miradas oscuras hacia la pelirosa que estaba sentada al borde de la camilla y quien sonriente, le hablaba a Fugaku. ─ Ahí está, junto a tu padre y ya ganándose su cariño. ─ Ino también le estaba hablando al patriarca y algo había dicho, que había logrado hacer reír a los tres. ─ Es mi familia. Tanto la rubia como la pelirosa, son nuestras familias y te prometo que la voy a proteger, sea lo que sea que pase, Sasuke. No permitiré que a Sakura le pase algo. ─ el menor de los Uchiha volteó levemente para ver a su hermano. ─ Una promesa Uchiha se cumple a cabalidad y lo sabes. ─ sentenció Itachi

Sasuke asintió y sin pensarlo, abrazó a su hermano, quien sorprendido, le devolvió el abrazo. Todos los presentes en el cuarto, se giraron a mirarlos, porque era una novedad digna de admirar. Hasta Mikoto sintió sus ojos humedecerse a verlos así de cercanos, sin peleas y conteniéndose mutuamente.

─ Disculpen que interrumpa, pero tenemos que hablar. ─ dijo Shizune, mirando fijamente a Sakura. El momento emotivo pasó, pero sería recordado por mucho tiempo. ─ Hay que tomar decisiones, Sakura. Decisiones importantes.

─ Nosotros saldremos a tomar un café. ─ sugirió Mikoto, mirando a Ino y a su marido.

─ Cariño, ve con Ino. Yo también quiero ser parte de ésta conversación. ─ Asintiendo, Mikoto se acercó a la pelirosa y besándole el cabello, salió por la puerta, seguida por su rubia nuera. ─ Shizune, nos conocemos hace años. ─ le recordó el patriarca Uchiha. ─ Confié la representación de mi hijo por un par y lo hiciste excelente hasta que pasó lo que todos sabemos. Nunca te cuestioné lo sucedido, porque tengo claro que fue culpa de Sasuke y su fama que subió como espumas. Yo fallé más como padre que tú como manager. ─ explicó, con seriedad, mientras todos mantenían silencio. ─ Sin embargo, no deja de parecerme inusual que no hayas tomado los resguardos necesarios para con Sakura. Todos los presentes sabemos que tiene una historia familiar que es atrayente y ahora que es pareja de mi hijo, se vuelve un punto blanco maravilloso para cualquier malpensado que tiene conocimiento de dicho secreto. ─ Shizune agachó la cabeza, asintiendo. ─ Por favor, no tomes esto como una crítica, porque no lo es, pero me molesta bastante que no hubieses recurrido a mí cuando te dije, luego de lo ocurrido con Sasuke, que podías contar conmigo para lo que necesitaras y de verdad pensé que lo habías escuchado. ─ Shizune levantó la mirada y habló:

─ No quise aprovecharme de su buena voluntad. ─ respondió la mujer, mostrando una expresión decaída.

─ Puedo entender que no necesitaras mi ayuda anteriormente, cuando no había ningún lazo que nos pudiera unir, pero las cosas eran diferentes. Estoy seguro que sabes de esta relación desde hace mucho tiempo. ─ arguyó el patriarca, recibiendo como respuesta un movimiento de cabeza. ─ Mi equipo de abogados, de relacionadores públicos y de seguridad estarán a completa disposición de Sakura, sin ningún costo. ─ afirmó Fugaku, mirando a Mebuki. ─ Sakura estará mucho más protegida, con un equipo de seguridad de primera, que ni siquiera será visible para ella.

─ No quiero más gente a mi alrededor. ─ interfirió Sakura, mientras Sasuke chasqueaba la lengua. ─ Por favor, escúchenme. ─ prosiguió la chica, con un deje de desesperación. ─ Recién hoy logré sacarle un par de palabras al nuevo guardaespaldas que me acompaña y a pesar de que se viera de 5 metros, no logro sentirme confiada alrededor de gente que ni siquiera sé cómo se llama. Si van a poner seguridad, denme la posibilidad de hablarles, de saber quiénes son, en quienes dejo mi vida, porque si no, solo seré una chica de pelo rosa, rodeada de 10 hombres y que no tiene idea como dirigirse a ellos.

─ Te los presentaré a todos, pero no los verás. Es seguridad privada y muy reservada. ─ Sakura asintió a las palabras de su suegro. ─ ¿Quieres seguir manteniendo a los que ya conoces a tu alrededor? ─ le preguntó Fugaku. Sakura volvió a asentir. ─ ¿También al chico herido?

─ Sobre todo al chico herido. ─ respondió Sakura con mucha fuerza. Sasuke guardó silencio, controlando sus celos y controlando el animal que lo poseía cuando escuchaba a hablar de Morio y que, a pesar del extremo momento que estaban viviendo, igual salía a flote con las palabras de su novia. ─ Necesito que él siga siendo parte de mi vida. Ha sido un verdadero compañero y es en quien más confío junto con Kisame, así que Shizune, págale todo el tratamiento médico y dale lo mejor que podamos darle. Lo quiero recuperado. ─ Mebuki miró de reojo a Sasuke e hizo una mueca con la boca. No iba a fomentar los celos de su yerno, quien de por sí ya se veía muy posesivo, pero imaginaba que no le era fácil escuchar a su novia hablar de esa forma sobre otro hombre. ─ Lamento mucho que nos hayamos conocido de esta forma y conmigo oliendo a perro. ─ se excusó la chica, sonriendo con vergüenza. ─ Encontramos un trio de cachorros junto con Cayú y no pude dejarlos tirados.

─ Los cachorros fueron llevados por Kisame a una veterinaria, ¿quieres que los llevemos a alguna parte o para darlos en adopción? ─ le preguntó Shizune. Sakura miró a Sasuke y este se cruzó de brazos, respondiéndole con el cuerpo.

─ En el departamento se estresaran. ─ le respondió el moreno, lacónicamente. ─ Lo mejor es que lo lleves a casa de tu madre. ─ Mebuki abrió la boca sorprendida, para prontamente cerrarla y mirar asesinamente a Sasuke.

─ Sakura no hace ni su cama y quieres que se haga cargo de tres cachorros. ─ reclamó la mujer. ─ Cariño, sabes que es verdad. ─ le dijo a su hija cuando la vio desconcertada y a punto de responder. ─ Terminaré yo haciéndome cargo de su comida, limpieza y levantando sus desechos.

─ ¡Hey, puedo hacerme cargo! ─ reclamó la pelirosa, moviéndose bruscamente. ─ ¡Mierda! ─ masculló, sintiendo el dolor atravesar su espalda, todos los presentes se acercaron a mirarla. ─ Me moví muy fuerte. ─ susurró abatida. ─ Mi amor, ven. ─ le solicitó Sakura a Sasuke, llamándolo a sentarse a un lado de ella, cuando ya lo tuvo cerca, lo instó a rodearla con los brazos y apoyó su cabeza en el hombro de Sasuke, mientras que con su mano libre, entrelazaba los dedos. Sasuke le besó la cabeza. ─ Podemos darlos en adopción, pero solo a gente que yo conozca.

─ Como desees. ─ respondió Sasuke. ─ Shizune, disculpa el monologo de papá, aunque valoro sus ideas y creo que es muy bueno recibir su ayuda. Por mucha fama que yo tenga, no poseo los contactos para darle la mejor seguridad a Sakura.

─ Yo también lo valoro, papá. ─ apoyó Itachi.

─ Señor Uchiha… ─ Fugaku negó con la cabeza a las palabras de Mebuki.

─ Fugaku. Somos familia. ─ le recordó. ─ No me agradezcas.

─ Igualmente lo haré. No sabe lo infinitamente feliz que me hace saber que mi hija estará en las mejores manos. ─ dijo Mebuki. ─ No quiero sonar resentida, pero ustedes no saben lo que es vivir con miedo todos los días por no tener los medios para proteger a quienes amas, por deber dinero y una historia familiar que muchas veces pesa más que yunque. ─ alzando su mentón, se dirigió a todos. ─ Tengo muy claro quiénes son mis padres y qué hicieron. Crecí bajo la sombra de ser yakuza, y peor aún, ser traicionera de ese clan milenario, cosa de la cual no me arrepiento, pero muchas veces se vuelve insostenible, sobre todo con una hija que no acata órdenes y que no entiende que el miedo que yo le mostraba era real, no una medida de control a su juventud. ─ Sakura ahora lo comprendía y haciendo un puchero, comenzó a llorar mudamente. Itachi se acercó por el otro lado y le acarició su hombro, buscando reconfortar a la pelirosa. ─ Todos los días espero la venganza prometida y ruego porque no nos encuentre reunidos, porque la sangre se paga con sangre para ellos y a nosotros solo nos toca esperar la condena. ─ mirando a su hija, sonrió con tristeza. ─ Ambas sabemos que tu abuelo morirá en lo que fue su ley, hija. Hagamos lo que hagamos, algún día lo encontrará y no podemos pelear contra eso.

─ Esto es mi culpa por haber querido actuar en esta película. ─ sollozó Sakura. ─ Si yo no hubiese audicionado, si no hubiese ganado… ― susurró ahogada.

─ Hubiésemos muerto antes, Sakura. ─ interrumpió Mebuki, rompiéndose al verla llorar. ─ Sasuke nos dio más tiempo. ─ el moreno estaba helado. Tampoco le había tomado el peso a la amenaza que se cernía sobre sus cabezas, hasta ahora, que veía a Sakura lastimada, llorosa y nuevamente, en una camilla de hospital. ─ No sé cómo agradecértelo, cariño. ─ Mebuki le hizo un leve cariño en la mejilla a Sasuke. ─ Nos salvaste la vida.

─ Ella me la dio a mí. ─ respondió sucinto, aferrando el cuerpo menudo de la pelirosa contra su costado. ─ Tú me diste algo por lo que vivir y lucharé por ti, preciosa. ─ Fugaku miró a Itachi y este le respondió con una mueca.

Su hijo mayor no había mentido a la hora de decirle que al verlos juntos, se daría cuenta del amor que se profesaban y que su relación no era un simple encaprichamiento. Ahora, estaba en sus manos poder ayudarlos con todo lo que su imperio le permitía. No dejaría que a su bella nuera la lastimaran decisiones que escapaban de su propio albedrio.

─ Deberás abandonar el departamento en el que vives. ─ interrumpió Shizune. ─ Irte a vivir con tu madre. Es el mejor lugar y donde podremos sacarte protegida para las grabaciones y luego devolverte sana y salva con ella. ─ Sakura levantó la cabeza y miró a Shizune con aflicción. ─ Lo siento, Sakura, pero mientras no puedas comprarte tu propia mansión y tu propio espacio, debemos usar lo que tenemos a mano y no hablo por falta de dinero, sino por tu edad. ─ Explicó la baja mujer. ─ Sasuke se debe ir en algunos días y sabes que estará fuera dos semanas.

─ Pero… ─ comenzó a decir Sakura. ─ Yo… ─ miró a su suegro, que no hablaba y luego a Itachi quien miraba el suelo. Por último, miró a Sasuke, quien negó con la cabeza, resignado. ─ Ok, lo acepto.

─ Ni sueñes en pedirme lo que sé estás a punto de pedirme. ─ advirtió Mebuki, sabiendo hacia donde se dirigían las preocupaciones de su hija. ─ Podré aceptar su relación y hasta puede que ya me guste, pero bajo mi techo, no puedo aceptar que Sasuke se quede. El otro día lo permití, porque ambos se quedaron dormidos, pero no lo hice con todo mi agrado. ─ Sakura no habló, pero si recordó ese día y como Sasuke había sido tapado por una manta. ─ Fue tu abuela. Yo lo hubiese despertado de una patada. ─ Todos aguantaron la risa, a diferencia de Sasuke, quien estaba ido.

─ Ino se va conmigo. ─ avisó Sakura.

─ Por Ino no te preocupes. ─ dijo Itachi, entrando a la conversación. ─ Yo hablaré con ella y quizás acepte irse a mi casa.

─ No, ni lo sueñes, al menos no todavía. ─ dijo Shizune, dando un paso enfrente. ─ Ino ha sido vista con Sakura todas las veces. Es un flanco para estos enfermos y no sabemos si en algún momento la querrán atacar. ─ Itachi palideció al igual que Sakura. ─ Sé que no habías visto esa arista, pero debo ayudarte a clarificar tu cabeza. Todo el alrededor de Sakura que no es famoso, corre riesgos y grandes. La familia Hyuga también será informada junto con Tenten y la chica que estudia medicina, Nozomi. ― agregó Shizune. ― No podemos dejar a las chicas a la deriva y menos en estas circunstancias. Lo mejor que podemos hacer, es que Ino se vaya con Sakura y ojalá tanto Tenten como Nozomi también acepten entrar en el trato.

La pelirosa contuvo el aliento, mientras sentía que el suelo abandonaba sus pies y el aire se volvía ligero. Cerrando los ojos, jaló las vías que le suministraban medicamentos y se puso de pie como autómata, apenas pudiendo hablar.

─ Permiso. ─ susurró la pelirosa y caminó hasta una puerta, donde supuso se encontraba el baño. Cerrando a su espalda, se apoyó en la madera y comenzó a hiperventilar, tapándose la cara con sus temblorosas manos, mientras lagrimas caían sobre su rostro, sin poder controlarlo. La chica se dejó caer sobre el suelo de cerámica y metió la cabeza entre las rodillas, tratando infructuosamente de tranquilizar su ataque de pánico. Iba a colapsar, lo sabía, pero no podía salir en ese momento y hacer frente a la mirada de todos los presentes que intentaban solucionar lo que se había desatado en apenas unas horas. ¿Cómo podía la vida complicarse de esa forma? ¿Cómo su presente entretenido, lleno de emoción, rebosante de amor, se había reducido a eso? Ni siquiera sus amigas eran libres. Ella las había arruinado.

─ Sakura. ─ la llamaron desde afuera, acompañados del golpe de nudillos contra la madera. Aunque deseaba responder y ser contenida, no pudo hablar. ─ Mi amor, ábreme la puerta. ─ le pidió el moreno con respeto, pero evidenciando que estaba asustado. La chica levantó la cabeza, pero fue incapaz de darle el pase. Gimiendo, negó y se tapó los oídos, como si hubiese enloquecido. ─ Preciosa, no es tu culpa. Por favor, ábreme la puerta. ─ le rogó el pelinegro, sin recibir contestación.

Sasuke apoyó la frente en la puerta, bajo la atenta mirada de los presentes. Itachi poniéndose de pie y todavía conmocionado, instó a su padre a salir, seguido por Shizune. Mebuki titubeó, pero entendió que ese momento era de Sasuke y su hija.

─ Cualquier cosa, estaré fuera. ─ boqueó la mujer, ganándose un asentimiento de Sasuke, quien volvió a golpear.

─ Sakura, bebé, venga, ábreme. ─ le volvió a pedir, moviendo la manilla, encontrándola trabada. ― No me dejes fuera de lo que estás sintiendo.

Sakura se limpió los ojos con brusquedad y se aferró aún más fuerte a sus rodillas completamente aterrorizada. Ni siquiera el dolor que partía su espalda le estaba ayudando a olvidarse del miedo que recorría cada una de sus células. Tenía miedo de morir, pero tenía más miedo de ver morir a alguien cercano por su culpa.

─ No me gusta… ─ susurró, jalándose un mechón de cabello y fijándose que por su muñeca, corría un grueso hilo de sangre. Recordó la brusquedad con la que se había sacado la intravenosa. ─ Ni siquiera sé cuidarme…

─ Sakura. ─ escuchó tras la puerta. ─ No me dejes fuera. ─ le repitió Sasuke, atribulado y abatido. ─ Prometí que estaríamos en las buenas y las malas y eso es lo que haremos. Ábreme la puta puerta, por favor. ─ dijo el pelinegro, masticando la rabia y golpeando con un poco más de violencia la barrera de madera que los separaba.

─ Sasuke… ─ murmuró la chica, apegando su mano ensangrentada en la puerta de blanco impoluto, marcando el lugar con su dolor. ─ No podemos seguir juntos. ─ el pelinegro tras la madera, se sentó en el suelo y agachó la cabeza, tapando su rostro con el flequillo. Era una pose derrotada. ─ Si a ti… te pasa algo… yo no los mataría, pero… me moriría. ─ le confesó, sollozando. Sasuke levantó la mirada y apoyó su cabeza sobre la puerta.

─ ¿Te acuerdas cuando te besé sin tu consentimiento? ─ le preguntó de forma extraña, cambiando el tema con brusquedad. ─ Me hiciste sentir miserable por arrebatar algo tuyo y de forma tan violenta. ─ le recordó. ─ Yo me sentí el peor ser humano y busqué arreglar las cosas, hasta que lo logré. Sé que no son cosas comparables, pero mi amor, deja que mi perseverancia cuide de ti y te proteja. Dejarnos en este momento no sería lo más efectivo, siendo que ahora tenemos que hacer frente juntos a lo que se viene. ─ Sakura hipeó fuerte. ─ Bebé, ábreme la puerta y déjame pasar por esto contigo. ─ le pidió, otra vez. Diez segundos más tarde, el clic estremeció el lugar y le daba el chance a Sasuke para entrar. El moreno se puso de pie de inmediato y abrió con cautela, encontrándola sentada sobre el W.C., mirándolo aterrada y con una mano ensangrentada. ─ ¿Qué te… te querías…? ─ balbuceó, consternado y corriendo a tomarle la muñeca. ─ ¿Intentaste… matarte?

─ Me saqué la intravenosa de forma violenta. ─ respondió ella tranquila, mirando su sangre y luego la cara de pavor que tenía su novio. ─ Abrázame, mi amor, abrázame muy fuerte. ─ le rogó, siendo sostenida por un agotado Sasuke, quien con firmeza, la aferró a su pecho y se arrodilló frente a ella.

─ Aquí, en este mugroso baño, te prometo… ─ alejándose y tomándole las mejillas con ambas manos, para poder mirarla directamente a los ojos. ─ que mientras esté vivo, te protegeré de cualquier cosa que te quiera lastimar y jamás permitiré que nadie llegue a hacerte daño. Te lo prometo, Sakura. Todo lo que es importante para ti, también lo es para mí, así que descansa tu angustia en mi corazón, porque es completamente tuyo y puedes usarlo a tu antojo. ─ acercando su boca a la rosa de la chica, le besó los labios, prometiéndole la vida. ─ Separarnos no está entre las opciones, así que deja de decirlo a diestra y siniestra, porque me dará un paro cardiaco la próxima vez que oiga esas malditas palabras salir de tu boca. ─ le dijo el moreno, sonriendo algo aterrado. ─ Me he dado cuenta de que cuando quieres escapar, usas el comodín de dejarme y vuelves mi mundo color de hormiga.

─ Lo siento, pero no concibo la idea de que por mi culpa seas lastimado. ─ respondió Sakura, acariciándole las mejillas.

─ Lo que tenga que pasar, pasará, pero terminar es algo diferente a querer escapar. Puedo darte tus espacios cuando te sientas ahogada, hacer juramento de silencio si eso te tranquiliza, siempre y cuando me prometas que eso de terminar saldrá de tu vocabulario, porque te lo juro por lo más sagrado, Sakura, que cada vez que lo dices, me matas un poquito. ─ dijo Sasuke, sincerándose por completo. Cada vez que ella salía con la tontería de dejarlo, él se sentía el ser más imbécil y poca cosa del universo, acompañado del dolor que le provocaba no saberla a su lado. Era algo inexplicablemente incómodo. ─ Mátame de otra forma, no así.

─ Gracias por tu eterna paciencia. ─ sonriente, la chica lo jaloneó y abrazó con firmeza a él. ― Por no abandonar este buque que está lleno de problemas y sangre. ― susurró, comenzando a llorar. ― Tu vida, tu carrera, tu estatus… todo eso que has conseguido bajo presión y esfuerzo, se puede derrumbar por mi culpa.

― Posiblemente. Es más, es probable que contigo pierda muchas cosas que antes pensaba eran lo más importante para mí. ― confesó Sasuke, sin empacho y acariciándole la espalda, dejándola llorar en su hombro con total libertad. ― Pero Sakura, podría dar todo lo que me nombraste y más, con tal de que tú estés bien y nada te suceda, porque puedo aceptar una vida sin mi carrera, sin dinero, sin estatus, pero sin ti, es quitarme todo. ― Sakura se apretó más contra él y Sasuke la siguió, haciendo lo mismo. ― Estamos juntos, somos pareja, tenemos una relación y lo que afecte al otro, debe ser tratado en conjunto, ¿me oíste? Te lo repetiré hasta el cansancio y hasta que ingrese en esa cabezota dura: no me rendiré, ¿entendido?

― Entendido. ― le dijo la chica, separándose unos centímetros, para mirarlo a los ojos. Sasuke vislumbró su latente dolor, pero también encontró esperanza y eso lo tranquilizó. ― Eres el amor de mi vida. ― murmuró Sakura, dejándolo de una pieza. ― De todas mis vidas.

― Lo sé, preciosa. Tú también lo eres en la mía. De todas las mías. ― lentamente y como si fuera la primera vez que se daban un beso, acercaron sus bocas y con delicadeza, comenzaron a besarse, ignorando al resto, ignorando al mundo que caía a pedazos y que sus voluntades se volvían promesas muchas veces mudas para un destino que tenía muy claro su proceder.

Sakura no lo sabía, tampoco Sasuke, pero luchar se volvería su bandera y premisa. La pelirosa comenzaba a florecer sin que nada la detuviera, al igual que el cerezo en primavera.

4.

― La siguiente vez que me digas usted, me enojaré mucho, Ino Yamanaka. ― La rubia dio un respingo. Nunca había escuchado una amenaza tan dura como la que le estaba haciendo la molesta mujer. ― Tengo mis años, pero muy bien mantenidos, ¿entendido? ― Ino asintió fervientemente con su cabeza, mientras la matriarca Uchiha sonreía sutilmente. ― ¿Cómo me llamo?

― Señ… Mikoto. ― corrigió la preciosa chica, sonrojándose por casi arruinarlo. ― Lo siento. ― Mikoto meneó la cabeza, pero lo dejó pasar por esa vez.

― Aprenderás, si no quieres ganarte una fuerte enemiga. ― amenazó la pelinegra mujer, sonriendo con los ojos, al igual como lo hacía Itachi. Era un gesto de bondad que le recordó inmediatamente a su novio. No pudo evitar la cara estúpida que se dibujó en su blanquecino semblante y que para Mikoto no pasó inadvertido. ― Te recordé a Itachi, ¿verdad? ― la rubia se limitó a asentir, mientras miraba al frente, sentadas en ese pasillo impoluto de la clínica. ― Es más parecido a mí que a su padre, a diferencia de Sasuke, que sacó un poco de los dos.

― Sasuke es más parco. Itachi es más amable y cercano. ― dijo la chica, sonriendo algo atontada, para luego reaccionar y aclarar: ― Sasuke no es malo, por si acaso, solo es diferente. Se mueve de otras maneras. ― especificó la rubia.

― Conozco a los chicos que crie, Ino. No te preocupes. ― la tranquilizó Mikoto, meneando la cabeza. ― Itachi fue más libre, hizo lo que quiso y disfrutó de ello. Tenía la certeza que su rol era ser heredero de una gran empresa y se preparaba para eso, aunque nunca lo tomó como una carga y por lo mismo, se dio el lujo de conocer el mundo antes de involucrarse por entero en el tema. Cuando estaba listo para ingresar a la universidad, vino esta niñita a arruinarle el panorama. ― Mikoto chasqueó la lengua y se sorprendió cuando Ino no le preguntó a que se refería. ― Sabes de quien hablo, ¿verdad? ― la rubia formuló un gesto algo dudoso, pero terminó por asentir.

― Supongo habla de la novia que fingió estar embarazada. ― elucubró Ino, siendo confirmado por el gesto de desagrado de Mikoto.

― Mocosa irresponsable. ― masculló la mujer. ― Por culpa de eso mi niño estuvo a punto de perder sus estudios. ― agregó, algo molesta y chasqueando la lengua mientras hablaba. ― Así que Ino, no se te ocurra hacerle una jugarreta de ese tipo a Itachi. Conocerás mi genio de tomo y lomo. ― la chica se enderezó en su asiento, asustada como niño siendo reprendido y asintiendo con mucho fervor a las palabras de su suegra. ― Disculpa que sea tan amenazante, sin embargo no me disculpo de proteger a mis chicos, aunque sé que tú de verdad estás con él por su ser y no por lo que puedes conseguir.

― Mikoto, no necesita decirme nada de esto. ― interrumpió la chica, tratando de sonar muy respetuosa, pero decidida. ― Yo no lo quería y luché contra mis sentimientos, pero Itachi se posicionó y me ganó. ― sonriendo lentamente, Mikoto le dio el pase para que continuara hablando. Ino no sabía cómo retomar sin dejarse en evidencia. Tenía una historia personal y familiar muy defectuosa y no quería que eso provocara una mala opinión de la matriarca Uchiha, pero sabía que en algún momento aquello saldría a la luz y prefería decírselo ella con sus propias palabras. ― Itachi me protegió en un momento donde quienes debieron cuidarme no lo hicieron y su amor curó mis heridas… todavía lo hacen. ― el gesto de la rubia se tornó sombrío, triste y adolorido. ― Mi papá me golpeaba, porque prefería confiar en cualquiera de su alrededor menos en su hija. Mi mamá lo dejó por lo mismo, pero se le olvidó que estaba yo detrás. ― Ino miró hacia el frente, perdiéndose en las copas de los árboles que se mecían con el viento, en vez de encontrarse con los ojos llenos de lastima de su suegra. No quería ver el horror de su historia reflejado en alguien que comenzaba a ser parte de su vida. ― Aguanté abusos, malos tratos y golpes. En algún punto creí merecer todo aquello y pensé que no existía otra forma de relacionarse, pero llegó Sakura, llegó Tenten, llegó la película y llegó Itachi. Por primera vez, me permití tener esperanza y no sabe lo feliz que me hace tenerla. Él es mi ilusión, ese bote salvavidas, pero más que todo, es en quien confío y no me arrepiento de hacerlo. ― girando su rostro, límpido, sin caretas, ni temores, le sonrió a Mikoto, de oreja a oreja. ― Eso es gracias a usted, porque crio a un par de hombres que respetan y aman a las mujeres con el corazón, algo que es invaluable y necesario en este mundo gris, lleno de sufrimiento y donde muchas veces las mujeres pagamos el costo de lo que significa vivir en una sociedad tan maltrecha. ― terminó de decir la rubia, con templanza y mucha madurez. Mikoto la jaló por los hombros y la abrazó contra su cuerpo, sorprendiendo a la Yamanaka. Rápidamente la chica le devolvió el abrazo, sin quitar la sonrisa de su boca.

― Aguantaré que me trates de usted, pero dime Mikoto, ¿me oíste? ― la chica asintió y le sobó la espalda al escucharla gimotear. Su historia no era bonita y Mikoto así lo evidenciaba con sus lágrimas. ― Gracias por darle una oportunidad a mi Itachi. Nosotros somos tu familia de ahora en adelante y tu padre jamás te volverá a golpear, ¿me entendiste? ― alejándose para mirarla con firmeza, prosiguió. ― Si te hace algo, avísame. Lo mato.

― Lamento no ser el prospecto deseado, pero en amor hacia su hijo no me quedo. ― argumentó Ino, todavía feliz y liberada.

― Lo sé. Se nota como ebulles cuando estás a su lado y como él se engrandece por tenerte al suyo. ― soltándose lentamente, ambas mujeres se miraron por algunos segundos, escuchando a lo lejos un par de pasos seguros y rápidos dirigiéndose a ellas.

― Cariño. ― escuchó la rubia que llamaban a Mikoto. La mujer se puso de pie y se acercó a su marido. ― Ino, Itachi necesita hablar contigo, pero como no las encontrábamos, nos separamos y ahora él se nos perdió. ― Fugaku, con la tranquilidad y potencia que solo un hombre de negocios y multimillonario como él podía tener, sacó su celular y marcó a su hijo mayor. ― Están en el pasillo derecho, no izquierdo. Ino también está acá. ― Terminó la llamada y se dirigió a ambas mujeres. ― Se vienen grandes cambios. ― explicó con profunda solemnidad. ― Cambios muy necesarios y que nos competen a todos. ― dirigiéndose a Ino, se acercó un paso a ella. ― Sakura está en peligro, Ino, por lo tanto, tú también lo estás. ― la rubia frunció el ceño y se dejó estremecer por el miedo que solo sentía cuando sabía que se avecinaba una reprimenda de su padre. Al voltear levemente la cabeza, se encontró con Itachi caminando rápido hacia ella y una mirada dura. No obstante, verlo, sentirlo, empaparse de su aura, la calmó como un tranquilizante directo a la vena y con sus ojos rebosantes de amor, se acercó a su alta figura y lo abrazó por la cintura, aspirando su aroma.

Fugaku y Mikoto vieron la escena y guardando el respeto, se giraron para darles privacidad, avanzando por el pasillo y perdiéndose en el final de este. Itachi enredó sus dedos largos y delgados en el pelo de la chica y le besó la coronilla oliente a su característico shampoo.

― Lo que sea que tenga que pasar, lo pasaremos, ¿bueno? ― dijo Itachi contra su cabeza y apretándola fuertemente. ― No permitiré que nadie te vuelva a hacer daño y menos unos desadaptados hijos de puta que se quedaron pegados en una guerra que ya no está acorde a nuestros tiempos actuales. ― con algo de violencia, se aferró a ella y la levantó por la cintura, haciendo que la rubia enredara las piernas en su cadera. Ino se sorprendió y se echó hacia atrás para mirarlo, impactada por su fuerza, pero sobre todo por lo expuestos que estaban en esa posición, tomando en cuenta el lugar donde se encontraban. ― No puedo llevarte conmigo, recomendación de Shizune, pero es necesario que abandones el departamento que compartes con Sakura. Nuestra recomendación es que te vayas a vivir con ella y su madre hasta que logremos encontrar la célula que está constantemente atacando a la pequeña.

― Itachi, ¿la quieren muerta de verdad o es solo una advertencia? ― Frente a la pregunta de Ino, los ojos oscuros de Itachi se oscurecieron aún más y no pudo sostenerle la mirada. Ino entendió con ese simple gesto y en una medida desesperada de reconfortarse, se apretó contra él, aferrándose a su cuello con ambos brazos, ignorando cualquier cosa que los rodeara. Solo buscaba consuelo para el pavor. ― Si la matan… ― susurró la rubia, sin lograr acabar la frase. Itachi respondió con un meneó de cabeza, brusco y decidido.

― No la van a matar, hermosa. Haré lo que sea para protegerla. ― afirmó con total convicción de lo que decía, mermando de esa forma los temores de Ino. Confiaba ciegamente en las palabras de su novio. Nunca la defraudaría y menos en una circunstancia de ese tipo. ― Ino, prométeme algo.

― No puedo… sé lo que me vas a pedir y no puedo, Itachi. ― Ino se alejó para mirarlo directamente. ― Es como Sasuke para ti. Es mi hermana y la protegería en cualquier circunstancia, atravesándome en la trayectoria de una bala si ese fuese el caso. ― Itachi no perdía nada solicitándole una promesa, pero lo cabezota de Ino solo era comparable con su cabezonería y sabía que entre ambos, no iban a dejar de lado sus amores fraternales. Como bien decía su chica, él era capaz de dar la vida por su hermano y un sentimiento parecido pululaba en el rubio ser de su novia.

― Trata de que sea una bala de salva. ― le pidió Itachi, apegando sus frentes. ― Necesito despejar mi cabeza, necesito olvidarme por un segundo de esto y no estar calculando que movimiento hacer. Necesito encontrar las respuestas a las dudas que me carcomen y no me permiten pensar con claridad. ― hablaba con una rabia insostenible, incontrolable como jamás lo había visto. Era brumosa su furia, algo que lo hacía parecer otra persona. Su enojo era inadecuado en un hombre tan solemne como él. ― Tengo tanta rabia como miedo, Ino. Miedo a este futuro que antes se me hacía tan esquematizado y que ahora se vuelve tan complejo, con una constante amenaza de muerte rozando nuestros tobillos. Ahora es cuando me hacen sentido tantas cosas, ataques a Sakura, sintiendo en todo momento que algo respiraba en mi nuca y nosotros prístinos, ignorando lo que el camino avisaba.

― No te puedes echar la culpa, mi amor. ― le dijo la chica, sorprendiéndolo por el mote. ― Sí, eres mi amor, como yo soy el tuyo, tonto, así que saca esa cara de sorpresa. ― Itachi sonrió de oreja a oreja. ― Y también quita esa cara burlesca.

― No puedo cuando acabo de ser llamado de una forma tan linda por esos labios tan sensuales. ― dijo Itachi, disfrutando del sonrojo que teñía las mejillas de Ino. ― Dame un beso y hazme olvidar por algunos minutos todo lo que estamos pasando. Prometo ponerme al día en cuanto termine nuestro regaloneo, pero por ahora, solo te necesito a ti. A ti y a tu sabor. ― Bajando la cabeza, Ino abarcó los labios de Itachi y sintió como las manos de este pasaban de su cintura, para posicionarse en su trasero y de esa forma afirmarla mejor.

Ino se debatió largos segundos si profundizar o no, pero Itachi tomó la decisión por ella y metió su lengua, haciendo que la rubia se apegara todavía más, envolviendo por entero su cuello con ambos brazos y con ojos cerrados, se dejara recorrer por la suavidad de la lengua de su novio. El libre ajetreo, encendió sus ánimos y sus cuerpos, pero un carraspeo los sacó de su demostración de amor. Separándose con algo de confusión por ver interrumpido su "agasajo", ambos buscaron de donde provenía el carraspeo.

Sakura y Sasuke se miraban entre ellos y miraban a la pareja, alzando sus cejas, conteniendo de ese modo las risas. La rubia cuando se fijó de quienes se trataba, se sonrojó profusamente, pero reaccionó rápido y bajándose de Itachi, casi corrió donde su amiga para revisarla de cerca. Sakura le acunó la mejilla con la mano que tenía suelta ya que la otra la sostenía Sasuke con sus dedos fuertemente entrelazados.

― Ahora sé lo divertido que es encontrarse a una pareja en una situación candorosa. ― molestó Sakura, guiñándole un ojo a Ino, quien todavía inspeccionaba su rostro. ― Cerda, no me ocurrió gran cosa. Solo estoy adolorida y un poco asustada con lo sucedida, pero sigo acá y viva.

― No te dejaré ni a sol ni a sombra. ― prometió la rubia, volteándose a mirar a Sasuke. ― Espero que tú tampoco.

― Competiremos por quien la cuida mejor. ― respondió el moreno, lacónico y mirando a su hermano. ― Supongo que todavía no has hablado con papá. Yo me lo encontré camino para acá.

― ¿Qué dijo?

― Llamó a la empresa de seguridad con la cual trabaja y le dispusieron de 4 guardaespaldas, más los 3 que Sakura ya tiene. ― Señalando con la cabeza a la pelirosa, continuó. ― Yo quería 8, pero Sakura quiere que este su perro Morio al lado, así que quedó esa vacante abierta. Y no, no la quiere llenar, porque dice que se encariñará con ese octavo y no querrá echarlo, lo que significa que terminará con 9 guardaespaldas y encuentra que es demasiado. ― Expuso Sasuke, como si la chica no tuviese voz. Ino meneó la cabeza, mientras Sakura asentía a lo que decía su novio. ― Aclarar que por la tarde conoceremos a la asistenta de Sakura, Yoko…

― Mayoko. ― corrigió Sakura, mirándolo de reojo. ― Se llama Mayoko.

― Como sea. ― La pelirosa lo mató con la mirada, pero Sasuke no se dio por aludido. ― Así que iremos a ver todo los pormenores a la mansión, para que Mebuki esté presente en el proceso de conocer a todos los necesarios en este staff.

― Entendido. Llamaré a una empresa de mudanza para pedir el cambio de las chicas. ― dijo Itachi, sacando su celular.

Sakura iba a asentir como autómata otra vez, pero se detuvo a medio camino y golpeó el suelo con el pie, como un toro enojado. Sasuke e Itachi fruncieron el ceño, sin comprender, mientras Ino comenzaba a carcajearse.

― Miren, hermanitos Uchiha, me encanta que intenten protegerme y proteger a la gente que amo, es más, ahora comprendo de donde salieron y porqué son como son, con ese padre que solo sabe dar órdenes y esperar respuestas. ― masculló Sakura, haciendo movimientos bruscos con las manos, mientras Sasuke bufaba e Itachi sonreía de medio lado. ― Sin embargo, están hablando de situaciones que me competen así que YO iré a buscar mis cosas, embalarlas y cambiarlas, ¿me oyeron? ― dijo la pelirosa con decisión, evidenciando su molestia y sin dar derecho a réplica, ni a opiniones. ― Quizás tenga diecisiete años y todavía hayan muchas cosas que se salgan de mis manos, pero nadie tocará mis cosas y las meterá en cajas, sin saber su orden, ni menos procedencia. Denme la oportunidad de despedirme de mi departamento y llorar un poco más en la privacidad de esa habitación, porque estoy cansada, adolorida, estresada y muy asustada, como para que ustedes me sigan metiendo más estrés.

Alzándose de manos, Itachi dio un paso atrás. Sasuke se limitó a seguir bufando cosas inentendible, pero asintió de mala gana.

― Iré contigo, junto a toda tu protección y no me convencerás de lo contrario. ― advirtió el moreno Uchiha menor, tomando de inmediato una decisión por sobre las decisiones de Sakura. ― Vamos, dijiste que querías ver a tu tribu de perros.

― En la tribu de perros estás incluyendo a Morio, ¿verdad? ― preguntó Sakura, comenzando a caminar y enlazando sus dedos con los de Sasuke. Ino e Itachi los vieron ir y comenzaron a reír en cuanto los perdieron de vista.

― Son impresionantes. ― bromeó la rubia, apegándose a un costado de Itachi. Este solo asintió. ― ¿También me ayudarás a cambiarme?

― Sí, hermosa. ― confirmó el pelilargo. ― Tengo que hablar con Tenten.

― ¿También se irá a la mansión? ― preguntó la rubia, inquisidora y sorprendida. ― No aceptará.

― Tendrá que aceptar. ― respondió Itachi. ― Debemos blindar todo el alrededor de Sakura. Hinata tiene protección de sobra con los Hyuga, pero lo que es tú, Tenten y puede que hasta Nozomi, están en grave peligro. Natsuki está incluida en la protección Hyuga.

― Oh, mierda. No pensé que la estela de este atentado abarcara tanto. ― dijo Ino, sorprendida por el alcance que estaba teniendo la situación.

― Venga, olvidemos esto un momento y acompáñame a buscar a mi padre.

Caminaron en silencio, tomados de la mano, pero cada uno metido en sus cavilaciones. Tomar decisiones sensatas en situaciones tan límites como la que estaban teniendo, era un verdadero arte, pero la toma de decisiones había tenido tantas cabezas y frentes, que todo saldría bien.

No sabían cuánto se equivocaban.

5.

Neji golpeó la puerta dos veces y tocó el timbre tres. La paciencia no era su fuerte y tenía claridad de eso, no obstante, justo en ese momento, cualquier resquicio de la misma lo había abandonado y se encontraba intranquilo, desesperado, inquieto y aterrado. Nuevamente repitió el tratamiento y golpeó la puerta, con un poco más de violencia. Su cabeza comenzaba a imaginarse muchos escenarios y algo se frenó dentro de su pecho… si no abrían en 5 segundos, reventaría la chapa y haría volar la madera, sin importarle el estruendo, ni el costo que significara. Pero no fue necesario llegar a esos extremos, ya que del otro lado, una cara de pocos amigos y muy molesta lo recibió.

― Estoy ocupado, ¿qué mierda quieres? ― Neji no esperó que lo invitaran a pasar y se adentró en la sala del diminuto departamento, mirando hacia todos lados. ― Neji, estoy con alguien, ¿qué mierda buscas?

― ¿Dónde está Tenten? ― le preguntó el ojialabastro, buscando una respuesta por parte del mejor amigo de la castaña.

― Salió hace un rato y no sé cuándo llegará, ¿quieres que le dé algún recado? ― Neji se pasó la mano por la cara al escuchar las palabras de Tsubasa. ― Neji. ― llamó el chico, haciendo un gesto con sus manos para que se apresurara y se fuera.

― ¿Dijo dónde iba? ¿Con quién? ¿Fue al hospital? ― investigó Neji, preocupado y alarmado. Lo que le había dicho su tío hace menos de una hora había puesto su mundo pies arriba y necesitaba verla para saber que estaba bien y que nada malo estaba pasando. ― Tsubasa. ― llamó otra vez al verlo en silencio.

― ¿Quién está en el hospital? ― preguntó un preocupado rubio. Neji lo miró fijamente y por primera vez reparó que estaba sin polera y con una especie de bombachas mal puestas, bombachas que reconocía muy bien. Mirando hacia la habitación del chico, abrió los ojos desmedidamente. ― ¿Aterrizaste?

― Esos pantalones eran míos, pero se los regalé a un amigo porque le gustaban mucho. Los reconozco porque tienen ese parche en el bolsillo, que ese amigo le puso… ¿Te acuestas con Sai? ― Tsubasa se cerró como tumba y empalideció frente a las deducciones acertadas del pelilargo. ― ¿Estás aquí con Sai?

― No, o sea sí, pero estábamos conversando. ― dijo un alterado Tsubasa. Neji alzó una ceja y se cruzó de brazos, sin creerle absolutamente nada. ― Ok, ¿qué quieres?

― Es un buen tipo, lo sabes, ¿verdad? ― una amenaza implícita se estaba tejiendo tras esas palabras roncas del Hyuga. ― Uno de los mejores que conozco.

― Al igual que mi amiga, ¿no? Aunque tú nunca has querido escuchar. ― A la defensiva, Tsubasa aprovechó el momento para repasar a Neji. ― El día que por fin la dejes haré una fiesta tan grande que te invitaré, porque hasta tú tendrás ganas de celebrar.

― Puedes decir lo que quieras, pero Tenten y yo tenemos nuestra propia dinámica y nos funciona bastante bien. ― aseguró el pelilargo, tranquilo y sin alterarse. ― Tan bien, que cada vez estamos más cercanos y sin problemas. ― agregó con petulancia.

― Sexo puedes conseguir en cualquier parte, Hyuga ¿por qué no lo buscas en tu infinidad de groupis y dejas a Tenten en paz? ― Tsubasa no iba a perder su oportunidad de, nuevamente, negarse a esa relación que detestaba. ― Se merece a alguien mejor.

― ¿Y yo no soy lo mejor? ― le preguntó el moreno retóricamente. ― Ah no, verdad que no lo soy, pero ella es la que decide, lo siento por ti. ― agregó irónico, sintiéndose ganador.

― Yo lo sentiría más por ti, porque en cuanto llegue, grande será tu sorpresa. ― Girándose sobre sus talones, Tsubasa fue raudo a su habitación, aunque no cerró la puerta.

A los pocos segundos, por la misma puerta que entró el rubio, salió Sai, sonriendo con sus ojos de la misma forma que lo hacía cuando era pillado en una maldad. Neji no pudo evitar sonreír frente a eso, para sorpresa de Tsubasa, que jamás había visto un gesto amable por parte del moreno.

― Supongo que es lo que queda por probar. ― bromeó Neji, molestando a Tsubasa, pero mirando a Sai. ― Es un leal perro guardián, así que ten cuidado.

― Algo escuché ahí dentro, mientras esperaba. ― respondió Sai, con tranquilidad. ― En un momento pensé que le estabas montando una escena de celos y me imaginé golpeándote por acostarte con el mismo chico que yo. Sabemos que no sería la primera vez que compartes pareja sexual con un amigo. ― La sonrisa de Neji desapareció de su rostro y una cara de confusión y violencia se vislumbró.

― ¿De qué hablas? ― preguntó el pelilargo con voz de ultratumba y remeciendo el interior de la sala. Tsubasa dejó de respirar, todavía más cuando denotó que Sai no se estaba dando ni por enterado del estado de animo de su cercano amigo.

― Sai, creo que no es momento… ― intervino el rubio amigo de la castaña, pero la conversación continuó, ignorando sus intentos algo desesperados de hacerse escuchar y parar cualquier declaración que podría culminar con la verdad de Itachi y Mei saliendo a la luz. Tenten lo iba a matar si se enteraba que estaba ahí y no había actuado. ― ¡Chicos! ― gritó cuando se notó que no lo escuchaban.

― ¿De qué mierda hablas, Sai? ¿Tenten está con un…? ― ni siquiera pudo terminar la frase, volteando la cabeza para mirar a Tsubasa, buscando en él la respuesta.

― Neji, tranquilízate y escúchame. ― pidió Tsubasa, pero sus intentos fueron en vano, porque la bocaza de Sai fue incontrolable y soltó una verdad estremecedora.

― Ay, Neji: tú sabes que Mei se acostaba con Itachi. Lo hicieron varias veces. ― el pelilargo quedó de una pieza, sin poder respirar, pero a pesar de lo violento y desagradable que era enterarse de algo así, saber que se trataba de Mei y no Tenten lo tranquilizó de una manera que no esperaba y soltando el aire, miró a ambos hombres presentes. ― Pensé que lo sabías.

― No, no lo sabía. ― respondió algo aturdido, pero recompuesto. ― Aunque no me extraña. ― agregó, con una calma inusual, que desconcertó a Tsubasa. Hasta Sai estaba sorprendido por esa tranquilidad con la que encajaba la información recibida. ― Supongo que conmigo no bastaba.

― Porque Mei es una tonta y te aseguro se arrepentirá el resto de su vida por haberte perdido. ― masculló Tsubasa detrás, para sorpresa de Sai y Neji. ― Ya quisiera yo tener la suerte de ella. ― Sai alzó una ceja frente a las palabras del rubio, que seguía sin camisa.

― ¿Te gusta Neji? ― preguntó Sai, cruzándose de brazos, pero sonriendo. Neji hizo el mismo gesto y comenzó a reír cuando notó lo incomodo que estaba el mejor amigo de Tenten.

― Sai, por muy guapo que me parezca Tsubasa, no es de mi gusto. ― dijo el ojialabastro y levantando las manos, miró al molesto rubio, que hacía muecas con su cara por verse en esa incomoda conversación. ― Con respeto.

― Ni aunque te me ofrecieras en bandeja te aceptaría, Hyuga. ― Sai y Neji se miraron tras las palabras de Tsubasa y ambos negaron riendo. ― Ok, puede que sí, pero como eres algo con Tenten, no podría traicionarla así. ― argumentó el chico, molesto por la cofradía que se tejía frente a sus ojos, sin embargo no podía negar que era agradable ver a Neji siendo un poco más amable y accesible, aunque tenía claro que eso dudaría algunos minutos, porque en cuanto llegara Tenten todo se derrumbaría.

― Tranquilo, no me ofreceré para ser plato de tu mesa. ― respondió el pelilargo, alargando el ambiente de broma durante dos segundos más. ― Como sea, yo quiero saber dónde está Tenten.

― No lo sé. Dijo que… ― comenzó a decir Tsubasa, pero fue interrumpido por Sai.

― Tsubasa, recuerda que me dijiste que la vino a buscar Shisui. ― contó el pálido de chico, tranquilo y sin inmutarse. Neji guardó silencio, esperando la culminación de lo que iba a decir Sai. ― Ay, Neji, otro Uchiha haciéndole méritos a tu chica. Yo que tú, les pondría freno, si no seguirás repitiendo el patrón.

― Tenten está con Shisui… ― repitió el pelilargo, haciendo su cabeza funcionar sin freno. Los celos le nublaron el pensamiento y un dolor desasosegante se posó en la base de su garganta, impidiéndole tragar. Quizás estaban teniendo una cena romántica, con velas y… y… y… sexo.

Y como si la escena no fuera del todo surrealista y cómicamente trágica, por la puerta entró una campante Tenten, sonriendo a las bromas que su acompañante decía y llevando un atuendo digno de una chica que va a coquetear y dispuesta a aceptar el ligue. Neji comenzó a ver todo rojo, más aún cuando los ojos castaños de la chica se posaron sobre él llenos de culpabilidad, acusándose con ese simple gesto y perdiendo la sonrisa en el proceso.

― Neji, ¿qué haces acá? ― Tenten empezó a temblar luego de proferir esas palabras. Él no la golpearía, lo sabía, pero algo le pasaba y era como si estuviese a un clic de explotar. Tsubasa detrás de Neji negaba con la cabeza aterrado, mientras Sai, con su incapacidad de reconocer emociones ajenas, miró la escena algo alejado de la realidad, sin entrometerse ni hacerse cargo de lo que su boca había proferido.

Shisui, por su parte, se posó entre Neji y Tenten, como un juez de línea, temiendo por la explosión que evidenciaban cada uno de los músculos de Neji.

― Tú… ― levantó un dedo, acusadoramente, mirándola con odio. ― Yo… ― agarrándose las sienes, Neji se giró en sus talones y respiró hondo, cerrando los ojos con mucha violencia, ignorando su sentir, temiendo de su interior y de todo lo que estaba embargando su cuerpo.

De Mei se esperaba la traición, pero no de Itachi y eso le dolía, aunque podía manejarlo. Sin embargo lo de Tenten no lo comprendía. Había prometido no lastimarlo, no mentirle, pero ahí estaba, sonriente con otro hombre, un hombre que ya había tenido bastantes apariciones para su desgracia y que la seguía acechando sin entender que era él quien compartía sus afectos.

― Neji. ― susurró Tenten a sus espaldas, logrando que se volteara para mirarse de frente, un poco más alejados del resto, pero siendo oídos. ― ¿Qué pasa?

― ¿Qué pasa? ― susurró el pelilargo, sibilante. ― ¿De verdad lo preguntas? ― insistió, odiándola con cada célula de su cuerpo.

― Sí, lo pregunto de verdad. ― respondió la castaña, acercándose más a él, invadiendo su espacio con una seguridad aplastante, demostrando que él era el animal amaestrado que por mucho instinto que poseyera, jamás lastimaría a su dominador. ― ¿Qué te está alterando?

― Ni se te ocurra psicoanalizarme. ― le contestó, mascando cada una de sus palabras. ― Eres un... ― no podía decir lo que ebullía en sus labios, lo que gritaba su corazón.

― ¿Me vas a insultar? ― le preguntó Tenten, descompuesta. ― Fui a cenar con un amigo y eso no me hace merecedora de ningún epíteto insultante. ― le advirtió con seguridad.

― Los Uchiha siempre ganan, ¿verdad, Shisui? ― mirando por sobre el hombro de la chica, le habló al Uchiha. ― Te la regalo. Es toda tuya. A mí solo me sirvió para poder olvidarme de la que era mi verdadero amor y que también tuvo una relación con otro Uchiha. ― bajando los ojos para mirar los castaños de Tenten, vislumbró sus lágrimas rebosando por los bordes de sus pestañas. La chica captó que Neji ya sabía lo de Itachi y Mei. ― Pero ya la recuperaré y me quedaré con ella, porque ésta ya no me sirve. Es una mentirosa y fácil como todas las mujeres que me han rodeado. Con su pose de tierna, compuesta y contenedora, te hace confiar, para luego desmembrarte y no dejarte nada. Pero me salvé, porque no le di todo, aunque estuve dispuesto. ― volviendo su mirada a ella, prosiguió su discurso lleno de odio. ― Puedes quedarte con él o con quien quieras, Tenten. Yo me devuelvo donde Mei.

― Tienes que estar bromeando. ― murmuró Tenten, sin entender y comenzando a sollozar. ― ¿Por qué estás haciendo esto? Prometimos no lastimarnos.

― Y también prometimos ser sinceros, algo que para tu lado falló. ― descompuesto por la escena, Neji se alejó dos pasos de ella. ― Y yo que estaba preocupándome por ti por lo sucedido con Sakura, rogando que me dieras la chance de poder brindarte la mejor seguridad. Sin embargo perdí frente a la opulencia y acaudalada familia Uchiha. Shisui te puede dar el mundo, porque dinero le sobra.

Pasando por su lado se dirigió a la puerta, pero antes de largarse, se volvió a mirarla. Tenten tenía la cabeza caída y sus hombros temblaban. Los tres hombres presentes estaban como estatuas, sin saber cómo actuar frente a esa escena llena de pasión y, a pesar de lo dura, amor.

― ¡No! ― gritó la chica, haciendo saltar a todos los presentes, incluido Neji. ― ¡No y mil veces no! ― caminando hasta él, lo empujó por el pecho. ― ¡Permití que me rompieras, que me usaras y que no me valoraras! ¡Me rompí por ti en mil pedazos y me reconstruí a base de llanto y fuerza de voluntad, pero nunca más, Neji Hyuga, nunca más te voy a dejar que lo vuelvas a hacer! ― chilló descontrolada, apuntándolo con su dedo inhiesto. ― Si sales por esa maldita puerta, me pierdes para siempre y ni bajando todas las estrellas del cielo te perdonaré. ― lo amenazó decidida, llorando a gritos, pero completamente fuerte a sus ojos. ― Te lo juro, maldito hijo de puta, te lo juro por lo más sagrado que tengo que es mi difunta madre, que si sigues insultándome y comparándome con esa maldita mujer, no te quedará mundo por correr, porque te buscaré, encontraré y asesinaré con mis propias manos. ― le advirtió, secándose las lágrimas con brusquedad. ― Eres un puto cobarde que arranca, que se siente infravalorado y vive esperando que lo abandonen, sin embargo ¿no te he demostrado que estoy aquí para ti, grandísimo imbécil? y que cada vez que me necesites, buscaré como ayudarte, estúpido. ― golpeó el pecho de Neji con ambos puños. ― ¡Imbécil! ― otro golpe. ― Te detesto por rebajarme a esto. ― dos golpes más. ― Por hacerme llorar y volver a sacar mis inseguridades a la luz. ― uno más. ― Si Mei fue una perra es porque así ella lo quiso, pero yo no soy así y estoy cansada de tener que demostrártelo, así que si quieres correr tras ella, anda, hazlo, pero nunca más vuelvas a aparecerte frente a mí, ni siquiera cuando me muera. ― terminando de golpearlo, enroscó sus manos en el pecho del pelilargo y dejó caer su frente sobre él, llorando desconsolada.

En la sala solo se escuchaba el llanto de la chica y la respiración acelerada de su cuerpo. No podía calmarse, después de ese subidón de energía y adrenalina, de verse al límite, insultada y juzgada, no pudo contenerse. Neji era el hombre que ella amaba, pero también quien estaba provocando que perdiera sus nervios. Si se le ocurría salir, se limpiaría su rostro y lo desterraría de su vida. Estaba decidida a hacerlo, sin pensarlo. Ni una lagrima más saldría de sus ojos y viviría al son de lo que quería, ignorando por completo el amor que sentía por el pelilargo.

No obstante Neji seguía de pie, afirmándola y aceptando sus lágrimas, sollozos y lamentos. La escuchaba gemir y hablar de forma incomprensible, absolutamente lastimada. Todo su cuerpo estaba en tensión, pero no podía aceptar que siguiera así, le dolía más que cualquier cosa. Ni siquiera imaginársela con Shisui le afectaba tanto como verla llorando de esa forma y abatida por su inseguridad. Tenten era lo que pensaba todos los días al levantarse, la fuerza que necesitaba para ir a las sesiones con su terapeuta, las ganas de mejorar y ser el hombre que la mereciera, la voz de sus dolores y quien le había dado el pie para que luchara por él, sin temor al futuro. Era ella quien lo guió al camino del primo, sobrino, amigo, amante y amor que quería ser. No le había dado la espalda y lo seguía eligiendo cada vez que le daba una oportunidad para resarcirse. No podía renunciar así como así por miedo a perderla. No podía fallarle de ese modo y motivado por ese pensamiento, levantó sus brazos y la abrazó fuertemente contra su cuerpo, demostrando de ese modo que no saldría por la puerta y que ambos seguirían de pie, porque si ella no se rendía, él tampoco lo haría.

― Perdóname. ― le susurró contra su oído, besándole su rostro lloroso, escondido en su pecho. ― Perdóname, Tenten. ― le pidió, apegando sus labios a la mejilla húmeda de la chica, que seguía llorando, encogida y apegada a su pecho. ― Perdóname, por favor.

― Es mejor que salgamos. ― dijo Sai, sin ser escuchado por parte de la pareja que estaba en el centro de la sala. ― Sobre todo tú, Shisui. ― el pelinegro estaba estático, todavía conmovido con la escena, y a pesar de que la chica le gustaba más de lo que estaba dispuesto a asumir, tenía claro que sobraba ahí. Dejando caer sus hombros, esquivó a la pareja y salió del departamento.

Tsubasa por su parte tenía los ojos llenos de lágrimas que no derramaba. No iba a soportar eso, no podía hacerlo, pero sus miembros estaban inamovibles, sin reaccionar frente al montón de emociones que lo recorrían. Haciéndose fuerte, caminó hasta donde se encontraban los amantes dolientes.

― Tenten, cariño. ― acercándose a la pareja, se posó detrás de su amiga apoyando, la cabeza contra su cabello. A pesar de lo extraño del momento, Neji no se movió y permitió que el rubio tomara parte de lo que ocurría. ― Eres fuerte, hermosa. Más que cualquiera de nosotros. ― le dijo el chico, acariciándole la cintura y llorando junto con ella. ― Aquí sigue el hijo de puta y se rindió.

Suspirando hondamente y dando hipidos como un niño que estaba llorando hace largos momentos, Tenten se alejó para levantar la cabeza y mirarlo. Neji entendió como una declaración de voluntades que Tsubasa estuviera detrás de ella, tomándola por la cintura, justo al lado de las manos de él, que seguía abrazándola.

― ¿No te irás? ― preguntó Tenten al alejarse de su pecho, susurrándole, con sus ojos rojos y labios del mismo tono. El maquillaje de los parpados, junto al rímel, estaban esparcidos por toda su cara, haciendo del rostro de la chica una verdadera obra al desastre. ― ¿Mei sigue siendo el amor de tu vida?

― No, Tenten. Nunca lo ha sido y tampoco lo será. ― respondió Neji muy seguro y transparente.

― ¿De verdad? ― insistió la chica, mostrando toda su vulnerabilidad.

― Te lo juro por mis padres fallecidos, que son lo más sagrado que tengo, Tenten. ― respondió Neji, jurando por lo mismo que la hermosa castaña había jurado. Tenten aceptó y asintiendo, se abrazó nuevamente a su pecho, aunque esta vez soltó los puños y pasó sus brazos por la cintura de Neji.

Tsubasa tras ella, le besó la cabeza y se alejó un paso, para secarse las lágrimas y mirar fijamente a Neji.

― La siguiente vez que la hagas llorar así, llamaré a la policía y me entregaré porque habré cometido un asesinato. ― amenazó el rubio, sin quitarle la vista de encima. ― Si la vuelves a comparar con Mei, te dejaré minusválido. No me importará que seas el guitarrista de una banda famosa mundialmente, ni que en algún punto comienzas a agradarme. No dudaré en atacarte si la lastimas.

― Lo sé. ― respondió Neji, bajando la cabeza parar mirar a la chica que seguía trastocada luego de todo lo sucedido. Temblaba en sus brazos, pero al menos respiraba más contenida. ― Vamos a tu cuarto. ― le sugirió a la castaña.

― Bueno. ― dijo Tenten, separándose para caminar, pero Neji se agachó frente a ella y la tomó, pasando su antebrazo tras las rodillas y el otro sosteniéndola por la espalda, haciendo que Tenten se afirmara a su cuello y escondiera el rostro en él, para pronto perderse en la habitación de la chica.

Tsubasa, todavía algo alterado, miró a Sai, temiendo haberlo asustado.

― Él la ama. ― dijo Sai, todavía mirando la puerta cerrada de la habitación. ― Y más de lo que tú crees.

― Si la amara no la haría sufrir. ― respondió Tsubasa, apenado. ― Quien te ama, no te hace llorar.

― Es verdad, no te hace llorar, pero a veces debemos aterrizar y es violento hacerlo. ― explicó el pelinegro. ― Él la ama y te lo digo porque lo conozco. Quizás su amor no sea lo que tú quieres que sea, pero ella lo acepta y lo acomoda a su modo, por eso lograrán salir arriba.

― ¿Confías en ellos? ― preguntó el rubio, haciendo una pedorreta. ― No confío en tu amigo.

― Pero eso no te compete a ti. ― girándose sobre sus talones, se fue a la habitación de Tsubasa. ― Es hora de que me vaya. Gracias por todo.

Tomando sus cosas, Sai salió de la casa.

Desde ese día, Sai sería llamado Hiroshima.

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Desorientada y con un desagradable dolor de cabeza, Tenten despertó en su cama, abriendo los ojos lentamente y sintiendo como si tuviera arena dentro de los mismos, impidiéndole tener un agradable retorno a la realidad. Apenas si lograba vislumbrar que le pasaba y porque estaba tan adolorida, pero como si toda su necesidad de respuesta fuese saciada, se encontró frente con unos alabastros que la observaban detenidamente. Algo asustada, se echó hacia atrás y toda la situación le cayó sobre el cuerpo, recordándole lo que había sucedido ahí.

― Hola. ― dijo Neji, tomándole la mejilla para acercar sus labios y darle un delicado beso.

― No te fuiste. ― susurró Tenten contra los labios de Neji y todavía muy desorientada. Él solo negó con su cabeza. ― Lo que dije… sabes que te puedes ir y salir por esa puerta si así lo deseas. No habrá represalias por ello y tampoco te perseguiré. ― agregó, desestimando la amenaza que le había hecho la noche anterior en el fulgor de su dolor.

― Me gustaría que lo hicieras, pero no para matarme. ― respondió Neji, apoyándose sobre su codo, para mirarla mejor. ― No me iré. ― completó muy seguro.

― ¿Por qué? ― quiso saber la chica, perdiéndose en sus ojos profundos y transparentes.

― Simple. ― respondió Neji, cayendo sobre su espalda, dándole expectación a lo que agregaría. Girando levemente su cabeza, para cruzar sus miradas, habló: ― Porque te amo.

El silencio fue chocante, pero no incómodo. Sus palabras eran reales y Tenten lo sabía. Hace mucho que tenía claridad respecto a los sentimientos del pelilargo sobre ella, aunque trataba de no hacerse ilusiones, por si estaba malinterpretando la situación, pero no, ahí estaba la declaración de sus sentimientos. Sin edulcorantes, ni eufemismos, sin hacerse el loco respecto al tema, ni desestimándolos, sino que aceptándolos y mostrándoselos por completo. Sus tres palabras eran por entero la sinceridad de Neji y no les tenía miedo.

Por su parte Neji se sintió liberado. Sabía lo que sentía y cuánto era el amor que le hacía sentir la castaña, así que no quería esconderlo más, ya no había nada que perder y de ese momento en adelante, era solo ganancias. Aunque el mundo se pusiera pies arriba y se complicara su existencia, no podía seguir haciendo como si esos sentimientos no existieran y decírselo, era un gran paso para continuar su proceso de mejora.

― ¿Cómo amabas a…? ― comenzó a decir Tenten, pero se detuvo cuando lo vio enrolar los ojos. ― No vengas a hacerte el desentendido y molesto. Anoche me amenazaste de irte con ella, así que tengo derecho a estar algo confundida. Más que confundida, estoy dudosa. ― puntualizó, alzando un dedo como una chica puntillosa.

― No deberías. Sé que no confías en mi palabra, pero ten por seguro que estoy diciendo la verdad. ― respondió Neji, tomando su mejilla en su mano. ― Te amo como solo tú sabes provocar que te ame. Y es mucho, Tenten.

Aturdida, la castaña solo pudo sonreír de oreja a oreja y tomando la mano que le acariciaba la mejilla, se dio el impulso para acercarse y besarle sus labios como quería hacerlo. El beso se volvió muy exigente, pero lo controlaron, aunque la chica terminó acostada sobre él, apoyando su mentón en el pecho, para mirarlo.

― ¿Sigues pensando que soy la más fácil? ― le preguntó Tenten, disfrutando de las manos que Neji pasaba de su cintura, a caderas y luego nalgas, para volver por el mismo camino.

― No… reconozco que estaba enojado, pero no pienso eso, Tenten. ― posando una de sus manos tras la cabeza, para poder mirarla mejor, levantó la otra para despejarle la cara del pelo travieso que le tapaba sus lindos ojos. ― En cuanto comenzaste a gritarme, supe que no me iba a mover y que terminaría rogando perdón. Y aquí estoy, acostado contigo, sin haber hecho nada durante la noche, más que velar tu sueño y habiendo echado a Shisui.

― ¡Mierda, Shisui! ― recordó la chica, golpeándose la frente y sentándose sobre las caderas de Neji, quien seguía en su pose despreocupada y se entretenía viéndola morder su labio por el nerviosismo. ― La verdad es que me agrada mucho, pero en la cena hablamos y yo le dejé claro que estaba contigo. ― explicó con premura, dando claridad al tema.

― Confío en ti, aunque a veces me comporte como un imbécil y no lo demuestre, pero reconozco que él me provoca unos celos que soy incapaz de contener. ― levantando sus muslos, empujó a Tenten para que cayera nuevamente sobre su pecho y los tapó a ambos con la frazada. ― No voy a prohibirte que lo veas, porque no quiero empezar esta relación…

― ¿Empezar? ¿Y los meses anteriores? ¿Era la prueba gratuita? ― Mordaz, Tenten levantó una ceja, haciéndolo reír con su ocurrencia. ― ¿Ahora pagarás por la versión completa?

― Eres mi chica desde hace mucho tiempo, Tenten y lo sabes. ― ignorando el bufido de la castaña, Neji continuó. ― Shisui hace que salga de mi esa parte irracional que todavía vive compitiendo y que se pone como un oso rabioso al saber que pueden quitarte de mi lado. ― Tenten asintió, esperando que continuara. ― No prohibiré ninguno de tus pasos, ni andaré tras tuyo gritándote, porque no quiero ser ese tipo de compañero, pero si te pido que respetes mi sentir. Soy alguien que tiene muchos traumas y cada vez que voy a terapia, sale a luz uno nuevo. Los estoy trabajando, estoy mejorando y aunque suene mal esto, lo hago más por mí que por ti, porque necesito sentir que soy ese hombre que vale la pena y no tiene que demostrar su valía en todo ámbito. Quiero saber y sentir que me elegirán porque de verdad quieren lo que hay dentro de mí y no por lo que pueden conseguir.

― Yo te elegí aun después de todos los momentos malos, porque creí que detrás de ese caparazón duro y atormentado, se escondía el ser humano más delicioso. ― especificó la castaña. ― Y míranos, aquí estamos, a las 8 de la mañana, luego de una pelea gigante, donde me acosté llorando, conversando en paz y tranquilidad, eso habla de que somos diferentes de lo que en un principio fuimos, Neji. Cuando tú evolucionas, yo también lo hago. Y no pienses que te elijo por tu enorme billetera y ese hermoso pene que me encanta, sino porque en verdad para mí estás por sobre todos los hombres y porque también te amo, a pesar de lo grosero, enojón, peleador, hiriente, celoso, dominante, controlador… podría continuar, ¿lo sabes? ― dijo Tenten.

― Más que claro, aunque también tengo cosas buenas. ― se defendió con ahínco. ― Aparte del pene que te encanta.

― Ese es tu mejor atributo, Hyuga. ― molestó la castaña. ― Ah y tu lengua.

― ¿Sabes lo que más me gusta de ti a nivel físico? ― le preguntó Neji. Tenten asintió, muy contenta por esa charla caliente que comenzaba. ― Aparte de tu rostro y piernas que me vuelven loco, me gustan demasiado tus pechos. Podría estar mirándolos por horas y no me aburriría.

― ¿Qué tienen mis pechos? ― quiso saber la chica, mirándoselos hacia abajo. ― No son grandes, tampoco pequeños.

― Es la proporción del tamaño, con el pezón. No sé, pero de solo acordarme, me sucede eso que estás sintiendo. ― Tenten rio nerviosa, meneando la cabeza. ― ¿Quieres hacerlo?

― Antes, de hacerlo, necesitamos hablar. ― lo detuvo la castaña. ― Para mí la opinión de Tsubasa es muy importante. Es mi única familia, ya que con la mía no tengo relación porque soy la hija del primer matrimonio de mi padre y eso molesta bastante a mi madrastra. Papá le sigue todo lo que ella dice y como yo no quería tener problemas, preferí abortar la relación padre e hija. ― le contó la castaña, para aclarar el panorama familiar que traía. ― No obstante, Tsubasa ha sido mi compañero de vida desde que tengo uso de razón. Su madre era muy amiga de mi madre y eso lo volvió mi hermano, más aún cuando me acogieron en su casa como una más luego de salir rápidamente de la mía. ― Neji asintió, aceptando que continuara. ― Sé que estamos comenzando algo más "formal", pero no puedo aceptarte del todo si él no te acepta. Para mí es muy necesario que lo sepa y nos apoye. Si no lo hace, lo siento, Neji, pero no lo haré sufrir más de lo que ya ha sufrido por vi viendo esta relación tan tóxica que llevamos. ― especificó.

― Lo entiendo, por eso hablaré con él y aclararemos los puntos. No quiero perderte, ni que tenerme signifique sacrificar nuevamente a tu familia, así que le diré todo. Ahí frente a él, oficializaré lo "formal" de nuestra relación. ― aseguró el pelilargo. ― Ahora, ¿me dejas volver a ver esos pezones que me matan para poder comérmelos? ― Tenten sonrojada asintió.

― Prométeme que no meteremos mucho ruido. No quiero seguir alterando a Tsubasa. ― exigió la castaña, mirándolo con decisión.

― Lo prometo.

No cumplió.

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Tsubasa los miró acusadoramente y sin tratar de disfrazar la rabia que sentía bullir en su interior. Se había despertado por los gemidos poco decorosos de su mejor amiga y por el constante golpeteo del respaldar de la cama en su pared. No entendía cómo ningún vecino había reclamado hasta ese momento, porque si fuera por él, ya tendría a todo el edificio constatado del ruido que emergía de ese departamento. Así que no, nada ni nadie le quitaría la cara de perro que traía, ni las ganas que sentía de chillar por lo sucedido la noche anterior. La poca camaradería que había sentido hacia Neji murió en cuanto vio el descontrol de Tenten. No y mil veces no, no lo quería como cuñado.

― Hola, cariño. ― Saludó la castaña, sentándose frente a él y haciendo una mueca. Tsubasa alzó una ceja y meneó la cabeza, muy ofuscado, asesinándola con la mirada y pensando en 20 formas de matarla muy dolorosamente frente a Neji. Aparte tenía el descaro de hacer gestos al sentarse. Ya podía imaginarse lo duro que le habían dado durante algunas horas. ― ¿Quieres que prepare algo más para desayunar?

― No vengas, Tenten. Eres de las que se toma un café corriendo y ahora te ofreces a hacer comida. ― Tsubasa hizo una pedorreta. ― ¿Y tú? ¿A qué hora te largas? Estoy pensando seriamente en incluirte en el alquiler, ya que pasas mucho por acá. ― Neji se limitó a mirarlo sin expresión, provocándolo aún más. ― ¿Saben? Me superaron. ― dijo Tsubasa, rendido y a punto de cantarles las cuarenta. ― Hacen y deshacen en esta casa. Pelean, se arreglan, luego vuelven a pelear y otra vez veo a Tenten llorar. Lo peor de todo es que podría golpearte, pero no olvido que ya hemos llegado a los golpes y siempre salgo perdiendo. Me noqueas en menos de lo que alcanzo a decir tu nombre.

― Te pido disculpas por eso. ― dijo Neji, siendo del todo sincero. ― No debí comportarme así y no pienso justificarme, Tsubasa. Solo puedo decirte que las cosas son diferentes ahora.

― ¿Diferentes? Anoche Tenten te golpeó a ti y te trato de lo peor. Hasta yo me puse a llorar como un maldito estúpido al verla tan quebrada, rogándote por una oportunidad. ― reclamó el rubio, muy molesto. ― Me tienen agotado, con los nervios de punta. Cuando creo que todo estará en paz, vuelven a aparecer con sus peleas y necesidad de validarse y matarse mutuamente, porque déjame decirte, amiguita: tú no te quedas muy atrás. ― Tenten agachó la cabeza sonrojada. ― No, maldita sea, no agaches la cabeza nunca más. Has sido más fuerte que cualquiera de nosotros y sigues luchando todos los días. En todo esto me siento peor yo, por no saber defenderte.

― Y no necesitas hacerlo, Tsubasa. Ya me cuidaste mucho tiempo y ahora es momento de que yo lo haga. ― respondió la chica, tomándole la mano que tenía sobre la mesa. Tsubasa la quitó con algo de brusquedad, apenándola completamente. ― No me hagas esto. Eres mi única familia.

― Y por eso lo hago, Tenten, porque he estado aquí para apoyarte, cuidarte y protegerte. Te levanté cuando este imbécil te dejó llorando por meses y no querías vivir y volví a hacerlo cuando reapareció en tu vida y se impuso de una manera tan controladora. ― Tsubasa volvió su mirada a Neji. ― ¿Tienes claro que no mereces el amor que te profesa, ni el entusiasmo que pone en seguir a tu lado?

― Lo sé, Tsubasa. No me la merezco, pero la amo. Y la amo mucho más de lo que puedes llegar a creer que lo hago. Ella me dio el empujón para buscar ayuda y ser mejor. Me ha dado un hogar con sus cariños y me hace sentir único. No compito con nadie, solo conmigo mismo, buscando formas de demostrarle que la adoro con todo mi corazón y lamento tanto haberla hecho sufrir. Si no hubiese sido tan estúpido, tan empecinado de obsesionarme con lo que creía que quería, no habría pasado todo lo que ha pasado. ― Tsubasa tragó saliva y comenzó a ablandarse sin quererlo. ― Sabes mi pasado, es de conocimiento público. Me rompí cuando niño y las drogas también fueron un factor determinante. La familia que me amó, nunca logró penetrar en mi mente cerrada y recuerdo que desde pequeño creí que debía luchar por cualquier afecto que se me prodigara, pero ahora me doy cuenta que no. Que con Tenten no necesito luchar por su atención, porque ya la tengo y ella me la da porque así lo desea. Y si no quedó claro, es mi novia y no pienso cometer errores para perderla, así que te pido por favor, como su familia y hermano, que nos apoyes y acompañes, pero más que todo, que la apoyes a ella porque sin tu permiso yo estoy perdido.

― Para mí es más importante tu opinión que la de cualquiera. ― le dijo Tenten, acotando a lo ya dicho por Neji. ― Quizás volvamos a pelear, pero no nos separaremos. ― aseguró la castaña.

― ¿Esto es en serio? ― rendido, Tsubasa se puso de pie y caminó hasta la sala, para despejar y aclararse de qué manera proceder. Dio algunas vueltas por 20 segundos alrededor del lugar y luego volvió, decidido a hablar. Apuntándolo con su dedo, se dirigió al pelilargo. ― Otra más y te pongo una orden de restricción donde inventaré golpes, amenazas e intento de asesinato. Difamaré tu nombre y te arrastraré por el fango de toda la farándula, haciendo que Neji Hyuga nunca más puede ser visto a la luz pública. Será tanta tu desesperación, que te matarás y ahí daré por terminado mi plan.

― ¡Tsubasa! ― gritó Tenten, desconcertada y más aún cuando vio a Neji sonreír y asentir sin miedo. ― ¡Neji, está llevándote al suicidio!

― Es trato, Tsubasa. Te lo acepto. Eso sí, pon la apéndice que si ella decide dejarme, lo harás al revés y será el nombre de Tenten el que se pasee por la farándula. ― Tsubasa mirándolo de reojo asintió, no del todo convencido. ― Nena, ¿ahora sí serás mi novia?

― No tengo otra opción. ― Alzándose de hombros, Tenten sonrió y acercó la boca a Neji, para darle un beso. Tsubasa interrumpió.

― ¿Qué harás con lo que te contó Sai? ― si había alguien desatinado, aparte de Sai, sin lugar a dudas era Tsubasa.

― ¿Qué te contó Sai? ― quiso saber la castaña, olvidando por completo lo que había escuchado la noche anterior mientras peleaba con Neji.

― ¿No le contaste? ― inquirió el rubio, meneando la cabeza. ― Empezamos muy bien esta relación. ― señaló sarcástico, mirándose las uñas.

― Estábamos hablando de nosotros y la verdad, el tema no me importa. ― explicó el pelilargo a la pugna de Tsubasa. ― Mei se acostaba con Itachi. ― Tenten abrió los ojos, mostrándose de inmediato como culpable y recordando el comentario que había escuchado. ― ¿Lo sabias? ― preguntó sorprendido. ― Oh, por Dios, fui el único imbécil que no lo vi. ― acariciándose la frente, Neji meneó la cabeza. ― ¿Por qué no me dijiste? Tenías la excusa perfecta para hacerme daño en ese momento y no lo hiciste.

― Quien quiere no lastima, Neji. ― respondió la chica, con suavidad. ― No sabía cómo decírtelo y creí imprudente meterme en algo así, tomando en cuenta nuestra historia y como eras conmigo en ese entonces.

― Debo reconocer que no te hubiese creído. ― Tenten lo sabía, por eso se tomó de buena manera sus palabras. ― Con el tiempo me hubiese hecho ruido, pero quizás con lo imbécil que era, muy probablemente lo hubiese aceptado. ― reconoció el pelilargo. ― Igualmente me duele la traición de Itachi.

― Quizás no lo sabía o lo tomó como algo ligero, al igual que la relación que tanto pregonaban. ― intentó excusar la castaña. ― Creo que deben conversarlo.

― ¿Me das permiso para golpearlo? ― preguntó Neji, con tranquilidad.

― No, así que no empieces. ― sonriéndole, Tenten se acercó a él y lo besó. Tsubasa enroló los ojos e interrumpió:

― ¿No les bastó con el escándalo que hicieron en la mañana? ― Neji miró a Tenten y Tenten miró a Neji.

Ambos respondieron sonrientes:

― No.

6.

Horas antes

― Permiso. ― lentamente, Sakura abrió la puerta, chocando de inmediato con la imagen de un vendado y lleno de maquinas Morio. ― No… ― susurró, tapándose la boca con pavor.

― ¿Quieres salir? ― sugirió Sasuke, también conmovido por la imagen del malherido guardaespaldas de su novia. ― Podemos venir durante el día a verlo.

― No quiero irme sin verlo de cerca. ― respondió Sakura y suavemente se acercó a la cama, donde el pitido de la maquina que mostraba sus latidos, era lo único que rompía el silencio. ― Morio… ― y tomándole la mano, dando un respingo por lo frío que se encontraba, procedió a disculparse. ― Tú no merecías esto, Morio. Discúlpame… ― sollozando, Sakura se volteó para chocar con el pecho de Sasuke y esconderse en él mientras se quebraba.

El moreno miró largamente al chico, que inconsciente y muy lastimado, había evidenciado más valentía que cualquier otro ser humano. Lamentablemente le tocó recibir de lleno algo que no iba para él y ahora se encontraba ahí, lleno de magulladuras, pero gracias a su inteligencia, zafó a Sakura de una muerte segura.

― Sa…ku… ―la pelirosa se dio vuelta rápidamente al escuchar al chico y lo miró fijamente mientras él intentaba infructuosamente abrir los ojos y enfocarse en ella. ― ¿Estas… bien?

― Créeme que mejor que tú. ― dijo la chica, entre lagrimas y sonriendo. ― Ni se te ocurra morirte, recuerda que tienes que cuidarme. Soy propensa a las tragedias y tú eres un genio para salvarme. ― Morio sonrió a las palabras de Sakura. ― Por favor, no hables. ― interrumpió cuando quiso decir algo.

― Los…encontraremos. ― prometió el chico, mirando tras la espalda de Sakura. ― Cuídala. ― dijo, dirigiéndose a Sasuke.

Sasuke se limitó a sentir y acercándose a él, le dijo:

― Le salvaste la vida, eso no tengo como pagártelo, Morio. ― agradeció Sasuke. ― Y a pesar de que me desagradas un montón, espero te recuperes pronto, para que otra persona con el mismo nivel de compromiso que yo, la cuide con su vida.

― No necesito que den su vida por mí, el par de idiotas. ― les reprochó Sakura, molesta. ― Necesito que estén bien y me cuiden con inteligencia, más que con sacrificios que me causarán más daño. ― su discurso fue interrumpido por la llegada de Kisame, acompañado del médico quien al ver a Sasuke, quedó de una pieza.

― Buenas noches… ― dijo el añoso hombre, sin dejar de ver al moreno. ― Nosotros… ustedes… el señor… ¿Tigre blanco? ― Sakura enroló los ojos, mientras Kisame ignoró la escena, acercándose raudo a Morio. Sasuke por su parte alzó una ceja y señaló con la cabeza al paciente. ― Ok, ok. ― meneando la cabeza, el doctor se posó a un lado de Morio y examinó las hojas que reposaban en un mueble cercano. ― Por lo que veo recibiste de lleno una explosión en tu espalda.

― Una bomba convencional, que se encontraba bajo en el chasis del auto, a la altura del asiento trasero, cargado para el lado del conductor. ― explicó raudamente Kisame, llevándose la atención. ― ¿Hay daño interno?

― La verdad es que la inflamación, en este tipo de casos, es bastante severa, por lo tanto no se puede determinar la magnitud del daño hasta que baje. Lo que estamos haciendo en este momento es pasarle analgésicos muy fuertes intravenosamente. ― explicó el médico, mirando a Kisame y luego pasando la mirada hacia Morio. ― Necesito hacerte un par de pruebas.

― ¿Debemos salir? ― preguntó Sasuke. El medico quedó en completo silencio, nuevamente perdido mirándolo. ― Doctor, ¿debemos salir? ― insistió el moreno, incomodándose con la situación.

― No, no. No tenemos información de más familia, así que asumimos que son ustedes los que están en compañía de él. ― dijo el médico, delicadamente.

Sakura se sorprendió mucho por dicha información y miró a Morio, queriendo entender que sucedía y porqué decían que no había más familia.

― Sakura… ― advirtió Sasuke, sabiendo hacia donde se iban sus pensamientos, pero no fue necesaria otra advertencia porque el mismo Morio quiso explicarse.

― Soy hijo… del sistema, Sakura. ― explicó un adolorido Morio. ― No tengo… familia.

Sakura se quedó callada, para luego, con pose decidida y ese mohín de tozudez que se apoderaba de todos sus sentidos cuando quería llegar y meterse en algo que no debía, pero lo hacía igual, chasqueó la lengua y dijo a viva voz:

― No te preocupes. De ahora en adelante yo seré tu familia, al igual que Sasuke, mi familia y mis amigos. No volverás a estar solo. ― y con decisión, la pelirosa encaró al médico para que siguiera con los detalles del problema que aquejaba al nuevo miembro de esa extraña y numerosa parentela.

Sasuke, como siempre, bufó y miró a Kisame, esperando un poco de comprensión, pero lo único que halló fue una mirada de admiración hacia la pelirosa y una media sonrisa lobuna. El moreno tenía que reconocer que su hermosa novia poseía una facilidad para encantar a la gente que lo dejaba pasmado la mayoría del tiempo.

― Las pruebas que le haremos serán para ver si hay algún daño en la espina dorsal, tomando en cuenta que fue el lugar donde recibió de lleno el golpe. ― con pavor todos se vieron, mientras Morio cerraba los ojos y asentía con hidalguía. ― Estas pruebas no son determinantes, porque vuelvo a reiterar que el estado de inflamación en el cual se encuentra su cuerpo es muy alto, pero nos servirá para ir descartando panoramas de ahora en adelante. ― destapando sus pies, el hombre sacó una especie de lápiz metálico y lo pasó por la planta de los pies de Morio.

Fueron segundos donde todos contuvieron la respiración, expectantes de lo que acontecía, pero en cuanto vieron mover los dedos del chico, además de murmurar algo respecto a lo helado que se encontraba dicho elemento, fue un alivio generalizado, inclusive Sasuke tomó a Sakura de la cintura y la abrazó contra él, mientras la chica se largaba a llorar.

― ¿Esto es bueno? ― preguntó Sasuke, ya que el médico no hablaba.

― Es buenísimo… señor Uchiha. ― atemorizado todavía por la presencia del moreno, se acercó al otro pie e hizo el mismo procedimiento, obteniendo la misma respuesta. ― Sus sentidos y nervios se encuentran muy bien. De igual manera durante el día le haremos un scanner para revisar la lesión con mayor detenimiento. ― luego de un par de explicaciones más, y haberle pedido una foto a Sasuke, quien desagradado salió al pasillo para dársela, el medico abandonó el lugar, dejando solo a Kisame, Sakura y Morio.

― ¿Tú te encuentras mejor? ― le preguntó Kisame a Sakura, mirándola fijamente. ― Tienes una magulladura en tu mejilla.

― Me hace ver más peligrosa, Kisame, así que la usaré para causarle miedo a los niñitos. ― a medio sonreír, Kisame se volteó hacia Morio.

― Tienes que recuperarte. Te estaremos esperando. ― lacónico como siempre, Kisame le dio aliento a Morio para salir de esa tragedia.

― Volveré… no duden. ― y probablemente por culpa de todo el esfuerzo que hacía por mantenerse despierto, Morio quedó inconsciente, asustando a Sakura y Kisame, quienes corrieron con el doctor. Él les explicó que se encontraba sedado, por eso estaba medio atontado. Ya tranquilos el par volvió a la busca de Sasuke, que estaba sentado en una silla solitaria en medio del pasillo. No obstante, en cada esquina había un sequito de personas mirándolo. Sasuke estaba inspeccionando su celular con premura, sin percatarse de que venían.

― Amor. ― susurró Sakura, llamando su atención. ― ¿Vamos a casa?

― Me parece una estupenda idea. ― levantándose con energía e ignorando por completo el revuelo que causaba, Sasuke tomó la mano de Sakura y caminaron a la salida, acompañados de Kisame.

― Sasuke. ― llamó el hombre. ― Me gustaría quedarme con Morio, hasta al menos tener mucha más certeza de su diagnostico.

― Oye, yo soy tu jefa. Dejen de pasar por sobre mí. ― se metió Sakura, dándose el lugar que le correspondía. ― Por mí no hay problema, Kisame. Cualquier cosa te llamo.

― El señor Uchiha ya me mandó los expedientes de los chicos que estarán con nosotros en esta nueva faceta de seguridad, Sakura. ― le explicó Kisame. ― De los 6 nuevos, 5 fueron mis pupilos, así que tengo plena certeza de quienes son. Respecto a la señorita Mayoko, ya tendré la entrevista con ella.

― No hay problema, Kisame. Cuida a Morio mientras se recupera. ― le dijo Sasuke. ― Con Mayoko puede hablar Itachi y darte la información.

― De igual forma me gustaría ser yo quién la entreviste, si no les molesta. ― dijo Kisame.

― Sí, hazlo. Me sentiré siempre segura a tu lado, Kisame y quiero que conozcas a todo mi entorno. ― aseguró Sakura, corriendo a darle un abrazo rápido. ― Nos vemos en la mansión donde está mamá.

― Cuídense. ― y girándose sobre sus talones, Kisame casi corrió al interior.

Sasuke guió a Sakura hasta el estacionamiento donde, para sorpresa de ambos, estaba toda la familia esperando.

― ¿Cómo está? ― le preguntó Mebuki a Sakura sobre Morio, ayudándola a caminar, ya que veía lo débil que se encontraba su hija. ― Se recuperará.

― Tiene que recuperarse. Es su deber estar a mi lado. ― dijo Sakura, siendo rodeada por sus suegros y amiga.

Itachi fue al encuentro de Sasuke.

― Conoceremos a los guardias nuevos, a la asistente y la historia de toda la familia de Sakura, para que tengamos claridad de todo el proceder que se viene. Papá ya hizo trabajar a sus equipos, solo falta el visto bueno de la pequeña y estamos listos. ― Sasuke asintió a sus palabras algo ido. ― ¿Qué te pasa? Ya estamos caminos a una completa seguridad.

― No quiero viajar, Itachi. ― respondió lacónico. ― Pero acepto mi responsabilidad.

― Entiendo lo que sientes, pero los compromisos no se han terminado, por mucho que lo deseemos. ― Sasuke resoplando, pero más por cansancio que por enojo, dejó de hablar con su hermano y se encaminó hasta donde Sakura, dándole un toque en el hombro.

― ¿Vamos a casa? ― le sugirió el Uchiha menor. ― Te llevaré yo mismo. ― advirtió, mirando a todo su alrededor.

― Los guardias ya revisaron este carro, Sasuke y está completamente limpio para usarlo sin miedo a otro ataque. ― dijo Itachi. ― Sakura, nos vemos en casa de tu madre. Yo mismo me la llevo.

Rápidamente, todos se montaron en los autos respectivos e iniciaron el viaje, raudos a la explicación de todo lo sucedido.

― ¿Qué pasa? ― le preguntó Sakura a Sasuke, al ya encontrarse solos y en una calma demasiado inusual para ambos. ― ¿Estás molesto?

― No, Sakura, no estoy enojado, solo estoy algo agotado, pero nada que un rato contigo no alivie. ― girando la cabeza, Sasuke le regaló una sonrisa sincera y tomó la mano de su chica, para llevarla a los labios y besársela. ― Te amo, loca de remate.

― Yo también, mi amor. ― Y acercándose a él, Sakura le dio un beso en su mejilla, para con ligereza volver a su puesto. ― ¿Sabes? Estando en el hospital tuve una especie de epifanía. Sobre todo cuando estuve con Morio. ― Sasuke carraspeó, pero con un gesto, la instó a que siguiera hablando. ― Me gusta el área de la salud y creo que sería una buena carrera a elegir. Luego de toda la exposición que traje a mi vida y todos estos sucesos ocurridos últimamente, estoy dudando seriamente si quiero seguir siendo actriz o estar a vista y paciencia de toda la sociedad.

― ¿De verdad? ― le preguntó Sasuke muy sorprendido, pero no incomodo con la declaración.

― Sí. Siento que, quizás, solo quizás, puedo ser buena en salud. Esto es un secreto entre ambos, Sasuke. No quiero que el resto sepa y después me arrepienta y tenga que explicarles porqué no seguí con mi idea. ― le pidió la pelirosa.

― De cualquier forma, Sakura, en lo que decidas tendrás mi apoyo de todo tipo. ― dijo el moreno. ― Aquí estoy para lo que requieras.

― ¡Ay!, te amo demasiado. ― chilló Sakura, haciendo reír a Sasuke.

El Uchiha agradeció la sinceridad de la chica y se prometió que estaría ahí para ayudarla a cumplir cualquier sueño que tuviera. Si este significaba tener que verla estudiar hasta las tantas de la madrugada, se quedaría a su lado, para que no se sintiera sola. El saber que confiaba su vida en él y siempre le contaba sus cosas, le hacía sentir el ser más especial de la tierra. Sin poder contenerse luego de esos pensamientos, en un semáforo aprovechó de besarla, tocándole un seno en el camino.

― Lo siento, necesitaba palparlo. ― se disculpó Sasuke, pero sin ningún ápice de remordimiento.

― Sí, claro. Te aprovechas de mi vulnerabilidad. ― y riendo, hicieron el resto del camino al lugar, aligerando el espacio y queriéndose más que nunca. Olvidando por un momento el estrés que les presionaba la garganta.

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― Cayú, Kisame y Morio serán quienes traten directamente contigo. Te llevarán en sus carros y son los que andarán a tu lado en todo momento. Siempre que quieras salir, ahí estarán. Cuando te enfrentes a la prensa, ellos serán los que te protejan y cuando quieras volver a casa, te dejarán en la mismísima puerta. Sus horarios de descanso y fechas relevantes ya fueron tratados con Kisame y Cayú. No obstante, Morio sigue en estado delicado, aunque no grave, así que apenas podamos contar con su presencia, será la tercera pata de este trío. ― le explicó Shizune. ― Mientras Morio siga de baja, Kaito tomará su lugar, además de hacerse cargo de toda la estructura crítica, ya sea casas y autos, que se encuentren completamente limpios. Trabajará con dos chicos más, pero ellos serán verdaderos fantasmas que tú no verás. ― Sakura no pudo no reparar en el aspecto gigante de Kaito. Era más grande que Cayú, pero con una piel de porcelana y rojo cabello.

― ¿No eres japonés? ― preguntó Sakura muy curiosa. Kaito dio un respingo, para luego negar con su cabeza.

― Padres holandeses, pero abuelos japoneses. ― explicó escuetamente.

― ¿Tu edad? ― dijo Sakura, ganándose una mirada de estrés por parte de su novio. ― Hey, me gustan esos detalles.

― Veinticuatro, señorita Sakura. ― respondió el chico.

― Ok, pero dime Sakura o me enojaré mucho. ― girándose hacia donde Shizune, Sakura la instó a seguir hablando.

― Yuuto, Touma y Sota serán quienes trabajen en tu seguridad general, ya sea en las puertas de la mansión, vigilarán a los visitantes, procurarán gestionar espacios seguros y probablemente hagan de choferes de vez en cuando, solo cuando el trío principal no se encuentre disponibles. De igual modo trabajarán con Kaito y están a cargo de que todo el personal de este lugar funcione de acuerdo a lo establecido. ― explicó Shizune. ― Por último tenemos a Haruto, él fue jefe de seguridad de un ministro del interior aquí en Japón y también estuvo a cargo de una boy band muy famosa que se separó hace algunos meses. Haruto estará a cargo de toda esta comitiva y comandará tu seguridad como si la vida se le fuese en eso, así que cualquier tarea, por muy titánica que sea, se la encomendaremos a él, ya que es el experto. ― y dándole un poco de teatralidad a lo que diría a continuación, Shizune tomó por los hombros a Sakura. ― Si Haruto te dice: no vas a ir, tú no vas. Si Haruto dice que algo es inseguro, entonces lo tomamos como alerta máxima y despejamos el lugar. Si Haruto te dice ponte de cabeza, de cabeza te pondrás, Sakura, aunque sea lo último que hagas, porque necesitas a esta persona más de lo que él te necesita a ti. Es prácticamente un favor que nos hace al cuidarte, porque ya está casi retirado del rubro.

Soltándola, Shizune se puso a un lado de estos 4 recién presentados. Sakura reparó en que Yuuto y Sota eran muy parecidos; pelo oscuro, altos y con rasgos feroces, mientras que Touma era más delgado, una barba incipiente y ojos chispeantes. A diferencia de Haruto quien era la frialdad hecha persona, con ojos desprovistos de calor. Su altura no debía ser más allá de 1.80, pero era grueso y con un cabello muy canoso, además de unos labios delgados que se veían presionados y muy contenidos.

― ¿Quiere estar acá? ― le preguntó Sakura a Haruto, algo atemorizada con su gesto fiero y calculador.

― Creo que es el mejor lugar en el cual puedo estar, señorita Haruno. ― mirando a todos los presentes, Haruto dio un poco de claridad respecto a quien era. ― Conozco la lucha yakuza ya que mis padres también pertenecieron a esos clanes cuando eran jóvenes y sé como son las venganzas de clanes desertores. Conozco sus tretas y de qué forma buscan amedrentar. Soy el mejor en mi trabajo y guiaré su seguridad a la elite, porque que usted esté sana y salva es mi mayor recompensa.

Conmovida y aliviada, Sakura se acercó y le dio un abrazo que tomó de sorpresa a todos los presentes, desde su madre quien meneó la cabeza, junto con Fugaku, que volteó a mirar a sus hijos quienes le aclararon en susurros que era normal esas actitudes de ella.

― Muchas gracias, señor Haruto. Prometo comportarme. ― silencio sepulcral luego de las palabras de Sakura, para prontamente escucharse una risotada general. Haruto miró a Shizune, buscando una explicación.

― Le cuesta comportarse. ― explicó la manager de la pelirosa. ― No conoce límites y hay que ser duro con ella en caso de fallos.

― Comprendo.

Y entre risas y reverencias, la comitiva de seguridad salió, para dar paso a los que estarían a cargo de los diferentes requerimientos personales como sociales de Sakura.

― Como bien saben todos, Konan seguirá a cargo de la prensa. De ahora en adelante, sacaremos muchas más noticias de Sakura, ya sea en cosas simples o haciendo ciertas obras que la hagan ver más cercana a la gente. Nagato todavía estará a cargo de sus redes sociales. Tiene completamente advertido que comentario que ataque a Sakura, debe ser borrado y bloqueado de inmediato, además de solo mostrar la parte buena de nuestra chica acá presente. Y la última incorporación es Mayoko.

Su pelo negro, liso y hasta la barbilla, además de sus ojos café oscuros y muy grandes, la hacían ver bastante bonita. Era alta para el promedio, un poco menos que Sakura y delgada como Hinata. Evidenciaba un bonito físico, pero lo cubría con ropa bastante recatada.

Sasuke que estaba algo desconectado con la realidad, reparó en un detalle inesperado.

― Eres la amiga de Natsuki. ― señaló, sorprendiendo a todos. ― Estabas hiperventilando cuando me pediste una foto.

― Soy una gran fan tuya, Sasuke, pero también una gran profesional. Relacionadora pública y con muchos contactos que ayudarán a Sakura. ― contestó seriamente, pero denotando un pequeño gesto de emoción al ser reconocida por tal figura mundial.

― Que bueno que ya conoces nuestro trabajo, Mayoko. ― dijo Sakura, aunque algo confusa, porque la chica rápidamente había tuteado a Sasuke y esté no la había detenido. Es más, el hecho de que Sasuke recordara quién era y donde se habían conocido, le causaba suspicacia, pero no quiso ahondar en el tema. Además eran solo sus inseguridades las que hablaban, porque Sasuke y ella tenían una relación demasiado cercana como para sentir celos. ― Somos un grupo grande de personas, pero muy cercanos y nos apoyaremos en todo. Yo contaré contigo al cien por ciento, ya que Ino está trabajando con Itachi y la verdad necesito a alguien a mi lado para apoyarme en todo.

― Y esa seré yo. Quiero ser lo más cercano que me permitas ser y ayudarte en todo lo que pueda. ― haciendo una reverencia, Mayoko dio por terminada su presentación.

― Ya son las 3 de la madrugada y creo que todos hemos tenido una tarde noche bastante ajetreada, así que nuestra comitiva se retira, pero mañana durante el día estaremos todos listos para hacernos cargos de cualquier detalle. ― culminó Shizune. ― Ah, Sakura, tus perritos están en el veterinario en este momento. Mañana los traeré junto con Mayoko para que determines que pasará con ellos.

― ¿Están bien? ― preguntó temerosa la pelirosa.

― Solo están en observaciones, por su corta edad, el frío que pasaron y el golpe de la bomba, así que tranquilidad. ― le aclaró Shizune, sonriendo. ― Ahora, que ya están hechas las presentaciones y estamos solos, necesito todos los detalles de quienes son y que buscan los del clan enemigo, pero sobre todo, porqué quieren muerta a Sakura.

Sakura miró a Fugaku sentado en el gran salón a un lado de Itachi y por el otro Sasuke. No pudo desconocer los imponentes que se veían los 3 ahí. Sakura los hubiese retratado, si no fuera por la urgencia de lo solicitado por su manager. Por otro lado, se encontraba su madre, acompañada de Shizune y su abuelo Hayato, quien seguía pálido y silente frente a las circunstancias en las cuales se estaba llevando esa reunión a las 3 de la mañana. Chiyo por su parte, estaba preparando té para todos, aunque Sakura sabía que era su deseo de escapar del temor que todavía la envolvía luego de saber todo lo sucedido con su nieta y como estuvo pronta a perderla.

― Abuelo. ― llamó Sakura, acercándose a él. ― Habla cuando quieras hacerlo. Nadie te obliga a recordar esas cosas que tanto te dañan.

― Sakura, casi te pierdo a ti. ― le susurró Hayato, atemorizado. ― Debo contar todo lo sucedido, pero antes déjame reposar todo lo sucedido. ― levantándose de donde se encontraba, Hayato la abrazó con fuerza y comenzó a sollozar. ― No debería estar pagando por esto, viviendo los errores que vienen antes de que nacieras. Es injusto y atemorizante saber que puede pasar lo peor.

― Abuelito, no llores. ― le pidió Sakura, llorando al mismo tiempo que él, mientras Mebuki intentaba calmarlos. Al girar su mirada, la pelirosa vio que estaba Sasuke tras ella, acariciándole la espalda, acompañándola en la tristeza, como lo había hecho desde el minuto uno. ― Todo estará bien.

― Eso es lo único que espero y deseo. ― soltándola, Hayato limpió sus lágrimas, y con mayor ahínco luego de ver que Chiyo entraba a la sala.

Carraspeando, pasó el mal trago y se acercó a todos, para contar parte de su historia.

Sin final

― Todo parte con la infidelidad de mi madre. ― comenzó a decir Chiyo, sonriendo tristemente. ― Mamá no era una mala mujer, pero tampoco era la mejor. Lamentablemente se casó siendo muy pequeña como pago de su familia al clan Yamazaki. Sinceramente yo creo que mi papá se obsesionó con ella en cuanto la vio y usó todas sus tretas para engatusarla. ― explicó con vehemencia. ― Como era fanática de las plantas, un día caminó más allá de lo permitido y llegó donde los Ebino, clan que no era enemigo, pero tampoco tenían relaciones directas con nosotros.

― Mi padre la vio entre los rosales y siempre dijo que fue como encontrar agua en el desierto. ― continuó Hayato, tomando asiento, como si la historia de sus vidas pesara mucho. ― Carey no tenía más allá de 20 años, aunque ya había nacido Chiyo a esa altura. ― Chiyo asintió a sus palabras. ― Taiga, mi padre, se le acercó y comenzó a cortejarla, dando paso a los pocos meses a una relación extramarital de ambas partes. Sus sitios de encuentro siempre eran acordados por una concubina que era muy cercana al clan Ebino. Concubina que fue asesinada cuando todo explotó.

― Miyao, mi padre, estaba confuso porque cada vez perdía por más tiempo el rastro de su mujer. Yo tenía algo así como 5 años cuando un día entró corriendo a buscar una catana y me empujó contra la puerta, apuntándome con la espada y gritándome si yo sabía que eso estaba pasando. ― Chiyo tomó un sorbo de té para remojar su garganta. No le era fácil recordar todo el espanto que significaba esa historia. ― Había descubierto la infidelidad luego de perseguir el sendero que mi madre había dejado en los maizales. Los pilló en el acto y algo se desquició dentro de él. Yo le grité que no sabía y si no fuera por la ayuda de uno de los guerreros, estaría muerta, porque papá quería ver sangre correr a toda costa, independiente de que se tratara de mí, su propia hija.

― Al pillarlos fue a dar caza directo a las dependencias de los Ebino. Ahí mi abuelo Akira, lo recibió sin comprender que pasaba. El papá de Chiyo amenazó con matar a todo el clan, porque habían robado a su mujer. ― Sakura se tapó el rostro con la mano, mientras Sasuke la alentaba a seguir escuchando las palabras de Hayato. ― Mi abuelo decidió que si eso era lo que quería, se iba a desatar la guerra, porque el defendería el honor de toda su familia. Reiteró muchas veces que los Ebino no eran desleales con su gente y menos se metían en problemas de faldas. Eso fue como gasolina para Miyao, quien se devolvió en busca de gente, pero sobre todo, quería enfrentarse a Carey.

― Mi mamá se excusó en que Taiga la había obligado, que ella era una víctima de abuso y que tenía que defender su honor. En ese momento la concubina de los Ebino, que hacía de chaperona y buscaba los sitios para que se encontraran los infieles, llegó a nuestra casa por orden de Akira y dijo que eso era mentira, que la relación llevaba años y que ellos no tenían ningún remordimiento de lo que les estaban haciendo a sus familiares. ― Chiyo cerró los ojos con violencia, como si todavía estuviera viviendo la escena. ― Papá levantó su catana y la partió en dos, como si de una muñeca se tratara. Fue la primera vez que olí la sangre y la muerte. Un olor que acompañó todo ese proceso.

― Taiga, a pesar de saber que Carey lo había culpado de todo, fue a buscarla, encontrándose de frente con muchos soldados, dispuestos a matarlo. A él poco le importó y logró matar a unos 20. Era un gran espadachín. ― argumentó Hayato, sonriendo con melancolía. ― En la casa de Chiyo se encontró el cuerpo de la concubina y a Carey completamente ida, como si no fuera ella. Le habló para sacarla de ese estado, pero ella lo empujó y gritó que todo esto pasaba por su culpa. Que ella nunca lo quiso y que se quedaba con su familia. Papá no pudo contra eso y salió del lugar, para matarse a la orilla del rio, enterrándose su propia catana en el pecho. Yo lo encontré y durante mucho tiempo pensé que habían sido los Yamazaki, pero mi madre, antes de abandonarme, me entregó una carta donde él decía que si no conseguía volver con Carey, se mataría.

― Esto fue devastador para el clan Ebino, Hayato tenía solo 15 años y se encontró con esa escena dantesca, además de una guerra a ciernes que estaba lista para explotar. ― Chiyo soltó una lagrima, que rápidamente limpió para seguir. ― Akira, el cabeza de los Ebino, llegó a mi casa y en un abrir y cerrar de ojos mató a la mitad de los soldados, los otros escaparon y por último degolló a mi padre. Con mi madre la situación fue más cruel, pero terminó asesinándola, tirándola a los perros como orden final. Nunca vi su cuerpo, ya que alcancé a escapar con ayuda de un mendigo, quien me sacó del lugar y me escondió durante años en los bosques. Nos alimentamos de raíces y mucha mierda, hasta que un día, cometiendo el mismo error de mi madre, me metí en territorio Ebino y todo empezó de nuevo.

― Lamentablemente la guerra no había terminado y todo estaba exacerbado porque la hermana de Kei, uno de mis fieles soldados, había sido asesinada brutalmente. El rumor popular inculpaba a los Yamazaki, un clan casi extinto, pero que muchos creían que se estaba refundando, porque como decía Chiyo, habían soldados que lograron escapar de la masacre de Akira, así que muchos los culpaban de tal brutalidad. Todos metían las manos al fuego por los Ebino y de que jamás nadie tocaría a la hermana de uno de mis soldados de más alto rango. ― el silencio que siguió a las palabras de Hayato fue sepulcral, acomodando un poco el sentir de todas esas personas que estaban muy aterrorizados con la historia.

― ¿Qué más pasó? ― quiso saber Sakura, tomando fuerzas del pavor que esculpía su cuerpo.

― Kei se armó con otros clanes cuando vio que estaba muy interesado en Chiyo. Me tildó de traidor y de muchas cosas que no quiero repetir. ― dijo Hayato. ― Y aquí es donde aparece el abuelo de Chiyo, Takeshi, quien con toda una guardia montada llega a salvar a su nieta, pero antes de pelear, él le dijo que la liberaba, que ya no pertenecía a yakuzas y que era libre de elegir qué vida quería llevar y si eso era a mi lado, él se lo permitiría y protegería su sueño. No obstante, Kei no dejó que cumpliera su promesa, porque le cortó la cabeza ahí, frente a todos.

― Devastada vi como Kei arrebatada mi última raíz y comenzaba una guerra, donde nuevamente fui ayudada a escapar, como bien se sabe. ― agregó Chiyo. ― En el libro se dice que Hayato murió en el lugar, abrazando un vestido mío, mientras que yo fui asesinada un poco más tarde, cuando me cazaron. Sin embargo, para todos ustedes es evidente que no fallecí. ― sonrió con ternura, la anciana mujer. ― Enterada de mi embarazo y todavía algo convaleciente del catanazo que me había dado mi aquí marido, sin contar las heridas del escape, llegué a un pueblo donde me asenté durante algún tiempo. ― Chiyo se cruzó de brazos, queriendo evitar hablar de eso, pero igual llegando al tema. ― Esperé por Hayato, sobre todo cuando mi vientre seguía creciendo sin detenerse y me encontraba sola en el mundo. Isoka y Amatista fueron grandes compañeros y me alentaban siempre a confiar que un día Hayato regresaría.

― Hasta que regresé, no obstante ya no existía bebé. Chiyo lo había perdido casi llegando a término del embarazo. ─ explicó Hayato, con mucha tranquilidad. ─ Yo no lo sabía, simplemente me fijé en ella y cautelosamente me acerqué buscando no asustarla. ― Hayato recordaba con mucho amor ese momento donde se reencontró con su gran amor.

― Tenía ganas de matarlo por aparecer 3 años tarde. ― susurró la añosa mujer, haciendo reír a todos. ― Pero me limité a abrazarlo y contarle lo sucedido con mi perdida del bebé. ─ agregó con pesar. ─ Hayato temeroso solo me dijo que quería estar cerca de mí, que no buscaba mi perdón, porque no se lo merecía luego de todo el daño que me había hecho, pero que no le quitara la oportunidad de verme. ― solemnemente, le tomó una mano a su viejo. ― Entre sus pertenencias venía el vestido que usé cuando estuve secuestrada. Hayato sí se aferraba a él con su vida.

― Apenas si logré escapar luego de enfrentarme a Kei y dejarlo malherido. Recorrí muchos senderos, trabajé de minero, pescador y hasta mendigué dinero, pero logré dar con Isoka, quien me señaló donde estaba Chiyo. Fui a buscarla solo queriendo verla. Ya no esperaba nada de la vida y Chiyo me dio todo lo que yo mismo había destruido para construirlo mejor. ― Hayato no pudo no emocionarse y se aferró a los dedos de su mujer. ― Trabajamos mucho para conseguir dinero y cuando por fin logramos establecernos en un lugar, llegó la muerte de Ryu a nuestros pies.

― Kei se había enterado que yo no estaba muerta y Ryu le había jurado de que sí. Ryu no pudo matarme, porque no se atrevió, así que al enterarse de eso, Kei lo asesinó. ― especificó Chiyo. ― Años después fue el turno de Isoka, para terminar con Amatista. Cuando la sangre ya surcaba nuestras barreras, quedé embarazada, ahora sí llegando a término y teniendo a Mebuki, trayendo mucho pánico a mi vida, pero a la vez una fuerza renovadora por la cual luchar, así que con mucho temor, pero conscientes del paso, nos fuimos a vivir a un campo, donde Mebuki creció tranquila. Utilizamos otros nombres y pasamos desapercibidos por mucho tiempo, hasta que Mebuki se embarazó y ahí cayó como una maldición, porque fuimos encontrados y escapamos por los pelos, ya que Hayato escuchó el soplo de un antiguo compañero de trabajo, que sin saber quién era él, le comentó que andaban buscando a un tipo idéntico a su persona, acusándolo de yakuza. En ese momento, Mebuki tuvo que asumir con todo y fingió que nosotros habíamos muerto. Vendió el campo y nos fuimos a una ciudad muy pequeña, donde ya se saben toda la historia.

― A pesar de haber escapado, tanto Chiyo como yo sabemos que la muerte nos acecha y saber que mi pequeña Sakura es la próxima víctima me tiene aterrorizado. Soy capaz de entregarme al clan de Kei y que él haga lo que quiera conmigo con tal de que no se meta con mi niña preciosa. ― Sakura estremecida, negó con la cabeza y le tomó la mano libre.

― Nadie se va a entregar acá. Ellos no nos van a ganar. ― sentenció Sakura, siendo apoyada por los Uchiha. ― A Kei y su venganza que continua, no le daremos ni un pensamiento. La muerte nos persigue, pero nosotros la esquivaremos. ― aseguró con renovada confianza.

― No estamos solos esta vez, papás. ― le dijo Mebuki con seguridad. ― Sakura está protegida como nunca esperamos y nosotros mismos estamos en un buen lugar. No temamos. La vida ya no pesa.

― Y si está en mis manos seguir protegiendo a Sakura, lo haré con todas mis fuerzas. ― prometió Sasuke, abrazando fuerte a su novia. ― ¿Qué fue de Akira?

― Mi abuelo falleció de un paro a los pocos meses de enfrentarse con los Yamazaki y matar al papá de Chiyo. ― les comentó Hayato. ― Y yo a los 16 años ya estaba a cargo de todo el clan Ebino.

― ¿Puede que sea solo Kei el que los busque e intente atacar a Sakura? ― preguntó Itachi.

― Yo creo que sí. Siempre fue él quien nos persiguió para darnos sentencia de muerte, pero no podemos olvidar a la madre de Hayato, que desapareció del mapa o la misma Carey, que nunca nadie vio su cuerpo. Dudo que estén vivas y si lo están, ya tendrían entre 80 y 90 años cada una. Además, veo casi imposible que trabajen en conjunto, porque claramente se detestaban. ― elucubró Chiyo. ― Tengo plena certeza de que en este caso es Kei el que busca atacarnos.

― ¿Él sabe que ustedes siguen con vida? ― quiso saber Shizune.

― Nunca vio cuerpos y en nuestros mundos eso es señal evidente de que la muerte no nos ha tocado. Ahora con la película tiene un hilo del cual agarrarse para llegar hasta nosotros. ― Sakura se hundió en su puesto, volviendo a taparse la cara. Hayato chasqueó la lengua y continuó: ― Sakura, con la frente en alto. Tú no hiciste nada malo. Lo hablamos antes y te lo digo ahora, la culpa es de las ideas sanguinarias que adornaban nuestras vidas antes de tu nacimiento, así que no te recrimines de algo que no te compete.

― Si, hija. Ya basta de todo esto. Tenemos tiempo, dinero y contactos, con todo respeto señor Uchiha, así que no temas. ― prosiguió Mebuki, muy agotada. ― Tomando en cuenta todo lo vivido y la hora que es, creo que lo mejor sería es que te fueras a acostar, cariño. Tuviste un día muy estresante y mereces dormir y olvidar el mundo por un momento. Te doy permiso para que mañana no estudies.

― Tengo que grabar por la noche. ― respondió Sakura, poniéndose de pie y haciendo una mueca de dolor en cuanto se puso de pie. ― Me daré un baño y a la cama. ― girándose, miró a su suegro. ― Disculpe por la presentación tan desastrosa que tuvimos, pero prometo que la próxima vez será mejor. Quedará tan encantado conmigo, que no querrá ninguna otra nuera al lado de Sasuke. ― Una risa ahogada escapó de Itachi, mientras Sasuke enrolaba los ojos y Fugaku escondía una sonrisa de admiración.

― Esperaré por esa nueva presentación. ― le dijo el hombre, poniéndose de pie para darle un rápido abrazo. ― No me hagas sufrir a Sasuke. Es lo único que te pido.

― Promesa señor Uchiha. ― le dijo la chica luego de que la soltara y esta abochornada lo mirara. ― Estaré a la altura.

― Lo creo. Y dime Fugaku. Ya somos familia como para tener tantas formalidades. ─ le comentó el hombre, sonriendo.

Sakura abochornada se despidió de todos los presentes con su mano, siendo acompañada por Sasuke, quien luego de la amenaza velada de su suegra, sabía que tenía que ir y volver.

─ ¡No te demores, Sasuke! ─ le gritó Mebuki como última advertencia. El moreno solo enroló los ojos y continuó a la siga de su amor.

─ Mi amor, ¿te irás pronto a tu casa? ─ le preguntó Sakura ya estando adentro de la habitación y comenzando a desvestirse con cautela. Sasuke reaccionó con libido, pero lo controló al ver lo malherida que estaba, sobre todo cuando se giró a buscar algo y dejó al descubierto su espalda toda moreteada y con rasguños.

Sin poder contenerse, Sasuke apretó los dientes fuertemente, haciéndolos sonar y se acercó raudo a Sakura, para ayudarla con el sostén.

─ ¿Te duele? ─ le preguntó el moreno delicadamente, pasando la yema de sus dedos por cada una de esas lastimaduras y soplando suavemente, para calmar los nervios atenazados tanto de su cuerpo, como los de ella, que se notaba tensa bajo el leve toque. ─ Dime la verdad.

─ Sí, me duele. ─ le respondió Sakura. ─ Pero no quiero quejarme, no quiero que vean mi incomodidad y sientan pena por mí. ─ carraspeando para tragar saliva, Sakura se giró para mirar a Sasuke, quien también reparó en los golpes que tenía en un hombro, su costilla derecha y a un lado del ombligo. ─ Estoy muy malherida.

─ Mi preciosa. ─ susurró el moreno, tocándola con mucha más delicadeza, intentando calmarse y buscando calmarla a ella en el proceso, ya que denotaba una fragilidad extraña en la pelirosa. Algo inusual en una chica tan fuerte y decidida como ella. ─ ¿Quieres hablar?

─ Primero ¿puedes echarme la pomada para aliviar el dolor y que bajen los hematomas? ─ le pidió con tranquilidad, sacando de su bolsillo el frasco. ─ Me sacaré toda la ropa.

Delicadamente bajó los pantalones, mostrando otras magulladuras ahí. Sasuke quedó de una pieza cuando vio una de color violeta que cubría gran parte del costado de su muslo. Movido por su instinto, se arrodilló frente a ella y le besó la pierna, haciendo que Sakura soltara un hipido. Sasuke conmovido e igual de quebrado que ella, pero conteniendo toda sus emociones, se sacó su chaqueta y remera, para terminar con las botas y pantalones, quedando solo en bóxer, luego de eso, la abrazó con fuerza, sintiéndola piel con piel. Quizás la piel de él estuviera limpia, sin ningún detalle, pero dentro de su cuerpo se sentía muerto, como si el mundo estuviese recordándole que todo era efímero, incluso esa chica que era su todo.

─ Mi amor, te cuidaré de todo lo que hay afuera. Ahora fallé, pero no habrá más errores y te prometo que todo estará bien. Daría un brazo por quitarte todo el miedo que sientes, de volver a verte sonreír sin temor al futuro, sin que sientas todo ese peso que estás sintiendo, pero aquí estoy, preciosa. Aquí estoy y no te abandonaré. No tengo miedo y si debo sostenerte, lo haré. ― dijo Sasuke. Sakura asintió, dejando correr las lágrimas por los lados de sus ojos. ― Me duele que estés sufriendo y no poder hacer más, pero, aunque sea lo último que haga encontraré a quien te hizo esto y lo haré pagar.

― No, Sasuke. ― levantando la cabeza con celeridad, Sakura lo miró fijamente. ― No buscarás venganza, ni tampoco será lo último que hagas. Si te matan a ti, me matan a mí, ¿oíste? Así que, si permití que siguiéramos juntos fue porque creo en este amor y porque no me traicionaré, pero si tu vida está en evidente peligro, te dejaré sin dudarlo, aunque me odies por eso. ― La pelirosa estaba decidida y Sasuke lo vislumbró en sus orbes verdes. Un terror inusual creció dentro del pecho del pelinegro, agrandando el pozo negro que se había instaurado en él en las últimas horas. Sakura estaba declarando intenciones y él no podría hacer mucho para cambiar el panorama en caso de no acatar lo que ella con tanta vehemencia solicitaba. ― Te apartaré de mi vida sin dudarlo el día en que esto nos sobrepase. Lo solucionaré, no sé cómo, ni de qué forma, pero tú no te verás trastocado, ¿me escuchaste? ― el pelinegro quedó de una pieza y más cuando Sakura se soltó de su agarre, como esperando una respuesta. ― No permitiré que me grites. ― le advirtió con calma la pelirosa, secándose las lágrimas con una decisión que lo estaba dejando blanco.

― No voy a gritar. ― dijo Sasuke, con voz gutural. ― Pero… ― mirándola fijamente, continuó. ― Estas decidida, ¿verdad? ― Sakura asintió. ― ¿No puedo opinar?

― No, no puedes hacerlo. Es mi familia, Sasuke, es el peso de mi historia, no la tuya. ― el pelinegro meneó la cabeza y comenzó a reír con mofa.

― ¡Tú eres mi familia, Sakura! ― reclamó ofuscado. ― ¡Eres mi puto mundo! ― muy molesto, se puso las manos en las caderas y continuó su declaración. ― ¿Qué más quieres que haga para que lo entiendas? Trato de poner el mundo a tus pies e insistes con dar luchas solas, con tal de hacerte valiente y fuerte, sin contar ni un segundo en que yo también puedo ser parte de tus batallas. ¿De qué me sirve una vida donde sé que no estaré contigo? ― declaró con fuerza. ― Y no, no te estoy amenazando con suicidarme si llegase a pasar que nos separamos, porque si en algún punto dejamos que la relación muera, lo aceptaré, pero antes de que algo así ocurra, lucharé hasta el final, porque como te dije me enamoré y no dudo de este amor ni de lo que me provocas. Ni tampoco veo como una carga en protegernos mutuamente. ― Sakura se miró las manos, sin mantener la mirada, porque no podía bajo el escrutinio de esos orbes oscuros. ― Cuando me atreví a estar juntos, asumí lo que conllevaba y tenía completa claridad de quien era tu familia.

― ¡Pero no sabías que estábamos siendo perseguidos! ― chilló Sakura. Sasuke le respondió con una pedorreta, enrolando los ojos. ― No finjas que no, porque no lo sabías. No mientas.

― Te recuerdo que cuando te fui a buscar a ese maldito pueblo, nos persiguieron yakuzas a mí y a tu madre y si no fuera porque el auto en el que andaba es uno de los más rápidos del mercado, quizás ahora mismo sería un colador. ― respondió el moreno, trayendo a colación dicho momento vivido con su suegra. ― Sabía en qué me estaba metiendo. Y todavía más luego de escuchar la historia directamente desde Hayato, sin edulcorantes y con todas las posiciones puestas sobre la mesa. ― confesó el moreno, sin avergonzarse de ello. ― Sin embargo, aquí estoy porque quiero, porque lo necesito y porque te amo, Sakura. El reptiliano se enamoró. ― agregó Sasuke. ― Y se enamoró tanto, que es incapaz de hacer cualquier cosa que pueda afectar el estar cerca de su gran amor.

― No te lo estoy cuestionando, Sasuke. ― recogió la pelirosa, tomándose de la última frase. ― Pero no se me hace justo que estés metido hasta el cuello con todo lo que está sucediendo solo porque yo soy nieta e hija de quien soy. No te mereces esto y lo sabes.

― ¿Qué sabes tú de lo que yo merezco? Quizás esto es lo que necesito para centrarme todavía más. ― enterrando sus manos en su negro cabello, bufó contrariado. ― Nunca en mi vida me ha importado alguien más que no sea yo mismo y mis cercanos. Un círculo pequeño que tú conoces, pero contigo es diferente. Contigo nada es más importante…

― ¡Y eso no es justo! ― gritó Sakura, interrumpiéndolo. ― No quiero saber que te mueve la venganza, que te llenas de sentimientos de odio por lo que a mí me acaba de pasar. Entiendo la rabia que sientes, yo misma la sentiría si fueses tú el afectado, pero que eso te motive a pensar en matar, me altera. Nos rebaja a ambos al mismo nivel de esos animales que están sedientos de venganza. ― alterada, Sakura se acercó a él, para tomarle la mano. ― Somos mejores que ellos. Tú y yo lo somos, por eso mismo no quiero verte involucrado en esto. Una palabra más sobre venganza y amenazas, y lo de nosotros se acaba, ¿me entiendes? ― Sasuke lo entendió de inmediato, pero su ser vengativo no podía contenerse frente a lo que había sucedido. Era como convertir un carnívoro en vegano, algo que iba en contra de todo en lo que se regía su humanidad. ― No dudaré en abandonarte si veo que eres lo mismo que me persigue.

― Sakura, estuvieron a punto de matarte. ― aterrado, Sasuke le tomó la cara entre ambas manos, haciendo que la pelirosa hiciera un gesto de dolor, aunque aquello no detuvo al moreno enojado y destruido. ― No logras siquiera a imaginar hasta qué punto eso me está matando. Ni siquiera yo mismo logro procesar todo lo que siento.

― Mientras no lo proceses, seguirás buscando un culpable para apuntarlo con el dedo y vengarte. Eso no me ayuda. ― susurró la chica, prendada a sus ojos. ― Shizune, Itachi y tu padre me ayudaron a conseguir la mejor protección. Enfoquémonos en eso y vamos paso a paso tomando cada uno de los problemas. Seamos más pensante que ellos y ganémosle con eso, usando la sensatez. ― Sasuke la miró largamente, debatiéndose internamente. Sabía que debía aceptar su decisión, porque no hallaba en la separación la respuesta. No obstante no podía ser infiel a su sentir y haciendo acopio de todo su valor, la soltó para comenzar a vestirse, ignorando la mirada suplicante de Sakura.

― Tú serás magnánima y buena. No te gustan las malas palabras en tus espacios, ni los gritos. Apenas aceptas la televisión en tu cuarto y crees que un par de abrazos solucionarán los problemas, pero la vida no es así, Sakura y cuando te des cuenta, espero estés preparada para ello. ― guardando sus manos en los bolsillos, salió del cuarto.

Sakura se quedó pegada mirando la puerta cerrada, mientras en su cabeza miles de cosas explotaban. Sin poder contenerlo, sus lagrimas bajaron vivas y autónomas. ¿Cuándo era el cierre?

7.

─ Asumiendo que tuviésemos algo de qué hablar y tomando en cuenta que fuese relativamente necesario hacerlo, ¿no pudiste encontrar una hora más prudente para llamarme? ─ A ojos cerrados, dicha respuesta espantaría a cualquiera, pero era Temari y lo que menos sentía era miedo a las respuestas desagradables del que en algún momento fue su pareja.

─ Estoy en Japón y me gustaría encontrarme contigo. ─ le respondió la rubia, mientras Shikamaru bufaba con estrés y evidenciando que no era lo que quería hacer en ese momento.

─ Son las 8 de la mañana y a pesar de que ya llevó 2 horas despierto por otras circunstancias, estoy preocupado de otras cosas y no enfocado en algún encuentro contigo. ─ mordaz, como nunca lo había visto Temari, Shikamaru se dispuso a colgar el teléfono, pero ella lo interrumpió con un pequeño grito.

─ ¡Vamos a tomar desayuno! ─ demandó la rubia, alertando a Shikamaru. ─ Y no es una pregunta o propuesta. Es un orden, ¿entendido?

Shikamaru gruñó frente al llamado tan impetuoso. No tenía mucho con que rechazar la oferta, así que de mala manera aceptó y acordó el lugar a encontrarse, reiterándole en la llamada con su mal genio y poca voluntad, el rechazo que sentía al verla. Sin embargo, su incomodidad no iba con que fuera Temari quien lo buscara, porque su relación o lo que significaba ella eran algo que ya no competía en su vida y solo le deseaba la mejor de las suertes, si no que llevaba desde las 6 de la mañana, hora en que Itachi lo había llamado para avisarle de lo ocurrido con Sakura, tratando de comunicarse con Nozomi y esta brillaba por su ausencia, sin responder mensajes ni llamados.

Tirando un improperio al aire, se metió a la ducha y volvió a analizar donde se encontraría la pelinegra, si estudiando, trabajando o soñando. Con ella nunca se sabía que pasaba y eso lo alteraba, sobre todo a él que era esquematizado, a pesar de no evidenciarlo en su vida diaria. Quizás también había tenido cercanía con algún terrorista y ahora se encontraba lastimada en cualquier lado de Japón. No obstante su miedo no subió más, ya que apenas salió del baño, fue en busca de su celular y encontró un mensaje de la chica: "Trabajando. Te llamo después".

Ya más tranquilo con esa respuesta, se limitó a responder con un "ok" y siguió en su tarea de quedar listo para ir al encuentro con su ex. A las 9 de la mañana ya estaba saliendo de su departamento y en menos de 10 minutos estuvo fuera de la cafetería en la que habían acordado encontrarse con Temari. Agradable fue su sorpresa al verla y no sentir ni pena o angustia, solo una profunda paz.

─ ¿Cómo estás? ─ le preguntó al llegar y besarle la mejilla con respeto. ─ ¿Cómo sigue la vida en Estados Unidos? ─ agregó, luego de sentarse frente a ella.

─ Ya volví a Japón para quedarme. ─ le lanzó sin anestesia, esperando que reaccionara a eso, pero Shikamaru la miró largamente, sin mayor interés, para luego sonreírle con sutileza y asentir lentamente. ─ ¿No te pasa algo con eso?

─ Sinceramente, no. ─ le respondió el coletas, sonriendo ahora abiertamente. ─ Temari, te lo dije en su momento y te lo digo ahora, al separarnos yo acepté la realidad y te dejé ir por tu sueño, pero del mismo modo yo también avancé y pude ver los errores que había en nuestra relación, los cuales ayudaron a que te viera con otros ojos y la incomodidad de separarnos pasara más rápido de lo esperado. ─ le explicó con sinceridad. ─ Te amé mucho, pero ya no. De igual manera te tengo un cariño inmenso y eso no se acaba de un día para otro.

─ ¿No hay ninguna chance para nosotros? ─ le preguntó la chica, mordiendo su labio, evitando evidenciar que estaba a punto de llorar. Shikamaru le tomó la mano sobre la mesa y le acarició los dedos con ternura. ─ Yo pensé que todavía podíamos intentarlo.

─ Temari, nosotros somos personas que se amaron mucho, pero en este plano ya no se juntan. ─ le dijo el moreno con mucha delicadeza, porque no quería herirla. ─ De igual forma yo te sigo queriendo mucho…

Un carraspeo y una sonrisa incomoda. Shikamaru levantó la cabeza y vio a Nozomi, con su libretita pequeña, un lápiz y una cara de dolor que no podía esconderla.

─ ¿Qué van a pedir? ─ preguntó la pelinegra, tragando saliva y sin mirar a la pareja. Shikamaru casi por inercia soltó la mano de Temari, alertando a la rubia de que algo pasaba ahí.

― Nozomi. ― susurró el pelilargo, mirando a la linda chica para luego volver donde Temari hacia sus cuentas y sacaba la conclusión que claramente comprendía aquella situación. ― Te estuve llamando. ― agregó Shikamaru, rascándose la barba incipiente y mostrándose incómodo. ― ¿Podemos hablar?

― En este momento no puedo atenderlo. Solo necesito su pedido. ― respondió la chica, mirando su libreta con el lápiz apoyado en ella. Para Shikamaru no fue difícil distinguir como su voz y mano temblaban.

― Un café, por favor. Con leche vegetal y sucralosa. ― interrumpió Temari, al ver que ninguno de los dos que se encontraban frente a ella estaban reparando en su presencia. ― Él va a querer un café cargado y por favor, nos traes un cenicero. No es capaz de sobrevivir a la mañana si un maldito cigarrillo entre sus labios. ― agregó la rubia, levantando una ceja cuando Shikamaru cerró los ojos, sabiéndose enfurecido.

― Nozomi, es urgente lo que necesito hablar contigo. ― explicó el moreno, ignorando por completo a la rubia que había dejado bastante claro frente a la linda médico que lo conocía mucho más de lo usual. ― Prometo no serán más de 5 minutos.

― 5 minutos que no puedo perder. Mi turno termina en 30 más, así que necesito claridad de su pedido. ― levantando la cabeza, por fin lo miró y un odio que heló la sangre de Shikamaru lo embargó al ver sus ojos castaños tan decididos y fríos frente a él. ― ¿Qué quieres pedir? ¿El café cargado? ― agregó mordaz la pelinegra.

― Agua. ― respondió el pelilargo, carraspeando incómodo y sabiendo que sería una delatora mañana.

― De inmediato regreso con su pedido. ― girándose sobre sus talones, Nozomi salió del lugar, dejándolos solos.

Temari carraspeó al ver que Shikamaru ni siquiera lo miraba, más aún cuando la melancolía recorría el semblante del moreno al ver a esa chica pelinegra irse de ahí.

― ¿Tienes algo que contarme? ― preguntó la rubia, alzando su ceja. ― Quizás eres asiduo a este lugar.

― Nozomi es una amiga nada más. ― le respondió sucinto, pasándose las manos por su cabello y mordiéndose el labio. Temari sabía que en ese gesto iba un intento bastante mediocre de contenerse. ― ¿Para que querías verme?

― Quería saber en qué estabas y si podíamos encontrar un punto en común, pero veo que ese espacio romántico ya está siendo llenado. ― murmuró Temari, aunque sin rencor, ni odio. Solo con esa habilidad innata, y porque no decir, algo pomposa de reconocer cuando estaba deduciendo un panorama muy poco favorable. ― Esa chica te gusta, ¿no?

― Mira, si crees que entre nosotros se dará una relación donde te llamaré para contarte de lo que pasa dentro de mis pantalones o viceversa, puedes ir desechándolo de inmediato. ― respondió hoscamente Shikamaru, sacando un pitillo de su pantalón para prenderlo, ignorando si ahí podía fumar.

― No ha llegado el cenicero. ― dijo la rubia, sonriendo de medio lado. ― Ok, Shikamaru, la verdad es que pensé que había alguna posibilidad entre nosotros, pero ya me confirmaste que no y con lo que vi pasar, ni siquiera me daré el ánimo de meterme para averiguar más. De igual forma, se nota a leguas que esa chica te gusta.

― ¿Y qué vas a hacer? ¿Comprender por fin que no puedo, ni tampoco quiero, estar pendiente de tus llamados? ― dando una fuerte calada, Shikamaru soltó el aire y la miró con rencor. ― Me dejaste tú y después no quisiste soltarme. Me agotaste llamándome, buscándome, queriendo que nos encontráramos. ¿por qué mierda insististe con esto?

― Porque en serio creí que estarías esperándome. ― se sinceró ella, sin ningún remordimiento. ― Pero aprendo y estos 10 minutos de charla han sido mucho más claros que cualquier otra junta.

― ¿Entonces dejarás de llamarme y pedir que nos veamos? Siento que jamás has dejado de estar en mi vida, a pesar de que nos separamos. ― le confesó el moreno, enrolando los ojos. ― No eres mala, Temari, pero no sabes lo que quieres y en esos vaivenes te llevas por delante muchas cosas y personas.

― No me digas que ahora te las das de alguien erudito en relaciones humanas, porque estoy casi segura que sigues cometiendo los mis errores que cometías conmigo. ― le reclamó Temari con molestia y chasqueando la lengua. ― Antes de que me fuera, muchas veces te avisé que quería profesionalizar mi hobby de las peleas, ¿recuerdas que me dijiste? ― el moreno negó medio segundo después, porque sinceramente no recordaba. ― "tú puedes, amor" "¡Tú puedes amor!". ― abriendo los ojos, para hacer más evidente su molestia, la rubia golpeó con su puño la mesa. ― Ni un puto plan, ni una puta pregunta de cómo lo haría, ni siquiera un intento de saber a qué me refería. Solo dijiste que yo podía y luego seguiste viendo esa maldita serie de médicos donde todos se acuestan con todos. Eres increíblemente insensible cuando no reparas en que TUS ACCIONES sí tienen una incidencia en el resto.

― No sabía que te sentías así. ― aceptó el moreno, recordando levemente la conversación y como después toda su atención se centró en la pelea de Meredith con Dereck. ― Independiente de eso, podrías haber… ― el tintineo de tazas los alertó de la llegada de alguien, pero esta vez no era Nozomi, para el disgusto del moreno, quien con odio miró al chico que les servía. ― ¿Dónde está Nozomi? ― ladró Shikamaru, asustando al camarero, quien venía con una sonrisa de oreja a oreja al ver que atendería al mismísimo baterista de la banda más grande de Japón en los últimos 20 años.

― ¿Nozo… qué? ― preguntó el chico, tragando fuerte.

― La chica que no atendió cuando llegamos. ― agregó la rubia, sobándose las sienes con agotamiento.

― Ah, ella ya se fue. Dijo que tenía algo que hacer, así que dejó la comanda y me pidió que terminara de atenderlos. ― Shikamaru soltó una palabrota que asustó al chiquillo, quien sabiendo que ya no era requerido, escapó del lugar.

― ¿Ahora sí se te escapan las mujeres? ― molestó la rubia, sonriendo con un deje de malicia. El coletas gruñó por lo bajo, tirándose hacia atrás en la silla, lanzando lejos la colilla de su cigarrillo. Después se cuestionaría por la contaminación y lo mal de su acción. En ese punto, sin ser ni las 10 de la mañana, ya su cabeza estaba a punto de explotar. ― Como sea, si quieres que esa chica decida escucharte, al menos ten la deferencia de escucharla de vuelta.

― Maldita sea, Temari, lo siento. ― escupió Shikamaru. ― Te lo dije en Estados Unidos y te lo digo ahora: sé que me equivoqué. No fui la mejor pareja. El último año estábamos solo juntos por compromiso más que porque hubiera un amor desbordante entre nosotros, pero intenté ser lo mejor para ti. Es evidente que no lo conseguí. ― terminó de susurrar esas palabras, mientras rebuscaba en su bolsillo, tratando de hallar otro cigarrillo, pero el no encontrarlo fue como un clic que encendió su humor. ― Y la verdad no sé qué más quieres que te diga. Siento que seguir en este círculo de acusaciones y disculpas no hará que volvamos a estar juntos. Es más, ni siquiera quiero estar contigo. Te lo digo ahora y de frente, como ya te lo había dicho con anterioridad. ― tirándose hacia delante, se apoyó sobre sus codos para mirarla fijamente. ― Ya no te amo y mi cabeza no da más con esto que ya me agotó. ― levantándose con impulso, sacó su billetera y puso los yenes sobre la mesa. ― Por favor, no me llames más, no me pidas juntarnos e intenta continuar con tu vida. ― alzando sus manos, culminó. ― Tú ya viste: yo ya continúe.

Y dramático, como nunca pensó que sería, salió del lugar. Tenía otra misión y esa sí era la temporada actual de Shikamaru, no la que había quedado sentada en esa cafetería.

8.

― Entonces, déjame ver si estoy comprendiendo. ― por quinceava vez, Neji sabía que iría después de ese comentario, y por quinceava vez, tendría claro que Tenten respondería con la misma mierda, mientras su rubio amigo insistiría en el tema. ¿Podía frenar la diatriba y continuar el camino en silencio? Se preguntó el ojialabastro. ― Viviremos en una mansión… MANSIÓN. ― dijo Tsubasa, agrandando la palabra con sus manos. ― Junto con la familia de Sakura y tus amigas, porque a la pelirosa la atacaron los yakuzas. ― continuó, comenzando a hiperventilar. ― ¡Y la MANSIÓN es de Sasuke! ― ok, había un límite para todo y ese había sido el límite de Neji, que sabía que debía ganar puntos con el rubio, pero ya se encontraba más arriba de la cordura en ese punto tanto escucharlo hablar de la maldita MANSIÓN.

― ¿Se cayó de cabeza cuando bebé? ― preguntó el pelinegro, mirando de reojo a su novia, quien estaba apoyada en la ventana del carro, para ignorar que entre ella y Neji estaba el rostro impresionable, y odioso de su mejor amigo.

― No sabe controlar la emoción. ― respondió Tenten, soltando el aire lentamente y agotada emocional. Luego de enterarse de lo de Sakura, haberse puesto como loca llamándola para que ella le aclarara el panorama, para después pasar a hablar con Ino, colgar, ponerse a llorar, reclamarme a Neji que no le hubiese dicho antes y volver a llorar al darse cuenta que tendría que dejar su hogar, junto con Tsubasa, se dejó caer y permitió que el pelilargo guardara ropa en un bolso para subirla al carro e ir a la MANSIÓN en compañía de su mejor amigo, quien todavía no asimilaba toda la información.

― Es que tú no entiendes, porque siempre has vivido en MANSIONES. ― le reprochó el rubio, cruzándose de brazos.

― Vuelves a mencionar la palabra "mansión" y te juro que solo conocerás el hospital del puñetazo que te daré. ― le advirtió Neji agotado. Todo el tema, lo vivido la noche anterior, las amenazas y el aguantar dentro de ese auto con dos personas que estaban intratables, lo estaba superando. A pesar de ello, no podía negar su alegría al ver que Tenten aceptó de inmediato el destino y no requirió mayores explicaciones para llevarla hacia donde necesitaba que fuera.

― ¡Tenten, dile algo! ― chilló Tsubasa, echándose hacia atrás y protegiéndose el rostro. ― Andas con un bruto.

― Y tú eres un insoportable, Tsubasa. ― Le reclamó la chica, esperando que de ese modo se callara aunque fueran 5 minutos.

Para suerte de todos, ya estaban ingresando por los grandes portones que se encontraban alejados de la mansión principal y que hacían de su llegada al lugar algo mucho más seguro.

― Por favor, necesito sus identificaciones. ― les pidió el guardia antes de dejarlos entrar por completo.

Neji no conocía ese mastodonte blanco, solo sabía de su existencia desde que la suegra de Sasuke se había ido a vivir, pero a pesar de ello, no pudo no sorprenderse cuando lo tuvo de frente. Era verdaderamente una mansión de aquellas y con una seguridad que envidiaría cualquiera. La casa de sus tíos se asemejaba, pero tenía casi la certeza de que aquella monstruosidad era única en su especie.

Por su parte, Tenten se bajó del carro y corrió al frente, ni siquiera reparando en el lugar. Solo quería ver a su mejor amiga y abrazarla hasta cansarse. Se sentía muerta en vida al saber lo que le habían hecho y el daño que le estaban provocando.

― ¡ .God! ― dijo Tsubasa a espaldas del pelilargo, quien bufando se alejó de él para entrar por las puertas principales. El sonido de las voces lo alertó hacia donde caminar, encontrándose un salón abarrotado en gente, pero que en el centro tenía a Sakura envuelta en un abrazo con su novia, mientras lagrimaban juntas.

─ Pensé que llegarías antes. ─ le dijo una voz gruesa a su lado, reconociéndola de inmediato. Un sonriente Itachi se acercó a él para saludarlo, pero Neji, sabiendo lo que ya sabía y siendo consecuente con su accionar, lo recibió con un puñetazo que le hizo reventar el labio y parte de la mejilla. El Uchiha mayor salió disparado hacia atrás, agarrándose la cara, para reparar rápidamente que estaba sangrando. ─ ¡¿Que mierda te pasa?! ─ le gritó, lanzándose hacia delante para devolver, pero fue interceptado por los guardias de Sakura y un asustado Naruto.

─ ¡Hey!, ¡¿Qué les pasó ahora?! ─ preguntó el rubio, siendo rodeado por todos los presentes.

Sakura quedó boquiabierta, Hinata se tapaba el rostro, Ino corrió a ver a Itachi tanto para revisarlo como para calmarlo y Tenten bufó contrariada, dando la espalda a la escena y yendo hacia la cocina para acompañar a Chiyo. Hayato contuvo a Neji, pero este se mostraba tranquilo, como si con el puñetazo hubiese liberado toda su adrenalina, cosa que era cierta.

─ ¡Neji! ─ le reclamó Hinata con estupor.

─ ¿En serio pensabas que no haría nada al enterarme que te acostabas con Mei? ─ le preguntó el pelilargo, demasiado tranquilo como para haber protagonizado la escena anterior. Itachi resopló furioso, pero se calmó de inmediato, más cuando los ojos celestes de su novia se enrolaron dramáticamente y lo soltaron para acompañar a Tenten en la cocina.

─ Ino, eso pasó hace mucho. ─ le recordó Itachi, queriendo salir tras ella, pero quedándose frente al ojialabastro, quien con una media sonrisa se estaba burlando evidentemente de él. ─ Eres un imbécil. ― le reprochó con enojo.

─ Y tú eres más sinvergüenza de lo que pensaba. ─ le reclamó Neji. ─ Mira, a esta altura no me importa, pero eso no se les hace a los amigos. ¿te gustaría estar en la posición contraria?

─ Por supuesto que no, pero no sabía que estaban juntos. ─ se excusó el pelilargo, moviendo la mandíbula para revisar si no tenía algo roto.

Las chicas los miraron medio segundo más, para luego abandonar la sala e ir al encuentro del par de novias que muy probablemente estarían furiosas en la cocina.

─ Chicos, dejen que este par arregle sus dramas solos. ─ les dijo Sakura a los guardias, antes de ir donde estaban sus amigas.

─ Golpear a un amigo no arregla los problemas. ─ dijo sabiamente Hayato, también saliendo del lugar, dejando a Itachi con Neji y un alterado Naruto en la sala.

─ Acostarse con la pareja de un amigo tampoco genera un ambiente muy propicio al respeto. ─ reclamó el Hyuga. ─ Como te digo, no me importa, pero merecías recibir algo por lo que hiciste. No podía no reaccionar y dejar que pasara sin pena ni gloria tu falta.

─ Al menos ponme al corriente de que mierda te pasa para prepararme. ─ susurró el Uchiha, limpiando la sangre con su dorso. ─ Aceptaré el golpe, pero será el último. No quiero este tipo de dramas.

─ ¿No te disculparás? ─ le reprochó Naruto. ─ Si te acostaras con mi pareja, no habría ningún lugar donde te pudieras esconder de mi furia, Itachi.

─ Miren, cometí un error, lo reconozco, pero en serio no sabía. ─ explicó, alzando ambas manos en muestra de rendición. ─ Y es verdad, debería tener claridad respecto a esos temas, porque soy su jefe y también amigo, pero fue algo que pasó tan pocas veces, que tampoco me importó. ─ se excusó el moreno.

─ Imbécil, desde los 15 años que Neji comentaba lo que le encantaba esa mujer. ─ vociferó Naruto, haciendo que tanto Neji como Itachi se lanzaran sobre él a taparle la boca.

─ ¡Cállate, estúpido! Está Tenten adentro y recién conseguí que aceptara ser mi novia, así que no vuelvas a repetir nunca más eso. ─ le exigió Neji, mirando sobre sus cabezas para ver si el castaño de su recién estrenada chica aparecía en el paraje. ─ Aparte era un enamoramiento adolescente, donde cumplí mi sueño, pero basado en la persona rota que era. Ahora que conozco el amor y no la necesidad, puedo decir que nunca sentí mucho por Mei. La que mata mi mente y corazón está ahí dentro y me trae agarrado de las bolas.

─ ¡Ayy, que romántico! ─ masculló Itachi, soltando al rubio con molestia. ─ Pero deberías haber pensado en eso antes de golpearme, energúmeno.

─ Deberías esconder tu maldita polla en los pantalones y te ahorrarías todos los putos problemas. ─ respondió Neji. ─ Quedamos en paz. ─ alzando su mano, la estiró para dársela a Itachi, quien a regañadientes y solo coaccionado por Naruto, levantó la suya y se la dio, sellando la paz. ─ Si te atreves siquiera a mirar hacia donde está Tenten, aunque sea respirar, créeme que la historia será muy diferente, Itachi. Me desquiciaré y sí, es una amenaza.

─ Lo mismo digo con Hinata. ─ susurró Naruto, mirando de reojo a un ofendido Itachi, quien meneaba la cabeza sin creer lo que le estaban diciendo.

─ No se preocupen, porque también estoy ocupado. ─ Y así finalizó el tema, con un Itachi ensangrentado y un Neji muy satisfecho.

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─ Agradezcan que estaba ocupada con mi madre, porque si no los hubiese echado a ambos para que arreglaran sus problemas en otro lugar. Ya bastante tenemos con lo que está pasando acá, como para que traigan más mierda. ─ dijo Mebuki, regañando al par que se encontraba sentado alrededor de la isla en la cocina, junto con las chicas.

Ino a regañadientes le estaba limpiando el labio a Itachi, quien ni siquiera se quejaba por la brusquedad con la que su novia pasaba el algodón con alcohol. Tampoco lo iba a hacer, porque tenía claro que estaba con la tarjeta amarilla pintando sobre su frente y no podía cometer ni un error que le costara la roja y lo mandase de patitas a dormir solo ese día. Ya bastante había aguantado la noche anterior, donde se había acostado a la las 6 am ya estaba en pie teniendo que solucionar problemas. Ino le reclamó por la mañana porque ni lo sintió, pero él no le quiso comentar que lo único que hizo al acostarse a su lado fue abrazarla fuerte y no soltarla durante esa hora.

─ Perdón, Mebuki, pero era necesario. ─ dijo Neji, mientras Naruto lo secundaba atrás asintiendo. Hinata le golpeó el hombro para que no hiciera gestos, pero el rubio en esta pasada estaba con Neji.

─ Lo único que lamento es que no estaba Sasuke para verlo. Claramente apoyaría a Neji. ─ dijo Naruto, haciendo que un silencio abarcara el lugar. ─ A todo esto, ¿por qué Sasuke no está? ─ preguntó curioso.

Las chicas ya sabían la razón, al igual que Itachi y la mamá de Sakura, por lo mismo se habían silenciado incómodamente.

─ Porque está solucionando algo. ─ le respondió Sakura, sonriendo, pero sin ser sincera. ─ Hoy estoy libre hasta la noche, ¿hacemos algo, chicas? ─ Todas se dieron cuenta que la pelirosa estaba triste. La vida estaba siendo muy grosera con ella en ese momento, pero de igual modo intentaba sonreír a las vicisitudes con las cuales se estaba encontrando. ─ Podríamos comer pizza. Hace mucho que no lo hago.

─ Me parece estupendo. ─ dijo Tenten, apoyando lo que quería hacer su pelirosa amiga. ─ También necesito que me digas cual será mi habitación y la de Tsubasa, que a todo esto, ¿alguien lo ha visto?

Todos se miraron, reparando en que el rubio no estaba.

─ Debe estar conociendo el lugar… y a los guardias. ─ dijo Neji, hablando por lo bajo, ganándose un golpe de Tenten y una risa ahogada de Naruto.

─ Son incorregibles. ─ concluyó Hinata.

Luego de mostrarle sus habitaciones, donde tenían disponible baño privado cada uno, Sakura esperó pacientemente que las chicas se despidieran de sus novios, dándoles privacidad.

─ Que te vaya bien. ─ le dijo Ino a Itachi, mientras se volteaba para entrar a la casa, pero el pelilargo fue más rápido y la tomó del brazo para girarla y envolver su estrecha cintura. ─ ¡Hey!

─ Hey nada, estás enojada conmigo por algo que sabías que pasó y que para mí no tiene ninguna relevancia a esta altura. ─ La rubia se cruzó de brazos, alejándose un poco más de Itachi, pero este no soltó su agarre y se acercó a ella con mayor decisión. ─ No pienso aceptar que esa mujer vuelva a meterse entre nosotros.

─ Tú sabes perfectamente que me descompone saber sobre ella, sobre todo por lo que ambos sabemos que sucede. ─ le recordó Ino, haciendo que Itachi recién recordara el tema del bebé de Mei. ─ Sí, ese mismo tema que no hablaremos acá. ─ Poco más allá de ellos se encontraba Neji con Tenten, discutiendo por lo bajo. ─ De igual modo, te lo merecías.

─ Ustedes creen que todo se arregla con golpes. ─ reclamó el pelilargo.

─ ¿Qué harías tú si uno de tus amigos se acuesta conmigo? ─ la pregunta de Ino fue tan frontal, que en algún punto lo descolocó e hizo que frunciera el ceño. ─ Exactamente, eso mismo creo que pasaría.

─ Un puñetazo no bastaría. ─ confesó el pelilargo a regañadientes. ─ En fin, dame un abrazo y un beso. La vida es tan frágil, Ino, que no quiero pasar un segundo sin recordarte cuanto te necesito, así que olvidemos todo. ─ la rubia se derritió con las palabras del pelilargo. ─ Mañana vendré a estar acá. Hoy necesito solucionar demasiados problemas y lo único que quiero es saber que tú estarás protegida. Prométeme si necesitas algo, hablarás conmigo.

─ Sí, mi amor. ─ le respondió ella, pasando sus brazos detrás del cuello de Itachi y acariciando con su nariz los labios de él. ─ No saldré de acá sin protección, tampoco permitiré que Sakura lo haga y en la noche, cuando le toque ir a grabar, iré con los guardaespaldas.

─ En este momento ellos son más seguros que yo. ─ le dijo Itachi, apenado por esa realidad. ─ Pero ya tendremos más info y podremos volver a nuestra realidad.

─ Tengo certeza de que sí. ─ alzando los labios, buscó la boca de Itachi y lo besó lentamente, para no lastimarlo, solo sintiendo. El moreno, con ese beso tan sensual, comenzó a reaccionar, así que tuvo que cortarlo, porque era capaz de tomarla ahí mismo, ignorando a cualquiera que pasara y los viera. ─ Te quiero, Uchiha mayor.

─ Yo te adoro, rubia tentación. ─ juntando sus frentes por última vez, Itachi la soltó y se fue directo a su auto.

─ Ningún golpe más por ese tema que ambos conocemos. ─ le advirtió Tenten, con sus brazos alrededor de su cintura, mientras él le acariciaba su cabeza y se la besaba largamente. ─ Ya culminó ese drama.

─ Sí, Tenten. ─ aceptó Neji, sonriendo. Nunca pensó verse en la situación donde la castaña lo estuviera abrazando y advirtiendo, mientras él estuviera solo disfrutando de ella con los ojos cerrados. ─ Tú prométeme que te vas a cuidar. Sé que suena muy repetitivo, pero no sé qué haría si supiera que te atacan y te lastiman. Me haría mucho mal saber algo así.

─ Neji, acá estaremos protegidas, así que tranquilo. ─ alzando su cabeza, le regaló una sonrisa que Neji sabía que acompañaría su diario vivir. Aferrándose a ella con más firmeza, bajó la suya y la besó repetidamente en los labios. ─ Venga, Neji. ─ le dijo entre besos. ─ Tienes que irte. Es hora de trabajar.

─ ¿Irás a Shibuya? ─ le preguntó ceñudo.

─ No hasta que los guardias revisen las instalaciones y me den el visto bueno de volver al taller y tienda. ─ le dijo la castaña, sonriendo. ─ Ellos definirán cuando podré pisar el lugar.

─ ¿Necesitas que traiga algo? ¿Dinero? ─ la chica meneó la cabeza riendo, encantada con este hombre tan servicial y amado. ─ ¿Qué?

─ Cualquier cosa, te avisaré. Por el momento tengo ahorros que puedo utilizar, así que tranquilo. ─ le dijo la chica.

─ No uses tu dinero para ir a la escuela de Paris. Prométeme que si necesitas algo, me lo pedirás. ─ ella asintió, mientras Neji sacaba su billetera y le metía en la parte trasera de su pantalón una tarjeta. ─ 0903 es la clave. No dudes en usarla.

Dándole un último beso, pasó por su lado y se fue a su carro, donde Itachi lo esperaba.

Hinata estaba ordenándole el pelo a Naruto, mientras este intentaba infructuosamente robarle un beso.

─ ¡Hinata! ─ reclamó el rubio cuando la chica por cuarta vez se alejó para seguir en su tarea de peinarlo. ─ Déjame. ─ le pidió, tomándola por la cintura y levantándola del suelo haciendo que gritara. ─ Te dije que me soltaras el pelo. ─ se excusó el rubio, riendo cuando la chica comenzó a reír sin detenerse. ─ Eres mala.

─ Lo sé. ─ susurró la peliazul, peinándose el flequillo y con sus mejillas rojas. ─ ¿Tienen ensayo? ─ Naruto asintió.

─ Pero Sasuke no ha contestado el llamado, así que yo creo que seremos solo nosotros. ─ le contestó el rubio, levantándola otra vez para que enganchara sus piernas en la cintura de él. Neji desde lejos silbó y reclamó, pero Tenten se interpuso y lo mantuvo lejos. ─ Un beso y me largo. ─ riendo, aunque muy avergonzada, Hinata cumplió con lo pedido por el rubio y sonrió cuando lo escuchó gemir bajito. ─ Me vas a matar. ─ le reclamó con suavidad y bajándola del mismo modo, se apuró en salir de su agarre. El rubio tenía la certeza que si se quedaba medio segundo más, la raptaba y ya bastante estaba luchando para no hacerlo.

─ Por fin terminaron de despedirse. ─ les reprochó Sakura desde atrás, sonriendo con algo de melancolía, pero evitando que se notara en su gesto. ─ Ya venía a despegarlas con una espátula.

─ Ni hables. Eres peor. ─ le recordó la rubia, sonriendo y viendo como los 3 autos salían del lugar, uno tras otro. ─ Así que la novia de Neji, ¿eh? Te demoraste, pequeñuela. ─ molestó Ino a Tenten, tomándola del brazo, mientras Sakura hacía lo mismo con el otro, riendo.

─ Tsubasa me estaba contando todo ahí adentro. TODO. ─ reiteró Sakura, alzando las cejas. ─ Dice que fue una muestra muy apasionada de amor.

─ ¿Te pilló teniendo… con mi primo? ─ preguntó Hinata sorprendida, siguiéndolas cuando empezaron a entrar a la casa.

─ No, ¿cómo crees? Solo nos encontramos en un mal momento y algunas cosas explotaron. ─ dijo Tenten, sin dar mayores detalles. ─ Ahora me pasó su tarjeta, así que tenemos comida gratis, chicas. ─ agregó riendo.

─ ¿Te dio una tarjeta? Esto sí que va rápido. ─ molestó Ino, soltándola para ir corriendo donde Mebuki a abrazarla. ─ Gracias por recibirnos acá.

─ Son amigas de mi hija, así que por ella soy capaz de todo. Además, sé que se portarán muy bien. ─ dijo Mebuki, tiñendo con amenaza esas sutiles palabras. Todas quedaron en silencio, hasta que Sakura rio. ─ ¿Falta una de ustedes?

─ Nozomi. No hemos podido contactarla. ─ respondió Hinata, haciendo una mueca. ─ Tampoco a Shikamaru, quien dijo que iría a buscarla. ─ complementó, alicaída.

─ Ojalá no haya nada grave detrás de esta lentitud para aparecer. ─ murmuró Sakura, mostrando en sus ojos verdes muy tristes. ─ De verdad lamento todo esto. Los cambios que tuvieron que hacer, dejar sus hogares y proyectos por mi culpa. Prometo recompensarlas apenas pueda. Lamentablemente tenemos que cuidarnos las unas a las otras y más temprano que tarde estaremos libres de todo esto. Al menos eso espero. ─ sonriendo con ternura, Sakura tomó las manos de sus amigas. ─ Las protegeré, amigas. No duden de eso.

─ Ay, tonta. Me harás llorar. ─ le reclamó la rubia, lanzándose a abrazarla, seguida por Hinata y Tenten. ─ Nos cuidaremos y estaremos bien. Ninguna sufrirá daños. Promesa de amigas.

─ Promesa. ─ dijeron todas y se contuvieron por largos minutos, siendo observadas por una agradecida Mebuki, quien por fin sabía que las redes de apoyo existían y las tenía ahí, al alcance de su mano.

─ Ya, basta de lamentos. Pidamos pizza que Neji paga. ─ una sonriente Tenten sacó la tarjeta. ─ ¿Cuál fue el número que me dijo?

─ Ay, que memoria de chorlito tienes, Tenten. Llámalo. ─ le dijo Ino, haciendo reír al resto.

Tenten refunfuñando llamó al número de su recién estrenado novio y en altavoz lo puso.

Guapa, ¿Qué pasó? ─ todas la miraron con amor cuando la vieron sonreír tontamente a la voz de su hombre.

─ No te enojes, pero olvidé la clave que me diste. ─ Neji desde el otro lado rio suavemente. ─ No te burles.

No lo hago. ─ respondió tiernamente. ─ 0903, cariño.

─ ¡Gracias, Neji! ¡Hoy comemos pizza gracias a ti! ─ gritó Sakura.

Disfruten. ─ fue lo último que dijo antes de colgar.

─ Oye, ¿0903? ─ dijo Hinata. Todas asintieron. ─ ¿En serio no se dan cuenta?

─ ¿Qué cosa? ─ preguntó una ceñuda Ino, mientras veía a de reojo como Tenten marcaba en su celular para pedir la pizza.

─ Como que qué cosa, chicas. 0903, 9 de marzo. ¿Quién está de cumpleaños? ─ Hinata levantó las manos haciéndolo evidente.

─ Oh por dios, es mi cumpleaños. ─ dijo la castaña, comenzando a reír. ─ No me había dado cuenta.

─ Ya nos percatamos. ─ dijo Mebuki.

─ Alguien trae agarrado de donde tú sabes, pero no diré porque está mi madre. ─ murmuró Sakura.

Y oh sí, estaba muy agarrado de las bolas.

9.

Nozomi tomó el último puñado de monedas que guardaba en el bolsillo delantero de su delantal y se lo entregó renuente a su jefe. Odiaba la idea de que la propina que ganaba basada en su esfuerzo tuviese que ser administrada por el encargado de local y que este se llevara el 35%, dado que como era el que organizaba el lugar, merecía eso tanto como sus camareros, según palabras de él. Todos sabían lo usurero que era el cobro, pero no podían quejarse, porque de igual modo ganaban más que en otros lugares y necesitaban el trabajo. Pensar en ese sistema tan desigual le revolvía el estómago, por eso estudiaba y trabajaba para que el día de mañana la fundación a la cual apoyaba, contara con ella y sus recursos para seguir subsistiendo. De haber tenido esa opción con anterioridad, su hermana pequeña todavía estaría viva y su vida no estaría tan rota.

─ Nozomi, ¿quieres que te acompañe a la parada del bus? ─ le preguntó su compañero, preocupándose por ella. Era sabido por todos que la chica se dirigía a su casa tomando un bus que tardaba al menos 30 minutos en pasar y que su recorrido lo hacía hasta casi el final de la ruta, porque se bajaba en la otra parte de Tokio, donde no se vivía tan bien. ─ Así no esperas sola.

─ Gracias, Taio, pero voy a otro lado. Me salió un pequeño trabajo en otro restaurant así que caminaré hasta allá. ─ el chico asintió, aunque ella sabía que se preocupaba por su bienestar. Durante 3 años habían sido compañeros de trabajo y él la había visto tratando de seguir adelante, a pesar de que el agotamiento se reflejaba en cada uno de sus gestos.

─ Cuídate, chica. No me gustaría saber que estas enferma. ─ ella solo le respondió con una sonrisa y tomando parte de la propina que le correspondía, salió del lugar con su bolso colgando en el hombro y la espalda atenazada de cansancio.

Ya sola, con un Tokio desierto y caminando rápidamente para llegar al otro lugar, no pudo ignorar lo que su cabeza había querido traer a colación durante todo el día. Shikamaru y Temari. Carraspeando, sintió el nudo formándose en su garganta y como este se había vuelto piedra en largos momentos de su jornada, sobre todo cuando vio en portales de noticia como la salida de este con su ex había sido la comidilla. Su corazón latió fuerte al ver la cofradía que se tejía entre ambos y como la historia de ellos pesaba tanto más que cualquier aparecida. Y sí, se tenía que reconocer a sí misma lo mucho que le gustaba el hombre. Cuanto soñaba con él, aunque no debería, porque solo eran amigos, pero era imposible para su cabeza que llevaba 6 meses mirándolo ser y odiando los sentimientos que le provocaba.

¿Por qué no podía volver a ser la chica que era? La que solo se preocupaba de estudiar, trabajar y estar disponible para la fundación en caso de que lo requiriera. ¿por qué tuvo que conocerlo y conocer al resto? Ella no pertenecía al mundo del glamour. Era simplemente una chica con poca suerte y mucho trabajo de por medio. Su vida y su forma eran el costo de tanto dolor y trabajo personal. Le dolía un mundo no poder ser una estudiante de medicina de 21 años normal, si no que tener que sacrificar tanto para poder estar bien, viviendo a medias, pero preocupándose de los que quería. Estaba bien sin agregar más gente a esa ecuación.

Sus relaciones también eran igual de simples que ella y no pasaban del primer mes. Seguía siendo virgen no por opción, sino porque tiempo no tenía y mucho menos las ganas de entregarse de esa manera con alguien. Sabía que no podría responderle como él esperaba, porque su mundo consumía todo y el amor era un agregado que no quería en ese momento.

Sin embargo, no podía negar que con Shikamaru sentía las ganas de atreverse a soñar, de liberarse un poco y dar ese paso que no había dado. Aun así, era muy difícil que ocurriera. Y sumida en esos pensamientos, no se percató de que estaba siendo perseguida por dos tipos.

Japón de por sí era seguro, pero había índices de delincuencia que escapaban de la lógica, haciendo que Nozomi en ese momento fuera víctima de ellos. Sin lograr racionalizar que algo ocurría a su alrededor, justo cuando estaba pasando por un puente, vio a un tipo caminar en contra a ella. Su piel se puso de gallina en cuanto lo vislumbró, así que haciendo uso de su cabeza despierta, se volteó para devolverse, pero grande fue su sorpresa al ver a otro que estaba a menos de 5 pasos de ella.

Cayendo en cuenta de lo que pasaría, se lanzó a correr por el medio de la calle, no obstante, el tipo que venía de frente se lanzó contra ella, dándole un puñetazo en el ojo, aturdiéndola de inmediato y haciendo que cayera de culo. Nozomi soltó un chillido y se agarró el rostro, quedando a merced de esos energúmenos que se tiraron de cabeza a su bolso y se lo llevaron. En ese punto ella pudo distinguir que eran dos adolescentes que no debían pasar los 16 años. Denunciarlos sería sentenciarlos a la crudeza del sistema, más aún cuando había sido golpeada por ellos. La acusación haría que fuese grande su condena.

Se levantó como pudo y limpió su ropa con las manos lastimadas. Mirándoselas pensó que necesitaría un punto en una de ellas, porque estaba sangrando profusamente. A pesar de ello, intentó mentalizarse en llegar al otro trabajo. Ahora que se encontraba con su bolso robado y sin dinero, era muy necesario que ganara algo de efectivo en ese pequeño trabajo que la esperaba un poco más allá. Grande fue su sorpresa cuando el guardia del lugar la vio y se negó de inmediato a su entrada. Intentó explicarle, pero el grandulón le dijo que con esa pinta solo parecía una prostituta pasada que había sido atacada por su cliente, y aunque intentó conseguir que le prestara el baño por último para limpiarse, este insistió en que no, que ella espantaría a la gente del lugar.

Ya decaída, sin esperanzas y sin dinero, caminó a la parada de buses, esperando que el chofer al verla comprendiera su pesar y le permitiera subir. Claramente eso no pasó con los dos primeros buses que pasaron, así que ya abatida, quebrada, adolorida y sin dinero, un clic resonó en su cabeza y empezó a lagrimar.

― Oh, Nozomi, que día de mierda has tenido. ― se dijo ella misma entre hipidos, tapándose el rostro doliente con su mano buena y haciéndose la idea de que esa noche dormiría en la calle, porque intentar llegar a su casa, desde esa distancia y donde debía atravesar por completo el barrio, era imposible. Si no la veían como alguien disponible para robar, sería la victima perfecta para ser violada. ― Odio esto. ¿por qué? ¿Por qué? ― se preguntó otra vez, pensando en la vida de mierda que tenía. Una madre alcohólica, un padre que las había abandonado hace años, una hermana muerta por las fallas del sistema, una beca del 75% que siempre dependía de sus notas, pero la cual la tenía contra las cuerdas, dos trabajos de camarera, recepcionista de un motel de mala fuerte, practicante de medicina en una clínica privada donde la médico a cargo era una perra, ayudante en una fundación de niños abandonados por ser defectuosos como su hermana y estudiante de Medicina que los únicos honores que recibía de estudiar esa carrera eran cuando la gente la escuchaba decirlo y pensaban que se daba una gran vida. Y sin contar su faceta de reportera de bandas rock que le gustaban. Maldita sea, pensó. No daba más. ― Quisiera ser otra persona. ― susurró. ― Una que no sufra tanto. ― agregó. ― Una con dinero para pagar su carrera y seguir su hobby. Una que sea rubia buena para dar puñetazos y que tenga el corazón de Shikamaru. Una que no esté en un paradero a las 11 de la noche pensando en cómo dormiría esa noche. ― murmuró mientras seguía llorando sin poder detener las lagrimas.

― ¡Oh, mierda, Nozomi! ¡Juro que me has hecho correr como un loco! ― esa voz, pensó la pelinegra. Esa voz era la salvación y alzando la cabeza se encontró al idiota, prendiendo un cigarrillo y haciendo una mueca de cansancio. Sus ojos ya húmedos se humedecieron aún más y se largó a llorar con más fuerza. ― Nozomi, ¿qué te pasó? ― y aterrado al verla así, se lanzó a agarrarle la cara, tirando lejos el pitillo de la muerte y reparando en como la carita de la pelinegra estaba poniéndose morada, con un ojo que apenas lograba abrir y muchas lágrimas. ― ¿Quién te hizo daño?

― Por favor, llévame a casa. ― le pidió con dolor, llorando desconsoladamente y aferrándose a su cuello para abrazarlo fuertemente.

― Sí. ― y alzándola en sus brazos, caminó al auto que estaba pocos metros más allá.

Esa noche Shikamaru le salvó la vida y sin saberlo, ella también lo salvó a él. Para siempre.

10.

Sakura tomó asiento luego de una larga mañana donde había ido a recoger todas sus cosas al antiguo departamento en el cual vivía. Fue triste sentir como una parte de ella se quedaba ahí, esa parte que era una chica llena de sueños, sin mucho en el refrigerador, pero con el auspicio de un tierno Sasuke quién la ayudó a poder establecerse. No pudo evitar llorar en compañía de Ino, que mientras metía un dragón de origami en una de las últimas cajas, había comentado lo que extrañaría el lugar. Sakura asintió, lanzándose a lagrimear, seguida por su rubia amiga, abrazadas en esa sala que ya poco y nada tenía del toque Sakura.

― Estábamos arriba del avión cuando a este imbécil se le ocurrió prender un cerillo. ― Sakura miró a Naruto, quién tenía un brazo sobre los hombros de Hinata, quien lo miraba con adoración. La peliazul sonrió con la anécdota que estaba contando Itachi. ― Recuerdo que Shikamaru fue el primero en sentir el olor a fósforo quemado. ― La pelirosa miró al coletas y sonrió cuando lo notó incómodo. Se notaba que le gustaba la linda chica lastimada que tenía enfrente, pero que había otra mujer a la cual todavía respetaba y no se lograba desmarcar de su sombra. Nozomi lo miró de reojo, como si no lo viera y a pesar de que no sabía que había pasado, saber que estaba ahí con ellas y bien, la tranquilizaba mucho. Ya llegaría el momento de averiguar que sucedía y ayudarla a levantarse luego del suceso tan feo que había vivido dos noches antes. ― Kiba golpeó a Neji en el hombro y le gritó que algo se quemaba. Neji balbuceó algo sobre submarinos y siguió durmiendo. ― Sasuke estaba adelante con una aero… ― las miradas se enfocaron en Sakura. La pelirosa meneó la cabeza y dio el pase para que siguieran hablando. Tenía claro de las andanzas de su novio -o quizás ex, ya que habían mantenido comunicación en los pasados dos días. Ninguno de los dos se había buscado- y no se haría la tonta respecto a ellas. ― Estaba ocupado, así que yo corrí por todo el pasillo en busca de que era lo que se quemaba. Desperté a Neji por fin, miré por la ventana, fui hasta el piloto, pero él me dijo que no había nada quemándose, porque no se había encendido la alerta…

Sakura escuchaba el murmullo y miraba a todos a su alrededor. Natsuki estaba acostada a lo largo del sillón en las piernas de Kiba y reía con lo que decía Itachi. Ino estaba mirando algo en su celular y también sonreía a lo que contaba su novio. Estaba apegadísimo a él e Itachi cada cierto momento la miraba para ver si seguía pendiente de su historia. Tsubasa estaba a un lado de Hinata y le tomaba el pelo, mientras Naruto lo espantaba a manotazos y la peliazul lo calmaba con besos en la mejilla. Neji y Tenten parecían estar en su mundo, con la linda castaña apoyada en un brazo del sofá y las piernas sobre las piernas de Neji, quien pasando los brazos por su cintura, escuchaba la historia al igual que la castaña. La chica de chonguitos tenía un brazo tras el cuello del pelilargo y con el otro atacaba su iPad de última generación donde tenía muchos diseños. Según lo que le escuchó, había sido un regalo de su estrenado novio.

Mirándolos a todos ahí felices, disfrutando de sus parejas y de la amistad que habían formado, supo que debía ser ella la del gesto, que no podía esperar más y que dos días sin Sasuke, sin siquiera un mensaje por parte de él, era demasiado tiempo. Poniéndose de pie, habló con Tenten.

― Llévame donde Sasuke. ― le pidió, haciendo que la castaña alzara una ceja. ― Por favor. ― agregó con más respeto.

― Por supuesto, mi bella dama. ― respondió la chica, levantándose. Neji también lo hizo para sorpresa de ambas.

― Yo las llevo. ― murmuró el pelilargo, estirándose al estar a un lado de ellas.

― ¡Sakura! ― llamó Itachi. ― ¿Dónde vas?

Todos estaban pendientes de la chica.

― A buscar al tozudo de tu hermano. ― respondió Sakura, sonrojándose.

― Ya era hora. ― gritó Naruto, aplaudiendo y chillando, seguido por todo el resto y una recién llegada Mebuki junto a su hijo Konohamaru.

― Y yo que pensaba que esta gran mansión siempre se me haría gigante. ― dijo la mujer, mirando a su alrededor. ― Me gusta así.

― Sakura irá a buscar a Sasuke. ― le dijo Kiba, sonriendo de oreja a oreja.

― Por fin. No pensé decirlo, pero hasta yo lo extraño. ― dijo la mujer, mientras su hijo menor asentía. ― Tráelo y dile que Chiyo le preparó tomate relleno.

― ¿Hizo tomate relleno? ― preguntó Sakura, frunciendo el ceño de extrañeza. No era una comida habitual en su familia.

― Se pondrá a hacerlo ahora, así que ni se te ocurra no volver. ― advirtió la mamá de Sakura, sonriendo terroríficamente. Todo el cuarto rió. ― ¿Vas con los guardaespaldas?

― Supongo. ― y alzándose de hombros, empujó a Tenten, quien tomada de la mano con Neji, dio camino al estacionamiento de la mansión. ― Ojalá no esté molesto. ― dijo la pelirosa, mirando a Neji.

― Lo está. Si no estaría aquí sin separarse de ti. ― le respondió el pelilargo, bajando por las escaleras hacia el sótano donde se guardaban los autos. ― Pero eres tú. Lo convencerás pronto de que se le quite el enojo.

― Eso espero. ― respondió Sakura.

Silenciosos se subieron al carro y mientras en los asientos delanteros se daba una amena conversación, Sakura iba pendiente de su celular, mirando Instagram y las imágenes donde era etiquetada. Muchas historias con su nombre y dedicatorias a su belleza, además de fotos con Sasuke y uno que otro video de ambos, aunque sin mucha calidad, ya que los paparazzi apenas habían captado medios momentos y rodeados de muchas personas.

Suspirando, Sakura se echó hacia atrás. No habían tenido una pelea grande, pero si sus posturas evidenciaron que estaban dirigiéndose hacia un punto donde no se encontrarían. Eso era lo que ella no quería. Ya bastante soportaba con tener a Sasuke metido en el embrollo, como para que además este tomara arte y parte en el problema, adjudicándoselo como propio. Él tenía que protegerse y si en algún momento se le olvidaba, estaba ella para recordárselo, eliminándolo de esa tesitura.

― Sakura, para entrar al edificio necesitamos una tarjeta y Neji olvidó la suya en su departamento. ― le dijo Tenten, sacándola de sus pensamientos y mirándola hacia atrás. ― No lo odies. Yo lo mato por ti. ― continuó la castaña, asegurando que ella sería la que vengaría el error de su novio.

― Hey, no estaba en mis planes hacerle una visita a Sasuke el día de hoy. ― se defendió el pelilargo, todavía mirando hacia delante para no desviar la atención de la carretera. ― Puedo bajarme y hablar con la seguridad del edificio y tú guías el auto al estacionamiento mientras tanto. ― sugirió como solución, mirando a Tenten.

― Yo tengo una tarjeta. ― dijo Sakura, buscando en su billetera y sacando una tarjeta dorada con negro, brillante y que decía en letras chillones Owner. Neji y Tenten alzaron las cejas y se miraron mutuamente. ― ¿Qué pasa?

― Pasa que ni la madre de Sasuke tiene esa llave. ― dijo Neji, acercándose a la cuadra donde vivía el novio, o novio en stand by de Sakura.

Sakura miró la tarjeta, sin comprender del todo. Recordaba el día en que se la había pasado, por allá hace varios meses, aunque rara vez la usaba, ya que siempre iba con Sasuke al departamento. Anteriormente había utilizado una que le pasaban en portería.

Toma. Para cuando quieras verme. ― le dijo Sasuke, pasándole la tarjeta y besándole la boca con más efusividad de lo normal.

Fue nítida la sensación que la acogió, recordando el maravilloso sexo que tuvieron y como durmieron abrazados, sin importarles el mundo. También recordó que no le tomó el peso al gesto, a pesar de que él había estado expectante a su reacción. Al parecer, el pasarle esa tarjeta hablaba más de lo que había captado en el momento.

― ¿Qué significa Owner? ― quiso saber Sakura, intercalando su mirada entre la tarjeta y la nuca de Tenten.

― Propietario. ― respondió la castaña, girándose hacia ella. ― Te dio la llave de su casa. ― agregó, sonriente y casi cayendo encima de Neji cuando este volteó el carro y comenzó el descenso hacia el ascensor de carros que tenía el edificio de Sasuke. ― Ten cuidado. ― reclamó la castaña, matando con los ojos a Neji. Este solo rió, mostrando la mano estirada para pedir la llave. Sakura se la pasó.

Bienvenida, señorita Haruno. ― Hasta su nombre figuraba en el registro del edificio. Neji volvió a alzar las cejas, mientras Tenten reía sin medirse, mirando a su amiga.

― Lo que sea que haya pasado, logra que quede en el pasado y dense amor. No pierdas el tiempo, Sakura. ― aconsejó Tenten, sonriéndole. Neji estaba como estatua, fingiendo no escuchar, mientras el carro bajaba hasta el -1, donde estaba el garaje de Sasuke, que además daba al ascensor que llevaba directamente al departamento del moreno. ― Esto es mucho lujo. ― dijo Tenten, abriendo la boca con la modernidad del lugar.

― Eso que no has visto ese garaje. ― apenas terminó de hablar el pelilargo, frente a ellos apareció una gran puerta que se abrió a todo su ancho, mostrando dos hileras de carros último modelo, deportivos y brillantes como si recién hubiesen salido del paquete.

― Oh, mierda. ― masculló la castaña, mirando hacia todos lados. ― ¿Y en qué momento logra manejar todo esto? ― preguntó Tenten, sin creerlo.

― Cuando tiene tiempo. ― dijo Neji, parando su carro entre las dos hileras. ― Y ese no es el único garaje que tiene. Vieras el de Los Ángeles, Nueva York o Paris. ― Tenten se lo podía imaginar, mientras Sakura sonreía meneando la cabeza.

― Yo ya le pedí el Lambo. ― contó la pelirosa. ― Lo primero que haga cuando saque el permiso de conducción, será manejar esa máquina. Ya lo sabe.

― Va a morir si se lo rayas. ― Sakura chasqueó la lengua frente a las palabras de Neji. ― Bueno, lo dudo. Eres tú, te permite todo.

― No todo. ― respondió la chica, lacónica y abriendo la puerta. ― Gracias, chicos. Nos vemos más tarde en la mansión. Y por si no se los dije, se ven muy bien juntos. Preocúpense de amarse y no caer en estupideces. Ah, Neji, la tarjeta. Debo venir a reclamar mi departamento. ― recibiendo la llave, se bajó del carro y meneando la mano, se adentró al ascensor.

Inquieta como estaba, Sakura se miró en las paredes del lugar y se peinó el cabello con los dedos, mirando de cerca su rostro para ver si tenía el maquillaje corrido o algo fuera de lugar. Sonriente con el resultado y evitando pensar en que se encontraría en cuanto llegara al departamento, se posó decidida frente a las puertas, esperando que se abrieran para poder verlo y tener una conversación con Sasuke. Lo necesitaba más de lo esperado y no estar juntos se le hacía horrible. Cruzó los dedos, esperando que de ese modo todo lo malo que pudiese pasar, se solucionara rápido. No quería seguir su camino y mundo sin él, pero la sorpresa fue lo que la tocó, para dar paso a una sensación de desconcierto y sobre todo celos que se anidaron en su pecho como ancla. Abriendo los labios y con las palabras quedando en su boca, dejó de respirar, haciendo que dos pares de ojos repararan en ella. Sasuke y Erika la miraron con diferentes emociones reflejadas. Ese día habría explosión.