Disclaimer: Los personajes de Magic Knight Rayearth e Inuyasha no me pertenecen. El restó son mi creación. Muchas gracias por leer, me agradan los corazones y los comentarios así que no sean tacaños.


~~ Familia ~~

Mitsuha llevaba yá, un rato buscando a su hermana y a los hombres Shidou. Había revisado cada lugar de la casa y al no encontrarlos, decidió buscar en el último lugar de la lista..

El dojo

Y ahí fue que los encontró. los cuatro se hallaban en las puertas de dicho lugar mirando con intensidad algo dentro de este.

Que no sea otra araña por favor...

Y vaya que no lo era, a llegar junto a ellos y mirar en la misma dirección comprendió su actitud. Dentro del lugar se encontraba una muy concentrada Hikaru; la peli roja estaba sentada en medio del lugar con sus ojos cerrados, estática.

Hikaru...

— ¿Que estáis haciendo? — pregunto rompiendo el silencio que les cernía. Y no le pasó desapercibido los pequeños sobresaltos que dieron los hombres menores y su hermana.

Ahh...Tan despistados...

— Mitsu-nee...— saludaron los menores mirando por unos segundos hacia dentro del dojo, dónde Hikaru seguía en la misma posición, para nada consciente de lo que sucedía fuera.

— ¿Satoru-nii? — mencionó al notar el silencio del mayor.

— Hikaru ha estado extraña últimamente.— susurró Kakeru a su incógnita, mientras volvía a asomarse por la puerta.

— Si, desde que volvió de la torre de Tokyo no ha vuelto a ser la misma.— asintió Masaru; perdiéndose el intercambio de miradas que compartieron las mujeres.

— ¡Algo muy extrañó le debe haber pasado!

— ¡¿Que crees que le pudo haber pasado?!

— Quizá quedó impresionada con la tienda de regalos, con ella todo es posible.

— O tal vez, siendo tan linda como es, algún rufián o dos quisieron cortejarla.— decir que las Higurashis estaban sorprendidas era decir poco, las deducciones de esos dos eran tan... paranoicas que daban miedo.— ¡Agg, no! ¡No puede ser, yo iré a darles su merecido por haberse atrevido a molestar a mi hermana!

— ¡Tienes razón! , cualquiera que intente salir con Hikaru, primero tendrá que pasar por la inspección de sus tres hermanos, nosotros estamos aquí para protegerla bien.

— ¡Si señor!

— ¿No deberíamos detenerlos? — susurró Kagome, mirándole con varias gotitas en la cabeza.

Su respuesta fue ver la figura de Satoru pasar frente a ella y entrar al dojo, en dirección a donde se encontraba su pequeña hermana.

— Satoru-nii se encargará de ellos luego.— Pronunció su hermana mientras la jalaba dentro del lugar; Al sentarse junto a Satoru frente a Hikaru está por fin abrió sus ojos.

Y estos les veían tan apenados que no pudieron evitar mirarse entre ellos al entender porque.

— Satoru-nii, Kago-nee, Mitsu-nee..— artículo ella sin apartar la mirada.

Y sin esperarlo, la mano de Satoru cayó sobre su cabeza y la acarició con dulzura.

— ¿Puedes decirnos que es lo que te pasa? quisiera saberlo Hikaru.— mencionó; notando cómo luego los ojos de la peli roja tomaban un matiz triste.— ni si quiera se los contado a tus nee-san.— musitó mirando a las Higurashis. A lo que los ojos de la menor miraron hacia el suelo en silencio. Sintió una delicada mano apretar la suya y al encontrar los orbes lilas de la dueña, estos claramente le dijeron.

"No la presiones"

Así que solo pudo suspirar, esperando una respuesta que tal vez nunca le dirían.

— Está bien Hikaru, no te forzaré a qué me lo digas.— Espeto volviendo su mano a su regazo. La peli roja apresunbrada apretó la tela de su hohari entre sus manos.

— Estaremos contigo no importa lo que pase.— aseguró Kagome, acercándose a ella y tomando entre si una de sus manos.

— Así es, no estás sola Hikaru-chan.— le secundó Mitsuha sonriéndole.

— Perdonenme...Satoru, Mitsuha,Kagome.— se disculpo la menor.

— Si has decidido resolver sola tus problemas, debes hacer lo que creas más conveniente.— los ojos chocolates del hombre la miraron amable. — sabes que yo siempre estaré a tú lado.— Pronunció, haciendo que la chica alzara la mirada por fin.

— Si.— Asintió con seriedad, haciendo que unas pequeñas sonrisa se plasmaran en los labios de las mayores.

— ¡Eso no es justo Satoru! — el rostro de la peli roja cambio de repente al sentirse aprisionada en los brazos de Masaru.— tambíen me preocupo por ti hermanita...

— Hola Masaru.— Le regalo una sonrisa al mencionado.

— ¡Yo también me preocupó por ti hermana! — espeto Kakeru saliendo de la nada y arrebatándola de los brazos de Masaru; para diversión de sus primas.— Hikaru si nos necesitas, cuenta con nosotros.— musitó soltando un gran río de lágrimas.

— No llores Kakeru.— le sonrió. La mirada aliviada y agradecida que les dirigida no era para nada actuada.

Nuestra querida Hikaru está volviendo ser la misma...

Gracias...muchas gracias.— les dió la más grande y sincera sonrisa que habían visto en ella en meses.

Y las mikos sonrieron igual que ella. Por el momento disfrutarían de esta pequeña felicidad.

Mañana...

Mañana ya verían...