Notas de Autora:
¡Ja! ¿Creyeron que me había olvidado del fic? ¡No! en realidad he estado SUPER ocupada con cuestiones personales de mi trabajo y así y tenía poco tiempo (e inspiración) para escribir, espero perdonen que esto se torne tan oscuro (Y LARGO) no sé que me paso, yo creo que ya nadie lo va a leer jajajaja *llora en un rincón*
Quiero que sepan que contestare reviews en el siguiente capitulo, sino jamas voy a publicarlo jajaja
Bueno, sin más preámbulos comencemos con el fic, agradezco infinitamente su paciencia, esta por terminar! (Aleluya)
...O...
Prólogo:
"Lemuria se pensaba como un gigantesco continente, anterior a África y a Atlántida, que habría sido destruido por efecto de terremotos y fuegos subterráneos, sumergido en el fondo del océano hace algunas decenas de miles de años, dejando sólo como recuerdo suyo varios picos de sus más altas montañas, formando islas. Fue cuna de la cultura del valle del Indo, civilización de la Edad de Bronce en Afganistán,Pakistán y el noroeste de la India. Esto sugiere que varias civilizaciones antiguas tendrían un origen común en Lemuria…"¹
Los pocos sobrevivientes, conmocionados y temerosos, decidieron agruparse y ocultarse para siempre al ojo humano. Sin embargo, no podían ignorar la tarea milenaria de la reparación de las 88 armaduras creadas por ellos, por lo cual, cuando era requerido, se seleccionaba a un lemuriano para ser entrenado y enviado al santuario…constituyendo un exilio disfrazado de honor.
…O…
-Es…complicado, pero creo que podre hacerlo sin problema.
Los vivaces ojos se movían velozmente, devorando aquel antiguo texto que hacía unos segundos se le pidió interpretara. El ariano de tanto en tanto fruncía el ceño levemente al no comprender alguna palabra o cuando lo que decía ahí le parecía tan descabellado como terrible.
Tan pronto despertaron la pareja desayunó tranquilamente y Shaka le informó a Mu sobre la llegada de sus seres queridos, esto le causó gran entusiasmo al aries, aunque lo ocultó muy bien bajo su máscara de serenidad que ya no conseguía engañar a Shaka. Comió, para gusto del virgo, mucho más rápido de lo usual denotando que ansiaba partir lo antes posible, y así lo hicieron.
Al terminar de leer Mu alzó la vista, encontrándose con los ojos marrones del antiguo maestro y otorgándole una nítida imagen de su preocupación. El portador de los mismos se mantuvo estoico, había estado estudiándole a medida que leía por lo cual aquella cara no le causo sorpresa, sino que confirmó sus sospechas de que todo estaba por cambiar de manera radical.
-Dime muchacho, ¿Encontraste algo interesante…?-Preguntó con perfectamente simulada calma el antiguo caballero de libra, por lo menos para cualquiera que no lo conociera tan bien como lo hacía Mu, que no se lo tragó ni por un segundo. El mencionado asintió levemente con la cabeza.-Pero me temo maestro que esto es tan solo el inicio de lo que parece ser una intensa búsqueda…-Mu cerró los ojos y bajó levemente el mentón, meditando como diría todo aquello sin que sonara desalentador para su superior.-Este pergamino, tan solo indica donde encontrar el siguiente…al parecer este pueblo donde vive el hermano de mi maestro puso empeño en no ser encontrado…
-Lo resolveremos.-Interrumpió Shaka manteniendo una expresión seria mientras veía a Mu fijamente, el mencionado sonrió de lado y enrollo el pergamino, extendiéndoselo para que lo guardara en su morral.
-Aquí tienen el dinero que ganaron por su trabajo.-Dijo Salim entregándole después a Shaka unos cuantos billetes, que claramente eran un poco más de lo que en realidad habían generado.
-No podemos aceptarlo, Salim.-Le dijo extendiéndole el sobrante.-Además….-Sonrió de lado.-Fuimos los peores trabajadores en la historia…
Mu se paró al lado del rubio, secundando su decisión.-Shaka tiene razón, nosotros somos los que deberíamos pagarle….-Dijo con sorna, a lo que Salim sonrió afablemente.
-Claramente no lo merecen…-Rió.-…pero sí lo necesitan, anda, tómenlo.-Insistió, a lo que a Mu le pareció aun más grosero rechazarle nuevamente y terminó por tomarlo.-Gracias.-Dijo quedamente para después hacer una reverencia que Shaka imitó, a lo que Dohko no pudo ocultar su asombro, sin duda Mu había tenido un impacto muy positivo en la soberbia y mal carácter del ex caballero de la virgen.
-Me hubiese encantado acompañarlos.-Dijo con la mirada cargada de nostalgia, misma que posó en Mu, quien en ese momento era el único capaz de comprenderlo.-Pero me es imposible…-sonrió con melancolía.-Además debo conseguir nuevos empleados…
-Señor Salim, en verdad, gracias.-El lemuriano odiaba las despedidas, ambos lo hacían, por lo cual tan solo hubo un intercambio de miradas antes de que Mu se decidiera a darse la media vuelta y alejarse, seguido de cerca por su hindú, quien imitó la acción y le alcanzó a paso rápido.
Dohko sonrió al igual que Aldebarán al encontrarse ambos con los ojos de Salim, quien les vio con parsimonia.-Mu es un muchacho muy especial…-Les dijo desviando la mirada al cielo.-…deben cuidarlo bien.
-Dohko y Alde se giraron para seguir con la mirada al mencionado, quien se detuvo al sentir los ojos de los tres hombres sobre él y volteó a verlos con esa involuntariamente tierna cara de confusión. Shaka también cesó su andar al notar a Mu detenerse y le tomó de la mejilla con una mano para que se girase a verle de frente, escudriñándolo con la mirada.
-Bueno, es un hombre sumamente poderoso, capaz de cuidarse solo perfectamente, no debe preocuparse por él…-Replicó Dohko.-Además…-Sonrió de lado.-…dudo que ese rubio que tiene al lado permita que algo malo le ocurra.
El chino se detuvo a observar al ariano negar levemente con la cabeza y sonreírle a Shaka mientras retiraba la mano de su rostro, gesto que le recordó a Shion, quien solía reprocharle sus demostraciones públicas de afecto. Con su Luna ahora en sus pensamientos volteó para con el iraní.-Adiós, Salim…-Hizo un gesto con la mano mientras que Aldebarán optó por una respetuosa inclinación de cuerpo y con ello alcanzaron a la pareja que los esperaba un poco más adelante.
…O…
Los cuatro ex caballeros dorados caminaban a paso firme saliendo de Irán hacia Afganistán guiados por Mu, quien por seguir las indicaciones del pergamino no podía teletransportarlos pues había distintas marcas y lugares clave que desconocía donde quedaban y tendría que buscarlos con la vista.
-"Mu…"-Rompió Shaka el silencio que reinaba esa caminata, sin embargo el lemuriano pudo notar inmediatamente que le hablaba a través de su cosmos, por lo que probablemente se trataba de un asunto que tan solo ellos podían tratar.
-"¿Qué ocurre, Shaka?"
-"Haz descifrado el pergamino, sin embargo, no nos has confiado nada de lo que dice ahí y estamos siguiéndote ciegamente y no veo problema en ello, pues estoy seguro de que sabes lo que haces, pero…me da la impresión de que ocultas algo."
Mu desvió levemente la mirada ¡maldición! ¡Shaka lo conocía como a la palma de su mano! ¿Cuándo fue que paso algo así? El que se consideraba tan reservado con sus sentimientos y emociones sintió nulo entusiasmo por ser descifrado de ese modo por su pareja.-"Mi amado Shaka, no hay necesidad de indagar en lo que ese texto menciona, es suficiente con que sepamos el camino a seguir y así podamos ayudar al antiguo maestro para que encuentre a Arles…"
-"Quiero saberlo…"-Le dijo tajantemente y viéndolo de reojo.
-"Entonces aprende a leer lemuriano…"-Le contestó con una sonrisa socarrona, que a Shaka no le causó nada de gracia.
-"Enséñame…con el pergamino"-Le devolvió la sonrisa, a lo que Mu lo vio fijo, torciendo la boca.
-"¡Eres sumamente testarudo Shaka! Te juro que a veces quisiera…"
-"Detente"-Le ordenó, a lo que el tibetano arqueó una "ceja" y cesó su andar de mala gana, permitiendo con ello que Aldebarán y Dohko se les adelantaran un poco. Suspiró, cerrando los ojos y bajando levemente su barbilla al sentir la penetrante mirada del virgo que sin lugar a dudas exigía respuestas.
-Shaka, lo que dice el pergamino…-Comenzó, viendo que el virgo no le pensaba quitar la vista de encima pronto.-…tiene que ver con aquello que Salim nos comentó cuando recién lo conocimos.-Mu le vio a los ojos fijamente.-El valle del Indo, fue forjado sobre una colonia lemuriana muy importante, cuna de muchas civilizaciones actuales que pasaron por sobre de ella para poder formarse. Una de ellas, la más importante y la que más atrocidades causó a mi raza…-Mu desvió la vista al suelo, pero volvió a encontrarse con los zafiros del virgo al sentir que este tomó su mano.
-Fue la hindú ¿cierto?-Le entre sonrió.-Es por ello que Salim dijo que éramos una dupla curiosa…
Mu asintió con la cabeza.-Es por eso que Salim es lemuriano e iraní…ustedes no fueron los únicos, y personas como él son tan pocas porque…-Hizo una prolongada pausa.-Fueron producto de ultrajes a las mujeres de mi pueblo, esos bebés se consideraban impuros y el pergamino dicta que debían ser asesinados…
Shaka abrió los ojos a su máxima capacidad.- ¿Es por ello que Salim…?
-Por eso no podía acompañarnos.-Le interrumpió.-Pienso que él vive en Irán y no en la colonia lemuriana porque si lo descubrieran sería asesinado...- Las manos de Mu comenzaron a temblar, a pesar de que su rostro permanecía imperturbable.-Su madre debió exiliarse para poder conservarlo…-Un par de lagrimas resbalaron por sus mejillas, las cosas narradas por aquel texto eran verdaderamente crueles y vergonzosas ¿Cómo era posible que todos aquellos seres hubiesen obrado con tal frialdad? Mu no alcanzaba a comprender y le era inevitable preguntarse ¿qué encontrarían junto con Arles?, si su misma raza había sido capaz de matar a recién nacidos en orden de preservar la pureza de su sangre ¿Seria el hermano de su maestro partidario de esa corriente? Incluso Shion, a quien consideraba un padre ¿en algún momento llegó a presenciar todo aquel horror? Seria por ello que jamás le habló de la antigua lemuria? Todas esas preguntas daban vueltas incesantemente en su cabeza desde que tuvo el conocimiento en sus manos.
Shaka se preocupó al ver lágrimas en los ojos de su lemuriano, comprendiendo que esta plática estaba afectándolo demasiado y entendió el porqué de su silencio sin necesidad de que el mencionado externara sus pensamientos, le tomó las temblorosas manos y busco su mirada, intentando tranquilizarle.-Mu…-Le habló suavemente, pero el ariano volteó a verlo directo a los ojos con los propios empapados y reflejando terrible angustia.-No puedes ir allá.-Aseveró, a lo que Shaka le vio con franca confusión.-Yo estoy obligado a ayudarle a Dohko, por respeto a los deseos de mi maestro, pero tu Shaka…no sé de qué serian capaces si ven a un hindú en tierras lemurianas, es por eso que…
-¡Mu! ¡Shaka!-Les llamó Dohko a lo lejos, haciendo que los mencionados giraran el rostro para encontrarse con el del viejo maestro.-¿Es acaso que quieren perderse?-Dijo sin afán de insinuar nada más, aunque en cuanto escucho sus propias palabras no pudo evitar soltar una leve risa, que hizo a Mu dar un respingo y soltar a Shaka mientras que este ultimo lo vio desenfadadamente.
-Hablaremos de esto más tarde, sin embargo, debes desistir de la idea de que no te acompañare hasta allá…-Le dijo el virgo con seriedad.
-Shaka…-Escapó de los labios del ariano como un murmullo. El mencionado tan solo le vio con severidad y caminó al encuentro de Dohko y Aldebarán, dejando atrás a un perturbado Mu.
-Muchacho ¿Todo en orden?-Le preguntó el antiguo maestro en cuanto se encontró con ellos.
-Sí, tan solo necesitaba hacerle a Mu algunas preguntas a solas…
-Ya entiendo. Espero y me disculpen por haber arruinado su luna de miel.-Le dijo con sorna, a lo que Shaka le rodó los ojos haciendo una mueca con la boca.
-Para eso Dohko…
El libra se puso los brazos por detrás de la cabeza.-No.-Sonrió de lado, a lo que Aldebarán dejó salir una leve risilla.
-Y apenas estamos en Afganistán...-Dijo el tauro, secundando a Dohko en sus juegos y señalándoles la frontera a la que ya habían llegado.
Mu les alcanzó unos instantes después, el sol estaba ocultándose a sus espaldas y las primeras luces en las calles comenzaron a encenderse, algo en ese escenario no le daba al aries buena espina, las avenidas se veían vacías y no pudo evitar fruncir el ceño.
-Hay toque de queda…-Dijo Dohko, como leyéndole la mente.-Esta es una zona de guerra muchachos, aun siendo ex caballeros de Athena debemos tener precaución…
-Entendido, antiguo maestro.-Dijo Aldebarán, quien por su altura pudo ver que la situación se mantenía varias calles adelante.
-Busquemos un lugar donde dormir entonces.-Sugirió el tibetano, a lo que todos asintieron. Tocaron varias puertas y entraron a distintos establecimientos hasta que por fin pudieron encontrar una humilde posada donde les permitieron alojarse, mas solo tenían dos cuartos por lo que debían compartir habitaciones. Dohko ni siquiera se lo pensó, tomó las llaves y a Aldebarán del brazo, le guiño el ojo a Shaka quien permaneció impávido y se retiró con el tauro del recibidor.
Aunque al lemuriano aún le apenaba bastante exponer su situación sentimental delante de sus compañeros, le tranquilizaba el hecho de que parecían haberlo tomado con suma naturalidad; accedió entonces a pasar la noche al lado de Shaka, quien no compartía su sentir pues actuaba como si todo aquello fuese lo más lógico del mundo, y es que para él verdaderamente lo era. El virgo era más bien un hombre práctico y no entendía demasiado de convencionalismos, etiqueta y propiedad; todo eso poco le importaba.
Se encaminaron a su habitación y el rubio introdujo la llave, la puerta rechinó lo suficiente para que Mu diera un respingo al escucharla, teniendo los nervios a flor de piel por-nuevamente-verse en una situación comprometedora con Shaka. El hecho de que era su novio, que lo amaba y que no era la primera ni la última vez que compartirían el lecho no volvía a la situación menos agobiante para él y se preguntaba si algún día lograría encontrar la normalidad en todo esto.
El semidiós se sentó en el borde de la cama e invito al lemuriano a hacer lo mismo, quien le dedicó una mirada de suma confusión a la par que se acomodaba para verlo de frente.
-Vamos a hacer algo, Mu.-Le dijo con una sonrisa pícara que logró un fuerte rubor en las mejillas del mencionado, a la par que mil y un definiciones de "algo" se le proyectaban en la mente.
-Hagamos una ronda de preguntas para conocernos un poco más, empieza tú…
Mu arqueó una "ceja", a lo que Shaka esbozó una sonrisa socarrona. -¿Qué pasa? ¿Esperabas otra cosa?-Le dijo coquetamente, lo cual tan solo intensificó el rojo que de por si Mu ya ostentaba, para su sorpresa, Shaka de pronto bajó la mirada, cambiando su sonrisa burlesca por una leve.
-No he podido olvidarme del día que discutimos en la cocina...-Le dijo con tranquilidad.-Aunque siento conocerte, no puedo negar que es cierto que hay detalles de tu vida que ignoro…
El tibetano le sostuvo la mirada un momento, tratando de recuperar el temple e inhalo aire lentamente, soltándolo con suavidad por la boca.-Esta bien.-Logro decir finalmente.-Cuéntame algo de tu niñez, Shaka…
El virgo cerró los ojos y giró la cabeza en dirección contraria a Mu.-Temo que la encontraras bastante ordinaria…
-Yo juzgare eso.-Dijo tajantemente, mas con un tono de voz amable mientras encontraba la mano del rubio por encima de las sábanas.
-Bien…-Shaka le vio con intensidad, esta era la primera vez que hablaba de su vida con alguien y en ese momento entendió que Mu era el único ser sobre el Samsara que realmente conocería todo de él, pensamiento que lejos de atormentarle le reconfortó. Carraspeó un poco, acomodándose mejor sobre el colchón para empezar a hablar, gesto que a Mu le pareció bastante simpático por lo que se llevó la mano libre a la boca para ocultar su sonrisa.
-Como le comenté a Salim, mi padre era británico y mi madre hindú, no tengo claro como se conocieron ni datos de mi padre, solo sé que ella me donó o abandonó, como quieras llamarle, en un monasterio a los pocos meses de nacido…
Mu quiso decir algo pero mejor entrelazo sus dedos con los de Shaka, mirándole con suma ternura. El rubio continuó hablando con normalidad a pesar de que correspondió el gesto.-…ella le dijo a los monjes que Buda le había regalado una visión y le indicó el camino para llegar allá, por ello me aceptaron de inmediato a pesar de mi edad y fui criado por ellos hasta que se me llamó para servir a Athena en el santuario…
-Ya veo…-Dijo el tibetano con un hilo de voz, pero antes de que pudiera replicar Shaka esbozó una sonrisa de lado, seguida de una leve risa que sonó más bien como un suspiro contenido.
-De hecho, ella fue a verme un par de veces, pero de pronto dejó de hacerlo y jamás pude entender el porqué. Fue en una de las misiones que se me encomendó en el santuario que me desvié de la ruta y la fui a buscar para obtener respuestas...yo tenía 14 años...
Mu abrió la boca ligeramente, jamás pensó en Shaka como una persona capaz de desobedecer una orden del santuario, por lo que comprendió lo duro que fue para él saberse abandonado por su madre.
-Y... ¿la encontraste?-Preguntó con sumo interés, afianzando el agarre a la mano del virgo.
El rubio asintió con la cabeza. Los zafiros brillaron, inundados en una melancolía que el de esmeraldas jamás se esperó; el resto de los dorados, incluido él, no había conocido a sus padres o estos habían muerto, pero la madre de Shaka probablemente seguía viva y Mu podía ver que el desinterés que parecía tener en él hería al virgo aun a estas alturas de su vida.
- Pensé que cuando la viera…-Dijo Shaka por lo bajo.-Bueno, era tan solo un chiquillo, ahora me parece tan lógico que a pesar de que me cruce por su camino varias veces, en ninguna de ellas me volteara a ver…
El corazón de Mu se estrujó dolorosamente al ver a aquel que consideraba inquebrantable clavar la vista en las sábanas, por lo que se inclinó un poco y puso su cabeza sobre el hombro de Shaka, quien le vio enternecido y colocó una mano sobre de ella en gratitud.
-No pasa nada Mu...estoy bien, en serio.
El lemuriano lo rodeó por los hombros, acomodándose mejor sobre el del semidiós.-Lo sé, tan solo me entraron unas ganas locas de abrazarte, es todo.
Shaka sonrió, estas eran las únicas mentiras que pretendía se dijeran entre ellos, abrazó al tibetano entonces recargando su cabeza sobre la de él, y ciertamente toda la amargura de aquel relato fue endulzada por el único capaz de lograr algo así en el de cabellos dorados.
-Gracias por compartirme esto, querido Shaka…-Dijo por lo bajo y se sintió traicionado por su cuerpo cuando terminó la frase en un bostezo.
-Es tarde.-Aseveró el virgo.-Podemos continuar con esto después…-Quiso soltarse del abrazo de Mu para verle a los ojos, tomándolo por los hombros para retirarle con delicadeza, pero el mencionado parecía no querer soltarle. Shaka giró entonces el rostro para verlo a la cara y cuando lo hizo sonrió, Mu se había quedado dormido ya. Sintió tanta ternura que hasta se sorprendió a sí mismo, aun que lo amaba sin mesura, no por ello sus sentimientos le parecían menos patéticos, no le agradaba sentirse vulnerable ni la idea de que una persona tuviera tal influencia en su vida, mas cada día que pasaba al lado del aries se iba resignando más y más.
Pasó unos cuantos mechones de cabello por detrás de la oreja de Mu, viéndolo con una adoración digna de una deidad. -En retrospectiva, ¿quién iba a pensar que un hombre tan temible como yo, terminaría sucumbiendo a estos sentimientos mundanos? Solo un ángel como tú podía ser capaz de semejante milagro…
Con ese pensamiento, que quizá Mu no sabría nunca, se recostó en el colchón con el mencionado aun en brazos, cerró los ojos y después el sueño no tardó mucho en alcanzarle.
…O…
"Me…me duele mucho, maestro…"-Gruesas lagrimas corrían por las regordetas mejillas, intensificando aun más el verde de sus irises que temblaban al igual que su voz.
"Debes resistir, este dolor no es nada comparado con todo lo que tendrás que pasar como santo de Athena, joven Mu…"-Le dijo con parsimonia el mayor, su rostro arrugado y notablemente cansado permanecía imperturbable, como si ver correr toda esa sangre en un pequeño de 5 años no fuese la gran cosa…y es que para un lemuriano, no lo era.
Las palabras de Shion lejos de reconfortar al menor lo perturbaron aun mas, vaticinando que convertirse en santo de Athena no sería nada sencillo.
- "Maestro, ¿por qué debo hacerme estas heridas si aun soy incapaz de reparar una armadura? no lo entiendo ¿qué caso tiene?…"
"Debes acostumbrarte a la sangre…"-Le interrumpió.-"…a verla, a sentirla, a perderla…"
El pequeño peli lila abrió grandes los ojos, escuchando a su maestro con atención; le admiraba y quería como a un padre, y el sería incapaz de cuestionar alguna de sus enseñanzas, sin embargo, no por ello dejaba de ser un pequeño curioso que constantemente acosaba al mayor con infinidad de preguntas, cuya mayoría no eran contestadas tan explícitamente como el quisiese.
-"Para reparar una armadura donas parte de ti y de tu cosmos para un bien mayor. Esta es la enseñanza lemuriana más sagrada y legendaria, debes comprender su importancia, pues como futuro santo de Aries será tu deber reparar las 88 armaduras, forjadas por nuestro pueblo para servir a la grandiosa Athena…"
Al pequeño dicha labor le pareció terriblemente abrumadora, y desde ya sintió caer un gran peso sobre sus hombros.
-"Pe…pero maestro, usted siempre estará a mi lado para ayudarme, ¿verdad?".-Preguntó en lo que se acercaba tímidamente a su tutor en búsqueda de confort, ignorando ya el hecho de que aun le goteaba sangre a cantaros por las muñecas.
El viejo sonrió ante la inocencia de su discípulo, quien aun no tenía un concepto claro de su edad ni de la muerte, lo tomó sentándolo sobre su rodilla y comenzó a vendar su muñeca, a lo que el mencionado hizo una mueca de dolor, pero reprimió el llanto para evitar otro comentario negativo de su amable pero estricto maestro.
-"Llegará el día, joven Mu, en el que tan solo serás capaz de verme a través del cosmos, entiende que mientras mis enseñanzas te acompañen, yo también lo haré…"
Esta vez las lágrimas volvieron a encontrar su camino por el rostro del pequeño tibetano, quien tan solo con ese enunciado comprendió todo y ya no le importo si Shion le reprochaba por llorar nuevamente. Para su sorpresa, lo que obtuvo de su maestro fue una suave caricia en sus hebras lilas y un breve pero emotivo abrazo, que Mu hasta la fecha atesoraba.
…O…
-Es aquí…-El pergamino les había indicado el camino hacia la mezquita principal de Kabul, capitán de Afganistán. Habían llegado ahí tras varios días de andar deambulando y buscando las distintas señales que tan solo Mu podía ubicar, al principio el tibetano se sentía muy inseguro y dudaba poder reconocerlas, mas después de las primeras tres notó que estaba haciéndolo con facilidad alarmante, tanta que incluso vio a sus acompañantes serenarse significativamente, bueno, salvo Shaka, que aun no le había dicho que era, pero Mu sabia que algo le inquietaba…
-¡Bah! La mezquita principal, ¡qué poca imaginación!-Se quejó Dohko, mientras entraba cual turista al recinto sagrado siendo seguido por un más bien tímido y cauteloso Aldebarán, quien paseaba sus ojos con curiosidad por el sitio.-"Pul-e-Khishti"-Balbuceó el tauro al leer una de las inscripciones en castellano que se encontraba ahí, pasando su mano por las paredes grabadas sintiendo todos sus bordes y contornos, no alcanzaba a comprender nada, sin embargo la belleza y tranquilidad del lugar le parecían hechizantes.
Shaka se detuvo en la entrada, haciendo una mueca de disgusto que corrigió de inmediato, Mu lo notó y le miro contrariado.- ¿Qué ocurre Shaka?
-La vibra de este lugar…es muy densa, es como si, me impidiera el paso…entren ustedes, yo me quedaré aquí.
El ariano lo vio largamente, sabía que insistirle no le llevaría a ningún lado, por lo que tan solo se fue de largo sin decirle nada más, decidido a buscar la siguiente pista para salir de ahí lo antes posible. Si Shaka sentía una cosa como esa, no vaticinaba nada bueno.
Al entrar a la mezquita Mu, al contrario de Shaka, sintió que algo le jalaba o más bien le invitaba a seguir andando y la enorme cúpula del lugar llamó poderosamente su atención. Alzó la vista, maravillado por los grabados y dibujos que adornaban aquella obra y de pronto, como si la luz del sol se hubiese colado por alguna ventana y le diera directamente a los ojos, no pudo ver más que resplandor. Ya no escuchaba nada, ni los murmullos de Dohko, ni el bullicio de los mercaderes fuera de la mezquita, los pasos, gritos y sonidos propios del turismo…todo se había esfumado, reinaba el silencio y él sabía que eso definitivamente era inusual.
- ¡Mu!-gritó el rubio, abriéndose paso entre los visitantes e importándole poco su declaración anterior. Alcanzó al ariano, quien se había quedado inerte con la cabeza apuntando hacia el cielo, los ojos en blanco y la boca entre abierta.
-¡Mu reacciona! ¿Qué te sucede? ¡Mu!.-Shaka lo tomó en brazos y lo sacudió con fuerza, el escándalo que involuntariamente provocó no solo hizo que lo voltearan a ver varios curiosos, sino que también Aldebarán y Dohko corrieron a su encuentro.
-Deseri ner fi, narem ha, arja, arja rish khel bar…
Shaka abrió los ojos como platos, sin embargo, no soltó al ariano en ningún momento. Mu le veía fijamente, pero con los propios aun en blanco mientras le hablaba en aquella lengua que ninguno de los tres lograba comprender.
-Deseri ner fi, narem ha, arja, arja rish khel bar…
El lemuriano se giró hasta donde el fuerte agarre de Shaka se lo permitió, apuntando hacia el este y repitiendo aquella frase incesantemente, por lo que el oji azul optó por memorizarla, suponiendo que al volver en si Mu sabría qué quería decir aquello.
-¡Mu! ¡Despierta! ¡Mu!-Gritaba Aldebarán, desesperado por ver a su amigo en ese estado.-Por todos los dioses Shaka ¡haz algo!
El rubio lo fulminó con la mirada.-¡¿Crees que si hubiera algo que hacer no estaría hecho ya, Tauro?!
Aldebarán abrió los ojos como platos para después fruncir el ceño, aun que debía reconocer que era su culpa. No podía esperar otra respuesta del tajante Shaka y mucho menos ahora que era presa del estrés.
Dohko intervino en la escena, intentando poner en su lugar a ambos jóvenes.-¡Basta! ¡Nada ganaran gritándose entre ustedes!
En eso Mu se desvaneció en los brazos del virgo quien le sujetó apenas pues no se esperaba que dejase caer todo su peso de golpe.
-¡Mu! ¡Mu!-Le llamaba pero el ariano no volvía en sí, con las sacudidas la tela que cubría su cabello resbalo hasta el suelo, detalle que no preocupó al rubio hasta que muchos murmullos comenzaron a escucharse, seguidos de gritos y lo que parecían ser insultos por la entonación y los gestos de los curiosos.
Shaka se paró derecho y cargó a Mu en brazos, no esperó por la reacción de sus acompañantes, solo se echó a correr recordando las advertencias de Salim.
"Corres peligro aquí…"
Aun que el rubio era perfectamente capaz de hacerle frente a personas comunes si era necesario, prefería retirarse y no causar destrozos en lo que claramente era un lugar sagrado para ellos. Giró el rostro confirmando que aun los seguían, muchísimos metros atrás pero de manera constante. Fue ahí cuando optó por usar su cosmos y crear una ilusión, ocultándose tras de ella para poder verificar el estado de su pareja, quien aun no recuperaba la conciencia a pesar del ajetreo.
Miró poco tiempo después pasar a todas aquellas personas gritando impuerperios y girando sus rostros, intentando ubicarles sin éxito. El rubio soltó un suspiro contenido cuando los vio alejarse lo suficiente y acarició con cuidado el rostro del tibetano, viendo si con aquel gesto lograba una reacción, la que fuese, en él...más nada.
Aldebarán y Dohko llegaron justo a tiempo, pues el rubio estaba a un cabello de perder la cordura.
-Uff, sí que pueden ser veloces estos afganos…-Dijo Dohko, más que nada para iniciar una conversación trivial que distrajera a un claramente ofuscado Shaka.
-No ha vuelto en sí.-Dijo ignorando totalmente el intento de Dohko por serenarlo, mientras de manera un tanto inconsciente lo acercaba más a su cuerpo.
-Busquemos un lugar donde pasar la noche.-Dijo Aldebarán, colocándole a Mu nuevamente la tela en la cabeza, aun por sobre los brazos de Shaka quien volteó a verle con algo de recelo.-Ahí podremos observar a Mu con más calma.
Shaka asintió con la cabeza y después posó sus zafiros en el níveo rostro de su amado, sus mejillas se veían ligeramente sonrojadas y su expresión se asemejaba a la que tendría con un mal sueño, fruncía el ceño una que otra vez y apretaba los labios, como si algo le estuviese causando dolor.
-Démonos prisa.-Dijo apresurando el paso.
.-Deseri ner fi, narem ha, arja, arja rish khel bar… Deseri ner fi, narem ha, arja, arja rish khel bar…-Repetía Shaka en su cabeza conforme avanzaban.
…O…
-"¡Espera! ¡Por favor!"-Estiró su mano, viendo su palma abrirse a máxima capacidad en un intento por acortar la distancia entre ellos, pero fue inútil, aquella criatura de apenas unos días de vida cayó al fondo del abismo, donde aguardaban muchas más. Se paró en el filo de aquel pozo de muerte, alcanzado por el olor pútrido sintió como si fuera succionado por él a la par que sus ojos buscaban el fondo sin realmente quererlo encontrar, pero debía verlo, ahí se encontraba la ultima pista…
Mu había entrado en un profundo trance, el llegar a ese grado le había costado al ariano tragarse demasiados horrores cuyo fin sospechaba era desalentar a quienes buscasen a la nueva Lemuria. El peli lavanda no entendía con qué objeto los de su misma raza querrían permanecer alejados entre sí, pues al estar escrito el mapa en dialecto lemuriano garantizaba que solo pudiesen encontrarse ellos mismos.
Quería parar, quería girar el rostro hacia cualquier otra dirección, salir corriendo a ningún lugar para dejar de ver aquellas horribles escenas por las que había estado transitando quien sabe cuántas horas en búsqueda de pistas: Gente muriendo, siendo brutalmente golpeada, perseguida, asesinada, ultrajada…Pero se lo había prometido al antiguo maestro, que a su vez, había hecho un pacto con Shion; solo esperaba que lo que encontrasen al final de todo esto no fuese ni remotamente cercano a todo lo que él sintió y aprendió durante esta experiencia.
Agotado emocionalmente y sintiendo que exigirle a sus ojos hinchados encontrar aquel ultimo rastro era cruel, divisó en el fondo varias criaturas, y cuando menos creyó fue tragado por aquel fétido olor y la oscuridad que le coronaba. Se vio a él mismo caminar por sobre los diminutos cuerpos, sintiendo sus huesitos romperse bajo sus suelas y comprendió que de algún modo había caído al pozo…quería gritar, pero el grito se le atoraba en la garganta, sentía que se ahogaba por el dolor, el aroma, la angustia, la tristeza… y tan solo le quedó llorar en silencio al comprender que la visión intentaba infundir la idea de que ellos eran puros y superiores, capaces de pasar por sobre de todas aquellas almas "indignas".
Horrorizado, abrió los ojos enormemente, sus irises vibraron y sintió todo su cuerpo temblar cuando lo golpeó la realidad.-Esto no es un mapa, es un proceso…una iniciación, ¡una prueba!..-Crispó los puños, apretando los dientes en cólera mientras lagrimas ahora de rabia encontraban su camino hasta el suelo, cayendo sobre los pequeños rostros mancillados bajo de él.
…O…
Había estado en vela toda la noche, le tenía recostado en su regazo sin poder despegar sus ojos del vaivén de su respiración, se había cansado de implorarle a los budas por su bienestar y hacia un par de horas que había sujetado su mano firmemente, al principio para sentir su pulso y ahora por el simple hecho de que necesitaba sentirse unido a él de algún modo. Aldebarán y Dohko estaban preocupados también, pero habían preferido dejarlos a solas, comprendían que su presencia tan solo lograría poner a Shaka aun más nervioso.
-Hmp…
El virgo dio un respingo, Mu estaba volviendo en sí. Para su sorpresa, el tibetano se sentó de golpe, soltando un leve grito sofocado a lo que Shaka abrió ligeramente la boca, sorprendido. Le miró rápidamente, estaba pálido como la mismísima luna y sudando frío. El tibetano giró el rostro con rapidez para distintos lugares, totalmente desorientado y cuando notó al hindú, se lanzó a sus brazos sin darle tiempo de nada, llorando casi a gritos. Shaka se quedó perplejo mientras veía a Mu jalar aire con suma fuerza apretando la ropa bajo sus manos; todo esto le aterró, jamás había visto al aries tan fuera de sí y no tenía ni remota idea del porque estaba tan perturbado.
-Sha…Shaka…Shaka.-Le llamaba entrecortadamente, aferrándose lo más que podía a él, como si fuese su ancla a la realidad, la manera de saber que todo aquel trance que acababa de vivir por fin había cesado.-Por favor, te lo ruego, no me sueltes…no me dejes volver, no quiero volver…
El hindú abrió los ojos como platos, el normalmente reservado Mu pidiéndole una cosa así ¿Y, a donde no quería volver…? decidió dejar su curiosidad para otra ocasión y le abrazó con fuerza, depositando un suave beso por encima de su oreja para calmarle.
-Tranquilo, no voy a soltarte, lo juro.-Le dijo serenamente al oído a la par que acariciaba sus cabellos delicadamente.
-No quiero volver a cerrar los ojos, nunca….-Murmuró el lemuriano, acomodándose mejor sobre el hombro de Shaka; sentía su corazón salírsele del pecho y su respiración aun no se normalizaba, aunque el abrazo del virgo estaba de a poco teniendo su efecto, las imágenes de aquella visión todavía aparecían en cada parpadeo que daba.
-Está bien, me quedare despierto contigo entonces.-Le dijo el semidiós con inusitada dulzura; verdaderamente había sufrido las horas pasadas y la felicidad de ver a Mu, turbado pero consciente, rebasaba por mucho su orgullo.
…O…
Mu había estado sumamente callado desde esa noche, su mirada se veía perdida y aunque seguía guiándolos tan eficazmente como los días pasados, los tres restantes notaban que algo no andaba bien con él.
Shaka le veía de reojo constantemente en lo que andaban, su mirada se veía apagada y triste lo cual ocasionaba en él profunda angustia, más sabía que no podían detenerse y Mu no le había querido compartir el motivo de su turbación, ya que pensaba que tan solo hablar de ello era como volverlo a vivir.
-Pronto llegaremos a la India…-Dijo el lemuriano con un hilo de voz, cosa que hizo a Shaka girar el rostro abruptamente pues de algún modo le alegraba escucharlo hablar aunque sea.-Es el último destino antes de…
Mu no pudo terminar la oración, un fuerte estallido sonó solo un par de kilómetros por delante de ellos, donde se encontraba la frontera entre Pakistán y la India. Este fue acompañado por estruendosas sirenas y gritos, el paisaje se tornó caótico mientras los pobladores corrían desordenadamente buscando refugio por lo que parecía ser un ataque entre ambos países.
Shaka conocía esta situación, llevaban varios años peleándose el territorio y eran constantes los enfrentamientos entre ellos, no les dijo a los otros, pero el cómo hindú no era para nada bien visto en Pakistán e incluso si lo hubiesen descubierto probablemente intentarían capturarle, más el hecho de que, como Salim dijo, era un hindú bastante peculiar, le ayudo enormemente a pasar desapercibido.
-Maldición.-Murmuró, los oídos le zumbaban y el polvo le hizo toser un par de veces, giró el rostro para ver a su lemuriano y acompañantes, el primero tenía ambas manos sobre los oídos y un gesto entre dolor y angustia, mientras que Dohko se había puesto un dedo dentro de cada oreja y miraba la escena más bien expectante.
-¿Qué diablos ha sido eso?. -Gritó el Tauro, ya que el ruido no cedía mientras movía una mano de un lado a otro, tratando de disipar el polvo frente de él.
-Parece que hubo una explosión. -Dijo el libra.
-Es un enfrentamiento.-Puntualizó Shaka.-Estamos en Cachemira, hay un muro de muchos metros de altura en la frontera, nos será imposible traspasarlo de manera civilizada.-Aseveró, volteando después a ver a su tibetano.-Mu sácanos de aquí…-Le dijo tomándole la mano, a lo que el mencionado le vio asombrado y asintió con la cabeza.
-Está bien. Después de todo, creo saber por fin en donde está la nueva lemuria…
Dohko abrió los ojos como platos, si es que ya lo sabía, ¿Por qué habían estado caminando entonces…? No tuvo tiempo de preguntarle pues cuando menos pensó se encontraban en algún callejón solitario de la India.
…O…
El ex caballero de Libra sacudió la cabeza, tratando de enfocar. A pesar de que Shion llegó a teletransportarlo un par de veces, eso había sido hace mucho tiempo y le parecía una sensación a la que no se podría acostumbrar jamás.
-¿Por qué no estamos en el Tíbet?-Preguntó el castaño casi como un reproche, a lo que Mu tan solo miró la punta de sus pies.
-Antes de llegar allá, necesito confesarle algo…-Los tres hombres se quedaron perplejos, por lo que Mu prosiguió a explicarles.
-Me temo que todo esto es una terrible confusión maestro…
El castaño arqueó una ceja.-Explícate muchacho-Exigió, a lo que el ariano desvió la mirada antes de continuar hablando.
-Cada pista que hemos ido alcanzando me ha revelado más y más cosas y…-Suspiró con pesadez.- El día que estuvimos en la mezquita me di cuenta que ese pergamino que se le entregó a mi maestro Shion no tenía como objetivo principal encontrar a los otros…-Dohko abrió los ojos como platos, pero optó por callarse todas sus preguntas, por lo que Mu prosiguió.-…esto es más bien una llave. No cualquiera, aun siendo lemuriano, es bienvenido a la nueva lemuria…
Dohko estudió las facciones de Mu con detenimiento y comprendió entonces el porqué de que anduviera tan distante los últimos días, imaginó el peso emocional que cargaba al saber que después de tanto andar el libra no podría cumplir su objetivo por él mismo, el único que había podido prepararse para ser aceptado en dicho lugar era el tibetano. Lo que de ningún modo sospechaba era el tortuoso proceso por el cual Mu había tenido que pasar para alcanzar tal "honor".
-Perdóneme…-Para sorpresa de todos, y terror de Shaka, Mu comenzó a llorar bajando el mentón hasta casi pegárselo al pecho.-...no sé si pueda continuar con todo esto...
A Shaka, como siempre, poco le importó todo y no pudo permanecer impávido al ver a Mu llorar así, por lo que se acercó y lo abrazó fuertemente a su cuerpo. Mu por primera vez no puso objeción alguna, sin embargo se mantuvo tan solo ahí con los brazos a los costados, sollozando quedamente.
La visión de esto destruyó el corazón de Dohko y le hizo re plantearse qué era lo correcto.- No tienes porque hacerlo si no lo deseas, odiaría tener que obligarte a hacer algo que no quieres y estoy seguro de que Shion pensaría igual.-El castaño sonrió con inusual ternura mientras que Mu se desembarazo del abrazo del rubio, mirando al libra con los ojos vidriosos pero ya no tristes, sino agradecidos. Pensó en aquella horrenda visión inevitablemente y de pronto como cosa del destino, tuvo claro algo que por dejarse abrumar con aquella vivencia casi pasó por alto.
-No quiero continuar con esto.-Aseveró, obteniendo tan solo miradas comprensivas a cambio.-Pero debo hacerlo…-El ariano se paró firmemente, limpió con el antebrazo las lágrimas de su rostro y cambio su expresión de manera radical por una mucho mas determinada y seria.-No puedo permanecer indiferente a lo que se me ha revelado…hoy más que nunca tengo que llegar a la Nueva Lemuria.
-De ser así, iremos juntos…-Le dijo Shaka poniéndole una mano sobre su hombro.-No me importa que no me quieran ahí, incluso tampoco me interesa si el que no me quiere ahí eres tú, no te dejaré solo…
-Shaka…-Murmuró el lemuriano, sonrojándose levemente y mirándolo asombrado, incapaz de negarse después de esa declaración.
-¡Entraremos todos!-Dijo Dohko, sonriendo de lado y con aquellos ojos marrones vibrando por la emoción, Aldebarán sonrió ampliamente y asintió con la cabeza, sellando con ello aquel acuerdo.
-Gracias.-Dijo un ahora sonriente Mu, quien tomó la mano de Shaka que descansaba en su hombro y la retiró con delicadeza, para no perder la costumbre. Sin embargo, esta vez enlazó sus dedos con los del virgo y no le soltó durante todo el camino.
…O…
-¿Es acaso que nadie lo ve?-Pensó al voltear hacia atrás y observar ningún cambio en las facciones de sus camaradas, frente de él estaba finalmente la Nueva Lemuria; era una ciudad tan bulliciosa que le costaba creer que se mantuvieran impávidos ante ella.
-¿Qué ocurre Mu?-Dijo Shaka, colocándosele hombro con hombro, buscando su mirada.
-Es aquí, está justo enfrente de nosotros…-El ariano miró aquel escenario y no pudo evitar sentir nostalgia, la cual se reflejó en sus ojos. Todo lo que había aprendido sobre su pueblo en este viaje le hizo mirarlo como un sitio maldito; suspiró con ese pensamiento, tratando de que Shaka no lo notase pues sería sin lugar a duda motivo de diversos cuestionamientos.-…sospecho que no puedes verla, ni los demás.-Le dijo girando el rostro para ver al hindú.-Debe ser efecto de alguna ilusión, probablemente solo aquellos que pasamos el proceso podemos hacerlo...
-Tiene sentido.-Comentó Dohko, quien les alcanzó al poco tiempo.-Era de esperarse, después de todo lo que tuvimos que pasar para llegar hasta aquí me ha quedado claro que usarían hasta el último recurso para esconderla de los forasteros.
Mu se quedó viendo largamente hacia enfrente, dio un dubitativo paso pero pronto se puso nuevamente firme siguiendo la convicción de cumplir con lo pactado, tanto con sus casi padres como con él mismo.
Continuará...
