Disclaimer:

Ni los personajes ni la historia me pertenecen. El fic es de deathbycoldopen, autora en ao3,

quien amablemente me ha permitido traducirlo y adaptarlo al español que es lo único por lo tengo crédito.

Los links del fic original y links de contacto con el/la autor estan en mi perfil. Por favor revisar

Traducción realizada con su permiso.

Ver las notas finales

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1.

Yuri estaba absolutamente, positivamente, y jodidamente seguro de que NO tenía un crush con Yuuri Katsuki.

Nop.

¡Que no, mierda!

En verdad, en serio, no lo tenía.

Primeramente, el tipo era patético. Realmente patético. Yuri ni siquiera quería pensar en ese patético imbécil, también conocido como "El cerdo", "El-Chico-Que-Se-Robó-Mi-Nombre- Sí-Mila-Ya-Se-Que-El-Yuuri-Japonés-es-Mayor-Ese-No-Es-El-Punto-Vete-A-La-Mierda-", y quien también era la ruina de la vida de Yuri.

A nadie le importaba eso de "tirar de las coletas" que Viktor había mencionado en el banquete y ni se que mierda. Porque además, ¿que sabía ese imbécil de todas formas? ¿Y qué si Yuri le había estado gritando al cerdo? Siempre le gritaba a todos. Incluso le gritaba a objetos inanimados diariamente. Y sí, eso incluía a Viktor "idiota cara de pendejo" Nikiforov. Gritarle a Yuuri Katsuki no lo hacía especial, solo uno más del montón.

No era ningún crush, en absoluto.

Okay, tal vez Yuri sí estaba un poquitito-ligeramente intrigado por los programas del cerdo. Pero era solo porque el tipo se había caído muchísimas más veces de lo normal para cualquiera que llegara a la final del GP. Bastantes, a decir verdad. Y bueno, tal vez si había visto unos cuantos videos del cerdo patinando, pero solo porque sentía curiosidad de cómo alguien tan incompetente había logrado llegar tan lejos. Como sea. No es como si ver su estupido programa en el NHK Trophy le hubiera estremecido la piel o algo por el estilo. O al menos no de forma intensa. Solo un pequeño escalofrío que no significaba nada, por favor.

Y puede que TAL VEZ haya visto al cerdo en el pasillo y luego entrar a los baños. Y que por MERA COINCIDENCIA, Yuri también haya terminado en ese mismo pasillo y en ese mismo baño. Pura coincidencia. Obviamente no es que lo haya seguido con la idea de que tal vez le pudiera preguntar cómo diablos es que hacía para que una caída se viera tan elegante y emocional. No estaba desesperado por saber cómo podía llegar a patinar de esa forma, ya que como previamente había mencionado, el tipo era patético, y Yuri no necesitaba consejo de alguien así. Aunque sí, tal vez el gritarle al cerdo lo patético que era mientras éste lloraba no había sido lo más amable de su parte. Y tal vez se sintió un poco mal al respecto a la vez que se preguntaba muy confundido el porqué había hecho eso, pero ni mierda era porque le agradara el tipo. Era solo que el cerdo era tan patético que Yuri sentía lástima por él. Solo un poco, nada más.

A la mierda lo que dijo Viktor. Yuri no estaba jugando a "tirar de las coletas" del cerdo. ¿Y qué si el Yuuri Japonés era un cerdo cuyas orejas si merecía ser jaladas? Igual, ese no era el punto.

El punto es que no tenía ningún crush.

Y, okay, bien. Yuri sí que disfrutaba del patinaje del cerdo. Pero ese hecho no significaba que Viktor tenía razón o algo. Yuri era un puto medallista de oro. Disfrutaba competir sobremanera, y el cerdo era sorprendentemente bueno a pesar de ser un completo desperdicio. Así que sí, que lo demanden si quieren. De todos modos, prefirió esperar a tener una oportunidad en el banquete para pedir una revancha porque ni mierda dejaría que el cerdo lo venciera.

Pero por supuesto, extender el desafío estaba resultando extremadamente difícil.

Nadie parecía querer dejar al cerdo solo ni por un maldito segundo. Siempre tenía un compañero de baile -incluido Viktor, quien además estaba babeando como imbécil por el tipo. Repugnante. El idiota se había pasado como un hora sermoneando a Yuri a cerca del decoro que debía mantener, y al segundo siguiente se encontraba salivando detrás de un imbécil ebrio. El ver a Viktor y al cerdo danzando juntos, luciendo enorme y ridículamente felices, hizo que Yuri se sintiera enfermo- pero no porque estuviera celoso, o algo. Eso sería estúpido.

Sintió como si alguien le hubiera dado una patada directo al estómago cuando vio que Viktor y el cerdo dejaban el banquete juntos, ambos borrachos y riendo estúpidamente. Pero no porque le importara. No le importaba en absoluto. Lo que sí le preocupaba era la idea de tener que encontrarlos follando en la habitación que compartía con Viktor porque ni mierda quería ver eso.

El banquete empezaba a apagarse, especialmente ahora que el ruidoso y molesto cerdo se había marchado y ya nadie estaba seguro de que más hacer. Yuri se fue sin decirle una palabra a nadie, caminando cansado y sin ganas a su habitación. Y por el bien de Viktor, mas le valía que no hubiera nadie más en su habitación porque si no…

Cuando le quitó el seguro a la puerta y la abrió con cautela, encontró la habitación vacía.

Su estómago se agitó con lo que definitivamente era alivio, no celos. Le importaba un carajo el que Viktor se encontrara obviamente dándole al cerdo como cajón que no cierra. Eso quería decir que podría disfrutar de una ducha en paz. Cuando salió y vio que Viktor aún no había vuelto, se dio cuenta que podría echarse en la cama y ver unos cuantos videos de patinaje sin que Viktor estuviera allí para quejarse del ruido. Y cuando terminó eso y se dio cuenta que Viktor seguía sin volver, se percató de que podría dormir en paz sin la sinfonía de ronquidos provenientes de su compañero.

Jodidamente grandioso.

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Se despertó sintiéndose de la verga.

No, decir "de la verga" era poco. No creía que existiera una palabra, ni en Ruso ni en ningún otro idioma, para explicar su sentir. Nada que pudiera reflejar el tortuoso y horrible sentimiento en su pecho, además del palpitante dolor que sentía en la cabeza cada vez que volvía a ver la cama de Viktor y no lo veía allí, porque había caído en cuenta de que su compañero había pasado la noche con el cerdo.

Rodó sobre la cama hasta quedar sobre su espalda y se quedó mirando al techo. No le importaba. De hecho, sentía todo lo opuesto. Le importaba tan poco que dolía, y era por eso que sentía como si se hubiera tragado una serpiente viva que trataba de salir por su garganta.

Agarró su teléfono y soltó un gruñido exasperado al ver que tenía seis mensajes de texto y tres llamadas perdidas de Yakov. De seguro quería volver a molestarlo con el asunto de su secuencia de pasos a pesar de que las nacionales Junior no eran sino hasta Febrero. Podía darse el lujo de no entrenar por un maldito segundo. Yakov podía irse a la mierda.

Mientras observaba su teléfono, este comenzó a sonar. Entrecerró sus ojos con fastidio al ver la foto de Yakov, para luego suspirar resignado y responder la llamada —¿Qué? —dijo sin emoción.

— ¿Apenas te estás despertando? —dijo Yakov sin rodeos—. El vuelo a San Petersburgo sale en dos horas. Te quiero a ti y a tus maletas listos en treinta minutos o te dejaré aquí en Sochi.

—Soy menor. No puedes abandonarme.

—Le contaré a tu abuelo lo malagradecido que es el mocoso de su nieto.

Yuri se enderezó con enojo. —No te atreverías.

—Llegaré a tu habitación en quince minutos —Yakov pareció vacilar por un momento y solo se quedó respirando ruidosamente contra el teléfono— ¿Vitya está contigo?

Yuri ni siquiera volteó a ver la cama vacía. —No —dijo con enojo—. Probablemente pasó la noche en asquerosas situaciones junto a su nuevo amigo.

—Nuevo a- Oh, Katsuki. Pero él y Celestino se fueron ya esta mañana, y Vitya no está respondiendo el teléfono…

Como si lo hubieran convocado, la puerta se abrió con un "click" y Viktor entró tropezando por la puerta, apoyando su peso contra la pared. — ¡Yura! —le llamó con un tono demasiado fuerte—. ¡Finalmente despiertas!

Yuri respiró con profundidad para tomar fuerzas. —Acaba de llegar —le dijo a Yakov.

—Bien —respondió Yakov con un gruñido—. Tienes 28 minutos, Yura.

—Seh, seh —Yuri murmuró, para luego colgar sin despedirse siquiera. Abrió su instagram por puro despecho. Igual no era como si tuviera mucho que empacar; a diferencia de Viktor, quien tenía cosas regadas por todos lados. —Yakov dice que llega en media hora —le informó a su compañero con desgano—. Debes empacar.

Yuri casi se cae de la cama al sentir un pesado cuerpo estrellarse contra él. Pegó un grito a la vez que se retorcía para zafarse del agarre de Viktor. ¡Pero que puto bicho raro! — ¡¿Qué mierda te pasa?! —espetó con rabia, para luego toser con fuerza al sentir el olor aliento de Viktor—. ¿Estás ebrio?

Viktor lo soltó y cayó desparramado en la cama sin gracia alguna — ¿Quién no está ebrio estos días? —dijo con un tarareo sin sentido en la voz.

—Pues, al medio día de un lunes, ya casi nadie lo está —dijo Yuri mientras rodaba los ojos— ¿Cuál es tu puto problema?

Viktor se apoyó en los codos para levantarse ligeramente. Se veía peor de lo que Yuri se sentía, lo cual de hecho lo hizo sentir un poco mejor. Sus ojos estaban rojos, y su piel mucho más pálida de lo normal —¿Sabes? Yo me pregunto lo mismo —le dijo Viktor con seriedad. Un segundo después, empezó a soltar risitas estúpidas.

—Yakov va a matarte —le informó Yuri, y luego regresó su atención a instagram. Nadie había posteado fotos del banquete de la noche anterior, ni siquiera la puta sedienta de atención de Chris. Da igual. No es como si quisiera fotos del cerdo bailando con otros, o ninguna de él en general. Tenía algunas fotos en su galería, de todos modos.

Viktor empezó a reír con más fuerza, sacudiendo la cama con la fuerza de sus carcajadas. Puto raro. —¡No, no lo hará! —le dijo—. Soy una leyenda viviente. ¡No puedo ser una leyenda viviente si no estoy vivo!

—No, solo eres un viejo penoso al que le voy a patear el trasero la próxima temporada. —murmuró Yuri entre dientes.

La risa de Viktor pasó a ser un resoplido burlón, luego un jadeó, y finalmente se transformó en…¿un sollozo? ¿Pero qué putas le pasaba? —Estoy triste, Yura —soltó Viktor con dificultad.

Yuri lo miró incrédulo. Viktor estaba llorando. Llorando de verdad con todo y moco. Eran lágrimas muy reales que se acercaban peligrosamente a la barbilla de Yuri. El rubió alejó su pierna de la peligrosa zona. — ¿Qué demonios está pasando?

Viktor tenía la costumbre de quitarse la ropa cuando se emborrachaba, no de querer abrazar a alguien mientras sollozaba inconsolablemente. Yuri odiaba darse cuenta de que pasaba tanto tiempo con Viktor como para saber eso, y detestaba que fuera su cama la que Viktor hubiera escogido para este nuevo y extraño comportamiento. En serio, que se fuera a la mierda.

—Él no me quiere —sollozó Viktor contra la desecha sábana de la cama. Patético como la mierda…

Esperen.

— ¿El cerdo? —preguntó Yuri con cautela. Le parecía algo imposible, considerando que Viktor había pasado la noche con el tipo; pero tal vez, solo tal vez…

—Yuuri, —le corrigió Viktor entre mocos— No es un cerdo. Dios, Yura. ¿Por qué eres tan malo?

—Como sea —dijo Yuri, ignorando el regaño— Creía que habías pasado la noche en su habitación.

Bajo el rostro de Viktor, había una mancha de humedad en crecimiento. Yuri estaba agradecido de que pronto se tendrían que ir y ya no tendría que lidiar con los asquerosos fluidos de su compañero. —No, —dijo Viktor con una voz tan pequeña como la de un niño—. Regresé aquí. Pero cuando fuí a buscarlo esta mañana, él ya se había ido y ni siquiera me escribió, o me llamó. Y eso es porque él… él…

Yuuri y Viktor no estaban juntos.

Yuri no pudo evitar sonreír. No porque el cerdo no estuviera con Viktor, aunque sí que le alegraba que su compañero hubiera sido rechazado, sino porque Viktor se lo merecía después de años de pretender que era mejor que todo el mundo. Se merecía bajarse de uno, o dos escalones, una vez que Yuri lo destruyera en el GP.

Pero sobre todo, estaba feliz de que hubiera sido rechazado. Aunque una parte de él estaba aún enojado con Viktor por querer usarlo como su pañuelo de lágrimas.

—Que horrible es ser tú —dijo Yuri felizmente al tiempo que regresaba su atención a su celular.

Cuando Yakov tocó la puerta veinte minutos después, su rostro mostró sorpresa al ver a Yuri— ¿Por qué sonríes? —preguntó con un gruñido, para luego posar su mirada en el resto de la habitación. Yuri jura que pudo ver cómo un puñado completo del cabello de su entrenador se caía en un solo segundo— ¡Viktor Fyodorovitch Nikiforov, ¿estás ebrio?!

Yuri cerró la puerta detrás de su entrenador sin dejar de sonreír.

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Yuri estaba aburrido. Tremendamente aburrido. Y es lo que le diría a Mila si alguna vez lo llegara a descubrir. Nunca pasaría, pero al menos ya tenía su excusa: Estaba aburrido. Aún tenía un poco de dinero del premio para gastar en lo que quisiera. Además, necesitaba inspiración; eso era muy importante. Inspiración para hacer que su competencia mordiera el polvo. Así que si. Estaba aburrido, tenía dinero, y necesitaba inspiración. Ah, y una tabla para lanzar dardos. Siempre había deseado una de esas con la foto de alguien en específico; así como en las películas. Siempre había creído que sería super badass el lanzar un dardo directamente al ojo de una persona. Así que: aburrido, con dinero, necesitado de inspiración, tabla para dardos. Esas eran sus razones y las sostendría hasta el final.

Obviamente no había comprado un poster de Yuuri Katsuki solo para mirarlo. ¿Por qué querría tener el rostro del cerdo en su pared y mirarlo todo el tiempo?

Lo tenía en su galería de fotos, pero eso era diferente. Esas fotos eran evidencia de una competencia pasada; y si Yuri quería ganar la próxima vez, necesitaría estudiar ese material.

Pero bueno. El poster era uno de Yuuri Katsuki con su brazo estirado al cielo y una mirada de anhelo puro en sus ojos. Era la pose final de su programa libre de 2014. La única razón por la que el póster no se encontraba lleno de agujeros y dardos meticulosamente lanzados era porque, bueno, era simplemente una buena foto. Yuri no recuerda cuando lo compró, pero el material era de buena calidad y estaba lleno de brillo; así que no quería arruinarlo. Lo colgó en su pared usando pines y tachuelas para no dañar la imagen por accidente.

El poster llegó el mismo día que una revista de patinaje Japonesa de hace un año en la que Yuuri ocupaba la portada. La revista había sido solo una compra que hizo por impulso. Una de esas cosas que te salen recomendadas para añadir a tu carrito de compras. No lo pensó mucho en realidad. En realidad, ni siquiera abrió la revista cuando llegó. Solo la ojeó de paso, aunque tal vez se detuvo para observar ciertas imágenes, para luego lanzar una risita burlona y lanzar la revista a un lado.

Solo recortó unas cuantas imágenes donde el cerdo aparecía vestido con lo que parecía un muy cómodo sweater mientras sonreía tímidamente a la cámara. Y ni siquiera la puso en la pared, solo la dejó por ahí. Bueno, "por ahí" siendo en verdad la portada de su libro favorito porque le era conveniente.

Dios, si Mila se entera, Yuri se muere.

También si Viktor se entera. Pero su compañero había estado actuando tan extraño últimamente que Yuri ni se preocupaba porque llegara a ver la foto que tenía escondida en su casillero. Al menos no de la misma forma que se preocupaba por Mila. Yuri estaba seguro de que Viktor ni siquiera lo notaría aún si Yuri se disfrazaba de gallina y se ponía a cantar a todo pulmón esa basura de pop europeo del que Viktor era tan fan.

Como ahora, por ejemplo, cuando se suponía que Viktor debía estar trabajando en su programa corto. Yuri había escuchado como Yakov le había pedido a Viktor que se encargara de ello al tiempo que sermoneaba a Yuri con respecto a adquirir sensibilidad musical o alguna mierda así; y aún así, allí estaba. Diez minutos después de que Yakov fuera a su receso, Yuri se encontraba en los bordes de la pista, y Viktor patinaba algo que obviamente no era su programa corto.

Yuri admitía que se veía interesante. Era incómodamente sexual, lo cual era asqueroso, pero había algo en la coreografía que lo hacía diferente a todo lo que Viktor patinaba. Yuri no podía identificar qué era eso exactamente, lo cual era…raro. Los pasos, los giros, los spins, y saltos lucían todos parte de lo que Viktor Nikiforov usualmente usaba en sus coreos. Pero en definitiva había algo allí; algo inidentificable que hacía que su coreografía se viera cautivadora.

Hasta que en un momento dado, Viktor se detuvo en medio de la secuencia de pasos. No parecía como si hubiera llegado al final de lo que tenía de su coreografía y estuviera descifrando cómo continuar. Yuri lo había observado preparando sus programas para esta temporada y sabía que Viktor era más de improvisar hasta que encontrara una secuencia de pasos que funcionara para él. Nunca se quedaba parado solo observando el hielo. Este era Viktor simplemente…deteniéndose.

Yuri abrió su boca para decirle algo, como que estaba ocupando espacio en el hielo del que patinadores más jóvenes podrían hacer mejor uso, pero Viktor reaccionó antes de que pudiera decir nada. Sacudió su cabeza, se movió un metro a la izquierda, y procedió a patinar una rutina completamente distinta.

Yuri lo miró boquiabierto. Esta coreo también era nueva, y compartía esa misma extraña característica que estaba volviendo loco a Yuri, pero esta era casi enfermizamente dulce en lugar de enfermizamente sexual. ¿A qué demonios estaba jugando Viktor? Aún tenían la mitad de la temporada por delante, además del verano entero, para crear nuevas rutinas.

Pero tan rápido como empezó con la nueva coreografía, Viktor se detuvo de nuevo con la mirada perdida en el espacio.

—¡Oye, anciano! —espetó Yuri— ¿No deberías preocuparte por la rutina de la temporada en la que estamos actualmente?

Viktor apenas y se inmutó —¿No deberías estar practicando tu secuencia de pasos? —le dijo con una sonrisa perezosa.

Ugh. Pero que puto.

Yuri pateó el hielo en su dirección y luego se dio vuelta. Tenía mejores cosas que hacer que perder su tiempo con un viejo decrépito.

Tomó su teléfono y se puso a andar por YouTube. No buscaba nada en particular. Solo estaba aburrido. Y no era su culpa que el algoritmo de YouTube creyera que quería ver el programa de exhibición que Yuuri Katsuki había presentado en el Trophee ese año.

Frunció el ceño cuando el video terminó y otro comenzaba. Ya había visto todos esos videos del cerdo, incluyendo todas las repeticiones de las competencias. ¿Que no deberían haber nuevos videos de las nacionales de ese año?

Miró detrás de él, pero Viktor estaba absorto entre dos coreografías que comenzaba y detenía repetidamente, y Mila y Georgi se encontraban calentando fuera de la pista. Nadie lo vería buscando el nombre del cerdo intencionalmente en lugar de dejar que YouTube lo llevara donde quisiera.

Pero aún así, se encogió lo más posible y checó tres veces que sus audífonos estuvieran bien conectados antes de empezar a buscar.

Hizo click en el primer video que salió. Apenas llevaba dos segundos de video y ya se había arrepentido de haber revisado y de no haber dejado al cerdo en paz porque esos fueron los 4 minutos y medio más dolorosos de su vida.

Lo que sea que hizo que el cerdo se quebrara en la final todavía se encontraba claramente afectándole, pero esta vez un millón de veces más. Yuri había observado muchos de los programas del cerdo- ¡como material de estudio!- y en este ni siquiera se veía como él mismo, muy a parte del traje y de lo básico de la coreografía. Este patinador era peor que los idiotas de nivel junior contra los que Yuri se veía forzado a competir. Y no tenía nada del carisma que había atraído a Yuri a verlo al inicio. Se pasaba más tiempo tirado en el hielo que patinando. Era como si un novicio estuviera intentando patinar el programa de un patinador del top 10 del ranking mundial, y le fuera tan mal como cualquiera podría esperar.

— ¿Pero qué demonios? —murmuró Yuri. Se salió del video incluso antes de que el programa terminara. No necesitaba saber la abismalmente terrible calificación que le dieron a Katsuki; lo que necesitaba saber era qué planeaba hacer el cerdo luego de eso.

Buscó noticias recientes en la red, foros de fans, e incluso en las desiertas redes sociales del cerdo, pero no encontró nada. Nadie parecía saber lo que el cerdo estaba planeando hacer, pero casi todos parecían creer que su retiro era inevitable.

¡¿Cómo que se iba a retirar?!

Yuri apretó la mandíbula. De ninguna forma. De ninguna puta manera podía pasar eso. El cerdo era un imbécil demasiado testarudo como para retirarse solo porque tuvo una-bueno, dos- malas competiciones, ¿verdad? Yuri sabía de primera mano lo competitivo que era el cerdo. Puede que fuera molesto cuando se emborrachaba, y que llorara en los cubículos de los baños, pero al menos era bueno. Al menos mucho mejor que varios de la división senior. Yuri obviamente lo destruiría en competencia, pero nunca estaría seguro de eso si el cerdo se retiraba, y eso era inaceptable.

Lanzó su teléfono de regreso a la barda y patinó hacia la pista, dejando una estela de nieve detrás. A la mierda con el cerdo. Si se iba a retirar antes de que Yuri tuviera la oportunidad de barrer el piso con él, que así fuera. Yuri tenía más competencia en el campo. Personas cuyos récords mundiales podía aplastar y rankings que podía escalar. Ganaría el oro en los Junior Worlds de este año, obviamente; y si lo hacía sin quads, Viktor le haría un programa que usaría para destruir a la división senior entera.

¡Que se pudra Yuuri Katsuki!

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Los Junior Worlds eran un chiste, pero Yakov aparentemente no había recibido el memo.

—¡Yura! ¿Me estás escuchando?

—Seh, seh, —mintió Yuri. Llevaba dos años ignorando a Yakov, pero daba igual. Yakov no lo comprendía. Tal vez era porque su cerebro ya era el de un anciano y no podía procesar lo asombroso que era Yuri Plisetsky. Yuri iba a ganar este fin de semana, y tendría el senior debut más grande y rompe records de la historia.

Yakov empezó a hablar de nuevo, semorneándole sobre una cosa y otra. Yuri captó las palabras "habitación de hotel" una que otra vez. Entonces ¿quizá no le estaba hablando de su patinaje? ¡Como sea! Igual no le importaba. Se apoyó contra su equipaje y sacó su teléfono cuando Yakov empezaba a desaparecer de su vista para hablar con el personal del hotel o algo. No le importaba. Él solo quería dedicarse a disfrutar de un momento de paz después de tanta queja.

—¡Hola, Yuri!

Levantó la mirada y se encontró con una de las chicas de la división de damas. Probablemente ya había competido en los mismos eventos que ella en el pasado. Lina… ¿O era Lila? No tenía idea, y tampoco le importaba realmente.

—Hey, —murmuró sin ganas mientras regresaba su vista a su teléfono.

—No puedo creer que finalmente sean los mundiales —dijo ella sin aliento—. Estaba muy segura de que no lo lograría. Así que estar aquí se siente como un sueño! ¡Oh! Pero tú ya has estado en los Worlds un par de veces, ¿no?

—Junior Worlds, —murmuró. El próximo año. Finalmente el próximo año le patearía el trasero a todos.

—Claro. Obviamente —dijo Lira— ¿Entonces entrarás a la división senior la próxima temporada? Dios, ni siquiera lo puedo imaginar.

La chica continuó hablando, pero las habilidades que Yakov le había enseñado sin percatarse lo ayudaron a desconectarse y a ignorarla. No recordaba haber tenido una conversación con ella alguna vez. ¿Porque creería que él quería escucharla balbucear sin sentidos? Ugh, tal vez era una de esas locas fans que siempre lo acosaban. Eso haría su interacción aún más incómoda y molesta de lo que ya era.

Continuó revisando su Instagram, pretendiendo que no estaba decepcionado de no encontrar algún video del cerdo, o imágenes de sus prácticas, que pudiera ver. Maldito idiota. Parece que en realidad se iba a retirar.

—...¿conmigo?

Yuri recargó la página de su instagram, pero lo único que le apareció fue una selfie de ese patinador tailandes que a veces posteaba fotos de Katsuki, pero esta vez no había señal alguna del japonés. Apretó sus dientes con enojo y regresó su teléfono al bolsillo de su pantalón.

— ¿Yuri?

Se sobresaltó al sentir el toque en su brazo. Ah, sí. Lala. —¿Ah?

La chica parecía ridículamente nerviosa. Era estúpido ponerse así de nervioso antes de una competición ya que esto solo haría que tuvieras muy malos programas, y era por ello que Yuri siempre recordaba no ponerse nervioso antes de una competencia.

—Después de la competencia… ¿Te gustaría salir a cenar conmigo? —le preguntó ella, fuertemente sonrojada.

Yuri solo se la quedó viendo.

¿Qué?

—¿Quieres que tengamos una cita? —preguntó él incrédulo.

Su sonrojo se volvió aún más profundo. — ¿Sí? —dijo ella con voz temblorosa.

¿Qué mierda? —Ni siquiera me conoces —dijo Yuri mientras daba un paso para marcharse.

Ella se movió un poco en su lugar y empezó a jugar con un mechón de su cabello. —Me gustaría llegar a conocerte mejor —le dijo tímidamente—. Eres un patinador asombroso, y siempre pareces estar pensando en cosas grandiosas. Así que yo solo quería-

Ella aún tenía su mando sobre el brazo del rubio, por lo que éste la apartó y se alejó aún más. —Bueno, a mi no me interesa conocerte —le espetó—. Esto es una competencia. Estoy aquí para ganar, no para ir a citas. Así que mejor piérdete.

—Yura, trae tu trasero acá —le llamó Yakov, gracias a Dios interviniendo en la conversación.

—Voy, voy. —dijo Yuri mientras agarraba su equipaje. Volteó a ver a la chica y se quedó helado.

La muchacha estaba llorando.

¿Pero qué puta mierda era todo esto?

—¿Por qué eres así de cruel? —tartamudeó la chica entre lágrimas—. Aún si no querías ir, no era necesario comportarse como un patán.

Yuri parpadeó en su dirección. No había sido su intención hacerla llorar o algo por el estilo. Solo era sincero. ¿Por qué demonios se puso a llorar?

—Eh, —dijo—. Lo lamento, supongo.

Se giró abruptamente y salió corriendo hacia Yakov. Al menos cuando le gritaba a Yakov, solo recibía otro grito en respuesta. Nada que ver con todas esas niñerías de bebitos llorones con las que Yuri no sabía cómo lidiar.

Cuando volteó a ver de nuevo a la chica, esta ya se había marchado.

Yuri apretó sus dientes y siguió a Yakov al elevador. ¿A quién le interesaba si la había hecho llorar? El rubio hacía llorar a otros todo el tiempo. Era algo de él. Okay, tal vez no era algo muy genial de su parte, pero el punto era que esta chica Lulu no era nadie especial. Pero entonces, ¿por qué sentía ganas de patearse a sí mismo cada vez que lo recordaba?

— ¿Qué hiciste? —le preguntó Yakov con los ojos entrecerrados en sospecha.

— ¿Qué? —preguntó Yuri a la defensiva. No miró a su entrenador a los ojos, pero aún así pudo ver como lo fulminaba con la mirada a través del reflejo de las puertas del elevador—. Nada. No hice nada.

—Ajá —dijo Yakov—. Así que entonces Leia Carter estaba llorando solo porque sí.

Yuri frunció los labios. —Probablemente —aseguró.

Yakov suspiró como si cargará todo el peso del mundo sobre sus hombros, y murmuró algo que sonó muy cercano a "Adolescentes". —Tu actitud te va a jugar en contra algún día —le dijo en tono cansado—. Y será un día cercano si no decides trabajar en ello.

Yuri soltó un bufido burlón y bajó la mirada hacia sus manos. Igual se disculpó con ella, ¿no? Yakov no tenía idea de lo que estaba hablando.

Cuando las puertas se abrieron, Yakov le entregó la llave de su habitación. Gracias a Dios tendrían habitaciones separadas. Tener una habitación solo para él era un lujo tremendo. Yuri cerró la puerta de un portazo, dejando a Yakov con el sermón de despertarse a una hora razonable en el aire, para finalmente tener un poco de paz y tranquilidad.

Bueno, aparte la culpa que lo carcomía por dentro y el pitido de su celular.

Trató de ignorar la culpa enfocándose en su teléfono. Por la chucha, él no estaba aquí para salir en citas o hacer amigos. No era contra esta chica Lisa en particular. Le hubiera respondido exactamente lo mismo a cualquiera que le hubiera preguntado.

Dos de la notificaciones eran de un estúpido juego que había descargado y olvidado, así que eliminó la app. También había tres mensajes sin leer de parte de Mila, y una notificación de un artículo que mencionaba a Yuuri Katsuki.

Había puesto alertas a toda actividad con el nombre del cerdo solo para ver si funcionaba. No porque realmente quisiera leer artículos de él. Igual no había muchos artículos del cerdo últimamente ya que el imbécil se iba a retirar.

Abrió el artículo y soltó un suspiro irritado. Solo era un estúpido resumen de como iba a la temporada y nada realmente relevante. El artículo solo mencionaba al cerdo en una oración, y únicamente para decir que había fallado en las Nacionales Japonesas y por lo tanto no iría a los mundiales este año. Yuri ya sabía eso. No necesitaba que se lo dijeran.

Dios, que imbécil. Retirarse justo ahora sin querer pensar en volver a competir. Si por alguna razón el cerdo estuviera aquí en el nivel Junior- No, si estuvieran en el nivel senior y Yura estuviera compitiendo con él, entonces le daría tremendo sermón. Uno aún más grande que el que le dio en la final de Grand Prix.

O...

Quizas…

Yuri estaría en el pasillo donde los mundiales se llevaban a cabo, y en lugar de Lulu, sería el cerdo quien se acercaría a él todo tímido y nervioso. Sí, eso sería perfecto. Yuri se vería super cool en su chaqueta de cuero, con toda la prensa obviamente adulándolo, y el cerdo tendría que esperar en una esquina hasta tener la oportunidad de acercarse.

«Yura, lo siento. Soy un idiota», le diría, mirando a Yuri a través de la espesura de sus largas pestañas.

No, esperen. Eso no estaba bien. De seguro el cerdo le diría mucho más que eso.

«Yura, lo siento. Soy un idiota por querer retirarme. También lamento haberme emborrachado en el banquete y hacer que Viktor se volviera aún más patético de lo que ya es».

Mucho mejor

Y como Yuri era una buena persona, no se lo echaría en cara. Estrecharía la mano del cerdo mientras lo observaba por encima de sus lentes de sol con una sonrisa -porque obviamente llevaría lentes de sol- lo cual dejaría al cerdo todo sonrojado además de aliviado.

«Eres un patinador tan asombroso», le diría el cerdo a Yura. «Yo se que somos rivales, y es raro porque yo soy mayor que tú, pero es que tú eres muchísimo mejor que yo. Así que, ¿podrías enseñarme a hacer un verdadero quad salchow?»

Yuri sonrió, y rodó hasta caerse de la cama del hotel. Sí, así exactamente pasaría. Si tan solo ya estuviera con los Seniors en lugar de los estúpidos Junior. Y si tan solo el estúpido cerdo no se fuera a retirar.

Por supuesto, no lo iba aceptar de inmediato. Pero eventualmente se volvería a acomodar los lentes de sol y asentiría fríamente. Y entonces, Yuuri se acercaría para poner su mano sobre el brazo del rubio- tal como esa chica Lupa había hecho. Miraría a Yuri a través de esas pestañas suyas y le susurraría «Por favor, sal conmigo, Yura».

Y entonces Yuri lo miraría a los ojos y sería electrico. Luego Yuuri se acercaría lentamente para besarlo y sería como si nada más importara en el mun-

Alto.

Yuri se enderezó de golpe. Su corazón palpitaba estruendosa e incómodamente en su pecho, y las palmas de sus manos estaban sudando. No, no, no, no. No acababa de fantasear con besar a Yuuri Katsuki. Eso definitivamente no había sucedido. Y no era por eso que tenía la piel de gallina y el estómago lleno de mariposas y todas esas estúpidas cosas que te dan cuando tienes un crush y fantaseas con besarte con él.

Mierda.

No tenía un crush con Yuuri Katsuki.

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El mundo siempre se sentía más solitario cuando regresaba de Moscú. Había pasado tres semanas con su Dedushka después del mundial Junior, pero haberse quedado por tanto tiempo solo hizo que esta vez su retorno se sintiera peor. Todo en San Petersburgo se sentía extraño a pesar de todo el tiempo que llevaba viviendo allí. Lo que más deseaba era que su Dedushka pudiera estar allí también. Así podría bajarse del avión e ir directo al viejo auto de su Dedushka en lugar de tener que tomar un taxi muy caro, y podría ser recibido con pirozhki hecho en casa en lugar de la horrible voz de Georgi y el olor a comida quemada.

—¡Oh, Yura, volviste! —dijo Georgi mientras sacaba la cabeza por la puerta de la cocina—. Pensé que llamarías para que te fuera a recibir.

Yuri resopló. —En tus sueños, perdedor.

Georgi solo suspiró y volvió a meterse en la cocina para lidiar con cual fuera la abominación que estaba preparando. Era ridículo. Se suponía que Georgi era el adulto que debía estar a cargo del adolescente -quien por cierto era mucho más que capaz de cuidarse por sí solo- pero el departamente siempre se terminaba cayendo en pedazos cuando Yuri no estaba. Patético. Yuri no podía esperar a tener suficiente dinero en premios para mudarse a vivir solo.

Arrastró la maleta hacia su habitación y cerró la puerta de golpe. No se molestó en desempacar ya que su Dedushka había lavado su ropa apenas ayer, así que tranquilamente podía vivir un tiempo con la ropa que estaba en la maleta. Conectó su teléfono al cargador y regresó a hacer lo que estaba haciendo desde que su vuelo aterrizó.

Ver él video.

Las notificaciones llevaban reventando su celular desde el momento en que lo volvió a encender. Tenía al menos diez alertas distintas bajo el nombre de Yuuri Katsuki, y siete mensajes de texto de Mila. Era perturbador que Mila supiera lo necesario que era mandarle el link del video acompañado de una docena de emojis de guiño en un montón de mensajes. Al menos ella no sabía que tenía priorizadas las notificaciones de Yuuri. Igualmente, eso no podía ser bueno.

Suspiró y presionó el botón de "play" por quinta vez. En ese instante, todo pensamiento acerca de Mila desapareció de su mente y solo quedó Yuuri.

El cerdo no se veía bien, estaba pálido y con sobrepeso, claramente fuera de su régimen de entrenamiento. Había obviamente bajado el nivel de algunos saltos, y había cambiado varios quads a triples, así como eliminado del triple loop de una combinación, pero era.. era…

Yuri no podía apartar sus ojos de él.

No solo por su habilidad técnica, que era bastante impresionante. Yuri nunca había visto al cerdo aterrizar un quad sal tan limpiamente, o verse tan elegante en los spins. Pero había algo más. Había algo en el patinaje del cerdo, en el patinaje de Yuuri, que era casi… mágico. Agraciado, musical, y lleno de un anhelo tan intenso que ni el mismo Yuri pudo evitar sentir como propio.

"Stay Close to Me". Ese era el título de la canción. Dios sabía que ya había escuchado esa canción lo suficiente. Una y otra vez mientras Viktor hacía la coreografía y la practicaba. Sin embargo, Viktor nunca había hecho que Yuri se sintiera así, como si algo cálido y delicado empezara a agitarse en su pecho.

Era muy claro que Yuuri no tenía ni idea de que estaba siendo filmado, ya que su atención estaba en otra parte. En la persona cuyos hombros se veían cada cierto tiempo cuando la cámara tambaleaba. Lo cual hacía que la rutina fuera aún más preciosa, como un calmado momento de felicidad que la cámara había logrado captar.

Yuuri llegó a su pose final, jadeando por aliento pero lleno de pasión. Y es allí donde el video se tambalea para luego cortarse, como si la persona que filmaba no quisiera que la descubran. Yuri volvió a repetir el video de inmediato, con el corazón en la garganta mientras observaba a Yuuri patinar una y otra vez.

Era mágico.

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Siguió a Georgi a la pista aún medio dormido, manteniendo sus ojos entrecerrados mientras caminaba lo más lejos que podía. Puto Yakov y sus entrenamientos matutinos. Tenían tiempo de sobra antes de que la temporada empezara. Debería poder permitirse dormir un poco más, ¿no es así? Especialmente luego de haberse desvelado la noche anterior por ver ese video y quedarse leyendo cualquier opinión que pudiera encontrar al respecto. También dejó más de un comentario furioso a ciertos artículos que querían desprestigiar las habilidades del cerdo, y había estado tan metido en ello que casi había terminado despotricando en su propia cuenta oficial de Twitter en lugar de su cuenta anónima de "numberoneyuurifan". Casi.

Como sea, Yakov no tenía porqué saber de eso. Todo lo que su entrenador necesitaba saber era que Yuri estaba cansado. Oh, Dios. Mientras caminaba, se dio cuenta que aún no tenía programas, lo cual significaba que Yakov se enfocaría sólo en lo básico hoy, lo cual era por demás molesto porque Yuri ya sabía bien todo lo básico. Por favor, él era el campeón mundial Junior. No necesitaba practicar cosas básicas. Le podría patear el trasero a la división senior completa con los ojos cerrados.

Se sentó en la banca y sacó los patines de su mochila antes de abrir los ojos, y entonces se dio cuenta de que había algo diferente ese día.

Viktor aún no había llegado.

Frunció el ceño y dejó sus patines en el olvido. Sin importar lo odioso que era el tipo, también era uno de los patinadores más dedicados que Yuri conocía. Siempre estaba allí antes que todos y siempre se iba mucho después que Yakov. Yuri incluso sospechaba que Viktor se escabullía en la pista aún en sus días libres, aunque nunca podría probarlo. Pero aún así, allí estaban. Todos los estudiantes de Yakov ya estaban en la pista, y Viktor no estaba por ningún lado.

Yuri levantó la mirada y se topó con la de Georgi que estaba entrando a la pista. — ¡Hey! —le dijo mientras se ponía de pie y agarraba el brazo de su compañero antes de que se marchara—. ¿Dónde está el imbécil?

Georgi solo lo miró. Yuri suspiró. ¿De qué otro imbécil podría estar hablando? —¿Dónde está Viktor? —le aclaró con obvio fastidio.

—Ohh, —dijo Georgi al comprender de inmediato. Y luego… ¿Qué demonios? ¿El imbécil tenía lágrimas en los ojos? Que puto raro—. ¿Acaso no lo sabes?

Yuri rodó los ojos. —Obviamente, no.

Georgi suspiró como la reina del drama que es. —Fue a perseguir su amor —dijo soñador.

¿Qué mierda? —Agh, como sea —dijo Yuri mientras se daba vuelta. Debió saber que preguntar a Georgi no era una buena idea. El hombre estaba obsesionado con todo eso del "verdadero amor" y más estupideces, lo que hacía que Yuri lo quisiera estrangular a diario; incluso más que a Viktor.

Hablando de eso…

—¡Oye, Mila! —gritó al ver a la otra molestia de su vida entrar a los vestidores. Dios, ¿por qué estaba rodeado de tanto idiota?— ¿Dónde está Viktor?

Su compañera le sonrió perversa y luego rodeó sus hombros con el brazo. —Oh, pequeño Yuratchka. No te va a gustar la respuesta a esa pregunta.

Le gruñó y se la sacó de encima. —No me llames así —le espetó—. ¿A qué demonios te refieres con eso?

Ella le hizo una seña de desinterés con la mano. —No te preocupes. Ya te enterarás. Solo te protejo del inevitable dolor —le informó, como si fuera el ser más magnánimo del universo aún cuando se estaba comportando como una maldita bruja.

—Mierda, solo dime —dijo Yuri. Ella solo lo ignoró y se retiró. Yuri gruñó y se dejó caer de golpe en la banca. A la mierda esto. No eran ni las 8 de la mañana y ya estaba listo para matar a alguien.

Su teléfono vibró en su bolsillo. Lo sacó con toda la fuerza de su enojo, para luego congelarse al ver la notificación.

Era una alerta de noticias, las que había configurado para que aparecieran cuando Yuuri Katsuki fuera mencionado en sus sitios de noticias y chismes favoritos. Pero esto… No. No. Tenía que ser un error. Había pensado que era una página de confianza, pero era obvio que no porque no había forma de que eso fuera cierto.

"Viktor Nikiforov abandona el patinaje artístico para entrenar al patinador Yuuri Katsuki".

Su mano temblaba. Apenas y notó cuando la pantalla se volvió un mero borrón y le fue imposible seguir leyendo aquellas devastadoras palabras.

Su teléfono volvió a vibrar con otra notificación. Más publicaciones hablando del mismo tema. Viktor había dejado Rusia. Viktor no patinaba esta temporada. Viktor estaba con Yuuri Katsuki.

—¿Por qué con ese gordo? —masculló Yuri. Cerró sus ojos con fuerza mientras intentaba controlar su respiración— ¿Acaso olvidó la promesa que me hizo?

Te daré el mejor debut de la historia. Le había dicho, pero Viktor no estaba allí para hacer su coreografía. Estaba en Japón.

El video. Debió ser por aquel video. Viktor debió verlo, y luego pensó qué… ¿En qué demonios pudo haber pensado. ¿Que solo porque el cerdo había patinado su programa eso significaba algo? ¿Que tenía una oportunidad con el tipo que lo había dejado llorando en la cama de su compañero en Sochi? ¿Que podía ignorar la promesa que le había hecho a Yuri por un tipo que lo había rechazado?

No.

De ninguna puta manera.

Esto no iba a pasar. Yuri no dejaría que pasara. Tenía que… tenía que hacer algo. Lograr que Viktor se alejara de Yuuri, que regresara a Rusia donde no podía tirarse encima del cerdo. Donde no pudiera fingir que lo iba a entrenar solo para poder meterse en sus pantalones.

La sola idea hacía que Yuri quisiera vomitar.

— ¡Yakov! —llamó Yuri en un alarido que fue lo suficientemente fuerte como para que el edificio entero lo escuchara. Y que así fuera. Todos debían enterarse de lo colosalmente imbécil que era Viktor Nikiforov— ¡Explícame esto!

Salió del vestidor hecho una furia, pero no encontró a Yakov en ningún lado. Sus compañeros de pista se le quedaron mirando, pero no le podía importar menos. Por él, se podían ir todos a la mierda — ¡Yakov! —gritó, pretendiendo que no tenía los ojos llenos de lágrimas.

Había preparado un plan antes de irse a Japón. Era un gran plan. Uno muy sólido. El cual se basaba mayormente en robarse a Viktor antes de que el cerdo siquiera pudiera notarlo, pero allí yacía lo ingenioso de este; era simple, efectivo, y a prueba de tontos.

Pero aparentemente, no era a prueba de Viktor, por lo que Yuri se vio forzado a ver como su plan se hacía pedazos con solo tres palabras.

—¡Onsen on Ice!

Okay, tal vez las cosas ya iban mal antes de que Viktor saliera con tan ridícula idea. Tal vez a Yuri no se le había ocurrido que tendría problemas encontrando a Viktor -era una Isla, después de todo. ¿Qué tan grande podría ser?- y tampoco había imaginado que terminaría encontrándose primero con el cerdo. Y definitivamente no se esperaba escuchar al cerdo hablar entusiastamente acerca de cómo Viktor lo entrenaría. Sonaba tan emocionado con la idea, como si Viktor tuviera algo que ofrecerle que no le hubiera ofrecido ya a Yuri.

No se enorgullecía de haber pateado a Yuuri contra la puerta. Eso definitivamente no era parte de su plan.

Pero se sintió ligeramente satisfecho.

Si tan solo hubiera insistido en hablar con Viktor a solas, Yuri probablemente pudo haber salvado su plan. Todo lo que tenía que hacer era recordarle lo idiota que era por creer que Yuuri estaría interesado en él, y con eso Viktor volvería a casa de inmediato. Diablos, si el tipo estaba tan desesperado por ser entrenador, Yuri no le diría que no. Puede que odiara al tipo a morir, pero sabía que no era cinco veces campeón mundial por nada.

Nada salió como él quería porque por supuesto que no sería fácil. El universo lo detestaba enormemente. No logró estar a solas con Viktor hasta la noche cuando el cerdo fue a ayudar a preparar la habitación de Yuri; y para entonces, ya era demasiado tarde.

—Este lugar es agradable, ¿no crees, Yurio? —le preguntó Viktor con una voz asquerosamente dulce y burlona.

—Ese no es mi nombre —espetó Yuri. Todo era terrible. Y además de todo, la hermana del cerdo le dio a Viktor más material para burlarse. Sobre su cadáver aceptaría que "Yurio" fuera su apodo.

—Ah, okay. Entonces será Yuratchka

—Jódete.

Viktor solo sonrió y le dio otra mordida a su katsudon. Manejaba los palillos como si hubiera crecido usandolos, y se veía muy cómodo sentado allí en el futon vestido con una bata de algodón. Era repugnante.

—Eres un idiota —les espetó Yuri mientras se encorvaba hacia atrás— ¿Por qué no simplemente vuelves a casa en lugar de perseguir a ese cerdo cuando obviamente no está interesado?

Viktor ni se inmutó. Solo inclinó su cabeza hacía un lado mientras observaba a Yuri con una sonrisa que no revelaba ningún pensamiento. Yuri se preparó para lo peor. Esa sonrisa solo significaba que Viktor estaba preparándose para destripar a alguien.

—¿Así como no lo estás persiguiendo tú también? —le dijo calmadamente.

Yuri se ahogó con su propio aliento. No había estado lo suficientemente listo porque eso no lo vio venir en lo absoluto. —¿De qué mierda hablas? —le dijo alterado—. Yo no- ¡Estoy aquí por TI, imbécil! ¡Me prometiste un programa!

— Mmm, —dijo Viktor— ¿En verdad estás aquí solo por eso?

—Sí, —dijo Yuri—. No estoy aquí por Yuuri. En lo absoluto. Yo no soy tan patético como tú.

Viktor volvió su mirada a la puerta para asegurarse de que el cerdo no hubiera regresado. Bien. Eso significaba que Yuri había tocado una fibra en su interior.

—Eres tú quien quiere pretender que tiene un lazo especial con ese gordo —dijo Yuri, intentado llegar más profundo— ¿Qué clase de idiota no se da cuenta de cuando lo están rechazando?

Viktor hizo una mueca de dolor tan sutil que si Yuri no hubiera estado prestando atención, no la hubiera visto. —Él me quiere aquí, a diferencia de ti —respondió Viktor con calma.

—¿En realidad crees eso? —dijo Yuri—, ¿o se repetirá lo mismo que pasó en el banquete y te volverá abandonar cuando llegue la mañana?

Eso logró sacarle una reacción a Viktor. Sus ojos se enfocaron furiosos, en shock, y dolidos, sobre el rostro de Yuri. —¿Qué? —dijo Viktor con el ceño fruncido— ¿Cómo- Cómo sabes de eso?

Yuri lo miró con las cejas elevadas. —Ah, ¿me lo dijiste tú? —respondió— Te emborrachaste a plena mitad del día y empezaste a lloriquear acerca de como nadie nunca iba a amarte. ¿Lo recuerdas?

Viktor retrocedió ligeramente y su mirada se perdió en la distancia mientras trataba de recordar. Yuri rodó los ojos. Por supuesto que Viktor había estado lo suficientemente ebrio como para no recordar nada mientras que Yuri estaba condenado a siempre recordar lo horrible que se veía Viktor llorando. Asqueroso.

Yuri devolvió su atención a su comida. Ya hace rato había terminado de comer el delicioso tazón de cerdo, pero aún quedaba una guarnición medio rara hecha a base de pepinillos, además de lo que sea que Viktor hubiera dejado en su propio plato. Su compañero ni se dio cuenta de que Yuri le había quitado el plato justo en frente de sus narices.

Tomó un bocado del cerdo enfriándose en el plato y suspiró cuando el sabor explotó en su boca. Nunca había comido algo tan delicioso. No era tampoco para querer quedarse solo por la comida, pero podía entender la razón de que el cerdo hubiera engordado tanto.

Cuando volvió a levantar la mirada, vio que los ojos de Viktor seguían perdidos en la nada. Viendo el tatami fijamente como si todos los secretos del universo se encontraran escondidos allí. Parecía perdido, y aquel era un look que se veía fastidioso en él. Yuri suspiró y golpeó la mesa para llamar su atención.

—¿Cual es la razón por la que estás aquí? —preguntó—¿De verdad crees que podrás meterte en los pantalones del cerdo si pretendes ser su entrenador?

Viktor parpadeó y salió de su estupor. Se quedó mirando a Yuri como si de repente hubiera empezado a hablar en lenguas. —No estoy pretendiendo ser nada —le dijo con una mirada confundida—. Él me pidió que fuera su entrenador, así que aquí estoy.

Yuri arrugó la nariz cuando de repente fue golpeado por el recuerdo de Yuuri aferrándose a Viktor en el banquete. Repugnante. —Entonces eres mucho más idiota de lo que pensé —le espetó— ¿Qué clase de imbecil se vuelve el entrenador de alguien para acostarse con esa persona?

—No se trate de- —Viktor se detuvo con un suspiro y luego se pasó la mano por el cabello— No se trata de lo que yo quiero —le dijo—. Esto es acerca de lo que él quiere. De lo que puedo hacer para hacerlo feliz —observó a Yuri por un segundo y luego le sonrió con tristeza—. Lo comprenderás algún día.

Yuri miró la mesa con el ceño fruncido. No era ningún niño. Él entendía a la perfección lo que estaba pasando. Que se jodiera Viktor.

Esperen.

Levantó la mirada de regreso a Viktor con rapidez. Viktor no sería capaz de… Sin embargo, Yuri nunca lo había visto así antes. Viktor aún parecía un poco perdido, pero ahora parecía mucho más confiado en lo que decía, como si realmente se creyera que todo lo que hacía era un acto completamente altruista y sin segundas intenciones. Puto. Altruista hubiera sido quedarse en Rusia y entrenar a Yuri; no huir a Japón.

Yuri se aclaró la garganta. —Cuando yo gane —le dijo, escuchando como su voz temblaba a pesar de sus esfuerzos—. Cuando yo gane, ¿de verdad volverás a Rusia conmigo? ¿O simplemente me estás tomando el pelo?

Viktor suspiró. —Volveré contigo —dijo—. Solo si ganas. No hay una conclusión predestinada ya, Yura.

Oh. Okay, bien. Yuri se relajó ligeramente. Viktor era olvidadizo, pero no era un mentiroso. Si decía que seguiría las reglas del encuentro, entonces lo haría.

Perfecto. Ahora todo lo que Yuri debía hacer era vencer al cerdo. ¿Qué tan difícil podía ser?

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Yuri salió de la habitación (temporal) de Viktor y fue pateando una de las cajas de su compañero. Detestaba que la única habitación disponible para él fuera ese estúpido espacio que usaban de almacen y que se habría solo desde la habitación de Viktor, ya que eso significaba que tendría que pasar tiempo con el imbécil. Además, las paredes eran tan delgadas como el papel, por lo que podía escuchar los ronquidos de Viktor toda la noche. Su peor puta pesadilla hecha realidad.

Se volteó para volver a patear la caja entreabierta de Viktor. Fue satisfactorio, aunque algo doloroso para su pie, pero bueno. Valió la pena. Deseaba poder patear a Viktor en lugar de la caja, pero por supuesto que el imbécil no estaba a la vista.

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Ágape. ¿Pero qué puta mierda?

Salió de la sala echando humo. ¿Por qué mierda le tocaba a él patinar esa canción? Mientras escuchaba la música, Viktor se le había quedado mirando como si la canción tuviera que significar algo para él cuando cualquier idiota sabía que las competencias se ganaban con técnica, no con arte.

Como sea. Yuri iba a patearles el trasero con Agape.

— Oh, ¿Yurio?

Yuri se detuvo en el pasillo para voltear a ver a Yuuri con el ceño fruncido. El cerdo ni se inmutó, aunque igual lucía un poco intranquilo a pesar de su relajada pose contra la puerta.

—Hay un partido de fútbol muy importante siendo televisado ahora mismo, así que el salón común está ocupado —dijo Yuuri—. Tal vez prefieras cenar aquí esta noche.

—Genial —gruñó Yuri—. ¿A quién demonios le interesa el fútbol?

Yuuri se encogió de hombros. — A mi papá —le dijo avergonzado—. Lo usual —vaciló un momento y luego miró a Yuri de una forma que era… no realmente incomoda; solo…rara.

Yuri frunció el ceño aún más

—Si quieres…—empezó Yuuri, pero luego se detuvo inseguro.

—Ya escúpelo —espetó Yuri.

— Oh- mm. El Makuhari Fantasy on Ice está disponible para stream. ¿No quieres verlo conmigo?

Yuri dejó de respirar. Eso era- Él acababa de-

¿Yuuri quería ver un Ice show con él?

Yuri entrecerró los ojos en sospecha. — ¿También vendrá Viktor? —le preguntó.

Yuuri se removió ligeramente incómodo. —No, —le dijo casi en un susurro—. Dijo que quería explorar Hasetsu un poco más, y le dije que este era el momento preciso ya que el onsen estaría lleno de gente.

Claro. Yuri estaba más que seguro que Viktor le había dicho eso al cerdo a modo de estrategia para conseguir que Yuuri se ofreciera de guía turístico (que bien que el cerdo no se había dado cuenta) así que le había rechazado la invitación para ver el Ice Show.

—Además, Viktor seguro no querría ver un tonto Ice Show —añadió Yuuri con la mirada fija en sus pies.

Algo en el pecho de Yuri se sintió extraño. Como si acabara de subir docenas de bloques de escaleras y le fuera imposible recuperar el aliento. Y eso que la práctica no había sido difícil ese día. Viktor como entrenador era implacable, pero no era ni de cerca peor que Yakov. —¿Que no Viktor aparece en ese Ice Show usualmente? —le dijo, haciendo que su declaración sonará a pregunta por accidente. Viktor amaba los espectáculos sobre hielo. Siempre salía en ellos, los veía constantemente, y conservaba los dvds.

Un sonrojo apareció en las mejillas de Yuuri. —Lo sé. Lo que quise decir es… que Viktor no pudo estar este año, por mi culpa. Así que pensé… —la voz de Yuuri se fue apagando, pero regresó en sí y continuó—. Pero bueno, ¿quieres verlo?

. Casi dijo Yuri sin pensar, pero logró contenerse de último minuto.

—¿Quiénes aparecen? —preguntó en cambio, fingiendo desinterés. Bueno, en realidad no le interesaba el espectáculo en sí. Y tampoco le interesaba estar en la habitación de Yuuri por dos horas, probablemente pegados al otro, tal vez incluso tocándose-

Yuri esperaba no estar sonrojándose.

—Ah, pues, muchas personas —dijo Yuuri— Lambiel, Oda Nobunari, Christophe Giacometti, Sara Crispino. Hay mucha gente este año.

Yuri se aclaró la garganta y se encogió de hombros. —Está bien. Me da igual.

Y así fue como terminó sentando en la cama de Yuuri con un tazón de teriyaki en su regazo mientras el cerdo miraba su computadora con el ceño fruncido y apenas a un centímetro de distancia de él.

¿Qué-de-mo-nios estaba pasando?

—Esta versión es mejor —dijo Yuuri mientras daba click a un un stream diferente. Yuri apenas lo notó. La habitación de Yuuri era realmente cálida, demasiado cálida. ¿Cómo es que lo soportaba el cerdo? Se sentía especialmente caliente al costado de Yuri, justo donde el brazo del japonés se rozaba con el suyo.

El stream empezó con el ruido distorsionado y la imagen pixelada, pero rápidamente la calidad mejoró. Yuri pegó sus ojos a la pantalla, se acercó más a la computadora, e intentó enfocarse en los patinadores, pero tener a Yuuri a su lado lo hacía difícil.

El presentador dijo algo en japonés, y los comentaristas se agarraron de allí para continuar hablando al tiempo que el primer patinador entraba a la pista. Un don-nadie de japón, al parecer.

—Ese es Minami Kenjiro —le tradujo Yuuri—. Están hablando de su primer oro en las nacionales de este año.

Yuri se giró a verlo de golpe. Así que ese era el tipo que había ganado el oro que Yuuri hubiera obtenido si no hubiera tenido esa crisis. El rostro de Yuuri se mantuvo inexpresivo mientras veía el show, pero en definitiva no debía sentirse bien, ¿verdad? Yuri se acomodó en su sitio y regresó su atención a su comida. Como sea. No era él quien la había cagado, así que no le importaba.

Se puso a jugar con los palillos entre sus dedos, luego con la suave tela de sus leggins, y luego con la manta de la cama. Deberían abrir una ventana o algo; el aire era algo espeso allí. Espeso, caliente, y raro. Mantuvo sus ojos pegados a la pantalla, evitando mirar a Yuuri aún cuando le susurraba la traducción de los comentarios o hacía algún comentario de uno que otro programa. Aún así, todavía lo podía ver por el rabillo del ojo, su mirada pegada al show como si fuera algo fascinante. Yuri no podía estar más en desacuerdo. Para él, el verdadero show estaba en la marea de emociones que se reflejaban en el rostro del japonés.

Se movió un poco para acomodarse, tratando de alejarse de Yuuri, a quien había comenzado a apegarse (¡Accidentalmente!). Era por la hendidura que su peso creaba en el colchón. Nada más. Yuuri pesaba mucho más que el rubio, así que era obvio que terminaría pegado a él.

Al moverse, se escuchó un ruido bajo el colchón. Frunciendo el ceño, Yuri se detuvo y bajó la mano para ver qué había debajo. Algo se encontraba sobresaliendo entre el colchón y la base de la cama. Parecía ser un pedazo de papel. No, esperen. Eran varias hojas de papel. Se movió para que su peso dejara de aplastar los papeles, y los extrajo del lugar donde estaban.

Yuuri levantó la mirada. —¿Qué estás…?

Yuri se quedó mirando el material entre sus manos.

Era una pila de posters. Todos de Viktor.

Había al menos 10 de ellos. Algunos incluso parecían tener la misma cantidad de años que Yuri, y algunos eran completamente nuevos.

— ¡Oye! —dijo Yuuri al tiempo que le arrebataba los posters con el rostro completamente rojo y los ojos saliéndose de sus cuencas— ¡Esos-! ¡Esos son-!

Yuri no podía respirar. Se sentía peor que antes. Ya no era sólo raro. Ahora era raro de "malo", doloroso, terrible. Como si alguien se encontrara presionando su pecho para drenar todo el aire dentro —Me tengo que ir —espetó mientras salía de la cama. No tenía idea de qué expresión tenía en el rostro, y tampoco quería entender lo que estaba sintiendo. Era algo malo, obviamente. Pero ¿por qué?

Yuuri lo tomó del brazo. — Yurio, espera —dijo Yuuri.

Se soltó de su agarre violentamente. Aún podía sentir su toque aún cuando las manos de Yuuri ya no estaban sobre él, sino levantadas en señal de rendición.

—Por favor, no se lo digas —dijo Yuuri— Por favor. No quiero que piense… Solo… no se lo digas.

Yuri se lo quedó mirando. ¿Decirle a Viktor? ¿Por qué demonios le diría a Viktor que Yuuri era su fan? ¿Por qué le daría a esa idiota más cuerda para alimentar su estúpida fantasía? Si Viktor se llegara a enterar que Yuuri era su fan… Yuri sintió un escalofrío subirle por el cuerpo ante la idea.

—Bien —le dijo en un gruñido—. No le diré lo patético que eres. Maldito cerdo.

Yuuri se encogió ante el insulto, pero la tensión en sus hombros se disipó. Yuri apretó sus dientes y se hizo camino fuera de la habitación de Yuuri con el ceño fruncido.

¿Y qué si el cerdo era fan de Viktor? La mitad del mundo lo era igual, por alguna estúpida razón. Viktor era un idiota, un gran bebé llorón con ideas estúpidas en su cabeza que esperaba que la gente a su al rededor siguiera al pie de la letra. Además, se estaba poniendo calvo. Sí, era un buen patinador y así. Yuuri tenía permitido admirar el patinaje de Viktor, pero ¿por qué tenía tantos posters?

— ¡Yurio!

Yuri miró la puerta de la habitación de Viktor incómodo. Mierda, el anciano había vuelto y se encontraba recostado en el sofá que había arrastrado hasta allí- como si estuviera planeando quedarse en Japón lo suficiente como para necesitar un sofá.

— ¡¿Qué?! —espetó hacia Viktor mientras caminaba enojado a su propia habitación. ¿Era demasiado pedir un poco de paz y tranquilidad?

Viktor lo miró con las cejas levantadas. —Vaya, estás especialmente irascible hoy —le dijo al tiempo que dejaba su libro de lado y se acomodaba mejor en el sofá.

— Y tú eres especialmente irritante hoy —le gruñó Yuri.

— ¿Estás así porque te asigné Agape?

Yuri abrió su puerta y miró a Viktor por encima de su hombro con furia. Sobre su cadáver le contaría a Viktor sobre los posters de Yuuri. Si fuera por Yuri, Viktor viviría en la ignorancia eternamente.

—Vete a la mierda —le espetó, para luego cerrar la puerta tras él de un golpe.

Cayó pesado sobre la cama y hundió su rostro en la almohada.

Estúpido, estúpido, estúpido. ¿Por qué tenía el cerdo todos esos estúpidos posters? Yuri era el doble del patinador que era Viktor, y aún así no había ningún póster suyo en la habitación del japonés. No era justo. No era justo.

Cerró sus ojos con fuerza e intentó no gritar.

No era justo.

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.

El lado bueno de estar en Japón, aún si Yuri nunca lo admitía en voz alta, era el onsen. Seguía sin usarlo cuando había otras personas, porque que asco, no necesitaba ver las partes íntimas de algún anciano mientras intentaba relajarse. ¿Pero cuando estaba vacío? Oh, sí. Le encantaba ir a remojar sus doloridos músculos allí. Y la terma en el exterior era mucho mejor que él Jacuzzi que había usado cuando recién llegó.

Se hundió en el agua con un suspiro y descansó la cabeza en su brazo mientras flotaba pacíficamente en el agua. Cuando regresara a Rusia, tal vez podría buscar un onsen estilo Japonés al que pudiera ir. Viktor de seguro querría encontrar uno, y lo más probable es que tratara de convencer a la FFKK de que necesitaban encontrar uno para terapia física o algo así.

Eso si Viktor regresaba con él, claro.

Suspiró contra su brazo. A Yuri le estaba yendo mucho mejor que al cerdo, sin importar lo que Viktor dijera. Que lo hubiera mandado a un templo para ser golpeado por algún idiota no le parecía una tecnica de entrenamiento muy ética, la verdad. Solo buscaba distraerlo del entrenamiento para que el cerdo lo pudiera superar. Bueno, Viktor sería quien quede como tonto porque Yuuri parecía tener aún más problemas con su programa aún con todo el tiempo extra que le daban.

— Hey, Yurio.

Yuri no pegó un salto, pero estuvo cerca de ello. Mierda. Era por esto que no le gustaba ir a la terma exterior. Definitivamente no le gustaba tener que estar desnudo con un montón de viejos alrededor, o con Yuuri Katsuki, como parecía ser el caso.

Soltó un gruñido y puso todo de sí para ignorar al cerdo mientras este entraba a la terma. Pero a pesar de ello, aún así podía ver el hombro de Yuuri y la mayoría de su pecho desnudo por el rabillo de su ojo. Por la puta.

Y nada que hiciera para evitar mirar lo pudo salvar de escuchar el largo suspiro que Yuuri soltó, uno que sonó demasiado como un gemido y que puso las orejas del ruso en llamas.

—También fue un día difícil para ti, ¿verdad? —preguntó Yuuri mientras se hundía aún más en el agua.

Yuri soltó otro gruñido en respuesta y hundió su cara más profundamente en sus brazos. Se suponía que el onsen era para relajarse, pero allí estaba. Más tenso que nunca. —Al menos yo si puedo hacer un quad salchow —masculló—. A diferencia de otros.

El agua alrededor de Yuri ondeó cuando Yuuri se movió. El ruso tragó saliva e intentó ignorarlo.

—Los saltos no son lo que me preocupa —dijo Yuuri con un suspiro.

Yuri soltó un resoplido incrédulo. Por supuesto que eran los saltos. El cerdo podía aterrizar un quad sal, lo había visto en un video. Tal vez no le daría +3 de GOE o algo, pero al menos no terminaba desparramado en el suelo. Sin embargo, aún no había visto que sucediera en persona, y eso que lo había visto intentarlo 10 veces seguidas en un día.

— Es en serio —insistió Yuuri—. En realidad… Es que no soy capaz de interpretar a Eros. Al menos no de la forma en la que necesito.

Espera un puto segundo.

— ¡¿Qué?! —espetó Yuri. Levantó la cabeza para ver a Yuuri boquiabierto, lo cual fue una pésima, terriblemente pésima, idea. ¡Aborten, aborten!— ¿De qué demonios estás hablando?

El rostro de Yuuri estaba sonrojado debido al calor de la terma, su cabello despeinado y húmedo, y sus ojos entrecerrados por el cansancio. Detalles que lo hacían ver mucho más seductor. Estaba recostado contra el borde la terma como un Adonis desnudo. Yuri ya lo había visto hacer pole dance, ¿okay? Él sabía que el Eros de Yuuri no estaba limitado a si estaba usando ropa o no. Así que, ¿qué putas estaba diciendo el tipo este?

¿De qué putas estaba hablando?

—¿Realmente crees que no puedes hacer a "Eros"? ¿Es en serio? —dijo Yuri de golpe.

Yuuri se le quedó mirando.

El rubio se le quedó mirando también.

Y es entonces que cae en cuenta de lo que acaba de decir.

Oh.

Oh. Mierda.

Mierda.

¡Mierda, mierda! Puta madre. ¡Retráctate! ¡Retráctate! —N-no que- No eres Eros, maldito cerdo. —dijo Yuri retrocediendo para alejarse de Yuuri y de esa conversación. De seguro estaba sonrojado de pies a cabeza para este momento, lo cual Yuuri de seguro notó porque estaban ambos desnudos. Oh, Dios. ¡Oh, Dios! —Es solo que… todo esto es patético. Es patético que no puedas descifrar como. Tú eres patético y voy a patear tu trasero. —No. No pienses en su trasero. No lo hagas— ¡Solo espera!

Yuuri parpadeó en su dirección. El rubio solo sostuvo el aliento. Tal vez podía simplemente hundirse en el agua y nunca más salir de allí. Eso sonaba mejor que quedarse allí sentado con Yuuri solo mirándolo mientras intentaba descifrar lo que el rubio había admitido por accidente.

Aunque en realidad no había admitido nada, ¿verdad? Yuri no pensaba que el cerdo fuera sexy. Para nada lo creía.

—Okay, —dijo Yuuri lentamente. Yuri se preparó para lo que fuera que viniera. Un regaño, una burla, una ferviente declaración de amor, lo que fuera—. Okay, soy patético.

Pero no fue casi nada. — ¿Ah?

¿Era su imaginación o el cerdo estaba sonriendo?

—Tienes razón. Soy patético por no poder descifrar cómo interpretar a Eros —dijo Yuuri—. Pero Yurio, tú aún no puedes descifrar Agape. ¿Eso en qué te convierte?

Se dio vuelta, posó su cabeza en su brazo, y volvió a suspirar.

Yuri solo pudo verlo boquiabierto.

.


.

— ¡Katsudon! ¡Mi Eros es el katsudon!

En serio: ¿Que-mierda-pasaba?

Yuri lanzó una mirada a Viktor mientras el cerdo -hmm, tal vez debería llamarle solo Katsudon ahora- salía a toda prisa por la puerta, luciendo como si quisiera que la tierra se lo tragara. Viktor tenía una sonrisa indulgente en la cara, la cual se desvaneció tan pronto el Katsudon desapareció de la vista.

Yuri resopló divertido. —¿Querías que dijera que eras tú, no es verdad? —le dijo.

Viktor no respondió, solo continuó comiendo. Pero Yuri conocía bien esa expresión. Esa era la cara que Viktor ponía cuando tenía problemas con algún salto o una entrada difícil que estuviera practicando. Esa era la cara que Viktor hacía cuando se sentía completamente decepcionado.

Se lo merecía. — ¡Já! ¡Así que es cierto! Eso querías. ¿Es por eso que le asignaste Eros desde un inicio? ¿Para que se cumpliera una de tus asquerosas fantasías?

Viktor no lo miró enojado. Le sonrió, lo cual era definitivamente más aterrador. —Ya cállate, Yurio.

Yuri sonrió malicioso con todos sus dientes. —¿Cómo se siente que haya escogido un tazón de cerdo en lugar de a ti? Él en verdad es un cerdo. —Yuri tomó un bocado de su propia comida, sintiéndose repentinamente energizado—. Espera, ¿significa esto que ya estás listo para rendirte con tu plan de meterte en sus pantalones? Apuesto que podríamos conseguir un vuelo a Rusia mañana…

Su voz se apagó al ver el rostro de Viktor. Ya no tenía esa maliciosa sonrisa. Esta se había desvanecido para dejar una mucho más genuina y triste expresión. Agh, qué demonios.

—Aún no lo entiendes, ¿verdad? —dijo Viktor—. Ya te dije que no se trata de meterme en sus pantalones o de manipularlo para que salga conmigo. Estoy aquí por él. Si te tomaras un segundo para analizar Ágape, lo entenderías.

—Como sea —gruñó Yuri—. No necesito entender Ágape para vencer a ese idiota.

Viktor levantó una ceja en su dirección. —¿Ah, si? —le dijo relajado.

—Las calificaciones se basan en la habilidad técnica, no en la interpretación de la danza —espetó Yuri—. Y si prestaras atención, te darías cuenta de que el cerdo no tiene nada de habilidad.

Viktor hizo un sonido con la boca llena de Katsudon. —Oh, Yurio —dijo—. Es por eso que Yuuri te va a derrotar. Porque aún con todos sus problemas, él sí comprende su tema. Proyectar emociones en el patinaje es una habilidad tan importante como los saltos. —Viktor dejó su plato en la mesa y se inclinó hacia adelante—. Si no quieres pensar en Ágape, entonces piensa en esto por mí, ¿si? —luego continuó suavemente— ¿Por qué estás aquí en realidad?

—Ya de dije que-

—No me quieres como tu entrenador —le interrumpió Viktor—. Que coreografíe un programa para ti, claro que si. Pero obviamente no te gusta la forma en la que entreno, y creo que prefieres competir contra mí en lugar de tener que escucharme, ¿no es verdad?

Yuri no contestó, solo atravesó un trozo de brócoli con su tenedor.

—Entonces, ¿Por qué estás aquí? —le preguntó Viktor— ¿Para regresarme a Rusia como tu entrenador, o para llamar la atención de Yuuri?

Yuri lo miró con la boca abierta.

Viktor regresó a su posición inicial, tomó sus palillos y continuó comiendo como si Yuri no lo estuviera observando en shock. Maldito imbécil.

— ¡No es cierto! —chilló Yuri. Nop. Eliminen eso. Demasiado patético. Aclaró su garganta y volvió a intentar—. No estoy aquí por eso. Pudrete. No es así.

Viktor solo tarareó con la boca llena de comida, pero no dijo nada.

Yuri estrelló su tazón contra la mesa y salió hecho una furia. Aún podía sentir los ojos de Viktor siguiéndolo con ese brillo conocedor a pesar de que no sabía nada. No había nada que tuviera que saber, en primer lugar.

Absolutamente nada.

.


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El anciano se había enloquecido.

Era la única conclusión que tenía sentido. La única explicación por la cual Viktor se encontraba gritándole a Yuuri para que se imaginara lo jugoso del cerdo como si fuera lo más razonable que puedes decirle a un patinador. Y era también la única lógica razón por la que estaba presionando tanto a Yuri, como si este no tuviera el programa ya más o menos pulido para la competencia en dos días. O sea, claro que podía buscar entrar a ese spin combinado con mayor velocidad, pero Viktor ni siquiera lo hacía practicar eso. Solo seguía haciéndolo repetir la secuencia de pasos en la segunda mitad del programa una y otra vez, hasta que Yuri se cansó y le lanzó un puñado de hielo cortado a la cara.

Viktor ni se inmutó a pesar de que el puño de hielo había caído en sus pestañas. —Hmm, —murmuró—. Tal vez una cascada ayudaría.

— ¡¿Qué?! —chilló Yuri.

Sí, el anciano estaba loco. ¿Por qué más los llevaría a ambos en una caminata hacia una una estúpida cascada por una estúpida razón que nadie sabía?

—¡Okay! —dijo Viktor, dándoles a ambos una palmada en la espalda—. Ustedes dos se pararán bajo la cascada para conectar con la naturaleza hasta que puedan encontrar su "Ágape" interior.

—¿Qué? ¿Y yo porqué? —tartamudeó Yuuri. Estaba ligeramente sonrojado. Yuri no sabía si era por el calor o por la sensación de la mano de Viktor sobre la parte trasera de su cuello.

Yuri pateó la tierra bajo sus pies.

—Todos podemos aprender algo al conectar con la naturaleza, Yuuri —le dijo Viktor con alegría. Se despidió con la mano mientras se alejaba— ¡Los veré en unas cuantas horas!

—¡Oye! —le gritó Yuri—. Si la naturaleza te parece tan genial, ¿por qué no te metes tú bajo la cascada?

No estaba seguro, pero le pareció ver a Viktor sonriéndole con un guiño que denotaba saber algo. Yuri no tenía idea de lo que el tipo sabía. Era un imbécil.

—Vamos —le dijo Yuuri mientras jalaba al rubio del codo—. Debemos intentar, al menos.

Y esta, pensó Yuri con los dientes apretados, era probablemente la razón por la que Viktor trajo también a Yuuri para hacer esto. Con Yuuri siguiendo las instrucciones de su estúpida actividad, Viktor podría ir tranquilo a pasear por el pueblo.

Yuri dejó que el Katsudon lo guiara hacia debajo de la cascada, aunque Yuri podía zafarse y huir si quería. Su único consuelo era que el nipón tampoco se veía muy feliz que digamos.

—¿Pero qué clase de ridículo…? —masculló Yuuri cuando el chorro de agua lo alcanzó.

Yuri reprimió una sonrisa y se puso bajo el agua.

Solo le tomó 10 minutos bajo el agua para explotar. —Lo voy a matar —gruñó. El día era caluroso, pero el agua estaba helada y hacía presión sobre sus hombros como el peor masaje de la vida. Tenía agua en los ojos y cayendo sobre su cara. Nunca había estado tan enojado en su vida.

Yuuri no estaba mucho mejor. Había conseguido quedarse quieto por más tiempo que Yuri, pero tenía el ceño fruncido. —¿Por qué estoy aquí yo también? —dijo entre dientes.

— ¿A quién le importa? —espetó Yuri— ¿Y a qué mierdas le importa el Ágape? Que se joda. Que se jodan todos.

Yuratchka, cuida tus palabras

Parpadeó para quitarse el agua de los ojos. Eso era lo que Dedushka siempre le decía. Dedushka siempre lo regañaba de esa forma. Siempre diciéndole que no grite- pero siempre iba a todas las competencias que podía sin importar qué. A pesar de que ya no tenían dinero para que Yuri continuara patinando una vez que Mama y Papa ya no estaban, Dedushka de alguna forma hizo que todo saliera bien con una sonrisa y palabras de aliento. Siempre estaba allí para él. A pesar de que Yuri gritara y maldijera como un mocoso, Dedushka siempre estaba allí.

Ágape.

Amor incondicional.

—…¿Yurio? Hey, ¡Yurio!

Una mano lo tomó por la muñeca y tiró de él suavemente. Abrió los ojos y parpadeó para enfocar la mirada. Ni siquiera se había dado cuenta de que los había cerrado.

Yuuri. El japonés estaba prácticamente sosteniendo la mano de Yuri mientras lo observaba con una expresión preocupada en el rostro.

—¿Estás bien? —le preguntó Yuuri—. Creo que será mejor que lo dejemos hasta aquí.

La niebla que se formaba por la caída del agua se concentró sobre los hombros de Yuuri como si fuera una nube. El efecto de la luz de la tarde se sumó a la niebla y envolvió al japonés en un brillo gentil que combinaba con la calidez de sus ojos. Parecía una pintura. Una de esas obras religiosas a las que Yuri nunca prestaba atención. Esa luz divina lo hacía ver más hermoso de lo usual.

Pero el nipón debería estar sonriendo, no preocupado. Debería verse lleno de vida, deslumbrante y feliz. No debería verse inquieto. Por un breve segundo, Yuri deseó que Viktor estuviera allí. Yuuri siempre sonreía para sí mismo cuando Viktor estaba cerca. Yuri quería eso para él.

—O-okay, —dijo Yuri, apartando la mirada.

Qué demonios.

Tragó saliva, y estornudó cuando el frío de la cascada finalmente lo alcanzó. Él definitivamente no quería a Viktor cerca de Yuuri. Pero si eso hacía sonreír a Yuuri…

Se alejó del japonés de golpe y se fue caminando solo. Como sea. No le importaba.

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Viktor ya estaba tarde.

Normalmente, Yuri se preocuparía más por el asunto. Pero hoy, después de una noche sin poder dormir y llena de pensamientos que hacían que su cabeza diera vueltas, estaba feliz con el tiempo extra que pudo tener. Yuuri estaba callado en las mañanas, a diferencia del exceso de energía de Viktor, y eso estaba bien para él.

Puto Viktor. Era su culpa que Yuri se sintiera tan cansado ese día. Y no por la práctica del día anterior, si no por todo lo demás. Agape, o lo que sea.

Sentía que tal vez ya lo había entendido. Amor incondicional. Uno como el de su Dedushka, quien siempre lo había amado. Pero no era eso lo que lo tenía intranquilo, era algo más. Esa extraña burbuja que se había formado en su pecho cuando estuvo junto a Yuuri bajo esa cascada. Era un sentimiento que en verdad no tenía ganas de analizar con detenimiento, porque cada vez que lo hacía, le dolía el pecho.

— ¿Yurio?

Regresó a ver al cerdo. Yuuri se veía preocupado, y verlo así hizo que aquel extraño sentimiento en el pecho de Yuri volviera. El ruso solo lo ignoró y se puso de pie.

—¿Qué? —le preguntó.

Yuuri vaciló, pero luego hizo una reverencia. — ¿Me enseñarías a hacer un quad salchow?

El acelerado y vertiginoso ritmo de los pensamientos de Yuri se detuvo de golpe con un chirrido.

Todo a su alrededor se detuvo.

Incluso estaba seguro de que el latido de su corazón también se había parado. Definitivamente había dejado de respirar, lo cual no era buena señal.

Mierda.

Esa frase no era exactamente lo que Yuri se había fantaseado. Mierda, mierda, mierda. No pienses en eso, no cuando Yuuri te observaba tan esperanzado; como si realmente deseara eso. Mierda. Esto no era ningúna fantasía, era la vida real, y Yuuri estaba esperando una respuesta.

—Okay, —soltó Yuri sin pensarlo.

Yuuri sonrió. Sonrió. Y todo por Yuri.

El corazón del ruso volvió a retomar su ritmo y poco a poco empezó a latir a toda máquina. Su cara estaba tan roja que sentía como si sus mejillas estuvieran en llamas. Se sentía…se sentía…

Feliz.

Al menos por 5 minutos. Luego se dio de lleno contra la realidad de la misma forma en la que Yuuri caía con cada intento de salto.

—¿Cúal es tu maldito problema? —espetó Yuri. Tres veces. Le había demostrado como hacer el quad sal 3 veces, y el Katsudon había tratado de hacer el salto seis veces. Pero aún así, continuaba terminando desparramado en el suelo como Bambi—. Mírame. Lo voy a hacer una vez más.

Con razón Viktor había empezado a utilizar esos sin sentidos del tazón de cerdo para impulsar al Katsudon.

Hablando del diablo.

—¡Buenos días! —dijo Viktor con la voz ronca—. Oh, ¿Qué es lo que están practicando?

Aborten. Aborten.

Yuri patinó lejos de Yuuri lo más rápido que pudo y le rogó a todos los Dioses que Viktor no hubiera visto su sonrojo.

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Por alguna razón, patinar Ágape ese día no se sintió como una tarea difícil.

Se mantuvo pensando en la razón de ello mientras se hacía camino de vuelta al onsen (Gracias a Dios, regresó caminando porque ni Viktor estaba tan loco como para hacerlo correr después del entrenamiento). Seguía odiando la música, ahora incluso más después de haberla escuchado millones de veces, pero el programa en sí se sentía… no exactamente natural, pero como si pudiera llegar a serlo. No como si hubiera descifrado un rompecabezas, si no como si hubiera descifrado que el rompecabezas existía.

¿Sería acaso por su Dedushka?

Todavía estaba meditando el asunto mientras cenaba cuando Minako entró y sacó el tema de los trajes

— Ah, —dijo.

Ni siquiera había pensado en ello. Bueno, no es como si hubiera pensado en enfrentarse al Katsudon cuando decidió volar a Japón -de pura suerte trajo sus patines y unas cuantas prendas de entrenamiento ¿Por qué traería un traje consigo?

Se regresó a mirar a Yuuri. De seguro debía tener uno que otro traje por allí, ¿verdad? Y si eran de su época junior, de seguro le quedarían a Yuri. Tal vez podría ser ese traje blanco y azul con las mangas flotantes de su programa de La Princesa Mononoke.

Y allí estaba ese extraño sentimiento de nuevo. Esa sensación de haber tragado tanto aire que se sentía a reventar.

—No te preocupes —le dijo Viktor a Minako con una sonrisa pícara—. Ya lo tengo cubierto. Hice que me enviaran todos mis trajes para que tuvieran de donde escoger.

La burbuja en el pecho de Yuri explotó, y no de buena forma.

Yuri apretó los dientes. Puto Viktor. Arruinando todo, como siempre.

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La pila de trajes era enorme, obviamente lo era. Viktor era un vejestorio que llevaba en el negocio toda su vida, así que obviamente tendría millones de trajes que equivaldrían a sus millones de años patinando. Yuri abrió la caja más cercana y se encogió asqueado. Allí estaba el traje de exhibición del año pasado, con ese top transparente y ese volado en el costado. Ni mierda usaría algo así. Ni loco patinaría en falda, sin mencionar el hecho de que le quedaría demasiado grande.

Momento. ¿Por qué Viktor mandaría a pedir un traje tan reciente? Yuri revisó las otras cajas. Algunos de los trajes eran quizá más viejos, es verdad, pero había un montón que eran de años más recientes ¿Qué carajos? Ni a él ni a Yuuri les quedaría nada de Viktor a menos que fuera de sus años como junior; y aún así, allí estaban esos trajes.

— ¡Wow! —jadeó Yuuri, interrumpiendo así las sospechas del rubio. Elevó un traje hacia la luz con un asombro tan brillante en su mirada que sobrepasaba al mismo sol—. Este es el traje de tu programa de Black Swan. ¡Oh! y el de la exhibición con "Don't Stop the Music"! ¡Y, y, y!

Yuri se le quedó mirando. Se veía como esos niños que despertaban en la mañana de navidad en esas tontas películas gringas. Yuri estaba algo preocupado porque al Katsudon le pudiera dar un infarto de tanta emoción.

Eventualmente alejó su mirada de Yuuri, justo a tiempo para atrapar a Viktor y a su mirada llena de satisfacción.

Por supuesto. De seguro Viktor había descubierto que Yuuri era su fan y por ello mandó a ver todos esos trajes, incluso los que no les quedarían. Todo para poder presumir ante el cerdo. Ya se lo imaginaba. Viktor era peor que un pavo real. Imbécil, altanero y fanfarrón.

A pesar de eso…

Yuuri se veía…feliz. En la semana que llevaba allí, era la primera vez que el rubio lo veía así de emocionado. Tenía una sonrisa de oreja a oreja mientras revisaba las cajas, mencionando cada programa de Viktor sin vergüenza alguna. Y Viktor… no tenía la sonrisa triunfante que Yuri esperaba. Había un tinte de rojo en sus mejillas, y sus ojos denotaban el mismo asombro que los de Yuuri.

Tal vez, solo tal vez, Viktor no había hecho todo esto para presumir. Tal vez solo lo había hecho para hacer feliz a Yuuri.

—¡Este! —dijo Yuuri alegre mientras aferraba uno de los trajes contra su pecho—. ¡Escojo este!

Oh, claro. Se supone que Yuri debía encontrar un traje para sí mismo y no estar mirando al cerdo con la boca abierta.

Mientras Yuuri se probaba su traje, Yuri continuó revisando las cajas sin muchas ganas. Viktor siguió al nipón como el cachorro superdesarrollado que era, y dejó al rubio con una pila de trajes que no deseaba.

Jugueteó con el borde salido de una de las cajas, y quitó el pedazo de cartón dañado con sus dedos. ¿Por qué no pudieron usar mejor uno de los trajes de Yuuri? Si Yuri pudiera tener la oportunidad de usar uno de esos… Un escalofrío subió por su espalda ante la idea.

Pero Yuuri se había visto demasiado feliz mientras hurgaba en los trajes de Viktor. No se hubiera sentido igual de contento al hurgar entre sus propios trajes, obviamente. Es más, Yuri creía que eso hubiera hecho que el japonés se pusiera triste. Yuuri siempre se ponía incómodo cuando alguien traía a colación sus viejas rutinas, como si fueran algo de lo que debía avergonzarse. Y bueno, sí. Tal vez Yuuri se caía bastante, pero también habían muchas otras cosas buenas en esos programas, e incluso Yuri podía verlo.

Así que, si Yuri prefería hacer algo que hiciera feliz a Yuuri, ¿qué decía eso de su persona?

Su dedo se deslizó contra una muy fina sección de la caja, y siseó cuando sintió como esa sección del cartón cortaba su piel. El corte no era lo suficientemente profundo para sacarle sangre, pero dolía como el infierno.

Soltó un siseó y presionó contra la herida.

¿Era realmente una mala persona? Todo lo que quería era ganar esta estúpida competencia y todas las demás. Eso no era algo malo, ¿verdad? Okay, sí. Tal vez sí que había hecho llorar a unas cuantas personas, incluso les había gritado a otras cuando ya estaban llorando, pero no era que deseara lastimar a otros. Era solo que… que…

Quería hacer sonreír a Yuuri.

Quería que Yuuri sonriera por él, no por Viktor. Quería- Dios, no quería que Viktor se quedara allí si Yuri tenía que regresar a Rusia porque eso resultaría en Viktor y Yuuri volviéndose más cercanos mientras olvidaban al rubio por completo. Quería que el Japonés lo viera, que lo observara, y que le sonriera sin más.

Era un estúpido.

Tan estúpido

Tragó saliva y regresó su atención a los trajes regados por la habitación.

—¿Yurio?

Yuuri estaba parado en la puerta, viéndose inseguro. Yuri levantó el traje junto a él solo para pretender que estaba haciendo algo más que definitivamente no fuera aguantarse el llanto.

—¿Qué? —le gruñó.

—¿Necesitas ayuda para escoger? —le dijo Yuuri vacilante.

— No, —le respondió, pero su voz tembló ligeramente. Afortunadamente, el Katsudon no lo notó.

Yuuri entró al cuarto de todas formas y se arrodilló junto a la pila de ropa. Esta vez no hizo comentario de ninguno de ellos, solo empezó a revisarlos en silencio. Aún así, Yuri pudo notar la reverencia con la que doblaba cada uno de los trajes, pero al menos ahora se veía más serio y callado. La sonrisa de antes ya no estaba; Yuri no sabía si sentirse aliviado o molesto por ello.

Yuri regresó a ver el traje en sus manos. Era una pieza de mal gusto que Viktor había usado hace un par de años para un programa que apenas recordaba haberlo visto patinar. Probablemente ganó una medalla de oro con él, probablemente incluso rompió un récord o dos. No le importaba.

—¿Qué tal este? —le preguntó Yuuri después de un momento de silencio.

Yuri levantó la mirada y tragó saliva. La pedrería del traje reflejaba la luz contra el rostro de Yuuri, convirtiéndolo en un caleidoscopio de colores que resaltaba cada hermosa parte de su cara. Yuri jamás hubiera creído que algún día pensaría que otra persona era hermosa, pero Yuuri lo era. Era demasiado hermoso.

—¿Yurio?

El rubió parpadeó y alejó su mirada del rostro de Yuuri para devolverla hacia el traje. —Ah, —dijo en un intento de concentrarse. El traje era blanco con un estampado gris a los lados y volados en la parte de los hombros.

—Parece que te puede quedar, y se ve algo… angelical, ¿no crees? —le dijo Yuuri—. Iría perfecto con Ágape, ¿no te parece?

Los ojos del rubio regresaron al rostro de Yuuri. Lo más probable es que se viera como una paloma en ese traje, pero le daba igual. Yuuri pensaba que era angelical. Yuuri creía que debía usarlo. Se pondría lo que sea si Yuuri se lo pedía con esa expresión en su rostro.

—¿Estás bien?

Yuuri se veía preocupado, pero Yuri estaba bien. Estaba completamente bien. ¿Y qué si se sentía como si estuviera en trance? con esa extraña sensación de siempre creciendo en su pecho y los pensamientos en su cabeza revoloteando tan rápido que no podía pensar. Estaba bien. Yuri abrió la boca, ya fuera para decirle a Yuuri que estaba bien o para soltar algún comentario interesante, o tal vez solo para desestimar su preocupación.

Pero.

—¿Saldríasconmigo? —fue lo que terminó diciendo.

¿Qué?

¡¿Qué?!

El rubió chocó la palma de su mano contra su boca. ¿Quién putas había dicho eso? ¿Acaso estaba poseído o algo? No había forma de que hubiera sido él quien soltó esas palabras. Él sabía que nada bueno saldría de pedirle a Yuuri que saliera con él. Definitivamente, él no hubiera hecho eso. Debió ser algún demonio dentro de sí, o…

Yuuri se quedó mirándolo.

Okay, okay, okay. Lo había dicho muy rápido. Tal vez Yuuri no lo había escuchado. Tal vez la barrera del idioma le sería útil. Tal vez podría hacerlo pasar como una broma, o una posesión demoníaca, o…

—Yuri, —le dijo Yuuri suave, y algo incómodo. Oh, mierda. Había usado su nombre real. Eso era -mierda- nada bueno—. Me halagas, de verdad. Pero eres un poco joven para mí. No es tu culpa. Es solo que… no puedo.

¿Había empezado a hacer mucho viento de repente o qué? No, eso no tenía sentido. Pero entonces, ¿porqué Yuuri sentía como si el rugido del viento golpeara contra sus oídos? Como si una tormenta se hubiera desatado justo sobre su cabeza. Bueno, al menos si llovía, el fuerte sonrojo que se había apoderado de su cuerpo entero podría aplacarse.

—Lo lamento. Pero me alegra que seamos amigos —dijo Yuuri. Se cortó con una expresión dolida en su rostro—. ¿Yuri?

La carcajada que vino sorprendió a Yuri mucho más de lo que sorprendió al cerdo. —¡Já! ¿Creíste que lo decía en serio? —dijo con la voz temblorosa—. Maldito idiota. Voy a barrer el hielo contigo mañana. ¡Solo espera y verás!

Yuuri no dijo nada. Solo suspiro, casi como si sintiera lástima por Yuri. A la mierda con eso.

Yuri le quitó el traje que el cerdo llevaba en sus manos y se puso de pie. Ese estúpido sonrojo no quería desaparecer, pero al menos Yuri podía salir de ese lugar. —Te veré en el hielo, imbécil —le espetó, y salió a toda prisa.

Yuuri no lo siguió ni lo llamó, gracias a Dios. El rubio mantuvo la cabeza baja mientras corría a su habitación, pasando la de Viktor, y cerraba la puerta con fuerza.

Cuando colapsó sobre su cama, no pudo detener las lágrimas que empezaron a salir de sus ojos y que caían sobre su almohada.

.


.

No durmió esa noche.

No es como si hubiera estado llorando o algo. Le importaba una mierda que el Katsudon lo hubiera rechazado, o que hubiera sido tan patético como para declararse en primer lugar. Sí, había tenido un plan (había tenido muchos planes que el Katsudon había arruinado esa semana). Iba a verse tan cool que el Katsudon vendría hacia él y- como sea. Estaba bien. Estaba bien.

Finalmente se quedó dormido cuando el cielo empezó a clarar. Su alarma sonó unas cuantas horas después, sacándolo estrepitosamente de su sueño ligero. Lanzó su teléfono al otro lado de la habitación y volvió a cerrar los ojos.

—¡Yurio! —La voz de Viktor siempre le era insoportable, pero lo era mucho más cuando estaba con sueño—. ¡Despierta, dormilón!

Yuri ni se molestó en responderle, solo se acomodó para meter su cabeza bajo las sábanas.

Lo siguiente que supo, fue que la superficie entera de la cama se movió bajo él. No, esperen, era solo ese idiota que lo había tomado para darle vuelta y arrojarlo al piso. Se removió para salir de entre las sábanas. Finalmente, logró quitarlas de la cabeza y mirar fulminante al idiota que lo había metido en ese embrollo. — ¡¿Pero qué té pasá estúpido?! —le espetó.

Viktor presionó su mano contra su mejilla. —Aww, ¡Un gatito gruñón! —dijo alegre. El ruso mayor ya se había arreglado y estaba listo para el día. De seguro llevaba despierto horas con su skin care routine y demás—. ¡Qué lindo!

—Yo te voy a dar "lindo" —masculló Yuri.

—Oye, ¿es esa la forma de meterte en el papel de Ágape? —le dijo—. Tienes una competencia el día de hoy, por si lo habías olvidado.

Yuri apretó los puños. No había forma de que se hubiera olvidado la competencia. Era lo único interponiéndose entre volver o no a casa, ya fuera o no con Viktor. Pero ahora mismo, lo único que quería era acurrucarse en la cama con Potya ronroneando en su regazo para olvidar cualquier gentil rechazo y sonrisas lastimeras hacia su persona.

—Como sea —le dijo— ¿No faltan como cinco horas? Déjame en paz.

Viktor inclinó su cabeza a un lado y la sonrisita que llevaba desapareció. —Estás aún más gruñón de lo usual —hizo notar— ¿Pasó algo?

—Tal vez simplemente no me gusta tenerte en mi espacio personal tan temprano en la mañana —espetó Yuri—. Vete a la mierda, ¿okay?

Viktor lo miró vacilante, pero solo se encogió de hombros —Como quieras —le dijo mientras tarareaba como un puto niño—. Hay desayuno listo abajo si desea rebajarse a nuestro nivel, su alteza.

—Vete. A. La. Mierda

Cerró la puerta de un golpe detrás de Viktor, y luego volvió a dejarse caer en la cama.

No salió de la habitación hasta que fue absolutamente necesario.

Tomó a escondidas algo de comida de la cocina unas horas más tarde, y luego volvió a meterse a la habitación. No se estaba escondiendo ¿Por qué tendría que esconderse? Era solo que tenía que empacar todas sus cosas para irse con Viktor apenas ganara la competencia. A Viktor obviamente le tomaría una eternidad guardar todas sus cosas, pero estar listo por su lado no le hacía mal a nadie.

No hizo contacto visual con nadie cuando finalmente emergió para la competencia. Viktor y Yuuri estaban también callados, de todos modos. Ninguno dijo nada mientras se hacían camino a los vestidores para calentar y esperar al público.

Si había algo por lo se culpaba, era por lo poco oportuno que era. ¿Qué clase de imbécil le pedía una cita a alguien con quien tenía cero oportunidad la noche antes de una importante competencia?

Como sea. Ya lo había superado. Aún con el rechazo y la noche sin dormir, iba a patearle el trasero al Katsudon.

Repasó su programa para calentar, y apretó los dientes al sentir lo tenso de sus músculos. Él sabía bien que aquello no era solo por su mala noche. No estaba en el estado mental para patinar Ágape. Al menos no como lo había estado el día anterior. El pensar en el Katsudon, en lo que pasó ayer, y en lo que tenía que patinar hoy solo hizo que se sintiera más enojado, tenso, y desenfocado. No podía patinar de esa forma.

Enfócate en Dedushka. Eso era todo lo que tenía que hacer. Ya había descifrado lo que Ágape significaba para él, ahora solo tenía que enfocarse en ello.

Yuuko lo empujó a la pista media hora antes de que empezara la competencia. Lo guió hacia los vestidores para que esperara mientras la pequeña multitud era acomodada, pero lo tomó del brazo con una expresión de preocupación justo antes de que entrara.

—¿Estás bien? —le preguntó con gentileza.

Yuri rodó los ojos. ¿Por qué todos le preguntaban lo mismo? —¿No deberías preguntarle eso al Katsudon? Él es tu amigo.

Yuko le dio una mirada relajada. —Tú también lo eres —le dijo—. Además, te ves como si alguien te hubiera pisado el corazón. —Yuko vaciló— ¿Yuuri te dijo algo? A veces, puede llegar a ser algo insensible si está muy metido en su cabeza.

Yuri se liberó de su agarre —Estoy bien —le espetó—. Ve a lidiar con esta tonta competencia.

— Okay, siempre y cuando estés seguro de eso —le dijo— ¡Давай, Yurio!"

Yuri se despidió de ella con un movimiento de mano mientras pasaba por la puerta. Extrañamente, si se sintió algo mejor.

Aunque solo un poco. Todo lo demás se sentía como la mierda, especialmente ahora que tenía que entrar a una habitación con las dos personas que menos quería ver en ese momento.

Continuó con su calentamiento, enfocándose en sus ejercicios con más fuerza de lo usual. Eso era mejor que tener que ver al Katsudon usando el viejo traje de Viktor (ese que Yuri sabía bien estaba inspirado en el "bondage") o ver a Viktor todo pensativo y recostado contra la pared, como si estuviera reconsiderado los términos de la competencia. Yuri no podría hacer nada en ese caso. Aún cuando ganara, y claro que iba a ganar, no tenía forma de forzar a Viktor a volver con él.

No, basta. Yuri iba a ganar y Viktor cumpliría su promesa. Ese era el único resultado aceptable. No quería ni pensar en la alternativa en la que Yuri perdía contra el Katsudon menos de 24 horas después de haberse humillado frente al cerdo y Viktor se quedaba para conquistar al japonés, arruinando la carrera de todos.

Se aferró a la certeza de que ganaría. Se aferró a ella aún después de escuchar el clamor del público que estaba allí principalmente por el Katsudon, y no por él. Siguió aferrándose aún después de ver a Viktor frunciendo el ceño en dirección a la multitud. Y continuó aferrándose cuando Yuko lo llamó a la pista, mientras caminaba en dirección de la multitud con Viktor siguiéndole detrás, y mientras se colocaba en el centro del hielo.

No iba a perder. Iba a ganar, alejaría a Viktor del Katsudon tal como lo había planeado desde el comienzo.

Su música comenzó. Mierda, Agape. Se suponía que pensara en Ágape, en su Dedushka y en un amor incondicional. Podía hacerlo. Ágape. Ágape.

Allí estaba. Ese mismo sentimiento de ayer que le hacía todo más fácil y lo hacía flotar a través del hielo. Puro, inocente. Dedushka preparándolo para dormir y contándole un cuento, uno acerca de hadas y un valiente príncipe. Nunca lo admitiría a nadie con excepción de su Dedushka, pero amaba ese tipo de historias.

Es casi angelical, ¿no crees?

No, no- no pienses en eso. Tenía que concentrarse. Pronto saltaría su quad toe-loop. Enfocó toda su atención en ello, recargó toda su energía, y saltó.

Perfecto. Ahora tocaba la secuencia de pasos; esa que Viktor le hizo practicar una y otra vez. Podía sentir el sudor goteando incómodamente en su rostro y el aire frío lastimando su piel caliente. Vamos, vamos. Podía hacer esto; podía terminarlo. Solo tenía que concentrarse. Filo interno, cambio de dirección; no fue su mejor versión, pero estaba cerca. Solo un spin más y ya.

Se lanzó al spin. Su posición estaba bien, pero faltaba velocidad.

Mierda. Ágape. Había vuelto a caer en sus viejos hábitos, enfocándose en su puntaje técnico cuando Viktor de seguro estaba buscando algo más. Ese algo intangible que sólo consiguió sostener por un segundo antes de que se le resbalara de los dedos. Podía hacerlo, sabía que podía, pero ahora mismo fue imposible.

Demonios. Él era mucho mejor que esto.

Terminó el programa sudando y jadeando, viéndose lo más alejado a la palabra "angelical" que se podía. Se acabó. Esa había sido su única oportunidad de hacer que Viktor regresara con él, y había patinado de esta forma. Demonios.

Se inclinó ante la audiencia y regresó al borde de la pista. No había sido exactamente horrible. Al menos lo había hecho perfecto en la técnica, y un mes atrás hubiera estado terriblemente feliz con ese programa, pero este no era el Campeonato mundial junior; esto era más importante.

Miró al Katsudon al tiempo que se ponía los protectores para las cuchillas. El cerdo estaba parado junto a la baranda, mirando el suelo completamente ausente. En realidad, se veía… aterrado.

El pecho de Yuri se apretó dolorosamente. Apartó la mirada un segundo, solo un segundo, para recuperar el aliento.

Tal vez el cerdo estaba tan nervioso que iba a fallar. Tal como lo hizo en la final del GP y en otras incontables competencias. A pesar de no haber hecho su mejor programa, Yuri todavía podría ganar.

Ganar así se sentía horrible, pero era mejor que la otra alternativa.

Volvió a ver al cerdo. Viktor ya se encontraba allí, mirando al japonés con una expresión de preocupación al notar como temblaba. Era como la final del GP de nuevo. Yuri podía verlo en los ojos del Katsudon.

Pero de repente, Yuuri se lanzó a los brazos de Viktor.

Yuri se quedó mirando inexpresivo. A Viktor le tomó un segundo poder recuperarse, pero pronto le devolvió el abrazo y susurró algo en el oído de Yuuri. Parecía como si hubiera algo entre ellos, algo más que la relación entrenador-estudiante. Era tal como había pasado en la final, y no se refería al terrible programa de Yuuri. Era como el banquete, donde Yuuri y Viktor estuvieron tan perdidos en el otro que parecía que todos los demás habían desaparecido a su alrededor.

Se veían… felices.

Yuri apenas tuvo oportunidad de procesar lo que pasaba antes de que el Katsudon se alejara de Viktor y saliera a la pista. Claro, la competencia.

El Katsudon se colocó en su pose inicial. La música comenzó, y Yuuri empezó a moverse.

Viktor soltó un silbido.

Yuri perdió.

Se dio cuenta incluso antes de que el Katsudon terminara la cuarta parte de su programa. Algo había cambiado en su patinaje. No era perfecto, Dios sabía que no lo era cuando se había caído y aterrizado tembloroso los saltos que sí fueron limpios, pero había algo en él. Algo que había faltado en la rutina de Yuri.

Corazón.

Yuri se dio vuelta, se hizo camino entre la multitud, y fue a los vestidores. Ya no pudo seguir observando. Ver a Yuuri patinando así para alguien más cuando las heridas de su rechazo estaban aún frescas era demasiado doloroso. Su corazón y alma estaban en juego con un calor, deseo, y una necesidad que se reflejaba perfectamente en la forma en la que Viktor se inclinaba contra la baranda.

Nunca debió venir a Japón. Eso era lo que Viktor estaba intentando decirle todo este tiempo cuando le hablaba de pureza, inocencia, y amor incondicional. Si quería patinar Ágape como debería patinarse, de la forma en la que sabía que podía, no podía quedarse allí. No podía continuar buscando la atención de Viktor y la de Yuuri egoístamente.

No importaba que en una competencia real Yuri de seguro hubiera vencido al japonés por un amplio margen. No importaba la calificación que recibiría al final de esto. Ya había perdido incluso antes de subirse al avión hacia Japón.

Terminó de sacarse los patines y se detuvo para tomar una respiración profunda. En la pista, la multitud rugía enloquecida por el Eros de Yuuri.

Bien. Como sea. Regresaría a Rusia y continuaría peleando. Trabajaría más duro que nunca en su vida. Y la próxima vez que se enfrente a Yuuri y a Viktor como su entrenador, estará listo. Tal vez aún no comprendiera Ágape por completo, pero lo haría. El programa saldría por sus poros la próxima vez que se vieran.

No fue hasta después, mucho después, que finalmente lo consiguió. Pensaba que ya lo había hecho para cuando llegó la Rostelecom cup y tuvo que enfrentarse al cerdo por primera vez desde el Onsen on Ice. Pero fue después cuando lo pudo ver finalmente. Lo vio cuando Yuuri empujó a su entrenador a que se marchara para que pudiera ver a su perro enfermo a pesar de que lo necesitaba allí con él. Cuando el japonés casi se derrumba en el hielo sin nadie que lo pudiera sostener, pero aún así apretó los dientes y continuó. Y lo vio más claro que nunca cuando se paró en un puente en medio del frío invierno de Rusia para ver a Yuuri comer pirozhki con una sonrisa en sus labios.

Oh.

Amor incondicional

Ágape.

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Notas de autor

Creí que esta cap sería más corto que el anterior. Y lo és, por 2k . Ups!

Un recordatorio rápido, como todo lo que escribo pero especialmente ahora que he escrito los pensamientos de una bola enojada de 15 años, todos los pensamientos expresados en esta obra no son necesariamente míos. Y por favor sean gentiles con esta pequeña y enojada criatura. Está un poco confundido y enojado porque intenta verse cool.

EDIT (Soy mala para recordar que tengo que añadir estas notas): El nombre de la cuenta fan de Yuri viene del fic escrito porcounterheist llamado Edit sobre

Muchas gracias por leer!

Nota de la traductora.

No sé si hay alguien siguiendo este fic, y de seguro muchos de ustedes ya leyeron la versión en Inglés LOL, pero igual quiero terminar esta historia. De repente me llegaron las energías y ganas de traducir. Así que aquí estoy XD

Se que han pasado casi tres años, y no me pienso excusar. Para darles ánimo, les comento que una vez leí un fic que se terminó 10 años después de la publicación de su primer cap. So, nunca pierdan la fé. Obvio yo no quiero que me demore 10 años, pero ustedes me entienden XD
Espero poder terminar las partes que faltan. Ya hemos visto la versión de TODOS los corazones que Yuuri ha roto (que sepamos LOL) Ahora falta la versión del despistado número uno: ¡El señor Yuuri Katsuki!

Son dos capítulos de eso. Espero poder traerles estos capítulos lo más pronto posible. Intentaré seguir mientras tenga energías y ganas de traducir, pero mejor no hago promesas.

Si les gustó el fic, por favor pasen a dejar kudos al fic original y a dejarle amor a la autora. Los enlaces en la descripción del fic y en mi perfil. FF no me deja ponerlo aqui, por favor vayan y chequenlo :'v

Arriba también deje el nombre del autor/a para que la busquen en ao3.
Nos estamos leyendo!
¡Hasta la próxima!